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La isla atrapada en la prehistoria, Little Garden, en aquella isla la hermosa e infantil Lollipop había arribado en busca de la base marine... Si, buscaba una base marine en el medio de una isla que no es ni siquiera habitable, fue gracias a su infantil mentalidad y poca comprensión de mapas que había tomado los contornos de la isla en el mapa como si se tratara de una isla con una base marine, incluso consideraba de aquella isla la afamada isla de Shelltown aun estando en el mar incorrecto.
Una vez se bajo del pequeño bote por error estiro de mas la pierna y por no haberlo dejado bien anclado se le escapo de sus manos y termino perdiéndose en el inmenso mar mientras que la rubia lo miraba alejarse con ojos de decepción ya que era el octavo barco que había perdido desde que había salido de su casa.
Sin mucho miramiento tomo un chupetín de los tantos que tenia y mientras le sacaba el envoltorio comenzó a caminar con la Loving Chainsaw en su espalda, paso un buen rato caminando por el bosque con aquel chupetín en la boca, a cada paso se daba cuenta de que un bosque de esa magnitud en la isla que ella quería no era nada lógico es más, según tenía entendido no poseía ningún bosque que extendiera mas de unos metros y ya llevaba por lo menos unos kilómetros.
Tras unas largas horas caminando al final del bosque logro ver un claro, un claro a comparación de lo que llevaba caminando que eran puras sombras y pequeños huecos de luces en todas partes, al ver aquel claro no pudo hacer más que sonreír tomando el chupetín con la mano para sacárselo, en ese momento exacto en el que pensaba soltar un grito de felicidad fue cuando unos ruidos se escucharon a su espalda, unas fuertes pisadas y el piso sacudiéndose de manera violenta.
Al mirar hacia atrás casi muerta de miedo noto que detrás de ella había una especie de bestia verdosa que corría con las fauces abiertas soltando rugidos y mostrando su amarillenta dentadura, ante eso la rubia no pudo hacer más que salir corriendo hacia delante con un grito en boca, cada pequeño obstáculo que tenía que saltar o esquivar lo hacía de manera rápida y elegante gracias a su entrenamiento como porrista mientras que aquella bestia la equiparaba en velocidad rompiéndolo todo a su paso ¿Alguien sería capaz de salvarla? ¿Alguien se acercaría a ella? ¿Encontraría acaso a algún marine como pretendía?
Una vez se bajo del pequeño bote por error estiro de mas la pierna y por no haberlo dejado bien anclado se le escapo de sus manos y termino perdiéndose en el inmenso mar mientras que la rubia lo miraba alejarse con ojos de decepción ya que era el octavo barco que había perdido desde que había salido de su casa.
Sin mucho miramiento tomo un chupetín de los tantos que tenia y mientras le sacaba el envoltorio comenzó a caminar con la Loving Chainsaw en su espalda, paso un buen rato caminando por el bosque con aquel chupetín en la boca, a cada paso se daba cuenta de que un bosque de esa magnitud en la isla que ella quería no era nada lógico es más, según tenía entendido no poseía ningún bosque que extendiera mas de unos metros y ya llevaba por lo menos unos kilómetros.
Tras unas largas horas caminando al final del bosque logro ver un claro, un claro a comparación de lo que llevaba caminando que eran puras sombras y pequeños huecos de luces en todas partes, al ver aquel claro no pudo hacer más que sonreír tomando el chupetín con la mano para sacárselo, en ese momento exacto en el que pensaba soltar un grito de felicidad fue cuando unos ruidos se escucharon a su espalda, unas fuertes pisadas y el piso sacudiéndose de manera violenta.
Al mirar hacia atrás casi muerta de miedo noto que detrás de ella había una especie de bestia verdosa que corría con las fauces abiertas soltando rugidos y mostrando su amarillenta dentadura, ante eso la rubia no pudo hacer más que salir corriendo hacia delante con un grito en boca, cada pequeño obstáculo que tenía que saltar o esquivar lo hacía de manera rápida y elegante gracias a su entrenamiento como porrista mientras que aquella bestia la equiparaba en velocidad rompiéndolo todo a su paso ¿Alguien sería capaz de salvarla? ¿Alguien se acercaría a ella? ¿Encontraría acaso a algún marine como pretendía?
Fudo Mitsui
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Llevaba un tiempo navegando por la Grand line sin rumbo alguno, en un pequeño bote que había logrado robar en una de aquellas islas, la navegación nunca fue mi fuerte por lo que generalmente simplemente iba hacia donde el mar me llevara en busca de algún pirata que cazar o alguna misión con la que pudiera
conseguir dinero.
El destino me trajo a una extraña isla llena de vegetación, de un tamaño descomunal y animales bastante peligrosos, si bien no había tenido que enfrentarme a ellos había observado como entre ellos mismos se cazaban y luchaban, realmente eran de temer lo más seguro es que con mi nivel actual no pudiese con ellos.
Me encontraba caminando por aquella densa jungla en busca de algo que comer, mi objetivo era encontrar algún animal pequeño o algún árbol que diese algún tipo de fruta pero no estaba teniendo mucha suerte en mi búsqueda cuando un extraño grito quebrando el silencio del lugar. Parecía ser el grito de una persona, mi curiosidad me llevo a subir rápidamente a la copa de uno de los árboles para tener una mejor visión, fue ahí cuando vi una escena un tanto extraña una chica rubia, se encontraba corriendo de una gran bestia que mientras la perseguía destruida todo a su paso con gran facilidad, claramente aquello no era mi problema pero me daba no sé que no ayudarla, además tal vez podría saber donde había algo para comer. Comencé a saltar rápidamente por encima de la copa de los árboles para tratar de llegar hasta ella.
