[Privado] ¿Amigo o Enemigo? Un reencuentro muy akumoso {Dom 17 Mar 2013 - 23:46}

Desde que me separe de mi banda, tome la gran decisión de volver tras mis pasos a diferentes islas que ya he visitado y poder así volverme más fuerte con los duros entrenamientos que se me pueden ocasionar en estos peajes. Sinceramente pienso que esta idea es un poco mala ya que me hace volver tras mis pasos al igual que un cangrejo, pero mi gran poder para desplazarme por el aire me permite hacer eso sin coste alguno.

Mi último lugar había sido Arabasta donde encontré el Mandoble legendario y tras eso me decante por Skypiea, un lugar en los cielos donde podre usar mi poder de sombra en un estado mucho mayor debido a la gran cantidad de sol que hay en esta zona y además nunca hay nubes, por lo que es lo mejor que hay.

Busque algún lugar donde no hubiese ninguna acumulación de nubes y empecé a subir lentamente para no cansarme rápido. Las nubes se despejaban dejándome un perfecto camino que aprovecho para empezar a subir hasta el final, donde se puede observar un mar de nubes de un color blanquecino.

Tras por fin atravesarlas me encuentro con una isla bastante grande llena de arboles a tutiplén, lo cual me recordó aquel día que me enfrente a un chico de la marina. Una sonrisa se dibuja en mi cara mientras me deposito en la isla y empiezo a tomar aliento para recuperar las energías perdidas por el trayecto haciendo que mi cuerpo oscuro volviese a mi forma humana.

-Joder. Para la próxima tomo un barco….esto de subir volando no es buena idea precisamente.

Empiezo a reincorporarme mientras empiezo a andar por la isla en busca de aquel pueblo bastante amable donde podre conseguir un par de diales a buen precio si consigo presentarme amablemente como la ultima vez….o en este caso asesino a algún skypieano……a saber qué camino tomare, pero al menos sé que mi meta se verá completada en este día, excepto que alguien me lo fastidie, lo cual dudo enormemente.

27/12/2012

Hacía mucho tiempo que había tenido una idea rondándome en la cabeza. No llegaba a ser un sueño, pero sí era algo que tenía que hacer antes de morir: viajar y conocer Skypiea. Y, tras unos cuantos días pensando en como pedírselo a mi tripulación, me di cuenta que yo era el capitán del barco, así que no tenía que pedirle permiso a nadie.

Si es que soy imbécil, pensé, mientras me levantaba de la cama.

Me cambié y me dirigí a la cubierta superior, donde estaban mis dos hermanos pequeños gemelos. Sohem no estaba, así que supuse que aún seguía durmiendo. Era bastante temprano por la mañana, cosa que supuse porque el sol acababa de aparecer por el horizonte. Una ligera brisa marina recorrió el barco, avivando levemente las velas y meciendo mi pelo.

— Hayato, ya que no está el sub-capitán en cubierta, te quedas al mando. — le dije, después de acercarme a donde estaba. — Voy a coger un bote y dirigirme hacia la corriente vertical para llegar a Skypiea. Quiero conocerla. Esperadme aquí.

Y le di un abrazo. Era mi hermano pequeño y, aunque sabía que tenía la capacidad suficiente para manejar al barco con soltura, me daba reparo dejarle solo con toda la responsabilidad.
Tras aquello, realicé lo que le había dicho a Hayato: cogí un bote y remé hasta llegar a la corriente de agua que ascendía hasta llegar a la isla de Skypiea. Fue un viaje vertical bastante tranquilo de unos cuantos minutos hasta llegar a una isla entre las nubes: Skypiea.
Desembarqué y comencé a andar, admirando todo aquello. A penas había nubes allí. El Sol era radiante y reinaba en el cielo con poder y fuerza.

Madre mía. Nunca había visto algo tan bonito como esto, pensé.

Anduve durante bastante rato, admirando todas las cosas que había: lagos cristalinos, preciosos campos de flores, grandes árboles... Todo era como un paraíso. Parecía que Skypiea hacía honor a la fama que se había ganado. También me habían hablado sobre la existencia de un pueblo en la isla. Aquel pueblo era famoso por la venta de diales, unos objetos bastante raros y con poderes diversos, a cada cual más poderoso. Así que me dirigí hacia allí. Fue un camino no demasiado largo, aunque caminé más lento de lo normal para poder fijarme en todo y evitar el perderme. Al llegar al pueblo, pude ver que el pueblo estaba repleto de unos seres un tanto extraños. Tenían forma humana, salvo por que en la espalda llevaban unas pequeñas alas.

Así que es cierto que esta isla está habitada por ángeles, pensé.

Anduve por el pueblo en busca de una tienda donde se pudieran vender diales. Tal vez, con un poquito de labia y de amabilidad, consiguiera que me lo vendieran.

Seguí andando por aquellos grandes árboles que se podía ver, hasta incluso muchas de las raíces daban forma en la superficie, dejándome a mí con un gran camino llenos de bultos por culpa de estos. Toda esta cantidad de naturaleza me hacía sentirme pequeño, como una simple hormiga que camina por estos laurales llenos de flores y bichos que en cualquier momento te pueden venir y darte un picotazo en el peor de los momentos y cuando menos te lo esperas.

Empecé a adelantar el paso para intentar evitar cualquier problema con las flores y con estos árboles que ya me estaban empezando a hartar por sus dimensiones, así que empecé a usar el soru para desplazarme, produciendo que mi presencia hubiera desaparecido del medio y dejando únicamente unas pisadas que se podían vislumbrar muy de cerca.

Tras un rato caminando por fin puedo observar la gran ciudad conocida por su gran venta de diales por cosas normales de las tierras inferiores, lo cual me dio una gran idea para conseguir varios de esto ya que podría ofrecerles alguna tira de goma o sencillamente una piedra y ellos ya se verían exhortos por tal belleza y me dejaran todos los diales que tienen….será mejor aprovechar esta idea antes de que se me olvide.

