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¿Cómo demonios había podido pasar algo así? El día que estuvimos en Bloothe no había sido demasiado agradable, todo comenzó con una pelea de taberna y concluyó con Hayato siendo secuestrado por algún pirata. Se suponía que Hayato era alguien entrenado y que no debería caer en trampas, por lo que lo único que se me ocurría era que le habían derrotado en combate. Cuando me había enterado de esto, había buscado a Alice y así poder encaminarnos a la ubicación más probable a la que se habían ido los secuestradores.
-Lo mato, en cuanto lo encontremos lo mato. – le había dicho a la chica.
Sabía que no era buena idea el habernos separado aunque fuese para recabar información, pero las cosas se había torcido y al final nos habíamos separado por completo. Tras hacer unas pequeñas investigaciones descubrimos que el lugar al que se podían haber marchado los piratas que le secuestraron era la isla de Karakuri, otra isla de invierno. Lo más rápido que pudimos, una vez en la isla, nos tocaría nuevamente separarnos para encontrar alguna pista de nuestro compañero de cacerías.
A medida que llegábamos a la isla se comenzó a notar el frío que hacía y como en la isla anterior me centré en la respiración y poco a poco el frío de mi cuerpo desapareció. La isla estaba casi por completo cubierta de nieve, aunque en varios sitios se veía marrón y sucia. A pesar de la temperatura la nieve tenía zonas que estaban derretidas y al mezclarse con la tierra le daba aquel aspecto. Sin embargo, si se podía ver unos edificios que sobresalían en la zona norte de la isla, parecía una ciudad y bastante moderna para estar en un mar tan extraño. Solo esperaba que Hayato no se quedase solo allí, o sería imposible encontrarle. No tenía idea de muchas cosa, cocinar y plantas, principalmente, pero como le diesen unos cables para algo estaba seguro de que los chuparía, no daba para más su cabeza.
Una vez en la isla, antes de desembarcar fui a mi camarote y cogí el juego de afilar para preparar mis armas. Estaba seguro que de las tendría que usar y no quería que me pillasen en paños menores para cuando eso pasase como había ocurrido. Tardé un rato, pero luego desembarqué y me dirigí a la zona que pareciese algo más ruin del lugar. Dudaba Unos piratas que fuesen a ir a apartamentos de lujo. Mientras caminaba me di cuenta de algo que me pareció extraño. Había personas que tenían prótesis metálicas y algunas de las mascotas que pude ver, me parecieron claramente robots.
-Lo mato, en cuanto lo encontremos lo mato. – le había dicho a la chica.
Sabía que no era buena idea el habernos separado aunque fuese para recabar información, pero las cosas se había torcido y al final nos habíamos separado por completo. Tras hacer unas pequeñas investigaciones descubrimos que el lugar al que se podían haber marchado los piratas que le secuestraron era la isla de Karakuri, otra isla de invierno. Lo más rápido que pudimos, una vez en la isla, nos tocaría nuevamente separarnos para encontrar alguna pista de nuestro compañero de cacerías.
A medida que llegábamos a la isla se comenzó a notar el frío que hacía y como en la isla anterior me centré en la respiración y poco a poco el frío de mi cuerpo desapareció. La isla estaba casi por completo cubierta de nieve, aunque en varios sitios se veía marrón y sucia. A pesar de la temperatura la nieve tenía zonas que estaban derretidas y al mezclarse con la tierra le daba aquel aspecto. Sin embargo, si se podía ver unos edificios que sobresalían en la zona norte de la isla, parecía una ciudad y bastante moderna para estar en un mar tan extraño. Solo esperaba que Hayato no se quedase solo allí, o sería imposible encontrarle. No tenía idea de muchas cosa, cocinar y plantas, principalmente, pero como le diesen unos cables para algo estaba seguro de que los chuparía, no daba para más su cabeza.
Una vez en la isla, antes de desembarcar fui a mi camarote y cogí el juego de afilar para preparar mis armas. Estaba seguro que de las tendría que usar y no quería que me pillasen en paños menores para cuando eso pasase como había ocurrido. Tardé un rato, pero luego desembarqué y me dirigí a la zona que pareciese algo más ruin del lugar. Dudaba Unos piratas que fuesen a ir a apartamentos de lujo. Mientras caminaba me di cuenta de algo que me pareció extraño. Había personas que tenían prótesis metálicas y algunas de las mascotas que pude ver, me parecieron claramente robots.
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Que frio hacia allí, solo recordaba a aquellos tipos en el edificio de Bloothe que lo habían reducido y buscaban venderlo. Una acción bastante despiadada, no solo ellos toda la isla anterior lo había tratado con rechazo. Pero por una razón que desconocía se encontraba en las costas heladas de aquella isla. Era muy difícil andar por el mundo sin la compañía de los animales de circo y la custodia de su jefe, cuanto le debía a aquel hombre. Se paro y el frio le calo hasta el ultimo lugar de su cuerpo, atino a usar sus alas para cubrir su cuerpo lo que le genero un poco de estabilidad, no la necesaria para estar enérgico. Vio alrededor y se dio cuenta que la máscara tallada lo había acompañado a este nuevo destino, la tomo y la llevo con la mano como si se tratase de un títere, con dedos mayor e índice en las cavidades oculares. ¿Cuál sería su objetivo aquí, aparte de buscar a los miembros del circo y a su jefe? Su estomago no paraba de rugir, seria un gran plan comenzar por buscar un lugar donde comer algo; era claro que no se metería en algún pueblo como la ultima vez. Trato de buscar algún animal lo suficientemente débil para ser casado por Nadir en su estado actual. Valla mierda de lugar tan hostil, era difícil pensar con hambre y frio.
Camino un poco y pudo ver a lo lejos como una ciudad se erguía con esplendor y color, eran tan intenso aquello que era difícil apreciar el horizonte con claridad. No encontró comida ni calor, el amparo de algún miembro de su tripulación parecía imposible a estas alturas y llegar a la ciudad sin camuflaje era una locura. Había aprendido algunas cosas de la isla anterior como para ser tan idiota de que la gente le viera el rostro y las alas. Pero ese parecía el único lugar que se podía estar sin morir de hambre y frio, el camino no era lejos, pero la desconfianza era gigante. Tomo las riendas por el camino a la ciudad, no había de otra su vida no podía terminar ahora, su búsqueda no había finalizado. A penas llego y la gente se le comenzó a alejar, los locales por cierto eran mas extraños que él. Mucho llevaban metales en sus cuerpos e incluso alguna extremidad mecánica. Aquello que miraba lo tranquilizo, no era el único humanoide sin un concepto tradicional de cuerpo normal, pero por alguna razón la gente le seguía temiendo. En la fascinación por lo que veía pecho a una dama que allí estaba y soltó un alarido despectivo, lo señalo con desamor y dijo. – Un demonio, ayuda. – Nadir quedo bastante molesto ya que la dama llevaba un brazo ajeno a la carne, y sin controlarlo uso la mascara para comunicarse impostando la voz. Levanto la imagen del tigre y retruco – Cállate idiota – Era la primera vez que Nadir hablaba en años, pero en realidad no sabia que estaba pasando ya que hablo mediante la mascara que usaba como títere.
Camino un poco y pudo ver a lo lejos como una ciudad se erguía con esplendor y color, eran tan intenso aquello que era difícil apreciar el horizonte con claridad. No encontró comida ni calor, el amparo de algún miembro de su tripulación parecía imposible a estas alturas y llegar a la ciudad sin camuflaje era una locura. Había aprendido algunas cosas de la isla anterior como para ser tan idiota de que la gente le viera el rostro y las alas. Pero ese parecía el único lugar que se podía estar sin morir de hambre y frio, el camino no era lejos, pero la desconfianza era gigante. Tomo las riendas por el camino a la ciudad, no había de otra su vida no podía terminar ahora, su búsqueda no había finalizado. A penas llego y la gente se le comenzó a alejar, los locales por cierto eran mas extraños que él. Mucho llevaban metales en sus cuerpos e incluso alguna extremidad mecánica. Aquello que miraba lo tranquilizo, no era el único humanoide sin un concepto tradicional de cuerpo normal, pero por alguna razón la gente le seguía temiendo. En la fascinación por lo que veía pecho a una dama que allí estaba y soltó un alarido despectivo, lo señalo con desamor y dijo. – Un demonio, ayuda. – Nadir quedo bastante molesto ya que la dama llevaba un brazo ajeno a la carne, y sin controlarlo uso la mascara para comunicarse impostando la voz. Levanto la imagen del tigre y retruco – Cállate idiota – Era la primera vez que Nadir hablaba en años, pero en realidad no sabia que estaba pasando ya que hablo mediante la mascara que usaba como títere.
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La ciudad era demasiado grande, no iba a encontrar al inútil de Hayato y me estaba alejando demasiado de las zonas que eran demasiado transitadas, pero tras un rato dando vueltas y sin conseguir nada era hora cambiar de estrategia. Me resigné y me dirigí hacia la ciudad tecnológica. No me hacía mucha gracia, pero ahora era lo único que me quedaba. Según me iba acercando la cantidad de gente que había en la calle era mayor, aunque con el frío que hacía tampoco era excesiva. Mientras caminaba me acercaba a lo que parecían tabernas y bares para ver si veía algo sospechoso o si por casualidad encontraba a Hayato. En alguna ocasión tuve que abrir la puerta del local para poder ver lo que había dentro.
El verme por la calle no debía ser algo normal dado que la gente, como me parecía que era costumbre, prefería no acercarse a mí y se apartaba con diligencia mientras miraba hacia otro lado. En un par de ocasiones me detuve para preguntarle a la gente si había visto al samurái, pero todos me dieron unas respuestas cortas y se alejaban rápidamente. En un par de ocasiones me pareció ver una pareja de oficiales, por lo que vi de sus uniformes serían algo similar a los marines pero únicamente de la ciudad.
Un rato después, tras salir de un bar en el que tampoco había nada que me diese información de Hayato, las voces de una mujer llegaron a mis oídos. Había visto un demonio y pedía ayuda. No me cuadraba aquello dado que el samurai no era agresivo y además había sido educado como un señor noble, aun así lo de demonio, era más que suficiente para ir a echar un vistazo. Corrí hacía el lugar del que provenía el grito y una voz que no reconocí que pedía a la mujer que se callase. La situación que vi no fue normal para mí y me sorprendió algo, un tipo de piel grisácea, con alas y dientes aserrados se encontraba en mitad de la calle. No parecía alguien adulto a pesar de aquella apariencia y sin duda como decía aquella mujer, parecía un demonio, sin embargo, no era el demonio que yo estaba buscando.
-Hey, “demonio” quiero hablar contigo, vamos, te invito a un trago si me respondes a algunas preguntas, ¿lo ves correcto? – le dije acercándome, como no sabía cómo reaccionaría apoye discretamente mi mano en la empuñadura de la katana.
El verme por la calle no debía ser algo normal dado que la gente, como me parecía que era costumbre, prefería no acercarse a mí y se apartaba con diligencia mientras miraba hacia otro lado. En un par de ocasiones me detuve para preguntarle a la gente si había visto al samurái, pero todos me dieron unas respuestas cortas y se alejaban rápidamente. En un par de ocasiones me pareció ver una pareja de oficiales, por lo que vi de sus uniformes serían algo similar a los marines pero únicamente de la ciudad.
