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Charlotte Prometio
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Una isla algo curiosa por así decirlo, el cielo estaba cubierto por nubes densas, grises y a punto de reventar, parecía que había llegado en un mal momento. A Kirara parecía tampoco encantarle la enorme precipitación que estaba por venir, aunque a Arrhenius le emocionaba un poco más. Desde lejos se podían observar ciertas estructuras rocosas con forma de... ¿Banana? Vaya que uno se encontraba cada cosa en el grand Line, ¿tendrían relleno de plátano, sabor? No me hubiera sorprendido si así fuese.
Al llegar a la costa, un tanto llena de rocas y riscos, Kirara me ayudó a bajar del barco para evitar que mi cuerpo quedara sumergido en el agua, la playa a la que habíamos llegado estaba llena formaciones rocosas y no era sencillo llegar a la parte de la arena, por lo que anclamos antes de llegar a esta. Tras batallar un poco logramos subir los tres a tierra firme, las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer sobre nosotros, habría que encontrar un buen lugar para pasar la tarde de tormenta, ¿había un pueblo en aquella isla? Al menos en el lugar al que habíamos llegado no había una sola señalización o indicio de civilización. La lluvia comenzó a arreciar mientras nos adentrábamos en el bosque.
-Kirara, ¿puedes oler alguna esencia humana? -le dije mientras acariciaba su caebza- ¿nada?
Debido a la lluvia el rastro de olores no era muy claro para mi tigresa. Comenzamos a caminar bajo la lluvia a través de los frondosos árboles, esperaba no coger un resfriado. Tras aproximadamente una hora de húmeda caminata llegamos a lo que parecían las faldas de un pueblo.
-¡Enhorabuena! -tendría que comprar unos calcetines secos y tomar una ducha de agua caliente-
Un gran cartel anunciaba una casa de huéspedes a la que entré rápidamente con mis bestiales acompañantes. Pagué por mi habitación, una bata y un par de calcetines nuevos. Me puse cómodo en la habitación, tomé el baño que tanto deseaba, me puse la bata mientras dejaba secando mi demás ropa y bajé para pedir informes sobre la isla. En la planta baja, también había un restaurante con alimentos de dudosa procedencia, así que me limité a pedir un plato de papitas fritas.
-Bueno, extranjero, ¿qué te trae a las bellas tierras de Banaro? -dijo el encargado mientras freía las patatas- un amigo que vive a tres casas de aquí tiene los mejores paquetes de ecoturismo de la isla, cuando acabe la tormenta deberías ir a visitarlo, no maneja malos precios.
Me daba pena responder que había llegado por error.
Al llegar a la costa, un tanto llena de rocas y riscos, Kirara me ayudó a bajar del barco para evitar que mi cuerpo quedara sumergido en el agua, la playa a la que habíamos llegado estaba llena formaciones rocosas y no era sencillo llegar a la parte de la arena, por lo que anclamos antes de llegar a esta. Tras batallar un poco logramos subir los tres a tierra firme, las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer sobre nosotros, habría que encontrar un buen lugar para pasar la tarde de tormenta, ¿había un pueblo en aquella isla? Al menos en el lugar al que habíamos llegado no había una sola señalización o indicio de civilización. La lluvia comenzó a arreciar mientras nos adentrábamos en el bosque.
-Kirara, ¿puedes oler alguna esencia humana? -le dije mientras acariciaba su caebza- ¿nada?
Debido a la lluvia el rastro de olores no era muy claro para mi tigresa. Comenzamos a caminar bajo la lluvia a través de los frondosos árboles, esperaba no coger un resfriado. Tras aproximadamente una hora de húmeda caminata llegamos a lo que parecían las faldas de un pueblo.
-¡Enhorabuena! -tendría que comprar unos calcetines secos y tomar una ducha de agua caliente-
Un gran cartel anunciaba una casa de huéspedes a la que entré rápidamente con mis bestiales acompañantes. Pagué por mi habitación, una bata y un par de calcetines nuevos. Me puse cómodo en la habitación, tomé el baño que tanto deseaba, me puse la bata mientras dejaba secando mi demás ropa y bajé para pedir informes sobre la isla. En la planta baja, también había un restaurante con alimentos de dudosa procedencia, así que me limité a pedir un plato de papitas fritas.
-Bueno, extranjero, ¿qué te trae a las bellas tierras de Banaro? -dijo el encargado mientras freía las patatas- un amigo que vive a tres casas de aquí tiene los mejores paquetes de ecoturismo de la isla, cuando acabe la tormenta deberías ir a visitarlo, no maneja malos precios.
Me daba pena responder que había llegado por error.
Berry
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Banaro era una isla bastante agradable, cuando no llovía, al llover Berry tenía que lavar muchos más platos porque el restaurante se llenaba y había muchos clientes. El viejo era un jefe agradable, siempre le daba un bife de chorizo gratis y le dejaba comer mientras no hubiera mucho trabajo también pagaba bastante bien para ser un simple civil. ¿Qué hacía la mink trabajando en aquel sitio? Todo se remontaba al día en el cual llegó al pueblo, el pobre hombre estaba desesperado ya que la mayoría de empleados no habían acudido y el lugar estaba desbordado.
Gigante fue la sorpresa cuando la zorra se puso un delantal y comenzó a atender mesas, ayudar en la cocina y aliviar el trabajo hasta que todos regresaran unos días después. Para Berry todo era un entrenamiento, luchar con la grasa, freír papas y luego atender a los clientes que pedían varios platos pesados para llevar de un lado al otro.
—¡Platos listos! ¡Termina mi turno!—
Anunció la zorra saliendo al comedor para olfatear las frituras, se sentó cerca del cliente recien llegado mientras atacaba su bife descaradamente. Estaba delicioso y con ese sabor casero que tanto se había impregnado en su paladar. Fue cuando las papas terminaron de freirse y el aire se despejó que a su nariz llegó otro aroma.
—¡Doblhe D! ¡Tanto tiemphoo!—
Gritó con la boca llena, tragando de golpe y abrazando hasta caer al suelo cómicamente al sujeto que por el roce entre sus cuerpos solo llevaba esa bata. La mink tampoco llevaba más que sus pantalones, la chaqueta azul, un sombrero y un delantal negro manchado de ingredientes.
—¡Bwahahaha! ¿Tan sensual? ¿A qué chica estás cazando? ¡Oh cierto es un secreto! ¡Agente B lista para la misión!—
La zorra se levantó llevando su mano a la frente y sonriendo mientras sacaba la lengua, su cuerpo había cambiado y estaba mucho más tonificada y alta que antes. Aunque Berry dudaba que hubieran más zorras humanoides con tatuajes dorados dando vueltas, tal vez muchos agentes B, Bautista, Berta, Beatriz, Bruno... sí, a lo mejor era conveniente idear otro nombre clave más complicado de replicar.
Gigante fue la sorpresa cuando la zorra se puso un delantal y comenzó a atender mesas, ayudar en la cocina y aliviar el trabajo hasta que todos regresaran unos días después. Para Berry todo era un entrenamiento, luchar con la grasa, freír papas y luego atender a los clientes que pedían varios platos pesados para llevar de un lado al otro.
—¡Platos listos! ¡Termina mi turno!—
Anunció la zorra saliendo al comedor para olfatear las frituras, se sentó cerca del cliente recien llegado mientras atacaba su bife descaradamente. Estaba delicioso y con ese sabor casero que tanto se había impregnado en su paladar. Fue cuando las papas terminaron de freirse y el aire se despejó que a su nariz llegó otro aroma.
—¡Doblhe D! ¡Tanto tiemphoo!—
Gritó con la boca llena, tragando de golpe y abrazando hasta caer al suelo cómicamente al sujeto que por el roce entre sus cuerpos solo llevaba esa bata. La mink tampoco llevaba más que sus pantalones, la chaqueta azul, un sombrero y un delantal negro manchado de ingredientes.
—¡Bwahahaha! ¿Tan sensual? ¿A qué chica estás cazando? ¡Oh cierto es un secreto! ¡Agente B lista para la misión!—
La zorra se levantó llevando su mano a la frente y sonriendo mientras sacaba la lengua, su cuerpo había cambiado y estaba mucho más tonificada y alta que antes. Aunque Berry dudaba que hubieran más zorras humanoides con tatuajes dorados dando vueltas, tal vez muchos agentes B, Bautista, Berta, Beatriz, Bruno... sí, a lo mejor era conveniente idear otro nombre clave más complicado de replicar.
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¿Doble D? Sólo había una persona que podría llamarme así, volteé un poco temeroso hacia el origen de la voz, pero ni siquiera me dio tiempo suficiente de observar su cara cuando sentí todo su felpudo cuerpo restregarse contra el mío hasta caer juntos sobre el suelo del local. No cabía duda alguna, era Berry... ¡la oficial de la marina! No quería meterme en problemas, por su reacción tan cariñosa parecía no estar al tanto de mi recompensa, así que eso era un alivio, pero...
-Sí, eh jajajaja -no sabía que decir ante mi falta de ropa- bueno, es que me ha agarrado la tormenta de camino acá y mi ropa se está secando -Berry seguí siendo igual de alocada y aventada que aquella vez.
-AAAAAAAAAGHHH -un par de gritos resonaron detrás de nosotros- ¡¿cómo son tan imbéciles como para tirarles la sopa hirviendo?!
Una chica que apenas llegaba al metro y medio, con cabello rizado y llena de pecas nos gritaba al mismo tiempo que observaba horrorizada a dos de sus acompañantes que soltaban gritos de dolor porque la sopa se les había derramado en la cara. La chica digamos que no era muy guapa, pero tampoco es que fuese fea, en palabras de mis amigos de la milicia, poseía una lindura exótica, quizás, no lo sé, había algo. Me puse rápidamente de pie y me disculpé por le penoso incidente, los chicos parecían realmente estar sufriendo. Al poco tiempo había llegado un doctor por ellos y con una cara seria movió la cabeza de un lado a otro y se los llevó al hospital de la zona.
-Bueno, espero que estén felices -dijo enojada la chica de pecas- aquellos eran dos de mis mejores jugadores, sin ellos el equipo no está completo -volteé a ver a Berry sin entender nada de lo que estaba pasando- Jude y Shawn, ¿cómo piensan... -la cara de la muchacha se iluminó- tú, la de pelaje negro -señaló a Berry- luces bastante prometedora, el pelirrojo no tanto, pero no hay otro reemplazo -yo seguía sin entender una sola cosa de lo que estaba sucediendo, solamente quería comer mis papitas- ¡ustedes dos entraran a mi equipo de quemados! Es lo menos que pueden hacer por quemarle la cara a mis amigos.
¿Un torneo de quemados? Ahora que lo pensaba, siempre (dos de dos es siempre) que estaba acompañado por la mink de negro pasaban cosas así. La chica parecía tomarse el asunto de los quemados bastante seriamente, así que no tuve corazón para decirle que no.
-¡Mañana pasaré por ustedes a primera hora! Más les vale estar aquí si no quieren pagar los gastos médicos de mis amigos -salió enojada del restaurante.
-Al parecer entraremos a un torneo de quemados Berry -dije sin aún asimilar bien lo que acababa de pasar.
-Sí, eh jajajaja -no sabía que decir ante mi falta de ropa- bueno, es que me ha agarrado la tormenta de camino acá y mi ropa se está secando -Berry seguí siendo igual de alocada y aventada que aquella vez.
-AAAAAAAAAGHHH -un par de gritos resonaron detrás de nosotros- ¡¿cómo son tan imbéciles como para tirarles la sopa hirviendo?!
Una chica que apenas llegaba al metro y medio, con cabello rizado y llena de pecas nos gritaba al mismo tiempo que observaba horrorizada a dos de sus acompañantes que soltaban gritos de dolor porque la sopa se les había derramado en la cara. La chica digamos que no era muy guapa, pero tampoco es que fuese fea, en palabras de mis amigos de la milicia, poseía una lindura exótica, quizás, no lo sé, había algo. Me puse rápidamente de pie y me disculpé por le penoso incidente, los chicos parecían realmente estar sufriendo. Al poco tiempo había llegado un doctor por ellos y con una cara seria movió la cabeza de un lado a otro y se los llevó al hospital de la zona.
-Bueno, espero que estén felices -dijo enojada la chica de pecas- aquellos eran dos de mis mejores jugadores, sin ellos el equipo no está completo -volteé a ver a Berry sin entender nada de lo que estaba pasando- Jude y Shawn, ¿cómo piensan... -la cara de la muchacha se iluminó- tú, la de pelaje negro -señaló a Berry- luces bastante prometedora, el pelirrojo no tanto, pero no hay otro reemplazo -yo seguía sin entender una sola cosa de lo que estaba sucediendo, solamente quería comer mis papitas- ¡ustedes dos entraran a mi equipo de quemados! Es lo menos que pueden hacer por quemarle la cara a mis amigos.
¿Un torneo de quemados? Ahora que lo pensaba, siempre (dos de dos es siempre) que estaba acompañado por la mink de negro pasaban cosas así. La chica parecía tomarse el asunto de los quemados bastante seriamente, así que no tuve corazón para decirle que no.
-¡Mañana pasaré por ustedes a primera hora! Más les vale estar aquí si no quieren pagar los gastos médicos de mis amigos -salió enojada del restaurante.
-Al parecer entraremos a un torneo de quemados Berry -dije sin aún asimilar bien lo que acababa de pasar.
Berry
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La mink escuchó a doble D hablar sobre la tormenta, era un día inusual por eso tanto trabajo, estaba a punto de responder cuando toda una escena se presentó ante ellos. Berry se disculpó por lo sucedido intentando atender a los pobres quemados, para luego ser detenida por la muchacha que le reclutaba para un equipo de ¿Quemados? La mink desconocía que era eso, aunque se rascó la cabeza al escuchar la descripción de los supuestos mejores jugadores.
—¿Pero como son buenos si se han quemado con una sopa? ¿No se supone que deberían estar acostumbrados?—
No hubo una respuesta clara a sus dudas, la joven decidió de buscarlos al otro día y salió enojada del local. Hasta Berry había sacado un fajo de billetes para pagarles que tuvo que guardarse nuevamente al ver que estaba envuelta en una especie de torneo.
—¿Entonces debo ir y quemar a los rivales? Bueno siempre puedo tirarme alcohol encima y montar un buen fuego. ¿Está permitido matar? Suena a un torneo muy peligroso, pero esos chicos no parecían fuertes...—
La mink consultó con doble D las reglas de aquel extraño deporte sangriento y violento que a ojos de la mink consistía en quemar gente para avanzar. Berry no estaba muy familiarizada con los deportes humanos, lo poco que conocía era el fútbol que según entendía consistia en patear pelotas y personas para que no anotasen puntos. No lo había jugado pero sí conocía las faltas violentas al tobillo y los tiros de largas distancias.
—Entonces, mañana esa chica nos llevará a quemar gente, ¿Quemar cosas es bueno? ¿Deberíamos quemar a todos antes del partido?—
Y así continuaría Berry si no le explicaban correctamente como jugar y sobre todo que cosas NO debía hacer. Los que llegaban a escucharla ponían un rostro de incredulidad ante los comentarios, eran inocentes pero a la vez peligrosos, la mink disfrutaba de las peleas y el ejercicio, siendo una bomba de tiempo en entornos que le eran desconocidos.
—¡Nunca jugué eso pero supongo que será divertido doble D!—
Finalizó sonriente, moviendo su cola de lado a lado mientras esperaba instrucciones. ¿Debería iniciar con un golpe fuerte? ¿Ir directamente a quemar? ¿Doble D también podía quemar gente? ¿Estaba permitido legalmente el hecho de que le intenten quemar? Muchas preguntas a las cuales el comandante debería contestar antes de ir a dormir.
—¿Pero como son buenos si se han quemado con una sopa? ¿No se supone que deberían estar acostumbrados?—
No hubo una respuesta clara a sus dudas, la joven decidió de buscarlos al otro día y salió enojada del local. Hasta Berry había sacado un fajo de billetes para pagarles que tuvo que guardarse nuevamente al ver que estaba envuelta en una especie de torneo.
—¿Entonces debo ir y quemar a los rivales? Bueno siempre puedo tirarme alcohol encima y montar un buen fuego. ¿Está permitido matar? Suena a un torneo muy peligroso, pero esos chicos no parecían fuertes...—
La mink consultó con doble D las reglas de aquel extraño deporte sangriento y violento que a ojos de la mink consistía en quemar gente para avanzar. Berry no estaba muy familiarizada con los deportes humanos, lo poco que conocía era el fútbol que según entendía consistia en patear pelotas y personas para que no anotasen puntos. No lo había jugado pero sí conocía las faltas violentas al tobillo y los tiros de largas distancias.
—Entonces, mañana esa chica nos llevará a quemar gente, ¿Quemar cosas es bueno? ¿Deberíamos quemar a todos antes del partido?—
Y así continuaría Berry si no le explicaban correctamente como jugar y sobre todo que cosas NO debía hacer. Los que llegaban a escucharla ponían un rostro de incredulidad ante los comentarios, eran inocentes pero a la vez peligrosos, la mink disfrutaba de las peleas y el ejercicio, siendo una bomba de tiempo en entornos que le eran desconocidos.
—¡Nunca jugué eso pero supongo que será divertido doble D!—
Finalizó sonriente, moviendo su cola de lado a lado mientras esperaba instrucciones. ¿Debería iniciar con un golpe fuerte? ¿Ir directamente a quemar? ¿Doble D también podía quemar gente? ¿Estaba permitido legalmente el hecho de que le intenten quemar? Muchas preguntas a las cuales el comandante debería contestar antes de ir a dormir.