Empecé a adentrarme en la ciudad dejando que mi preciada presencia se pudiese ver. Por una vez en lo que llevo separado de mis camaradas me quite la máscara dejando que mi rostro se pudiera ver mientras caminaba poco a poco por el sitio intentando buscar algún mercado donde vendan algún dial interesante y si podía ser de electricidad que era el que me interesaba.

-Disculpa-dije acercándome a uno de los ángeles-Sabes si alguien vende aquí algún
dial que emita rayos. Es que ando buscando alguno y vine aquí en busca de uno para mi arsenal y siempre me ha interesado como los haceis.

Intente expresarlo todo con la mayor de mis sonrisas sin preocuparme a ser detectado ya que la marina no suele traer los Wanted a esta zona por lo que nadie sabrá que soy peligroso y aun menos tendré enemigos, así que solo me tocara esperar a que me responda y ver donde carajos puedo encontrar alguno para mi colección.

27/12/2012

Durante todo el rato que llevaba caminando por aquella ciudad vi ángeles de todo tipo. Eran como nosotros, igual de diferentes unos de otros, aunque con la particularidad de sus alas en la espalda. Todo eran bastante amables y educados. Cada vez que cruzaba la mirada con alguno, me sonreía, saludando, a lo que yo contestaba con otra sonrisa. Me gustaba aquel lugar. Tenía exactamente la misma buena fama de la que gozaba en las islas del mar de abajo. Pero había algo que me preocupaba: aunque por aquellas tierras había rumores de que la Marina no llevaba carteles de Wanted, la recompensa por mi cabeza era de casi millón y medio de berries, por lo que era bastante suculenta.

Espero que no haya nadie del mundo de abajo, ni nadie que me reconozca aquí arriba, pensé.

Continué andando durante algunos minutos, sin pensar mucho en dónde iba o qué iba a hacer, aunque hubo algo que me sacó de mis andanzas por el mundo imaginario. Un hombre de pelo blanco con traje negro estaba hablando con uno de los ángeles, preguntando acerca de un lugar para comprar uno de los famosos diales eléctricos. Tenía una estrella en la cara, que me llamó mucho la atención. Había algo en aquel hombre que me resultaba extrañamente familiar, aunque no alcanzaba a saber qué era. Cuando acabó la conversación, me acerqué a aquel hombre.

— Disculpa, — le dije, con educación — yo también estoy buscando un lugar donde comprar diales, así que imagino que ambos somos nuevos aquí arriba. ¿Ese ángel te ha dicho algo?

Cuando miré fijamente a la cara a aquel hombre una sensación extraña me recorrió todo el cuerpo. Indudablemente, me resultaba familiar. No sabía donde le había visto, pero mi instinto decía que habíamos cruzado nuestros caminos antes. Aún así, intenté que mi cara se mantuviera impertérrita y no acosar demasiado con la mirada al individuo con el que acababa de iniciar conversación.

Espero que este tío sepa algo. Aunque tengo que averiguar quién es, pensé.

Tras dedicarle aquellas palabras al amable ángel este se dirige hacia mí con una sonrisa en su cara. Como me esperaba las leyendas contadas en las islas estos seres son bastante pacifistas y además son muy amables con los invitados haciendo seña de esto las palabras que me suelta momentos después. El anciano angel me informa de que los diales son creados únicamente para esta isla pero desde hace unos cientos de años desde la llegada de unos piratas a este reino son vendidos y transportados a la tierra inferior en una fabrica no muy lejas de esta posición, a unos tres kilómetros desde nuestra posición.

Haciéndole un gesto de agradecimiento el señor se metió en su casa que estaba por lo que veo a punto de entrar cuando le pregunte y acto seguido me dispuse a alejarme yendo hacia la dicha fabrica para poder pedir alguno de esos diales. Pero cuando me disponía a hacer tal acto un joven hombre con una barba rubia al igual que su pelaje se acerca hacia mí dándome a entender que quería algún tema de conversación.

-¿Si?

- Yo también estoy buscando un lugar donde comprar diales, así que imagino que ambos somos nuevos aquí arriba. ¿Ese ángel te ha dicho algo?.

Su cara me resultaba bastante conocida ya que algo muy adentro mía me estaba alertando de que este individuo ya ha sido visto por mi o por Sert y puede que sea peligroso, pero como realmente no estaba para peleas o cosa por el estilo me dispuse a darle una respuesta obvia a su pregunta.

-Si, me ha dicho que en una fábrica cerca de aquí las venden. Si me disculpas debo proceder con el viaje. Si quieres ir solo debes ir todo recto hacia allí-digo señalando un frondoso camino.

Empecé a volver a caminar hacia la fábrica dando pasos cortos y precisos ya que no me apetecía caminar muy rápido y tampoco iba a alejarme de él tan rápido, pero algo me estaba recomiendo por dentro. Si aquel chaval no era un ángel y además ha conseguido llegar hasta aquí y aun para colmo le conozco de algo debe ser un tío bastante fuerte o adinerado. Sert empezó a buscar también en su mente los recuerdos de este sujeto pero aun no tenía datos precisos y ya algo me estaba empezando a asustar pero no sé que es.

Mientras me alejaba de él una idea se me paso por la cabeza. Puede que esté sujeto me sea útil por lo que girando mi cabeza y poniendo una sonrisa le invite a que fuésemos junto a la fábrica pidiéndole disculpas por el comentario de antes. No me gustaba ahora socializarme mucho pero tampoco iba a marginar a todo ser que pasase por mi búsqueda de venganza.

27/12/2012

Aquel hombre, del que seguía convencido había visto en algún lugar con anterioridad, me explicó cómo llegar a una fábrica de diales que vendía dicho producto, aunque fue algo tosco y seco.

Se nota que tú no eres de por aquí arriba, pensé.

