Encuentros Casuales [Grupal]

Spoiler:

Ente humo y hollín recuperé la consciencia de mi ser. Me encontraba tumbado boca abajo entre escombros y tenía unas marcas no muy dolorosas en muñecas y tobillos. Me encontraba desorientado en aquél instante y no supe que demonios había ocurrido. El escenario que se dibujaba por el negror del humo negro me desconcertaba. ¿Que había ocurrido?

No hacía ni tan solo unas horas me encontraba preso en la prisión submarina de Impel Down, pero algo había cambiado, algo que me había alejado de aquél infierno que era el sexto nivel de Impel Down, un nivel secreto guardado en el pensamiento del alcaide y vicealcaide de Impel Down, además de los presos que allí habitaban, pero... ¿Cómo demonios había llegado hasta este punto?

Me levanté con un rostro anormalmente serio, mis cabellos estaban totalmente enredados como si un fuerte viento me hubiese sacudido desde todas direcciones simultáneamente o como si hubiese estado dando vueltas a gran velocidad, con mi mano derecha me aparté aquél cabello que me obstruía la visión y me giré hacia el origen de aquél denso humo.

La visión que tenía de aquél lugar era realmente de destrucción, mas algo que realmente me llamó la atención fue una hoja clavada en una de las raíces de quellos grandes árboles que conformaban el archipiélago Shabondy. No podía escapar ante mi asombro, mas me mostraba indiferente. Me llevé la mano izquierda a mi cintura y pude comprobar que allí reposaba mi katana de acero y una vaina vacía. Ello me llevó a meditar durante unos isntantes.

"Estaba preso en Impel Down, no supe en ningún momento el lugar en dónde se encontraban mis armas, mas ahora las tengo aquí todas excepto mi katana de platino, la cual se quebró en el último combate librado y seguramente ahora este en algún vertedero arrojada como simple chatarra... Pero Soul Edge..."

En frente mía se encontraba mi tercera arma, el arma maldita Soul Edge, clavada en la tierra, emitiendo una extraña aura tenebrosa. Sentía como si fuese el único que pudiese observar aquella aura. Me aproximé y cogí su empuñadura, la retiré suavemente del suelo y contemplé su filo. No sentí nada especial mas siempre supe que esa hoja fue forjada por el mal y este en su interior residía.

Me llevé la hoja a la espalda, cargándola en su vaina mientras todavía intentaba hacer memoria sobre qué había ocurrido y por qué me encontraba en este lugar, y lo más inquietante... ¿Había yo destruido este lugar?

Spoiler:

Me encontraba en shabaody ya que hacia ya una semana que había dejado la isla momoiro atrás, todos los amigos que había hecho y todos los recuerdos jamas me abandonarían, ahora era tiempo de volver al mundo para ver que había pasado, decidí ir primero a shabaody porque era la isla mas importante de todas las que tenia cerca.

Estaba dando un paseo y preguntando a la gente lo que había pasado en estos casi dos años cuando un estruendo me alerto, fui a ver que pasaba pero precavido ya que la isla estaba muy cerca de marine ford y podría haber muchos marines, al llegar al origen del estruendo vi gente salir corriendo alborotadamente del lugar, cuando mire donde antes estaba toda la gente vi a un hombre tirado en el suelo justo en el centro, pude ver bien que no era otro que Mihasy, me extrañe al verle ya que las noticias que llegaron a momoiro fueron que el exsichibukai mihasy fue atrapado en impel dawn, me quede mirándole un momento.

Le mire de arriba a abajo y fui a ayudarle a levantarse.

-JUOJUOJUO, que extraña casualidad-dije mientras le agarraba del hombro y le levantaba de un empujón- ¿¿que haces aquí y como es que esta destruido todo esto???

Tofavía permanecía extrañado por la situación, fue entonces cuando un grito me devolvió a la cruda realidad y reparé en que alrededor de mi y aquél lugar en llamas había un gran cúmulo de personas que observaban con asombro, cientos de personas, humanos y gyojins me miraban extrañados y alguno parecía temeroso.

Fui recorriendo la mirada por el cúmulo de gente hasta que me detuve en un tipo que agachó su mano para coger lo que parecía un periódico, el cual se puso a ojear. Este hombre comenzó a temblar de un modo realmente extraño, sin moverse siquiera las hojas resbalaron de sus manos y pude entonces divisar unos ojos abiertos como platos, una mirada perdida al frente que juntandolo a sus labios separados con la boca entreabierta reflejaban un profundo temor.

