Teva Bossco
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Los problemas, qué seríamos sin ellos en nuestras vidas, no nos demostraríamos a nosotros mismo nuestra valía y nuestras capacidades antes situaciones adversas y así nunca lograríamos progresar de manera exponencial en nuestro diario vivir. En aquel momento el gran problema que acontecía y acongojaba al marine Tevo Bossco residía en el trato que recibía de parte de un par de cazarrecompensas que, embriagados, buscaban demostrar su potencial en batalla frente a cualquier tipejo que pareciera desconocido y que no fuera familiar de aquel lugar llamado Cactus Island. El lugar en especifico en el que sucede esta narración en estos momentos es en la taberna característica de la zona, La Copa de Oro, en la que se hallaban un grupo de cazadores de recompensa vociferando acerca de sus logros, y otro grupo, no muy grande, de marines que venían a la isla con un solo propósito en específico: rendir homenaje a los fallecidos ex miembros de la marina que se encontraban enterrados en cuerpo en las montañas de lapidas que le da el nombre tan característico a la isla.
- ¡Vamos, cara de bebé! ¡Celebra con nosotros! ¿O es que acaso eres una gallina? Quizás nunca había visto unos guerreros tan fieros como los cazarrecompensas de Whiskey Peak ¡Jajajajajaja! – Exaltado, uno de los cazadores, se dirigió al marine novato de ojos dorados quien no buscaba relacionarse con la gente del lugar, sólo se enfocaba en su cometido: rendir homenaje a los fallecidos ex miembros de la marina que descansaban en paz en aquellas montañas llenas de sepulcros.
- No me malinterprete, de verdad no quiero problemas, sólo estamos aquí de paso, buscamos beber algún que otro refresco y luego marcharnos a las montañas, más precisamente al cementerio Sapoten. Espero no generar ningún inconveniente y les pido que por favor respeten nuestra decisión – Sermoneó Tevo Bossco a los eufóricos cazadores que seguían alardeando sobre sus logros y sus viajes de casería que les daban el sustento para llevar una vida de bohemia y placeres mundanos.
- ¡Pues miren al cara de bebé! ¡Cree que sermoneándonos dejaremos de ser unos fieros guerreros que buscan probar el filo de sus armas en un trozo de carne andante! ¡Jajajaja! ¡Pues deja hacerte saber que estamos ansiosos por rebanarte como a un trozo de pan! ¡Vamos, prepárate, de esta no saldrás ileso, mocoso! – Le desafió uno de los cazadores que desenfundó su sable para apuntarlo en contra del rubio, a lo que éste pensó en el acto: Rayos, creo que tendré que defenderme.
- ¡Vamos, cara de bebé! ¡Celebra con nosotros! ¿O es que acaso eres una gallina? Quizás nunca había visto unos guerreros tan fieros como los cazarrecompensas de Whiskey Peak ¡Jajajajajaja! – Exaltado, uno de los cazadores, se dirigió al marine novato de ojos dorados quien no buscaba relacionarse con la gente del lugar, sólo se enfocaba en su cometido: rendir homenaje a los fallecidos ex miembros de la marina que descansaban en paz en aquellas montañas llenas de sepulcros.
- No me malinterprete, de verdad no quiero problemas, sólo estamos aquí de paso, buscamos beber algún que otro refresco y luego marcharnos a las montañas, más precisamente al cementerio Sapoten. Espero no generar ningún inconveniente y les pido que por favor respeten nuestra decisión – Sermoneó Tevo Bossco a los eufóricos cazadores que seguían alardeando sobre sus logros y sus viajes de casería que les daban el sustento para llevar una vida de bohemia y placeres mundanos.
- ¡Pues miren al cara de bebé! ¡Cree que sermoneándonos dejaremos de ser unos fieros guerreros que buscan probar el filo de sus armas en un trozo de carne andante! ¡Jajajaja! ¡Pues deja hacerte saber que estamos ansiosos por rebanarte como a un trozo de pan! ¡Vamos, prepárate, de esta no saldrás ileso, mocoso! – Le desafió uno de los cazadores que desenfundó su sable para apuntarlo en contra del rubio, a lo que éste pensó en el acto: Rayos, creo que tendré que defenderme.
Sowon
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Por temas de trabajo Sowon visitó el gremio para entregar tres cabezas, cobrando un valor cercano a los tres millones en total, fue una casualidad que los tres objetivos se encontrasen tan ceerca y justamente en la isla donde había ido para comerciar con algunos marines. Deseaba saber que tan frúctifero resultaría un negocio con ellos, aunque también era consciente de que pagaban un poco menos que otros pese a sus números ser buenos para generar una gran demanda.
Contó los billetes de su pago y se dirigió a una taberna para recargar su calabaza con algo de agua. Solo al ingresar, sus ojos grises se clavaron en una pequeña riña, usualmente no se involucraría en aquello pero no pudo evitarlo al ver el insulto de baratija que aquel cazador tenía como arma. Su belleza fue arrastrando miradas hasta que sus dedos tocaron el filo del sable del cazador, tal como supuso estaba tan gastado que no era capaz de producir siquiera una marca en sus manos. Hasta los criminales que había matado tenían cuchillos más afilados.
—Nunca vi un cazador que trabaje sin dinero de por medio, ni un arma que apenas puede abrirse paso por un trozo de mantequilla sin astillarse. ¿No ha pensado en comprar otra? Además, si quiere amenazar debe apoyar esto sobre el cuello y no olvide presionar..—
La mujer llevó el filo del arma a su cuello ante el asombro de todos y lo presionó levemente, nuevamente no dejó ni una sola marca en su pálida piel y se deslizó como la seda. Simplemente parecía un arma de juguete en lugar de una verdadera espada, los ojos grises de la mujer se detuvieron en los del cazador. Su voz ahora se notó filosa, como una oscura mezcla entre decepción y un deseo retorcido de frustración al no haberse podido herir con esa hoja desafilada.
—¿De verdad pensaba rebanar algo si no puede herir la delicada piel de una dama? Mucho menos tendrá suerte con un soldado entrenado, por muy joven que se vea. Pero si en verdad desea una espada puedo forjar una por un módico precio.—
La herrera acarició la mejilla del cazador que cayó al suelo temblando entre la borrachera y porque nunca había visto a una persona tan atormentada como para comprobar el filo de un arma con su propia piel. La mujer se giró e hizo una reverencia a los soldados, guiñando su ojo al joven que por poco se ve involucrado en una riña sin sentido y avanzó hasta la tarima para beber un vaso de agua mientras le llenaban su calabaza.
—Las cosas están agitadas hoy, ¿Verdad?—
Preguntó con una voz elegante al tabernero tras beber el vaso de agua con relativa velocidad.
Contó los billetes de su pago y se dirigió a una taberna para recargar su calabaza con algo de agua. Solo al ingresar, sus ojos grises se clavaron en una pequeña riña, usualmente no se involucraría en aquello pero no pudo evitarlo al ver el insulto de baratija que aquel cazador tenía como arma. Su belleza fue arrastrando miradas hasta que sus dedos tocaron el filo del sable del cazador, tal como supuso estaba tan gastado que no era capaz de producir siquiera una marca en sus manos. Hasta los criminales que había matado tenían cuchillos más afilados.
—Nunca vi un cazador que trabaje sin dinero de por medio, ni un arma que apenas puede abrirse paso por un trozo de mantequilla sin astillarse. ¿No ha pensado en comprar otra? Además, si quiere amenazar debe apoyar esto sobre el cuello y no olvide presionar..—
La mujer llevó el filo del arma a su cuello ante el asombro de todos y lo presionó levemente, nuevamente no dejó ni una sola marca en su pálida piel y se deslizó como la seda. Simplemente parecía un arma de juguete en lugar de una verdadera espada, los ojos grises de la mujer se detuvieron en los del cazador. Su voz ahora se notó filosa, como una oscura mezcla entre decepción y un deseo retorcido de frustración al no haberse podido herir con esa hoja desafilada.
—¿De verdad pensaba rebanar algo si no puede herir la delicada piel de una dama? Mucho menos tendrá suerte con un soldado entrenado, por muy joven que se vea. Pero si en verdad desea una espada puedo forjar una por un módico precio.—
La herrera acarició la mejilla del cazador que cayó al suelo temblando entre la borrachera y porque nunca había visto a una persona tan atormentada como para comprobar el filo de un arma con su propia piel. La mujer se giró e hizo una reverencia a los soldados, guiñando su ojo al joven que por poco se ve involucrado en una riña sin sentido y avanzó hasta la tarima para beber un vaso de agua mientras le llenaban su calabaza.
