Yuu Kinzoku
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Akuma no mi
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Era una tarde tranquila, me había tomado unos días de descanso después de un trabajo que tuve que hacer en la Isla Conomi y me gustó la zona y pensaba quedarme unos días por aquí relajándome y entrenando un poco el poder sobre mi Akuma.
Estaba en el campo, levantando y tirando paredes, intentando aumentar mi máximo de altura, poco a poco lo conseguía en un mes había conseguido hacer paredes de medio metro más alto de lo normal, veía que el entrenar la Akuma podía venirme bien, hasta entonces nunca había entrenado apenas, simplemente usaba el poder sin pensar en potenciarle.
Era más tarde del medio día y después de comer decidí crear una especie de pesebre para que me diera sombra y poder dormirme un rato, hice también un baúl para guardar allí mi rifle, mi dinero y mi munición y después me tumbé sobre la hierba y cerré mis ojos.
Estaba en el campo, levantando y tirando paredes, intentando aumentar mi máximo de altura, poco a poco lo conseguía en un mes había conseguido hacer paredes de medio metro más alto de lo normal, veía que el entrenar la Akuma podía venirme bien, hasta entonces nunca había entrenado apenas, simplemente usaba el poder sin pensar en potenciarle.
Era más tarde del medio día y después de comer decidí crear una especie de pesebre para que me diera sombra y poder dormirme un rato, hice también un baúl para guardar allí mi rifle, mi dinero y mi munición y después me tumbé sobre la hierba y cerré mis ojos.
Hikari Nozomi
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Isla Conomi... Da gusto volver.
Hacía mucho tiempo que no había visto los grandes campos de la Isla Conomi, pero, casualmente, me encontraba navegando por el East Blue y, la isla donde conocí a mi primer amor, era de parada obligada. Recordaba perfectamente la situación, debajo de un árbol y sobre un manto de flores, donde le pedí a aquella mujer que pasara el resto de sus días conmigo. Lamentablemente, la vida no nos había permitido cumplir nuestro sueño de un amor eterno y nos tuvimos que separar.
Me encontraba paseando por los campos de la Isla Conomi. El sol estaba ligeramente cubierto por nubes blancas, lo que permitía caminar con comodidad sin quemarte la piel y aquello, acompañado por una ligera brisa refrescante, hacía que el paseo fuera muy agradable. Llevaba las manos en los bolsillos y la cabeza mirando al cielo.
— Todo sigue tan precioso como siempre. — dije en voz baja, para mi.
Seguí andando y hubo algo que me desconcertó por completo. En el lugar donde debía haber más campo y más flores, había una especia de cabaña hecha con paredes de un material blanquecino. Miré a todas partes, buscando alguien que fuera el propietario de aquel lugar, pero todo estaba desierto en varios kilómetros a la redonda, así que decidí acercarme. Aquello era bastante raro, pues las casa de la isla estaban todas juntas en el pueblo y no tenían ese aspecto. Me aproximé con cuidado, sin hacer nada de ruido. Por el lado contrario al que me encontraba había una abertura, la cual era la entrada a aquel pesebre improvisado. Dentro había un hombre durmiendo. Tenía el pelo rubio e iba con una camiseta blanca. Detrás de él había un baúl cerrado.
¿Pero quién coño es este tío?
Hacía mucho tiempo que no había visto los grandes campos de la Isla Conomi, pero, casualmente, me encontraba navegando por el East Blue y, la isla donde conocí a mi primer amor, era de parada obligada. Recordaba perfectamente la situación, debajo de un árbol y sobre un manto de flores, donde le pedí a aquella mujer que pasara el resto de sus días conmigo. Lamentablemente, la vida no nos había permitido cumplir nuestro sueño de un amor eterno y nos tuvimos que separar.
Me encontraba paseando por los campos de la Isla Conomi. El sol estaba ligeramente cubierto por nubes blancas, lo que permitía caminar con comodidad sin quemarte la piel y aquello, acompañado por una ligera brisa refrescante, hacía que el paseo fuera muy agradable. Llevaba las manos en los bolsillos y la cabeza mirando al cielo.
— Todo sigue tan precioso como siempre. — dije en voz baja, para mi.
Seguí andando y hubo algo que me desconcertó por completo. En el lugar donde debía haber más campo y más flores, había una especia de cabaña hecha con paredes de un material blanquecino. Miré a todas partes, buscando alguien que fuera el propietario de aquel lugar, pero todo estaba desierto en varios kilómetros a la redonda, así que decidí acercarme. Aquello era bastante raro, pues las casa de la isla estaban todas juntas en el pueblo y no tenían ese aspecto. Me aproximé con cuidado, sin hacer nada de ruido. Por el lado contrario al que me encontraba había una abertura, la cual era la entrada a aquel pesebre improvisado. Dentro había un hombre durmiendo. Tenía el pelo rubio e iba con una camiseta blanca. Detrás de él había un baúl cerrado.
