Hay suelo en mi carcoma [Pasado]

Días atrás, a los oídos de la muchacha herrera había llegado la información de, que una tripulación pirata había estado fuera de los blues y decían de haber estado en todas las islas que existían, era una tripulación de piratas bastante más mayores de lo habitual por lo que podría ser de gente experimentada. Hikari decidió seguir a esa tripulación y preguntarles un par de cosas, pero al enterarse ya habían partido para Baristán, una isla a la cual no se debía ir si uno no era capaz de sobrevivir entre gente con el corazón muy oscuro, pero sabemos de sobras que esas almas condenadas al infierno no asustaban a la joven pues sin saberlo quizás ella tenía el mismo tono azabache de corazón.

Tardó poco en enrolarse en el primer navío que atracaría en la isla, también eran piratas, camuflados de "mercaderes" pero piratas en el fondo. En el trayecto hacia Baristán muchos fueron los que intentaron, digamos de forma suave "coquetear" con la muchacha pero dejó claro en todas las situaciones que no era una persona a quien tocar la moral pues se bastaba para pararle los pies a todo el que no parecía entender sus negativas. Una vez el barco atracó en el puerto de la isla, bajó entre las primeras personas de esa alcantarilla flotante.

Empezó a buscar por todo el puerto a esas viejas glorias que andaba buscando, hasta que las encontró en un tugurio de mala muerte, un barco a la deriva reformado como bar, nada más poner un pie en el interior se podía escuchar el crujir de la madera o más bien dicho el lamento del elemento suplicando su muerte pues no podía soportar más pisadas. Todo el bar parecía estar ocupado por la tripulación, bastante bebidos pues ellos habían llegado antes y parecía que habían estado ingiriendo alcohol desde bien temprano y ya eran las siete de la tarde, el sol empezaba a esconderse, pero Hikari estaba fresca, no había bebido nada y estaba dispuesta a sonsacar toda la información que tuvieran... -¿Quien es el capitán de la tripulación pirata llamada "Pico amarillo"?- Preguntó sin duda ni temor, en su cintura portaba la espada (Como en la imagen) y su mano derecha sobre el mango de forma "casual" como si se apoyara, pero no estaba ahí por casualidad -Soy yo... Mi fama me precede... ¿Quieres casarte conmigo?- Ante el comentario todo el mundo rió la gracia de su superior -Se dice que han estado en todas las islas de este mundo ¿Han estado en Wano?- Preguntó tajante, no le interesaba las tonterías. -Sí, estuvimos, una isla de gente débil y cobarde- Contestó, lo que enfadó a Hikari.

En realidad los piratas conocidos como "Los picos amarillos" nunca estuvieron fuera de los cuatro mares cardinales, era una panda de viejos acabados que iban de tripulación en tripulación y nunca duraban mucho en una por el simple hecho de la edad, no aguantaban duras travesías, no daban la talla y por eso se juntaron en una sola tripulación soltando los rumores que habían estado en todos lados para infundir temor en los demás... Pero solo eran rumores, en cuanto les pille una tormenta fuerte en medio del océano seguramente acabarían siendo comida para peces. Lo que sí hay que mentar que la experiencia la tienen por lo que nunca salen cuando el cielo amenaza tormenta... -¿Se llevaron gente de Wano?- La pregunta era capciosa y el capitán, viejo pero avispado entendió que esta muchacha no había venido para hacer amigos... -Creo que debería irse muchacha...- Avisó el canoso, nada más decir esas palabras todos los demás, guardaron silencio, se pusieron en alerta y observaron a la muchacha

Con pasos relativamente lentos Sora entró por la puerta de aquel local, al parecer en un mal momento. Pues a pesar de que me estaba completamente lleno, todo estaba sumamente silencioso. Cada paso suyo hacia crujir la madera como si esta estuviese lamentándose continuamente. A lo que el cantinero y otro que se encontraban en el lugar posaron su mirada en él. Sin miedo alguno Sora continuo su lenta caminata hacia la barra, en espera de que nadie diga o pregunté algo.

