[Rol privado] Kaleth y Sohem

Una embarcación llegó al muelle de la isla conocida como Tequila Wolf. No era una embarcación enorme ni mucho menos sino un barco más bien pequeño sin decorados ni cañones que resaltaran en lo más mínimo, es decir el típico barco en el que Akatsuya Kaleth viajaba por el mundo.

En el momento en el que atracó en el puerto la figura del espadachín salió de su barco dispuesto a estirar las piernas dando una vuelta por la isla. Llevaba varias semanas en su barco sin pisar tierra firme por lo que en el momento que pisó tierra firme casi lloró de alegría. Se había visto envuelto en una pequeña aunque para su pequeño barco peligrosa tormenta que le desvió de su rumbo e hizo que acabará en el culo del mundo con escasez de alimentos y siendo la isla más cercana esta.

Mientras se arreglaba con su mano izquierda su larga melena empezó a observar la isla. Ya había estado alguna vez allí aunque para ser sincero trataba de evitar por todos los medios volver. Tequila Wolf no era más que un nido de esclavos en una empresa que para él carecía de sentido alguno. Podía observar a los esclavos mientras caminaba, habían tanto criminales de poca monta que él mismo había visto alguna vez como imaginaba pobres civiles que no merecían bajo ningún concepto un destino como ese.

Al pasar andando por el puente cerca de algunos criminales inconscientemente puso su mano sobre su espada Kousou Junketsu, aun estando esposados no se fiaba de ellos y aun menos siendo cazador de recompensas, aquellos tipos parecía que eran capaces de olerlos. Continuó caminando mientras observaba a las gaviotas volando y graznando, parecían ser los únicos seres que moraban por esa isla que aun tenían algo de felicidad.

Una vez terminado el camino por "la parte oscura" de Tequila Wolf llegó al mercado, ¿Por qué siempre terminaba en los mercados de todas las islas existentes? Al parecer tenía una atracción por los mercados que el mismo desconocía y no podía hacer lo más mínimo por evitar pasar por uno. Paró en un puesto de frutas para comprar una manzana ya que desconocía si había algún tipo de taberna por esos lares, las veces que había estado en la isla había sido de pasada sin hacer nada que no fuera llegar recoger provisiones e irse. Al pagar a la amable tendera por su compra comenzó a escuchar un jaleo tras de sí. Kaleth se giró mientras mordía la manzana la gente estaba gritándose mientras se echaban las culpas los unos a los otros, al parecer por el robo de unas bolsas de dinero. Era curioso ver como las únicas personas que se quejaban eran las que iban con mejores ropajes y accesorios que no parecían precisamente baratos.

"Malditos ricachones quejicas... con todo ese dinero del que disponen seguro que no pierden nada por unas pocas monedas"

Se decía para él mientras les veía acusarse e incluso llegando a las manos. Kaleth se sentó sobre un pequeño barril y disfrutó de las vistas mientras continuaba comiendo su sabrosa manzana. Nunca había soportado a aquellos que poseían dinero y en vez de tratar de cambiarlo para bien decidían hacerse una casa un poco más grande y un poco más lujosa de lo que ya era. Los Tenryuubitos eran uno de los motivos por el que decidió hacerse cazador de recompensas en lugar de marine, a pesar de su corazón justiciero Kaleth sabía perfectamente que no podría estar acatando ordenes como proteger a algún imbécil de esos.

Habiendo disfrutado un tiempo de la ridícula pelea, si es que se lo podía llamar así, se levantó de su improvisado asiento y haciendo uso de sus habilidades para escabullirse y del barullo que había se mezcló entre la enfurecida muchedumbre para pasar desapercibido. Tras evitar varios golpes sueltos de personas que parecían no haber peleado en su vida salió de tal alboroto y vio no muy lejos de su posición una posada.

