Kaede Bluemoon
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Mitad de año era la mejor época en el mar, los vientos cálidos traían buenos vientos, estos ayudaban a las rutas cargueras. Las cuales estaban, rebosantes de dinero por tener éxito en vender su mercancía. Y el resultado de esto, era que se detenían en las noches a celebrar su buena suerte. A desquitar todo el stress acumulado por el viaje, la alegría de estar un día más en el mundo, a pesar de que mañana podrían no tener la misma suerte.
Los tambores y la flauta sonaban en la playa, una gran ojera se encontraba en el centro, iluminando a todos los que participaban en la celebración. La flota mercante estaba entretenida con la música que se escuchaba por todo el lugar.
Una música pegadiza y melodiosa, los tripulantes danzaba a la par que la melodía, mientras vivían, comían, jugaban y apostaban. En medio de la multitud como si las personas no lo notaran, se podía ver un sobrero negro, una camisa sin mangas blancas y una chaqueta con detalles amarillos. Que se paseaba por ese lugar como si de su casa se tratase. Pasando de un grupo a otro cada tanto, difícil de notar cuando quería perderse. Pero fácil de ver una vez que entrabas a su campo visual. Toda una personaje tanto en su grácil actuar. Como en su palabra edulcorante y sus formas engañosamente finas.
Si por ella fuera podía celebrar toda la noche, le encantaba pensar que aunque no conocía a nadie de este lugar, se colaba entre ellos como si nada. Era muy útil el saber hablar y moverse para que los demás no sospechen, ( O les de igual) Que ella este por esos lares.
Los tambores y la flauta sonaban en la playa, una gran ojera se encontraba en el centro, iluminando a todos los que participaban en la celebración. La flota mercante estaba entretenida con la música que se escuchaba por todo el lugar.
- Dale a tu cuerpo alegria:
Una música pegadiza y melodiosa, los tripulantes danzaba a la par que la melodía, mientras vivían, comían, jugaban y apostaban. En medio de la multitud como si las personas no lo notaran, se podía ver un sobrero negro, una camisa sin mangas blancas y una chaqueta con detalles amarillos. Que se paseaba por ese lugar como si de su casa se tratase. Pasando de un grupo a otro cada tanto, difícil de notar cuando quería perderse. Pero fácil de ver una vez que entrabas a su campo visual. Toda una personaje tanto en su grácil actuar. Como en su palabra edulcorante y sus formas engañosamente finas.
Si por ella fuera podía celebrar toda la noche, le encantaba pensar que aunque no conocía a nadie de este lugar, se colaba entre ellos como si nada. Era muy útil el saber hablar y moverse para que los demás no sospechen, ( O les de igual) Que ella este por esos lares.
Freites D. Alpha
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En esta oportunidad, la isla se trataba de una maravilla de color verde. El joven pirata pisaba por primera vez la Isla Gecko. Un paraíso natural donde lo pongas. El sonido de sus getas al pisar el pasto era algo que relajaba al joven rey de la forja. Sin duda alguna era un lugar que se aseguraría de visitar en una segunda oportunidad pero, hoy han venido a por otras cosas.
- Me haz dicho que teníamos que venir a esta isla a por algo, Jace. – Dijo Alpha. Mostrándose algo curioso ante la petición del Seasoning. – Espero que al lugar donde planeas llevarnos tenga buena comida. Por cierto ¿Quién es la joven que está aquí con nosotros?
El joven rey observaba como Suzaku caminaba al lado de una chica de cabellera verde. Una singular nariz y también poseía unos hermosos ojos esmeralda la dama. El pelilargo esperaría a que ella misma se presentase o que tal vez el asesino se dispusiese a dar una explicación. Nunca estaba mal tener nueva gente para la familia, pero olvidarse de las presentaciones, eso sí estaba mal. – Así que nueva miembro… - Musito el capitán. – Nada mal, Jace. – Luego de aquello, el pirata comenzó a buscar con la mirada a Zira, quien estaba a uno cuantos pasos atrás de él. Alpha le arrojaría una sonrisa para luego preguntarle - ¿Por qué esa cara tan larga? Había pensado que el hecho de que si eres lo suficientemente fuerte podrás tener tu propio barco, división y subordinados en la tripulación te alegraría.
