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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 20 Sep 2020 - 2:13}

La casa era de aspecto señorial, o lo sería si no fuera por su reducido tamaño en comparación con lo que cabría esperar de su aspecto. Solo dos pisos, tejado a dos aguas azul oscuro, de madera blanca, con un exuberante y cuidado jardín y un porche impecable. El jardín estaba rodeado por un muro de casi tres metros de altura acabado en púas para aislar el agradable lugar de la villa de Bloothe. Tenía cierto sentido teniendo en cuenta que la isla era regentada por una banda pirata y el orden y la seguridad brillaban por su ausencia. Aquel lugar parecía un remanso de paz en la trampa mortal que era aquella isla. En la parte trasera había un pozo con agua potable y una pequeña parcela de cultivo, además de unas gallinas. Curiosamente, no había gallo.

Villa Owen, se llamaba, y aquel día acogía una reunión especial. Diez personas de diferentes puntos de Grand Line e incluso de los mares cardinales habían sido llamados al lugar por el señor Ulysses N. Owen. Era una reunión muy variopinta en la que ninguno conocía al resto de invitados, más que de boca en el caso de aquellos con cierto renombre. Entre los que se habían presentado por ahora había un abogado criminalista de Dark Dome, una deportista profesional, un médico y un hombre de negocios. El abogado tenía cierto renombre en su isla, y la mujer era conocido por su habilidad en un extraño deporte del North Blue en que había mucha gente pegándose con palos. Los otros dos eran desconocidos.

- ¿De qué conocéis al señor Owen? - preguntó la deportista.

- ¿Usted tampoco sabe nada de él? - el abogado se apoyó contra la ventana - Es un hombre dedicado a negocios muy variopintos, o eso tengo entendido. En realidad antes de que contactase conmigo no sabía nada de él. Sin embargo mis contactos me han aseguro que es profesional.

Fuera la puerta del jardín se abrió, y entró un hombre alto, pelirrojo y bien vestido. Tras cerrar la puerta cuidadosamente a su espalda, se dirigió hacia la casa. Debía faltar poca gente por llegar ya, si es que no estaban todos. El camino del jardín estaba flanqueado por plantas exóticas y estatuas de personas a talla real en diferentes posiciones, todas en granito y aún así, talladas con un cuidado y precisión increíbles. Se encontró la puerta principal abierta, que daba a un recibidor amplio. Una de las puertas estaba entreabierta y de ella salía rumor de conversación. El hombre entró por esta con decisión y se presentó con una sonrisa:

- Buenos días, caballeros, señorita. Mi nombre es Arik Landvik.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 20 Sep 2020 - 12:18}

Bueno, han sido diecisiete horas de intenso trabajo pero finalmente ha valido la pena. Bloothe es una isla curiosa, casi podríamos decir que indeseable, como Jaya pero oliendo un poco mejor, aunque cuando una persona cuyo nombre empieza por Ulysses te invita a una fiesta lo lógico es aceptar. No por un simple capricho, sino porque se trata de un nombre thesaliano y, si mi pasado me persigue, desde luego voy a hacer que se tope conmigo de cara. Pero aun así, no voy a aparecer como un simple huésped cualquiera; por eso he dedicado un gran esfuerzo a asegurarme de que todo esté perfectamente organizado cuando todo el mundo llegue -asumo que seremos varios dado que en ningún punto de la invitación ponía mi nombre. Además, ponía "estimado señor/a", y nadie dudaría de que yo soy un hombre. Así, mi plan pasa por sacarle partido a todo esto.

Las primeras dos horas y pico -puede que algo más- las dediqué a limpiar la casa polvorienta, encontrando una serie de artilugios como cuerdas, poleas, algunos virotes pesados y bastantes armas en armaduras tiradas por el sótano. Si bien no soy un ingeniero, con todo eso y un par de cosas más -así como una silla giratoria- he preparado algo que me permita aparecer como el más grande entre grandes. El resto del tiempo tras colocar disimuladamente los artilugios y posicionarlos de manera que a simple vista no se vean, he pasado las últimas seis horas cocinando un festín digno de un cardenal. Hay tantas cosas que, aunque no sé cuántos invitados han venido, estoy seguro de que algo sobrará, aunque también tengo la certeza de haberme gastado todo lo comestible que había en la despensa. Incluso los yogures sin azúcar, esos que nadie quiere. Justo esos, también los he utilizado.

Las puertas empiezan a abrirse y yo estoy sentado en el sillón, mirándolos desde las alturas. Hay ocho ahí abajo, que conversan entre ellos y parece que tampoco conocen al señor Owen. Es una curiosa cantidad de gente, aunque me gustan más los números redondos, pero eso no es problema. Estoy a punto de activar el mecanismo cuando llega un décimo al grupo. ¿Estará Owen entre nosotros o será el undécimo? Intento decidirme, pero está claro que si hubiese un anfitrión ya lo habría visto. O eso, o se ha escondido de mí. En cualquier caso, lo más probable es que sea uno de los presentes. De todos modos, no lo dudo. Tiro de la palanca.

Al tirad de la palanca se suelta una cuerda, que al soltarse tira de los pernos y se liberan dos virotes, enganchados a una cuerda y tajando otra, que al romperse liberan dos hachas que cortan más cuerda y un grupo de poleas empiezan a girar suavemente. Bien pensado, podría haber utilizado solo las poleas, ¿pero y las risas? Además, queda la segunda palanca.

Caigo en el centro de la estancia y me quedo mirando a cada uno de mis invitados en silencio, pasándome la mano por el mentón con cierta curiosidad. El pelirrojo me cae bien, parece pelirrojo.

- Se preguntarán por qué les he reunido hoy aquí -digo, ignorando el hecho de que he caído sobre uno de mis invitados-. Quiero disculparme, porque en realidad no soy el señor Owen, sino Claude von Appetit, y deseo que se unan todos a mi tripulación. Salvo este. -Señalo al cadáver bajo mis pies-. Este ya no puede unirse a nada.

- Zigo fifo -responde desde abajo.

- Oh, usted perdone. -Me levanto y aparto el sillón. Al tipo se le ha aplastado un poco la cabeza, pero vuelve pronto a su sitio. Qué cosa más rara, la verdad. De todos modos, prosigo-: Mientras lo deciden, pueden disfrutar de este humilde presente. Espero que la comida sea de su agrado.

Tiro de la segunda palanca. Más virotes, cuerdas, hachas, espadas y armaduras que se mueven en un sistema de poleas hasta simular que llevan la comida a un par de mesas. De nuevo, esto podría haberlo solventado solo con poleas, pero los alaridos asustados de los caballeros y la desidia de la dama son suficientes para saber que he hecho lo correcto.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 20 Sep 2020 - 19:21}

Aquel tipo iba a ser la mayor prueba a la que se viera sometido en aquel lugar. Desde el momento en que escuchó el sonido de cuerdas rompiéndose, ballestas siendo disparadas y poleas en funcionamiento, un escalofrío subió por su espalda y un tic nervioso comenzó en su ceja. Sin embargo se contuvo, miró con fingido interés al tipo y contempló el despliegue de medios. Mientras toda la velada continuase sin accidentes, no importaba lo que hiciera aquel payaso. Así que caminó tranquilamente hacia la pared y se apoyó contra la cortina recogida de la ventana al jardín, observando tranquilamente el acontecimiento. El ruido que montó el señor von Appetit atrajo al resto de invitados. Eran en total, contándole a ellos dos, diez personas en la casa. Ignorando las quejas de algunos de los presentes, se sentó a la mesa.

- Independientemente de la excentricidad del señor von Appetit, tenemos una velada por delante, señoritas y señores. Ya que el señor Owen nos ha ofrecido su hospitalidad, podemos aguardar a su presencia con este ágape.

Tomó uno de los canapés y lo degustó, disfrutando de la mezcla de sabores. Al menos el señor von Appetit se había molestado en servir una buena comida. Cierto era que parte de la merienda ya estaba preparada de antes, pero había algunas cosas nuevas hechas aprovechadas con ingredientes de la despensa. Se sirvió una taza de té negro y lo bebió, aprovechando mientras aún estaba caliente pero tomándose su tiempo para deleitarse. Poco a poco los invitados fueron calmándose y sentándose a la mesa. Entonces una música de piano comenzó a sonar de fondo, parecía de algún punto indeterminado de la casa. Si bien la melodía era hermosa, tenía una punto ligeramente opresivo y agobiante. Igual era que estaba afinado una cuarta más agudo de lo normal, o la elección concreta de notas en esa combinación y ritmo. En ese momento se abrió una pequeña compuerta en el techo de la que cayó un sobre atado a un cordel. Tras un momento de silencio y tensión, el abogado se levantó y lo abrió, sacando una nota.

