[Rol Moderado] !Viva el amor! La banda nos une [Rayder-Shaky]

En la oscuridad, un golpe sacudió el cuerpo del pelinegro en la litera donde se hallaba durmiendo tranquilamente. Cayendo de esta, fue a parar directamente hacia el suelo, donde se quedó entumecido durante unos instantes, intentando adivinar qué coño era lo que estaba pasando en el barco para despertarle de tal forma. Apoyando sus dos manos y las rodillas para levantarse mejor, intentó erguir su cuerpo adaptándose al leve movimiento de las mareas, que sacudían tranquilamente el barco. Una vez que estuvo completamente recto, suspiró y bostezó, uno seguido de otro, para luego dirigirse al baño a acicalarse un poco. Minutos más tarde, salía reluciente como solo a él le gustaba estar. Totalmente máculo, sin la más mínima cantidad de suciedad en su cuerpo. Vistiéndose con sus típicos ropajes oscuros, preparó la gabardina, camisa, pantalón y botas negras. Colgo sus tres katanas del cinturón y la bolsita de Diales también, de forma que estuviera perfectamente armado para el día que había amanecido. Por fin, listo para darse a conocer al mundo, el pelinegro atravesó los distintos pasajes del barco en el que se encontraba, saliendo a cubierta para encontrarse con la dulce, delicada y preciosa Quinty D. Shaky. Tomando el timón, la navegante les dirigía hacia una isla en concreto, que todavía no había tenido el privilegio de observar. Para él, lo primero eran las chicas, y ahora lo único que importaba era darle unos cálidos buenos días a la señorita que con tanto empeño estaba trazando sus destinos.

- Buenos días, querida Shaky. ¿Cómo estás? - Dijo posicionándose a la derecha de la esbelta chica de pelo rubio ceniza y piel morena. La gran sonrisa blanquecina de los labios de Rayder era una de sus mejores bazas para expresar su felicidad, y era exactamente lo que estaba haciendo. Con un movimiento de cabeza, conjuntado con un guiño de su ojo derecho, dio un caluroso y sensual saludo a su nakama.

Mas sus ojos se posaron sobre la chica, que parecía estar ciertamente seria. ¿Habría pasado algo en su ausencia? Si ella no le comentaba nada acerca de ello, sería que lo tenía todo bajo control. Devolviendo su vista hacia el frente, observó un gran árbol que sobresalía del medio de una isla cercana a ellos. Solo podía ocurrírsele un lugar con el mismo físico. Ya habia estado allí una vez, la vez en que conoció a su actual Capitán y ejemplo a seguir. Fue en dicha isla donde inició el preámbulo de su historia pirata, y donde Suzaku le hizo darse cuenta de lo que realmente valía la pena una vida llena de aventuras. No pudo evitar mostrar una mínima sonrisa, pues de dicho lugar únicamente tenía buenos recuerdos.

- Ohara, ¿eh? Vamos allá - Comentó pícaramente, ajustándose las mangas de su gabardina a la perfección, dándole un toque de confianza que pocas personas podían mostrar nada más ver una isla.

La joven pelirrubia parecía no haberse enterado de la llegada del pelinegro, que se había quedado a su lado durante unos instantes para observar el paisaje. Instantes más tarde, la joven se daba cuenta de que estaba a su lado, y cayó al suelo mientras Rayder mostraba una sonrisa de complicidad. "Es tan tierna, haha", rió mentalmente, mientras que ponía una mano en el timón para que este no se desestabilizara, y lanzaba una segunda mano a Shaky para que se aferrara a ella y pudiera subir tranquila. Una vez que estuvo en presencia otra vez, el pelinegro retiró su mano y escuchó como la chica le decía que el barco había sufrido un golpe y debían desembarcar para encontrar materiales de repuesto. Necesitaba que el ancla fuera echada hacia el mar, así que de eso se encargaría él con una sonrisa en sus labios. Antes de que la chica pudiera pedirle eso, él se movió hacia la zona delantera del barco, que era donde se encontraba una de las anclas maestras. Tomándola con sus manos, y mientras sus músculos se marcaban bajo la camisa negra que portaba, el pelinegro la lanzó hacia un lado, de forma que esta cayera hacia el mar. Hacía tiempo que habían llegado al puerto, y no estaban como para perder el tiempo con aquellas tonterías. Cuanto antes pudieran bajar a tierra para buscar aquellos elementos que necesitaban, todo estaría mucho mejor con su travesía y podrían continuar sin ningún problema que pudiera darle vueltas a su cabeza y sus modos de pensar.

- ¡¡Ancla lista, Shaky-swan!! - Gritó a pleno pulmón para que la chica le escuchase. Ahora que su gran barco, el Fifty Stars, estaba "herido", tenía que darlo todo para arreglarlo cuanto antes mejor.

Así que se movió hacia la tabla de madera que conectaría la cubierta del barco con el muelle, preparándolo a la perfección para que pudieran caminar por él sin que tuvieran el miedo en sus cuerpos de caer al agua. Asegurándolo bien en el extremo, dio la voz de alarma para que la chica se diera cuenta de que todo estaba perfecto para desembarcar. Así que puso un pie en el tablón, y comenzó a andar hacia los tablones del puerto más cercanos. Una vez que estuvo en tierra, se giró y posó su mano derecha sobre el mango de una de sus espadas, mientras que se volteaba y dirigía sus orbes hacia la chica que manejaba el timón.