¿Pero quién coño es este tío?
Yuu Kinzoku
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Estaba quedándome dormido ya cuando escuché que alguien se acercaba, esperé a ver si pasaba de largo pero pensé un poco y llegué a la conclusión de que un pesebre hecho con paredes blanquecinas en medio del campo iba a llamar un poco la atención por lo que me incorporé e intenté despejarme un poco aunque me costó bastante.
Mierda... Estaba apunto de dormirme ya...
Miré y vi un hombre con el pelo largo por debajo de la cintura que ondeaba debido a la brisa que había con unos pantalones de cuero negros, camiseta y botas. Parecía algo extrañado, su cara mostraba algo de asombro y supuse que era por el hecho de encontrarse un pesebre en medio de la nada.
Este tío está loco, al sol y con esas pintas... Debe sudar a lo catarata...
Me levanté y me estiré, después di unos pasos lo justo para salir del pesebre y comencé a hablar.
-Buenas tardes, siento mi aspecto pero estaba intentando dormir después de una durísima mañana de entrenamiento. Me llamo Yuu Kinzoku. ¿Es usted el dueño de este campo? Espero no haber causado problemas por haber puesto esto aquí, puedo deshacerlo en un momento si le importuna.
Mierda... Estaba apunto de dormirme ya...
Miré y vi un hombre con el pelo largo por debajo de la cintura que ondeaba debido a la brisa que había con unos pantalones de cuero negros, camiseta y botas. Parecía algo extrañado, su cara mostraba algo de asombro y supuse que era por el hecho de encontrarse un pesebre en medio de la nada.
Este tío está loco, al sol y con esas pintas... Debe sudar a lo catarata...
Me levanté y me estiré, después di unos pasos lo justo para salir del pesebre y comencé a hablar.
-Buenas tardes, siento mi aspecto pero estaba intentando dormir después de una durísima mañana de entrenamiento. Me llamo Yuu Kinzoku. ¿Es usted el dueño de este campo? Espero no haber causado problemas por haber puesto esto aquí, puedo deshacerlo en un momento si le importuna.
Hikari Nozomi
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Aquel hombre al que me acababa de encontrar se sobresaltó cuando me vio aparecer. Me contó que se llamaba Yuu y que estaba en aquel campo simplemente descansado. Luego me preguntó si me molestaba que estuviera allí y que podía deshacer la estructura.
¿Deshacer? ¿Ésto? Así que eres usuario...
— Yo me llamo Hikari Nozomi, encantado de conocerte.
Después de presentarme, Yuu se levantó y se estiró con fuerza, saliendo después del pesebre donde estaba durmiendo. Era un hombre alto y musculado, con el pelo rubio. Saqué un paquete de tabaco del bolsillo izquierdo de mi gabardina y me puse un cigarro en la boca. Luego, le ofrecí uno a Yuu. Saqué el mechero y me encendí el pitillo, dándole una larga y profunda calada. Miré al cielo para soltar el humo, haciendo que éste fuera hacia arriba.
— Y dime, ¿qué te ha traído a esta isla? — pregunté, con afán de iniciar una conversación con aquel tipo.
¿Deshacer? ¿Ésto? Así que eres usuario...
— Yo me llamo Hikari Nozomi, encantado de conocerte.
Después de presentarme, Yuu se levantó y se estiró con fuerza, saliendo después del pesebre donde estaba durmiendo. Era un hombre alto y musculado, con el pelo rubio. Saqué un paquete de tabaco del bolsillo izquierdo de mi gabardina y me puse un cigarro en la boca. Luego, le ofrecí uno a Yuu. Saqué el mechero y me encendí el pitillo, dándole una larga y profunda calada. Miré al cielo para soltar el humo, haciendo que éste fuera hacia arriba.
— Y dime, ¿qué te ha traído a esta isla? — pregunté, con afán de iniciar una conversación con aquel tipo.
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Akuma no mi
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Aún seguía medio dormido pero hice por despertarme, cuando terminé de hablar el tipo que me había despertado se presentó y dijo que se llamaba Hikari Nozomi.
Sacó un paquete de tabaco, se encendió un cigarro y me ofreció uno a mi.
Lo cogí de buena gana aunque hacía mucho que no fumaba pero en ese momento si me apetecía.
-Muchas gracias Hikari
La primera calada me entró por mal sitio y comencé a toser bastante fuerte, alcancé una botella de agua que tenía en el pesebre y di un trago largo que me calmó bastante la garganta.
-Jajaja lo siento hacía demasiado que no fumaba
— Y dime, ¿qué te ha traído a esta isla?- Preguntó Hikari
-Pues la verdad es que vine aquí por un trabajo y al ver el paisaje y la calma de este lugar pensé en quedarme aquí unos días entrenando y relajándome un poco ¿y a ti?
Sacó un paquete de tabaco, se encendió un cigarro y me ofreció uno a mi.