Pero aquello era imposible, en todo aquel silencio, el único sonido provenia de sus pasos. Al pasear sus ojos por todo el establecimiento pudo observar que la gran mayoría eran personas de una edad bastante superior a la suya, sin embargo, casi en el medio del bar se encontraba una chica que portaba una espada increíble. "Puede que estén a punto de pelear aqui, solo pediré mi jugo, me sentaré a disfrutarlo, de todos modos este pleito no me pertenece"

Tras varios lentos e incómodos pasos en los que casi todos miraban detenidamente a Sora, por fin logra sentarse frente a la barra, por lo que saca sus fichas y entrega una al cantinero. **Un placer saludarle, mi nombre es Sora, solo necesito un jugo de naranja, sin nada de alcohol por favor** . Sora sabe que puede ser peligroso estar en esta isla, pero le faltan algunos lugares por dibujar, así que se tomará un descanso, tomara un buen jugo y continuará.

El ambiente se siente muy tenso, como si en cualquier segundo fuese a estallar una guerra sin precedentes dentro de las viejas instalaciones, sin embargo esta estructura no parece poder soportar una pelea, con cualquier golpe todo esto se iría abajo. Lo cual presentaría un grave problema.  

— Hahaha, y esos pasos qué, acaso eres un caracol — el silencio se rompió mientras uno de aquellos hombres se burló de mi, sin embargo no me enfade en lo absoluto. Como ya tenía mis afiches en la mano busco el adecuado para la situación , y al encontrarlo le mostré aquel que dice ** Padezco de una enfermedad que afecta mis músculos por eso me muevo tan lento, disculpen si eso ocasiona algún problema ** tras esto continuo en mi asiento en espera de la respuesta de aquel cantinero acerca de mi pedido.

En esos precisos momentos donde la tensión se puede cortar con un simple cuchillo para la mantequilla, donde discretamente la muchacha agarraba el mando de su espada, el anciano lentamente acercaba la mano a la suya propia y muchos de los presentes tenían a milímetros de sus yemas una un arma, ya fuera de corto o largo alcance, a milesimas de la explosión, un hombre, que no parecía tener relación alguna con los decrépitos y menos con Hikari pues ella iba sola por el mundo, aparece y de forma leeeeenta y pausada, atraviesa el local y pide un... ¿Zumo? ¿Era menor? Eso daba igual, su presencia había o bien anulado o retrasado un combate donde muchos saldrían heridos, muertos o a saber. Tan cómica e inesperada fue su presencia que hasta uno de los piratas se metió con él a lo que contestó que sufría de algo... Que corte, hacer una broma para meterte con una persona y resultar tener una enfermedad mortal o muy chunga para su vida... Pobre alma condenada...

La herrera no estaba cómoda, mirando de reojo al muchacho del zumo a la vez que casi toda su atención está centrada en el viejo, necesitaba centrarse -¿Como era Wano?- Preguntó avispada, si la descripción era erronea, pasaría de buscar problemas, quizás nunca habían estado en esa isla ¿Como podían saber que pisaron todas las islas del mundo si muchas son un misterio, otras se mueven y como en este caso, otras estaban cerradas a extranjeros... -¿Os gustó su especialidad?- Tras su segunda pregunta miró al muchacho al cual usó en beneficio propio -No se si usted lo sabrá, pero Wano es famosa por sus medicos, curan cualquier enfermedad-[/b] Quizás jugó un poco con los sentimientos del muchacho, pero no lo pensó, podría haber dicho los mejores navegantes pero no pensó que justamente el muchacho podría estar buscando una cura [b]-Usan polvo de "flor de cristal" en beneficio del cuerpo- Datos insulsos que no significaban nada -Wano era una mierda y pisamos todas las flores de cristal que pudimos... ¿Algún problema?- No entró en detalles de la isla pero esa flor no existía... Por lo menos en Wano y con ese nombre, por lo que ya había deducido ella sola que los viejos eran simples mentirosos... -Ningún problema, disculpe las molestias...- Comentó, luego se acercó al muchacho y se sentó al lado... -Otro zumo igual- Demandó al tabernero, una vez se lo sirvió miró al muchacho y en voz baja se disculpó -Mis disculpas señor, en Wano no hay grandes médicos que lo curen todo, siento si le he dado falsas esperanzas...- Era despiadada pero no tenía por qué hacer daño gratuitamente