"Mientras pueda comprar alimento me sirve"

Pensó para sí mismo mientras caminaba rumbo a la puerta. Al abrir las puertas y entrar le inundó un olor que transportó al famélico Kaleth a otro mundo, un mundo lleno de alimentos y bebida recién servida y no aquel alimento imperecedero que el comía y agua... estaba hasta las narices de siempre lo mismo. Como un niño cuando va a abrir los regalos de navidad el espadachín se acercó a la barra sentándose al lado de un joven que estaba tomando una pinta. Aparentaba tener una edad similar a la suya, quizás algo más joven y bajo, aunque tampoco mucho.

- ¿Está libre? -

Únicamente preguntó por educación pues al instante ya estaba sentado, tenía demasiada hambre como para andarse con formalidades. Dio un pequeño silbido para que el gerente acudiera donde el estaba y una vez llegó se preparó para pedir.

- Veamos... Me gustaría tomar una jarra de cerveza así como también un buen estofado por favor. - Dios hacía tanto tiempo que no tomaba un buen estofado recién hecho y no una de las basuras que él cocinaba que los ojos se le iluminaron de solo pensarlo. - Y si no es mucha molestia me gustaría comprárte un par de barriles de ron y provisiones varias para un viaje dado que ando algo escaso. -

Comentó Kaleth sonriendo mientras extendía una bolsa llena de berries al tabernero como pago de todo lo mencionado.

- Estoy seguro que esto cubrirá los gastos, quédate las sobras por las molestias. -

El tabernero asintió con la cabeza mientras parpadeaba perplejo, aún así se giró y fue preparando todo lo mencionado, no sin antes servirle la jarra de cerveza.

Era una suerte haber capturado hace poco a un pirata de poca monta, de no ser así no habría dispuesto del efectivo suficiente y otro gallo cantaría. Aun quedaba bastante para llegar a la isla en la que vivía Zeshack y no le hacía ninguna gracia tener que ir comiendo únicamente pan y bebiendo agua.

Mientras esperaba a que llegara su estofado, el joven espadachín observó su bebida. A pesar de lo sediento que estaba no se fiaba mucho de las bebidas de las tabernas, posadas y demás tras cierto altercado en una isla que no quería recordar. Tras un tiempo observando la jarra de cerveza la agarró y se la llevó a los labios disfrutando de aquel sabor que por suerte no se parecía en nada al que recordaba.

Bajó la jarra a la cual había reducido considerablemente el contenido mediante su trago y se concentró por un instante en lo que pasaba a su alrededor. No podía estar seguro pero juraría que la persona que estaba a su lado, a pesar de hacerlo con disimulo, estaba observándole con detenimiento. No sabía la intención con la que lo hacía, seguramente fuera simple curiosidad pero había visto que ahí fuera acababan de hurtar bastante dinero y no quería ser el siguiente. Sin bajar la guardia dio otro sorbo a su bebida y justo en el instante en el que dejó la jarra sobre la mesa su "vecino" le habló.

- Tenga cuidado con cuando y donde muestra su dinero en esta ciudad señor... No sabe quien puede estar mirando e interesarse por lo que pueda llevar encima -

Kaleth se giró hacia él interesado por el comentario. No sabía exactamente como tomarse aquella frase ¿Le estaba amenazando indirectamente o simplemente estaba dándole un consejo amistoso? La enorme sonrisa del chico le sacó de sus dudas, al parecer era amigable.

- Es un consejo hecho desde la experiencia -

El último comentario le sacó de dudas, no parecía tener malas intenciones. Le devolvió la sonrisa y se giró mientras veía como el dueño del local traía su estofado.

- Entiendo y agradezco a la par sinceramente tu consejo, mas no veo problema alguno en enseñar la bolsa al pagar. Primero por que esa es la única bolsa que llevaba conmigo en estos instantes, segundo por que dudo que alguien sea tan insensato como para robar a alguien armado y tercero y más importante: Al parecer los ladrones locales saben exactamente a quien deben robar. -

Eso último lo comentó con una sonrisa mientras señalaba hacia atrás refiriéndose a la situación antes vista. Dio una pequeña cucharada a su estofado y mientras saboreaba lo que para él era un autentico manjar de dioses abrió algo más los ojos se giró y tragó el alimento que tenía en la boca.