—Las cosas están agitadas hoy, ¿Verdad?—
Preguntó con una voz elegante al tabernero tras beber el vaso de agua con relativa velocidad.
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‘’Salvado por la campana’’, aquella frase tan icónica se tornaba presente pero modificada a algo así como: salvado por una bella dama. Aquel acto de valentía le otorgó a la mujer un alarido de celebración por parte del grupo de marines que se hallaba presenciando las habilidades de diplomacia de su joven recluta, aunque para ser sinceros el poder y atractivo de una mujer fuerte siempre parece dominar más este tipo de situaciones.
El recluta Teva, intervenido por uno de sus compañeros escuchó lo siguiente – Hey, novato, ¿Sabes por qué estamos en este lugar? ¿No? – Le interrogó con ánimo alegre y tornándose un tanto jorobado por la diferencia de altura con la del rubio de ojos dorados.
- Pues para rendir homenajes a los miembros de la marina que yacen descasando en paz en estas tierras ¿No? – Respondió mirando hacia atrás por sobre su hombro para divisar el semblante de su compañero y así poder interpretar de mejor forma su mensaje.
- Claro, eso es sólo una formalidad, por supuesto. La real tarea, nuestro verdadero deber y misión en estas tierras es encontrarnos con aquella mujer para realizar cierto intercambio de información. Si mal no recuerdo es algún tipo de asesoramiento acerca de ciertas armas que fabrica, dicen que es buena. En definitiva, debemos utilizar todas nuestras artimañas para convencerla de hacer negocio con nosotros, su poder es de temer y digno de un gran respeto, espero estés entendiendo a lo que me refiero – Pausó su dialogo para dar un suspiro, alejarse un poco del chico y luego seguir – Como te gustan las diplomacias y resolver todo con el dialogo te invito a que te acerques a ella e intentes convencerla de hacer negocios con nosotros ¿Vale? – Finalizó el marine compañero de Bossco a la par que le daba un pequeño empujón para animarlo a iniciar una conversación con aquella esplendida señorita.
- Ok, espero resulte bien, daré lo mejor de mí, eso te lo aseguro. – Tras pronunciar sus palabras de confirmación se acercó a la barra donde estaba conversando, aquella mujer que le acababa de salvar la vida, junto al tabernero.
- Hola, quería agradecerle lo de hace un rato, mi nombre es Teva Bossco. Como ya lo intuyó soy un joven recluta de la marina, y me gustaría charlar con usted respecto a ciertos temas de índole armamentísticos. Dicen que en la profesión no hay nadie como usted y me gustaría que pudiéramos llegar a un acuerdo comercial que beneficiaría a ambas partes – Lo que acababa de hacer era un digno acto de negociación, una presentación cálida y amigable acompañada de ademanes no molestos ni exagerados, sino fluidos con naturalidad y elocuencia.
El recluta Teva, intervenido por uno de sus compañeros escuchó lo siguiente – Hey, novato, ¿Sabes por qué estamos en este lugar? ¿No? – Le interrogó con ánimo alegre y tornándose un tanto jorobado por la diferencia de altura con la del rubio de ojos dorados.
- Pues para rendir homenajes a los miembros de la marina que yacen descasando en paz en estas tierras ¿No? – Respondió mirando hacia atrás por sobre su hombro para divisar el semblante de su compañero y así poder interpretar de mejor forma su mensaje.
- Claro, eso es sólo una formalidad, por supuesto. La real tarea, nuestro verdadero deber y misión en estas tierras es encontrarnos con aquella mujer para realizar cierto intercambio de información. Si mal no recuerdo es algún tipo de asesoramiento acerca de ciertas armas que fabrica, dicen que es buena. En definitiva, debemos utilizar todas nuestras artimañas para convencerla de hacer negocio con nosotros, su poder es de temer y digno de un gran respeto, espero estés entendiendo a lo que me refiero – Pausó su dialogo para dar un suspiro, alejarse un poco del chico y luego seguir – Como te gustan las diplomacias y resolver todo con el dialogo te invito a que te acerques a ella e intentes convencerla de hacer negocios con nosotros ¿Vale? – Finalizó el marine compañero de Bossco a la par que le daba un pequeño empujón para animarlo a iniciar una conversación con aquella esplendida señorita.
- Ok, espero resulte bien, daré lo mejor de mí, eso te lo aseguro. – Tras pronunciar sus palabras de confirmación se acercó a la barra donde estaba conversando, aquella mujer que le acababa de salvar la vida, junto al tabernero.
- Hola, quería agradecerle lo de hace un rato, mi nombre es Teva Bossco. Como ya lo intuyó soy un joven recluta de la marina, y me gustaría charlar con usted respecto a ciertos temas de índole armamentísticos. Dicen que en la profesión no hay nadie como usted y me gustaría que pudiéramos llegar a un acuerdo comercial que beneficiaría a ambas partes – Lo que acababa de hacer era un digno acto de negociación, una presentación cálida y amigable acompañada de ademanes no molestos ni exagerados, sino fluidos con naturalidad y elocuencia.
Sowon
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La mujer alzó la mirada ante la llegada del recluta, observando de arriba a abajo al muchacho con aquellos ojos grises que podían hacer brincar de un susto a cualquiera. Saboreando las palabras como si fuesen el agua que se deslizaba en su boca, era extraño que le requiriesen de manera tan directa, aunque tras haber forjado unas cosas y estar en constante negociación alrededor de Paraiso no era algo que le extrañase.
—Es un placer señor Bossco, en lo que se refiere a armas debe referirse a armas de filo y todo lo que un herrero pueda hacer. Trabajo con un buen conocido mío que se dedica más en profundidad a la artillería pero no hago encargos a su nombre.—
La mujer dedicó una mirada complaciente ante los halagos pero no endulzó su voz, los negocios eran negocios y por mucho que alimentasen su ego no conseguirían descuentos. Sin embargo no arreglaría las cosas con un simple recluta, si bien podría hacerle alguna pieza personal deseaba arreglar los encargos grandes con alguien de peso dentro del organismo.
—Mi nombre es Sowon, pero en cuanto a grandes encargos prefiero tratarlos con autoridades importantes, no es que desprecie a un recluta pero entenderá señor que no me garantiza un acuerdo con su facción si solo lo apalabro con un soldado. Lo que puedo hacer por usted es forjarle algo, con una paga claramente.—
La herrera bebió otro trago de agua mientras arreglaba un mechón de su cabello, y leía el periodico que la tabernera había dispuesto en la tarima. Pudo leer algo sobre la marina, una mink en ascenso que había salvado civiles y tenía fama de ser bastante fuerte había ascendido a Teniente recientemente, le apodaban como un ángel aunque a la mujer le parecía alguien bastante salvaje por lo que se veía en esa fotografía.
—¿Le conoce? El mundo está lleno de personas curiosas, esa mink se ve bastante impulsiva...—
Dejó el diario con la noticia de la mink para que el marine lo leyera, mientras se preguntaba internamente que tipo de muerte tendría de llegar a cruzarse con alguien así en un mal momento. La mink se veía fiera, detenía escombros con una sola garra y cargaba a los civiles como si fuesen bolsas de verdura. Una muerte de un solo impacto no era tan emocionante, aunque volviendo a la realidad al menos tenía un tema de conversación con su potencial cliente.
—Es un placer señor Bossco, en lo que se refiere a armas debe referirse a armas de filo y todo lo que un herrero pueda hacer. Trabajo con un buen conocido mío que se dedica más en profundidad a la artillería pero no hago encargos a su nombre.—
La mujer dedicó una mirada complaciente ante los halagos pero no endulzó su voz, los negocios eran negocios y por mucho que alimentasen su ego no conseguirían descuentos. Sin embargo no arreglaría las cosas con un simple recluta, si bien podría hacerle alguna pieza personal deseaba arreglar los encargos grandes con alguien de peso dentro del organismo.
—Mi nombre es Sowon, pero en cuanto a grandes encargos prefiero tratarlos con autoridades importantes, no es que desprecie a un recluta pero entenderá señor que no me garantiza un acuerdo con su facción si solo lo apalabro con un soldado. Lo que puedo hacer por usted es forjarle algo, con una paga claramente.—
La herrera bebió otro trago de agua mientras arreglaba un mechón de su cabello, y leía el periodico que la tabernera había dispuesto en la tarima. Pudo leer algo sobre la marina, una mink en ascenso que había salvado civiles y tenía fama de ser bastante fuerte había ascendido a Teniente recientemente, le apodaban como un ángel aunque a la mujer le parecía alguien bastante salvaje por lo que se veía en esa fotografía.
