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Akuma no mi
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Hana (Cocinero): ¡Barco a la vista!
Dul (Manejo): Los alcanzaremos
Set (Medico): Tienen un barco grande...
Neh (Navegante): Tenemos el viento a favor, somos más ligeros, acabaremos alcanzando su navío
Dasol (Carpintero): Sea como sea, vigilar el barco
Momojiro: De mi no escapa nadie, ¡A por el "Lucero del Alba"!
Trufa y Malvavisco: ¡Guau!
Sí, nos habíamos juntado en el puerto helado, por fin tenía mi tripulación y mi barco, para esta persecución me adelanté para recoger información, sabía que se iban a juntar en Shabondy la mayor concentración de trafico, tanto de animales como de personas, gyojins, gigantes, sirenas... No podía quedarme atrás, ya me había hecho un nombre y tenía que demostrar por qué me llamaban así... Tenía varios nombres, de barcos, el "Estrella oscura" se lo había quedado ese pirata Katyon, el "Corsario benevolente" tubo la mala suerte de colisionar con el arrecife en la primera isla, bueno, mala suerte, y que destrocé el timón, hice un agujero en proa y la rotura de quilla, pero eso era secundario. Delante mío tenía un nuevo objetivo y últimamente me iba de maravilla en mi cruzada personal...
Momojiro: ¿Tienen cañones? Mantengámonos detrás, intentaré saltar o lanzarme, no podemos poner el barco o a vosotros en riesgo, si no, estoy perdido...
Era verdad, sin un navegante, en medio del Gran Line estaba bastante fastidiado, sin cocinero, me veía comiendo chocolate hasta la siguiente isla, sin médico, sin conductor... Bueno, ya me entendéis... Mi estrategia era clara, iba a ir de cabeza, reducir a todos y liberar a los esclavos, no iba a darle manga ancha a estos engendros. Mientras mi equipo iba preparando el barco, a lo lejos empezaba a verse el objetivo. Si la cosa se ponía complicada, claramente tendría que retirarme, pero esperaba no tener que tomar esa decisión.
Neh: Calculo que con viento a favor los atraparemos en unas dos horas
Momojiro: No os desconcentréis, pero en cuanto estemos cerca, empezará lo fuerte, cubriros, no quiero daño alguno en vosotros, el barco se recupera o sustituye, nosotros no
Mi tripulación tenía la moral alta, era la primera vez que nos juntábamos todos y eso se notaba, no sabían de lo que era capaz, pero aún así confiaban en mí, todo empezaba a ir viento en popa. Esperaba no encontrar a nadie como ese maldito Katyon, estaba seguro que podía con el, pero su presencia y lo despiadado que era, quizás tendría que haberle dejado bastante mal parado para frenar a un ser tan iracundo
Momojiro: ¡Trufa, Malvavisco, Regaliz! Vosotros os quedáis en el barco, no podemos permitir que nuestras joyas les pase nada malo
Comenté a mis mascotas, a las cuales estaba acariciando mientras me preparaba mentalmente para la batalla... Estaba tranquilo, había jaulas de sobra para encerrarles a todos mientras llegábamos a la siguiente isla
Dul (Manejo): Los alcanzaremos
Set (Medico): Tienen un barco grande...
Neh (Navegante): Tenemos el viento a favor, somos más ligeros, acabaremos alcanzando su navío
Dasol (Carpintero): Sea como sea, vigilar el barco
Momojiro: De mi no escapa nadie, ¡A por el "Lucero del Alba"!
Trufa y Malvavisco: ¡Guau!
Sí, nos habíamos juntado en el puerto helado, por fin tenía mi tripulación y mi barco, para esta persecución me adelanté para recoger información, sabía que se iban a juntar en Shabondy la mayor concentración de trafico, tanto de animales como de personas, gyojins, gigantes, sirenas... No podía quedarme atrás, ya me había hecho un nombre y tenía que demostrar por qué me llamaban así... Tenía varios nombres, de barcos, el "Estrella oscura" se lo había quedado ese pirata Katyon, el "Corsario benevolente" tubo la mala suerte de colisionar con el arrecife en la primera isla, bueno, mala suerte, y que destrocé el timón, hice un agujero en proa y la rotura de quilla, pero eso era secundario. Delante mío tenía un nuevo objetivo y últimamente me iba de maravilla en mi cruzada personal...
Momojiro: ¿Tienen cañones? Mantengámonos detrás, intentaré saltar o lanzarme, no podemos poner el barco o a vosotros en riesgo, si no, estoy perdido...
Era verdad, sin un navegante, en medio del Gran Line estaba bastante fastidiado, sin cocinero, me veía comiendo chocolate hasta la siguiente isla, sin médico, sin conductor... Bueno, ya me entendéis... Mi estrategia era clara, iba a ir de cabeza, reducir a todos y liberar a los esclavos, no iba a darle manga ancha a estos engendros. Mientras mi equipo iba preparando el barco, a lo lejos empezaba a verse el objetivo. Si la cosa se ponía complicada, claramente tendría que retirarme, pero esperaba no tener que tomar esa decisión.
Neh: Calculo que con viento a favor los atraparemos en unas dos horas
Momojiro: No os desconcentréis, pero en cuanto estemos cerca, empezará lo fuerte, cubriros, no quiero daño alguno en vosotros, el barco se recupera o sustituye, nosotros no
Mi tripulación tenía la moral alta, era la primera vez que nos juntábamos todos y eso se notaba, no sabían de lo que era capaz, pero aún así confiaban en mí, todo empezaba a ir viento en popa. Esperaba no encontrar a nadie como ese maldito Katyon, estaba seguro que podía con el, pero su presencia y lo despiadado que era, quizás tendría que haberle dejado bastante mal parado para frenar a un ser tan iracundo
Momojiro: ¡Trufa, Malvavisco, Regaliz! Vosotros os quedáis en el barco, no podemos permitir que nuestras joyas les pase nada malo
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Blaise Richthofen
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Akuma no mi
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El aroma a mar siempre me daba recuerdos del pasado. Odiaba la jodida nostalgia, me hacía sentir débil y no me dejaba centrarme en mis cosas. Me encontraba en medio de un barco con rumbo a algún sitio que se me había olvidado. ¿Por qué estaba allí? Bueno, necesitaba dinero y estaban buscando guardaespaldas para proteger la mercancía del barco. Lo único que sabía acerca de la carga es que era muy valiosa. Pues también habían patrullando hombres y mujeres de la Legión por la cubierta y por todo el barco. Solo había oído que habían algunos cargamentos con armas, dinero y poco más. Pero oí decir a una pareja de soldados que había algo jugoso con lo que el Gobierno sacaría mucho provecho y dinero. Sinceramente, me daba un poco igual. Mientras me pegaran por los servicios prestado... Bien podían vender animales de lujo y raros. Procedí a llevarme la mano hacia el bolsillo de la gabardina y tomé la caja de cigarros y mi mechero. Aquel iba a ser un trayecto largo y si no fumaba mis tres cigarrillos al día , a lo mejor me daba por hacer algún que otro destrozo.
Tampoco me gustaba mucho como me estaban mirando los soldados. Ignoraba si era por mis cicatrices o por mi ala. Cuchicheaban entre ellos, mirándome con disgusto. Malditos humanos. Si no me pagaran, me haría un jodido collar con sus dientes de puercos. Encendí el cigarrillo y lo aspiré con fuerza. Suavemente solté el humo haciendo una letra 0. Mataría por algo de diversión. Ser guardián era muy aburrido. De pronto uno de los soldados se me acercó con paso decidido.
- Oye tú, necesitamos que tomes el siguiente turno para vigilar la mercancía especial. Hawkins está indispuesto y el resto tenemos que hacer cosas de provecho - Dijo aquel soldado con tono condescendiente.
- Primero, no me hables así, maldito gusano. No eres superior a mi, tu raza es un cáncer para este mundo - Le encaré soltándole el humo en la cara - Venga, enséñame donde tengo que hacer el maldito trabajo de otro - Dije volviendo a una postura normal.
El soldado se mordió la lengua y con un gesto con la mano derecha, me instó a seguirle hasta bajar unas escaleras.
