Página 2 de 2. • 1, 2
RAL
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Por fin hizo una señal, chasqueando la lengua al ver uno de los grupos que salía, coincidían los miembros y las siluetas, así como el tamaño de la caja que llevaba uno de ellos. Bien, tampoco había tantas personas como para llegar a una confusión, y los anteriores grupos ya estaban alejándose lo suficiente como para no dar problemas.
- En marcha. - Dije simplemente al ponerme a caminar con cuidado entre los tejados, salvando la distancia que nos separaba.
No era un camino muy accidentado, algunas cubiertas eran horizontales, no creía que Joseph tuviera muchos problemas, tampoco tenía que caminar al borde para ponerse en peligro, sólo acercarse. Una vez encima del balcón esperé pacientemente, al igual que el anterior grupo, a que el elevador subiese. En cuanto vi que estaba llegando me di la vuelta para encarar a mi compañero, tenía un plan con el que nos podíamos escapar, pero necesitaba un par de manos extra.
- Bien, vamos a bajar, quiero que agarres la caja con la venus y, cuando la tengas, subimos. No debería pesar mucho, con una mano deberías poder perfectamente. - Dicho esto volví a tenderle la mano, esta vez sabía lo que había.
Si me la daba engancharía un cable en la pared de piedra y comenzaría a bajar lentamente, procurando que la penumbra y el silencio hiciera que no se fijasen en nosotros. Tenía veinte metros de cable, y el ascensor estaba a unos ocho hacia abajo, había margen de maniobra y, lo mejor, sería que todo esto lo hiciéramos cuando ellos ya hubieran comenzado a bajar, de esta forma no podrían salir de ahí una vez lográsemos robar la caja.
- En marcha. - Dije simplemente al ponerme a caminar con cuidado entre los tejados, salvando la distancia que nos separaba.
No era un camino muy accidentado, algunas cubiertas eran horizontales, no creía que Joseph tuviera muchos problemas, tampoco tenía que caminar al borde para ponerse en peligro, sólo acercarse. Una vez encima del balcón esperé pacientemente, al igual que el anterior grupo, a que el elevador subiese. En cuanto vi que estaba llegando me di la vuelta para encarar a mi compañero, tenía un plan con el que nos podíamos escapar, pero necesitaba un par de manos extra.
- Bien, vamos a bajar, quiero que agarres la caja con la venus y, cuando la tengas, subimos. No debería pesar mucho, con una mano deberías poder perfectamente. - Dicho esto volví a tenderle la mano, esta vez sabía lo que había.
Si me la daba engancharía un cable en la pared de piedra y comenzaría a bajar lentamente, procurando que la penumbra y el silencio hiciera que no se fijasen en nosotros. Tenía veinte metros de cable, y el ascensor estaba a unos ocho hacia abajo, había margen de maniobra y, lo mejor, sería que todo esto lo hiciéramos cuando ellos ya hubieran comenzado a bajar, de esta forma no podrían salir de ahí una vez lográsemos robar la caja.
Hush
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
A Jojo le hubiera gustado andar con más cautela que prisa, pero lo cierto es que la misión exigía de ambas. Andando entre las tejas con un cuidado que sobrepasaba lo cómico y entraba ya en el campo de lo vergonzoso, el mudo siguió a su compañero lo más rápidamente que se atrevía. Decidió dejar su maleta en uno de los tejados planos que bien podrían haberse usado de pequeñas terrazas, porque el llevarla le suponía una carga adicional y un contrapeso que lo único que hacía era incordiar su ya precario equilibrio.
De hecho, de no haber sido por el optimismo de pensar que si se caía RAL no tardaría en lanzarse a por él como el famoso superhéroe SUPAIDAMAN, probablemente su nerviosismo hubiera sido más que suficiente para precipitarle hacia el abismo. Uno en el que prefería no pensar, pues en el momento en que lo hacía sus piernas se ablandaban. Abajo podría haber más tejados, algún oportuno tendedero lleno de pescado a secar, rocas afiladas y, finalmente, agua; pero aunque estas visiones le acosaban de vez en cuando, centrarse en la imponente silueta de su compañero le ayudaba a seguir avanzando.
De hecho, si hubiera tenido tiempo para pensarlo, seguro que hubiera llegado a la conclusión de que debía temer más la ira del extraño agente, directa expresión de la ira de los mil estados, que a la propia caída en sí.