—¿Le conoce? El mundo está lleno de personas curiosas, esa mink se ve bastante impulsiva...—
Dejó el diario con la noticia de la mink para que el marine lo leyera, mientras se preguntaba internamente que tipo de muerte tendría de llegar a cruzarse con alguien así en un mal momento. La mink se veía fiera, detenía escombros con una sola garra y cargaba a los civiles como si fuesen bolsas de verdura. Una muerte de un solo impacto no era tan emocionante, aunque volviendo a la realidad al menos tenía un tema de conversación con su potencial cliente.
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- Raaaayos, en el fondo sabía que sería otra jugarreta de mis compañeros, siempre intentan dejarme en ridículo con esto de las formalidades – Expresó el recluta ante la negativa de la mujer que se presentó como Sowon. Acto seguido pidió al mesero un vaso de leche para saciar su sed.
Tras recibir su pedido, palpó suavemente la orilla de la boca del vaso, que contenía el líquido lácteo, con su dedo índice, provocando un sonido agradable por la vibración que este llegaba a producir. Sin más demora lo acerco a sus labios y dio un gran sorbo que satisfizo su sed en gran medida a la par que endulzaba su boca y la basificaba su saliva.
- ¿Mink? ¿Qué si la conozco? ¡Oh, ya veo! Ella es la Sargento Berry – Pronunció el joven de dorados ojos mientras entrecerraba sus parpados y sonreía complaciente al ver el periódico mencionar un acto heroico de un miembro de la afiliación a la que éste pertenecía – Eso sucedió en la Isla de Saint Poplar, fue un hecho muy anunciado entre los reclutas novatos, muchos sueñan con llegar a ser como ella algún día. Si no mal recuerdo se dirigió a ese lugar con motivo de ayudar a la reconstrucción de la isla que se vio afectada por una catástrofe marítima, el tsunami que llegó a las costas del lugar afecto en gran medida a la población, y su gestión ayudó a agilizar los procesos de reconstrucción y de ayuda humanitaria – Continuó parlando con buen ánimo mientras recordaba sus días en la base de la marina, realizando sus entrenamientos y colegueando con sus camaradas reclutas que hablaban con admiración de aquellos que ostentaban un cargo mayor al de ellos en las filas de los marinos que velaban por el bien estar común de la sociedad.
- ¿Qué otra cosa señala el artículo? Ya sabes, a veces los periodistas tienen a distorsionar un tanto la realidad para crear columnas más sensacionalistas y lograr sobresaltar a los lectores. Puede que lo que se comenta entre pasillos en la marina no sea lo mismo que lo que terminan narrando de manera épica los agentes encargados de las telecomunicaciones. Me gustaría saber más acerca de su opinión, señorita Sowon, si es que está interesada, claramente, en compartirla con un simple recluta como yo – Le comentó Teva con buen ánimo y con una marcada pero suave sonrisa en su semblante que inspiraba confianza y tranquilidad.
Tras recibir su pedido, palpó suavemente la orilla de la boca del vaso, que contenía el líquido lácteo, con su dedo índice, provocando un sonido agradable por la vibración que este llegaba a producir. Sin más demora lo acerco a sus labios y dio un gran sorbo que satisfizo su sed en gran medida a la par que endulzaba su boca y la basificaba su saliva.
- ¿Mink? ¿Qué si la conozco? ¡Oh, ya veo! Ella es la Sargento Berry – Pronunció el joven de dorados ojos mientras entrecerraba sus parpados y sonreía complaciente al ver el periódico mencionar un acto heroico de un miembro de la afiliación a la que éste pertenecía – Eso sucedió en la Isla de Saint Poplar, fue un hecho muy anunciado entre los reclutas novatos, muchos sueñan con llegar a ser como ella algún día. Si no mal recuerdo se dirigió a ese lugar con motivo de ayudar a la reconstrucción de la isla que se vio afectada por una catástrofe marítima, el tsunami que llegó a las costas del lugar afecto en gran medida a la población, y su gestión ayudó a agilizar los procesos de reconstrucción y de ayuda humanitaria – Continuó parlando con buen ánimo mientras recordaba sus días en la base de la marina, realizando sus entrenamientos y colegueando con sus camaradas reclutas que hablaban con admiración de aquellos que ostentaban un cargo mayor al de ellos en las filas de los marinos que velaban por el bien estar común de la sociedad.
- ¿Qué otra cosa señala el artículo? Ya sabes, a veces los periodistas tienen a distorsionar un tanto la realidad para crear columnas más sensacionalistas y lograr sobresaltar a los lectores. Puede que lo que se comenta entre pasillos en la marina no sea lo mismo que lo que terminan narrando de manera épica los agentes encargados de las telecomunicaciones. Me gustaría saber más acerca de su opinión, señorita Sowon, si es que está interesada, claramente, en compartirla con un simple recluta como yo – Le comentó Teva con buen ánimo y con una marcada pero suave sonrisa en su semblante que inspiraba confianza y tranquilidad.
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Sowon escuchó sobre la mink a la cual identificaban como Berry, según el articulo ahora era Teniente aunque parecía haber escalado gracias a su trabajo duro y no con favores de otros, algo que despertaba cierta admiración por la clase obrera de aquella facción. Sonrió al ser preguntada sobre sus opiniones personales de alguien a quien nunca había visto y a sus ojos era un simple objeto peligroso cuyas garras sería preferible evitar.
—Si le soy sincera no tengo una opinión sobre ella, parece ser fuerte y trabajar duro cosa rara de ver en estos días. Pero juzgarle por historias, noticias y dar un juicio sin conocerle sería muy ofensivo para una dama. Si me guío por todo, puedo concluir en que no parece una mala persona para hacer negocios.—
Era evidente que la tal Berry podría darle todo el sueldo por un arma bonita dada las declaraciones puestas en el diario de que le gustaba ser teniente por su capa y que se dedicaría a entrenar a nuevos reclutas para que supieran defenderse. Declaraciones simples y sin mucha formalidad, pero que delataban que la mink poco se enteraba de las cosas o bien el valor de las mismas era diferente a la mente de comerciante de la herrera.
No pudo evitar pensar que ambas se encontraban en extremos opuestos, la teniente parecía hacer cosas sin necesidad de paga, trabajar voluntariamente e incluso no ver mucho interés en lujos o alguna casa ostentosa como algunos marines soñaban. Observó los carteles de recompensa y notó un sujeto cuyo valor rrondaba las siete cifras. Un millón por la cabeza de un aparente ladrón de bolsos.
—En el articulo mencionan algo sobre medallas, a lo mejor me pueda ayudar a capturar a este hombre y a cambio le den una de esas. ¿Le interesa ayudar a una dama?—
Preguntó mostrando el wanted del sujeto, parecía un habitual en la zona y según lo escuchado los marines estarían un rato en la isla rindiendo homenajes y haciendo algunos negocios por la zona. No era descabellado pensar que uno ayudase a mantener la seguridad de otros civiles capturando a un potencial peligro.
—Si le soy sincera no tengo una opinión sobre ella, parece ser fuerte y trabajar duro cosa rara de ver en estos días. Pero juzgarle por historias, noticias y dar un juicio sin conocerle sería muy ofensivo para una dama. Si me guío por todo, puedo concluir en que no parece una mala persona para hacer negocios.—
Era evidente que la tal Berry podría darle todo el sueldo por un arma bonita dada las declaraciones puestas en el diario de que le gustaba ser teniente por su capa y que se dedicaría a entrenar a nuevos reclutas para que supieran defenderse. Declaraciones simples y sin mucha formalidad, pero que delataban que la mink poco se enteraba de las cosas o bien el valor de las mismas era diferente a la mente de comerciante de la herrera.
No pudo evitar pensar que ambas se encontraban en extremos opuestos, la teniente parecía hacer cosas sin necesidad de paga, trabajar voluntariamente e incluso no ver mucho interés en lujos o alguna casa ostentosa como algunos marines soñaban. Observó los carteles de recompensa y notó un sujeto cuyo valor rrondaba las siete cifras. Un millón por la cabeza de un aparente ladrón de bolsos.
—En el articulo mencionan algo sobre medallas, a lo mejor me pueda ayudar a capturar a este hombre y a cambio le den una de esas. ¿Le interesa ayudar a una dama?—
Preguntó mostrando el wanted del sujeto, parecía un habitual en la zona y según lo escuchado los marines estarían un rato en la isla rindiendo homenajes y haciendo algunos negocios por la zona. No era descabellado pensar que uno ayudase a mantener la seguridad de otros civiles capturando a un potencial peligro.