Movió los labios, al parecer dijo algo que no pude llegar a escuchar, mas todos alrededor se giraron hacia él. En cuestión de un instante todos comenzaron a correr y cundió el pánico en aquél lugar, mas entre la gente pude divisar un rostro conocido, un rostro que se aproximaba hacia mi directamente. El semi-gigante y, cómo no, mi gran nakama Dain se encontraba en aquél lugar y venía de frente a mi hablándome.

- JUOJUOJUO, que extraña casualidad -me dijo mientras me posaba su mano en el hombro- ¿¿Que haces aquí y como es que esta destruido todo esto???

Durante un instante no supe cómo reaccionar, tan solo le observaba directamente con la mirada fija y un rostro de seriedad que daba la sensación de que esa persona que miraba no era yo. Si Dain se fijaba observaría que mi ojo izquierdo ya no era el mismo, sino que había cambiado su forma. El iris había variado su forma y poseía la misma forma que el contorno exterior de los párpados, además su color se había tornado blando. La pupila se había reducido mínimamente, mas si se fijaba en el otro ojo se podía distinguir fácilmente. El exterior del iris, generalmente de un color blanco, se había vuelto de un tono grisáceo tan oscuro que se confundía con el negro. Aun todavía con el cambio de este ojo mi visión no se había alterado, o por lo menos no lo notaba en ese momento. Mi ojo izquierdo continuaba igual que siempre.

Volví a la realidad y me dí cuenta de que Dain aguardaba una respuesta, cómo no, le contesté.

- Me asombra verte por aquí Dain, si que es una casualidad -Me giré al destrozo a mi espalda y le devolví la mirada a Dain nuevamente-. No se que ha ocurrido aquí, acabo de llegar... o eso creo, realmente me ha ocurrido algo muy extraño.

La gente ya se había replegado, y los pocos que quedaban todavía corrían sin rumbo fijo alejándose de la zona. Observé directamente a Dain sin variar mi rostro en lo más mínimo. Por detrás el fuego no paraba de crecer, mas no me importaba lo que en este lugar ocurriese.

Otro había aparecido, y al parecer era amigo de este preso fugado. Miré en mi libro y allí estaba, Dain... con 69.000.000 de berries de recompensa, todo se estaba poniendo aún mas feo. Un enfrentamiento frontal no era para nada una opción, sin embargo tenía que intentar aunque fuese hacerme con alguno de ellos, para así poder llevarme algo de recompensa. Miré a la gran columna de humo que estaba generando el incendio, mientras veía como subía el humo, me percaté de que el cielo se estaba encapotando, así que pude advertir que empezaría a llover en mas o menos unos 15 minutos.

Estaba desconcertado la verdad, no sabía ni como había llegado hasta allí aquel individuo y encima tenía compañía la cual acarreaba aun más problemas. Un pequeño murmullo se escuchaba de una de las ventanas, me acerqué al escuchar que hablaban del incendio de la casa. Eran un hombre y lo que viene a ser su esposa, esta estaba casi llorando del susto y del miedo, mientras que su marido le preguntaba que había ocurrido.

- Ha sido horroroso- casi empieza a llorar.- Calló del cielo atravesando la casa, al parecer el mercader tenía allí guardada toda su pólvora y por ello empezó a arder todo, menos mal que no había nadie cerca, si no hubiese muerto- empezó a llorar.- Y luego es ese preso del Impel Down, cariño que miedo he pasado.

Me alejé de la ventana, ya sabía lo que necesitaba. Volví a observar a los dos sujetos desde mi escondite imperceptible, estaban de pie ablando, parecía que llevaban tiempo sin verse. Decidí actuar. Puesto que no me conocía nadie, ellos no podían conocer mis auténticos propósitos, por lo que salí del callejón como si estuviera paseando tránquilamente. Al entrar en la callé miré a todos lados de forma extrañada y luego al edificio en llamas con la misma cara de asombro.

- Buenas- sonreí de la forma más natural del mundo.- ¿Sabéis lo que a ocurrido aquí?

La primera gota calló en la punta de mi sombrero.