[Privado] Melhen, Whitedog y Karl the Unbreakble

Era un día soleado, una fuerte brisa corría y movía mi cabello con gran intensidad, mi hogar yo estaba de vuelta pero esta vez volvía con un gran compañero y un nuevo Nakama, whitedog. El clima no era algo de lo que solía preocuparme, pero esta vez me daba una mala espina, algo raro podría suceder...

Había regresado para buscar información sobre posibles nakamas, tome mis cosas y le grite a whitedog, cuida un poco el bote, iré a visitar a mi antiguo maestro, luego podremos conseguir alimentos y seguir investigando.

Comencé a caminar hasta llegar a la hermosa entrada de madera que tenía la villa, un cartel demasiado viejo y humedecido por el clima de la zona. Los habitantes de la villa habían reparado todo el daño que yo había causado durante mi antigua estadía en la isla, sonreí y seguí caminando hasta la puerta del dojo de mi maestro, pero antes de abrir la puerta escuche un ruido, parece que había encontrado un nuevo aprendiz y se encontraban entrenando, por eso decidí no saludar en ese momento y fui directo al bar.

Era mi primer viaje como pirata, estaba algo nervioso. Nos dirigiamos a la isla natal de Melhen. Cuando llegamos Melhen me dijo que cuidara el bote mientras visitaba a su maestro y traía algunas provisiones. Sinceramente me gustaba estar en aquella después de haber estado en una isla donde todos me temían me alegraba estar en un ambiente mas agradable.

Un hombre alto y bastante musculoso, vestido con la típica chaqueta de oficial marine, una camiseta negra ajustada, pantalones blancos y zapatos negros caminaba por las calles del mercado, observando todo a su alrededor con calma. Llevaba las manos metidas en los bolsillos, y silbaba una alegre melodía. El hombre llevaba el pelo algo corto y revuelto. Era de un tono castaño oscuro, como su espesa barba, que le recorría el contorno de la cara. Llevaba las mejillas y el bigote afeitados, con lo que el pelo parecía enmarcarle el rostro.

Este hombre no era otro que Lion D. Karl, un marine que se había hecho famoso en el East Blue desde hacía ya varios meses. Le apodaban Quimera Karl, aunque la mayoría pensaban que era un título más bien poético y no se imaginaban que esto aludía a su poder característico. Su fama procedía de sus diferentes hazañas derrotando a varios piratas medianamente conocidos, aplastar una rebelión en Tequila Wolf y ser el dirigente de la antigua división especial de castigo de la Marina, la Brigada Disciplinaria. Esta división, disuelta pocas semanas atrás, tenía la misión de destruir asentamientos piratas y revolucionarios y castigar a las ciudades que fuesen descubiertas ayudando a enemigos del Gobierno Mundial, así como reprimir revueltas. La Brigada tenía una reputación sombría por la crueldad de sus hombres. El propio Karl tenía una reputación ambigua; había quien lo consideraba un visionario y un héroe por castigar a los que se saltaban la ley con puño de hierro, y otro lo consideraban un demente y un asesino. Había una opinión más minoritaria que lo consideraba un mero oportunista que había encontrado una ocasión para ascender rápido en la Marina y labrarse fama y fortuna. Nada más lejos de la realidad, Lion D. Karl no era ningún fanático de la justicia. Era simplemente un aprovechado que había entrado en la Marina en un momento en que se hallaban faltos de oficiales con el objetivo de ascender rápido y ganar dinero. En los bajos fondos lo conocían bien por sus casos de corrupción en que vendía armas y información privada de la Marina a maleantes a cambio de cuantiosas sumas.

Después de un rato paseando comenzó a aburrirse y decidió que quería algo de acción. Desde que disolvieran la Brigada, aún no le habían destinado a ninguna base, y patrullaba sin rumbo por el East Blue de isla en isla, aprovechando para descansar y colaborando con la guardia local en vigilar que se mantuviese el orden público. Había llegado ayer a aquella isla, y aún no había visto nada extraño. Sin embargo, la experiencia le decía que las tabernas eran el mejor lugar para buscar información mientras uno se relajaba tras una jornada de patrulla.

Llegó a la taberna y abrió la puerta velozmente, entrando con paso firme. Se sentó en una esquina y miró a los presentes. Más de uno le miraba de reojo con cierto nerviosismo. Sin embargo, no estaba con ganas de detener a nadie si no le daban motivos para ello. Ahora que había entrado en la taberna y se había sentado, estaba bastante cómodo y tenía ganas de descansar un rato. Pidió a la camarera una jarra de cerveza con amabilidad mientras observaba el ambiente con ojo crítico.