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¿Quemar gente? Aunque ciertamente sería un jugador de renombre mundial si utilizara mis técnicas ígneas para ese fin, no creo que a alguien se le ocurriera un deporte tan vil como literalmente chamuscar a los pobre competidores, quizás como una sentencia o castigo, pero no como un deporte. O bueno, nadie cuerdo lo practicaría.
-No, no, no, no tenemos que quemar gente Berry -le dije para calmar su ánimos ante la mirada incrédula de los comensales del restaurante- es más bien una metáfora, en vez de usar bolas de fuegos se utilizan pelotas y cuando una de esas pelotas te toca se dice que te has quemado y tienes que salir del campo, aunque si agarras la pelota sin que te golpeé más bien quemas la que te la lanzó y... -vaya, eran bastantes reglas para que la mink se las aprendiera de un sentada, pero mientras ella tuviera bien en claro que no se tenía que quemar de manera literal a nadie, estaba bien por esa tarde- bueno, supongo que mañana te explicarán mejor las reglas ellos.
El encargado había puesto atención al pequeño incidente y me entregó mi orden de papitas por las cuales me moría. Estaban crujientes por fuera y suavecitas por dentro, eran muy buenas papitas fritas. El encargado raspó su garganta y comenzó un monólogo para explicarnos la importancia de aquel torneo de quemados: al parecer era una tradición bi anual en la incluso participaban algunos equipos de otras islas, el campeón recibía un jugoso premio y el reconocimiento del mundo del deporte de los quemados. Algo serio todo ese asunto en el que nos habíamos visto enredados.
-Bueno Berry, subiré a descansar porque parece que mañana será un día extenuante -dije mientras suspiraba- ¿te espero aquí a primera hora? -sonreí y le di un beso en el cachete en forma de despedida- y no lo olvides ¡nada de prender en llamas a la gente! -bromeé mientras subía las escaleras.
Le conté la situación a mis bestias, Kirara parecía un poco indiferente y se echó a dormir, pero Arrhenius se notaba un poco emocionado por el juego, había encontrado a la bestia que me acompañaría al entrenamiento. La noche se fue en un abrir y cerrar de ojos y el amanecer llegó rápidamente. Me puse mi ropa y bajé acompañado de mis dos bestias, la tigresa iría al bosque a buscar su desayuno, un jugoso venado o algo así. La chica con pecas esperaba en la entrada.
-¡Se te ha hecho tarde! -dijo enfadada- ¿sabes quién es el entrenador de este equipo? Nada más y nada menos que el legendario Dav-Id Bevans -ni idea de quién fuera aquel- ¿por cierto en dónde está tu acompañante?
-No, no, no, no tenemos que quemar gente Berry -le dije para calmar su ánimos ante la mirada incrédula de los comensales del restaurante- es más bien una metáfora, en vez de usar bolas de fuegos se utilizan pelotas y cuando una de esas pelotas te toca se dice que te has quemado y tienes que salir del campo, aunque si agarras la pelota sin que te golpeé más bien quemas la que te la lanzó y... -vaya, eran bastantes reglas para que la mink se las aprendiera de un sentada, pero mientras ella tuviera bien en claro que no se tenía que quemar de manera literal a nadie, estaba bien por esa tarde- bueno, supongo que mañana te explicarán mejor las reglas ellos.
El encargado había puesto atención al pequeño incidente y me entregó mi orden de papitas por las cuales me moría. Estaban crujientes por fuera y suavecitas por dentro, eran muy buenas papitas fritas. El encargado raspó su garganta y comenzó un monólogo para explicarnos la importancia de aquel torneo de quemados: al parecer era una tradición bi anual en la incluso participaban algunos equipos de otras islas, el campeón recibía un jugoso premio y el reconocimiento del mundo del deporte de los quemados. Algo serio todo ese asunto en el que nos habíamos visto enredados.
-Bueno Berry, subiré a descansar porque parece que mañana será un día extenuante -dije mientras suspiraba- ¿te espero aquí a primera hora? -sonreí y le di un beso en el cachete en forma de despedida- y no lo olvides ¡nada de prender en llamas a la gente! -bromeé mientras subía las escaleras.
Le conté la situación a mis bestias, Kirara parecía un poco indiferente y se echó a dormir, pero Arrhenius se notaba un poco emocionado por el juego, había encontrado a la bestia que me acompañaría al entrenamiento. La noche se fue en un abrir y cerrar de ojos y el amanecer llegó rápidamente. Me puse mi ropa y bajé acompañado de mis dos bestias, la tigresa iría al bosque a buscar su desayuno, un jugoso venado o algo así. La chica con pecas esperaba en la entrada.
-¡Se te ha hecho tarde! -dijo enfadada- ¿sabes quién es el entrenador de este equipo? Nada más y nada menos que el legendario Dav-Id Bevans -ni idea de quién fuera aquel- ¿por cierto en dónde está tu acompañante?
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Al parecer el juego se trataba de lanzar pelotazos a la gente, algo menos violento pero no dejaba de ser peligroso. Solo debería atrapar la esfera sin que le golpee y golpear a los rivales con un lanzamiento, no era complicado, la mink sonrió a Prometio cuando este le besó asintiendo a la pregunta de encontrarse nuevamente a la mañana siguiente.
Tras la escena se había quedado sola, la lluvia había parado y antes de dormir la mink decidió salir fuera a practicar su puntería, claro que su entrenamiento se basaba en lanzar rocas pesadas contra una roca más grande. No era el entrenamiento más común, ni tampoco el habitual entre los atletas humanos, pero la mink se había tomado muy enserio el prestigio de aquel juego creyendo que sus rivales serían personas extremadamente poderosas.
—¡Si esos equipos son fuertes deberé practicar con bastantes rocas hasta derribar esa a impactos!—
Sus lanzamientos eran similares a balas de cañón chocando violentamente contra un iceberg, no podía prenderlas fuego pero nada le impedía lanzarlas con una fuerza descomunal para retirar del juego a los peligrosos equipos rivales. Fue entrada la madrugada que la zorra decidió estirar las piernas y regresar al lugar para dormir en su cama luego de un reconfortante baño de burbujas.
Al amanecer la mink bajó de su habitación con su chaqueta todavía abierta mientras cepillaba sus dientes, al parecer la muchacha ya estaba con Prometio, como era habitual la zorra era la última en llegar tras haberse quedado entrenando hasta tarde. Escupió en un recipiente cercano y enjuagó su boca, bostezando mientras se acercaba.
—¡Aquí estoy! Estuve entrenando hasta tarde... ¿Nos entrena una leyenda? ¿Es fuerte?—
La mink crujió sus nudillos sacudiendo su cuerpo y saludando a su compañero con un beso en la mejilla, mordisco de oreja incluido. Su rostro estaba más despierto al escuchar que tendrían un entrenador legendario, emocionada por mostrar sus progresos. La zorra no tardó en comenzar a saltar emocionada frente a la chica con pecas.
—¿Si gano me das un besito? ¿O prefieres acariciar mi colita? ¿O te gustan los pechos?—
Y otra vez iniciaba con su nulo conocimiento del espacio personal, coqueteando descaradamente con la muchacha en una forma inocente de entablar un vínculo. Tras unos momentos en los cuales Berry mostraba su pelaje y las mejores partes de su cuerpo según ella, la muchacha le indicó el camino para llegar al campo de entrenamiento.
—¡Primer ejercicio!—
La muchacha colocó una máquina que lanzaba pelotas y luego un maniquí acolchado al costado. Demostrando lo que debían hacer, primero evadir la pelota lanzada a gran potencia con la máquina, para luego tomarla y acertar el blanco en el muñeco haciendo sonar una alarma de un "Bong!".
Berry dudaba de la razón de evadir, la pelota no parecía ser lanzada con fuerza suficiente para una acción así. Al momento de ser apuntada por la máquina, Berry alzó su garra y para sorpresa de la muchacha que le gritaba que se apartase la esfera de goma fue detenida sin esfuerzo por la zorra humanoide. La sorpresa fue mayor cuando Berry no solo atinó al blanco, si no que lanzó con tal fuerza que el mañiquí salió volando hasta incrustarse en la pared del gimnasio.
—¡Punto! ¿Tengo algo en la cara? ¿Fue muy suave? ¡Puedo lanzar más fuerte si lo necesitan!—
Berry preguntó inocentemente al ser observada por todos los presentes, se sentó en cuatro patas rascando su pelaje y pronto se puso a perseguir su cola rotando sobre su eje. Era sorprendente como alguien tan inocente podía portar tanta fuerza y no saber controlarse, pero la mink no era malvada e incluso ayudó al momento de transportar el maniquí nuevamente a su posición original.
Tras la escena se había quedado sola, la lluvia había parado y antes de dormir la mink decidió salir fuera a practicar su puntería, claro que su entrenamiento se basaba en lanzar rocas pesadas contra una roca más grande. No era el entrenamiento más común, ni tampoco el habitual entre los atletas humanos, pero la mink se había tomado muy enserio el prestigio de aquel juego creyendo que sus rivales serían personas extremadamente poderosas.
—¡Si esos equipos son fuertes deberé practicar con bastantes rocas hasta derribar esa a impactos!—
Sus lanzamientos eran similares a balas de cañón chocando violentamente contra un iceberg, no podía prenderlas fuego pero nada le impedía lanzarlas con una fuerza descomunal para retirar del juego a los peligrosos equipos rivales. Fue entrada la madrugada que la zorra decidió estirar las piernas y regresar al lugar para dormir en su cama luego de un reconfortante baño de burbujas.
Al amanecer la mink bajó de su habitación con su chaqueta todavía abierta mientras cepillaba sus dientes, al parecer la muchacha ya estaba con Prometio, como era habitual la zorra era la última en llegar tras haberse quedado entrenando hasta tarde. Escupió en un recipiente cercano y enjuagó su boca, bostezando mientras se acercaba.
—¡Aquí estoy! Estuve entrenando hasta tarde... ¿Nos entrena una leyenda? ¿Es fuerte?—
La mink crujió sus nudillos sacudiendo su cuerpo y saludando a su compañero con un beso en la mejilla, mordisco de oreja incluido. Su rostro estaba más despierto al escuchar que tendrían un entrenador legendario, emocionada por mostrar sus progresos. La zorra no tardó en comenzar a saltar emocionada frente a la chica con pecas.
—¿Si gano me das un besito? ¿O prefieres acariciar mi colita? ¿O te gustan los pechos?—
Y otra vez iniciaba con su nulo conocimiento del espacio personal, coqueteando descaradamente con la muchacha en una forma inocente de entablar un vínculo. Tras unos momentos en los cuales Berry mostraba su pelaje y las mejores partes de su cuerpo según ella, la muchacha le indicó el camino para llegar al campo de entrenamiento.
—¡Primer ejercicio!—
La muchacha colocó una máquina que lanzaba pelotas y luego un maniquí acolchado al costado. Demostrando lo que debían hacer, primero evadir la pelota lanzada a gran potencia con la máquina, para luego tomarla y acertar el blanco en el muñeco haciendo sonar una alarma de un "Bong!".
Berry dudaba de la razón de evadir, la pelota no parecía ser lanzada con fuerza suficiente para una acción así. Al momento de ser apuntada por la máquina, Berry alzó su garra y para sorpresa de la muchacha que le gritaba que se apartase la esfera de goma fue detenida sin esfuerzo por la zorra humanoide. La sorpresa fue mayor cuando Berry no solo atinó al blanco, si no que lanzó con tal fuerza que el mañiquí salió volando hasta incrustarse en la pared del gimnasio.
—¡Punto! ¿Tengo algo en la cara? ¿Fue muy suave? ¡Puedo lanzar más fuerte si lo necesitan!—
Berry preguntó inocentemente al ser observada por todos los presentes, se sentó en cuatro patas rascando su pelaje y pronto se puso a perseguir su cola rotando sobre su eje. Era sorprendente como alguien tan inocente podía portar tanta fuerza y no saber controlarse, pero la mink no era malvada e incluso ayudó al momento de transportar el maniquí nuevamente a su posición original.
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Vaya, la fuerza de Berry me había dejado simple y sencillamente sin palabras, había sido un despliegue increíble ¡y todavía había tenido la osadía de preguntar si quería que aventase más fuerte la pelota. Probablemente la mink era incluso más fuerte que yo utilizando los poderes de mi akuma y, al menos en mi experiencia, no era para nada débil en mi forma híbrida, ¿a qué tipo de entrenamiento se había sometido?
-¡Esos pelotazos son tan fuertes como los del entrenador Bevans! -gritó uno de los presentes acabando con los pequeños segundos de silencio.
¿Acaso había otro demonio capaz de arrojar la pelota con semejante fuerza? Bien, era momento de intentar hacer el mismo lanzamiento, no podía quedarme atrás, repetí el mismo ejercicio que había realizado Berry. La pelota salió lanzada de la máquina, atraparla no resultaba tan difícil, no salía a una velocidad tan alta. Extendí mis manos caché la pelota con ambas, tomé un ligero impulso y me preparaba a lanzar la pelota cuando un silbatazo retumbó en mis oídos. Era el entrenador Bevans.
-Vaya, vaya, así que tenemos dos sanguijuelas que pueden jugar a un alto nivel -era un anciano probablemente de no menos de sesenta años, medía aproximadamente diez centímetros que yo e iba vestido con un chandal y una gorra azul- empezaremos contigo pelirrojo, me he enterado que le han tirado la sopa a mis pupilos así que no seré suave contigo.
Aquel viejo estaba muy confiado para el porte tan débil que tenía, ¿acaso tenía un as bajo la manga? De cualquier manera no parecía que pudiese hacer algo que me pusiera en aprietos y no le presté atención a su advertencia. Gran error. El entrenador caminó hasta la canasta donde guardaban las pelotas y tomó una, la aventó de arriba abajo y jugueteo un poco con ella hasta ponerse a más o menos diez metros de mí.
-A la una -el anciano tomó una postura de picther -a las dos- dio unos pasos para atrás, preparando su tiro- y a las -en ese preciso instante el semblante del entrenador cmabió completamente, dejando salir un aura enorme, digna de todo un monstruo- ¡tres! -lanzó la pelota.
La pelota salió proyectada a mí a una velocidad endemoniada, como no había tomado en serio su advertencia, mi tiempo de reacción se vio mermado y me dio tiempo apenas de cubrir la zona de mis costillas, donde centésimas de segundos después la pelota impactó de lleno. Perdí el aliento con el impacto y caí sobre mi costado. ¿Tenía cañones por brazos? Aquella bola había sido solamente un poco menos veloz que la de Berry.
-Bien pelirrojo, tienes un largo camino por recorrer hasta que puedas evitar estas bolas y tú... -dijo señalando a Berry- te entrenaré para que te conviertas en la mejor jugadora de quemados del condado.
-¡Esos pelotazos son tan fuertes como los del entrenador Bevans! -gritó uno de los presentes acabando con los pequeños segundos de silencio.
¿Acaso había otro demonio capaz de arrojar la pelota con semejante fuerza? Bien, era momento de intentar hacer el mismo lanzamiento, no podía quedarme atrás, repetí el mismo ejercicio que había realizado Berry. La pelota salió lanzada de la máquina, atraparla no resultaba tan difícil, no salía a una velocidad tan alta. Extendí mis manos caché la pelota con ambas, tomé un ligero impulso y me preparaba a lanzar la pelota cuando un silbatazo retumbó en mis oídos. Era el entrenador Bevans.
-Vaya, vaya, así que tenemos dos sanguijuelas que pueden jugar a un alto nivel -era un anciano probablemente de no menos de sesenta años, medía aproximadamente diez centímetros que yo e iba vestido con un chandal y una gorra azul- empezaremos contigo pelirrojo, me he enterado que le han tirado la sopa a mis pupilos así que no seré suave contigo.
Aquel viejo estaba muy confiado para el porte tan débil que tenía, ¿acaso tenía un as bajo la manga? De cualquier manera no parecía que pudiese hacer algo que me pusiera en aprietos y no le presté atención a su advertencia. Gran error. El entrenador caminó hasta la canasta donde guardaban las pelotas y tomó una, la aventó de arriba abajo y jugueteo un poco con ella hasta ponerse a más o menos diez metros de mí.
-A la una -el anciano tomó una postura de picther -a las dos- dio unos pasos para atrás, preparando su tiro- y a las -en ese preciso instante el semblante del entrenador cmabió completamente, dejando salir un aura enorme, digna de todo un monstruo- ¡tres! -lanzó la pelota.
La pelota salió proyectada a mí a una velocidad endemoniada, como no había tomado en serio su advertencia, mi tiempo de reacción se vio mermado y me dio tiempo apenas de cubrir la zona de mis costillas, donde centésimas de segundos después la pelota impactó de lleno. Perdí el aliento con el impacto y caí sobre mi costado. ¿Tenía cañones por brazos? Aquella bola había sido solamente un poco menos veloz que la de Berry.
-Bien pelirrojo, tienes un largo camino por recorrer hasta que puedas evitar estas bolas y tú... -dijo señalando a Berry- te entrenaré para que te conviertas en la mejor jugadora de quemados del condado.
- Entrenador Dav-Id Bevans:
Anciano de sesenta y cinco años, ex campeón del torneo mundial de quemados y el mejor deportista que ha visto la isla Banaro.
Posee una fuerza sobre humana, pero más que eso, la habilidad de lanzar bolas endemoniadamente rápidas con la técnica necesaria. Además de Haki de observación en nivel 3, el cuál él desconoce que es Haki y le llama sentido del juego.
