Alastair Deserver

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Nivel: 1

Nombre: Alastair Deserver.

Apodo: A espera de ganárselo en historia.

Edad: 16.

Sexo: Varón.

Raza: Tritón (Tiburón blanco).

Rango social: Bajo.

Akuma No mi: Ninguna.

Descripción estilo de lucha:
- Nombre: Ninguno
- Ejecución: Se deja llevar por sus emociones, no sabe controlarse para nada. Al enfadarse, oler sangre en abundancia o comer bajo alguno de estos dos estados, sus ojos se protegen mediante una membrana no demasiado fina (aunque ni de lejos es gruesa) y se vuelven para atrás. Buena puntería que no se sirve solo de la vista, sino también de los impulsos eléctricos de las "presas".

Descripción física: Pelirrojo. Su espalda es mucho más oscura que su dorso, cara y manos, cosa que no se puede apreciar debido a su traje. Por el metabolismo propio del tiburón blanco, es capaz de aguantar mejor en ambientes de temperaturas bajas que otros seres vivos. Tiene una piel muy dura por sus escamas. Sus ojos son completamente negros pero, cuando está bajo el estado de enfadado, se inyectan en sangre y da la sensación de que sean rojos. Dientes afilados, triangulares y con forma de flecha, dan a la dentadura un aspecto de sierra. Su mandíbula se compone de dos hileras de dientes, además de otra que está en continuo crecimiento, debido sus frecuentes caidas. Aspecto macabro, suele sonreir con unos ojos que parecen estar concentrados en no perder de vista un objetivo. Lleva zapatos cómodos, pantalones elegantes y una chaqueta con corbata que recuerda en su dibujo a la bandera de Escocia, la cual está rota por detrás debido a su aleta dorsal. En su bolsillo izquierdo siempre lleva un paquete de cigarrillos y un mechero.

Descripción psicológica: Bipolar (clínicamente), cualquier cosa puede afectarle demasiado como para enfadarlo o deprimirlo y, por el contrario, un pequeño descanso de ver gente puede devolverle su sonrisa característica. También sonríe cuando se pone nervioso. Fuma, producto de su introversión, que necesita exteriorizar de algún modo que no sea violento con los demás. No le tiene aprecio a nada y siente que nadie merece su lealtad. Le gusta disparar lo mismo que pegar o morder, por lo que no tiene problema en luchar a distancia o cuerpo a cuerpo; aunque si su enemigo le ha hecho desesperar o enfurecerse, seguramente prefiera darle el toque de gracia con su propia boca. Sus formas de comportamiento se engloban en cuatro básicas que, ordenadas gradualmente de menos a más violento son:

1º Tranquilo (más o menos sociable, se puede hablar con él; difícilmente lo hará con alguien que no se haya ganado su inconsciente confianza).

2º Sereno (nada sociable, intenta huir de los demás, quedarse solo, su agresividad no va más allá de la psicológica; es el estado perfecto para practicar algo que necesite paciencia, como una pistola).

3º Intranquilo (peligroso, acercarse a él puede hacerle actuar violentamente; se siente inseguro, nervioso e incluso puede llegar a llorar).

4º Instintivo (mortalmente peligroso, estar cerca de él significa necesariamente que ataca a matar; su cerebro racional está desactivado y solo realiza acciones propias de un tiburón blanco en peligro o tras una presa, no distingue entre enemigos y aliados).

Debido a su personalidad bipolar, es posible que salte dos estados (que vaya del 2º a 4º directamente, por ejemplo), pero sería muy raro que pase del primer estado al cuarto de golpe.

Gustos: El tabaco. El olor a sangre, a pólvora y a agua salada. El sabor del pescado y la carne con mucha grasa. Las mujeres sexualmente hablando. La cerveza negra y el refresco de limón. Los ambientes húmedos y las temperaturas bajas, sin llegar a ser extremas. La música barroca y romántica; el jazz y el metal. El arte surrealista. Los videojuegos de acción. Las películas y novelas fantásticas, de terror y de suspense. La natación y los deportes urbanos.

Desagrados: Limpiar. La contaminación. El olor a humo. El sabor de la carne humana y el jamón. Los hombres sexualmente hablando. La cerveza caliente y el agua con gas. Los ambientes secos. Vivaldi en música. El arte contemporáneo que carece de sentido. Las películas y novelas románticas. Los deportes de equipo. Tejer ropa.

Habilidades: Tejer ropa. Juegos individuales (ajedrez, parchís, videojuegos de pelea...). Los idiomas (tanto para aprenderlos como para leerlos y hablarlos). Desmontar mecanismos y aprenderlos a montar (como su pistola). La jardinería.

Torpeza: Limpiar y ser ordenado. Juegos y deportes de equipo. Controlar su cambio de temperamento y no alterarse. Utilizar siempre un lenguaje adecuado al contexto. Matar (excepto en estado Instintivo).

Profesiones:
- Tirador (Nivel 1).
- Espía (Nivel 1).
- Ingeniero (Nivel 1).

Banda: Ninguna.