Ojala logre llegar a tiempo, pensaba
conseguir dinero.
El destino me trajo a una extraña isla llena de vegetación, de un tamaño descomunal y animales bastante peligrosos, si bien no había tenido que enfrentarme a ellos había observado como entre ellos mismos se cazaban y luchaban, realmente eran de temer lo más seguro es que con mi nivel actual no pudiese con ellos.
Me encontraba caminando por aquella densa jungla en busca de algo que comer, mi objetivo era encontrar algún animal pequeño o algún árbol que diese algún tipo de fruta pero no estaba teniendo mucha suerte en mi búsqueda cuando un extraño grito quebrando el silencio del lugar. Parecía ser el grito de una persona, mi curiosidad me llevo a subir rápidamente a la copa de uno de los árboles para tener una mejor visión, fue ahí cuando vi una escena un tanto extraña una chica rubia, se encontraba corriendo de una gran bestia que mientras la perseguía destruida todo a su paso con gran facilidad, claramente aquello no era mi problema pero me daba no sé que no ayudarla, además tal vez podría saber donde había algo para comer. Comencé a saltar rápidamente por encima de la copa de los árboles para tratar de llegar hasta ella.
Ojala logre llegar a tiempo, pensaba
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[Fragmento de una carta del Almirantazgo al Capitán de Flota Lion D. Karl]
[...] La nueva base de la Marina se halla en las galerías naturales de la formación rocosa norte de la isla. Su misión es desembarcar y hacerse cargo del lugar durante varios días hasta la llegada de la guarnición permanente. Ha sido seleccionado para la misión por sus conocimientos sobre supervivencia en terreno selvático y su anterior estancia en la isla. Proteja a los reclutas, y mantenga la base a salvo. [...]
Karl estaba releyendo la carta. Era un hombre joven alto y bastante fornido, con una impresionante musculatura. Iba vestido únicamente con unos pantalones negros, botas y una capa blanca de oficial con chorreras. No llevaba nada al torso a parte de la mencionada capa, dejando al descubierto diferentes cicatrices y un tatuaje que le iba del pecho al brazo derecho. De las cicatrices, la más impactante era un corte que le iba desde debajo del pectoral izquierdo hasta la cadera derecha. El tatuaje representaba a una bestia mitológica de tres cabeza, una Quimera. En el pecho tenía dibujado el cuerpo principal del animal y las dos cabezas delanteras (Una de león y otra de carnero), mientras que la cola le recorría el brazo y terminaba en una cabeza de serpiente. Además de esto, el último rasgo destacable era su pelo. Corto y oscuro, bastante común, pero casi siempre despeinado. Complementaba su pelo dándole un toque personal a su estilo unas patillas que le llegaban a la mandíbula y una perilla.
El oficial caminaba por la selva tranquilamente, con una funda de guitarra en la mano derecha. No parecía especialmente preocupado, se limitaba a caminar evitando hacer ruidos innecesarios y miraba a su alrededor de vez en cuando, pero poco más. Al cabo de un rato de camino, ocurrieron varias cosas a la vez. Escuchó varios sonidos a su alrededor, de los cuales el más impactante fue el rugido de una fiera, un saurio verde que esprintaba en su dirección. Una chica con ropas extrañas y un arma aún más extraña venía del otro lado, pero de repente una especie de cuerdas (Como si fuesen una trampa) la capturaron. Sin prestarle atención, Karl se volvió al saurio.
- Estoy de mala ostia porque me han fastidiado mi isla desierta a la que iba a entrenar con bases militares... así que no es buen día para molestarme, animalejo.
Le daba igual que el ser no le entendiese. Tan sólo estaba realmente irritado. Apretó su puño derecho y golpeó el aire en dirección a la bestia. De repente, el aire se onduló y una onda de choque concentrada salió disparada, hundiéndose en el pecho de la bestia y tumbándola. Un sonoro crujido de huesos y una serie de lamentos agónicos dejó claro que el ser ya no molestaría más. Lo que molestaba a Karl era que la Marine instalase una base allí, pues él se dedicaba periódicamente a entrenar yéndose a islas totalmente deshabitadas llevando únicamente consigo su guitarra. Al colocar una base justo allí, le habían chafado aquella isla a la que acudía últimamente por su fauna, especialmente peligrosa.
Se giró entonces hacia la chica del vestido extraño y a un chaval bastante más joven que él de cuya presencia no había reparado antes. Este se hallaba sobre un árbol, y sujetaba a la chica con lo que parecía una especie de red.
- Y vosotros, ¿Quiénes sois? No me trago que seáis civiles. Esta isla es extremadamente peligrosa, y nadie sin un mínimo grado de poder lograría sobrevivir en ella. Ninguno lleva uniforme de marine, por lo que adivino que no pertenecéis a la nueva base. Así que las únicas opciones es que seáis criminales o cazadores, y dado que este no es lugar tan frecuentado por piratas como para que vengan estos últimos, las posibilidades de que lo seáis son bajas...
