Jace Storm

Nivel 1: El usuario puede transformarse en su forma animal o híbrida, pero no las controla con precisión.
Nivel 5-10: El usuario controla bien las transformaciones y cuando se enfada lanza chispas por los ojos.
Nivel 11-20: El usuario puede lanzar relámpagos (luz) y truenos (sonido) para despistar a los enemigos.
Nivel 21-30: El usuario ya es capaz de lanzar rayos como proyectiles, pero no es capaz de controlar totalmente su dirección ni poder.
Nivel 31-40: El usuario es capaz de crear rayos y controlar su poder y dirección perfectamente.También es capaz de manipular levemente la electricidad en un radio de 3 metros.
Nivel 41-50: El usuario es capaz de cargar eléctricamente armas de un material conductor (metal básicamente). También aumenta el control y poder de la electricidad.
Nivel 51-60: El usuario es capaz de crear una especie de "piel eléctrica" en una parte determinada de su cuerpo, usado para atacar cuerpo a cuerpo o defenderse.
Nivel 61-70: Consigue crear formas completamente de electricidad: como armas o muros .
Nivel 71-80: El usuario es capaz de crear formas de electricidad que se mueven por si solas.
Nivel 81-90: Puede crear nubes de tormenta cargadas eléctricamente que lanzan rayos.
Nivel 90-100:Las nubes alcanzan más tamaño y poder, enfadarle o hacer entrar en furia al usuario puede hacer que éste cree tormentas eléctricas enteras.

Nacido en el Mar del Norte, en una isla desconocida y sin nombre, Jace había nacido exclavo en las minas, el lugar que sería su nacimiento y su "supuesta" muerte. Nunca conoció a sus padres, ya que fue criado en una especie de guardería común en la comunidad minera y exclava de la isla. El gobierno regente de la isla mantenía tratos con el Gobierno Mundial y éste era el que le proporcionaba a los soldados necesarios para reprimir cualquier intento de sublevación de los mineros. Los exclavos habían sido antiguos habitantes de varias tribus y clanes que hubo en la isla hasta que llegó el Gobierno Mundial. Los habitantes en un principio no se resistieron a nada, pero hubo un punto, en el que la situación y los recursos eran insostenibles para todos, así que las tribus tuvieron que ponerse en guerra por su propia supervivencia. El vencedor del conflicto estaba decidido desde que empezó la supuesta guerra y los habitantes quedaron para siempre confinados como exclavos en las minas de plata de la isla, además de sirvientes de los marines.

El nacimiento de cualquier niño o niña con ascendencia de algunas de las tribus estaba destinado a acabar igual que sus predecesores y muchos lo acababan aceptando y se rendían sin apenas luchar por nada. Sin embargo, Jace no era un descendiente normal de la tribu, era un chico mucho más alegre, más vivo que los otros, le encantaba escaparse de vez en cuando y sumergirse en el bosque que rodeaba la mina, adoraba pasar tiempo escuchando a los pájaros y jugando con las ardillas u otros animales. Los otros niños nunca querían jugar con él porque decían que estaba marcado por el tatuaje que tenía en el brazo y que era una maldición, ya que para la gente de las tribus los águilas representaban lo divino y lo salvaje. Buscaba esa amistad que no le daba en los animalillos del bosque, los cuales jugaban de vez en cuando e incluso toleraban su presencia mucho mas que a las otras personas, quizás porque sabían que no era peligroso. Cuando no podía salir por cualquier motivo se dedicaba a quedarse por el poblado buscando cosas viejas e inútiles que arreglar como podía

Durante su crecimiento cambió bastante de actitud. A partir de los nueve años empezó a trabajar seriamente en las minas y ya no podía escaparse y solo tenía tiempo para él por la noche, algo que hizo que empezara a convertirse en un pesimista y ya no fuera tan alegre como antes. Cierto día, cuando tenía 17 años, varios mineros se rebelaron cuando intentaron azotarlos con látigos y mataron a dos marines con sus picos y palas, el joven Jace lo contempló todo horrorizado y los vigilantes empezaron a disparar, odiaba ese ruido que hacían las armas, eran muy ruidosas y le dolían los oídos con ellas. Corrió y corrió y no tuvo más remedio que esconderse en el almacén donde se guardaban las herramientas, tenía que esconderse para que los vigilantes no le encontraran y mataran. Solo una puerta de madera le separaba de sus captores y Jace se echó hacia atrás, clavándose algunos picos en la espalda, los captores habían visto a alguien huir y era un callejón sin salida. Intentaba echarse más y más hacia atrás para dejár inútilmente más distancia. Sin darse cuenta, pisó una especie de placa de presión y el suelo se abrió ante sus pies, no pudo agarrarse a nada y el suelo se lo tragó.

Se levantó dolorido y con la espalda bastante magullada, casi no podía respirar por el golpe tan fuerte que había recibido. Miró a su alrededor para ver si podía salir del lío en el que se había metido. Su mayor descubrimiento fue el ver que se había caído en lo que parecía ser una cámara funeraria antigua. Encima de un pequeño montículo se encontraba un pequeño cofre decordado con temas que había visto en las tiendas de algunas personas viejas y ancianas del lugar. Jace abrió el cofre y encontró dentro de él una especie de manzana, un hacha y una daga. La fruta le parecía muy extraña y decidió no comérsela, ya que si eso llevaba mucho tiempo alli podía estar en mal estado. Pasaron varios días y el joven se moría de hambre, tenía armas y sabía cazar, pero no había ninguna forma de salir del lugar, lo que hizo que mirara con ansia la extraña fruta. Lo que no sabía es que al comérsela, ésta sería la que le ayudaría a salir del lugar en el que estaba confinado.