Como se vive, se muere [Piratas Salamandra]

Narración del entorno:

Un barco recién zarpado del muelle de Arabasta, (ciudad claramente famosa tanto por sus desiertos como por sus tormentas de arena) navegaba rumbo mar abierto con apariencia de tener bastante prisa. El mar estaba en calma, la brisa ayudaba a empujar las velas de los navíos y en el cielo no habían nubes que amenazasen tempestad, estaba claro y despejado. Un sol radiante azotaba a todo aquél que no se protegiese la piel, tostando lentamente al despistado de turno. La luz del sol hacía que las olas del mar pareciesen brillar como si de pequeñas pepitas de oro nadasen entre ellas.
A una distancia bastante larga, en la misma ruta que el primer barco, otro navío salió de la misma isla, también parecía llevar prisa en sus movimientos, los marineros iban de lado a lado para poder aprovechar cada impulso de aire en sus velas, este segundo era marine y claramente estaba siguiendo al primero que era pirata (Por si alguien se lo preguntaba). Efectivamente, la marina estaba persiguiendo al barco pirata de los aún no nombrados "Piratas Salamandra" ¿Por qué? Quizás la muchacha que fue transportada en un estado somnoliento a lomos de otra muchacha más despierta al barco pirata tenía algo que ver.

La señorita Naminé había tenido un encontronazo con unos marines que no tenían buenas intenciones para con ella, la señorita Hikari había ayudado a dicha cantante a defenderse y posteriormente a salir corriendo de la isla en el barco de los piratas que le ayudaban a buscar a su hermana y siguiendo el hilo de los acontecimientos, ahora mismo se encontraban huyendo en un barco que ya fue robado... Un día normal en la vida de dicha tripulación...

Narración en primera persona:

Tras correr por los tablones de madera con la muchacha encima, Hikari consiguió llegar hasta el barco donde dio un aviso a todos los tripulantes, necesitábamos salir de ahí fuese como fuese y rápido, habían marineros, diez para ser exactos que estaban depositando la comida para el siguiente viaje, siete que se encargaban de dejar toda la comida en la bodega, dos que estaban reparando el baño comunitario y otro que era el jefe queriendo cobrar la comida que estaba aprovisionando en el barco. Diez personas que una vez la herrera tocó cubierta, no pudieron bajar. Sin que pudieran reaccionar, la muchacha les dio a Naminé y le ordenó que se hicieran cargo de llevarla dentro, para después espada en mano amenazó a todos los presentes con empezar a cortar algo más que las uñas si no zarpaban ya. Tras un par de opositores y dos golpes con el reverso del arma, todos pusieron mucho empeño en salir por patas del muelle.

La joven creyó estar a salvo cuando no vio ningún barco que les persiguiera pero no tardaron ni media hora de huida cuando el hombre que mandó a hacer de vigía avisó que un barco marine se divisaba a lo lejos. Todo fue tal caos desde el inicio que para cuando se quiso dar cuenta, ni siguiera comprobó que estuvieran todos los tripulantes en el barco ¿Le había robado el barco a Yor? Deseó que ese hombre haya permanecido dentro del barco pues si no, la vergüenza se apoderaría de ella. Entró al interior del barco -¿Capitán?- Preguntó tímidamente, esperaba respuesta pero a la vez no quería enfrentarse al hecho de que había tomado una decisión más que importante por si sola... -Que estén todos dentro- Se dijo en voz baja a si misma...



Situación:

Naminé entró dormida y se dejó descansar en un camarote (O esa es la idea)
Se tomará que quien no postee en el tema, está ayudando con la huída en segundo plano
Nos persigue a lo muy lejos un barco marine
Hikari a secuestrado a diez personas...

Poco a poco fui abriendo los ojos, estirándome un poco en la cama, no queriendo levantarme todavía. Llevaba unos días un poco desanimado desde la marcha de Jin, pero bueno, era algo que tenía que afrontar… En algún momento… Sin embargo, esta vez unas voces me habían despertado en contra de mi voluntad, haciendo que no tuviera más remedio que espabilar rápidamente. Conforme fui saliendo del camarote, escuché con mayor nitidez la voz, descubriendo que era la de Hikari. En cuanto escuché la palabra capitán, las fuerzas volvieron a mí como por arte de magia, haciendo que sonriera ampliamente. ¡Era un capitán pirata y más me valía comportarme como uno! Finalmente me encontré con la bella muchacha, saludándola.

-¿Pasa algo? Perdón, creo que se me pegaron las sábanas.- Saqué la lengua un poco, quitándome la responsabilidad hasta que de golpe, noté que el barco se estaba moviendo-. ¿Eh? ¿Cuándo nos hemos ido de Arabasta?

Sin esperar respuesta alguna, avancé un poco más hasta salir hasta cubierta, donde el viento salado me saludó con alegría. Estábamos yendo bastante rápido, aunque era un poco raro teniendo en cuenta que no éramos tantos en la tripulación como para aprovechar su velocidad bien… Claro, ahora éramos King, Hikari, unos 10 desconocidos que se estaban moviendo por toda la cubierta… Espera, ¿¡qué?!

Miré en shock a toda esta gente que no conocía de nada, pero que estaba navegando mi barco como si nada, moviéndose de un lado para otro. Entonces escuché algo sobre un barco marine siguiéndonos, por lo que sin dudarlo un segundo alcé el vuelo hasta el puesto de vigía donde ya había alguien mirando. Casi perdió el equilibrio del susto, pero yo solo lo ignoré y miré en dirección al barco que, efectivamente, nos estaba persiguiendo y que cada vez estaba más cerca. Me pasé la mano por la cara, no sabiendo muy bien si estaba soñando todo aquello. Cuando finalmente, y tras muchos pellizcos, me di cuenta de que todo era real bajé de un salto hasta la cubierta, donde me encontré de nuevo a mí herrera.

-Eh… ¿Quién es esta gente? ¿Por qué nos sigue la liga? ¿Ese tío tiene un ojo de madera?- Dije señalando a uno de los tripulantes-. Que no me quejo, una aventura siempre es divertida, pero desde luego no me la esperaba recién levantado. ¿Ahora qué hemos hecho?

Todavía tenía alguna que otra pesadilla mientras dormía en aquella cama. La verdad que no sabía como había llegado a aquel barco, bueno, realmente si. Creo que Hikari fue la que me dejó allí tirada para que me repusiera, y aún así no la veía por ningún lado. El camarote era amplio, no era la panacea pero era bastante vistoso. Tenía uan ventana junto a la cama, y nada más reclinarme en ella pude ver que estábamos en mar abierto. Parec´çia que Hikari lo había logrado, y habíamos escapado de Arabasta en etremis.

¿Estaría bien mi cocinero? Quizás Hikari logró subirlo a bordo, o quizás haya logrado salir por su pie de la isla. Sea como sea alguien iba a tener que responder por lo que había pasado allí. Ahora mismo no tenía nada, pues había perdido a mi tripulación y barco. Solo esperaba que Meneror no se enterara, no quisiera tener que aguantarle un "ya te lo dije " de nuevo. Paso de volver a trabajar con él, además, pienso cepillarte a todos esos capullos que me han hecho esto. Por lo menos ya sé que mi enemigo son los malditos marines. No pienso dejar ninguno.

Pero ahora mismicito poco podía hacer. Aún seguía cansada, pero ya no hasta el punto de dormirme. Aún así lo que si tenía era bastante hambre, y sed, mucha. Así que con calma me levanté de la cama y caminé con paso lento hacia la puerta, la cual estaba abierta. Eso es buena señal, se fían de mi lo suficiente como para no encerrarme. A ver si lograba ver a Hikari para darle las gracias por salvarme el pellejo. La verdad es que tenía ganas de conocer al resto de la tripulación, simplemente por ver como eran, porque entiendo, que estamos en el barco que Hikari me dijo que íbamos a estar...espero.