Un rato después, tras salir de un bar en el que tampoco había nada que me diese información de Hayato, las voces de una mujer llegaron a mis oídos. Había visto un demonio y pedía ayuda. No me cuadraba aquello dado que el samurai no era agresivo y además había sido educado como un señor noble, aun así lo de demonio, era más que suficiente para ir a echar un vistazo. Corrí hacía el lugar del que provenía el grito y una voz que no reconocí que pedía a la mujer que se callase. La situación que vi no fue normal para mí y me sorprendió algo, un tipo de piel grisácea, con alas y dientes aserrados se encontraba en mitad de la calle. No parecía alguien adulto a pesar de aquella apariencia y sin duda como decía aquella mujer, parecía un demonio, sin embargo, no era el demonio que yo estaba buscando.
-Hey, “demonio” quiero hablar contigo, vamos, te invito a un trago si me respondes a algunas preguntas, ¿lo ves correcto? – le dije acercándome, como no sabía cómo reaccionaría apoye discretamente mi mano en la empuñadura de la katana.
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La mujer no paraba de gritar y la gente comenzaba a prestarle más atención al alado Pese a temer por sus vidas la multitud se acercaba, era un echo único en una ciudad tan racional la aparición de un ser de fantasía. Nadir estaba confuso, y no preocupado por la falta de anonimato, era la primera vez en tiempo que emitía palabras. ¿Cómo se dio esto? Pensó mientras dirigía la máscara hacia su rostro como si está fuese a hablar con el. - No eres tú idiota, soy yo el que habla. - Volvió a impostar la voz y hablar como si fuese la máscara quién emitía el sonido, la movió de un lado a otro y dio un a vuelta por la multitud, como si aquel juguete tuviera vida. - Soy Joel, y esta gente nos ve como basura. Debemos irnos Nadir. - Nuevamente hablo consigo mismo emulando un títere con aquel pedazo de madera con rasgos de tigre. Joel era el nombre de su padre, ahora sí estaba realmente en introspección. ¿Porque Joel? ¿Estoy loco? El joven se queda en blanco con imágenes que van y vienen de sus días en familia. Las máscara nuevamente volvió a hablar esta vez con arrebato y desprecio. - ¡Cállense¡ Vamos Nadir debemos recuperar energías.- El skaypeano estaba seguro que debía irse del lugar, no era un buen momento para pensar en otra cosa y antes de llenarse de escape un humanoide rompió su carrera. Lo cuestionó con el fin de invitarlo un trago, a lo que el joven de los cielos le respondió con un imponente gruñido. Él sabía que nadie tenía buenas intenciones, todos buscaban algo, desde matarlo por temor cómo sacar una tajada económica, no tenía confianza del joven. Era un joven más bajo que el en altura cabello negro, un clásico humano de esos que estaba apestado del circo. Al único humano que le haría caso es a su jefe del circo, y ni con el tomaría un trago, es más jamás tomo un trago con nadie desde los té que preparaba su padre. -Nadie va a beber nada contigo. Mantente lejos escoria. - Otro vez Nadir hablando con violencia a través de su máscara, no lo podía controlar era como un rapto de razón, como si el juguete tomara control de sus acciones. Ignoro que aquel tenía un arma, si seguía insultando gente podría terminar mal. El joven poco conocía del mundo y meno de las relaciones humanas. Se colocó en cuatro patas y comenzó a andar lo más rápido que pudo, escapando de la gente y del joven que lo invito a beber.
En su caminata pensó sobre todo aquello, la idea de comunicarse a través de una máscara era una locura, yo soy un animal pensó. El final de una calle l ofreció un callejón oscuro, un buen lugar para mantener el anonimato, creyó dejar a todos atrás. Estaba agotado y en calor pero no le duraría mucho.
En su caminata pensó sobre todo aquello, la idea de comunicarse a través de una máscara era una locura, yo soy un animal pensó. El final de una calle l ofreció un callejón oscuro, un buen lugar para mantener el anonimato, creyó dejar a todos atrás. Estaba agotado y en calor pero no le duraría mucho.
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El tipo no parecía estar en sus cabales, seguía diciéndole a la gente que se acercaba que se callase con una voz como la anterior, sin embargo, cuando llegué yo no pareció cambiar su actitud. Era cierto que quizás hubiese entrado de forma un tanto brusca para hablar con él, más aún si lo que quería era saber si había visto a mi amigo. La gente siguió acercándose a ver que era lo que sucedía y murmuraban entre ellos mientras nos miraban. ¿Acaso se pensaban que comenzaríamos algún tipo de lucha? Estaba claro que no, por lo menos de mi parte.
El tipo extraño me dijo que no tomaría nada conmigo cerrando su frase con que me mantuviese lejos menospreciándome. Lo miré fijamente sin parpadear y luego me comencé a reir, calculaba que tenía más o menos mi misma edad, pero él parecía moverse más por instinto que yo. Se colocó a cuatro patas y salió corriendo, no me quedé atrás y le seguí al mismo ritmo. “Quizás haya sido criado por animales y por eso no es tan extraño.” Pensé al verlo entrar por un callejón.
Me había hecho dar una buena carrera y por suerte en el callejón se detuvo, también para recuperar el aliento al amparo de la sombra de los edificios. Entré en el callejón cogiendo aire para recuperarme de la carrera.
-Bien, chaval. Me da igual quien seas y que problemas tengas, no tengo nada contra ti. Antes solo quería ser amable, pero dado que eres bastante asustadizo iré directo al grano. – informé mientras me acercaba –. Estoy buscando a un tipo que parece un demonio, moreno, con cuernos en la frente, de mi misma altura, la piel es algo grisácea y lleva un hakama, en la espalda lleva una especie de tubo que se asemeja a una espada. ¿lo has visto?
Esperé a ver si me respondía o decidía volver a salir corriendo como había hecho antes. En caso de que no me respondiese o si me respondía, cuando terminase de responderme seguiría hablando.
-Creo que lo raptaron en Bloothe, no sé si por ser un ser extraño o por qué, pero tengo entendido que la última vez que le vieron estaba en un barco que venía a esta isla. Al verte supuse que eras alguien raptado por la misma gente que había conseguido escapar.
El tipo extraño me dijo que no tomaría nada conmigo cerrando su frase con que me mantuviese lejos menospreciándome. Lo miré fijamente sin parpadear y luego me comencé a reir, calculaba que tenía más o menos mi misma edad, pero él parecía moverse más por instinto que yo. Se colocó a cuatro patas y salió corriendo, no me quedé atrás y le seguí al mismo ritmo. “Quizás haya sido criado por animales y por eso no es tan extraño.” Pensé al verlo entrar por un callejón.
Me había hecho dar una buena carrera y por suerte en el callejón se detuvo, también para recuperar el aliento al amparo de la sombra de los edificios. Entré en el callejón cogiendo aire para recuperarme de la carrera.
-Bien, chaval. Me da igual quien seas y que problemas tengas, no tengo nada contra ti. Antes solo quería ser amable, pero dado que eres bastante asustadizo iré directo al grano. – informé mientras me acercaba –. Estoy buscando a un tipo que parece un demonio, moreno, con cuernos en la frente, de mi misma altura, la piel es algo grisácea y lleva un hakama, en la espalda lleva una especie de tubo que se asemeja a una espada. ¿lo has visto?
Esperé a ver si me respondía o decidía volver a salir corriendo como había hecho antes. En caso de que no me respondiese o si me respondía, cuando terminase de responderme seguiría hablando.
-Creo que lo raptaron en Bloothe, no sé si por ser un ser extraño o por qué, pero tengo entendido que la última vez que le vieron estaba en un barco que venía a esta isla. Al verte supuse que eras alguien raptado por la misma gente que había conseguido escapar.
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El callejón parecía lo suficientemente seguro para que el skaypeano estuviera solo con sus mambos existenciales. Todavía no entendía muy bien eso de hablar a través de la máscara que el mismo tallo en la isla anterior, y por qué se hacía llamar Joel, el nombre de su padre. ¿Acaso estaba quedando loco, estaba sufriendo algún delirio emocional o simplemente aquella madera realmente tenia vida? Sus tripas gritaron con tenacidad, necesitaba comer algo ya; con hambre no se puede pensar. El callejón, rico y acogedor, no ofrecía ningún tipo de gastronomía, ni sobras ni animal ponzoñoso para devorar. -Puedes creerlo Nad, el primer día que salimos de parranda y la mesa esta vacía. – Nuevamente habló por la mascara impostando la voz, no quería esa situación estaba incomodo, poco a poco ese ser ilusorio tomaba más decisiones por él. Por alguna extraña decisión no quiso deshacerse de Joel, necesitaba comprobar que era el hambre quien le hizo perder el juicio y eso era un simple pedazo de madera.
Sus pensamientos y él son interrumpidos nuevamente por el joven que creyó dejar atrás. Este se acercaba lentamente y preguntando por seres ilusorios. Pensó que le estaba tomando el pelo dejando al descubierto su demoniaca forma y eso hizo molestar nuevamente a Nadir que grito un rugido emulando al gran circo del circo. El rechazo de Nadir se agiganto y recordó las palabras de su jefe “nunca confíes en alguien que te habla sin temor”. Creía que aquel, haciéndose el ignorante y que buscaba un compañero de fantasía, necesitaba llegar a él para capturarlo como el grupo de la isla anterior; no era posible que existiera otro ser así descripto. -Escúchame calvo. – Habla nadir por medio de Joel, calvo justamente no era un adjetivo indicado para referirse al visitante, pero realmente no sabia que significaba la palabra solo sabia que en su barco lo usaban como insulto. Toma la mascara y la dirige hacia Sasaki como si la madera hablara. – Mi amigo necesita comer y yo descansar, no sabemos nada de un tipo con cuernos, no queremos problemas estamos armados los dos. – El chico de lo cielos queda espantado, jamás en la vida había manejado un arma, no se le tenia permitido tener esos objetos ¿Porque había mentido así? Joel soy yo. ¿Porque dije esa estupidez? pensó y se lo devoraron sus pensamientos. No sabía cómo actuar estaba muy confundido, solo quería volver al circo y acostarse en el húmedo tablón bajo la cubierta. Lo unico que le nacio fue un maullido como señal de confusion.
Sus pensamientos y él son interrumpidos nuevamente por el joven que creyó dejar atrás. Este se acercaba lentamente y preguntando por seres ilusorios. Pensó que le estaba tomando el pelo dejando al descubierto su demoniaca forma y eso hizo molestar nuevamente a Nadir que grito un rugido emulando al gran circo del circo. El rechazo de Nadir se agiganto y recordó las palabras de su jefe “nunca confíes en alguien que te habla sin temor”. Creía que aquel, haciéndose el ignorante y que buscaba un compañero de fantasía, necesitaba llegar a él para capturarlo como el grupo de la isla anterior; no era posible que existiera otro ser así descripto. -Escúchame calvo. – Habla nadir por medio de Joel, calvo justamente no era un adjetivo indicado para referirse al visitante, pero realmente no sabia que significaba la palabra solo sabia que en su barco lo usaban como insulto. Toma la mascara y la dirige hacia Sasaki como si la madera hablara. – Mi amigo necesita comer y yo descansar, no sabemos nada de un tipo con cuernos, no queremos problemas estamos armados los dos. – El chico de lo cielos queda espantado, jamás en la vida había manejado un arma, no se le tenia permitido tener esos objetos ¿Porque había mentido así? Joel soy yo. ¿Porque dije esa estupidez? pensó y se lo devoraron sus pensamientos. No sabía cómo actuar estaba muy confundido, solo quería volver al circo y acostarse en el húmedo tablón bajo la cubierta. Lo unico que le nacio fue un maullido como señal de confusion.