Bola normal: lanza a 200 km/h
Bola ligeramente rápida: lanza a 400 km/h
Bola rápida: lanza a 650 km/h
Bola súper rápida: 900 km/h
Bola endemoniada: 1200 km/h
Hissatsu, bola suprema: 1500 km/h
Berry
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La mink alzó sus orejas como antenas ante el pitido, su haki de observación identificó a alguien fuerte, tal vez no tan poderoso como para sorprenderse pero sí sentía que valía la pena. Nunca subestimaba a los viejos, estos eran bastante versados y experimentados debido a sus experiencias de la vida. Doble D no pareció impresionado, cosa que la mink interpretó erroneamente como señal de poder o que su compañero estaba preparado de antemano.
Nada más lejos de la realidad, el viejo con un solo balonazo mandó a doble D derecho al suelo, la zorra no perdió el tiempo y se dirigió a revisar a su amigo. Levantó la ropa de este para ver la zona de impacto, suspirando al notar que no había nada roto pero indicando a que aplicasen algo frío en la zona como hacían con ella en la marina si es que se golpeaba.
—¡Ese tiro fue potente! ¿Entonces se debe lanzar con esa fuerza entrenador? No quiero matar a nadie... ¿Puedo usar poderes? Tal vez si lo hago puedo lanzar mucho más fuerte que solo en mi aspecto habitual.—
La zorra crujió sus nudillos, lista para practicar lo que el anciano le indicase, lo primero fue recibir sus impactos. A diferencia de su compañero, la mink al estar atenta pudo recibir los impactos con ambas manos, solo retrocediendo unos pasos dado a que la fuerza de los disparos del viejo era realmente asombrosa cuando lanzaba seriamente. Una y otra vez la mink recibía los impactos, a lo que luego se agregaron dos lanzadores más para poner a prueba su destreza y agilidad. La mink debía evadir cada disparo y solo frenar el del viejo, luciendo bastante competente, pese a su tamaño sus reflejos eran envidiables y su tiempo de reacción superaba la media de jugadores. Solo faltaba la prueba final, para el viejo la diferencia entre buenos jugadores y los mejores.
En uno de los lanzamientos, la chica que les había reclutado lanzó un balón al rostro desde el costado, en un punto ciego para una persona común. Todos esperaban que este impacto sin avisar le diera de lleno en la cabeza, eso ocurría siempre y el supuesto sentido del juego que el viejo buscaba ya era para la mayoría de presentes un cuento de hadas.
Sin embargo, Berry pudo sentir esa intención y detener el balonazo con una sola garra al no ser tan fuerte como los del viejo. Dejando a todos impresionados, a tal punto de que el entrenador soltó lágrimas de felicidad al tener a alguien que pudiera representar su legado.
—¡Lo detuviste sin mirar y sin que nadie te avisara! Tu sentido del juego es tan agudo como el mío y siendo solo una cachorra.—
—¿Sentido del juego? ¡No puedes dañar a un usuario de haki con esa clase de golpes! Eso me enseñó Ely en mi primer entrenamiento y no pude tomarla por sorpresa ni una sola vez pese a que era ciega.—
La mink y el viejo comenzaron a hablar sobre el haki de observación siendo ambos muy obstinados para aceptar el nombre que cada uno le daba a esta habilidad. Para el viejo era el sentido del juego que se obtenía tras varios partidos debiendo evadir golpes a traición y para la zorra solo una habilidad del haki, la voluntad innata de cada ser vivo. ¿Y qué era eso de que una ciega pudiera ser incluso mejor que la mink? El viejo no podía tragarse que alguien sin vista pudiese someter a otro con todos sus sentidos, pese a que Berry halagaba con honestidad a quien había sido su superior.
—¡Suficiente charla! Es hora de entrenar a tu amigo, parece que tienes lo necesario aunque desconoces las reglas. En mis días este juego era tomado mucho más enserio, actualmente todos son una banda de niños de cristal que lloran por un buen balonazo. Intenta lanzar solo con un poco más de la fuerza que sientas, esas estrellitas no van a aguantar. Si fuera más joven ganaría por mi cuenta pero ya estoy retirado y no puedo esquivar como antes. ¡Solo espero que este año nos llevemos la copa!—
El viejo le explicó a Berry como tras su retiro no había tenido a alguien tan prometedor como ella o incluso doble D que no fuesen mandados al hospital con un lanzamiento serio. También como todos los deportistas actuales solo se concentraban en publicidades y lucirse, cosa que no ocurría cuando él estaba en activo. Actualmente tendría una fortuna según sus palabras de ser así y por tal motivo quería ganar ese año, para invertir el dinero en entrenar correctamente a las nuevas generaciones.
—¡No se preocupe! ¡Haré todo lo posible para ganar esa copa! ¿Luego me da un besito? ¿O prefiere acariciarme algo en particular?—
La mink estaba porr comenzar nuevamente haciendo que el viejo sangrase por la nariz al descubrirse sus pechos y siendo cubierta con una blusa por parte de la chica con pecas. Que reprendió a Berry por buscar seducir a su entrenador, pese a que la zorra se jactaba de estar siendo considerada con el anciano. Tras la divertida escena la mink se sentó en una esquina para tomar algo y secarse el sudor con una toalla, alentando a Doble D en lo que sería su rutina.
Nada más lejos de la realidad, el viejo con un solo balonazo mandó a doble D derecho al suelo, la zorra no perdió el tiempo y se dirigió a revisar a su amigo. Levantó la ropa de este para ver la zona de impacto, suspirando al notar que no había nada roto pero indicando a que aplicasen algo frío en la zona como hacían con ella en la marina si es que se golpeaba.
—¡Ese tiro fue potente! ¿Entonces se debe lanzar con esa fuerza entrenador? No quiero matar a nadie... ¿Puedo usar poderes? Tal vez si lo hago puedo lanzar mucho más fuerte que solo en mi aspecto habitual.—
La zorra crujió sus nudillos, lista para practicar lo que el anciano le indicase, lo primero fue recibir sus impactos. A diferencia de su compañero, la mink al estar atenta pudo recibir los impactos con ambas manos, solo retrocediendo unos pasos dado a que la fuerza de los disparos del viejo era realmente asombrosa cuando lanzaba seriamente. Una y otra vez la mink recibía los impactos, a lo que luego se agregaron dos lanzadores más para poner a prueba su destreza y agilidad. La mink debía evadir cada disparo y solo frenar el del viejo, luciendo bastante competente, pese a su tamaño sus reflejos eran envidiables y su tiempo de reacción superaba la media de jugadores. Solo faltaba la prueba final, para el viejo la diferencia entre buenos jugadores y los mejores.
En uno de los lanzamientos, la chica que les había reclutado lanzó un balón al rostro desde el costado, en un punto ciego para una persona común. Todos esperaban que este impacto sin avisar le diera de lleno en la cabeza, eso ocurría siempre y el supuesto sentido del juego que el viejo buscaba ya era para la mayoría de presentes un cuento de hadas.
Sin embargo, Berry pudo sentir esa intención y detener el balonazo con una sola garra al no ser tan fuerte como los del viejo. Dejando a todos impresionados, a tal punto de que el entrenador soltó lágrimas de felicidad al tener a alguien que pudiera representar su legado.
—¡Lo detuviste sin mirar y sin que nadie te avisara! Tu sentido del juego es tan agudo como el mío y siendo solo una cachorra.—
—¿Sentido del juego? ¡No puedes dañar a un usuario de haki con esa clase de golpes! Eso me enseñó Ely en mi primer entrenamiento y no pude tomarla por sorpresa ni una sola vez pese a que era ciega.—
La mink y el viejo comenzaron a hablar sobre el haki de observación siendo ambos muy obstinados para aceptar el nombre que cada uno le daba a esta habilidad. Para el viejo era el sentido del juego que se obtenía tras varios partidos debiendo evadir golpes a traición y para la zorra solo una habilidad del haki, la voluntad innata de cada ser vivo. ¿Y qué era eso de que una ciega pudiera ser incluso mejor que la mink? El viejo no podía tragarse que alguien sin vista pudiese someter a otro con todos sus sentidos, pese a que Berry halagaba con honestidad a quien había sido su superior.
—¡Suficiente charla! Es hora de entrenar a tu amigo, parece que tienes lo necesario aunque desconoces las reglas. En mis días este juego era tomado mucho más enserio, actualmente todos son una banda de niños de cristal que lloran por un buen balonazo. Intenta lanzar solo con un poco más de la fuerza que sientas, esas estrellitas no van a aguantar. Si fuera más joven ganaría por mi cuenta pero ya estoy retirado y no puedo esquivar como antes. ¡Solo espero que este año nos llevemos la copa!—
El viejo le explicó a Berry como tras su retiro no había tenido a alguien tan prometedor como ella o incluso doble D que no fuesen mandados al hospital con un lanzamiento serio. También como todos los deportistas actuales solo se concentraban en publicidades y lucirse, cosa que no ocurría cuando él estaba en activo. Actualmente tendría una fortuna según sus palabras de ser así y por tal motivo quería ganar ese año, para invertir el dinero en entrenar correctamente a las nuevas generaciones.
—¡No se preocupe! ¡Haré todo lo posible para ganar esa copa! ¿Luego me da un besito? ¿O prefiere acariciarme algo en particular?—
La mink estaba porr comenzar nuevamente haciendo que el viejo sangrase por la nariz al descubrirse sus pechos y siendo cubierta con una blusa por parte de la chica con pecas. Que reprendió a Berry por buscar seducir a su entrenador, pese a que la zorra se jactaba de estar siendo considerada con el anciano. Tras la divertida escena la mink se sentó en una esquina para tomar algo y secarse el sudor con una toalla, alentando a Doble D en lo que sería su rutina.
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Aquel anciano sí que tenía un buen brazo, aunque me hubiese tomado por desprevenido, no estaba seguro de haberla podido esquivar en mis cinco sentidos, así de increíble eran los lanzamientos del Entrenador Bevans. Berry corrió en mi auxilio y me ayudó a levantarme no sin antes levantarme la playera.
-Estoy bien, afortunadamente es sólo una pelota -de haber sido un material más sólido no hubiese corrido con la misma suerte- parece que vas a ser la estrella de este equipo -sonreí mientras me bajaba la playera y sobaba mi costado.
El entrenador y Berry compartieron unos momentos, ¿sentido del juego? No entendía a lo que se refería, claramente era un maestro de Haki de observación, al igual que Berry, me había metido a un equipo con un par de verdaderos monstruos. Recordaba que ella era fuerte, pero había aumentado muchísimo sus habilidades con respecto la última vez, parecía una persona completamente distinta. Todo marchaba bien hasta que por alguna extraña razón la mink le quiso enseñar sus tetas al anciano, causando una gran hemorragia nasal.
Después del extraño suceso con las tetas de Berry, el entrenador Bevans se dirigió conmigo. Habló un poco y dejó una cierta rutina de ejercicios que tenía que realizar: estiramientos básicos, saltos de cuerda, acondicionamiento y después empezaría acostumbrándome a esquivar los lanzamientos de la pelota. Los otros integrantes del equipo formaron un círculo alrededor de mí y comenzaron a mover seis pelotas entre ellos hasta que uno lanzó la primera bola. No eran tan rápidas como las de Berry o el entrenador, pero sin saber la dirección de la bola había esquivado con algunos problemas. En seguida lanzaron otra y otra con un juego y una técnica impecables, la tercera de las pelotas impactó en mi pierna izquierda, me había visto incapaz de esquivarla.
-¡Lo estás haciendo mal! -gritó el entrenador- ¡no debes esquivar con los ojos muchacho, siente la bola, usa tu sentido del juego!
Tenía razón, quizás tendría que trabajar un poco con mi Haki de observación, acostumbrarme un poco más a utilizarlo. Sentir el movimiento de las pelotas, el flujo del aire... los primeros intentos fueron un desastre, me concentraba tanto en mi Haki que me olvidaba de esquivar y, aunque podía predecir la trayectoria de los lanzamientos, no conseguía esquivarlos todos. Seguí por una hora más mostrando muy pequeños avances hasta que sonó el silbato del entrenador.
¡Vayan a correr de aquí a los Bananos y regresen, con eso terminaremos la sesión matutina!
-Estoy bien, afortunadamente es sólo una pelota -de haber sido un material más sólido no hubiese corrido con la misma suerte- parece que vas a ser la estrella de este equipo -sonreí mientras me bajaba la playera y sobaba mi costado.
El entrenador y Berry compartieron unos momentos, ¿sentido del juego? No entendía a lo que se refería, claramente era un maestro de Haki de observación, al igual que Berry, me había metido a un equipo con un par de verdaderos monstruos. Recordaba que ella era fuerte, pero había aumentado muchísimo sus habilidades con respecto la última vez, parecía una persona completamente distinta. Todo marchaba bien hasta que por alguna extraña razón la mink le quiso enseñar sus tetas al anciano, causando una gran hemorragia nasal.
Después del extraño suceso con las tetas de Berry, el entrenador Bevans se dirigió conmigo. Habló un poco y dejó una cierta rutina de ejercicios que tenía que realizar: estiramientos básicos, saltos de cuerda, acondicionamiento y después empezaría acostumbrándome a esquivar los lanzamientos de la pelota. Los otros integrantes del equipo formaron un círculo alrededor de mí y comenzaron a mover seis pelotas entre ellos hasta que uno lanzó la primera bola. No eran tan rápidas como las de Berry o el entrenador, pero sin saber la dirección de la bola había esquivado con algunos problemas. En seguida lanzaron otra y otra con un juego y una técnica impecables, la tercera de las pelotas impactó en mi pierna izquierda, me había visto incapaz de esquivarla.
-¡Lo estás haciendo mal! -gritó el entrenador- ¡no debes esquivar con los ojos muchacho, siente la bola, usa tu sentido del juego!
Tenía razón, quizás tendría que trabajar un poco con mi Haki de observación, acostumbrarme un poco más a utilizarlo. Sentir el movimiento de las pelotas, el flujo del aire... los primeros intentos fueron un desastre, me concentraba tanto en mi Haki que me olvidaba de esquivar y, aunque podía predecir la trayectoria de los lanzamientos, no conseguía esquivarlos todos. Seguí por una hora más mostrando muy pequeños avances hasta que sonó el silbato del entrenador.
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La mink observó el entrenamiento de Prometio que parecía mucho más exigente, de cierta manera sentía celos de no tener un entrenamiento tan demandante pero cuando quiso incorporarse la detuvieron explicando que era importante para su estilo de juego descansar para dedicarse a observar y memorizar los lanzamientos.
El viejo le explicó a la mink que cumpliría un rol de analizar los movimientos de sus contrincantes para dirigir los ataques a sus puntos débiles. Era la pieza central de la formación e incluso otros se sacrificarían para mantenerla en el campo si eso daba una apertura. Prometio sin saberlo cumpliría la función de ser su escolta, ya que pese a lo que el viejo comentaba conocía que este no era una sabandija del montón y era el más próximo a alcanzar un nivel de profesional.
La ronda de lanzamientos concluyó no sin antes ser anunciada una pequeña sesión de carrera para ambos. La mink asintió comenzando a trotar con sus cuatro extremidades a gran velocidad, esperando desaparecer de la vista del viejo para luego esperar a doble D que se había quedado un poco atrás.
—¡Es más divertido de lo que pensaba! Aunque ya quiero estar en un partido real, según me han contado son cinco partidos hasta llegar a la final porque el equipo ya ha clasificado como primero en su grupo.—
Comentó la mink a doble D volviendo a su postura erguida y manteniendo un trote firme pese a estar hablando. Su cuerpo lucía bastante bien bajo el sol, sus movimientos causaban que el viento acariciara su cabello y su sudor solo generaba la ilusión de ver sus tatuajes brillando. Llegaron al final de la carrera sin muchas complicaciones, para luego comenzar la vuelta.
—¿Qué has estado haciendo tras tanto tiempo? ¡Yo puedo volverme humana! Si quieres te lo enseño luego de entrenar, también he apalizado a mucha gente mala y salí de fiesta con una cazadora muy guapa, bajita y rubia.—
La mink se detuvo al notar que ya había llegado nuevamente al campo de entrenamiento, con el viejo dando permiso para retirarse y prepararse para el calentamiento en la noche antes del partido donde se centrarían en simular un partido real para probar el trabajo en equipo con dos jugadores nuevos como ellos.
—¡Wiii! Un entrenamiento justo antes de jugar, me pregunto como nos colocarán en el campo, sigo sin entender la razón de poner personas a los costados cuando pierden. Se supone que debería ser más sencillo pero el juego se complica cuantos menos rivales queden en campo...—
La mink seguía sin comprender algunas de las normas, en especial la de que los rivales pudieran aprovechar a descalificarse para arremeter desde diferentes posiciones. Aunque se le notaba entusiasmada por el hecho de finalmente estar cerca de un partido, toda clase de actividad física parecía ponerle de buen humor y la compañía de doble D le reconfortaba bastante.
El viejo le explicó a la mink que cumpliría un rol de analizar los movimientos de sus contrincantes para dirigir los ataques a sus puntos débiles. Era la pieza central de la formación e incluso otros se sacrificarían para mantenerla en el campo si eso daba una apertura. Prometio sin saberlo cumpliría la función de ser su escolta, ya que pese a lo que el viejo comentaba conocía que este no era una sabandija del montón y era el más próximo a alcanzar un nivel de profesional.
La ronda de lanzamientos concluyó no sin antes ser anunciada una pequeña sesión de carrera para ambos. La mink asintió comenzando a trotar con sus cuatro extremidades a gran velocidad, esperando desaparecer de la vista del viejo para luego esperar a doble D que se había quedado un poco atrás.