Una vez ya en el último balcón, la mente de Jojo comenzó a formar una pequeña y prudente idea de un error que bien podría haber cometido. ¿Tenía algo en la mochila que pudiera identificarle? Por muy agente que fuese, estaba bien lejos de lo que debía ser. Dudaba. Pero ahora no era el momento de hacerlo.
El mudo asintió ante el plan de su compañero y se alegró, brevemente, de haber soltado su maleta con anterioridad. Eso de que tuviera que usar una mano sola no tenía pienta de ser cierto, sino una confianza que se permitía su compañero creyendo que El Gobierno no pondría en nómina a un papanatas como él. Pero tendría que hacer un esfuerzo.
Tras agarrarse a su compañero pensó, dudando de si mismo, que quizá hubiera sido mucho mejor que hubiera bajado solo él, ya que con una mano podría haber sido capaz de realizar el robo. Estorbaba. O al menos pensaba, como tenía costumbre, de que aquello era así. Y por eso iba a hacer todo cuanto estaba en su mano para demostrar, y demostrarse, lo contrario.
Con cuidado, y todo el sigilo que podía tener un mudo agarrado a un espía que bajaba en un cable, cogería la caja cuyas dimensiones, a su ojo, eran ligeramente más grandes que la pieza que venían a buscar. ¿Por qué? ¿Y por qué no había cogido la que era justo igual? Como artista, no, como artista torpe y amateur, había tenido ya la ingrata experiencia de trabajar en una obra durante días para, al transportarla, no haber tenido la precaución de haberla protegido convenientemente en su transporte. ¡Ay, qué pena más grande la de aquel día!
¡Yoink!
Con todo el mundo mirando hacia la puerta, o más bien salida, de aquel montacargas, y con un tanto de suerte, no deberían darse cuenta...
De hecho, de no haber sido por el optimismo de pensar que si se caía RAL no tardaría en lanzarse a por él como el famoso superhéroe SUPAIDAMAN, probablemente su nerviosismo hubiera sido más que suficiente para precipitarle hacia el abismo. Uno en el que prefería no pensar, pues en el momento en que lo hacía sus piernas se ablandaban. Abajo podría haber más tejados, algún oportuno tendedero lleno de pescado a secar, rocas afiladas y, finalmente, agua; pero aunque estas visiones le acosaban de vez en cuando, centrarse en la imponente silueta de su compañero le ayudaba a seguir avanzando.
De hecho, si hubiera tenido tiempo para pensarlo, seguro que hubiera llegado a la conclusión de que debía temer más la ira del extraño agente, directa expresión de la ira de los mil estados, que a la propia caída en sí.
Una vez ya en el último balcón, la mente de Jojo comenzó a formar una pequeña y prudente idea de un error que bien podría haber cometido. ¿Tenía algo en la mochila que pudiera identificarle? Por muy agente que fuese, estaba bien lejos de lo que debía ser. Dudaba. Pero ahora no era el momento de hacerlo.
El mudo asintió ante el plan de su compañero y se alegró, brevemente, de haber soltado su maleta con anterioridad. Eso de que tuviera que usar una mano sola no tenía pienta de ser cierto, sino una confianza que se permitía su compañero creyendo que El Gobierno no pondría en nómina a un papanatas como él. Pero tendría que hacer un esfuerzo.
Tras agarrarse a su compañero pensó, dudando de si mismo, que quizá hubiera sido mucho mejor que hubiera bajado solo él, ya que con una mano podría haber sido capaz de realizar el robo. Estorbaba. O al menos pensaba, como tenía costumbre, de que aquello era así. Y por eso iba a hacer todo cuanto estaba en su mano para demostrar, y demostrarse, lo contrario.
Con cuidado, y todo el sigilo que podía tener un mudo agarrado a un espía que bajaba en un cable, cogería la caja cuyas dimensiones, a su ojo, eran ligeramente más grandes que la pieza que venían a buscar. ¿Por qué? ¿Y por qué no había cogido la que era justo igual? Como artista, no, como artista torpe y amateur, había tenido ya la ingrata experiencia de trabajar en una obra durante días para, al transportarla, no haber tenido la precaución de haberla protegido convenientemente en su transporte. ¡Ay, qué pena más grande la de aquel día!
¡Yoink!
Con todo el mundo mirando hacia la puerta, o más bien salida, de aquel montacargas, y con un tanto de suerte, no deberían darse cuenta...