Tampoco me gustaba mucho como me estaban mirando los soldados. Ignoraba si era por mis cicatrices o por mi ala. Cuchicheaban entre ellos, mirándome con disgusto. Malditos humanos. Si no me pagaran, me haría un jodido collar con sus dientes de puercos. Encendí el cigarrillo y lo aspiré con fuerza. Suavemente solté el humo haciendo una letra 0. Mataría por algo de diversión. Ser guardián era muy aburrido. De pronto uno de los soldados se me acercó con paso decidido.
- Oye tú, necesitamos que tomes el siguiente turno para vigilar la mercancía especial. Hawkins está indispuesto y el resto tenemos que hacer cosas de provecho - Dijo aquel soldado con tono condescendiente.
- Primero, no me hables así, maldito gusano. No eres superior a mi, tu raza es un cáncer para este mundo - Le encaré soltándole el humo en la cara - Venga, enséñame donde tengo que hacer el maldito trabajo de otro - Dije volviendo a una postura normal.
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Akuma no mi
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Ya podía oler a mi presa, cada vez estábamos más cerca lo que significaba que ellos ya podían visualizar mis banderas blancas en su nuca. Mis compañeros estaban haciendo todo lo posible para que fuéramos más rápidos, me habían comunicado que estábamos a poco más de una hora, por lo que me fui al mascarón para que, cuando usaran el catalejo pudieran verme la cara primero, muchos de ellos me conocían, muchos de ellos habían escuchado de mi, ya era hora de entregar unos cuantos a la marina. De entre mis ropas salió Regaliz, mi rey marino el cual por decisión propia me seguía igual que los dos perros, nunca los he atado, simplemente al rescatarlos decidieron no apartarse de mi, aún que tenían personalidades distintas y entre ellos muchas veces se peleaban más que jugaban, pero bueno, cosas de críos supongo... Le pasé la serpiente marina a mi compañero, no iba a pelear con ella encima, eso me hacía más débil, por protegerla claro, pero si iba sin ella, mi fuerza era el doble al no tener que preocuparme por nada...
Momojiro: Una vez salte al barco, quiero que os alejéis, no pueden abordar el nuestro, eso sería o una masacre o una toma de rehenes a la que quizás no pueda enfrentarme...
Todos: ¡Señor, sí, señor!
Momojieo: ¡No somos militares! con un "ok" me basta...
Odiaba que me trataran como marine, lo hacían desde que les conté que mi familia es famosa por sus logros marinos, pero lo odiaba, por eso me largué pero a ellos les hacía gracia chincharme con tonterías como esas. Cambiando de tema, necesitaba pensar en como llegar al barco, con mis habilidades podía llegar en segundos pero no me interesaba que supieran de ante mano contra qué estaban peleando por lo que intentaría abordarlos con un cabo aún que eso pondría en riesgo el barco, pero mis compañeros sabían que si alguno abordaba nuestro navío, volvería, ellos desviarían el barco suprimiría la amenaza y volvería a la caza más cabreado, lo primero eran ellos, después mi cruzada personal contra esos sinvergüenzas...
Momojiro: Aseguraos que los perros estén bien, si lanzan algún cañonazo se asustan y no quiero que salten al mar por pavor...
Es verdad que no soportaban los ruidos fuertes, si disparaban, habría que protegerlos dentro del barco. Cada vez faltaba menos, estaba ansioso, me había vuelto adicto a la sensación de perseguir a alguien, de infundir incomodidad o quizás hasta miedo, me había vuelto un poco egocentrico...
Momojiro: Una vez salte al barco, quiero que os alejéis, no pueden abordar el nuestro, eso sería o una masacre o una toma de rehenes a la que quizás no pueda enfrentarme...
Todos: ¡Señor, sí, señor!
Momojieo: ¡No somos militares! con un "ok" me basta...
Odiaba que me trataran como marine, lo hacían desde que les conté que mi familia es famosa por sus logros marinos, pero lo odiaba, por eso me largué pero a ellos les hacía gracia chincharme con tonterías como esas. Cambiando de tema, necesitaba pensar en como llegar al barco, con mis habilidades podía llegar en segundos pero no me interesaba que supieran de ante mano contra qué estaban peleando por lo que intentaría abordarlos con un cabo aún que eso pondría en riesgo el barco, pero mis compañeros sabían que si alguno abordaba nuestro navío, volvería, ellos desviarían el barco suprimiría la amenaza y volvería a la caza más cabreado, lo primero eran ellos, después mi cruzada personal contra esos sinvergüenzas...
Momojiro: Aseguraos que los perros estén bien, si lanzan algún cañonazo se asustan y no quiero que salten al mar por pavor...
Es verdad que no soportaban los ruidos fuertes, si disparaban, habría que protegerlos dentro del barco. Cada vez faltaba menos, estaba ansioso, me había vuelto adicto a la sensación de perseguir a alguien, de infundir incomodidad o quizás hasta miedo, me había vuelto un poco egocentrico...
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El barco no parecía tan grande desde fuera, pero por dentro parecía enorme. Seguí al legionario por un largo pasillo con muchas puertas. Probablemente camarotes o algunas salas de a saber que. Durante el paseo, divisé a varios soldados haciendo la ronda. Portaban rifles y armas blancas. Hmmm... ¿para qué me necesitaban entonces si estaban tan bien armados? ¿Acaso querían asegurarse del todo? Bueno, no era lo más raro que había visto en una unidad. En mis tiempos del ejército revolucionario, había visto escuadrones realizar todo tipo de tácticas. Algunas absurdas como atacar desnudos, supuestamente para desconcertar al enemigo. Tonterías. Solo los imbéciles se dejarían engañar con algo así. Pero que el barco estuviera tan bien vigilado... ¿Qué estaban guardando con tanto recelo? Me habían despertado la curiosidad. Continuábamos bajando escaleras hasta que al final llegamos ante una puerta de metal que tenía un aparato mecánico con números. El soldado se detuvo ante el panel numérico y me miró con recelo. Ah claro, no se fiaba de mí y quería que mirase para otro lado mientras ponía el código.
- Esta bien, termina rápido para que acabemos esto cuanto antes - Suspiré girando la cabeza hacia la derecha, mientras el impertinente soldado metía el código raudo.
La puerta se abrió. Seguimos bajando una escalera hasta que al final de todo... lo vi. Numerosas jaulas en cuyo interior estaban esposados esclavos de distintas especies. Humanos, gyojins, piernas largas etc. Habían como 10 jaulas. La cabeza me comenzó a doler horrores y me llevé la mano derecha a la frente. Me estaban jodiendo. ¿Estaban cargando jodidos esclavos para los putos nobles?
- Como puedes ver, necesitamos que vigiles a los presos hasta el próximo turno en veinte minutos. Algunos de ellos son un poco rebeldes aún. Tienen un buen precio de mercado. Podrán servir a algún rico noble o a algún tenryubito - Le dio una patada a una jaula asustando a una mujer que había en su interior - Ten cuidado de que no les pase nada ni se escapen. O tu te volverás igual que ellos - Con una mirada despectiva, abandonó la sala.
Furia, asco, recuerdos pasados traumantes... Se estaban apoderando de mi ser. Y los quejidos de los esclavos no ayudaban en nada. La mujer de antes me miraba con ojos llorosos, suplicando que les ayudara. Pero cuando vi a una niña a su lado, desnutrida. Algo se rompió en mí. Esperaría hasta que viniera el próximo guarda para robarle la llave. No iba a dejar que una niña acabara así. Como yo lo hice.
- Esta bien, termina rápido para que acabemos esto cuanto antes - Suspiré girando la cabeza hacia la derecha, mientras el impertinente soldado metía el código raudo.
La puerta se abrió. Seguimos bajando una escalera hasta que al final de todo... lo vi. Numerosas jaulas en cuyo interior estaban esposados esclavos de distintas especies. Humanos, gyojins, piernas largas etc. Habían como 10 jaulas. La cabeza me comenzó a doler horrores y me llevé la mano derecha a la frente. Me estaban jodiendo. ¿Estaban cargando jodidos esclavos para los putos nobles?