Sora estaba completamente seguro de que si no hubiera llegado en ese momento, ese bar hubiera sido historia, con su naturaleza animal puede simplemente sentir que aquella mujer no era una persona normal. La seguridad y sobretodo autoridad con la que hacía las preguntas era verdaderamente fascinante. Sin embargo el joven no se inmutó por demasiado tiempo y continuo tomando su jugo de naranja.

Tras otro lento sorbo escuchó aquello de los médicos y prontamente se emocionó. Mirando la chica y con entusiasmo su boca comenzó a formular palabras lentas pero llenas de emoción. — Me...di...cos - Sora sintió una emoción que jamás había sentido, apesar de haber salido al mar, nunca se había preocupado por encontrar una cura para su enfermedad, sin embargo aquellos médicos de aquel país, si eran tan buenos como la chica los describe, es probable que curen aquella dolencia que mantenía a Sora en constante incomodidad.

Pensó en levantarse pero no quería interrumpir aquella conversación, no vaya a ser que esté resulte involucrado. Tenía planeado acercarse a la joven tras aquella discusión, sea como sea que terminase. Sin embargo la conversación fue un poco precoz ya que la actitud de la chica cambio repentinamente. Simplemente se alejó del hombre tras haberse disculpado. Se acercó a la barra, específicamente al lado del joven Skypiean a lo que esté se emocionó rápidamente.

Antes de formular cualquier pregunta para aquella chica, esta pidió un zumo al igual que él, y procedió a disculparse y aclarar que aquello de los médicos era mentira. Los pocos segundos de esperanza que Sora tuvo fueron destruidos demasiado rápido. No sabe la razón, el motivo de aquella mentira o si en realidad estaba dirigida hacia él. Pero de todas formas ya no importaba.

Sora tomó sus afiches y se los mostró a la muchacha a su lado. Estos afiches eran los comunes a la hora de presentarse.

Afiches:

Tomó uno de sus afiches vacíos y comenzó a escribir en el luego de sacar el lápiz de su bolso. ** No te preocupes, estoy acostumbrado a ese tipo de cosas. Por cierto, ¿Cual es tu nombre? ¿Eres de por aquí? ¿Eres pirata? No soy marine ni nada, solo tengo muy pocos amigos, mi abuelo decía que en el mar encontraría grandes aliados pese a ser tan lento. ** procedió a entregar el afiche con lo escrito recientemente y brindarle una sonrisa a la chica. Tocar levemente su espada y alzar su pulgar en forma de aprobación, queriendo decir que es una espada fantástica. Aunque probablemente la muchacha no vaya a entender esto.

Toma un sorbo de su jugo lentamente, mirando al cantinero para expresar su gratitud — Es...te Zu...mo es...ta de..li..ci..oso. — con sus lentas palabras agradece al cantinero por servir un jugo tan rico como este, a pesar de parecer un bar de mala muerte, tienen unos jugos excelentes. Al menos eso debe agradecer.

