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Tras el combate en alta mar, cobrar la recompensa de esa escoria y "liberar" a los esclavos, habíamos dado todas nuestras reservas a recuperar a los enfermos, lo que nos dejaba con poco más que para llegar a la siguiente isla. Poca gracia me hizo al saber donde estábamos, necesitábamos suministros, descansar y conocer un poco la situación, lo malo era que poco tardé en darme cuenta donde estábamos, había escuchado historias de esta isla pero ni de broma esperaba que fuera tan oscura. Tenía que dar las gracias de no ser muy conocido pues podía enfrentarme a piratas del tres al cuarto pero aquí habían familias de mafias, lo que era más peligroso que de normal, si a alguna de ellas le llegaba a los oídos que uno de los primeros problemas en poder sacar dinero en el trafico de humanos era yo, seguramente sacarían el ejercito y no se si podría protegerme a mi, ni pensar a mis compañeros... Por lo que el objetivo principal en esta isla era claro... Pasar desapercividos, reabastecernos y largarnos.
Anclamos en puerto y pasamos desapercibidos, teníamos chocolate en barriles, cacao de la mejor calidad por lo que pasaríamos como comerciantes de dulce, venderíamos los barriles y volveríamos... -Chicos, rápido y sin llamar la atención, es peligroso que demos la nota, si pasa cualquier cosa, correr, si os atracan, darles el dinero, es injusto pero esta isla no es como un mal barrio, recordar que estamos en Gran Line y aquí hay otro tipo de gente, todos corremos peligro...- Comenté, dejé al rey marino ya que era algo preciado en todos los sentidos y me fui con un pequeño carro acompañado de mis dos perros, Malvavisco y Trufa. Llegué a una tienda de comida donde intenté vender el producto pero eran buenos regateadores, me sentí amenazado y me dieron ganas de darles una paliza pero no era ni el momento, ni el lugar... -Muchas gracias por acoger mi materia prima- Comenté mientras agarraba el poco dinero que ofrecieron y me retiraba junto con mis perros... Pero la ciudad era una mierda en toda regla... -Te doy diez mil más por los dos perros, me hace falta carne...- Miré al dependiente, sonreí y negué -Lo siento, pero son como hijos para mi, no están en venta- Cuando me dirigí hacia la puerta dos hombres se interpusieron y cerraron la puerta, era un restaurante y había gente pero hacían como si no pasara nada, como si fuera normal... -Pues encontes cinco mil- ¿En serio? Los dos cachorros empezaron a gruñir, la cosa se complicaba...
Pensé en hacerles morder el polvo, pero seguramente había alguien por encima de ellos "protegiendo" o "custodiando" o quizás trabajaban para otros, seguramente alguien me vendría a buscar lo que complicaba bastante la situación... ¿Que tendría que hacer? Claramente no les iba a entregar a los perros... -¡Tengo una idea! Juego del trilero, si descubrís donde esta la bolita, os los regalo...- Un juego de azar, a estos ineptos les encantan y yo no iba a dejarlo todo la azar... Saqué de debajo de mi manta tres cubos y una bolita, todo el material estaba hecho de chocolate por lo que el control era del ciento por ciento... -¿Aceptáis?-
Anclamos en puerto y pasamos desapercibidos, teníamos chocolate en barriles, cacao de la mejor calidad por lo que pasaríamos como comerciantes de dulce, venderíamos los barriles y volveríamos... -Chicos, rápido y sin llamar la atención, es peligroso que demos la nota, si pasa cualquier cosa, correr, si os atracan, darles el dinero, es injusto pero esta isla no es como un mal barrio, recordar que estamos en Gran Line y aquí hay otro tipo de gente, todos corremos peligro...- Comenté, dejé al rey marino ya que era algo preciado en todos los sentidos y me fui con un pequeño carro acompañado de mis dos perros, Malvavisco y Trufa. Llegué a una tienda de comida donde intenté vender el producto pero eran buenos regateadores, me sentí amenazado y me dieron ganas de darles una paliza pero no era ni el momento, ni el lugar... -Muchas gracias por acoger mi materia prima- Comenté mientras agarraba el poco dinero que ofrecieron y me retiraba junto con mis perros... Pero la ciudad era una mierda en toda regla... -Te doy diez mil más por los dos perros, me hace falta carne...- Miré al dependiente, sonreí y negué -Lo siento, pero son como hijos para mi, no están en venta- Cuando me dirigí hacia la puerta dos hombres se interpusieron y cerraron la puerta, era un restaurante y había gente pero hacían como si no pasara nada, como si fuera normal... -Pues encontes cinco mil- ¿En serio? Los dos cachorros empezaron a gruñir, la cosa se complicaba...
Pensé en hacerles morder el polvo, pero seguramente había alguien por encima de ellos "protegiendo" o "custodiando" o quizás trabajaban para otros, seguramente alguien me vendría a buscar lo que complicaba bastante la situación... ¿Que tendría que hacer? Claramente no les iba a entregar a los perros... -¡Tengo una idea! Juego del trilero, si descubrís donde esta la bolita, os los regalo...- Un juego de azar, a estos ineptos les encantan y yo no iba a dejarlo todo la azar... Saqué de debajo de mi manta tres cubos y una bolita, todo el material estaba hecho de chocolate por lo que el control era del ciento por ciento... -¿Aceptáis?-
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Todo parecía normal después del ataque de los piratas, de alguna forma nos conseguimos librar de ser abordados por ellos. Sin duda alguna, el acabar con ellos y conseguir algo a cambio por sus cabezas era algo que sentaba bien después de ver como actuaban. Apenas les había visto actuar alguna vez, pero siempre habían hecho el mal cada vez que les había visto.
Poco después de que aquel evento llegamos a la isla a la que nos dirigíamos. Dark Dome. Cuando estábamos a punto de zarpar, el capitán nos informó de lo último que sabía de aquella isla y parecía ser que estaba en la más absoluta de las ruinas económicamente hablando. Debido a esto, tuvo la bondad de darnos víveres para poder aguantar en aquella isla por lo menos un día. La mía la guardé en un zurrón y bajé del barco. Como cada mañana había revisado mis armas, más aún después del comunicado del capitán.
