Kaikan D. Taishi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Era una mañana cualquiera en la Isla Downs, el Sol radiante iluminaba el cielo y los gaviotas graznaban cerca del pequeño astillero localizado lejos del gran puerto, de hecho, contaba con su pequeño puerto de madera donde podían anclar un par de barcos. El lugar se encontraba en las afueras de la ciudad alejado del comercio y las gentes de la isla, a simple vista parecía un sitio tranquilo y agradable.
Desde primera hora de la mañana Taishi se encontraba trabajando unas maderas que había ido a buscar esa misma mañana ya que tenía varios encargos pendientes: Pequeños botes para un barco, sin embargo iban a ser los mejores botes que aquellos marineros iban a ver. Una vez tuvo las maderas en el astillero empezó a trabajarlas, sus manos se deslizaban con los tablones de madera, con su boca sujetaba varios clavos y con una mano iba colocando la madera y con la izquierda golpeando con el martillo que sujetaba. A consecuencia de la tranquilidad del lugar se podía escuchar el sonido de los martillazos desde lejos que se compenetraban con las olas del mar rompiendo contra las rocas de la orilla, mientras trabajaba aquellas tablas bebía de la calabaza que colgaba de su cinturón, por el olor que desprendía podía deducirse fácilmente que se trataba de sake y pese a la cantidad de alcohol ingerida no parecía afectarle lo más mínimo a la hora de moverse o trabajar.
Era ya medio día cuando Taishi fue sorprendido por la pequeña Ai, la hija de un matrimonio que vivía cerca del astillero y a la cual ayudó a construir la casa donde vivía dicha familia, desde ese momento siempre fueron muy agradecidos con él, por eso, todos los días la pequeña bajaba al astillero con un bentô para comer con el carpintero, al que consideraba su amigo. ¡Taishi-san, Taishi-san! - La dulce voz de la niña resonó por el astillero, sus pies golpeando la madera mientras corría indicaba lo cerca que estaba ya. ¿Uhm...? - Taishi giró el rostro consciente de quien era - ¿Otra vez has vuelto, Ai? - El carpintero observó fijamente a la chica, dejó las herramientas y acarició el cabello de la pequeña - Siéntate, veamos que has traído hoy para comer - Se sentaron sobre las maderas que Tashi trabajaba para tomar un descanso. He preparado yo la comida, como siempre - Decía mientras le entregaba el bentô, él se limitó a sonreír consciente de que aquella comida la había preparado la madre de la pequeña, sin embargo, no iba a quitarle la ilusión a la pequeña. Los dos comieron juntos, la pequeña quien sentía profunda admiración por Taishi observaba con atención sus obras y tras acabar de comer se quedaría sentada en unas maderas observando con el hombre trabajaba y acababa los encargos que tenía pendiente.
El amanecer teñía el cielo de un bonito color rojizo, las gaviotas sobrevolaban el astillero y Taishi terminaba los botes que tenía encargados. Tomó la calabaza con sake y le dio un largo trago antes de sentarse al lado de Ai, quien no había apartado la mirada de Taishi. ¿Nunca has pensado en viajar en los barcos que construyes? - Preguntó la pequeña de voz dulce sin apartar la mirada de los botes. Este bote no puede cruzar el mar, Ai - Respondería el carpintero dando otro trago a la bebida. Lo sé, pero has reparado y construido grandes barcos - Desvío la mirada hacia su amigo con una media sonrisa - ¿Nunca has pensado en navegar en ninguno de ellos? - Hizo hincapié de nuevo en la misma pregunta, él se puso en pie colocándole la mano encima de la cabeza y removiéndole el pelo, después tomaría las maderas restantes, cada una de unos cuatro metros y las cargaría sobre su hombro sin problema alguno - Yo viajo en cada uno de los barcos que construyo, ellos son mis obras y en cada una de ellas hay una parte de mí - La respuesta maravilló a la pequeña, para ella Taishi era su ídolo, era tan genial o eso le parecía a ella. ¡Algún día seré una gran carpintera como tú! - Confesó la pequeña con una sonrisa. Tal vez, pero tendrás que trabajar mucho. Ahora es hora de que vuelvas a casa, Ai, es tarde y tus padres estarán esperándote. La pequeña acompañó a su amigo hasta el astillero y después se despidió y se fue corriendo a su casa, por otro lado, Taishi rellenó la calabaza de sake y se sentó en el pequeño puerto de madera observando el mar. Yo algún día construiré un barco capaz de surcar todos los mares, el rey de la Grand Line. - Pensó mientras disfrutaba de la bebida y las vistas.
Desde primera hora de la mañana Taishi se encontraba trabajando unas maderas que había ido a buscar esa misma mañana ya que tenía varios encargos pendientes: Pequeños botes para un barco, sin embargo iban a ser los mejores botes que aquellos marineros iban a ver. Una vez tuvo las maderas en el astillero empezó a trabajarlas, sus manos se deslizaban con los tablones de madera, con su boca sujetaba varios clavos y con una mano iba colocando la madera y con la izquierda golpeando con el martillo que sujetaba. A consecuencia de la tranquilidad del lugar se podía escuchar el sonido de los martillazos desde lejos que se compenetraban con las olas del mar rompiendo contra las rocas de la orilla, mientras trabajaba aquellas tablas bebía de la calabaza que colgaba de su cinturón, por el olor que desprendía podía deducirse fácilmente que se trataba de sake y pese a la cantidad de alcohol ingerida no parecía afectarle lo más mínimo a la hora de moverse o trabajar.
Era ya medio día cuando Taishi fue sorprendido por la pequeña Ai, la hija de un matrimonio que vivía cerca del astillero y a la cual ayudó a construir la casa donde vivía dicha familia, desde ese momento siempre fueron muy agradecidos con él, por eso, todos los días la pequeña bajaba al astillero con un bentô para comer con el carpintero, al que consideraba su amigo. ¡Taishi-san, Taishi-san! - La dulce voz de la niña resonó por el astillero, sus pies golpeando la madera mientras corría indicaba lo cerca que estaba ya. ¿Uhm...? - Taishi giró el rostro consciente de quien era - ¿Otra vez has vuelto, Ai? - El carpintero observó fijamente a la chica, dejó las herramientas y acarició el cabello de la pequeña - Siéntate, veamos que has traído hoy para comer - Se sentaron sobre las maderas que Tashi trabajaba para tomar un descanso. He preparado yo la comida, como siempre - Decía mientras le entregaba el bentô, él se limitó a sonreír consciente de que aquella comida la había preparado la madre de la pequeña, sin embargo, no iba a quitarle la ilusión a la pequeña. Los dos comieron juntos, la pequeña quien sentía profunda admiración por Taishi observaba con atención sus obras y tras acabar de comer se quedaría sentada en unas maderas observando con el hombre trabajaba y acababa los encargos que tenía pendiente.
