Helado-chan
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Nocturne93 Vs Ichigo
Skypiea: Isla en el cielo que fue transportada por una corriente marina vertical, una isla con muchas riquezas y muchos misterios sueltos. La parte principal y original de Skypiea es Angel Island. Contiene todo casa de los habitantes y es hogar del famoso Lovely Street. Existe un muelle así como casas, tiendas y las boinas blancas. Angel Island se hace de las nubes de la isla. La otra parte de Skypiea es Upper Yard esta fue arrojada al cielo por la Knock-Up Stream. Upper Yard es el hogar tanto de los guardianes del Dios y el dios actual de Skypiea, que sirve realmente más como gobernador. Se prohíbe caminar sobre Upper Yard, pues se considera " tierra sagrada". Los árboles y los animales en Upper Yard han crecido enormes, debido a la disminución de la atmósfera . Las ruinas de Shandora permanecen aquí, con Giant Jack atravesandolo a través del centro.
Turnos: Nocturne93 - Ichigo - Nocturne93 - Ichigo...
Moderadores: Ryusen & Elizabeth
*Se le salta el turno al que pasadas 48 horas no haya posteado.
*Ambos lucharán al mismo nivel, siendo este el del user con mayor nivel.
*Las mejoras del personaje son las mismas, siendo modificado solo las profesiones y el rukushiki si se es del CP.
*Se emplea el rol de la vieja escuela, nada de nomenclaturas.
*El ganador será decidido por derrota del adversario.
*Si gana Nocturne se lleva 500 de exp.
*Si gana Ichigo se lleva 100.000 berries y 1000 de exp.
Nocturne93
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De pronto desperté sin saber que diantres había ocurrido. ¿Donde diantres me encontraba? Me incorporé, sentía mi cuerpo humedecido pero a la vez seco, mis ropas estaban algo mojadas, no obstante no me sentía afectado por el salitre del agua de mar. Debe de ser que o no era agua de mar o...
Me llevé un susto enorme cuando me incorporé y observé mi cuerpo completamente desnudo allí en mitad de... ¿Una nube? Me quedé mirándome las manos y me di un golpe en la frente con la palma de mi mano. La cabeza se me cayó hacia atrás. No, no estaba durmiendo todavía, de ser así me habría despertado al momento. ¿Tanto había bebido la noche anterior que acabé despelotado en mitad de una nube?
Me levanté algo confuso, no muy lejos de allí había una persona con una cesta por delante que le tapaba el rostro y medio cuerpo. Venía hacia mí... Y yo completamente desnudo. ¿Que mierdas había pasado aquí? Me dejé caer de nuevo y me hice el dormido, no obstante me tumbé boca abajo. Podría haberle robado la ropa a esa persona, pero quería saber que hacía una persona como ella por allí, por lo que esparía a que pasase de largo y desde detrás le inmovilizaría para que no contemplase mi cuerpo desnudo completamente... Aunque me vería de espaldas tumbado en la nube.
Todo mi plan a la mierda. Cuando llegó a mi posición aquella persona resultó ser una mujer, justo lo que menos deseaba encontrarme. Abrí los ojos lentamente y pude observar como aquella mujer dejaba las ropas allí cerca de mí y se marchaba, pero no se iba muy lejos la muy... Se alejó unos metros y se sentó observando lo que parecía el horizonte. Entonces me di cuenta que no era una nube exactamente, si lo era, pero habían otras cosas, colinas y montañas, a lo lejos había lo que parecía un pedazo de tierra.
¿Acaso había ascendido a Skypiea? La gran isla del cielo, a la cual pocas personas llegan a salvo. Ahora lo recordaba, estaba navegando a la deriva en mi bote, me aproximaba a la isla de Jaya, cuando de pronto en mitad de la noche noté una gran presión por debajo de mí, de lo repentino perdí el conocimiento por el susto y el increíble y radical cambio de trayectoria que ejecutó mi bote. Lo que no supe es cómo conseguí sobrevivir a aquello.
Levanté un poco la cabeza, la mujer seguía allí, y para colmo era bella. Volví a agachar la cabeza y lo mandé todo al carajo. Me levanté como si allí no hubiese nadie y me quedé mirando las ropas... Eran mis propias ropas, incluídos mi cinturón y mi brazalete de los bijuu, comencé a ponerme la ropa mientras veía a la mujer observar mi cuerpo sin cortarse un pelo, aunque algo ruborizada. En cuanto terminé de vestirme tragó saliba y salió corriendo por donde había venido.
- ¿Que diantres le pasa a ésta tía? No le importa verme desnudo pero en cuanto me visto sale corriendo...
No me importó, traté de comunicarme con Raijuu para preguntarle que había ocurrido. En efecto me afirmó lo que ya sabía sobre mi llegada a éste lugar, y también me comentó que aquella mujer me había salvado la vida, a mí y a Raijuu y Sokou, había cogido mis ropas para secarlas, y si no me había llevado a mí era por que era muy pesado para ella. Lo extraño fue que saliese corriendo de esa forma.
Aquello me dejó intrigado, por lo cual decidí ir en su busca tranquilamente, al fin y al cabo tenía a Sokou y Raijuu para guiarme hasta la casa de esa mujer, la cual era joven, tal vez tuviese mi misma edad o algún año menos. Necesitaba alguien que me ayudase a guiarme por Skypiea y me dijese cómo podría descender de nuevo a Jaya. Tranquilamente comencé a caminar siguiendo las direcciones de mis camaradas los bijuu.
Me llevé un susto enorme cuando me incorporé y observé mi cuerpo completamente desnudo allí en mitad de... ¿Una nube? Me quedé mirándome las manos y me di un golpe en la frente con la palma de mi mano. La cabeza se me cayó hacia atrás. No, no estaba durmiendo todavía, de ser así me habría despertado al momento. ¿Tanto había bebido la noche anterior que acabé despelotado en mitad de una nube?
Me levanté algo confuso, no muy lejos de allí había una persona con una cesta por delante que le tapaba el rostro y medio cuerpo. Venía hacia mí... Y yo completamente desnudo. ¿Que mierdas había pasado aquí? Me dejé caer de nuevo y me hice el dormido, no obstante me tumbé boca abajo. Podría haberle robado la ropa a esa persona, pero quería saber que hacía una persona como ella por allí, por lo que esparía a que pasase de largo y desde detrás le inmovilizaría para que no contemplase mi cuerpo desnudo completamente... Aunque me vería de espaldas tumbado en la nube.
Todo mi plan a la mierda. Cuando llegó a mi posición aquella persona resultó ser una mujer, justo lo que menos deseaba encontrarme. Abrí los ojos lentamente y pude observar como aquella mujer dejaba las ropas allí cerca de mí y se marchaba, pero no se iba muy lejos la muy... Se alejó unos metros y se sentó observando lo que parecía el horizonte. Entonces me di cuenta que no era una nube exactamente, si lo era, pero habían otras cosas, colinas y montañas, a lo lejos había lo que parecía un pedazo de tierra.
¿Acaso había ascendido a Skypiea? La gran isla del cielo, a la cual pocas personas llegan a salvo. Ahora lo recordaba, estaba navegando a la deriva en mi bote, me aproximaba a la isla de Jaya, cuando de pronto en mitad de la noche noté una gran presión por debajo de mí, de lo repentino perdí el conocimiento por el susto y el increíble y radical cambio de trayectoria que ejecutó mi bote. Lo que no supe es cómo conseguí sobrevivir a aquello.
Levanté un poco la cabeza, la mujer seguía allí, y para colmo era bella. Volví a agachar la cabeza y lo mandé todo al carajo. Me levanté como si allí no hubiese nadie y me quedé mirando las ropas... Eran mis propias ropas, incluídos mi cinturón y mi brazalete de los bijuu, comencé a ponerme la ropa mientras veía a la mujer observar mi cuerpo sin cortarse un pelo, aunque algo ruborizada. En cuanto terminé de vestirme tragó saliba y salió corriendo por donde había venido.
- ¿Que diantres le pasa a ésta tía? No le importa verme desnudo pero en cuanto me visto sale corriendo...
No me importó, traté de comunicarme con Raijuu para preguntarle que había ocurrido. En efecto me afirmó lo que ya sabía sobre mi llegada a éste lugar, y también me comentó que aquella mujer me había salvado la vida, a mí y a Raijuu y Sokou, había cogido mis ropas para secarlas, y si no me había llevado a mí era por que era muy pesado para ella. Lo extraño fue que saliese corriendo de esa forma.
Aquello me dejó intrigado, por lo cual decidí ir en su busca tranquilamente, al fin y al cabo tenía a Sokou y Raijuu para guiarme hasta la casa de esa mujer, la cual era joven, tal vez tuviese mi misma edad o algún año menos. Necesitaba alguien que me ayudase a guiarme por Skypiea y me dijese cómo podría descender de nuevo a Jaya. Tranquilamente comencé a caminar siguiendo las direcciones de mis camaradas los bijuu.
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Mientras toco el piano y entono una bella y armoniosa melodía, observo como tres sujetos entran a la taberna, dos hombres acompañados por Iku, una de mis nakamas, alguien a quien tengo mucho aprecio y por quien me preocupo y arriesgo. Parece ser que no son hostiles, sino todo lo contrario, buena gente que la trata amablemente, algo que puedo comprobar cuando uno de ellos, el primero en entrar se sienta junto al escenario y tras elogiar mi interpretación me invita a comer junto a ellos, una breve sonrisa se esboza en mi rostro, aunque esta apenas se ve debido a la máscara de la musa que cubre mi rostro.
