Bartolomeo Gaztañeta
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Saberes
Akuma no mi
Varios
Nombre: Bartolomeo Gaztañeta.
Apodo: el rompedor de cadenas.
Raza: Gyojin.
Género: Masculino.
Edad: 38 años.
Facción: Pirata.
Trasfondo: nació en el fondo marino, en un barco pirata, camino a isla gyojin. No se apellidaba Gaztañeta, eso ocurrió después. Los padres biológicos lo abandonaron en un orfanato en el distrito más pobre, donde su mentor, Uemuki, un gyojin anciano y sabio, junto a la comunidad, había empezado a recibir y asistir a los huérfanos desamparados. Allí conoció a muchos como él, aunque no entabló amistad con demasiados. Si que lo hizo con dos hermanos que eran gemelos idénticos, Aruj y Eddin, fácilmente distinguibles por un rasgo notablemente saliente: Aruj fue siempre imberbe y calvo, mientras que Eddin, al que todos apodaban Barbarrosa, tenía una tupida melena negra y una frondosa barba rosa.
En el orfanato, los libros iban y venían. Algunos eran traducciones del propio Uemuki, que tenía mucho mundo. Otros eran transcripciones de diarios de navegantes, reyes y piratas, cuentos de los que se habían atrevido a descubrir el nuevo mundo, y de los que habían explorado hasta la saciedad las tranquilas aguas del paraíso. Esos eran los que le gustaban a Bartolomeo y a sus amigos. Un nombre antiguo y respetado resonaba en un buen número de ellos: Gaztañeta, el héroe constructor de barcos y puentes. Decidieron adoptar ese apellido y pasaron a denominarse los hermanos Gaztañeta. Además, tuvieron un sueño: construir el navío más grande y poderoso de todos los tiempos. Más grande que los barcos que descubrieron el nuevo mundo, todopoderoso e indestructible, un barco que surcaría todos los mares y los llevaría más allá del horizonte, todavía más grande, claro, por qué no, ¡más rápido!… Más todo, vamos. Los dos gemelos querían ser el capitán del barco, estaban peleados con eso. Bartolomeo se conformaba con ser el timonel, y habitualmente ponía la condición de ser también quien daría la orden de disparar los cañones, todos a la vez. Algunas veces añadía que si alguno disparaba a destiempo le tiraría por la borda. En esos casos, Aruj solía argüir que lo mejor sería ponerle a pelar patatas, porque siempre tenía que haber patatas peladas, porqué a él le gustaban las patatas, pero peladas, y tenía que ser un requisito fundamental que hubiera alguien que siempre anduviera pelando patatas. En realidad, a Bartolomeo le daba igual quién diera las órdenes, quién fuera capitán, a qué se dedicarían... Él solo quería salir de isla gyojin, ver el sol, sentir la brisa marina… Y hacerse un nombre en el nuevo mundo, como la mayoría. Pirata, contrabandista, navegante, timonel de un frívolo barco de nobles... La verdad es que no le importaba de qué manera. Entendía navegar, conducir el timón, como la única manera que tendría de poder ganarse el respeto de los que siempre le habían mirado por encima del hombro por ser huérfano, pobre y vivir en el distrito gyojin. Así fue como consagraron su vida al mar: no como gyojin, si no como conquistadores artífices de su propia libertad, con el anhelo de vivir una vida emocionante. Los años pasaron y los tres crecieron con aquel deseo en mente, dedicados a culminar el primer objetivo: salir de la isla gyojin hacia la mar de la superficie, donde ninguno de los tres había estado nunca. Intentaron diseñar y construir algunos barcos por su cuenta, pero ninguno de sus esfuerzos dio ningún fruto; al fin y al cabo, era un viaje imposible para tres huérfanos tarados, por muchas ínfulas que se dieran. Con los años y el interés, después de muchos días perdidos en el muelle buscando alguna tripulación que les aceptase como grumetes, a los dieciséis años, dieron con una que les acogió sin hacer demasiadas preguntas. Era un viaje al nuevo mundo, a una pequeña isla que pocos sabían cómo encontrar. Eddin siempre señaló que era un mal presagio, que no saldría bien. Pero todo salió bien. Relativamente, claro. La paga no fue la prometida, el viaje se alargó dos meses y la tripulación era deprimentemente anodina y simple, pero, a fin de cuentas, pudieron pertrecharse para un nuevo viaje, que es lo que querían. Esta vez viajaron al otro lado de la grand line, al paraíso.