- Como puedes ver, necesitamos que vigiles a los presos hasta el próximo turno en veinte minutos. Algunos de ellos son un poco rebeldes aún. Tienen un buen precio de mercado. Podrán servir a algún rico noble o a algún tenryubito - Le dio una patada a una jaula asustando a una mujer que había en su interior - Ten cuidado de que no les pase nada ni se escapen. O tu te volverás igual que ellos - Con una mirada despectiva, abandonó la sala.
Furia, asco, recuerdos pasados traumantes... Se estaban apoderando de mi ser. Y los quejidos de los esclavos no ayudaban en nada. La mujer de antes me miraba con ojos llorosos, suplicando que les ayudara. Pero cuando vi a una niña a su lado, desnutrida. Algo se rompió en mí. Esperaría hasta que viniera el próximo guarda para robarle la llave. No iba a dejar que una niña acabara así. Como yo lo hice.
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Fiiiiiiiiiuuuuu ¡¡PUM!! Se pudo escuchar justo al lado del barco objetivo, luego un montón de agua salpicando el lateral del mismo navío, ¿Que había pasado? ¡Yo! ¿Que iba a pasar?
Han: Te hace falta un poco más de fuerza
Set: No, yo creo que tienes que apuntar más hacia la izquierda
Momojiro: ¡Callarsus! Que no es fácil...
Con mi mano derecha con la palma abierta hacia el cielo generé una bola de chocolate similar a la de una bala de cañón, moví hacia atrás la mano y con fuerza la lancé con la intención de seguir golpeando el agua para llamar la atención de los ahí presentes, no podía darle al barco o dañaría a los secuestrados, no podía dañar las velas ya que en mi barco no cabían más de dos o tres personas más, necesitaba ese barco para llevar a los heridos a puerto... La pregunta es.. ¿Hasta cuando podía aguantar sin dañar a alguien de gravedad? La suerte me sonreía pero no sabía si lo haría por mucho tiempo...
Hana: Parece que nos han visto
Dasol: ¿Un poco tarde no?
La distancia entre los dos barcos era bastante pequeña, ¿A cuanto estarían? Daba igual en menos de quince minutos les atraparíamos, eramos más veloces, un par de nudos más según mi navegante, suficiente para llegar a abordar el barco. Por la parte de atrás aparecieron cuatro hombres, con mosquetes, apuntando hacia mi barco, aún estábamos lejos para que nos alcanzaran pero no les impidió disparar, todos se cubrieron, no había que tentar a la suerte, yo me mantuve de pie sin dudar, no había por qué, pero a mi carpintero no le gustó la idea
Dasol: ¡Que me rayan la pintura!
Siempre se estaba quejando, parecía que el barco era hijo suyo por dios, si, es quien nos mueve y protege del océano pero vamos, que se puede volver a pintar. Calculé más o menos si estaba a mi alcance y por lo que parece creo que puedo abordar el barco, aún así mejor no arriesgar, esperaría unos minutos, no se me iba a escapar nadie
Momo: Recordar que no estáis aquí para pelear, si no para llevarnos a puerto, cuidarnos y alimentarnos, no quiero que nadie de vosotros entre en batalla, si alguien llega al barco volveré...
Esos cuatro desgraciados seguían disparando, necesitaba hacer algo o rayarían tanto el barco que luego no podría callar a mi carpintero. Levanté hasta media altura los brazos, apuntando hacia ellos, de estos empezaron asalir bolas del tamaño de pelotas de golf contra ellos, no iban con mucha fuerza, no eran balas, pero hacían el suficiente daño como para que se cubrieran con la barandilla de la borda
Momo: ¡Rendíos, así evitaremos bajas!
Han: Te hace falta un poco más de fuerza
Set: No, yo creo que tienes que apuntar más hacia la izquierda
Momojiro: ¡Callarsus! Que no es fácil...
Con mi mano derecha con la palma abierta hacia el cielo generé una bola de chocolate similar a la de una bala de cañón, moví hacia atrás la mano y con fuerza la lancé con la intención de seguir golpeando el agua para llamar la atención de los ahí presentes, no podía darle al barco o dañaría a los secuestrados, no podía dañar las velas ya que en mi barco no cabían más de dos o tres personas más, necesitaba ese barco para llevar a los heridos a puerto... La pregunta es.. ¿Hasta cuando podía aguantar sin dañar a alguien de gravedad? La suerte me sonreía pero no sabía si lo haría por mucho tiempo...
Hana: Parece que nos han visto
Dasol: ¿Un poco tarde no?
La distancia entre los dos barcos era bastante pequeña, ¿A cuanto estarían? Daba igual en menos de quince minutos les atraparíamos, eramos más veloces, un par de nudos más según mi navegante, suficiente para llegar a abordar el barco. Por la parte de atrás aparecieron cuatro hombres, con mosquetes, apuntando hacia mi barco, aún estábamos lejos para que nos alcanzaran pero no les impidió disparar, todos se cubrieron, no había que tentar a la suerte, yo me mantuve de pie sin dudar, no había por qué, pero a mi carpintero no le gustó la idea
Dasol: ¡Que me rayan la pintura!
Siempre se estaba quejando, parecía que el barco era hijo suyo por dios, si, es quien nos mueve y protege del océano pero vamos, que se puede volver a pintar. Calculé más o menos si estaba a mi alcance y por lo que parece creo que puedo abordar el barco, aún así mejor no arriesgar, esperaría unos minutos, no se me iba a escapar nadie
Momo: Recordar que no estáis aquí para pelear, si no para llevarnos a puerto, cuidarnos y alimentarnos, no quiero que nadie de vosotros entre en batalla, si alguien llega al barco volveré...
Esos cuatro desgraciados seguían disparando, necesitaba hacer algo o rayarían tanto el barco que luego no podría callar a mi carpintero. Levanté hasta media altura los brazos, apuntando hacia ellos, de estos empezaron asalir bolas del tamaño de pelotas de golf contra ellos, no iban con mucha fuerza, no eran balas, pero hacían el suficiente daño como para que se cubrieran con la barandilla de la borda
Momo: ¡Rendíos, así evitaremos bajas!
Blaise Richthofen
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Mientras esperaba a que viniera el guardia, me dispuse a observar a los prisioneros. Solo unos 3 o 4 podrían ayudarme a luchar. El resto eran civiles que o bien estaban asustados o se encontraban en malas situaciones de salud. La que más me preocupaba era la niña. A simple vista, aunque no tuviera conocimientos médicos, cualquiera podría darse cuenta de que si se pasara varios días más sin una comida adecuada, moriría. ¿Acaso me estaba poniendo blanda? ¿O era que simplemente me reflejaba en esa niña? ¿Me ayudaba a mí misma cuando nadie lo hizo? Bah, lo hacía porque me daba la gana. Tampoco me iba a comer la cabeza con auto análisis de esos que hablan los psicólogos. Me parecían un montón de chorradas. Observé a la niña poniéndome cerca de la jaula.
- Tú, ¿Cuánto tiempo hace que la niña no come? - Pregunté directa
- Un... una semana. N- no puede seguir así se está quedando en los huesos - Su voz se quebraba mientras abrazaba a la niña, soltando lágrimas - Por favor... ayúdenos -
La mirada débil de la niña acabó por hacer que me decidiera del todo. Iba a ser una buena fiesta la que se iba a montar. Posiblemente no fuera bien y hubieran muchas bajas. Pero al menos me llevaría por delante a esa escoria y podría desahogarme un poco.
- Tchh... Está bien. Lo haré. Pero aviso de que es probable de que alguno de vosotros muera - Sonreí - O todos nosotros, pues están bien armados y son muchos -
- No nos importa, es mejor morir luchando por nuestra libertad que morir entre estas malditas jaulas como sucios perros - Dijo un gyojin blanco que parecía ser un tiburón - Déjanos al menos decidir si merece la pena o no -
Aquel hombre pez me cayó bien. Tenía agallas. No parecía doblegarse ante nadie.
- Estupendo entonces, aquellos que puedan defenderse que se unan a la lucha. Los que no, quedaros atrás. ¿Quién de vosotros puede luchar? - Pregunté mirando la puerta ya que el guardia podría entrar en cualquier momento.
