[Privado] El bien y el mal

[Tema privado para Alastair y Ruxer]

¡Joder, menos mal que me han mandado a esta isla! ¡Un poco másy me hubiera acostumbrado demasiado a la rutina! - Pensaba, con una sonrisa en la cara tan grande que daba miedo, mientras caminaba animadamente hacia una zona aglomerada de edificios. Nunca había estado en aquel sitio, nunca había oido hablar de él ¡Y qué más da, seguro que sería un lugar maravilloso, con grandes gentes, tradiciones y olor a mierda! Las ciudades nuevas siempre huelen mal. ¡Putas ciudades, ninguna huele como para que sean mínimamente habitables! ¿¡Cómo es posible que haya tanta gente viviendo en ese montón de estiércol lleno de mentiras y dinero!? Que se jodan todos ¡Yo quiero dinero!

Le di una patada tan fuerte a la débil puerta de un bareto que la abrí y pude entrar - Aquí huele un poco mejor: sólo a mierda comestible - Me saqué la pistola y me acerqué sin apuntar a nada ni nadie al que estaba detrás de la barra. Sin sentarme, di un golpe fuerte con la mano que tenía libre y le grité a aquel desgraciado - ¡Tú, camarero o cocinero o lo que seas! ¡Soy de la puta Marina, y he venido aquí a ver si guardáis algún desgraciado delincuente al que tenga que llenar de plomo! Así que, por favor, enséñeme esto un poco - Terminé llevándome la mano a la frente y secándome un sudor de mentira, como si estuviera nervioso. Guardé la pistola. Me puse recto. Quité la mano y se me vio un rostro lleno de seriedad.

Me encontraba en aquella isla, en una pequeña taberna. Estaba descansando y relajándome un poco. Encontré a unos tipos en una mesa que eran muy divertidos. Nos contábamos chistes mientras que me tomaba una botella de cola. El ambiente en aquella taberna era muy agradable y muy divertida, hasta que un tritón entro por la puerta con un golpe. Inmediatamente todos, incluso yo, fijaron su vista en él. Algún que otro pensó en sacarlo por la fuerza, pero supongo que ese pensamiento se les quitó de la cabeza en cuanto dijo chillando que era un marine, y que estaba buscando a delincuentes. No creía que me conociese, así que me acerque a la barra, y pague la botella de cola que me había tomado, al lado de aquél marine. No por ninguna razón en particular sino porque ahí es donde estaba el tabernero. No quería meterme en problemas ya que estaba allí para relajarme. Me di la vuelta y fui hacia la puerta para salir de allí.

Un chaval... más o menos de mi edad... se puso a mi lado para pagar al hombre lo que había tomado - Qué huevos tienen algunos - Pensé, mirándolo de reojo - Con la que he armado entrando y se pone a mi lado como si nada - Cuando se iba a marchar, me giré y le dije alzando un poco la voz, y sonriendo amablemente - Oye, espera, te tengo que preguntar una cosa. En seguida voy para allá - Entonces, con el hombre que me dijo regentar aquel lugar, fui mesa por mesa preguntando a los clientes cosas como su nombre y su trabajo. La mayoría estaban muy rígidos y algunos incluso asustados, lo que les convertía inmediatamente en sospechosos. Pero yo también comprendía que mi entrada no había sido amable, y cualquiera se podría asustar de mí.

Al final, ninguno me pareció más sospechoso de la cuenta, y los dejé tranquilos. Y me despedía de todos diciendo un - Gracias por su colaboración, que tenga un buen día.

Entonces me disculpé con el tabernero y le dejé su negocio en paz. Alcancé al chico y le dije, ahora con una sonrisa más desconfiada - Perdona por haberte hecho esperar, son cosas del oficio. Ahora, si no te importase decirme tu nombre y tu trabajo, por favor...

El marine me pregunto algo aunque yo algunas veces no estoy pendiente de lo que la gente me dice como me pasó en ese momento. Yo no le escuché por esta razón y por que estaba pensando en los chistes que me habían contando dentro de la taberna. Y me estaba riendo por los chistes, no me estaba riendo de aquel marine ni nada parecido, simplemente no le preste atención. Hasta se me olvido eso que me dijo que me estuviera quieto y empece a andar otra vez.

Ruxer: Bueno, pues ahora supongo que me iré a dormir un rato.