[...] La nueva base de la Marina se halla en las galerías naturales de la formación rocosa norte de la isla. Su misión es desembarcar y hacerse cargo del lugar durante varios días hasta la llegada de la guarnición permanente. Ha sido seleccionado para la misión por sus conocimientos sobre supervivencia en terreno selvático y su anterior estancia en la isla. Proteja a los reclutas, y mantenga la base a salvo. [...]
Karl estaba releyendo la carta. Era un hombre joven alto y bastante fornido, con una impresionante musculatura. Iba vestido únicamente con unos pantalones negros, botas y una capa blanca de oficial con chorreras. No llevaba nada al torso a parte de la mencionada capa, dejando al descubierto diferentes cicatrices y un tatuaje que le iba del pecho al brazo derecho. De las cicatrices, la más impactante era un corte que le iba desde debajo del pectoral izquierdo hasta la cadera derecha. El tatuaje representaba a una bestia mitológica de tres cabeza, una Quimera. En el pecho tenía dibujado el cuerpo principal del animal y las dos cabezas delanteras (Una de león y otra de carnero), mientras que la cola le recorría el brazo y terminaba en una cabeza de serpiente. Además de esto, el último rasgo destacable era su pelo. Corto y oscuro, bastante común, pero casi siempre despeinado. Complementaba su pelo dándole un toque personal a su estilo unas patillas que le llegaban a la mandíbula y una perilla.
El oficial caminaba por la selva tranquilamente, con una funda de guitarra en la mano derecha. No parecía especialmente preocupado, se limitaba a caminar evitando hacer ruidos innecesarios y miraba a su alrededor de vez en cuando, pero poco más. Al cabo de un rato de camino, ocurrieron varias cosas a la vez. Escuchó varios sonidos a su alrededor, de los cuales el más impactante fue el rugido de una fiera, un saurio verde que esprintaba en su dirección. Una chica con ropas extrañas y un arma aún más extraña venía del otro lado, pero de repente una especie de cuerdas (Como si fuesen una trampa) la capturaron. Sin prestarle atención, Karl se volvió al saurio.
- Estoy de mala ostia porque me han fastidiado mi isla desierta a la que iba a entrenar con bases militares... así que no es buen día para molestarme, animalejo.
Le daba igual que el ser no le entendiese. Tan sólo estaba realmente irritado. Apretó su puño derecho y golpeó el aire en dirección a la bestia. De repente, el aire se onduló y una onda de choque concentrada salió disparada, hundiéndose en el pecho de la bestia y tumbándola. Un sonoro crujido de huesos y una serie de lamentos agónicos dejó claro que el ser ya no molestaría más. Lo que molestaba a Karl era que la Marine instalase una base allí, pues él se dedicaba periódicamente a entrenar yéndose a islas totalmente deshabitadas llevando únicamente consigo su guitarra. Al colocar una base justo allí, le habían chafado aquella isla a la que acudía últimamente por su fauna, especialmente peligrosa.
Se giró entonces hacia la chica del vestido extraño y a un chaval bastante más joven que él de cuya presencia no había reparado antes. Este se hallaba sobre un árbol, y sujetaba a la chica con lo que parecía una especie de red.
- Y vosotros, ¿Quiénes sois? No me trago que seáis civiles. Esta isla es extremadamente peligrosa, y nadie sin un mínimo grado de poder lograría sobrevivir en ella. Ninguno lleva uniforme de marine, por lo que adivino que no pertenecéis a la nueva base. Así que las únicas opciones es que seáis criminales o cazadores, y dado que este no es lugar tan frecuentado por piratas como para que vengan estos últimos, las posibilidades de que lo seáis son bajas...
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Saltando raíces, esquivando ramas, dando saltos un tanto acrobáticos, doblando para evitar arboles y por sobre todo saltando, la rubia se encontraba escapando de aquel animalejo que parecía tener hambre y como objetivo para saciarla a la pequeña Lollipop que no hacía más que buscar una base marine que con total seguridad no encontraría nunca.
De un momento a otro una especie de red apareció delante de la joven marine que corría para escapar de la bestia, la dichosa red venia acompañada del grito de un hombre que le decía que la usara para esquivar mas rápidamente al bicho por lo que rápidamente y sin pensarlo desengancho el pequeño cinto que sostenía la motosierra en su espalda para que esta callera al piso y asi aligerar el peso para después agarrarse de la red y usarla para subir a un árbol corriendo con la red como sostén, en menos de un tercio de minuto se encontraba en la copa del árbol enfrentado al joven que la había salvado.
En tanto la bestia que había quedado debajo de la rubia se encontró con un joven semi desnudo con un tatuaje extenso y varias cicatrices, vestido únicamente con una capa y una especie de instrumento en su espalda, aquel tipo lanzo una especie de golpe al aire que enseguida le causo daño al dinosaurio que enseguida cayó al suelo entre lamentos de dolor, echo se giro hacia la posición de la rubia y su salvador que se encontraban sobre las copas de los árboles y dijo unas palabras.
- Y vosotros, ¿Quiénes sois? No me trago que seáis civiles. Esta isla es extremadamente peligrosa, y nadie sin un mínimo grado de poder lograría sobrevivir en ella. Ninguno lleva uniforme de marine, por lo que adivino que no pertenecéis a la nueva base. Así que las únicas opciones es que seáis criminales o cazadores, y dado que este no es lugar tan frecuentado por piratas como para que vengan estos últimos, las posibilidades de que lo seáis son bajas...-
Tras decir esas palabras la rubia se bajo del árbol de un salto girando en el suelo para aminorar el peso de su cuerpo en la caída, una vez incorporada se sacudió toda la tierra que se le había acumulado de manera indistinta hacia todos los presentes y se encamino a buscar su arma.