Cada cual tiene un tema de conversación, uno de los jóvenes le habla de Kirito, un sujeto que antaño había luchado en defensa de Iku, eso no lo olvido, le debo una a ese muchacho, que al parecer, es una persona noble a pesar de su condición de pirata, eso le honra a mi parecer pero su condición de pirata puede generar futuros enfrentamientos entre ambos. Me siento a pie de escenario, muy cerca de la mesa y le digo al tabernero
Para mí 7 botellas de sake por favor
Luego mirando al joven que elogi Un gélido viento me despierta de un complejo sueño, alegrías, tristezas, todo mezclado en un sueño envuelto en memorias y recuerdos. Mi rostro muestra claros indicios de cansancio, seguramente debido a falta de sueño e insomnio, últimamente apenas duermo, no sé qué diantres sucede pero no logro conciliar el sueño. Me levanto con cierta pesadez debido al cansancio. Me encuentro en mi habitación, un lugar con una temperatura agradable normalmente, ahora está sumida en una fría y gélida temperatura, recordándome a las temperaturas de las islas invernales como el Reino de Drum. Mi cuerpo enfundado en mis negros ropajes y mi rostro cubierto por una blanca máscara de forma anómala, similar al rostro de un titán, algunas zonas sombreadas, su dentadura prominente con dos colmillos enormes. Mi mente cerrada en un mundo paralelo, centrada en un sentimiento de rabia y dolor.
Mis pasos sigilosos y pesados se dirigen a un armario discreto que se confunde con la pared y lo abro, de allí cojo una guitarra negra con forma extraña, mi Ancient Guitar, cuelgo la guitarra a mi espalda y golpeo el lateral derecho de la parte interior del armario con los nudillos un par de veces provocando que el fondo falso desvelara las estanterías con mis katanas. Cojo todas y me las cuelgo en la cintura y en la espalda, lo típico en mí, un hombre de costumbres a la hora de llevar las cosas pero imprevisible en combate. Me giro ágilmente y me dirijo a una zona de la pared cercana a la ventana y dibujo en el muro una triqueta celta, la fuerza de los tres, el símbolo que cumple el set bannin, anillos, guantes, katana. Una leve brisa de aire gélido, más que la masa de aire de la habitación, anuncia la apertura de un paso en los muros de la habitación, un paso a los pasadizos del gremio, pasadizos que solo yo conozco de momento, en un futuro enseñaré a los miembros del gremio esos pasadizos y la clave para acceder a ellos.
Ese pasadizo me lleva directamente a la galería de prácticas, lugar en el cual hay un secreto bien guardado, una entrada a los muelles de emergencia, una entrada que funciona de salida. Efectiva para emboscadas marinas. Camino lentamente hasta una esquina en la parte sudeste de la galería, una vez allí dibujo nuevamente el mismo símbolo, la triqueta celta. Una brisa marina, mezclada con el gélido frío que reina en el exterior congelaría hasta el mismo infierno. Me desplazo por un angosto y oscuro pasillo que lleva a los muelles, un sonido de olas anuncia mi cercanía a los muelles, mi mirada fija en el final del pasillo, una tenue luz anuncia la llegada de la salida de este angosto pasadizo. Diez minutos pasan y la luz abruma mis ojos, y un gélido aire recorre mi cuerpo provocándome un escalofrío. Mis pelos se ponen como si de agujas se tratasen, mi piel se recubre de una capa de pequeños bultos, como si la piel se convirtiera en escamas.
Salgo del oscuro pasillo y doy a un muelle de madera noble, aunque algo vieja, esto se hace notable en cuanto caminas sobre el muelle, a cada paso le acompaña un crujido de la madera. Unos cuantos barcos se encuentran atracados en el muelle del gremio, hay embarcaciones para todo tipo de viajes: solitarios, de pareja, grupales o de todo el gremio. Yo ahora cogeré una embarcación media para viajes en solitario o por grupos de tres personas, no me hace falta más espacio que ese para viajar cómodo.
Nada más subir al pequeño barco me dirijo a la cocina, más bien a la despensa a comprobar la cantidad de provisiones de la que dispongo para el viaje, al llegar veo que apenas hay un par de barriles de agua, uno de sake y unos pocos panes y frutas, algo escaso.
Me dará para un día o dos de viaje no más
Pienso mientras me dirijo a popa a desamarrar el barco del muelle y zarpar para así poder seguir con mi investigación. Me dirijo al timón a poner rumbo a Ohara, la isla donde se encuentra la mayor biblioteca del mundo, una parada necesaria en mi investigación, he de encontrar información sobre un tramo de la historia, algo que me llevará hasta el origen de todo un cúmulo de sucesos en mi isla natal, un grupo de gente que se hacen llamar Hell Nightmare se dedican a destrozar la isla preguntando por mí, no se sabe de dónde sacaron que yo podría darles información sobre el siglo perdido, al menos eso es lo que se dice en la carta que me llegó la noche anterior de una vieja conocida.
Repaso mentalmente el contenido de la carta mientras me siento en la base del mástil observando el cielo, las nubes moverse, el sol colarse entre las nubes cuando puede, la bandera del gremio ondeando al ritmo que le marca el viento. Mi guitarra apoyada en mi regazo descansa tranquilo, mis katanas pegadas a mí, nunca me las quito. Cojo la guitarra en manos, paso la correa por mi cabeza y me lo cuelgo colocándolo en posición para tocar, algo que siempre hacía en situaciones sin nada que hacer o cuando mi alama lo reclama. Esta vez toco una melodía triste y sincera, mi alma guía mis dedos y mi voz con la canción que interpreto.
El barco sale al mar mientras yo sigo con la música en la cabeza y en el alma, mi cuerpo rendido a la expresión de sentimientos en un conjunto de notas formando una melodía, una letra que refleja la complejidad del sentimiento de un alma rota, los miles de trozos de mi alma entonan la misma canción a coro, mientras otros interpretan la parte instrumental, todo ello se reúne en mi interpretación. Algo sublime, el mar abierto, libertad, alegrías, penas, dolor, superación. Todo es posible más allá de la fina línea del horizonte, la eterna meta de los soñadores que se hacen a la mar, lograr ir más allá que la línea del horizonte en busca de un sueño, muchas veces absurdo y casi imposible si no imposible, pero por el cual son capaces de entregar su propia vida.
Yo no me excluyo de esos atrevidos soñadores, mi meta es clara, ser reconocido como el mejor cazador de recompensas y espadachín del mundo, para ello tendré que vencer a todo espadachín que se me cruce y dar caza a los más temibles piratas y revolucionarios del mundo. Mis ojos negros fijos en el cielo, un río de lágrimas corren por mis mejillas, oculto por la máscara que cubre mi rostro, mi memoria me lleva a los días en los que mi gente vivía, en los que jugaba alegremente con mi hermanita, con mis primos y amigos, todos juntos, todo eso antes de un fatídico día, un día en el que una banda de piratas arrasó mi isla, y en el proceso mató a casi todos los míos, pocos sobrevivimos, yo me hice caza para volverme aún más fuerte de lo que era y sacarle provecho al regalo de mis convecinos y mentores.
El cielo empieza a encapotarse, mi rostro atento a todo lo que sucede alrededor de mi sonríe levemente, me levanto lentamente y me dirijo a una habitación en el interior del barco, un cuarto pequeño, con una pequeña mesa con algunos libros, mis libros de consulta, libros que tengo repartidos por todos los barcos diversas copias por si los necesito. Así paso varias horas tocando acordes con la guitarra mientras observo el cielo a través de la única ventana de la habitación, el cielo sigue encubierto pero el ambiente es más oscuro, siniestro podría decirse. La noche se acerca, lo que extrañamente me recuerda una canción, por lo que mis dedos solos se ponen a tocarla.
El viaje se hace movido a la noche, mi descanso perturbado por olas que zarandean el barco de un lado al otro y el crujir de la madera anunciando un posible destrozo y una posibilidad de hundirse, lo que sería un problema para mí, por suerte todos y cada uno de los barcos del gremio están reforzados con una capa de cinco centímetros de acero, esto hace que aguanten mejor el oleaje y demás violencias del mar.
Vaya, nunca pensaría que los refuerzos de acero en los barcos fuesen a servir realmente para algo
Pienso mientras trato de dormir o simplemente descansar entre tanto jaleo y barullo. Mi mente dormida viaja en memorias y estrategias, hilando ataques a defensas y esquivas, elaborando un plan de combate complejo y seguro para evitar daños y asegurarme el mayor porcentaje de éxito posible, así pasan las horas hasta que al alba la luz que penetra por la pequeña ventana me despierta haciéndome levantar de la cama rascándome la cabeza en mitad de un bostezo, al fin logro dormir como es debido, me hacía ya falta descansar bien.
10 horas después
Me encuentro en la proa del barco, un espléndido mascarón con forma de leviatán anuncia el poder que posee nuestro gremio, así que aquí me hallo, oteando el horizonte buscando una isla, mis cálculos anteriores me dan poca esperanza para lograr alcanzar Ohara de una tirada, un día ha pasado y la bodega está casi vacía, un problema serio, pues si muero antes de resolver ese problema me torturaré incluso muerto.
Al cabo de unos treinta minutos en el horizonte se ve una isla, mi salvación, pongo rumbo a la isla con un giro rápido de timón, lo que hace que el barco se tambalee un poco mientras se pone rumbo a la isla, no sé qué isla será ni qué clase de habitantes, fauna y flora tendrá, lo único que sé es que necesito parar para reponer provisiones de lo contrario mi viaje se haría aún más problemático de lo que ya era al viajar sin navegante por los mares de este mundo.