—¡Es más divertido de lo que pensaba! Aunque ya quiero estar en un partido real, según me han contado son cinco partidos hasta llegar a la final porque el equipo ya ha clasificado como primero en su grupo.—
Comentó la mink a doble D volviendo a su postura erguida y manteniendo un trote firme pese a estar hablando. Su cuerpo lucía bastante bien bajo el sol, sus movimientos causaban que el viento acariciara su cabello y su sudor solo generaba la ilusión de ver sus tatuajes brillando. Llegaron al final de la carrera sin muchas complicaciones, para luego comenzar la vuelta.
—¿Qué has estado haciendo tras tanto tiempo? ¡Yo puedo volverme humana! Si quieres te lo enseño luego de entrenar, también he apalizado a mucha gente mala y salí de fiesta con una cazadora muy guapa, bajita y rubia.—
La mink se detuvo al notar que ya había llegado nuevamente al campo de entrenamiento, con el viejo dando permiso para retirarse y prepararse para el calentamiento en la noche antes del partido donde se centrarían en simular un partido real para probar el trabajo en equipo con dos jugadores nuevos como ellos.
—¡Wiii! Un entrenamiento justo antes de jugar, me pregunto como nos colocarán en el campo, sigo sin entender la razón de poner personas a los costados cuando pierden. Se supone que debería ser más sencillo pero el juego se complica cuantos menos rivales queden en campo...—
La mink seguía sin comprender algunas de las normas, en especial la de que los rivales pudieran aprovechar a descalificarse para arremeter desde diferentes posiciones. Aunque se le notaba entusiasmada por el hecho de finalmente estar cerca de un partido, toda clase de actividad física parecía ponerle de buen humor y la compañía de doble D le reconfortaba bastante.
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Berry había corrido como si un enorme tesoro le esperase enfrente, mientras que yo avancé a mi ritmo, no quería perder energía en ese ejercicio tan simple. Troté a mi ritmo por unos minutos y finalmente alcancé a Berry o bueno, ella estaba esperando por mí. Hicimos el camino de regreso al gimnasio juntos mientras intercambiábamos unas pequeñas palabras.
-Bueno, en eso tengo que darte la razón, nunca pensé que fuéramos a competir por la gloria y el honor en un torneo de quemados -recordé que en la academia habíamos tenido algunos torneos así, pero nunca de quemados- ¿puedes convertirte en una humana? -quizás había consumida la fruta del humano, si me preguntaban a mí no es que fuera una de mucha utilidad- bueno, creo que es increíble de cierta manera, vaya -dije sonriendo.
Las siguientes palabras de Berry retumbaron en todo mi ser, ¿una cazadora bajita, guapa y rubia? No, no podía tratarse de ella. No me imaginaba la personalidad tan tierna y tranquila de Alice enfiestándose con Berry, pero quizás... Bueno, ya le preguntaría después de que acabáramos con todo ese embrollo.
-Nada en especial, he ido de aquí para allá -dije sin dar muchas pistas sobre mi recompensa- peleando con alguno que otro sujeto no muy agradable -recordé al desollado- ¡ah y he armado un gran escándalo con un pez nada agraciado, pero muy divertido -dije recordando al cabo Maki-
Me despedí de Berry prometiéndole reunirnos por la noche para nuestro partido de práctica, entendía la preocupación del entrenador Bevans, pero según la chica de pecas el torneo no comenzaría hasta dentro de un par de semanas. Aún había tiempo de pulir nuestra técnica y las tácticas que planearíamos. Caminé hasta la zona del bosque en dónde me había separado de mis bestias y lancé un silbido, la tigresa tardó unos minutos en llegar, se relamía los bigotes porque seguramente había cazado a su desayuno. Arrhenius venía en su espalda.
--¿Me pueden ayudar a entrenar? -les dije a los dos.
El plan consistía en que Arrhenius me aventara rocas con sus seis brazos, simulando las pelotas, mientras Kirara me perseguía pata añadir más distracciones al ambiente. Colecté un montón de rocas y se las di al mono para que comenzara sus lanzamientos. Aunque no lo pareciera, el mono tenía una gran brazo y sus lanzadas no eran para nada suaves. Continuamos toda la tarde con ese entrenamiento con ligeras mejoras en mi haki de observación, pero con muchos chichones y moretones por las pedradas que me aventó el mono.
¡Había perdido la noción del tiempo! Casi empezaba el atardecer y aún tenía que comer un poco antes del partido de práctica, me eché a correr al pueblo para recargar energías y alcanzar a todos en el campo.
-Bueno, en eso tengo que darte la razón, nunca pensé que fuéramos a competir por la gloria y el honor en un torneo de quemados -recordé que en la academia habíamos tenido algunos torneos así, pero nunca de quemados- ¿puedes convertirte en una humana? -quizás había consumida la fruta del humano, si me preguntaban a mí no es que fuera una de mucha utilidad- bueno, creo que es increíble de cierta manera, vaya -dije sonriendo.
Las siguientes palabras de Berry retumbaron en todo mi ser, ¿una cazadora bajita, guapa y rubia? No, no podía tratarse de ella. No me imaginaba la personalidad tan tierna y tranquila de Alice enfiestándose con Berry, pero quizás... Bueno, ya le preguntaría después de que acabáramos con todo ese embrollo.
-Nada en especial, he ido de aquí para allá -dije sin dar muchas pistas sobre mi recompensa- peleando con alguno que otro sujeto no muy agradable -recordé al desollado- ¡ah y he armado un gran escándalo con un pez nada agraciado, pero muy divertido -dije recordando al cabo Maki-
Me despedí de Berry prometiéndole reunirnos por la noche para nuestro partido de práctica, entendía la preocupación del entrenador Bevans, pero según la chica de pecas el torneo no comenzaría hasta dentro de un par de semanas. Aún había tiempo de pulir nuestra técnica y las tácticas que planearíamos. Caminé hasta la zona del bosque en dónde me había separado de mis bestias y lancé un silbido, la tigresa tardó unos minutos en llegar, se relamía los bigotes porque seguramente había cazado a su desayuno. Arrhenius venía en su espalda.
--¿Me pueden ayudar a entrenar? -les dije a los dos.
El plan consistía en que Arrhenius me aventara rocas con sus seis brazos, simulando las pelotas, mientras Kirara me perseguía pata añadir más distracciones al ambiente. Colecté un montón de rocas y se las di al mono para que comenzara sus lanzamientos. Aunque no lo pareciera, el mono tenía una gran brazo y sus lanzadas no eran para nada suaves. Continuamos toda la tarde con ese entrenamiento con ligeras mejoras en mi haki de observación, pero con muchos chichones y moretones por las pedradas que me aventó el mono.
¡Había perdido la noción del tiempo! Casi empezaba el atardecer y aún tenía que comer un poco antes del partido de práctica, me eché a correr al pueblo para recargar energías y alcanzar a todos en el campo.
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La mink asintió ante la pregunta de su transformación, pese a no ser una transformación total era de lo más novedoso y siempre sorprendía a quienes no estaban familiarizados con los cambios tan bruscos. Las cosas seguían fluyendo, al parecer el comandante doble D se había estado divirtiendo bastante en el tiempo que no se habían visto. Tras haber entrenado la zorra sonrió ante la idea de verse más tarde, ella también deseaba comer algo y entrenar por su cuenta o más bien afinar su haki de observación.
—¡Nos vemos en la noche! Parece que te has divertido bastante, pero no te olvides de que tenemos algo importante entre manos.—
La zorra se despidió con un beso en la mejilla, volviendo a su habitación y tras un baño rápido para sacarse el sudor del cuerpo, volvió a salir esta vez a buscar animales salvajes con los ojos vendados. Sus sentidos se agudizaban al prescindir de la vista y también su haki afloraba, encontrando las borrosas galaxias o auras de la vida a su alrededor.
La zorra encontró a un rival, no sabía si era un perro o algún familiar canino, pero lo cierto era que el cuerpo de la mujer se movía en buena coordinación para evadir cada uno de sus ataques y embistes. Paso a paso, la danza de ambos se transformó en una coordinada demostración que mezclaba reflejos agudos con un dominio del espacio por parte de la mink. Lastimosamente no había nadie para ver semejante entrenamiento, y cuando su oponente decidió rendirse, ya había caído el sol.
¡Llegaría tarde si no se apresuraba! Berry comenzó a correr, llegando nuevamente tarde al lugar de entrenamiento todavía con un ojo cubierto por la venda y tratando de colocar su brazo izquierdo correctamente dentro de la chaqueta, dejando gran parte de su tren superior al descubierto. Al parecer doble D también acababa de llegar.
—El tiempo pasa volando cuando uno se divierte ¿Verdad doble D?—
Bromeó la zorra golpeando suavemente con su codo el hombro de su compañero de equipo, aunque no pasó mucho tiempo para que el entrenador apareciera y los arrastrase casi literalmente al campo de juego. Berry lamía sus garras sentada en cuatro patas en su posición designada, al centro rodeada por cuatro jugadores y con doble D cubriendo sus espaldas.
En el otro equipo estaban los suplentes, vestían un uniforme rojo con un escudo blanco y azul en su pecho, la mink preguntó sobre si tenían que vestir ese uniforme mientras que la chica que les había reclutado explicaba que sus uniforrmes todavía estaban siendo terminados debido a que sus cuerpos, en especial el de Berry, eran más grandes que los uniformes planeados.
Un silbato indicó el inicio de la práctica y la mink no tardó en robar un balón suelto y mandar al primer rival directo al suelo con un fuerte balonazo. El cuerpo del suplente salió arrastrado hasta frenar fuera de las dimensiones del campo, pese a lo impactante de la escena el muchacho se levantó sin muchos problemas para colocarse en su nuevo puesto.
La zorra pronto tomó su rol, brindando indicaciones de donde debían colocarse, haciendo gala de sus dotes de teniente y tambiém lo sorprendentemente buena que era para detectar errores y corregirlos sin sonar mandona o presumida.
—¡Doble D esta viene para tí! La atrapas y te dejamos un hueco.—
Indicó Berry evadiendo una bola curva que ahora se dirigía a Prometio, pero esta no iba a dejar que su compañero atrapase el blón sin un objetivo, tras atrapar otro balón la mink lanzó con potencia su balón a uno de los rivales quien en el apuro por evadir aquel peligroso lanzamiento se colocó peligrosamente en línea recta frente a doble D.
Todos parecieron detenerse en aquel momento, el rival sin poder cambiar la dirección de sus piernas, el balón cerca del pelirrojo y la mink volviendo a moverse esta vez para atrapar otro balón del suelo. Los compañeros comenzaron a animar al pelirojo, si podía realizar aquel disparo solo restarían dos rivales a eliminar y Berry ya tenía a uno en el punto de mira.
—¡Nos vemos en la noche! Parece que te has divertido bastante, pero no te olvides de que tenemos algo importante entre manos.—
La zorra se despidió con un beso en la mejilla, volviendo a su habitación y tras un baño rápido para sacarse el sudor del cuerpo, volvió a salir esta vez a buscar animales salvajes con los ojos vendados. Sus sentidos se agudizaban al prescindir de la vista y también su haki afloraba, encontrando las borrosas galaxias o auras de la vida a su alrededor.
La zorra encontró a un rival, no sabía si era un perro o algún familiar canino, pero lo cierto era que el cuerpo de la mujer se movía en buena coordinación para evadir cada uno de sus ataques y embistes. Paso a paso, la danza de ambos se transformó en una coordinada demostración que mezclaba reflejos agudos con un dominio del espacio por parte de la mink. Lastimosamente no había nadie para ver semejante entrenamiento, y cuando su oponente decidió rendirse, ya había caído el sol.
¡Llegaría tarde si no se apresuraba! Berry comenzó a correr, llegando nuevamente tarde al lugar de entrenamiento todavía con un ojo cubierto por la venda y tratando de colocar su brazo izquierdo correctamente dentro de la chaqueta, dejando gran parte de su tren superior al descubierto. Al parecer doble D también acababa de llegar.
—El tiempo pasa volando cuando uno se divierte ¿Verdad doble D?—
Bromeó la zorra golpeando suavemente con su codo el hombro de su compañero de equipo, aunque no pasó mucho tiempo para que el entrenador apareciera y los arrastrase casi literalmente al campo de juego. Berry lamía sus garras sentada en cuatro patas en su posición designada, al centro rodeada por cuatro jugadores y con doble D cubriendo sus espaldas.
En el otro equipo estaban los suplentes, vestían un uniforme rojo con un escudo blanco y azul en su pecho, la mink preguntó sobre si tenían que vestir ese uniforme mientras que la chica que les había reclutado explicaba que sus uniforrmes todavía estaban siendo terminados debido a que sus cuerpos, en especial el de Berry, eran más grandes que los uniformes planeados.
Un silbato indicó el inicio de la práctica y la mink no tardó en robar un balón suelto y mandar al primer rival directo al suelo con un fuerte balonazo. El cuerpo del suplente salió arrastrado hasta frenar fuera de las dimensiones del campo, pese a lo impactante de la escena el muchacho se levantó sin muchos problemas para colocarse en su nuevo puesto.
La zorra pronto tomó su rol, brindando indicaciones de donde debían colocarse, haciendo gala de sus dotes de teniente y tambiém lo sorprendentemente buena que era para detectar errores y corregirlos sin sonar mandona o presumida.
—¡Doble D esta viene para tí! La atrapas y te dejamos un hueco.—
Indicó Berry evadiendo una bola curva que ahora se dirigía a Prometio, pero esta no iba a dejar que su compañero atrapase el blón sin un objetivo, tras atrapar otro balón la mink lanzó con potencia su balón a uno de los rivales quien en el apuro por evadir aquel peligroso lanzamiento se colocó peligrosamente en línea recta frente a doble D.
Todos parecieron detenerse en aquel momento, el rival sin poder cambiar la dirección de sus piernas, el balón cerca del pelirrojo y la mink volviendo a moverse esta vez para atrapar otro balón del suelo. Los compañeros comenzaron a animar al pelirojo, si podía realizar aquel disparo solo restarían dos rivales a eliminar y Berry ya tenía a uno en el punto de mira.
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Llegué a mi cuarto de la casa de huéspedes, Kirara parecía agotada por haber corrido tanto, así que se apresuró a subir a la cama y cerró los ojos. Yo tomé un baño y me bajé al restaurante por una nutritiva hamburguesa con doble carne y la perfecta orden de papitas fritas. Aunque las papas estaban muy buenas, comencé a sentirme mareado... ¡claro! No había comido un postre desde la noche anterior, miré la carta de postres y pedí una malteada de chocolate, fresa y galleta; entre más dulce mejor. Terminando de comer Arrhenius y yo nos apresuramos al campo de entrenamiento, había llegado apenas a tiempo a la cita, todos los demás ya se encontraban ahí.
-Vaya, supongo que sí -le respondí a Berry- aunque va a ser más divertido si ganamos -nunca me ha gustado perder, menos en algún deporte.
El partido comenzó con los seis integrantes de cada lado. Parecía un poco injusto que del otro lado estuviesen los suplentes si nosotros teníamos a Berry, con algunos cañonazos de sus brazos podría eliminar a la mayoría. Como había previsto, en cuanto Berry pudo tomar una de las pelotas libres y eliminar a uno de los contrincantes; la mayoría del juego se desarrolló más bajo las órdenes de Berry que del mismo entrenador, que sólo miraba orgulloso la química del equipo.
En una de las últimas jugadas, un balón sin tanta potencia venía en mi dirección y pude atraparlo sin muchas dificultades; el equipo había dejado el camino libre hacia él, sería un punto fácil, o eso pensaba. Había olvidado que mi puntería es terriblemente mala y, aunque pude aventar el balón con una potencia decente. el balón pasó a algunos centímetros de las piernas del contrario. Oops. Mi error había costado que en la acción siguiente eliminaran a la chica de las pecas, la cuál volteó a verme visiblemente enfadada, su enojo no fue nada comparado al de...
-¡¿Qué ha sido ese lanzamiento!? -interrumpió la sonora voz del entrenador Bevans- ¡apunta un poco mejor cabeza hueca -los gritos me recordaron a los tenientes de la academia y me sacaron un poco de quicio.
UUUUUAAAA UUUUAAAAAH -Arrhenius parecía más bien apoyarme con sus seis brazos, lo cuál me hizo recuperar el temple.
El juego siguió y con grandes disparos de Berry y algunas cachadas mías logramos eliminar a los seis contrarios sin mucho esfuerzo.
-Bien, ha sido un buen entrenamiento, pero necesitamos mejorar muchas cosas -afirmó el entrenador David- las siguientes semanas trabajaremos más duro que nadie para estar a tope en le torneo.
-Vaya, supongo que sí -le respondí a Berry- aunque va a ser más divertido si ganamos -nunca me ha gustado perder, menos en algún deporte.
El partido comenzó con los seis integrantes de cada lado. Parecía un poco injusto que del otro lado estuviesen los suplentes si nosotros teníamos a Berry, con algunos cañonazos de sus brazos podría eliminar a la mayoría. Como había previsto, en cuanto Berry pudo tomar una de las pelotas libres y eliminar a uno de los contrincantes; la mayoría del juego se desarrolló más bajo las órdenes de Berry que del mismo entrenador, que sólo miraba orgulloso la química del equipo.
En una de las últimas jugadas, un balón sin tanta potencia venía en mi dirección y pude atraparlo sin muchas dificultades; el equipo había dejado el camino libre hacia él, sería un punto fácil, o eso pensaba. Había olvidado que mi puntería es terriblemente mala y, aunque pude aventar el balón con una potencia decente. el balón pasó a algunos centímetros de las piernas del contrario. Oops. Mi error había costado que en la acción siguiente eliminaran a la chica de las pecas, la cuál volteó a verme visiblemente enfadada, su enojo no fue nada comparado al de...