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El ofrecimiento de busca y captura de parte de Sowon dejó pensativo a Teva, quien al oír de las medallas recordó las hazañas que se contaban entre pasillos en sus días de recién llegado a la base de la marina a la cual éste pertenecía. Algo hizo chispas en él y dada la seguridad que le emanaba aquella mística mujer de mirada tajante y fiera, optó por aceptar su invitación poniendo a disposición sus servicios en cualquier índole que pudiese ser de ayuda para el cometido, que era capturar al fugitivo de la ley.
- Oye, hic, niño bonito… espero no te hayas, hic, olvidado de nosotros – Un tanto ebrio y con mal balance del cuerpo se le acercó al marine aquel brabucón cazarrecompensas que previamente había sido encarado por la damisela de tajante mirar y de valeroso actuar, lo que había provocado un rencor en el hombre que se agravó con los tragos de licor, aparte, la manía de Bianca por excederse en las cantidades de alcohol que servía a sus clientes tampoco fue de mucha ayuda que digamos.
El sujeto en cuestión sacó su sable desgastado y, con la mano tiritona, le dispuso un tajo en dirección vertical al rubio de la marina, quien sólo se limitó a esquivar el movimiento torpe del cazador que no se encontraba en sus cabales.
- Intenté ser amable, pero un ataque directo a un miembro de la marina es una infracción que no puedo dejar pasar – Con un tono grave en su voz, fuera de la suavidad sonora que provocan sus palabras usualmente, le recriminó sus actos al cazador que quedó sorprendido ante la agilidad con la que Bossco esquivaba y tomaba de la muñeca al hombre alcoholizado. Acto seguido optó por realizar una llave de muñeca en el agresor volteando su lado interno del brazo hacia afuera, haciendo que éste soltara su arma y gimiera de dolor, sin dejar espacios para una acción defensiva le otorgó una patada en la zona media de tipo bandal chagui, típica patada semi circular del taekwondo que va dirigida a la zona media del oponente y que golpea con el empeine. La patada dejó por breves momentos sin aliento al adversario y esto lo hizo caer al suelo ahogado en su torpeza y el licor que lo mareaba le impidió volver a ponerse de pie nuevamente para afrontar la situación.
- Bueno, ¿nos vamos? Hay que encontrar a ese criminal para llevarlo ante la justicia – Le comentó Teva a Sowon mientras recuperaba su serenidad.
- Oye, hic, niño bonito… espero no te hayas, hic, olvidado de nosotros – Un tanto ebrio y con mal balance del cuerpo se le acercó al marine aquel brabucón cazarrecompensas que previamente había sido encarado por la damisela de tajante mirar y de valeroso actuar, lo que había provocado un rencor en el hombre que se agravó con los tragos de licor, aparte, la manía de Bianca por excederse en las cantidades de alcohol que servía a sus clientes tampoco fue de mucha ayuda que digamos.
El sujeto en cuestión sacó su sable desgastado y, con la mano tiritona, le dispuso un tajo en dirección vertical al rubio de la marina, quien sólo se limitó a esquivar el movimiento torpe del cazador que no se encontraba en sus cabales.
- Intenté ser amable, pero un ataque directo a un miembro de la marina es una infracción que no puedo dejar pasar – Con un tono grave en su voz, fuera de la suavidad sonora que provocan sus palabras usualmente, le recriminó sus actos al cazador que quedó sorprendido ante la agilidad con la que Bossco esquivaba y tomaba de la muñeca al hombre alcoholizado. Acto seguido optó por realizar una llave de muñeca en el agresor volteando su lado interno del brazo hacia afuera, haciendo que éste soltara su arma y gimiera de dolor, sin dejar espacios para una acción defensiva le otorgó una patada en la zona media de tipo bandal chagui, típica patada semi circular del taekwondo que va dirigida a la zona media del oponente y que golpea con el empeine. La patada dejó por breves momentos sin aliento al adversario y esto lo hizo caer al suelo ahogado en su torpeza y el licor que lo mareaba le impidió volver a ponerse de pie nuevamente para afrontar la situación.
- Bueno, ¿nos vamos? Hay que encontrar a ese criminal para llevarlo ante la justicia – Le comentó Teva a Sowon mientras recuperaba su serenidad.
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La mujer sonrió ante la afirmativa de ir, no pudo evitar disfrutar de como el soldado se encargaba de aquel charlatán aunque a sus ojos se había detenido en la mejor parte, aún así tomó su calabaza de agua y comenzó a caminar hasta la salida. Al ser consultada por el destino del maleante, una leve risa salió de sus labios, a la par que miraba de perfil al soldado mientras negaba con la cabeza. Sowon levantó un dedo y recorrió sus labios, antes de comenzar a explicar en detalle el destino que aquel criminal tendría por aparecer en un cartel y justamente en esa isla.
—¿Justicia? Eso lo encontrará en el infierno o en las fauces de alguna deidad que viva observando nuestras vidas, en lo que respecta a las leyes del Gremio y esta isla, la única moneda que vale como canje es su cabeza. No lo detendremos, mi tarea es matarle, sin cabeza no hay dinero y sin dinero un cazador no se esfuerza en intervenir. Esa es mi única motivación para encontrar a este sujeto. Tomar su cabeza, ver su rostro exhalar el último trozo de vida y entregarlo por una buena bolsa de dinero en el edificio que me da de comer...—
La voz de Sowon pareció fría, pragmática y metódica no había atisbo de maldad pero tampoco empatía por lo que ella solo consideraba dinero. La marina quizás tenia otro modo de juzgar, pero en aquella isla se regiría con su trabajo como justicia y no sería tan tonta como para dejar que un recluta le convenciera de lo contrario, después de todo ambos estaban cazando a una persona que se dedicaba a vivir mediante el ingreso de gente honrada. ¿No era eso proteger a civiles inocentes de un parásito que se alimentaba robando y dejando en la pobreza a otros? Caminó lentamente por las calles, buscando un lugar para poder tender una emboscada, su andar era delicado y elegante como si fuese una dama que se encontraba paseando con un oficial de la ley por las calles de aquel pueblo.
Giró en un callejón y utilizó su fruta para convertir la pared en un espacio abierto que llevaba a otra calle, claro una tela realista que colgaba del muro y lo hacía parecer un arco en mitad de la ciudad, sonrió mientras se ocultaba tras unas cajas del lugar y le indicaba al oficial hacer lo mismo al otro lado del callejón, le rodearían por detrás mientras el bandido intentase tomar una bolsa llena de piedras colocada sobre una de las cajas. Si era tan tonto como para tratar de huir por el falso pasadizo era más que seguro que terminaría con unos cuantos dientes menos y algunos huesos rotos.
—Es cuestión de esperar a la presa, de momento no podemos hacer mucho más...—
Sugirió la mujer con notable impaciencia en su rostro pero dispuesta a esperar lo que hiciera falta hasta que aquel bandido se presentase para tomar la bolsa de monedas, aunque no lo parecía tenía preparada a Aguja bajo su kimono para empalar al sujeto apenas cayese en esa trampa, simple pero seguramente efectiva dada la inexperiencia del objetivo lidiando con verdaderos cazadores.
—¿Justicia? Eso lo encontrará en el infierno o en las fauces de alguna deidad que viva observando nuestras vidas, en lo que respecta a las leyes del Gremio y esta isla, la única moneda que vale como canje es su cabeza. No lo detendremos, mi tarea es matarle, sin cabeza no hay dinero y sin dinero un cazador no se esfuerza en intervenir. Esa es mi única motivación para encontrar a este sujeto. Tomar su cabeza, ver su rostro exhalar el último trozo de vida y entregarlo por una buena bolsa de dinero en el edificio que me da de comer...—
La voz de Sowon pareció fría, pragmática y metódica no había atisbo de maldad pero tampoco empatía por lo que ella solo consideraba dinero. La marina quizás tenia otro modo de juzgar, pero en aquella isla se regiría con su trabajo como justicia y no sería tan tonta como para dejar que un recluta le convenciera de lo contrario, después de todo ambos estaban cazando a una persona que se dedicaba a vivir mediante el ingreso de gente honrada. ¿No era eso proteger a civiles inocentes de un parásito que se alimentaba robando y dejando en la pobreza a otros? Caminó lentamente por las calles, buscando un lugar para poder tender una emboscada, su andar era delicado y elegante como si fuese una dama que se encontraba paseando con un oficial de la ley por las calles de aquel pueblo.
Giró en un callejón y utilizó su fruta para convertir la pared en un espacio abierto que llevaba a otra calle, claro una tela realista que colgaba del muro y lo hacía parecer un arco en mitad de la ciudad, sonrió mientras se ocultaba tras unas cajas del lugar y le indicaba al oficial hacer lo mismo al otro lado del callejón, le rodearían por detrás mientras el bandido intentase tomar una bolsa llena de piedras colocada sobre una de las cajas. Si era tan tonto como para tratar de huir por el falso pasadizo era más que seguro que terminaría con unos cuantos dientes menos y algunos huesos rotos.
