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Ok, aquí vamos otra vez. Puede que allá llegado un poco tarde señoritas (aquí es cuando me fijo en la ficha de los participantes y me fijo que todas son mujeres). No ha sido mi intención y pido cordiales disculpas. Por favor, tomad asiento y disfruten de las golosinas y los aperitivos que he colocado en la mesa para todas ustedes.
He estado esperando por ustedes por mucho tiempo y especialmente por ti, Shessy. Has llegado a nuestro universo pisando con pie fuerte, demostrando un carisma y una habilidad para conquistar el corazón de las personas. Mírate, con un par de compañeras que no dejan de ser igual de maravillosas que tú. Naye, me ha encantado tu evolución como persona/personaje hasta ahora y quiero comentarte solo una cosa, deberías prestar mucha más atención a tu compañero animal, tu conejito tiene muchas historias que contarte, solo deberías “ver más allá”.
Les cuento esto en este momento, por que como vuestro narrador me siento en la obligación de mencionar lo mucho que me emociona tenerlas en mi mesa de juego, una vez tomen asiento y tomen sus dados (que me asegure de que fueran de los colores característicos de vuestros personajes) Estemos listo para darle caña a lo que viene. (Aquí es cuando ven como subo mi libro de master para bloquearles la visión de mis tiradas de dados. Pueden ver como el libro tiene como título el mimo de vuestro moderado.) Ahora, cerrad los ojos. Yo les doy a la bienvenida.
La bienvenida ¡A mi moderado infernal!
Naye, corres intentando escapar de un grupo no muy agradable de criminales. Los últimos días tanto tu como tu capitana han sido participes de unos acontecimientos bastante revoltosos no solo para el gobierno de esta isla, sino también para los criminales que gobiernan en las sombras. Cualquiera pensaría a primera viste que se trata de un par de simples novatas tratando de llamar la atención, un dúo que solo quería armar un revoloteo y luego seguir su paso… pero no. Os habéis quedado y han decidido quedarse para reclamar esta isla como suya de un modo u otro. Espero que tengan un plan y que puedan compartirlo conmigo, así os ayudare (o no) a que sus objetivos sean más fáciles de lograr.
Tus persecutores están armados con espadas y pistolas comunes, nada del otro mundo. Al parecer aun los altos cargos de ambos bandos no os terminan de tomar en serio (aunque parezca raro) y solo mandan gentuza para darles caza. ¡Ah! Casi lo olvido, debes llegar hacia el escondite de tu compañera, has logrado conseguir cierta información que puede ser de gran ayuda para la conquista de la isla. Has conseguido los planos de los dominios del alcalde de la ciudadela de Downs. A un idiota se le ha olvidado un maletín con los planos y tú lo encontraste de casualidad, pero aún no saben que tú lo tienes, porque yo que tu metería prisas.
Por otro lado, Shessy. Te encuentras en un escondite meditando contigo misma acerca de tu plan (Ya me diréis de que platican. te doy total libertad de la escena y las especificaciones de vuestro escondite) Aunque te preocupa el hecho que tu querida amiga aun no llegara. La última vez que contactaste con ella por DDM os dijo que regresaría pronto.
Pero eso fue hace una hora.
Por otro lado, Shessy. Escuchas como la puerta de la entrada suena tres veces. ¿Sera Naye? quien sabe...
He estado esperando por ustedes por mucho tiempo y especialmente por ti, Shessy. Has llegado a nuestro universo pisando con pie fuerte, demostrando un carisma y una habilidad para conquistar el corazón de las personas. Mírate, con un par de compañeras que no dejan de ser igual de maravillosas que tú. Naye, me ha encantado tu evolución como persona/personaje hasta ahora y quiero comentarte solo una cosa, deberías prestar mucha más atención a tu compañero animal, tu conejito tiene muchas historias que contarte, solo deberías “ver más allá”.
Les cuento esto en este momento, por que como vuestro narrador me siento en la obligación de mencionar lo mucho que me emociona tenerlas en mi mesa de juego, una vez tomen asiento y tomen sus dados (que me asegure de que fueran de los colores característicos de vuestros personajes) Estemos listo para darle caña a lo que viene. (Aquí es cuando ven como subo mi libro de master para bloquearles la visión de mis tiradas de dados. Pueden ver como el libro tiene como título el mimo de vuestro moderado.) Ahora, cerrad los ojos. Yo les doy a la bienvenida.
La bienvenida ¡A mi moderado infernal!
Naye, corres intentando escapar de un grupo no muy agradable de criminales. Los últimos días tanto tu como tu capitana han sido participes de unos acontecimientos bastante revoltosos no solo para el gobierno de esta isla, sino también para los criminales que gobiernan en las sombras. Cualquiera pensaría a primera viste que se trata de un par de simples novatas tratando de llamar la atención, un dúo que solo quería armar un revoloteo y luego seguir su paso… pero no. Os habéis quedado y han decidido quedarse para reclamar esta isla como suya de un modo u otro. Espero que tengan un plan y que puedan compartirlo conmigo, así os ayudare (o no) a que sus objetivos sean más fáciles de lograr.
Tus persecutores están armados con espadas y pistolas comunes, nada del otro mundo. Al parecer aun los altos cargos de ambos bandos no os terminan de tomar en serio (aunque parezca raro) y solo mandan gentuza para darles caza. ¡Ah! Casi lo olvido, debes llegar hacia el escondite de tu compañera, has logrado conseguir cierta información que puede ser de gran ayuda para la conquista de la isla. Has conseguido los planos de los dominios del alcalde de la ciudadela de Downs. A un idiota se le ha olvidado un maletín con los planos y tú lo encontraste de casualidad, pero aún no saben que tú lo tienes, porque yo que tu metería prisas.
Por otro lado, Shessy. Te encuentras en un escondite meditando contigo misma acerca de tu plan (Ya me diréis de que platican. te doy total libertad de la escena y las especificaciones de vuestro escondite) Aunque te preocupa el hecho que tu querida amiga aun no llegara. La última vez que contactaste con ella por DDM os dijo que regresaría pronto.
Pero eso fue hace una hora.
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Desde que llegó a aquella isla había tenido un problema tras otro, viéndose envuelta en escándalos que ni siquiera tenía pensados. Cuando comenzó con su aventura tenía alguna que otra cosa que quería hacer -como, en referencia a lo que había estado haciendo, darle un par de palizas al gobierno-, pero nunca esperó que fuese tan pronto ni de forma tan aleatoria. Si bien no era la primera vez que tenía altercados de ese estilo, sí que era la primera vez que estaba prácticamente sola. Después de tantas aventuras, incluso echaba de menos la presencia tranquilizadora de un compañero. Claro que era un buen calentamiento de cara a adentrarse en el Grand Line, sin duda, y la idea de hacerse un nombre antes siquiera de cruzar los Cabos Gemelos le parecía perfecto. Por eso, quizás, no se había marchado todavía incluso aunque ya tenía un barco con el que surcar los mares. Y por eso, divertida, continuaba pensando en cada cosa que tenía que hacer antes de marcharse. Cada pequeño detalle a cumplir.
La presencia del Gobierno en la isla resultaba ser bastante extensa -lógico, considerando que tenían que lidiar con tantos problemas continuos-, lo que hacía la situación algo más complicada. Pero no había tenido problemas de ese estilo, ni siquiera se había visto en la obligación de utilizar todos sus trucos bajo la manga. Eso solo podía significar dos cosas. O bien no había visto el verdadero poderío de la marine dentro de la isla, o bien los entrenamientos constantes que había realizado por su cuenta habían servido para prepararse para esos momentos; Por otro lado, los criminales también se estaban movilizando en su contra, al parecer molestos después de su intromisión en uno de sus cuarteles de armas. No podía culparles por estar enfadados, después de todo había destruido aquel lugar. Pero en su propia defensa tenía que decir que iba completamente borracha, y que bastante que había conseguido distinguir algo entre la noche. Evidentemente no era una buena excusa que ofrecerle a los criminales, pero esa era la realidad.
Entre las cuatro paredes de esa especie de cuartel que habían conseguido -situado justo en el centro de la ciudad, en la última planta de uno de los edificios más altos-, debatía consigo misma sobre qué hacer a continuación. Si bien había mandado a su compañera a por los planos, no sabía exactamente cuánto tardaría. Y, como siempre, se ponía en lo peor. ¿Y si no llegaba? Tenía que estar preparada para cualquier cosa independientemente de la situación que se plantease. Por primera vez, se alegraba de aquellas lecciones de historia y táctica militar que Mara había compartido con ella, puesto que resultaba extremadamente útiles en un momento así.
Para empezar, había tomado la decisión de hacerse con unos planos de la ciudad -no precisamente porque ella los necesitase, pues aunque tuviese mil planos acabaría por perderse- para que sus compañeros tuviesen la oportunidad de guiarse según sus órdenes. La decisión más acertada en un momento así era sin duda alguna aprovechar ambas enemistades para conseguir una ventaja. Ir contra dos grupos diferentes llenos de enemigos sería fútil y un problema, pero, si conseguía que esos dos grupos luchasen entre sí, la ventaja sería para ella. Siguiendo algo que había leído tiempo atrás: "Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas", y definitivamente ella comprendía la importancia de utilizar a los demás para sus propios fines.
- Caos-. Se dijo a sí misma, mostrando una sonrisa amplia. Desde allí podía ver el centro de la ciudad escondida a plena vista, y aunque estaba algo nerviosa porque Nayelis no llegaba, mostraba una calma hueca propia de quien sabe lo que tiene que hacer. El caos podía llegar a servir extremadamente bien en una situación semejante, obligando a los demás a cumplir con cosas que ni siquiera sabían que tenían que enfrentar. Si la mayoría se ocupaba de prevenir el pánico que seguía tras el caos, tendría vía libre para hacer cuanto quisiese. Lo había aprendido tiempo atrás, cuando estuvo presente en una ciudad bombardeada, y, como siempre, utilizaba lo que conocía para seguir viviendo.
Todavía estaba dándole vueltas a la idea de hacer cundir el pánico en mitad de la ciudad cuando escuchó la puerta. Instintivamente, llevó la mano hasta la empuñadura de su katana, manteniendo la mano izquierda ahí. Se acercó hasta la puerta, intentando escuchar cualquier cosa a través de la misma. Conocía bien la respiración de Nayelis, la había estado sintiendo desde hacía varios días ya, y estaba acostumbrada no solo a ese sonido, también al de sus pies al andar. Por eso no preguntó nada, esperando pacientemente ante cualquier sonido antes de hablar, evitando verse envuelta en más complicaciones.
La presencia del Gobierno en la isla resultaba ser bastante extensa -lógico, considerando que tenían que lidiar con tantos problemas continuos-, lo que hacía la situación algo más complicada. Pero no había tenido problemas de ese estilo, ni siquiera se había visto en la obligación de utilizar todos sus trucos bajo la manga. Eso solo podía significar dos cosas. O bien no había visto el verdadero poderío de la marine dentro de la isla, o bien los entrenamientos constantes que había realizado por su cuenta habían servido para prepararse para esos momentos; Por otro lado, los criminales también se estaban movilizando en su contra, al parecer molestos después de su intromisión en uno de sus cuarteles de armas. No podía culparles por estar enfadados, después de todo había destruido aquel lugar. Pero en su propia defensa tenía que decir que iba completamente borracha, y que bastante que había conseguido distinguir algo entre la noche. Evidentemente no era una buena excusa que ofrecerle a los criminales, pero esa era la realidad.
Entre las cuatro paredes de esa especie de cuartel que habían conseguido -situado justo en el centro de la ciudad, en la última planta de uno de los edificios más altos-, debatía consigo misma sobre qué hacer a continuación. Si bien había mandado a su compañera a por los planos, no sabía exactamente cuánto tardaría. Y, como siempre, se ponía en lo peor. ¿Y si no llegaba? Tenía que estar preparada para cualquier cosa independientemente de la situación que se plantease. Por primera vez, se alegraba de aquellas lecciones de historia y táctica militar que Mara había compartido con ella, puesto que resultaba extremadamente útiles en un momento así.
Para empezar, había tomado la decisión de hacerse con unos planos de la ciudad -no precisamente porque ella los necesitase, pues aunque tuviese mil planos acabaría por perderse- para que sus compañeros tuviesen la oportunidad de guiarse según sus órdenes. La decisión más acertada en un momento así era sin duda alguna aprovechar ambas enemistades para conseguir una ventaja. Ir contra dos grupos diferentes llenos de enemigos sería fútil y un problema, pero, si conseguía que esos dos grupos luchasen entre sí, la ventaja sería para ella. Siguiendo algo que había leído tiempo atrás: "Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas", y definitivamente ella comprendía la importancia de utilizar a los demás para sus propios fines.
- Caos-. Se dijo a sí misma, mostrando una sonrisa amplia. Desde allí podía ver el centro de la ciudad escondida a plena vista, y aunque estaba algo nerviosa porque Nayelis no llegaba, mostraba una calma hueca propia de quien sabe lo que tiene que hacer. El caos podía llegar a servir extremadamente bien en una situación semejante, obligando a los demás a cumplir con cosas que ni siquiera sabían que tenían que enfrentar. Si la mayoría se ocupaba de prevenir el pánico que seguía tras el caos, tendría vía libre para hacer cuanto quisiese. Lo había aprendido tiempo atrás, cuando estuvo presente en una ciudad bombardeada, y, como siempre, utilizaba lo que conocía para seguir viviendo.
Todavía estaba dándole vueltas a la idea de hacer cundir el pánico en mitad de la ciudad cuando escuchó la puerta. Instintivamente, llevó la mano hasta la empuñadura de su katana, manteniendo la mano izquierda ahí. Se acercó hasta la puerta, intentando escuchar cualquier cosa a través de la misma. Conocía bien la respiración de Nayelis, la había estado sintiendo desde hacía varios días ya, y estaba acostumbrada no solo a ese sonido, también al de sus pies al andar. Por eso no preguntó nada, esperando pacientemente ante cualquier sonido antes de hablar, evitando verse envuelta en más complicaciones.
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Dicen que hay puñales en las sonrisas de los hombres. Nunca una frase tuvo tanto sentido. No sé como demonios hacía pero siempre alguien acababa persiguiéndome por algo que había hecho. Puedo entender que me persigan si hice algo malo o si hubiera robado algo...y esta vez fue lo segundo. No me gustaba robar pero necesitábamos aquellos planos para llevar a cabo los planes de la banda, y sobre todo para que mi capitana pudiera llevar a cabo lo que quería.
Así que ahí estaba corriendo como una posesa por las calles rumbo al escondite que teníamos para encontrarme con ella. Tinny , mi pequeño conejo blanco, venía corriendo detrás de mi a apenas un metro echando el pobre ya la lengua. Mientras tanto yo sostenía el maletín con aquellos planos como si me fuera la vida en ello, a pesar del cargo de conciencia que tenía encima por haber robado algo. Que vale, era una pirata, pero todavía no me acostumbraba a esto.
-Mete turbo o nos cogerán- Le dije a Tinny en alusión a la marabunta de idiotas que nos perseguía por las calles.