- Por cierto, que grosería por mi parte no haberme presentado. - El espadachín alargó la mano amistósamente a aquel todavía desconocido. - Mi nombre es Kaleth, Akatsuya Kaleth. Soy miembro del gremio de cazadores de recompensas conocido como Ghost Leviatans. Un placer. -

Y esperó el apretón de manos por su parte así como la presentación. No esperaba encontrar a gente amable en una isla en la que solo había conocido esclavos y ricachones.

Aquel chico, todavía sin identificar, extendió también su mano para estrecharla. Le gustó el apretón de manos de aquel chico, apretaba lo suficiente como para mostrar respeto a la otra persona, no un apretón para hacer daño ni un apretón sin fuerza alguna si no un apretón firme. Mientras estrechaba la mano de su amigo pudo observar en sus nudillos tatuada la palabra L.O.V.E.

- El placer es mio. Soy Sohem, Shakkin Sohem, de los hermanos Shakkin. Más conocido como Shigeku Suru. -

El chico comenzó a reír bastante, no terminaba de saber si era una sonrisa pícara o una simple sonrisa amistosa por lo que se limitó a escucharle hablar.

- Borracho de profesión y busca-broncas de nacimiento. Vamos... sin oficio ni beneficio -

Tras eso si que soltó una sonora carcajada a la vez que soltaba su mano.

- Pero tranquilo y no desenfundes tus preciosas armas, que aun no tengo precio por mi cabeza, así que podremos disfrutar de esta comida tranquilos y aprovechando la compañía ¿no crees? -

Kaleth se quedó observando con detenimiento a su compañero. Sohem Shakkin... No le sonaba el nombre ni el apellido, aunque tampoco llevaba tanto tiempo como cazador para conocer todos los criminales de memoria. De todas formas no estaba ahí en una misión de captura por lo que le daba igual sinceramente el oficio de su nueva amistad. Vio como Sohem se relajaba en su silla en una postura simple, codos apoyados y la jarra agarrada con ambas manos.

- Algo bastante inusual en esta isla, a mi parecer. Pero totalmente bienvenido. -

En eso estaban de acuerdo. Todas las veces que había ido a esta isla no había estado mucho tiempo pero las pocas personas que había conocido no era muy amigables. Parecía que a aquel chico le gustaba hablar y eso estaba fenomenal, hacía tiempo que no disfrutaba de una agradable charla con alguien desconocido.

- Aun así, armado, sin dinero y con banda a sus espaldas, no debería fiarse de nadie. Tequila Wolf es un antro de criminales y no solo presos y libres. Muchos con los bolsillos llenos. Y de todas formas, no solo el oro es valorado. -

Mientras comentaba eso miró a sus espadas, no con una mirada que reflejaba su ansía de obtener dichas armas si no más bien tratando de avisarle. Iba a contestarle pero parecía que todavía quería decir algo más por lo que, por educación, esperó a ver que más quería comentar. Tras darle un sorbo a su bebida se acomodó y comenzó a hablar de nuevo.

- Y bien señor Akatsuya, ¿que le trae por este paraje desértico a un busca fortunas como usted? Aquí todos los que tienen precio por sus cabezas, ya llevan cadenas. -

Kaleth sonrió ante aquel "Señor Akatsuya" nunca le habían llamado así y no le disgustaba aunque le hacía sentirse viejo a pesar de su edad. Aprovechó el instante para dar un trago a su cerveza y comer un poco de estofado de forma rápida para no hacer esperar a Sohem.

- Bueno, empezaré por el principio. Si vamos a continuar con la charla llámame Kal, a pesar de la educación nunca me ha gustado que me llamen de usted. En cuanto al tema del dinero: No temo enseñar ni mi dinero ni mis armas. - Apartó la capa un poco más dejando a la vista de aquella persona sus otras dos espadas. - La única manera de que alguien se largara con una de mis espadas es si se la lleva clavada en la cabeza. -

Obviamente dijo esto en un tono serio aunque se podían notar pequeños matices que dejaban entender que estaba de broma.