Pasan las horas y la isla está cada vez más cerca, sé de buena mano que un barco desconocido suele ser recibido con desconfianza e incluso con temor a que sea pirata, a no ser que porte la bandera de la marina ondeando en el mástil, cosa que en mi barco jamás se hallaría, debido a mi odio a la marina. Paro el barco a un par de quilómetros de la playa y lanzo un bote al mar sobre el cual salto ágilmente y empiezo a remar hasta la isla.
Pasa el tiempo y tras unos cuarenta y cinco minutos remando llego a la costa de la isla, una playa de arena fina, el nivel del mar es relativamente bajo y las olas rompen a una distancia considerable de la orilla, una playa tranquila y serena, ideal para descansar y relajarse pero yo no tengo tiempo para tal cosa, he de prepararme para seguir el viaje por lo que nada más llegar a la orilla escondo el bote en un rincón donde nadie pueda encontrarlo, al menos no con facilidad, y me pongo en marcha, rumbo a la ciudad.
Justo al final de la playa se encuentra una ciudad, tras la cual se observa un bosque y dos pequeñas montañas, estoy en la Isla de Dawn, isla natal de Monkey D. Luffy el rey de los piratas. Nada más poner un pie en la ciudad ya es posible percibir la esencia que en ella dejó Luffy en su estancia en ella, un ambiente tranquilo e incluso alegre se respira en el lugar. Dirijo mis pasos a la taberna más cercana, a unos cinco minutos del comienzo de la playa hay una taberna que al parecer es de las mejores pues nada más acercarme escucho el barullo de adentro, típico en las tabernas y más si está a rebosar.
Abro la puerta y un leve chirrido anuncia mi presencia, algo que no me molesta, no voy con ánimos ofensivos por lo que me dirijo a la barra a sentarme en una silla vacía, algo rápido y sin mucho problema, mirando alrededor veo que todos sonríen, charlan, juegan. Algunos conversan a un tono de voz bastante elevado, otros utilizan algo más sutil y discreto, la variedad de comportamientos de la tasca denota lo agradable que debe ser vivir en aquél lugar y lo tolerante que debe ser el camarero. En esto se acerca un hombre de estatura media, complexión algo delgada pero no excesivamente delgada, de cabellos color de oro y ojos color miel. Eso sumado a su pálida tez le da un aspecto frágil y gentil al hombre, el cual se dirige a mi persona con un tono agradable y educado
¿Qué desea caballero?
Mi mente algo aturdida por todo lo que observo y por el trato del camarero tarda unos segundos en reaccionar y con un tono gentil y educado le respondo
Pues… me gustaría un plato de carne con guarnición, caliente a ser posible y la carne en su punto, una jarra de sake y provisiones para un mes de viaje a ser posible.
El tabernero sonríen y se retira a la cocina, seguramente sería también el cocinero, mientras me traen mi pedido me dedico a analizar el local, es un local limpio, bien iluminado, con un buen ambiente. Un lugar en el cual pasar un rato tomándose unas copas es algo agradable y no una arriesgada aventura. Mis pensamientos se ven rotos por una voz femenina, casi infantil llamándome, busco con la mirada aquel que produce tan dulce voz y en un momento agacho la mirada y veo a un joven infante de unos 9 años mirarme con unos espléndidos ojos negros, me recuerdan a un viejo amigo. El infante señala mi guitarra, la cual se halla a mi espalda como de costumbre, y me dice
Disculpe señor, pero… ¿podría tocar y cantar algo para nosotros? Es que hace tiempo que no se escucha música por este bar y siempre nos ha gustado.
Miro a aquellos inocentes ojos que no temen a mi expresión oculta por una máscara, un valor que admiro y que siempre admiraré, así soy yo, valiente sin temor a lo que pueda pasar, si he de arriesgar mi vida en pos de mi sueño lo haré, al igual que si por salvar un nakama arriesgo mi vida, lo mismo, no dudo ni un momento en ayudar a un amigo.
Claro que sí pequeño, dime cómo te llamas para dedicártela, ¿o prefieres que se la dedique a alguien?
Respondo con un tono risueño con una sonrisa que se refleja en mi comportamiento, no estoy tenso como suelo estar al entrar en una taberna, aquí el tabernero es buena gente y los comensales son tranquilos, no tengo porque preocuparme, el joven me responde con premura
Me llamo Rai, y quiero dedicar una balada a mi madre, quien ahora no se encuentra pero que me salvó la vida después de habérmela dado
Mi rostro se quiebra por un momento, su dedicatoria es noble y honorable, es extraño encontrar a gente como él en este mundo actualmente, pero como siempre nadie puede definir un hecho en base a una muestra del total, este joven me devuelve la esperanza y confianza en la humanidad.
¿Dónde está tu madre Rai?
Respondo mientras me acuerdo de un viejo amigo, Ray, compañero de faenas en la escuela de música, su recuerdo arde en mi pecho, por él tocaré esa balada, por él y por todos los demás, la respuesta del joven es chocante, no me lo puedo creer
Mi madre murió hará hoy dos años, una banda pirata atacó el pueblo y mi madre los entretuvo para que yo pudiera escapar y esconderme
Mi alma quebrada se reconoce en aquella joven e inocente mirada, mucho hace teniendo aún esa inocencia en la mirada al mismo tiempo que una madurez tremenda al asumir ese hecho con tanta fuerza y poder seguir viviendo como si no hubiese ocurrido tal desgracia, me levanto y digo al joven
Acompáñame al escenario, tocaré contigo al lado
Dicho eso me pongo en camino a un pequeño y modesto escenario, pero que consta con todo lo necesario, una silla, una mesa y ya. Subo una silla más al escenario para que el joven Rai se siente a mi lado, subo tranquilo y silencioso al escenario tras el joven Rai, una vez allí me siento, acomodo la guitara para tocar pero antes digo unas palabras
Damas, caballeros e infantes, tengo el honor de cumplir con la petición del joven Rai quien me pidió que dedicara una balada a su difunta madre y espero que les guste.
Tras lo cual empiezo a rasgar las cuerdas de mi guitarra y a cantar una dulce y suave melodía, algo maravilloso, alegre y triste a la vez, esperanzador y resplandeciente, todo envuelto en un aire de paz y armonía para culminarlo todo.
Durante los cuatro minutos y treinta y cinco segundos que dura la canción lo único que se escucha es mi guitarra y mi voz, todo lo demás en silencio, los ojos de aquellos que escuchan la canción brillando humedecidos y los ojos del pequeño Rai más húmedos que el de cualquiera, algo normal, la canción va dedicada a su madre. Al finalizar la canción todos aplauden con fuerza y un principio de lágrimas en los ojos, algo sublime, mis ojos derraman un par de lágrimas mientras el maitre me llama
Disculpe señor, su comida está lista, ahora le preparo lo demás, por cierto magnífica actuación, hace tiempo que esta gente no aplaude así, el pedido será gratis
Bajo del escenario y le dejo una nota al infante en su chaqueta, no quiero que nada malo le pase por ello en la nota está escrito
Me acerco a la barra y me siento a comer mientras espero a que el camarero me traiga el resto que es lo que llevaré en mi viaje a Ohara. El filete es una delicia y el sake inmejorable, termino de comer al mismo tiempo que el tabernero me entrega lo pedido con una sonrisa.
Muchas gracias, volveré para daros otro concierto más adelante
Digo mientras salgo por la puerta a paso ligero y lo más sigiloso posible, mis paso ágiles se deslizan por las calles hasta llegar a la playa, sus finos granos de arena blanca se resbalan bajo mis pies a cada paso que doy, el suave ir y venir de las olas humedecen unos 3 metros de arena antes de que el agua empiece a tomar control. Cojo el bote de donde está y me hago al mar con todo lo ganado en esta corta pero fructuosa visita a la isla originaria del rey de los piratas.
Tras cuarenta y cinco minutos remando llego al barco, al llegar subo al barco con todo lo que hay en el bote y el bote. Me dirijo a la bodega dejando la comida y el sake en ella y luego a mi cuarto, es ya casi de noche, de modo que me tumbo en la cama para tratar de dormir un poco durante la noche para poder estar fresco por la mañana para mantener todo en orden.
1 semana después
Pasa una semana y me despierto lentamente en una isla, esta isla es algo extraña el suelo es blanco, de textura y forma similar a la de las nubes. Me incorporo lentamente mientras observo todo a mi alrededor, un bosque de árboles enormes se extiende a mi alrededor. Me apoyo en un árbol que se encuentra a mi espalda, algo curioso, me suena este lugar, una isla de nubes con algunos tramos de tierra y colinas, la isla del cielo, Skypea.
Me levanto y empiezo a caminar tranquilamente en busca de alguna información sobre cómo había llegado a aquél lugar, y porqué de mi estancia allí.
- máscara de la musa:
- [img][/img]
Cada cual tiene un tema de conversación, uno de los jóvenes le habla de Kirito, un sujeto que antaño había luchado en defensa de Iku, eso no lo olvido, le debo una a ese muchacho, que al parecer, es una persona noble a pesar de su condición de pirata, eso le honra a mi parecer pero su condición de pirata puede generar futuros enfrentamientos entre ambos. Me siento a pie de escenario, muy cerca de la mesa y le digo al tabernero
Para mí 7 botellas de sake por favor
Luego mirando al joven que elogi Un gélido viento me despierta de un complejo sueño, alegrías, tristezas, todo mezclado en un sueño envuelto en memorias y recuerdos. Mi rostro muestra claros indicios de cansancio, seguramente debido a falta de sueño e insomnio, últimamente apenas duermo, no sé qué diantres sucede pero no logro conciliar el sueño. Me levanto con cierta pesadez debido al cansancio. Me encuentro en mi habitación, un lugar con una temperatura agradable normalmente, ahora está sumida en una fría y gélida temperatura, recordándome a las temperaturas de las islas invernales como el Reino de Drum. Mi cuerpo enfundado en mis negros ropajes y mi rostro cubierto por una blanca máscara de forma anómala, similar al rostro de un titán, algunas zonas sombreadas, su dentadura prominente con dos colmillos enormes. Mi mente cerrada en un mundo paralelo, centrada en un sentimiento de rabia y dolor.