—Es cuestión de esperar a la presa, de momento no podemos hacer mucho más...—
Sugirió la mujer con notable impaciencia en su rostro pero dispuesta a esperar lo que hiciera falta hasta que aquel bandido se presentase para tomar la bolsa de monedas, aunque no lo parecía tenía preparada a Aguja bajo su kimono para empalar al sujeto apenas cayese en esa trampa, simple pero seguramente efectiva dada la inexperiencia del objetivo lidiando con verdaderos cazadores.
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Una mujer digna de temer si eres su enemigo, pensó Teva al oír las frívolas palabras que salían desde sus cuerdas vocales y se dirigían hacia el exterior pasando por su suave boca y resonando entre sus acogedores labios. Siguió paso a paso las instrucciones dadas por Sowon, la cazadora hizo gala de sus poderes dejando boquiabierto al recluta de dorados ojos que parecían brillar aún más con tal sorprendente habilidad de manipulación de los objetos transformándolos en algo similar a telas.
- Eso estuvo genial ¿Cómo lo haces? ¿Es algún tipo de aparato que transforma la materia en telajes que se usa con la palma de las manos o algo por el estilo? – En aquel entonces hacer gala de los poderes de una fruta del diablo no era muy común de presenciar para los novatos de infantería de la marina, por lo que se creía eran un mito en muchas partes, credo que Teva heredó de sus compañeros puesto que nunca había presenciado dichas artimañas de un usuario a tan corta distancia como lo había hecho en este preciso momento.
- ¿Crees que alguien caiga en este tipo de trampas? Digo, tendría que poseer una escaza materia gris en su cerebro para no darse cuenta de que es un viejo truco de cazadores para atraer a sus presas. Vamos, que eso te lo enseñan hasta en los cuarteles de capacitación, dudo que surja efecto… - Le recriminó con poca actitud de colaborar a la dama de negra y larga cabellera que le ordenó ocultarse detrás de unas cajas al igual que ella., ya que encontraba que el plan era un tanto simplista y que nadie en su san juicio caería en algo como eso.
Pero, sin esperarlo, un sujeto, y no cualquier sujeto, sino el que estaba anunciado como criminal en el cartel de se busca, estaba pasando por el lugar, y al ver el señuelo no dudo en alzarse para hacerse con él, a lo que el joven de tes pálida y un poco colérico salió de su escondite y le exclamó con fuerzas.
- ¿¡Qué!? ¿¡En serio!? ¡Vamos, cualquiera se daría cuenta que es una trampa! ¿Eres un imbécil o algo por el estilo? – Sin más aliento y con los dedos índice y pulgar de la mano diestra sujetando su tabique nasal frunció un poco el ceño mientras posaba cabizbajo e intentaba analizar la situación en la que se encontraba.
- Eso estuvo genial ¿Cómo lo haces? ¿Es algún tipo de aparato que transforma la materia en telajes que se usa con la palma de las manos o algo por el estilo? – En aquel entonces hacer gala de los poderes de una fruta del diablo no era muy común de presenciar para los novatos de infantería de la marina, por lo que se creía eran un mito en muchas partes, credo que Teva heredó de sus compañeros puesto que nunca había presenciado dichas artimañas de un usuario a tan corta distancia como lo había hecho en este preciso momento.
- ¿Crees que alguien caiga en este tipo de trampas? Digo, tendría que poseer una escaza materia gris en su cerebro para no darse cuenta de que es un viejo truco de cazadores para atraer a sus presas. Vamos, que eso te lo enseñan hasta en los cuarteles de capacitación, dudo que surja efecto… - Le recriminó con poca actitud de colaborar a la dama de negra y larga cabellera que le ordenó ocultarse detrás de unas cajas al igual que ella., ya que encontraba que el plan era un tanto simplista y que nadie en su san juicio caería en algo como eso.
Pero, sin esperarlo, un sujeto, y no cualquier sujeto, sino el que estaba anunciado como criminal en el cartel de se busca, estaba pasando por el lugar, y al ver el señuelo no dudo en alzarse para hacerse con él, a lo que el joven de tes pálida y un poco colérico salió de su escondite y le exclamó con fuerzas.
- ¿¡Qué!? ¿¡En serio!? ¡Vamos, cualquiera se daría cuenta que es una trampa! ¿Eres un imbécil o algo por el estilo? – Sin más aliento y con los dedos índice y pulgar de la mano diestra sujetando su tabique nasal frunció un poco el ceño mientras posaba cabizbajo e intentaba analizar la situación en la que se encontraba.
Sowon
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Sowon observó curiosa al joven que parecía haber confundido su habilidad, algo usual ya que el crear telas realistas desde su cuerpo y engancharlas al entorno gracias a su gran destreza manual podían inquietar a cualquiera y creer que simplemente volvía tela aquello que tocaba. Esbozó una sonrisa mientras su voz se pronunció sútil y misteriosa, como si gozara aquel desconocimiento e interés por una fruta del diablo tan común en muchos lugares.
—Un mago nunca revela sus trucos señor Bossco, pero puedo decirle que no vuelvo tela las cosas, solo la produzco y lee doy el patrón más adecuado según la situación... No sobreestimaría a alguien con un valor tan bajo por su cabeza y que ha robado a la persona equivocada para recibir ese precio.—
Comentó con sinceridad al ser cuestionada sobre su plan, había cazado a varios hombres quienes solo buscaban el dinero y apenas pensaban en ser detenidos o atrapados debido a que por sus recompensas tan bajas muchos cazadores los pasaban por alto o les dejaban huir. Era carne para novatos después de todo, un cazador experimentado deseaba cobrar una gran cantidad de una sola vez a hacer más trabajo por las mismas monedas.
Sowon en cambio era una mujer de negocios que no le importaba trabajar más si eso aseguraba gastar menos esfuerzo en la captura de sus objetivos. Podría cazar una gran recompensa, pero se divertía más con las pequeñas recompensas a las cuales se aseguraba de torturar antes de finalmente aburrirse.
Cerró sus ojos asintiendo al ver al criminal caer en la trampa y al recluta salir enfadado recriminando su falta de cuidado. Cuando el bandido intentó salir corriendo hacia la supuesta calle, chocó contra el muro de ladrillos con gran fuerza haciendo que las telas caigan suavemente a su alrededor y terminando con una herida en la frente antes de caer al suelo gritando por el golpe.
—Como pensaba a veces lo más simple es mejor...—
Deslizó su espada Aguja haciendo que esta emerja desde la manga derecha de su kimono, una espada alargada y fina, templada con acero damasco que no solo aumentaba la belleza por el patrón al ser recorrida por la luz del día si no que mostraba una fina escarcha tomando posesión de la longitud de la misma. El sonido crepitante del fino hielo que se formaba y el leve humo blanco emanando de la espada le daban un aspecto intimidante a la misma.
—¿Se encarga de sujetarlo mientras separo la cabeza? O ¿Prefiere vigilar en caso de visitas, mientras empalo sus extremidades y le privo del movimiento? No me es molestia señor Bossco, después de todo gracias a que usted le asustó ahora lo tengo a mi merced...—
Clavó lentamente la espada en la pierna izquierda del ladrón, la hoja se abrió paso por la piel, músculos y tendones hasta emerger por el otro extremo. Sin embargo, al momento de retirarse lentamente de la herida no hubo sangre, dos capas de hielo cubrían y cauterizaban la herida, demostrando que el arma era afilada, peligrosa pero con una actitud sádica al impedir el abundante sangrado que ese orificio hubiera tenido de hacerse con otra arma. La sangre fluía por la hoja, quedando detenida entre el hielo como finas gotas de rubíes que dotaban a la misma de una belleza mayor si cabía lugar, la mujer no pareció prestar mucha atención al suceso, era normal para ella y preparó la siguiente estocada.
—Un mago nunca revela sus trucos señor Bossco, pero puedo decirle que no vuelvo tela las cosas, solo la produzco y lee doy el patrón más adecuado según la situación... No sobreestimaría a alguien con un valor tan bajo por su cabeza y que ha robado a la persona equivocada para recibir ese precio.—
Comentó con sinceridad al ser cuestionada sobre su plan, había cazado a varios hombres quienes solo buscaban el dinero y apenas pensaban en ser detenidos o atrapados debido a que por sus recompensas tan bajas muchos cazadores los pasaban por alto o les dejaban huir. Era carne para novatos después de todo, un cazador experimentado deseaba cobrar una gran cantidad de una sola vez a hacer más trabajo por las mismas monedas.