Lo cogí de buena gana aunque hacía mucho que no fumaba pero en ese momento si me apetecía.
-Muchas gracias Hikari
La primera calada me entró por mal sitio y comencé a toser bastante fuerte, alcancé una botella de agua que tenía en el pesebre y di un trago largo que me calmó bastante la garganta.
-Jajaja lo siento hacía demasiado que no fumaba
— Y dime, ¿qué te ha traído a esta isla?- Preguntó Hikari
-Pues la verdad es que vine aquí por un trabajo y al ver el paisaje y la calma de este lugar pensé en quedarme aquí unos días entrenando y relajándome un poco ¿y a ti?
Hikari Nozomi
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Cuando el hombre que me había encontrado en medio del campo debajo de una especie de pesebre le dio la primera al cigarro, casi se ahoga. Supuse que hacía mucho que no fumaba, así que reí levemente y con discreción. sin que Yuu se enterara. Luego me contó que había ido a Isla Conomi en busca de trabajo y que se había quedado pasando unos días.
— Pues la verdad es que no podías haber elegido un mejor sitio para quedarte. — le dije, vendiendo muy bien la hospitalidad de la isla.
La verdad es que Isla Conomi había pasado por bastantes problemas y estaba llena de altibajos, pero era un paraje precioso y de casi obligada visita para cualquier navegante del East Blue. Le di otra calada al cigarro, mientras Yuu me preguntaba acerca de cuál era mi motivo para estar en la isla.
— Yo simplemente estoy de visita. — comencé. — En esta isla fue donde conocí a mi primer gran amor, y siempre que paso por aquí cerca intento sacar un hueco para venir hasta aquí. Estar aquí me trae muchísimos recuerdos.
Una lágrima recorrió mi rostro, fruto de la emoción que sentía al acordarme de aquella mujer que me había abandonado después de jugarme la vida por ella. La verdad es que nadie te paga las cosas como se merecen, aunque no le guardaba rencor. La lágrima, casi al instante de tocar mi piel, se evaporó dejando una pequeña estela de humo en el aire. Todo era debido al poder de la Fruta del Diablo que había comido cuando era pequeño. Esperaba que Yuu no se hubiera dado cuenta, pues no me gustaba que la gente supiera de aquel poder, pues muchos intentarían aprovecharse de mi.
Miré a Yuu y me pareció que era una persona en la que se podía confiar.
Sí, por qué no, pensé.
— ¿Qué te parece que te enseñe la isla? — le pregunté a Yuu, con una sonrisa en la cara de oreja a oreja.
Aquella isla me encantaba y había sido mi segunda casa durante casi cuatro años. La conocía muy bien y me encantaba que la gente la conociera. Le di otra calada al cigarro, esperando la respuesta de Yuu.
— Pues la verdad es que no podías haber elegido un mejor sitio para quedarte. — le dije, vendiendo muy bien la hospitalidad de la isla.
La verdad es que Isla Conomi había pasado por bastantes problemas y estaba llena de altibajos, pero era un paraje precioso y de casi obligada visita para cualquier navegante del East Blue. Le di otra calada al cigarro, mientras Yuu me preguntaba acerca de cuál era mi motivo para estar en la isla.
— Yo simplemente estoy de visita. — comencé. — En esta isla fue donde conocí a mi primer gran amor, y siempre que paso por aquí cerca intento sacar un hueco para venir hasta aquí. Estar aquí me trae muchísimos recuerdos.
Una lágrima recorrió mi rostro, fruto de la emoción que sentía al acordarme de aquella mujer que me había abandonado después de jugarme la vida por ella. La verdad es que nadie te paga las cosas como se merecen, aunque no le guardaba rencor. La lágrima, casi al instante de tocar mi piel, se evaporó dejando una pequeña estela de humo en el aire. Todo era debido al poder de la Fruta del Diablo que había comido cuando era pequeño. Esperaba que Yuu no se hubiera dado cuenta, pues no me gustaba que la gente supiera de aquel poder, pues muchos intentarían aprovecharse de mi.
Miré a Yuu y me pareció que era una persona en la que se podía confiar.
Sí, por qué no, pensé.
— ¿Qué te parece que te enseñe la isla? — le pregunté a Yuu, con una sonrisa en la cara de oreja a oreja.
Aquella isla me encantaba y había sido mi segunda casa durante casi cuatro años. La conocía muy bien y me encantaba que la gente la conociera. Le di otra calada al cigarro, esperando la respuesta de Yuu.
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Mientras escuchaba a Hikari contarme al porqué de su estancia en la isla, hubo algo que me sobresaltó, aparte de su historia que venía aquí por recordar a un viejo amor cuando de repente vi como si le saliese una lágrima pero desapareció en un segundo, lo tomé como algo raro pero no quise decir nada porque se notaba que en Hikari estaba aflorando un sentimiento muy hondo y fuerte para él.