- No tengo problema alguno contigo y si como dices no posees recompensa alguna el problema se minimiza todavía más. Hoy prefiero descansar y hablar a pelear, demasiadas peleas últimamente. -

No mentía con sus comentarios. Sin duda se estaba haciendo fuerte, bastante más de lo que esperaba él mismo aunque necesitaba de vez en cuando un descanso para relajarse y meditar.

- Y respecto a que me trae por aquí, no suelo dar detalles a desconocidos así que te diré que solo estoy de paso. No me interesa ninguna persona en particular de esta isla, únicamente estoy yendo a una isla no muy lejos de aquí, aunque si lo suficiente como para necesitar reponer mis víveres. Voy de visita a ver a un viejo amigo. -

Comentó refiriéndose a Zeshack. Hacía ya bastante tiempo que no le veía y se moría de ganas de contarle sus aventuras así como de mostrarle sus progresos en el dominio de la espada. Dio un par de cucharadas más terminando de una vez con el exquisito estofado.

- Creo que tras contestar tus preguntas llega el momento de formular las mías. ¿Qué te llama de esta isla chico? Si yo fuera tú hubiera huido de aquí hace mucho, espero que no te ofendas. -

Había dicho eso con total sinceridad, no era una persona que se callara lo que pensaba y desde luego en aquella situación no iba a cambiar su forma de ser.

- Esta isla no vale la pena, hay poca gente que pueda realmente ser de fiar. Las pocas veces que he estado aquí solo me he encontrado a ricos, estafadores y delincuentes. He de decir que me ha sorprendido encontrar este local. -

No hablaba demasiado fuerte, tampoco quería que alguien de los presentes se cabreara, aunque sabía que todos ellos sabían la veracidad de las palabras que estaban saliendo por la boca del cazador de recompensas.

- ¿No crees que estarías mejor en cualquier otro lugar? Si te quedas aquí no creo que tengas un futuro muy brillante que digamos... -

Preguntó interesado mientras se concentraba para tener controlado a todo el local, no quería que alguien que no compartía sus ideas le atacara sin que este lo esperara.

Mientras su amigo devoraba lo que restaba del plato que había pedido escuchaba atento lo que el espadachín le estaba diciendo. Parecía estar ligeramente impresionado por la forma tan brusca con la que le había comentado su opinión, aunque su cara no reflejaba desagrado alguno. Sohem terminó de comer poco después de que él acabara de hablar.

- Es sencillo. Digamos que aquí se subsiste como se puede, y los criminales de poca monta no llaman la atención. Y justo eso es lo que yo quiero, no llamar la atención, soy una persona que debe ser discreta, o no dejar de viajar, por... mi naturaleza -

No necesitaba ser un genio para unir toda la conversación que habían tenido hasta ese momento y entender exactamente a lo que se refería. Tras contestar agarró su jarra y dio un trago a su cerveza terminando ya con ella.

- Pero si... he pensado mucho en irme de aquí, ¿hacerme al mar quizás? Tal vez busque un gremio como el tuyo, o me establezca como mercenario... el precio de mi espada no es elevado y puestos a ello me ganaría la vida de una forma menos deshonrosa. -

¿Espada? Había mencionado una espada y hablado como solo un espadachín lo hacía mas ninguna espada estaba a la vista. Aquel chico parecía esconder más cosas de las que podían parecer a simple vista, estaba mencionándole pequeños detalles de lo que hacía, pero solo lo justo para evitar tentar al joven cazador de recompensas de todas formas el comentario sobre su espada había conseguido llamar la atención de Kal, pero no de la forma que aquel chico se imaginaba.

- Soy bastante despistado y necesito un poco de orden y actividad... si no, me pasaré el día bebiendo y comiendo. -

Sohem era mucho más astuto de lo que podía parecer a simple vista, sabía hablar de forma veloz cambiando de tema para tratar de eludir temas de los que no quería hablar. Sonrió a su compañero y terminó él también con su bebida.