El amanecer teñía el cielo de un bonito color rojizo, las gaviotas sobrevolaban el astillero y Taishi terminaba los botes que tenía encargados. Tomó la calabaza con sake y le dio un largo trago antes de sentarse al lado de Ai, quien no había apartado la mirada de Taishi. ¿Nunca has pensado en viajar en los barcos que construyes? - Preguntó la pequeña de voz dulce sin apartar la mirada de los botes. Este bote no puede cruzar el mar, Ai - Respondería el carpintero dando otro trago a la bebida. Lo sé, pero has reparado y construido grandes barcos - Desvío la mirada hacia su amigo con una media sonrisa - ¿Nunca has pensado en navegar en ninguno de ellos? - Hizo hincapié de nuevo en la misma pregunta, él se puso en pie colocándole la mano encima de la cabeza y removiéndole el pelo, después tomaría las maderas restantes, cada una de unos cuatro metros y las cargaría sobre su hombro sin problema alguno - Yo viajo en cada uno de los barcos que construyo, ellos son mis obras y en cada una de ellas hay una parte de mí - La respuesta maravilló a la pequeña, para ella Taishi era su ídolo, era tan genial o eso le parecía a ella. ¡Algún día seré una gran carpintera como tú! - Confesó la pequeña con una sonrisa. Tal vez, pero tendrás que trabajar mucho. Ahora es hora de que vuelvas a casa, Ai, es tarde y tus padres estarán esperándote. La pequeña acompañó a su amigo hasta el astillero y después se despidió y se fue corriendo a su casa, por otro lado, Taishi rellenó la calabaza de sake y se sentó en el pequeño puerto de madera observando el mar. Yo algún día construiré un barco capaz de surcar todos los mares, el rey de la Grand Line. - Pensó mientras disfrutaba de la bebida y las vistas.
Andrew Newmind
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Aquellos que visitaran Downs por primera vez durante el día podrían pensar muchas cosas menos que era el centro de las actividades ilegales del North Blue. Por el día Downs era una ciudad tranquila llena de niños corriendo por sus calles, adultos yendo y viniendo de sus trabajos, vendedores ambulantes y todos aquellos visitantes recién llegados exploraban sus calles. Era una ciudad que ocultaba todas sus transacciones del bajo mundo bajo la fachada de una ciudad cómoda, segura y libre de delitos.
Ya que Andrew trabajaba solamente por las noches en La Cueva del Calipso, por el día se encargaba de esa parte de su vida que no está relacionada con el bajo mundo. Se había comprometido a visitar a una anciana enferma que vivía en las afueras de la ciudad principal de Downs y para llegar a casa de la anciana debía cruzar por una de las costas de la isla por donde había un puerto pequeño y lo que parecía ser un astillero.
Andrew había llegado temprano a casa de la anciana y fue recibido por Kall, el hijo de la señora. Kall era un hombre delgado, blanco y alto que solía apostar en las peleas clandestinas de La Cueva del Calipso frecuentemente que vivía solo con su madre.
Al entrar a la habitación donde se encontraba la anciana, esta estaba encamada con una bata de dormir. Era una señora de cabellos blancos como la nieve, su piel arrugada y llenas de las típicas manchas que solían aparecer en las personas de edad avanzada.
-Buenos días. Mi nombre es Andrew y es un placer conocerla –dijo Andrew amablemente a la señora. –Su hijo Kall me pidió que la ayudara con sus heridas. ¿Cuál es su nombre?
Kall y su madre vivían en lo que podría considerarse una vivienda humilde. Kall tenía su propia marisquería en la ciudad principal que le daba el dinero suficiente como para vivir mejor, pero decidía dedicar la mayor parte de sus ganancias en apuestas que por lo general resultaban en pérdidas. Él era el vivo ejemplo de aquellos con adicción por las apuestas, razón por la cual no podía darle una mejor vida a su madre.
-Es un placer conocerte hijo, gracias por tomarte la molestia de atender a esta anciana que no hace más que ser una molestia –dijo la anciana encamada con una sonrisa en su rostro. –Mi nombre es Sara.
-No eres una molestia mamá, nunca lo has sido y nunca lo serás –dijo Kall sentándose en la cama junto con su madre para tomarle la mano. –Andrew, ella tuvo una caída ayer mientras iba al baño y hoy no ha podido levantarse.
-Señora, permítame revisarla. Subiré un poco su bata de dormir –dijo Andrew informando lo que iba a hacer.
Andrew se acercó y logró ver algunos hematomas en la piel de sus rodillas producto de la caída, y al tocar la zona de las caderas se percató de una deformidad ósea.
-Es normal que no pueda levantarse. Aparentemente tiene una fractura de cadera por lo que debe permanecer en cama pero no hay de que preocuparse –dijo Andrew mientras escribía con sus típicos garabatos. –Compra estos medicamentos y allí te dejo las indicaciones. Yo me encargaré de enviarte a algún especialista del equipo médico del estadio para que evalué la fractura adecuadamente –le indicó Andrew a Kall.
-Muchas gracias hijo, me ha alegrado el día ser visitada por un joven buen mozo como tú –dijo la anciana sonriente.
Andrew no pudo evitar reír. –No se preocupe señora, pronto volveré a visitarla. Me retiro por el momento.
-Andrew, dime cuánto te debo –preguntó Kall luego de acompañar a Andrew hasta la puerta.
-No te preocupes Kall, considéralo un favor –dijo Andrew amablemente.
-Muchísimas gracias Andrew, te lo pagaré algún día –respondió Kall.
Andrew iba camino a la ciudad y pasaba de nuevo por la zona del pequeño puerto cercano al astillero. El joven pudo ver como una niña se alejaba del astillero corriendo. Definitivamente las afueras de la ciudad de Downs no era lugar para que una niña anduviera sola.
Un instante después, de que la niña desapareciera de la vista de Andrew, un fuerte grito se hizo sentir en aquella zona.