Pobre, tuvo que pasarlo mal
Hikari me preguntó si me apetecía que me enseñase la isla, la verdad es que si me apetecía y porque no, disfrutaría de una agradable charla.
-Está bien, voy encantado pero espera que deshaga esto un momento, no voy a dejar aquí en medio este pesebre.
Me dispuse a recoger todo y lo primero que hice fue crear una pared a la altura de mi cintura a modo de mesa levitante. Deshice la parte de arriba del baúl y saqué el rifle, la munición y el dinero y lo puse encima de la mesa para poder deshacer el resto más tranquilamente, me dispuse a eliminar primero el techo pero gracias a mi inteligencia, deshice la parte en la que pegaba el sol y me cegué por completo momentáneamente
¡Mierda! Recuerda, no mirar al sol y no mear en contra del viento son los principios básicos de cualquier persona
Cuando medio recuperé la vista volví de nuevo a deshacer las paredes y terminé, me colgué el rifle la munición y guardé el dinero en el bolsillo.
-Vamos Hikari, ya estoy listo, siento haber tardado tanto.
Pobre, tuvo que pasarlo mal
Hikari me preguntó si me apetecía que me enseñase la isla, la verdad es que si me apetecía y porque no, disfrutaría de una agradable charla.
-Está bien, voy encantado pero espera que deshaga esto un momento, no voy a dejar aquí en medio este pesebre.
Me dispuse a recoger todo y lo primero que hice fue crear una pared a la altura de mi cintura a modo de mesa levitante. Deshice la parte de arriba del baúl y saqué el rifle, la munición y el dinero y lo puse encima de la mesa para poder deshacer el resto más tranquilamente, me dispuse a eliminar primero el techo pero gracias a mi inteligencia, deshice la parte en la que pegaba el sol y me cegué por completo momentáneamente
¡Mierda! Recuerda, no mirar al sol y no mear en contra del viento son los principios básicos de cualquier persona
Cuando medio recuperé la vista volví de nuevo a deshacer las paredes y terminé, me colgué el rifle la munición y guardé el dinero en el bolsillo.
-Vamos Hikari, ya estoy listo, siento haber tardado tanto.
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— No te preocupes, Yuu. — contesté cuando mi acompañante me pidió disculpas por la tardanza.
En un momento, había deshecho la estructura bajo la que le había encontrado descansando, así que, definitivamente, supuse que era usuario de una Fruta del Diablo. Comenzamos el paseo en la misma dirección en la que yo me dirigía antes de encontrármelo. Todo era campo de flores, algunos naranjos y bastantes arbustos que no superaban el metro de altura. Unas ardillas se cruzaron por delante de nosotros, haciéndome sonreír. El Sol en lo alto del cielo denotaba que sería medio día, aproximadamente, aunque aún seguía cubierto por algunas nubes, lo que permitía un paseo agradable.
Pues sí que da gusto volver aquí, pensé.
— Y, dime, ¿desde cuándo eres usuario de Fruta del Diablo? — pregunté, intentado no parecer maruja ni cotilla.
Mi curiosidad simplemente venía del afán por conocer la historia de las Akuma no mi, como se formaban, de dónde venían... Todo lo que pudiera saber sobre ellas. En ese momento, me tropecé con una piedra que había en medio del camino y que no había visto por estar mirando hacia arriba, abstraído, esperando la respuesta de Yuu. El golpe fue bastante fuerte y me tiró al suelo. Un dolor me cogió desde la base del talón hasta los lumbares, impidiéndome mover la pierna y dejándome baldado en el suelo.
— Me voy a cagar en la puta.
Qué raro que mi intangibilidad de logia no me haya ayudado.
En un momento, había deshecho la estructura bajo la que le había encontrado descansando, así que, definitivamente, supuse que era usuario de una Fruta del Diablo. Comenzamos el paseo en la misma dirección en la que yo me dirigía antes de encontrármelo. Todo era campo de flores, algunos naranjos y bastantes arbustos que no superaban el metro de altura. Unas ardillas se cruzaron por delante de nosotros, haciéndome sonreír. El Sol en lo alto del cielo denotaba que sería medio día, aproximadamente, aunque aún seguía cubierto por algunas nubes, lo que permitía un paseo agradable.
Pues sí que da gusto volver aquí, pensé.
— Y, dime, ¿desde cuándo eres usuario de Fruta del Diablo? — pregunté, intentado no parecer maruja ni cotilla.
Mi curiosidad simplemente venía del afán por conocer la historia de las Akuma no mi, como se formaban, de dónde venían... Todo lo que pudiera saber sobre ellas. En ese momento, me tropecé con una piedra que había en medio del camino y que no había visto por estar mirando hacia arriba, abstraído, esperando la respuesta de Yuu. El golpe fue bastante fuerte y me tiró al suelo. Un dolor me cogió desde la base del talón hasta los lumbares, impidiéndome mover la pierna y dejándome baldado en el suelo.