RAL
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
"Vamos, no los alertes, un poco más a la derecha, vas a tocar su espalda con la cabeza..." Eran las cosas que pensaba mientras el agente extendía sus brazos para agarrar la caja con la obra de arte. Me estaba poniendo nervioso, era casi un milagro que no se hubieran dado cuenta de que la codiciada obra estaba siendo robada justo a sus espaldas. Bien, ya la tenía, ahora era el momento de, con cuidado, salir antes de que se enterasen.
Apreté los dientes en el momento en el que escuché el chirrido, no, Joseph no había hecho nada mal, ni yo tampoco, quien lo había hecho mal era el encargado de engrasar las poleas de aquella dichosa máquina, las cuales sonaban como un gato muriéndose. Entonces miraron a un lado algo alterados, lo justo como para vernos a través del rabillo del ojo. Adiós a una salida tranquila, bueno, menos mal que venía preparada. El gesto de sorpresa se reflejó en sus ojos mientras tres de ellos se apresuraban a sacar las armas, y el restante a intentar quitar la caja de las manos de Joseph. Fue en ese momento cuando di una patada a la caja del elevador, alejándonos de sus manos. Con la mano libre apunté la pistola y lancé una granada de humo al interior.
Los disparos comenzaron a salir del humo en nuestra dirección, todos errados gracias a la cobertura del humo. Podía ver manos moviéndose apresuradamente, tratando de apartarlo rápidamente, pero sin mucho éxito. En cuanto nos pusimos a recoger cable mi dedo se movió al otro gatillo, tres disparos de la pistola se sucedieron en cuanto pasamos al lado del motor del elevador. Eso los dejaría ahí un buen rato, suspendidos de unos cables que no podían ir ni arriba ni abajo, podrían salir, con tiempo.
Una vez de nuevo arriba volvimos sobre nuestros pasos, algo más apresurados, pero esta vez por una zona más segura para no caerse. Pasamos donde había dejado su maleta para que pudiera recogerla, ya le diría luego que sería mejor que no llevase nada ahí que pudiera delatar esta operación. Tras eso abrí la caja, ahí estaba, se podían ver las vetas verdes y blancas bajo las virutas de papel y serrín. Bien, era la pieza que necesitábamos.
- Vale, he conseguido algo de tiempo ¿Recuerdas las rutas de escape? Usaremos la segunda, pero antes...
Saqué la venus de la caja, como esperaba, pesaba menos de lo que debería, una obra que podía ser de coleccionismo, pero yo sabía lo que en realidad era. La moví de un lado a otro, buscando, mirando su superficie. Por fin, en la base, lo encontré, era muy fina y casi no se notaba, pero ahí estaba, una línea más delgada que un pelo paralela a la base de la peana. La agarré con las dos manos y giré en direcciones opuestas, con un sonoro "Clack" la base se separó, mostrando una estatuilla hueca por dentro. En el hueco, pegado al fondo con cinta adhesiva, había una pequeña cajita gris.
- La venus es lo de menos. - Dije volviéndola a meter en su caja y cerrándola. - Esto es un film codificado, un archivo robado de una de nuestras instalaciones por una célula de revolucionarios, contiene los datos de las operaciones en marcha, así de los nombres de los agentes infiltrados, por toda esta ruta de Grand Line. Querían intentar que llegase a manos de un cuartel revolucionario mediante el contrabando, donde podrían decodificarlo. Esto, la información, vale más que todas las obras que has visto ahí abajo. Una sola palabra te puede delatar. Recuérdalo
Dicho esto esperaría a que lo tuviese todo en orden y nos pondríamos en marcha para llegar a la ruta de escape, no necesitábamos usar los cables para bajar, los tejados en algunas zonas no eran muy altos. Eso sí, la ciudad se convertiría en un avispero en cuestión de minutos, lo mejor sería que nos moviéramos rápido.
- Llévate la venus, si quieres, o déjala aquí. - Dije metiéndome el film en el bolsillo interior de la gabardina. - Es decisión tuya.
Apreté los dientes en el momento en el que escuché el chirrido, no, Joseph no había hecho nada mal, ni yo tampoco, quien lo había hecho mal era el encargado de engrasar las poleas de aquella dichosa máquina, las cuales sonaban como un gato muriéndose. Entonces miraron a un lado algo alterados, lo justo como para vernos a través del rabillo del ojo. Adiós a una salida tranquila, bueno, menos mal que venía preparada. El gesto de sorpresa se reflejó en sus ojos mientras tres de ellos se apresuraban a sacar las armas, y el restante a intentar quitar la caja de las manos de Joseph. Fue en ese momento cuando di una patada a la caja del elevador, alejándonos de sus manos. Con la mano libre apunté la pistola y lancé una granada de humo al interior.