Sowon en cambio era una mujer de negocios que no le importaba trabajar más si eso aseguraba gastar menos esfuerzo en la captura de sus objetivos. Podría cazar una gran recompensa, pero se divertía más con las pequeñas recompensas a las cuales se aseguraba de torturar antes de finalmente aburrirse.
Cerró sus ojos asintiendo al ver al criminal caer en la trampa y al recluta salir enfadado recriminando su falta de cuidado. Cuando el bandido intentó salir corriendo hacia la supuesta calle, chocó contra el muro de ladrillos con gran fuerza haciendo que las telas caigan suavemente a su alrededor y terminando con una herida en la frente antes de caer al suelo gritando por el golpe.
—Como pensaba a veces lo más simple es mejor...—
Deslizó su espada Aguja haciendo que esta emerja desde la manga derecha de su kimono, una espada alargada y fina, templada con acero damasco que no solo aumentaba la belleza por el patrón al ser recorrida por la luz del día si no que mostraba una fina escarcha tomando posesión de la longitud de la misma. El sonido crepitante del fino hielo que se formaba y el leve humo blanco emanando de la espada le daban un aspecto intimidante a la misma.
—¿Se encarga de sujetarlo mientras separo la cabeza? O ¿Prefiere vigilar en caso de visitas, mientras empalo sus extremidades y le privo del movimiento? No me es molestia señor Bossco, después de todo gracias a que usted le asustó ahora lo tengo a mi merced...—
Clavó lentamente la espada en la pierna izquierda del ladrón, la hoja se abrió paso por la piel, músculos y tendones hasta emerger por el otro extremo. Sin embargo, al momento de retirarse lentamente de la herida no hubo sangre, dos capas de hielo cubrían y cauterizaban la herida, demostrando que el arma era afilada, peligrosa pero con una actitud sádica al impedir el abundante sangrado que ese orificio hubiera tenido de hacerse con otra arma. La sangre fluía por la hoja, quedando detenida entre el hielo como finas gotas de rubíes que dotaban a la misma de una belleza mayor si cabía lugar, la mujer no pareció prestar mucha atención al suceso, era normal para ella y preparó la siguiente estocada.
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La resolución a la que había llegado la cazadora no era del agrado de Teva, mas no se atrevió a objetar porque algo en la actitud de ella le hacía poner los pelos de punta, como si estuviese frente a una bestia salvaje e indomable a la cual había que temer y de la cual había que cuidarse, por lo que optó por simplemente hacerse a un lado del suceso y esperar a que se diera la ejecución pública del criminal que, por su desgracia, se había topado con la mala suerte de encontrarse con Sowon.
- Pues, yo me haré a un lado, todo criminal debe ser reprendido, pero esta situación de algún modo logra incomodarme. Lo siento, aún no tengo tanta experiencia viendo a gente… morir – Un tanto titubeante y un tanto intranquilo expresó sus palabras lo más honesto posible, ya que era algo que anhelaba desde lo más recóndito de su corazón, hacerse entender y esperar a que el pobre hombre no sufriese mucho y encontrará un lugar en donde descansar en paz, aunque claro, de víctima no tenía nada y hablando de descanso eterno, si existe un ser tan piadoso que se lo conceda, estaríamos hablando de un gran milagro para aquel sujeto en cuestión.
Como era de esperarse, el ladrón fue apremiado y despojado el alma de su cuerpo, la manera frívola en que Sowon actuaba dejaba entrever en el semblante de Bossco que era aún muy inexperto en cuanto a afrontar situaciones difíciles se trataba, y en el fondo sabía que debía estar preparado para todo, ya que es primordial en la educación de un marine prepararse para los eventos catastróficos y de guerra, en los cuales se involucran muchos desastres alrededor de las vidas humanas.
- Si no te molesta, iré en busca de un compañero para dar aviso de la captura del criminal, y así poder cobrar lo propio – Tras sus palabras volvió al sitio en donde había conocido a la mujer de tes inmaculada blanca, allí le habló a uno de sus compañeros que portaba un aparato fotográfico y Teva le pidió que le acompañara para tomar evidencia del suceso.
Tras llegar a la escena, el marine que acompañaba al recluta quedó sorprendido por la brutalidad del acto y sin demora tomó varias fotografías del suceso para acreditar la captura en conjunto de aquel bandido de poca monta, lo que logró, por fin, relajar al recluta Bossco del todo.
- Pues, yo me haré a un lado, todo criminal debe ser reprendido, pero esta situación de algún modo logra incomodarme. Lo siento, aún no tengo tanta experiencia viendo a gente… morir – Un tanto titubeante y un tanto intranquilo expresó sus palabras lo más honesto posible, ya que era algo que anhelaba desde lo más recóndito de su corazón, hacerse entender y esperar a que el pobre hombre no sufriese mucho y encontrará un lugar en donde descansar en paz, aunque claro, de víctima no tenía nada y hablando de descanso eterno, si existe un ser tan piadoso que se lo conceda, estaríamos hablando de un gran milagro para aquel sujeto en cuestión.
Como era de esperarse, el ladrón fue apremiado y despojado el alma de su cuerpo, la manera frívola en que Sowon actuaba dejaba entrever en el semblante de Bossco que era aún muy inexperto en cuanto a afrontar situaciones difíciles se trataba, y en el fondo sabía que debía estar preparado para todo, ya que es primordial en la educación de un marine prepararse para los eventos catastróficos y de guerra, en los cuales se involucran muchos desastres alrededor de las vidas humanas.
- Si no te molesta, iré en busca de un compañero para dar aviso de la captura del criminal, y así poder cobrar lo propio – Tras sus palabras volvió al sitio en donde había conocido a la mujer de tes inmaculada blanca, allí le habló a uno de sus compañeros que portaba un aparato fotográfico y Teva le pidió que le acompañara para tomar evidencia del suceso.
Tras llegar a la escena, el marine que acompañaba al recluta quedó sorprendido por la brutalidad del acto y sin demora tomó varias fotografías del suceso para acreditar la captura en conjunto de aquel bandido de poca monta, lo que logró, por fin, relajar al recluta Bossco del todo.
Sowon
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Sowon suspiró mientras atravezaba el corazón de su objetivo sin emoción en sus ojos más que la satisfacción de un trabajo bien hecho. Observó al joven recluta mientras guardaba su arma entre las telas de su ropa, su mirada era serena y su rostro inmaculado no mostraba signos de molestia más bien emanaba una curiosidad ante el hecho de un soldado que no estaba preparado para ver la muerte en un mundo donde muchas veces el diálogo no era una opción.
—¿Cree que Berry no estuvo preparada para matar también? Sé que los métodos de la marina no son tan brutales como los de la Legión aunque me sorprende ver soldados que le tengan cierta repulsión a la muerte... supongo que es algo que se gana con el tiempo, pero déjeme darle un simple consejo. En el mundo muchas veces es cuestión de matar o morir, si tiene algo valioso que proteger será mejor que no sea tan inocente. Pero, no soy una marine, a lo mejor son cosas que deba hablar con sus superiores...—
La herrera cercenó la cabeza de su objetivo y le envolvió en telas, cuando el joven regresó solo había un cuerpo sin cabeza en el suelo y la herrera sostenía una calabaza en su mano. Era increíble el nivel de detalle que sus telas podían alcanzar para restarle un poco de brutalidad al hecho de cargar una cabeza hasta el edificio del gremio.
—Bien, supongo que debo agradecerle por la ayuda señor Bossco y cobrar esta recompensa. Si necesita algún arma más adelante no dude en contactarme, le dejaré mi número por si gusta llamarme cuando tenga un rango mayor y podamos charlar de negocios más importantes.—
Sowon deslizó el papel al bolsillo del uniforme del joven para sonreír luego y agachar la cabeza en señal de respeto a los dos reclutas presentes. Solo quedaba entregar la cabeza y cobrar la recompensa por aquel pequeño encargo, si bien el día todavía era joven y quizás Teva deseara algo más antes de despedirse. Bebió un poco de agua mientras comenzaba a avanzar hasta el edificio principal del gremio.
Su espada ya estaba saciada y ahora su atención se deslizaba más a la forja, deseaba crear algo simplemente para mantener su mente ocupada, era una mujer que no aceptaba estar mucho tiempo sin hacer algo productivo con su vida.