Así que salí de la habitación y comencé a caminar por los pasillos del sitio. No sabía muy bien en que parte del barco estaba, pero que estaba en uno era un hecho. Así que caminé intentando toparme con alguien, y si no era el caso buscaría una salida hacia la cubierta, porque allí, siempre hay alguien.

Tras ir de un lado hacia otro, dando ordenes (algunas sin sentido, es lo que tiene no saber de navegación en general) y estresándose un poco, una voz amiga le hizo relajarse -¿Capitán?- Preguntó obviamente a su capitán que por fin había dado señales de vida. Normalmente no le habla tan directamente pero la situación era apremiante -¿Que si pasa algo? Que no pasa mejor dicho... En resumidas cuentas, hace bastante tiempo que hemos zarpado de Arabasta. Esta gente nos esta ayudando a salir de puerto pues nos persigue un barco marine- Comenta hasta ser interrumpida -¡Hemos sido secuestrados!- Gritó uno, pero Hikari no le dio ni un ápice de su atención -La liga nos sigue por que es su trabajo. No, no es un ojo de madera, tiene cataratas y presbicia bastante avanzada, le pregunté ayer por que me daba escalofríos...- De pronto se escucha una voz de fondo -Os estoy escuchando, también tengo sentimientos ¿sabes?- Pero también fue ignorado... Tras coger aire y pasar de un estado de alerta a uno un poco más deprimente, hombros caídos, mirada al suelo, vamos el pack completo aclara la situación -Hemos atacado a un sargento creo que era de la marina, Naminé y yo, por si te lo preguntas, Naminé es una chica encantadora, capitana de un barco que detonaron junto a toda su tripulación y cuando fueron a por ella... Bueno...- Hikari se aparta el pelo de la cara y muestra los arañazos y quemaduras de las balas que rebotaron en su piel cuando la hizo de piedra, mostró sus brazos y un poco del pecho a la par que se sonrojaba, por todos lados tenía marcas de los disparos... -Nos defendimos, la muchacha sabe sobrevivir pero en plena escapada se desmayó y la traje al barco, no sabía que más... hacer...- Su voz baja dos tonos y se endulza un poco, por dos motivos, el primero la vergüenza de admitir que creía poder depender de Yor y el segundo pues para que no se enfadase tanto -Así que la traje aquí... Sabía que contigo estaríamos... Bien...- Su color tomate brillante hacía presencia en la escena cubriendo sus mejillas...

Al poco rato, aparece la muchacha de la voz de oro -Naminé, este es Yor, Yor, ella es Naminé, parece una desconocida pero si la llegas a oír en el concierto... Te acaricia el alma con sus canciones, no pude dejarla ahí... Y menos tras una jugada tan sucia como la que le hizo a su tripulación...- Acto seguido hincó la rodilla derecha al suelo, dejando la izquierda hacia arriba, cerca de su cara y puso el puño derecho en el suelo mientras el brazo izquierdo se apoyaba en la rodilla del mismo lado (Como un ninja informando en Naruto) -Siento haber inducido la situación, acepto tanto la culpa como el castigo, pero no la entregue...- Si se portaba siempre igual, como cuando encontró a Hikari, la herrera sabía que no le daría la espalda, pero no lo conocía, habían tenido un encontronazo, dos conversaciones y cada uno a su aire, quizás no lo conocía del todo ¿Que iba a hacer?

La muchacha se sentía culpable, había tomado las decisiones del barco, había movido el barco y había actuado como la propietaria del barco sin preguntar al verdadero capitán, sentía que había faltado al respeto a Yor, aún que ya le avisó que era una mujer problemática, se había metido en sus zapatos sin permiso y claramente eso le pesaba. Además estaba nerviosa por la persecución pero más por el tema de haber tomado decisiones sin consenso de la tripulación, tan nerviosa que se le iba a salir el corazón del pecho...

Puse las manos en las caderas mientras escuchaba atentamente a mi herrera y alguno de los comentarios de los marineros. No pude evitar reír un poco por el comentario del que tenía el ojo raro, la verdad es que daba un poco de penita, pero era lo que había. Tampoco me importó demasiado lo del secuestro, no les estábamos tratando mal. Sin embargo, cuando vi las heridas en el cuerpo de Hikari, apreté la mandíbula, cambiándome la expresión al completo por una seria. A partir de ese momento, presté mucha más atención a la conversación, en total silencio. Observé cómo me presentaba a la tal Naminé, que había aparecido de algún lugar del barco y una vez terminó de explicarse, asentí.

Esto era culpa mía. Me había enfrascado en mis propios problemas y había desatendido las necesidades de mi tripulación como lo haría un mal capitán. Ya me lo había dicho Albert en su momento, que si seguía comportándome de esta manera tan egoísta acabaría pasando algo así. Tragué saliva y me agaché para estar a la altura de Hikari, poniendo una mano en su hombro para que me mirase. Entonces, le sonreí como disculpa.

-Lo siento mucho, Hikari. Levántate.- Nos erguimos a la vez, sin despegar la mirada de ella-. Te he fallado como capitán, te dejé sola en un momento de necesidad y tuviste que tomar decisiones complicadas tú sola. Por eso, solo te puedo dar las gracias por tus buenas elecciones y una honesta disculpa por no haber estado ahí. Las heridas que te han hecho han sido por mí culpa.

Aparté la mano de su hombro y miré a Naminé, ofreciéndole la mano para saludarla.

-Mientras estés en mi barco siéntete como en casa, siento mucho lo de tu tripulación. Hikari confía en ti, así que yo también lo hago. Cualquier cosa que necesites puedes pedirla sin vergüenza.

Me giré hacia la dirección del barco marine tras aquellas palabras y me acerqué hasta el borde del navío, clavando la mirada en nuestros perseguidores. Me crucé de brazos e intenté evaluar la situación lo mejor que podía, según lo que había dicho Hikari, habían causado revuelo, pero si habían acabado con un sargento, los del barco debían ser fuertes, pero nada que no se pudiera manejar. Además, en alta mar mis poderes de fuego eran una gran ventaja. Todos los barcos tenían madera. Cerré los ojos, pensando bien en lo que haríamos a continuación. Confío en mi tripulación y en mis habilidades, es factible.

-Dad media vuelta.- Ordené sin titubear-. Sean marines, legionarios, cazarrecompensas o los mismos dragones celestiales, si creen que pueden hacer daño a mi tripulación y salir ilesos están muy equivocados.- Alcé el brazo, señalando en la dirección de la liga-. Vamos a hundir su barco.