4 de los prisioneros podían. El gyojin, una piernas largas, un humano musculoso y una brazos largos. Perfecto, tenían pinta de que habían pasado por algunos combates. Porque a diferencia del resto, la llama en su mirada estaba sin apagar aún.
Se escuchaban unos pasos acercándose, era el momento. Indiqué a los presos que actuaran con normalidad. El soldado abrió la puerta y me miró con desprecio. Cuando se dio la vuelta para mirar a los esclavos, le agarré del cuello y se lo rompí. Su cadáver cayó al suelo haciendo un sonido hueco. Le cogí la llave del chaleco y me dispuse a desatar una revolución. Cuando abrí la primera jaula, escuché unos estruendos del exterior. Parecía que alguien estaba atacando el barco.
- Vaya, parece que tenemos a alguien que puede servirnos de distracción - Dije después de abrir la última celda.
- Tú, ¿Cuánto tiempo hace que la niña no come? - Pregunté directa
- Un... una semana. N- no puede seguir así se está quedando en los huesos - Su voz se quebraba mientras abrazaba a la niña, soltando lágrimas - Por favor... ayúdenos -
La mirada débil de la niña acabó por hacer que me decidiera del todo. Iba a ser una buena fiesta la que se iba a montar. Posiblemente no fuera bien y hubieran muchas bajas. Pero al menos me llevaría por delante a esa escoria y podría desahogarme un poco.
- Tchh... Está bien. Lo haré. Pero aviso de que es probable de que alguno de vosotros muera - Sonreí - O todos nosotros, pues están bien armados y son muchos -
- No nos importa, es mejor morir luchando por nuestra libertad que morir entre estas malditas jaulas como sucios perros - Dijo un gyojin blanco que parecía ser un tiburón - Déjanos al menos decidir si merece la pena o no -
Aquel hombre pez me cayó bien. Tenía agallas. No parecía doblegarse ante nadie.
- Estupendo entonces, aquellos que puedan defenderse que se unan a la lucha. Los que no, quedaros atrás. ¿Quién de vosotros puede luchar? - Pregunté mirando la puerta ya que el guardia podría entrar en cualquier momento.
4 de los prisioneros podían. El gyojin, una piernas largas, un humano musculoso y una brazos largos. Perfecto, tenían pinta de que habían pasado por algunos combates. Porque a diferencia del resto, la llama en su mirada estaba sin apagar aún.
Se escuchaban unos pasos acercándose, era el momento. Indiqué a los presos que actuaran con normalidad. El soldado abrió la puerta y me miró con desprecio. Cuando se dio la vuelta para mirar a los esclavos, le agarré del cuello y se lo rompí. Su cadáver cayó al suelo haciendo un sonido hueco. Le cogí la llave del chaleco y me dispuse a desatar una revolución. Cuando abrí la primera jaula, escuché unos estruendos del exterior. Parecía que alguien estaba atacando el barco.
- Vaya, parece que tenemos a alguien que puede servirnos de distracción - Dije después de abrir la última celda.
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No parecieron escuchar mi aviso, eso o se hicieron los sordos, iba a tener que luchar, era una verdadera pena en el combate no solo arriesgaba mi vida, también las suyas, menos mal que entre todos marcamos pautas y objetivos ante todas las situaciones
Momojiro: Recordar, en cuanto salte os alejáis y perseguís el navío, si me capturan os larguáis, si me matan mis propiedades son vuestras, el edificio también, hemos creado un montón de planes por si no sale bien, si el plan A falla, tenemos hasta la Z, recordarlo...
Hana: Pues que no falle el A
Momojiro: No lo hará...
Dije confiado, pero por si acaso, ahí estaban los demás caminos. Mi navío se acercó lo suficiente, me impulsé, mi brazo se convirtió en chocolate excepto mi mano y me agarré al borde, como si fuera una maquina que recoge un cable de forma automática, como un metro de los de medir que se vuelve a encoger salté por encima de la borda y caí de pleno en el centro de cubierta, donde no tardaron mucho en rodearme... -Bueno, aquí estamos, podemos o tranquilizarnos, dejar las armas y hablar pacíficamente o por el contrario, puedo daros una paliza ¿Que plato escogéis, primero o segundo?- No tardaron en decidir, pues se lanzaron directos hacia mi, eran demasiados, para qué jugársela -Segundo pues- Confirmé ante sus actos, de mi cuerpo empezaron a salir bolas del tamaño de pelotas de pim pon que acertaron en todos y cada uno de los que me rodeaban, hacían daño cual pelota antidisturbios pero nada mortal, quizás alguno pierda un ojo, pero ya sería mala suerte... Cayeron al suelo entre quejas, aún así dos o tres tuvieron la resistencia de levantarse y blandir su espada contra mi -¿Estáis seguros?- Pregunté -Maldito usuario- Comentó, eso de que los usuarios de akuma no mi sean más famosos y conocidos en Gran Line era un poco molesto, el factor sorpresa se iba al garete pero es lo que había...
Sin mucha dificultad, empecé a bailar entre los tres personajes, defendiendo y atacando a los tres, por momentos de uno en uno, otros de los tres a la vez, mis estocadas eran en dirección a sus muslos o brazos por lo que tardé un poco pero en un par de minutos, estaban con suficientes cortes en los brazos y piernas como para que se tomasen su tiempo -¿Seguís queriendo luchar?- Su cara mostraba un "sí" pero antes de que se lanzaran, un "brazo" de chocolate salió de mi espalda y de un golpe los tumbó a los tres, luego el chocolate volvió a mi cuerpo. -Bien, los que estáis aquí, ya podéis dejar las armas en el suelo y quedaros tranquilos, de pie y con los brazos extendidos al frente...- ¿Por qué di esa orden? Era más fácil crear "cadenas" de chocolate lo suficientemente fuertes y largas para reducir sus movimientos a todos... Tras un momento que parecía que los tenía controlados, uno de ellos saca una pistola de fuego y empieza a disparar, suficiente fue el movimiento para que los demás volvieran a lanzarse en armas... Claramente me cubrí detrás del mástil y cuando acabó de disparar volví a la carga...
Momojiro: Recordar, en cuanto salte os alejáis y perseguís el navío, si me capturan os larguáis, si me matan mis propiedades son vuestras, el edificio también, hemos creado un montón de planes por si no sale bien, si el plan A falla, tenemos hasta la Z, recordarlo...
Hana: Pues que no falle el A
Momojiro: No lo hará...
Dije confiado, pero por si acaso, ahí estaban los demás caminos. Mi navío se acercó lo suficiente, me impulsé, mi brazo se convirtió en chocolate excepto mi mano y me agarré al borde, como si fuera una maquina que recoge un cable de forma automática, como un metro de los de medir que se vuelve a encoger salté por encima de la borda y caí de pleno en el centro de cubierta, donde no tardaron mucho en rodearme... -Bueno, aquí estamos, podemos o tranquilizarnos, dejar las armas y hablar pacíficamente o por el contrario, puedo daros una paliza ¿Que plato escogéis, primero o segundo?- No tardaron en decidir, pues se lanzaron directos hacia mi, eran demasiados, para qué jugársela -Segundo pues- Confirmé ante sus actos, de mi cuerpo empezaron a salir bolas del tamaño de pelotas de pim pon que acertaron en todos y cada uno de los que me rodeaban, hacían daño cual pelota antidisturbios pero nada mortal, quizás alguno pierda un ojo, pero ya sería mala suerte... Cayeron al suelo entre quejas, aún así dos o tres tuvieron la resistencia de levantarse y blandir su espada contra mi -¿Estáis seguros?- Pregunté -Maldito usuario- Comentó, eso de que los usuarios de akuma no mi sean más famosos y conocidos en Gran Line era un poco molesto, el factor sorpresa se iba al garete pero es lo que había...