Sabiendo aquello desembarqué y me despedí de todos. Decidí que para buscar al inepto de Hayato lo mejor en aquella isla sería pasar desapercibido. A pesar de ello como era normal en mí solía ser el centro de atención allá por donde iba. En este caso muchas veces cuando sorprendía alguien mirándome notaba que no era miedo, sino evaluaban como de poderoso podía ser para intentar sacarme lo que pudiesen.
Tras salir de la zona portuaria apenas había pasado unos cuantos metros cuando alguien me intentó sorprender saltando sobre mí desde un callejón. Sin apenas tiempo a reaccionar me moví lo justo para que el cuchillo que sostenía me rozase en la mejilla derecha. No quería problemas así que me cogí una piedra que marqué al instante y la lancé con fuerza hacía otro callejón, cuando se levantó el tipo aquel hice un cambió con la piedra dejándolo allí solo.
Conseguí evitar durante un par de minutos que volviesen a saltarme de aquella manera evitando zonas en las que estaba viendo al gente que parecía sospechosa. Sin embargo, me volvió a pasar. Sin duda aquella gente estaba desesperada. Yo no era alguien que soliese ser objetivo de este tipo de acciones. Esta vez para quitarme al sujeto de encima, tras darle una patada salí corriendo. Aquello se estaba volviendo inaguantable y mi cabreo iba cada vez a más. Si me volvía a pasar aquello no sabía lo que haría. Decidí ir a una tienda en busca de algo para picar y beber para intentar tranquilizarme.
Cuando me acerqué a la puerta algo en mi mente me dijo que me agachase y por puro instinto así lo hice. Al ser algo para lo que no estaba preparado perdí el equilibrio y caí al suelo, aquello me permitió ver que había sido atacado nuevamente y donde ahora estaba la hoja de un machete antes estaba mi cuello.
-¡No! ¡ya estoy hasta las narices de todos vosotros! - dije claramente enfadado antes la tercera vez que me habían intentado matar aquel día.
Di un paso hacia atrás y cuando me encaró aquel tipo le di una patada en mitad del pecho con la planta del pie. No me contuve lo más mínimo, el cabreo que llevaba encima era monumental. Lo que no esperaba era que la puerta del local cediese y volase hacia dentro con el tipo aquel.
Poco después de que aquel evento llegamos a la isla a la que nos dirigíamos. Dark Dome. Cuando estábamos a punto de zarpar, el capitán nos informó de lo último que sabía de aquella isla y parecía ser que estaba en la más absoluta de las ruinas económicamente hablando. Debido a esto, tuvo la bondad de darnos víveres para poder aguantar en aquella isla por lo menos un día. La mía la guardé en un zurrón y bajé del barco. Como cada mañana había revisado mis armas, más aún después del comunicado del capitán.
Sabiendo aquello desembarqué y me despedí de todos. Decidí que para buscar al inepto de Hayato lo mejor en aquella isla sería pasar desapercibido. A pesar de ello como era normal en mí solía ser el centro de atención allá por donde iba. En este caso muchas veces cuando sorprendía alguien mirándome notaba que no era miedo, sino evaluaban como de poderoso podía ser para intentar sacarme lo que pudiesen.
Tras salir de la zona portuaria apenas había pasado unos cuantos metros cuando alguien me intentó sorprender saltando sobre mí desde un callejón. Sin apenas tiempo a reaccionar me moví lo justo para que el cuchillo que sostenía me rozase en la mejilla derecha. No quería problemas así que me cogí una piedra que marqué al instante y la lancé con fuerza hacía otro callejón, cuando se levantó el tipo aquel hice un cambió con la piedra dejándolo allí solo.
Conseguí evitar durante un par de minutos que volviesen a saltarme de aquella manera evitando zonas en las que estaba viendo al gente que parecía sospechosa. Sin embargo, me volvió a pasar. Sin duda aquella gente estaba desesperada. Yo no era alguien que soliese ser objetivo de este tipo de acciones. Esta vez para quitarme al sujeto de encima, tras darle una patada salí corriendo. Aquello se estaba volviendo inaguantable y mi cabreo iba cada vez a más. Si me volvía a pasar aquello no sabía lo que haría. Decidí ir a una tienda en busca de algo para picar y beber para intentar tranquilizarme.
Cuando me acerqué a la puerta algo en mi mente me dijo que me agachase y por puro instinto así lo hice. Al ser algo para lo que no estaba preparado perdí el equilibrio y caí al suelo, aquello me permitió ver que había sido atacado nuevamente y donde ahora estaba la hoja de un machete antes estaba mi cuello.
-¡No! ¡ya estoy hasta las narices de todos vosotros! - dije claramente enfadado antes la tercera vez que me habían intentado matar aquel día.
Di un paso hacia atrás y cuando me encaró aquel tipo le di una patada en mitad del pecho con la planta del pie. No me contuve lo más mínimo, el cabreo que llevaba encima era monumental. Lo que no esperaba era que la puerta del local cediese y volase hacia dentro con el tipo aquel.
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Media hora después de haberme sentado, ya había desplumado a medio local, después de las diez primeras partidas ya avisé que no era magia ni trampas, si no habilidad, que en cierto modo era así pero en otros tantos no era tan cierto. La habilidad de mi fruta me permitía hacer desaparecer o mejor dicho fusionar la bolita de chocolate con el baso para crearlo en otro baso, la gente se impacientaba, se sentía estafada pero como había siempre una bolita en juego, no me llamaban tramposo -¡Mil berries a que está en la del centro!- Mil berries más para mi... -¡Pero como puede ser!- Me encantaba quedarme con todos estos idiotas. Treinta minutos más y salí por la puerta con los tratos finalizados, los perros intactos y una pequeña bolsita de dinero extra, cabe destacar que salí con paso apresurado, no quería que alguno se lo pensara mejor y me llamara timador... Aún que fueron ellos quienes sacaron la idea de apostar, yo solo quería salvar a mis pobres perros de ser plato del día...