¿Hundir el barco? Definitivamente se había vuelto loco, la culpa que parece corroer sus venas más la impotencia de no haber estado parecían afectar al capitán -Capitán, no es culpa suya y no es momento de que se nos ciegue el juicio por un enfado... Salimos sin ningún problema grabe de la situación y estamos a buen ritmo, no hace falta demostrar nada, dar media vuelta solo nos pondría en peligro...- Con todo atrevimiento detuvo o por lo menos lo intentó al capitán poniendo la mano derecha en su pecho -De verdad, no hace falta, me sentiría muy mal si por las decisiones que tomé, le pasara algo a la tripulación o a usted- Comentó -¿¡Qué tripulación!? ¡Somos rehenes!- Gritó uno de fondo, pero vamos, para el caso que se les hace como si se hubiese callado... -Además, en realidad ya se han llevado su merecido, solo nos ha quedado burlarnos de ellos pero tenemos más clase- Dijo entre risas bajando la mano y mirando a Namine

Se apartó de ellos y se dirigió a la tripulación, iba a dar una orden de ir a toda vela pero recordó que no era su sitio, que solo el capitán puede decidir que hacer -¿Que dice capitán? Según lo veo yo, tenemos dos opciones... Podemos dar la vuelta y explicarles las cosas... Que le aseguro yo que Naminé también sabe hacer cosas impresionantes, sin ella no podría haber salido de esa situación con vida.... Ooooh, la segunda opción... Que es dejarles con las ganas- Quería evitar el combate, sabía que si se lo decía era imponerse a su capitán y eso no se puede ni debe hacer, pero si endulza la situación quizás cuele...

Pero no todo es tan bonito como parece, hay efectos secundarios que llegan tarde... De pronto a Hikari se le puso colorada la cara, parecía un tanto mareada y desconcentrada... Quizás era el efecto secundario de haber usado su fruta ya que no estaba acostumbrada a ello, o algún proyectil que haya superado su defensa estaba infectando la sangre de la herrera... Pero no, era más simple... Se había acordado que la palma de su mano había tocado el pectoral izquierdo de Yor y estaba entre avergonzada y emocionada... Lo tiene trabajado... De sus oídos parecía hasta salir humo y su nariz dejó brotar un hilo de sangre... Ejeje, le había tocado una teca a aquél tiarrón... ¿Qué? Recordemos que es una pobre muchacha que no ha vivido más que en una forja y en buscar a su hermana, está en la edad del pavo...

Miré a las dos chicas con mucha curiosidad, no esperaba que un solo barco les diera tanto miedo. Bueno, es verdad que como bien habían dicho era posible que hubiera más en camino, pero… ¿Qué tan malo sería? Me había parado en seco cuando Hikari puso la mano sobre mí, iba realmente en serio por lo visto. Incliné la cabeza hacia un lado cuando mi cerebro comenzó a pensar sobre qué hacer hasta que me fijé en un par de cosas bastante importantes que facilitaron bastante el curso de acción a tomar.

-Mmm… Vale, es verdad que quizá no haga falta tampoco ir a por ellos. De todos modos es verdad que esto no es una tripulación como bien dicen, no es como si fueran a hacerme caso e ir de boca al peligro-. De hecho, ninguno de ellos había hecho caso a mi petición de dar media vuelta-. Y… Su barco claramente está yendo más rápido que el nuestro.

Volví a señalar al barco marine, esta vez para que se fijasen en que poco a poco nos iban ganando terreno, lo cual no hacía falta decir qué significaba. Este barco era viejo y nuestros queridos rehenes no estaban acostumbrados ni a usarlo ni a una persecución naval. Eran nuestros patanes contra un escuadrón de la marine perfectamente entrenado para pelear en alta mar y cazar a piratas como nosotros. No tenía mucho sentido malgastar energía en intentar escapar, mejor idear un buen plan de contraataque. Una pena que fuese terriblemente a la hora de pensar planes que no fueran sobre la marcha. Por eso, me senté sobre el borde del barco, a espaldas de los marines.

-Por suerte nosotros tenemos algo que ellos no: ¡A mí!- Cuando vi la poca falta de reacción de todo el mundo invoqué en mis manos unas bolas de fuego con las que empecé a hacer malabares-. Entre otras cosas, puedo controlar el fuego a mi voluntad por lo que su barco de madera va a pasar un mal rato… Ah, y el nuestro si se acerca demasiado, aunque si me concentro podría evitar que el nuestro se incendie.

La cara de la mayoría de los marineros fue suficiente para darme cuenta de que no se estaban creyendo ni un poco, por lo que me llevé la mano ofendido al pecho antes de seguir hablando.

-¡Es cierto! ¡No es la primera vez que hago algo así! Además, ¿no se supone que estáis siendo secuestrados? Menos cara de incredulidad y más de asustados o enfadados, lo prefiero a que no me creáis.- Suspiré, volviendo mi atención tanto a Naminé como a Hikari-. ¿Vosotras qué pensáis? Si tenéis alguna idea de cómo afrontar el combate o de cómo salir de aquí, soy todo oídos. Y por cierto, ¿qué hicistéis para enfadarse tanto?

Sin duda alguna eran los piratas más raro que jamás hubiera visto. Si bien su capitán era de lo más " pintoresco" parecía tener todo bajo control, aunque la sensación fuera totalmente la contraria. Igualmente me sorprendió una cosa, si bien Hikari no quería más problemas, y usar la cabeza, el capitán quería gresca. En parte no le podía culpar, ya que aquel barco estaba recortando bastante velocidad al de ellos, y todos sabíamos como iba a acabar eso. Igualmente no era una preocupación máxima ahora mismo para mi, ya que deposité mi atención en ver los malabares de fuego de aquel chico. No estaba sorprendida, porque era obvio que eso no era magia.

-Así que eres un usuario ¿Verdad?- le repliqué- Ahora entiendo porque os gusta jugar contra la Marina. Pero creo que Hikari tiene razón.

Por mucha razón que tuviera aquel barco se iba a acercar si o si, a no ser que el capitán lo volviera una caja de cerillas. A pesar del cansancio que tenía, pude dormir algo gracias a Hikari, así que podría prestar apoyo si se diera la ocasión, tan sólo me bastaba abrir un poco la boca para que aquel barco no fuera un problema, pero entonces, igual palmaba yo.

-Creo que ahora mismo soy una grumete- chisté- Así que bueno ¿ Que hacemos entonces?- dije al ver que no nos poníamos de acuerdo, así que di algunas pistas.

-Si bajas el velamen y lo pones a cuarenta y cinco grados oeste, ganarás algo de viento, si mantienes el timón a noventa al este el barco parecerá que derrapará y le sacarás unos metros de ventaja...o si lo que queréis es gresca....girar en redondo, atizarle con la artillería y luego haz una pira con él.

Cierto era que las habilidades del capitán se salían de la tabla de medir de Hikari, que tenía razón, les estaban acortando distancia y puede que lo mejor fuera enfrentarse, pero el calculo era fácil, -En realidad somos tres contra todos los marines, los cálculos no están a nuestro favor- Observo a Namine y se miro los brazos, para luego hacer contacto visual con la cantante -El capitán tiene la capacidad de volar...- Tras el comentario, intercambió la mirada con los dos -Pero por el comentario de Namine, sabe navegar y podemos sacarles ventaja... Cree usted capitán que... ¿Puede quemar las velas?- Si el enemigo no tenía la capacidad de agregar nudos a su navegación, daba igual la distancia que acortasen. Después de quedarse pensando observó el barco, se le pasó por la cabeza comerse un cañón, transformarlo en el estomago y empezar a disparar pero... ¿Tenían munición? Hikari no sabía siquiera si tenían cañones ¿Por qué no se había dado una buena vuelta por el barco? Ahh... Por el capitán, cruzarse con él sin una situación de riesgo hacía que la tensión de la mujer se desplomase...

-Pero pedir a una persona arriesgar la vida por la de los demás, es un acto egoista... Déjeme ir con usted, puedo entretenerles mientras quema las velas, luego me recoge- Dijo sin saber si eso era posible. ¿Podía volar tan cerca del barco como para recogerla? En verdad daba igual, había sido apresada tantas veces que ha perdido la cuenta pero sabe a ciencia cierta las veces que ha escapado... Todas...

