Un encuentro casual ( Thymo-Naipe evento )

Estaba viajando más que un cartero en agosto, y eso era algo que si bien me cansaba, también me gustaba. Ver mundo siempre era algo tentador y divertido , donde la cosas podían salir muy bien o muy mal. El problema es que muchas veces las obligaciones de uno impiden poder disfrutar adecuadamente de los pequeños detalles del mundo. Y allí estaba, esta vez en aquella bendita isla. No sabía muy bien porqué mis pasos me habían llevado allá. Quizás fuera porque últimamente está habiendo mucho revuelto de gente por aquel lugar. Parece que estuviéramos en temporada alta de extranjeros, algo que sin duda era muy aceptable. Lo primero que había que hacer era refrescarse el ganzate, como era obvio, ya que el haber venido, nuevamente, de polizón en un buque de pasajeros provocó que no pudiera beber ni comer nada en condiciones.

-Casi le pones ojitos a aquella rata en la sentina...

-Cállate, vale que estemos locos pero de ahí a comer carne cruda...

-¿Te recuerdo lo que pasó en Bloothe? Pues eso.

-Callaos chicos, ¿no véis que estoy buscando una taberna?- dije llevándome un par de píldoras a la boca, como quién tomaba una gominola.- Veamos, tascas tiene que haber, y esta vez me apetece un zumo o una cerveza.

Busqué con la mirada hasta que logré divisar un establecimiento donde dispensaban bebidas, estaba lleno, y eso siempre era un punto a favor. Así que con el esmoquin recién planchado entré en el garito, me senté en la barra super feliz y tomé a golpe de puño, una petición de una cerveza fría. Como era obvio todos se me quedaron mirando, seguramente por mi aspecto, o porque quizás  la  chorrera de mi cuello estaba torcida. Oh,  si, parece que lo estaba, así que la acomodé mientras miraba a los comensales.

-Gracias, no me había dado ni cuenta.

-WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHH- escuchó Naipe a su lado. La aguda voz provenía de su lado izquierdo, como si la banqueta "vacía" de su lado hubiera hablado. Un pequeño tontatta con enormes ojos ocupando casi el largo y el ancho de su cara, lo miraba con una boca tan abierta que, sumado a su reducido tamaño, parecía una chapa de un evento.
-COMO SE PASA ESE MAQUILLAJE- grito Thymo emocionado -¿ERES ACTOR?- preguntó en el mismo tono -MI HERMANA Y YO TAMBIEN, ¿SABES?- pensar en su melliza lo hizo cambiar de expresión rápidamente a una preocupada. No solían separarse y aquellas excursiones en solitario los fortalecían, pero no podía evitar preocuparse por quien había jurado defender y proteger hasta la muerte.
-Estamos de gira en el crucero de actores que partió de Mirrorball hace ya... PFFF “nosecuanto” JAJAJAJA- el enano era una maquina de rajar, pero no podía evitarlo.

Alrededor de la pareja, los parroquianos presentes miraban con absoluto asombro como un diminuto ser en el que no habían reparado antes, comenzaba a dar gritos y voces para comunicarse con el bicho raro que acababa de golpear alegremente la barra para ordenar una bebida. La tarde se volvía poco a poco, trago a trago, cada vez más interesante para ellos.

Otra cerveza agria...¿Es que nadie sabe hacer cerveza por estos mares? Que asco, pero aún así creo que me la voy a beber. El ambiente no era nada del otro mundo, y parecía que realmente me iba a aburrir mucho allí dentro. Por este motivo pensé de alguna manera, hacer algo que me divirtiera. Así que eché un vistazo al panorama de la sala. Unos borrachos, algunos comiendo diversos platos, otros simplemente mirando al horizonte, otros charlando...vamos, uno aburridos de manual.

Fue entonces cuando escuché un alarido a mi lado que provocó que diera un pequeño salto en el sito donde me encontraba. ¿Pero que demonios? Miré de un lado para otro buscando al culpable, y llevándome la mano al bolsillo izquierdo.

-Relájate y mira abajo a la derecha.


Entonces lo vi, un pequeño ser enano...muy enano. ¿Que demonios era eso? ¿Una mosca con gorro? Lo quiero como mascota. Así que acerqué la napia hasta hacer contacto visual con aquel pequeño ser, que parecía estar emocionado viéndome la cara. Finalmente se fijó en mi maquillaje, preguntándome si era un actor. Fruncí los labios, dudoso y me dirigí al tabernero.

-¿Tienes un matamoscas?.