-¡AUXILIOOO TAISHIII-SANNN! –Fue lo que se escuchó.
Andrew se detuvo al momento de escuchar el grito buscando la dirección de donde había venido. – ¿Esa es la niña que acabo de ver hace un momento? ¿Quién es Taishi? Ahora ¿qué hago? –se preguntó Andrew.
Ya que Andrew trabajaba solamente por las noches en La Cueva del Calipso, por el día se encargaba de esa parte de su vida que no está relacionada con el bajo mundo. Se había comprometido a visitar a una anciana enferma que vivía en las afueras de la ciudad principal de Downs y para llegar a casa de la anciana debía cruzar por una de las costas de la isla por donde había un puerto pequeño y lo que parecía ser un astillero.
Andrew había llegado temprano a casa de la anciana y fue recibido por Kall, el hijo de la señora. Kall era un hombre delgado, blanco y alto que solía apostar en las peleas clandestinas de La Cueva del Calipso frecuentemente que vivía solo con su madre.
Al entrar a la habitación donde se encontraba la anciana, esta estaba encamada con una bata de dormir. Era una señora de cabellos blancos como la nieve, su piel arrugada y llenas de las típicas manchas que solían aparecer en las personas de edad avanzada.
-Buenos días. Mi nombre es Andrew y es un placer conocerla –dijo Andrew amablemente a la señora. –Su hijo Kall me pidió que la ayudara con sus heridas. ¿Cuál es su nombre?
Kall y su madre vivían en lo que podría considerarse una vivienda humilde. Kall tenía su propia marisquería en la ciudad principal que le daba el dinero suficiente como para vivir mejor, pero decidía dedicar la mayor parte de sus ganancias en apuestas que por lo general resultaban en pérdidas. Él era el vivo ejemplo de aquellos con adicción por las apuestas, razón por la cual no podía darle una mejor vida a su madre.
-Es un placer conocerte hijo, gracias por tomarte la molestia de atender a esta anciana que no hace más que ser una molestia –dijo la anciana encamada con una sonrisa en su rostro. –Mi nombre es Sara.
-No eres una molestia mamá, nunca lo has sido y nunca lo serás –dijo Kall sentándose en la cama junto con su madre para tomarle la mano. –Andrew, ella tuvo una caída ayer mientras iba al baño y hoy no ha podido levantarse.
-Señora, permítame revisarla. Subiré un poco su bata de dormir –dijo Andrew informando lo que iba a hacer.
Andrew se acercó y logró ver algunos hematomas en la piel de sus rodillas producto de la caída, y al tocar la zona de las caderas se percató de una deformidad ósea.
-Es normal que no pueda levantarse. Aparentemente tiene una fractura de cadera por lo que debe permanecer en cama pero no hay de que preocuparse –dijo Andrew mientras escribía con sus típicos garabatos. –Compra estos medicamentos y allí te dejo las indicaciones. Yo me encargaré de enviarte a algún especialista del equipo médico del estadio para que evalué la fractura adecuadamente –le indicó Andrew a Kall.
-Muchas gracias hijo, me ha alegrado el día ser visitada por un joven buen mozo como tú –dijo la anciana sonriente.
Andrew no pudo evitar reír. –No se preocupe señora, pronto volveré a visitarla. Me retiro por el momento.
-Andrew, dime cuánto te debo –preguntó Kall luego de acompañar a Andrew hasta la puerta.
-No te preocupes Kall, considéralo un favor –dijo Andrew amablemente.
-Muchísimas gracias Andrew, te lo pagaré algún día –respondió Kall.
Andrew iba camino a la ciudad y pasaba de nuevo por la zona del pequeño puerto cercano al astillero. El joven pudo ver como una niña se alejaba del astillero corriendo. Definitivamente las afueras de la ciudad de Downs no era lugar para que una niña anduviera sola.
Un instante después, de que la niña desapareciera de la vista de Andrew, un fuerte grito se hizo sentir en aquella zona.
-¡AUXILIOOO TAISHIII-SANNN! –Fue lo que se escuchó.
Andrew se detuvo al momento de escuchar el grito buscando la dirección de donde había venido. – ¿Esa es la niña que acabo de ver hace un momento? ¿Quién es Taishi? Ahora ¿qué hago? –se preguntó Andrew.
Kaikan D. Taishi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Taishi parecía inmerso en sus pensamiento cuando ese grito desgarrador le devolvió a la realidad, Ai parecía estar en problemas, esa voz era inconfundible y ese grito no auguraba nada bueno. No dudo en levantarse corriendo para rescatar a su pequeña amiga, pero cuando llegó no había nada a excepción de una nota: "La niña está con el Capitán Trock, te advertimos que cobrarnos tu trabajo iba a costarte caro". Taishi leyó con atención y después arrugó el papel con una mano consciente de donde debía ir a buscar a su pequeña amiga.
No tardó mucho en llegar al lugar donde los Piratas de Trock solían anclar su barco, cerca del vertedero donde llevaban a cabo sus tratos ilegales y traficaban con mercancías de dudosa procedencia. Esperaban la llegada del carpintero, de hecho, fue fácil intuirlo cuando en la entrada un grupo de cuatro matones le esperaban, las carcajadas eran cada vez más sonoras conforme avanzaba, también lo eran las burlas hacía Taishi y su profesión, a decir verdad no eran más que palabras sin sentido de rufianes sin objetivo alguno. ¡Será mejor que te marches! - Espetó uno de los matones que sujetaba un bate y observaba con atención la figura del carpintero. La amenaza o advertencia hizo estallar de nuevo las carcajadas de sus compañeros, sin embargo, Taishi se mantenía a una distancia de unos cuatro metros, con una mano sujetó la calabaza, la descorchó y acto seguido bebió de ella, el alcohol caía por la comisura de sus labios y aún así su presencia no parecía ser la de un joven borracho, todo lo contrario. Lo mejor que podéis hacer es devolverme a Ai sana, si le hacéis algún rasguño a la pequeña, os mataré - Advirtió el carpintero a los hombres de Trock.