Los viajes de un lado a otro se volvieron recurrentes, aunque solían regresar a isla gyojin con cierta regularidad. Pasado un tiempo, dejaron de hacerlo. Eddin, que ya era la mano derecha del capitán, decía que era una pérdida de tiempo. Aruj lo secundaba indicando que la brisa del mar se había vuelto muy valiosa para él. Moriría por ella, bromeaba no tan de broma. Después de haber realizado la empresa más difícil y larga de sus vidas viajando a la isla de Dressrosa, a los veinticinco años, Bartolomeo decidió que era el momento de tomarse un descanso. Tenía recursos para ayudar a Uemuki en su labor y se sentía responsable del futuro de los demás huérfanos. Además, Uemuki ya estaba mayor y la obra cada vez acogía a menos voluntarios. No podía dejarlo solo. Aruj y Eddin, que en aquel momento eran dos pesos pesados dentro de la creciente tripulación contrabandista, decidieron que para ellos no había hecho más que empezar, que ya habría tiempo de descansar cuando tuvieran canas y empezaran a fallarles las rodillas. Con todo, Bartolomeo también se sentía responsable de sus hermanos, así que decidió que acudiría a los viajes más peligrosos para poder protegerlos. Mientras tanto, Uemuki empezó a instruirle en el karate gyojin, encontró un trabajo en uno de los astilleros del muelle, y con el tiempo, finalmente, terminó por abandonar la banda de contrabandistas definitivamente.
Pasado un tiempo, Bartolomeo escuchó que Aruj y Eddin se habían unido a una tripulación pirata que liquidó a su tripulación en el Paraíso. Los piratas se hicieron con los dos barcos de los contrabandistas, que pasaron a formar parte de su flota. Nombraron a Barbarrosa oficial de uno de ellos. El objetivo de estos piratas, decían, era el de conquistar el nuevo mundo. Absurdo. Lo primero que pensó Bartolomeo cuando escuchó las noticias, fue que convertir a Barbarrosa en uno de tus hombres de confianza era una mala decisión, ya que Eddin tenía muchas cosas buenas, pero siempre había demostrado ser rematadamente corto de miras. En aquel momento tuvo la certeza de que el barco que capitaneara no duraría demasiado. Pensó que debía encontrarse con ellos y luego se le pasó por la cabeza que tarde o temprano le harían una visita en isla gyojin. Tenían que cruzar la red line, y en el muelle se podían hacer buenos negocios. Por suerte para Eddin, pensó, Aruj le cubriría las espaldas. Bartolomeo empezó a plantearse una vida como pirata, pero Uemuki consiguió convencerle para que se quedara. Unos años más tarde, el día que conmemoraba el abandono de Bartolomeo en el orfanato, Uemuki le interpeló para darle una noticia terrible: la tripulación de sus hermanos había sido reducida por la Marina en el nuevo mundo. Algunos de ellos fueron ejecutados, aunque para los oficiales reservaron un castigo peor: pasarían el resto de su vida en Impel Down. No tardó demasiado en hacer las cuentas. No volvería a verlos. Después de confirmar que todavía no habían sido trasladados a la prisión, Bartolomeo, que recién había cumplido treinta años y había ganado unos cuantos kilos desde su último viaje, se dispuso a intentar rescatarlos; tenía dos meses hasta que fueran trasladados, no era imposible. El tiempo justo. No contaba con nadie, así que se ofreció voluntario para los peores trabajos, consiguiendo pasaje en un barco de mercancías que navegaría más allá del reino de Prodence. Nadie sabía cuál era su destino al embarcar, intentó mantenerlo en secreto con una bolsa bien pesada cargada de muchos incentivos. Cruzarán la red line, tienen que hacerlo, pensaba. Si los rumores son ciertos, harán puerto en la base de Punk Hazard. No sabía qué se encontraría ni de qué manera estaban siendo transportados, pero sí que sabía que tenían que pasar por allí para llegar a la red line. Al salir a la superficie apenas una jornada después de abandonar la isla gyojin, todo lo que pensaba, sentía y deseaba que ocurriera importó más bien poco. El barco mercante, repleto de gyojin como él mismo, fue emboscado por una banda pirata esclavista de hombres pez. Él estaba durmiendo y no pudo reaccionar a tiempo para escapar al mar. Cuando salió a cubierta, la luz del sol le cegó y no pudo percibir bien nada de lo que ocurría a su alrededor. Era la primera vez que la miraba directamente, sin el agua de por medio. No tardaron mucho en someterlo para inmovilizarlo. Una semana después, se encontraba de rodillas sobre el escenario de la casa de subastas del archipiélago Sabaody, encadenadas todas las extremidades al suelo, sujeto por una correa metálica que le cubría media cara, la boca y el cuello, como un animal salvaje. Para divertimento de los compradores, de vez en cuando le daban descargas. Estaba rodeado por el resto de los gyojin que conformaban la tripulación de aquel funesto viaje. Los que quedaban con vida.
Aunque nunca volvió a ver a sus hermanos, rezó por ellos en su particular infierno. Pensaba mucho en si ellos estaban pasando por algo similar... seguramente peor. Si ellos también rezaban por él, desde su particular infierno. ¿Estaban juntos? ¿Pensaban también en él? ¿Era el fin de los hermanos Gaztañeta?