El chaval era extraño cuanto menos, no parecía hablar simplemente se limitó a darle los afiches a Hikari, quien con delicadeza cogió y leyó. Arrugó un poco el entrecejo no por que no tuviera buena vista, si no por lo extraño de la situación, pero ahí se presentaba de forma muy completa, supo el nombre, su enfermedad y su oficio, era una persona bastante abierta y sin tapujos o quizás demasiado inocente, a continuación pareció escribir algo nuevo lo cual no tardó en leer. Tras su última lectura la muchacha se sintió un poco, solo una pizca de mal, entendió al momento que le había dado ilusiones a un enfermo pero rápidamente se le ocurrió como compensar su error... -Me llamo Hikari, no, no soy de aquí, mi isla natal está bastante lejos la verdad y no, no soy pirata. Su abuelo parecía alguien interesante- Alagó por compromiso, no conocía al abuelo pero que más podía decir -Lo de mi isla es mentira, pero se que en el Nuevo Mundo hay una isla con grandes avances médicos, de donde yo soy era común enviar barcos con enfermos para ser tratados y volvían sanos de cualquier dolencia- Sí, es cruel según desde el punto en el que le eches el vistazo ¿Era mentira? Sí, pero la ilusión y esperanza es algo que nadie debe perder y mejor darle una meta imposible que seguir que vivir en la completa oscuridad... Quizás el chaval moriría buscando la isla, pero la esperanza nos alarga la vida...

La conversación estaba siendo amena, a la muchacha el enfermo le parecía "entrañable" como un hermano pequeño al que cuidar o un perro enfermo... ¿Qué? ¿Demasiado bruto? Vaaale, dejemosló en un hermano pequeño pero en este mundo cruel no todo era felicidad... -Un enfermo y una mujer bebiendo zumo... ¡Eso arruina el sabor del ron!- Gritó uno de los piratas que fueron olvidados por la muchacha al menos -Largaos de aquí antes de que arruinéis toda mi diversión- Comentó levantando su culo apestoso de la madera ocre y se acercaba a ellos. No era el capitán, era uno de sus tripulantes, pero todos estaban sonriendo, esperando que los dos jovenes se amedrentaran o asustaran y se fueran... Hikari se limitó a mirar desafiante al gran pero viejo hombre y le dio otro sorbo a su zumo, desafiando... Pero por desgracia para ella no estaba sola y ya le había hecho algo de daño al muchacho... -Ya nos vamos- Decidió por los dos sin darse cuenta pero aún así el orgullo no le dejaba la mente tranquila a la herrera -Cuando me acabe el zumo...- El pirata simplemente se acercó a la oreja de la chica y dijo con voz autoritaria -Ahora-

Sora escuchaba atentamente a la chica, quien al parecer tiene un poco de arrepentimiento y le daba algunas ideas, sin embargo ya no iba a sentir aquella ilusión, si llega alguna isla donde puedan tratar aquella situación, será un milagro, de lo contrario no hay más que hacer que seguir adelante. Sumido en sus pensamientos toma otro sorbo de su zumo de naranja sin embargo escucha aquel parloteo incómodo. Era uno de esos piratas de pacotilla intentando ofenderlos.

La muchacha intenta defenderlos o al menos intenta no buscar una absurda pelea, pero no puede evitar sentir la incomodidad de que lo juzgan sin sentido. Comúnmente suelen pensar que al ver sus pasos lentos y su voz tranquila Sora es una persona débil, sin saber que están lo más lejos posible de la verdad absoluta. La chica respondió por los dos, diciendo que ya se iban, a lo que Sora tomó un sorbo nuevamente para prepararse a salir. Pero la chica volvio a formular palabras en su boca "Cuando me acabe el zumo", Sora entendió velozmente que la pelea era inevitable.

El hombre se acercó al oído de la chica y susurró "Ahora". Acción que incómodo tanto a Sora que su cuerpo comenzó arder. Y no, no es una fiebre, no es parte de su enfermedad, de hecho, esto es parte de la cura momentánea que logró desarrollar através de sus ejercicios. Tras esto los movimientos de Sora dejan de ser tan lentos como de costumbre.

Mira al pirata que se encontraba cerca de la chica y solamente dice - Tres minutos - tras esto su cuerpo parece cambiar, parte de este comienza adquirir un pelaje marrón y garras afiladas, crece unos cuantos metros y mira fijamente al hombre que se encontraba ahi. — Solamente tengo 3 minutos para acabar con todos ustedes, a menos que decidan irse en paz justo ahora— lanza un gran rugido a lo que muchos de estos piratas retroceden pero su capitán, aunque anciano parecía valiente.