Me encogí de hombros levemente, casi inapreciable, mientras ví como aquel hombre tomaba el mismo camino que me había señalado: hacia la fábrica. No entendí el por qué no podíamos haber ido juntos, pero tampoco me molesté a pedírselo. Sus pasos eran bastante cortos, casi de niño pequeño, como si quisiera ir admirando el paisaje o disfrutando del paseo. Saqué mi monedero y conté las berries que llevaba encima. Lo guardé y comencé a andar hacia la fábrica. Aquel hombre me sacaba bastante distancia, aunque a la velocidad que caminaba, no me costaría mucho alcanzarle. Cuando estaba a unos diez metros más o menos detrás de él, se dio la vuelta y me invitó a que caminara con él, disculpándose por la actitud que había tenido conmigo hacía unos segundos.

¡Qué raro! Tendré que estar con los ojos abiertos, pensé mientras miraba de reojo a aquel tipo, sin que él lo supiera

Estuvimos andando durante un rato. Una bandada de pájaros graznando pasó por encima de nuestras cabezas. Unos cuantos gatos se cruzaron en nuestro camino mientras perseguían un ratón. Aquel lugar era precioso. La naturaleza vivía en perfecta armonía con aquellos seres que se consideraban ángeles, algo impensable en el mundo de abajo, pues sólo nos dedicábamos a destruir a mamá naturaleza.
Estuvimos en silencio durante un buen rato. A cada paso que daba, me parecía que tenía la respuesta acerca de quién era ese tipo que me había cruzado en el camino, pero un segundo después, esa respuesta se desvanecía. Me parecía un poco impertinente preguntarle directamente, así que inicié la conversación por otro lado, para ver si conseguía averiguarlo mediante sus palabras.

— Y, dime, ¿viajas solo o tienes una tripulación? — pregunté, dando muestras de que no me interesaba la respuesta y tan solo intentaba iniciar una conversación, aunque realmente quería la información. Todo sería útil para encontrar la respuesta que buscaba.

El Sol en el cielo empezaba a cubrirse, leve y lentamente, por algunas nubes. Aunque, de momento, no amenazaba lluvia.

Tras pedirle amablemente a aquel señor que me acompañase para no ir solo hasta la fabrica pude ver en su rostro que estaba un poco desconcertado por mi invitación lo cual no me extraño ya que estos días he estado muy obsoleto con este tipo de relaciones o lo que viene a ser me costaba volver a relacionarme como era al principio. Mis pasos se redujeron durante unos instantes para que él se pusiera al mismo nivel que yo y acto seguido empezamos a caminar al unisonó hacia la supuesta fabrica que vendían diales no muy lejos de nuestra posición.

El camino es bastante agradable y súper diferente a como se puede apreciar en las islas inferiores. Los caminos son bastante más tranquilos y transitables ya que no hay exceso de población en este pueblo y además los animales están en armonía con las personas, lo cual abajo es un poco difícil ya que los capturamos para venderlos o peor, para comérnoslo.

El camino se hacía largo pero para nada aburrido debido a las grandes vistas y paisaje que se puede apreciar pero no encontraba la forma de preguntarle a aquel señor sobre algo o al menos entablar alguna conversación decente y para pasar el tiempo pero ninguna idea me viene a la cabeza. De pronto el chaval empezó la conversación mientras agradecía mentalmente que diese dicho paso. Su pregunta es que si mi viaje lo hacía en solitario o con banda, lo que me hizo recordar a mi ex banda Shinri No Tsukai y mis ojos mirasen al suelo más cerrado de lo normal sin perder el paso.

-Pues….desde que me separe de mi antigua banda he estado viajando solo. Esto no suelo contarlo pero…no se…me has hecho recordar los buenos momentos que pasaba con Azu…

Sert de pronto en mi mente me tapo la boca mientras me miraba con los ojos serios. Este me empezó a alardear de que no debía contar cosas de mi pasado o cosas importantes a desconocidos y aun mas si me resultaban conocidos ya que podrían traerme problemas, a lo cual no le puse pega y intente seguir con el tema sin dejar mucho tiempo el margen de espera.

-A lo que iba. Viajo solo últimamente en busca de poder jejeje.

Mi cara se mostraba alegre pero lo más adentro mía expresaba ira y venganza. Aun no he conseguido el poder divino y únicamente tengo en mi poder un cuerpo que no me permite desarrollar y dar el mejor de mis rendimientos….aunque una de las espadas legendarias estuviesen en mi poder aun no me era suficiente para enfrentarme contra mi padre… Ahora solo me queda esperar la respuesta del chaval mientras sigo avanzando hacia la fabrica, la cual ya se divisa a lo lejos

27/12/2012

Mientras andábamos, parecía que iba a contarme algo sobre su pasado, lo que me daría las pistas necesarias para descubrir quién era aquel tipo. Pero, en el último momento, cerró la boca. Le pude entender una palabra que comenzaba por azu...

No puede ser... ¿Allen?

Todo empezaba a encajar: aquel tipo había dicho algo sobre azu, aunque no había acabado la frase. Podía ser Azumi Kento, líder de Shinri no Tsukai, la que fuera mi división jefa dentro de los Revolucionarios. Y su pelo... ese pelo blanco... era casi inconfundible. Podía asegurar casi al cien por cien que aquel hombre con el que estaba caminando eran Allen, el hombre contra el que hacía tiempo que había peleado junto con mis hermanos.

— Así que solo, ¿eh? — dije, en tono de sospecha, pero sin que se notara demasiado. — Yo viajo con mis hermanos. Antes éramos revolucionarios, pero dejamos ese camino hace mucho.