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Antes de que llegase hasta la criatura que había huido de mí, pude escuchar que hablaba con él mismo, o eso creía, se hizo llamar Joel, bueno, aquello no me importaba, solo encontrar al incompetente de mi compañero, no tenía ganas de volver a nuestra isla para dar las explicaciones pertinentes.
Cuando terminé de hablar con el ser, este pareció sorprendido por verme allí, eso o su cara me confundía por completo. Y de pronto habló. Comenzó llamándome calvo. ¿Calvo? ¿Acaso no veía que tenía pelo? Me habían llamado de todo en mis años de vida, pero calvo nunca, aquello me chocó bastante, pero terminé de escuchar lo que decía con aquella extraña voz. Miré a los lados y detrás del tipo aquel cuando mencionó a un amigo, me parecía que solo estábamos nosotros en el callejón, ¿podía aquel tipo tener una enfermedad mental? Ni idea, pero creía que podía llegar hasta el tipo aquel fácilmente.
-Primero, - dije señalándole a la cara mientras le miraba fijamente – tengo pelo aun así que eso de calvo sobraba. Segundo, ¿hambre?, ¿Por qué no has empezado por ahí? Si quieres comer puedo ayudarte con eso. Tengo dinero y puedo comprar comida si quieres. – Ignoré por completo lo que había dicho de que estaban armados su amigo y él, yo también lo estaba y no lo ocultaba, si él se quedaba más tranquilo diciéndolo no me importaba.
Esperé un momento a ver que contestaba o si estaba interesado en lo que le había dicho de que le podía dar comida si quería. Aquello me estaba llevando más trabajo del que me esperaba, pero si aquel ser no colaboraba estaba seguro de que tardaría más en encontrar a Hayato De pronto, algo de luz iluminó fugazmente el callejón, miré rápidamente al cielo para saber que era lo que había ocurrido, por si había algún tipo de farola en el lugar estropeada pero no fue así. Un ave que no reconocí, pero que estaba en llamas había pasado por encima nuestro. Se pudo notar como la temperatura había mejorado momentáneamente. Que extraño.
-Por cierto, amigo, ¿de dónde vienes? Nuca había visto a alguien como tú, ¿existe más gente como tú? Ya sabes tan grande, con la piel gris y alas. Tranquilo, es mera curiosidad, de donde yo vengo la gente normal tenía cuernos y parecía como un demonio de esos que pintan en los libros. Yo era la excepción del lugar, para los niños era como alguien de quien reírse por ser diferente.
Cuando terminé de hablar con el ser, este pareció sorprendido por verme allí, eso o su cara me confundía por completo. Y de pronto habló. Comenzó llamándome calvo. ¿Calvo? ¿Acaso no veía que tenía pelo? Me habían llamado de todo en mis años de vida, pero calvo nunca, aquello me chocó bastante, pero terminé de escuchar lo que decía con aquella extraña voz. Miré a los lados y detrás del tipo aquel cuando mencionó a un amigo, me parecía que solo estábamos nosotros en el callejón, ¿podía aquel tipo tener una enfermedad mental? Ni idea, pero creía que podía llegar hasta el tipo aquel fácilmente.
-Primero, - dije señalándole a la cara mientras le miraba fijamente – tengo pelo aun así que eso de calvo sobraba. Segundo, ¿hambre?, ¿Por qué no has empezado por ahí? Si quieres comer puedo ayudarte con eso. Tengo dinero y puedo comprar comida si quieres. – Ignoré por completo lo que había dicho de que estaban armados su amigo y él, yo también lo estaba y no lo ocultaba, si él se quedaba más tranquilo diciéndolo no me importaba.
Esperé un momento a ver que contestaba o si estaba interesado en lo que le había dicho de que le podía dar comida si quería. Aquello me estaba llevando más trabajo del que me esperaba, pero si aquel ser no colaboraba estaba seguro de que tardaría más en encontrar a Hayato De pronto, algo de luz iluminó fugazmente el callejón, miré rápidamente al cielo para saber que era lo que había ocurrido, por si había algún tipo de farola en el lugar estropeada pero no fue así. Un ave que no reconocí, pero que estaba en llamas había pasado por encima nuestro. Se pudo notar como la temperatura había mejorado momentáneamente. Que extraño.
-Por cierto, amigo, ¿de dónde vienes? Nuca había visto a alguien como tú, ¿existe más gente como tú? Ya sabes tan grande, con la piel gris y alas. Tranquilo, es mera curiosidad, de donde yo vengo la gente normal tenía cuernos y parecía como un demonio de esos que pintan en los libros. Yo era la excepción del lugar, para los niños era como alguien de quien reírse por ser diferente.
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No era extraño ver asi a Nadir, estaba sudando y con temblores de rodillas, la borde de un ataque de ansiedad. Odiaba tener que compartir momentos con otros seres y ahora esa máscara que no paran ade cagarla. - Eres lo suficientemente calvo cómo para seguir a un ser con apariencia demoníaca. - Habla Joel por la voz de Nadir. Era claro que no tenía idea lo que significaba ser clavo, pero tenía claro lo que era hacer huir a la gente. Antes que Joel pudiese aceptar o rechazar la invitación un resplandor luminoso le conquistó los ojos al alado. No parecía nada que halla visto jamas, no con el leve vistazo que le dio no quiso perder del vista al visitante. Su ritmo cardíaco comenzaba a normalizarse, sintió mejor sus manos y parecía que la comodidad era mayor. Luego del destello la te temperatura fue más amigable, algo que lo ayudo a generar ideas claras y estar más atento a su instinto. Entendía perfectamente lo que decía el joven, pero Joel estaba vigente con el control de ambos. - Comer suena bien. Lo único que el dinero no es algo que tengas. Podemos ayudarte en tu búsqueda, el show debe continuar. Mi amigo no puede ir mostrando las alas y el rostro. Necesitamos buscar un disfraz. - El títeres no paraba de parlotear, tal vez todo los días que estuvo sin hablar los estaba canalizando en la máscara de manera subconsciente. Lo que había dicho Joel lo paso por alto, cunado escucho al pelinegro hablar de un lugar donde la apariencia demoníaca no iniciaba una guerra. - Él viene de un de un circo, un lugar ideal para buscar a tu amigo y yo siempre estuve con el. - información poco relevante pues Nadir no conocía nada de su pasado, además era correcto no dar tanta información exacta.
Ya se le estaba haciendo cotidiano hablar a través del pedazo de madera, además aprendió que hacía se podía arrancar buena información. Estaba ansioso de conocer el lugar que aquel joven contaba, tal vez es el sitio que estuvo buscando todos estos años. Le seguiría la corriente a Joel y dejaría que tenga el control manteniendo la distancia de dos metros con la que acostumbraba a tratar a los humanos, en fin todos eran iguales. - ¿ Y tu de donde vienes?- Cuestionó impostado la voz pero más calmo y sin dejar que Joel se saliera de control, no confiaba en aquel solo quería salir de ahí y parecía la persona indicada para tener una pista del paradero de sus padres.
Ya se le estaba haciendo cotidiano hablar a través del pedazo de madera, además aprendió que hacía se podía arrancar buena información. Estaba ansioso de conocer el lugar que aquel joven contaba, tal vez es el sitio que estuvo buscando todos estos años. Le seguiría la corriente a Joel y dejaría que tenga el control manteniendo la distancia de dos metros con la que acostumbraba a tratar a los humanos, en fin todos eran iguales. - ¿ Y tu de donde vienes?- Cuestionó impostado la voz pero más calmo y sin dejar que Joel se saliera de control, no confiaba en aquel solo quería salir de ahí y parecía la persona indicada para tener una pista del paradero de sus padres.
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No sabía si aquel tipo ahora estaba de guasa o no, porque siguió llamando calvo, al final supuse que se debía a que no tenía pelo por el resto del cuerpo. Dejé que me siguiese analizando durante un momento. Cuando volvió a hablar aceptó lo de ir a comer, aunque lo que me dijo del dinero no lo terminé de entender, por otra parte si era cierto que si solo con su aspecto iba a provocar altercados en aquellos creídos civilizados necesitaríamos un disfraz, y de eso no sabía nada. ¿Qué le hacía pensar que no tenía dinero? Rebusqué dentro de las placas de la armadura del pecho y saqué unos cuantos billetes.
-Tengo dinero, por eso no te preocupes, además si me vas a ayudar te pagaré. Por el tema del disfraz no sé muy bien cómo solucionarlo, quizás con una simple capa de viaje con capucha te sirva siempre que podáis plegar las alas y juntarlas al cuerpo todo lo que podáis. Respecto a la comida, una opción que se me ocurre es coger algo en una taberna de aquí cerca y traerte la comida, otra que se me ocurre es ir a intentar cazar algo.
No sabía si le interesaba algo de lo que le había dicho, suponía que como poco lo de la comida si le interesaría. El hombre me habló de que ellos habían crecido en un circo. Ahora comprendía el por qué actuaba y hablaba así, su educación no había sido como debía ser. Nunca me habían gustado demasiado aquellas ferias ambulantes. Solían humillar a otros para ganarse la vida. Ahora que lo decía, podía haber sido algún guardia de feriante el que podía haber capturado a Hayato buscando nuevos talentos, y teniendo aquí a este chico no me extrañaría que pudiese ser así.
-Me parece correcto eso de empezar por ahí, gracias. – Comencé a caminar hacia la calle para salir del callejón, aunque antes de salir miré si había alguien por los alrededores – Mis orígenes se encuentran en la isla de Wano, creo que está en el Nuevo Mundo, en ese mar encontrar gente con características únicas en el cuerpo y allí es normal cualquier cosa. Pero por cierta razón nos tocó marcharnos y nos mudamos a la isla de Sabishima en el South Blue. No es una isla muy bonita, pero la gente es agradable. Por mi parte, me di cuenta bastante joven que hay que aceptar las cosas del modo que son.
Mientras caminábamos por la calle, me percaté que se había quedado un poco más atrás. Fingí que aquello era normal, si estaba más tranquilo de esa forma no tenía ningún problema. Me paré frente a un escaparate con ropa.
-Espera un momento voy a comprar una tela para el disfraz. – No esperé a que contestase, entré en la tienda y al poco tiempo salí con una tela lo suficiente mente grande como para que le cubriese por completo y pudiese usarla de capucha también –. Pruébatela. – le pedí dejándosela en el suelo frente a él.
-Tengo dinero, por eso no te preocupes, además si me vas a ayudar te pagaré. Por el tema del disfraz no sé muy bien cómo solucionarlo, quizás con una simple capa de viaje con capucha te sirva siempre que podáis plegar las alas y juntarlas al cuerpo todo lo que podáis. Respecto a la comida, una opción que se me ocurre es coger algo en una taberna de aquí cerca y traerte la comida, otra que se me ocurre es ir a intentar cazar algo.
No sabía si le interesaba algo de lo que le había dicho, suponía que como poco lo de la comida si le interesaría. El hombre me habló de que ellos habían crecido en un circo. Ahora comprendía el por qué actuaba y hablaba así, su educación no había sido como debía ser. Nunca me habían gustado demasiado aquellas ferias ambulantes. Solían humillar a otros para ganarse la vida. Ahora que lo decía, podía haber sido algún guardia de feriante el que podía haber capturado a Hayato buscando nuevos talentos, y teniendo aquí a este chico no me extrañaría que pudiese ser así.