- Máscara de Nnoitra:
Mis pasos sigilosos y pesados se dirigen a un armario discreto que se confunde con la pared y lo abro, de allí cojo una guitarra negra con forma extraña, mi Ancient Guitar, cuelgo la guitarra a mi espalda y golpeo el lateral derecho de la parte interior del armario con los nudillos un par de veces provocando que el fondo falso desvelara las estanterías con mis katanas. Cojo todas y me las cuelgo en la cintura y en la espalda, lo típico en mí, un hombre de costumbres a la hora de llevar las cosas pero imprevisible en combate. Me giro ágilmente y me dirijo a una zona de la pared cercana a la ventana y dibujo en el muro una triqueta celta, la fuerza de los tres, el símbolo que cumple el set bannin, anillos, guantes, katana. Una leve brisa de aire gélido, más que la masa de aire de la habitación, anuncia la apertura de un paso en los muros de la habitación, un paso a los pasadizos del gremio, pasadizos que solo yo conozco de momento, en un futuro enseñaré a los miembros del gremio esos pasadizos y la clave para acceder a ellos.
- Ancient Guitar:
Ese pasadizo me lleva directamente a la galería de prácticas, lugar en el cual hay un secreto bien guardado, una entrada a los muelles de emergencia, una entrada que funciona de salida. Efectiva para emboscadas marinas. Camino lentamente hasta una esquina en la parte sudeste de la galería, una vez allí dibujo nuevamente el mismo símbolo, la triqueta celta. Una brisa marina, mezclada con el gélido frío que reina en el exterior congelaría hasta el mismo infierno. Me desplazo por un angosto y oscuro pasillo que lleva a los muelles, un sonido de olas anuncia mi cercanía a los muelles, mi mirada fija en el final del pasillo, una tenue luz anuncia la llegada de la salida de este angosto pasadizo. Diez minutos pasan y la luz abruma mis ojos, y un gélido aire recorre mi cuerpo provocándome un escalofrío. Mis pelos se ponen como si de agujas se tratasen, mi piel se recubre de una capa de pequeños bultos, como si la piel se convirtiera en escamas.
Salgo del oscuro pasillo y doy a un muelle de madera noble, aunque algo vieja, esto se hace notable en cuanto caminas sobre el muelle, a cada paso le acompaña un crujido de la madera. Unos cuantos barcos se encuentran atracados en el muelle del gremio, hay embarcaciones para todo tipo de viajes: solitarios, de pareja, grupales o de todo el gremio. Yo ahora cogeré una embarcación media para viajes en solitario o por grupos de tres personas, no me hace falta más espacio que ese para viajar cómodo.
Nada más subir al pequeño barco me dirijo a la cocina, más bien a la despensa a comprobar la cantidad de provisiones de la que dispongo para el viaje, al llegar veo que apenas hay un par de barriles de agua, uno de sake y unos pocos panes y frutas, algo escaso.
Me dará para un día o dos de viaje no más
Pienso mientras me dirijo a popa a desamarrar el barco del muelle y zarpar para así poder seguir con mi investigación. Me dirijo al timón a poner rumbo a Ohara, la isla donde se encuentra la mayor biblioteca del mundo, una parada necesaria en mi investigación, he de encontrar información sobre un tramo de la historia, algo que me llevará hasta el origen de todo un cúmulo de sucesos en mi isla natal, un grupo de gente que se hacen llamar Hell Nightmare se dedican a destrozar la isla preguntando por mí, no se sabe de dónde sacaron que yo podría darles información sobre el siglo perdido, al menos eso es lo que se dice en la carta que me llegó la noche anterior de una vieja conocida.
Carta escribió:Hola Ichigo,
Has de ayudarnos, nadie sabe el porqué, pero desde hace un par de semanas una gente muy extraña anda por la isla buscándote, han destrozado la casa de tus padres, y a punto estuvieron de matar a mis tíos por decirles que no sabían dónde encontrarte, sé que dijiste que tardarías en volver a vernos, pero te necesitamos, ven rápido.
Repaso mentalmente el contenido de la carta mientras me siento en la base del mástil observando el cielo, las nubes moverse, el sol colarse entre las nubes cuando puede, la bandera del gremio ondeando al ritmo que le marca el viento. Mi guitarra apoyada en mi regazo descansa tranquilo, mis katanas pegadas a mí, nunca me las quito. Cojo la guitarra en manos, paso la correa por mi cabeza y me lo cuelgo colocándolo en posición para tocar, algo que siempre hacía en situaciones sin nada que hacer o cuando mi alama lo reclama. Esta vez toco una melodía triste y sincera, mi alma guía mis dedos y mi voz con la canción que interpreto.
- Canción:
El barco sale al mar mientras yo sigo con la música en la cabeza y en el alma, mi cuerpo rendido a la expresión de sentimientos en un conjunto de notas formando una melodía, una letra que refleja la complejidad del sentimiento de un alma rota, los miles de trozos de mi alma entonan la misma canción a coro, mientras otros interpretan la parte instrumental, todo ello se reúne en mi interpretación. Algo sublime, el mar abierto, libertad, alegrías, penas, dolor, superación. Todo es posible más allá de la fina línea del horizonte, la eterna meta de los soñadores que se hacen a la mar, lograr ir más allá que la línea del horizonte en busca de un sueño, muchas veces absurdo y casi imposible si no imposible, pero por el cual son capaces de entregar su propia vida.
Yo no me excluyo de esos atrevidos soñadores, mi meta es clara, ser reconocido como el mejor cazador de recompensas y espadachín del mundo, para ello tendré que vencer a todo espadachín que se me cruce y dar caza a los más temibles piratas y revolucionarios del mundo. Mis ojos negros fijos en el cielo, un río de lágrimas corren por mis mejillas, oculto por la máscara que cubre mi rostro, mi memoria me lleva a los días en los que mi gente vivía, en los que jugaba alegremente con mi hermanita, con mis primos y amigos, todos juntos, todo eso antes de un fatídico día, un día en el que una banda de piratas arrasó mi isla, y en el proceso mató a casi todos los míos, pocos sobrevivimos, yo me hice caza para volverme aún más fuerte de lo que era y sacarle provecho al regalo de mis convecinos y mentores.
El cielo empieza a encapotarse, mi rostro atento a todo lo que sucede alrededor de mi sonríe levemente, me levanto lentamente y me dirijo a una habitación en el interior del barco, un cuarto pequeño, con una pequeña mesa con algunos libros, mis libros de consulta, libros que tengo repartidos por todos los barcos diversas copias por si los necesito. Así paso varias horas tocando acordes con la guitarra mientras observo el cielo a través de la única ventana de la habitación, el cielo sigue encubierto pero el ambiente es más oscuro, siniestro podría decirse. La noche se acerca, lo que extrañamente me recuerda una canción, por lo que mis dedos solos se ponen a tocarla.
- Noche:
El viaje se hace movido a la noche, mi descanso perturbado por olas que zarandean el barco de un lado al otro y el crujir de la madera anunciando un posible destrozo y una posibilidad de hundirse, lo que sería un problema para mí, por suerte todos y cada uno de los barcos del gremio están reforzados con una capa de cinco centímetros de acero, esto hace que aguanten mejor el oleaje y demás violencias del mar.
Vaya, nunca pensaría que los refuerzos de acero en los barcos fuesen a servir realmente para algo
Pienso mientras trato de dormir o simplemente descansar entre tanto jaleo y barullo. Mi mente dormida viaja en memorias y estrategias, hilando ataques a defensas y esquivas, elaborando un plan de combate complejo y seguro para evitar daños y asegurarme el mayor porcentaje de éxito posible, así pasan las horas hasta que al alba la luz que penetra por la pequeña ventana me despierta haciéndome levantar de la cama rascándome la cabeza en mitad de un bostezo, al fin logro dormir como es debido, me hacía ya falta descansar bien.
10 horas después
Me encuentro en la proa del barco, un espléndido mascarón con forma de leviatán anuncia el poder que posee nuestro gremio, así que aquí me hallo, oteando el horizonte buscando una isla, mis cálculos anteriores me dan poca esperanza para lograr alcanzar Ohara de una tirada, un día ha pasado y la bodega está casi vacía, un problema serio, pues si muero antes de resolver ese problema me torturaré incluso muerto.
Al cabo de unos treinta minutos en el horizonte se ve una isla, mi salvación, pongo rumbo a la isla con un giro rápido de timón, lo que hace que el barco se tambalee un poco mientras se pone rumbo a la isla, no sé qué isla será ni qué clase de habitantes, fauna y flora tendrá, lo único que sé es que necesito parar para reponer provisiones de lo contrario mi viaje se haría aún más problemático de lo que ya era al viajar sin navegante por los mares de este mundo.
Pasan las horas y la isla está cada vez más cerca, sé de buena mano que un barco desconocido suele ser recibido con desconfianza e incluso con temor a que sea pirata, a no ser que porte la bandera de la marina ondeando en el mástil, cosa que en mi barco jamás se hallaría, debido a mi odio a la marina. Paro el barco a un par de quilómetros de la playa y lanzo un bote al mar sobre el cual salto ágilmente y empiezo a remar hasta la isla.