Sabía que aquel tipo era Allen, estaba convencido, y quería picarle sacando el tema de la Armada Revolucionaria para que acabara de decírmelo. Sabía que, si era yo quien daba el primer paso, él me contaría la verdad. Continué andando mirando al cielo, y puse las manos detrás de la cabeza, entrelazando los dedos. La brisa me azotaba en la cara, pero era una sensación agradable. El cielo estaba empezando a cubrirse cada vez más de nubes, a cada cual más negra que la anterior.

Puede que al final sí que llueva, pensé.

Casi habíamos llegado a la fábrica. El camino, aunque largo, se había hecho muy ameno. La compañía de aquel hombre me reconfortaba, y no sabía por qué. Me sentía muy a gusto con él.

Seguí caminando intentando olvidar el tema de Azumi que me había llegado a la cabeza y centrarme en lo que me había llevado hasta aquí que es la búsqueda de los diales para mi arsenal ya que lo necesitaría para completar mi técnica secreta, pero aun estaba incompleto ya que debía canalizar aun mejor mi energía para poder formarlo. De pronto un par de ardillas salieron de los arbustos y sin mediar ni un gesto volvieron a meterse haciendo que mi rostro por unos instantes se mostrase alegre por ver que esos animales habían conseguido habitar esta isla…seguramente muchos animales desde el comercio habrán optado a vivir en esta isla del cielo donde sus vidas no peligran como ocurre abajo.

Cada paso que dábamos nos acercaba aun mas a la fabrica la cual se podía ver su gran tamaño que no es nada comparable a la que tenemos en la tierra y aun menos lo limpia que parece desde el exterior. Cuando iba a proceder a continuar el rumbo desde que le formule la respuesta a su anterior pregunta al señor que me acompañaba este se digna a responder, lo que me obliga a mirarle oyendo su respuesta.

- Yo viajo con mis hermanos. Antes éramos revolucionarios, pero dejamos ese camino hace mucho.

¿Revos?¿Hermanos? Aquellas palabras penetraron rápidamente en mi mente accediendo a mi cerebro a una gran velocidad. Sert tras oír esas palabras abrió los ojos de par en par y acto seguido empezó a comunicarse conmigo apoyándose en una mano conmigo. Entre sus palabras me empezó a decir que recuerda a ver visto un grupo de gente que se parecían mucho entre ellos y además eran revolucionarios. Me quede atendiéndole y escuchando lo que decía….

¡DIOS! Se me había olvidado por completo. A este tío lo había visto en aquel sitio cuando me estaba disponiendo a entrenarme normalmente por que había oído que habían aparecido piratas muy poderosos en aquel sitio. Si mal no recuerdo su nombre es.…

[FlashBack]
~ Yo soy Suzaku Shakkin, capitán de la subdivisión revolucionaria Shinri no Shokku, que a su vez, es vuestra subdivisión. Si de verdad eres quien dices ser y perteneces a donde dices, has tenido que oír hablar de nosotros por necesidad. Habla.

-¿División?¿Mugeito? Jamás he oído dicho nombre y aun menos que tenemos una división por lo que lo siento si desconfió de vuestras palabras.

[Fin-Flashback]

Mis ojos estaban abiertos de par en par mirando a aquel sujeto a lo que nada mas acabar de recordarlo todo me aleje como un poseso y me estrompe contra uno de los arboles dejando que un par de manzanas cayesen mientras apoyaba una de mis manos en la cabeza y otra hacia su cuerpo.

-¡Tu eres aquel chico que encontré en Jaya! Por favor no me golpees. Prometo que en aquella ocasión fue Sert quien te golpe y yo solo buscaba entrenarme...-digo todo sorprendido por tal encuentro en este sitio.

No entendía por qué mi actitud había cambiado a la de un niño crio pero aquel tío era Suzaku quien encontré en Jaya hace tiempo y además por culpa de una búsqueda de personal nos pusimos a pelear y aquella batalla me sintió bastante mal, lo único que espero es que no empecemos otra pelea ya que eso es lo que más odio en una isla tan pacifica como esta.

27/12/2012

Cuando comenté lo de mis hermanos y el haber pertenecido a la Armada Revolucionaria, aquel hombre comenzó a ponerse extremadamente nervioso. Tanto que, tras balbucear unas palabras intentando acabar de concluir quien era yo, corrió hacia atrás, golpeándose contra un árbol del que cayeron dos manzanas. Una de ellas, vino a parar a mis pies. Me agaché para recogerla y, tras limpiarla un poco en mi ropa, le di un gran y fuerte mordisco. Entonces, me fui acercando lentamente hacia él. No nos separaba mucha distancia, pero se hizo larga debido a la lentitud a la que me acercaba. Le di otro mordisco a la manzana. Mi cara era de seriedad total. Cuando llegué a su altura, estiré una mano hacia él, aún con un gesto tremendamente serio.

— Tranquilo, Allen. Todo olvidado. — dije tras cambiar mi gesto a una gran sonrisa. Me encantaba gastar bromas.

Le ofrecí la mano para que se levantara de donde estaba sentado. Tras sus palabras, no me quedaba duda: sabía que aquel hombre era Allen, uno de los tripulantes de la Shinri no Tsoku, la división revolucionaria de Azumi Kento, mi ex-superior.

¿Cómo le habrá ido al viejo Azumi?

Cuando se levantó Allen, le pregunté acerca de Shinri no Tsoku y qué había sido de ellos, ya que no hacía bastante tiempo que no sabía nada de ellos, ninguna noticia. No podía esperar a que me contara todo. La verdad es que me consideraba bastante curioso y me gustaba saber cuanto más, mejor. Así que espere paciente a que Allen me lo contara.

Me quede observándole mientras este se me acercaba todo serio. Como me imaginaba aquel acto que le hice en aquella isla le habrá ofendido demasiado y ahora quera matarme, a lo cual me pienso oponer obviamente, pero no me esperaba tener que pelear en una isla y menos en Skypeia que es conocido por ser pacifica y si empezamos una pelea lo único que conseguiremos será acabar con la buena reputación de este sitio.