-Me parece correcto eso de empezar por ahí, gracias. – Comencé a caminar hacia la calle para salir del callejón, aunque antes de salir miré si había alguien por los alrededores – Mis orígenes se encuentran en la isla de Wano, creo que está en el Nuevo Mundo, en ese mar encontrar gente con características únicas en el cuerpo y allí es normal cualquier cosa. Pero por cierta razón nos tocó marcharnos y nos mudamos a la isla de Sabishima en el South Blue. No es una isla muy bonita, pero la gente es agradable. Por mi parte, me di cuenta bastante joven que hay que aceptar las cosas del modo que son.
Mientras caminábamos por la calle, me percaté que se había quedado un poco más atrás. Fingí que aquello era normal, si estaba más tranquilo de esa forma no tenía ningún problema. Me paré frente a un escaparate con ropa.
-Espera un momento voy a comprar una tela para el disfraz. – No esperé a que contestase, entré en la tienda y al poco tiempo salí con una tela lo suficiente mente grande como para que le cubriese por completo y pudiese usarla de capucha también –. Pruébatela. – le pedí dejándosela en el suelo frente a él.
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El joven revisa entre su coraza y muestra dinero, era claro que llevaba lo suficiente como para ayudarlo con el disfraz y la comida, pero eso él no lo sabía. Jamás había percibido dinero por su trabajo en el circo y no conocía la moneda corriente del mundo. Joel por lo tanto lo increpo con la mirada, en fin, era una máscara sin expresión que lo único que hizo fue dirigir su parte frontal al peli negro; pero para Nadir aquel gesto fue desafiante. “No cometas una idiotez por favor. Tranquilo Nad sígueme el juego a mí”, pensó mientras la voz de su amigo imaginario también resonaba en su cabeza, era una voz que en el pasado también lo había acompañado.
-Genial veo que llevas mucho papel. ¿Esos son los tan codiciados Berries? Mi amigo es experto plegando sus alas, venimos de un circo, con una capa es más que suficiente. – Nuevamente la voz impostada y la mascara en movimiento como si estuviera viva. – Realmente no podemos cazar con este clima tan hostil, por lo menos nosotros dos necesitamos recuperarnos, pero queda abierta la invitación para cuando quieras cazar algún humano, dicen que los más jóvenes tienen mejor sabor. –
Salieron del callejón y el skaypeano mantenía la distancia de dos metros que se había prometido, no quería sorpresas. Conocía la sangre de los humanos y por naturaleza son seres crueles y traicioneros; eso es lo que decía en uno de los libros que leyó. En el barco tampoco que viajaba tampoco formo lazos de amistad salvo con su amiga, que a ojos de él no era humana. La culpa de su separación familiar se la atribuyo siempre a esta raza que miraba con desconfianza. Aquel joven venia hablando de seres diferentes, de razas no humanas, pero no podía confiar en el, no con una herida tan interna.
“El Nuevo Mundo”, una frase que fue como música para sus oídos, parecía miel que escupía el ajeno, ignoro por completo la tierra de Wano que menciono como su ciudad natal. Se quedo con el folklore de aquel sitio que prometía ser tan diverso, la nueva normalidad que su vida necesitaba. ¿Era posible que existiera algo tal? Aquel joven no parecía temerle, y por lo contado su amigo compartía facha con Nadir. Ante la intriga y emoción Joel exploto, en ese momento compartieron las emociones con Nadir -¿Queda muy lejos ese tal Nuevo mundo?- Esta vez la voz era mas dulce y cargada de energía, tanto esto que enseguida noto estar vulnerable emocionalmente, era algo que no se podía permitir y desvió rápidamente la mirada.
Pasado el tiempo el joven le deja las teles que ofrecerían de disfraz, no eran tan gruesas como para abrigar, pero mejor que nada era. Plegó sus alas contra el pecho y tapo por completo el semblante con la capucha. – Estamos listos para comer. ¿Si te ayudamos en encontrar a tu amigo nos dirías por que calle ir al nuevo mundo? -
-Genial veo que llevas mucho papel. ¿Esos son los tan codiciados Berries? Mi amigo es experto plegando sus alas, venimos de un circo, con una capa es más que suficiente. – Nuevamente la voz impostada y la mascara en movimiento como si estuviera viva. – Realmente no podemos cazar con este clima tan hostil, por lo menos nosotros dos necesitamos recuperarnos, pero queda abierta la invitación para cuando quieras cazar algún humano, dicen que los más jóvenes tienen mejor sabor. –
Salieron del callejón y el skaypeano mantenía la distancia de dos metros que se había prometido, no quería sorpresas. Conocía la sangre de los humanos y por naturaleza son seres crueles y traicioneros; eso es lo que decía en uno de los libros que leyó. En el barco tampoco que viajaba tampoco formo lazos de amistad salvo con su amiga, que a ojos de él no era humana. La culpa de su separación familiar se la atribuyo siempre a esta raza que miraba con desconfianza. Aquel joven venia hablando de seres diferentes, de razas no humanas, pero no podía confiar en el, no con una herida tan interna.
“El Nuevo Mundo”, una frase que fue como música para sus oídos, parecía miel que escupía el ajeno, ignoro por completo la tierra de Wano que menciono como su ciudad natal. Se quedo con el folklore de aquel sitio que prometía ser tan diverso, la nueva normalidad que su vida necesitaba. ¿Era posible que existiera algo tal? Aquel joven no parecía temerle, y por lo contado su amigo compartía facha con Nadir. Ante la intriga y emoción Joel exploto, en ese momento compartieron las emociones con Nadir -¿Queda muy lejos ese tal Nuevo mundo?- Esta vez la voz era mas dulce y cargada de energía, tanto esto que enseguida noto estar vulnerable emocionalmente, era algo que no se podía permitir y desvió rápidamente la mirada.
Pasado el tiempo el joven le deja las teles que ofrecerían de disfraz, no eran tan gruesas como para abrigar, pero mejor que nada era. Plegó sus alas contra el pecho y tapo por completo el semblante con la capucha. – Estamos listos para comer. ¿Si te ayudamos en encontrar a tu amigo nos dirías por que calle ir al nuevo mundo? -
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El joven no parecía ser consciente de cómo era el dinero, como si no lo hubiese visto en su vida, pero de alguna forma tendría que cobrar en el circo donde decía que vivía, o comprar alguna cosa, ya fuese comida o ropa. Sin embargo, mi preocupación no comenzó por eso, sino porque aceptaba a invitación de ir a cazar, lo único que él entendía la caza como ir a por otra persona. Y por lo que concluyó me hizo tener un escalofrío. Comía personas. Las alertas de mi cuerpo comenzaron a dispararse para que tuviese cuidado con aquel joven y me mantuvieron preparado para el caso de que fuese necesario defenderme.
Cuando el chico volvió a hablar, no lo hizo con la voz que había usado hasta aquel momento y pareció casi de excitación. Parecía estar interesado en el Nuevo Mundo y saber dónde estaba aquel mar. Hice una pequeña sonrisa al verle tan emocionado por ello.
-Pues desde esta isla no te sabría decir la distancia a la que está pero sí, está bastante lejos. Ahora mismo nos encontramos en un mar que por lo que he visto en mapas es una línea recta, luego hay una separación que no sé cómo será y al otro lado está el otro mar al que llaman Nuevo Mundo. – le respondí amablemente junto antes de entrar a comprar la tela.
Cuando salí y le entregué la prenda, el chico plegó las alas sobre el pecho y se cubrió con la tela quedando bastante bien cubierto. Cuando terminó de vestirse lo confirmó diciendo que ya podíamos ir a comer y luego negoció su ayuda a cambio de información. Al escucharle decir que por qué calle podía ir hasta aquel inmenso mar casi me hace reírme, pero conseguí aguantarme sin hacer muecas.
-Por su puesto. – Acepté mirando la entrada de una taberna que había cerca –. Mira ahí dan de comer, en la taberna “El reno sabroso”.
Al decirlo me dirigí ahí, esperando que el chico me siguiese. Cuando entré en el local y busqué alguna mesa libre. Por suerte había una bastante apartada del resto y en una esquina oscura, esperaba que allí estuviese cómodo mi invitado.
-Mira, allí hay una mesa libre, bastante apartada y a oscuras, creo que ahí estaremos más cómodos, ve a sentarte y ahora me acerco con comida, ¿quieres algo de beber también? ¿agua, cerveza, vino, zumo?
Esperé a que me respondiese y luego me dirigí a la barra a hacer el pedido de la comida junto con un mapa del mundo si tenían para luego dirigirme a la mesa en la que estaba el joven.
Cuando el chico volvió a hablar, no lo hizo con la voz que había usado hasta aquel momento y pareció casi de excitación. Parecía estar interesado en el Nuevo Mundo y saber dónde estaba aquel mar. Hice una pequeña sonrisa al verle tan emocionado por ello.
-Pues desde esta isla no te sabría decir la distancia a la que está pero sí, está bastante lejos. Ahora mismo nos encontramos en un mar que por lo que he visto en mapas es una línea recta, luego hay una separación que no sé cómo será y al otro lado está el otro mar al que llaman Nuevo Mundo. – le respondí amablemente junto antes de entrar a comprar la tela.
Cuando salí y le entregué la prenda, el chico plegó las alas sobre el pecho y se cubrió con la tela quedando bastante bien cubierto. Cuando terminó de vestirse lo confirmó diciendo que ya podíamos ir a comer y luego negoció su ayuda a cambio de información. Al escucharle decir que por qué calle podía ir hasta aquel inmenso mar casi me hace reírme, pero conseguí aguantarme sin hacer muecas.
-Por su puesto. – Acepté mirando la entrada de una taberna que había cerca –. Mira ahí dan de comer, en la taberna “El reno sabroso”.
Al decirlo me dirigí ahí, esperando que el chico me siguiese. Cuando entré en el local y busqué alguna mesa libre. Por suerte había una bastante apartada del resto y en una esquina oscura, esperaba que allí estuviese cómodo mi invitado.
-Mira, allí hay una mesa libre, bastante apartada y a oscuras, creo que ahí estaremos más cómodos, ve a sentarte y ahora me acerco con comida, ¿quieres algo de beber también? ¿agua, cerveza, vino, zumo?
Esperé a que me respondiese y luego me dirigí a la barra a hacer el pedido de la comida junto con un mapa del mundo si tenían para luego dirigirme a la mesa en la que estaba el joven.
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Mapa, que palabra divertida pensó Nadir y dejo escapar un garabato con forma de sonrisa. Un gesto que hace algunos años no le regalaba a ningún humano, salvo a aquella que le prometió leer un cuento cada noche. Pudo entender que se trataba de alguna guía, pero nunca logro imaginar con certeza lo que era realmente, este chico estaba viviendo pero no tenía mundo. No podía perder los estribos, no en una tierra ajena. Tan ajena como el Nuevo Mundo, al cual lo imagino como una gran isla diversa y llena de amor, llena de sus padres que hoy no están. Pero aquello que relato el joven era un mar, era aun mas maravilloso que cada isla en el le ofrezca confort.
El Reno Sabroso, un lugar que ofrecía calor y comida, y por supuesto una exquisita carne de reno estofada. Allí fue el lugar que eligió Sasaki para zacear las necesidades primarias del dúo para emprender viaje tras su amigo. Dejo que pasara aquel y el entro siguiendo los pasos del joven. El lugar no estaba tan lleno, y el cartel de entrada tenia mejor pinta que el interior. Parecía mas un lugar de copas que de comida, pero eso Nadir lo ignoro ya que de la cocina provenía un esquicito olor a estofado.
-Por supuesto que me agrada el lugar, es oscuro y apartado, no esperes un romance. Se que no tenemos dinero, pero con un vaso de agua y un gran plato de estofado estamos bien. – Dijo Joel, que se encontraba en el rostro de Nadir. Había decidido ponerse la máscara en la cara para no cargar con ella como títere y levantar menos sospechas, pero se sentía más cómodo con ella en la mano; así era evidente el control que tenia su voz interior. Tomo asiento y espero a su nuevo compañero, jamás sería un amigo necesitaba de su información para seguir viaje.