No tenía más planes, se debatía entre escapar o pelear pero no podían hacer ninguna de las dos cosas, quizás si hacían las dos, había más posibilidades...

-No es que me guste enfrentarme a la marina todo el rato, lo que pasa es que lo que me gusta hacer suelen considerarlo ilegal... -De hecho, tenía una amiga entre las filas de la Liga. Aunque mejor no desvelar esa información. Dudo mucho que a Ely le guste que vaya diciendo esas cosas.

Cuando Naminé empezó a decir cosas tan complicadas sobre grados, me quedé un tanto empanado. ¿Cómo que grados? ¿Qué tenía que ver la temperatura con los puntos cardinales? Sin embargo, como Hikari parecía aprobar lo que la otra chica decía, decidí no comentar nada al respecto para no quedar como un idiota delante de nuestra nueva amiga. Ya le preguntaría a Hikari en privado en otro momento. Salí de mi ensimismamiento cuando escuché que la herrera hablaba de mí, mirándola esta vez a ella. Me costaba entender un poco todavía la reticencia que tenían para pelear de frente, pero en una tripulación hay que escuchar a sus miembros. Asentí ante el plan que se había formado y sonreí, haciendo crecer las alas de mariposa de mi espalda.

-Vale, Nami, te dejo al cargo de lo de los grados y el timón, suena a que te manejas a la perfección con eso. Hikari, tú y yo nos encargamos de que ese barco no se nos acerque más. -Puse una expresión de satisfacción y alcé el vuelo, colocándome luego encima de la herrera para agarrarla de los sobacos. Pensé que así tendría más movilidad en el aire.- ¿Todo el mundo listo? Pues vamos.

Conforme nos acercábamos al barco marine, disfruté del aire marino contra la cara. Esto no era una aventura como tal, pero debía valer por el momento. Miré hacia abajo para asegurarme de que estuviera bien.

-Espero que las aerolíneas Yor sean de tu agrado, aunque es posible que nos encontremos con turbulencias por proyectiles hostiles.- Comenté con cierta diversión, por mucho que lo intentara, no podía no disfrutar de la situación.- Aterrizaremos por la proa del barco e iremos ganando terreno, ¿qué te parece?

Una vez estuvimos lo suficientemente cerca no tardaron en llegar los cañonazos. Rápidamente hice que mis pupilas se tornaran las de una salamandra, agudizando mis sentidos. Era innegable lo mucho que había mejorado desde que había salido a la mar tantos meses atrás. Podía moverme entre las bolas de cañón con facilidad, esquivando lo que podrían ser golpes mortales.

Finalmente llegamos hasta la punta del barco, donde nos bajé a ambos. Escupí una cortina de fuego que flotó en el aire para darnos unos segundos de preparación antes de entrar al ajo y miré a Hikari.

-No tomes riesgos innecesarios, ese es mi trabajo. -Le guiñé un ojo divertido tras aquellas palabras.- Y si necesitas ayuda, grita y estaré ahí antes de que cierres la boca.

No es que me manejara realmente en la navegación, de hecho lo que sabía era porque había sido una capitana. O sea, uno de los preceptos de un capitán es saber de navegación ¿ No?¿ Acaso este chico era capitán pero solo de boquilla? Lo dudaba. La verdad es que aquel chico era del todo un misterio. Aún  cuando escuché que hacía ciertas migas con la Liga de los mares, me cabreé un poco. De hecho estuve a punto de pegarle un grito. ¿ Como osaba ayudar a los marines o tan siquiera hacer amistad con ellos? Bueno, espera...que tu también habías hecho lo mismo hasta ayer mismo. Fuera como fuera ahora estaba en aquel barco que no conocía, con gente a la que no comprendía y en un lugar que ya no me convenía.

-¿A mi?- le dije confusa. ¿Es que acaso no tenía un timonel para hacer ese trabajo?. Igualmente tenía razón, no podíamos jugárnosla, y el mejor momento para llevar el timón era ahora, y era por mi. Así que asentí levemente con la cabeza mientras iba al timón y lo agarraba- ¿Tienes algo en mente o hacemos mi plan?- Mi plan no era para nada útil si no se hacía bien, y quizás huir en línea recta era la mejor opción. Además...Yor había demostrado que era un usuario, o al menos eso he entendido tras verle alzarse como hizo. Eh espera....acaba de saltar del barco....

-¡PERO TU ME ESTABAS ESCUCHANDO! - le grité molesta mientras veía como se subía al barco.
enemigo.

¡Ay dioses! ¡Que pretende!. No lo sabía, pero lo que si hice fue dar manotazos con el timón para que las balas fallaran su trayectoria a nuestro casco. Juro que mataré a Yor por esto. Me deja sola aquí con el marrón mientras ellos hace el trabajo sucio....oye...pues ni tan mal...me vale.

-¡Dadles duro! -grité animándoles mientras apartaba un poco el barco del barco enemigo, había que dar bordadas y mantenerlos ocupados mientras Hikari y Yor hacía en el resto del trabajo.

Yor pareció aceptar la ayuda de la herrera cosa que a ella, le pareció un alivio y un aliciente para pelear, nuevamente mostró sus alas las cuales ya había visto pero seguían siendo preciosas por mucho que las mirase, alzó el vuelo y agarró a Hikari quien no pudo evitar pensar... "¡Joder, estoy toda sudada! Seguro que piensa que soy asquerosa... ¡¡Tierra tragame!!" Si en ese momento se escurre y cae directa al agua no le importaría pues la vergüenza que estaba pasando en ese momento era mayor que las ganas de vivir. -S.. s....sí- Contestó a la pregunta de aparecer por la proa, su mano derecha ya estaba sobre el mango de su espada. De pronto proyectiles lanzados con muy mala leche empezaron a silbar alrededor de esos dos, Yor los esquivaba que daba gusto pero por reflejo, la muchacha encogió un par de veces las piernas y giró la cara como si le fueran a dar pero las maniobras del alado eran más que suficientes.

Llegaron a cubierta y una cortina de fuego les cubrió momentáneamente pero en ese momento hubo un cambio sustancial en la actitud de la herrera, pasó de morirse de vergüenza, hasta de pensamientos como el de tirarse la mar a unos totalmente diferentes... El guiñó de Yor fue como si cupido en vez de flechas llevara bazokas y lo lanzase directamente al corazón de la muchacha quien no pudo evitar soltar un pequeño quejido, leve y sutil... Después el último comentario hizo que sus fosas nasales se abrieran y casi pero no, soltasen vapor...
Quiso decir muchas cosas pero no pudo, desenvainó tranquilamente su espada y la pasó por el fuego que había exhalado su capitán -Obun...- Dijo mientras la espada se quedaba prendida en fuego -Acabemos con esto...- Dijo toda emocionada por ese caballero andante de armadura reluciente y alas de mariposa... No tenía ni idea de cuanta gente habría tras la cortina de fuego pero ahora mismo sentía el valor de enfrentarse a setenta barcos como este sin sudar una gota, tenía tanta valentía, energía y fuerzas como para enfrentarse a cuatro Yonko y sobrevivir (Bueno, no, pero ya me entendéis) por si fuera poco también estaba Naminé a quien no quería que tocase ningún marine...

Miré impresionado cómo la espada de Hikari mantenía el fuego sin problema alguno, luego tenía que preguntarle cuál era el truco. Sin más dilación, hice que la cortina de fuego se desvaneciese, pudiendo así ambos ver los marines que se habían agrupado al otro lado. El cuerpo de soldados había tenido tiempo para posicionarse a la espera de nuestra siguiente acción. Endurecí mis brazos con haki de armadura y sin pensarlo mucho me avalanche sobre la marabunta de gente, esquivando alguna que otra bala que me rozó.