— Me voy a cagar en la puta.
Qué raro que mi intangibilidad de logia no me haya ayudado.
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Al terminar de recoger todo comenzamos a andar, yo no sabía donde me llevaba Hikari pero me fiaba de él, inspiraba confianza y se había ofrecido a enseñarme la isla.
Al andar unos metros Hikari me preguntó que desde hacía cuanto que era usuario de la fruta del diablo que no me sorprendió pero no me esperaba tampoco que me lo preguntase así de sopetón.
-Pues la verdad es que no hace mucho tiempo que soy usuario, más o menos 3 años, la encontré un día en una cuev... ¡Hikari! ¿estás bien?
Vi como Hikari caía al suelo, se había tropezado con una piedra que sobresalía en el camino. Me reí para mis adentros por no faltar el respeto a mi compañero de paseo
Jajajajajajajajajaja tremenda caída... jajajajajaja
-Eso te pasa por ir mirando al cielo, ¿te has tomado muy enserio la frase de "con los pies en la tierra pero la mirada en el cielo" eeehh? Tienes que tener mucho cuidado Hikari, algún día te matarás.
Rápidamente cree una pared debajo de Hikari y le elevé un poco para poder examinar mejor su herida.
-A ver, dime donde te duele, tengo algunas dotes de médico, quizás pueda hacer algo
Al andar unos metros Hikari me preguntó que desde hacía cuanto que era usuario de la fruta del diablo que no me sorprendió pero no me esperaba tampoco que me lo preguntase así de sopetón.
-Pues la verdad es que no hace mucho tiempo que soy usuario, más o menos 3 años, la encontré un día en una cuev... ¡Hikari! ¿estás bien?
Vi como Hikari caía al suelo, se había tropezado con una piedra que sobresalía en el camino. Me reí para mis adentros por no faltar el respeto a mi compañero de paseo
Jajajajajajajajajaja tremenda caída... jajajajajaja
-Eso te pasa por ir mirando al cielo, ¿te has tomado muy enserio la frase de "con los pies en la tierra pero la mirada en el cielo" eeehh? Tienes que tener mucho cuidado Hikari, algún día te matarás.
Rápidamente cree una pared debajo de Hikari y le elevé un poco para poder examinar mejor su herida.
-A ver, dime donde te duele, tengo algunas dotes de médico, quizás pueda hacer algo
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Cuando me caí al suelo, Yuu se interesó rápidamente por mi estado. Había sido un golpe no muy fuerte, pero me había torcido el tobillo. Mi acompañante, usando el poder de su Akuma no mi, creó una pared horizontal que utilizó para ponerme encima de él y dejarme a una altura buena para que me examinara con comodidad. Entonces, me preguntó dónde me había hecho daño, justificando su interés en que tenía algunas dotes de médico.
Así que también es médico. Este tío es la leche, pensé.
Me incorporé, aún encima de la camilla improvisada de Yuu para señalarle exactamente dónde me había hecho daño. Puse mi dedo índice encima de mi tobillo derecho, por la parte de fuera. Cada vez que lo giraba, un dolor me inundaba la pierna desde la base del talón hasta los lumbares. Veía las estrellas y mundos multicolor.
— Es exactamente aquí. — le dije a Yuu, señalándome el tobillo.
Luego me volví a tumbar, esperando los cuidados de mi acompañante, que había dicho ser médico, aunque la verdad es que no me fiaba mucho de las dotes médicas de aquel hombre que había visto durmiendo debajo de una pobre estructura en forma de pesebre y en el suelo. Me puse la mano izquierda en la cara, tapándome los ojos por el fuerte dolor, mientras que con la derecha me agarraba la pata izquierda de mi pantalón. No me dolía mucho, pero era constante, por lo que se convertía en un dolor bastante molesto, sobre todo para andar.
Espero que me puedas curar, amigo mío.
Así que también es médico. Este tío es la leche, pensé.
Me incorporé, aún encima de la camilla improvisada de Yuu para señalarle exactamente dónde me había hecho daño. Puse mi dedo índice encima de mi tobillo derecho, por la parte de fuera. Cada vez que lo giraba, un dolor me inundaba la pierna desde la base del talón hasta los lumbares. Veía las estrellas y mundos multicolor.
— Es exactamente aquí. — le dije a Yuu, señalándome el tobillo.
Luego me volví a tumbar, esperando los cuidados de mi acompañante, que había dicho ser médico, aunque la verdad es que no me fiaba mucho de las dotes médicas de aquel hombre que había visto durmiendo debajo de una pobre estructura en forma de pesebre y en el suelo. Me puse la mano izquierda en la cara, tapándome los ojos por el fuerte dolor, mientras que con la derecha me agarraba la pata izquierda de mi pantalón. No me dolía mucho, pero era constante, por lo que se convertía en un dolor bastante molesto, sobre todo para andar.