-¡¿Qué ha sido ese lanzamiento!? -interrumpió la sonora voz del entrenador Bevans- ¡apunta un poco mejor cabeza hueca -los gritos me recordaron a los tenientes de la academia y me sacaron un poco de quicio.
UUUUUAAAA UUUUAAAAAH -Arrhenius parecía más bien apoyarme con sus seis brazos, lo cuál me hizo recuperar el temple.
El juego siguió y con grandes disparos de Berry y algunas cachadas mías logramos eliminar a los seis contrarios sin mucho esfuerzo.
-Bien, ha sido un buen entrenamiento, pero necesitamos mejorar muchas cosas -afirmó el entrenador David- las siguientes semanas trabajaremos más duro que nadie para estar a tope en le torneo.
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Lo que no esperaba Berry era que doble D fuese tan malo apuntando, si hasta era un tiro sencillo, aunque el entrenador le dio una reprimenda la mink se limitó a sonreírle e indicarle que no debía preocuparse. El joven pelirrojo podía ser malo disparando pero era bueno atrapando balones sueltos y claramente esta era una buena forma para la mink de reponer los disparos sin depender tanto de atrapar por si misma. Usando la estrategia del desenfunde veloz, o eso había dicho el viejo que era lo que Prometio y Berry descubrieron, no hubo dificultades en ganar el partido tras unos cuantos intercambios.
—¡Eso fue divertido! Ya tengo ganas de seguir jugando y practicando lo de lanzar y atrapar, también crear nuevas estrategias para tomar por sorpresa a nuestros contrincantes.—
La zorra habló con doble D una vez finalizado el partido, compartiendo sus impresiones y comentando los futuros planes. Si bien entrenar juntos era divertido, la mink deseaba pasar un rato más con su colega por lo cual siguió con la platica tratando de encontrar una manera de seguir intercambiando historias.
—¿Vamos a cenar algo juntos? Todavía no hemos hablado lo suficiente y es un buen momento para relajarnos luego de tanta actividad. Me daré una ducha y salimos.—
Guiñó su ojo mientras se dirigía a las duchas, tras unos minutos Berry salió sacudiendo su pelaje húmedo como un cachorro, buscando con su mirada a doble D. Tras localizarlo la zorra corrió hasta su posición moviendo su cola de lado a lado, esperando por las indicaciones sobre el lugar o la comida a degustar.
Berry siguió caminando alrededor de doble D, reconociendo al curiioso mono que le acompañaba, desconocía que a este le gustasen los animales.
—¿Es tuyo? Cuando nos conocimos no tenías ningún mono de tantos brazos, parece tierno pero no sabía que la comida se podía domesticar. Solo conozco gatos y perros como iguales, el resto es comida o eso entiendo, los humanos son peculiares cuando quieren tener una mascota. Algunos me querían de mascota, pero yo no soy una... ¿O es alguna extraña fantasía de ustedes?—
La mink se colocó nuevamente erguida encerrando a doble D con su mano derecha contra la pared, buscaba apoyar su cuerpo contra su costado de una manera sugerente mientras sonreía traviesamente, según las nulas capacidades sociales de Berry hacer eso era un signo de amistad. Lo había hecho con algunos de sus amigos y ninguno se había quejado, por tanto siempre que se presentaba la oportunidad optaba por coquetear.
—¡Eso fue divertido! Ya tengo ganas de seguir jugando y practicando lo de lanzar y atrapar, también crear nuevas estrategias para tomar por sorpresa a nuestros contrincantes.—
La zorra habló con doble D una vez finalizado el partido, compartiendo sus impresiones y comentando los futuros planes. Si bien entrenar juntos era divertido, la mink deseaba pasar un rato más con su colega por lo cual siguió con la platica tratando de encontrar una manera de seguir intercambiando historias.
—¿Vamos a cenar algo juntos? Todavía no hemos hablado lo suficiente y es un buen momento para relajarnos luego de tanta actividad. Me daré una ducha y salimos.—
Guiñó su ojo mientras se dirigía a las duchas, tras unos minutos Berry salió sacudiendo su pelaje húmedo como un cachorro, buscando con su mirada a doble D. Tras localizarlo la zorra corrió hasta su posición moviendo su cola de lado a lado, esperando por las indicaciones sobre el lugar o la comida a degustar.
Berry siguió caminando alrededor de doble D, reconociendo al curiioso mono que le acompañaba, desconocía que a este le gustasen los animales.
—¿Es tuyo? Cuando nos conocimos no tenías ningún mono de tantos brazos, parece tierno pero no sabía que la comida se podía domesticar. Solo conozco gatos y perros como iguales, el resto es comida o eso entiendo, los humanos son peculiares cuando quieren tener una mascota. Algunos me querían de mascota, pero yo no soy una... ¿O es alguna extraña fantasía de ustedes?—
La mink se colocó nuevamente erguida encerrando a doble D con su mano derecha contra la pared, buscaba apoyar su cuerpo contra su costado de una manera sugerente mientras sonreía traviesamente, según las nulas capacidades sociales de Berry hacer eso era un signo de amistad. Lo había hecho con algunos de sus amigos y ninguno se había quejado, por tanto siempre que se presentaba la oportunidad optaba por coquetear.
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Berry siempre lograba sacarme una risita nerviosa. Normalmente disfrutaba de la atención de las mujeres, más de una mujer de buen cuerpo como berry, bueno mitad mujer mitad mink, pero ella era demasiado aventada y directa. Me hacía sentir como si yo fuese su conquista, demasiado extrovertida y demasiado explosiva, su personalidad no terminaba de gustarme para ligar.
-Sí, es mío, se llama Arrhenius -dije mientras acariciaba su cabeza- bueno, debo decirte que en aquella isla este mono era de los animales más comunes.
-UUUUAAAAA -gritó el mono de seis ojos y seis brazos en forma de reclamo- UAAAA UAAAAA
Bueno, yo también me hubiese enojado si alguien me llamase comida, le di unas palmaditas para que entendiera que nadie ahí se lo iba a comer. También le dirigí una mirada de reproche a la mink, aunque pareció no entenderla porque se colocó en una posición algo provocativa frente a mí. Comencé a ponerme un poco rojo, las actitudes de Berry me ponían bastante nervioso, afortunadamente Arrhenius se interpuso entre nosotros soltando algunos aullidos. Parecía que aún no perdonaba que Berry le hubiese dicho comida.
Acepté la propuesta de la mink y nos dirigimos a una pequeña taberna que estaba en el corazón del pueblo. No nos hicimos más de diez minutos y una vez dentro, el lugar parecía bastante agradable. Yo me pedí un tarro de cerveza y un filete a la no sé qué tantos qur sonaba bastante apetitoso.
-Tengo que decirlo Berry, me has sorprendido mucho -dije mientras le daba un trago a mi tarro- eres toda una monstruo, en el buen sentido claro -no quería que lo tomara a mal- ¿deberías ser ya una capitana? Sin duda tienes las habilidades de una.
Mientras platicábamos Berry y yo, llegaron otros miembros del equipo, liderado por la chica de pecas, nos hicieron señas y se sentaron en la misma barra que nosotros. Parecían dispuestos a pasar una buena noche tras el exhaustivo entrenamiento del día.
-Quizás con Berry seamos por fin capaces de pasar de la primera ronda -dijo la chica mientras ordenaba- la verdad es que nos han caído como anillo al dedo, son mucho mejores que Jude y el otro tío, no agradezco que les hayan quemado la cara con sopa, pero me alegra que estén en el equipo -sonrió.
-Sí, es mío, se llama Arrhenius -dije mientras acariciaba su cabeza- bueno, debo decirte que en aquella isla este mono era de los animales más comunes.
-UUUUAAAAA -gritó el mono de seis ojos y seis brazos en forma de reclamo- UAAAA UAAAAA
Bueno, yo también me hubiese enojado si alguien me llamase comida, le di unas palmaditas para que entendiera que nadie ahí se lo iba a comer. También le dirigí una mirada de reproche a la mink, aunque pareció no entenderla porque se colocó en una posición algo provocativa frente a mí. Comencé a ponerme un poco rojo, las actitudes de Berry me ponían bastante nervioso, afortunadamente Arrhenius se interpuso entre nosotros soltando algunos aullidos. Parecía que aún no perdonaba que Berry le hubiese dicho comida.
Acepté la propuesta de la mink y nos dirigimos a una pequeña taberna que estaba en el corazón del pueblo. No nos hicimos más de diez minutos y una vez dentro, el lugar parecía bastante agradable. Yo me pedí un tarro de cerveza y un filete a la no sé qué tantos qur sonaba bastante apetitoso.
-Tengo que decirlo Berry, me has sorprendido mucho -dije mientras le daba un trago a mi tarro- eres toda una monstruo, en el buen sentido claro -no quería que lo tomara a mal- ¿deberías ser ya una capitana? Sin duda tienes las habilidades de una.
Mientras platicábamos Berry y yo, llegaron otros miembros del equipo, liderado por la chica de pecas, nos hicieron señas y se sentaron en la misma barra que nosotros. Parecían dispuestos a pasar una buena noche tras el exhaustivo entrenamiento del día.
-Quizás con Berry seamos por fin capaces de pasar de la primera ronda -dijo la chica mientras ordenaba- la verdad es que nos han caído como anillo al dedo, son mucho mejores que Jude y el otro tío, no agradezco que les hayan quemado la cara con sopa, pero me alegra que estén en el equipo -sonrió.
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La mink observó al mono curiosa, no lograba entender mucho lo que decía, en realidad no le entendía en lo absoluto porque no hablaba mono. Suspiró acariciando la cabeza del mono como señal de disculpas, mientras doble D lo presentaba con un nombre muy extraño.
—Te llamaré monito.—
Comentó riendo la mink mientras enfocaba sus ojos en doble D quien por alguna razón estaba rojo, llevo su palma a la frente del pelirrojo comprobando que no tuviese fiebre. Aunque luego pareció normalizarse mientras el mono seguía gritando y haciendo muecas.
Tras llegar a la taberna, la mink escuchó que doble D creía que ella ya estaba al nivel de una capitana, la palabra hizo que la figura de Elyria se le viniera a la mente otra vez. Berry no creía haber llegado a ese nivel, como alguien sin fruta era portadora de tal fuerza y seguramente a día de hoy fuese incluso más poderosa que en ese entonces.
—¡Bwahahaha! No creo haber alcanzado a la capitana Ely todavía, me falta mucho, aunque renuncié luego de lograr mi rango de teniente y tener mi capa. Creo que de haber seguido juntando chapas sería algo cercano a capitán probablemente aunque ya no me interesaba. Digamos que seguir subiendo en esa escalera no me daría la felicidad o la justicia que busco, la libertad que quiero para cada uno. Tuve la misma charla con la amiga que te comenté, Alice, una buena amiga. Creo que mi visión no es muy diferente a la suya, aunque le prometí que no haría muchos desastres o crímenes. No queremos pelear entre nosotras pese a que a una le pueda llover una recompensa por su cabeza.—
Berry comentó mientras bebía algo y comía, no parecía preocupada por su decisión e incluso la vida en el mar le gustaba. Al tiempo de iniciar la charla el resto del equipo se unió, el comentario de la chica con pecas le sorprendió ya que para Berry eran bastante buenos enseñando como para ser un desastre en los torneos.
—Las competencias pueden ser injustas a veces, al ser una eliminatoria por partido único todo depende de la suerte y muchas veces de que tu rival tenga un mal día. No puedo prometer que ganaremos pero doble D y yo daremos nuestro mayor esfuerzo, pueden contar con eso.—
La mink levantó el pulgar aunque luego recordó que ambos parecían ser terribles para llegar a tiempo a un lugar.
—¡Pero somos malisimos llegando temprano a un lugar! Debe haber una forma... ¡Ya sé! Ese día dormiré contigo chica de pecas, de esa manera podrás llevarme con una correa o un carrito y aunque me quede dormida llegaré a tiempo. Doble D puede hacer lo mismo y no se quedarán sin sus mejores jugadores.—
Una idea brillante al menos para Berry quien ya se veía durmiendo con la chica el día antes del torneo, un plan que no tenía fallas ya que esa muchacha era la primera en llegar y la última en irse cuando entrenaban. La mink le había echado el ojo en más de un sentido, la cena prosiguió alegremente con la zorra buscando conocer mejor a sus compañeros y en especial al pelirrojo de quien poco sabía desde que ambos separasen sus caminos.
—Te llamaré monito.—
Comentó riendo la mink mientras enfocaba sus ojos en doble D quien por alguna razón estaba rojo, llevo su palma a la frente del pelirrojo comprobando que no tuviese fiebre. Aunque luego pareció normalizarse mientras el mono seguía gritando y haciendo muecas.
Tras llegar a la taberna, la mink escuchó que doble D creía que ella ya estaba al nivel de una capitana, la palabra hizo que la figura de Elyria se le viniera a la mente otra vez. Berry no creía haber llegado a ese nivel, como alguien sin fruta era portadora de tal fuerza y seguramente a día de hoy fuese incluso más poderosa que en ese entonces.
—¡Bwahahaha! No creo haber alcanzado a la capitana Ely todavía, me falta mucho, aunque renuncié luego de lograr mi rango de teniente y tener mi capa. Creo que de haber seguido juntando chapas sería algo cercano a capitán probablemente aunque ya no me interesaba. Digamos que seguir subiendo en esa escalera no me daría la felicidad o la justicia que busco, la libertad que quiero para cada uno. Tuve la misma charla con la amiga que te comenté, Alice, una buena amiga. Creo que mi visión no es muy diferente a la suya, aunque le prometí que no haría muchos desastres o crímenes. No queremos pelear entre nosotras pese a que a una le pueda llover una recompensa por su cabeza.—
Berry comentó mientras bebía algo y comía, no parecía preocupada por su decisión e incluso la vida en el mar le gustaba. Al tiempo de iniciar la charla el resto del equipo se unió, el comentario de la chica con pecas le sorprendió ya que para Berry eran bastante buenos enseñando como para ser un desastre en los torneos.
—Las competencias pueden ser injustas a veces, al ser una eliminatoria por partido único todo depende de la suerte y muchas veces de que tu rival tenga un mal día. No puedo prometer que ganaremos pero doble D y yo daremos nuestro mayor esfuerzo, pueden contar con eso.—
La mink levantó el pulgar aunque luego recordó que ambos parecían ser terribles para llegar a tiempo a un lugar.
—¡Pero somos malisimos llegando temprano a un lugar! Debe haber una forma... ¡Ya sé! Ese día dormiré contigo chica de pecas, de esa manera podrás llevarme con una correa o un carrito y aunque me quede dormida llegaré a tiempo. Doble D puede hacer lo mismo y no se quedarán sin sus mejores jugadores.—
Una idea brillante al menos para Berry quien ya se veía durmiendo con la chica el día antes del torneo, un plan que no tenía fallas ya que esa muchacha era la primera en llegar y la última en irse cuando entrenaban. La mink le había echado el ojo en más de un sentido, la cena prosiguió alegremente con la zorra buscando conocer mejor a sus compañeros y en especial al pelirrojo de quien poco sabía desde que ambos separasen sus caminos.
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Vaya, entonces Berry se había desafiliado de la marina, eso la hacía una persona mucho más confiable, no había porqué guardar las apariencias con ella, ¿ o era acaso todo un engaño? Lo dudaba mucho, la mink no parecía el tipo de persona que planeara algo tan macabro o siquiera planear algo; como lo había dicho, era más una persona (mink) que dejaba que todo fluyese. Me agradaba su forma de ser. ¡Alice! ¡¿La pequeña cazadora era Alice?!
-¡¿En dónde le has visto?! -dije mientras me levantaba asombrado- ¿hace cuánto, muy lejos de aquí?
Me había quedado con un sabor de boca muy amargo por no haberme podido despedir de la cazadora, pero tenía que relajarme. Quería encontrarme con ella, pero solamente después de haberme vuelto verdaderamente fuerte y no volver a ser una carga para ella. Respiré. Volví a mantener la calma, me senté y pedí otro tarro de cerveza para tratar de seguir con normalidad mi conversación con la mink.
-Bueno, quizás he tenido algunos conflictos con el orden y la autoridad últimamente -recordando mis dos carteles de se busca- pero creo que aún no estoy del todo bajo el radar del gobierno, o eso me gustaría creer -mi cerveza llegó y le di un gran trago- debo decir que te sienta mejor no estar atada a la marina.
-Chica de pecas -se me hacía algo grosero seguir llamándola así siendo compañeros de equipo- creo que nunca nos presentamos bien por el apuro de la situación, pero mi nombre es Prometio -dije sonriendo- me he quedado picado con este deporte, así que espera lo mejor de mí -agregué levantando el pulgar.
El nombre de la chica de pecas era Daría, los otros dos chicos eran Carlos y Roberto, eran hermanos. Al parecer llevaban ya un par de años practicando al juego de quemados y tenían un hambre de victoria como el de pocos, me agradaba echarle una mano a personas así. Volteé a ver a Berry y le sonreí cuando dijo la idea de quedarnos todos juntos.
-Voy a tener que pasar de hacer una pijamada, no lo tomen a mal -dije mientras terminaba mi plato- pero tengo otra acompañante que no es muy amistosa y ocupa mucho espacio, no creo que le agrade quedarse con tanta gente -agregué pensando en Kirara.
Las horas de la noche siguieron pasando mientras compartíamos risas, alcohol, comida y buenas anécdotas. Me percaté que era ya algo tarde y me levanté de la mesa, era momento de ir a dormir. Dejé pagada mi cuenta, me acerqué con uno de los meseros que amablemente me vendió un cigarrillo y me despedí de todos. Seguí el corto camino al cuarto que estaba rentando disfrutando de mi tabaco y emocionado por el entrenamiento de los siguientes días.