No parecía que fueran muy peligrosos la verdad, y seguramente con un par de flechas y golpes me los quitaría de encima. Pero no era plan de llamar la atención y crear problemas antes de lo debido, por ello, agarré a Tinny con la mano. Lo llevé a mi hombro y apuré el paso para tratar de escabullirme por las callejuelas con tal de esquivar a mis persecutores. Cosa que supuse había logrado pasado unos minutos, cuando torcí varias esquinas creyendo que los había perdido.
-Vamos con Ches- le dije a Tinny mientras recuperaba el aliento y la compostura.
Así que traté de mirar a los dos lados de la calle para ver si efectivamente los había "perdido", de ser así correría hacia el escondite donde estaba la capitana. No tardé mucho en llegar, y el maletín ya parecía ser un molesto complemento del cual estaba deseando quitarme de encima. Así que una vez había logrado llegar a la puerta peté varias veces y con un leve susurro dije hacia el otro lado.
-Eh soy yo ábreme.
Así que ahí estaba corriendo como una posesa por las calles rumbo al escondite que teníamos para encontrarme con ella. Tinny , mi pequeño conejo blanco, venía corriendo detrás de mi a apenas un metro echando el pobre ya la lengua. Mientras tanto yo sostenía el maletín con aquellos planos como si me fuera la vida en ello, a pesar del cargo de conciencia que tenía encima por haber robado algo. Que vale, era una pirata, pero todavía no me acostumbraba a esto.
-Mete turbo o nos cogerán- Le dije a Tinny en alusión a la marabunta de idiotas que nos perseguía por las calles.
No parecía que fueran muy peligrosos la verdad, y seguramente con un par de flechas y golpes me los quitaría de encima. Pero no era plan de llamar la atención y crear problemas antes de lo debido, por ello, agarré a Tinny con la mano. Lo llevé a mi hombro y apuré el paso para tratar de escabullirme por las callejuelas con tal de esquivar a mis persecutores. Cosa que supuse había logrado pasado unos minutos, cuando torcí varias esquinas creyendo que los había perdido.
-Vamos con Ches- le dije a Tinny mientras recuperaba el aliento y la compostura.
Así que traté de mirar a los dos lados de la calle para ver si efectivamente los había "perdido", de ser así correría hacia el escondite donde estaba la capitana. No tardé mucho en llegar, y el maletín ya parecía ser un molesto complemento del cual estaba deseando quitarme de encima. Así que una vez había logrado llegar a la puerta peté varias veces y con un leve susurro dije hacia el otro lado.
-Eh soy yo ábreme.
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Querida y amada Shessy ¿Qué hago contigo? Puedo ver qué acto de precisión es bastante correcto y el hecho que recuerdas todo sobre Naye me hace pensar que el vínculo que las une es mucho más grande que un simple trato entre capitana y subordinada, ¿Ustedes realmente son amigas, verdad? Me ha gustado me ha gustado, no te mentira y por ello serás recompensada, pero esa recompensa dependerá de mi lado. (Lanzo mis dados atrás del libro, y veo caer el número.) Joder… que numerito, de esos no me tocan a mí.
Una chica de no más de cinco metros de postra ante ti, aunque puedes notar que no tiene ningún instinto hostil contra ti. Ella se agacha y pasa como si estuviera en su propia casa. – Hace tiempo que no tengo visitas en mi casa y tengo varios meses fuera de ella. – Te dice al entrar. Permíteme describirte a esta dama con más detalle. Esta enorme dama posee un tatuaje en el brazo izquierdo, una larga cabellera larga acomodada con una coleta y de una muy bien cuidada piel. Cubre su boca con una bufanda que rodea su cuello. Enorme busto, de cintura pequeña y grandes caderas. Ostenta una mini falda y un top bastante llamativos, además de unas botas de tacón que le llegan hasta más arria de las rodillas, y en las mismas puedes ver que están cubiertas con púas., algo que si destaca es que cuando camina el sonido de las espuelas de su calzado es muy notorio.
Por alguna extraña razón, esta enorme dama te parece endomingadamente sexi. Al entrar pasa completamente de ti y puedes ver cómo va directo a lo que parece ser la cocina. Si intentas atacarle. Por más que intentes atacarla, tu instinto de supervivencia te grita que es muy mala idea. Que esta persona delante de ti es peligrosa. Pero… ella realmente le das igual.
-Normalmente suelo sacar a patadas a quienes entran sin permiso a mi casa. Pero hare una excepción contigo, eres muy mona. – Te dice. Puedes ver como toma leche del refrigerador y te da la espalda por un momento y se baja la bufanda. Bebe con tranquilidad y luego vuelve a cubrir su boca. Luego, se voltea y te mira fijamente con una mirada que pareciera que te está observando el alma. - ¿Puedo saber quién eres, que haces en mi casa y el como entraste aquí?
¡Naye! Tu turno. Corres y esquivas la andana de tiros de tus persecutores. Corriste en varáis direcciones para despistar a tus oponente y lo has conseguido (te doy tu estrellita de escapista profesional pirata) Llegas al escondite y tocas la puerta. Pero te das cuenta que está un poco entreviera, eso te preocupa un montón. Si decides abrirla, te encontraras a Shessy parada en la puerta observando en dirección a la cocina, donde puedes divisar a la enorme mujer que he descrito con anterioridad. – Parece que tengo más visitas… - Dice la gigante. Y puedes ver como lentamente su puño derecho se comienza a convertir en una sustancia gomosa de color rosa, allí si notaran ambas un intento hostil de su parte, pero dirigido a Naye.
Si decides esperar con calma a que tu capitana os doy totalmente libertad de la escena para que ambas se presenten ante la dueña real de esta casa (al menos ella lo afirma) y que de alguna manera u otra las cosas salgan mejor.
Quien sabe, quizás sea momento para hacer una aliada poderosa contra esta gente.
Una chica de no más de cinco metros de postra ante ti, aunque puedes notar que no tiene ningún instinto hostil contra ti. Ella se agacha y pasa como si estuviera en su propia casa. – Hace tiempo que no tengo visitas en mi casa y tengo varios meses fuera de ella. – Te dice al entrar. Permíteme describirte a esta dama con más detalle. Esta enorme dama posee un tatuaje en el brazo izquierdo, una larga cabellera larga acomodada con una coleta y de una muy bien cuidada piel. Cubre su boca con una bufanda que rodea su cuello. Enorme busto, de cintura pequeña y grandes caderas. Ostenta una mini falda y un top bastante llamativos, además de unas botas de tacón que le llegan hasta más arria de las rodillas, y en las mismas puedes ver que están cubiertas con púas., algo que si destaca es que cuando camina el sonido de las espuelas de su calzado es muy notorio.
Por alguna extraña razón, esta enorme dama te parece endomingadamente sexi. Al entrar pasa completamente de ti y puedes ver cómo va directo a lo que parece ser la cocina. Si intentas atacarle. Por más que intentes atacarla, tu instinto de supervivencia te grita que es muy mala idea. Que esta persona delante de ti es peligrosa. Pero… ella realmente le das igual.
-Normalmente suelo sacar a patadas a quienes entran sin permiso a mi casa. Pero hare una excepción contigo, eres muy mona. – Te dice. Puedes ver como toma leche del refrigerador y te da la espalda por un momento y se baja la bufanda. Bebe con tranquilidad y luego vuelve a cubrir su boca. Luego, se voltea y te mira fijamente con una mirada que pareciera que te está observando el alma. - ¿Puedo saber quién eres, que haces en mi casa y el como entraste aquí?
¡Naye! Tu turno. Corres y esquivas la andana de tiros de tus persecutores. Corriste en varáis direcciones para despistar a tus oponente y lo has conseguido (te doy tu estrellita de escapista profesional pirata) Llegas al escondite y tocas la puerta. Pero te das cuenta que está un poco entreviera, eso te preocupa un montón. Si decides abrirla, te encontraras a Shessy parada en la puerta observando en dirección a la cocina, donde puedes divisar a la enorme mujer que he descrito con anterioridad. – Parece que tengo más visitas… - Dice la gigante. Y puedes ver como lentamente su puño derecho se comienza a convertir en una sustancia gomosa de color rosa, allí si notaran ambas un intento hostil de su parte, pero dirigido a Naye.
Si decides esperar con calma a que tu capitana os doy totalmente libertad de la escena para que ambas se presenten ante la dueña real de esta casa (al menos ella lo afirma) y que de alguna manera u otra las cosas salgan mejor.
Quien sabe, quizás sea momento para hacer una aliada poderosa contra esta gente.
- Mujer muy grande:
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Uff por todos los dioses...había logrado dar esquinazo y salvar el pellejo un día más. La verdad es que me empezaba a preocupar lo de acabar siempre corriendo de un lado a otro, pues cuando no me perseguían porque había robado algo de comida ( con su correspondiente cargo de conciencia) me perseguían por haber dado una paliza a algún bobo que se intentaba aprovechar de alguien, y como soy así de tonta entro a la gresca. Pero bueno, ahora mismo corría para servir a mis nakamas, y por tanto a mi capitana, la cual quería aquel maletín si o si.
Pensado esto Tinny bajó de mi hombro en cuanto vio la puerta entreabierta. ¿No la habían cerrado antes? Bueno, da igual. El conejo blanco entró en el edificio seguido por mi, y cuando entré quedé flipada ante la escena. Efectivamente estaba allí mi capitana, pero parecía que tenía compañía...una gran, alta y enorme compañía. Caminé lentamente, y Tinny por su parte ya se dio cuenta de que las cosas estaban tensas, por lo que se puso detrás de mi.
Aquella alta mujer estaba en la cocina, por lo cual pude hablar con mi capitana, aunque fuera susurrando sobre nuestra extraña invitada. No sin antes enseñarle el maletín.
-Aquí lo tengo- le dije con una sonrisa en la cara mientras le enseñaba el maletín agarrado con mis dos manos, antes de mirar a la cocina- ¿Es amiga tuya cap?- le pregunté confusa- Pensé que no había nadie más por los alrededores.
Traté de mantener un poco la distancia para con mi capitana, pues a pesar de ser mi nakama, no le gustaba que invadieran su espacio vital, y ya no digamos el tocarla, entonces fue cuando habló la gigante mujer. Yo no dije nada, y me quedé mirando a Chess antes de decirle en un susurro.
-Por favor, acabo de venir corriendo esquivando balas y no dando pocos golpes. ¿Diplomacia o tortas?-dije no muy convencida, ya que era mujer de paz....pero vamos, que quería descansar un poco y esta gigantona me estaba molestando un poquito.
Mis ganas de pelear se redujeron más en cuanto vi que estábamos ante....oh perfecto, una usuario. Pues su mano se volvió rosa y gelatinosa. ¿Paramecia de chicle? Vete tu a saber que demonios era esa viscosidad. Yo seguía mirando a la capi, como esperando alguna respuesta, ya que solo tenia una cosa clara....que estaba a punto de sacar las alas.
Pensado esto Tinny bajó de mi hombro en cuanto vio la puerta entreabierta. ¿No la habían cerrado antes? Bueno, da igual. El conejo blanco entró en el edificio seguido por mi, y cuando entré quedé flipada ante la escena. Efectivamente estaba allí mi capitana, pero parecía que tenía compañía...una gran, alta y enorme compañía. Caminé lentamente, y Tinny por su parte ya se dio cuenta de que las cosas estaban tensas, por lo que se puso detrás de mi.
Aquella alta mujer estaba en la cocina, por lo cual pude hablar con mi capitana, aunque fuera susurrando sobre nuestra extraña invitada. No sin antes enseñarle el maletín.
-Aquí lo tengo- le dije con una sonrisa en la cara mientras le enseñaba el maletín agarrado con mis dos manos, antes de mirar a la cocina- ¿Es amiga tuya cap?- le pregunté confusa- Pensé que no había nadie más por los alrededores.
Traté de mantener un poco la distancia para con mi capitana, pues a pesar de ser mi nakama, no le gustaba que invadieran su espacio vital, y ya no digamos el tocarla, entonces fue cuando habló la gigante mujer. Yo no dije nada, y me quedé mirando a Chess antes de decirle en un susurro.
-Por favor, acabo de venir corriendo esquivando balas y no dando pocos golpes. ¿Diplomacia o tortas?-dije no muy convencida, ya que era mujer de paz....pero vamos, que quería descansar un poco y esta gigantona me estaba molestando un poquito.
Mis ganas de pelear se redujeron más en cuanto vi que estábamos ante....oh perfecto, una usuario. Pues su mano se volvió rosa y gelatinosa. ¿Paramecia de chicle? Vete tu a saber que demonios era esa viscosidad. Yo seguía mirando a la capi, como esperando alguna respuesta, ya que solo tenia una cosa clara....que estaba a punto de sacar las alas.
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No era ella. El sonido no era igual, sus pies resonaban mucho más. Podía darse cuenta de eso con solo fijarse. Y desde luego, en cuanto abrió la puerta y pudo observar aquella figura femenina, toda duda se despejó. Dio varios pasos atrás, preocupada porque pudiese verse envuelta en alguna pelea no deseada. Con semejante operación en marcha no podían arriesgarse a meterse en más problemas de los necesarios, así que procuró estar alerta. Por mucho que no hubiese hostilidad en su mirada, aún le preocupaba ciertamente lo que pudiese pasar. Cada poro de su cuerpo le decía que tuviese cuidado incluso aunque no resultaba una amenaza, como si tuviese que evitar conflicto con ella. Así que, como siempre hacía, le hizo caso a su instinto -aunque muchas veces hubiese sido algo inútil- y se apartó de su paso.
- ¿Esta es tu casa? - Preguntó. Pese a que había intentado encontrar un sitio vacío -y en cierto modo lo había encontrado-, nunca hubiese esperado que su dueña volviese. Se fijó en ella detalladamente, observando cada centímetro de su cuerpo en profundidad. Lo cierto era que al principio, mientras observaba sus piernas, sus intenciones eran únicamente comprender el tipo de mujer que era por si acaso tenía que enfrentarse a ella. Pero conforme vio que le resultaba hermosa -demasiado sexy, a decir verdad-, su mirada fue deslizándose mucho más lenta por su cuerpo. Sin duda, le parecía alguien capaz de exponer su tipo sin siquiera preocuparse por lo que los demás le dijesen. Y eso le gustaba. En cuanto le escuchó, sin embargo, carraspeó un poco, pues sentía la garganta algo seca-. Eh... sí, siento haber entrado, de verdad pensaba que esto estaba vacío. Me llamo...
Conforme iba a presentarse, intentando mantener la tranquilidad como de costumbre, comenzó a escuchar nuevamente pasos en dirección al apartamento. Siendo el único en lo alto de aquel edificio, sin duda debía ser Nayelis. Salvo que de pronto todo el mundo se hubiese puesto de acuerdo en interrumpir sus planes llegando a aquella casa. Esperaba que no fuese así. Y en cuanto vio a su compañera, sintió alivio. Se fijó en ella y en su conejito justo detrás, y alzó una mano como saludo. En su rostro se reflejaban las mismas dudas que había tenido anteriormente con aquella gigantesca mujer. Y es que daba igual cuánto pudiese decir, puesto que no tenía ni idea de quién era y lo único que tenía claro era que aquella casa era suya.