Personalidad: es buena gente, compasivo, honrado, trabajador, justo, honesto, se implica y se hace responsable, pero también es descarado, grosero, malhumorado, agresivo y sobreprotector. Intenta que la bondad no se le note mucho. Es un tipo grande y es consciente de ello. Ha cambiado mucho desde que se convirtió en esclavo, aunque siempre ha tendido a proteger a los demás y a responder por ellos. Esto le ha costado mucho castigo que ha aguantado con dignidad y entereza. Si hasta ahora no se ha escapado, es porqué sus amos siempre han encontrado la manera de estimularlo manteniéndolo enfocado en reparar los barcos (es la tarea que ha solido desempeñar como esclavo). Y es que, en dedicarse al mantenimiento del barco, Bartolomeo encuentra algo particularmente motivador. Eso, y que, para mantenerlo a raya y obediente, suelen amenazarle con que, si intenta algo, los que lo pagarán serán los demás esclavos. Con relación a esto, hace tiempo que ha empezado a perder la paciencia, así que viene siendo común que utilice su cuerpo para expresar con contundencia las cosas que no sabe o no puede expresar con las palabras. Los captores se lo toman a broma porqué hasta ahora no les ha caído ninguna hostia. Creen que pueden hacer lo que quieran con él, con todos ellos, pero entre los esclavos se comenta que falta poco para que le arranque la cabeza de un guantazo a alguno. Que no lo haya hecho ya también tiene que ver con que lleva un tiempo deprimido, con que ya no se siente tan joven como antes. Lo de perder la pierna le afectó mucho. También que lo vendieran por perderla, y cómo ocurrió todo. Una tragedia. Pero bueno, como la forma en que se enfrenta a las circunstancias suele ser tenaz, disciplinada y meticulosa, la manera de un artesano pragmático que tiene claro cuál debe ser su enfoque, suele llevarlo lo mejor que podría llevarse algo así. Le ayuda que no se despista fácilmente y trabaja muy motivado en las cosas que le apasionan, abstrayéndose de la realidad más material. El ron ayuda otro tanto, admite siempre Bartolo, que ante todo está orgulloso de su herencia gyojin. Si le preguntan, los gyojin son los mejores y tarde o temprano gobernarán en todos los blues. Para él es lógico, una cuestión de tiempo. Junto a esto, lo que más le apasiona es llevar el timón de un barco, sintiendo las corrientes, dirigiendo las velas, aprovechando la inercia de las olas, sintiéndose una parte más de su alma.
El sueño de Bartolomeo es el de ser un gran timonel.
Apariencia: es un gyojin tiburón ballena, un tipo grande, de unos tres metros de altura y doscientos kilos. Tiene la piel firme y escamada, de color azul, las branquias a los lados del cuello. El cabello rizado es negro, siempre recogido en un moño para que no se alborote. También lo es la enorme ceja (ceja, porqué solo tiene una) que puebla una parte de la frente, al menos tan rizada y espesa como el resto del pelo. Por otro lado, no tiene barba ni hay indicios de que vaya a ocurrir. Tiene los ojos redondos y pequeños, con la mirada intensamente calmada; de esas miradas que no llaman la atención, pero que, cuando te la cruzas, no puedes evitar volver a ella. Él dice que no está gordo, que está fuerte, que la panza no se le ha caído y que si te da un guantazo te arranca la cabeza. Y no es que vaya errado, ya que debajo de toda esa grasa rica en omega-3, esconde músculos de acero, de los que podrían detener el timón de un barco en medio de un tifón. Es consciente de que no es muy agradable a la vista, pero le importa poco; a él le gusta estar presentable. Cuando la ocasión lo amerita, hasta se lava los dientes. Le falta la pierna izquierda, en su lugar lleva una prótesis con una pata de madera.
Saberes: Manejo (4) — Navegante (4) — Carpintería (3).
Estilo de lucha: Gyojin Karate.
Armas: Pistola común y Kanabo Gyojin.
Fuerza: 7 (+3 racial).
Fortaleza: 9 (+3 racial).
Velocidad: 3.
Agilidad: 4.
Destreza: 10.
Precisión: 8.
Intelecto: 8.
Agudeza: 10.
Instinto: 4.
Pertenencias: log pose del Paraíso, cartas náuticas de la senda del futuro, botella de calabaza, cantimplora, brújula, catalejo, prótesis de madera, pistola común, kanabo gyojin, camisa que le viene pequeña, camisa que le viene grande y se deja caer por encima, falda y cuerda que hace las veces de cinturón.
Apodo: el rompedor de cadenas.
Raza: Gyojin.
Género: Masculino.
Edad: 38 años.
Facción: Pirata.
Trasfondo: nació en el fondo marino, en un barco pirata, camino a isla gyojin. No se apellidaba Gaztañeta, eso ocurrió después. Los padres biológicos lo abandonaron en un orfanato en el distrito más pobre, donde su mentor, Uemuki, un gyojin anciano y sabio, junto a la comunidad, había empezado a recibir y asistir a los huérfanos desamparados. Allí conoció a muchos como él, aunque no entabló amistad con demasiados. Si que lo hizo con dos hermanos que eran gemelos idénticos, Aruj y Eddin, fácilmente distinguibles por un rasgo notablemente saliente: Aruj fue siempre imberbe y calvo, mientras que Eddin, al que todos apodaban Barbarrosa, tenía una tupida melena negra y una frondosa barba rosa.