Al parecer todos los miembros de los Big Brother Kaizokudan estaban aquí. Incluyendo el trio de la demolición: Albert, Lara y Drukoff. Ellos estaban en el barco que se encontraba en el puerto. El pueblo era muy tranquilo, algo que definitivamente se agradecía.
- Todos ustedes saben que pueden retar a quien quieran del puesto más arriba del suyo para escalar. Si eres fuerte tomas lo que deseas y si eres débil simplemente luchar para cambiar eso. Es así de simple. – El capitán se mostraba tranquilo y orgulloso de sus creencias. – Y tengo totalmente fe en todos los que me siguen.
Dicho aquello. La caminata aún seguía. Los pueblerinos comenzaron a murmurar y reconocer al pirata Freites D. Alpha. Aunque su fama le ayudaba, todos sabían que el joven herrero no buscaba dañar a nadie inocente o quien no pudiera defenderse. El siempre buscaba otros piratas o peces gordos.
Y con peces gordos, nos referimos a Nobles que eran crueles y egoístas. Algo inaceptable.
- Me haz dicho que teníamos que venir a esta isla a por algo, Jace. – Dijo Alpha. Mostrándose algo curioso ante la petición del Seasoning. – Espero que al lugar donde planeas llevarnos tenga buena comida. Por cierto ¿Quién es la joven que está aquí con nosotros?
El joven rey observaba como Suzaku caminaba al lado de una chica de cabellera verde. Una singular nariz y también poseía unos hermosos ojos esmeralda la dama. El pelilargo esperaría a que ella misma se presentase o que tal vez el asesino se dispusiese a dar una explicación. Nunca estaba mal tener nueva gente para la familia, pero olvidarse de las presentaciones, eso sí estaba mal. – Así que nueva miembro… - Musito el capitán. – Nada mal, Jace. – Luego de aquello, el pirata comenzó a buscar con la mirada a Zira, quien estaba a uno cuantos pasos atrás de él. Alpha le arrojaría una sonrisa para luego preguntarle - ¿Por qué esa cara tan larga? Había pensado que el hecho de que si eres lo suficientemente fuerte podrás tener tu propio barco, división y subordinados en la tripulación te alegraría.
Al parecer todos los miembros de los Big Brother Kaizokudan estaban aquí. Incluyendo el trio de la demolición: Albert, Lara y Drukoff. Ellos estaban en el barco que se encontraba en el puerto. El pueblo era muy tranquilo, algo que definitivamente se agradecía.
- Todos ustedes saben que pueden retar a quien quieran del puesto más arriba del suyo para escalar. Si eres fuerte tomas lo que deseas y si eres débil simplemente luchar para cambiar eso. Es así de simple. – El capitán se mostraba tranquilo y orgulloso de sus creencias. – Y tengo totalmente fe en todos los que me siguen.
Dicho aquello. La caminata aún seguía. Los pueblerinos comenzaron a murmurar y reconocer al pirata Freites D. Alpha. Aunque su fama le ayudaba, todos sabían que el joven herrero no buscaba dañar a nadie inocente o quien no pudiera defenderse. El siempre buscaba otros piratas o peces gordos.
Y con peces gordos, nos referimos a Nobles que eran crueles y egoístas. Algo inaceptable.