Llegué con el dinero al barco desde el cual se pudo ver un gran destello a lo lejos ¿Que habría sido eso? -Vuelven a pasar cosas muy extrañas, parece ser que estamos nuevamente rodeado de peligros, será mejor prepararse rápido... Esconder a los perros, parece ser que aquí cualquier cosa es comida da igual de la procedencia que venga, por lo que si os ofrecen carne barata y no sabemos de donde a salido ni se os ocurra comprarla, pillar piezas enteras que podamos reconocer que son animales, no quiero que nos den maleante que debe dinero por liebre...- En una ciudad tan oscura como esta era lógico que nos intentaran timar y si todo estaba tan podrido como parecía, había que andarse con cuidado...
Me coloqué en cubierta y me vino a la cabeza la imagen de la pelea en cubierta del barco de hace unos días atrás, esos destellos... Intenté acordarme de la sensación, de ese hormigueo que me recorrió el brazo mientras aguantaba mi espada. Desenfundé, estaba solo en cubierta, los demás iban haciendo sus cosas por lo que me puse a "entrenar" intentando recordar como creé esas pequeñas chispas... Tenía coreografías como si fueran un baile, por lo que empecé a recordarlas mientras "Bailaba" pero no conseguía recrear esas chispas, ¿Necesitaría más concentración? Necesitaba recordar lo que se siente en medio de una batalla, pero no me iba a poner en un lugar tan peligroso a darme de tortas con cualquiera...
Llegué con el dinero al barco desde el cual se pudo ver un gran destello a lo lejos ¿Que habría sido eso? -Vuelven a pasar cosas muy extrañas, parece ser que estamos nuevamente rodeado de peligros, será mejor prepararse rápido... Esconder a los perros, parece ser que aquí cualquier cosa es comida da igual de la procedencia que venga, por lo que si os ofrecen carne barata y no sabemos de donde a salido ni se os ocurra comprarla, pillar piezas enteras que podamos reconocer que son animales, no quiero que nos den maleante que debe dinero por liebre...- En una ciudad tan oscura como esta era lógico que nos intentaran timar y si todo estaba tan podrido como parecía, había que andarse con cuidado...
Me coloqué en cubierta y me vino a la cabeza la imagen de la pelea en cubierta del barco de hace unos días atrás, esos destellos... Intenté acordarme de la sensación, de ese hormigueo que me recorrió el brazo mientras aguantaba mi espada. Desenfundé, estaba solo en cubierta, los demás iban haciendo sus cosas por lo que me puse a "entrenar" intentando recordar como creé esas pequeñas chispas... Tenía coreografías como si fueran un baile, por lo que empecé a recordarlas mientras "Bailaba" pero no conseguía recrear esas chispas, ¿Necesitaría más concentración? Necesitaba recordar lo que se siente en medio de una batalla, pero no me iba a poner en un lugar tan peligroso a darme de tortas con cualquiera...
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No tardé más que unos segundos en arrepentirme por haber hecho aquello. El tipo aquel además de romper la puerta se llevó por delante a un par de clientes y rompió un barril del que salió algo negro, aunque su olor me resultó curioso, era dulce. Algo pasó colando al lado de mi cara.
-¡Atrapadle y matadle!, ¡acaba de romper un barril de mercancía que acababa de comprar! – Vociferó un tipo detrás de un mostrador mientras me señalaba.
Varios tipos salieron corriendo de la tienda en mi dirección mientras sacaban sus armas a la vista. Era evidente que no estaban contentos pero era demasiado enfado para lo que había provocado, no me hubiese importado pagar lo que había roto sin querer, pero ahora que veía que no querían discutir precios sabía que no había de otra. Comencé a correr por las calles mientras me perseguían. Escuchaba disparos a mi espalda y el impacto de los proyectiles cerca de mí.
Por el olor notaba que me encontraba más cerca del puerto del que había salido. Sabía que aquello no tenía escapatoria y no podía escapar todo el rato de aquellos tipos, eran más y conocían la ciudad mejor que yo. En mi huída y tratando de meterme de nuevo a zonas más interiores de la ciudad acabé llegando a un callejón sin salida.
-¡Mierda! – grité al llegar al final del callejón.
Cuando me giré para volver por donde había venido mis perseguidores aparecieron en la entrada, parecían satisfechos. Me agaché y cogí varias piedras a las que les puse el kanji.
-Mirad, la rata huidiza parece que ya no puede correr más. – dijo uno de los que iba armado con una pistola –. Creo que después de perder tanto dinero con el estafador aquel no me vendrá mal desquitarme un poco.
-¿Acaso piensas que me rendiré sin enfrentarme? – Le respondí poniéndome en guardia listo para comenzar a combatir.
Sin esperar réplica corrí hacia ellos lo más rápido que pude, al hacerlo lancé una de las piedras hacia el puerto, el tipo que había hablado reaccionó bastante rápido y me disparó un par de veces. Estaba preparado y en mi cabeza una voz me dijo hacia donde dispararía. Nuevamente aquella extraña voz, le hice nuevamente caso y los disparos erraron. Aquello me permitió alcanzar al tipo aquel y sujetarle por la mano que tenía el arma. Cuando le sujeté marqué su mano y tras darle un puñetazo en el pecho hice un intercambio entre él y la piedra que había lanzado. De pronto se escuchó un grito lejano seguido de un golpe.
-Vamos, ¿quién sigue?
-¡Atrapadle y matadle!, ¡acaba de romper un barril de mercancía que acababa de comprar! – Vociferó un tipo detrás de un mostrador mientras me señalaba.
Varios tipos salieron corriendo de la tienda en mi dirección mientras sacaban sus armas a la vista. Era evidente que no estaban contentos pero era demasiado enfado para lo que había provocado, no me hubiese importado pagar lo que había roto sin querer, pero ahora que veía que no querían discutir precios sabía que no había de otra. Comencé a correr por las calles mientras me perseguían. Escuchaba disparos a mi espalda y el impacto de los proyectiles cerca de mí.
Por el olor notaba que me encontraba más cerca del puerto del que había salido. Sabía que aquello no tenía escapatoria y no podía escapar todo el rato de aquellos tipos, eran más y conocían la ciudad mejor que yo. En mi huída y tratando de meterme de nuevo a zonas más interiores de la ciudad acabé llegando a un callejón sin salida.