En el orfanato, los libros iban y venían. Algunos eran traducciones del propio Uemuki, que tenía mucho mundo. Otros eran transcripciones de diarios de navegantes, reyes y piratas, cuentos de los que se habían atrevido a descubrir el nuevo mundo, y de los que habían explorado hasta la saciedad las tranquilas aguas del paraíso. Esos eran los que le gustaban a Bartolomeo y a sus amigos. Un nombre antiguo y respetado resonaba en un buen número de ellos: Gaztañeta, el héroe constructor de barcos y puentes. Decidieron adoptar ese apellido y pasaron a denominarse los hermanos Gaztañeta. Además, tuvieron un sueño: construir el navío más grande y poderoso de todos los tiempos. Más grande que los barcos que descubrieron el nuevo mundo, todopoderoso e indestructible, un barco que surcaría todos los mares y los llevaría más allá del horizonte, todavía más grande, claro, por qué no, ¡más rápido!… Más todo, vamos. Los dos gemelos querían ser el capitán del barco, estaban peleados con eso. Bartolomeo se conformaba con ser el timonel, y habitualmente ponía la condición de ser también quien daría la orden de disparar los cañones, todos a la vez. Algunas veces añadía que si alguno disparaba a destiempo le tiraría por la borda. En esos casos, Aruj solía argüir que lo mejor sería ponerle a pelar patatas, porque siempre tenía que haber patatas peladas, porqué a él le gustaban las patatas, pero peladas, y tenía que ser un requisito fundamental que hubiera alguien que siempre anduviera pelando patatas. En realidad, a Bartolomeo le daba igual quién diera las órdenes, quién fuera capitán, a qué se dedicarían... Él solo quería salir de isla gyojin, ver el sol, sentir la brisa marina… Y hacerse un nombre en el nuevo mundo, como la mayoría. Pirata, contrabandista, navegante, timonel de un frívolo barco de nobles... La verdad es que no le importaba de qué manera. Entendía navegar, conducir el timón, como la única manera que tendría de poder ganarse el respeto de los que siempre le habían mirado por encima del hombro por ser huérfano, pobre y vivir en el distrito gyojin. Así fue como consagraron su vida al mar: no como gyojin, si no como conquistadores artífices de su propia libertad, con el anhelo de vivir una vida emocionante. Los años pasaron y los tres crecieron con aquel deseo en mente, dedicados a culminar el primer objetivo: salir de la isla gyojin hacia la mar de la superficie, donde ninguno de los tres había estado nunca. Intentaron diseñar y construir algunos barcos por su cuenta, pero ninguno de sus esfuerzos dio ningún fruto; al fin y al cabo, era un viaje imposible para tres huérfanos tarados, por muchas ínfulas que se dieran. Con los años y el interés, después de muchos días perdidos en el muelle buscando alguna tripulación que les aceptase como grumetes, a los dieciséis años, dieron con una que les acogió sin hacer demasiadas preguntas. Era un viaje al nuevo mundo, a una pequeña isla que pocos sabían cómo encontrar. Eddin siempre señaló que era un mal presagio, que no saldría bien. Pero todo salió bien. Relativamente, claro. La paga no fue la prometida, el viaje se alargó dos meses y la tripulación era deprimentemente anodina y simple, pero, a fin de cuentas, pudieron pertrecharse para un nuevo viaje, que es lo que querían. Esta vez viajaron al otro lado de la grand line, al paraíso.
Los viajes de un lado a otro se volvieron recurrentes, aunque solían regresar a isla gyojin con cierta regularidad. Pasado un tiempo, dejaron de hacerlo. Eddin, que ya era la mano derecha del capitán, decía que era una pérdida de tiempo. Aruj lo secundaba indicando que la brisa del mar se había vuelto muy valiosa para él. Moriría por ella, bromeaba no tan de broma. Después de haber realizado la empresa más difícil y larga de sus vidas viajando a la isla de Dressrosa, a los veinticinco años, Bartolomeo decidió que era el momento de tomarse un descanso. Tenía recursos para ayudar a Uemuki en su labor y se sentía responsable del futuro de los demás huérfanos. Además, Uemuki ya estaba mayor y la obra cada vez acogía a menos voluntarios. No podía dejarlo solo. Aruj y Eddin, que en aquel momento eran dos pesos pesados dentro de la creciente tripulación contrabandista, decidieron que para ellos no había hecho más que empezar, que ya habría tiempo de descansar cuando tuvieran canas y empezaran a fallarles las rodillas. Con todo, Bartolomeo también se sentía responsable de sus hermanos, así que decidió que acudiría a los viajes más peligrosos para poder protegerlos. Mientras tanto, Uemuki empezó a instruirle en el karate gyojin, encontró un trabajo en uno de los astilleros del muelle, y con el tiempo, finalmente, terminó por abandonar la banda de contrabandistas definitivamente.