Trato de ser lo mas disimulado posible, pero hacia años que no usaba una silla, por lo que se paró en ella de cuclillas y con flexión de rodillas. Un tipo de mas de dos metros en esa posición la verdad llamo la atención de bastantes borrachos locales, hasta que uno de ellos se paró de su lugar y se acerco a Nadir. – Eres idiota o te patearon de bebe, no rompas el mobiliario por favor y siéntate bien. – Un tipo robusto de casi cuarenta años, barbudo y con la mano derecha metalizada regaño al skaypeano de una manera ruda e intimidante golpeando la mesa. Realmente Nadir no entendí lo que le quiso decir el imbécil, Joel tampoco se manifestó. Solo un rugido que emitió en señal de rechazo a la violencia vivida. -Tenemos un idiota, acaso quieres pelear. -
El Reno Sabroso, un lugar que ofrecía calor y comida, y por supuesto una exquisita carne de reno estofada. Allí fue el lugar que eligió Sasaki para zacear las necesidades primarias del dúo para emprender viaje tras su amigo. Dejo que pasara aquel y el entro siguiendo los pasos del joven. El lugar no estaba tan lleno, y el cartel de entrada tenia mejor pinta que el interior. Parecía mas un lugar de copas que de comida, pero eso Nadir lo ignoro ya que de la cocina provenía un esquicito olor a estofado.
-Por supuesto que me agrada el lugar, es oscuro y apartado, no esperes un romance. Se que no tenemos dinero, pero con un vaso de agua y un gran plato de estofado estamos bien. – Dijo Joel, que se encontraba en el rostro de Nadir. Había decidido ponerse la máscara en la cara para no cargar con ella como títere y levantar menos sospechas, pero se sentía más cómodo con ella en la mano; así era evidente el control que tenia su voz interior. Tomo asiento y espero a su nuevo compañero, jamás sería un amigo necesitaba de su información para seguir viaje.
Trato de ser lo mas disimulado posible, pero hacia años que no usaba una silla, por lo que se paró en ella de cuclillas y con flexión de rodillas. Un tipo de mas de dos metros en esa posición la verdad llamo la atención de bastantes borrachos locales, hasta que uno de ellos se paró de su lugar y se acerco a Nadir. – Eres idiota o te patearon de bebe, no rompas el mobiliario por favor y siéntate bien. – Un tipo robusto de casi cuarenta años, barbudo y con la mano derecha metalizada regaño al skaypeano de una manera ruda e intimidante golpeando la mesa. Realmente Nadir no entendí lo que le quiso decir el imbécil, Joel tampoco se manifestó. Solo un rugido que emitió en señal de rechazo a la violencia vivida. -Tenemos un idiota, acaso quieres pelear. -
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Cuando pude llegar hasta la mesa con las bebidas y el mapa, había un tipo extraño hablando con el joven, por lo que me pareció entender según dejé las cosas sobre la mesa le decía que se sentase bien porque rompería la silla. El joven no decía nada y simplemente miraba al borracho que no hacía más que increparlo. Al ver que el chico no terminaba de reaccionar y tras escuchar lo que había dicho antes intervine por si acabábamos provocando algún altercado que nos perjudicase.
-Lárgate de una vez. – le ordené cogiéndole de la pechera mientras se balanceaba, aunque hizo que algunos se volteasen a mirarnos para ver que sucedía –. Si no sabes beber no bebas. Si nos vuelves a decir algo tomaré las medidas que me parezcan oportunas.
Al terminar de decirle aquello le solté dándole un pequeño empujón que hizo que se tambalease un poco mientras retrocedía y mientras lo hacía acabó cayendo sentado en una silla de otra mesa. No sabía si haría lo que le había dicho, pero por su bien esperaba que lo hiciese, no estaba de humor y la paciencia en estas ocasiones solía acabarse bastante rápido.
Volví a la mesa y me senté mientras extendía el mapa que me había prestado el tabernero. Lo coloqué de forma que el chico lo pudiese verlo correctamente, aunque no sabía si sabría leerlo.
-Mira, nosotros nos encontramos en esta isla de aquí. – Le informé señalándole una isla con el nombre de Karakuri – Para poder llegar al Nuevo Mundo, – dije mientras le señalaba el mar donde se situaba –, debes cruzar este mar, por lo que tengo visto las brújulas normales no funcionan, hay unas especiales que te llevan de isla en isla hasta llegar a este muro de aquí. – Dije señalando la Red Line –. Supongo que para cuando se llegues ahí te habrán dicho alguna forma para cruzarla.
Mientras hablaba, el tabernero se acercó con dos platos humeantes y que olían bastante bien del estofado de reno que había pedido. Cuando comencé a comer pude notar que aunque estaba rico, había probado comida mejor hecha por Hayato.
-Por cierto, me llamo Sasaki, encantado. – al decirlo cogí la jarra de cerveza que había pedido para mí e hice un gesto en señal de brindar en honor a mi acompañante – Cualquier cosa que necesites pídemelo, si está en mi mano puedo intentar ayudarte como pueda.
-Lárgate de una vez. – le ordené cogiéndole de la pechera mientras se balanceaba, aunque hizo que algunos se volteasen a mirarnos para ver que sucedía –. Si no sabes beber no bebas. Si nos vuelves a decir algo tomaré las medidas que me parezcan oportunas.
Al terminar de decirle aquello le solté dándole un pequeño empujón que hizo que se tambalease un poco mientras retrocedía y mientras lo hacía acabó cayendo sentado en una silla de otra mesa. No sabía si haría lo que le había dicho, pero por su bien esperaba que lo hiciese, no estaba de humor y la paciencia en estas ocasiones solía acabarse bastante rápido.
Volví a la mesa y me senté mientras extendía el mapa que me había prestado el tabernero. Lo coloqué de forma que el chico lo pudiese verlo correctamente, aunque no sabía si sabría leerlo.
-Mira, nosotros nos encontramos en esta isla de aquí. – Le informé señalándole una isla con el nombre de Karakuri – Para poder llegar al Nuevo Mundo, – dije mientras le señalaba el mar donde se situaba –, debes cruzar este mar, por lo que tengo visto las brújulas normales no funcionan, hay unas especiales que te llevan de isla en isla hasta llegar a este muro de aquí. – Dije señalando la Red Line –. Supongo que para cuando se llegues ahí te habrán dicho alguna forma para cruzarla.
Mientras hablaba, el tabernero se acercó con dos platos humeantes y que olían bastante bien del estofado de reno que había pedido. Cuando comencé a comer pude notar que aunque estaba rico, había probado comida mejor hecha por Hayato.
-Por cierto, me llamo Sasaki, encantado. – al decirlo cogí la jarra de cerveza que había pedido para mí e hice un gesto en señal de brindar en honor a mi acompañante – Cualquier cosa que necesites pídemelo, si está en mi mano puedo intentar ayudarte como pueda.
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Que imponente porte y manera de resolver una situación, cuanta esencia en un solo agarrón de ropa. Fueron algunas de las frases que se le pasaron a Nadir por la cabeza tras la defensa que su nuevo compañero le brindo. Era notable y lo suficientemente fuerte como para meter presión y los suficientemente inteligente para mantener una situación de favorable a raya. El joven skaypeano lo comenzaba a mirar con mas confianza, era una situación ni que él mismo podía notar o manejar; corría en su subconsciente. “A veces solo se necesitan palabras firmes llenas de valentía para recibir miradas de aprobación” era lo que sito aquel libro.
Al sentarse y despejar Sasaki desplego sobre la mesa un dibujo con colores. Era algo bastante ilegibles para Nadir, pero el nacido en Wano lo hacia parecer muy sencillo. Le señala una ruta bastante fácil a primera vista, Nadir entendió que de su posición a el nuevo mundo lo separaba una gran masa de agua. Era claro que en aquel trazo no quedaba clara la distancia a surcar, lo que si identifico fue la palabra brújula ya que el contramaestre de su tripulación le mostro una que cuidaba con ahínco. Nuevo objetivo, conseguir una brújula del nuevo mundo. – ¿Tú puedes prestarme una brújula así? – Esta vez Nadir hablo a través de la máscara y la uso como un títere su mano derecha. Pero cuando hablo del Red Line, y que las brújulas eran por islas se perdió un poco.
El mozo se acerca y deja el pedido en la mesa sin esperar respuesta alguna. Nadir sin cubiertos ni vergüenzas comienza a comer del tazón como si fuera la ultima comida y como un animal, llevaba años sin comer con cubiertos y no iba a empezar allí. Sasaki se presento y elevo la pinta en señal de un brindis, algo que el skaypeano ignoro y entendió que debía probar de aquel ambarino líquido. Por lo que se paro en la mesa e intento lengüetear la cerveza. Pero a respuesta de su presentación Joel expreso como si se tratase de una de las actuaciones del joven. – Por aquí esta el ser mas sexy de todos, Joel el sin carne. Y mi amigo es Nadir el ángel caído. Un ser del mismo averno. – Nadir se detuvo y penó, ya llevaba varias lunas sin ser la atracción del gran ambulante no le molestaba, eso era extraño si él dependía de su jefe. Tal vez esa ausencia le hizo probar el gusto de la libertad.
Al sentarse y despejar Sasaki desplego sobre la mesa un dibujo con colores. Era algo bastante ilegibles para Nadir, pero el nacido en Wano lo hacia parecer muy sencillo. Le señala una ruta bastante fácil a primera vista, Nadir entendió que de su posición a el nuevo mundo lo separaba una gran masa de agua. Era claro que en aquel trazo no quedaba clara la distancia a surcar, lo que si identifico fue la palabra brújula ya que el contramaestre de su tripulación le mostro una que cuidaba con ahínco. Nuevo objetivo, conseguir una brújula del nuevo mundo. – ¿Tú puedes prestarme una brújula así? – Esta vez Nadir hablo a través de la máscara y la uso como un títere su mano derecha. Pero cuando hablo del Red Line, y que las brújulas eran por islas se perdió un poco.
El mozo se acerca y deja el pedido en la mesa sin esperar respuesta alguna. Nadir sin cubiertos ni vergüenzas comienza a comer del tazón como si fuera la ultima comida y como un animal, llevaba años sin comer con cubiertos y no iba a empezar allí. Sasaki se presento y elevo la pinta en señal de un brindis, algo que el skaypeano ignoro y entendió que debía probar de aquel ambarino líquido. Por lo que se paro en la mesa e intento lengüetear la cerveza. Pero a respuesta de su presentación Joel expreso como si se tratase de una de las actuaciones del joven. – Por aquí esta el ser mas sexy de todos, Joel el sin carne. Y mi amigo es Nadir el ángel caído. Un ser del mismo averno. – Nadir se detuvo y penó, ya llevaba varias lunas sin ser la atracción del gran ambulante no le molestaba, eso era extraño si él dependía de su jefe. Tal vez esa ausencia le hizo probar el gusto de la libertad.
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El chico no perdió su interés cuando le expliqué como se llegaba al mar que le interesaba y me pidió una brújula para poder ir lo más rápido posible. Desconocía si tenía habilidades de navegación, pero tampoco me extrañaría, solo un idiota sin cerebro como lo era Hayato lo haría, dependiendo únicamente de su suerte para llegar a su siguiente destino.