-¡Mierda! – grité al llegar al final del callejón.
Cuando me giré para volver por donde había venido mis perseguidores aparecieron en la entrada, parecían satisfechos. Me agaché y cogí varias piedras a las que les puse el kanji.
-Mirad, la rata huidiza parece que ya no puede correr más. – dijo uno de los que iba armado con una pistola –. Creo que después de perder tanto dinero con el estafador aquel no me vendrá mal desquitarme un poco.
-¿Acaso piensas que me rendiré sin enfrentarme? – Le respondí poniéndome en guardia listo para comenzar a combatir.
Sin esperar réplica corrí hacia ellos lo más rápido que pude, al hacerlo lancé una de las piedras hacia el puerto, el tipo que había hablado reaccionó bastante rápido y me disparó un par de veces. Estaba preparado y en mi cabeza una voz me dijo hacia donde dispararía. Nuevamente aquella extraña voz, le hice nuevamente caso y los disparos erraron. Aquello me permitió alcanzar al tipo aquel y sujetarle por la mano que tenía el arma. Cuando le sujeté marqué su mano y tras darle un puñetazo en el pecho hice un intercambio entre él y la piedra que había lanzado. De pronto se escuchó un grito lejano seguido de un golpe.
-Vamos, ¿quién sigue?
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Tras ver como el otro tipo había desaparecido o se había convertido en nada después de que le había tocado, no parecían tan valientes con seguir las ordenes que les habían dado. Sin embargo, los dos que quedaban con pistolas parecían algo más valientes dado que podían seguir atacando a distancia. Se envalentonaron y comenzaron a dar ordenes a los dos que quedaban que llevaban machetes.
-Vamos id por él, nosotros os cubrimos con las pistolas.
No era muy listo el declarar tan abiertamente el plan al enemigo, sin embargo, cabía destacar que con la superioridad numérica que tenían podían hacer que aquello fuese irrelevante. Los tipos de los machetes parecieron coger algo de coraje y comenzaron a avanzar hacia mi posición, aunque lo hacían con bastante precaución. Por mi parte, me coloqué en una posición bastante defensiva y observaba a los tipos de los machetes para ver quien era el primero en dar el el golpe. Sin embargo, algo nuevamente en mi cabeza, como si fuese una voz me advirtió de que me moviese. En ese mismo momento, dudé por un momento y cuando me moví fue tarde y noté el impacto de una bala en mi brazo dominante.
Miré la herida y no era demasiado preocupante, posiblemente con un poco de ungüento se curaría en unos días, sin embargo, en aquel momento, me sería un problema dado que perdería algo de fuerza para defenderme de unas armas tan pesadas como los machetes al igual que para asestar golpes más potentes.
Como fue normal, aprovecharon aquel disparo y que vieron que me había golpeado para comenzar con un ataque en conjunto. Sin embargo, con solo verles un instante pude saber más o menos como atacarían y no se me hizo complicado el evitar ambos golpes dando una voltereta hacia un lado. No me quedé ahí y di un salto hacia atrás, había supuesto que una vez me reincorporase del giro la otra pistola efectuaría su disparo y aprovecharía que me había quedado quieto, sin embargo, no sucedió nada. Miré hacia donde se encontraban los tipos de las pistolas y uno de los dos había desaparecido.
Una situación que me beneficiaba, aunque no sabía por cuanto tiempo. Debía darme prisa si quería que no llegasen más tipos o me rodease y me atacase también por la espalda. Volví a centrarme en el combate y me lancé contra uno de los que llevaba machete y que tenía más cerca, pero nuevamente algo me dio una nueva orden y me detuve en seco, se escuchó un disparo y el sonido de un proyectil pasó por delante de mí. No sabía que era aquello, pero estaba claro que podía confiar en ello.
-Vamos id por él, nosotros os cubrimos con las pistolas.
No era muy listo el declarar tan abiertamente el plan al enemigo, sin embargo, cabía destacar que con la superioridad numérica que tenían podían hacer que aquello fuese irrelevante. Los tipos de los machetes parecieron coger algo de coraje y comenzaron a avanzar hacia mi posición, aunque lo hacían con bastante precaución. Por mi parte, me coloqué en una posición bastante defensiva y observaba a los tipos de los machetes para ver quien era el primero en dar el el golpe. Sin embargo, algo nuevamente en mi cabeza, como si fuese una voz me advirtió de que me moviese. En ese mismo momento, dudé por un momento y cuando me moví fue tarde y noté el impacto de una bala en mi brazo dominante.
Miré la herida y no era demasiado preocupante, posiblemente con un poco de ungüento se curaría en unos días, sin embargo, en aquel momento, me sería un problema dado que perdería algo de fuerza para defenderme de unas armas tan pesadas como los machetes al igual que para asestar golpes más potentes.
Como fue normal, aprovecharon aquel disparo y que vieron que me había golpeado para comenzar con un ataque en conjunto. Sin embargo, con solo verles un instante pude saber más o menos como atacarían y no se me hizo complicado el evitar ambos golpes dando una voltereta hacia un lado. No me quedé ahí y di un salto hacia atrás, había supuesto que una vez me reincorporase del giro la otra pistola efectuaría su disparo y aprovecharía que me había quedado quieto, sin embargo, no sucedió nada. Miré hacia donde se encontraban los tipos de las pistolas y uno de los dos había desaparecido.
Una situación que me beneficiaba, aunque no sabía por cuanto tiempo. Debía darme prisa si quería que no llegasen más tipos o me rodease y me atacase también por la espalda. Volví a centrarme en el combate y me lancé contra uno de los que llevaba machete y que tenía más cerca, pero nuevamente algo me dio una nueva orden y me detuve en seco, se escuchó un disparo y el sonido de un proyectil pasó por delante de mí. No sabía que era aquello, pero estaba claro que podía confiar en ello.
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Cada vez conseguía más mi intención, la espada se envolvía en chispas por así decirlo, me recordaba a los truenos de una tormenta, pero en tan poca medida que no me daba ni temor, aún que cuando subía la tensión si que me asustaba, lo que provocaba que perdiera mi concentración pero las ganas de mejorar eran cada vez más y más y más...