Al parecer la amenaza no fue bien recibida por los matones que le superaban en número, se miraron incrédulos y empezaron a reírse a carcajadas, no creían que ese carpintero pudiese llegar a ser una amenaza para ellos, el más grande de ellos se acercó con el bate y cuando iba a golpear al joven este le encestó una violenta patada en la cara lanzándolo a su lugar de origen y dejándolo inconsciente tras la patada. Taishi mantuvo la pierna alzada durante unos segundos, momento que aprovechó para beber de nuevo de la calabaza de sake. Os he advertido, apartaos de mi camino si no queréis sufrir las consecuencias - Bajó la pierna y colgó de nuevo la calabaza en su cinturón. Los matones observaban atónitos lo ocurrido, no daban crédito. ¿Quién era ese tipejo que había tumbado a su compañero de una patada? El miedo conquistó sus cuerpos y se quedaron en silencio, después como si se tratase de una reacción causada por el propio miedo saltaron a por Taishi. Al primero de ellos logró bloquearle el puñetazo y contraatacarle con un gancho que le saldría salir por los aires, al segundo le bloquearía la patada con la rodilla, tomaría su pierna, lo levantaría y lo estamparía contra el suelo, al tercero y último se limitaría a pegarle una patada en el pecho que lo mandaría por los aires.
Avanzó a paso firme, el último de los matones se arrastraba entre gimoteos a consecuencia del miedo que sentía al sentir las getas, sandalias de madera, marcar los pasos del carpintero que avanzaba hacía el barco, tomó del cuello de la camisa al hombre y lo levantó - ¿Dónde está Ai? - Preguntó con cara de pocos amigos. El hombre no podía gesticular, el miedo lo tenía contra las cuerdas, tanto que se limitaba a sollozar, sin embargo, la respuesta iba a llegar por si sola cuando los hombres de Trock, a ojo eran unos cuarenta hicieron aparición en el campo de batalla, por otro lado, Trock aparecía agarrando a Ai por la nuca y la exhibía como el premio que parecía ser.
No tardó mucho en llegar al lugar donde los Piratas de Trock solían anclar su barco, cerca del vertedero donde llevaban a cabo sus tratos ilegales y traficaban con mercancías de dudosa procedencia. Esperaban la llegada del carpintero, de hecho, fue fácil intuirlo cuando en la entrada un grupo de cuatro matones le esperaban, las carcajadas eran cada vez más sonoras conforme avanzaba, también lo eran las burlas hacía Taishi y su profesión, a decir verdad no eran más que palabras sin sentido de rufianes sin objetivo alguno. ¡Será mejor que te marches! - Espetó uno de los matones que sujetaba un bate y observaba con atención la figura del carpintero. La amenaza o advertencia hizo estallar de nuevo las carcajadas de sus compañeros, sin embargo, Taishi se mantenía a una distancia de unos cuatro metros, con una mano sujetó la calabaza, la descorchó y acto seguido bebió de ella, el alcohol caía por la comisura de sus labios y aún así su presencia no parecía ser la de un joven borracho, todo lo contrario. Lo mejor que podéis hacer es devolverme a Ai sana, si le hacéis algún rasguño a la pequeña, os mataré - Advirtió el carpintero a los hombres de Trock.
Al parecer la amenaza no fue bien recibida por los matones que le superaban en número, se miraron incrédulos y empezaron a reírse a carcajadas, no creían que ese carpintero pudiese llegar a ser una amenaza para ellos, el más grande de ellos se acercó con el bate y cuando iba a golpear al joven este le encestó una violenta patada en la cara lanzándolo a su lugar de origen y dejándolo inconsciente tras la patada. Taishi mantuvo la pierna alzada durante unos segundos, momento que aprovechó para beber de nuevo de la calabaza de sake. Os he advertido, apartaos de mi camino si no queréis sufrir las consecuencias - Bajó la pierna y colgó de nuevo la calabaza en su cinturón. Los matones observaban atónitos lo ocurrido, no daban crédito. ¿Quién era ese tipejo que había tumbado a su compañero de una patada? El miedo conquistó sus cuerpos y se quedaron en silencio, después como si se tratase de una reacción causada por el propio miedo saltaron a por Taishi. Al primero de ellos logró bloquearle el puñetazo y contraatacarle con un gancho que le saldría salir por los aires, al segundo le bloquearía la patada con la rodilla, tomaría su pierna, lo levantaría y lo estamparía contra el suelo, al tercero y último se limitaría a pegarle una patada en el pecho que lo mandaría por los aires.
Avanzó a paso firme, el último de los matones se arrastraba entre gimoteos a consecuencia del miedo que sentía al sentir las getas, sandalias de madera, marcar los pasos del carpintero que avanzaba hacía el barco, tomó del cuello de la camisa al hombre y lo levantó - ¿Dónde está Ai? - Preguntó con cara de pocos amigos. El hombre no podía gesticular, el miedo lo tenía contra las cuerdas, tanto que se limitaba a sollozar, sin embargo, la respuesta iba a llegar por si sola cuando los hombres de Trock, a ojo eran unos cuarenta hicieron aparición en el campo de batalla, por otro lado, Trock aparecía agarrando a Ai por la nuca y la exhibía como el premio que parecía ser.
Andrew Newmind
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Andrew luego de pensar un poco fue cuidadosamente al sitio desde donde creía haber escuchado el grito. El lugar era un camino de tierra rodeado por maleza alta, en el que parecía haber huellas humanas sobre el suelo así que debía llevar a algún sitio poblado de la isla. Tirada en medio del camino encontró una nota que decía “La niña está con el Capitán Trock, te advertimos que cobrarnos tu trabajo iba a costarte caro".
-Esto es por venganza, debe ser un pirata –pensó Andrew.
En el instante que Andrew estaba leyendo escuchó unas pisadas, razón por la cual dejo la nota en su lugar y se ocultó entre la maleza para ver quién era la persona que se acercaba. Los pasos eran de un hombre fornido con cabello largo que vestía de kimono y calzaba unos getas de madera. El desconocido tomo la nota y la arrugo con una de sus manos.
-Parece molesto ¿será familia de la niña? –se preguntó Andrew. –Es probable que los que tienen a la niña sean piratas ya que en la nota dice algo sobre un tal Capitán Trock. No creo que él pueda contra una banda entera. No debería mezclarme en estos asuntos.
Andrew espero que aquel hombre del kimono se fuera para poder seguir su camino, sin embargo sus pensamientos obsesivos se hicieron presentes. La incertidumbre de saber que había pasado con aquella niña, de conocer la identidad del hombre del kimono y su relación con la niña eran una carga enorme para Andrew y su TOC.