Una vez engancho el arma en su espalda de nuevo retiro la envoltura de un caramelo que vaya uno a saber de dónde saco y antes de colocárselo en la boca comenzó a hablarle al joven sobre el árbol
-Muchas gracias por la red, no hubiese salido bien parada sin esa ayuda y...- en ese momento dejo de ver a aquel joven que se encontraba sobre el árbol para ver al otro que había derrotado a la bestia para asi decirle unas palabras a él -Muchas gracias por derrotar al bicho verde ese-
Dichas esas palabras con una sonrisa en el rostro se coloco el caramelo esperando una respuesta de aquellos dos, aunque claro, como siempre se había olvidado de presentarse y de responder a las preguntas que le hacían, algo típico en ella, no tardo mucho en darse cuenta de ello por lo que se retiro el dulce chupetín de la boca causando un dulce sonido *pop* al hacerlo.
-Perdón... ¿Donde están mis modales? Mi nombre es Mary, Mary Lefrant y soy una marine... Si no estoy mal esta isla es Shelltown... ¿O no lo es?-
Con esa pregunta la rubia quedo sonriendo con el dulce en la boca y ambas manos por detrás de su espalda quedando en una pose sumamente infantil que a su cuerpo y sus vestimentas le daban una resaltada figura sexy.
De un momento a otro una especie de red apareció delante de la joven marine que corría para escapar de la bestia, la dichosa red venia acompañada del grito de un hombre que le decía que la usara para esquivar mas rápidamente al bicho por lo que rápidamente y sin pensarlo desengancho el pequeño cinto que sostenía la motosierra en su espalda para que esta callera al piso y asi aligerar el peso para después agarrarse de la red y usarla para subir a un árbol corriendo con la red como sostén, en menos de un tercio de minuto se encontraba en la copa del árbol enfrentado al joven que la había salvado.
En tanto la bestia que había quedado debajo de la rubia se encontró con un joven semi desnudo con un tatuaje extenso y varias cicatrices, vestido únicamente con una capa y una especie de instrumento en su espalda, aquel tipo lanzo una especie de golpe al aire que enseguida le causo daño al dinosaurio que enseguida cayó al suelo entre lamentos de dolor, echo se giro hacia la posición de la rubia y su salvador que se encontraban sobre las copas de los árboles y dijo unas palabras.
- Y vosotros, ¿Quiénes sois? No me trago que seáis civiles. Esta isla es extremadamente peligrosa, y nadie sin un mínimo grado de poder lograría sobrevivir en ella. Ninguno lleva uniforme de marine, por lo que adivino que no pertenecéis a la nueva base. Así que las únicas opciones es que seáis criminales o cazadores, y dado que este no es lugar tan frecuentado por piratas como para que vengan estos últimos, las posibilidades de que lo seáis son bajas...-
Tras decir esas palabras la rubia se bajo del árbol de un salto girando en el suelo para aminorar el peso de su cuerpo en la caída, una vez incorporada se sacudió toda la tierra que se le había acumulado de manera indistinta hacia todos los presentes y se encamino a buscar su arma.
Una vez engancho el arma en su espalda de nuevo retiro la envoltura de un caramelo que vaya uno a saber de dónde saco y antes de colocárselo en la boca comenzó a hablarle al joven sobre el árbol
-Muchas gracias por la red, no hubiese salido bien parada sin esa ayuda y...- en ese momento dejo de ver a aquel joven que se encontraba sobre el árbol para ver al otro que había derrotado a la bestia para asi decirle unas palabras a él -Muchas gracias por derrotar al bicho verde ese-
Dichas esas palabras con una sonrisa en el rostro se coloco el caramelo esperando una respuesta de aquellos dos, aunque claro, como siempre se había olvidado de presentarse y de responder a las preguntas que le hacían, algo típico en ella, no tardo mucho en darse cuenta de ello por lo que se retiro el dulce chupetín de la boca causando un dulce sonido *pop* al hacerlo.
-Perdón... ¿Donde están mis modales? Mi nombre es Mary, Mary Lefrant y soy una marine... Si no estoy mal esta isla es Shelltown... ¿O no lo es?-
Con esa pregunta la rubia quedo sonriendo con el dulce en la boca y ambas manos por detrás de su espalda quedando en una pose sumamente infantil que a su cuerpo y sus vestimentas le daban una resaltada figura sexy.
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En cuanto terminó de hablar, tanto aquel chaval como la joven bajaron del árbol. El hombre se dirigió directamente a él mientras le tendía la mano. Se presentó como el agente Räadi Vrask, investigador adjunto a aquel nuevo cuartel. Karl le estrechó la mano mientras intentaba recordar de qué le sonaba aquel nombre y vigilaba por el rabillo del ojo a la chica. No se fiaba de ella, dado que lo primero que había hecho nada más bajar había sido empezar a rebuscar en busca de su extraña arma.
- Sargento Mayor Lion D. Karl, Jefe de Flota de la Brigada Disciplinaria. Encargado temporal del cuartel de la Marina de Little Garden - dijo mientras estrechaba la mano del investigador.