Los disparos comenzaron a salir del humo en nuestra dirección, todos errados gracias a la cobertura del humo. Podía ver manos moviéndose apresuradamente, tratando de apartarlo rápidamente, pero sin mucho éxito. En cuanto nos pusimos a recoger cable mi dedo se movió al otro gatillo, tres disparos de la pistola se sucedieron en cuanto pasamos al lado del motor del elevador. Eso los dejaría ahí un buen rato, suspendidos de unos cables que no podían ir ni arriba ni abajo, podrían salir, con tiempo.
Una vez de nuevo arriba volvimos sobre nuestros pasos, algo más apresurados, pero esta vez por una zona más segura para no caerse. Pasamos donde había dejado su maleta para que pudiera recogerla, ya le diría luego que sería mejor que no llevase nada ahí que pudiera delatar esta operación. Tras eso abrí la caja, ahí estaba, se podían ver las vetas verdes y blancas bajo las virutas de papel y serrín. Bien, era la pieza que necesitábamos.
- Vale, he conseguido algo de tiempo ¿Recuerdas las rutas de escape? Usaremos la segunda, pero antes...
Saqué la venus de la caja, como esperaba, pesaba menos de lo que debería, una obra que podía ser de coleccionismo, pero yo sabía lo que en realidad era. La moví de un lado a otro, buscando, mirando su superficie. Por fin, en la base, lo encontré, era muy fina y casi no se notaba, pero ahí estaba, una línea más delgada que un pelo paralela a la base de la peana. La agarré con las dos manos y giré en direcciones opuestas, con un sonoro "Clack" la base se separó, mostrando una estatuilla hueca por dentro. En el hueco, pegado al fondo con cinta adhesiva, había una pequeña cajita gris.
- La venus es lo de menos. - Dije volviéndola a meter en su caja y cerrándola. - Esto es un film codificado, un archivo robado de una de nuestras instalaciones por una célula de revolucionarios, contiene los datos de las operaciones en marcha, así de los nombres de los agentes infiltrados, por toda esta ruta de Grand Line. Querían intentar que llegase a manos de un cuartel revolucionario mediante el contrabando, donde podrían decodificarlo. Esto, la información, vale más que todas las obras que has visto ahí abajo. Una sola palabra te puede delatar. Recuérdalo
Dicho esto esperaría a que lo tuviese todo en orden y nos pondríamos en marcha para llegar a la ruta de escape, no necesitábamos usar los cables para bajar, los tejados en algunas zonas no eran muy altos. Eso sí, la ciudad se convertiría en un avispero en cuestión de minutos, lo mejor sería que nos moviéramos rápido.
- Llévate la venus, si quieres, o déjala aquí. - Dije metiéndome el film en el bolsillo interior de la gabardina. - Es decisión tuya.
Hush
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Su compañero sí que venía preparado. Él era un agente de los de verdad, uno que se tomaba las molestias suficientes como para ocultar su verdadero rostro al mundo para, bueno, situaciones como esta. Aunque bueno, la menor preocupación de Jojo en aquel momento fue que las personas a las que robaba, si a lo que iban a hacer se podía verdaderamente llamar robar, era que vieran su rostro. Porque, claro está, cuando te encañonan desde seis o siete puntos a la vez y tu vida pende de un hilo —por muy de metal reforzado que este fuese gracias a la ingienería— lo único en lo que piensas es en salir de allí lo más pronto posible.
Claro está aquello no era decisión del pobre mudo. Relegado a ser más que un gancho humano, el artista se pegó a su compañero todo lo que pudo. Le dolían hasta los dedos, y, de haber conocido el shigan, seguramente se hubiera anclado incoscientemente a su compañero con aquella técnica. Pero la fuerza del pobre muchacho no era nada en comparación con la resistencia de RAL.
Aquel infernal instante de humo, tiros y terror se extendió más allá del tiempo; mas cuando todo terminó Jojo no se sintió aliviado. Incluso allí, tras los tejados que había recorrido por instinto y prisa, seguía sintiéndose como una simple presa. Sabía cuanto daño podía hacer una bala, incluso las disparadas por mera mala suerte. Lo había visto.