- Tanto como amiga... yo también pensaba que éramos las únicas. Al parecer es su casa-. Comentó de forma tranquila. Por el rabillo del ojo, observó a la mujer a la ofensiva, y su primer instinto fue situarse entre Nayelis y ella, actuando como si se tratase de un escudo. No sabía hasta qué punto podría ser útil contra aquella sustancia que podía hacer aparecer desde su cuerpo, pero haría lo posible. ¿Otra vez magia? ¿No había tenido suficiente con Yarmin, Katharina y Anna? Parecía que no. Las cosas extrañas siempre le rondaban de una forma u otra.- Por favor, calmaos ambas. Se pueden hablar las cosas.- Dándole la espalda a Nayelis -puesto que confiaba en que ella no le atacaría por detrás-, miró a la mujer.- Me llamo Cheshire, estábamos utilizando este lugar porque es una zona alta. Podemos pagarte a cambio de que nos dejes terminar nuestros planes aquí, si te parece bien-. Los negocios no eran lo suyo, pero prefería ese tipo de diplomacia antes que cualquier enfrentamiento directo.
Con la situación no había podido decirle nada a Nayelis sobre la alegría que le había dado al ver los planos, pero antes de centrarse en ellos y poder establecer sus nuevos movimientos, prefería dejar clara la situación y no verse obligada a pelear. Necesitaban todas sus fuerzas para los enfrentamientos siguientes.
- ¿Esta es tu casa? - Preguntó. Pese a que había intentado encontrar un sitio vacío -y en cierto modo lo había encontrado-, nunca hubiese esperado que su dueña volviese. Se fijó en ella detalladamente, observando cada centímetro de su cuerpo en profundidad. Lo cierto era que al principio, mientras observaba sus piernas, sus intenciones eran únicamente comprender el tipo de mujer que era por si acaso tenía que enfrentarse a ella. Pero conforme vio que le resultaba hermosa -demasiado sexy, a decir verdad-, su mirada fue deslizándose mucho más lenta por su cuerpo. Sin duda, le parecía alguien capaz de exponer su tipo sin siquiera preocuparse por lo que los demás le dijesen. Y eso le gustaba. En cuanto le escuchó, sin embargo, carraspeó un poco, pues sentía la garganta algo seca-. Eh... sí, siento haber entrado, de verdad pensaba que esto estaba vacío. Me llamo...
Conforme iba a presentarse, intentando mantener la tranquilidad como de costumbre, comenzó a escuchar nuevamente pasos en dirección al apartamento. Siendo el único en lo alto de aquel edificio, sin duda debía ser Nayelis. Salvo que de pronto todo el mundo se hubiese puesto de acuerdo en interrumpir sus planes llegando a aquella casa. Esperaba que no fuese así. Y en cuanto vio a su compañera, sintió alivio. Se fijó en ella y en su conejito justo detrás, y alzó una mano como saludo. En su rostro se reflejaban las mismas dudas que había tenido anteriormente con aquella gigantesca mujer. Y es que daba igual cuánto pudiese decir, puesto que no tenía ni idea de quién era y lo único que tenía claro era que aquella casa era suya.
- Tanto como amiga... yo también pensaba que éramos las únicas. Al parecer es su casa-. Comentó de forma tranquila. Por el rabillo del ojo, observó a la mujer a la ofensiva, y su primer instinto fue situarse entre Nayelis y ella, actuando como si se tratase de un escudo. No sabía hasta qué punto podría ser útil contra aquella sustancia que podía hacer aparecer desde su cuerpo, pero haría lo posible. ¿Otra vez magia? ¿No había tenido suficiente con Yarmin, Katharina y Anna? Parecía que no. Las cosas extrañas siempre le rondaban de una forma u otra.- Por favor, calmaos ambas. Se pueden hablar las cosas.- Dándole la espalda a Nayelis -puesto que confiaba en que ella no le atacaría por detrás-, miró a la mujer.- Me llamo Cheshire, estábamos utilizando este lugar porque es una zona alta. Podemos pagarte a cambio de que nos dejes terminar nuestros planes aquí, si te parece bien-. Los negocios no eran lo suyo, pero prefería ese tipo de diplomacia antes que cualquier enfrentamiento directo.
Con la situación no había podido decirle nada a Nayelis sobre la alegría que le había dado al ver los planos, pero antes de centrarse en ellos y poder establecer sus nuevos movimientos, prefería dejar clara la situación y no verse obligada a pelear. Necesitaban todas sus fuerzas para los enfrentamientos siguientes.
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-¿Tengo cara de que necesito dinero, Chesire? – Observas como la mano regresa a la normalidad. Ella pasa hacia un costado de la casa y se sienta en un sofá que está allí. Cruza su pierda derecha sobre la otra y os queda observando fijamente. – Por muy mona que seas, no me apetece dejarte usar mi hogar al menos que no me des una razón lo suficientemente buena para hacerlo. Soy toda oídos. – Aquí os recomiendo que os pensé bien sus palabras, la dificultad para convencer a esta enorme mujer es alta y os debéis esmerar ambas para hacerlo (no os preocupéis, imposible no es).
Aunque… Naye. Por un descuido o quizás el momento de alta tensión no te has percatado de que tu conejito salto de tu hombro y fue directo hacia la enorme dama. Ella lo miro fijamente por unos instantes y puedes notar como sus mejillas se sonrojan. – Que monada. – Ambas la escuchan claramente decir eso. – Hola monada ¿cómo te llamas? Yo soy Akami.
¿Akami? ¿Os suena de algo ese nombre? Porque a mí no. Aunque quizás sea la oportunidad de probar de alguna manera para poder simpatizar con ella.
Mientras tanto en otro lugar
-Lo lamento señor… hemos pedido los planos y el portafolio con la información. – Dice uno de los guarda espaldas de gobernante en las sombras.
- Un contratiempo que no presente gastos a mis cuentas bancarias, al menos por ahora. Solo asegúrate de quien fallara sea castigado como es debido. Pero que no muera, las balas valen mucho más que los idiotas.
- ¿Y qué hacemos con las mujeres, señor?
-Ya Boris se encargara. Después de todo, el es el encargado de aquí.
Aunque… Naye. Por un descuido o quizás el momento de alta tensión no te has percatado de que tu conejito salto de tu hombro y fue directo hacia la enorme dama. Ella lo miro fijamente por unos instantes y puedes notar como sus mejillas se sonrojan. – Que monada. – Ambas la escuchan claramente decir eso. – Hola monada ¿cómo te llamas? Yo soy Akami.
¿Akami? ¿Os suena de algo ese nombre? Porque a mí no. Aunque quizás sea la oportunidad de probar de alguna manera para poder simpatizar con ella.
Mientras tanto en otro lugar
-Lo lamento señor… hemos pedido los planos y el portafolio con la información. – Dice uno de los guarda espaldas de gobernante en las sombras.
- Un contratiempo que no presente gastos a mis cuentas bancarias, al menos por ahora. Solo asegúrate de quien fallara sea castigado como es debido. Pero que no muera, las balas valen mucho más que los idiotas.
- ¿Y qué hacemos con las mujeres, señor?
-Ya Boris se encargara. Después de todo, el es el encargado de aquí.
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Bueno, parecía que no nos íbamos a dar de leches hoy. En parte estaba contenta ya que como die, no me gusta pelear así porque si, y tampoco me gusta enseñar las alas antes de tiempo. Aquella tipa tenía su razón al echarnos la bronca por allanar su morada, hasta ahí podía entenderlo. Yo francamente no sabía bien que decir ante las palabras de aquella mujer, ya que era como en plan: ¿Le cuento el plan o como? Iba a ser que no, aquí la capitana decide, pero no pensaba que fuera buena idea decirle nuestros objetivos.
Me recogí el pelo y lo eché hacia atrás mientras miraba primero a la capi y luego a nuestra malhumorada anfitriona. Pero en ese momento comencé a notar menos peso del que debía tener en el hombro. ¿Dónde cojones estaba Tinny?. pues va a ser que el muy sabrosón se había escapado de mi vista y se puso a los pies de la gran dama. ¡Y vaya mi sorpresa! Le había encantado Tinny...si es que donde esté un buen conejo blanco, que se quite lo demás. ¿Debía decirle que si le decías la palabra "Cucu" el conejo empezaba a bailar? No, mejor eso para más adelante.
-¡Tinny no molestes!- le dije en reprimenda al ver las confianzas que se estaba tomando. Parecía que se llevaba bien con la desconocida. Me sorprendió, pero me daba a mi que mi conejo iba a salvar la noche.
-Emm bueno, se llama Tinny, es mi pequeño y un pequeño muy maleducado. ¡Tinny vuelve al hombro! ¿Que confianzas son esas? No molestes a....Akami.
Toda la seriedad que pude haber tenido antes se esfumó en el mismo momento en que me puse a hacer de madre de mi propia mascota. Esperaba que mi capitana no se quedara en plan: "Pero que demonios" y tuviera más elegancia para explicarle a Akami el porqué estábamos allí. Porque si tenía que decirlo yo, bueno....la cagaba fijo. Y recordemos que todavía tenía el maletín en mi posesión.
Me recogí el pelo y lo eché hacia atrás mientras miraba primero a la capi y luego a nuestra malhumorada anfitriona. Pero en ese momento comencé a notar menos peso del que debía tener en el hombro. ¿Dónde cojones estaba Tinny?. pues va a ser que el muy sabrosón se había escapado de mi vista y se puso a los pies de la gran dama. ¡Y vaya mi sorpresa! Le había encantado Tinny...si es que donde esté un buen conejo blanco, que se quite lo demás. ¿Debía decirle que si le decías la palabra "Cucu" el conejo empezaba a bailar? No, mejor eso para más adelante.
-¡Tinny no molestes!- le dije en reprimenda al ver las confianzas que se estaba tomando. Parecía que se llevaba bien con la desconocida. Me sorprendió, pero me daba a mi que mi conejo iba a salvar la noche.
-Emm bueno, se llama Tinny, es mi pequeño y un pequeño muy maleducado. ¡Tinny vuelve al hombro! ¿Que confianzas son esas? No molestes a....Akami.
Toda la seriedad que pude haber tenido antes se esfumó en el mismo momento en que me puse a hacer de madre de mi propia mascota. Esperaba que mi capitana no se quedara en plan: "Pero que demonios" y tuviera más elegancia para explicarle a Akami el porqué estábamos allí. Porque si tenía que decirlo yo, bueno....la cagaba fijo. Y recordemos que todavía tenía el maletín en mi posesión.
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Había muchas cosas que odiaba en el mundo: la desigualdad en el poder, el racismo, las personas que, de una forma u otra, se dedicaban a coartar la libertad de los demás... y muchas otras cosas. Sí, se podía decir que odiaba esas cosas más que nada en el mundo. Pero si había algo que pudiese darle todavía más rabia eran, sin duda, las personas con una personalidad volátil. Esas que, de un momento a otro, podían cambiar y pasar de un estado de alegría a una ira inconmensurable. Le daban rabia porque, si bien lograba entender los drásticos cambios con motivos, ese tipo de personas resultaban un peligro. Algo que ni siquiera ella, tan acostumbrada a percibir los sutiles cambios en el mundo, podía ver venir. Así que no estaba cómoda en aquella casa, con semejante mujer. De un momento a otro, como si se tratase de un cambio en el viento, había pasado de la cordialidad al rechazo. No podía decir que le importase mucho realmente, al fin y al cabo solo era una pequeña piedra en su zapato, pero si podía llegar a complicarles la existencia de cara a sus planes, entonces debía encargarse de ello.
Ignorando la pregunta retórica, Cheshire esperó un poco. Apenas un minuto, pensando exactamente en qué podía decirle a la mujer. Se tomó su tiempo en ir tirando de los hilos que mantenía en su cabeza mientras ella se dedicaba a jugar con Tinny, el precioso conejito que también había logrado cautivarla a ella. Desde luego, el animalito servía como una buena distracción para dejarle tiempo a sus pensamientos. Si bien la mujer no parecía ser un civil común y corriente -desde luego, nadie que pudiese manipular la magia lo sería-, tampoco lucía como alguien destinado al Gobierno. Tal vez estaba prejuzgándola demasiado, pero estaba acostumbrada a ver marines tras ella, todos vestidos con los mismos uniformes y el mismo corte de pelo. Todos iguales, vaya, como si los sacasen de una misma fábrica. Así que, salvo que esa mujer fuese un alto cargo de la marine -cosa que dudaba por sus pintas-, sus aspiraciones debían estar más allá.
- En realidad no necesitamos tu casa. Con usar esa ventana nos sirve-. Señaló hacia la ventana que estaba más alejada. Desde ahí, tal y como había podido comprobar anteriormente, se podía observar el centro de la ciudad de forma perfecta. Era una buena zona para terminar de distinguir posibles rutas, amenazas y semejante.- Aunque no quieras dinero, todo el mundo quiere algo. Pon un precio.- Evitar una pelea era su principal prioridad en aquel momento, así que no le importaba tener que hacer algún que otro recado en caso de que ella lo necesitase. Dependiendo del tipo de favor, claro, pero eso tendrían que juzgarlo una vez supiesen si quería algo en especial.- Solo necesitamos la ventana por... alrededor de una hora. Después nos iremos-. Al fin y al cabo, su compañera había tenido que correr para conseguir la información, así que un lugar mucho menos visible en los alrededores les serviría más.
Lo sentía por ella profundamente, pero no tenía intención de compartir con nadie más los planes que tenían para aquella ciudad, no sin un motivo lo suficientemente bueno. Incluso aunque pudiese parecer algo tonto, difundir sus estrategias con desconocidos no resultaba un buen plan. Era mejor tener que cambiar de lugar que arriesgarse a que la información se filtrase. Además, no conocían lo que esa mujer hacía allí, ni quién era -salvo un nombre, algo que a Cheshire no le servía de mucho si no lograba reconocerla, ya que comprendía lo fácil que era cambiar de identidad-. Si de verdad se había creído que confiarían en ella con solo un nombre o un hogar desde el que operar... la llevaba clara. Solo un estúpido lo creería, después de todo.
- Así que... ¿te interesa algo que podamos hacer? - Compuso una sonrisa, preparándose por si era necesario hacer cualquier tipo de movimiento. Alerta, sí, sin duda lo estaba en todo momento. La única persona en la que confiaba actualmente estaba a su lado.
Ignorando la pregunta retórica, Cheshire esperó un poco. Apenas un minuto, pensando exactamente en qué podía decirle a la mujer. Se tomó su tiempo en ir tirando de los hilos que mantenía en su cabeza mientras ella se dedicaba a jugar con Tinny, el precioso conejito que también había logrado cautivarla a ella. Desde luego, el animalito servía como una buena distracción para dejarle tiempo a sus pensamientos. Si bien la mujer no parecía ser un civil común y corriente -desde luego, nadie que pudiese manipular la magia lo sería-, tampoco lucía como alguien destinado al Gobierno. Tal vez estaba prejuzgándola demasiado, pero estaba acostumbrada a ver marines tras ella, todos vestidos con los mismos uniformes y el mismo corte de pelo. Todos iguales, vaya, como si los sacasen de una misma fábrica. Así que, salvo que esa mujer fuese un alto cargo de la marine -cosa que dudaba por sus pintas-, sus aspiraciones debían estar más allá.