Pasado un tiempo, Bartolomeo escuchó que Aruj y Eddin se habían unido a una tripulación pirata que liquidó a su tripulación en el Paraíso. Los piratas se hicieron con los dos barcos de los contrabandistas, que pasaron a formar parte de su flota. Nombraron a Barbarrosa oficial de uno de ellos. El objetivo de estos piratas, decían, era el de conquistar el nuevo mundo. Absurdo. Lo primero que pensó Bartolomeo cuando escuchó las noticias, fue que convertir a Barbarrosa en uno de tus hombres de confianza era una mala decisión, ya que Eddin tenía muchas cosas buenas, pero siempre había demostrado ser rematadamente corto de miras. En aquel momento tuvo la certeza de que el barco que capitaneara no duraría demasiado. Pensó que debía encontrarse con ellos y luego se le pasó por la cabeza que tarde o temprano le harían una visita en isla gyojin. Tenían que cruzar la red line, y en el muelle se podían hacer buenos negocios. Por suerte para Eddin, pensó, Aruj le cubriría las espaldas. Bartolomeo empezó a plantearse una vida como pirata, pero Uemuki consiguió convencerle para que se quedara. Unos años más tarde, el día que conmemoraba el abandono de Bartolomeo en el orfanato, Uemuki le interpeló para darle una noticia terrible: la tripulación de sus hermanos había sido reducida por la Marina en el nuevo mundo. Algunos de ellos fueron ejecutados, aunque para los oficiales reservaron un castigo peor: pasarían el resto de su vida en Impel Down. No tardó demasiado en hacer las cuentas. No volvería a verlos. Después de confirmar que todavía no habían sido trasladados a la prisión, Bartolomeo, que recién había cumplido treinta años y había ganado unos cuantos kilos desde su último viaje, se dispuso a intentar rescatarlos; tenía dos meses hasta que fueran trasladados, no era imposible. El tiempo justo. No contaba con nadie, así que se ofreció voluntario para los peores trabajos, consiguiendo pasaje en un barco de mercancías que navegaría más allá del reino de Prodence. Nadie sabía cuál era su destino al embarcar, intentó mantenerlo en secreto con una bolsa bien pesada cargada de muchos incentivos. Cruzarán la red line, tienen que hacerlo, pensaba. Si los rumores son ciertos, harán puerto en la base de Punk Hazard. No sabía qué se encontraría ni de qué manera estaban siendo transportados, pero sí que sabía que tenían que pasar por allí para llegar a la red line. Al salir a la superficie apenas una jornada después de abandonar la isla gyojin, todo lo que pensaba, sentía y deseaba que ocurriera importó más bien poco. El barco mercante, repleto de gyojin como él mismo, fue emboscado por una banda pirata esclavista de hombres pez. Él estaba durmiendo y no pudo reaccionar a tiempo para escapar al mar. Cuando salió a cubierta, la luz del sol le cegó y no pudo percibir bien nada de lo que ocurría a su alrededor. Era la primera vez que la miraba directamente, sin el agua de por medio. No tardaron mucho en someterlo para inmovilizarlo. Una semana después, se encontraba de rodillas sobre el escenario de la casa de subastas del archipiélago Sabaody, encadenadas todas las extremidades al suelo, sujeto por una correa metálica que le cubría media cara, la boca y el cuello, como un animal salvaje. Para divertimento de los compradores, de vez en cuando le daban descargas. Estaba rodeado por el resto de los gyojin que conformaban la tripulación de aquel funesto viaje. Los que quedaban con vida.
Aunque nunca volvió a ver a sus hermanos, rezó por ellos en su particular infierno. Pensaba mucho en si ellos estaban pasando por algo similar... seguramente peor. Si ellos también rezaban por él, desde su particular infierno. ¿Estaban juntos? ¿Pensaban también en él? ¿Era el fin de los hermanos Gaztañeta?
