Como se vive, se muere [Piratas Salamandra]

La muchacha antes de animar a Naminé a unirse a la banda, se encontraba en un lado un poco apartada y de espaldas, estaba mordiendo un pañuelo con los ojos llorosos mientras aguantaba la rabia y las ganas de romper a lágrima viva... ¡Quería haber sido la que era rodeada por los brazos del capitán...! Rápidamente se repuso y guardó el pañuelo entre sus te... En el sujetador -No hace falta convencerla, le dije que viniera con la intención de solicitarle a usted que le dejase formar parte de la tripulación, tiene un objetivo como todos nosotros, me parece bien ayudarle a conseguirlo y cuando le vea cantar, entenderá que no nos necesita, pero nosotros a ella sí- Claramente su concierto le llegó al alma a la muchacha, entendía que para que siga siendo especial no puede hacer uno cada día, pero con la simple ilusión de escuchar el siguiente aún sin fecha, le bastaba... -Por otra parte, tengo que decir Naminé, que como habrás visto no es una tripulación normal, lo poco que conozco al capitán Yor se que aún que no quiera problemas, los problemas le encontrarán a él, por lo que no te tienes que preocupar si te buscan sea cual sea la razón, nos acabarán encontrando pero quizás no por ti precisamente- Comenta entre risas sabiendo que aquí el que más caos traerá a sus mundos será precisamente el capitán...

La cosa se había relajado bastante, estaban navegando tranquilos sin que nadie les persiga ni no se escuchaba más que la gente que se estaba encargando del barco, sí, los secuestrados, pero no estaban encadenados como los marines, que no se quejen tanto. Al final Hikari se sentó en el suelo de cubierta, notando el cansancio físico de haber estado jugando con la marina en la isla y ahora en alta mar pero pese a cada vez estar más en peligro y en búsqueda, ahora mismo se sentía feliz -Mi objetivo es encontrar a mi hermana, cueste lo que cueste, me tenga que enfrentar a lo que venga, estoy decidida... Y por lo poco que se al respecto, voy de cabeza a enfrentarme a una organización de venta de esclavos...- No dijo el objetivo del capitán, no le pertenecía a ella decirlo, pero así Naminé sabía que habían cosas similares a enfrentarse a la marina y que no importaba cuantos enemigos tenían si no, cuantos amigos eran

¿Unirme a su tripulación? ¿A estos dos? Bueno, realmente han sabido defenderse bien y la verdad, no esperaba que de buenas a primeras y sin conocerme me defendieran como me han defendido. También sea dicho de paso yo defendí el barco contra todo pronóstico, ya que el objetivo común que teníamos entre los tes en ese momento era acabar con la Marina. Era un objetivo que yo seguía manteniendo y no prensaba cambiarlo, por todos los dioses, jamás. Necesitaba respuestas, y quizás estando con aquellos dos podría tenerlas.

-Sea, me uniré a vosotros sin problema alguno- dije con tono amable dando las gracias con una sutil inclinación a Yor - No tengo problema en ayudar a Hikari en su objetivo, si su hermana sigue viva, la encontraremos. Por otro lado yo solo pido una cosa, hacerle la vida imposible a la marina hasta que sepa quién fue el cabrón que dio la orden de volar a mi barco y mis hombres por los aires.

Si, era por pura venganza, pero ya me habían obligado a ser una criminal sin comerlo ni beberlo, así que ¿ Que más daba?. La prioridad ahora era hacer piña, solventar los problemas comunes y arreglarlos.

-Te ayudaremos, no lo dudes, además desbaratar una organización esclavista siempre trae algún beneficio a terceros. En cuanto a mi fruta...por lo que decíais antes, si, os animaré los días, pero procuraré entrenar mi voz para que no me vuelva a pasar lo que habéis visto.

Sabías perfectamente que la Marina te estaba persiguiendo por tu fruta, o eso intuías, porque si no no había explicación alguna. Esperaba que estar en aquel barco me quitara la diana de la cabeza por un tiempo, hasta que nosotros diésemos el primer golpe claro está.

-Bueno...pues allá vamos....piratas salamandra. -dije mirando hacia el mar con las manos en las caderas antes de volver a caer dormida en cero coma en la cubierta. No podía obviarse que estaba reventada.