Sin mucha dificultad, empecé a bailar entre los tres personajes, defendiendo y atacando a los tres, por momentos de uno en uno, otros de los tres a la vez, mis estocadas eran en dirección a sus muslos o brazos por lo que tardé un poco pero en un par de minutos, estaban con suficientes cortes en los brazos y piernas como para que se tomasen su tiempo -¿Seguís queriendo luchar?- Su cara mostraba un "sí" pero antes de que se lanzaran, un "brazo" de chocolate salió de mi espalda y de un golpe los tumbó a los tres, luego el chocolate volvió a mi cuerpo. -Bien, los que estáis aquí, ya podéis dejar las armas en el suelo y quedaros tranquilos, de pie y con los brazos extendidos al frente...- ¿Por qué di esa orden? Era más fácil crear "cadenas" de chocolate lo suficientemente fuertes y largas para reducir sus movimientos a todos... Tras un momento que parecía que los tenía controlados, uno de ellos saca una pistola de fuego y empieza a disparar, suficiente fue el movimiento para que los demás volvieran a lanzarse en armas... Claramente me cubrí detrás del mástil y cuando acabó de disparar volví a la carga...
Blaise Richthofen
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Akuma no mi
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El momento había llegado. Los presos habían sido liberados, el guarda estaba muerto en el suelo y en cubierta estaba pasando movida. Con un gesto, indiqué a los más aptos que se pusieran detrás de mí y al resto que nos siguiera con cuidado. Realmente todos ellos menos la niña me importaban una mierda. Pero ya que lo hacía, lo intentaría hacer bien. Eso si. No pensaba jugar a los héroes. Yo no era una heroína. Me movían mis propios motivos y mi venganza. No tenía tiempo de ir haciendo de niñera y de héroe de varios esclavos. Desenvainando mi lanza y sujetándola con las dos manos, me dispuse a liderar la marcha. Me asomé por la puerta y vi a varios soldados corriendo con dirección a cubierta. La mayoría de las salas que había visto de camino a las jaulas, eran habitaciones con soldados. Iba a tener que armar a los que podían atacar. Excepto el gyojin, que presumía que también usaba el arte marcial típico de su especie.
- ¿Alguno sabe donde está la armería? - Susurré a los de atrás - Mejor será que vayáis armados
- Me robaron mi espada, si la recupero podré ayudar mejor - Dijo la piernas largas que era una hermosa mujer de pelo rojo, ahora que me fijaba bien
- A mi me quitaron mis pistolas, con ellas podría aportar fuego de cobertura - Contestó el hombre musculoso que tenía un bigote tapándole la boca .
La brazos largos no dijo nada, simplemente hizo un gesto con los puños. Parecía que era muda. Su pelo gris brillaba en conjunto con su mirada. Fuimos avanzando por los pasillos, escondiéndonos en las esquinas, intentando evitar a la gente que corría de un lado a otro. Preparándose para subir arriba. Fue entonces cuando vi a un par de soldados desarmados ir corriendo a una sala. Aprovechamos que había confusión y fuimos hacia ella. Tuvimos suerte y era la armería. Lo malo es que habían como unos cinco soldados mirándonos. Sin dudar, me lancé al ataque acompañado de los presos luchadores. Tuve suerte y pude atravesar con mi lanza a un soldado antes de que cogiera un rifle. Los otros también consiguieron neutralizar a los soldados. Solo faltaba coger las armas y ya estaríamos mejor preparados.
- Por fin tengo mi espada - Dijo la piernas largas después de tomar una espada larga de un baúl junto a la pared.
- Yo también tengo lo mío, ahora podré vengarme - Sonrió el musculitos.
Unos gritos resonaron en el pasillo junto a un par de disparos. Mierda, los otros presos. Como un resorte, fuimos al pasillo para ver unos cuantos presos en el suelo. Estaban sagrando. Por suerte, la niña seguía viva pues la madre había recibido los disparos por ella. Aquella visión de la niña llorando por su madre, despertó algo en mí. Y con una furia desmedida, me abalancé sobre los soldados que estaban recargando sus fusiles. Lancé mi lanza contra uno de ellos, logrando acertar en su torso. El hombre musculoso también ayudó pegando un par de tiros. Y los otros también se lanzaron al ataque. Pasé a usar el gyojin karate para el combate desarmado. Un par de golpes duros al corazón bastaron para tumbarles al suelo. Pero seguí golpeando incluso aunque estuvieran ya fuera de combate. Me manché las manos y la cara de sangre. Incluso el gyojin tuvo que detenerme, sujetándome por los brazos.
- Ya es suficiente, tenemos que salir de aquí antes de que vengan más - Comentó con seriedad.
Miré a la niña y seguía llorando por el cadáver de su madre. Era una visión que despertaba malos recuerdos. Pero era cierto no había tiempo que perder.
- ¡Los prisioneros han escapado y la mercenaria los ha liberado! - Gritó un soldado que apareció al final del pasillo.
Mierda, ahora tendríamos problemas. Solo esperaba que quien fuera el que estuviera ahí fuera tuviera ocupado a la mayoría de los soldados.
- ¿Alguno sabe donde está la armería? - Susurré a los de atrás - Mejor será que vayáis armados
- Me robaron mi espada, si la recupero podré ayudar mejor - Dijo la piernas largas que era una hermosa mujer de pelo rojo, ahora que me fijaba bien
- A mi me quitaron mis pistolas, con ellas podría aportar fuego de cobertura - Contestó el hombre musculoso que tenía un bigote tapándole la boca .
La brazos largos no dijo nada, simplemente hizo un gesto con los puños. Parecía que era muda. Su pelo gris brillaba en conjunto con su mirada. Fuimos avanzando por los pasillos, escondiéndonos en las esquinas, intentando evitar a la gente que corría de un lado a otro. Preparándose para subir arriba. Fue entonces cuando vi a un par de soldados desarmados ir corriendo a una sala. Aprovechamos que había confusión y fuimos hacia ella. Tuvimos suerte y era la armería. Lo malo es que habían como unos cinco soldados mirándonos. Sin dudar, me lancé al ataque acompañado de los presos luchadores. Tuve suerte y pude atravesar con mi lanza a un soldado antes de que cogiera un rifle. Los otros también consiguieron neutralizar a los soldados. Solo faltaba coger las armas y ya estaríamos mejor preparados.
- Por fin tengo mi espada - Dijo la piernas largas después de tomar una espada larga de un baúl junto a la pared.
- Yo también tengo lo mío, ahora podré vengarme - Sonrió el musculitos.
Unos gritos resonaron en el pasillo junto a un par de disparos. Mierda, los otros presos. Como un resorte, fuimos al pasillo para ver unos cuantos presos en el suelo. Estaban sagrando. Por suerte, la niña seguía viva pues la madre había recibido los disparos por ella. Aquella visión de la niña llorando por su madre, despertó algo en mí. Y con una furia desmedida, me abalancé sobre los soldados que estaban recargando sus fusiles. Lancé mi lanza contra uno de ellos, logrando acertar en su torso. El hombre musculoso también ayudó pegando un par de tiros. Y los otros también se lanzaron al ataque. Pasé a usar el gyojin karate para el combate desarmado. Un par de golpes duros al corazón bastaron para tumbarles al suelo. Pero seguí golpeando incluso aunque estuvieran ya fuera de combate. Me manché las manos y la cara de sangre. Incluso el gyojin tuvo que detenerme, sujetándome por los brazos.
- Ya es suficiente, tenemos que salir de aquí antes de que vengan más - Comentó con seriedad.
Miré a la niña y seguía llorando por el cadáver de su madre. Era una visión que despertaba malos recuerdos. Pero era cierto no había tiempo que perder.
- ¡Los prisioneros han escapado y la mercenaria los ha liberado! - Gritó un soldado que apareció al final del pasillo.
Mierda, ahora tendríamos problemas. Solo esperaba que quien fuera el que estuviera ahí fuera tuviera ocupado a la mayoría de los soldados.
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Akuma no mi
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Todos me miraban, ¿Cuantos había? Ni lo sabía, ¿Eran diez? ¿Quince? daba igual, no podían herirme, la pregunta era... Aún estaba cubierto tras la madera del mástil que se estaba llevando todos los disparos, pero cuando terminó el sexto de la segunda cadena de disparos, salí hacia el tirador. Antes de llegar a él, un compañero suyo se interpuso, las espadas chocaron, otros dos vinieron hacia mi, con un movimiento lateral, aparté a los tres y seguí con mi intención de reducir al tirador, cuando lo tuve cerca, me apuntó con el revolver recién cargado de balas, estaba en mi frente, a pocos centímetros, pero cuando disparó, mi cabeza ya no estaba ahí, finté hacia la derecha y con un movimiento de mano, encerré el cuerpo entero menos la cabeza del tirador en un ataúd de chocolate. Había sido encerrado en un bloque de chocolate recio en forma de ataúd, solo salía la cabeza en la "cruz" central, uno menos...