- De modo que también eres un espadachín... curioso, debes de ser el primero que conozco que no porta su espada siempre encima. -

Claramente le estaba probando, dudaba que si era en realidad un espadachín no llevara escondida su arma, aunque de ser así debía de reconocer que era un genio en lo que esconder armas se refería.

- Si eres un espadachín no niego que me gustaría cruzar espadas contigo en el futuro. - Realizó una pausa y esbozó una sonrisa agradable. - No te preocupes, nada serio, sería un simple combate de prueba. -

Se alzó con elegancia de su asiento y levantó la mano para llamar la atención del tabernero. Le lanzó un par de berries de más y señaló a Sohem.

- Por el plato y la bebida del chico. Tráeme todo lo mencionado anteriormente. -

Aquel chico en parte le recordaba bastante a él, quizás si no hubiera sido por conocer a Zeshack e instruirse en el camino de la espada bajo sus enseñanzas el estaría de la misma forma, aunque aquel joven parecía disfrutar con su forma de vida. El amo del local entró a una pequeña sala y le sacó un par de barriles y unas bolsas repletas de víveres con cierta dificultad debido al peso. Kaleth se giró hacia su nueva amistad y le dijo.

- Pues nada, creo que voy a tener que ir marchando. La vida de un cazador de recompensas no es para nada tranquila. -

Cargó con los víveres con bastante más facilidad que el tabernero y se giró en dirección a la puerta.

- No te metas en problemas chico, y si lo haces. - En ese momento se giró y un sonrisa cómplice apareció en su rostro. - Intenta que no te cojan, no me gustaría tener que ir a por ti algún día. -

Y sin más se dirigió a la salida.

Mientras caminaba hacia la puerta con la intención de salir ya de la taberna e ir directamente hacía su barco para cargar los víveres comprados al tabernero, el chico volvió a hablar justo en el momento en que Kaleth abría las puertas del local.

- La escondo en las bolsas de mi cintura. -

Los ojos del cazador se abrieron un poco más de lo normal, había examinado a ese joven lo suficiente como para saber que no portaba una bolsa tan grande como para llevar una espada en ella. Mientras su mente cavilaba sobre las palabras pudo sentir como una pequeña corriente de viento transportaba una nube no muy densa de polvo. El espadachín cerró los ojos y activó su Hakki de presencia, no podía estar seguro al 100% pero las tenía casi todas consigo a que aquel chico era un usuario de akuma no mi y que o bien aquel viento o el polvo en sí eran Sohem, lo cual explicaba también el misterio de la espada.

- ¿Usuario de akuma? Este chico es una caja de sorpresas.-

Susurró este para sus adentros. Sin duda aquel chico podía llegar a hacerse un nombre que todos conocerían, un gran nombre de hecho, pero del propio Sohem dependía si sería reconocido por buenas obras o por justo lo contrario. Continuó con su paso cargando con la mercancía mientras caminaba rumbo al puerto. Gracias a su habilidad anteriormente nombrada sabía dónde se encontraba por lo que simplemente alzó su mano sin girarse a modo de despedida y continuó caminando mientras se movía evadiendo a los pocos marines que habían todavía tratando de encontrar al causante del alboroto. Era gracioso que mientras ellos habían estado buscándolo este había estado tomando unas cervezas en una taberna tranquilamente, debía de reconocer que si como sospechaba era su nuevo amigo el autor del altercado tenía clase, no cualquiera era capaz de estar tranquilamente tomando algo mientras le buscaban.

No tardó nada en llegar a su embarcación en comparación a lo que le había costado la primera vez, ya había pasado por ahí anteriormente y ya conocía el camino por lo que no iba a perder más el tiempo en aquella isla, tenía un viaje que realizar y no disponía de todo el tiempo del mundo. Sin prisa alguna cargó los víveres en su barco y se preparó para zarpar. Mientras el navío comenzaba a moverse observó una vez más la isla de Tequila Wolf, no creía que volviera a la isla en un corto periodo de tiempo y desde luego no sería por decisión propia aunque lo que si que tenía claro era que no sería la última vez que vería a Shakkin Sohem.