Espero que me puedas curar, amigo mío.
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Hikari señaló su tobillo derecho y se recostó, se notaba que le dolía mucho y examiné su tobillo a ver que le pasaba. Lo palpé y noté como se había salido un poco la articulación del sitio pero sabía como arreglarlo.
-Esto te va a doler un poco amigo, tengo que recolocar el tobillo y no es algo muy agradable para quién lo sufre... Contaré hasta tres y te lo recolocaré, toma este palo y cuando tire muerdelo fuerte. Tienes suerte de que es algo leve y puedo curarlo, pero que sea leve no quita que sea doloroso. Prepárate y no te quejes mucho.
No podía ver la cara de Hikari ya que la tenía tapada por sus manos pero comencé a contar
-Uno
Coloqué mi mano por la parte de abajo de su pie y me preparé para tirar y recolocar.
-Dos
Lo siento amigo
Y antes de llegar a contar tres tiré para pillar desprevenido a Hikari y que no pudiera endurecer los músculos ya que entonces sería más difícil recolocarle el tobillo.
Cuando se lo recoloqué cogí dos palos y rasgué mi camiseta para sacar un par de tiras de tela para inmovilizar el tobillo y que así no doliese tanto.
-Lo siento Hikari, pero era necesario hacer eso
-Esto te va a doler un poco amigo, tengo que recolocar el tobillo y no es algo muy agradable para quién lo sufre... Contaré hasta tres y te lo recolocaré, toma este palo y cuando tire muerdelo fuerte. Tienes suerte de que es algo leve y puedo curarlo, pero que sea leve no quita que sea doloroso. Prepárate y no te quejes mucho.
No podía ver la cara de Hikari ya que la tenía tapada por sus manos pero comencé a contar
-Uno
Coloqué mi mano por la parte de abajo de su pie y me preparé para tirar y recolocar.
-Dos
Lo siento amigo
Y antes de llegar a contar tres tiré para pillar desprevenido a Hikari y que no pudiera endurecer los músculos ya que entonces sería más difícil recolocarle el tobillo.
Cuando se lo recoloqué cogí dos palos y rasgué mi camiseta para sacar un par de tiras de tela para inmovilizar el tobillo y que así no doliese tanto.
-Lo siento Hikari, pero era necesario hacer eso
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Uno, pensé.
El dolor que iba a sufrir en unos momentos iba a ser considerable, e intentaba mentalizarme para ello. Sabía que podía haberme curado perfectamente convirtiéndome en ácido sulfúrico, pero no quería que aquel individuo conociera el poder de mi Akuma no mi. Ni si quiera que supiera que era usuario.
Dos.
Estaba a punto de colocarme el tobillo. No podía pensar en nada más que en el dolor que estaba a punto de sufrir. Esperé a que dijera tres para acabar de prepararme, pero, de improvisto y sin esperarlo, Yuu tiró de mi pie para colocar mi tobillo en su posición. Yo solté un grito bastante fuerte. No me esperaba aquello, así que no me dolió tanto como había imaginado. Aguanté la respiración durante unos segundos. Cuando el dolor comenzó a remitir, solté todo el aire de golpe, jadeando en respiraciones cortas y muy seguidas. Poco a poco, mi respiración fue tomando su ritmo normal. Miré a Yuu y vi como se rasgaba un jirón de su ropa para, junto con un par de tablas, entablillarme la pierna.
— Muchas gracias, amigo mío. — le dije, con la mejor sonrisa que el dolor me permitía ponerle.
Me levanté de la camilla improvisada que Yuu había creado con el poder de su fruta y apoyé con suavidad la pierna en el suelo, apoyando todo mi peso en el tobillo bueno. Di unos cuantos pasos, haciendo la menor fuerza posible en el tobillo lesionado. Quería comprobar la gravedad de la lesión.
Este tío es muy buen médico, pensé.
— ¿Dónde aprendiste a ser médico? No se te da nada mal.
Mientras esperaba la respuesta, me acerqué como pude a un árbol que había a uno par de metros de nosotros. En la base había un palo de metro y medio tirado en el suelo. Sería suficiente para servirme de apoyo al caminar. Lo así con fuerza y di dos pequeños golpes en el suelo con el palo. Quería comprobar la rigidez del mismo y que no se partiría a la primera de cambio. Otra caída como la anterior podría lesionarme el otro tobillo, y no era algo que me fuera a hacer mucha gracia. Una vez aseguré la estabilidad de mi sustento, me acerqué caminando a Yuu, esta vez con algo más de soltura.
El dolor que iba a sufrir en unos momentos iba a ser considerable, e intentaba mentalizarme para ello. Sabía que podía haberme curado perfectamente convirtiéndome en ácido sulfúrico, pero no quería que aquel individuo conociera el poder de mi Akuma no mi. Ni si quiera que supiera que era usuario.
Dos.