Pasa el tiempo y tras unos cuarenta y cinco minutos remando llego a la costa de la isla, una playa de arena fina, el nivel del mar es relativamente bajo y las olas rompen a una distancia considerable de la orilla, una playa tranquila y serena, ideal para descansar y relajarse pero yo no tengo tiempo para tal cosa, he de prepararme para seguir el viaje por lo que nada más llegar a la orilla escondo el bote en un rincón donde nadie pueda encontrarlo, al menos no con facilidad, y me pongo en marcha, rumbo a la ciudad.
Justo al final de la playa se encuentra una ciudad, tras la cual se observa un bosque y dos pequeñas montañas, estoy en la Isla de Dawn, isla natal de Monkey D. Luffy el rey de los piratas. Nada más poner un pie en la ciudad ya es posible percibir la esencia que en ella dejó Luffy en su estancia en ella, un ambiente tranquilo e incluso alegre se respira en el lugar. Dirijo mis pasos a la taberna más cercana, a unos cinco minutos del comienzo de la playa hay una taberna que al parecer es de las mejores pues nada más acercarme escucho el barullo de adentro, típico en las tabernas y más si está a rebosar.
Abro la puerta y un leve chirrido anuncia mi presencia, algo que no me molesta, no voy con ánimos ofensivos por lo que me dirijo a la barra a sentarme en una silla vacía, algo rápido y sin mucho problema, mirando alrededor veo que todos sonríen, charlan, juegan. Algunos conversan a un tono de voz bastante elevado, otros utilizan algo más sutil y discreto, la variedad de comportamientos de la tasca denota lo agradable que debe ser vivir en aquél lugar y lo tolerante que debe ser el camarero. En esto se acerca un hombre de estatura media, complexión algo delgada pero no excesivamente delgada, de cabellos color de oro y ojos color miel. Eso sumado a su pálida tez le da un aspecto frágil y gentil al hombre, el cual se dirige a mi persona con un tono agradable y educado
¿Qué desea caballero?
Mi mente algo aturdida por todo lo que observo y por el trato del camarero tarda unos segundos en reaccionar y con un tono gentil y educado le respondo
Pues… me gustaría un plato de carne con guarnición, caliente a ser posible y la carne en su punto, una jarra de sake y provisiones para un mes de viaje a ser posible.
El tabernero sonríen y se retira a la cocina, seguramente sería también el cocinero, mientras me traen mi pedido me dedico a analizar el local, es un local limpio, bien iluminado, con un buen ambiente. Un lugar en el cual pasar un rato tomándose unas copas es algo agradable y no una arriesgada aventura. Mis pensamientos se ven rotos por una voz femenina, casi infantil llamándome, busco con la mirada aquel que produce tan dulce voz y en un momento agacho la mirada y veo a un joven infante de unos 9 años mirarme con unos espléndidos ojos negros, me recuerdan a un viejo amigo. El infante señala mi guitarra, la cual se halla a mi espalda como de costumbre, y me dice
Disculpe señor, pero… ¿podría tocar y cantar algo para nosotros? Es que hace tiempo que no se escucha música por este bar y siempre nos ha gustado.
Miro a aquellos inocentes ojos que no temen a mi expresión oculta por una máscara, un valor que admiro y que siempre admiraré, así soy yo, valiente sin temor a lo que pueda pasar, si he de arriesgar mi vida en pos de mi sueño lo haré, al igual que si por salvar un nakama arriesgo mi vida, lo mismo, no dudo ni un momento en ayudar a un amigo.
Claro que sí pequeño, dime cómo te llamas para dedicártela, ¿o prefieres que se la dedique a alguien?
Respondo con un tono risueño con una sonrisa que se refleja en mi comportamiento, no estoy tenso como suelo estar al entrar en una taberna, aquí el tabernero es buena gente y los comensales son tranquilos, no tengo porque preocuparme, el joven me responde con premura
Me llamo Rai, y quiero dedicar una balada a mi madre, quien ahora no se encuentra pero que me salvó la vida después de habérmela dado
Mi rostro se quiebra por un momento, su dedicatoria es noble y honorable, es extraño encontrar a gente como él en este mundo actualmente, pero como siempre nadie puede definir un hecho en base a una muestra del total, este joven me devuelve la esperanza y confianza en la humanidad.
¿Dónde está tu madre Rai?
Respondo mientras me acuerdo de un viejo amigo, Ray, compañero de faenas en la escuela de música, su recuerdo arde en mi pecho, por él tocaré esa balada, por él y por todos los demás, la respuesta del joven es chocante, no me lo puedo creer
Mi madre murió hará hoy dos años, una banda pirata atacó el pueblo y mi madre los entretuvo para que yo pudiera escapar y esconderme
Mi alma quebrada se reconoce en aquella joven e inocente mirada, mucho hace teniendo aún esa inocencia en la mirada al mismo tiempo que una madurez tremenda al asumir ese hecho con tanta fuerza y poder seguir viviendo como si no hubiese ocurrido tal desgracia, me levanto y digo al joven
Acompáñame al escenario, tocaré contigo al lado
Dicho eso me pongo en camino a un pequeño y modesto escenario, pero que consta con todo lo necesario, una silla, una mesa y ya. Subo una silla más al escenario para que el joven Rai se siente a mi lado, subo tranquilo y silencioso al escenario tras el joven Rai, una vez allí me siento, acomodo la guitara para tocar pero antes digo unas palabras
Damas, caballeros e infantes, tengo el honor de cumplir con la petición del joven Rai quien me pidió que dedicara una balada a su difunta madre y espero que les guste.
Tras lo cual empiezo a rasgar las cuerdas de mi guitarra y a cantar una dulce y suave melodía, algo maravilloso, alegre y triste a la vez, esperanzador y resplandeciente, todo envuelto en un aire de paz y armonía para culminarlo todo.
- Dedicación:
Durante los cuatro minutos y treinta y cinco segundos que dura la canción lo único que se escucha es mi guitarra y mi voz, todo lo demás en silencio, los ojos de aquellos que escuchan la canción brillando humedecidos y los ojos del pequeño Rai más húmedos que el de cualquiera, algo normal, la canción va dedicada a su madre. Al finalizar la canción todos aplauden con fuerza y un principio de lágrimas en los ojos, algo sublime, mis ojos derraman un par de lágrimas mientras el maitre me llama
Disculpe señor, su comida está lista, ahora le preparo lo demás, por cierto magnífica actuación, hace tiempo que esta gente no aplaude así, el pedido será gratis
Bajo del escenario y le dejo una nota al infante en su chaqueta, no quiero que nada malo le pase por ello en la nota está escrito
Nota escribió:Si necesitas ayuda, escríbeme, dásela a cualquier ave que veas, ellas me encontrarán
Me acerco a la barra y me siento a comer mientras espero a que el camarero me traiga el resto que es lo que llevaré en mi viaje a Ohara. El filete es una delicia y el sake inmejorable, termino de comer al mismo tiempo que el tabernero me entrega lo pedido con una sonrisa.
Muchas gracias, volveré para daros otro concierto más adelante
Digo mientras salgo por la puerta a paso ligero y lo más sigiloso posible, mis paso ágiles se deslizan por las calles hasta llegar a la playa, sus finos granos de arena blanca se resbalan bajo mis pies a cada paso que doy, el suave ir y venir de las olas humedecen unos 3 metros de arena antes de que el agua empiece a tomar control. Cojo el bote de donde está y me hago al mar con todo lo ganado en esta corta pero fructuosa visita a la isla originaria del rey de los piratas.
Tras cuarenta y cinco minutos remando llego al barco, al llegar subo al barco con todo lo que hay en el bote y el bote. Me dirijo a la bodega dejando la comida y el sake en ella y luego a mi cuarto, es ya casi de noche, de modo que me tumbo en la cama para tratar de dormir un poco durante la noche para poder estar fresco por la mañana para mantener todo en orden.
1 semana después
Pasa una semana y me despierto lentamente en una isla, esta isla es algo extraña el suelo es blanco, de textura y forma similar a la de las nubes. Me incorporo lentamente mientras observo todo a mi alrededor, un bosque de árboles enormes se extiende a mi alrededor. Me apoyo en un árbol que se encuentra a mi espalda, algo curioso, me suena este lugar, una isla de nubes con algunos tramos de tierra y colinas, la isla del cielo, Skypea.
Me levanto y empiezo a caminar tranquilamente en busca de alguna información sobre cómo había llegado a aquél lugar, y porqué de mi estancia allí.
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Mis pasos ligaros y raudos pero a la vez sigilosos y escurridizos me llevan a través de un bosque de grandes árboles y raíces enormes que salen de la tierra en busca de algo de humedad. El clima húmedo con el bosque cerrado me otorga cierta paz y armonía a la vez que una ventaja, algo extraño debe de suceder para que no haya nadie en los alrededores. Mi rostro cubierto por una máscara blanca de forma de cráneo humano, dos pequeñas orejas a los lados, las cejar son como dos “~” sus ojos tienen un círculo interno como si fuese una mira. Su mandíbula posee pocos dientes, como si fuese el cráneo de un bebé o un niño de corta edad. La máscara de Chucky, el temerario carácter de un ser que no conoce el miedo me invade.