—¿Cree que Berry no estuvo preparada para matar también? Sé que los métodos de la marina no son tan brutales como los de la Legión aunque me sorprende ver soldados que le tengan cierta repulsión a la muerte... supongo que es algo que se gana con el tiempo, pero déjeme darle un simple consejo. En el mundo muchas veces es cuestión de matar o morir, si tiene algo valioso que proteger será mejor que no sea tan inocente. Pero, no soy una marine, a lo mejor son cosas que deba hablar con sus superiores...—
La herrera cercenó la cabeza de su objetivo y le envolvió en telas, cuando el joven regresó solo había un cuerpo sin cabeza en el suelo y la herrera sostenía una calabaza en su mano. Era increíble el nivel de detalle que sus telas podían alcanzar para restarle un poco de brutalidad al hecho de cargar una cabeza hasta el edificio del gremio.
—Bien, supongo que debo agradecerle por la ayuda señor Bossco y cobrar esta recompensa. Si necesita algún arma más adelante no dude en contactarme, le dejaré mi número por si gusta llamarme cuando tenga un rango mayor y podamos charlar de negocios más importantes.—
Sowon deslizó el papel al bolsillo del uniforme del joven para sonreír luego y agachar la cabeza en señal de respeto a los dos reclutas presentes. Solo quedaba entregar la cabeza y cobrar la recompensa por aquel pequeño encargo, si bien el día todavía era joven y quizás Teva deseara algo más antes de despedirse. Bebió un poco de agua mientras comenzaba a avanzar hasta el edificio principal del gremio.
Su espada ya estaba saciada y ahora su atención se deslizaba más a la forja, deseaba crear algo simplemente para mantener su mente ocupada, era una mujer que no aceptaba estar mucho tiempo sin hacer algo productivo con su vida.
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La despedida de Sowon dejando su número en el traje del recluta provocó un deje de nostalgia en el marine, aunque para sí mismo pensaba que esta no sería la última vez que la vería ya que el mundo de los cazarrecompensas está ligado al de la Alianza por meros fines comerciales, ya que ambos bandos se encargan, por decirlo de alguna manera, de limpiar la basura del mundo.
Teva se despidió de la frívola y a la vez apasionada mujer y volvió al bar en el que se habían encontrado, mientras que la pelinegra se dirigió en dirección al gremio para cobrar la recompensa de su actual caza. En el bar La Copa de Oro, había aún algunos marines, mientras que otros ya habían dejado el lugar para dirigirse a distintos puntos estratégicos de la isla a realizar sus labores de negociación con cierta agrupación de cazadores.
Rayos, así que me falta esa crueldad innata de los asesinos para resistir estos trabajos, pensó para sí mismo el rubio marine que se hallaba recostado en la barra mientras con su mano izquierda jugaba con el vaso de leche que previamente le había pedido a Bianca, aunque como es de costumbre, ésta se excedió y le dio uno con extra leche a su cliente.
- ¿Qué te pasa, chico? Te noto algo deprimido – Le comentó un compañero a un desanimado Bossco, mientras que éste se reintegraba a su postura habitual y bebía de su vaso de leche hasta acabar la última gota.
- Pienso que me hace falta entrenamiento, anhelo adquirir más experiencia para enfrentarme a la vida con una actitud digna de un héroe y poder resguardar la paz de los inocentes – Afirmó Teva mientras se ponía de pie y apretaba el puño con fervor.
- ¡Jajajaja! Así que un héroe, vayas metas las tuyas. Pues, te aconsejo, más como amigo que como compañero, que sigas tus sueños y des todo de ti para cumplirlos – Le animó el marine que se sacó el sombrero y le otorgó una reverencia al de ojos dorados que se hacía de mejor ánimo y se dispuso a pedirle un aparato a su colega.
- Hola ¿Sowon? Me gustaría saber si quisieras acompañarme esta noche a dar tributo a los muertos en Sapoten, llevaremos ofrendas y celebraremos alrededor de las lapidas hasta la salida del sol ¿Qué te parece la idea? – Le comunicó su invitación marcando con el den den mushi de su compañero al número que le había dejado hace un par de horas atrás la mujer de gran carácter.
Teva se despidió de la frívola y a la vez apasionada mujer y volvió al bar en el que se habían encontrado, mientras que la pelinegra se dirigió en dirección al gremio para cobrar la recompensa de su actual caza. En el bar La Copa de Oro, había aún algunos marines, mientras que otros ya habían dejado el lugar para dirigirse a distintos puntos estratégicos de la isla a realizar sus labores de negociación con cierta agrupación de cazadores.
Rayos, así que me falta esa crueldad innata de los asesinos para resistir estos trabajos, pensó para sí mismo el rubio marine que se hallaba recostado en la barra mientras con su mano izquierda jugaba con el vaso de leche que previamente le había pedido a Bianca, aunque como es de costumbre, ésta se excedió y le dio uno con extra leche a su cliente.
- ¿Qué te pasa, chico? Te noto algo deprimido – Le comentó un compañero a un desanimado Bossco, mientras que éste se reintegraba a su postura habitual y bebía de su vaso de leche hasta acabar la última gota.
- Pienso que me hace falta entrenamiento, anhelo adquirir más experiencia para enfrentarme a la vida con una actitud digna de un héroe y poder resguardar la paz de los inocentes – Afirmó Teva mientras se ponía de pie y apretaba el puño con fervor.
- ¡Jajajaja! Así que un héroe, vayas metas las tuyas. Pues, te aconsejo, más como amigo que como compañero, que sigas tus sueños y des todo de ti para cumplirlos – Le animó el marine que se sacó el sombrero y le otorgó una reverencia al de ojos dorados que se hacía de mejor ánimo y se dispuso a pedirle un aparato a su colega.
- Hola ¿Sowon? Me gustaría saber si quisieras acompañarme esta noche a dar tributo a los muertos en Sapoten, llevaremos ofrendas y celebraremos alrededor de las lapidas hasta la salida del sol ¿Qué te parece la idea? – Le comunicó su invitación marcando con el den den mushi de su compañero al número que le había dejado hace un par de horas atrás la mujer de gran carácter.
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Sowon se dedicó a la forja tras cobrar la recompensa, recibió la llamada al poco tiempo de iniciar, tardando en hablar ya que inicialmente no le veia beneficio. Aunque antes de dar una respuesta analizó mejor el mensaje, irían varios marines y si lograba causar un impacto a lo mejor lograba promocionarse entre estos, además tenía tiempo hasta la noche para lograr un arma que sirviese como ofrenda.
—Nos veremos ahí señor Bossco...—
Respondió antes de colgar y volver al calor de la forja, el sonido del martillo rebotando contra el metal ardiente junto al ruido del mismo al estirarse le sumieron en un trance rítmico donde sus manos se convertían en forjadoras de un destino. Manipulando el calor, la forma y las medidas de aquel trozo anaranjado cuya forma comenzaba a materializarse de manera clara.
Bebió agua mientras observaba el arma templada a la luz de la forja, ultimando los detalles de la vaina y la guarda con sus telas, una katana tradicional con una vaina negra y rombos dorados. El negro en muchas culturas simbolizaba el duelo, por tanto aquella katana era perfecta para la ofrenda en un cementerio.
Se deshizo de sus ropas para tomar un baño caliente, tras lo cual realizó su peinado y perfumó su cuerpo, vistiendo un kimono negro en el cual flores blancas reptaban hasta su cintura. Escondió a Aguja en su manga izquierda, mientras tomaba la espada ceremonial con la derecha y se dirigía a aquel cementerio, llegó como un angel de la muerte al lugar.
Bella, inmaculada, cuyos labios carmesí brillaban a la luz de las estrellas. Colocó la espada en el altar, mientras pasaba por al lado de los soldados y brindaba una reverencia. Sus costumbres como geisha le ayudaban a no desentonar en aquellas ceremonias, sonrió mientras el aire se llenaba de un dulce aroma a jazmines al viento acariciar su cabello.
—Nos veremos ahí señor Bossco...—
Respondió antes de colgar y volver al calor de la forja, el sonido del martillo rebotando contra el metal ardiente junto al ruido del mismo al estirarse le sumieron en un trance rítmico donde sus manos se convertían en forjadoras de un destino. Manipulando el calor, la forma y las medidas de aquel trozo anaranjado cuya forma comenzaba a materializarse de manera clara.
Bebió agua mientras observaba el arma templada a la luz de la forja, ultimando los detalles de la vaina y la guarda con sus telas, una katana tradicional con una vaina negra y rombos dorados. El negro en muchas culturas simbolizaba el duelo, por tanto aquella katana era perfecta para la ofrenda en un cementerio.
Se deshizo de sus ropas para tomar un baño caliente, tras lo cual realizó su peinado y perfumó su cuerpo, vistiendo un kimono negro en el cual flores blancas reptaban hasta su cintura. Escondió a Aguja en su manga izquierda, mientras tomaba la espada ceremonial con la derecha y se dirigía a aquel cementerio, llegó como un angel de la muerte al lugar.