Zira
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Caminando y caminando por la flora de aquella isla, un pequeño grupo se dirigía, ¿A dónde? Eso Zira no lo sabía, aunque pronto lo averiguaría… terminemos con esta penosa narrativa. La mirada baja mantenía a la par que daba desanimados pasos al caminar, no estaba con su mejor actitud, pero tampoco estaba muy mal, solo que en su cabeza daban vueltas un par de cosas que no le agradaban del todo. Primero, ella quería pasar una noche con el capitán; segundo, Alpha le otorgó su propio barco y tripulación, cosa que a ella no le gustaba demasiado; tercero, ¿Quién mierda es esa chica? No sabía quién era, solo la miraba de reojo, lo pequeña que es, sus brillantes ojos, esa naricita, esos pequeños labios y ese llamativo cabello… Zira estaba que se babeaba, pero entonces la pregunta de su capitán la sacaría del transe. –Pues… ¿Qué quieres que te diga? Un barco en mis manos solo puede terminar de dos formas, hundido o lleno de putas. Además no sé dirigir una tripulación, yo solo estoy para luchar… y un par de cosas. –Le respondió de forma bastante sincera, la naturalidad al hablar era lo suyo.
Fue entonces que optaría por tomar la iniciativa con la chica antes de que Jace pueda decir algo, bueno, al menos a ella, todavía estaba Alpha para escucharlo. Ella se acercó a la muchacha, comenzando a caminar a su lado. –Un gusto Esmeralda. –Y ese fue el apodo que Zira le puso a la desconocida, era de los pocos que no tenían un fin ofensivo, tal vez por las intenciones que la pirata tenía con esa chica. –Soy Zira, un placer. –Se presentaría a su manera, ni se molestaba en disimular su mirada interesada, ni se molestó en respetar su espacio personal, ya que apoyó una mano en su hombro para luego señalar a Jace con la otra. –¿Cómo conociste al virgen este? –Le preguntó con su sonrisa burlona de siempre.
Poco a poco le estaba agradando el ambiente de la isla, será porque ella se familiariza con la naturaleza bastante seguido, además los lugares así de desolados son los que suele utilizar para sus fechorías, aunque no tenía ninguna pensada para hoy… por ahora. Pondría una ligera atención en las palabras de su capitán, una sonrisa se formó en su rostro. –Pero si usted solo me da más razones para seguirlo. –Comentaría con cierto doble sentido. –Ya tengo en cuenta las políticas de la tripulación, el problema es que Albert me dio para que tenga y guarde. –Diría recordando el dolor de aquel brazo torcido, eso sucedió hace poco más de una semana. Se fijaría en su compañero Seasoning para decirle. –Oye cuchillos, no escuché una mierda, ¿me dices por qué vinimos aquí? –Le pediría con sus modos habituales.
Fue entonces que optaría por tomar la iniciativa con la chica antes de que Jace pueda decir algo, bueno, al menos a ella, todavía estaba Alpha para escucharlo. Ella se acercó a la muchacha, comenzando a caminar a su lado. –Un gusto Esmeralda. –Y ese fue el apodo que Zira le puso a la desconocida, era de los pocos que no tenían un fin ofensivo, tal vez por las intenciones que la pirata tenía con esa chica. –Soy Zira, un placer. –Se presentaría a su manera, ni se molestaba en disimular su mirada interesada, ni se molestó en respetar su espacio personal, ya que apoyó una mano en su hombro para luego señalar a Jace con la otra. –¿Cómo conociste al virgen este? –Le preguntó con su sonrisa burlona de siempre.
Poco a poco le estaba agradando el ambiente de la isla, será porque ella se familiariza con la naturaleza bastante seguido, además los lugares así de desolados son los que suele utilizar para sus fechorías, aunque no tenía ninguna pensada para hoy… por ahora. Pondría una ligera atención en las palabras de su capitán, una sonrisa se formó en su rostro. –Pero si usted solo me da más razones para seguirlo. –Comentaría con cierto doble sentido. –Ya tengo en cuenta las políticas de la tripulación, el problema es que Albert me dio para que tenga y guarde. –Diría recordando el dolor de aquel brazo torcido, eso sucedió hace poco más de una semana. Se fijaría en su compañero Seasoning para decirle. –Oye cuchillos, no escuché una mierda, ¿me dices por qué vinimos aquí? –Le pediría con sus modos habituales.