Me pareció escuchar un par de disparos y algunos gritos, pero observé mi barco, estaba lejos, no podía ser objetivo, quizás lo intentaron y gritaban en busca de alertar a todos los del interior del barco, necesitaba ir rápido... Empecé a pelear con los catorce que quedaban, muchos de ellos aprovechaban que estaba bloqueando ataques para lanzar cortes a la desesperada y esos cortes me llegaban, pero mi cuerpo intangible ignoraba el daño. En unos cinco minutos tenía a otros dos en cajones de chocolate de la misma forma que el tirador, pero no era suficiente, necesitaba otra forma de reducir a esos desgraciados...
Peleando contra los susodichos, me di cuenta de algo, mis ganas de detenerles, mi frustración por no poder pararle los pies, se notaban en mis gestos y cuando quise darme cuenta, mis golpes estaban soltando chispas... ¿Se estaba rompiendo algún arma? No, no era eso, cuando intentaba romper la defensa del enemigo, mi espada soltaba chispas, sí, chispas, me dí cuenta por que antes de golpear con ganas el hierro del rival, podía ver ese azul que tanto miedo me daba en las tormentas... ¿Sería habilidad secundaria de mi fruta? No tenía sentido alguno... Pero a caballo regalado...
Mis siguientes ataques iban con ganas, deseando ver esas chispas, deseando generar más, no tenían nada que ver con derrotarles simplemente era el afán que tenía yo mismo de ser más poderoso, tenía que explotar dicho poder... Ya habían seis ataúdes en cubierta, pero de pronto llegaron diez soldados más a cubierta... La cosa se complicaba...
Me pareció escuchar un par de disparos y algunos gritos, pero observé mi barco, estaba lejos, no podía ser objetivo, quizás lo intentaron y gritaban en busca de alertar a todos los del interior del barco, necesitaba ir rápido... Empecé a pelear con los catorce que quedaban, muchos de ellos aprovechaban que estaba bloqueando ataques para lanzar cortes a la desesperada y esos cortes me llegaban, pero mi cuerpo intangible ignoraba el daño. En unos cinco minutos tenía a otros dos en cajones de chocolate de la misma forma que el tirador, pero no era suficiente, necesitaba otra forma de reducir a esos desgraciados...
Peleando contra los susodichos, me di cuenta de algo, mis ganas de detenerles, mi frustración por no poder pararle los pies, se notaban en mis gestos y cuando quise darme cuenta, mis golpes estaban soltando chispas... ¿Se estaba rompiendo algún arma? No, no era eso, cuando intentaba romper la defensa del enemigo, mi espada soltaba chispas, sí, chispas, me dí cuenta por que antes de golpear con ganas el hierro del rival, podía ver ese azul que tanto miedo me daba en las tormentas... ¿Sería habilidad secundaria de mi fruta? No tenía sentido alguno... Pero a caballo regalado...
Mis siguientes ataques iban con ganas, deseando ver esas chispas, deseando generar más, no tenían nada que ver con derrotarles simplemente era el afán que tenía yo mismo de ser más poderoso, tenía que explotar dicho poder... Ya habían seis ataúdes en cubierta, pero de pronto llegaron diez soldados más a cubierta... La cosa se complicaba...
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Akuma no mi
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No esperamos a los refuerzos, con las mismas los que podían seguir dejamos atrás a los muertos y a los heridos. Le hice una seña al gyojin de que cogiera a la niña. Era hora de buscar una forma de salida. Recordaba que en cubierta, en los costados habían algunas lanchas que las sujetaban un sistema de poleas. Esa sería nuestra llave a la libertad. Al final solo habíamos quedado los fuertes y la niña. No la iba a dejar atrás, aunque fuera un estorbo. De algún modo hacía todo ello por que me veía en ella una y otra vez. Lo que incrementaba mi dolor de cabeza. Corríamos por los pasillos, doblando las esquinas hasta alcanzar las escaleras a la cubierta. Por fin, habíamos logrado alcanzar la siguiente fase de la huida. Ahora teníamos que tener cuidado en cubierta con quien fuera que estuviera ahí. De algún modo me pareció raro que los pasillos estuvieran más vacíos. Tenía pinta de que el grueso estaba en la cubierta. Subimos con cuidado hasta que escuchamos como un grupo de soldados disparaban a alguien. Habían varios de los soldados atrapados en algo que parecía chocolate. ¿Qué carajos era eso? Miré a quien estaban disparando y me pareció que era un chico joven. También había un barco al lado con los tripulantes del zagal, imaginaba. Aprovechamos que los legionarios estaban distraídos para darles esquinazo e ir a por una de las lanchas. Cuando llegamos, había otro grupo de 5 soldados custodiándola por si alguien escapaba por ahí.
Pero gracias al hombre forzudo y sus pistolas, los que íbamos cuerpo a cuerpo logramos reducirlos y deshacernos de ellos. Solo quedaba bajar la lancha y podríamos salir de allí. Con rapidez bajamos la lancha pero un grupo de soldados venía corriendo a nuestro encuentro. Le dije al gyojin que metiera a la niña dentro mientras me lanzaba a combatir. Con un golpe de lanza al pecho pude cargarme a uno y fui ayudada por los demás. Solo quedaba huir hacia el mar. Con suerte encontraríamos una isla que fuera más tranquila. Me preguntaba que clase de poder era ese de poder crear chocolate que parecía tener el asediante.
Pero gracias al hombre forzudo y sus pistolas, los que íbamos cuerpo a cuerpo logramos reducirlos y deshacernos de ellos. Solo quedaba bajar la lancha y podríamos salir de allí. Con rapidez bajamos la lancha pero un grupo de soldados venía corriendo a nuestro encuentro. Le dije al gyojin que metiera a la niña dentro mientras me lanzaba a combatir. Con un golpe de lanza al pecho pude cargarme a uno y fui ayudada por los demás. Solo quedaba huir hacia el mar. Con suerte encontraríamos una isla que fuera más tranquila. Me preguntaba que clase de poder era ese de poder crear chocolate que parecía tener el asediante.
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Tras blandir la espada con más oponentes y ver cada vez más ese pequeño destello en mi hoja, decidí que era hora de finalizar la batalla, había más gente con pistolas y estos estaban hiriendo a los suyos, me disparaban a mi, pero o me rozaban o me atravesaban lo que hacía que otros recibieran el tiro por mi, eso sí, con mucha menos fuerza. La mayoría de ellos acabaron en ataúdes sobre cubierta, poco a poco fueron cayendo uno tras otro. Quedaban cinco soldados y salían más de dentro del barco... Algo me extrañó y fue que entre ellos se atacaran, parecían desertores y quienes intentaban frenarme a mi, también intentaron frenar a los exiliadios, pero algo no me gustó...
-¡Nadie se va de aquí sin saludar!- Grité, mientras posaba una de mis manos en el lateral del barco creando el suficiente chocolate para enganchar la lancha de huida al cascarón del barco. No pensaba dejar escapar a ningún estorbo, además parecían tener a una niña en brazos, no iban a salir de ahí con un "seguro" para empezar a vender y volver al negocio -¡No vais a huir y no vais a vender a la cría!- comenté, iba a saltar a por ellos pero los cuatro pesados de turno que quedaban fueron directos a por mí y cuando uno de ellos atacó, mi cara cambió a preocupación pues portaba un mandoble de espada y consiguió hacerme retroceder un par de metros -Tienes razón, de aquí no se va nadie... Vosotros, liberar a los demás, sea lo que sea no es piedra, este usuario no conseguirá detenernos...- Era grande, tenía cicatrices, parecía experimentado, daba ordenes, ¿Era el capitán? ¿El segundo al mando? Sabía sobre los usuarios de akuma no mi, odiaba este mar... -¿Por qué no rendirse, asimilar la derrota y tener una travesía tranquila?- Pregunté aún que sabía de sobras cual sería la respuesta -¿Por qué no te mueres?- Volvió a la carga, conseguí defenderme interponiendo mi espada pero aún así volvió a hacerme retroceder unos cuantos metros, estaba lejos de los del bote salvavidas, pero estaba seguro que tardarían un poco en conseguir romperlo... Hacía frío por lo que estaba en su máxima resistencia... -No vais a vender ni un alma más... La escoria como vosotros será encerrada en prisión- El hombre empezó a reir -Tengo dos millones por mi cabeza no por ser sentimental, si no por ser discreto, pero muchos cazadores han intentado pillarme, tú no eres ni la mitad de ellos- Sería una buena batalla...