A base de golpes fui despejando un camino para poder salir de la proa, confiando en que Hikari se encargase de los que quedasen fuera de mi alcance. Intentaba acercarme lo máximo posible a las velas para poder prenderlas en fuego, tampoco hacía falta quedarse en el barco enemigo más tiempo de la cuenta. Sin embargo, los números de los marines eran altos y se me estaba dificultando hacerme paso. Tuve que sacar la cola para poder hacer un poco de control de área, los que intentaban inmovilizarse por detrás se enfrentaban a una cola prensil que usaba como látigo para mantenerlos a ralla. Era cierto que tenía que estar especialmente atento a mi alrededor, pero por suerte la mayoría de marines no eran especialmente habilidosos.

-¡Hey! ¡Es el pirata salamandra! ¡Chicos, tenemos que acabar con él, tiene ocho millones de recompensa! Ese idiota puede comprarnos un barco nuevo si lo entregamos.- Me giré a toda velocidad hacia quien dijo eso.

-¿Pirata salamandra? ¿Quién ha decidido ese nombre? Tiene que ser muy vago porque… Espera, ¡¿ocho millones?!- Dije lleno de emoción-. Bueno, chicos, me halaga tanto…

La sonrisa boba que se me puso en la cara fácilmente se borró en cuanto me llevé un puñetazo en la cara que me lanzó varios metros en el aire, haciendo que me chocara contra la barandilla del barco. En ese momento pude ver como algunos de los marines usaban una especie de lancha para ir hacia nuestro barco, lo cual hizo que saltaran todas mis alarmas. Inflé el pecho para escupir una bola de fuego a la embarcación, pero rápidamente fui interrumpido por la misma persona que me había golpeado antes. Esta vez el impacto me hizo estrellarme contra una de las escaleras colaterales del navío y mientras el polvo causado por la caída se iba, observé con interés a mi agresora. La mujer me sacaba varias cabezas y tenía la espalda igual de ancha que un armario. Curiosamente, tenía un pelo largo y rubio que se veía a la legua que era muy sedoso y suave, una extraña oposición a su semblante tan rudo. Llevaba unos puños americanos que no tardé en reconocer como piedra marina, con razón estaba empezando a notar un dolor intenso en mis heridas.

-¿Tanto alboroto por una lagartija? La marina ya no es lo que era…

-Oh… Ahí es donde te equivocas… Esta salamandra va a causar un alboroto que sacudirá al mundo entero, pero primero empezará por ti.

Comencé mi transformación, empezando a crecer hasta alcanzar unos cuatro metros de altura. Mi piel se volvió negra como el carbón cuando las escamas la recubrieron y solo unos puntos amarillos le daban color. Mis ojos también hicieron lo mismo, mis expresiones faciales cada vez más amfíbicas. Unos colmillos afilados reemplazaron a mis dientes y mi melena cobró vida propia hasta convertirse en fuego mismo. Una vez estuve en mi forma completa, me avalancé sobre la marine. Nami tendría que encargarse ella sola de las lanchas que iban tras el barco, esperaba que la tripulación también supiera pelear.

La cosa se estaba complicando de muy mala manera. Sabía que Hikari podía desenvolverse perfectamente contra aquellos marineros, pues ya había visto de lo que era capaz en su primer encuentro. Yo ya me encontraba algo mejor, y mantuve el timón atado con una cuerda para que mantuviera un rumbo fijo pegado al buque marine. Esto no impidió que algunos de los marines intentaran abordar el barco pirata, sin embargo, el oleaje hacía muy difícl que pudieran saltar de forma convencional a la cubierta del barco pirata. Esto provocó que los marines tuvieran que usar lanchas de desembarco para poder llegar hasta el casco del barco de Yor.

Las intenciones eran claras, y yo no podía permitir que abordaran el barco, ya que yo no estaba del todo dispuesta, y tampoco veía una victoria por mi parte en el cuerpo a cuerpo, así que rápidamente me fui a la barandilla de estribor. Mientras corría hacia dicha posición, pude ver a Yor transformarse en una gigantesca salamandra....ahora se entiende esa confianza tan férrea...era un usuario. Da igual, ya le haría las preguntas pertinentes una vez hubiéramos escapado de aquel maldito lugar .

Me asomé por la barandila, y pude ver como varias lanchas, llenas de marines, empezaban a lanzar los garfios de abordaje, para trepar por el casco del barco. Había que hacer algo. Así que sacando fuerzas de donde no las tenía, me subí a la barandilla y me quedé mirándoles con las manos en la cadera.

-Parece que queréis fiesta, y adivinad, habéis dado con la mejor persona para ello. A esta invita la casa.

Alcé la mano hacia el cielo, la otra en la cadera, y tras abrir la boca, una onda invisible inundó el espacio entre los marines y yo. Tras eso comencé a cantar y hacer una danza sobre la barandilla, para sorpresa de los marines que se detuvieron de golpe confusos. Pues comenzaron a aparecer varias ilusiones musicales por todo el lugar. Podía verse como corcheas con alas empezaba a volar entre los marines, confundiéndolos, sin saber que demonios estaba haciendo la pirata bicolor. Dos grandes luces salieron a los lados de mi como si fueran dos focos de escenario que iluminaron la zona y se enfocaron en algunos marines, cegándolos. Varios pentagramas, al igual que serpientes aparecieron del casco del barco y empezaron a enrollar a algunos de los marines, a cuanto más tono alto se cantaba, más apretaban. Finalmente varios rayos "laser" de escenario comenzaron a aparecer por todo el costado del barco, creando un auténtico espectáculo de luz, que golpeaba a los marines y los iba tirando al mar desde las cuerdas de abordaje.



Yo seguía cantando y haciendo el baile, el problema es que no aguantaría mucho, y solo estaba ganando tiempo.

Impresionante, era como un dios mitológico que protegía el gran bosque de Jura en Wano, de esos que hablaban las viejas historias, la verdad que era a la par impresionante e imponente. Pero la muchacha no podía entretenerse en mirar a su capitán pues ella tenía que hacer lo suyo. La situación le tenía embriagada, pudo escuchar y ver las habilidades de Namine a lo lejos y le entraron ganas de desobedecer la orden que su padre le dio hace tantos años atrás de "No uses tu poder frente a los demás" eso demostraría tener ventaja y ser una vergüenza, pero en realidad lo que demuestra es ser una persona capaz y única. Tras deshacerse de tres marines de forma rápida con su espada llameante, se dirigió a uno de los cañones del barco y ¿Qué hizo? Correcto, agrandó su boca y se lo comió como quien se come un cacho de pastel pequeño, todo para dentro... Segundos después de su estómago apareció el cañón del arma que se había comido y apuntó al resto de marines quienes estaban flipando un poco -¡Se ha intentado comer el cañón y le ha atravesado la barriga!- Dijo el muy incrédulo, no podía estar más equivocado.