Me disponía a pedirle unas disculpa cuando una de sus manos se dirigió hacia mi dándome la oportunidad de levantarme acompañado de unas palabras de perdonamiento por lo de aquel día. Según el no pasaba nada y que eso quedara en el olvido a lo que yo reaccione con un suspiro más poder usar su mano para levantarme cómodamente.

Tras aquel acto y con una sonrisa me iba a disponer a andar junto a él cuando este me pregunto sobre Azumi y como andaba. Yo por mi parte mire cabizbajo hacia abajo nuevamente y volví a mirarle acto seguido ya que realmente no sabia mucho desde que me fui y mientras andaba con el no supe de la existencia de la subdivisión excepto cuando le pregunte, pero no obtuve ninguna información extra.

-Pues si te soy sincero desde que abandone la banda por motivos personales no se nada de ellos ni de vosotros por lo que realmente soy el menos capacitado para darte una explicación o como van. Solo se que seguramente este un poco apenado por mi marcha y os ande buscando…..a saber.

Tras decir esas palabras volví a sonreír y haciéndole un gesto empecé a dirigirme nuevamente hacia la fabrica ya que estaba empezando a llover poco a poco dejando que un par de gotas cayesen al suelo mientras otras me caían a la cara. Solo esperaba encontrar un refugio antes de que esto fuese a peor y acabase mojándome.

27/12/2012

Escuché la pequeña historia que Allen me contaba, poniendo especial cuando habló sobre su abandono de Shinri no Tsukai. Tras no contarme los motivos de dicho abandono, me comentó que no sabía qué había sido de ellos... y yo tampoco lo sabía, lo que me frustraba, pues tenía buena relación con el Capitán Azumi Kento.

Espero encontrarme algún día con él ahí abajo. Me gustaría saber qué fue de su tripulación, pensé.

Continuamos andando y, lo que hacía unos minutos eran un par de gotas, se estaba convirtiendo a cada segundo en una fuerte tormenta. Las nubes negras cubrían todo el cielo, y ya habían tapado al sol hacía rato. Debíamos buscar algún sitio para refugiarnos, y pronto, pues la naturaleza era implacable. Corrí hacia la fábrica y le hizo un gesto a Allen para que me siguiera, aunque realmente esperaba que lo hiciera sin más, pues no creo que le gustara demasiado mojarse. Cuando llegué a la fábrica, pude ver que era un lugar totalmente gigantesco, mucho más grande que las que había en el mundo de abajo. Estaba pintada de colores vivos y tranquilizadores. La puerta de entrada medía al menos cuatro metros de alto por dos de ancho, y acababa en un semicírculo arriba. Estaba hecha de madera maciza. Antes de llegar a la puerta había una capota que cubría el sitio a modo de porche. Un gran letrero rezaba: “Dialandia, compre aquí sus diales”.

— Se lo tienen bien montado. — dije, pensando en alto.

Me sacudí un poco la ropa para quitarme la mayor cantidad de agua que me fuera posible, y me sacudí los pies para quitarme un poco de arena que se me había metido en las chanclas. Luego, me pasé las manos por el pelo para secármelo lo más posible.

— Bueno, ya hemos llegado. ¿Entramos o qué?

Tras contarle mi historia a Suzaku empecé a notar como las gotas que me estaban cayendo en la cara empezaban a aumentar sin parar dejando que mi ropa se empezase a empapar en apenas unos segundos. Yo como un poseso empiezo a correr hacia la fábrica siguiendo a mi acompañante para poder refugiarnos de esta lluvia que no sé ni cómo cojones había llegado hasta aquí en tan poco tiempo.

Seguimos avanzando lo más rápido que pudimos entre las cuales casi me caigo de boca alguna que otra vez por los charcos hasta que al final llegamos a la susodicha fabrica en el momento justo dejándonos ya por fin en la zona tapada.

Empecé a moverme como un perro para quitarme toda el agua acumulada y luego con la mano en zonas más intimas. Sinceramente esto era bastante extraño la acumulación de agua tan rápido pero que se le va a hacer, para la próxima debería traerme un paraguas o algo por el estilo. Mientras ya estaba por la zona por los pies Suzaku empezó a preguntarme si entrabamos a lo cual conseguí decirle que si con un movimiento de cabezas.

Tras secarme lo más posible y aun al lado de Suzaku toque una campanita que hay encima nuestra para ver como al poco rato la puerta empezó a abrirse dejándonos ya la prioridad de entrar a lo cual no me negué y empecé a adentrarme seguramente con mi compañero al lado. Ya una vez dentro se podía ver toda las maquinas de la fabrica creando una gran cantidad de diales a lo cual no se podía alcanzar con la vista, excepto un bloqueo a pocos metros delante nuestra con un señor en lo que parece ser una taquilla. Este es un ángel al igual que el resto y parece bastante simpático así que procedí a acercarme hacia él mientras las puertas traseras se cerraban dejándonos dentro.

-Hola disculpa. ¿Tenéis unos diales de rayos por un casual? Es que ando buscando para mi colección y además unos de fuegos para mi compañero.

27/12/2012

Después de que Allen tocara a una campanilla, las puertas se abrieron de par en par como por arte de magia, sin que nadie las tocara. Dentro se veía una gran fábrica con gran cantidad de maquinaria. Decenas de máquinas trabajaban sin parar en la fabricación de diales de todo tipo. Los había de diferente forma y tamaño, de diferente color... Me quedé bastante sorprendido, pues una de mis pasiones era la ingeniería, y aquello era algo impresionante. Me quedé embobado mirando a todas partes, a cualquier pequeño detalle, a cada cual más espectacular que el anterior.

Menuda maravilla. No hay de éstas en el mundo de abajo, pensé.