-Me temo que no tengo ni una para mí, y no sé dónde conseguirlas. – Cuando le dije aquello nos llegó la comida. Y tras presentarme comencé a comer.
Noté que mi acompañante cuando comenzó a comer lo hizo sin usar los cubiertos, casi como si fuese un animal, además de hacerlo como si hubiese pasado bastante tiempo pasando hambre. Luego se presentó, dándose dos nombres, primero como Joel, y después como Nadir. Supuse que tenía algún tipo de problema de identidad o de personalidad, pero no pregunté por ello, aunque intentaría tener cuidado con cómo le nombraba.
Apenas unos minutos después, cuando ya casi había terminado la comida algo me agarró por detrás de la cabeza y me estampó la cara contra el plato, haciendo que este se rompiese e hizo que le mesa se volcase y tirase todo al suelo. Me incorporé un poco y me quedé sentado un momento mientras me retiraba algunos trozos del plato que se me habían quedado clavados en la cara, luego miré con cara de pocos amigos a quien mi había hecho aquello.
-¿Te parece correcto ir amenazando a borrachos? Pues que sepas que lo has hecho con el tipo equivocado, media mierda, era mi hermano, y nadie se mete con mi hermano – un tipo similar al tipo que había echado de la mesa antes, aunque este no parecía borracho.
Me coloqué de cuclillas y de repente hice un barrido con una pierna apuntando a las rodillas de aquel tipo, este reaccionó bastante rápido y con un salto la evadió, sin embargo, al terminar de hacer el golpe le propiné un buen puñetazo que lo bloqueó colocando los brazos en cruz. El hombre retrocedió unos pasos que yo aproveché para ponerme en una posición cómoda para mí, siendo esta similar a la de un velocista justo antes de empezar a correr estando a cuatro patas, preparado para lanzar una embestida nuevamente contra sus miembros inferiores.
-¿Y tú eres el que le rompe la cara a la gente porque le gusta no? – le pregunté notando cómo la sangre corría por mi cara de los pequeños cortes.
-Me temo que no tengo ni una para mí, y no sé dónde conseguirlas. – Cuando le dije aquello nos llegó la comida. Y tras presentarme comencé a comer.
Noté que mi acompañante cuando comenzó a comer lo hizo sin usar los cubiertos, casi como si fuese un animal, además de hacerlo como si hubiese pasado bastante tiempo pasando hambre. Luego se presentó, dándose dos nombres, primero como Joel, y después como Nadir. Supuse que tenía algún tipo de problema de identidad o de personalidad, pero no pregunté por ello, aunque intentaría tener cuidado con cómo le nombraba.
Apenas unos minutos después, cuando ya casi había terminado la comida algo me agarró por detrás de la cabeza y me estampó la cara contra el plato, haciendo que este se rompiese e hizo que le mesa se volcase y tirase todo al suelo. Me incorporé un poco y me quedé sentado un momento mientras me retiraba algunos trozos del plato que se me habían quedado clavados en la cara, luego miré con cara de pocos amigos a quien mi había hecho aquello.
-¿Te parece correcto ir amenazando a borrachos? Pues que sepas que lo has hecho con el tipo equivocado, media mierda, era mi hermano, y nadie se mete con mi hermano – un tipo similar al tipo que había echado de la mesa antes, aunque este no parecía borracho.
Me coloqué de cuclillas y de repente hice un barrido con una pierna apuntando a las rodillas de aquel tipo, este reaccionó bastante rápido y con un salto la evadió, sin embargo, al terminar de hacer el golpe le propiné un buen puñetazo que lo bloqueó colocando los brazos en cruz. El hombre retrocedió unos pasos que yo aproveché para ponerme en una posición cómoda para mí, siendo esta similar a la de un velocista justo antes de empezar a correr estando a cuatro patas, preparado para lanzar una embestida nuevamente contra sus miembros inferiores.
-¿Y tú eres el que le rompe la cara a la gente porque le gusta no? – le pregunté notando cómo la sangre corría por mi cara de los pequeños cortes.
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¿Como que no tenia ni una brújula para él? Aquel que conocía de ese gran azul estaba sin material para navegarlo. Concluyo así que era un mar bastante difícil de acceder, no dijo nada continúo comiendo como una bestia. Joel incluso no emitió juicio alguno dada la negativa de Sasaki, la comida era lo suficientemente deliciosa y en ese momento no pudo pensar más.
Realmente Nadir podría haber comido cinco platos de aquel esquicito estofado pero la porción fue suficiente para recuperar energías, no quería pedirle a su compañero otro dadas las situaciones de comunicación. Y sin mas la mesa voló de un golpe y la cara del nacido en Wano se estampo contra su tazón. Lo estamparon con tal violencia que algunos trozos de porcelana estaban incrustados en su rostro, Sasaki comenzó a quitarlos mientras por su semblante corría linfa carmín. Se sintió entonces un aura espesa, el temple del golpeado era bastante rudo y Nadir ajeno a combates contra otros seres no sabia como actuar y ayudar. Jamás lo atemorizo la situación, pero era bastante torpe como para entender de un soplo de que iba aquel golpe.
Un tipo robusto y grande, tan parecido en facha al anterior borracho que increpo a Nadir, vomito algunas injurias contra el bueno de Sasaki. El skaypeano estaba en guardia, comenzó a rugir como si se tratase de un gran felino, no podía permitir que aquel que le dio de comer estuviese en peligro. El joven alado estaba furioso pero pasmado, y Sasaki dio el primer paso. Se intercambio algunos golpes con aquel tipo, que estaba a la altura de la situación. Entonces Joel volvió a aparecer. -¡Pedazo de un calvo!- Nuevamente volvió a utilizar aquella palabra como insulto a alguien que tenia pelo. Pero logro que el gorila se distraiga y le preste atención a Nadir dejando un poco expuesta su defensa ante Sasaki.
– Dos contra uno es propio de mierdas como ustedes. – El borracho de antes tomo al joven con la guardia baja y le propino un puñetazo tan fuerte que partió a la mitad la mascara de tigre que representaba a Joel. La furia bestial de un golpe protector de hermanos, jamás había recibido tal puñetazo, Nadir estaba acostumbrado a pelear con animales. -Acaso crees que me vas a acabar con una bofetada como esa- Joel se pronunció, esta vez el skaypeano uso su mano como boca emulando que hablara con ella. El único detalle fue que dejo su rostro a la vista lo cual atemorizo de sobre manera al borracho. -¿Pero que mierda eres? – Aquel tipo con miedo y enojado saco un puñal lo suficientemente filoso como para abrir en dos la carne del joven. Era un gran momento como para que aparezcan las famosas armas que Joel anuncio anteriormente, pero estaba desarmado. Lo único que atino ha hacer fue a correrse hacia a tras y agazaparse esperando que aquel estúpido atemorizado lance un puntazo, como manera de extinguir su miedo. Cualquier hombre armado se siente mas valiente frente a una bestia.
Realmente Nadir podría haber comido cinco platos de aquel esquicito estofado pero la porción fue suficiente para recuperar energías, no quería pedirle a su compañero otro dadas las situaciones de comunicación. Y sin mas la mesa voló de un golpe y la cara del nacido en Wano se estampo contra su tazón. Lo estamparon con tal violencia que algunos trozos de porcelana estaban incrustados en su rostro, Sasaki comenzó a quitarlos mientras por su semblante corría linfa carmín. Se sintió entonces un aura espesa, el temple del golpeado era bastante rudo y Nadir ajeno a combates contra otros seres no sabia como actuar y ayudar. Jamás lo atemorizo la situación, pero era bastante torpe como para entender de un soplo de que iba aquel golpe.
Un tipo robusto y grande, tan parecido en facha al anterior borracho que increpo a Nadir, vomito algunas injurias contra el bueno de Sasaki. El skaypeano estaba en guardia, comenzó a rugir como si se tratase de un gran felino, no podía permitir que aquel que le dio de comer estuviese en peligro. El joven alado estaba furioso pero pasmado, y Sasaki dio el primer paso. Se intercambio algunos golpes con aquel tipo, que estaba a la altura de la situación. Entonces Joel volvió a aparecer. -¡Pedazo de un calvo!- Nuevamente volvió a utilizar aquella palabra como insulto a alguien que tenia pelo. Pero logro que el gorila se distraiga y le preste atención a Nadir dejando un poco expuesta su defensa ante Sasaki.
– Dos contra uno es propio de mierdas como ustedes. – El borracho de antes tomo al joven con la guardia baja y le propino un puñetazo tan fuerte que partió a la mitad la mascara de tigre que representaba a Joel. La furia bestial de un golpe protector de hermanos, jamás había recibido tal puñetazo, Nadir estaba acostumbrado a pelear con animales. -Acaso crees que me vas a acabar con una bofetada como esa- Joel se pronunció, esta vez el skaypeano uso su mano como boca emulando que hablara con ella. El único detalle fue que dejo su rostro a la vista lo cual atemorizo de sobre manera al borracho. -¿Pero que mierda eres? – Aquel tipo con miedo y enojado saco un puñal lo suficientemente filoso como para abrir en dos la carne del joven. Era un gran momento como para que aparezcan las famosas armas que Joel anuncio anteriormente, pero estaba desarmado. Lo único que atino ha hacer fue a correrse hacia a tras y agazaparse esperando que aquel estúpido atemorizado lance un puntazo, como manera de extinguir su miedo. Cualquier hombre armado se siente mas valiente frente a una bestia.
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Centrado en mi oponente por un momento se me había olvidado que estaba allí aquel nuevo compañero hasta que habló llamando calvo al recién llegado. Gracias a esto hizo que el tipo aquel se distrajese momentáneamente. Sin dudarlo ni una décima de segundo salté con toda mi velocidad a por él. Esta vez le di una patada directa contra su rodilla derecha haciendo que este saltase aullando de dolor.
Mientras el tipo aquel daba una voltereta en el aire del golpe desenfundé mi wakizashi. El tipo cayó al suelo con un ruido sordo de espaldas. Salté sobre él con la intención de darle un corte en alguna extremidad e inmovilizársela, sin embargo, fue más rápido de lo que había pensado en un momento y tras rodar rápidamente se zafó del ataque. Pero el primer golpe le había dejado más tocado de lo que él se había pensado en un momento pues cuando se había intentado poner de pie no había podido apoyar la pierna.
Me quedé en nuevamente en una posición agachada y miré a mi alrededor. Todo el mundo nos observaba y un ruido en la cocina me hizo saber que el dueño se acercaba a ver que era lo que sucedía. Debía terminar rápido todo aquello. Por otra parte, pude ver como el primer borracho había golpeado a Joel o Nadir, sabía quien de los dos era en aquel momento, aunque si me fijé que le había roto la máscara. La cara sin duda daba miedo, pero simplemente sonreí, no era como me lo había esperado de aquella forma, sin embargo, aquel aspecto terrorífico nos vendría de perlas. El borracho sacó de entre las ropas lo que parecía un puñal, así que supuse que el chico usaría también las suyas como había mencionado antes.
Pero no lo hizo, y caminó hacia atrás, ¿el miedo del primer combate? Me dispuse a girarme para ir a ayudarle, sin embargo, un cuchillo se clavó en la armadura del hombro y tuve que volver a la escena con el tipo que había roto el plato con mi cara. No podía tardar si quería que el chico saliese de allí vivo. Volví a lanzarme contra mi oponente quien intentó darme un golpe descendente e intentarme hacer caer definitivamente al suelo. Aproveché aquel movimiento para girar sobre mí mismo y agarrarle del antebrazo y tirar de este para hacer que fuese él el que se cayese. Al hacer esto usé mi arma para clavársela en la axila de un rápido movimiento.