Mis compañeros se prestaron voluntarios para ayudarme, pero era algo bastante peligroso, una nueva habilidad que no controlo, una nueva técnica que se puede ir de control y podría herir a uno de mis compañeros, eso no estaba dentro de mis planes.
Observé mientras practicaba a mucha gente con muy malas pintas, a la mitad seguramente se les podría cazar pero aún así no era buena idea ponerme a "cortar cabezas" observé a lo lejos como un grupo de gente perseguía a un muchacho, seguramente un ratero la habría liado, la cosa es que me sonaban... ¿No les había vendido el chocolate? Bueno da igual... Seguí con mis "pasos de baile" electrificando la hoja de la espada poco a poco, ya le había pillado el truco, la verdad que estaba emocionado y entretenido. Pocos minutos después, de la nada aparece un hombre, sí, sí, de la nada, vi con mis propios ojos como aparecía ahí sin más... ¿Que puñetas?
Bajé del barco envainando mi arma y me acerqué al hombre, quien ya estaba rodeado de curiosos preguntando como se había caído sin más, no parecían haberse dado cuenta de que cayó literalmente de la nada... -¿Que te ha pasado?- Pregunté curioso -No sé... Estábamos persiguiendo a una escoria, lo teníamos acorralado en el callejón, cuando de pronto, estoy aquí...- La cosa era rara pero no de las más raras que había visto, ¿Quien sería? Claramente me acerqué por donde indicaba el hombre, sabía por mis tratos con ellos que no eran buena gente, por lo que quizás el ratero no era el peligroso aún que en esta ciudad lo dudaba bastante, las dos partes serían delincuentes, cuando callejeé por las estrechas calles me encontré a gente disparando y otros armados, me acerqué lentamente a los pistoleros y no pude resistirme a evitar probarlo... Lancé un corte no letal a la espalda de ambos intentando usar esa chispa en el arma y, para mi sorpresa, el primero cayó al suelo con espasmos, el segundo se giró pero antes de que pudiera hacer absolutamente nada, le lancé otro corte al pecho igualmente no letal, no quería matar a nadie y usando ese poder el segundo pistolero chocó contra la pared y fue callendo poco a poco a sentarse en el suelo con espasmos, la habilidad de la electricidad funcionaba, ¿Como era posible?
Mis compañeros se prestaron voluntarios para ayudarme, pero era algo bastante peligroso, una nueva habilidad que no controlo, una nueva técnica que se puede ir de control y podría herir a uno de mis compañeros, eso no estaba dentro de mis planes.
Observé mientras practicaba a mucha gente con muy malas pintas, a la mitad seguramente se les podría cazar pero aún así no era buena idea ponerme a "cortar cabezas" observé a lo lejos como un grupo de gente perseguía a un muchacho, seguramente un ratero la habría liado, la cosa es que me sonaban... ¿No les había vendido el chocolate? Bueno da igual... Seguí con mis "pasos de baile" electrificando la hoja de la espada poco a poco, ya le había pillado el truco, la verdad que estaba emocionado y entretenido. Pocos minutos después, de la nada aparece un hombre, sí, sí, de la nada, vi con mis propios ojos como aparecía ahí sin más... ¿Que puñetas?
Bajé del barco envainando mi arma y me acerqué al hombre, quien ya estaba rodeado de curiosos preguntando como se había caído sin más, no parecían haberse dado cuenta de que cayó literalmente de la nada... -¿Que te ha pasado?- Pregunté curioso -No sé... Estábamos persiguiendo a una escoria, lo teníamos acorralado en el callejón, cuando de pronto, estoy aquí...- La cosa era rara pero no de las más raras que había visto, ¿Quien sería? Claramente me acerqué por donde indicaba el hombre, sabía por mis tratos con ellos que no eran buena gente, por lo que quizás el ratero no era el peligroso aún que en esta ciudad lo dudaba bastante, las dos partes serían delincuentes, cuando callejeé por las estrechas calles me encontré a gente disparando y otros armados, me acerqué lentamente a los pistoleros y no pude resistirme a evitar probarlo... Lancé un corte no letal a la espalda de ambos intentando usar esa chispa en el arma y, para mi sorpresa, el primero cayó al suelo con espasmos, el segundo se giró pero antes de que pudiera hacer absolutamente nada, le lancé otro corte al pecho igualmente no letal, no quería matar a nadie y usando ese poder el segundo pistolero chocó contra la pared y fue callendo poco a poco a sentarse en el suelo con espasmos, la habilidad de la electricidad funcionaba, ¿Como era posible?
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Desenfundé la katana y volví a lanzarme, aunque cambié mi objetivo y corrí hacia el tipo de la pistola que parecía nervioso y hacia algo raro con la pistola, como si se le hubiese estropeado. Cambié mi estrategia al ganar tiempo para interrogar al tipo de la pistola, por lo que cuando llegué a su altura, sin frenar mi velocidad, aproveché para darle una patada con la planta del pie justo en el centro del abdomen.
El impacto hizo que el tipo saliese volando hacia atrás mientras vomitaba y finalmente chocaba tras unos metros contra una pared. Cuando cayó al suelo parecía inconsciente. Eso me daría tiempo. Según me iba a girar nuevamente algo en mí, como innato, me hizo agacharme, lo hice y di una voltereta hacia un lado.
Parecía que los tipos de los machetes me habían alcanzado. Tras evitarles se colocaron en posición por si atacaba, pero me quedé en mi posición y colocándome casi a cuatro patas me preparé para efectuar mi próximo movimiento. Los tipos aquellos pusieron cara de extrañeza al ver que no hacía nada y que me mantenía en aquella posición tan baja. Como era de esperarse de alguien de mi estatura y por el arma que llevaba, se esperaría que buscase una posición de altura para tener una mayor ventaja, pero estaba haciendo todo lo contrario.
Un par de gritos a un lateral de la calle me distrajeron, dos tipos con armas de fuego cayeron al suelo y comenzaron a convulsionar. Quizás tuviesen alguna enfermedad, o lo que era más posible, alguien les había atacado e iba hacia nuestra posición, aunque lo difícil era saber si era aliado o enemigo. Los de los machetes también se habían distraído, aquel era mi momento.