Cuando me di cuenta que tenía la boca tan abierta que mi mandíbula casi podía tocar el suelo, agité mi cabeza horizontalmente para volver al mundo real. Allen se había adelantado un poco hasta un mostrador que había enfrente de nosotros. Detrás del mostrador había un ángel, igual que los demás, con sus dos alas a la espalda y una sonrisa de oreja a oreja. Me encantaba aquel lugar. Las puertas se cerraron de golpe, lo que me sobresaltó un poco.

— Ay madre... — dije, en bajo.

Allen le pidió al dependiente unos diales de rayo, y luego le pidió unos de fuego para mi. Tenía en mente alguna otra cosa, pero no había pensado en los de fuego, y la verdad es que era una apuesta bastante buena. De todas formas, me acerqué al mostrador apoyé mi codo izquierdo, dejando al dependiente a mi izquierda y a Allen delante de mi. Giré la cabeza hacia el angel.

— Buenas. ¿Cómo va todo? — dije, para no parecer demasiado tosco. — A parte de los diales de fuego, ¿podría sacarme unos diales de impacto? Quiero maravillarme con esa perfección de la tecnología.

El dependiente nos sonrió y asintió con la cabeza. Se dio la vuelta y se fue hacia el almacén, por lo que pude deducir. Miré a Allen y le sonreí.

— Aún no puedo creer que estemos aquí. — dije, ilusionado, mirando a todas partes. — ¿Has visto qué avances tienen aquí? Ojalá el mundo de ahí abajo fuera igual.

Un sentimiento de pesadumbre me recorrió el cuerpo, pensando en lo mal que estaba el mundo de abajo comparado con Skypiea. Tal vez, algún día, lograríamos que todo fuera bien. Aunque ese día estaba lejos.

Aquel lugar era bastante increíble. El simple hecho de pensar que la tecnología de Skypeia es bastante superior a la de los humanos me hacia comprender que estos llevaban trabajando con la industria y la creación de diferentes cosas desde mucho tiempo antaño y para colmo no contaminaban ya que parece que usan algún tipo de energía renovable como es el caso de la luz solar ya que al estar por encima de las nubes suele haber muchísima luz. Además, al no haber contaminación algún, el aire que se puede respirar es bastante limpio y no es tan impuro como es en las tierras inferiores con sus barcos y demás cacharros que emiten Co2 al aire.

Empecé a mirar de reojo a la fabrica cuando Suzaku se me acerco a mi posición y se coloco hacia mi izquierda para dirigirse hacia el dependiente al igual que hice yo, el cual le miro aun con esa sonrisa bastante simpática. Suzaku además de los diales de fuego le interesaba los de impacto que ahora que me viene a la cabeza es un mecanismo un tanto extraño que supuestamente funciona con algún tipo de muelle o comprensor que absorbe la energía de los golpes para luego devolverlos con la misma potencia. Un mecanismo que aun me sorprende que pueda existir y ahora me interesaba adquirir uno por lo que cuando el dueño vuelva le reconfirmare mi compra con ese.

Suzaku se dirigió hacia mi nada mas pedir su compra mientras yo pensaba en los diales. Según el este avance tecnológico es muy gratificante y además no se lo podía aun imaginar. Además me dice que ojala el mundo de abajo fuese igual al de esta zona a lo cual le mire con una sonrisita en mi rostro mientras unas carcajadas se me escapaban.

-Si cierto. Lo malo es la disposición de la maquinaria y el no contaminar, lo que seguramente en nuestras islas aun sea difícil de conseguir. Solo espero que algún día los Skypieanos y nosotros vivamos en un mundo lleno de paz y sin guerras, dando por sentado además el gran avance-digo con la sonrisa en mi rostro.

Sinceramente si esto lo tuviésemos allá abajo la gente dejaría de venir a este sitio y eso joderia la mercancía del sitio pero si esto siguiese así los piratas y vándalos vendrían aquí únicamente para robar diales como yo pensé en un principio y de lo cual me arrepiento. No sé como acabaría si se diese el caso de unificar ambos sitios, pero solo espero a que tire al mejor sitio y equilibrado.

De pronto unos pasos se empezaron a oír desde el mostrador. Seguramente el ángel ya haya encontrado la mercancía por lo que espere a ver si el ángel aparecía delante nuestra y nos mostraba esos diales tan buenos y Suzaku conseguía los que anhelaba….ojala no salgan muy caro jejeje.

27/12/2012

Después de haber tenido una pequeña conversación con Allen acerca de la diferencia entre los dos mundos, el dependiente volvió, cargando en sus manos con dos cajas de cartón de tamaño normal. Dejó las dos cajas en el mostrador y abrió una, enfocándola hacia nosotros para que viéramos el contenido.

— Estos son diales eléctricos. — nos explicó el dependiente. Al contacto, sueltan una descarga eléctrica en el punto de impacto.

Había oído hablar de aquellos aparatos, los diales, pero nunca los había visto en persona. Tenían forma de caracola de mar. Según parecía, se enfocaba la parte abierta hacia el objetivo y ésta soltaba una descarga eléctrica. Saqué uno de la caja y lo palpé, examinándolo. Luego, lo dejé en el mostrador en frente de Allen para que lo viera él también.

— Aquí tenemos los diales de fuego, como usted pidió. — dijo el ángel mientras sacaba otro tipo de dial, pero de la misma caja.

Éstos diales tenían un aspecto más tosco, de color rojo. Su forma era de caparazón de cangrejo marino, incluso con pinchos por su exterior. Era ruda al tacto y bastante tosca. A penas pesaba unos gramos, lo que hacía suponer que era tremendamente ágil. Mi cara de asombro al pensar cómo podían haber creado aquello no tenía parangón. El dependiente cogió la caja y la bajó del mostrador, dejándola de su lado pero en el suelo. Yo le pasé el dial a Allen, tal como había hecho antes con el eléctrico. Entonces, el ángel cogió la otra caja y se la acercó. La abrió con cuidado y volvió a enfocarla hacia nosotros.