-¡¿En dónde le has visto?! -dije mientras me levantaba asombrado- ¿hace cuánto, muy lejos de aquí?
Me había quedado con un sabor de boca muy amargo por no haberme podido despedir de la cazadora, pero tenía que relajarme. Quería encontrarme con ella, pero solamente después de haberme vuelto verdaderamente fuerte y no volver a ser una carga para ella. Respiré. Volví a mantener la calma, me senté y pedí otro tarro de cerveza para tratar de seguir con normalidad mi conversación con la mink.
-Bueno, quizás he tenido algunos conflictos con el orden y la autoridad últimamente -recordando mis dos carteles de se busca- pero creo que aún no estoy del todo bajo el radar del gobierno, o eso me gustaría creer -mi cerveza llegó y le di un gran trago- debo decir que te sienta mejor no estar atada a la marina.
-Chica de pecas -se me hacía algo grosero seguir llamándola así siendo compañeros de equipo- creo que nunca nos presentamos bien por el apuro de la situación, pero mi nombre es Prometio -dije sonriendo- me he quedado picado con este deporte, así que espera lo mejor de mí -agregué levantando el pulgar.
El nombre de la chica de pecas era Daría, los otros dos chicos eran Carlos y Roberto, eran hermanos. Al parecer llevaban ya un par de años practicando al juego de quemados y tenían un hambre de victoria como el de pocos, me agradaba echarle una mano a personas así. Volteé a ver a Berry y le sonreí cuando dijo la idea de quedarnos todos juntos.
-Voy a tener que pasar de hacer una pijamada, no lo tomen a mal -dije mientras terminaba mi plato- pero tengo otra acompañante que no es muy amistosa y ocupa mucho espacio, no creo que le agrade quedarse con tanta gente -agregué pensando en Kirara.
Las horas de la noche siguieron pasando mientras compartíamos risas, alcohol, comida y buenas anécdotas. Me percaté que era ya algo tarde y me levanté de la mesa, era momento de ir a dormir. Dejé pagada mi cuenta, me acerqué con uno de los meseros que amablemente me vendió un cigarrillo y me despedí de todos. Seguí el corto camino al cuarto que estaba rentando disfrutando de mi tabaco y emocionado por el entrenamiento de los siguientes días.
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Berry sonrió mientras tomaba de su bolsillo un pequeño estuche dd cuero y lo abria mostrando a doble D una de las fotos con Alice en la cual ambas estaban sonriendo a la cámara y guiñando su ojo de forma seductora. Tras lo cual volvió a guardar el estuche y comenzó a responder, por su actitud Berry no comprendía si este estaba huyendo de la cazadora o si la quería encontrar para cazar a algún criminal en particular.
—Salimos en Dark Dome hace un tiempo, supongo que seguirá cerca de esta senda si no es que su siguiente objetivo estuviera muy lejos. No creo que mi amiga esté demasiado tiempo en un lugar, suele moverse con frecuencia.—
Respondió la mink pensando que le había conocido en uno de los blues y se la topó de manera inesperada en Dark Dome tras una semana de gripe. La mink levantó las orejas mientras escuchaba a doble D, era curioso que este tuviera problemas con el orden pero era lo normal cuando se viaja solo. La zorra observó con sus ojos al pelirrojo, su presencia se volvió intimidante de repente.
—No has... herido a ningún civil ¿Verdad? Solo a gente mala y otros criminales... ¿Estoy en lo correcto? Alpha me dijo que solo hay que cazar piratas y criminales, por lo que si necesitas compañía y estás de acuerdo puedo llevarte con él. ¡La pasaremos genial! Tiene un montón de comida parlante, como algodón de azucar y pollo rostizado, ya sabes es un pollo con los pelos de punta y pico largo.—
La actitud de Berry volvió a ser la normal cuando comenzó a hablarle a doble D sobre Alpha y los homies. Ofreciendo un lugar al pelirrojo para que ya no debiera temer meterse en problemas, oferta que se mantendría por el resto de la velada.
Berry guiñó su ojo a doble D al mencionar a alguien celosa esperando, claro que la mink lo interpretó como un bombón esperando por acción toda la noche y con el alcohol encima no dudó en hacer chistes y felicitar a Prometio por su conquista.
—¡No te olvides de que te haga eso que te prometió!—
Soltó estallando de risa al despedirse del pirata, por su parte la mink siguió su plan de ir a dormir con la chica de pecas, pese a que Daria temía que Berry quisiera propasarse con ella se sorprendió al ver que la mink se desvestía en su cama solo para acurrucarse cómodamente y roncar a sus pies. La joven le acarició la cabeza con temor a despertar a una fiera, sin embargo, l mink solo inclinó la cabeza para sentir mejor las caricias murmurando cosas sobre gente hecha de comida y moviendo sus garras como si golpease alguna pelota imaginaria.
Al amanecer la muchacha tuvo que tirar a la zorra al suelo para levantarla a tiempo y la tarea resulto extremadamente complicada, la mink tenía el sueño pesado y costaba enviarla a la ducha o moverla dado su tamaño y peso. Tras luchar por unos cuantos minutos, la mink ya estaba lista y ambas llegaron al lugar del entrenamiento solo unos segundos mas tarde de lo previsto, la rutina se repetiría los días posteriores, dado a que despertar a Berry era una de las tareas más complicadas a las que el equipo se había enfrentado.
—Salimos en Dark Dome hace un tiempo, supongo que seguirá cerca de esta senda si no es que su siguiente objetivo estuviera muy lejos. No creo que mi amiga esté demasiado tiempo en un lugar, suele moverse con frecuencia.—
Respondió la mink pensando que le había conocido en uno de los blues y se la topó de manera inesperada en Dark Dome tras una semana de gripe. La mink levantó las orejas mientras escuchaba a doble D, era curioso que este tuviera problemas con el orden pero era lo normal cuando se viaja solo. La zorra observó con sus ojos al pelirrojo, su presencia se volvió intimidante de repente.
—No has... herido a ningún civil ¿Verdad? Solo a gente mala y otros criminales... ¿Estoy en lo correcto? Alpha me dijo que solo hay que cazar piratas y criminales, por lo que si necesitas compañía y estás de acuerdo puedo llevarte con él. ¡La pasaremos genial! Tiene un montón de comida parlante, como algodón de azucar y pollo rostizado, ya sabes es un pollo con los pelos de punta y pico largo.—
La actitud de Berry volvió a ser la normal cuando comenzó a hablarle a doble D sobre Alpha y los homies. Ofreciendo un lugar al pelirrojo para que ya no debiera temer meterse en problemas, oferta que se mantendría por el resto de la velada.
Berry guiñó su ojo a doble D al mencionar a alguien celosa esperando, claro que la mink lo interpretó como un bombón esperando por acción toda la noche y con el alcohol encima no dudó en hacer chistes y felicitar a Prometio por su conquista.
—¡No te olvides de que te haga eso que te prometió!—
Soltó estallando de risa al despedirse del pirata, por su parte la mink siguió su plan de ir a dormir con la chica de pecas, pese a que Daria temía que Berry quisiera propasarse con ella se sorprendió al ver que la mink se desvestía en su cama solo para acurrucarse cómodamente y roncar a sus pies. La joven le acarició la cabeza con temor a despertar a una fiera, sin embargo, l mink solo inclinó la cabeza para sentir mejor las caricias murmurando cosas sobre gente hecha de comida y moviendo sus garras como si golpease alguna pelota imaginaria.
Al amanecer la muchacha tuvo que tirar a la zorra al suelo para levantarla a tiempo y la tarea resulto extremadamente complicada, la mink tenía el sueño pesado y costaba enviarla a la ducha o moverla dado su tamaño y peso. Tras luchar por unos cuantos minutos, la mink ya estaba lista y ambas llegaron al lugar del entrenamiento solo unos segundos mas tarde de lo previsto, la rutina se repetiría los días posteriores, dado a que despertar a Berry era una de las tareas más complicadas a las que el equipo se había enfrentado.
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Las últimas palabras de Berry habían resonado en mí, ¿matar solamente personas malas? Bien había aprendido que hacer una distinción entre lo bueno y lo malo era muy difícil, una línea que dependía únicamente del juicio de cada ser. Probablemente en algunas de mis aventuras había terminado per herir o terminar la vida de gente considerada buena por otros, pero que se habían cruzado en mi camino y habían intentado herirme. En fin, hacía mucho que había dejado de preocuparme por el bien o el mal, mi espada cortaba lo que mi corazón le decía y eso era suficiente para mí.
-JAJJAJAJAJAJAJAJAJA -reí fuerte mientras salía del lugar- Alpha ,huh. Parece que tenemos más en común de lo que pensaba.
Vaya que para llamarse "Grand Line" parecía un mar bastante pequeño. Quizás los caminos de la vida estaban simplemente hechos de esa manera, ¿o será más bien que la gente importante de este inmenso mar tiende a encontrarse? Pero yo no era un pez grande, al menos aún no. Terminé mi tabaco. Bueno, ese tipo de charlas filosóficas quedarían para otro día, era momento de reponer el sueño.
Bien, si el entrenamiento empezaba a las ocho de la mañana yo practicaría desde una hora antes. Fue así como desde las siete de la mañana comencé a entrenar con mis bestias en el frondoso bosque de la isla, Arrhenius me aventaba piedras desde todos los ángulos posibles y Kirara me perseguía para evitar que me concentrase. Esta rutina la seguía todas las mañanas antes del entrenamiento regular y por las tardes después de este. Me ayudaba a concentrarme en mi alrededor y a predecir un poco el movimiento de las pelotas, esto sumado a los ejercicios del entrenador Bevans, haría que mi Haki de observación mejorara sustancialmente.
Veinte minutos antes del entrenamiento llegaban Berry y la chica de pecas, siempre dispuestas a jugar con el corazón en la línea. El equipo se veía unido y poco a poco íbamos avanzando, la comunicación, la técnica, las cachadas y las tácticas. En los primeros siete días de aquella rutina tan estricta de entrenamiento había logrado reducir mi tiempo de reacción, sentía de mejor manera la trayectoria del balón y mis movimientos mejoraron, mi agilidad y mi "sentido del juego" como le llamaba el entrenador avanzaban como viento en popa.
Los entrenamientos siguieron con regularidad hasta que un buen día el entrenador Bevans llegó muy serio al campo de prácticas.
-Como estamos nunca llegaremos a la cima -dijo en forma de reclamo- pelirrojo, ahora entrenarás con peso extra -dijo mientras señalaba unas polainas y lo que parecía un chaleco antibalas- ¡es momento de las súper técnicas! Y para ti Berry -dijo mientras sonreía confiado.
-JAJJAJAJAJAJAJAJAJA -reí fuerte mientras salía del lugar- Alpha ,huh. Parece que tenemos más en común de lo que pensaba.
Vaya que para llamarse "Grand Line" parecía un mar bastante pequeño. Quizás los caminos de la vida estaban simplemente hechos de esa manera, ¿o será más bien que la gente importante de este inmenso mar tiende a encontrarse? Pero yo no era un pez grande, al menos aún no. Terminé mi tabaco. Bueno, ese tipo de charlas filosóficas quedarían para otro día, era momento de reponer el sueño.
Bien, si el entrenamiento empezaba a las ocho de la mañana yo practicaría desde una hora antes. Fue así como desde las siete de la mañana comencé a entrenar con mis bestias en el frondoso bosque de la isla, Arrhenius me aventaba piedras desde todos los ángulos posibles y Kirara me perseguía para evitar que me concentrase. Esta rutina la seguía todas las mañanas antes del entrenamiento regular y por las tardes después de este. Me ayudaba a concentrarme en mi alrededor y a predecir un poco el movimiento de las pelotas, esto sumado a los ejercicios del entrenador Bevans, haría que mi Haki de observación mejorara sustancialmente.
Veinte minutos antes del entrenamiento llegaban Berry y la chica de pecas, siempre dispuestas a jugar con el corazón en la línea. El equipo se veía unido y poco a poco íbamos avanzando, la comunicación, la técnica, las cachadas y las tácticas. En los primeros siete días de aquella rutina tan estricta de entrenamiento había logrado reducir mi tiempo de reacción, sentía de mejor manera la trayectoria del balón y mis movimientos mejoraron, mi agilidad y mi "sentido del juego" como le llamaba el entrenador avanzaban como viento en popa.
Los entrenamientos siguieron con regularidad hasta que un buen día el entrenador Bevans llegó muy serio al campo de prácticas.
-Como estamos nunca llegaremos a la cima -dijo en forma de reclamo- pelirrojo, ahora entrenarás con peso extra -dijo mientras señalaba unas polainas y lo que parecía un chaleco antibalas- ¡es momento de las súper técnicas! Y para ti Berry -dijo mientras sonreía confiado.
Berry
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La mink y el equipo ganaban experiencia a cada minuto, cada sesión de entrenamiento se sentía más natural hasta llegar al punto en el cual una total inepta de aquel deporte había llegado a convertirse en una especie de valuarte para el equipo. La mink había aprovechado para mejorar su precisión de los lanzamientos en aquellas duras semanas de entrenamiento, logrando tiros curvados que dejaban con la boca abierta y los ojos morados a quienes fueran víctimas de estos.
Además la mink se había unido a las sesiones de "sentido de juego" que Bevans hacía prácticar con los ojos vendados para incorporar experiencia a su haki de observación. Toda la rutina hhabía sido algo inesperado, pero muy divertida y sobretodo nutritiva para mejorar aspectos a los que Berry solía dejar en segundo plano. La precisión, la paciencia y el haki de observación, todo junto con Prometio a su lado que era extremadamente divertido.
—¡Peso quiero quiero!—
La mink comenzó a saltar como niña pequeña y corretear en cuatro patas cuando el entrenador sugirió entrenar con peso extra. La zorra al contrario que sus compañeros de equipo se mostraba muy animada y se colocó los complementos pesados sim rechistar. No eran muy diferentes a las pesas corporales de la marina o a sus propias pesas actuales, aunque cuando Daria fue a tomar un peso Berry le detuvo y comenzó a hablar para todos.
—Tomen pesas que no sean muy incómodas para su cuerpo, no necesitan tratar de lucir rudos o competir con otros. Cada quien tiene su cuerpo dispuesto a cierto peso y también es para ti doble D, no intentes forzar. Los pesos se colocan cerca de varios músculos importantes para este deporte, no necesitamos lesiones tontas por forzar, debemos llegar todos juntos.—
La mink guiñó su ojo izquierdo luego de sonar como toda una autoridad en el campo de entrenamiento, cuando se ponía a correr en cuatro patas o lanzarse como niña a las cosas se solía olvidar el hecho de que Berry era alguien muy buena a la hora de enseñar o instruir a otros. Solo cuando se daba la ocasion, su lado más pedagogo salía a la luz dejando sorprendidos a personas tan imponentes como el propio Bevans.
—¡Cuando todos estemos listos iniciaremos! Los super tiros suenan geniales. ¿Nos va a enseñar algún secreto?—
Berry ya se encontraba junto al viejo Bevans pidiendo saber más en detalle sobre aquellos tiros especiales, el viejo intentaba no dar muchos detalles aunque dado el coqueteo de la zorra y su insistencia solo podía cambiar de tema hasta que todos estuvieran en fila.
—Escuchen con atención, son el peor equipo de todo paradise, pero este año el cielo o... ¿Dijo que nació en un elefante gigante verdad? Nos ha bendecido con esta adorable zorra parlante y su amigo pelirrojo que puede ser un desastre apuntando pero es muy bueno en otras tareas. ¡Pero no es suficiente para la victoria! En mis días cada jugador tenía un tiro del que estaba orgulloso, un tiro donde ponía toda su alma. No importaba su nombre, las gradas le daban uno, les mostraré a que me refiero.—
El viejo Bevans tomó un balón tras el discurso y se concentró, la mink pudo notar que la pelota se tornaba negra por un instante antes de ser disparada en el famoso Tiro Endemoniado que destrozó uno de los muñecos de entrenamiento. Eso era endurecimiento, al parecer el viejo no lo dominaba y por su edad era evidente que le costaba mantener un haki tan demandante por tanto tiempo.
Al llegar el turno de Berry esta solo imitó lo que observó, le era sencillo usar el endurecimiento dado lo familiar que le era el haki de armadura y tras lanzar el balón negro el viejo Bevans recordó sus mejores años de jugador. El tiro se incrustó en una pared tras destrozar al muñeco dejando a todos los jugadores boquiabiertos y a Bevans llorando de la emoción.
—¡Ese tiro es como mi tiro endemoniado cuando tenía veintitantos años! No puedo creer que exista alguien capaz de esta hazaña, esperaba un buen tiro de Berry pero nunca esa calidad. ¡A eso deben aspirar! Todos a practicar hasta lograr un buen tiro, Berry puedes entrenar golpeando los sacos de boxeo que tanto te gustan, no quiero seguir llorando por hoy es suficiente.—
Indicó Bevans llevando a la mink a golpear los sacos de boxeo mientras el equipo se preparaba en fila para intentar imitar aquellos super tiros.
Además la mink se había unido a las sesiones de "sentido de juego" que Bevans hacía prácticar con los ojos vendados para incorporar experiencia a su haki de observación. Toda la rutina hhabía sido algo inesperado, pero muy divertida y sobretodo nutritiva para mejorar aspectos a los que Berry solía dejar en segundo plano. La precisión, la paciencia y el haki de observación, todo junto con Prometio a su lado que era extremadamente divertido.