- Venga, cuanto antes encontremos lo que necesitamos, antes podremos marcharnos de aquí - Dijo con una sonrisa, mientras que esperaba a que Shaky bajase del barco y pudieran dirigirse a buscar los recambios requeridos. Sin embargo, tenía el presentimiento de que algo malo pasaría en dicho lugar, por lo que se mostró atento en cada segundo. El tiempo le había hecho ser desconfiado de las situaciones, y aquel día no pintaba nada bien. Nada más despertarse, el barco tenía que encallar debido a un golpe. ¿Qué sería lo próximo?

Una vez que Shaky bajó del barco, los dos piratas se encaminaron por la pasarela de madera hacia la zona de embarque de aquel lugar. Agarrando su brazo como si de una enamorada se tratase, la pelirrubia consiguió sonrojar al pelinegro, mas este no dijo nada. Sin embargo, todo hubiera sido más bonito si no hubiera tenido a esa maldita serpiente colgando del cuello. No podía estar al lado de una preciosidad como aquella amiga suya y tener un posible depredador acechando a cada movimiento que diera, por lo que movía la cabeza un poco hacia el lado contrario. Una simple sonrisa fue esbozada en sus finos labios, mientras que sus ojos incoloros se fijaban en lo que tendrían delante al cabo de unos pocos minutos de paseo. "Un tablón con carteles ... Interesante". Separándose de aquella ínfima conexión que los dos piratas habían establecido con el abrazo de pareja casada, la chica se desplazó rápidamente para observar su propio wanted, pegado en el tablón. Con las dos manos dentro de los bolsillos, Rayder siguió andando a paso lento, hasta que consiguió alcanzarla. Se dio de bruces con una imagen de una Shaky mucho más joven, sin tanta pechonalidad y un pelo largo y rubio, que parecía muy cuidado. Sonrió, puesto que la persona que tenía a su lado no parecía para nada aquella chica cuya imagen estaba impresa en el papel. Mirando de reojo a su nakama, cruzó los brazos por debajo del pecho y comenzó a hablar, diciéndole con cierto tono irónico:

- La Shaky de ahora tiene que dar mejores abrazos que antes - Dijo, mirando de manera cómplice a sus pechos. Claramente, ahora dichos senos se estamparían contra el cuerpo del suertudo que recibiera un abrazo de la chica, mientras que antes no podría haber sido realidad. - ¿Qué te dieron de comer para que te desarrollases tan bien, querida? - Devolviendo su mirada hacia delante, mientras soltaba una carcajada monumental. Cruzado de brazos, siguió mirando aquel tablón en el que veía a personalidades también importantes.

Muchos piratas de Barbarrubia se encontraban allí: Suzaku, Sohem, Hayato, Shaky ... incluso el mismo Rayder. Cada uno de ellos con su recompensa, pero el pelinegro se sorprendió al ver que él mismo era el segundo en cabeza de peligrosidad. Tomando su cartel y despegándolo de la madera del tablón, lo sostuvo con una amplia sonrisa entre sus manos, con una mirada de autocomplacencia que indicaba lo feliz que le había hecho tener esa cifra por su cabeza. Susurrantemente, las palabras salieron de su boca:

- Así que han tasado mi cabeza en 26.581.000 Berries ... No está nada mal para empezar - Comentó mientras que se fijaba en la foto principal del papel. Como no, el pelinegro salía atractivo y sensual, dos características propias de él desde su nacimiento. Parecía ser una foto de noche, pues se dejaba ver la Luna detrás de él. ¿Dónde habrían tomado dicho reflejo de su imagen? Esos ojos incoloros desatarían mucho la furia de la Marina, y el amor de muchas féminas que se sintieran atraídas por los chicos malos como él.

Instantes más tarde, un personaje bastante musculado se acercó a ello. Rápidamente, Rayder guardó su wanted en uno de los bolsillos de su pantalón, mientras que deshacía el cruce de manos por debajo del pecho y apoyaba su antebrazo derecho en las katanas que colgaban de la parte derecha de su cintura. Girándose de medio lado para ver a aquel hombre, que les preguntaba qué hacían allí, se dignó a responder. Sin embargo, Shaky se le adelantó, comentándole que habían tirado el ancla en aquella isla para buscar refuerzos para el barco. Así que, encarándose al hombre, reafirmó las palabras de su amiga y preguntó:

- ¿Puedes dedirnos dónde encontrar repuestos materiales para nuestro navío? Y no te preocupes, hoy no me he levantado con ganas de beber sangre humana. No realizaremos vandalismos en este día - Con una ingrata y prepotente sonrisa en sus labios, guiñó un ojo a la persona a la que se estaba dirigiendo. Posó su mano sobre el mango de su Ryo Wazamono, como símbolo de espera y aburrimiento. Sin más, se decantó por aguardar a una respuesta. Su barco tenía que arreglarse pronto, y no tenían suficiente tiempo como para una charla alargada.