— Éstos, amigos míos, son diales de impacto. — comenzó a explicar en un tono de misterio. — Absorberán cualquier golpe, no importa lo fuerte que sea, y lo devolverán en el momento que queráis. Es uno de los diales más poderosos que hemos inventado.

Mis ojos se abrieron como platos, y se podía percibir un brillo en ellos. Aquella suerte de ingeniería escapaba del conocimiento de los humanos normales del mundo de abajo. Ni si quiera con mis conocimientos y tras analizarlo durante un par de minutos fui capaz de averiguar como era su funcionamiento.

— Esto es increíble. — le dije al dependiente, con el dial aún en las manos.

Dejé el dial en la caja, pues no quería romperlo ni nada por el estilo. Me moría por conseguir uno de aquellos objetos, aunque por cuáles eran sus propiedades, seguramente se saldría de mi presupuesto.

Tras charlar un poco con mi acompañante puedo ver como el dependiente vuelve hacia donde nos encontrábamos pero la diferencia es que ahora portaba dos cajas de maderas en sus manos una encima de otra, las cuales supongo que no pesan mucho ya que si puede cargarlas tan fácilmente será por el mínimo peso que tienen. Pero a lo que voy. Estas las deja encima del mostrador y adelantando una de ellas más hacia nuestros rostros nos muestra su contenido.

Poco a poco empieza a abrir la caja dejando ver su contenido. Estos según cuenta el ángel son los diales de tipo eléctrico y pueden dar descargas eléctricas al mínimo toque. Mis ojos se abrieron de par en par mientras contemplaba como Suzaku los ojeaba y luego me lo pasaba para yo acto seguido manosearlo un poco. Su estructura y composición eran idénticas a las de una caracola de mar y además con una belleza sin igual muy diferente a todos los mecanismos que se suelen hacer. Además estas parecen tener una gran dureza ya que si no, no podrían aguantar tales presiones que albergan.

Sinceramente me interesaba bastante el adquirir una de estas y si podía ser también de las de impacto por lo que deposite dicha caracola nuevamente a su caja mientras el dependiente mostraba a continuación una de color rojo.

-Dios que belleza.

Estas dejaban salir una cantidad de fuego cuando era activado lo que muchos les venían de perlas en determinados momentos. Yo por mi parte detesto un poco el fuego ya que es un punto débil de mi Akuma pero por otro lado su poder ayudaba en muchas de las batallas cuando poseía una espada con este elemento, pero hace poco se la vendí a un sujeto un pelín peculiar.

Suzaku procedió acto seguido a entregármela cuando la termino de cotillear y yo realice el mismo procedimiento de antes y viendo cómo podría emplearla de la mejor forma pero ya que me urgía más prisa mirar la de impacto la deje en la caja y espere con asombro a que el dependiente nos la mostrara con el mayor detenimiento posible.

Este acto seguido de dejarla en su caja empezó a mostrar los diales de impacto. Mi asombro no daba para basto y aun mas con la definición que se me estaba presentando por aquel señor. Según el esta caracola tiene el poder de coger cualquier impacto y sin remordimiento absorberlo en su contenido y luego devolverlo cuando le interesaba a la persona. Si eso es cierto esta caracola tiene que tener una dureza sin igual para poder albergar tanto poder y además poder aguantar cualquier impacto..

-Una pregunta. Si estos diales pueden albergar tanto poder y pueden recibir de todo…¿Dices que nunca puede ser destruido? O mejor ¿Pueden albergar un poder superior a cualquier cañon del mundo?

Es que aquella duda me empezó a recomer por dentro ya que si era cierto que absorbe de todo eso significa que puede recibir cualquier impacto del mundo y aguantarlo en su poder, lo cual supongo que no podría pero al menos debería tener un límite y como ingeniero quería saber cuál es.

-Además me gustaría sin importar mi anterior pregunta dos de estos diales, uno eléctrico y otro de impacto.

27/12/2012

Cuando Allen le preguntó al ángel si aquellos objetos llamados diales de impacto eran capaces de soportar cualquier golpe sin romperse, empezó a contarnos, por encima, la tecnología con la que estaba fabricado. Cada poco nos decía que no podía revelar demasiadas cosas sobre el dial, pero en los ojos se veía que se moría de ganas por desvelar todo... y yo por escucharlo. Allen le pidió un par de diales, uno de fuego y otro de impacto. Asentí con la cabeza levemente, aprobando la compra de mi acompañante. En ese momento, metí la mano en el bolsillo para coger mi cartera. Al abrirla, vi que dentro no tenía ni un mísero berrie. Me lo había dejado todo en el barco y no podía comprar ese dial de impacto que tanto me había gustado.

Me voy a cagar en la puta...

Miré a Allen, esperando a que acabara de hacer su compra. En lo que acababa, caminé un rato por la fábrica, admirando la maquinaria que había por allí. Una vez acabó de realizar todas sus compras, me dirigí hacia él.

— Bueno jefe, ¿nos vamos?

Empecé a caminar hacia la puerta, esperando a que Allen me siguiera. Una vez llegué, abrí la puerta y vi que fuera hacía un sol espléndido. Salí a la calle a disfrutarlo, mientras esperaba a que Allen saliera de la fábrica de diales.

Lástima no haber tenido dinero...

Una bandada de pájaros surcó el cielo y se posó en un árbol cercano. A mi siempre me habían encantado los animales, así que me acerqué al árbol y, lo escalé con cuidado para no espantarles. Una vez en una rama, uno de ellos se me posó en el hombro.

— Hola pequeñín. — dije, con una gran sonrisa en la cara.

Aquello era una situación preciosa, en comunión con la naturaleza.

A ver cuánto tarda este hombre, pensé.