-¡JODERR! –gritó Andrew antes de salir corriendo en la misma dirección del hombre del kimono.
Siguiendo de lejos al misterioso hombre de cabellos largos, llegaron a una zona cercana al vertedero. Había un barco pirata anclado cerca de la orilla del mar lo que confirmaba que el Capitán Trock era pirata. Andrew se escondió entre unos escombros y observó la situación.
Cuatro hombres que aparentaban ser peligrosos estaban esperando al tipo del kimono. El más grande y musculoso de ellos tenía un bate e intentó atacar al de cabellos largos pero fue fácilmente golpeado por este último cayendo inconsciente. El destino de los otros tres fue bastante similar, ya que a pesar de atacar todos juntos al tipo del kimono fueron derrotados en pocos movimientos.
-Creo que lo subestimé, es un tipo duro –se dijo Andrew a sí mismo.
Luego de haber derrotado a los cuatro hombres, Andrew observó como el hombre joven de kimono alzó a uno de los que acababa de derrotar aparentemente para interrogarlos, pero Andrew estaba lo suficientemente lejos como para no escuchar lo que hablaban entre ellos.
Para sorpresa de Andrew, un ejército de hombres apareció frente a ellos, era de varias decenas de hombres, aproximadamente unos cuarenta. Pero lo que más llamó la atención de Andrew era a un hombre ubicado frente a aquél ejército de hombres, como si del líder se tratara, agarrando por la nuca a la niña que Andrew había visto anteriormente.
-Ese idiota le hará daño a la niña. Por más fuerte que sea aquel hombre no podrá contra todos al mismo tiempo –pensó Andrew. –Rayos, y yo que no pensaba involucrarme.
Andrew se acercó caminando hacia donde estaba el hombre del kimono. -Vaya, que tenemos aquí. Tenemos a unos cuantos idiotas abusando de una niña. Debo decirles que hoy no están de suerte –dijo Andrew en voz alta intentando llamar la atención de los hombres mientras caminaba.
Aquel que tenía a la niña en el aire puso sus ojos en Andrew. -¿Quién eres tú mocoso? ¿Acaso eres amigo de este maldito carpintero? –dijo el aparente líder.
Andrew ignoró por completo las palabras de este y habló en voz baja con el hombre del kimono. –Quiero que estés enterado de que me importa un pepino lo que haya pasado entre ustedes, pero no puedo tolerar que alguien le haga daño a una niña indefensa. Te ayudaré a patearle el culo a estos tipos. Sin embargo primero tendremos que poner a la niña fuera de peligro –dijo Andrew con determinación en sus ojos. –Mi nombre es Andrew, luego me contaras quienes son estos tipos. No podemos actuar sin pensar mientras la niña se encuentre en sus manos.
-Esto es por venganza, debe ser un pirata –pensó Andrew.
En el instante que Andrew estaba leyendo escuchó unas pisadas, razón por la cual dejo la nota en su lugar y se ocultó entre la maleza para ver quién era la persona que se acercaba. Los pasos eran de un hombre fornido con cabello largo que vestía de kimono y calzaba unos getas de madera. El desconocido tomo la nota y la arrugo con una de sus manos.
-Parece molesto ¿será familia de la niña? –se preguntó Andrew. –Es probable que los que tienen a la niña sean piratas ya que en la nota dice algo sobre un tal Capitán Trock. No creo que él pueda contra una banda entera. No debería mezclarme en estos asuntos.
Andrew espero que aquel hombre del kimono se fuera para poder seguir su camino, sin embargo sus pensamientos obsesivos se hicieron presentes. La incertidumbre de saber que había pasado con aquella niña, de conocer la identidad del hombre del kimono y su relación con la niña eran una carga enorme para Andrew y su TOC.
-¡JODERR! –gritó Andrew antes de salir corriendo en la misma dirección del hombre del kimono.
Siguiendo de lejos al misterioso hombre de cabellos largos, llegaron a una zona cercana al vertedero. Había un barco pirata anclado cerca de la orilla del mar lo que confirmaba que el Capitán Trock era pirata. Andrew se escondió entre unos escombros y observó la situación.
Cuatro hombres que aparentaban ser peligrosos estaban esperando al tipo del kimono. El más grande y musculoso de ellos tenía un bate e intentó atacar al de cabellos largos pero fue fácilmente golpeado por este último cayendo inconsciente. El destino de los otros tres fue bastante similar, ya que a pesar de atacar todos juntos al tipo del kimono fueron derrotados en pocos movimientos.
-Creo que lo subestimé, es un tipo duro –se dijo Andrew a sí mismo.
Luego de haber derrotado a los cuatro hombres, Andrew observó como el hombre joven de kimono alzó a uno de los que acababa de derrotar aparentemente para interrogarlos, pero Andrew estaba lo suficientemente lejos como para no escuchar lo que hablaban entre ellos.
Para sorpresa de Andrew, un ejército de hombres apareció frente a ellos, era de varias decenas de hombres, aproximadamente unos cuarenta. Pero lo que más llamó la atención de Andrew era a un hombre ubicado frente a aquél ejército de hombres, como si del líder se tratara, agarrando por la nuca a la niña que Andrew había visto anteriormente.
-Ese idiota le hará daño a la niña. Por más fuerte que sea aquel hombre no podrá contra todos al mismo tiempo –pensó Andrew. –Rayos, y yo que no pensaba involucrarme.
Andrew se acercó caminando hacia donde estaba el hombre del kimono. -Vaya, que tenemos aquí. Tenemos a unos cuantos idiotas abusando de una niña. Debo decirles que hoy no están de suerte –dijo Andrew en voz alta intentando llamar la atención de los hombres mientras caminaba.
Aquel que tenía a la niña en el aire puso sus ojos en Andrew. -¿Quién eres tú mocoso? ¿Acaso eres amigo de este maldito carpintero? –dijo el aparente líder.
Andrew ignoró por completo las palabras de este y habló en voz baja con el hombre del kimono. –Quiero que estés enterado de que me importa un pepino lo que haya pasado entre ustedes, pero no puedo tolerar que alguien le haga daño a una niña indefensa. Te ayudaré a patearle el culo a estos tipos. Sin embargo primero tendremos que poner a la niña fuera de peligro –dijo Andrew con determinación en sus ojos. –Mi nombre es Andrew, luego me contaras quienes son estos tipos. No podemos actuar sin pensar mientras la niña se encuentre en sus manos.