De pronto sobre cubierta del barco aparecieron tres explosiones haciendo saltar por los aires a los marines que habían en cubierta, por si fuera poco, dos balas más fueron directas a las lanchas que habían ido hacia el barco de Yor, la puntería no era lo de Hikari por lo que no se la jugó y disparó algo un poco más lejos del barco, su intención era asustar no darle al barco de su capitán. Era la primera vez que usaba su poder sin ton ni son, sin limites ni esconderse, se sentía liberada a la vez que poderosa, una mala combinación... Siguió comiendo y disparando embriagada totalmente de poder usar sus poderes sin ningún limite

Esperaba que nadie pudiera sobrevivir para contar lo que ella hacía y para que eso no sucediera, tenía que matar a todos los que observasen su cuerpo. En parte rezaba para que Yor no la echara del barco por su brutalidad o capacidad... En uno de los cañonazos dirigidos a la puerta que daba al interior del barco para evitar que sigan saliendo marines se escuchó una segunda detonación pero nada importante o por lo menos a simple oído. Como quien no quiere la cosa, el cañón se volvió a fundir con el cuerpo de Hikari dejando su físico en estado original

No podía dejarme pegar a lo tonto por la marine que tenía delante de mí, sus golpes hacían mella de verdad y ya llevaba dos encima. Inflé el pecho para luego escupir una llamarada de fuego hacia ella, pero esta simplemente de un gancho hacia arriba desvió el ataque, haciendo que el fuego se disipara. Cuando llegué un segundo después intenté golpearla, pero puso el otro brazo para bloquear el ataque de modo que mitigara el golpe. Claramente estaba todavía usando el haki de armadura, pero la soldado también parecía hacerlo a un nivel similar al mío. Podría usar mi presencia tóxica para envenenarla, pero me daba miedo que Hikari pudiera acabar herida ya que el aura a mi alrededor no podía controlarla.

Salté hacia atrás para esquivar el contraataque, aprovechando para ver cómo iba mi herrera. Parpadeé un par de veces perplejo cuando iba el cañón que salía de su estómago y cómo este era perfectamente funcional, no me habían golpeado tan fuerte, ¿verdad? Pronto supuse que debía ser una usuaria de fruta del diablo, aunque me ponía un poco triste que no me lo hubiera dicho antes, luego le preguntaría. Entonces me fijé que en mi barco estaba habiendo una especie de espectáculo de luces proveniente de Naminé, la cual parecía en perfecto control de la situación. A pesar de mi rival, no pude sino sonreír ampliamente, inspirado por las dos chicas que estaban luchando conmigo. Si ellas estaban dando el máximo de sí yo no podía quedarme atrás, había que dar buen ejemplo como capitán del barco.

Di un fuerte pisotón en el suelo, haciendo que la madera se fuese resquebrajando hasta los pies de la rubia. Aproveché que se desestabilizó para ir hasta ella, propinándole una fuerte patada en la cara ya que había quedado medio enterrada. Antes de que pudiera recular, me agarró la pierna con la que le había dado para que no pudiera zafarme. Había que reconocer que la cabrona era dura de pelar, pero yo también tenía mis trucos. Rápidamente solté una bocanada de fuego que usé como impulso explosivo en mitad del aire para luego darle un puñetazo en toda la cabeza que nos hizo caer al piso de abajo a los dos. Antes de poder seguir castigándola, ya se había recompuesto, poniéndose de nuevo en posición de guardia. Esta vez parecía haberle hecho daño. Miré a mi alrededor para ver el nuevo campo de batalla y me encontré entre una multitud de cajas y barriles, parecía que habíamos acabado en la despensa.

-Perdón, es que pelear me da hambre, quería un pequeño snack antes de terminar de darte una paliza.- Le dije burlón.

-Ya veremos si sigues diciendo gilipolleces cuando te arranque la lengua, pirata.

Agarró uno de los barriles y me lo lanzó obligándome a romper para evitar daños, aunque lo que no pude evitar fue que después me tumbara al suelo. Intentar levantarme fue en vano y pronto noté los golpes que empezó a darme en el pecho, sacándome el aire. Gracias a unos reflejos rápidos, usé mi cola para envolverla alrededor de su cuello, quitándole el aire también a la marine, haciendo que tuviera que echarse para atrás por narices. Llené mis pulmones de aire con necesidad y me levanté, escupiendo tras eso un poco de sangre al suelo.

Con esto empezaba el segundo round, seguro que esta vez me iba mejor.

Mierda, el cansancio, ya estaba llegando. Ya lo estaba sintiendo ya estaba llamándome a mi puerta. De hecho me flaqueó la pierna izquierda mientras todavía continuaba el "concierto" encima de la barandilla. Había logrado librarme de la mayoría de marines, pero mis objetos musicales empezaban a fallar y desvanecer. Necesitaba pedir ayudar con urgencia. Así que mientras continuaba la coreografía, pegué un grito hacia el aire. Cualquiera que estuviera alrededor me iba a escuchar si o si.


-¡YOR!¡ HIKARI!- dije antes de caer de rodillas hacia atrás sobre la cubierta. Pila agotada al cincuenta por ciento. No tardaron los ganchos en asomar por la mura de estribor, y los primeros marines empezaron a saltar la barandilla cara el interior del barco. Traté de levantarme mientras me echaba un poco hacia atrás, y ellos daban unos pasos hacia adelante, y yo otros hacia atrás. Desenvainaron las armas ,y con cara de pocos amigos, un grupo trató de atacarme.

-A la porra.- Comencé a abrir la boca entonnando una nota baja, y de repente, al igual que una Lamia, lancé un grito sónico con mis últimas fuerzas, que no solo barrió a los marines de la cubierta, sino que arrancó parte de la barandilla que había detrás .Todos los marines habían salido volando cerca de donde estaban Yor e HIkari.

Si me miraban, me verían de rodillas, alzaría la mano con el pulgar hacia arriba, en señal de que estaba bien y me quedaría roque sobre la cubierta. Ahora mismo no iba a ser de ayuda precisamente. Pues si bien mi poder era fuerte, tenía un fuerte inconveniente, que su uso prolongado podía afectarme seriamente hasta el punto de matarme. Afortunadamente había logrado controlar la akuma lo suficiente para que su efecto secundario: dormirme, no fuera un problema. A mayores el barco seguía borda con borda con el marine, y el problema es que nadie lo pilotaba a pesar de haber puesto la cuerda de fijación. Yor e Hikari debían de acabar cuanto antes, o todos estaríamos muertos en el próximo turno de partida, porque yo, como era obvio, no iba a despertarme.

Un haz de energía envuelto en llamas golpeó el palo mayor prendiendo de forma rápida las velas en fuego, Hikari atacó las velas al ver que Namine lo había dado todo y que estaba indefensa, pero de un salto llego hasta ella a quien agarró la mano que alzaba y ayudó a tumbarla, estaba nuevamente dormida, parecía algo típico aún que sabía que era por cansancio, la herrera se quedó en el barco de Yor al lado de la cantante espada en mano.
Un par de marines intentaron el abordaje pero su intento fue solo eso, un intento pues la herrera no estaba dispuesta a dejar que nadie se acercara. Con habilidad cortó los cabos que permitían el abordaje de un barco a otro, ya habíamos inutilizado la velocidad del navio marine por lo que era tontería seguir manteniendo el combate y sabía que Yor acabaría volviendo, para eso tenía alas, por otro lado, si el caía, también lo harían los demás por lo que mejor tener la esperanza de verle volar como si nada hacia ella.

Los barcos cogían distancia entre ellos y Hikari se atrevió a asomarse, para darse cuenta de algo... -¡Yor, será mejor que salgas lo más rápido del barco!- Efectiviguonder, algo hacía peligrar la vida de todos y supongo que tenía que ver con el humo que salía de las escotillas de los cañones, parece ser, que en el interior del barco un incendio se estaba propagando y recordemos que cada cascara de nuez que tiene cañones, también tiene un polvorín y si ha empezado a prender, iba a ser todo muy complicado...