Estaba a punto de colocarme el tobillo. No podía pensar en nada más que en el dolor que estaba a punto de sufrir. Esperé a que dijera tres para acabar de prepararme, pero, de improvisto y sin esperarlo, Yuu tiró de mi pie para colocar mi tobillo en su posición. Yo solté un grito bastante fuerte. No me esperaba aquello, así que no me dolió tanto como había imaginado. Aguanté la respiración durante unos segundos. Cuando el dolor comenzó a remitir, solté todo el aire de golpe, jadeando en respiraciones cortas y muy seguidas. Poco a poco, mi respiración fue tomando su ritmo normal. Miré a Yuu y vi como se rasgaba un jirón de su ropa para, junto con un par de tablas, entablillarme la pierna.
— Muchas gracias, amigo mío. — le dije, con la mejor sonrisa que el dolor me permitía ponerle.
Me levanté de la camilla improvisada que Yuu había creado con el poder de su fruta y apoyé con suavidad la pierna en el suelo, apoyando todo mi peso en el tobillo bueno. Di unos cuantos pasos, haciendo la menor fuerza posible en el tobillo lesionado. Quería comprobar la gravedad de la lesión.
Este tío es muy buen médico, pensé.
— ¿Dónde aprendiste a ser médico? No se te da nada mal.
Mientras esperaba la respuesta, me acerqué como pude a un árbol que había a uno par de metros de nosotros. En la base había un palo de metro y medio tirado en el suelo. Sería suficiente para servirme de apoyo al caminar. Lo así con fuerza y di dos pequeños golpes en el suelo con el palo. Quería comprobar la rigidez del mismo y que no se partiría a la primera de cambio. Otra caída como la anterior podría lesionarme el otro tobillo, y no era algo que me fuera a hacer mucha gracia. Una vez aseguré la estabilidad de mi sustento, me acerqué caminando a Yuu, esta vez con algo más de soltura.
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Akuma no mi
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Cuando le inmovilicé el tobillo me dio las gracias y se levantó con dificultad de la camilla que había improvisado.
-No deberías andar aún, Hikari.
Hikari hizo caso omiso a mi comentario y se acercó a un árbol cercano, al llegar se agachó y cogió un palo el cual supuse que usaría de bastón como ayuda para andar. Mientras se acercaba me preguntó que cómo había aprendido mis aptitudes médicas y me dispuse a contestarle.
-Pues la verdad es que la medicina me viene desde muy pequeño, en mi pueblo siempre estaba cayéndome y haciéndome heridas, un día fui al médico del pueblo y me dijo que me enseñaría a curarme yo mismo porque estaba cansado de verme todos los días y nada así es como comenzó mi aprendizaje y la verdad es que me ha servido para ayudar y para curarme yo mismo a veces, no soy un gran entendido aún pero poco a poco voy aprendiendo nuevas técnicas. Y por cierto, deberías sentarte al menos un rato, no es una herida grave pero es mejor que guardes un poco de reposo.
-No deberías andar aún, Hikari.
Hikari hizo caso omiso a mi comentario y se acercó a un árbol cercano, al llegar se agachó y cogió un palo el cual supuse que usaría de bastón como ayuda para andar. Mientras se acercaba me preguntó que cómo había aprendido mis aptitudes médicas y me dispuse a contestarle.
-Pues la verdad es que la medicina me viene desde muy pequeño, en mi pueblo siempre estaba cayéndome y haciéndome heridas, un día fui al médico del pueblo y me dijo que me enseñaría a curarme yo mismo porque estaba cansado de verme todos los días y nada así es como comenzó mi aprendizaje y la verdad es que me ha servido para ayudar y para curarme yo mismo a veces, no soy un gran entendido aún pero poco a poco voy aprendiendo nuevas técnicas. Y por cierto, deberías sentarte al menos un rato, no es una herida grave pero es mejor que guardes un poco de reposo.
Hikari Nozomi
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Después de que Yuu me contara la graciosa historia de su interés por la medicina, me aconsejó que me sentara, ya que podría empeorar la lesión, aunque no era nada grave. Le hice caso, pues el médico era él, no yo. Me adelanté hacia unas rocas cercanas y me senté encima de una de ellas. Puse el palo en horizontal, apoyado en otras dos rocas, y puse la pierna encima del palo para que el tobillo quedara en alto y no sufriera por apoyarlo.
Es un tío majo, todo hay que decirlo, pensé.
Cuando Yuu llegó donde yo estaba, me di cuenta de que tenía una parte de su brazo de color plateado, como metálica. Aquello me extrañó bastante. Pensé que tal vez sería una parte cyborg, pero esas piezas eran bastante caras y difíciles de conseguir. No podía tenerlas cualquiera. No tenía pensado quedarme con la duda, así que, aun a riesgo de parecer indiscreto, me lancé a la piscina.