Era posible que le reconociesen por su nombre, aunque eso dependía de su procedencia. Karl era famoso en el East Blue principalmente, y su fama había llegado hasta el North Blue y la primera isla de Grand Line (Donde había efectuado una redada). Era famoso por ser el líder de la Brigada Disciplinaria, un marine excepcionalmente fuerte y un capitán un tanto polémico. La polémica era causada por sus métodos extremistas y radicales: permitía a sus hombres utilizar cualquier método necesario por inhumano que fuese (Contra criminales y civiles sorprendidos ayudando a los revolucionarios o a piratas con recompensa) para completar su misión: desde toda clase de torturas a fusilamientos en masa. Para unos era un justiciero y un héroe, para otros un demonio.
De repente recordó de qué le sonaba aquel nombre y cogió la funda de la guitarra. Abrió un bolsillo secundario y se puso a rebuscar. Mientras lo hacía, la chica se empezó a comer un caramelo y se acercó a agradecer su ayuda a ambos. Karl se limitó a hacerle brevemente el saludo militar sólo con la mano (No se puso firme ni se cuadró, estaba ocupado buscando en la funda) y sacó la carta del Almirantazgo. Leyó brevemente hasta encontrar el nombre que buscaba.
- Aquí está. Confirmado, sr. Vrask. De todos modos le recomendaría llevar siempre con usted un distintivo de la Marina. El uniforme tampoco es de mi agrado, y sin embargo llevo conmigo la capa de oficial para demostrar mi pertenencia a la Marina y rango.
De repente la chica se presentó también como una marine y preguntó si se hallaban en Shellstown. La cara de Karl fue digna de una foto. Se quedó totalmente estupefacto y con la boca abierta. ¿Le tomaba por tonto, estaba drogada o simplemente era imbécil? ¿Shellstown? Ni siquiera estaban en el mismo océano.
- ¿Shellstown? - preguntó, anonadado - esto es Little Garden. ¿Tiene alguna acreditación que la identifique como miembro de la Marina? En mi informe no decía nada de su presencia, señorita Lefrant.
De repente un ruido a sus espaldas le interrumpió. Karl empezaba a cansarse.
- ¿Es que no se van a cansar nunca?
Apretó su puño derecho y se preparó para destrozar a la posible nueva amenaza de un único golpe así como apareciese. Estaba harto.
- Sargento Mayor Lion D. Karl, Jefe de Flota de la Brigada Disciplinaria. Encargado temporal del cuartel de la Marina de Little Garden - dijo mientras estrechaba la mano del investigador.
Era posible que le reconociesen por su nombre, aunque eso dependía de su procedencia. Karl era famoso en el East Blue principalmente, y su fama había llegado hasta el North Blue y la primera isla de Grand Line (Donde había efectuado una redada). Era famoso por ser el líder de la Brigada Disciplinaria, un marine excepcionalmente fuerte y un capitán un tanto polémico. La polémica era causada por sus métodos extremistas y radicales: permitía a sus hombres utilizar cualquier método necesario por inhumano que fuese (Contra criminales y civiles sorprendidos ayudando a los revolucionarios o a piratas con recompensa) para completar su misión: desde toda clase de torturas a fusilamientos en masa. Para unos era un justiciero y un héroe, para otros un demonio.
De repente recordó de qué le sonaba aquel nombre y cogió la funda de la guitarra. Abrió un bolsillo secundario y se puso a rebuscar. Mientras lo hacía, la chica se empezó a comer un caramelo y se acercó a agradecer su ayuda a ambos. Karl se limitó a hacerle brevemente el saludo militar sólo con la mano (No se puso firme ni se cuadró, estaba ocupado buscando en la funda) y sacó la carta del Almirantazgo. Leyó brevemente hasta encontrar el nombre que buscaba.
- Aquí está. Confirmado, sr. Vrask. De todos modos le recomendaría llevar siempre con usted un distintivo de la Marina. El uniforme tampoco es de mi agrado, y sin embargo llevo conmigo la capa de oficial para demostrar mi pertenencia a la Marina y rango.
De repente la chica se presentó también como una marine y preguntó si se hallaban en Shellstown. La cara de Karl fue digna de una foto. Se quedó totalmente estupefacto y con la boca abierta. ¿Le tomaba por tonto, estaba drogada o simplemente era imbécil? ¿Shellstown? Ni siquiera estaban en el mismo océano.
- ¿Shellstown? - preguntó, anonadado - esto es Little Garden. ¿Tiene alguna acreditación que la identifique como miembro de la Marina? En mi informe no decía nada de su presencia, señorita Lefrant.
De repente un ruido a sus espaldas le interrumpió. Karl empezaba a cansarse.
- ¿Es que no se van a cansar nunca?
Apretó su puño derecho y se preparó para destrozar a la posible nueva amenaza de un único golpe así como apareciese. Estaba harto.
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Me encontraba en aquella isla inmerso en una densa jungla, buscando algo para comer cuando se da la extraña situación en la que observo a una chica rubia correr de una inmensa e imponente bestia, por lo que decidí concurrir en su ayuda. Comencé a saltar entre las copas y ramas de los diferentes arboles hasta que logre encontrarme a una buena distancia de la situación, la chica si bien estaba espantada y tenía un rostro que expresaba miedo, se movía bastante bien y ágilmente mediante contorsiones y saltos. No era una chica común.