Con la distancia cogida, Hikari enfundó el arma y se sentó al lado de Naminé, a quien cogió de la cabeza y se la puso en las rodillas mientras esperaba ver un intento de dragón con alas de mariposa aún que con el estado que tenía en su "forma completa" más bien parecía un capullo con alas... Pero capullo de insecto, no de insulto... Osea una crisálida con... Un metapod con la espalda de un butterfly ¿Ahora sí me he explicado?

Olí el aire, notando cómo se iba llenando con el olor a fuego, lo cual era bastante raro ya que me estaba conteniendo bastante con mis poderes para que Hikari no saliera herida. Sin embargo, el grito que soltó me hizo ver que estaba esperando a que volviese al nuestro, lo que me hizo sonreír, dispuesto a ponerme verdaderamente en serio.

-Escuchame, si logras salir viva de esta, propaga la voz de lo que te voy a decir.- Conforme iba diciendo esto el aire a mi alrededor se fue estancando, de mis escamas empezaba a salir un líquido viscoso que cuando caía al suelo hacía el mismo sonido que un huevo frito en una sartén-. Da igual quién seas, lo fuerte que pienses que eres… Si te metes con alguien de mi tripulación, prepárate para las consecuencias.

De golpe, como si de rocío propio se tratase, el veneno que secretaba se revolvía a mi alrededor de forma violenta. La mujer que tenía enfrente no pudo evitar dar un paso atrás de la impresión, momento que aproveché para ir hasta ella. Los primeros segundos en los que intercambiamos golpes pudo mantenerse a la altura, pero en cuanto el veneno empezó a hacer efecto, sus movimientos se volvieron más lentos y torpes. Las gotas de veneno caían sobre ella una tras otra, implacables. Necesitaba desfogar el enfado que llevaba arrastrando conmigo desde hace días y esta pobre diabla era la sujeto de pruebas perfecta. No solo había atacado a mi barco, había insultado a la gente que era cercana a mí. Y mi buen humor tenía un límite.. Empezó a ser fácil encajar golpes en ella y, sinceramente, dejó de ser un reto en cuestión de segundos. Paré el efecto de la técnica, viendo cómo había quedado paralizada en el suelo, tremendamente adolorida. Por eso no quería usar esto delante de ningún amigo, podía tener graves consecuencias. Batí las alas con fuerza para salir disparado hacia arriba y una vez vi dónde estaba mi barco, me acerqué a mis amigas para sentarme a su lado, viendo cómo el barco explotaba al poco de yo volver con los míos. Solté entonces un silbido, admirando nuestra obra.

-Os dije que simplemente podíamos ir a pelear, aunque realmente he tenido que tener cuidado del fuego amigo.- Miré entonces a mi herrera-. Una de mis técnicas es bastante letal y no distingue amigos de enemigos… Aunque hablo más de mi pequeña redecilla con la marine tocha. ¡Sin ti no lo habríamos conseguido! Al menos no tan rápido, gracias por prender fuego al barco.

Le di una palmada en la espalda de felicitación, descartando preguntarle sobre su fruta. Al fin y al cabo, si no me lo había contado antes sería por algo y tampoco era algo tan importante, no es que la hubiera invitado a mi barco por sus habilidades. Simplemente era agradable tenerla cerca. Y hablando de invitadas, centré mi atención en Nami, intentando ver por encima si tenía alguna herida.

-¿Qué le ha pasado? Creí que no atacarían el barco, fue un poco irresponsable por mi parte dejarla sola…

Había caído dormida como un tronco, y realmente no sé cuanto tiempo estaba pasando, si es que realmente estaba pasando. Lo único que podía ver eran flashbacks de mi barco explotando, mis camaradas ardiendo vivos saltando del el mientras que el fuego destruía desde el casco hasta los palos. De entre todos los gritos pude escuchar uno, concretamente el de Phil, el cocinero con un potente ¡ Despierta! . Y eso fue lo que hice, pues al igual que si me hubieran dado un susto, abrí los ojos como platos y pude ver que todavía estábamos en combate. Había cuerpos inconscientes de los marines que había dejado tumbados por mi grito sónico, lo cual me hacía pensar que no debía haber pasado mucho tiempo, pero si el suficiente para poder despertarme por mis propios medios.

Traté de levantarme poco a poco, pero pude ver que estaba siendo sujeta por Hikari, al final, si que vinieron a ayudarme. Me quedé mirándole con suma confusión, hasta tener que preguntarle lo obvio.

-¿Hikari?- le dije entrecerrando los ojos y procurando levantar la mano para señalarle el timón- Quitad...la cuerda, del timón...o....nos....estamparemos.

La verdad es que no tenía ni idea de si habían acabado con los marines, si habíamos huido o si el combate seguía y aún no habíamos podido limpiar la cubierta. Giré un poco la cabeza antes de ver a Yor aterrizar el navío, y para mi sorpresa, el barco enemigo explotó tras él. ¿ Había acabado por fin esta singladura? Parecía ser que si, pero Yor parecía que tenía que apuntar algo, aunque yo, esta vez con tono amable le dije:

-No no, no te preocupes, estos desgraciados trataron de abordar el barco mientras estabais ocupados, pero bueno, creo que me las he apañado bastante bien- mentira- Estaba baja de pila, tendrías que preguntarle a Hikari como hice en el puerto, pero ahora la verdad es que estoy agotada. Si tuviera mi energía al cien, me hubiera gustado mostrarte el mejor concierto de tu vida - Tosí un poco, pero traté de levantarme mientras le daba las gracias a Hikari y miraba el buque marine destruido, ardiendo en la lejanía.

-Esto nos va a pasar...factura...ahora si que la hemos liado pero bien...

-Eso si ha sobrevivido alguien...- Respondió la herrera ante la última frase de la cantante, al ver que ya estaba en sus cabales y que su vida no peligraba, Hikari se fue directa al timón y lo desató, pero tambien te digo que no lo movió, simplemente quitó la cuerda y ale, de vuelta a la chachara. -La verdad es que no he creado el incendio con esa intención, verdad es que quemé las velas, pero uno de los ataques prendió la santa barbara, el polvorín o como se llame, no entiendo mucho de barcos y bueno, el resultado podría haber sido peor, podríamos seguir en él... Fallo mío, me descontrole por unos momentos...- Comentó avergonzada por haberse dejado llevar por su fruta...

Observó los cuerpos de los marines, parecían aún vivos pero con los oídos sangrando -¿Les dejamos en un bote y los sacamos de cubierta?- Preguntó extrañada, no sabía si dejarlos en la bodega atados sería buena idea, -Si los llevamos a puerto, quizás nos acusen de secuestro también... Aún que sería un mensaje para los que te persiguen- Comentó sin ser consciente de que Yor ya había dejado un mensaje a la marine aquella ¿Se podía sobrevivir a la explosión? Seguro que sí, hay gente más parecida a una cucaracha que a una persona...

Miró a sus compañeros, se fijó en Namine, quien estaba derrotada por el uso excesivo de su fruta y luego a Yor, quien aguantó para evitar que sus habilidades dañasen a la herrera y sintió una mezcla de sentimientos negativos con los cuales no podía, quizás ya era hora de confiar en alguien... Ellos habían usado todo su poder y ella lo contenía por su "propio bien" no era justo... -Chicos, supongo que tengo que disculparme, más aún contigo Namine, pues podría haberte puesto en peligro y contigo Yor, a quien he ocultado un pequeño secreto... No me sorprendí de vuestros poderes por que también soy una usuaria de Akuma no mi, Baku baku no mi... Siempre me han dicho que tenía que ocultarlo y así he seguido pero os he puesto en peligro por mentir, os pido disculpas- Dice mientras se arrodilla en el suelo y coloca la frente contra el mismo -Mis poderes me permiten asimilar en el cuerpo los objetos que como, por eso no me afectaban las balas en la isla Namine... Y por eso he incendiado sin querer el barco, me tragué un cañón y me enajené, nunca los uso libremente y cuando lo hago... Pues se me sube la emoción...- Estaba avergonzada por no haber dado el mismo nivel de esfuerzo que sus compañeros y necesitaba de su perdón...