Con la mayor velocidad que podía me impulsé hacia ellos y cuando estaba casi a su altura comencé a girar con un corte paralelo al suelo y circular, pasando entre ellos. Pareció sorprenderles bastante, y mientras uno no se percató del profundo corte que le había provocado, el otro había podido reducir el daño defendiéndose con el machete, aunque aún así había salido bastante herido.
Volví a colocarme en la misma posición de antes y me centré en mi respiración, tras el siguiente ataque intentaría desaparecer durante un poco para poder entrevistar al tipo que había dejado noqueado y buscar así al que se había largado.
-Con el siguiente morirás, rata. – le informé.
El impacto hizo que el tipo saliese volando hacia atrás mientras vomitaba y finalmente chocaba tras unos metros contra una pared. Cuando cayó al suelo parecía inconsciente. Eso me daría tiempo. Según me iba a girar nuevamente algo en mí, como innato, me hizo agacharme, lo hice y di una voltereta hacia un lado.
Parecía que los tipos de los machetes me habían alcanzado. Tras evitarles se colocaron en posición por si atacaba, pero me quedé en mi posición y colocándome casi a cuatro patas me preparé para efectuar mi próximo movimiento. Los tipos aquellos pusieron cara de extrañeza al ver que no hacía nada y que me mantenía en aquella posición tan baja. Como era de esperarse de alguien de mi estatura y por el arma que llevaba, se esperaría que buscase una posición de altura para tener una mayor ventaja, pero estaba haciendo todo lo contrario.
Un par de gritos a un lateral de la calle me distrajeron, dos tipos con armas de fuego cayeron al suelo y comenzaron a convulsionar. Quizás tuviesen alguna enfermedad, o lo que era más posible, alguien les había atacado e iba hacia nuestra posición, aunque lo difícil era saber si era aliado o enemigo. Los de los machetes también se habían distraído, aquel era mi momento.
Con la mayor velocidad que podía me impulsé hacia ellos y cuando estaba casi a su altura comencé a girar con un corte paralelo al suelo y circular, pasando entre ellos. Pareció sorprenderles bastante, y mientras uno no se percató del profundo corte que le había provocado, el otro había podido reducir el daño defendiéndose con el machete, aunque aún así había salido bastante herido.
Volví a colocarme en la misma posición de antes y me centré en mi respiración, tras el siguiente ataque intentaría desaparecer durante un poco para poder entrevistar al tipo que había dejado noqueado y buscar así al que se había largado.
-Con el siguiente morirás, rata. – le informé.
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-Con el siguiente morirás, rata- Dijo quien demostró supremacía ante sus oponentes, los cuales no pudieron hacer nada, la diferenciad e poder era bastante notable -¿Hace falta matarle?- Pregunte desde la distancia mientras me acercaba con mi espada en su vaina. -No creo que sea necesario que se pierdan vidas humanas ¿No crees?- No me gustaban las perdidas de vidas por lo que siempre me metía donde no me llamaban pero por mucho que se lo merecieran era incapaz de quitarlas y me desagradaba ver como alguien lo hacía -Sácale información, en esta isla te vendrá de perlas para saber por donde no tienes que ir, si tiene más amigos que te puedan acosar, no digo que sean peligrosos pero ir por ahí dando muerte es algo cansado y pesado- Mantuve las distancias, por lo poco que había visto el hombre era lo suficientemente capaz de darme guerra -Te podría preguntar, ¿Sabes por qué de pronto a aparecido un hombre en medio de la nada asustado? Me quedé pensando un rato pero reconozco a dos de estos personajes y al que le gusta aparecerse, les he vendido mercancía y se por dicho trato que no son muy buena compañía- Al final me había desobedecido a mi mismo al meterme en líos nuevamente en una isla poco recomendable -¿Puedo pedirte que no lo mat...- No terminé la frase, ya que a lo lejos se escuchó unos gritos y con la oscuridad que tiñe la isla pude observar fuego... ¿Eso era el puerto? ¿¡Mi barco!? -Mierda..- Comenté mientras echaba a correr para ver si todo estaba bien en mi navío y con mi tripulación.
Por suerte para mi cuando volví a puerto vi a lo lejos uno de los barcos en llamas, parecía ser provocado pues esas llamas eran voraces... Volví a girarme hacia las calles pero... Ya era tarde para volver a evitar que el asesino matara a la victima -Esta isla es un desastre, tengo hasta miedo- Comenté, más bien pensé en voz alta para luego quedarme ahí pasmado mirando el incendio que tenía una torre de humo bastante gruesa y alta. ¿Sabotaje? En esta isla no creía que los accidentes ocurrieran con mucha frecuencia... Miré a mis compañeros y desde puerto les grité -¡Daos prisa, si nos quedamos mucho en esta isla al final alguno acaba metiéndonos en problemas!- Subí al barco y conté -Hay unos siete u ocho barcos entre el nuestro y el llameante, hay riesgo de incendio... Será mejor largarse-
[Si quieres doy por finalizado el tema por mi parte, tú puedes seguir posteando, o subirte al barco y seguir un rol conjunto, pero a un ritmo lento. también puedes rolear que te llevo a la siguiente isla o como quieras]
Por suerte para mi cuando volví a puerto vi a lo lejos uno de los barcos en llamas, parecía ser provocado pues esas llamas eran voraces... Volví a girarme hacia las calles pero... Ya era tarde para volver a evitar que el asesino matara a la victima -Esta isla es un desastre, tengo hasta miedo- Comenté, más bien pensé en voz alta para luego quedarme ahí pasmado mirando el incendio que tenía una torre de humo bastante gruesa y alta. ¿Sabotaje? En esta isla no creía que los accidentes ocurrieran con mucha frecuencia... Miré a mis compañeros y desde puerto les grité -¡Daos prisa, si nos quedamos mucho en esta isla al final alguno acaba metiéndonos en problemas!- Subí al barco y conté -Hay unos siete u ocho barcos entre el nuestro y el llameante, hay riesgo de incendio... Será mejor largarse-
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Antes de que pudiese efectuar mi ataque alguien apareció en el callejón. Consideraba que no era necesario el matar a aquel tipo. El tipo aquel, se acercaba con una katana enfundada. No perdí mi postura, a pesar de sus palabras, iba armado, aquello podía ser un tipo de engaño para atacarme si me relajaba.