Estaba dispuesto a saltar en su ayuda cuando me percato que desde otro árbol un sujeto le lanza una especie de red para que la muchacha se sujetara y así escapar del animal. La muchacha logro sujetarse de aquella red y fue subida a la copa del árbol dejando pasar al furioso animal.
Bueno supongo que ya no tengo anda que hacer por aquí, pensé
Ya estaba dispuesto a retirarme del lugar para seguir en mis asuntos con la comida, cuando escucho un crujido de huesos bastante fuerte seguido de un grito agónico de lo que parecía ser animal. Rápidamente me doy vuelta y veo como un sujeto se empieza a acercar a los otros dos. Trato de fijar mejor la vista, pero el sol me molestaba bastante por lo que coloque mi mano izquierda en mi frente para taparlo y así poder ver mejor al sujeto que había tumbado a la bestia. Me tomo unos segundos pero finalmente logre asimilar que aquel poderoso sujeto no era nadie más que Karl, aquel capitán de una flota marina que conocí en loguetown un tiempo atrás y que lamentablemente me había dado una paliza. Seguí observando la situación y vi como el sujeto y la muchacha se cuadraban ante Karl así que supuse que debían ser marinos al igual que el.
Mas marinos genial, pensaba mientras seguía atento a lo que podría acontecer.
La verdad no tenía idea que hacer podría irme a buscar comida o tal vez presentarme a Karl quizás tendría algo que comer, no perdía nada con intentarlo pues lo peor que me podría pasar seria que me dijera que no despues de todo eramos conocidos. Así que decidí intentarlo, flexione un poco las rodillas para darme impulso y desde la copa del árbol di un salto para caer frente a ellos con las rodillas flexionadas y uno de mis puños en el suelo. Mire a Karl con cara de desafío, me puse de pie imponiendo mi gran altura y contextura física. Y dije
Que hay Karl, tienes algo para comer, dije cambiando mi expresión por una sonrisa mientras colocaba mi brazo izquierdo en mi nuca y me comenzaba a rascar.
Estaba dispuesto a saltar en su ayuda cuando me percato que desde otro árbol un sujeto le lanza una especie de red para que la muchacha se sujetara y así escapar del animal. La muchacha logro sujetarse de aquella red y fue subida a la copa del árbol dejando pasar al furioso animal.
Bueno supongo que ya no tengo anda que hacer por aquí, pensé
Ya estaba dispuesto a retirarme del lugar para seguir en mis asuntos con la comida, cuando escucho un crujido de huesos bastante fuerte seguido de un grito agónico de lo que parecía ser animal. Rápidamente me doy vuelta y veo como un sujeto se empieza a acercar a los otros dos. Trato de fijar mejor la vista, pero el sol me molestaba bastante por lo que coloque mi mano izquierda en mi frente para taparlo y así poder ver mejor al sujeto que había tumbado a la bestia. Me tomo unos segundos pero finalmente logre asimilar que aquel poderoso sujeto no era nadie más que Karl, aquel capitán de una flota marina que conocí en loguetown un tiempo atrás y que lamentablemente me había dado una paliza. Seguí observando la situación y vi como el sujeto y la muchacha se cuadraban ante Karl así que supuse que debían ser marinos al igual que el.
Mas marinos genial, pensaba mientras seguía atento a lo que podría acontecer.
La verdad no tenía idea que hacer podría irme a buscar comida o tal vez presentarme a Karl quizás tendría algo que comer, no perdía nada con intentarlo pues lo peor que me podría pasar seria que me dijera que no despues de todo eramos conocidos. Así que decidí intentarlo, flexione un poco las rodillas para darme impulso y desde la copa del árbol di un salto para caer frente a ellos con las rodillas flexionadas y uno de mis puños en el suelo. Mire a Karl con cara de desafío, me puse de pie imponiendo mi gran altura y contextura física. Y dije
Que hay Karl, tienes algo para comer, dije cambiando mi expresión por una sonrisa mientras colocaba mi brazo izquierdo en mi nuca y me comenzaba a rascar.
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En cuanto la rubia termino de presentarse, aquel que la había salvado se había bajado del árbol y había procedido a presentarse bajo el nombre de Räadi Vrask como agente de la marina y posterior a él continuo el saludo de aquel que había bajado a aquel dinosaurio de un golpe presentándose como el Sargento Mayor Lion D. Karl, jefe de una tripulación marine de la cual Lollipop no se encontraba interesada y además de eso una especie de encargado de una base que se encontraba en lo que tendría que ser aquella inhóspita isla.
Después de eso revolvió la funda de su instrumento y por lo visto chequeo las palabras dichas por aquel que le había salvado la vida con aquella red después de eso se sobresalto un poco por la pregunta algo estúpida por parte de la rubia que al recibir ese sarcasmo lo único que pudo hacer fue poner una mueca de tristeza o más bien de angustia, después de todo su mentalidad era de una chica de ocho años. Algo indignada se quito el chupetín de la boca y con una mueca le respondió a aquel Sargento.
-Ehhh... Yo soy hija de marines, marine con un promedio excelente en la academia física y... ¿Donde mierda metí la identificación?-
Mientras la rubia volvía a colocarse el caramelo en la boca tanteándose la poca ropa que tenia enzima para encontrar la identificación llego otro tipo que parecía tener una confianza exagerada en aquel sargento marine. Tras unos minutos la rubia pego un salto acompañado de un grito para después desenganchar el arma de su espalda y apoyarla delante de ella, de esa manera tanteo con la mano aquella arma y retiro de ella una especie de placa que le lanzo al Sargento.