Armas: Una pistola de un cañón, cigarros encendidos, un mechero y sus armas naturales.

Historia: Érase una vez, en un mar no muy lejano, un pequeño tritón que nació de Dios sabe quienes. Este pequeño tritoncillo sin padres, sin nombre, pelirrojo de siempre y muy llorica, solo recuerda su vida metido una pecera. Toda su vida en una pecera y un collar eléctrico. El tritón buscaba y buscaba formas de escapar, día y noche sin descansar: mordiendo el cristal, golpeándolo, e incluso llegó a tragarse poco a poco el agua de su habitáculo, pero nunca disminuía. Y siempre, la respuesta, era una pequeña descarga en su cuello, que a cualquiera podría haber matado.

Algunas veces venía un tipo asqueroso que le enseñaba a leer y escribir, pero siempre con algún golpe en la espalda y algún pinchazo en el culo ¡No le gustaba! Pero por lo menos en esos momentos no estaba en la pecera.

Un día, llegó una mujer a verle. El pequeño, que ya había crecido, se ilusionó de que por fin alguien que parecía ser amable se fijase en él, y más se ilusionó cuando le sacaron por fin de su prisión de cristal, e incluso más si cabe cuando vio que le subían a un coche que, por sus pintas, parecía de alguien con dinero.

Pero no le había quitado el collar.

Y llegaron a un sitio terrible, del que veía salir mucho humo negro de unos tubos gigantescos. En ese enorme sitio, que debía ser igual de grande que un mar o dos, metieron al crecido tritoncillo pelirrojo. No volvió a ver a aquella mujer que parecía tan amable y simpática. "¡Qué lástima!" Se decía "¡Con lo buena que parecía!". Y allí, en ese enorme sitio, le cortaron el pelo al tritón al cero.

¡Menuda tragedia! Aquel tritoncillo, que ni tenía padres ni nombre, se había quedado sin su pelo rojo ¿Cómo le iban a reconocer ahora? El tritón solo sabía llorar.

Y como sólo sabía llorar, le enseñaron también a hilar ropa y a limpiar un poco, así como a hacerlo durmiendo lo menos posible. Así un día, dos, tres... a veces, el tritón tenía que arreglar las maquinas que había allí. Como tenía más fuerza que los demás, podía poner mejor las piezas grandes y esas cosas. A veces, el pequeño tritón llorón salía por ahí, a explorar aquel sitio tan horrorosamente grande. Horroroso, pero ¡Al menos más grande que la pecera! Que mala suerte que, como si le persiguiese, el collar le propinara aquellas pequeñísimas descargas en el cuello que alguna vez le habían dejado un día o dos durmiendo.

En una de estas exploraciones, el tritón encontró una pistola. Así, cada vez que podía irse a dormir, a veces no lo hacía, y prefería irse al patio a imaginarse que era un soldado, o un pirata ¡Qué lástima que la pistola no fuese de verdad!

O eso creía, hasta que un día le puso una pequeña bolita, unos polvitos mágicos y ¡Puf! La disparó y mató a toda una fila de imbéciles que no hacía otra cosa que joderle la vida a nuestro tritoncillo llorón, al que ahora le volvía a crecer el pelo.

Así que entre seis o siete le agarraron, porque parecía que los relámpagos del collar no le hacían efecto. Le metieron nosecuantos tranquilizantes y otros tantos somníferos, y consiguieron meterlo en una habitación completamente sellada. El tritón, un día, se levantó y, con todas sus fuerzas, daba golpes en los barrotes. Tenía hambre y sed. De vez en cuando le daban comida, a cambio de que terminase alguna camisetilla o dos. Hasta que un día, de tanto dar golpes en los barrotes, pasó lo que tenía que pasar.

Los rompió.

Y se comió a todos los guardias. Una vez terminó ese gran banquete, se puso a dormir ¡Estaba lleno! Y, cuando se despertó, todo seguía igual. Le tiró las llaves a los otros pobres que estaban en los huesos de haber comido tan poco. También cogió su pistola y... vaya, parece que no cogen las llaves... bueno, ellos sabrán.

Sin hacer ruido, y sin que se diesen cuenta, salió de allí. Pero, como sabía leer, encontró el sitio donde estaba su llave. ¿Su llave? Bueno, ponía Alastair y cabía en su collar. Así que supuso que ese sería su nombre. ¿Qué significaba? ¿Realmente se lo merecía? Allí dejó esa porquería, cogió un puñado de ropa y se fue de ese sitio de mierda.

Al salir, después de tantos años, se fijó en algo que no había visto al entrar. Un cartel enorme donde ponía muy grande: Ayla's clothing.

"Ayla ¿eh?" Dijo nuestro gran tiburón blanco "Así que así se llama esa puta".

Mar de origen: Mar del este.

Pertenencias: Un traje, pantalones azules y zapatos cómodos. Una pistola, un paquete de cigarrillos y un mechero.

Botín de partidas: Ninguno.

Sueños: Aprender a confiar. Mejorar con su pistola. Matar a Ayla.

Referido por: Nadie.