Por otro lado, los tres hombres que quedaban intentaban liberar a los demás, el chocolate era duro pero tenía su límite, si empezaban a soltarse, serían un problema, eso y que aún quedaban tres o cuatro en la barca salva vidas, ¿Por qué no podía ser como en los cuentos de hadas?
-¡Nadie se va de aquí sin saludar!- Grité, mientras posaba una de mis manos en el lateral del barco creando el suficiente chocolate para enganchar la lancha de huida al cascarón del barco. No pensaba dejar escapar a ningún estorbo, además parecían tener a una niña en brazos, no iban a salir de ahí con un "seguro" para empezar a vender y volver al negocio -¡No vais a huir y no vais a vender a la cría!- comenté, iba a saltar a por ellos pero los cuatro pesados de turno que quedaban fueron directos a por mí y cuando uno de ellos atacó, mi cara cambió a preocupación pues portaba un mandoble de espada y consiguió hacerme retroceder un par de metros -Tienes razón, de aquí no se va nadie... Vosotros, liberar a los demás, sea lo que sea no es piedra, este usuario no conseguirá detenernos...- Era grande, tenía cicatrices, parecía experimentado, daba ordenes, ¿Era el capitán? ¿El segundo al mando? Sabía sobre los usuarios de akuma no mi, odiaba este mar... -¿Por qué no rendirse, asimilar la derrota y tener una travesía tranquila?- Pregunté aún que sabía de sobras cual sería la respuesta -¿Por qué no te mueres?- Volvió a la carga, conseguí defenderme interponiendo mi espada pero aún así volvió a hacerme retroceder unos cuantos metros, estaba lejos de los del bote salvavidas, pero estaba seguro que tardarían un poco en conseguir romperlo... Hacía frío por lo que estaba en su máxima resistencia... -No vais a vender ni un alma más... La escoria como vosotros será encerrada en prisión- El hombre empezó a reir -Tengo dos millones por mi cabeza no por ser sentimental, si no por ser discreto, pero muchos cazadores han intentado pillarme, tú no eres ni la mitad de ellos- Sería una buena batalla...
Por otro lado, los tres hombres que quedaban intentaban liberar a los demás, el chocolate era duro pero tenía su límite, si empezaban a soltarse, serían un problema, eso y que aún quedaban tres o cuatro en la barca salva vidas, ¿Por qué no podía ser como en los cuentos de hadas?
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¡Maldita sea! El chaval había logrado mantener la lancha al lateral del barco usando sus extrañas habilidades. ¿Vender a la niña? ¿Qué clase de tarado era ese? Yo podría haber hecho un montón de asesinatos y había hecho cosas que de escucharlas un niño, nunca volvería a dormir. Pero el tráfico de humanos no estaba en mis planes, es más, lo repudiaba con toda mi fuerza. Por algo estaba haciendo aquello de salvar a aquellas personas. Pero menos mal que aparecieron más de la guardia del barco para distraerle. Sobre todo de un gran tipo armado con un arma enorme. Teníamos que romper el dichoso chocolate para poder escapar. Usé mi lanza para intentar hacerlo trozos, a mi se unieron los demás intentando romper el jodido chocolate.
- ¡No somos parte de ellos, estos son esclavos que intentan escapar, bobalicón! ¡No he pasado por todo un calvario para que al final jodas el plan - Grité enfadada haciendo lo imposible para romper el chocolate.
El hombre musculoso tuvo la idea de lamerlo. En serio, dónde coño me había metido? El gyojin dejó a la niña en el suelo de la barca y se unió a romper el último billete a la libertad. El tío era musculoso e hice gala de su gyojin karate usando un poco de agua de mar para aflojar el chocolate. Llegué hasta usar mi mechero para intentar derretirlo en un esfuerzo a la desesperada. Era cuestión de tiempo que el chaval terminara su pelea y se centrara en nosotros. Pero me negaba a que me capturaran, no después de todo lo que había tenido que pasar para llegar hasta allí. Golpee con más ahínco el chocolate hasta que sentí la sensación de que comenzaba a ceder. No sé si era por el frío que hacía o si había un límite de golpes para que pudiera romperse. El empeño de los esclavos por conseguir la libertad era poético. En sus caras no había miedo. Solo resolución. Y esa misma resolución fue la que permite a la gente prosperar y sobrevivir en un mundo cruel. Nada más que cediera el chocolate, pondría el motor del bote a toda pastilla para darnos el piro. No sabía si esa persona era un pirata o lo que fuera, pero si que me daba la impresión de que no iba a ceder en su intento de reternos.
- ¡No somos parte de ellos, estos son esclavos que intentan escapar, bobalicón! ¡No he pasado por todo un calvario para que al final jodas el plan - Grité enfadada haciendo lo imposible para romper el chocolate.
El hombre musculoso tuvo la idea de lamerlo. En serio, dónde coño me había metido? El gyojin dejó a la niña en el suelo de la barca y se unió a romper el último billete a la libertad. El tío era musculoso e hice gala de su gyojin karate usando un poco de agua de mar para aflojar el chocolate. Llegué hasta usar mi mechero para intentar derretirlo en un esfuerzo a la desesperada. Era cuestión de tiempo que el chaval terminara su pelea y se centrara en nosotros. Pero me negaba a que me capturaran, no después de todo lo que había tenido que pasar para llegar hasta allí. Golpee con más ahínco el chocolate hasta que sentí la sensación de que comenzaba a ceder. No sé si era por el frío que hacía o si había un límite de golpes para que pudiera romperse. El empeño de los esclavos por conseguir la libertad era poético. En sus caras no había miedo. Solo resolución. Y esa misma resolución fue la que permite a la gente prosperar y sobrevivir en un mundo cruel. Nada más que cediera el chocolate, pondría el motor del bote a toda pastilla para darnos el piro. No sabía si esa persona era un pirata o lo que fuera, pero si que me daba la impresión de que no iba a ceder en su intento de reternos.
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El tipo era fuerte, más rápido de lo que creía, usaba su arma con cabeza y calculaba hacia donde me iba a desplazar. En un intento desesperado por ganar algo de ventaja me subí a la barandilla del barco, haciendo alarde de mi equilibrio para atacar de arriba a bajo, pero el tipo no se detenía, estaba obsesionado en matarme. Lanzó un corte lateral a media altura, que al estar en una posición superior se dirigía hacia mis pies, por lo que de un salto lo esquivé, en ese momento vi como intentaban romper el chocolate, ilusos... ¿¡Pero qué!? -¡Tú desgraciado, me vas a pagar por zamparte mi chocolate!- Grité enfadado al bigotudo que estaba zampando cosa linda, si usaba la lengua así para todo, los chupachups/piruletas le iban a durar dos segundos... ¿Qué pensabas que iba a decir? Por culpa del grandullón come chocolate el malo maloso del barco me pilló despistado y me partió por la mitad, me clavó su arma en la cabeza dejando incrustadaa la altura de la nariz... De mi cabeza empezó a brotar un liquido de la espesura de la sangre y de un color oscuro, como la sangre... Caí sobre cubierta y perdí el control del chocolate el cual tras sufrir lenguetazos, golpes, agua salada y el fuego del mechero, al final quebró y soltó la barca en el agua. Tenían un pequeño dilema pues detrás de el barco del que acababan de escapar, venía el mio a toda velocidad por lo que si no esquivaban a tiempo al final acabarían siendo "atropellados" por otro navío algo más pequeño...