Erinia
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Erinia se encontraba abstraída con la mirada puesta en el horizonte, cautivada por la belleza natural de la isla y los lúdicos festejos de sus habitantes, en cierta forma similares a los de su hogar que ahora se encontraba tan lejos. Era entusiasmante recorrer el mundo y descubrir islas que le eran desconocidas, sobre todo ahora que contaba con el privilegio de ir acompañada en tales cursos de su vida, pese a no conocer directamente a nadie más que Jace, esperaba forjar un par de amistades y confianzas como las que los creaban los personajes de los cuentos que tanto le fascinaban.
Mas ahora no podía si no sentirse cohibida, incluso la joven figura del capitán de la banda le resultaba intimidante, entre ellos existía un sentimiento de confianza que para ella le era ajena. Reservándose en el silencio caminó junto al grupo con el arco en la mano y otra en el carcaj que pendía del cinturón, al igual que sus espadas dobles.
No obstante, una perturbación en la fuerza hizo que levantara la vista sobre su hombro, cruzando su mirada esmeralda con unos ojos lascivos y una perversa sonrisa que sostenían una mano sobre su hombro. Su nariz se agito con la respiración acelerada a la vez que abría con fuerza sus ojos frente a Zyra.
Le estaba tocando, que miedo.
Las palabras de la piratilla fueron un alivio para ella, que curvó una sonrisa amigable, un poco temerosa, con las mejillas pintadas por la vergüenza. Echó hacia atrás la capucha revelando entre su verdosa melena trenzada unas extrañas orejas, finas y puntiagudas. -¿A él? N-nos conocimos en una fiesta de vinos, ¿no se los dijo? Fue en la isla Tor… Tru… Turvolt, creo. - Dijo a la chica con una voz un tanto débil, difícil de oír, opacada por su tímidez.- … Pueden llamarme Erinia. Es un placer conocerlos, Jace me habló mucho de ustedes. – Esta vez se dirigía a todos y alzó la voz para poder ser oída, aunque no dejaba de hablar bajo, para a continuación dar una breve reverencia uniendo las palmas en su regazo e inclinando la cabeza ante el grupo, un gesto demasiado formal.
Mas ahora no podía si no sentirse cohibida, incluso la joven figura del capitán de la banda le resultaba intimidante, entre ellos existía un sentimiento de confianza que para ella le era ajena. Reservándose en el silencio caminó junto al grupo con el arco en la mano y otra en el carcaj que pendía del cinturón, al igual que sus espadas dobles.
No obstante, una perturbación en la fuerza hizo que levantara la vista sobre su hombro, cruzando su mirada esmeralda con unos ojos lascivos y una perversa sonrisa que sostenían una mano sobre su hombro. Su nariz se agito con la respiración acelerada a la vez que abría con fuerza sus ojos frente a Zyra.
Le estaba tocando, que miedo.
Las palabras de la piratilla fueron un alivio para ella, que curvó una sonrisa amigable, un poco temerosa, con las mejillas pintadas por la vergüenza. Echó hacia atrás la capucha revelando entre su verdosa melena trenzada unas extrañas orejas, finas y puntiagudas. -¿A él? N-nos conocimos en una fiesta de vinos, ¿no se los dijo? Fue en la isla Tor… Tru… Turvolt, creo. - Dijo a la chica con una voz un tanto débil, difícil de oír, opacada por su tímidez.- … Pueden llamarme Erinia. Es un placer conocerlos, Jace me habló mucho de ustedes. – Esta vez se dirigía a todos y alzó la voz para poder ser oída, aunque no dejaba de hablar bajo, para a continuación dar una breve reverencia uniendo las palmas en su regazo e inclinando la cabeza ante el grupo, un gesto demasiado formal.
Jace eigner
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Nos encontrábamos de viaje por el East blue hace ya varios días cuando en cierta isla uno de mis “Contactos” (Si es que saber dónde buscar información se puede llamar en si un contacto) se le paso por la mente mencionarme que había una persona en alguna isla cercana con mas información acerca de unas ruinas de alguna civilización antigua, que como quien quiera la cosa, me hizo traer mi tripulación finalmente a las islas Gecko, después de sacarle la información a las buenas (O tal vez no tanto).