-Intenté que no se llegara a esto. Han venido por sangre y sangre se llevarán. - Le respondí tranquilamente mientras volvía a mirar al único que quedaba de mis perseguidores.
El chico siguió hablando, prefería que le le interrogase para buscar información de por donde moverme sin que me hiciesen nada. Sonreí ante lo que me pareció un comentario bastante estúpido. ¿Por dónde ir para que no me sucediese nada? Aquel chico no sabía lo que decía.
-Mira, desde que llegué a la isla, me han intentado atracar tres veces, luego me han comenzado a perseguir para matarme según sus palabras, por defenderme y eso en una mañana. - Le respondí comenzando a ponerme en una posición más natural, aunque seguía atento a todos los movimientos de él y el bandido herido – Además, a mí nadie me va a decir por donde puedo o no puedo moverme. Me considero alguien libre para hacerlo, mientras no moleste a nadie no debería haber problemas, y si molesto que no miren.
Tras decir aquello, estaba casi seguro que podía catalogar al tipo aquel como un santurrón como Hayato. No creía que lo conociese, pero estaba seguro que se llevarían bien teniendo en cuenta la forma de pensar que tenían. El tipo me preguntó si sabía algo sobre un tipo que había caído del cielo en mitad del puerto. Aquello me dejó en claro que no estaba relacionado con ellos y me permitió relajarme un poco.
-¿Por qué? ¿Te ha caído encima? Si es así lo siento, pero no tenía mucho tiempo de pensar con dos tipos disparándome y ese patán intentando degollarme.
El chico comenzó a decirme que les dejase vivos dado que él les había vendido mercancía a pesar de que no parecían muy buenos tipos, sin embargo, la frase la dejó a medias y se giró hacia el puerto de donde había salido de pronto un gran resplandor, como una llama gigante, tras un simple, mierda salió corriendo hacia el puerto.
Un mercader armado, debía de ser algo más de lo que aparentaba. Avancé hacia el tipo herido quien dejó car su arma al suelo y se puso de rodillas pidiendo clemencia. Levanté mi arma como si fuese a asestar un golpe descendente para cortarle, pero le dí con la kashira un golpe seco que hizo que cayese inconsciente.
-Menudo desperdicio.
Cogí al tipo aquel del una pierna y luego al tirador inconsciente y los fui arrastrando hasta que llegué al puerto. La gente me miraba como era normal, aunque esta vez tenía razones de verdad para hacerlo. A lo lejos reconocí al chico de antes y me dirigí hacia donde estaba.
-Intenté que no se llegara a esto. Han venido por sangre y sangre se llevarán. - Le respondí tranquilamente mientras volvía a mirar al único que quedaba de mis perseguidores.
El chico siguió hablando, prefería que le le interrogase para buscar información de por donde moverme sin que me hiciesen nada. Sonreí ante lo que me pareció un comentario bastante estúpido. ¿Por dónde ir para que no me sucediese nada? Aquel chico no sabía lo que decía.
-Mira, desde que llegué a la isla, me han intentado atracar tres veces, luego me han comenzado a perseguir para matarme según sus palabras, por defenderme y eso en una mañana. - Le respondí comenzando a ponerme en una posición más natural, aunque seguía atento a todos los movimientos de él y el bandido herido – Además, a mí nadie me va a decir por donde puedo o no puedo moverme. Me considero alguien libre para hacerlo, mientras no moleste a nadie no debería haber problemas, y si molesto que no miren.
Tras decir aquello, estaba casi seguro que podía catalogar al tipo aquel como un santurrón como Hayato. No creía que lo conociese, pero estaba seguro que se llevarían bien teniendo en cuenta la forma de pensar que tenían. El tipo me preguntó si sabía algo sobre un tipo que había caído del cielo en mitad del puerto. Aquello me dejó en claro que no estaba relacionado con ellos y me permitió relajarme un poco.
-¿Por qué? ¿Te ha caído encima? Si es así lo siento, pero no tenía mucho tiempo de pensar con dos tipos disparándome y ese patán intentando degollarme.
El chico comenzó a decirme que les dejase vivos dado que él les había vendido mercancía a pesar de que no parecían muy buenos tipos, sin embargo, la frase la dejó a medias y se giró hacia el puerto de donde había salido de pronto un gran resplandor, como una llama gigante, tras un simple, mierda salió corriendo hacia el puerto.
Un mercader armado, debía de ser algo más de lo que aparentaba. Avancé hacia el tipo herido quien dejó car su arma al suelo y se puso de rodillas pidiendo clemencia. Levanté mi arma como si fuese a asestar un golpe descendente para cortarle, pero le dí con la kashira un golpe seco que hizo que cayese inconsciente.
-Menudo desperdicio.
Cogí al tipo aquel del una pierna y luego al tirador inconsciente y los fui arrastrando hasta que llegué al puerto. La gente me miraba como era normal, aunque esta vez tenía razones de verdad para hacerlo. A lo lejos reconocí al chico de antes y me dirigí hacia donde estaba.
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Desde la cubierta del barco observé como se acercaba el culpable de la aparición repentina, me dijo que había sido él, lo había admitido y como no era un incrédulo... Bueno, no tanto como años atrás... ¿Meses? ¡Que me dejéis en paz! Eso olía a fruta, sabía que desde que vi a Meneror y posteriormente ingerí mi fruta, todos los sucesos extraños eran causados por frutas, no se salvaba ninguno -La verdad que arrastrando a esos dos por toda la isla llamas un poco más la atención, aún que te de igual y seas capaz de poder con todos... Creo que hay demasiada gente en este agujero...- Comenté desde el barco sin problema alguno en ser escuchado por gente ajena. -¿Qué necesitas?- Pregunté, era curiosidad el hombre había venido con esos dos arrastrándolos desde el callejón por alguna razón...