- Estimados invitados - comenzó a leer - El lento ocaso de una vida de opulencia y riquezas guarda un veneno peor que ninguno creado por la naturaleza: el tedio. He viajado por el mundo, probado los mejores manjares y disfrutado de tantos espectáculos tan diversos que poco puede sorprenderme ya. A estas alturas de mi vida, casi nada resulta ya estimulante. He visto tanto, que todo me resulta ya predecible. Todo, salvo un componente de mis viajes que siempre me ha acompañado y sigue fascinándome: la naturaleza humana. Por eso, tengo para ustedes una lucrativa oferta, si es que son ágiles de mente y listos. Denme un último gran espectáculo. Mi prueba para ustedes es la siguiente: en esta casa he ocultado un gran tesoro, suficiente para que dispongan de una vida de opulencia. Será para el que lo encuentre. Suerte con la búsqueda, y sorpréndanme.

La lectura fue ocasionalmente interrumpida por las ocasionales toses de Arik, que se frotaba la garganta con el ceño fruncido. Sin embargo cuando estaba acabando la lectura prorrumpió en un ataque de violentas toses con esputos, y comenzó a echar espumarajos por la boca. Se removió en su asiento, convulsionando. Muchos se levantaron de sus asientos, algunos alejándose y unos pocos con intención de ayudarle. Entonces el pelirrojo, con los ojos en blanco, comenzó a prorrumpir una retahíla de maldiciones, palabras malsonantes y amenazas al aire. Finalmente escupió con la potencia de un sifón un chorro de apestoso vómito sobre el invitado de enfrente, y se desplomó sobre la mesa.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 20 Sep 2020 - 20:20}

A pesar del alboroto inicial nadie parece muy sorprendido con la comida, sobre todo el tipo que se parece a Kol. Aunque bueno, mucha gente se parece a Kol. A veces tengo la sensación de que se disfraza para poder aparecer y darme sustos cuando menos me lo espere, aunque tampoco es que sea inesperado que Kol lo haga, así que... Bueno, simplemente no lo hace, porque siempre me lo espero. ¡Espera! ¿Será Kol este extraño hombre que no se sorprende de nada? Quiero pensar que no.

Definitivamente, no. Kol no sabe lo que significa ágape, y seguramente no sepa deletrear excentricidad. Tampoco habla como un capullo pretencioso, ni se come mi com... No, eso sí. Todos los Kol en este mundo engullen mi comida como si llevasen siete semanas y media sin probar bocado. Ah, espera. Este hombre solo toma té. ¿Yo he preparado ese té? ¡Ey, alguien ha mezclado sus mierdas con mis manjares! ¿Cómo se atreve? Encima como alguien se intoxique las culpas me las echarán a mí. Menos mal que he sido previsor, y todos mis platos van con mis iniciales en alguna parte.

Estando a punto de recoger todo lo que he servido, un mecanismo que yo no he instalado descuelga una carta. Desde luego, parece que Owen sabía que yo intentaría aprovechar la situación. Cómo me conoce, maldita sea, por eso es mi archienemigo... Desde hace treinta segundos. Porque claro, a decir verdad tampoco es que me haya interesado demasiado por él desde que recibí la carta hasta que he empezado a escuchar sus desvaríos de viejo millonario. Y aunque nos ofrece grandes tesoros, la verdad es que yo no necesito dinero: El dinero solo hace falta para pagar cosas. Y yo no pago cosas. Eso implicaría llevar dinero, y llevar dinero significa hacerme vulnerable a un atraco. Y desde luego... ¡Kol, no te mueras!

Corro hacia el falso Kol apartando a todos los que intentan ayudarlo, incluso a ese extraño hombre con bata de médico, estetoscopio y gorro de ducha. Si bien estoy seguro de que no es Kol, no puedo dejar que muera porque, como lo sea, ¡Kol moriría! Le doy la vuelta e intento sacudirlo por el cuello de la ropa, con la fuerza justa para que su cabeza se menee como un muñeco inflable que baila y saluda como idiota pero sin que el vómito que todavía tiene por los labios me salpique la ropa. Aunque la señora Roussenplant, un okama ataviado con un vestido de globos que lleva un rato metiendo mano a Don Penne -un escultor conceptual experto en cilindros y fresas-, no puede decir lo mismo. Varios de los globos explotan, de hecho, dejándola con el culo al aire y la melena manchada con un nada agradable color negro.

- ¡Vamos Kol, despierta! -grito, arreándole una bofetada-. ¡Vamos Kol, no te dejes vencer! ¡Era solo un té!

El doctor Mabusse -el tipo del gorro de ducha- me echa atrás con la mano, y confirma la muerte sin decir nada, tan solo en un silencio solemne. Se me escapan las lágrimas, y no es para menos. Es la séptima vez este año que Kol muere delante de mí. Ya no importa si es de verdad o de mentira, porque algún día será la última. Y eso sí que me aterra.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 20 Sep 2020 - 21:18}

La gente comenzó a dispersarse poco a poco. Algunos simplemente querían alejarse del cuerpo y el caos de vómito que le rodeaba. Otros aprovecharon la confusión para escurrirse fuera de la habitación, probablemente para empezar a buscar el tesoro sin el resto. La okama y su acompañante se largaron probablemente al baño a limpiarse y seguir haciendo sus cosas de adultos responsables. Mientras el pelirrojo lloraba a mares, el abogado preguntó en voz baja a la deportista si el fallecido se llamaba "Kol", pues creía recordar que su nombre era Arik, o así se había presentado. Aquella situación empezaba a apestar a caca: un tesoro, diez invitados, un anfitrión misterioso, un muerto que había mentido sobre su nombre... y probablemente, por la forma de morir, probablemente había sido por veneno. ¿Y quién había servido la comida sino el mismo tipo que ahora lloraba a mares la muerte de su amigo? Bien podía ser él el asesino y ser un buen actor. Eso, o alguien había actuado aprovechando un descuido y echado veneno en la comida o la bebida.

- Eh, ¿dónde está el cuerpo de Kol? - preguntó la deportista.

El pelirrojo había desaparecido. Había restos del vómito donde antes estaba su cuerpo, pero el hombre se había desvanecido. Parecía improbable que nadie lo hubiese sacado de la habitación sin que el resto lo notase. Por otro lado, todos habían estado demasiado distraídos en sus asuntos. Mientras el pánico cundía en el salón, una canción volvió a sonar en la casa. Pero esta vez... era diferente. Mientras que al principio parecía una grabación, ahora sonaba como si hubiese una banda tocando en algún punto de la casa. El violín y el piano se alternaban, acompañados por la percusión. Había algo en aquel sonido, triste, melancólico y al tiempo parecía haber un tono ominoso latente, como una amenaza de violencia. Aunque la canción no era desagradable, un malestar y congoja comenzó a apoderarse de los que estaban en la residencia.

En otra habitación, la señora Roussenplant y don Pene estaban echando un vistazo al mobiliario. Si habían acabado pronto o si había sido solo todo una actuación es tema para otra historia. Lo que a nosotros nos concierne es lo que hizo la okama. La maqueta de un barco llamó su atención: era un velero de dos palos con gran detalle. Algo captó su interés, y tal vez pensó por un momento que el barco pudiera ser un interruptor. El caso es que en el momento en que fue a tocar la réplica efectivamente activó algo: un cepo oculto se desveló. Probablemente se había hecho originalmente para cazar osos y alguien había trucado el muelle para darle incluso mayor potencia, pues en lugar de simplemente apresar su brazo, se lo reventó apenas parando en el hueso. Mientras la okama gritaba de agonía, se abrió una compuerta en el techo y un mazo cayó sobre su cabeza. Este no era muy diferente a los que se hubiesen podido encontrar en una atracción de feria, y la cabeza tenía un peso considerable, así que acabó con el sufrimiento de la señora Roussenplant con un sonoro crac. Un par de globos rojos se soltaron de su vestido y subieron al techo.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 20 Sep 2020 - 21:54}

Por lo menos saber que mi comida ha estado en un entorno controlado me alivia. Como mínimo la mitad de ella la he podido ver mientras me mantenía controlado. El falso Kol -o al menos, el que espero sea el falso Kol- permanece muerto y el doctor Mabuse trata de examinarlo brevemente antes de que todo el mundo se gire para mirarme. Cuando lo hacen se encuentran conmigo, lógico, aunque seguramente no esperaban verme con los carrillos llenos cual ardilla famélica y dos zancos de pavo en cada mano. También estoy rodeado de un sinfín de platos que he acercado a mí mientras Mabuse se planteaba hacerle una colonoscopia forense a Kol... O algo así. La verdad, no entiendo mucho de mediciencia, así que a veces me invento palabras o expresiones que utilizan. Como mediciencia, por ejemplo.

- ¿Qué pasa, nunca habéis visto a un hombre comiendo? -El silencio es un poco incómodo hasta que me percato por fin de todo lo que está sucediendo y el motivo de esas miradas desaprobatorias: ¡No estoy usando cubiertos! Tienen toda la razón del mundo en estar molestos, estoy siendo un poco maleducado -. Está bien, tenéis razón. Cogeré esto...