Seria ahí donde al parecer habría alguna clase de festival (cosa que como siempre era mi ambiente de robo perfecto… Y que vendría bien para la ocasión) lo que me sorprendería seria que el jefe me pediría acompañarme junto a Zira y a la nueva recluta (para variar introducida al lugar hace nada por mi), en donde las dudas de porque nos habíamos pasado por el lugar se hacían bastante presentes.
-Aunque no lo parezca les pedí que viniésemos aquí por trabajo, no pienso faltar a mí norma de vida – Explicaría mientras nos dirigíamos caminando por la calle viendo los festejos de la isla (los cuales para nada eran poco glamurosos, pero a pesar de todo les faltaba algo), dejando bien en claro que como siempre el trabajo para mi es lo más importante. Sería entonces donde Alpha preguntaría por la chica nueva –Oh ella es Erinia es la que les comenté que conocí en el trabajo de tiempo atrás- Explicaría para más remate con un resumen hecho por el mismo pecado capital de la pereza, pero que personalmente me daba un poco igual ya en estos momentos (Después de todo si se trataba de un trabajo podía ser cualquier cosa en mi vida).
A su vez voltearía para ver a los presentes de la tripulación notando los ojos de mi Odiada compañera mientras tomaba el hombro de mi nueva recluta –Zira con los nuevos no se juega de esa manera. – Expresaría mirándola feo si es que esa mirada que le tire no cortaba si quiera, cuanto menos haría notar a Zira que no jugase con los nuevos tripulantes y aún menos los asustase… Fuese como fuese, me intentaría volver al ritmo de caminata cuando ella volvería a preguntar a que veníamos… -Estamos buscando información, así que mantente tranquila – Me expresaría agotado para mirar a mi capitán –Tengo un contacto para un objetivo que podría agradarle dependiendo la situación, pero no sé qué tan agradable sea, por lo que preferí venir preparado, aunque dudo suceda algo. – Les expresaría a mis compañeros empezando a caminar de nuevo, como siempre tenía dudas de la situación, pero la realidad podía ser que no pasara nada…
Solo lo sabríamos al llegar al lugar del encuentro y toparnos con ese tipo… Debía conseguir la información a pesar de que fuese a las malas, después de todo esas ruinas pueden estar en cualquier lado y no es como que de terror arruinar la fiesta en un bar en mitad de un carnaval.
Seria ahí donde al parecer habría alguna clase de festival (cosa que como siempre era mi ambiente de robo perfecto… Y que vendría bien para la ocasión) lo que me sorprendería seria que el jefe me pediría acompañarme junto a Zira y a la nueva recluta (para variar introducida al lugar hace nada por mi), en donde las dudas de porque nos habíamos pasado por el lugar se hacían bastante presentes.
-Aunque no lo parezca les pedí que viniésemos aquí por trabajo, no pienso faltar a mí norma de vida – Explicaría mientras nos dirigíamos caminando por la calle viendo los festejos de la isla (los cuales para nada eran poco glamurosos, pero a pesar de todo les faltaba algo), dejando bien en claro que como siempre el trabajo para mi es lo más importante. Sería entonces donde Alpha preguntaría por la chica nueva –Oh ella es Erinia es la que les comenté que conocí en el trabajo de tiempo atrás- Explicaría para más remate con un resumen hecho por el mismo pecado capital de la pereza, pero que personalmente me daba un poco igual ya en estos momentos (Después de todo si se trataba de un trabajo podía ser cualquier cosa en mi vida).
