Prometeo
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No había ninguna razón en particular por la que estuviera allí: sencillamente se había perdido. Se había separado de Nick hacía poco más de una hora con el propósito de investigar el barco errante que vagaba por las aguas del Paraíso. Thriller Bark. La densa y fantasmagórica bruma impedía ver más allá de cinco metros. Las oscuras siluetas de los árboles parecían espectros danzantes y el silbido del viento poco y nada ayudaba a amenizar la caminata de Prometeo. El revolucionario estaba tranquilo (como siempre), pero se debía principalmente a que no creía en nada que perteneciera a un plano… espectral, por decirlo de algún modo.
Cansada de que el teniente siempre anduviera con pintas de payaso, Luna le dijo exactamente lo que debía llevar: un hermoso traje hecho a la medida que resaltaba su atlético cuerpo. Ahora mismo, Prometeo llevaba entre el brazo y la dorsal izquierda la chaqueta negra. Vestía la camisa azul petróleo arremangada y por algún motivo los relucientes zapatos negros parecían ignorar el barro y la suciedad de la tierra. Unos aros que recordaban el sol colgaban de sus orejas, mientras que unas líneas enrojecidas se dibujaban bajo sus ojos. «Un poco de maquillaje no te vendrá mal, jefe», dijo la bailarina exótica antes de que Prometeo abandonara el Vapor Justice.
—¿Qué debería hacer…? —se preguntó luego de soltar un suspiro.
Daba igual hacia donde mirase: todo estaba oscuro. Si no fuera por la débil llama anaranjada que flotaba en su mano (que servía a modo de antorcha), habría tropezado en varias ocasiones. No servía de mucho, pero peor es nada. Prometeo continuó caminando sin saber si iba hacia el norte o hacia el sur, este u oeste, y solo se detuvo cuando sus ojos distinguieron un fuego verde flotando entre la bruma. Se quedó quieto, expectante, y pronto comenzó a oír la triste y lenta melodía de un violín. No se había movido, de eso estaba seguro, entonces ¿cómo había llegado la oscura silueta de un castillo?
Tragó saliva, dudando de si hacía bien en no creer. Todo en Thriller Bark parecía tan… tenebroso, siniestro, espectral. Además, sentía que alguien le miraba desde las sombras, como una bestia al acecho. Confiaba en su entrenamiento y en sus habilidades; creía que podría sobreponerse a cualquier enemigo que intentase atacarle. Quizás pecaba de confianza, era consciente de ello, pero tenía razones para hacerlo.
Tragó saliva, dudando de si hacía bien en no creer en fantasmas e historias de terror. Todo en Thriller Bark parecía tan… tenebroso, siniestro, incluso espectral. Además, sentía que alguien le miraba desde las sombras como si fuera una bestia al acecho. En cualquier momento se transformaría en el fénix y echaría a volar. Se armó de valentía, ignoró las miradas y, con el ceño fruncido y una expresión de determinación, avanzó hacia la silueta. Con un poco de suerte se encontraría con un zombi simpático.
Cansada de que el teniente siempre anduviera con pintas de payaso, Luna le dijo exactamente lo que debía llevar: un hermoso traje hecho a la medida que resaltaba su atlético cuerpo. Ahora mismo, Prometeo llevaba entre el brazo y la dorsal izquierda la chaqueta negra. Vestía la camisa azul petróleo arremangada y por algún motivo los relucientes zapatos negros parecían ignorar el barro y la suciedad de la tierra. Unos aros que recordaban el sol colgaban de sus orejas, mientras que unas líneas enrojecidas se dibujaban bajo sus ojos. «Un poco de maquillaje no te vendrá mal, jefe», dijo la bailarina exótica antes de que Prometeo abandonara el Vapor Justice.
—¿Qué debería hacer…? —se preguntó luego de soltar un suspiro.
Daba igual hacia donde mirase: todo estaba oscuro. Si no fuera por la débil llama anaranjada que flotaba en su mano (que servía a modo de antorcha), habría tropezado en varias ocasiones. No servía de mucho, pero peor es nada. Prometeo continuó caminando sin saber si iba hacia el norte o hacia el sur, este u oeste, y solo se detuvo cuando sus ojos distinguieron un fuego verde flotando entre la bruma. Se quedó quieto, expectante, y pronto comenzó a oír la triste y lenta melodía de un violín. No se había movido, de eso estaba seguro, entonces ¿cómo había llegado la oscura silueta de un castillo?
Tragó saliva, dudando de si hacía bien en no creer. Todo en Thriller Bark parecía tan… tenebroso, siniestro, espectral. Además, sentía que alguien le miraba desde las sombras, como una bestia al acecho. Confiaba en su entrenamiento y en sus habilidades; creía que podría sobreponerse a cualquier enemigo que intentase atacarle. Quizás pecaba de confianza, era consciente de ello, pero tenía razones para hacerlo.
Tragó saliva, dudando de si hacía bien en no creer en fantasmas e historias de terror. Todo en Thriller Bark parecía tan… tenebroso, siniestro, incluso espectral. Además, sentía que alguien le miraba desde las sombras como si fuera una bestia al acecho. En cualquier momento se transformaría en el fénix y echaría a volar. Se armó de valentía, ignoró las miradas y, con el ceño fruncido y una expresión de determinación, avanzó hacia la silueta. Con un poco de suerte se encontraría con un zombi simpático.
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