Una nueva cacería... ¿un nuevo conocido? [Pasado- Maxim]

"Se dice que tienen su guarida en el País de Russuam, una pequeña isla de clima invernal..." Esa era la información que había podido sacar, de un pequeño charlatán que se encontraba en una taberna fardando de que pertenecía a la banda de los hermanos Gemelos, unos contrabandistas de poca monda que se dedicaban a traficar con animales salvajes.

Con la ayuda del traje que Sowon me hizo al conocernos, el cual escondía mis grandes alas a la espalda en forma de joroba, y la suerte que tuve al encontrar un barco que se dirigía a mi isla objetivo. Conseguí llegar al País de Russuam en menos tiempo del que pensaba, pero eso no era más que una buena noticia.

Al llegar al País de Russuam me di cuenta que en aquel lugar hacía realmente frio así que iba a necesitar ropa de invierno por suerte, esto parecía ser natural, ya que habían un montón de tiendas de ropa invernal junto a puestos de comida rápida. En la tienda, al dar a entender que pretendía visitar las montañas, me aconsejaron que no lo hiciese, ya que se decía que en estas se encontraban hospedados unos bandidos que cazaban indiscriminadamente a los animales autóctonos de la isla.

Al salir de la tienda, vestido con una gran capa polar y unas botas de nieve nuevas, decidí ponerme en marcha hacía una de las imponentes grandes montañas que se veían en el centro de la isla, cuando de golpe sentí un agradable olor, el cual hizo que mi barriga empezase a sonar del hambre, sin darme cuenta ya llevaba horas sin probar bocado.

El olor me llevo hacía uno de los puestos de comida rápida más alejada del puerto, en la cual un pequeño hombre mayor estaba rustiendo grandes trozos de carne. -Buenas días Señor, ¿Qué es esta carne que huele tan bien?- le pregunté al llegar a la altura del puesto. El hombre levanto su pequeña cabeza y disimulando su cara de sorpresa me contesto que eran trozos de oso polar. - Pues la verdad que tiene muy buena pinta, ¿me podría preparar 15 trozos para llevar?- a lo que me contestó que no  habría problema, siempre y cuando pudiese esperar unos cuantos minutos.

-Claro que puedo esperar, esta carne tiene una pinta deliciosa. Pero por favor, ¿me podría dar uno ya? Tengo la tripa que me retumba.- le dije con una gran sonrisa alargaba la mano y le dejaba en la mesa una bolsa llena de berries, los cuales daban para pagar los 16 trozos de carne. El anciano, agarró la bolsa y sin contarlos, me dio uno de esos enormes trozos. - Gracias, muy amable.- le dije antes de agarrarlo y empezar a devorarlo como si no hubiese comida en días.

Ya había acabado de comerme el trozo de oso polar y llevaba un rato esperando que acabase de cocinar el vendedor ambulante, cuando esté con un gesto me dijo que me acercase. Me levanté del suelo, donde me había sentado para comer y esperar la comida. Al acercarme, el vendedor me dijo que ya estaban listos todos los trozos, que sentía la molestia por la espera y que podía agarrarlos por mi cuenta, estaban todos metidos en una bolsa al lado de la hoguera.

- Muchas gracias señor. No se preocupe, la espera me ha servido para meditar y hacerme un poco a este tiempo tan duro que tienen ustedes en esta isla.- le dije con amabilidad mientras me dirigía hacía la bolsa, agarrándola y colgándomela de la cintura. Estaba atándome la bolsa cuando escuche una vocecita que se dirigía hacía mi, al principio no le hice mucho caso, pero al ver que insistía dirigí mi mirada hacía el lugar donde venía la voz, donde encontré un pequeño individuo de tez azulada, el cual parecía ser hiperactivo o algo parecido. Ya que mientras hablaba no paraba de moverse, este chiquitín se presento como Maxi y parecía ser para mi sabiduría un gyojin, ya que tenía rasgos de animal marino, los cuales mi abuelo me dijo que eran característicos de los gyojin, los cuales eran humanoides acuáticos.

- Lo siento, soy un obseso de la comida y tengo un largo viaje que realizar- le contesté avariciosamente mientras ponía la mano sobre la bolsa, como si esté fuese a intentar quitarme la bolsa, para luego girarme hacía el vendedor y preguntarle. -¿Disculpe señor, le queda algún trozo de carne para este chiquitín?-  a lo que el vendedor me dijo que tenía una al fuego, que en cinco minutos estaría lista. Luego miré al pequeño y le dije. -Ves no he acabado con las provisiones del vendedor, ya esta cocinándote una para ti, por cierto, es un completo acierto, esta carne esta buenísima.

- Por cierto, disculpe mi mala educación, es un placer conocerle Maxi, yo soy Rai. - me presenté de forma escueta, al fin y al cabo, era un joven tímido al cual no le gustaba mucho el jaleo ni llamar la atención, aunque esto fuera difícil por mi tamaño. Y eso que nadie podía ver mis enormes alas, las que me preocupaban bastante, ya que estaban doloridas de llevar tanto tiempo ocultas. "Esta noche debería liberarlas y darme una vuelta volando... sino se me atrofiaran..." pensé rápidamente mientras devolvía la sonrisa al pequeño Maxi. - Por cierto, ¿eres un gyojin?- le pregunté descaradamente interesado, puesto que no lo tenía muy claro, la verdad que nunca había visto a ninguno y solo había escuchado hablar a mis abuelos sobre ellos.