Personalidad: es buena gente, compasivo, honrado, trabajador, justo, honesto, se implica y se hace responsable, pero también es descarado, grosero, malhumorado, agresivo y sobreprotector. Intenta que la bondad no se le note mucho. Es un tipo grande y es consciente de ello. Ha cambiado mucho desde que se convirtió en esclavo, aunque siempre ha tendido a proteger a los demás y a responder por ellos. Esto le ha costado mucho castigo que ha aguantado con dignidad y entereza. Si hasta ahora no se ha escapado, es porqué sus amos siempre han encontrado la manera de estimularlo manteniéndolo enfocado en reparar los barcos (es la tarea que ha solido desempeñar como esclavo). Y es que, en dedicarse al mantenimiento del barco, Bartolomeo encuentra algo particularmente motivador. Eso, y que, para mantenerlo a raya y obediente, suelen amenazarle con que, si intenta algo, los que lo pagarán serán los demás esclavos. Con relación a esto, hace tiempo que ha empezado a perder la paciencia, así que viene siendo común que utilice su cuerpo para expresar con contundencia las cosas que no sabe o no puede expresar con las palabras. Los captores se lo toman a broma porqué hasta ahora no les ha caído ninguna hostia. Creen que pueden hacer lo que quieran con él, con todos ellos, pero entre los esclavos se comenta que falta poco para que le arranque la cabeza de un guantazo a alguno. Que no lo haya hecho ya también tiene que ver con que lleva un tiempo deprimido, con que ya no se siente tan joven como antes. Lo de perder la pierna le afectó mucho. También que lo vendieran por perderla, y cómo ocurrió todo. Una tragedia. Pero bueno, como la forma en que se enfrenta a las circunstancias suele ser tenaz, disciplinada y meticulosa, la manera de un artesano pragmático que tiene claro cuál debe ser su enfoque, suele llevarlo lo mejor que podría llevarse algo así. Le ayuda que no se despista fácilmente y trabaja muy motivado en las cosas que le apasionan, abstrayéndose de la realidad más material. El ron ayuda otro tanto, admite siempre Bartolo, que ante todo está orgulloso de su herencia gyojin. Si le preguntan, los gyojin son los mejores y tarde o temprano gobernarán en todos los blues. Para él es lógico, una cuestión de tiempo. Junto a esto, lo que más le apasiona es llevar el timón de un barco, sintiendo las corrientes, dirigiendo las velas, aprovechando la inercia de las olas, sintiéndose una parte más de su alma.
El sueño de Bartolomeo es el de ser un gran timonel.
Apariencia: es un gyojin tiburón ballena, un tipo grande, de unos tres metros de altura y doscientos kilos. Tiene la piel firme y escamada, de color azul, las branquias a los lados del cuello. El cabello rizado es negro, siempre recogido en un moño para que no se alborote. También lo es la enorme ceja (ceja, porqué solo tiene una) que puebla una parte de la frente, al menos tan rizada y espesa como el resto del pelo. Por otro lado, no tiene barba ni hay indicios de que vaya a ocurrir. Tiene los ojos redondos y pequeños, con la mirada intensamente calmada; de esas miradas que no llaman la atención, pero que, cuando te la cruzas, no puedes evitar volver a ella. Él dice que no está gordo, que está fuerte, que la panza no se le ha caído y que si te da un guantazo te arranca la cabeza. Y no es que vaya errado, ya que debajo de toda esa grasa rica en omega-3, esconde músculos de acero, de los que podrían detener el timón de un barco en medio de un tifón. Es consciente de que no es muy agradable a la vista, pero le importa poco; a él le gusta estar presentable. Cuando la ocasión lo amerita, hasta se lava los dientes. Le falta la pierna izquierda, en su lugar lleva una prótesis con una pata de madera.
Fortalezas
- Fortalezas:
- - Sentido de las corrientes: su naturaleza le permite percibir los cambios en las corrientes, convirtiéndole en un navegante innato.
- Karate Gyojin: entre las primeras empresas que efectuó como contrabandista en la Grand Line, fue adiestrado en el karate gyojin por Uemuki, un especialista que se dedicaba a la caridad en la isla gyojin.
- Rasgos marinos (10): tiene membranas entre los dedos, así como branquias en el cuello y en los dorsos del tronco. Los dientes de Bartolomeo están hechos para machacar y triturar. A pesar de faltarle la mitad de la pierna izquierda, en el agua puede moverse a gran velocidad. Sin embargo, su característica personal más notable es la dureza y la elasticidad de su piel, que, junto a la grasa que protege sus músculos, le permite absorber gran parte del impacto cuando se golpea o es golpeado, haciendo que la dureza del choque se distribuya y no se concentre en el punto que ha sido impactado.
- Sentido agudo (20): tiene una vista excelente que le permite discernir bien hasta donde alcanza.
- Tolerancia al alcohol (30): es muy difícil tumbarle bebiendo. De hecho, necesita como poco cinco veces la cantidad normal para coger el punto.
- Disciplinado (2): posee el don de la disciplina. Sabe obedecer órdenes y no tiene problemas para seguir rigurosos entrenamientos. Normalmente, mientras nada se lo impida, termina lo que se propone.
- Madrugador (2): no se le pegan las sábanas. Es capaz de dormir bastante menos de lo normal y de levantarse rápidamente en casi cualquier situación.
- Voz bonita (2): tiene una voz bonita, grave y profunda, tranquilizadora.
- Bueno en matemáticas (2): cuando estudiaba, se le daban bien las matemáticas. Hoy en día todavía lo recuerda prácticamente todo. Sumar y multiplicar no tiene misterios para él, aunque puede que algo más avanzado le cueste algo.
- Gran ajedrecista (2): Tal vez no sepas extrapolar esto a la vida real, pero se te da bien jugar al ajedrez, o a los juegos de estrategia en general.
- Saber cocinar (10): sabe cocinar bien. Esto significa que es capaz de seguir un libro de recetas y preparar comidas con buen sabor.