Kaikan D. Taishi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Taishi se quedó en silencio, no esperaba visita y mucho menos la de un desconocido, su rostro era serio, incluso amenazador, no obstante parecía muy seguro del devenir de los acontecimientos, eran dos desconocidos contra una banda de cuarenta tripulantes, a ojos de cualquiera la balanza estaba claramente decantada, sin embargo, Taishi se mantenía en su posición y bebía de la tinaja donde guardaba su alcohol. El ambiente se volvió tensó, nadie atacaba y todos esperaban el siguiente movimiento pero el carpintero únicamente avanzó levemente la pierna ejerciendo fuerza contra el suelo como si estuviese cargando o esperando a sus adversarios, retiró el brazo izquierdo hacía atrás y cerró con fuerza el puño. Si quieres ayudar, saca a la niña de ahí, yo derrotaré a todos ellos de un único puñetazo - Una sonrisa se dibujó en el rostro de Taishi, sin embargo, hizo estallar a carcajadas a la mayoría de los bandidos, Trock incluido quiénes veían al joven carpintero como un fanfarrón.
Le miró de reojo, su extraña sonrisa seguía dibujada en su rostro y parecía que no se trataba de un farol, al menos, parecía confiar mucho en las palabras que acababa de decir, ahora era decisión de Andrew sacar a Ai de ahí. Entonces, en ese momento Trock divertido por la escena decidió atar a la niña a una piedra - ¿Vas a acabar con todos y a salvar a la niña, carpintero? - La burla del hombre desató la carcajada de sus hombres pero en ese preciso instante la mirada de Taishi se afiló. Te encargo a Ai, no te cruces.
Taishi abrió la mano y la cerró con fuerza y en cuestión de segundos golpeó al aire generando una enorme explosión que arrasaría todo a su paso, los primeros metros serían devastadores, pero debido a la escasez de metros que había entre los adversarios y los dos combatientes todo quedó desolado, los enemigos desintegrados y el barco de Trock se hundía hecho pedazos. Por suerte, en el momento del impacto Ai se encontraba sumergida pues todo lo que quedaba delante del carpintero había sido devastado por su poderoso puñetazo. Poco a poco recuperaba el aliento esperando a que el hombre desconocido hubiese salvado a su pequeña amiga.
Le miró de reojo, su extraña sonrisa seguía dibujada en su rostro y parecía que no se trataba de un farol, al menos, parecía confiar mucho en las palabras que acababa de decir, ahora era decisión de Andrew sacar a Ai de ahí. Entonces, en ese momento Trock divertido por la escena decidió atar a la niña a una piedra - ¿Vas a acabar con todos y a salvar a la niña, carpintero? - La burla del hombre desató la carcajada de sus hombres pero en ese preciso instante la mirada de Taishi se afiló. Te encargo a Ai, no te cruces.
Taishi abrió la mano y la cerró con fuerza y en cuestión de segundos golpeó al aire generando una enorme explosión que arrasaría todo a su paso, los primeros metros serían devastadores, pero debido a la escasez de metros que había entre los adversarios y los dos combatientes todo quedó desolado, los enemigos desintegrados y el barco de Trock se hundía hecho pedazos. Por suerte, en el momento del impacto Ai se encontraba sumergida pues todo lo que quedaba delante del carpintero había sido devastado por su poderoso puñetazo. Poco a poco recuperaba el aliento esperando a que el hombre desconocido hubiese salvado a su pequeña amiga.
Andrew Newmind
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Andrew observó como el hombre del kimono se limitaba a beber de su tinaja, que por el fuerte olor su contenido debía ser algún tipo de licor. Todos estaban quietos esperando quien diera el primer paso. El ejército de hombres que tenían a la niña secuestrada comenzó a mostrar signos de burla en sus rostros.
La prioridad era sacar a la niña de ese lugar, pues de comenzar un combate era evidente que podría salir muy mal herida. Andrew se encontraba pensando que hacer cuando el ebrio de su compañero sugirió que fuese Andrew quien se encargara de rescatar a la niña mientras él se encargaba de todo el ejército de hombres.
-Pareces confiado –dijo Andrew mientras a su compañero se le escapaba una ligera sonrisa. –Tengo el presentimiento de que este hombre hará un desastre –pensó Andrew.
Todos se burlaron de las palabras que había dicho aquel hombre de la tinaja de alcohol. El hombre que tenía agarrada a la niña por el cuello decidió amarrarla a una roca. Era una oportunidad de oro, lo único que frenaba a Andrew era que aquel hombre tuviera a la niña en sus manos. Al amarrarla a una roca hacia las cosas relativamente más sencillas para el rescate. Andrew flexionó sus piernas como si se estuviera preparando para realizar una carrera.
El hombre del kimono hizo una última advertencia en señal de que lo que vendría a continuación sería su ataque. En ese pequeño instante la piel de Andrew se llenó de un pelaje blanco y negro, le salieron garras y colmillos, y el cabello que antes tenía dos tonos distintos se volvió completamente oscuro.
Andrew salió disparado en una carrera para rescatar a la niña. No le tomó mucho tiempo llegar a la roca donde estaba amarrada. Uso sus garras para cortar las cuerdas de un zarpazo, tomó a la niña y corrió lejos del sitio.
El fuerte golpe del ebrio hizo que Andrew saliera disparado al aire mientras cargaba a la niña, por lo que decidió transformarse en un panda completo y cubrir el cuerpo de la niña en su totalidad. Al caer al piso el cuerpo de panda actuó como un colchón para que la niña no saliera herida durante la caída. Fue un gran poder destructivo en el que incluso el barco de aquellos hombres salió dañado.
Andrew se levantó y miró a la niña que estaba inconsciente. Ella tenía lesiones debido a las ataduras, pero además de eso parecía estar bien. –Probablemente perdió el conocimiento debido al impacto emocional –pensó Andrew antes de transformarse de nuevo en un panda completo.
Andrew tomó a la niña desmayada, la subió al lomo de su forma animal y se dirigió hacia donde se encontraba el desconocido con kimono.
-Se nota que eres idiota de los brutos –le dijo Andrew en su forma de panda al del kimono. –Si yo hubiese sido un humano común y corriente quizás la niña y yo estaríamos mal heridos. Eso fue irresponsable –dijo Andrew molesto, aunque probablemente aquel hombre nunca hubiera visto a un animal hablar o a un usuario de Akuma.