Saco un cuchillo de tamaño innecesario y un trinchante, pero tampoco tengo una idea de dónde están los tenedores en esta casa. Algunos dan pasos atrás, un hombre de aspecto afeminado hace un aspaviento antes de desmayarse y algunos me increpan. Los ignoro un poco; que muera un amigo mío me da bastante hambre, llámalo ansiedad si quieres, o que ya va siendo la hora de la cena.

- ¿Cómo puedes comer en una situación como esta? -me increpa uno.

- ¡Asesino! -me grita otro.

- ¡Tío bueno! -Por lo menos la deportista tiene buen gusto. Si fuera pelirroja podría nombrarla sucapitana. En otros tiempos la habría hecho sucapitana, pero ahora que tengo una tripulación de pelirrojos no puedo ir haciendo nombramientos a la ligera. Se espera algo de mí, maldita sea.

- ¡Ay, maricona! ¡Si es que te lo como todo!

Creo que no soy el único que se gira hacia la señora Roussenplant y Don Penne, el cual parece guarnecer una erección que justificaría cualquier errata en su nombre, posterior o incluso anterior a esta afirmación. Incluso si alguien, antes de que yo piense esto, hubiera llamado "don Pene" a "Don Penne" no podría enfadarme. Con lo que sí puedo enfadarme es con el enorme cepo que se come el brazo de la okama, o con el martillo que aplasta su cabeza sin piedad. Yo me agacho bajo el sillón para evitar que me salpique, pero todos los demás -y mi comida- acaban bañados en pedacitos de Roussenplant. Ha sido una ejecución que dejaría a muchos boquiabiertos, pero de verdad deseo que nadie haya tenido la boca abierta mientras sucedía. Entonces, me levanto, no sin percatarme de que debajo de mí hay un extraño libro de tapas rojas. Ah, y de que alguien ha vuelto a encender la radio. Tengo que encontrar el dial y cambiar de emisora, porque da algo de yuyu teniendo en cuenta que acaban de morir dos personas.

- ¡Tranquilidad, tranquilidad! Como pueden observar, nada está fuera de lo común. Ninguna fiesta pirata sucede sin que haya uno o dos muertos. Pero por favor, limpien su Roussenplant y sigan comiendo, pero con moderación, o podrían explotar.

Desde luego, tras semejante muerte no ha sido el chiste más adecuado. De hecho, me miran bastante mal y tomo una decisión.

-No voy a estar donde no se me quiere -digo, indiganado, y comienzo a caminar hacia la puerta.

Sin embargo, está sellada. Mierda.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 20 Sep 2020 - 23:12}

Entre la actuación del excéntrico Claude, quien aparentemente no comprendía la situación en que estaban, y las dos muertes, los invitados estaban cada vez más nerviosos. No mejoró cuando el pelirrojo intentó salir por la puerta principal y se la encontró cerrada. Unos se empezaron a acusar a otros, los gritos se sucedieron y don Penne comenzó a llorar, en parte del terror y en parte de la impresión, junto al cadáver de su amante. No eran pocos los que acusaban de los asesinatos a Claude. ¿Quién si no? Había llegado antes que nadie, era evidente que había manipulado la comida y colocado diferentes sistemas de cuerdas y poleas en la casa y además actuaba de una manera verdaderamente sospechosa. Todo parecía apuntar a que era alguna clase de asesino desquiciado.

Y entonces, la música se detuvo. Hasta entonces había seguido un orden y lógica. Una composición que, con sus peculiaridades, seguía pudiéndose entender dentro de una lógica musical estándar. Pero en ese momento cambió totalmente. Primero se paro del todo cortando la melodía a mitad de compás. Luego empezó a sonar un bombo de manera arrítmica. Después, sin respetar el aparentemente inexistente ritmo del bombo, comenzaron a sonar notas de piano disharmónicas, creando un sonido enervante. La tensión comenzaba a acumularse. Algunos intentaron buscar el origen del sonido, pero no parecía haber uno claro. Parecía salir de todas las habitaciones. Era como si viniera de las paredes. El señor Yuri, un invitado que nadie tenía muy claro quién era, cogió una silla para reventar una ventana. En el momento en que fue a golpearla cayeron pesados barrotes, sellando la salida. Le siguieron otros iguales en el resto de ventanas de la casa.



Mientras el pánico cundía entre los asistentes y el kieskayo se liaba a sillazos contra la ventana, desperdigando fragmentos de cristal por todos lados, algunos buscaron una salida. Entonces la música comenzó a detenerse. Los habituales e inesperados golpes de violín y de piano dejaron de sonar, quedando solamente el arrítmico bombo. Entonces comenzó a sonar algo desde el baño. Era un ruido gorgoteante. El bombo pareció sonar más fuerte allí por un momento, para luego volver a sonar igual por toda la casa. Tras un momento de indecisión, el kieskayo y el abogado entraron en el baño, mientras el señor Tulio, un gimnasta algo afeminado, miraba desde fuera. En el interior les esperaba una escena dantesca. La deportista colgaba del techo, ahorcada por una soga negra y lisa. Había muerto mientras hacía aquel ruido intentando llamar la atención. Cuando el abogado se acercó para descolgarla, se alejó con un grito. La soga no era cuerda. Era pelo humano.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Lun 21 Sep 2020 - 0:29}

Parece que todo empieza a irse a la mierda poco a poco, incluido en esto el buen humor de los invitados. Ya no es que fuera la fiesta más animada de la historia, pero parece que el maldito sonido enervante está volviendo un poco loca a la gente. Debería haber utilizado alguna radio para hacer mi aparición, así no estaría ahora todo el mundo chillando como loco, golpeando metal con sillas o intentando darme caza con extrañas armas que estoy seguro yo no he traído a este salón. De hecho, esto me está haciendo pensar que teniendo en cuenta la desaparición del falso Kol y la extraña música, más irritante desde su muerte, hay una única explicación posible: Fantasmas.

- En serio, si lo pensáis es la explicación más lógica -digo a un hombre de estatura media y mostacho imperial mientras una mujer rubia enarbola una pancarta que pone "Yo soy Karen".

Ambos cruzan miradas, confusos, antes de responderme a dúo:

- Deberías decir la frase completa en voz alta. -Se acercan un paso más, y ya solo Karen, prosigue-: Quiero ver al encargado. Y tú eres el encargado. ¡Te voy a reclamar la cara hijo de puta!

Intenta atizarme con el cartel, pero le pego una patada en la cara y cae ligeramente inconsciente, mientras Puerrot -así se llama el ridículo hombrecillo- gime despavorido. Aunque así no estoy alejando las sospechas de mí, por lo menos dejo claro que soy lo bastante peligroso como para que no se me acerquen. Además, yo quería reclutarlos, no matarlos. Espera, ¿qué es eso que hay debajo de Karen?

Me agacho a recogerlo, encontrándome de nuevo frente a un libro forrado en terciopelo rojo, y esta vez me fijo en el título. No tiene autor ni editorial, y la única pista es un dibujo siniestro de una suerte de hombrecillo siniestro con mirada absorbente. Estoy a punto de abrirlo por la primera página cuando, de pronto, un alarido aterrador llama mi atención desde el baño. Dejo caer el libro sobre la cara de Karen y voy a ver lo que es.

- Definitivamente, se trata de un fantasma misógino -comento, cayendo en la cuenta de algo que me deja lívido-. ¡Karen, no!

Corro de vuelta hacia ella. Si el libro es el fantasma ahora está sobre ella está en peligro. Aunque por otro lado, ¿desde cuándo en un mundo donde hay frutas mágicas un libro tiene que ser necesariamente un fantasma? Bueno, nunca está de más asegurarse. Retiro el libro de su cara y, cuando lo tiro al suelo, algo llama tres veces a la puerta. Algo más intenta venir a por nosotros. Y no es esa horrible música.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Lun 21 Sep 2020 - 1:04}

El bombo paró, y fue sustituido por un piano lento, vacilante, melancólico. La melodía se detenía en mitad de los compases, dejando las notas alargarse, para luego retomar la canción desde otro punto. Poco a poco los ánimos fueron muriendo. No era sin embargo la calma de la serenidad, sino la anterior a la tormenta. La pausa tensa antes del disparo. La tensión seguía acumulándose en la estancia. Mientras que antes estaban actuando de manera precipitada, guiados por la ansiedad y el pánico, ahora era como si todos cargasen con un pesado yugo de cansancio y desánimo. León el abogado y Yuri el kieskayo se desplomaron cada uno en una silla con aire decaído. Era como si simplemente hubiesen perdido la voluntad de seguir intentando nada. Puerrot se había alejado mucho de Claude y estaba vigilándolo en silencio, con evidente desconfianza. Tulio y el doctor Mabusse se había ido de la estancia, mientras que Karen seguía durmiendo la "siesta" a la que Claude le había mandado.

Pasó el tiempo. Unos pocos minutos según el reloj de la pared y su incesante sonido de mecanismo, pero a la percepción alterada por la ansiedad de los invitados pareció mucho, mucho más. Estaba atrapados en una agobiante sensación de espera. Eran como ratones agazapados en una madriguera, sabiendo que no tenían escapatoria del gato que escarbaba en la entrada. Durante ese tiempo no pareció haber cambios. De vez en cuando Mabusse o Tulio asomaban por la puerta y alguno les miraba esperanzados, pero estos negaban con la cabeza. No parecía haber salida del lugar. Sin embargo, al final de la larga espera, a Yuri se le ocurrió decir:

- ¿Nadie va a cuestionarse esa dichosa música y cómo nos está atontando? Nos están manipulando.