—¡Peso quiero quiero!—
La mink comenzó a saltar como niña pequeña y corretear en cuatro patas cuando el entrenador sugirió entrenar con peso extra. La zorra al contrario que sus compañeros de equipo se mostraba muy animada y se colocó los complementos pesados sim rechistar. No eran muy diferentes a las pesas corporales de la marina o a sus propias pesas actuales, aunque cuando Daria fue a tomar un peso Berry le detuvo y comenzó a hablar para todos.
—Tomen pesas que no sean muy incómodas para su cuerpo, no necesitan tratar de lucir rudos o competir con otros. Cada quien tiene su cuerpo dispuesto a cierto peso y también es para ti doble D, no intentes forzar. Los pesos se colocan cerca de varios músculos importantes para este deporte, no necesitamos lesiones tontas por forzar, debemos llegar todos juntos.—
La mink guiñó su ojo izquierdo luego de sonar como toda una autoridad en el campo de entrenamiento, cuando se ponía a correr en cuatro patas o lanzarse como niña a las cosas se solía olvidar el hecho de que Berry era alguien muy buena a la hora de enseñar o instruir a otros. Solo cuando se daba la ocasion, su lado más pedagogo salía a la luz dejando sorprendidos a personas tan imponentes como el propio Bevans.
—¡Cuando todos estemos listos iniciaremos! Los super tiros suenan geniales. ¿Nos va a enseñar algún secreto?—
Berry ya se encontraba junto al viejo Bevans pidiendo saber más en detalle sobre aquellos tiros especiales, el viejo intentaba no dar muchos detalles aunque dado el coqueteo de la zorra y su insistencia solo podía cambiar de tema hasta que todos estuvieran en fila.
—Escuchen con atención, son el peor equipo de todo paradise, pero este año el cielo o... ¿Dijo que nació en un elefante gigante verdad? Nos ha bendecido con esta adorable zorra parlante y su amigo pelirrojo que puede ser un desastre apuntando pero es muy bueno en otras tareas. ¡Pero no es suficiente para la victoria! En mis días cada jugador tenía un tiro del que estaba orgulloso, un tiro donde ponía toda su alma. No importaba su nombre, las gradas le daban uno, les mostraré a que me refiero.—
El viejo Bevans tomó un balón tras el discurso y se concentró, la mink pudo notar que la pelota se tornaba negra por un instante antes de ser disparada en el famoso Tiro Endemoniado que destrozó uno de los muñecos de entrenamiento. Eso era endurecimiento, al parecer el viejo no lo dominaba y por su edad era evidente que le costaba mantener un haki tan demandante por tanto tiempo.
Al llegar el turno de Berry esta solo imitó lo que observó, le era sencillo usar el endurecimiento dado lo familiar que le era el haki de armadura y tras lanzar el balón negro el viejo Bevans recordó sus mejores años de jugador. El tiro se incrustó en una pared tras destrozar al muñeco dejando a todos los jugadores boquiabiertos y a Bevans llorando de la emoción.
—¡Ese tiro es como mi tiro endemoniado cuando tenía veintitantos años! No puedo creer que exista alguien capaz de esta hazaña, esperaba un buen tiro de Berry pero nunca esa calidad. ¡A eso deben aspirar! Todos a practicar hasta lograr un buen tiro, Berry puedes entrenar golpeando los sacos de boxeo que tanto te gustan, no quiero seguir llorando por hoy es suficiente.—
Indicó Bevans llevando a la mink a golpear los sacos de boxeo mientras el equipo se preparaba en fila para intentar imitar aquellos super tiros.
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Entrenar con pesas, sonaba interesante, intuí que nos iba a ayudar con nuestros reflejos, agilidad y el movimiento dentro de la cancha. No era muy fan de ese tipo de entrenamientos porque era algo incómodo cargar esas pesas, al final acababan saliéndome yagas y raspones por el roce de los instrumentos, pero bueno tenía un buen fin y no quedaba más que acatar las instrucciones. Tomé unas polainas de treinta kilogramos para las piernas y mis brazos, además del chaleco de cincuenta kilogramos. El peso cayó sobre mí y empecé a moverme con cierta torpeza, tendría que acostumbrarme a la lentitud de mis movimientos por algún tiempo.
Enseguida seguí con mi rutina de practicar el sentido del juego, con los ojos vendados y con el peso encima. Los primeros treinta minutos fueron un rotundo fracaso, aunque me había acostumbrado a seguir el movimiento de las pelotas en el aire, mi cuerpo no reaccionaba tan rápido como quería y decenas de pelotas golpearon mi cuerpo. No era para nada divertido. Practicar el sentido del juego me ayudaba a percibir no solamente el giro de las pelotas en el aire, sino que también había comenzado a percibir los movimientos de mis compañeros cuando arrojaban la pelota, me sentía feliz con mi progreso hasta que ¡ay! Otro pelotazo me dio en la cabeza, maldito peso extra. Después del sentido del juego siguieron ejercicios normales: flexiones, abdominales, carreritas... bueno, que de normales no tenían mucho porque con esos cientos de kilos de más, resultaban mucho más cansados.
El entrenador Bevans entonces mencionó algo sobre los super tiros, parecía algo sacado de algún cómic o una película de acción, pero eran reales. Aquel viejo entrenador no solamente hacía uso de Haki de observación, también manejaba de gran manera el de armadura. Su bola endemoniada no solamente era tremendamente rápida, sino que además estaba recubierta de Haki. A Berry que, después de esa semana de entrenamiento se había convertido en toda una jugadora profesional, no le tomó mucho esfuerzo lanzar una bola de igual manera.
-¡Eso ha sido increíble! -grité tras ver las dos bolas -¡¿cómo han conseguido ese increíble haki?! -aunque yo tenía conocimiento sobre el Haki de armadura, no podía sumergir mi espada de tal manera que se tornara negra, era más bien apenas una pequeña capa.
Sin duda tenía mucho que entrenar todavía, pero sonreí al ver que estaba rodeado de aquel par de monstruos. El entrenador se acercó a mí y me dio un coscorrón en la cabeza.
-Tienes que guardar las apariencias muchacho -dijo seriamente- no sé que sea esa dichosa Haki, pero este lanzamiento se basa en pura técnica pelirrojo -parecía no ser consciente de que estaba utilizando un Haki de manera casi natural- lo único que debes hacer es concentrar todas las ganas de triunfar en tu brazo -era más bien su flujo de energía- y una vez que la controles podrás transmitirla a casi cualquier objeto, prueba con esta pelota -dijo mientras tomaba mi mano y me indicaba cómo concentrar "mis ganas de triunfar".
Enseguida seguí con mi rutina de practicar el sentido del juego, con los ojos vendados y con el peso encima. Los primeros treinta minutos fueron un rotundo fracaso, aunque me había acostumbrado a seguir el movimiento de las pelotas en el aire, mi cuerpo no reaccionaba tan rápido como quería y decenas de pelotas golpearon mi cuerpo. No era para nada divertido. Practicar el sentido del juego me ayudaba a percibir no solamente el giro de las pelotas en el aire, sino que también había comenzado a percibir los movimientos de mis compañeros cuando arrojaban la pelota, me sentía feliz con mi progreso hasta que ¡ay! Otro pelotazo me dio en la cabeza, maldito peso extra. Después del sentido del juego siguieron ejercicios normales: flexiones, abdominales, carreritas... bueno, que de normales no tenían mucho porque con esos cientos de kilos de más, resultaban mucho más cansados.
El entrenador Bevans entonces mencionó algo sobre los super tiros, parecía algo sacado de algún cómic o una película de acción, pero eran reales. Aquel viejo entrenador no solamente hacía uso de Haki de observación, también manejaba de gran manera el de armadura. Su bola endemoniada no solamente era tremendamente rápida, sino que además estaba recubierta de Haki. A Berry que, después de esa semana de entrenamiento se había convertido en toda una jugadora profesional, no le tomó mucho esfuerzo lanzar una bola de igual manera.
-¡Eso ha sido increíble! -grité tras ver las dos bolas -¡¿cómo han conseguido ese increíble haki?! -aunque yo tenía conocimiento sobre el Haki de armadura, no podía sumergir mi espada de tal manera que se tornara negra, era más bien apenas una pequeña capa.
Sin duda tenía mucho que entrenar todavía, pero sonreí al ver que estaba rodeado de aquel par de monstruos. El entrenador se acercó a mí y me dio un coscorrón en la cabeza.
-Tienes que guardar las apariencias muchacho -dijo seriamente- no sé que sea esa dichosa Haki, pero este lanzamiento se basa en pura técnica pelirrojo -parecía no ser consciente de que estaba utilizando un Haki de manera casi natural- lo único que debes hacer es concentrar todas las ganas de triunfar en tu brazo -era más bien su flujo de energía- y una vez que la controles podrás transmitirla a casi cualquier objeto, prueba con esta pelota -dijo mientras tomaba mi mano y me indicaba cómo concentrar "mis ganas de triunfar".
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La mink se encontraba entrenando con las bolsas de arena cuando escuchó al entrenador renegar con Prometio. Doble D parecía bastante nuevo en aquel mundo del haki, a lo mejor una garra no le venía mal. Berry se acercó a Doble D y le hizo descansar unos segundos, se estaba esforzando demasiado y la mink decidió que un pequeño descanso le sería de gran utilidad.
—¡Necesitas algo de Berryton en tu vida! Te cantaré un poco para motivarte.—
La zorra encendió un parlante y las luces dieron un bajón de tensión, vaya que fue un apagón hasta que alguien pudo encender nuevamente la energía. Aunque Berry ya estaba con unas gafas de sol que nadie sabía de donde las había agarrado y una música comenzó a sonar mientras la mink comenzaba a bailar usando un palo como micrófono.
—Ella es ese sueño que tuve despierta, un recuerdo leve de esto que siento~ Una sacudida a mis salidas,la cima de un besoooo en un brinco suicida~—
La voz de Berry era bastante bonita pese a no ser una cantante no necesitaba de arreglos para sonar bien, por la letra no sabía si la mink se refería a una experiencia pasada o solo improvisaba sobre una canción existente.
—Su fuente de energía cautiva mis sensores, pues no hay quien la controle cuando baila encendida. Tiene dentro esa chispa que quema transistores y bebe de un elixir que enciende sus motores~ Salió a la disco a bailar una rubia mortaaaaal~—
Era extraño pero toda la sala se puso a bailar al ritmo de Berry al momento de acercarse al punto álgido de la canción.
—Chequea cómo se menea, Uuuuuuuuhh mira como se menea~—
La zorra comenzó a bailar sensualmente para Prometio por un buen rato repitiendo la frase de la canción hasta que Bevans desconectó el parlante haciendo que la zorra se quedase paralizada en medio de su baile.
—¡Descanso fuera! Me va a dar un infarto si sigues con esos meneos que ya tengo una edad...—
Gruñó el viejo mientras que Berry se acercaba a Prometio ahora si para aconsejarle en su entrenamiento. La zorra lamía su pelaje mientras explicaba la mejor manera según ella de enfocar su entrenamiento.
—Quieres abarcar mucho en poco tiempo, lo mejor es concentrarte en una acción y repetirla hasta dominarla. Creo que un super tiro será complicado ya que estás centrando gran parte del tiempo a tu haki de observación. Lo mejor que puedes hacer es seguir esa senda, deja los super tiros, lo que el equipo necesita son dos jugadores que evadan todo lo que les tiren y sobrevivan. Comprendo que no quieras quedarte atrás, pero conozco una mejor forma de entrenar tu haki de armadura y no es tirando balones.—
La mink guiñó el ojo crujiendo sus nudillos, sugiriendo que la mejor forma según ella de mejorar aquel haki era a base de puñetazos. La zorra luego empezó a guiar a doble D en diferentes ejercicios, explicando y exponiendo sus fallos para que al siguiente intento el resultado fuera diferente. Bevans era un entrenador estricto y exigente, la mink era exigente pero su modo de enseñanza no era mediante la humillación del otro si no una guía práctica en base de ensayo y error.
Dos modos de enseñar que se complementaban a su manera, durante las siguientes semanas Berry se encargó de entrenar y participar en los entrenamientos siendo el espejo que doble D necesitaba para aumentar sus progresos dentro y fuera del campo de juego.
—¡Necesitas algo de Berryton en tu vida! Te cantaré un poco para motivarte.—
La zorra encendió un parlante y las luces dieron un bajón de tensión, vaya que fue un apagón hasta que alguien pudo encender nuevamente la energía. Aunque Berry ya estaba con unas gafas de sol que nadie sabía de donde las había agarrado y una música comenzó a sonar mientras la mink comenzaba a bailar usando un palo como micrófono.
—Ella es ese sueño que tuve despierta, un recuerdo leve de esto que siento~ Una sacudida a mis salidas,la cima de un besoooo en un brinco suicida~—
La voz de Berry era bastante bonita pese a no ser una cantante no necesitaba de arreglos para sonar bien, por la letra no sabía si la mink se refería a una experiencia pasada o solo improvisaba sobre una canción existente.
—Su fuente de energía cautiva mis sensores, pues no hay quien la controle cuando baila encendida. Tiene dentro esa chispa que quema transistores y bebe de un elixir que enciende sus motores~ Salió a la disco a bailar una rubia mortaaaaal~—
Era extraño pero toda la sala se puso a bailar al ritmo de Berry al momento de acercarse al punto álgido de la canción.
—Chequea cómo se menea, Uuuuuuuuhh mira como se menea~—
La zorra comenzó a bailar sensualmente para Prometio por un buen rato repitiendo la frase de la canción hasta que Bevans desconectó el parlante haciendo que la zorra se quedase paralizada en medio de su baile.
—¡Descanso fuera! Me va a dar un infarto si sigues con esos meneos que ya tengo una edad...—
Gruñó el viejo mientras que Berry se acercaba a Prometio ahora si para aconsejarle en su entrenamiento. La zorra lamía su pelaje mientras explicaba la mejor manera según ella de enfocar su entrenamiento.
—Quieres abarcar mucho en poco tiempo, lo mejor es concentrarte en una acción y repetirla hasta dominarla. Creo que un super tiro será complicado ya que estás centrando gran parte del tiempo a tu haki de observación. Lo mejor que puedes hacer es seguir esa senda, deja los super tiros, lo que el equipo necesita son dos jugadores que evadan todo lo que les tiren y sobrevivan. Comprendo que no quieras quedarte atrás, pero conozco una mejor forma de entrenar tu haki de armadura y no es tirando balones.—
La mink guiñó el ojo crujiendo sus nudillos, sugiriendo que la mejor forma según ella de mejorar aquel haki era a base de puñetazos. La zorra luego empezó a guiar a doble D en diferentes ejercicios, explicando y exponiendo sus fallos para que al siguiente intento el resultado fuera diferente. Bevans era un entrenador estricto y exigente, la mink era exigente pero su modo de enseñanza no era mediante la humillación del otro si no una guía práctica en base de ensayo y error.
Dos modos de enseñar que se complementaban a su manera, durante las siguientes semanas Berry se encargó de entrenar y participar en los entrenamientos siendo el espejo que doble D necesitaba para aumentar sus progresos dentro y fuera del campo de juego.
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El número de Berry fue sencillamente asombroso. No pude evitar caer al suelo y comenzar a girar de risa, comencé a soltar carcajadas sonoras después del regaño del entrenador, era genuinamente una escena muy cómica, aliviaba el estrés que se respiraba en el campo. Una vez me pude incorporar ya que había pasado el número de Berry reflexioné sobre las palabras que me había dirigido, la mink tenía razón: el hecho de querer entrenar mis dos hakis además del entrenamiento con las pesas y mejorar en la tácticas en los quemados iba a terminar por salirse de mis manos.
-Tienes razón Berry, mejor iré con el sentido del juego -dije guiñando el ojo- de todas maneras no es como que fuera a atinarle a alguien con mis tiros, imagina que en vez de darle a los otros jugadores le acabo dando un balonazo a algún pobre espectador -reí un poco, quizás eso fuera una falta- gracias, entrenar contigo es muy divertido -concluí sonriendo y dándole un pequeño abrazo.
Los días consecuentes me centré en realizar mi vida cotidiana con el peso extra, solamente me quitaba las pesas para dormir y al bañarme; había incorporado las polainas a los entrenamientos con Arrhenius y Kirara. Poco a poco mi capacidad de reacción fue mejorando, las bolas rápidas de mis compañeros ya no me alcanzaban ni con el equipamiento puesto, la trayectoria de sus tiros se hacían visibles para mí, al igual que sus movimientos y mis reflejos se parecían cada vez más a los de un felino. Además de todo recibía los consejos de Berry día a día que, si bien iban acompañados de sus característicos mimos, eran muy atinados y me ayudaban cada que lo necesitaba.
Así, en un abrir y cerrar de ojos, pasaron los días entrenando hasta la tan aclamada mañana del torneo. Cuando llegamos al gimnasio principal de la ciudad, había ya algunas personas llegando a las gradas para ocupar los asientos, mientras que afuera abundaban puestos de comida y dulces, lo cuál aproveché para comprar una buena ración de gomitas. Parecía que el juego de quemados era todo un magno evento en esa isla. Saludé a todo el equipo, con especial énfasis a Berry y comenzamos a calentar.
Mientras corría, un grupo bien uniformado se acercó a mí y me dirigió una mirada despectiva. La noche anterior, nos habíamos reunido en la casa del entrenador para hablar sobre los posibles rivales del torneo, uno de los principales retos serían nada más y nada menos que ese grupo bien uniformado... los poderosísimos Terreneitors. El sorteo había hablado por todos y, para nuestra fortuna, ellos eran el equipo al que nos enfrentaríamos.