- Paciente (10): no le molesta esperar. Es un tipo relajado. Puede que sea su mayor virtud.
- Reloj andante (10): siempre que pueda ver el sol o alguna referencia cronológica, es capaz de identificar qué hora es. Incluso, si no hubiera referencia, podría hacerse una idea.
- Organizador nato (10): es el orden personificado, tanto para tareas, como para estancias. Podría poner muy rápido a trabajar a un equipo. Desordenar una habitación con él cerca resulta casi imposible.
- Imponente (10): tiene algo. Quizá sea ese aspecto salvaje, o su forma de moverse, que mide casi tres metros, o que está bien orondo. No es que asuste... pero a simple vista se ve que no es buena idea enfrentarse a él.
Debilidades
- Debilidades:
- - Propenso a la deshidratación (leve) (20): Debes beber por lo menos cada siete post si estás lejos del agua. De lo contrario, comienzas a encontrarte mal.
- Compasión (30): no soporta ver sufrir a otros. Presenciar el maltrato y el abuso le revuelve el estómago, haciéndole sentir enfermo y asqueado.
- Todo o nada (30): sea un proyecto o un combate, es incapaz de dejarlo a medias. Lo dará todo hasta que se acabe sin importar las circunstancias.
- Enfermedad mental grave (estrés postraumático) (80): ha sido un esclavo durante siete años. Durante este tiempo ha formado infinidad de recuerdos traumáticos relacionados con ser vejado y humillado, tratado como una mercancía, poco más que una herramienta caduca que cumple el propósito de la mano que la empuña. Recuerdos que van y vienen, que pueden activarse cuando presencia situaciones similares a las que vivió, sumiéndole en un estado de trance profundo que por momentos le desconecta de la realidad. Los recuerdos del maltrato sufrido en carne propia y en la ajena. Las numerosas cicatrices de su cuerpo ni siquiera alcanzan a reflejar una fracción del pesar que contiene en el corazón. A veces pierde la razón y se pone a golpear cosas, aunque no golpea a otra gente. Se le ha visto darse cabezazos contra el suelo y las paredes, sobre todo cuando está cansado y estresado o cuando las cosas no van bien. Todo lo relacionado con la esclavitud también puede disparar este tipo de reacciones en las que no es del todo consciente de lo que está haciendo si no se le señala. En estas ocasiones, también puede quedarse mudo por un tiempo indeterminado.
- Pesadillas (30): le atrapan casi todas las noches y suelen estar relacionadas con su experiencia traumática como esclavo. Necesita más tiempo en la cama que otra gente para recuperarse de un esfuerzo.
- El lento de la clase (40): es terriblemente ignorante en la mayoría de los conocimientos que serían considerados de saber común. Aquello que se da por sentado que todo el mundo conoce puede ser un misterio para él.
- Tartamudo (10): puede que sea en situaciones concretas o todo el tiempo, pero a veces le sale y le cuesta controlarlo.
- Feo (20): no ha sido bendecido con la mejor de las caras. No resulta para nada atractivo y sale horrible en todas las fotos. Hace falta un pintor profesional para sacarle el único ángulo bueno.
- Maleducado (20): es una persona grosera y faltona. No le importa decir lo que piensa y cómo lo piensa cuando siente que lleva la razón. Suele meterse donde no le llaman y también aleccionar a los demás sobre cómo deberían hacer las cosas.
- Gritón (20): habla a voces y no se corta nada al respecto. Le gusta el jaleo, el barullo, la vida en la cubierta, ¡A voces! ¡Voceando, hostia!... Como tiene que hablar un pirata, vamos.
- Libro abierto (20): es extremadamente sencillo ver sus emociones y sentimientos solo con mirarle a la cara.
- Poco decoro (10): no tiene ningún problema a la hora de sacarse los mocos, rascarse el culo o andar desnudo en público, aunque… Quizás eso en sí mismo sea un problema.
- Pata de palo (40): perdió una pierna durante una tormenta, intentando estabilizar el timón de un barco en el que servía como esclavo. Consiguió que el barco no naufragara, aunque también, al perder valor como esclavo, consiguió que lo vendieran por enésima vez. La última vez.
- Torpe (10): es el as de tropezarse y seguir caminando. Ramitas, adoquines, baldosas, tablones renqueantes o, simplemente, la gravedad. Está tan acostumbrado, que ya ni se sorprende cuando ve el suelo a dos palmos.
- Alergia (20): es alérgico a la seda, a la lana, al esparto y a la leche.
- Adicción (40): es adicto al alcohol, siempre lleva algo encima.
- Voluntad heredada (80): no puede despertar el Haki del Rey.
- Nula autoconservación (80): le pierde la vida. Se le da muy mal juzgar cuándo está en peligro, sea la gravedad de las heridas o la amenaza que representa una situación o el enemigo. Se lanza primero y piensa después, por lo que siempre tiene al menos dos o tres heridas leves en proceso de cerrarse.