- En realidad no necesitamos tu casa. Con usar esa ventana nos sirve-. Señaló hacia la ventana que estaba más alejada. Desde ahí, tal y como había podido comprobar anteriormente, se podía observar el centro de la ciudad de forma perfecta. Era una buena zona para terminar de distinguir posibles rutas, amenazas y semejante.- Aunque no quieras dinero, todo el mundo quiere algo. Pon un precio.- Evitar una pelea era su principal prioridad en aquel momento, así que no le importaba tener que hacer algún que otro recado en caso de que ella lo necesitase. Dependiendo del tipo de favor, claro, pero eso tendrían que juzgarlo una vez supiesen si quería algo en especial.- Solo necesitamos la ventana por... alrededor de una hora. Después nos iremos-. Al fin y al cabo, su compañera había tenido que correr para conseguir la información, así que un lugar mucho menos visible en los alrededores les serviría más.
Lo sentía por ella profundamente, pero no tenía intención de compartir con nadie más los planes que tenían para aquella ciudad, no sin un motivo lo suficientemente bueno. Incluso aunque pudiese parecer algo tonto, difundir sus estrategias con desconocidos no resultaba un buen plan. Era mejor tener que cambiar de lugar que arriesgarse a que la información se filtrase. Además, no conocían lo que esa mujer hacía allí, ni quién era -salvo un nombre, algo que a Cheshire no le servía de mucho si no lograba reconocerla, ya que comprendía lo fácil que era cambiar de identidad-. Si de verdad se había creído que confiarían en ella con solo un nombre o un hogar desde el que operar... la llevaba clara. Solo un estúpido lo creería, después de todo.
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-¿Algo que puedas hacer por mí? – La notas un poco dudosa, pero al final responde. – Podrías matar a uno de los jefes del consejo de cuatro que están en esta isla. Se llama Mikael. No tengo muchos detalles sobre él. Solo sé que se mantiene en las sombras junto a Boris, el mafioso, al igual que el alcalde de la ciudad, Ignacius Blame. – Y que casualidad, ustedes tienen un mapa de su mansión.
Puede que sea gracias a ese conejito precioso que ella te dijera. – Con una ventana no te basta para nada, preciosa. Siente libre de solo usar el primer piso. Pero no te recomiendo subir al segundo. A menos que te atengas a las consecuencias. – Cuando te dice eso último te guiña el ojo y se levanta. Procede a subir las escaleras hasta el segundo piso. Ahora, ustedes tres junto (sí, estoy contando al conejo) os presento, el mapa.
Por cierto, no os indicare nada sobre lo que ven sus ojos. Ya es cosa de ustedes asumir para que se usa cada habitación. Buena suerte.
Puede que sea gracias a ese conejito precioso que ella te dijera. – Con una ventana no te basta para nada, preciosa. Siente libre de solo usar el primer piso. Pero no te recomiendo subir al segundo. A menos que te atengas a las consecuencias. – Cuando te dice eso último te guiña el ojo y se levanta. Procede a subir las escaleras hasta el segundo piso. Ahora, ustedes tres junto (sí, estoy contando al conejo) os presento, el mapa.
- El mapa:
- El mapa mapita:
- El verdadero mapa:
- Nota:
- La imagen de arriba es la del segundo piso y la de abajo la del primero
Por cierto, no os indicare nada sobre lo que ven sus ojos. Ya es cosa de ustedes asumir para que se usa cada habitación. Buena suerte.
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Asesinar a alguien sin un motivo concreto no estaba en sus planes, siempre había intentado optar por la opción con menos violencia posible, y en caso de tener que ejercer la fuerza para sus objetivos solía evitar las muertes. Quizá fuese algo estúpido, pero sabía perfectamente que las personas, fueran como fuesen, tenían familias y gente que podría echarles de menos en caso de faltar. También cabía la posibilidad de que otros dependiesen de ellos, así que arrebatar vidas no era su primera opción nunca. Y estuvo a punto de negarse hasta que la mujer continuó hablando y se refirió a él como parte de una especie de consejo de mafiosos y líderes en la isla. Si así era, entonces no había problema.
- ¿Dirige la isla junto a otros, dices? - Preguntó, llevándose una mano al mentón. Eso lo cambiaba todo. No era alguien inocente, se trataba de alguien que manipulaba, junto a los demás, a muchos otros.- Me ocuparé de él, no se aleja de nuestro objetivo.- Aseguró. No solo de él, también de los otros tres. Eso podía servir como información anexa a lo que ya tenían. No sonrió al decirlo, sin embargo. A pesar de que era alguien despreciable que intentaba vivir en base a los bajos fondos, seguía siendo una vida que quitar. Por un momento, desvió la mirada hacia su compañera. No le cargaría con semejante obligación.- Gracias por dejarnos observar.- Terminó por decir.
Esperó a que la mujer se alejase subiendo las escaleras sonriéndole un poco mientras se despedía antes de acercarse nuevamente a la ventana que anteriormente estaba vigilando. Únicamente tuvo que cruzar la estancia, y aprovechó para acercar la mesa que había servido para apoyarse y apoyar los planos y los mapas restantes hasta la misma ventana. Con todo esparcido sobre ella, le pidió los planos a su compañera. Dejó que pudiese tranquilizarse y una vez se los entregó los extendió sobre la mesa para poder observarlos bien.
- Lo mejor sería intentar entrar por el tejado. Seguramente ya te estén buscando, así que lo mejor sería intentar poner un señuelo que poder utilizar a nuestro favor. Mientras ellos estén centrados en nosotras, entraremos. ¿Se te da bien escalar? - Preguntó, puesto que aún no conocía del todo bien las habilidades de su compañera. Nociones de lo que podía hacer tenía, claro, pero era mejor asegurarse antes de plantear algo-. Supongo que habrá guardias rondando las inmediaciones, pero creo que igualmente sería más óptimo ir por la mañana. Es más fácil hacerse pasar por visitante por las mañanas aunque la noche pueda servir de abrigo.- Propuso. Lo cierto era que por norma general no solía irrumpir en casas ajenas, así que la estrategia a utilizar todavía se le escapaba un poco-. Podemos esperar fuera y ver un poco las rutas de vigilancia que utilizan, en caso de que queramos ir por la noche. En cualquier caso, si este es el primer paso del plan deberíamos actuar cuanto antes. Después podremos centrarnos más en los otros tres. Y con ellos muertos, la balanza se desequilibrará por fin.
- ¿Dirige la isla junto a otros, dices? - Preguntó, llevándose una mano al mentón. Eso lo cambiaba todo. No era alguien inocente, se trataba de alguien que manipulaba, junto a los demás, a muchos otros.- Me ocuparé de él, no se aleja de nuestro objetivo.- Aseguró. No solo de él, también de los otros tres. Eso podía servir como información anexa a lo que ya tenían. No sonrió al decirlo, sin embargo. A pesar de que era alguien despreciable que intentaba vivir en base a los bajos fondos, seguía siendo una vida que quitar. Por un momento, desvió la mirada hacia su compañera. No le cargaría con semejante obligación.- Gracias por dejarnos observar.- Terminó por decir.
Esperó a que la mujer se alejase subiendo las escaleras sonriéndole un poco mientras se despedía antes de acercarse nuevamente a la ventana que anteriormente estaba vigilando. Únicamente tuvo que cruzar la estancia, y aprovechó para acercar la mesa que había servido para apoyarse y apoyar los planos y los mapas restantes hasta la misma ventana. Con todo esparcido sobre ella, le pidió los planos a su compañera. Dejó que pudiese tranquilizarse y una vez se los entregó los extendió sobre la mesa para poder observarlos bien.
- Lo mejor sería intentar entrar por el tejado. Seguramente ya te estén buscando, así que lo mejor sería intentar poner un señuelo que poder utilizar a nuestro favor. Mientras ellos estén centrados en nosotras, entraremos. ¿Se te da bien escalar? - Preguntó, puesto que aún no conocía del todo bien las habilidades de su compañera. Nociones de lo que podía hacer tenía, claro, pero era mejor asegurarse antes de plantear algo-. Supongo que habrá guardias rondando las inmediaciones, pero creo que igualmente sería más óptimo ir por la mañana. Es más fácil hacerse pasar por visitante por las mañanas aunque la noche pueda servir de abrigo.- Propuso. Lo cierto era que por norma general no solía irrumpir en casas ajenas, así que la estrategia a utilizar todavía se le escapaba un poco-. Podemos esperar fuera y ver un poco las rutas de vigilancia que utilizan, en caso de que queramos ir por la noche. En cualquier caso, si este es el primer paso del plan deberíamos actuar cuanto antes. Después podremos centrarnos más en los otros tres. Y con ellos muertos, la balanza se desequilibrará por fin.
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Que no me gustaba matar, que no, ¿Porqué insisten siempre en que mate a gente? Vale que era una pirata, pero no me gustaba matar por el simple placer o por mandato. Solo hacía ese tipo de cosas si estaba muy fastidiada o si mis nakamas estaban en peligro. Matar no era algo que me gustara, puesto que desde que había comido aquella fruta mis ganas de matar a gente, como en el pasado, se habían desvanecido. Pero no dudé en quedarme con la boca abierta en cuanto mi capitana aceptó el matar a aquella persona.
Bueno, lo mejor de eso es que lo haría ella y yo no tendría que ensuciarme las manos. Yo curaba gente, no la hería. Así que nada, no dije nada. Chasqueé los dedos y Tinny volvió a subirse a mi hombro. Tras eso me dirigí a mi capitana, la cual me había pedido los planos previamente.
- No te haces una idea de lo que me ha costado conseguirlos. Hoy he gastado más zapatilla que en cinco meses- dije entregándole los documentos sobre la zona.
Dicho esto me aparté el pelo y me lo coloque en el hombro izquierdo, molestaba temerlo siempre tapándome medio ojo. Así que escuché el plan.
-¿El tejado?- dije algo incrédula antes de que dijera lo de que me estaban buscando- Si, bueno...digamos que no he hecho muchos amigos por la zona, no te lo voy a discutir...pero- me llevé la mano al mentón ante su pregunta de si podía escalar- Puedo volar ¿Te vale?. Eso si, es muy cantoso cuando lo hago.
Tras escuchar el plan estuve pensativa por unos segundos. La capi tenía bastante razón, y quizás podríamos entrar por la mañana mejor. Yo pensaba que era mejor ,vamos, ya que no habría demasiada sospecha...pero creo que puedes entrar tu sola.
Si, había dicho sola, y ahora diría el porqué:
-¿Y si hago de anzuelo?- dije convencida- Que vengan a por mi y yo los marearé un rato por la ciudad. Seguro que dejan de vigilar el edificio, al menos su fachada y vendrán a por mí. A mi ya me ponen cara, a ti no y eso es una ventaja. La puedo liar un poco y mientras tanto tu buscas lo que necesites. Cuando me libre de esos idiotas trataré de colarme en el edificio...al fin y al cabo, volando no creo que me vean si voy rápida. ¿Te parece?
Bueno, lo mejor de eso es que lo haría ella y yo no tendría que ensuciarme las manos. Yo curaba gente, no la hería. Así que nada, no dije nada. Chasqueé los dedos y Tinny volvió a subirse a mi hombro. Tras eso me dirigí a mi capitana, la cual me había pedido los planos previamente.
- No te haces una idea de lo que me ha costado conseguirlos. Hoy he gastado más zapatilla que en cinco meses- dije entregándole los documentos sobre la zona.
Dicho esto me aparté el pelo y me lo coloque en el hombro izquierdo, molestaba temerlo siempre tapándome medio ojo. Así que escuché el plan.
-¿El tejado?- dije algo incrédula antes de que dijera lo de que me estaban buscando- Si, bueno...digamos que no he hecho muchos amigos por la zona, no te lo voy a discutir...pero- me llevé la mano al mentón ante su pregunta de si podía escalar- Puedo volar ¿Te vale?. Eso si, es muy cantoso cuando lo hago.
Tras escuchar el plan estuve pensativa por unos segundos. La capi tenía bastante razón, y quizás podríamos entrar por la mañana mejor. Yo pensaba que era mejor ,vamos, ya que no habría demasiada sospecha...pero creo que puedes entrar tu sola.
Si, había dicho sola, y ahora diría el porqué:
-¿Y si hago de anzuelo?- dije convencida- Que vengan a por mi y yo los marearé un rato por la ciudad. Seguro que dejan de vigilar el edificio, al menos su fachada y vendrán a por mí. A mi ya me ponen cara, a ti no y eso es una ventaja. La puedo liar un poco y mientras tanto tu buscas lo que necesites. Cuando me libre de esos idiotas trataré de colarme en el edificio...al fin y al cabo, volando no creo que me vean si voy rápida. ¿Te parece?
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¿Así que tienen un plan base? Bien.ME va gustando como está tomando el giro de las cosas. Por cierto Naye, deberías darle un premio a ese conejito tan maravilloso que tienes, gracias a el lograron que la grandota le dejaran usar el primer piso.
Aunque… incluso a mí me daría curiosidad por saber quién es.
Aún les queda mucho que recorrer. En parte y personalmente hablando, me gusta mucho la idea de que vayan directamente a derrocar a los que mandan en esta isla. Me imagino que Shessy tomara el lugar de todos. Pero recuerda, no siempre podrás estar aquí, deberías ir planeando dejar delegados o personas de confianza mientras tú y tu tripulación se lanzan de aventuras.
Porque al final de cuentas, dejar tu bandera colgada siendo una pirata de tan poco renombre (al menos por ahora) Es lo mismo que no hacer mucho. Cualquier pirata podría atacar esta lugar subestimándote, porque tú y yo sabemos, eres fuerte.
Yo que tu buscaba subir ese Wanted.
¿Qué harán? ¿Seguirán planteándose como hacer las cosas y profundizar el plan o es momento de ponerse manos a la obra? Ambas miran el reloj. Son las once de la mañana. Tic, tac.
Aunque… incluso a mí me daría curiosidad por saber quién es.
Aún les queda mucho que recorrer. En parte y personalmente hablando, me gusta mucho la idea de que vayan directamente a derrocar a los que mandan en esta isla. Me imagino que Shessy tomara el lugar de todos. Pero recuerda, no siempre podrás estar aquí, deberías ir planeando dejar delegados o personas de confianza mientras tú y tu tripulación se lanzan de aventuras.
Porque al final de cuentas, dejar tu bandera colgada siendo una pirata de tan poco renombre (al menos por ahora) Es lo mismo que no hacer mucho. Cualquier pirata podría atacar esta lugar subestimándote, porque tú y yo sabemos, eres fuerte.
Yo que tu buscaba subir ese Wanted.
¿Qué harán? ¿Seguirán planteándose como hacer las cosas y profundizar el plan o es momento de ponerse manos a la obra? Ambas miran el reloj. Son las once de la mañana. Tic, tac.
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Era un buen plan. Pensándolo fríamente y de forma calculada lo era, al menos. Evidentemente luego tendrían que ver exactamente el tipo de problemas que pudiesen llegar a plantearse de cara a la entrada directa. Seguramente habría enemigos, muchos, y tener que lidiar con ellos sola podría resultar un problema. Sin embargo, todo lo que había hecho hasta ese momento, todo el entrenamiento recibido y las palizas, las victorias y el escabroso camino que había tenido era para poder llegar ahí precisamente. Para demostrar su superioridad y poder por fin comenzar bien su camino. Podía llamarlo directamente una llamada de atención hacia todo el que pudiese verle. Próximamente su nombre recorrería los mares, y su comienzo no sería olvidado por los demás. Eso eran las leyendas, después de todo: gente de la que se habla incluso después de muerto. Y eso es en lo que quería convertirse.