Como si hubiese roto un embrujo, los demás presentes le miraron. En ese momento reaccionando (tal vez) a sus palabras, la melodía se cortó con un violento golpe de piano. Las irruptivas notas sonaron hasta desvanecerse, no habiendo nada de música a continuación. Fue entonces cuando todos se dieron cuenta de que sin aquella extraña canción, la situación era incluso más salvable. Y entonces los ánimos volvieron a caldearse. El estrés que se había ido formando y acumulando comenzó ahora a desbordar por todos lados.

- ¡Pues claro que lo hemos notado! ¿Esperas que podamos hacer algo? ¿Sabes de dónde viene o cómo pararla? ¡No seas gilipollas! ¡Presuntuoso! - gritó Puerrot.

Los gritos continuaron y siguieron durante un momento. Entonces tres fuertes golpes resonaron por la casa. ¿Había sido en la puerta, o la casa entera había retumbado? Entonces un grito gutural que parecía decir algo, resonó desde una habitación cercana. León, Puerrot y Yuri se acercaron corriendo al lugar, para encontrarse en la cocina con el doctor con tres profundos cortes en el pecho y cuello y a Tulio ensangrentado con un gran cuchillo de cocina.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Lun 21 Sep 2020 - 1:36}

Bueno, mientras todos se vuelven locos parece buen momento para ojear el libro mágico que se teletransporta. No porque crea que tiene que ver con la música extraña, los toques en la puerta sellada, la propia puerta sellada, la oleada de muerte innecesaria, el veneno en la tetera, la horca de pelo mojado, el "martillo Roussenplant" o la desaparición del cadáver de Kol, sino porque una de mis mayores pasiones es la lectura: Quien tiene un libro tiene un tesoro. Quien tiene un libro, nunca está solo. Aunque, según abro el libro, me doy cuenta de que no quiero este tipo de amigo.

Decido que lo óptimo en estas circunstancias es terminar el libro y, por si acaso es un ser sobre natural, dibujar en las últimas páginas en blanco un final feliz en el que el monstruo maligno se vuelve bueno y abre la puerta. Sin embargo, me veo en un dramático aprieto: ¡No tengo rotuladores! Tampoco tengo nada con lo que escribir, así que no puedo transformar a Rapanook en un hada silvestre de los bosques de fresas. En su lugar tengo que tolerarlo como a la bestia infame y destructora que es mientras nos sume en una orgía de sangre y vísceras. Por lo menos, ahora que sé a qué se debe todo esto, puedo actuar para contrarrestarlo: Voy a cargarme al primero que haga una puta rima. Lo juro por... Espera, ¿y ese jaleo?

Corro hasta la cocina. En ella estamos ahora seis personas... Bueno, siete, si contamos al que morirá dentro de tres, dos, uno... No, definitivamente somos seis personas. Y Tulio es el que sujeta el cuchillo. Me da un poco de pena porque es el único que no ha intentado lincharme, pero ya todos lo hemos visto: Él es el asesino. Si no lo fuera estaría bailando en medio del salón tan tranquilo, en vez de en medio de un ataque psicótico con un cuchillo ensangrentado en la mano. Pero el mal de unos llega muchas veces a ser el beneficio de todos, y haciéndome líder de los cinco restantes, empuño el dedo del juicio mientras lo señalo.

- ¡Él es el asesino! ¡A la hoguera con él!

Se levanta una marea de opiniones discordantes, la mayoría en torno al método de ejecución, pero todos están de acuerdo en que debe morir. No solo por su crimen, sino también y sobre todo por su horrible gusto musical. O falta de talento;ya no sé si este dubstep siniestro está empezando a afectarme también a mí, pero en cualquier caso me alejo de esta jaula de grillos. El único lugar verdaderamente seguro de toda la casa es la habitación que me han asignado -de hecho, las ballestas las saqué de ahí, y algunas cuerdas muy finas de la cama-, y necesito una siesta. Porque la verdad, si esto sigue así me voy a volver más loco que esta gente. Y mira que eso es decir mucho.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Lun 21 Sep 2020 - 17:45}

El tono de la discusión iba subiendo. Tulio gritaba intentando defenderse, sujeto firmemente por Yuri. Puerrot y León discutían sobre el método de ejecución: León decía que se merecía una muerte limpia y rápida, pues no eran como él, y proponía para ello ahorcarlo. Puerrot decía que se merecía una muerte tan cruel como las que había dispensado él, mientras el gimnasta gritaba que él no había sido y trataba de explicar su versión. Eso fue, claro, hasta que don Penne entró en la estancia. Tras ponerse al día y mirar a todos, dijo:

- Espera, se supone que éramos diez. Solo aquí solos seis más el muerto, y luego tenemos una en el baño, Roussenplant y Karen en el salón y el pelirrojo muerto. O no sé contar, o somos once.

Un silencio sepulcral se abatió sobre la estancia. Hasta Yuri aflojó un poco a Tulio de la impresión, y este se había quedado tan pensativo que no pareció reparar en ello. De repente la situación había cambiado totalmente.

- ¿Hay alguien que no estuviera desde el principio?

Lo hablaron, pero no se ponían de acuerdo. Todos habían visto a alguno desde antes del comienzo de la comida. De los once, el último en llegar había sido Arik, o Claude si se tenía en cuenta su extraña aparición. En ese momento Penne le miró con los ojos muy abiertos. La música volvía a sonar, un rápido rasgueo de violín, casi frenético.

- Jodido sádico... ¡eres tú! ¡Tú eres el chalado que nos ha reunido aquí y quiere vernos morir uno a uno!

La acusación pareció calar entre el resto de invitados, que se giraron hacia él al momento.  No parecía que tuviesen muchas dudas al respecto. Estaban ya girándose hacia él en actitud poco amistosa, y Yuri había liberado a Tulio, cuando de repente las luces se apagaron por un momento. Se escucharon ruidos metálicos y un sonido de cuerdas y madera. Entonces cuando se volvieron a encender, todos se miraron entre sí. Nadie parecía herido ni había cambiado nada... salvo porque en una pared había una armadura de decoración que antes no estaba allí, apuntando con las manos hacia ellos como si estuviese sujetado algún arma como una ballesta. Aunque simplemente no llevaba nada. La música había vuelto a cambiar, convirtiéndose en un lento y grave sonido de trombón.

- Qué... ¿qué ha sido eso?

- Que alguien compruebe que Karen está bien.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Lun 21 Sep 2020 - 18:16}

Esto... No, yo no soy un sádico. ¿Pero de qué va este hombre? Le pego una colleja cuando se pone dramático, notablemente molesto.

- Pero vamos a ver, alma de cántaro -le intento explicar-. Si yo quisiera matarte, habría usado una armadura detrás de esa pared, ¿vale? Y ahora mismo, estarías mu...

La pared gira de pronto y una armadura sale de ahí. Rezo secretamente por que no lleve una ballesta, y por suerte no la lleva. Tiene las manos apuntando hacia nosotros, y los pulgares levantados hacia arriba. ¡Espera, reconozco esa armadura! Sin embargo, tampoco tengo mucho tiempo de explicarme porque saltan encima de mí y poco puedo hacer más que escabullirme como puedo. Esta gente es muy slvaje, si les doy la oportunidad me matan. Por suerte, también se paran a decidir qué hacer conmigo, así que tengo un momento para evadirlos.

Subo por una opulenta escalera que se bifurca en las dos alas que posee esta mansión. Tuerzo hacia la izquierda sin preocuparme demasiado de lo que está sucediendo ahí abajo, donde en la cocina los grito se acompasan y las luces titilan constantemente. Escucho gritos de sorpresa, y Karen parece que ya ha vuelto en sí -o por lo menos, ya está quejándose de que una patada le parece un trato vejatorio-. Todo bien abajo, pero no es que me apetezca demasiado estar cerca de la gente que quería matarme hace un momento, y la idea de tirarme sobre una cama a esperar mientras todos se terminan de matar y luego irme no termina de ser desagradable. Lo que sí empieza a enervarme un poco es esa puñetera música. ¿Es que no va a parar nunca?

Cuento las habitaciones. Yo dejé mis cosas en la tercera, pero solo encuentro en ella una cama perfectamente hecha y otra vez el maldito libro rojo, ahora encima de la cama. Quiero quemarlo, pero al mismo tiempo es extremadamente llamativo y me cuesta resistir el magnetismo que ejerce sobre mí. Poco a poco me voy acercando hasta que lo leo de nuevo. Tiene más páginas que antes, y dice cosas como que cuanto más lo rechace más fuerte se hará. No me impresiona demasiado, pero por curarme en salud decido contar una mentirijilla:

- Yo también te quiero -susurro al libro, con la esperanza de que se enternezca el fantasma. Si es lo suficientemente hábil como para maquetar libros y teletransportarlos, se merece un poco de respeto y alguna que otra mentirijilla que se me pueda ocurrir para salvar el culo-. Te quiero, Rapanook. Por eso...

