[Libre] [Pasado] La ciudad de la frontera.

Allen contestó a su pregunta que no era que fuese tan poderoso, si no que nadie había descubierto aún sus debilidades. Karl anotó mentalmente ese dato, tal vez le fuese útil para futuras batallas. De repente Mystogan apareció dando un susto a Allen, con lo cual este chocó contra el marine. El pirata se disculpó, y Mystogan dijo de ir a la taberna. Inmediatamente un grupo de chicas comenzaron a acosar a este, y Mystogan escapó con el grupito persiguiéndole. Allen le dijo que entrasen.

- Adelante pues.

Ambos entraron a la hamburguesería a esperar a Mystogan. Karl pidió una hamburguesa para él y una cerveza. Mientras disfrutaba de su comida, observó con curiosidad pero disimuladamente al otro. Era una persona extraña para él, y le tenía cierto respeto por su poder. Entonces se preguntó a sí mismo qué hacía allí. No ganaba nada y se arriesgaba a que le descubriesen con el pirata, lo cual lo pondría en evidencia.

- ¿Quién eres realmente, Allen? Nunca he visto una akuma como la tuya, y tu experiencia y poder en combate, por mucho que digas es increíble. A tu edad yo ya surcaba los mares como pirata independiente, antes de entrar en la marina... y mi poder no estaba ni por asomo al nivel del tuyo.

Karl terminó la hamburguesa y se quedó pensativo. Así que ni él conocía todos los poderes de su akuma... era un dato relevante que convenía tener en mente. Sin embargo no era lo más interesante que había escuchado. Ya se había supuesto la doble personalidad, pero aquello lo confirmaba. Lo que no se esperaba era que alguien querido para Allen estuviese preso en Impel Down.

- Así que tienes a alguien preso por la Marina... ¿Es por eso que te hiciste pirata?

Con aquello trataba de ganar tiempo. No sabía por qué, pero de repente a Allen se le había soltado la lengua, y Karl pensaba aprovecharlo. "Ten a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca". Recordaba además lo que decía su Maestro: "Si pretendes cazar a una serpiente sin saber que sus colmillos son venenosos, pasarás un mal trago. En cambio, si sabes cual es su fuerza, no tendrás problemas en idear una forma de contrarrestarlo. En las batallas pasa lo mismo; tendrá más posibilidades de ganar el que más sepa de su contrario". Recordar a su maestro hizo que se pusiese sentimental, pero se repuso rápido y siguió atendiendo.

Karl reflexionaba sobre todo lo que había oído. Se dio cuenta de repente de que Allen no era tan tonto. Posiblemente lo que le hubiese dicho tenía trampa... debía andarse con ojo. De todos modos investigaría lo del familiar, pues tal vez le serviría en un futuro para tenderle una trampa y acabar con él. Eso en el caso de que se convirtiese en una molestia, claro. De repente el otro le preguntó qué haría si le quitasen lo más sagrado para él. Curiosa pregunta.

- Hay pocas cosas que considere más valiosas que mi propia vida o mi libertad. En el caso, sin embargo, de que me fuese sustraído algo valioso, no dudaría en recuperarlo. Me da igual en cierto modo la autoridad. Si he entrado en la Marina - bajó la voz y miró a su alrededor antes de continuar - es por pura conveniencia. En el caso de que continuar en ella o obedecer una orden contraviniese a mis deseos, no dudaría en abandonar el cargo o en amañar la situación en mi favor.

Todo eso era muy cierto. Antes de ser marine había sido durante un breve tiempo un pirata independiente. Las cosas no le habían ido muy bien, y había sido eso lo que motivó su estudio del Sokudan. Si entró en la Marina es porque lo vio como una ocasión para hacerse grande. La Marina pasaba por un momento de gran escasez de personal, especialmente de oficiales. Eso era lo que había permitido a Karl escalar posiciones en la jerarquía a gran velocidad.

Pensar en la Marina le hizo replantearse de nuevo lo que estaba haciendo. Estaba reunido con un criminal buscado en una taberna, y no sacaba tanto beneficio como para que compensase el riesgo. La información que había obtenido no valía una posible estancia en los calabozos, una degradación o en el peor caso ser expulsado y arrestado.

- Ha sido un placer, Allen, pero me temo que ya me he arriesgado bastante a que me vean contigo. Me marcho.

Se cubrió bien con la capa y se levantó. Se acercó a la barra, dejó el dinero de su comida y salió por la puerta vigilando la calle. Volvió al cuartel por un entramado de calles secundarias, y una vez estuvo cerca se deshizo de la capa de viaje. No quería que le relacionasen con esa prenda y ya le habían visto con la capa por la calle, aunque no llegaron a identificarle.

Off: Por mi parte, queda terminado el roleo.