— ¿Cómo te hiciste lo del brazo? — pregunté. He visto que tienes partes metálicas. ¿Qué pasó?
Es un tío majo, todo hay que decirlo, pensé.
Cuando Yuu llegó donde yo estaba, me di cuenta de que tenía una parte de su brazo de color plateado, como metálica. Aquello me extrañó bastante. Pensé que tal vez sería una parte cyborg, pero esas piezas eran bastante caras y difíciles de conseguir. No podía tenerlas cualquiera. No tenía pensado quedarme con la duda, así que, aun a riesgo de parecer indiscreto, me lancé a la piscina.
— ¿Cómo te hiciste lo del brazo? — pregunté. He visto que tienes partes metálicas. ¿Qué pasó?
Yuu Kinzoku
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Hikari me hizo caso y se fue a sentar a unas rocas que había cerca del lugar donde estábamos. Al llegar se sentó en una y colocó el palo que llevaba de tal manera que al apoyar el pie en el le quedaba levantado.
Vaya, no ha hecho falta ni que se lo dijese yo.
Tras sentarse Hikari se dio cuenta de que mis implantes y me preguntó por ellos, que me había pasado para tener eso así, la verdad era una historia entretenida de contar y como teníamos tiempo no me importaba contársela.
-Pues la verdad es que pasó hace ya tiempo, en la ciudad de Loguetown. Estaba yo un día muerto de hambre y sed y sin dinero dando vueltas por los alrededores de la ciudad, se me ocurrió acercarme a la plaza de la ciudad e intentar conseguir algo de dinero con mis dotes de tirador pero no salió bastante bien la verdad, estuve horas y horas esperando a que alguien quisiera verlas pero nada, no era capaz de atraer a alguien. Justo antes de irme entraron dos tipos que al parecer eran hermanos, uno rubio muy alto con cara de niño y otro algo más bajo con una gran X en el pecho. El tipo rubio me pidió que disparase a su hermano, pero resulta que él se puso entre los dos por lo cual al ser él más alto no veía a su hermano y me dijo que diese efecto a la bala pero no fui capaz, al disparar la bala le impactó en el cuello pero el debía ser usuario de una fruta del diablo ya que le rebotó la bala y casi me da a mi al volver. El tipo rubio que se hacía llamar Suzaku me dijo que o le devolvía su dinero y su hermano me mataría, yo no quise devolverle el dinero ya que si lo hacía no tendría manera alguna de pagar la comida que necesitaba, al ver que no accedí a devolver el dinero mandó al otro que se llamaba Hitoku que me atacase, tras una corta batalla Hitoku me quemó gran parte del cuerpo. Suzaku se apiadó de mi y como es ingeniero me puso estos implantes y gracias a él estoy vivo. La verdad es que él fue mi suerte y mi desgracia ya que por él me quemaron y gracias a él sigo vivo. Y bueno, esa es la historia del porqué de mis partes metálicas. Pero eh, al final me quedé el dinero jajajajajaja
Vaya, no ha hecho falta ni que se lo dijese yo.
Tras sentarse Hikari se dio cuenta de que mis implantes y me preguntó por ellos, que me había pasado para tener eso así, la verdad era una historia entretenida de contar y como teníamos tiempo no me importaba contársela.
-Pues la verdad es que pasó hace ya tiempo, en la ciudad de Loguetown. Estaba yo un día muerto de hambre y sed y sin dinero dando vueltas por los alrededores de la ciudad, se me ocurrió acercarme a la plaza de la ciudad e intentar conseguir algo de dinero con mis dotes de tirador pero no salió bastante bien la verdad, estuve horas y horas esperando a que alguien quisiera verlas pero nada, no era capaz de atraer a alguien. Justo antes de irme entraron dos tipos que al parecer eran hermanos, uno rubio muy alto con cara de niño y otro algo más bajo con una gran X en el pecho. El tipo rubio me pidió que disparase a su hermano, pero resulta que él se puso entre los dos por lo cual al ser él más alto no veía a su hermano y me dijo que diese efecto a la bala pero no fui capaz, al disparar la bala le impactó en el cuello pero el debía ser usuario de una fruta del diablo ya que le rebotó la bala y casi me da a mi al volver. El tipo rubio que se hacía llamar Suzaku me dijo que o le devolvía su dinero y su hermano me mataría, yo no quise devolverle el dinero ya que si lo hacía no tendría manera alguna de pagar la comida que necesitaba, al ver que no accedí a devolver el dinero mandó al otro que se llamaba Hitoku que me atacase, tras una corta batalla Hitoku me quemó gran parte del cuerpo. Suzaku se apiadó de mi y como es ingeniero me puso estos implantes y gracias a él estoy vivo. La verdad es que él fue mi suerte y mi desgracia ya que por él me quemaron y gracias a él sigo vivo. Y bueno, esa es la historia del porqué de mis partes metálicas. Pero eh, al final me quedé el dinero jajajajajaja
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