-La niña necesita descansar. Imagino que sabes donde vive. Debemos llevarla y así puedo examinarla mejor para corroborar que no tenga algún tipo de heridas de que preocuparse –le dijo Andrew al hombre del kimono.
La prioridad era sacar a la niña de ese lugar, pues de comenzar un combate era evidente que podría salir muy mal herida. Andrew se encontraba pensando que hacer cuando el ebrio de su compañero sugirió que fuese Andrew quien se encargara de rescatar a la niña mientras él se encargaba de todo el ejército de hombres.
-Pareces confiado –dijo Andrew mientras a su compañero se le escapaba una ligera sonrisa. –Tengo el presentimiento de que este hombre hará un desastre –pensó Andrew.
Todos se burlaron de las palabras que había dicho aquel hombre de la tinaja de alcohol. El hombre que tenía agarrada a la niña por el cuello decidió amarrarla a una roca. Era una oportunidad de oro, lo único que frenaba a Andrew era que aquel hombre tuviera a la niña en sus manos. Al amarrarla a una roca hacia las cosas relativamente más sencillas para el rescate. Andrew flexionó sus piernas como si se estuviera preparando para realizar una carrera.
El hombre del kimono hizo una última advertencia en señal de que lo que vendría a continuación sería su ataque. En ese pequeño instante la piel de Andrew se llenó de un pelaje blanco y negro, le salieron garras y colmillos, y el cabello que antes tenía dos tonos distintos se volvió completamente oscuro.
Andrew salió disparado en una carrera para rescatar a la niña. No le tomó mucho tiempo llegar a la roca donde estaba amarrada. Uso sus garras para cortar las cuerdas de un zarpazo, tomó a la niña y corrió lejos del sitio.
El fuerte golpe del ebrio hizo que Andrew saliera disparado al aire mientras cargaba a la niña, por lo que decidió transformarse en un panda completo y cubrir el cuerpo de la niña en su totalidad. Al caer al piso el cuerpo de panda actuó como un colchón para que la niña no saliera herida durante la caída. Fue un gran poder destructivo en el que incluso el barco de aquellos hombres salió dañado.
Andrew se levantó y miró a la niña que estaba inconsciente. Ella tenía lesiones debido a las ataduras, pero además de eso parecía estar bien. –Probablemente perdió el conocimiento debido al impacto emocional –pensó Andrew antes de transformarse de nuevo en un panda completo.
Andrew tomó a la niña desmayada, la subió al lomo de su forma animal y se dirigió hacia donde se encontraba el desconocido con kimono.
-Se nota que eres idiota de los brutos –le dijo Andrew en su forma de panda al del kimono. –Si yo hubiese sido un humano común y corriente quizás la niña y yo estaríamos mal heridos. Eso fue irresponsable –dijo Andrew molesto, aunque probablemente aquel hombre nunca hubiera visto a un animal hablar o a un usuario de Akuma.
-La niña necesita descansar. Imagino que sabes donde vive. Debemos llevarla y así puedo examinarla mejor para corroborar que no tenga algún tipo de heridas de que preocuparse –le dijo Andrew al hombre del kimono.
Kaikan D. Taishi
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Todo frente a Taishi quedó devastado, su gesto se relajó al ver que la niña volvía encima de un panda. ¿Un panda? El hombre arqueó la ceja porque no podía creerse lo que sus ojos veían y después escuchó al panda hablar y empezó a reírse a carcajadas, rápidamente dedujo que se trataba del poder de una de esas frutas del diablo o del infierno, no recordaba el nombre exactamente pero sí que su maestro Inka le había hablado de ella. Realizó un ademán restándole importancia a las palabras del desconocido y tomó a Ai en brazos, después saltó y se sentó encima del panda. ¡Vamos hombre panda, dirección al astillero! - Empezó a reír a carcajadas mientras bebía de su tinaja - Mi nombre es Taishi y soy el carpintero del pequeño astillero - Se presentó mientras esperaba ansioso a que el panda iniciase la marcha.
Llegaron cuando el sol ya se había puesto, su madre al verles de lejos salió corriendo buscando a su hija que se encontraba descansando en los brazos de Taishi, la mujer lloraba de felicidad pues pensaba que había perdido a su pequeña, sin embargo, gracias a la actuación de los dos hombres la niña estaba sana. Tal vez necesite que un médico la visite, pero yo creo que está bien - Empezó a reírse de nuevo a carcajadas, la verdad es que parecía que se reía con todo o casi todo. La madre de la pequeña junto a su marido invitaron al oso y al hombre a cenar asegurando que era lo mínimo que podían hacer por ellos, a Taishi ya le conocían y sabían de su amistad con su pequeña, también que Ai solía bajar al astillero para ver al carpintero trabajar ya que ella, siguiendo los pasos del joven quería llegar a ser una gran carpintera.
La noche transcurrió con tranquilidad y tras beber y cenar, Taishi se dispuso a marcharse agradeciendo la atención recibida y deseando una pronta recuperación de la pequeña, una vez fuera se despidió de Andrew, no fue muy extenso porque no era un hombre de muchas palabras, hablaba lo justo y necesario - Gracias por cuidar de Ai - Sonrío confiado - Espero que tengas suerte en aquello que te propongas y si los caminos vuelven a cruzarnos nos volveremos a ver, mientras tanto... ¡Cuídate! - Sin esperar respuesta el hombre dio media vuelta y se marchó mientras bebía de la tinaja, parecía ser un joven sencillo y divertido. Poco a poco se iba perdiendo entre los árboles del bosque.
Llegaron cuando el sol ya se había puesto, su madre al verles de lejos salió corriendo buscando a su hija que se encontraba descansando en los brazos de Taishi, la mujer lloraba de felicidad pues pensaba que había perdido a su pequeña, sin embargo, gracias a la actuación de los dos hombres la niña estaba sana. Tal vez necesite que un médico la visite, pero yo creo que está bien - Empezó a reírse de nuevo a carcajadas, la verdad es que parecía que se reía con todo o casi todo. La madre de la pequeña junto a su marido invitaron al oso y al hombre a cenar asegurando que era lo mínimo que podían hacer por ellos, a Taishi ya le conocían y sabían de su amistad con su pequeña, también que Ai solía bajar al astillero para ver al carpintero trabajar ya que ella, siguiendo los pasos del joven quería llegar a ser una gran carpintera.