Salgo corriendo, pero en el pasillo me doy cuenta de una cosa: Estoy en la segunda habitación, que la segunda puerta era un baño. Ahora todo tiene más sentido. Me adentro en mi habitación, esta vez sí, con la consciencia de que el Rapanook está acosando a otra persona y esto es una escalofriante cadena de casualidades. ¿Quién debía ver el libro en primer lugar? ¿Quién debía encontrarlo debajo de Karen? ¿Quién estaba destinado a la habitación dos? Tantas preguntas que mi sagaz mente intenta responder y realmente no puede del todo, particularmente porque...

- Ra-pa nook, nook, nook -escucho, al otro lado de la puerta-. Ra-pa nook, nook, nook.

Decido que la mejor opción es no abrir. De hecho, cojo todas mis cosas y las dejo encima de la cama. Yo me voy a quedar debajo de ella, porque en el momento en que el Rapanook aparezca, seré yo quien le de un susto que jamás olvidará. Aunque claro, al hacerlo me encuentro con un cadáver disfrazado de payaso y me asusto un poco. Bueno, un poco. Salgo corriendo como alma que lleva el diablo. Eso sí, con mis cosas, y me encierro en la quinta habitación. Que también es un baño. Bueno, al menos tendré agua.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Lun 21 Sep 2020 - 19:01}

¿Quién era Yuri? Observó las cámaras con atención, con una mirada seria. Convirtió su estómago en un bombo nuevamente y comenzó a tocarlo de manera discontinua para mantener la tensión, mientras reflexionaba. Se había percatado de su presencia desde un primer momento. ¿Cómo no hacerlo? Antes de comenzar aquella fiesta ya tenía en posesión las fotos y nombres de sus nueve víctimas. No parecía que fuese un guardaespaldas, y aunque reaccionaba de manera convincente a lo que iba ocurriendo, algo le decía que estaba actuando. Además, estaban ocurriendo cosas que él no había programado. Claude no dejaba de manejar un libro que simplemente iba apareciendo y apareciendo por diferentes puntos de la casa. Y estaba corriendo aterrado por el piso de arriba de una habitación a otra, a pesar de que no había activado ninguna de las trampas del piso superior.

Sospechaba lo que pasaba allí. Era precisamente porque había notado un elemento discordante que había activado su plan de contigencia y fingido ser la primera víctima, para poder escurrirse por una trampilla cuando nadie le miraba y pasar a los pasadizos que había entre el sótano y la planta baja. Allí había instalado su sala de seguridad, con pantallas conectadas a visual den den mushis ocultos por las habitaciones y pasillos. También regulaba las trampas por un sistema de poleas, cuerdas y pasadizos ocultos, además de aprovechar el sistema de ventilación para hacer sonar la música por toda la casa. Había planeado cuidadosamente cada asesinato para que cuadrase con el de una novela de terror cada uno, y que contribuyesen a aumentar la paranoia. Lo que no se había esperado era el poder de la estupidez: llevaba semanas trabajando en la mansión cuando el día anterior Claude se había plantado allí como Pedro por su casa. Y para colmo al parecer le había quitado la ballesta a la armadura para hacer a saber qué.

En fin, todo lo que quedaba era iniciar el siguiente asesinato. Seguiría eliminando a sus objetivos uno por uno por los métodos que había establecido previamente. El siguiente que tocaba le resultaba especialmente divertido: lástima que Karen estuviese ya despierta, dificultaría un poco las cosas. La vigiló por las cámaras y esperó a que estuviese alineada con alguna de las líneas entre las tablas del suelo donde había colocado trampas. Entonces tiró de una cuerda, haciendo que asomase una aguja lo bastante larga y robusta como para atravesar un zapato y llegar al pie. Mientras Karen soltaba una queja sobre el mal estado de la mansión y que quería poner una demanda, salió de su asiento y paró la música, moviéndose rápidamente bajo la casa. La mujer no tardaría más de unos segundos en caer roque. El veneno que le había aplicado la dejaría bien dormida.

Cuando los otros llegaron buscando a la mujer, esta tenía la piel mortalmente pálida y estaba totalmente chupada y con la piel tirante. La única señal de violencia eran dos heridas de pinchazo en su cuello, muy cerca la una de la otra.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Lun 21 Sep 2020 - 19:51}

Tardo cerca de veinte minutos en salir del pánico inicial. El libro me causa curiosidad, claro, pero el cadáver de payaso ha sido una cosa demasiado fuerte como para soportarlo. Normalmente mantengo la cabeza fría, pero ante esa maldita música está volviéndome loco. Aunque lo peor no es, definitivamente, su música, sino más bien todos esos silencios que vienen acompañados de un retorno completamente arrítmico. ¡Me va a volver loco! Bueno, o él ese maldito acosador que no deja de llamar a la puerta. No quiero nada, joder. No, quiero, nada. Y desde luego paso de salir mientras todo el mundo va muriendo como un garrulo.

Sin embargo, aquí dentro me aburro. Así que empiezo a investigar la zona con sumo cuidado asegurándome de que todo está en su sitio. Ya he visto una armadura moverse, no quiero ninguna sorpresa extraña que pueda matarme mientras estoy sentado en la taza de un retrete. Además, si hay suficiente cuerda, armas o incluso veneno podría encontrar una manera de divertirme mientras todos se van matando entre ellos. Desde luego, no es una opción que me desagrade y, por supuesto, seguro que puedo hacer algo espectacular que sirva para honrar la memoria del falso Kol. Sí, eso es. Con eso me entretendré.

La cosa es, y esto no me gustaría que sonara como queja, que esta casa es una trampa mortal. Paso cerca de cuarenta y cinco minutos inspeccionando el baño y percatándome de cada detalle hasta llegar a la conclusión de que hay al menos veintitrés trampas ocultas a lo largo de esta pequeña estancia, quince de ellas en la bañera. Una en concreto me levanta una sonrisa, en parte por lo cándido del método: Una tostadora amarrada a un fino hilo, enchufada directamente a los interruptores centrales y disimulada en el techo, sujeta con un finísimo hilo al manubrio de la ducha. Funcionaría perfectamente si no fuese porque hay que girarlo para que empiece a llenarla. Aunque, tras ver lo que pesa, me doy cuenta de que lo de enchufarla era solo por si acaso. Es un arma contundente.

Pasan treinta minutos más y casi he desmontado por completo una trampa basada en tres ballestas apuntándose unas a otras en unos ángulos que, me doy cuenta, solo son viables si se esquiva el primer virotazo. Si uno sobreviviese al primero, este accionaría el segundo meanismo y este el tercero. Incluso me pongo a trazar dibujitos para entender la trayectoria de disparo, y debo decir que es extremadamente inteligente.

La última es la más divertida: Una trampilla de la que no me percato hasta que estoy cayendo por ella y termina en el suelo de piedra. Estoy seguro de que debería haberme matado, pero seguramente esté pensada para otra persona menos resistente. Además, un libro rojo amortigua mi caída. ¡Qué coño hace el Rapanook aquí! Grito despavorido y vuelvo corriendo al baño, pero me caigo de nuevo en el agujero y repito el proceso. Tres veces. Hasta que por fin me decido a tener cuidado con el agujero y, con mucho cuidado, lo cierro. Yo no me caigo más hoy ahí.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Mar 22 Sep 2020 - 0:38}

Comenzó a cuestionarse seriamente la cordura de Claude. ¿Era una de esas personas benditas con la locura por Lantla, o simplemente era un idiota con muchísima suerte? Estaba encontrando y desmontando sus trampas con una facilidad insultante. Parecía haber encontrado todas las que había metido en el piso superior y algunas que él no había puesto ahí. ¿Por qué había trampas que no eran cosa suya? Podría llegar a creer que era en realidad una persona poderosa y competente sino fuera por el espectáculo de la trampilla. A ver, fuerte tenía que ser para caer tres veces en la trampa y sobrevivir. Pero era un soberano idiota que solo seguía vivo por ser fuerte. Suspiró y apartó la mirada, realmente aturdido por tal derroche de estulticia. Entonces prestó atención a lo que sucedía en el resto de la casa. Los cinco que quedaban encontraron el cadáver de Karen, a lo que parecía que iban a empezar a discutir de nuevo. Era el momento de un aderezo musical.