- ¿Vuelas? - No pudo evitar alzar un poco las cejas. Con Katharina había volado en escoba, así que se podía imaginar que, efectivamente, la gente podía hacerlo. Pero explicarlo de forma tan sencilla resultaba algo confuso para ella todavía. Y eso que había tenido tiempo para digerirlo-. Vaya, eso es increíble-. No pudo evitar mostrar tal sentimiento, pues era cierto que le parecía algo sorprendente.
Con aquello en mente, empezó a planificar en su cabeza. Tenía el mapa, así que trazar una ruta mediante la que pasar poco a poco no era demasiado difícil. Podía moverse bien, y el sigilo tampoco era su punto débil precisamente. Si lo necesitaba, además, podía llegar a correr seguramente más que cualquier guardia. En definitiva, trepar no sería un problema, y buscar alguna ventana por la que entrar no sería tanto problema. En cuanto entrase todo se volvería más caótico, pues no conocía el número de guardias que podría llegar a haber, pero confiaba en sus espadas y en su capacidad para el combate. Sin embargo, conforme estaba planteándose las cosas, Nayelis volvió a hablar.
- La verdad es que no querría mandarte de señuelo, me preocupa tu seguridad. Pero es un plan perfecto, y no creo que podamos dejar pasar la oportunidad. Viendo que ya te han estado siguiendo seguramente intenten captar tu rastro para capturarte-. Pensativa, llevó su dedo al mentón, preguntándose si dejarían realmente aquel lugar desatendido. Si así era, sería una ventaja interesante-. Está bien, sabiendo que puedes volar seguramente puedas conseguir despistarlos en caso de que tengas problemas. Y confío en que puedes sacártelos de encima.- Continuó. Todavía quedaban cosas que debían ser resueltas, pero lo harían sobre la marcha. Por el momento podían comenzar la primera parte de su plan de conquista de la ciudad-. Bien. Coge tus cosas, me gustaría hacer esto pronto, antes de que la marine empiece a molestar. Luego será difícil observar el cuartel si nos buscan.
Porque definitivamente aquel panorama de líderes de los bajos fondos era solamente una parte de la balanza. Para que hubiese equilibrio no solo debían desaparecer los mandamases de la ciudad, también debía hacerlo el gobierno. Ganarse más enemigos no lucía exactamente como una buena idea, pero desde que comprendió sus ideales supo que debía seguir arriesgándose. Pero primero... su plan.
- ¿Vuelas? - No pudo evitar alzar un poco las cejas. Con Katharina había volado en escoba, así que se podía imaginar que, efectivamente, la gente podía hacerlo. Pero explicarlo de forma tan sencilla resultaba algo confuso para ella todavía. Y eso que había tenido tiempo para digerirlo-. Vaya, eso es increíble-. No pudo evitar mostrar tal sentimiento, pues era cierto que le parecía algo sorprendente.
Con aquello en mente, empezó a planificar en su cabeza. Tenía el mapa, así que trazar una ruta mediante la que pasar poco a poco no era demasiado difícil. Podía moverse bien, y el sigilo tampoco era su punto débil precisamente. Si lo necesitaba, además, podía llegar a correr seguramente más que cualquier guardia. En definitiva, trepar no sería un problema, y buscar alguna ventana por la que entrar no sería tanto problema. En cuanto entrase todo se volvería más caótico, pues no conocía el número de guardias que podría llegar a haber, pero confiaba en sus espadas y en su capacidad para el combate. Sin embargo, conforme estaba planteándose las cosas, Nayelis volvió a hablar.
- La verdad es que no querría mandarte de señuelo, me preocupa tu seguridad. Pero es un plan perfecto, y no creo que podamos dejar pasar la oportunidad. Viendo que ya te han estado siguiendo seguramente intenten captar tu rastro para capturarte-. Pensativa, llevó su dedo al mentón, preguntándose si dejarían realmente aquel lugar desatendido. Si así era, sería una ventaja interesante-. Está bien, sabiendo que puedes volar seguramente puedas conseguir despistarlos en caso de que tengas problemas. Y confío en que puedes sacártelos de encima.- Continuó. Todavía quedaban cosas que debían ser resueltas, pero lo harían sobre la marcha. Por el momento podían comenzar la primera parte de su plan de conquista de la ciudad-. Bien. Coge tus cosas, me gustaría hacer esto pronto, antes de que la marine empiece a molestar. Luego será difícil observar el cuartel si nos buscan.
Porque definitivamente aquel panorama de líderes de los bajos fondos era solamente una parte de la balanza. Para que hubiese equilibrio no solo debían desaparecer los mandamases de la ciudad, también debía hacerlo el gobierno. Ganarse más enemigos no lucía exactamente como una buena idea, pero desde que comprendió sus ideales supo que debía seguir arriesgándose. Pero primero... su plan.
Nayelis
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No pude evitar esbozar una leven sonrisa al escuchar lo que la capi decía. Ciertamente no estaba muy cómoda teniendo que huir de tipos que me querían matar, pero bueno, había que hacerlo y me propuse para ello. Ahora le problema sería darle el tiempo suficiente a ella como para que pueda hacer las cosas sin tener a demasiados enemigos. Creo que podría distraer a un buen puñado, peor beh, ya lo iríamos viendo sobre la marcha. Por le momento procuré responderle nuevamente, pero antes di un toquecito a mi hombro derecho para que Tinny saltara desde el izquierdo hacia el. Que quieras o no el conejo pesa y tenía ya el hombro izquierdo destrozado.
- Bueno, si, puedo volar. Digamos que tengo un don especial para este tipo de cosas. Si veo que la cosa se pone fea....alzo el vuelo y me escabullo- dije haciendo el amago con las manos como si fueran alas- Y si me persiguen tengo otros trucos en la manga. En serio, no te preocupes por mi, podré darles esquinazo sin problema alguno.
Cogí un poco de aire y miré alrededor. Quería salir de allí cuanto antes ya que me agobiaba estar entre cuatro paredes.
- Yo ya estoy lista, voy con lo puesto vaya- dije antes de señalar a Tinny- Y con este.
Algo en lo que congeniaba con mi capi era el no querer ver marines por los alrededores. La verdad no me interesaba recibir balazos de ellos....una cosa es escapar de borrachos e idiotas, pero la Marina ya era un grado superior, y era mejor tener un perfil bajo, al menos de momento claro está.
-No llames al diablo- le dije jocosa- Bien, te acompañaré al lugar, y cuando veamos a los guardias entraré en acción, será todo un show te lo garantizo. Supongo que puedo darte diez o veinte minutos. ¿Te será suficiente?.
Dicho esto me fui hacia la salida, a la espera de que ella me siguiera para así empezar el plan cuanto antes. El tiempo apremiaba y ya era hora de que el plan de la capi se llevara a cabo.
- Bueno, si, puedo volar. Digamos que tengo un don especial para este tipo de cosas. Si veo que la cosa se pone fea....alzo el vuelo y me escabullo- dije haciendo el amago con las manos como si fueran alas- Y si me persiguen tengo otros trucos en la manga. En serio, no te preocupes por mi, podré darles esquinazo sin problema alguno.
Cogí un poco de aire y miré alrededor. Quería salir de allí cuanto antes ya que me agobiaba estar entre cuatro paredes.
- Yo ya estoy lista, voy con lo puesto vaya- dije antes de señalar a Tinny- Y con este.
Algo en lo que congeniaba con mi capi era el no querer ver marines por los alrededores. La verdad no me interesaba recibir balazos de ellos....una cosa es escapar de borrachos e idiotas, pero la Marina ya era un grado superior, y era mejor tener un perfil bajo, al menos de momento claro está.
-No llames al diablo- le dije jocosa- Bien, te acompañaré al lugar, y cuando veamos a los guardias entraré en acción, será todo un show te lo garantizo. Supongo que puedo darte diez o veinte minutos. ¿Te será suficiente?.
Dicho esto me fui hacia la salida, a la espera de que ella me siguiera para así empezar el plan cuanto antes. El tiempo apremiaba y ya era hora de que el plan de la capi se llevara a cabo.
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Me gusta… definitivamente me gusta cómo va tomando rumbo las cosas. Ambas salen de la morada y justo antes de que os retires, observan la ventana del segundo piso y pueden observar a Akami mirándolas a través de una ventana, haciendo un gesto con la mano de despedida. Luego de ello, ella cierra la ventana y la perdéis de vista.
Ahora si comienza lo chido. Para llegar a la mansión el camino no será fácil, ustedes están siendo buscadas por todos lados y claramente apenas alguien las vea comenzara de nuevo la persecución. Seré un buen chico y os dejare decirme como os coláis hacia las afuera de la ciudad. Porque la mansión se encuentra atravesando un bosque en dirección al norte (si, a esta gente no le gusta tener su casa en la ciudad). Espero que su respuesta me inspire y sea bastante convincente. De lo contrario los dados comenzaran a rodar. De hecho, dejadme a hacer una tirada. (Me escuchan hacer un ruido de respiración profunda) Eso me dolió…
Dificultad ocho para ustedes (es decir, la ciudad está a tope de mafioosos buscándola, de mala muerte, como los de tu primer post Naye.) Peeeero, les diré que esta un mini boss en la zona y hare una nueva mecánica, un amigo de ustedes tendrá que tirar un dado y de allí dependera si el mini boss las encuentra o no. (Naye, en la ciudad esta una torre muy larga en todo el centro. Te da por mirarla por un segundo a pesar que está muy lejos ya que te parece algo hermoso artísticamente hablando, pero puedes ver que el sol acaba de reflejar un cristal en la punta del mismo, es un francotirador)
Por otro lado y, esto es bastante bueno para ustedes. No olviden que aun estando en la ciudad existe una lucha de poder constante entre los quieren escalar para tomar el control y los que y lo tienen. Son tres familias quienes gobiernan aquí, y otras dos están en contra.
Pero a ti no te ha dado tiempo de averiguar quiénes son las familias Shessy, solo son rumores que has escuchado mientras rondabas los callejones mientras buscabas escondite, te lo recuerdo porque es normal olvidar ciertos detalles cuando están persiguiéndote para picarte para que seas la comida del perro.
Arriba en la torre.
-Dios… que sueño – Dijo el peliblanco mientras destapaba la mirilla de su enorme arquebus. Largo y con un agujero que lo mas seguro que disparaba balas ara matar elefantes. Un descuido por su somnolencia hace que el sol refleje su mirilla. – Ups… espero que nadie se diera cuenta.
Ahora si comienza lo chido. Para llegar a la mansión el camino no será fácil, ustedes están siendo buscadas por todos lados y claramente apenas alguien las vea comenzara de nuevo la persecución. Seré un buen chico y os dejare decirme como os coláis hacia las afuera de la ciudad. Porque la mansión se encuentra atravesando un bosque en dirección al norte (si, a esta gente no le gusta tener su casa en la ciudad). Espero que su respuesta me inspire y sea bastante convincente. De lo contrario los dados comenzaran a rodar. De hecho, dejadme a hacer una tirada. (Me escuchan hacer un ruido de respiración profunda) Eso me dolió…
Dificultad ocho para ustedes (es decir, la ciudad está a tope de mafioosos buscándola, de mala muerte, como los de tu primer post Naye.) Peeeero, les diré que esta un mini boss en la zona y hare una nueva mecánica, un amigo de ustedes tendrá que tirar un dado y de allí dependera si el mini boss las encuentra o no. (Naye, en la ciudad esta una torre muy larga en todo el centro. Te da por mirarla por un segundo a pesar que está muy lejos ya que te parece algo hermoso artísticamente hablando, pero puedes ver que el sol acaba de reflejar un cristal en la punta del mismo, es un francotirador)
Por otro lado y, esto es bastante bueno para ustedes. No olviden que aun estando en la ciudad existe una lucha de poder constante entre los quieren escalar para tomar el control y los que y lo tienen. Son tres familias quienes gobiernan aquí, y otras dos están en contra.
Pero a ti no te ha dado tiempo de averiguar quiénes son las familias Shessy, solo son rumores que has escuchado mientras rondabas los callejones mientras buscabas escondite, te lo recuerdo porque es normal olvidar ciertos detalles cuando están persiguiéndote para picarte para que seas la comida del perro.
Arriba en la torre.
-Dios… que sueño – Dijo el peliblanco mientras destapaba la mirilla de su enorme arquebus. Largo y con un agujero que lo mas seguro que disparaba balas ara matar elefantes. Un descuido por su somnolencia hace que el sol refleje su mirilla. – Ups… espero que nadie se diera cuenta.
Cheshire
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Atravesar aquel lugar no sería sencillo, pero no le preocupaba demasiado. Desde la ventana de aquella casa había podido observar diferentes lugares desde los que podrían avanzar sin ser vistas. Por suerte para ellas, el tiempo había hecho a Cheshire una experta en eso de pasar desapercibida ante los demás. Ayudar a su compañera sería un poco más problemático que ir sola, pero estaba acostumbrada a ese tipo de desaires. Además, le necesitaba para poder cometer el asesinato. Terminando de alistarse ella misma, asintió a Nayelis. Estaba preparada y tenía todo cuanto necesitaba para avanzar: sus espadas y su daga, un par de cajas de caramelos y unos guantes. Y, como no, aquel regalo que le había llegado en tan extrañas circunstancias. No, no necesitaba nada más. Había memorizado todo lo posible el mapa durante el tiempo que habían pasado allí y tenía medianamente claro lo que tenían que hacer, por lo que era mejor no llevarlo consigo. En su lugar, lo dejó en la misma mesa de la casa, acompañado de una pequeña nota en la que le indicaba a Akami que seguramente llegarían en unas cuantas horas. Le hubiese pedido algo de comer, pero no se fiaba de ella todavía y prefería no tener más problemas añadidos.
- Estamos listas, así que vamos allá-. Indicó. No se trataba de una orden, no eran necesarias ese tipo de cosas entre ellas -cosa que agradecía enormemente-, pero comenzaron con su camino. Bajaron de la casa cuanto antes, y conforme estaban saliendo y pudieron ver a la gigantesca mujer -a quien todavía consideraba de alguna otra raza por su tamaño- despidiéndolas, le guiñó un ojo antes de proseguir el camino-. Vale, creo que podríamos llegar a tener bastantes problemas si nos encuentran.- Comentó. Y cuando lo dijo no esperaba ver tal cantidad de gente buscándolas.
Cuando salieron a una calle medianamente principal se dio cuenta de todos aquellos que les buscaban. Apresurándose para ocultarse entre un callejón, chasqueó la lengua. Si se quedaban ahí mucho rato acabarían por encontrarlas, por lo que necesitaba algo que utilizar como distracción. O tal vez...
Sonrió, pues había tenido una idea.