Por otra parte estaba tranquilo, tenía a mi tripulación preparada para zarpar, estábamos reabastecidos por lo que el trayecto hasta la siguiente no sería un problema, también estábamos preparados, un par de sacos de pólvora, teníamos munición en el barco, nunca la usábamos pero no estaba demás, podía defenderme con las habilidades otorgadas por mi fruta pero si pasaba como días atrás y abordaba el barco, mi tripulación se quedaba vendida y eso no podía suceder de nuevo. Los dos perros, curiosos de ver el por qué de su dueño hablando a la nada, asomaron el hocico para observar, Malvavisco se alzó con las dos patas y se asomó costosamente ya que era algo pequeño, Trufa fue más listo, era más avispado y ágil, saltó para colocarse con las cuatro patas sobre la borda como si fuera un gato, los observé, me gustaba ver sus reacciones, uno cotilla olfateando, el otro mostrando pecho sobre la madera y mirando con ego a quien arrastraba a sus oponentes vencidos...
Por otra parte estaba tranquilo, tenía a mi tripulación preparada para zarpar, estábamos reabastecidos por lo que el trayecto hasta la siguiente no sería un problema, también estábamos preparados, un par de sacos de pólvora, teníamos munición en el barco, nunca la usábamos pero no estaba demás, podía defenderme con las habilidades otorgadas por mi fruta pero si pasaba como días atrás y abordaba el barco, mi tripulación se quedaba vendida y eso no podía suceder de nuevo. Los dos perros, curiosos de ver el por qué de su dueño hablando a la nada, asomaron el hocico para observar, Malvavisco se alzó con las dos patas y se asomó costosamente ya que era algo pequeño, Trufa fue más listo, era más avispado y ágil, saltó para colocarse con las cuatro patas sobre la borda como si fuera un gato, los observé, me gustaba ver sus reacciones, uno cotilla olfateando, el otro mostrando pecho sobre la madera y mirando con ego a quien arrastraba a sus oponentes vencidos...
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No me pareció demasiado sorprendido de verme acercarme por el puerto con los cuerpos inconscientes de los bandidos aquellos. De hecho, me dijo que llamaba demasiado la atención y que quizás no era demasiada buena idea. Luego quiso saber que era lo que quería.
-El llamar la atención arrastrando a estos dos, como habéis deducido correctamente no es algo que me importe menos. Pero no los he traído por eso. - Sin esperar invitación comencé a subir al barco, no era educado, lo sabía, pero me había quitado el placer de retirar del mundo dos criminales y le haría pagar por ello –. Verás intuyo que tengo que ir a la siguiente isla, dado que esto va por rutas fijas, pues si me puedes llevar te lo agradezco, no causaré problemas y por mi comida no creo que tengas que preocuparte.
Si me habían dejado subir hasta la cubierta miraría alrededor y dejaría los cuerpos en un sitio donde no molestaran a nadie mientras se encontraban tumbados e inconscientes. Luego volvería hablar con el tipo aquel de la katana a presentarme.
-Disculpa mis modales, soy Sasaki, y soy cazador – no hacía falta especificar nada, que él interpretase lo que creyese más conveniente -. Como te digo no busco problemas, sin embargo, y dado que has abogado por la vida de otras personas, considero que te pertenece el hacer con ellas lo que quieras, o si prefieres te responsabilizo de ellos. - Le dije señalando a los bandidos tirados en la cubierta -. Te los he traído porque ahora te pertenecen y cuando despierten se lo haré saber, y les preguntaré un par de cosas, aunque imagino su respuesta.
Cuando terminé de hablar me percaté de que habían salido de una bodega dos perros, eran dos buenos ejemplares, estaba seguro de que me olerían en breves, por lo que era necesario que pusiese espacio entre nosotros o pronto comenzarían a ladrar como era habitual, me había acostumbrado a que los animales me intentasen atacar, de la misma forma que las personas que no me conocían tendiesen a alejarse de mi como si de un apestado me tratase.
-Soy bastante bueno siguiendo rastros, reconociendo plantas, como un buen cazador y la navegación se me da bastante bien, aunque aún no estoy acostumbrado a este maldito mar, me sigue pareciendo bastante impredecible, aunque poco a poco… - dejé la frase a medias dado que se entendía lo que quería decir.
Si me aceptaba en el barco, esperaría que me dijese en que podía ayudar y así lo haría.
-El llamar la atención arrastrando a estos dos, como habéis deducido correctamente no es algo que me importe menos. Pero no los he traído por eso. - Sin esperar invitación comencé a subir al barco, no era educado, lo sabía, pero me había quitado el placer de retirar del mundo dos criminales y le haría pagar por ello –. Verás intuyo que tengo que ir a la siguiente isla, dado que esto va por rutas fijas, pues si me puedes llevar te lo agradezco, no causaré problemas y por mi comida no creo que tengas que preocuparte.
Si me habían dejado subir hasta la cubierta miraría alrededor y dejaría los cuerpos en un sitio donde no molestaran a nadie mientras se encontraban tumbados e inconscientes. Luego volvería hablar con el tipo aquel de la katana a presentarme.
-Disculpa mis modales, soy Sasaki, y soy cazador – no hacía falta especificar nada, que él interpretase lo que creyese más conveniente -. Como te digo no busco problemas, sin embargo, y dado que has abogado por la vida de otras personas, considero que te pertenece el hacer con ellas lo que quieras, o si prefieres te responsabilizo de ellos. - Le dije señalando a los bandidos tirados en la cubierta -. Te los he traído porque ahora te pertenecen y cuando despierten se lo haré saber, y les preguntaré un par de cosas, aunque imagino su respuesta.
Cuando terminé de hablar me percaté de que habían salido de una bodega dos perros, eran dos buenos ejemplares, estaba seguro de que me olerían en breves, por lo que era necesario que pusiese espacio entre nosotros o pronto comenzarían a ladrar como era habitual, me había acostumbrado a que los animales me intentasen atacar, de la misma forma que las personas que no me conocían tendiesen a alejarse de mi como si de un apestado me tratase.
-Soy bastante bueno siguiendo rastros, reconociendo plantas, como un buen cazador y la navegación se me da bastante bien, aunque aún no estoy acostumbrado a este maldito mar, me sigue pareciendo bastante impredecible, aunque poco a poco… - dejé la frase a medias dado que se entendía lo que quería decir.
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