En el momento en que Puerrot cerró los ojos de la mujer, la música comenzó de nuevo. Esta vez era un piano rápido y coordinado, con ritmo definido. Era la afinación del mismo y el tono agudo lo que le daba un aire acongojante y sórdido, y el ritmo veloz lo volvía angustiante, apremiante. A pesar de que los cinco a esas alturas ya se daban cuenta del efecto que tenía la música sobre ellos, comenzaron a discutir, impulsados por el estrés, los nervios y la desquiciante melodía. Esta vez llegaron a las manos. Don Penne le sacudió un puñetazo a Puerrot en la cara, y cuando Tulio fue a intentar separarlos, recibió uno en el ojo. Pronto estuvieron enzarzados en una pelea, con Yuri y León intentando apartarlos. Fue entonces cuando las luces se apagaron. Primero se escuchó un gruñido bajo y siseante, que retumbó por toda la habitación. Luego un único rasgazo de violín. Después el sonido de la carne siendo cortada. Cuando la luz volvió, Tulio tenía un tajo que iba desde su cuello a la cadera, y otro en el abdomen que le había abierto las tripas.

Normalmente Arik no hubiera usado su akuma en un asesinato planificado y teatral, pero tanto el asesinato de la cocina como ese habían requerido un aire más sobrenatural. Había sido lo mejor para incrementar la paranoia. Ahora matar a uno de los sospechosos de los asesinatos, en esas condiciones, haría que el resto se volvieran locos de nervios y terror. Y así fue. León chilló y se dirigió a la puerta principal, empezando a darle patadas para abrirla. Puerrot se alejó a cuatro patas del herido, con los ojos desencajados, observando cómo Tulio se desangraba rápidamente. Yuri comenzó a gritar en todas direcciones, conminando al asesino a mostrarse. Don Penne, perdiendo totalmente la compostura, comenzó a reírse enloquecido.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Miér 23 Sep 2020 - 12:07}

Una vez en el baño, habiendo cerrado la puerta y pasado las de Caín para cubrir el agujero, me paro a reflexionar sobre una cosa: ¿Cómo se ha abierto la puerta mientras yo caía? Porque yo la he dejado cerrada con pestillo y no tiene ningún sentido que se abra mágicamente en lo que yo subo. Es entonces que encuentro otra vez el libro del puñetero Rapanook, ahora encima del excusado, y decido hacer lo que cualquier persona racional y calmada haría. Primero lo tiro en la bañera, luego le meo encima y finalmente lo tiro por el agujero.

Escucho gritos de dolor en el sótano, pero cuando intento ver lo único que logro es contemplar una sombra que se escabulle. Tiene cuchillas en vez de manos, una sonrisa siniestra y su mandíbula es completamente cuadrada, o eso parece. Igual estoy un poco influenciado por los dibujos del libro o ¡por esa maldita música! Esto empieza a parecer "El corazón delator", solo que en vez de notar las tablillas del suelo latir hay constantemente algo que me recuerda lo que he hecho en la sala del piano. ¡Maldita sea! ¡No lo aguanto más! Voy a ir.

Recojo mis cosas cuidadosamente y abro la puerta. Delante de mí está esa sombra macabra con cuchillas en los dedos y sonrisa siniestra. Es completamente negro, tanto que mirarlo es como perderse en el vacío, y cuando miro en sus ojos amarillentos me devuelve la mirada.

- Ra-pa nook, nook, n...

- ¡Qué Rapanook ni qué hostias! -Le pego un empujón que acaba estampado contra la pared. Seguramente no se esperase que alguien fuera a hacer eso, pero es mi carta de salvación.

En el momento de confusión puedo bajar corriendo por los agobiantes pasillos hasta que llego al salón principal, tras bajar las escaleras. Parece que todo el mundo se está peleando, pero de golpe las luces se apagan y el jaleo de la batalla se sustituye por los gritos angustiados, las risas histriónicas y las acciones desesperadas. ¿Y de verdad yo he llegado justo en este momento? Pues sí, he llegado justo en este momento. Por suerte parece que todos están tan metidos en sus mierdas que ni me ven. Mi única preocupación ahora es el puto Rapanook, pero como me lo vuelva a encontrar le reviento la cabeza con el mechero de flambear. Y luego lo quemo página a página.

Pase lo que pase, abro la puerta del sótano y me escondo en él. Antes descubrí una suerte de mecanismo oculto que da a una habitación del pánico. Parece el lugar más seguro de la casa, así que solo tengo que desenroscar la válvula del radiador hasta que no se pueda más, tirar levemente de ella y girarla del revés antes de empujarla. Y así, delante de mí, una gran puerta oculta se separa del resto. Ahí estaré más seguro que en el baño.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Vie 25 Sep 2020 - 2:20}

Finalmente lo vio: mientras vigilaba por las cámaras, percibió algo de lo más interesante en el piso de arriba. No había un invitado misterioso, había dos. Además de Yuri en el piso de abajo, un colgado con un disfraz bastante cutre con cuchillas de pega en los dedos se dedicaba a seguir disimuladamente a Claude y cambiar de sitio un libro rojo. Al principio se preocupó por lo que pudiera estar pasando... pero las desventuras del pelirrojo con su compañero el chalado del sombrero de copa eran ciertamente divertidas. Tras unos segundos esbozó una sonrisa, cogió su taza de café y se acomodó en la silla. Hasta le dio acompañamiento musical a la situación... siempre manteniendo el tono tétrico para no sacar de su ensueño a los del piso de abajo. Le dio algo de pena cuando quemó el libro, estaba dando mucho juego... hasta que vio tras Claude al sombrerero chiflado metiendo la mano en su abrigo y sacando uno exactamente igual con una sonrisa. Las aventuras de Rojito y Pulgoso les llevaron al salón principal, donde todos parecían haber perdido ya la cordura. Mientras Claude se escabullía hacia el sótano, vio por otra de las cámaras al bicho colándose por... ¡una de sus trampillas secretas! Escuchó un ruido a su espalda y cortó la música, levantándose de golpe y apuntando con su pistola a ser.

- Usted perdone. Estoy de paso - dijo Pulgoso - Ra-pa nook, nook, nook.

- Ajá... ¿tienes algo que ver con el señor Ulysses Owen?

Pulgoso se encogió de hombros con una sonrisa y se coló por otra trampilla. La que daba a... ¿la habitación secreta del sótano? ¿Qué diablos? Al mirar la cámara del sótano vio a Claude desapareciendo en el interior de esta. Sinceramente, estaba empezándosele a cortar el rollo. Había dedicado mucho tiempo a preparar ese asesinato, adecentar los pasadizos secretos de la casa, poner las cámaras, vigilar la instalación de las rejas corredizas de las ventanas... había invertido mucho esfuerzo como para que ahora aquel chalado lo volviese una comedia barata. Aunque no podía negar que a ratos era divertido.

- En fin... pasemos al siguiente acto. ¿A quién le toca ahora morir? - sonrió - Sexto acto: la bruja del bosque.

Dejó la música tradicional. Convirtió partes de su cuerpo en instrumentos de percusión tribales y comenzó a imitar sonidos de viento con su boca, con un muy aceptable acierto, amplificado su voz para que realmente sonase como tal. Un ritmo a marchas cambiantes, deteniéndose inesperadamente para dejar silencios con el viento de fondo. Añadió algún instrumento de viento tribal de por medio, de sonido grave, para dar más fondo. Y entonces apagó en esta ocasión todas las luces de la casa... salvo las del baño. Entonces puso la mano sobre la cuerda que activaba la trampa del suelo y aguardó. Al detenerse la música y quedarse a oscuras salvo por esa luz, terminaron de perder la cabeza. Gritos, paranoias, amenazas... solo León, el abogado, se atrevió a pasarse por la zona y entrar. En el momento en que lo vio por la cámara, tiró de la cuerda. La trampilla se abrió haciendo caer al pobre hombre en un foso de estacas, dando un chillido en su descenso. La compuerta se cerró al momento, y del techo cayeron figuritas de madera de aspecto tribal colgadas con cuerditas.

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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 27 Sep 2020 - 2:28}

La habitación del pánico hace honor a su nombre. De un color blanco sucio, llena de manchas de humedad y un olor extraño saliendo de las paredes, que por cierto, tienen varios mensajes de "vas a morir" escritos con pintura roja en una fuente bastante perturbadora. Sin embargo, es evidente que se trata del lugar más seguro de toda la casa. Que bueno, el que haya construido la casa y sobre todo esta habitación tiene un sentido del humor bastante raro. No sé si es la luz titilante, los sillones rasgados, el suelo hecho polvo o ¡Ay su puta madre, otra vez el libro de las narices!

Me acerco al libro con la firme intención de destruirlo. De hecho, saco el soplete y me arrodillo junto al libro, asegurándome de que mis rodillas acaben en una zona no demasiado sucia, pero cuando enciendo el gas me doy cuenta de que este puñetero libro ejerce una influencia malvada sobre mí. Tengo ganas de abrirlo, de ver qué pone en la nueva última página. El morbo me empieza a derrotar, o puedo resistirlo, y antes de darme cuenta he apagado el mechero.

Poso las manos sobre el libro, acariciando el terciopelo rojo que de pronto me resulta tan tranquilizador como el abrazo de una madre. Lo abro y empiezo a pasar las páginas. Pasar mucho miedo; dejar entrar ahí; correduría de seguros... ¡Espera! La última pagina es extremadamente concreta incluso para este libro. Me cuesta leer las letras, porque parecen hechas a correr y sin nada de cuidado, pero estoy casi totalmente convencido de que no merece la pena prestarle atención a esas dos palabras que pone ahí.