— Este hombre es usuario de una fruta zoan, no se preocupen, el es solo uno, solo ATAQUEN — aquellos hombre al parecer no son muy inteligentes que digamos. El hombre que estaba más cerca sacó una pistola a lo que Sora reaccionó enviándolo a volar de un solo golpe, haciendo que este se golpeara con la pared y quedará desmayado.—Ya se había formado un caos cuando solamente necesitaba tomar un zumo de naranja — . Sus palabras y movimiento ya eran como los de una persona normal, ya que el efecto de su técnica Shissoku no Senko es destensar todos sus músculos por un breve periodo de tiempo.

Sora miró a la chica un segundo, es obvio que está chica no necesita que nadie la proteja, sin embargo estaba cansado de que otros piratas lo tachen de ser débil solo por su condición. En este momento está decidido a ser respetado, aunque esto conlleve a tener su primera recompensa si las cosas no terminan bien.

Por la cabeza de la muchacha pasaron cantidad de ideas, cuando le ordenó cerca de su oído pensó en morderle la cabeza, decapitarlo de un corte limpio, un dedo en el ojo, un puñetazo en sus partes, de todo vamos, pero por suerte o desgracia, el muchacho enfermo se adelantó a las intenciones de Hikari. De pronto notó como el muchacho estaba más cerca y así fue, no por que se moviera, simplemente estaba creciendo, creció y creció hasta trasformarse en un monstruo. La muchacha abrió los ojos, sorprendida, claro... ¿Quien iba a esperar que el pequeño paciente clinico se transformara en una bestia enorme que de un movimiento mandó a volar a uno de los piratas al fondo de la sala? Nadie, es como si ahora ella abre la boca y se traga a uno de los enemigos de golpe ¿Quien lo espera? Por suerte, no le hace falta morder a nadie ni vomitar armas, pues la tiene en la espalda.

Tras comprender lo que pasaba por las palabras del viejo, cosa mala por su parte pues como usuaria no debería quedarse tan en shock por cosas inentendibles, se levantó con calma y desenvainó su espada... -No tenía intención de ponerme seria, pero ustedes han buscado este final, tras saber que mentían de haber estado en Wano no iba a gastar más tiempo en esta tripulación de pacotilla, pero han insultado a Wano, al señor Ryuji y a mi misma, por lo que bailaré con todos ustedes...- Comentó intentando ser lo más educada posible.

En mente había que tener tres cosas, la primera no despistarse, eran más, la segunda los tres minutos que había comentado el joven y la última... El lugar, nada más trasformarse en un monstruo peludo todo el sitio crujía y debajo había agua, por lo que como usuaria sabía lo peligroso que era -Será rápido, "Cuarto Creciente"- Tras sus palabras, velozmente se dirigió hacia el capitán quien desenvainó astutamente y bloqueó el primer ataque de la joven -Acabo de oír un par de huesos- Dijo con tono burlón hacia el capitán.

En el local pasaron dos cosas, la mitad huyó asustado al ver al usuario de la zoan y la otra mitad quedó algo confuso, sabían que tenían que atacar pero sus piernas no se movían, el capitán y unos pocos más experimentados si que hicieron su estrategia, ahora mismo habían tres hombres yendo a por el monstruo

— Tsk, veo que no todos son inteligentes —   tras percatarse de que venían tres hombres a por él, Sora se transforma en su forma híbrida y toma su estoque, moviéndose lentamente durante un segundo y al siguiente siendo tan veloz con movimientos en zigzag para conectar estocadas con los tres piratas que se dirigen hacia el Slow Cut, Quick Zigzag Thrust

Sora se movía velozmente intentando no molestar durante la pelea de la chica con el capitán de los piratas, sin embargo eran tres contra el, sus estocadas eran feroces pero estos piratas sabían protegerse, y más que en un lugar cerrado como este era casi imposible atacar con todo su poder, además una estocada de impacto y todo el bar se caería, terminando este en el mar.