Nada mas pedirle unas explicaciones al ángel, este empezó a ponerse en una posición dubitativa mientras empieza a explicarme así por encima la composición del dial, pero sin contarme como absorbe los ataques, lo cual es lo que más me intriga, pero tampoco voy ahora a ponerme con exigencias ya que soy un mísero comprador y él, el vendedor. Yo seguí mirando un momento más el dial mientras este empezó a sacar una calculadora y a contar los diales que eran en total 3 para saber el precio total.

Tras unos segundos pulsando unas teclas por fin soltó la cifra la cual ascendía hasta 10.000 berries, dejándome a mí con unos ojos bastante abiertos por tal cifra. Sinceramente no me esperaba tal cantidad pero no me podía quejar ya que es un objeto bastante currado por lo que asciéndale un gesto al muchacho empecé a buscarme en los bolsillos buscando lo que había traído para esta situación si se presentaba.

Aun buscando en el bolsillo Suzaku se me acerco diciéndome que si nos íbamos a lo cual le respondí que esperase un momento con una sonrisa. Mientras procedía a volver a girarme mi cara cambio a una inquietada ¿Jefe?¿Me acaba de llamar jefe? No me esperaba tal alabo por lo que una sonrisita escapo de mi rostro mientras por fin saque el dichoso objeto de las narices.

Una bonita pelota de goma saque de mis bolsillos y acto seguido la coloque en la mesa. Esta mide 5 centímetros de radio pero se podía moldear y deformar a placer, lo cual seguramente atraerá su atención y conseguiré comprar al menos el dial de impacto.

-Te ofrezco esto y 1000 berries por el dial de impacto. ¿Te parece?

El dependiente se rió tras mostrarle mi oferta y haciéndome un gesto negativo me dijo que debido al contacto con la tierra muchas cosas ya habían conseguido como era el caso de mi pelota. Haciéndole un gesto un poco de crio le agradecí por las molestias ya que no poseía tanto dinero para el del impacto (5000 berries) ni para los otros ya que únicamente tengo 1000 berries. El buen ángel me hizo con un gesto amable y con una sonrisa me dice que espera verme a mí y mi compañero de vuelta aquí en poco tiempo a lo cual yo le respondí con una afirmación.

Parece que mi suerte no había sido buena pero al menos no podía quejarme ya que me había rencontrado con un viejo compañero, el cual me llamo jefe y además el sol parecía volver a salir lo que por un instante fue un gran destello que me causo un dolor en los ojos por un momento. Tras eso un hombre aparece en un árbol, siendo este mi compañero que parece que esta acariciando a un pájaro lo cual me desconcierta ya que no sabía que le gustaban los animales.

-Ey parece que te gusta también los animales jejeje.

No sabía que a Suzaku le interesara los animales al igual que a mí, ya que desde pequeño estos han sido un apoyo bastante grande para mí y además su estilo de vida comparada con la nuestra es diferente ya que ellos únicamente cazan para sobrevivir en cambio que nosotros que lo hacemos por gusto y investigación lo cual me repugna el pensarlo.

-Por cierto. Al final no he podido conseguir diales no tengo el dinero suficiente para pagarlo jejeje, al menos me queda la memoria de haberme rencontrado con alguien de aquel día-digo con una cara sonriente-A SI. Ahora que me acuerdo….

Hice un análisis mental para acordarme de todos los rostros de aquel día y poder así decirlo con más exactitud lo que tenía que decirle que espero que se lo tome bien ya que para nada es una ofensa hacia aquel grupo.

-Que por lo de aquel día te queria pedir perdón a ti y a todos y como no he podido decirlo me gustaría que se los dijeras y además que si desean una revancha en cualquier momento pueden quedar conmigo y hacerlo. Solo quiero pedir perdón por el control de Sert aquel día…

27/12/2012

Después de esperar unos minutos a que Allen saliera de Dialandia, la fábrica de diales en la que habíamos estado intentando conseguir que nos vendiera algunos artículos, me comentó que no había sido capaz de comprar nada debido al alto precio de los mismos. Tras eso, el pájaro con el que estaba jugando echó a volar. Pude ver en la cara de Allen que a él también le encantaban los animales. Luego, me volvió a pedir perdón por el encuentro que tuvimos hacía tiempo mis hermanos y yo contra él. Fue un momento en el que peleamos, pues no Allen no se creía que éramos aliados.

— Ya te lo dije antes, amigo mío. — comencé. No hay ningún problema por aquello. Todo olvidado. Si algún día volvemos a encontrarnos, ya veremos qué pasa.

Me agarré con las manos al árbol y di un salto para bajar. Allen no sabía cuál era el poder de mi fruta y quería que siguiera así. Es más, ni siquiera sabía que yo era usuario de fruta. Una vez abajo, anduve hacia él con las manos detrás de la cabeza y los dedos de ambas entrelazados entre ellas.

Ha sido bonito venir a Skypiea, pensé.

— Allen, ha sido un placer volver a verte y encontrarte aquí, pero debo partir. Mis hermanos me esperan.

Le extendí la mano para estrechar la suya, en señal de buen rollo y para demostrarle que no le guardaba ningún rencor por lo que había pasado hacía más de dos años. Después, me di la vuelta y me dirigí hacia el lugar por donde había subido con mi embarcación hasta la isla del cielo. El sol empezaba a ocultarse tras el horizonte, llegando así la noche. Estando de espaldas a Allen y caminando, alejándome de él, levanté mi mano derecha y estiré los dedos índice y corazón para despedirme de él.

Algún día repetiremos nuestra pelea, Allen. Ya estoy deseando que llegue ese momento.

Y, cuando eché la vista atrás, ya no podía ver a Allen. Mi día en Skypiea había concluido, y debía volver con mis hermanos. Aunque esperaba volver alguna vez.

OFF: Fin de mi rol.

[Privado] ¿Amigo o Enemigo? Un reencuentro muy akumoso

[Privado] ¿Amigo o Enemigo? Un reencuentro muy akumoso {Dom 17 Mar 2013 - 23:46}

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