-Repito... Mary Lefrant, Recluta marine... Es un placer...-
Al entregarle aquella pequeña identificación, podría ver que aquella joven era la hija adoptiva de los Lefrant, marines de gran renombre antes de su retirada hace relativamente poco tiempo. Después de ello devolvió el arma hacia su posición en su espalda y se quedo esperando la devolución de la identificación y que aquel tipo que había ingresado de manera sorpresiva se presentara.
Después de eso revolvió la funda de su instrumento y por lo visto chequeo las palabras dichas por aquel que le había salvado la vida con aquella red después de eso se sobresalto un poco por la pregunta algo estúpida por parte de la rubia que al recibir ese sarcasmo lo único que pudo hacer fue poner una mueca de tristeza o más bien de angustia, después de todo su mentalidad era de una chica de ocho años. Algo indignada se quito el chupetín de la boca y con una mueca le respondió a aquel Sargento.
-Ehhh... Yo soy hija de marines, marine con un promedio excelente en la academia física y... ¿Donde mierda metí la identificación?-
Mientras la rubia volvía a colocarse el caramelo en la boca tanteándose la poca ropa que tenia enzima para encontrar la identificación llego otro tipo que parecía tener una confianza exagerada en aquel sargento marine. Tras unos minutos la rubia pego un salto acompañado de un grito para después desenganchar el arma de su espalda y apoyarla delante de ella, de esa manera tanteo con la mano aquella arma y retiro de ella una especie de placa que le lanzo al Sargento.
-Repito... Mary Lefrant, Recluta marine... Es un placer...-
Al entregarle aquella pequeña identificación, podría ver que aquella joven era la hija adoptiva de los Lefrant, marines de gran renombre antes de su retirada hace relativamente poco tiempo. Después de ello devolvió el arma hacia su posición en su espalda y se quedo esperando la devolución de la identificación y que aquel tipo que había ingresado de manera sorpresiva se presentara.
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El investigador le contestó que no solía convenirle que los maleantes supiesen que era marine. Karl esbozó una ligera sonrisa. Le gustaba aquel tipo... era sensato y inteligente. Además era un científico, algo que escaseaba y que tal vez le fuese útil. Debía hablar con aquel tipo, pues podría ofrecerle los beneficios que suponían tener de aliado a un rango superior a cambio de sus servicios. Tal vez pudiese fabricarle rumble balls o consumibles similares.
La chica dijo ser Mary Lefrant. Había oído hablar de los Lefrant, era una de las antiguas familias con tradición marine. Esta posó su arma en el suelo y sacó de esta su identificación, lanzándosela a Karl. No era el modo más adecuado de dirigirse a un superior pero Karl era más bien pasota. Observó la identificación, en forma de placa, constatando su identidad y su pertenencia al Cuerpo. Con un breve gesto de asentimiento, le tendió la identificación.
- Todo en orden. Tomad vuestra placa.
De repente se escuchó un sonido entre la vegetación, y fue en ese momento cuand Karl farfulló entre dientes lo de "¿Es que no se van a cansar nunca?" y se preparó para atacar. Su sorpresa no pudo ser mayor cuando vio salir de la espesura a una de las personas que menos hubiese esperado ver allí: Fudo Mitsui. Iba con sus habituales vestimentas ligeritas. Lo que no veía era a su perro. Karl había conocido a Fudo hacía ya un tiempo en el North Blue. En aquella ocasión habían tenido una batalla amistosa, y Karl había derrotado al cazador sin demasiado esfuerzo. Este había demostrado ser fuerte y tener potencial, pero ni mucho menos el necesario para herirle de verdad.
- Vaya, vaya, el gran cazador Fudo Mitsui. ¿Siempre andas mendigando comida? - preguntó con una carcajada - Si no te importa comer carne de reptil, ahí tienes a ese mamonazo. Remátalo y quédatelo si quieres - dijo, señalando al saurio moribundo.
Karl se había fijado en la evidente falta de ropa y, sea dicho de paso, de pudor de Mary. Sin embargo le importaba bien poco. Como parte de su entrenamiento en el arte del Sokudan había aprendido a controlar aquella clase de sentimientos. Eso no implicaba que no la encontrase atractiva y no se la hubiera beneficiado en otras situaciones, pero no era ningún pervertido ni un salido.
La chica dijo ser Mary Lefrant. Había oído hablar de los Lefrant, era una de las antiguas familias con tradición marine. Esta posó su arma en el suelo y sacó de esta su identificación, lanzándosela a Karl. No era el modo más adecuado de dirigirse a un superior pero Karl era más bien pasota. Observó la identificación, en forma de placa, constatando su identidad y su pertenencia al Cuerpo. Con un breve gesto de asentimiento, le tendió la identificación.
- Todo en orden. Tomad vuestra placa.
De repente se escuchó un sonido entre la vegetación, y fue en ese momento cuand Karl farfulló entre dientes lo de "¿Es que no se van a cansar nunca?" y se preparó para atacar. Su sorpresa no pudo ser mayor cuando vio salir de la espesura a una de las personas que menos hubiese esperado ver allí: Fudo Mitsui. Iba con sus habituales vestimentas ligeritas. Lo que no veía era a su perro. Karl había conocido a Fudo hacía ya un tiempo en el North Blue. En aquella ocasión habían tenido una batalla amistosa, y Karl había derrotado al cazador sin demasiado esfuerzo. Este había demostrado ser fuerte y tener potencial, pero ni mucho menos el necesario para herirle de verdad.