Ya en el tejado más plano donde había dejado su maleta, cuando el enmascarado se entretuvo en abrir la caja, Jojo se permitió recobrar el aliento apoyándose sobre sus rodillas. Aquello era mucho trajín para él, demasiado. No podía pensar en nada más que en cuánto deseaba que todo aquello terminara y cuánto se arrepentía de no tener una botellita de agua a mano. Escuchó las palabras de RAL a través del zumbido de su propio cansancio.
Intentó recordar cuál era la segunda. ¿La del puente? ¿La del doble requiebro aquel raro?
MIró sin ver qué hacía su compañero con la estatua. Al final no es que el Gobierno tuviera interés en una pieza de arte tan hermosa, probablemente por designio de un Tenyurubito, sino que lo único que le importaba era su contenido. Información. Mucha información. Pero ya tendría tiempo cuando todo terminara de preguntarse cómo la habían obtenido, introducido en la pieza y, en cierta manera, en algo tan pequeño como una cinta.
Extendiendo un cansado pulgar hacia arriba, el mudo dio su aprobación. ¿Pero qué debía hacer con la estatuilla? Claro que quedía quedársela, así podría devolvérsela a su legítimo dueño, pero no podía con ella. No a menos que le hiciera sitio... Abriendo su maleta con prisa, Jojo hizo hueco entre sus mudas de ropa arrojando al vacío las que sobraban. Volaron zapatos, calcetines y pantalones, el práctico neceser de higiene propia quedando allí solo un mínimo botiquín y la suficiente ropa -y paja- para arropar de manera segura la obra. Al levantar la maleta se vio obligado a cogerla pegándosela al pecho para no ser él quien siguiera a sus desechadas pertenencias.
Y así siguió al plan, lo que conllevaba seguir a RAL.
Claro está aquello no era decisión del pobre mudo. Relegado a ser más que un gancho humano, el artista se pegó a su compañero todo lo que pudo. Le dolían hasta los dedos, y, de haber conocido el shigan, seguramente se hubiera anclado incoscientemente a su compañero con aquella técnica. Pero la fuerza del pobre muchacho no era nada en comparación con la resistencia de RAL.
Aquel infernal instante de humo, tiros y terror se extendió más allá del tiempo; mas cuando todo terminó Jojo no se sintió aliviado. Incluso allí, tras los tejados que había recorrido por instinto y prisa, seguía sintiéndose como una simple presa. Sabía cuanto daño podía hacer una bala, incluso las disparadas por mera mala suerte. Lo había visto.
Ya en el tejado más plano donde había dejado su maleta, cuando el enmascarado se entretuvo en abrir la caja, Jojo se permitió recobrar el aliento apoyándose sobre sus rodillas. Aquello era mucho trajín para él, demasiado. No podía pensar en nada más que en cuánto deseaba que todo aquello terminara y cuánto se arrepentía de no tener una botellita de agua a mano. Escuchó las palabras de RAL a través del zumbido de su propio cansancio.
Intentó recordar cuál era la segunda. ¿La del puente? ¿La del doble requiebro aquel raro?
MIró sin ver qué hacía su compañero con la estatua. Al final no es que el Gobierno tuviera interés en una pieza de arte tan hermosa, probablemente por designio de un Tenyurubito, sino que lo único que le importaba era su contenido. Información. Mucha información. Pero ya tendría tiempo cuando todo terminara de preguntarse cómo la habían obtenido, introducido en la pieza y, en cierta manera, en algo tan pequeño como una cinta.
Extendiendo un cansado pulgar hacia arriba, el mudo dio su aprobación. ¿Pero qué debía hacer con la estatuilla? Claro que quedía quedársela, así podría devolvérsela a su legítimo dueño, pero no podía con ella. No a menos que le hiciera sitio... Abriendo su maleta con prisa, Jojo hizo hueco entre sus mudas de ropa arrojando al vacío las que sobraban. Volaron zapatos, calcetines y pantalones, el práctico neceser de higiene propia quedando allí solo un mínimo botiquín y la suficiente ropa -y paja- para arropar de manera segura la obra. Al levantar la maleta se vio obligado a cogerla pegándosela al pecho para no ser él quien siguiera a sus desechadas pertenencias.
Y así siguió al plan, lo que conllevaba seguir a RAL.
RAL
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La verdad era que, al final, agradecía que no fuera a quien le tocase hacer una evaluación. Una alta puntuación en ganas, en cuanto a aptitud y preparación... quizás el trabajo de campo le quedase grande, a no ser que se pusiera a entrenar en serio. En inteligencia puede que tuviera más futuro, con una mente lo suficientemente preparada uno podía llevar a cabo operaciones tan importantes como las de campo, incluso más. Pero todavía estaba demasiado verde, y que lo dijera yo tenía delito. Suspiré dentro de la máscara mientras le dedicaba una mirada de "¿Ya has acabado?" con los brazos cruzados y tamborileando con el pie. La estatuilla no era tan importante, pero supongo que un recuerdo de una misión no estaba mal, no podía culparle.