Decido ignorarlo y empiezo a explorar el lugar con detenimiento. Querría quemarlo, pero al mismo tiempo no, y trato de distraerme mientras entro en las subestancias a medida que mi nivel de nerviosismo aumenta. Y entonces, escucho cómo algo cae desde el techo. ¡No! ¡Me niego! Voy corriendo hacia el libro y lo veo. Yo me lo cargo.

- ¡¿De verdad estabas arriba en serio?! -grito, notablemente molesto-. Tú lo que quieres es morir.

Aún soplete en mano doy el gas y me acerco. Como es un hombre-libro sale huyendo de mi habitación del pánico. y ahora, libre de él por un rato, me dispongo a explorar de vuelta. Hay varias cosas que me interesan, y a medida que ya más relajado me voy fijando en todas veo que hay una suerte de escalerilla. Por ahí ha debido entrar el puñetero Rapanook. Ahora sí que me voy a ocupar de él. Pero es que lo reviento, vamos.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Dom 27 Sep 2020 - 3:25}

Solo quedaban tres objetivos y dos infiltrados. Bueno, dos objetivo y Claude. Aquel tipo iba a ser realmente difícil de matar. Era evidente que era... no, competente no era la palabra. ¿Hábil? ¿Diestro? ¿Imbécil y diestro? Sí, eso cuadraba más. Mientras Pulgoso y Claude mantenían su épico duelo libro contra soplete, Arik decidió centrarse en los tres que quedaban arriba. Sinceramente empezaba a impacientarse y definitivamente había perdido la motivación. Pasó la música a una más convencional, que al mismo tiempo dio un aire ominoso a la situación, dejando que la tensión se mascase en el aire. Por algún motivo aquella canción le daba ganas de prepararse un plato de espaguetis con pollo y salsa picante. Tal vez luego se fuese a un restaurante a pedir comida de Domica, pues hacía tiempo que la echaba de menos. Pero ahora le tocaba elegir a su siguiente víctima. Puerrot había ido al baño en busca de León, y al no encontrarse a nadie salvo a la ahorcada y un montón de símbolos tribales colgando del techo, retrocedió asustado y cayó de rodillas, murmurando algo.


- Tú serás el último - sonrió Arik - Será divertido dejarte para el final y revelarte el pastel.

Yuri se había quedado en el salón principal. Al principio se le veía tenso, pero en cuanto Don Penne desapareció de escena, se calmó totalmente. Tras un momento quieto, se giró hacia el visual den den mushi y le sonrió, lográndole arrancarle un escalofrío a Arik y hacer que llegase tarde a una nota. Este debió notarlo, pues comenzó a reírse suavemente y se puso a seguir el ritmo de la música con el pie. Decidió que se encargaría después de ese tipo... si es que no era otro enviado de Ulysses N. Owen. Ahora su siguiente objetivo era Don Penne. Este había entrado en pánico y tras marchar de la sala principal se había puesto a recorrer compulsivamente la casa en busca de una salida. Golpeó barrotes de ventanas, paredes, puertas, tiró muebles en su ataque de pánico... sin más éxito que hacer mucho ruido. Esta vez Arik se limitó a esperar a que estuviese en posición para caer en una trampa, momento en que tiró de la cuerda...

- ¡Señor Puerrot! ¡He encontrado una salida! - dijo la voz de Penne poco después - ¡Rápido, corre!

El pobre Puerrot no debió cuestionarse, atacado por los nervios, por qué Don Penne le llamaba solo a él y no también a Yuri. Tal vez lo hizo y no le dio la importancia necesaria o el tiempo suficiente al pensamiento. En cualquier caso, cuando llegó a una salita secundaria en la parte posterior de la casa, se encontró al cuerpo de Don Penne en un sillón. Solo en lugar de su cabeza, alguien había clavado en su cuello decapitado la cabeza de un caballo.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Mar 29 Sep 2020 - 0:30}

Hay veces en las que ganar aporta una satisfacción solo comparable a la victoria. No importa que sean lo mismo, mi símil no termina de ser incorrecto, o por lo menos no más incorrecto que cualquier símil en general. En cualquier caso he ganado, así que puedo permitirme hacer símiles. Me lo merezco. El Rapanook, sea lo que sea, lleva un rato tocándome las narices, pero me he enfrentado a él y he logrado que se largue finalmente, desterrándolo para siempr...

- ¡Desterrado he dicho! -grito, soplete en mano, cuando el imbécil de las manos cuchillas viene con ambos brazos alzados a por mí, armado con una sonrisa perturbadora que odio ver-. ¡Abandona este lugar!

Enciendo el soplete y ahora sí, se va corriendo. Yo corro tras él hasta que llego a la puerta, y entonces la empujo. No sé por qué si lo he encontrado dentro y antes que yo puedo sentirme seguro teniendo la puerta cerrada, pero al menos me mantendrá vivo unos segundos más, y unos segundos más significan más segundos. Es más, significan más segundos vivo, lo cual es más tiempo para sentirse seguro. Mientras pueda sentirme seguro, voy a sentirme seguro. Porque sí, porque puedo. Porque podría haber matado al Rapanook.

Pero volviendo a mis asuntos, exploro un poco más la habitación del pánico. Además de la pintura, mobiliario roto, suelos sucios, paredes desconchadas, una notable falta de cuidad u de higiene, los probables asesinatos que se han cometido aquí si esto no es mera decoración y la evidente falta de gusto si esto es decorativo... Es un lugar acogedor. Podría vivir aquí, limpiándolo un poco, pero ahora mismo tengo cierta curiosidad por todo.

Abro la neverita de emergencia. Hay cerveza y ganchitos, por lo que... Espera, hay justo dos cervezas. ¿Es esto una cámara oculta? No, seguramente no lo sea. Esto lo dejó alguien aquí hace un tiempo, pero los ganchitos están cerrados y la cerveza no ha caducado, así que... Subo las escaleras.

Cuando subo, el falso Kol está ahí sentado, delante de un "home-cinema" súper bestial viendo una de esas películas de terror que están tan de moda. Me tiro en un sofá sin comentar nada al respecto y abro la bolsa, empezando a comer sonoramente. Si me mira, le lanzo una lata. Es genial que siga con vida, y la verdad es que habiendo dos... Estaría un poco feo no compartir. Pero ha fingido su muerte, así que le queda agitada.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Mar 29 Sep 2020 - 4:06}

Solo quedaba uno y luego lidiar con Yuri y Claude. Y con pulgoso. Aunque técnicamente ni Pulgoso ni Yuri entraban en su contrato. ¿Pero no era precisamente la idea de hacerlo en una mansión cerrada con una meticulosísima preparación que fuese un asesinato sin testigos? Por otro lado que el contratante le pidiera expresamente que grabase los asesinatos y le mandase una copia igual era muestra de que no era ese el objetivo primario. Y el hecho de que Pulgoso hubiese aparecido por ahí como Pedro por casa y Yuri no pareciera en absoluto asustado eran pruebas de que sabían claramente de qué iba el pastel y probablemente estuvieran relacionados con Ulysses Owen. Observó rascándose la barbilla a Puerrot cayendo de rodillas frente al cadáver de Don Caballo, llevándose las manos a la cara con expresión desencajada y en un grito mudo. Bueno, mudo no. El cabrón tenía tales pulmones que el sonido llegó hasta él. Entonces notó un movimiento y se giró. Por puro instinto logró casi agarrar la lata, aunque el resultado final es que solo la paró un poco y cuando le golpeó en la frente fue relativamente suave.

- En el nombre de la Diosa, qué mierda...

Claude se había acomodado con unos ganchitos y una cerveza y estaba mirando las cámaras como si nada. Aquello estaba llegando a unos límites del absurdo con los que no estaba preparado para lidiar. Se quedó mirándolo por unos segundos, preguntándose si debía pasar de él y seguir trabajando, aceptar la cerveza (lo que descartó en un instante) o sacar la pistola y pegarle un tiro allí mismo. Al fin y al cabo, era un objetivo de asesinato más, y aunque su muerte no había salido en pantalla, había protagonizado unas cuantas escenas intensitas por cortesía de Pulgoso. Se levantó llevando la mano al revólver, cuando un avioncito de papel se estrelló contra su frente.

- ¡Demonios!

¿Era el día de "tirémosle cosas a la cara a Arik" o qué? Agarró el avión estrujándolo, tiró la lata sobre el asiento y y deshizo el papel. Como esperaba, era una nota. "Deja a Claude y a Yuri vivos. U. N. Owen." Como si no comprendiese lo que ponía, el asesino releyó la nota varias veces. Tras eso la arrugó, se la guardó en el bolsillo y se acercó a una esquina a recoger sus instrumentos. Que le jodiesen a la teatralidad y hacer las cosas bien. Iba a rematar ese trabajo, cobrar y largarse. Que le jodiesen a las cintas, ya que Ulysses estaba allí, podía cogerlas él mismo. Se puso una careta de hockey en el rostro y recogió una motosierra. Tiró varias veces de la cuerda para ponerla en funcionamiento.