Bella, inmaculada, cuyos labios carmesí brillaban a la luz de las estrellas. Colocó la espada en el altar, mientras pasaba por al lado de los soldados y brindaba una reverencia. Sus costumbres como geisha le ayudaban a no desentonar en aquellas ceremonias, sonrió mientras el aire se llenaba de un dulce aroma a jazmines al viento acariciar su cabello.
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La afirmativa de Sowon ante su petición de acompañarle fue de mucho agrado para Teva, lo que lo hizo alegrarse de sobremanera, finalizando así la llamada a través del den den mushi. Acto seguido le entregó el aparato de caracol a su compañero y le pronunció las siguientes palabras:
- Llama al Capitán, dile que tenemos avances con las negociaciones y que se dirija al anochecer a las tumbas de los marines en Sapoten, que allí de seguro encontrará a una mujer deseosa de entablar conversación con alguien de su nivel y que sería una buena idea negociar con aquella persona. Agrégale a mi informe que he ayudado en la captura de un criminal y que pronto estaré con todos en el lugar fúnebre, que primero tengo que alistarme. Te lo encargo, compañero – Tras decir estas palabras apresuradamente, el joven recluta salió del lugar disparado para dirigirse al hostal en el que se iban a alojar las pertenencias de algunos marines que se quedarían más tiempo en la isla para así pedir prestado un baño y tomar una ducha de agua caliente que le revitalizaría las energías consumidas con la diplomacia del día y la batalla de más tarde, además tenía que estar en plena forma para rendir homenaje a los muertos durante toda la noche, iba a ser esta una celebración de aquellas.
No tardó mucho en salir del baño y vestirse con sus ropas más formales, aunque típicas en él las prendas de ese estilo, para así poder dirigirse con tranquilidad hacia el cementerio Sapoten, donde lo estaban esperando ya sus compañeros, sin antes tomar entre sus manos un bastón que le había encargado previamente y encarecidamente a uno de sus compañeros que trasladara hasta esa posada, pero a la salida del sitio notó un pequeño disturbio.
- ¿Dónde está es marinero de pacotilla? ¡Me vengaré por lo de esta tarde! – Al mirar con detenimiento Teva se dio cuenta de que aquel sujeto era el cazador del sable sin filo que al parecer había recuperado los estribos y salido por fin de su borrachera.
- Disculpa, no tengo tiempo para ti – Tras compensar estas fugaces palabras, apoyó el bastón herencia de su abuelo en el suelo y dio un salto en velocidad, propinándole así una gran patada voladora en el rostro al cazador, quien cayó desplomado sin poder hacer nada.
Eso casi me arruina el traje, pensó para sí mismo mientras dejaba la escena sin mayor miramiento. El camino hasta la tumba de los marineros caídos en batalla se había hecho extenuante, pero esto no le quitó el ánimo al recluta novato que estaba preparado para celebrar toda la noche junto a los suyos. Una vez llegado al sitio lo primero que hizo fue hablar con su compañero encargado de recolectar los informes individuales de cada uno de los miembros de la marina que estaban en Cactus Island, para preguntar acerca de si el Capitán, a bordo del barco que los trajo a la isla, se había dignado a aparecerse para la misión de negociación de la que tanto se rumoreaba entre los afiliados a la Alianza.
- Llama al Capitán, dile que tenemos avances con las negociaciones y que se dirija al anochecer a las tumbas de los marines en Sapoten, que allí de seguro encontrará a una mujer deseosa de entablar conversación con alguien de su nivel y que sería una buena idea negociar con aquella persona. Agrégale a mi informe que he ayudado en la captura de un criminal y que pronto estaré con todos en el lugar fúnebre, que primero tengo que alistarme. Te lo encargo, compañero – Tras decir estas palabras apresuradamente, el joven recluta salió del lugar disparado para dirigirse al hostal en el que se iban a alojar las pertenencias de algunos marines que se quedarían más tiempo en la isla para así pedir prestado un baño y tomar una ducha de agua caliente que le revitalizaría las energías consumidas con la diplomacia del día y la batalla de más tarde, además tenía que estar en plena forma para rendir homenaje a los muertos durante toda la noche, iba a ser esta una celebración de aquellas.
No tardó mucho en salir del baño y vestirse con sus ropas más formales, aunque típicas en él las prendas de ese estilo, para así poder dirigirse con tranquilidad hacia el cementerio Sapoten, donde lo estaban esperando ya sus compañeros, sin antes tomar entre sus manos un bastón que le había encargado previamente y encarecidamente a uno de sus compañeros que trasladara hasta esa posada, pero a la salida del sitio notó un pequeño disturbio.
- ¿Dónde está es marinero de pacotilla? ¡Me vengaré por lo de esta tarde! – Al mirar con detenimiento Teva se dio cuenta de que aquel sujeto era el cazador del sable sin filo que al parecer había recuperado los estribos y salido por fin de su borrachera.
- Disculpa, no tengo tiempo para ti – Tras compensar estas fugaces palabras, apoyó el bastón herencia de su abuelo en el suelo y dio un salto en velocidad, propinándole así una gran patada voladora en el rostro al cazador, quien cayó desplomado sin poder hacer nada.
Eso casi me arruina el traje, pensó para sí mismo mientras dejaba la escena sin mayor miramiento. El camino hasta la tumba de los marineros caídos en batalla se había hecho extenuante, pero esto no le quitó el ánimo al recluta novato que estaba preparado para celebrar toda la noche junto a los suyos. Una vez llegado al sitio lo primero que hizo fue hablar con su compañero encargado de recolectar los informes individuales de cada uno de los miembros de la marina que estaban en Cactus Island, para preguntar acerca de si el Capitán, a bordo del barco que los trajo a la isla, se había dignado a aparecerse para la misión de negociación de la que tanto se rumoreaba entre los afiliados a la Alianza.
Sowon
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Sowon había sido abordada por un capitán de los marines con el cual conversó sobre los negocios de armas y el precio del mismo trato, tras una breve conversación reapareció ante el grupo de soldados. Observó a los reclutas mientras bebía un poco de agua y se acercaba a Bossco, sus ojos y su expresión pese a su inmaculada belleza emitían una frialdad que junto a la atmosfera del cementerio le dotaban de un matiz aterrador e inquietantemente natural.
—Señor Bossco, es agradable verle nuevamente, creo que pronto tendrán armas de mi parte... en otras noticias presiento que la fiesta está por iniciar. Por mi parte me quedaré un tiempo y luego me retiraré, no es de mi agrado pasar tiempo sin hacer algo productivo o que me demande ganancias.—
La mujer sonrió haciendo una pequeña reverencia y caminando hasta llegar a un costado del lugar, observando la celebración desde la distancia. Aunque no lo supiera era una mujer bastante aburrida en esos temas y le veía poco o nulo interés al no demandarle una ganancia propia. Además dee sus propios gustos, los cuales rozaban en una obsesión por el control de cada detalle o decoración.
Su piel, sus labios, su vestido e incluso su aroma le dotaban de un aura espectral algunos marines le confundían con una especie de fantasma que les vigilaba y pocos se atrevían a mirar sus ojos desonteresados. La mujer se dedicó a brindar un tratamiento a su espada Aguja mientras aguardaba unos instantes para poder desaparecer entre la multitud, una imagen la cual la mayoría considero tétrica ya que no todos los días observaban a una mujer de negro afilando y lustrando la hoja de un arma tan peculiar.
—Señor Bossco, es agradable verle nuevamente, creo que pronto tendrán armas de mi parte... en otras noticias presiento que la fiesta está por iniciar. Por mi parte me quedaré un tiempo y luego me retiraré, no es de mi agrado pasar tiempo sin hacer algo productivo o que me demande ganancias.—
La mujer sonrió haciendo una pequeña reverencia y caminando hasta llegar a un costado del lugar, observando la celebración desde la distancia. Aunque no lo supiera era una mujer bastante aburrida en esos temas y le veía poco o nulo interés al no demandarle una ganancia propia. Además dee sus propios gustos, los cuales rozaban en una obsesión por el control de cada detalle o decoración.
Su piel, sus labios, su vestido e incluso su aroma le dotaban de un aura espectral algunos marines le confundían con una especie de fantasma que les vigilaba y pocos se atrevían a mirar sus ojos desonteresados. La mujer se dedicó a brindar un tratamiento a su espada Aguja mientras aguardaba unos instantes para poder desaparecer entre la multitud, una imagen la cual la mayoría considero tétrica ya que no todos los días observaban a una mujer de negro afilando y lustrando la hoja de un arma tan peculiar.
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