Con una de las estocadas logro dejar incapacitado a uno de los tres piratas haciéndole un agujero en la pierna izquierda y el brazo derecho. Tras esto cambia su modo de ataque, guardando su estoque para comenzar a utilizar sus garras. Es consciente de la gran resistencia que le otorga su fruta y piensa aprovecharla, acercándose directamente a uno de los piratas que al tenerlo tan cerca queda casi petrificado mientras este lo toma del cuello y lo lanza directamente a la barra.

— Lamento mucho eso cantinero, le prometo que pagaremos con los tesoros de estos piratas de pacotilla si es que tienen algo, de lo contrario hacer con ellos lo que quieras —

Mientras la pelea del capitán y la muchacha de la espada continuaba, Sora se acercó al último tipo que se sentía aún más problemático. Este poseía como armas unos guantes metálicos que al parecer le ayudaban a golpear con más fuerza, a lo que Sora y aquel pirata chocan puños haciendo que una honda de choque destroce las mesas y el crujir de la madera de aquel viejo bar se hiciera más presente.

Cada puñetazo era más fuerte que el anterior ocasionando que todos a su alrededor salieran del bar, a excepción de los herido que no podían ni siquiera moverse. Resultado de los choques constantes de los puños. Sora estaba bastante centrado en su pelea, sabiendo que solo quedaba un minuto para que su técnica llegara a su fin y no podía darse por vencido justo en estos momentos. La supremacía se basaba en quien diera el puñetazo más fuerte.

Tener un dinosaurio en un bar no es quizás el mejor sitio para pelear, es más, en un bar como este, era mejor ni pelear entre humanos pues a cada paso la madera gritaba agonicamente, pero si a eso el sumas un dinosaurio de vete tu a saber cuantas toneladas, el resultado fue el siguiente... Los cuadros de las paredes cayeron sin remedio al suelo, las botellas de detrás de la barra sufrieron el mismo destino por lo menos el sesenta por ciento de ellas y las mesas... Tras esos puñetazos no parecía que fueran a recibir a más clientes, lo bueno, que igualmente le hacía falta una reforma al bar. Tras salir con el pirata al cual se estaba enfrentando, quedaron heridos y poco más pero el capitán y Hikari demostraban a los pocos que vieran algo un baile elegante de chispas, sí, sí, chispas, de cuando sus armas chocaban entre ellas pero ese hierro caliente salir disparado, no era del arma de Hikari y ella como buena herrera lo sabía, su espada no era la que se estaba mellando.

Tras un rato bailando con el viejo, pudo ver que estaban en igualdad de condiciones, el capitán no era el líder de los demás por superarles en años, parece que también les superaba en experiencia, por desgracia para Hikari, que es de las que piensan que todo el mundo es como ella y disfruta un duelo como la que más con sus normas y el orgullo, se topó con alguien que era lo suficiente inteligente como para saber que si no jugaba sucio, la vitalidad de la joven superaría el crujir de sus huesos, por lo que agarrando en un despiste una botella de ron, este la estampó en la cabeza de la muchacha, quien cayó al suelo tras apoyarse en una de las pocas mesas que quedaban sin romper, la cual se rompió por el peso de la joven... -Que pena, tan joven, con tanta vida por delante y...- Hikari, enfadada por la jugada del pirata, se medio incorporó, se colocó en una posición de rodilla al suelo y la contraria arriba y con todo su desparpajo, abriendo la boca de forma desmedida le pegó un bocado a la mesa y se lo tragó. El pirata, ahora entre confuso y asombrado sin poder creer lo que vio tubo un final fatal pues aprovechando ese estado "comatoso" la muchacha salió disparada (De ahí la posición de rodillas) y clavó su espada en el pecho del anciano el cual a los pocos segundos cayó muerto...