- Cara de aeropuerto (120): hay hostias volando y pronto van a aterrizar. Despierta algo instintivo en la gente, algo primario y violento. Esencialmente, a la gente le gustaría pegarle y es muy posible que lo haga en cuanto tenga oportunidad. No importa la persona o sus opiniones acerca de la violencia, es verle y tienen ganas de zurrarle.
- Falta de talento (120): En vez de desarrollar una técnica cada 6 niveles la desarrollas cada 10.
Saberes: Manejo (4) — Navegante (4) — Carpintería (3).
Estilo de lucha: Gyojin Karate.
Armas: Pistola común y Kanabo Gyojin.
Fuerza: 7 (+3 racial).
Fortaleza: 9 (+3 racial).
Velocidad: 3.
Agilidad: 4.
Destreza: 10.
Precisión: 8.
Intelecto: 8.
Agudeza: 10.
Instinto: 4.
Pertenencias: log pose del Paraíso, cartas náuticas de la senda del futuro, botella de calabaza, cantimplora, brújula, catalejo, prótesis de madera, pistola común, kanabo gyojin, camisa que le viene pequeña, camisa que le viene grande y se deja caer por encima, falda y cuerda que hace las veces de cinturón.
¡Buenas!
Asumiré que quieres que te asignemos los puntos de las Fortalezas y Debilidades que no tienen un valor entre paréntesis como sí lo tienen las otras.
Fortalezas:
Debilidades:
Además, especifica si es una pistola común (que no te costaría nada) y el kanabo gyojin tiene un precio de 80 doblones que serán descontados de tu hoja de personaje.
Una última cosa. Como gyojin, posees una desventaja llamada "Propenso a la deshidratación" por la que debes añadir dicha debilidad en tu ficha. Puedes elegir entre leve (categoría D), moderado (categoría B) o grave (categoría S).
Asumiré que quieres que te asignemos los puntos de las Fortalezas y Debilidades que no tienen un valor entre paréntesis como sí lo tienen las otras.
Fortalezas:
- Rasgos marinos: Más que una fortaleza es casi la descripción de un gyojin, por lo que no tiene coste de puntos de personaje.
- Bueno en cartografía: Esta fortaleza podría suplir, más o menos, el primer nivel del oficio de Navegante. Como tienes dicho oficio debido a la raza, podrías prescindir de él. En caso contrario, serían 10 puntos
Debilidades:
- Trauma: debes especificar las consecuencias o efectos negativos del trauma y qué lo gatilla.
- Marca de esclavitud ¿cuáles son las repercusiones reales de tener una marca de esclavo?
- Gritón: 20 puntos
- Maleducado: 20 puntos
Además, especifica si es una pistola común (que no te costaría nada) y el kanabo gyojin tiene un precio de 80 doblones que serán descontados de tu hoja de personaje.
Una última cosa. Como gyojin, posees una desventaja llamada "Propenso a la deshidratación" por la que debes añadir dicha debilidad en tu ficha. Puedes elegir entre leve (categoría D), moderado (categoría B) o grave (categoría S).
Bartolomeo Gaztañeta
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- En cuanto a las fortalezas, primero decir que he sustituido "bueno en cartografía" por gran ajedrecista. En los rasgos marinos he añadido una descripción algo así como de mejora de la defensa pasiva para ver si ahora cumple mejor su función como fortaleza. También he quitado de la lista la fortaleza "afinidad animal" porqué he decidido que no orientaré el personaje al atributo instinto. Cualquier cosa me dices.
- En las debilidades he modificado la de "trauma" para que reflejara lo que decías. Luego he quitado la marca de esclavitud para no comerme mucho la cabeza. También he añadido la debilidad "falta de talento" para sumar unos pocos puntos más de cara a los atributos. Además, he puesto la debilidad de "propenso a la deshidratación (leve)".
- La pistola es una común.
Para que se tenga en cuenta a la hora de los regalos, quiero señalar que vengo referido por mi umbreon de confianza.
¡Buenas otra vez!
Bien, veamos. Respecto a los cambio en las fortalezas y debilidades todo bien, pero hay dos que se pisan (no puedes escoger una si tienes la otra). Estas son Guerrero Nato y Falta de Talento, así que deberías escoger solo una de ellas.
Respecto al rasgo marino, será una fortaleza de categoría E (10 puntos) y la gente común lo tendrá difícil para hacer daño con sus golpes.
Una vez hayas cambiado esto y ajustado los puntos... ¡Ficha aceptada!
Bienvenido a esta gran familia de One Piece Definitive y no olvides pasarte por el censo.
Bien, veamos. Respecto a los cambio en las fortalezas y debilidades todo bien, pero hay dos que se pisan (no puedes escoger una si tienes la otra). Estas son Guerrero Nato y Falta de Talento, así que deberías escoger solo una de ellas.
Respecto al rasgo marino, será una fortaleza de categoría E (10 puntos) y la gente común lo tendrá difícil para hacer daño con sus golpes.
Una vez hayas cambiado esto y ajustado los puntos... ¡Ficha aceptada!
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