La noche transcurrió con tranquilidad y tras beber y cenar, Taishi se dispuso a marcharse agradeciendo la atención recibida y deseando una pronta recuperación de la pequeña, una vez fuera se despidió de Andrew, no fue muy extenso porque no era un hombre de muchas palabras, hablaba lo justo y necesario - Gracias por cuidar de Ai - Sonrío confiado - Espero que tengas suerte en aquello que te propongas y si los caminos vuelven a cruzarnos nos volveremos a ver, mientras tanto... ¡Cuídate! - Sin esperar respuesta el hombre dio media vuelta y se marchó mientras bebía de la tinaja, parecía ser un joven sencillo y divertido. Poco a poco se iba perdiendo entre los árboles del bosque.
Andrew Newmind
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Al parecer las palabras de Andrew estaban siendo ignoradas, el hombre del kimono se hacia la vista gorda ante sus reclamos y en un instante lo tenía sobre su lomo con la niña en brazos.
-Grrr –rugió Andrew. –Idiota, ¿acaso crees que soy un maldito carromato que te llevara a pasear gratis? –dijo mientras el hombre del kimono reia a carcajadas y bebía de su tinaja. –Maldito alcohólico me las pagaras.
Andrew no tuvo más remedio que dirigirse hacia el astillero mientras refunfuñaba en el camino por tener que llevar a un hombre que bien pudiera ir caminando por su cuenta. El nombre del atrevido que llevaba a sus espaldas era Taishi el cual era el carpintero del pequeño astillero por el que Andrew había pasado más temprano.
Al llegar al sitio la que parecía ser la mamá de la niña se acercó llorando ya que estaba preocupada por no saber de su hija. El nombre de aquella niña era Ai y sus padres en señal de agradecimiento invitaron a cenar a ambos hombres. No fue hasta llegar a la casa de la niña que Andrew pudo descansar de cargar a Taishi a sus espaldas.
Andrew regresó a su forma humana sorprendiendo a los padres de la niña que creyeron que era un panda real.
-Perdón por asustarlos, no era mi intención. Yo soy médico, si me permiten puedo revisar a su hija –informó Andrew. Los padres de Ai estuvieron de acuerdo por lo que Andrew le realizó un examen físico a la niña en búsqueda de heridas sin embargo no encontró nada de importancia.
-Su hija se encuentra en perfectas condiciones, las marcas de su piel sanaran rápidamente. Es una niña fuerte –dijo Andrew.
-Muchas gracias por cuidar de mi hija –dijo la madre de Ai haciendo una reverencia dirigida hacia Taishi y Andrew.
-Entren a la casa que ya la cena está servida –informó el padre de Ai.
Aquellos jóvenes acompañaron a la pequeña familia a cenar. Socializaron un poco en la mesa. Andrew les contó que trabajaba como miembro de una sala médica en la ciudad principal de la isla y les dio la dirección por si en algún momento necesitaban ayuda con algo.
-Gracias por la comida. Estuvo delicioso –dijo Andrew cuando ya estaba en la entrada de la casa a punto de irse. Una vez fuera, Taishi se despidió de él y se fue rápidamente sin esperar siquiera que Andrew se despidiera.
-Es un maleducado que me ha usado de caballito. La próxima vez le patearé el trasero –pensó Andrew. -Es un tipo duro –dijo en voz alta mientras veía como aquel hombre se perdía entre los árboles.
Andrew observo el cielo estrellado de esa noche. Pensaba en la forma en la que se vio metido en un problema ajeno y como las horas pasaron volando sin darse cuenta –Va siendo hora de ir a trabajar –pensó mientras se encaminaba hacia la ciudad.
-Grrr –rugió Andrew. –Idiota, ¿acaso crees que soy un maldito carromato que te llevara a pasear gratis? –dijo mientras el hombre del kimono reia a carcajadas y bebía de su tinaja. –Maldito alcohólico me las pagaras.
Andrew no tuvo más remedio que dirigirse hacia el astillero mientras refunfuñaba en el camino por tener que llevar a un hombre que bien pudiera ir caminando por su cuenta. El nombre del atrevido que llevaba a sus espaldas era Taishi el cual era el carpintero del pequeño astillero por el que Andrew había pasado más temprano.
Al llegar al sitio la que parecía ser la mamá de la niña se acercó llorando ya que estaba preocupada por no saber de su hija. El nombre de aquella niña era Ai y sus padres en señal de agradecimiento invitaron a cenar a ambos hombres. No fue hasta llegar a la casa de la niña que Andrew pudo descansar de cargar a Taishi a sus espaldas.
Andrew regresó a su forma humana sorprendiendo a los padres de la niña que creyeron que era un panda real.
-Perdón por asustarlos, no era mi intención. Yo soy médico, si me permiten puedo revisar a su hija –informó Andrew. Los padres de Ai estuvieron de acuerdo por lo que Andrew le realizó un examen físico a la niña en búsqueda de heridas sin embargo no encontró nada de importancia.
-Su hija se encuentra en perfectas condiciones, las marcas de su piel sanaran rápidamente. Es una niña fuerte –dijo Andrew.
-Muchas gracias por cuidar de mi hija –dijo la madre de Ai haciendo una reverencia dirigida hacia Taishi y Andrew.
-Entren a la casa que ya la cena está servida –informó el padre de Ai.
Aquellos jóvenes acompañaron a la pequeña familia a cenar. Socializaron un poco en la mesa. Andrew les contó que trabajaba como miembro de una sala médica en la ciudad principal de la isla y les dio la dirección por si en algún momento necesitaban ayuda con algo.
-Gracias por la comida. Estuvo delicioso –dijo Andrew cuando ya estaba en la entrada de la casa a punto de irse. Una vez fuera, Taishi se despidió de él y se fue rápidamente sin esperar siquiera que Andrew se despidiera.
-Es un maleducado que me ha usado de caballito. La próxima vez le patearé el trasero –pensó Andrew. -Es un tipo duro –dijo en voz alta mientras veía como aquel hombre se perdía entre los árboles.
Andrew observo el cielo estrellado de esa noche. Pensaba en la forma en la que se vio metido en un problema ajeno y como las horas pasaron volando sin darse cuenta –Va siendo hora de ir a trabajar –pensó mientras se encaminaba hacia la ciudad.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.