A su vez voltearía para ver a los presentes de la tripulación notando los ojos de mi Odiada compañera mientras tomaba el hombro de mi nueva recluta –Zira con los nuevos no se juega de esa manera. – Expresaría mirándola feo si es que esa mirada que le tire no cortaba si quiera, cuanto menos haría notar a Zira que no jugase con los nuevos tripulantes y aún menos los asustase… Fuese como fuese, me intentaría volver al ritmo de caminata cuando ella volvería a preguntar a que veníamos… -Estamos buscando información, así que mantente tranquila – Me expresaría agotado para mirar a mi capitán –Tengo un contacto para un objetivo que podría agradarle dependiendo la situación, pero no sé qué tan agradable sea, por lo que preferí venir preparado, aunque dudo suceda algo. – Les expresaría a mis compañeros empezando a caminar de nuevo, como siempre tenía dudas de la situación, pero la realidad podía ser que no pasara nada…
Solo lo sabríamos al llegar al lugar del encuentro y toparnos con ese tipo… Debía conseguir la información a pesar de que fuese a las malas, después de todo esas ruinas pueden estar en cualquier lado y no es como que de terror arruinar la fiesta en un bar en mitad de un carnaval.
Kaede Bluemoon
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- Kampai - y el sonido de las copas chocando, dentro de un circulo de personas donde las copas no eran pocas, se vertían en la bocas y algunas en las losas, en celebración cuantiosa, la mujer se paseaba airosa.
Como si fuera un fantasma, se colaba entre la gente, les hablaba como si les conociera, y muchos por la influencia del alcohol y la fiesta, no se detenían a pensar de donde ni cuándo. Y para cuando la idea frotaba en su memoria, estaba muy lejos como para preguntarle. Si fuera un lugar "normal" de seguro terminan por atraparla. Pero en mitad de una fiesta se podría esconder de un ejército, a pesar de lo alocado de su Psiquis.
Tenía unos tragos encima sí, pero no estaba borracha, no le gustaba tanto la cerveza como le gustaba el simple hecho de la fiesta, las personas la música y el sentimiento festivo. Claro que la cerveza gratis era un aliciente bienvenido a hospedarse en su templo corpóreo. Pero solo hasta mientras sus sentidos no se aletargaran demasiado.
y fue justo por esto que vería algo que le llamo la atención como lo aria una pintura de gran belleza. Pero espera, no es una pintura, n una escultura. Camina respira y habla, un cuento de hadas en la vida real. O al menos eso es lo que una persona risueña diría. Lo que Kaede pensó en ese momento, fue "interesante". Si eso mismo.
Claro que no estaban precisamente cerca, pero por la calle había mucha gente y son pocos los que saben moverse de manera eficiente en estas condiciones. De manera que darles alcance no fue cosa del otro mundo. Estuvo lo bastante cerca para escucharlos murmurar entre ellos,. Pero con todo lo que podía significar era algo que al momento no aporto, más que secuestrar Admirar a la chica de esmeraldinos cabellos.
Como si fuera un fantasma, se colaba entre la gente, les hablaba como si les conociera, y muchos por la influencia del alcohol y la fiesta, no se detenían a pensar de donde ni cuándo. Y para cuando la idea frotaba en su memoria, estaba muy lejos como para preguntarle. Si fuera un lugar "normal" de seguro terminan por atraparla. Pero en mitad de una fiesta se podría esconder de un ejército, a pesar de lo alocado de su Psiquis.
Tenía unos tragos encima sí, pero no estaba borracha, no le gustaba tanto la cerveza como le gustaba el simple hecho de la fiesta, las personas la música y el sentimiento festivo. Claro que la cerveza gratis era un aliciente bienvenido a hospedarse en su templo corpóreo. Pero solo hasta mientras sus sentidos no se aletargaran demasiado.
y fue justo por esto que vería algo que le llamo la atención como lo aria una pintura de gran belleza. Pero espera, no es una pintura, n una escultura. Camina respira y habla, un cuento de hadas en la vida real. O al menos eso es lo que una persona risueña diría. Lo que Kaede pensó en ese momento, fue "interesante". Si eso mismo.
Claro que no estaban precisamente cerca, pero por la calle había mucha gente y son pocos los que saben moverse de manera eficiente en estas condiciones. De manera que darles alcance no fue cosa del otro mundo. Estuvo lo bastante cerca para escucharlos murmurar entre ellos,. Pero con todo lo que podía significar era algo que al momento no aporto, más que
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