Mis pasos se detienen una vez llego a una zona distinta, cercana a una especie de ciudad o pueblo, al parecer bastante antiguo. Me subo a un árbol y alcanzo a ver a una joven y bella muchacha pasar corriendo por mi posición, no sé a qué se debe pero por si algo pasara adopto mi forma híbrida, en la cual mi cuerpo adquiere dos extremidades laterales por cada costado, una de cada lado terminada en pinza, en mi espalda cinco extremidades, cuatro repartidas por la espalda como las dos que no tienen pinza de los costados, y una a la altura de la cintura que termina en un aguijón. Todo mi cuerpo se rodea de un exoesqueleto tan duro y tenaz como la fundición, material con el cual se construyen las vías de tren.
Mientras sigo observando la situación libero loas cincuenta mosquitos que habitan en mi interior y, que portan mis dos veneno, la mitad uno paralizante, la otra mitad uno letal, que dejaría a todo aquél que fuera picado por dichos mosquitos caería inconsciente en breves instantes tras la misma picadura. También libero a Fudo Myo-o, el cual nada más aparecer delante de mí pero en el suelo me dice
¿Qué desea que haga maestro?
Siempre me trata con el mismo tono, las mismas palabras, me hace cierta gracia pero esa es la personalidad del “Dios” de la sabiduría en el budismo, sonrío y le respondo
Ve a un lugar donde no se te vea y si alguien aparece y entro en combate acude a ayudar
Al tiempo que asiente con la cabeza se empieza a alejar a una zona frondosa más alejada de mí pero igual de cerca del pueblo. Mientras yo creo una especie de refugio donde me encuentro y me desplazo unos veinte metros de allí, creando así otro refugio y me vuelvo a alejar otros veinte metros. En ese momento veo aparecer a un hombre, su semblante y su vestimenta me son realmente familiares, poco tarde en darme cuenta de quién es, no es nada más nada menos que Azumi Kento, capitán de los Shinri no Tsukai y renegado del Cypher Pol, de seguro que vencerle y entregarlo a las autoridades me hará un bien tremendo en cuanto a finanzas. Desde mi posición actual ordeno a los mosquitos lanzarse a picarle, al tiempo que una lluvia de agujas envenenadas se dirige a su posición desde el cielo y en movimiento lateral creando así una tormenta que sería casi inevitable. Todo esto acompañado de una serie de cuatro cortes energéticos en giro, lo que, debido a la rotación aumenta su velocidad y se hace más cortante de lo que ya es.
Shi no Odori (Busoushoku Hakki nivel 2) < Acción Ofensiva >
Nada más terminar el ataque desaparezco bajo tierra desplazándome hasta uno de los refugios creados, con la nube de polvo que habrá creado mi ataque mi movimiento habrá pasado inadvertido y Azumi no podrá detectar mi posición, al menos no con facilidad.
- Máscara de Chucky:
Mis pasos se detienen una vez llego a una zona distinta, cercana a una especie de ciudad o pueblo, al parecer bastante antiguo. Me subo a un árbol y alcanzo a ver a una joven y bella muchacha pasar corriendo por mi posición, no sé a qué se debe pero por si algo pasara adopto mi forma híbrida, en la cual mi cuerpo adquiere dos extremidades laterales por cada costado, una de cada lado terminada en pinza, en mi espalda cinco extremidades, cuatro repartidas por la espalda como las dos que no tienen pinza de los costados, y una a la altura de la cintura que termina en un aguijón. Todo mi cuerpo se rodea de un exoesqueleto tan duro y tenaz como la fundición, material con el cual se construyen las vías de tren.
Mientras sigo observando la situación libero loas cincuenta mosquitos que habitan en mi interior y, que portan mis dos veneno, la mitad uno paralizante, la otra mitad uno letal, que dejaría a todo aquél que fuera picado por dichos mosquitos caería inconsciente en breves instantes tras la misma picadura. También libero a Fudo Myo-o, el cual nada más aparecer delante de mí pero en el suelo me dice
¿Qué desea que haga maestro?
Siempre me trata con el mismo tono, las mismas palabras, me hace cierta gracia pero esa es la personalidad del “Dios” de la sabiduría en el budismo, sonrío y le respondo
Ve a un lugar donde no se te vea y si alguien aparece y entro en combate acude a ayudar
Al tiempo que asiente con la cabeza se empieza a alejar a una zona frondosa más alejada de mí pero igual de cerca del pueblo. Mientras yo creo una especie de refugio donde me encuentro y me desplazo unos veinte metros de allí, creando así otro refugio y me vuelvo a alejar otros veinte metros. En ese momento veo aparecer a un hombre, su semblante y su vestimenta me son realmente familiares, poco tarde en darme cuenta de quién es, no es nada más nada menos que Azumi Kento, capitán de los Shinri no Tsukai y renegado del Cypher Pol, de seguro que vencerle y entregarlo a las autoridades me hará un bien tremendo en cuanto a finanzas. Desde mi posición actual ordeno a los mosquitos lanzarse a picarle, al tiempo que una lluvia de agujas envenenadas se dirige a su posición desde el cielo y en movimiento lateral creando así una tormenta que sería casi inevitable. Todo esto acompañado de una serie de cuatro cortes energéticos en giro, lo que, debido a la rotación aumenta su velocidad y se hace más cortante de lo que ya es.
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Nada más terminar el ataque desaparezco bajo tierra desplazándome hasta uno de los refugios creados, con la nube de polvo que habrá creado mi ataque mi movimiento habrá pasado inadvertido y Azumi no podrá detectar mi posición, al menos no con facilidad.
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Pasa el tiempo y no hay señales de Azumi, no puedo calcular la magnitud de los efectos de mi ataque desde donde me encuentro, he de moverme hasta el lugar del que realicé el ataque, me desplazo veloz bajo tierra, así si se mueve y se levanta no me verá. Tardo poco más de media hora en llegar al lugar donde hay una apertura en la tierra, lugar donde entré antes para moverme. Salgo de allí con el mayor sigilo posible, no quiero que todo se vaya al garete por un simple descuido tonto a la hora de comprobar el resultado de mi ofensiva anterior.
Desde dónde me encuentro veo un cuerpo inmóvil en el suelo, parece ser que tuve tino al atacar, me acerco lentamente a observar la situación del cuerpo. Centenares de agujas clavadas por el cuerpo, cabeza, cuello, brazos, tórax, piernas. Todo cubierto de agujas, que al estar impregnadas en veneno neurotóxico le habrán paralizado casi todo el cuerpo dejándolo como si estuviera en estado vegetativo. Varios cortes profundos en el cuerpo y un charco de sangre delatan una gran pérdida de sangre, lo que lleva a la inconsciencia del cuerpo en estos momentos, y el medio centenar de picaduras de mosquitos indican que mis mosquitos han logrado inyectarle el veneno que portaban, lo que lleva a una mayor parálisis y una cuenta atrás para una inconsciencia inevitable.
Aprovecho para crear unos grilletes de acero que lo maniatarían y le inmovilizarían los pies, de ese modo seguramente no escapará de donde está, y menos en sus condiciones. Extiendo una capa de acero que lo inmovilizaría aún más de lo que está, dejándolo en un estado catatónico. Además de que entre el acero que , en caso de funcionar lo ataría, clavaría estacas de acero atravesándole cada una de las piernas y cada uno de los brazos. Espinillas y muslos atados y clavados, al igual que antebrazos y bíceps.
Para asegurarme creo una cúpula de unos cincuenta centímetros de grosor alrededor de su cuerpo, de esa forma en caso de que se levantara sería prácticamente imposible que saliera de allí, pues entre mi ataque anterior y las restricciones y ataduras que acabo de imponerle le resultaría muy dañino el simple hecho de moverse, cuanto más levantarse y salir de aquél lugar. Por si acaso me alejo unos veinticuatro metros de allí creando una barrera de trampas de agujas alrededor mío y un refugio de ciento cincuenta centímetros de espesor.
Jigoku no Rougoku (Busoushoku Haki nivel 2) < Acción Ofensiva >
Desde dónde me encuentro veo un cuerpo inmóvil en el suelo, parece ser que tuve tino al atacar, me acerco lentamente a observar la situación del cuerpo. Centenares de agujas clavadas por el cuerpo, cabeza, cuello, brazos, tórax, piernas. Todo cubierto de agujas, que al estar impregnadas en veneno neurotóxico le habrán paralizado casi todo el cuerpo dejándolo como si estuviera en estado vegetativo. Varios cortes profundos en el cuerpo y un charco de sangre delatan una gran pérdida de sangre, lo que lleva a la inconsciencia del cuerpo en estos momentos, y el medio centenar de picaduras de mosquitos indican que mis mosquitos han logrado inyectarle el veneno que portaban, lo que lleva a una mayor parálisis y una cuenta atrás para una inconsciencia inevitable.
Aprovecho para crear unos grilletes de acero que lo maniatarían y le inmovilizarían los pies, de ese modo seguramente no escapará de donde está, y menos en sus condiciones. Extiendo una capa de acero que lo inmovilizaría aún más de lo que está, dejándolo en un estado catatónico. Además de que entre el acero que , en caso de funcionar lo ataría, clavaría estacas de acero atravesándole cada una de las piernas y cada uno de los brazos. Espinillas y muslos atados y clavados, al igual que antebrazos y bíceps.
Para asegurarme creo una cúpula de unos cincuenta centímetros de grosor alrededor de su cuerpo, de esa forma en caso de que se levantara sería prácticamente imposible que saliera de allí, pues entre mi ataque anterior y las restricciones y ataduras que acabo de imponerle le resultaría muy dañino el simple hecho de moverse, cuanto más levantarse y salir de aquél lugar. Por si acaso me alejo unos veinticuatro metros de allí creando una barrera de trampas de agujas alrededor mío y un refugio de ciento cincuenta centímetros de espesor.