- Has dicho que puedes volar, ¿verdad? - Preguntó, aunque ya conocía la respuesta. Asomó un segundo nuevamente la cabeza hacia el exterior, percatándose en tan solo un instante del tipo de edificio que les rodeaba. Sí, seguramente pudiesen servir. Como si estuviese pensando en algo que ocupase por completo su cabeza, echó otro vistazo, esa vez al cielo. No había muchas nubes, pero el sol podría llegar a servir incluso más que las propias nubes-. Hay mucha gente allí fuera. Si intentamos pasar desapercibidos es probable que en el más mínimo descuido nos encuentren. ¿Qué te parece sobrevolar los cielos? - Aquella sonrisa no disminuía de su rostro, y es que para ella todo sonaba espectacular-. Si te quedas bajo la estela del sol mientras vuelas, cualquiera que intente mirar hacia arriba acabará cegándose y podremos continuar. Por mi parte, tengo una idea.- Señaló las dos cajitas plateadas que colgaban cerca de sus katanas. Las había adaptado de forma que las vainas de sus armas quedasen un poco por detrás de las cajas, alineadas lo suficientemente bien como para tener un acceso rápido.- ¿Ves los edificios que tenemos a nuestro alrededor? Son perfectos para esto que llevo aquí. Me desplazaré de forma rápida por los tejados y llegaré hasta el bosque. Nos reuniremos allí. ¿Te parece bien?
Lo cierto es que llevaba tiempo queriendo probar aquello, desde que le enviaron la pequeña caja sin saber muy bien por qué, y le hacía ilusión que fuese en una zona abierta como esa. Tanto el bosque como la propia ciudad resultaban un campo perfecto para probar a realizar piruetas y acrobacias, y como había visto ya, servía para desplazarse de forma rápida y precisa. Sí, quería hacer eso.
- Estamos listas, así que vamos allá-. Indicó. No se trataba de una orden, no eran necesarias ese tipo de cosas entre ellas -cosa que agradecía enormemente-, pero comenzaron con su camino. Bajaron de la casa cuanto antes, y conforme estaban saliendo y pudieron ver a la gigantesca mujer -a quien todavía consideraba de alguna otra raza por su tamaño- despidiéndolas, le guiñó un ojo antes de proseguir el camino-. Vale, creo que podríamos llegar a tener bastantes problemas si nos encuentran.- Comentó. Y cuando lo dijo no esperaba ver tal cantidad de gente buscándolas.
Cuando salieron a una calle medianamente principal se dio cuenta de todos aquellos que les buscaban. Apresurándose para ocultarse entre un callejón, chasqueó la lengua. Si se quedaban ahí mucho rato acabarían por encontrarlas, por lo que necesitaba algo que utilizar como distracción. O tal vez...
Sonrió, pues había tenido una idea.
- Has dicho que puedes volar, ¿verdad? - Preguntó, aunque ya conocía la respuesta. Asomó un segundo nuevamente la cabeza hacia el exterior, percatándose en tan solo un instante del tipo de edificio que les rodeaba. Sí, seguramente pudiesen servir. Como si estuviese pensando en algo que ocupase por completo su cabeza, echó otro vistazo, esa vez al cielo. No había muchas nubes, pero el sol podría llegar a servir incluso más que las propias nubes-. Hay mucha gente allí fuera. Si intentamos pasar desapercibidos es probable que en el más mínimo descuido nos encuentren. ¿Qué te parece sobrevolar los cielos? - Aquella sonrisa no disminuía de su rostro, y es que para ella todo sonaba espectacular-. Si te quedas bajo la estela del sol mientras vuelas, cualquiera que intente mirar hacia arriba acabará cegándose y podremos continuar. Por mi parte, tengo una idea.- Señaló las dos cajitas plateadas que colgaban cerca de sus katanas. Las había adaptado de forma que las vainas de sus armas quedasen un poco por detrás de las cajas, alineadas lo suficientemente bien como para tener un acceso rápido.- ¿Ves los edificios que tenemos a nuestro alrededor? Son perfectos para esto que llevo aquí. Me desplazaré de forma rápida por los tejados y llegaré hasta el bosque. Nos reuniremos allí. ¿Te parece bien?
Lo cierto es que llevaba tiempo queriendo probar aquello, desde que le enviaron la pequeña caja sin saber muy bien por qué, y le hacía ilusión que fuese en una zona abierta como esa. Tanto el bosque como la propia ciudad resultaban un campo perfecto para probar a realizar piruetas y acrobacias, y como había visto ya, servía para desplazarse de forma rápida y precisa. Sí, quería hacer eso.
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Pues allí vamos, las cosas se iban a poner muy feas...pero bueno eso en parte era divertido. Tampoco voy a negar que podíamos morir en el intento de llegar a aquella mansión. Suspiré profundamente mientras escuchaba a la capi. Sin duda alguna su idea de "pegarme" al sol cuando volara me daría el camuflaje perfecto para poder llegar a la mansión sin ser vista.
Así que asentí a su comentario sobre si podía volar, a pesar de que lo supiera. Entonces miré a Tinny, pues el conejo parecía que sabía que iba volar, y eso no le agradaba. De hecho le comenzó a vibrar el pompón que tenía por cola.
-¿No me dirás que te asusta ahora volar? Lo hemos hecho mil veces....ahora chimpa- le dije mientras me daba un toquecito en el hombro y me ponía de rodillas. El conejo subió, y me incorporé
-Eso si, como me vomites te reviento- dije bromista antes de mirar a la capi.
-Si, no tardarán mucho en vernos- asentí- Pero yo podré pasar sin ser vista de momento- dije antes de enfocar mi vista a la gran torre del centro de la ciudad. Entonces algo llamó mi atención...un pequeño destello. No hay cristal allí arriba, no tan arriba....no hay nada que pueda reflejar el sol salvo....mierda.
Como no sabía si estaba apuntando a la capi o a mi no dudé en actuar.
-¡Girate!- le dije antes de poner mis manos en cruz y lanzar un potente destello de luz, con el objetivo de cegar a quien demonios estuviera mirando por aquella mira. Problema: seguro que con el destello traía compañía. Ante esto no dudé en decirle a la capi lo siguiente:
-¡Corre , nos vemos en el bosque!¡ Yo iré volando, ten mucho cuidado!
Entonces aprovechando el destello de mi espalda saldrían ocho grandes alas de pluma blanca, bastante más grandes que mi cuerpo, y entonces arqueando mis rodillas, salí disparada hacia el cielo, concretamente hacia el sol con el conejo al hombro flipando en colores por la velocidad, así que tuve que agarrarlo con la mano.
Así que asentí a su comentario sobre si podía volar, a pesar de que lo supiera. Entonces miré a Tinny, pues el conejo parecía que sabía que iba volar, y eso no le agradaba. De hecho le comenzó a vibrar el pompón que tenía por cola.
-¿No me dirás que te asusta ahora volar? Lo hemos hecho mil veces....ahora chimpa- le dije mientras me daba un toquecito en el hombro y me ponía de rodillas. El conejo subió, y me incorporé
-Eso si, como me vomites te reviento- dije bromista antes de mirar a la capi.
-Si, no tardarán mucho en vernos- asentí- Pero yo podré pasar sin ser vista de momento- dije antes de enfocar mi vista a la gran torre del centro de la ciudad. Entonces algo llamó mi atención...un pequeño destello. No hay cristal allí arriba, no tan arriba....no hay nada que pueda reflejar el sol salvo....mierda.
Como no sabía si estaba apuntando a la capi o a mi no dudé en actuar.
-¡Girate!- le dije antes de poner mis manos en cruz y lanzar un potente destello de luz, con el objetivo de cegar a quien demonios estuviera mirando por aquella mira. Problema: seguro que con el destello traía compañía. Ante esto no dudé en decirle a la capi lo siguiente:
-¡Corre , nos vemos en el bosque!¡ Yo iré volando, ten mucho cuidado!
Entonces aprovechando el destello de mi espalda saldrían ocho grandes alas de pluma blanca, bastante más grandes que mi cuerpo, y entonces arqueando mis rodillas, salí disparada hacia el cielo, concretamente hacia el sol con el conejo al hombro flipando en colores por la velocidad, así que tuve que agarrarlo con la mano.
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Entonces ¿ambas os separáis? Bien. Me parecen bastante curiosos los poderes de Naye. De hecho, me dio un poco de risa que tu conejito se agarrara de tu cuello como podía. Una imagen tierna, pero a la vez, majestuosa.
Arriba en la torre.
-Las encontré… - El peliblanco realzo otro bostezo mientras apuntaba directamente a la cabeza de Cheshire. Pero para suerte de ella Nayelis había actuado sin pensar, logrando evitar que este apretara el gatillo, acabando con la vida de su capitana. – ¡Ahg! – se quejó el francotirador. Aquella luz resplandecía con fuerza, y añadiendo que al estaba enfocando con la mirilla. Duro unos instantes estrujándose el ojo para calmar la irritación. Luego, intento volver a enfocar en el lugar donde os encontrabais, dándose cuenta que ya no estaban. – Rayos…
De vuelta con ustedes.
Vamos a ver. Naye, tu táctica ha funcionado. Pero sabes muy bien que es cuestión de tiempo para que te encuentre. Tu conejito se aferra a ti como puede ya que has volado de manera inesperada para él. Quiero me digas que tan alto vas y cuál es tu siguiente jugada. (Tiro un par dados a ver si el francotirador de encuentra) Tienes suerte, aun no te encuentra. (Tiro para ver si alguien en tierra se ha percatado de ti) Otra vez con suerte, los soldados rasos no se imaginan por nada que te tienes la habilidad para volar. Es un alivio.
Por tu parte Shessy, tu compañera nunca te especifico de que estabais huyendo, solo te dijo eso: corre. ¿Pero del que? Como bien Naye ya lo ha explicado, muchos enemigos vienen por tierra en dirección al punto donde todo estaba iluminado. Tienes muchos lugares por donde colarte: callejones, una que otra alcantarilla o incluso podrías colarte en una casa (orando que este vacía) esperando que el peligro pasara. O… ¿quizás sea momento de pelear? No lo sé. Tampoco sé si vas a utilizar ese artilugio del cual te da mucha ilusión.
El francotirador os busca, y los soldados entorpecen la ida de shessy ¿Qué harán?
Arriba en la torre.
-Las encontré… - El peliblanco realzo otro bostezo mientras apuntaba directamente a la cabeza de Cheshire. Pero para suerte de ella Nayelis había actuado sin pensar, logrando evitar que este apretara el gatillo, acabando con la vida de su capitana. – ¡Ahg! – se quejó el francotirador. Aquella luz resplandecía con fuerza, y añadiendo que al estaba enfocando con la mirilla. Duro unos instantes estrujándose el ojo para calmar la irritación. Luego, intento volver a enfocar en el lugar donde os encontrabais, dándose cuenta que ya no estaban. – Rayos…
De vuelta con ustedes.
Vamos a ver. Naye, tu táctica ha funcionado. Pero sabes muy bien que es cuestión de tiempo para que te encuentre. Tu conejito se aferra a ti como puede ya que has volado de manera inesperada para él. Quiero me digas que tan alto vas y cuál es tu siguiente jugada. (Tiro un par dados a ver si el francotirador de encuentra) Tienes suerte, aun no te encuentra. (Tiro para ver si alguien en tierra se ha percatado de ti) Otra vez con suerte, los soldados rasos no se imaginan por nada que te tienes la habilidad para volar. Es un alivio.
Por tu parte Shessy, tu compañera nunca te especifico de que estabais huyendo, solo te dijo eso: corre. ¿Pero del que? Como bien Naye ya lo ha explicado, muchos enemigos vienen por tierra en dirección al punto donde todo estaba iluminado. Tienes muchos lugares por donde colarte: callejones, una que otra alcantarilla o incluso podrías colarte en una casa (orando que este vacía) esperando que el peligro pasara. O… ¿quizás sea momento de pelear? No lo sé. Tampoco sé si vas a utilizar ese artilugio del cual te da mucha ilusión.
El francotirador os busca, y los soldados entorpecen la ida de shessy ¿Qué harán?
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Era cierto que había aceptado la guerra como parte de sí misma muchos años atrás, cuando todavía era una niña que no comprendía bien el mundo y debía guiarse por los pasos de los demás. También era cierto que repudiaba la violencia y prefería utilizar el diálogo de ser posible. Eso era una de las cosas que Nayelis había apreciado de Cheshire, al parecer, y no tenía intención alguna de traicionar su confianza metiéndose de lleno en una masacre sin igual. Ante su entrenado ojo, aquellas personas que intentaban buscarlas eran lo suficiente inocentes como para dejarles vivir. Que les hubiesen subestimado de esa forma solo era un claro indicio de que aquellas personas no tenían ni la menor idea de con quién estaban tratando. Un punto a su favor, una pequeña victoria para ella. No, no pretendía desplazarse hasta las calles solo para dejar cadáveres en estas, puesto que sabía que de ejercer la guerra contra la mismísima ciudad el pueblo acabaría por odiarles. Y ese nunca había sido su objetivo, igual que no lo era el involucrar a civiles en una pelea.
Tras aquella separación que había tenido con su compañera, la joven capitana había decidido quedarse entre el hueco que conformaba una chimenea entre dos edificios. Desde ahí tenía un fácil acceso de visualización tanto del cielo -en pos de ver que a Nayelis le iba todo bien y no tenía problema alguno- y la calle, donde poder ver los movimientos que los guardias -o lo que fuesen- trazaban para buscarlas. No se mantuvo ahí durante mucho tiempo, solo el suficiente como para percatarse de las posibles amenazas que tendría una vez emprendiese el camino hacia el bosque. Porque eso era precisamente lo que tenía que hacer. Seguramente su compañera tuviese menos problemas a la hora de volar hasta allí, pues volar hacía más fácil el asunto. Eso hacía que no tuviese que preocuparse demasiado por ella y pudiese plantearse bien lo que hacer.
- Creo que tu problema es tu mentalidad-. Un momento de debilidad tras una práctica, Mara levantando la katana hasta ella justo después de derribarla en aquella sala que utilizaban para entrenar-. No sabes cómo sacar lo mejor de ti, ¿verdad?
- ¿Dices que no estoy dando lo mejor de mí? - Preguntó ella, intentando entender qué era lo que su maestra y amiga le estaba diciendo. Creía que luchaba en todo momento dando su cien por cien, pero parecía indicar que no era así.
- No es que no lo hagas, sino que no puedes-. Contradijo la mujer, acercándose un poco. Se agachó hasta que estuvo a su altura, en el suelo-. El otro día, por ejemplo. Cuando jugábamos al ajedrez, tus movimientos eran seguros. Precisos, sí, pero no tenían ningún tipo de peligro. No digo que estuviera mal, pero parece que ahora mismo lo único que busques sea una forma de encajar con el resto de cosas a tu alrededor.- Hubo una pausa en la que mostró ligeramente una sonrisa en su rostro-. No puedes imaginarte una versión futura de ti misma que sea más fuerte. Dalo todo. Aspira a más.
Cerró los ojos un segundo, evitando aquellos recuerdos que se arremolinaban en su interior como sombras. Aunque hacía años de aquello, todavía seguía arrastrando alguna que otra cosa, y precisamente había comprobado con Katharina, con Ivan, que no se trataba de alguien débil. Que creyese que no estaba a la altura de las cosas era solo por su propia mentalidad. Y aquel era un momento perfecto para demostrarse a sí misma que podía enfrentarse a cualquier adversidad por dura que fuese.