Con sangre brotando de la cabeza, la cual cubría uno de sus ojos, el izquierdo para ser más exacto salió con espada en mano para ver si el castor gitante necesitaba ayuda -¿Has acabado?- No quería que le pasara nada, pero tampoco iba a demostrar interés por el joven que acaba de conocer

Sora se encontraba a las afueras del bar, sentado al lado del cuerpo de aquel pirata, sus puños estaban completamente llenos de sangre, había sido una batalla de supremacía y ante lo actual, lo prehistórico sigue teniendo en sus manos la supremacía, la fuerza y la ligereza de sobrepasar cualquier cosa.  Alzando un poco la mirada para poder ver bien a la chica. — Tar...das...te— Sora no intenta ser descortés, sino dar a entender que el no es para nada debil, aunque confirmó que aquella chica tampoco lo era.

Acaba de asesinar a una persona, pero realmente le daba igual ya que era un pirata de poca monta, sin embargo el alboroto que habían causado sus golpes alertó a los soldados de la marina que se habían agrupado y se encontraban al rededor del bar, apuntando con sus armas al lento pirata. — Lo si..en..to  te he  ca..u..sa..do pro..ble..mas — Sora se disculpaba con la chica por aquella escena, entiende que la chica está algo herida y probablemente no quiera luchar, pues este problema se lo ha causado el mismo por no medir su fuerza.

Sabe que ahora esta en desventaja, porque su enfermedad le impedirá moverse con velocidad y acaba de usar su técnica, lo que implica que su cuerpo debe descansar para poder activarla nuevamente. — Oye tu, chico extraño, estas arrestado por asesinato y desorden publico — Uno de los marines que apuntaban a Sora se atrevió hablar.

— Mi nom..bre es Ri..ujy So..ra — Tras decir estas palabras Sora se levantó lentamente del piso. Cada musculo de su cuerpo entendía la situación, si no peleaba ahora, probablemente no podría salir de la isla, los marines lo van a encerrar en una cárcel y quien sabe si lo asesinen para quedarse con su fruta.  — De..be..ri..an a..gra..de..cer.nos — Sora tomo el cadáver del hombre y lo lanzó a los pies de uno de los marines. Haciendole entender que las victimas eran piratas.

— Sabemos perfectamente quien eres, El Durmiente Sora, o como algunos te llaman el pirata con alma de perezoso, has llegado muy lejos a pesar de ser tan lento, entrégate ahora o muere —  Los marines se ensalzan, sienten la grandeza en sus palabras por haber acorralado a un pirata que nunca ha herido ni siquiera a un civil.

— En..ton..ces  es..pe..ro  que to..dos  es..ten  lis..tos  pa..ra  mo..rir.— Sora mira a la chica, en espera de que esta escape mientras puede, ya que esta es una pelea que el mismo se buscó. Posteriormente se da la vuelta y mira a los marines para entonces transformarse en su forma hibrida y tomar su estoque. ¨Creo que no hay otra opción, al menos esta chica podra escapar aunque me atrapen a mi, fue bastante bueno mi viaje durante estos meses, y realmente espero que Ocho pueda sobrevivir sin mi. ¨

La cosa pareció complicarse, la presencia de los marines hizo aquél asunto bastante tenso pero no había de qué preocuparse, simplemente había que contar con exactitud lo que había pasado, era simple, Hikari cerró los ojos y se puso la mano en el pecho, para parecer disgustada, asustada, luego con sentimiento dijo algo como -Tranquilos señores, este chico y yo estábamos teniendo nuestra primera cita, tomando algo tranquilamente y conociéndonos un poco cuando, de pronto, el bar empezó a llenarse de piratas, los cuales me empezaron a acosar hasta uno... dios, no se como explicarlo... Uno me tocó un "seno" y este chico tan caballeroso me defendió, la cosa se salió de control cuando uno de ellos sacó un arma pero este caballero tan... "Fibrado" -Por no decir otra palabra más ofensiva- Consiguió superarles en fuerza y me salvó de ser viol... De a saber que me hubieran hecho... Pero eran piratas y nadie más a resultado herido...- Tras acabar, un ruido fuerte la distrajo, venía de su espalda por lo que abrió los ojos y echó la mirada atrás, toda la taberna se había ido a pique, solo quedaba un agujero y el agua del mar... Cabe recordar que el tabernero seguía dentro... -Bueno, lo repararemos...- Pero de nada sirvió su discurso enternecedor, cuando se giró y volvió a mirar hacia el frente el usuario de la Zoan estaba transformado y con el arma en mano... -¡Así no ayudas!- Dijo algo enfadada ¿Como se iba a librar de esta?