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Permanezco en silencio esperando a cualquier señal de Azumi, quien al parecer no se mueve, todo a mi alrededor permanece en el más absoluto silencio, solo el dulce cantar de los pájaros y el suave silbido del viento en las copas de los árboles rompe ese silencio.
Me levanto de mi anterior posición, sentado apoyado en la pared del refugio, el silencio es sobrecogedor, no suele indicar nada bueno alrededor de mí, siempre que hay silencio alguna desgracia sucede, en mi mente los sucesos del pasado, en mis ojos un tono rojo más fuerte que de costumbre, el resto de mi rostro cubierto por una máscara blanca con una marca negra que cruza el rostro pasando por los ojos y desciende por los laterales, con una marca de pincho en el centro de la frente. En la parte superior de la misma a los laterales salen dos cuernos clancos con un ligero surco en ambos. La máscara de Jack, quien se da a conocer.
Vamos Takeshi, no seas nena y remátalo.
Ya voy Jack, no te desesperes, voy a ello
Me acerco a la ubicación de la cúpula carcelaria de Azumi Kento, al tiempo que Myo-o hace lo mismo desde su ubicación actual, ambos nos posicionamos a unos 2 metros de distancia del mismo, en ese preciso momento Myo-o empieza a calentar el acero de la cúpula, el cual va adquiriendo un tono cada vez más rojo hasta que se funde cayendo sobre Azumi que se encontraba en el interior, quien de no moverse se vería quemado hasta morir bien por el dolor, o bien por las quemaduras de acero hirviendo.
Kouzai no shueen(Busoushoku Haki nivel 2) < Acción Ofensiva >
Me levanto de mi anterior posición, sentado apoyado en la pared del refugio, el silencio es sobrecogedor, no suele indicar nada bueno alrededor de mí, siempre que hay silencio alguna desgracia sucede, en mi mente los sucesos del pasado, en mis ojos un tono rojo más fuerte que de costumbre, el resto de mi rostro cubierto por una máscara blanca con una marca negra que cruza el rostro pasando por los ojos y desciende por los laterales, con una marca de pincho en el centro de la frente. En la parte superior de la misma a los laterales salen dos cuernos clancos con un ligero surco en ambos. La máscara de Jack, quien se da a conocer.
- Máscara de Jack:
Vamos Takeshi, no seas nena y remátalo.
Ya voy Jack, no te desesperes, voy a ello
Me acerco a la ubicación de la cúpula carcelaria de Azumi Kento, al tiempo que Myo-o hace lo mismo desde su ubicación actual, ambos nos posicionamos a unos 2 metros de distancia del mismo, en ese preciso momento Myo-o empieza a calentar el acero de la cúpula, el cual va adquiriendo un tono cada vez más rojo hasta que se funde cayendo sobre Azumi que se encontraba en el interior, quien de no moverse se vería quemado hasta morir bien por el dolor, o bien por las quemaduras de acero hirviendo.
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Nocturne93
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¿Cómo diantres había llegado a ésto? Joder, Azumi estúpido, te has dejado atrapar, has caído en una trampa y ahora no puedes mover las piernas como te gustaría, apenas sabes si podrías mantenerte en pie. Joder, joder. ¡JODER! Por qué he caído, que mierda he hecho para hallarme en ésta situación.
Mis piernas estaban atravesadas. Mis brazos magullados, ya que las estacas no fueron capaces de atravesar el duro metal que componía mis modificaciones ciborg, aun así me hallaba completamente inmovilizado, no podía incorporarme y me hallaba sumido en la más profunda oscuridad. Me sentía paralizado.
- So-Sokou...
De pronto mi brazalete comenzó a moverse por alrededor de mí. Siento graves punzadas de dolor, dolor de resisto sin soltar un solo grito, pero me veo obligado a apretar mis dientes y cerrar mis ojos, aunque abiertos o cerrados, en ese momento no observaba absolutamente nada.
Poco a poco siento que voy recuperando el movimiento en mi cuerpo, a medida que mi camarada bijuu me extrae el veneno, a una velocidad admirable desde mi punto de vista. Estoy lleno de heridas, y lo primero que hago es calentar mi cuerpo para quemar y cauterizar las heridas, y así evitar infecciones, no obstante mis piernas están con una estaca clavada cada una, de modo que hago acopio de todo mi valor y fundo directamente aquellas estacas, tratando de mantener estable la temperatura de mis piernas.
Con mucho esfuerzo las estacas se han convertido en un líquido que reposa en el suelo, y mis pantalones ensangrentados han quedado algo envueltos de éste metal. Mi respiración va acelerándose, mi pulso aumentando y mi furia aflorando. A mi alrededor toda mi energía, que tan solo he gastado en sanarme lo que he podido, se va acumulando y formando surcos visibles ante la luz. Mi cinturón comienza a destellar y la luz ilumina todo el pequeño recinto. mis ojos se hallan inyectados en sangre, todos mis ropajes ligeramente ensangrentados por las pequeñas heridas y mis camales realmente rojizos.
Casi sin saber lo que hacía ya infundado por el odio metí mi mano dentro de mi capa y saqué una solución que rápidamente me inyecté en la cadera, para que viajase hacia las piernas. Un potente calmante que me ayudaba a ignorar el dolor, pues en ése momento no podría correr como me gustaría, pero el dolor de piernas no me impediría darle un escarmiento a aquél tipo que me golpeaba.
El metal comenzó a electrificarse, y manteniendo mi temperatura estabilizada, fui enfriando mi piel y toqué el metal, el cual comenzó a volverse candente y a fundirse lentamente.
Desde el exterior se vería el metal calentarse hasta el punto que se volvió rojizo, y pronto fue expulsada la cúpula, aquellos grilletes habían desaparecido de un tirón cuando me dispuse a tocar el metal directamente. La parte superior de la cúpula fue expulsada hacia el exterior, cayendo en los alrededores. En el centro mi figura salía con el rostro ensombrecido por la furia, con la capa destrozada y cayendo a pedazos al suelo, donde el metal ya no se calentaba más y se mantenía su temperatura.
A mi alrededor se podía observar una especie de látigos nebulinosos que de vezx en cuando parecían desprender cargas eléctricas. Alcé la cabeza y observé directamente a los ojos al tipo que tenía frente de mí, portaba una extraña máscara en su rostro, una máscara con dos cuernos.
- Tu... Lamentarás lo que has intentado.
Estaba realmente furioso. Una voz sonó dentró de mí, proveniente de mi brazalete, "Detrás de ti" decía la voz. Aunque no le presté mucha atención, estaba más preocupado de quien estaba frente a mí. Estiré mi brazo izquierdo mientras mantenía el derecho en la cintura.
En un momento encogí mi brazo izquierdo y estiré el derecho, tanto de mi codo recién clavado como del puño recién extendido salieron dos ondas de choque electrificadas, una dirigida al tipo que había enfrente de mí, y otra hacia quien quiera que estuviese detrás de mí. En ese preciso instante salté hacia adelante para aproximarme hacia el tipo de ahí adelante, con mi brazo cofre derecho desplegué la cuchilla oculta, con el totsugeki lanzaba golpes en todas direcciones simultáneamente, duros latigazos envueltos en electricidad que si le daban le entumecerían y paralizarían durante unos instantes, y en cuando uno de golpease efectivamente enroscaría los tentáculos a sus extremidades, transmitiéndole una descarga directa e inmovilizándole por completo, tras eso con la cuchilla desplegada se la clavaría en el centro de su pecho, acompañándolo con una descarga levemente mayor y una onda de choque interna que le destrozaría los órganos y la caja torácica casi de seguro. Si resultaba exitoso sacaría la cuchilla desplazándola hacia abajo y desgarrándole todo el cuerpo, si no resultaba efectivo seguiría tratándo de golpearle.
No obstante, no iba como loco, estaba preparado ante cualquier ataque y preparado, o más bien lo estaba Raijuu, ya que cubría mis espaldas y hacía que cualquier objeto o ser que se acercase recibiese una descarga eléctrica que desviaría cualquier objeto o dejaría paralizado a quien quiera que se acercase.
Mis piernas estaban atravesadas. Mis brazos magullados, ya que las estacas no fueron capaces de atravesar el duro metal que componía mis modificaciones ciborg, aun así me hallaba completamente inmovilizado, no podía incorporarme y me hallaba sumido en la más profunda oscuridad. Me sentía paralizado.
- So-Sokou...
De pronto mi brazalete comenzó a moverse por alrededor de mí. Siento graves punzadas de dolor, dolor de resisto sin soltar un solo grito, pero me veo obligado a apretar mis dientes y cerrar mis ojos, aunque abiertos o cerrados, en ese momento no observaba absolutamente nada.
Poco a poco siento que voy recuperando el movimiento en mi cuerpo, a medida que mi camarada bijuu me extrae el veneno, a una velocidad admirable desde mi punto de vista. Estoy lleno de heridas, y lo primero que hago es calentar mi cuerpo para quemar y cauterizar las heridas, y así evitar infecciones, no obstante mis piernas están con una estaca clavada cada una, de modo que hago acopio de todo mi valor y fundo directamente aquellas estacas, tratando de mantener estable la temperatura de mis piernas.
Con mucho esfuerzo las estacas se han convertido en un líquido que reposa en el suelo, y mis pantalones ensangrentados han quedado algo envueltos de éste metal. Mi respiración va acelerándose, mi pulso aumentando y mi furia aflorando. A mi alrededor toda mi energía, que tan solo he gastado en sanarme lo que he podido, se va acumulando y formando surcos visibles ante la luz. Mi cinturón comienza a destellar y la luz ilumina todo el pequeño recinto. mis ojos se hallan inyectados en sangre, todos mis ropajes ligeramente ensangrentados por las pequeñas heridas y mis camales realmente rojizos.