Los gritos se acercaban, era la hora de desaparecer. Con cuidado fuimos descendiendo por los tejados y, más de una vez, tuve que agarrarlo del cuello de la camisa para que no se desviase y se fuera por una ruta que no era, sólo me faltaba que tuviera que rescatarlo. Me podía tomar mi tiempo, no diría nada, no podía. Por fin, tras varios minutos callejeando parecía que habíamos dejado el peligro atrás. Respiré aliviada.
- Si sigues esta calle recto hasta el puerto deberías encontrar un barco llamado "El albatros Negro". Es tu extracción que te sacará de la isla, recuerda presentar el informe a tus superiores. - Dije a la vez que estrechaba su mano.
Sin decir una palabra me di la vuelta, yo tenía otra ruta tenía que abordar el Kataphraktos y reunirme en el punto acordado con el agente Omega. Mientras me iba gesticulé con la mano por encima de mi hombro una serie de letras "Hasta Otra". Todavía me costaba, necesitaba algo de práctica. Esperaba que mi vehículo siguiera en su sitio, y que al resto se le hubiera dado bien las misiones, necesitaba un descanso, y no tenía la cabeza como para planes o desvíos de última hora.
...
Mientras tanto, en un despacho subterráneo decorado con más dinero que gusto, una pequeña figura familiar habla por su DDM, por el tono parece que la conversación lo tiene de buen humor. De pronto la puerta se abre y uno de sus guardias trajeados entra con gesto de preocupación.
- ¡Señor! Siento interrumpirlo, pero han robado una de las obras. - Dijo apresuradamente, a lo cual su jefe levanto una mano tranquilamente.
- Descuida, ya estoy al tanto. - Tras eso volvió su atención al auricular. - Como te iba diciendo, hemos recibido la cantidad acordada, espero que mereciera la pena, todo este circo puede afectar a mi reputación ¿Sabes? Esos dos agentes que enviaste no eran precisamente discretos. Ya sé, para quedar en paz... ponme en contacto con el mudo, me debe un trabajito...
Los gritos se acercaban, era la hora de desaparecer. Con cuidado fuimos descendiendo por los tejados y, más de una vez, tuve que agarrarlo del cuello de la camisa para que no se desviase y se fuera por una ruta que no era, sólo me faltaba que tuviera que rescatarlo. Me podía tomar mi tiempo, no diría nada, no podía. Por fin, tras varios minutos callejeando parecía que habíamos dejado el peligro atrás. Respiré aliviada.
- Si sigues esta calle recto hasta el puerto deberías encontrar un barco llamado "El albatros Negro". Es tu extracción que te sacará de la isla, recuerda presentar el informe a tus superiores. - Dije a la vez que estrechaba su mano.
Sin decir una palabra me di la vuelta, yo tenía otra ruta tenía que abordar el Kataphraktos y reunirme en el punto acordado con el agente Omega. Mientras me iba gesticulé con la mano por encima de mi hombro una serie de letras "Hasta Otra". Todavía me costaba, necesitaba algo de práctica. Esperaba que mi vehículo siguiera en su sitio, y que al resto se le hubiera dado bien las misiones, necesitaba un descanso, y no tenía la cabeza como para planes o desvíos de última hora.
...
Mientras tanto, en un despacho subterráneo decorado con más dinero que gusto, una pequeña figura familiar habla por su DDM, por el tono parece que la conversación lo tiene de buen humor. De pronto la puerta se abre y uno de sus guardias trajeados entra con gesto de preocupación.
- ¡Señor! Siento interrumpirlo, pero han robado una de las obras. - Dijo apresuradamente, a lo cual su jefe levanto una mano tranquilamente.
- Descuida, ya estoy al tanto. - Tras eso volvió su atención al auricular. - Como te iba diciendo, hemos recibido la cantidad acordada, espero que mereciera la pena, todo este circo puede afectar a mi reputación ¿Sabes? Esos dos agentes que enviaste no eran precisamente discretos. Ya sé, para quedar en paz... ponme en contacto con el mudo, me debe un trabajito...
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Página 2 de 2. • 1, 2
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.