Reí un poco por el comentario de Naminé, asintiendo. La verdad es que carácter no le faltaba y no solo sus habilidades eran bastante devastadoras en poder, sino que eran increíblemente diviertas de ver, eso sí que era tener suerte. Dirigí mi mirada al mismo punto que la cantante, encogiéndome de hombros.

-Bueno, no sé tú, pero yo ya tengo una recompensa, he oído que son unos ocho millones así que de una manera u otra ya estaba en problemas.- No pude disimular el tono de voz orgulloso, aunque tampoco es que me esforzara en ello.

Me fijé más en los marines que habían quedado desperdigados por el suelo, la verdad es que eso era un problema. Miré a uno de los tripulantes y, al parecer, me entendió perfectamente con la mirada y pronto llamó a otro para que le ayudara a agruparlos a todos. Parece ser que después de vernos a los tres pelear, estaban mucho más dispuestos a pelear y a quejarse menos. Una de las ventajas de dar miedo de vez en cuando, supongo. Podríamos simplemente llevarlos hasta el puerto más cercano, tampoco era plan de dejarlos morir en mitad del océano y, a estas alturas, no suponían un problema real.

-Somos piratas, que nos acusen de lo que quieran. Tampoco me apetece abandonarlos a su suerte en su estado así que me gustaría llevarlos a la isla más cercana y olvidarme del problema.- Contesté de forma sincera, sin rodeos.

Fruncí el ceño confuso por la repentina seriedad de Hikari, escuchando atentamente sus palabras. Me imaginaba que sería algo por el estilo, aunque el poder de su fruta desde luego era algo extrañísimo que no me habría visto venir jamás. Pero me daba un poco de envidia, tenía que ser muy entretenido poder comer lo que quieras y luego transformarlo en algo más de tu cuerpo. Yo solo podía volar, controlar el fuego, que no me haga daño, trepar paredes, secretar veneno, producir humo nocivo, regenerarme… Oh, bueno, visto así la verdad es que estaba bastante bien. Cuando la chica terminó de hablar, no pude evitar soltar una pequeña risa, quitándole importancia al asunto. Me puse de cuclillas delante de ella y le di un golpecito en la cabeza para que me mirara.

-Vale… ¿Y? Tus poderes nos han ayudado al final y tus razones son válidas. Tampoco es como si alguno de los dos hubiéramos preguntado, lo importante es que todo ha salido bien y al final te has sincerado.- Le dediqué una sonrisa para calmarla, no había podido evitar fijarme en que a la herrera le gustaba que le sonriese-. No tienes por qué martirizarte por ello, todos tenemos cosas de las que nos cuesta hablar.

Me giré entonces para mirar a la chica del pelo rojo y blanco, este era un muy buen momento para preguntar.

-¿Y cual es tu fruta? La mía me permite transformarme en un hada salamandra. Así que puedo hacer lo que hace un hada salamandra… Realmente nunca he sabido lo que hace por lo que voy improvisando, por ahora no me ha ido mal.

La despreocupación era el A B C de aquel muchacho, y la verdad, empezaba a entenderle...o no, ya no sé ni si entendía algo o no, me da igual. Estábamos vivos y eso era lo que importaba. Fue entonces cuando arqueé la ceja y le respondí, con tono tranquilo, si bien amable era algo diligente.

-Vaya, un pirata humilde. Ocho millones no están nada mal, para empezar. Pero créeme, no te conviene que esa cifra siga subiendo. Hoy son marines, mañana quizás sea algo peor.

El problema de los marines era culpa mía, pero tenía que defender el barco. ¿ Que otra cosa podía hacer? Bueno, de entrada asumir mi culpa, ya que aquel estropicio era cosa mía, y si por algo me identificaba, era por ser honesta y consecuente.

-Debéis perdonarme, esto es culpa mía. Defendí el barco y bueno, no me dio tiempo a tirarlos hacia el otro barco- me excusé- Pero veo bien la opción de dejarlos en el primer puerto que arribéis.

A pesar de todo, había alguien con mayor culpa inmerecida que yo, y era Hikari. Expuso con total pena y miedo a la decepción más absoluta su preocupación. Parecía ser que efectivamente eran dos usuarios de akuma no mi, y la verdad, dos frutas de lo más variopintas. Cuando Yor habló con Hikari, yo esperé mi turno para responderle.

- Hikari, no debes disculparte, si no fuera por ti yo ahora estaría pudriéndome en una prisión de la Liga de los mares. Así que nunca te disculpes por ser mejor persona. Encima viniste a ayudarme aquí. No puedo recriminarte nada, de veras.

Entonces, y para concluir respondí a Yor, ya que por fin dio luz verde a hablar de su propio poder.

-¿Una salamandra eh? ¿Eso no es una especie de lagarto?- dije con sorpresa antes de aportar yo mi propia información- ¿Yo? Bueno...Yo me comí la Melo Melo no mi, digamos que soy una mujer melodía, o mujer concierto, mi voz puede usarse para muchas cosas...algunas muy malas, y otras bueno, espero mostrároslas con un concierto de agradecimiento.

No expliqué tampoco más, creía que era suficiente. Suspiré mientras me llevaba las manos a la cintura, y con una sonora voz pregunté.

-¿Y ahora que?.

Me encogí de hombros, por mucho que me dijese que debía tener cuidado, no me preocupaba en absoluto los enemigos que podía hacer por el terreno. Me parecía lógico que si querías vivir tu vida a tu manera, había gente que no iba a estar de acuerdo e iba a intentar arruinarte la diversión.

-Hiciste bien, Nami, era eso o dejar que abordaran el barco y os hicieran daño, muchas gracias por defender mi barco.

Asentí contento ante las palabras de la cantante, levantándome del sitio y yendo hasta ella para rodear su cuello con un brazo, en señal de camaradería.

-¡Exacto! Además, piensa que al final si te has confesado. Mejor ahora que en una situación mucho más peligrosa, como he dicho antes, bien está lo que bien acaba.- Miré entonces a Nami, para responder a su pregunta-. Las salamandras son una cosa llamada anfibios, pero no. Eh… La verdad es que tampoco lo entiendo mucho porque mi zoan no es de una salamandra sino de un tipo de hada que se llama salamandra de fuego. Por eso tengo esos poderes de fuego y puedo volar.

Nunca le había dado demasiadas vueltas al origen de mi poder, tampoco es que fuera especialmente relevante. Mientras funcionara, no me iba a quejar. Las habilidades de Naminé me sorprendieron bastante para bien, sonaba a diversión asegurada. Por eso, pensé seriamente mis siguientes palabras. Me separé de ella y miré al horizonte, pensando en nuestro siguiente curso de acción. Estábamos en alta mar, sin rumbo claro, con un montón de rehenes. Bueno, entonces solo había una única decisión posible para solucionar todo este embrollo.

-Ahora es cuando te pregunto si quieres unirte a nuestra tripulación.- Le dije con una gran sonrisa-. Nos caes bien a los dos, has demostrado ser de utilidad, tu fruta musical nos puede alegrar los días y, si no he entendido mal, eres una pirata que vaga solitaria, ¿no? ¿Qué mejor que juntarte con aquellos que son afines a tus ideas? Ayúdame a convencerla, Hikari.