Dicho esto volví a mirarlo de arriba abajo. En la vida había visto algo tan pequeño, salvo mi cuenta bancaria.

-¿Que demonios eres? -dije dándole con el dedo índice en la mejilla -¿Estás relleno de chocolate?- volví a darle un toquecito.

Todos nos miraban, pues el circo de bichos raros parecía ser curioso para todos los comensales.

-Emm bueno- dije al final- Si, podemos decir que soy una especie de actor, si, duendecillo.

-Hemos roto tres en su espalda antes de entender que se trataba de un ser humanoide... y bastante duro, por cierto- respondió el tabernero ante la petición de un matamoscas -Además ha pedido como si fuese una loba con cachorros-
-SIIIII, LA COMIDAAAAA- gritó el pequeño al escuchar aquello -CO MI DA, CO MI DA, CO MI DA...- decía entusiasmado con la idea de probar platos locales, mientras levantaba y bajaba sus puñitos al aire con cada silaba.
Risitas tímidas y sonoras carcajadas comenzaron a resonar ante el show improvisado que ni siquiera el propio Thymo era consciente de estar dando. Su rostro bonachón e infantil se reflejaba en el actuar que mostraba, propio de un niño plenamente inocente.

-Soy un tontatta, no un demonio- contestó entrecerrando el ojo, a medida que el humano le apretaba el moflete -Y no estoy relleno de chocolate, tengo las tripas vacías. Solo hay caca- el pequeño hablaba con franqueza, con demasiada franqueza. Pero su crianza entre cazadores y su forma de ser, habían conseguido otorgar al pequeño, un sentido del decoro muy particular... Y también un sentido del humor bastante especial.

La barra pronto comenzó a llenarse de pequeños platos llenos de raciones de diferentes cosas. A medida que el hombre iba sacando las viandas el enano se ponía más y más contento. Sus ojos se iluminaban y de su boca caía un goterón de baba que humedecía su mentón. Pero a Thymo le dio igual, apenas sentía, apenas era consciente de las sensaciones externas de su cuerpo con el olor de los diferentes platos obnubilando sus sentidos.
Filetes de león, ensalada con carne de gorila desmechada, susi de serpiente, guisos mar y montaña con pescado de lomos duros y fibrosos propios de los mares invernales. El menú de la taberna, pese a basarse en raciones, ofrecía toda una muestra de la cocina local.
-Puedes probar si quieres- ofreció el enano con los ojos casi en lagrimas ante el festín que tenía delante. Fuera hacía frio, ahí dentro tenía fritos. El tontatta no tenía nada más que decir, así que se abalanzó sobre su primera victima calentita.

¿Un tontatta? ¿Que extraño animal era eso? Conocía enanos, deformes, niños pequeños y a veces gene que se veía reducida su tamaño cuando le serraba alguna pierna o cintura. Pero esto ya me parecía un prodigio de la creación. ¿Quedaría bien este tipo de ser en el salpicadero de mi barco? ¿O dentro de mi camarote disecado?

-No tienes salpicadero.

-Ni camarote.

-Por no tener, ni tienes barco aún , melón.

Me di un leve golpecito en la cabeza, pues la voces siempre estaban tocando las narices. Pero bueno, las cosas estaban así: Estaba con un tipo enano que comía mi peso en platos, los cuales no se tardaron en servir sobre la barra. Las palabras del tabernero tampoco es que me tranquilizaran demasiado. Si esto comía mucho por la boca...miedo me daba pensar todo lo que saldría por el conducto ordinario...

-¿Y que es un tontatta? - le acabé preguntando por mera curiosidad mientras daba un trago a mi cerveza- No gracias, de momento voy bien con la cerveza, hoy tengo poca hambre la verdad, todo está resultando muy aburrido ¿No crees? Soy más de comida con espectáculo, aún así no sé donde vas a meter todo eso que te vas a comer.

Seguí a lo mío pero sin quitar la vista del todo al pequeño ser, fue entonces cuando pedí otra cerveza, me puse a beberla y el tabernero me pidió el pago correspondiente, ya que se pagaba una vez dada la consumición.

-Si claro, ahora mismo jefe- dije llevándome la mano al bolsillo y sacando una pelusa de el. Me había quedado sin berries.-Vaya, que situación más embarazosa...¿Lo dejaría pasar jefe?- le dije al tabernero con suma chabacanería.


Este arqueó una ceja, lo que me indicaba que o bien me iba a caer una bronca o bien...iba a llamar a alguien para que me echara del local. Por favor que fuera lo segundo.