Dejó el escondite. Estaba preparada, no necesitaba hacer ningún tipo de comprobación. Las cajetillas a ambos lados de su cintura estaban perfectamente alineadas y ajustadas, encima de la suficiente tela como para que no fuese preocupante, tal y como le había dicho aquella desconocida en la carta. Deslizándose por el tejado sin que sus pies hiciesen ruido alguno, observó el final de las tejas. Allí abajo había enemigos, pero confiaba en su velocidad a la hora de desplazarse. Sí, necesitaba ser rápida. Pero no había problema con eso. Por primera vez, no dudó y se lanzó al vacío que había entre los edificios.
Cayó apenas un metro hacia delante antes de que activase el primero de los ganchos. Este salió disparado directamente hasta un edificio más alejado, más alto en el que poder apoyarse. Sintió un tirón en el cuerpo, propio de los tirantes que le sostenían y que evitaban que perdiese el equilibrio. Justo cuando fue desplazada hacia delante, repitió el proceso soltando el primer cable y tendiendo el segundo con un suave movimiento hacia otro lugar. Cambiando de una zona a otra con precisión, utilizaba distintas acrobacias para adaptarse a las superficies que iba rodeando. Controlaba medianamente el lugar hacia el que tenía que ir, por lo que no había demasiado problema a la hora de hacer las maniobras.
Con una sonrisa en el rostro, observaba de vez en cuando hacia el suelo, pendiente de cualquier ataque que pudiesen realizar sobre ella. Aunque se desplazaba tan rápidamente, dudaba que no tuviesen a alguien especializado en puntería, y precisamente por ello creaba movimientos tan erráticos a primera vista. Pero necesitaba algo más. Algo que le hiciese ganar una ventaja real de cara a la carrera. En uno de los movimientos que trazaba hacia delante, suspiró profundamente. Recordaba a Mara, a Katharina, a Ivan. A todas esas personas que le habían ayudado a llegar hasta allí. Que le habían inspirado a ser la mejor versión de sí misma. Respiró hondo, observó hacia delante.
Y se soltó.
Para cualquiera con buen ojo, la joven trazó un pequeño movimiento de sus dedos en espiral, una especie de círculo. A su alrededor, en tan solo un instante, apareció una esfera con un tenue color azul, casi transparente y por el que se podía ver a través sin problema alguno. Permaneció quieta en el aire durante un segundo, y entonces volvió a desaparecer. Y junto a la cúpula Cheshire lo hizo también, desplazándose aproximadamente unos treinta metros hacia delante, ignorando cualquier obstáculo que hubiese en el camino. Cuando apareció otra vez, volvió a desplegar uno de los cables para apoyarse en la siguiente pared.
Y así continuó la carrera.
Tras aquella separación que había tenido con su compañera, la joven capitana había decidido quedarse entre el hueco que conformaba una chimenea entre dos edificios. Desde ahí tenía un fácil acceso de visualización tanto del cielo -en pos de ver que a Nayelis le iba todo bien y no tenía problema alguno- y la calle, donde poder ver los movimientos que los guardias -o lo que fuesen- trazaban para buscarlas. No se mantuvo ahí durante mucho tiempo, solo el suficiente como para percatarse de las posibles amenazas que tendría una vez emprendiese el camino hacia el bosque. Porque eso era precisamente lo que tenía que hacer. Seguramente su compañera tuviese menos problemas a la hora de volar hasta allí, pues volar hacía más fácil el asunto. Eso hacía que no tuviese que preocuparse demasiado por ella y pudiese plantearse bien lo que hacer.
- Creo que tu problema es tu mentalidad-. Un momento de debilidad tras una práctica, Mara levantando la katana hasta ella justo después de derribarla en aquella sala que utilizaban para entrenar-. No sabes cómo sacar lo mejor de ti, ¿verdad?
- ¿Dices que no estoy dando lo mejor de mí? - Preguntó ella, intentando entender qué era lo que su maestra y amiga le estaba diciendo. Creía que luchaba en todo momento dando su cien por cien, pero parecía indicar que no era así.
- No es que no lo hagas, sino que no puedes-. Contradijo la mujer, acercándose un poco. Se agachó hasta que estuvo a su altura, en el suelo-. El otro día, por ejemplo. Cuando jugábamos al ajedrez, tus movimientos eran seguros. Precisos, sí, pero no tenían ningún tipo de peligro. No digo que estuviera mal, pero parece que ahora mismo lo único que busques sea una forma de encajar con el resto de cosas a tu alrededor.- Hubo una pausa en la que mostró ligeramente una sonrisa en su rostro-. No puedes imaginarte una versión futura de ti misma que sea más fuerte. Dalo todo. Aspira a más.
Cerró los ojos un segundo, evitando aquellos recuerdos que se arremolinaban en su interior como sombras. Aunque hacía años de aquello, todavía seguía arrastrando alguna que otra cosa, y precisamente había comprobado con Katharina, con Ivan, que no se trataba de alguien débil. Que creyese que no estaba a la altura de las cosas era solo por su propia mentalidad. Y aquel era un momento perfecto para demostrarse a sí misma que podía enfrentarse a cualquier adversidad por dura que fuese.
Dejó el escondite. Estaba preparada, no necesitaba hacer ningún tipo de comprobación. Las cajetillas a ambos lados de su cintura estaban perfectamente alineadas y ajustadas, encima de la suficiente tela como para que no fuese preocupante, tal y como le había dicho aquella desconocida en la carta. Deslizándose por el tejado sin que sus pies hiciesen ruido alguno, observó el final de las tejas. Allí abajo había enemigos, pero confiaba en su velocidad a la hora de desplazarse. Sí, necesitaba ser rápida. Pero no había problema con eso. Por primera vez, no dudó y se lanzó al vacío que había entre los edificios.
Cayó apenas un metro hacia delante antes de que activase el primero de los ganchos. Este salió disparado directamente hasta un edificio más alejado, más alto en el que poder apoyarse. Sintió un tirón en el cuerpo, propio de los tirantes que le sostenían y que evitaban que perdiese el equilibrio. Justo cuando fue desplazada hacia delante, repitió el proceso soltando el primer cable y tendiendo el segundo con un suave movimiento hacia otro lugar. Cambiando de una zona a otra con precisión, utilizaba distintas acrobacias para adaptarse a las superficies que iba rodeando. Controlaba medianamente el lugar hacia el que tenía que ir, por lo que no había demasiado problema a la hora de hacer las maniobras.
Con una sonrisa en el rostro, observaba de vez en cuando hacia el suelo, pendiente de cualquier ataque que pudiesen realizar sobre ella. Aunque se desplazaba tan rápidamente, dudaba que no tuviesen a alguien especializado en puntería, y precisamente por ello creaba movimientos tan erráticos a primera vista. Pero necesitaba algo más. Algo que le hiciese ganar una ventaja real de cara a la carrera. En uno de los movimientos que trazaba hacia delante, suspiró profundamente. Recordaba a Mara, a Katharina, a Ivan. A todas esas personas que le habían ayudado a llegar hasta allí. Que le habían inspirado a ser la mejor versión de sí misma. Respiró hondo, observó hacia delante.
Y se soltó.
Para cualquiera con buen ojo, la joven trazó un pequeño movimiento de sus dedos en espiral, una especie de círculo. A su alrededor, en tan solo un instante, apareció una esfera con un tenue color azul, casi transparente y por el que se podía ver a través sin problema alguno. Permaneció quieta en el aire durante un segundo, y entonces volvió a desaparecer. Y junto a la cúpula Cheshire lo hizo también, desplazándose aproximadamente unos treinta metros hacia delante, ignorando cualquier obstáculo que hubiese en el camino. Cuando apareció otra vez, volvió a desplegar uno de los cables para apoyarse en la siguiente pared.
Y así continuó la carrera.
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Vale, la cosa había funcionado de maravilla y ahora me encontraba en el aire volando con la intención de atraer a la gente a otro punto de la ciudad, para que de este modo la capitana pudiera escapar hacia el objetivo. Así que bajé los ojos y miré a Tinny el cual tenía una cara como si hubiera visto un fantasma, y se agarraba como un gato con sus patitas a mi cuello cuando le dicen de bañarse.
-Tranquilo hombre, ya sabes que no voy a dejar que te caigas- le dije con intención de que se tranquilizara y aflojara un poco las patas, me estaba haciendo daño.
Estaba a unos sesenta metros sobre el suelo en dirección al sol, con el objetivo de que si alguien me iba a disparar no pudiera por el destello del astro. Entonces me detuve en el aire y miré hacia la ciudad, teniendo una buena panorámica.
-Vale, Chess podrá llegar sin problemas aunque si alguien la ve malo, y a nosotros tampoco tardarán mucho en vernos...me llevaría a todos esos tontos pero parece que ni se han enterado mucho. Y el tirador ese casi nos da- dije mirando los tejados de las casas y la torre central de la ciudad. -El único lugar alto...¿a que está ahi Tinny?, venga, bordeemos la zona y descendamos, no quiero recibir un tiro, y hay que encontrarse con Chess en el bosque. Agárrate.
Dicho esto plegué las alas y descendí como una bala hacia la villa con intención de sobrevolar uno de los tejados próximos, caer en el, y empezar a correr por ellos rumbo a la salida de la ciudad. No me interesaba que me vieran las alas, y si me veían corriendo por los tejados imagino que es mas normal, aparte, si venían a por mi no irían a por Chess, y si el francotirador me encuentra, pues se lo pongo difícil. Así que salté de uno de los tejados hacia la calle, tratando de cubrirme con los muros de las callejuelas impidiéndole así el tiro.
Tinny por su parte iba brincando a mi lado, parecía que ambos estábamos echándonos una carrera.
-El primero que llegue a la linde de la ciudad ( salida) y llegue al bosque gana.-bromeé.
-Tranquilo hombre, ya sabes que no voy a dejar que te caigas- le dije con intención de que se tranquilizara y aflojara un poco las patas, me estaba haciendo daño.
Estaba a unos sesenta metros sobre el suelo en dirección al sol, con el objetivo de que si alguien me iba a disparar no pudiera por el destello del astro. Entonces me detuve en el aire y miré hacia la ciudad, teniendo una buena panorámica.
-Vale, Chess podrá llegar sin problemas aunque si alguien la ve malo, y a nosotros tampoco tardarán mucho en vernos...me llevaría a todos esos tontos pero parece que ni se han enterado mucho. Y el tirador ese casi nos da- dije mirando los tejados de las casas y la torre central de la ciudad. -El único lugar alto...¿a que está ahi Tinny?, venga, bordeemos la zona y descendamos, no quiero recibir un tiro, y hay que encontrarse con Chess en el bosque. Agárrate.
Dicho esto plegué las alas y descendí como una bala hacia la villa con intención de sobrevolar uno de los tejados próximos, caer en el, y empezar a correr por ellos rumbo a la salida de la ciudad. No me interesaba que me vieran las alas, y si me veían corriendo por los tejados imagino que es mas normal, aparte, si venían a por mi no irían a por Chess, y si el francotirador me encuentra, pues se lo pongo difícil. Así que salté de uno de los tejados hacia la calle, tratando de cubrirme con los muros de las callejuelas impidiéndole así el tiro.
Tinny por su parte iba brincando a mi lado, parecía que ambos estábamos echándonos una carrera.
-El primero que llegue a la linde de la ciudad ( salida) y llegue al bosque gana.-bromeé.
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Regreso al tejeado.
-Te volví a encontrar, niñita… - El peliblanco se dispone a disparar a una de las dos chicas. Para el seria un tiro muy sencillo, como cualquier otro que hubiera hecho en su vida. Estaba a punto de apretar el gatillo, cuando observo a la dama dejarse caer. - ¿Qué diablos?... – El chico prefijo la trayectoria y calculo la velocidad, pensaba disparar a mitad de camino y acabar con la vida de su objetivo. Dio un fuerte respiro. Mantuvo el pulso y disparo. Pero el disparo no logro atinar, su blanco abría desaparecido justo delante de sus narices.
-¡Me tienes que estar jodiendo! – Grito. Ya no tenía la mirada adormecida. El joven sonríe con cierta emoción en sus ojos. - ¡Finalmente algo a que no le puedo atinar! – Y allí comienzan a sentir una increíble fuerza de voluntad.
Regresando con las nenas guapas waifus que las amo omg que hermosas son.
A ver, a ver. Shessy. Me has hecho latir el corazón con tu texto. Tienes puntos positivos por eso. Ahora, a la cosa se pone chunga. Te dejas caer, y escuchas un estallido. Por un segundo, pensaste que habría sido tu fin ya que ese disparo estaba apuntando directamente a tu cabeza. Pero logras desaparecer justos a tiempo. Puedes escuchar como todo el mundo va a en dirección a donde impacto la bala, que te cuento, que ha dejado un hueco bastante feo. Pero tú no lo vez. Solo por el sonido del impacto te imaginas que si eso te da, se acabó. Ahora es cuando te enteras que tienes un francotirador buscándote a ti. – ¡Por allí va! – Dice uno que te ve, aunque eres más rápida, no te preocupes. Disparan, pero sin lograr atinar. Igual te mueves a gran velocidad pero igualmente el sonido de los disparos logra llamar la atención del resto de los perseguidores que van a por ti. (Sasageyo…. Sasageyo!!!)
Naye, corres y corres. Compites con tu conejito tratando de encontrar un ganador en la competición. Escuchas un disparo y una explosión. Te invaden un poco los nervios y la preocupación. No sabes si tu capitana ha sido herida o algo aun peor. Déjame decirte también que no has logrado llamar la atención en lo más mínimo, ya que al parecer todos los sujetos van en dirección a la zona de impacto del francotirador.
Otra cosa, ambas os sentís mal. Acosadas. Asechadas. Pueden sentir como su fueran la presa de una criatura que ha salido de caza. Y que ambas son la presa.
-Te volví a encontrar, niñita… - El peliblanco se dispone a disparar a una de las dos chicas. Para el seria un tiro muy sencillo, como cualquier otro que hubiera hecho en su vida. Estaba a punto de apretar el gatillo, cuando observo a la dama dejarse caer. - ¿Qué diablos?... – El chico prefijo la trayectoria y calculo la velocidad, pensaba disparar a mitad de camino y acabar con la vida de su objetivo. Dio un fuerte respiro. Mantuvo el pulso y disparo. Pero el disparo no logro atinar, su blanco abría desaparecido justo delante de sus narices.
-¡Me tienes que estar jodiendo! – Grito. Ya no tenía la mirada adormecida. El joven sonríe con cierta emoción en sus ojos. - ¡Finalmente algo a que no le puedo atinar! – Y allí comienzan a sentir una increíble fuerza de voluntad.
Regresando con las nenas guapas waifus que las amo omg que hermosas son.