- Tengo trabajo que hacer. Ponte cómodo, o algo. Supongo.

Y se fue a buscar a Puerrot.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Mar 29 Sep 2020 - 13:51}

Me chupo los dedos lentamente, disfrutando del sabor a química. Por mucho que la comida bien preparada durante horas de duro esfuerzo sea una maravilla, nadie puede negarse a esta clase de placeres culpables. Al fin y al cabo, ¿qué sería de la vida sin algún que otro vicio insano? Por ejemplo, el falso Kol tiene el vicio de fingir su muerte para escaparse a ver un porno muy raro, y Elina de dormirse en cualquier parte. ¿Por qué no iba yo a comer ganchitos? Más importante todavía, ¿por qué no iba yo a chuparme los dedos mientras como ganchitos? Porque, al final, todos vamos a morir, y a la comida le va a dar igual si el ingrediente principal del plato era tomate o peróxido de sodio. Lo único que importa al final del día es cómo de desnaturalizada pueda quedar una comida gracias a la ciencia. Hm... Deliciosa ciencia.

Kol se gira hacia mí, y puedo ver que se lleva la mano a la cintura. ¿Va a desenfundar una pistola? Desde luego, sería un avance respecto a esa manía estúpida de lanzar monedas, pero entonces recuerdo que no es el verdadero Kol y no trato de disimular mi cara de decepción al darme cuenta. Kol nunca dejará de ser idiota. Además, el Rapanook ha vuelto. En forma de avioncito de papel.

- ¡Cuidado, Kol, es el Rapanook! -grito, haciendo un vago gesto con la mano, como si mis dedos manchados y pringosos fuesen a ayudar en algo, pero no me levanto. Al fin y al cabo tengo mi soplete al lado, como el hombre libro bien sabe, así que no se atreverá a atacar-. ¡Rápido, quémalo! ¡Prenderlo en llamas es su debilidad!

Pero Kol parece ser extraordinariamente frío. No le impresiona el Rapanook, y de hecho se lo mete en el bolsillo. Lo que sí parece es un poco molesto, porque se acerca a una esquina y saca una motosierra. También una máscara de hockey. ¿Le parecerá buen momento para talar? No, seguro que ya está harto de estar encerrado y ha decidido cargarse la puerta para salir. Al fin y al cabo, ninguna otra cosa tiene sentido. Venga, voy a ir yo también. Me limpio las manos como puedo contra el sofá y me preparo para seguirle, pero me tropiezo.

El tropiezo no debería ser importante, pero la habitación es pequeña y caigo sobre el teclado, iniciando lo que al parecer se llama "borrado de emergencia", el cual resulta significar "explosión de diales". Todo va saltando por los aires en detonaciones controladas y me asusto un poco, pero estoy bien. Mientras todo se va prendiendo fuego, bajo las escaleras cuidadosamente -no como Kol, que las baja con una motosierra encendida- y le grito:

- ¡Kol, espérame! Yo también quiero salir de aquí.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Mar 29 Sep 2020 - 15:58}

Todo iba bien. Solo tenía que acabar con el último dichoso objetivo y largarse de allí. Estaba deseando hacerlo y olvidarse de ese horroroso y anticlimático trabajo. Eso fue, claro está, hasta que Claude tuvo que liarla. La primera señal de que algo iba extremadamente mal fue fue escuchar el sonido del pelirrojo cayendo sobre el teclado. Se giró para comprobar que todo estaba correcto, pero por supuesto, no lo estaba. El muy imbécil se había apoyado sobre el botón de emergencia. Mientras sonaba la primera explosión, Arik apagó la motosierra, la tiró a un lado y echó a correr hacia la salida, tirando también la máscara por el camino. En cuanto llegó a la primera trampilla al bajo, la abrió de un puñetazo y se encaramó, agarrándose al borde e impulsándose de un salto. Estaba en la sala común, donde Yuri por primera vez se había asustado de verdad al escuchar las explosiones. Había estado leyendo un periódico que ahora tiró a un lado.

- ¿Qué diablos está pasando?

- ¡Este imbécil ha pulsado el botón de borrado! ¡Esta casa se va a ir a tomar por culo!

- Jooooodeeeer...

Echaron a correr hacia la puerta principal, pero seguía sellada. Tenía un botón para desbloquearla, pero estaba en la habitación secreta que ahora... bueno, estaría ya reducida a pedazos. ¿Y ahora qué? De fondo podía escuchar las carcajadas desquiciadas de Puerrot, que había perdido definitivamente el juicio y estaba riéndose y gritando algo sobre globitos estallando. Ese pobre diablos ya no tenía salvación. Por otro lado eso le venía bien porque era un objetivo del que no tendría que preocuparse. Se mataría solo cuando la casa se le viniera encima y no hubiese hecho nada.

- ¡¿Y ahora qué?! ¡Abre! - gritó Yuri.

- Apartaos. ¡Apartaos, he dicho!

Les empujó para que se echasen hacia atrás y se alejó dos metros de la puerta. Entonces convirtió parte de su cuerpo en una gaita: su pecho se hinchó, un tubo brotó de su codo derecho y otro, este con agujeros para los dedos, desde su antebrazo izquierdo, paralelo a la mano. Tomó aire hasta inflarse, colocó las manos sobre le tubo con agujeros y se presionó el estómago con los brazos mientras empezaba a tocar. Una deformación en el aire avanzó rápidamente desde él hasta la puerta, que con un ruidoso impacto se salió de las bisagras y salió volando varios metros. Echaron a correr fuera del lugar mientras un ala de la casa empezaba a desmoronarse.

- Este ha sido el peor puto trabajo de mi vida. Espero que me paguéis la cantidad íntegra - le dijo a Yuri.

Mientras devolvía su cuerpo a su estado normal, cayó en algo: Claude había seguido llamándole Kol. ¿Qué diablos? ¿Por qué le llamaba así? ¿Conocía a su hermano, o simplemente era idiota? Y, ¿Kol seguía vivo?

- Deja de llamarme Kol, te he dicho que me llamo Arik.
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Diez invitados [Arik - Claude] Empty Re: Diez invitados [Arik - Claude] {Mar 29 Sep 2020 - 23:28}

Vale, puedo entenderlo. Al falso Kol, que al parecer se llama Arik -seguramente un nombre falso también, igual que Kol-, le molesta que le llamen Kol. Yo no sé si debería dejar de llamárselo hasta que se presente en condiciones, o al menos sin que finja su muerte para irse a ver películas de dudosa calidad mientras el Rapanook nos va aniquilando uno a uno. Por lo menos he sido capaz de salvarnos, que no es poco, y que el pelirrojo lo agradezca abriendo la puerta de la forma más bizarra posible pues, al final, es de agradecer, aunque si podía hacer eso desde el principio, ¿por qué fingir su muerte?

Evidentemente, él debía tener un buen motivo para hacerlo. Ver películas en blanco y negro con baja resolución no me termina de parecer el motivo más adecuado, pero también es posible que él haya visualizado el libro rojo en más ocasiones y esta vez haya optado por huir de él. Eso mantiene una incógnita alrededor de cómo demonios ha logrado encontrar una sala de cine en medio de una casa embrujada preparada para matarnos a los... ¿Diez? ¿Once? No sé, a estas alturas ya no sé ni qué pensar, pero desde luego más de nueve éramos. Espero que al menos Don Penne esté bien. Bueno, y Tulio. Tulio era un grande. Una pena que lo haya enviado a una muerte segura vendiéndolo ante una panda de desesperados.

En cualquier caso, Kol se va y Yuri me mira de reojo, apoyado en una columna, guarnecido por las sombras. Yo le devuelvo la mirada, sin tener muy claro qué decir. Él, sin embargo, sí parece saber muy bien qué palabras utilizar:

- No aparece una chica así en todas las dinastías.

- ¿Qué significa eso?

- ¡¿Que qué coño significa eso?! -grita, arrojándome un montón de cintas de vídeo y libros de cuento-. Hay tantas películas que el puto I... El señor Kov. El señor Kov nos ha puesto tantas películas que ya me he hasta liado. ¡Joder!

- El señor Kov... Ulysses N. Owen... -Claro, ahora todo cuadra. Miro a Yuri con los ojos como platos. He alcanzado la iluminación-. Ulysses N. Owen es un anagrama de Emporio Ivankov, siempre y cuando sustituyamos los grafemas por cirílico y de ahí traslademos a kanji tras pasar por jeroglífico y griego clásico. ¿Verdad?

- Sí, Claude -responde Yuri. Me da unas palmadas en el hombro antes de empezar a marcharse-. Has acertado, claro que sí. Cretino...

Hacerme el tonto siempre funciona. Desde el principio sabía que era Iliana Markov. Aunque no sé por qué podría interesarle yo. Debe ser por recuperar el fachaleco de Ivan, o algo. Tanto tiene, de momento yo me marcho de esta jaula de grillos.
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