Casi sin saber lo que hacía ya infundado por el odio metí mi mano dentro de mi capa y saqué una solución que rápidamente me inyecté en la cadera, para que viajase hacia las piernas. Un potente calmante que me ayudaba a ignorar el dolor, pues en ése momento no podría correr como me gustaría, pero el dolor de piernas no me impediría darle un escarmiento a aquél tipo que me golpeaba.
El metal comenzó a electrificarse, y manteniendo mi temperatura estabilizada, fui enfriando mi piel y toqué el metal, el cual comenzó a volverse candente y a fundirse lentamente.
Desde el exterior se vería el metal calentarse hasta el punto que se volvió rojizo, y pronto fue expulsada la cúpula, aquellos grilletes habían desaparecido de un tirón cuando me dispuse a tocar el metal directamente. La parte superior de la cúpula fue expulsada hacia el exterior, cayendo en los alrededores. En el centro mi figura salía con el rostro ensombrecido por la furia, con la capa destrozada y cayendo a pedazos al suelo, donde el metal ya no se calentaba más y se mantenía su temperatura.
A mi alrededor se podía observar una especie de látigos nebulinosos que de vezx en cuando parecían desprender cargas eléctricas. Alcé la cabeza y observé directamente a los ojos al tipo que tenía frente de mí, portaba una extraña máscara en su rostro, una máscara con dos cuernos.
Totsukeki electrificado [Activación de habilidad]
- Tu... Lamentarás lo que has intentado.
Estaba realmente furioso. Una voz sonó dentró de mí, proveniente de mi brazalete, "Detrás de ti" decía la voz. Aunque no le presté mucha atención, estaba más preocupado de quien estaba frente a mí. Estiré mi brazo izquierdo mientras mantenía el derecho en la cintura.
En un momento encogí mi brazo izquierdo y estiré el derecho, tanto de mi codo recién clavado como del puño recién extendido salieron dos ondas de choque electrificadas, una dirigida al tipo que había enfrente de mí, y otra hacia quien quiera que estuviese detrás de mí. En ese preciso instante salté hacia adelante para aproximarme hacia el tipo de ahí adelante, con mi brazo cofre derecho desplegué la cuchilla oculta, con el totsugeki lanzaba golpes en todas direcciones simultáneamente, duros latigazos envueltos en electricidad que si le daban le entumecerían y paralizarían durante unos instantes, y en cuando uno de golpease efectivamente enroscaría los tentáculos a sus extremidades, transmitiéndole una descarga directa e inmovilizándole por completo, tras eso con la cuchilla desplegada se la clavaría en el centro de su pecho, acompañándolo con una descarga levemente mayor y una onda de choque interna que le destrozaría los órganos y la caja torácica casi de seguro. Si resultaba exitoso sacaría la cuchilla desplazándola hacia abajo y desgarrándole todo el cuerpo, si no resultaba efectivo seguiría tratándo de golpearle.
Danza del caos de Raijuu (Bushoushoku haki)
No obstante, no iba como loco, estaba preparado ante cualquier ataque y preparado, o más bien lo estaba Raijuu, ya que cubría mis espaldas y hacía que cualquier objeto o ser que se acercase recibiese una descarga eléctrica que desviaría cualquier objeto o dejaría paralizado a quien quiera que se acercase.
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Mi ataque pareció coger desprevenido aquél tipo, pues rápidamente le traté y me hallé atravesando su cuerpo con la cuchilla de mi brazo derecho mientras las descargas eléctricas le iban quemando. Cumpliendo mis intenciones saqué la cuchilla desplazándola hacia abajo y desgarrando su cuerpo por completo con el pecho destrozado por la potencia de mi golpe. Ese tipo ya estaba sentenciado a muerte.
Me quedé mirándole fijamente, todavía manteniéndole preso con los brazos/látigos del totsugeki. Su aspecto me resultaba conocido, aun a través de esa máscara con cuernos. Conocía de cierto cazador de recompensas que utilizaba todo tipo de máscaras en su rostro, aquél ser era conocido como Takeshi Yamamoto actualmente, un tiempo atrás no muy lejano fue denominado Ichigo Dragneel, el cazador de recompensas, el líder del gremio de cazadores Ghost leviatans. Fruncí el ceño observándo su máscara.
Todo su cuerpo se hallaba ensangrentado y constantemente recibiendo descargas. Sus enrojecidas prendas cada vez se teñían más del rojo de la sangre de su cuerpo brutalmente destrozado, pues no solo tenía el corte desgarrador, sino que su caja torácica habría sido quebrada y si no se le estaban inundando los pulmones en sangre sería un milagro. De cualquier modo tan solo un milagro podría salvar a éste tipo.
No le quedaba más que la muerte para evitar un mayor sufrimiento. Muchos habían tratado de ir tras mi cabeza desde que el gobierno impuso un precio por mi captura. No obstante la suma no alcanzaba el verdadero valor de mi poder y muchos arrogantes habían ido directamente hacia una muerte segura, en caso de Yamamoto tal vez se hubiese confiado, pues el poder para enfrentarme lo poseía, hablando en pasado.
La electricidad aumentó significativamente, transmitiendo al cazador una tensión y amperaje elevados, cosa que haría que su corazón no soportase durante mucho tiempo sin fibrilar. Unos segundos sería más que suficiente para que su corazón dejase de latir y su cuerpo quede inerte, aunque la pérdida de sangre y el destrozo de su cuerpo le había sentenciado.
Me quedé mirándole fijamente, todavía manteniéndole preso con los brazos/látigos del totsugeki. Su aspecto me resultaba conocido, aun a través de esa máscara con cuernos. Conocía de cierto cazador de recompensas que utilizaba todo tipo de máscaras en su rostro, aquél ser era conocido como Takeshi Yamamoto actualmente, un tiempo atrás no muy lejano fue denominado Ichigo Dragneel, el cazador de recompensas, el líder del gremio de cazadores Ghost leviatans. Fruncí el ceño observándo su máscara.
Todo su cuerpo se hallaba ensangrentado y constantemente recibiendo descargas. Sus enrojecidas prendas cada vez se teñían más del rojo de la sangre de su cuerpo brutalmente destrozado, pues no solo tenía el corte desgarrador, sino que su caja torácica habría sido quebrada y si no se le estaban inundando los pulmones en sangre sería un milagro. De cualquier modo tan solo un milagro podría salvar a éste tipo.
No le quedaba más que la muerte para evitar un mayor sufrimiento. Muchos habían tratado de ir tras mi cabeza desde que el gobierno impuso un precio por mi captura. No obstante la suma no alcanzaba el verdadero valor de mi poder y muchos arrogantes habían ido directamente hacia una muerte segura, en caso de Yamamoto tal vez se hubiese confiado, pues el poder para enfrentarme lo poseía, hablando en pasado.
La electricidad aumentó significativamente, transmitiendo al cazador una tensión y amperaje elevados, cosa que haría que su corazón no soportase durante mucho tiempo sin fibrilar. Unos segundos sería más que suficiente para que su corazón dejase de latir y su cuerpo quede inerte, aunque la pérdida de sangre y el destrozo de su cuerpo le había sentenciado.
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Aquél tipo recibió toda la descarga. Su vida había llegado a su fin. Una lamentable situación que se tornó decisiva en unos instantes tan solo. El Totsugeku desaparecía y los brazos que apresaban el cuerpo de aquél tipo desaparecían, haciendo caer a éste al suelo a plomo.
La sangre que había salido de su cuerpo ya formaba un río. No había nada que hacer con ese cadáver. Cerré los ojos unos instantes en muestra de respeto por la pérdida de la vida, aunque realmente no me importaba que hubiese sido ese tipo quien la perdía, ya que fue él quien me provocó y acabó sufriendo mi ira y calamidad.
Cuando abrí los ojos ya no quedaba nada que hacer. Mis ojos en un momento se nublaron y mi cabeza comenzó a caer hacia atrás. Dejé caer mi cuerpo hacia adelante arrodillándome. El gran esfuerzo físico que había ejecutado en tan poco tiempo, y la pérdida de sangre y dolor de mi cuerpo estaban pasando factura, ya que aquella sustancia que me inyecté comenzaba a desaparecer, y apenas podría mantenerme en pie durante mucho tiempo.
- Compañeros...
De pronto mi brazalete y cinturón desaparecieron, y a mis lados aparecieron Sokou y Raijuu, dos calamidades de bestias enormes que eran mis fieles camaradas, y mis amigos, eran realmente enormes y estaban frente a mí. Tan solo pude agachar la cabeza y agradecerles que me hayan ayudado en éste combate. Tras lo cual me monté a lomos de Raijuu el hurón y comenzamos a alejarnos los tres tranquilamente. Aquél tipo había caído irremediablemente.
La sangre que había salido de su cuerpo ya formaba un río. No había nada que hacer con ese cadáver. Cerré los ojos unos instantes en muestra de respeto por la pérdida de la vida, aunque realmente no me importaba que hubiese sido ese tipo quien la perdía, ya que fue él quien me provocó y acabó sufriendo mi ira y calamidad.
Cuando abrí los ojos ya no quedaba nada que hacer. Mis ojos en un momento se nublaron y mi cabeza comenzó a caer hacia atrás. Dejé caer mi cuerpo hacia adelante arrodillándome. El gran esfuerzo físico que había ejecutado en tan poco tiempo, y la pérdida de sangre y dolor de mi cuerpo estaban pasando factura, ya que aquella sustancia que me inyecté comenzaba a desaparecer, y apenas podría mantenerme en pie durante mucho tiempo.
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