Los marines se centraron en el muchacho, claro, como no, era un monstruo y encima ya tenían algo de su historial -¿Pirata con alma de perezoso? Cada vez ponéis motes más cutres...- Comentó en voz alta, si que es verdad que pasaron de ella, pero cuatro marines la rodearon -Usted también está detenida hasta que se aclare el asunto, tire la espada al suelo- Comentó uno de ellos, Hikari, tranquila como un mar de clama, alzó las manos y lentamente las llevó a su espada, se quitó el cinturón que la sujetaba a su espalda y la dejó en el suelo -Está bien, me entrego, no tengo objeciones, se darán cuenta que es un error- y calmada empujó el arma un poco con los pies, no tardaron en quitarle dicha arma y esposarle las manos a la espalda -Ryuji-san, debería ceder, nos encerrarán en el calabozo hasta que se solucionen los problemas... ¿Verdad que tú no eres el "perezoso?- Comentó con total tranquilidad, parecía una de las tres opciones siguientes...

1-Que estaba loca
2-Que sabía lo que hacía
3-Que era una psicopata

Pero en la mente de la joven, solo tenía la segunda opción... ¿Será esa?

— De acu..er..do— Sora volvió a su forma humana y guardó su arma. ¨Solo espero que esta chica sepa lo que hace, de lo contrario, tendré que volverme algo loco y acabar con todos estos marines¨ Pensó mientras tiraba el arma al suelo y algunos marines lo tiraban al suelo fuertemente para esposarlo.

No duraron en colocarle esposas de kairoseki para evitar que este pueda transformarse, como era de costumbre estos utilizaron la fuerza, golpeando a Sora en el proceso, a lo que este no se inmutó, para no arruinar lo que la chica tenía planeado. El joven skypiean tenía mucho que perder, si estos marines no los sueltan o no encuentra una manera de escapar, probablemente estos vayan al puerto y quien sabe que hagan con Ocho, aunque probablemente vuelvan a experimentar con ella como lo hacían antes.

Por este motivo Sora no puede darse por vencido, confiará por esta vez en la intuición de la chica, ya que al mirarla esta parece lo que sabe lo que hace, o es demasiado temeraria, de todas maneras ya no queda más que esperar, pues Sora se encuentra arrestado. Lo llevaron como si este fuera un vil delincuente hacia el calabozo, en donde no dijo ni una sola palabra, lo despojaron de sus cosas, su estoque, su bolso, bolígrafo y cuadernos, también de sus fichas. Solo quedó Sora, con su ropa, y aquellos grilletes de Kairoseki que impedían su transformación o el uso de cualquiera de sus habilidades como usuario de akuma no mi, ademas de que debilitaba bastante las fuerzas físicas de Sora.

¨Malditos Marines¨ Sora pensaba mientras los veía pasar, por el calabozo, tratando a todo el que se encontraba ahí como si fuese nada mas que un inmundo criminal, el simple hecho de que te autoproclamen pirata ya es un delito según su jurisdicción, aun Sora, que nunca ha tocado ni siquiera los pelos de un civil inocente, aunque no puede decir lo mismo de otros piratas.

— Es..pe..ro sa..lir de aqui an..tes de que ocho des..pi..er..te— Sora proclamó hacia la chica, dándole a entender que debe hacer lo que tiene planeado lo antes posible, ya que este teme que pueda pasarle algo a la niña que viaja junto a él.