-¡Somos los terreneitors! -al entrar a la cancha, los seis integrantes titulares del equipo contrario entraron haciendo poses raras y maromas. El más pequeño de ellos se lanzó al aire y dio varios giros hasta aterrizar con los brazos extendidos- Leonarrrrrdo -exclamó. El par más alto comenzó a dar giros sobre su propio eje, como si de de bailarinas se trataran hasta colocarse al lado del pequeño -Scotty y Rakurdo- dijeron señalando al cielo. Luego otro par llegó corriendo y con un salto mortal se colocaron en medio de los tres- Kiriko y Larrañaga -gritaron mientras ponían una rodilla en el piso- ¡y finalmente! -el capitán cayó del techo sobre sus puntas girando sus brazos y lanzando besos al público-¡Genarao! y juntos somos -los seis gritaron al unisono- ¡Terreneitors! -culminaron con una pose grupal aún más exagerada.
No podía concebir lo que estaba viendo, era una entrada sumamente ridícula.
-No podemos permitirnos perder contra estos -le dije un tanto apenado a Berry.
-Tienes razón Berry, mejor iré con el sentido del juego -dije guiñando el ojo- de todas maneras no es como que fuera a atinarle a alguien con mis tiros, imagina que en vez de darle a los otros jugadores le acabo dando un balonazo a algún pobre espectador -reí un poco, quizás eso fuera una falta- gracias, entrenar contigo es muy divertido -concluí sonriendo y dándole un pequeño abrazo.
Los días consecuentes me centré en realizar mi vida cotidiana con el peso extra, solamente me quitaba las pesas para dormir y al bañarme; había incorporado las polainas a los entrenamientos con Arrhenius y Kirara. Poco a poco mi capacidad de reacción fue mejorando, las bolas rápidas de mis compañeros ya no me alcanzaban ni con el equipamiento puesto, la trayectoria de sus tiros se hacían visibles para mí, al igual que sus movimientos y mis reflejos se parecían cada vez más a los de un felino. Además de todo recibía los consejos de Berry día a día que, si bien iban acompañados de sus característicos mimos, eran muy atinados y me ayudaban cada que lo necesitaba.
Así, en un abrir y cerrar de ojos, pasaron los días entrenando hasta la tan aclamada mañana del torneo. Cuando llegamos al gimnasio principal de la ciudad, había ya algunas personas llegando a las gradas para ocupar los asientos, mientras que afuera abundaban puestos de comida y dulces, lo cuál aproveché para comprar una buena ración de gomitas. Parecía que el juego de quemados era todo un magno evento en esa isla. Saludé a todo el equipo, con especial énfasis a Berry y comenzamos a calentar.
Mientras corría, un grupo bien uniformado se acercó a mí y me dirigió una mirada despectiva. La noche anterior, nos habíamos reunido en la casa del entrenador para hablar sobre los posibles rivales del torneo, uno de los principales retos serían nada más y nada menos que ese grupo bien uniformado... los poderosísimos Terreneitors. El sorteo había hablado por todos y, para nuestra fortuna, ellos eran el equipo al que nos enfrentaríamos.
-¡Somos los terreneitors! -al entrar a la cancha, los seis integrantes titulares del equipo contrario entraron haciendo poses raras y maromas. El más pequeño de ellos se lanzó al aire y dio varios giros hasta aterrizar con los brazos extendidos- Leonarrrrrdo -exclamó. El par más alto comenzó a dar giros sobre su propio eje, como si de de bailarinas se trataran hasta colocarse al lado del pequeño -Scotty y Rakurdo- dijeron señalando al cielo. Luego otro par llegó corriendo y con un salto mortal se colocaron en medio de los tres- Kiriko y Larrañaga -gritaron mientras ponían una rodilla en el piso- ¡y finalmente! -el capitán cayó del techo sobre sus puntas girando sus brazos y lanzando besos al público-¡Genarao! y juntos somos -los seis gritaron al unisono- ¡Terreneitors! -culminaron con una pose grupal aún más exagerada.
No podía concebir lo que estaba viendo, era una entrada sumamente ridícula.
-No podemos permitirnos perder contra estos -le dije un tanto apenado a Berry.
- Off rol: La entrada de los terrenitors se lee mejor con esta canción:
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Finalmente el día del torneo había llegado, la mink se encontraba emocionada al ver tanta gente alrededor y su uniforme rojo tan bonito ya estaba listo y le quedaba muy bien. El top que en realidad era una blusa pero por el cuerpo de la mink lucía como un top dejaba parte de su abdomen sin cubrir y los shorts tenían un agujero para que su felpuda cola pudiera reposar libremente. Tras haberse preparado se reunió con el resto del equipo, dando algunas palabras y escuchando al entrenador indicar las últimas directrices.
Los Terreneitors ingresaron al campo luciendo poses y coordinación increíbles a ojos de la mink, cuando finalizaron esta los aplaudió mientras preguntaba si ellos tenían algo preparado con tanto show. Lamentablemente al parecer solo Berry veía esa presentación como algo interesante y su equipo no tenía poses o canciones de presentación.
—Luego de una presentación tan buena debemos estar listos para este reto, es momento de poner en práctica lo que hemos entrenado. ¡Ups casi me olvido de quitarme mis pesas!—
La mink se dirigió a un costado del campo de juego para quitarse su peso, los Terreneitors miraron con aire despectivo a la mujer zorra creyendo que solo se quitaría un peso diminuto. Sin embargo, las pesas rompieron el suelo donde impactaron e incluso Bevans intentó levantarlas sin poder moverlas. ¿Qué se había puesto la mink todas esas semanas? Berry sonrió mientras volvía a ingresar al estadio, los movientos de su cuerpo dejaban que sus huesos crujieran mientras una gota de sudor corría por el costado de la frente de sus rivales.
—¿De donde sacaron a ese monstruo estos mequetrepes? Hace un mes eran unos novatos, pero no importa podrán tener mucho peso pe- —
El capitán fue interrumpido por un balonazo en la cabeza apenas sonó el silbato, la zorra era todavía más rápida que en los entrenos al ahora poder usar toda su velocidad no había tardado en moverse a una velocidad sorprendente tomar un balón y mandar al suelo al capitán de los rivales en la primer jugada al ver que este estaba distraído. El golpe había sido duro, el tal Genarao cayó al suelo y fue arrastrado hasta fuera del campo por el balón, sus ojos seguían en blanco cuando su equipo le intentó reanimar.
—¿Fué muy fuerte?—
Preguntó la mink con una mueca de duda al observar que los servicios médicos ingresaban y lograban reanimar a Genarao quien apenas recordaba lo que había sucedido o porque le estaban vendando el rostro con varios paquetes de hielo sujetos al mismo. Tras unos minutos concluyeron que se podía continuar aunque los Terreneitors lucían temblorosos, la mink se limitaba a estar sentada en cuatro patas, moviendo su cola de lado a lado con una actitud amistosa. Sin embargo, sus rivales solo podían visualizar a un monstruo, a un rival temible cuyos balonazos eran un boleto directo al hospital y a quien preferían evitar.
—¡Evhithen a la zhorrha! ¡Chichos nho mhe dejhen tan mhal!—
El capitán trataba de animar desde la banda con su rostro hinchado cubierto de hielo y vendas, parecía una momia que apenas podía emitir frases. Su estado más que animar a sus compañeros los puso más nerviosos, si su capitán que era tan fuerte terminó así por un simple balonazo que le podía esperar a alguno de ellos que se centraban en otros aspectos del juego.
Los Terreneitors ingresaron al campo luciendo poses y coordinación increíbles a ojos de la mink, cuando finalizaron esta los aplaudió mientras preguntaba si ellos tenían algo preparado con tanto show. Lamentablemente al parecer solo Berry veía esa presentación como algo interesante y su equipo no tenía poses o canciones de presentación.
—Luego de una presentación tan buena debemos estar listos para este reto, es momento de poner en práctica lo que hemos entrenado. ¡Ups casi me olvido de quitarme mis pesas!—
La mink se dirigió a un costado del campo de juego para quitarse su peso, los Terreneitors miraron con aire despectivo a la mujer zorra creyendo que solo se quitaría un peso diminuto. Sin embargo, las pesas rompieron el suelo donde impactaron e incluso Bevans intentó levantarlas sin poder moverlas. ¿Qué se había puesto la mink todas esas semanas? Berry sonrió mientras volvía a ingresar al estadio, los movientos de su cuerpo dejaban que sus huesos crujieran mientras una gota de sudor corría por el costado de la frente de sus rivales.
—¿De donde sacaron a ese monstruo estos mequetrepes? Hace un mes eran unos novatos, pero no importa podrán tener mucho peso pe- —
El capitán fue interrumpido por un balonazo en la cabeza apenas sonó el silbato, la zorra era todavía más rápida que en los entrenos al ahora poder usar toda su velocidad no había tardado en moverse a una velocidad sorprendente tomar un balón y mandar al suelo al capitán de los rivales en la primer jugada al ver que este estaba distraído. El golpe había sido duro, el tal Genarao cayó al suelo y fue arrastrado hasta fuera del campo por el balón, sus ojos seguían en blanco cuando su equipo le intentó reanimar.
—¿Fué muy fuerte?—
Preguntó la mink con una mueca de duda al observar que los servicios médicos ingresaban y lograban reanimar a Genarao quien apenas recordaba lo que había sucedido o porque le estaban vendando el rostro con varios paquetes de hielo sujetos al mismo. Tras unos minutos concluyeron que se podía continuar aunque los Terreneitors lucían temblorosos, la mink se limitaba a estar sentada en cuatro patas, moviendo su cola de lado a lado con una actitud amistosa. Sin embargo, sus rivales solo podían visualizar a un monstruo, a un rival temible cuyos balonazos eran un boleto directo al hospital y a quien preferían evitar.
—¡Evhithen a la zhorrha! ¡Chichos nho mhe dejhen tan mhal!—
El capitán trataba de animar desde la banda con su rostro hinchado cubierto de hielo y vendas, parecía una momia que apenas podía emitir frases. Su estado más que animar a sus compañeros los puso más nerviosos, si su capitán que era tan fuerte terminó así por un simple balonazo que le podía esperar a alguno de ellos que se centraban en otros aspectos del juego.
Charlotte Prometio
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Bueno, para haber tenido una presentación tan extravagante los terreneitors habían resultado ser un pan. Con la entrada que habían tenido vendieron mucho humo, pero tras el primer balonazo de Berry y la "quemada" de su capitán, quedaron muy desmoralizados.
El primer partido se desarrolló de manera muy tranquila, aunque eran unos lanzadores decentes, poco pudieron hacer contra los disparos de Berry y el gran trabajo en equipo que habíamos desarrollado. El resultado fue un aplastante seis a cero, quemamos a todos sus integrantes sin que ellos pudieran siquiera tocar a uno de nosotros. Pasamos a la siguiente ronda sin mayores complicaciones y, al igual que el primer partido, no hubo muchos problemas para ganarle al siguiente equipo, por una equivocación nuestra habían quemado a uno del equipo, pero aún así un cinco a cero no había estado nada mal. Así, en un abrir y cerrar de ojos, estábamos en las semifinales.
Todos los asistentes cuchicheaban acerca de como el equipo revelación avanzaba como viento en popa destrozando a sus oponentes, no pude evitar más que sonreír. Tomamos un descanso de media hora antes de reanudar las semifinales. Cuando el otro equipo puso un pie en la cancha supe inmediatamente que eran distintos a los otros equipos, su presencia imponía mucho y un aura misteriosa los rodeaba. Iban a ser un hueso difícil de roer.
-Estos no van a ser tan sencillos -le dije a Berry.
Por primera vez en el torneo me quité las polainas, me sentía muy ligero, por fin podría moverme con libertad. Di unos saltos de prueba para soltar las piernas y entré al campo de juego con todos mis compañeros. Nada más empezar el partido pude notar que estaban en otro nivel, tenían un movimiento de balones impecables y, un peliazul de ellos, lanzó una bola casi tan rápida como la del entrenador Bevans. La pelota parecía dirigirse a Daría que milagrosamente iba a esquivarla, pero dió un giro súbito y terminó por impactar a uno de los nuestros de lleno en el pecho, solamente para que la pelota rebotara de regreso a su lado.
-¡Fueeeeera! -gritó el Árbitro.
El chico se encontraba tirado en el costado de la cancha, aquel balonazo lo había tomado por sorpresa y lo había dejado algo herido. El equipo contrato volvió a hacer gala de un juego de balón casi perfecto, la pelota podía apenas distinguirse entre los pases tan rápidos que daban, era muy difícil averiguar su posición únicamente con la agudeza visual. Lanzaron la primera pelota. El viento se movía de cierta forma, el sonido de la bola era distintivo y la trayectoria de la bola, aunque muy veloz, era clara para mí, la esquivé de manera correcta girando mi cuerpo hacia la izquierda. Inmediatamente salió otra pelota con una velocidad endemoniada en mi dirección, de nuevo pude concentrarme en mi "sentido del juego" y esquivé ágilmente con un salto aquel cañonazo. No me dieron tiempo de respirar cuando una tercer bola salió de su campo, pero algo era distinta, ¡llevaba efecto! Me concentré fijamente en su trayectoria, el viento cortaba hacia Daría.
-¡Muévete! -le grité unos instantes antes de que la pelota cambiara de dirección.
Aunque fue prevenida, la chica de pecas no pudo evitar de todo el balonazo y alcanzó a impactar en su codo. El balón salió rebotado hacia afuera de la cancha. Si perdíamos ese balón también, ellos seguirían a la ofensiva, la trayectoria de la bola... la pude percibir como si fuese en cámara lenta. Me lancé instintivamente utilizando mis patadas en el aire, tenía que darle una oportunidad a Berry de revertir el momento del partido. Veía como el balón caía lentamente, extendí mi brazo y, como un jugador profesional de voleibol, hice una salvada digna de alabanzas con mis dos puños. El balón salió por los aires.
-¡Aún no cae la bola! -grité mientras señalaba a Berry.
Si Berry tomaba la pelota en el aire, no sólo pasaríamos a la ofensiva, sino que también salvaría a Daría de salir del campo. Todo estaba en sus manos o bueno, patas.
El primer partido se desarrolló de manera muy tranquila, aunque eran unos lanzadores decentes, poco pudieron hacer contra los disparos de Berry y el gran trabajo en equipo que habíamos desarrollado. El resultado fue un aplastante seis a cero, quemamos a todos sus integrantes sin que ellos pudieran siquiera tocar a uno de nosotros. Pasamos a la siguiente ronda sin mayores complicaciones y, al igual que el primer partido, no hubo muchos problemas para ganarle al siguiente equipo, por una equivocación nuestra habían quemado a uno del equipo, pero aún así un cinco a cero no había estado nada mal. Así, en un abrir y cerrar de ojos, estábamos en las semifinales.
Todos los asistentes cuchicheaban acerca de como el equipo revelación avanzaba como viento en popa destrozando a sus oponentes, no pude evitar más que sonreír. Tomamos un descanso de media hora antes de reanudar las semifinales. Cuando el otro equipo puso un pie en la cancha supe inmediatamente que eran distintos a los otros equipos, su presencia imponía mucho y un aura misteriosa los rodeaba. Iban a ser un hueso difícil de roer.
-Estos no van a ser tan sencillos -le dije a Berry.
Por primera vez en el torneo me quité las polainas, me sentía muy ligero, por fin podría moverme con libertad. Di unos saltos de prueba para soltar las piernas y entré al campo de juego con todos mis compañeros. Nada más empezar el partido pude notar que estaban en otro nivel, tenían un movimiento de balones impecables y, un peliazul de ellos, lanzó una bola casi tan rápida como la del entrenador Bevans. La pelota parecía dirigirse a Daría que milagrosamente iba a esquivarla, pero dió un giro súbito y terminó por impactar a uno de los nuestros de lleno en el pecho, solamente para que la pelota rebotara de regreso a su lado.
-¡Fueeeeera! -gritó el Árbitro.
El chico se encontraba tirado en el costado de la cancha, aquel balonazo lo había tomado por sorpresa y lo había dejado algo herido. El equipo contrato volvió a hacer gala de un juego de balón casi perfecto, la pelota podía apenas distinguirse entre los pases tan rápidos que daban, era muy difícil averiguar su posición únicamente con la agudeza visual. Lanzaron la primera pelota. El viento se movía de cierta forma, el sonido de la bola era distintivo y la trayectoria de la bola, aunque muy veloz, era clara para mí, la esquivé de manera correcta girando mi cuerpo hacia la izquierda. Inmediatamente salió otra pelota con una velocidad endemoniada en mi dirección, de nuevo pude concentrarme en mi "sentido del juego" y esquivé ágilmente con un salto aquel cañonazo. No me dieron tiempo de respirar cuando una tercer bola salió de su campo, pero algo era distinta, ¡llevaba efecto! Me concentré fijamente en su trayectoria, el viento cortaba hacia Daría.
-¡Muévete! -le grité unos instantes antes de que la pelota cambiara de dirección.
Aunque fue prevenida, la chica de pecas no pudo evitar de todo el balonazo y alcanzó a impactar en su codo. El balón salió rebotado hacia afuera de la cancha. Si perdíamos ese balón también, ellos seguirían a la ofensiva, la trayectoria de la bola... la pude percibir como si fuese en cámara lenta. Me lancé instintivamente utilizando mis patadas en el aire, tenía que darle una oportunidad a Berry de revertir el momento del partido. Veía como el balón caía lentamente, extendí mi brazo y, como un jugador profesional de voleibol, hice una salvada digna de alabanzas con mis dos puños. El balón salió por los aires.
-¡Aún no cae la bola! -grité mientras señalaba a Berry.
Si Berry tomaba la pelota en el aire, no sólo pasaríamos a la ofensiva, sino que también salvaría a Daría de salir del campo. Todo estaba en sus manos o bueno, patas.
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