A ver, a ver. Shessy. Me has hecho latir el corazón con tu texto. Tienes puntos positivos por eso. Ahora, a la cosa se pone chunga. Te dejas caer, y escuchas un estallido. Por un segundo, pensaste que habría sido tu fin ya que ese disparo estaba apuntando directamente a tu cabeza. Pero logras desaparecer justos a tiempo. Puedes escuchar como todo el mundo va a en dirección a donde impacto la bala, que te cuento, que ha dejado un hueco bastante feo. Pero tú no lo vez. Solo por el sonido del impacto te imaginas que si eso te da, se acabó. Ahora es cuando te enteras que tienes un francotirador buscándote a ti. – ¡Por allí va! – Dice uno que te ve, aunque eres más rápida, no te preocupes. Disparan, pero sin lograr atinar. Igual te mueves a gran velocidad pero igualmente el sonido de los disparos logra llamar la atención del resto de los perseguidores que van a por ti. (Sasageyo…. Sasageyo!!!)
Naye, corres y corres. Compites con tu conejito tratando de encontrar un ganador en la competición. Escuchas un disparo y una explosión. Te invaden un poco los nervios y la preocupación. No sabes si tu capitana ha sido herida o algo aun peor. Déjame decirte también que no has logrado llamar la atención en lo más mínimo, ya que al parecer todos los sujetos van en dirección a la zona de impacto del francotirador.
Otra cosa, ambas os sentís mal. Acosadas. Asechadas. Pueden sentir como su fueran la presa de una criatura que ha salido de caza. Y que ambas son la presa.
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La joven maldijo por lo bajo. A sus espaldas, desde algún lugar que todavía no había visto escuchó un disparo. Uno que estaba destinado a ella y que falló únicamente porque utilizó sus recién descubiertas habilidades para moverse. El control que tenía sobre su akuma no era ilimitado, los treinta metros de esfera que podía realizar resultaban pocos si los comparaba con el extenso terreno que tenía que recorrer, y conforme trataba de desplazarse mediante su equipo de maniobras por los tejados sentía que pronto sería apresada si no hacía algo al respecto. Lo único que no iba a permitir con todo aquello era que los civiles saliesen heridos. Por suerte para ella, que la mayoría de sus enemigos hubiese intentado apuntarle, señalarle o dispararle le hacía más fácil la tarea de averiguar quién estaba en su contra y quién era inocente.
Apenas tuvo un par de segundos para pensar en cuanto empezó a sentir su corazón acelerarse por la preocupación que había en el ambiente. Siempre habían estado intentando cazarla, por un motivo u otro. Y últimamente había sido la presa más de lo que querría. Por eso mismo no iba a dejar que le tratasen de ese modo nunca más. No si podía evitarlo, al menos. Cuando el último gancho que utilizaba para desplazarse llegó hasta un edificio cerca del centro de la calle, donde los enemigos estaban acumulados y medianamente cerca, se dejó caer al suelo con ayuda de sus cables, soltándose poco a poco. Mientras lo hacía, deslizó sus dos katanas, pero dejó la daga en su sitio. No tardó mucho en aterrizar justo en mitad de la calle, entre la multitud de personas que rodeaban la zona.
- ¿Me queríais? - Preguntó, mostrando una sonrisa de superficialidad. Antes de darles tiempo siquiera a moverse, dio un pisotón al suelo y meció dos de sus cinco dedos en el entorno. La misma cúpula azulada se formó deprisa y corriendo, rodeando aquella calle y a sí misma. En su interior lograba distinguir tanto a los civiles como a quienes le habían disparado, y fue precisamente a ellos a quienes apuntó. En tan solo un instante, la joven trazó diversos cortes al aire mediante sus dos katanas, la dorada y la plateada. Quizás deslizar las hojas al aire no tenía mucho sentido para ellos o para quienes estuviesen observando, pero todo lo que hacía solía tener un propósito. Y aquello no era para menos.
Dieciocho cortes después, observó nuevamente el callejón. Su intención no era otra que, apuntando directamente a sus enemigos, los cortes viajasen a través de la cúpula seccionándolos como si nada. La capacidad de cortar, ligar y mover, eso era lo que hacía su akuma o, por lo menos, lo que había podido averiguar hasta el momento entre ensayo y error. Destinando un único corte por cada persona que hubiese dentro del área -en un intento por cortarlos simplemente a la mitad-, no dudó en hacer uso de toda la habilidad que había ganado hasta la fecha para tratar de ganar tiempo. Aquello no solo servía para limpiarle el terreno hacia el francotirador, también le servía como aviso a todos aquellos que estuviesen dudando de si atacar o no. Entre jadeos por el esfuerzo, la joven permaneció atenta a cualquier movimiento que pudiese realizarse en las inmediaciones de su cúpula, que aún continuaba rodeándola y sirviendo como protección y método de ataque al mismo tiempo.
Tenía que darse prisa, pero con todos los enemigos que tenía en las inmediaciones la mejor forma de actuar era esforzándose en limpiar el terreno para seguir avanzando. Y eso suponía enfrentarse al francotirador, para su desgracia. Pero si de esa forma podía ayudarse a sí misma y a Nayelis, entonces no había duda alguna.
Apenas tuvo un par de segundos para pensar en cuanto empezó a sentir su corazón acelerarse por la preocupación que había en el ambiente. Siempre habían estado intentando cazarla, por un motivo u otro. Y últimamente había sido la presa más de lo que querría. Por eso mismo no iba a dejar que le tratasen de ese modo nunca más. No si podía evitarlo, al menos. Cuando el último gancho que utilizaba para desplazarse llegó hasta un edificio cerca del centro de la calle, donde los enemigos estaban acumulados y medianamente cerca, se dejó caer al suelo con ayuda de sus cables, soltándose poco a poco. Mientras lo hacía, deslizó sus dos katanas, pero dejó la daga en su sitio. No tardó mucho en aterrizar justo en mitad de la calle, entre la multitud de personas que rodeaban la zona.
- ¿Me queríais? - Preguntó, mostrando una sonrisa de superficialidad. Antes de darles tiempo siquiera a moverse, dio un pisotón al suelo y meció dos de sus cinco dedos en el entorno. La misma cúpula azulada se formó deprisa y corriendo, rodeando aquella calle y a sí misma. En su interior lograba distinguir tanto a los civiles como a quienes le habían disparado, y fue precisamente a ellos a quienes apuntó. En tan solo un instante, la joven trazó diversos cortes al aire mediante sus dos katanas, la dorada y la plateada. Quizás deslizar las hojas al aire no tenía mucho sentido para ellos o para quienes estuviesen observando, pero todo lo que hacía solía tener un propósito. Y aquello no era para menos.
Dieciocho cortes después, observó nuevamente el callejón. Su intención no era otra que, apuntando directamente a sus enemigos, los cortes viajasen a través de la cúpula seccionándolos como si nada. La capacidad de cortar, ligar y mover, eso era lo que hacía su akuma o, por lo menos, lo que había podido averiguar hasta el momento entre ensayo y error. Destinando un único corte por cada persona que hubiese dentro del área -en un intento por cortarlos simplemente a la mitad-, no dudó en hacer uso de toda la habilidad que había ganado hasta la fecha para tratar de ganar tiempo. Aquello no solo servía para limpiarle el terreno hacia el francotirador, también le servía como aviso a todos aquellos que estuviesen dudando de si atacar o no. Entre jadeos por el esfuerzo, la joven permaneció atenta a cualquier movimiento que pudiese realizarse en las inmediaciones de su cúpula, que aún continuaba rodeándola y sirviendo como protección y método de ataque al mismo tiempo.
Tenía que darse prisa, pero con todos los enemigos que tenía en las inmediaciones la mejor forma de actuar era esforzándose en limpiar el terreno para seguir avanzando. Y eso suponía enfrentarse al francotirador, para su desgracia. Pero si de esa forma podía ayudarse a sí misma y a Nayelis, entonces no había duda alguna.
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Podría decirse que me encontraba acosa sino fuera porque nadie me perseguía, con lo cual parecía más que estuviera haciendo parkour por los tejados que escapando de unos maleantes. Tinny se asomó a la esquina de uno de estos tejados en cuanto escuchó aquella explosión detrás nuestra, haciendo que girara su cabeza.
Yo hice lo propio también ahora que podíamos pararnos sin que nadie nos tocara las narices. No pude evitar pensar en la capitana, pensando que quizás ya estaría por delante de mi, aunque me daba la sensación de que no era así.
-Al hombro- le dije a mi pequeño conejo mientras giraba sobre mis talones.- Debemos ir a por la capi, estos idiotas no nos van a seguir si no les llamamos la atención....otra vez.
Dicho esto volví sobre mis pasos con el objetivo de buscar a la capi. No me iría mucho más atrás ya que sabía que no era una debilucha ni nada por el estilo. Si no la veía con el resto de idiotas siguiéndola, entendería que seguiría corriendo rumbo a la mansión a la que íbamos a entrar.
Traté de mantener un ojo siempre en la torre de donde había venido el tiro, así que opté por continuar yendo, esta vez por las callejuelas de la ciudad. Táctica que me había funcionado previamente. Sin mucho más que hacer corrí y corrí, deseando que mi siguiente acción fuera algo más fructífera para con mi capitana. Ya habíamos perdido mucho tiempo y debíamos todavía entrar en esa dichosa mansión. Así que miré a Tinny y sin dejar de correr le dije.
-Gruñe si viene alguien por la espalda- le dije debido a que mis ojos estaban en "visión túnel" por las calles.
Yo hice lo propio también ahora que podíamos pararnos sin que nadie nos tocara las narices. No pude evitar pensar en la capitana, pensando que quizás ya estaría por delante de mi, aunque me daba la sensación de que no era así.
-Al hombro- le dije a mi pequeño conejo mientras giraba sobre mis talones.- Debemos ir a por la capi, estos idiotas no nos van a seguir si no les llamamos la atención....otra vez.
Dicho esto volví sobre mis pasos con el objetivo de buscar a la capi. No me iría mucho más atrás ya que sabía que no era una debilucha ni nada por el estilo. Si no la veía con el resto de idiotas siguiéndola, entendería que seguiría corriendo rumbo a la mansión a la que íbamos a entrar.
Traté de mantener un ojo siempre en la torre de donde había venido el tiro, así que opté por continuar yendo, esta vez por las callejuelas de la ciudad. Táctica que me había funcionado previamente. Sin mucho más que hacer corrí y corrí, deseando que mi siguiente acción fuera algo más fructífera para con mi capitana. Ya habíamos perdido mucho tiempo y debíamos todavía entrar en esa dichosa mansión. Así que miré a Tinny y sin dejar de correr le dije.
-Gruñe si viene alguien por la espalda- le dije debido a que mis ojos estaban en "visión túnel" por las calles.
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Mientras estás corriendo por las callejuelas en dirección a la torre, escuchas al conejo gruñir. Hay alguien detrás tuya, que ha salido de una callejuela a tu izquierda. En cuanto el desconocido aparece, otras dos figuras con sombreros de ala ancha y traje elegante salen de enfrente tuya cortándote el paso. Son un hombre y una mujer con gafas de sol y guantes, y una actitud poco amistosa. No llevan armas a la vista ni intentan atacarte, pero tampoco parecen dispuestos a dejarte pasar. La primera persona, la que está a tu espalda, es un hombre bajito y rechoncho con traje de mayordomo, una cabeza bastante grande y alargada y pelo verde peinado hacia arriba, recordando a las hojas de una zanahoria.
- La señorita Nayelis, supongo. Mi señor desea verla, a usted y a su capitana. Sé que se encuentran en una situación complicada, pero descuide, estamos verdaderamente interesados en que vengan. De hecho... - se remanga la chaqueta y mira un precioso reloj de pulsera - en estos momentos el francotirador que las estaba intentando asesinar ya debe haber dejado de ser un problema. Les hemos hecho este favor como muestra de buena voluntad. Si es tan amable de llamar a su capitana y acompañarnos, mi señor tiene una oferta que sin duda les satisfará.
Cheshire
¿Alguna vez has visto en qué resulta partir por la mitad a dieciocho personas en la vía pública? Si no es el caso, felicidades, esta es una experiencia nueva. Para ti y para las tres docenas de viandantes que, entre gritos de pánico y algunos vómitos, se alejan y huyen. Probablemente te fijes en que entre los testigos inocentes hay algunas personas armadas. No parecen tener mucha prisa en causarte más problemas tras el espectáculo que les has dado. Los del suelo en cambio sueltan exclamaciones de sorpresa, terror y algunos insultos dirigidos hacia ti, de los cuales "sucia bruja" es el más amable y "carajaula lamecharcos cabezabuque" el más pintoresco.
Ahora que la gente se ha despejado y tus perseguidores están en el suelo, ves algo curioso. Casi todos llevan tatuajes en los brazos, cara u otras partes del cuerpo, y hay dos patrones que se repiten. Uno es una araña con una calavera roja por cabeza. El otro es una chimenea industrial con alas de aspecto mecánico. Ambos patrones son de trazos simples y esquemáticos, fáciles de tatuar independientemente de la zonas del cuerpo.
Por cierto, escuchas un par de disparos a lo lejos. Si miras en esa dirección, verás que de una lejana torre cae una figura. No vuelves a escuchar más tiros y esa sensación de peligro que notabas antes desaparece.
Mientras estás corriendo por las callejuelas en dirección a la torre, escuchas al conejo gruñir. Hay alguien detrás tuya, que ha salido de una callejuela a tu izquierda. En cuanto el desconocido aparece, otras dos figuras con sombreros de ala ancha y traje elegante salen de enfrente tuya cortándote el paso. Son un hombre y una mujer con gafas de sol y guantes, y una actitud poco amistosa. No llevan armas a la vista ni intentan atacarte, pero tampoco parecen dispuestos a dejarte pasar. La primera persona, la que está a tu espalda, es un hombre bajito y rechoncho con traje de mayordomo, una cabeza bastante grande y alargada y pelo verde peinado hacia arriba, recordando a las hojas de una zanahoria.
- La señorita Nayelis, supongo. Mi señor desea verla, a usted y a su capitana. Sé que se encuentran en una situación complicada, pero descuide, estamos verdaderamente interesados en que vengan. De hecho... - se remanga la chaqueta y mira un precioso reloj de pulsera - en estos momentos el francotirador que las estaba intentando asesinar ya debe haber dejado de ser un problema. Les hemos hecho este favor como muestra de buena voluntad. Si es tan amable de llamar a su capitana y acompañarnos, mi señor tiene una oferta que sin duda les satisfará.
Cheshire
¿Alguna vez has visto en qué resulta partir por la mitad a dieciocho personas en la vía pública? Si no es el caso, felicidades, esta es una experiencia nueva. Para ti y para las tres docenas de viandantes que, entre gritos de pánico y algunos vómitos, se alejan y huyen. Probablemente te fijes en que entre los testigos inocentes hay algunas personas armadas. No parecen tener mucha prisa en causarte más problemas tras el espectáculo que les has dado. Los del suelo en cambio sueltan exclamaciones de sorpresa, terror y algunos insultos dirigidos hacia ti, de los cuales "sucia bruja" es el más amable y "carajaula lamecharcos cabezabuque" el más pintoresco.
Ahora que la gente se ha despejado y tus perseguidores están en el suelo, ves algo curioso. Casi todos llevan tatuajes en los brazos, cara u otras partes del cuerpo, y hay dos patrones que se repiten. Uno es una araña con una calavera roja por cabeza. El otro es una chimenea industrial con alas de aspecto mecánico. Ambos patrones son de trazos simples y esquemáticos, fáciles de tatuar independientemente de la zonas del cuerpo.
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