Mientras el tipo aquel daba una voltereta en el aire del golpe desenfundé mi wakizashi. El tipo cayó al suelo con un ruido sordo de espaldas. Salté sobre él con la intención de darle un corte en alguna extremidad e inmovilizársela, sin embargo, fue más rápido de lo que había pensado en un momento y tras rodar rápidamente se zafó del ataque. Pero el primer golpe le había dejado más tocado de lo que él se había pensado en un momento pues cuando se había intentado poner de pie no había podido apoyar la pierna.
Me quedé en nuevamente en una posición agachada y miré a mi alrededor. Todo el mundo nos observaba y un ruido en la cocina me hizo saber que el dueño se acercaba a ver que era lo que sucedía. Debía terminar rápido todo aquello. Por otra parte, pude ver como el primer borracho había golpeado a Joel o Nadir, sabía quien de los dos era en aquel momento, aunque si me fijé que le había roto la máscara. La cara sin duda daba miedo, pero simplemente sonreí, no era como me lo había esperado de aquella forma, sin embargo, aquel aspecto terrorífico nos vendría de perlas. El borracho sacó de entre las ropas lo que parecía un puñal, así que supuse que el chico usaría también las suyas como había mencionado antes.
Pero no lo hizo, y caminó hacia atrás, ¿el miedo del primer combate? Me dispuse a girarme para ir a ayudarle, sin embargo, un cuchillo se clavó en la armadura del hombro y tuve que volver a la escena con el tipo que había roto el plato con mi cara. No podía tardar si quería que el chico saliese de allí vivo. Volví a lanzarme contra mi oponente quien intentó darme un golpe descendente e intentarme hacer caer definitivamente al suelo. Aproveché aquel movimiento para girar sobre mí mismo y agarrarle del antebrazo y tirar de este para hacer que fuese él el que se cayese. Al hacer esto usé mi arma para clavársela en la axila de un rápido movimiento.
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El combate había tomado un ritmo bastante activo. El rostro no fue suficiente para ahuyentar al ebrio, pero si para que Nadir quede en exposición, era algo que le molestaba bastante. El puñal de aquel estaba en temblores de manos, el sujeto estaba bastante espantado y la gente del local comenzó a irse al parloteo de hay un demonio lo que hizo retroceder un poco al armado. Luego de varios intercambios de golpes Sasaki sacó su arma, un filo de un tamaño mayor al puñal de su adversario. La pelea estaba en una versión seria de la vida, el skaypeano entendió aquello y se lleno de adrenalina, el gusto del primer combate de su vida.
Su compañero parecía tener el control del combate, pero eso él lo paso por alto. En aquel momento solo podía pensar en lo que tenia en frente. Un mastodonte armado y con temor capaz de cometer un estupidez o delito sin razón de la responsabilidad. Aprovecho el pequeño retroceso que tuvo y se lanzó como si fuese un felino cazando para poder morder la mano del puñal. La mandíbula no puedo avanzar ni un milímetro pece a la feroz arremetida de sus dientes acerados. -Me quiere comer. ¡Hermano ayuda! - Nadir no comprendido como no hizo ni una mueca de dolor, en sus tiempos en el circo había mordido a varios animales y nunca tuvo problema para dañar el cuero de aquellos. Pero el tipo solo pedía ayuda y no era por el dolor sino por el temor. Cuando Nadir quito de un tirón la dentadura intentando desgarrar la ropa estropeada de su rival revelo una mano mecánica. La confusión del joven fue gigante, como podía temerle alguien que no era del todo humano, él también tenía ese pedazo de metal y no de carne. -Estúpido engendro nadie te quiere comer, y mira que nosotros somos todos de carne. – Dijo Joel. Ignorando las palabras el desbocado ciborg lanzo un puntazo que rompió la vestidura del skaypeano dejando sus alas al descubierto, el miedo y la torpeza hicieron del tajo algo nada letal, solo algunas plumas azabaches volaron por el local. El joven desplego ambas alas y con la zurda empujo al borracho, que, ayudado por el estado etílico, cayo con fuerza contra el piso.
-Capitán no es necesario venir al salón. – Dijo unos de los pocos espectadores que quedaban apoyados contra la barra. Las palabras venían dirigidas al que parecía el dueño de la taberna que salió con un cenicero con cuatro porros y un vaso de vino. – Y porque mierda se están yendo los clientes sin pagar. – Grito molesto el chef jefe.
Su compañero parecía tener el control del combate, pero eso él lo paso por alto. En aquel momento solo podía pensar en lo que tenia en frente. Un mastodonte armado y con temor capaz de cometer un estupidez o delito sin razón de la responsabilidad. Aprovecho el pequeño retroceso que tuvo y se lanzó como si fuese un felino cazando para poder morder la mano del puñal. La mandíbula no puedo avanzar ni un milímetro pece a la feroz arremetida de sus dientes acerados. -Me quiere comer. ¡Hermano ayuda! - Nadir no comprendido como no hizo ni una mueca de dolor, en sus tiempos en el circo había mordido a varios animales y nunca tuvo problema para dañar el cuero de aquellos. Pero el tipo solo pedía ayuda y no era por el dolor sino por el temor. Cuando Nadir quito de un tirón la dentadura intentando desgarrar la ropa estropeada de su rival revelo una mano mecánica. La confusión del joven fue gigante, como podía temerle alguien que no era del todo humano, él también tenía ese pedazo de metal y no de carne. -Estúpido engendro nadie te quiere comer, y mira que nosotros somos todos de carne. – Dijo Joel. Ignorando las palabras el desbocado ciborg lanzo un puntazo que rompió la vestidura del skaypeano dejando sus alas al descubierto, el miedo y la torpeza hicieron del tajo algo nada letal, solo algunas plumas azabaches volaron por el local. El joven desplego ambas alas y con la zurda empujo al borracho, que, ayudado por el estado etílico, cayo con fuerza contra el piso.
-Capitán no es necesario venir al salón. – Dijo unos de los pocos espectadores que quedaban apoyados contra la barra. Las palabras venían dirigidas al que parecía el dueño de la taberna que salió con un cenicero con cuatro porros y un vaso de vino. – Y porque mierda se están yendo los clientes sin pagar. – Grito molesto el chef jefe.
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Después de mi ataque, me incorporé y retrocedí un par de pasos aún en posición para poder responder a un ataque desesperado de mi oponente. Este me miró desde el suelo, parecía que el brazo herido lo movía con dificultad, como si le hubiese herido en un sitio crítico. No me importaba, pero no tenía ganas de dejar un muerto en aquel lugar y prefería que se largase antes de que no pudiese controlarme.
-Te doy la opción de marcharte ahora y vivir o que te mate ahora y así no volver a joder a nadie. – Le dije mientras este se ponía de pie –. Te doy 10 segundos para tomar la decisión.
Ambos hicimos lo mismo y miramos hacia donde se encontraban el borracho y Joel. La situación había cambiado un poco más y el borracho, que llamó hermano al que yo tenía en frente estaba siendo mordido en el brazo por el chico, y tras un movimiento que debería de haberle desgarrado medio brazo, no sucedió, parecía que lo tenía de metal. Otra persona más con aquellas prótesis. Sin embargo, el borracho, aunque con miedo realizó un certero golpe que por suerte para el joven Joel solo fue un corte en la tela que le había comprado y unas plumas de sus alas que salieron volando, aunque dejó ver que no era del todo humano.
El borracho se cayó al suelo golpeado por una de las alas. Este no se lo pensó ni un segundo y salió corriendo del local dejando el puñal en el suelo, el único problema era que volvíamos a la cosa de que había un demonio un demonio. Por suerte para mí, el tipo herido me miro y siguió lo más rápido que pudo a su hermano. Tras un suspiro de alivio envainé el wakizashi de nuevo tras limpiar su filo.
Una voz desde la barra me sacó de mi ensimismamiento y miré hacia el lugar, un tipo en la barra sonreía y el dueño del lugar salía de la cocina viendo como algunos clientes se marchaban sin pagar. Rápidamente me dirigí a Joel.
-Chico, esto puede complicarse un poco, adelántate, yo me encargaré de la situación, si no te encuentro no te preocupes, seguro que nos volvemos a ver en el Nuevo Mundo – le sonreí al decirle aquello, luego me dirigí al dueño del lugar –. Buenas, señor, espero que me disculpe por todo el alboroto que he ocasionado con mi amigo. Un tipo me golpeó la cara contra el plato y perdí la cabeza – al decir aquello hice una reverencia en señal de respeto pidiendo disculpas –. Le pagaré lo que falte por pagar y los daños que se hayan ocasionado.
El dueño me echó una buena reprimenda por todo lo que había pasado, pasaron varios minutos que se me hicieron eternos, sin embargo, al final acabó aceptando el pago y me dejó marchar.
-Te doy la opción de marcharte ahora y vivir o que te mate ahora y así no volver a joder a nadie. – Le dije mientras este se ponía de pie –. Te doy 10 segundos para tomar la decisión.
Ambos hicimos lo mismo y miramos hacia donde se encontraban el borracho y Joel. La situación había cambiado un poco más y el borracho, que llamó hermano al que yo tenía en frente estaba siendo mordido en el brazo por el chico, y tras un movimiento que debería de haberle desgarrado medio brazo, no sucedió, parecía que lo tenía de metal. Otra persona más con aquellas prótesis. Sin embargo, el borracho, aunque con miedo realizó un certero golpe que por suerte para el joven Joel solo fue un corte en la tela que le había comprado y unas plumas de sus alas que salieron volando, aunque dejó ver que no era del todo humano.
El borracho se cayó al suelo golpeado por una de las alas. Este no se lo pensó ni un segundo y salió corriendo del local dejando el puñal en el suelo, el único problema era que volvíamos a la cosa de que había un demonio un demonio. Por suerte para mí, el tipo herido me miro y siguió lo más rápido que pudo a su hermano. Tras un suspiro de alivio envainé el wakizashi de nuevo tras limpiar su filo.
Una voz desde la barra me sacó de mi ensimismamiento y miré hacia el lugar, un tipo en la barra sonreía y el dueño del lugar salía de la cocina viendo como algunos clientes se marchaban sin pagar. Rápidamente me dirigí a Joel.
-Chico, esto puede complicarse un poco, adelántate, yo me encargaré de la situación, si no te encuentro no te preocupes, seguro que nos volvemos a ver en el Nuevo Mundo – le sonreí al decirle aquello, luego me dirigí al dueño del lugar –. Buenas, señor, espero que me disculpe por todo el alboroto que he ocasionado con mi amigo. Un tipo me golpeó la cara contra el plato y perdí la cabeza – al decir aquello hice una reverencia en señal de respeto pidiendo disculpas –. Le pagaré lo que falte por pagar y los daños que se hayan ocasionado.
El dueño me echó una buena reprimenda por todo lo que había pasado, pasaron varios minutos que se me hicieron eternos, sin embargo, al final acabó aceptando el pago y me dejó marchar.
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No fue la mejor manera de decir adiós entre ambos, el joven sintió melancolía y ganas de ayudar a Sasaki, que invito a recentrarse en el Nuevo Mundo. Nadir estaba bastante agradecido de lo que el joven había hecho por él, habían pasado varios años y fue de los pocos humanos que lo acepto. No estaba seguro que debía decir ni siquiera que tenia que hacer, la gente dejaba sus paltos y sus cosas y se retiraba con miedo del lugar. Ya ambos hermanos se habían retirado de la taberna por el espanto que él le causaba a los presentes, el único problema era el jefe de cocina que no parecía tener miedo en lo absoluto. Pese a esto siento que las palabras de Sasaki fueron sinceras y suficientes.