(Aquí se supone que te vas por lo que no lo verás... Si no, puedes verlo claro)
La lancha cayó y un motor sonó, al mismo tiempo que el malo maloso arrancaba la espada incrustada en la cabeza del futuro cazador... -¡Liberaros ya, a por esos esclavos, la pelirroja nos ha estafado y ahora se los lleva para vender por su parte!- Estaba enfadado, había perdido mucho dinero con la fuga de esos esclavos, con que al final el pelirrojo tenía razón... Eran esclavos... Podían haber huido en mi barco pero sabía que se los llevaba para venderlos... Bueno, iré en su búsqueda más tarde, pero primero... -¡Capitán, detrás suyo!- Gritó uno de los tres que estaba suelto, se refería a mi, quien se levanto, bueno, me levanté y reconstruí mi cabeza, agarré mi espada y lancé un corte en la espalda del enemigo para reducirlo, luego los tres que quedaron libres, en ataúdes de chocolate... Al grandullón que me dio problemas simplemente lo até de manos y piernas, no quería ponerle chocolate en la herida, sería una guarrada luego para quitarlo...
Pocos minutos después, até cabos de barco a barco y mi tripulación pasó a ocuparse de todo... El médico atendió a los pocos esclavos (Si quedaban) Que habían dentro, luego a los enemigos, el cocinero empezó a cocinar para absolutamente todos, había comida de sobra, poco a poco llevamos a los enemigos a las celdas donde estaban los esclavos, el karma es gracioso ¿He? y en unas horas estábamos tomando el control del barco y de la situación... También me explicaron quien era esa mujer pelirroja... ¿Mujer? Eso era un hombre... Creo...Aún que también pensé que Claude era mujer y mira luego... -Hay que buscar a los que se han ido, si no había suficiente combustible en la lancha estarán a la deriva... Y sin comida- Pero mi navegante y mi timonel fueron claros -Vamos arrastrando nuestro barco y somos muy pocos, llegaremos a duras penas a la siguiente isla... No se si podremos encontrarles...- Si no me hubiera entretenido... Quizás podría haberlos salvado de esa demonio de pelo rubí... O quizás los encuentro en la siguiente isla quien sabe, de ser así, mi objetivo sería la pelo zanahoria...
(Aquí se supone que te vas por lo que no lo verás... Si no, puedes verlo claro)
La lancha cayó y un motor sonó, al mismo tiempo que el malo maloso arrancaba la espada incrustada en la cabeza del futuro cazador... -¡Liberaros ya, a por esos esclavos, la pelirroja nos ha estafado y ahora se los lleva para vender por su parte!- Estaba enfadado, había perdido mucho dinero con la fuga de esos esclavos, con que al final el pelirrojo tenía razón... Eran esclavos... Podían haber huido en mi barco pero sabía que se los llevaba para venderlos... Bueno, iré en su búsqueda más tarde, pero primero... -¡Capitán, detrás suyo!- Gritó uno de los tres que estaba suelto, se refería a mi, quien se levanto, bueno, me levanté y reconstruí mi cabeza, agarré mi espada y lancé un corte en la espalda del enemigo para reducirlo, luego los tres que quedaron libres, en ataúdes de chocolate... Al grandullón que me dio problemas simplemente lo até de manos y piernas, no quería ponerle chocolate en la herida, sería una guarrada luego para quitarlo...
Pocos minutos después, até cabos de barco a barco y mi tripulación pasó a ocuparse de todo... El médico atendió a los pocos esclavos (Si quedaban) Que habían dentro, luego a los enemigos, el cocinero empezó a cocinar para absolutamente todos, había comida de sobra, poco a poco llevamos a los enemigos a las celdas donde estaban los esclavos, el karma es gracioso ¿He? y en unas horas estábamos tomando el control del barco y de la situación... También me explicaron quien era esa mujer pelirroja... ¿Mujer? Eso era un hombre... Creo...Aún que también pensé que Claude era mujer y mira luego... -Hay que buscar a los que se han ido, si no había suficiente combustible en la lancha estarán a la deriva... Y sin comida- Pero mi navegante y mi timonel fueron claros -Vamos arrastrando nuestro barco y somos muy pocos, llegaremos a duras penas a la siguiente isla... No se si podremos encontrarles...- Si no me hubiera entretenido... Quizás podría haberlos salvado de esa demonio de pelo rubí... O quizás los encuentro en la siguiente isla quien sabe, de ser así, mi objetivo sería la pelo zanahoria...
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Al final los esfuerzos conjuntos de todos fue suficiente y el chocolate quebró, dándonos la opción de poder escapar. Con rapidez, encendí el motor y el gyojin se puso al mando del timón. Parecía que tenía unos pocos conocimientos de navegación. Lo cual resultó muy útil porque el resto no sabía absolutamente nada de barcos ni de embarcaciones. También fue gracias a que uno de los mercenarios como yo, había detenido al chaval el tiempo suficiente para darnos tiempo a escapar. Ja, al final intentando detenernos nos había ayudado de forma indirecta. Aún no me creía que el plan hubiera dado fruto. Los otros esclavos me daban las gracias por haberlos liberado y que ofrecían sus servicios como gratitud. La niña estaba sentada, en una esquina. Estaba llorando. Iba a intentar consolarla aunque esas cosas no se me daban nada bien y odiaba hacerlo. Hasta que un barco amenazó con arrollarnos. Posiblemente era el barco del chaval del chocolate.
-¡Cuidado, hay que evitar esa nave o acabaremos hecho puré! - Grité al gyojin mientras este, con cierta habilidad, logró dar esquinazo al barco pero muy justito. Un poco más y ahora estaríamos muertos en el fondo del mar.
Miré hacia atrás en la cubierta del barco, parecía que el muchacho había logrado reducir al hombre. Bueno, ahora estaba lejos para echarnos el guante. A no ser que se echara a la mar con sus compañeros en nuestra busca. Por el momento podíamos relajarnos. Me preguntaba si nos volveríamos a encontrar. En ese caso, debía prepararme pues aquel chico parecía ser fuerte y no tenía ganas de acabar entre rejas. Me llevé la mano a la chaqueta y saqué mis cigarros. Me senté junto a la niña y la puse en mi regazo mientras soltaba el humo por la boca.
- Se que es duro, pero tienes que ser fuerte. Tu madre se sacrificó por ti, el mundo te lo quitó todo como a mi. Hazte fuerte, niña - Le sequé las lagrimas mientras me miraba fijamente - No te puedes permitir ser débil, el mundo no te va a dar la mano -
Aunque ahora aquello me proporcionaba un problema. ¿Qué carajos iba a hacer ahora yo con una niña? Ya pensaría algo. Ahora lo que importaba era llegar a alguna isla segura para reponer fuerzas.
-¡Cuidado, hay que evitar esa nave o acabaremos hecho puré! - Grité al gyojin mientras este, con cierta habilidad, logró dar esquinazo al barco pero muy justito. Un poco más y ahora estaríamos muertos en el fondo del mar.
Miré hacia atrás en la cubierta del barco, parecía que el muchacho había logrado reducir al hombre. Bueno, ahora estaba lejos para echarnos el guante. A no ser que se echara a la mar con sus compañeros en nuestra busca. Por el momento podíamos relajarnos. Me preguntaba si nos volveríamos a encontrar. En ese caso, debía prepararme pues aquel chico parecía ser fuerte y no tenía ganas de acabar entre rejas. Me llevé la mano a la chaqueta y saqué mis cigarros. Me senté junto a la niña y la puse en mi regazo mientras soltaba el humo por la boca.
- Se que es duro, pero tienes que ser fuerte. Tu madre se sacrificó por ti, el mundo te lo quitó todo como a mi. Hazte fuerte, niña - Le sequé las lagrimas mientras me miraba fijamente - No te puedes permitir ser débil, el mundo no te va a dar la mano -
Aunque ahora aquello me proporcionaba un problema. ¿Qué carajos iba a hacer ahora yo con una niña? Ya pensaría algo. Ahora lo que importaba era llegar a alguna isla segura para reponer fuerzas.
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