- Vaya, vaya, el gran cazador Fudo Mitsui. ¿Siempre andas mendigando comida? - preguntó con una carcajada - Si no te importa comer carne de reptil, ahí tienes a ese mamonazo. Remátalo y quédatelo si quieres - dijo, señalando al saurio moribundo.
Karl se había fijado en la evidente falta de ropa y, sea dicho de paso, de pudor de Mary. Sin embargo le importaba bien poco. Como parte de su entrenamiento en el arte del Sokudan había aprendido a controlar aquella clase de sentimientos. Eso no implicaba que no la encontrase atractiva y no se la hubiera beneficiado en otras situaciones, pero no era ningún pervertido ni un salido.
Fudo Mitsui
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Me había decidido a pedir algo de comida a los marinos pues no perdía nada con intentarlo, así que simplemente me limite a esperar la respuesta de Karl, aunque le otro sujeto pregunto quién era a lo que simplemente le mire e ignore su pregunta la verdad no me interesaba responderle, Espere la respuesta del capitán quien con una carcajada me reconoció y dijo que siempre mendigaba comida, a decir verdad tenía razón no soy uno de las personas más organizadas con el dinero ni tampoco soy un hábil cocinero por lo que alimentarme es algo bastante difícil en ocasiones, Karl señalo a la criatura moribunda y dijo que si no me molestaba comer carne de reptil podría rematarlo y comerme al saurio moribundo, mis ojos brillaron la verdad deseaba comer algo de carne por lo que simplemente le dije a Karl.
Hey gracias, de verdad necesitaba algo que comer y no creo que pudiese cargarme a ese animal solo jejej.
Comencé a caminar hacia aquel reptil para darle el último golpe, la verdad no me gustaba acabar con la
vida animal pero creo que no morirme de hambre era un buen motivo para hacerlo, me acerque a la cabeza de aquel animal y me coloque sobre su cabeza, y lance un fuerte puñetazo entre sus ojos suponiendo que aquel será un lugar débil. Mi golpe fue poderoso e hizo saltar un poco de sangre desde el animal, estaba hecho ya tenía la carne ahora debía cocinarla, pero para esto necesitaría fuego. No me gustaba deberla nada a nadie por lo que observe a Karl y a los otros marinos y dije.
No desean un poco? En todo caso Karl si necesitas algo dímelo no me gusta deberla nada a nadie.
Hey gracias, de verdad necesitaba algo que comer y no creo que pudiese cargarme a ese animal solo jejej.
Comencé a caminar hacia aquel reptil para darle el último golpe, la verdad no me gustaba acabar con la
vida animal pero creo que no morirme de hambre era un buen motivo para hacerlo, me acerque a la cabeza de aquel animal y me coloque sobre su cabeza, y lance un fuerte puñetazo entre sus ojos suponiendo que aquel será un lugar débil. Mi golpe fue poderoso e hizo saltar un poco de sangre desde el animal, estaba hecho ya tenía la carne ahora debía cocinarla, pero para esto necesitaría fuego. No me gustaba deberla nada a nadie por lo que observe a Karl y a los otros marinos y dije.
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Aquel Sargento marine le devolvió la identificación rápidamente después de verificar que lo que decía la rubia era completamente verdadero y posteriormente a ello el mismo marine le respondió a aquel cazador que podía conseguir alimento de aquel dinosaurio que hasta hacia un rato había atentado contra la vida de la rubia.
El dichoso animal todavía se removía de dolor y para hacerle peor imagen de aquellos hombre, el cazador termino de matar al animal con un golpe sin escrúpulos y mucho menos sin piedad hacia su cabeza lo que hizo que algo de la sangre se salpicara y a su vez Lollipop por puro asco soltara un grito que ella misma había reprimido.
-¡No hacía falta matarlo!-
Con ese grito suelto en el aire la rubia quedo con una cara ciertamente alocada y también algo pálida por la escena, no lo atacaba porque no venía en ella atacar sin sentido pero si tuviera esa actitud lo más probable es que le diera un golpe de lleno en el rostro por la agresión sin necesidad que había efectuado. A su vez los otros dos marines quedaron fuera del rango de vista de Lollipop ya que esta no les prestaba atención alguna a lo que estuvieran haciendo en aquel momento.
El dichoso animal todavía se removía de dolor y para hacerle peor imagen de aquellos hombre, el cazador termino de matar al animal con un golpe sin escrúpulos y mucho menos sin piedad hacia su cabeza lo que hizo que algo de la sangre se salpicara y a su vez Lollipop por puro asco soltara un grito que ella misma había reprimido.
-¡No hacía falta matarlo!-
Con ese grito suelto en el aire la rubia quedo con una cara ciertamente alocada y también algo pálida por la escena, no lo atacaba porque no venía en ella atacar sin sentido pero si tuviera esa actitud lo más probable es que le diera un golpe de lleno en el rostro por la agresión sin necesidad que había efectuado. A su vez los otros dos marines quedaron fuera del rango de vista de Lollipop ya que esta no les prestaba atención alguna a lo que estuvieran haciendo en aquel momento.
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