-¡Gracias!- La verdadera voz de Nadir fue expulsada con timidez en acordes memores y sin mirar el rostro de su compañero. Fue un permitido que llevaba años sin pronunciar, ni siquiera en su mente. Años que paso mudo y allí estaba su voz en una sola palabra que describía tanto. – Cállate Nad, no vengas con esta huevada. - Corta en dos a la muza que había conquistado el momento Joel de voz impostada. -Estamos en deuda calvo. Trata de no morir que te conseguiré una de esas brújulas para pagar mi deuda. – Joel redobla la apuesta y hace su primera promesa en alta mar. No era momento de mirar atrás, aquel chico armado era lo suficientemente inteligente y fuerte como para dejarlo solo, eso pensó el skaypeano que corrió rápido por el salón recogiendo sus alas.
Con el umbral de frente y sin gente que le cortara el paso corrió más rápido tratando salir de allí, no sin antes tomar un saco de cuero negro que parecía tener los bolsillos con algo. No era su intención robar, solo quería cubrir su identidad y dirigirse al puerto y aquel abrigo lo suficientemente largo para ocultar su raza. El rumor de que un demonio estaba allí se esparciría rápido por la ciudad y ya había vivido situaciones desagradables por eso. Era un saco de cuero y le recordó al zorro gigante del gran circo. Era muy caliente, desde que estuvo en esa ciudad era la primera vez que se sintió a gusto, además tenia una capucha frondosa que le cubría el rostro.
-Escape señor hay un demonio en esa taberna - Se acerco un señor señalando el lugar. -Tranquilo joven ¿Puede decirme donde está el puerto? – Dice Joel haciéndose pasar por un anciano. Nadir entendió entonces que aquella voz podía ser muy útil en sociedad, siempre y cuando no tome el total control. – Corra ya por esta calle que muere en el puerto – Grita el humano con una pierna metalica totalmente atemorizado. Nadir mira hacia la taberna esperando que Sasaki salga. Solo le llevo un segundo, pero sin verlo por ultima vez tomo camino hacia el final de la calle.
-¡Gracias!- La verdadera voz de Nadir fue expulsada con timidez en acordes memores y sin mirar el rostro de su compañero. Fue un permitido que llevaba años sin pronunciar, ni siquiera en su mente. Años que paso mudo y allí estaba su voz en una sola palabra que describía tanto. – Cállate Nad, no vengas con esta huevada. - Corta en dos a la muza que había conquistado el momento Joel de voz impostada. -Estamos en deuda calvo. Trata de no morir que te conseguiré una de esas brújulas para pagar mi deuda. – Joel redobla la apuesta y hace su primera promesa en alta mar. No era momento de mirar atrás, aquel chico armado era lo suficientemente inteligente y fuerte como para dejarlo solo, eso pensó el skaypeano que corrió rápido por el salón recogiendo sus alas.
Con el umbral de frente y sin gente que le cortara el paso corrió más rápido tratando salir de allí, no sin antes tomar un saco de cuero negro que parecía tener los bolsillos con algo. No era su intención robar, solo quería cubrir su identidad y dirigirse al puerto y aquel abrigo lo suficientemente largo para ocultar su raza. El rumor de que un demonio estaba allí se esparciría rápido por la ciudad y ya había vivido situaciones desagradables por eso. Era un saco de cuero y le recordó al zorro gigante del gran circo. Era muy caliente, desde que estuvo en esa ciudad era la primera vez que se sintió a gusto, además tenia una capucha frondosa que le cubría el rostro.
-Escape señor hay un demonio en esa taberna - Se acerco un señor señalando el lugar. -Tranquilo joven ¿Puede decirme donde está el puerto? – Dice Joel haciéndose pasar por un anciano. Nadir entendió entonces que aquella voz podía ser muy útil en sociedad, siempre y cuando no tome el total control. – Corra ya por esta calle que muere en el puerto – Grita el humano con una pierna metalica totalmente atemorizado. Nadir mira hacia la taberna esperando que Sasaki salga. Solo le llevo un segundo, pero sin verlo por ultima vez tomo camino hacia el final de la calle.
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El dueño de la taberna no pareció conformarse finalmente con el pago de lo que faltaba por pagar y reparar los destrozos que había, que por suerte no eran muchos. El tipo me hizo trabajar y poner en orden todas las cosas de la taberna y limpiar lo que estuviese sucio. No me quejé dado el altercado que había provocado. Solo esperaba que el chico se hubiese ir sin tener más problemas. Estaba seguro de que lo volvería a encontrar.
-Disculpe, señor. – llamé la atención al tabernero que estaba en la cocina –. ¿Es el primero con apariencia demoniaca que ha pasado por aquí?
-¿Qué quieres decir?
-Es que estoy buscando a un tipo que parece un demonio, con cuernos, la piel de un color extraño, y que lleva una especie de tubo en la espalda, más o menos de mi altura.
-Mmm, ¿acaso es una mala pieza?
-No, es lo que llaman un buenazo, pero creo que lo secuestraron en la isla anterior a esta y estoy buscándolo, es un amigo mío.
-Pues sí, pasó por aquí, pero no se quedó mucho, solo tomó algo y se marchó, le pasó un poco como al otro tipo que le miraban mucho, aunque no se le encararon. Tenía pinta de que quería marcharse de la isla.
Tras media hora de trabajos en la taberna salí de allí, si lo que había dicho el tabernero y Hayato tenía intención de marcharse a otra isla era hora de volver al puerto para ver si estaba por allí y si no aparecía había que tomar rumbo a la siguiente isla. Tras caminar unos cuantos metros, un ruido estridente de sirenas me hizo girarme. Pude ver como al menos una docena de personas armadas entraban en el lugar, llevaban la misma ropa que los que me habían seguido en otro momento asique supuse que serían los de seguridad.
-Creo que ya llegan un poco tarde. – dije para mí mismo y continué con mi camino al puerto.
Una vez allí di unas vueltas por el lugar y luego me dirigí al barco de Alice para poner rumbo a la siguiente isla. Una vez en el barco comencé a comprobar cada parte de este para comprobar si estaba listo para partir en cualquier momento.
-Disculpe, señor. – llamé la atención al tabernero que estaba en la cocina –. ¿Es el primero con apariencia demoniaca que ha pasado por aquí?
-¿Qué quieres decir?
-Es que estoy buscando a un tipo que parece un demonio, con cuernos, la piel de un color extraño, y que lleva una especie de tubo en la espalda, más o menos de mi altura.
-Mmm, ¿acaso es una mala pieza?
-No, es lo que llaman un buenazo, pero creo que lo secuestraron en la isla anterior a esta y estoy buscándolo, es un amigo mío.
-Pues sí, pasó por aquí, pero no se quedó mucho, solo tomó algo y se marchó, le pasó un poco como al otro tipo que le miraban mucho, aunque no se le encararon. Tenía pinta de que quería marcharse de la isla.
Tras media hora de trabajos en la taberna salí de allí, si lo que había dicho el tabernero y Hayato tenía intención de marcharse a otra isla era hora de volver al puerto para ver si estaba por allí y si no aparecía había que tomar rumbo a la siguiente isla. Tras caminar unos cuantos metros, un ruido estridente de sirenas me hizo girarme. Pude ver como al menos una docena de personas armadas entraban en el lugar, llevaban la misma ropa que los que me habían seguido en otro momento asique supuse que serían los de seguridad.
-Creo que ya llegan un poco tarde. – dije para mí mismo y continué con mi camino al puerto.
Una vez allí di unas vueltas por el lugar y luego me dirigí al barco de Alice para poner rumbo a la siguiente isla. Una vez en el barco comencé a comprobar cada parte de este para comprobar si estaba listo para partir en cualquier momento.
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La calle en la que iba raya al medio, divide en dos la ciudad y muere en el gran puerto. El puerto apareció frente a sus ojos majestuosos y febril en vapores y máquinas ardiendo. Ahora debía buscar la manera de irse ya del lugar y se topo con un tipo y una casilla de madera. Este buscaba tripulantes para un barco comercial. Quien quisiera unos cuantos barries por unas semanas repartiendo debía hablar con aquel tipo que parecía un Mandri, extrañamente no había nadie postulándose. -Eres enorme hombre. ¿Te gustaría trabajar por una paga acorde a la tarea? - Se adelanto el tipo que esta cubierto de vello facial en una voz chillona pero llamativa. Nadir no sabia que hacer la verdad, Sasaki fue el primer humano que fue bueno con él, pero ya conocía otros “demonios”. Se acomodo el saco y Joel interrumpió y se jacto de contestar la invitación. – Claro que vamos, tengo deudas que pagar. – El tipo le señalo con el índice la nave, era impresionantemente grande y repleta de gente en cubierta que se movía en preparativos.
El trabajo era lavar la cubierta y la paga era de comida y un catre sin colchón acompañado de cien berries por día. Una paga miserable, era casi reducción a la esclavitud, pero necesitaba comprar una brújula para el nuevo mundo, una no dos. Desconocía en cuanto oscilaba un salario, ni siquiera conocía el valor de aquella moneda que se le presento en la ciudad que estaba dejando. -Bruno ¿Es así como te llamas verdad?, puedes sacarte el saco y ponerte a trabajar. – Se acerco uno de los que iba a compartir la tarea de lavar la cubierta, era un señor con bigote y bastante atlético y robusto, era un poco más bajo que el joven. Estaba barriendo la cubierta y le alcanzo una escoba a el skaypeano para que se ponga a ritmo. Nadir tomo del mango de madera el cepillo y comenzó a barrer, comenzó cuidando la madera y quitando hasta la ultima molestia, le gustaba mucho esa tarea. Sin decirle nada a su compañero siguió en su tarea, necesitaban que el barco estuviera listo antes de partir. Nadir sabia que lo humanos eran ladrones y tenia un saco bastante codiciado en aquel frio, era muy estúpido deshacerse de él. Por lo contrario, aprovechó una de las cintas que tenia y lo ajusto a la cadera. Puedo sentir entonces algo que se movía en sus bolsillos, lo ignoro por completo atribuyéndolo al movimiento brusco del nudo.
El trabajo era lavar la cubierta y la paga era de comida y un catre sin colchón acompañado de cien berries por día. Una paga miserable, era casi reducción a la esclavitud, pero necesitaba comprar una brújula para el nuevo mundo, una no dos. Desconocía en cuanto oscilaba un salario, ni siquiera conocía el valor de aquella moneda que se le presento en la ciudad que estaba dejando. -Bruno ¿Es así como te llamas verdad?, puedes sacarte el saco y ponerte a trabajar. – Se acerco uno de los que iba a compartir la tarea de lavar la cubierta, era un señor con bigote y bastante atlético y robusto, era un poco más bajo que el joven. Estaba barriendo la cubierta y le alcanzo una escoba a el skaypeano para que se ponga a ritmo. Nadir tomo del mango de madera el cepillo y comenzó a barrer, comenzó cuidando la madera y quitando hasta la ultima molestia, le gustaba mucho esa tarea. Sin decirle nada a su compañero siguió en su tarea, necesitaban que el barco estuviera listo antes de partir. Nadir sabia que lo humanos eran ladrones y tenia un saco bastante codiciado en aquel frio, era muy estúpido deshacerse de él. Por lo contrario, aprovechó una de las cintas que tenia y lo ajusto a la cadera. Puedo sentir entonces algo que se movía en sus bolsillos, lo ignoro por completo atribuyéndolo al movimiento brusco del nudo.
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