Unos minutos después de entrar al bar, un marine muy raro se sentó en una esquina y comenzó a vigilar detenidamente todo el ambiente, el estaba buscando piratas para o criminales, todo se encontraba en su comportamiento, la manera en la que observaba a cada persona en el bar, pero como muchos dicen ten a tu enemigo cerca. Camine unos metros y me senté junto a él, pedí un buen tarro de cerveza y comencé a beber lentamente, una cerveza con un gran contenido de trigo y un sabor muy marcado, tenía el sabor de la isla, extrañaba beber en el bar; mientras tanto seguía preocupado por el marine y no pude resistir un segundo mas cayado, quite las manos de mis bolsillos y le dije -Buenas soy Monkey D Melhen-, un gusto conocerte!.

Karl bebía de su cerveza, degustándola con fruición. Tenía un sabor intenso y bastante amargo, como le gustaba, y a la vez era de consistencia suave. Además era de trigo, por lo que podía reconocer. Era un amante de la cerveza, y aquella en especial se había ganado su aprobación. No llevaba mucho sentado cuando un joven que parecía recién salido de la adolescencia (Aún no tenía barba, apenas cuatro pelos), alto, fornido y con una larga melena se le acercó. Se sentó junto a él con su jarra en la mano y le saludó con entusiasmo. Karl soltó una breve carcajada por lo bajo, le estrechó la mano y le devolvió el saludo.

- ¡Saludos, Melhen! Mi nombre es Karl, oficial de la Marina, aunque ahora mismo no estoy de servicio.

Aprovechó el momento para analizar al jovenzuelo. Este llevaba una katana al cinto, y por lo que podía observar a simple vista por sus ropajes, parecía un aventurero más. Posiblemente un proyecto de pirata, pero si había algo claro era que no se hallaba ante un civil cualquiera. Su personalidad parecía alegre y abierta. Bien podía ser una simple fachada y que fuese alguien que tan sólo pretendía acercarse a él aparentando ser inocente para matarlo por la espalda y poder jactarse de haber matado al gran "Quimera" Karl, pero no lo creía. Más bien le recordaba a él mismo a su edad: un aventurero joven e inexperto, bastante inocente y abierto con los extraños. Aún le faltaba mucho por curtirse en su viaje, y aún estaba por ver si al final de él seguiría siendo un hombre alegre y confiado o sí acabaría siendo cerrado y cauto como muchos lobos de mar. No debía ser mucho menor que Allen, y sin embargo la diferencia entre ambos jóvenes era palpable. Mientras que Allen era desconfiado y espabilado como pocos, aquel chaval parecía recién salido de su entrenamiento. Posiblemente aquel era su primer viaje. Karl sospechaba todo esto, pero no lo sabía a ciencia cierta. Su otra teoría era que estuviese fingiendo y fuese muy buen mentiroso. En todo caso, trataría de congeniarse con él para tenerlo vigilado.

- Y bien, amigo Melhen, sois alguna clase de aventurero por lo que puedo ver. ¿Es este vuestro primer viaje?

Karl se sentó cruzando una pierna sobre la otra, apoyándose con la silla sobre dos patas contra la pared. Bebió un trago de cerveza, la apoyó en la mesa y se cruzó de hombros con una sonrisa amigable.

Estaba en el barco medio dormido, me aburría de esperar, llevaba mucho tiempo en el barco, así que decidí darme una vuelta por la villa Shimotsuki. Después de haber estado casi una semana atrapado en Shellstown me alegraba mucho de ver una isla con ambiente. Me preguntaba que haría Melhen, aunque no me preocupaba mucho esta era su isla natal no creo que hayan problemas. Andando por las calles me perdí aunque me suele pasar porqué no tengo sentido de orientación. Mientras paseaba silbaba la canción de "El sake de Bins" y acabe encontrando un dojo y me pregunte si era este dojo donde entreno Melhen. Use mi olfato y no encontré su rastro allí, así que decidí seguir paseando y buscar alguna taberna.

Melhen tomaba su cerveza de a poco mientras analizaba al extraño marine, este no poseía armas pero por su aspecto se notaba que era un gran luchador. Unos segundos después el marine respondió la pregunta de Melhen estrechándole la mano y para seguir el juego, el pirata también lo hizo, parecía un saludo amistoso. Melhen quitó su mano del bolsillo y la estrechó con el marine.

En ese momento ambos se analizaban cuidadosamente, aunque la confianza de Melhen puede ser su mayor debilidad, el marine parecía obstinado y muy observador, el pirata instantáneamente notó que miraba su katana y decidió abstenerse de una batalla, ya que la última terminó con algunas dificultades para la villa, todo parecía ir mal, el mal presentimiento que tuvo al entrar a la isla era algo realmente aterrador, un marine experimentado se encontraba allí, unos segundos después, el marine Karl le hizo una pregunta a Melhen, una engañosa, pero la personalidad del joven no lo deja mentir.

- Soy un Espadachín criado en esta isla, solía entrenar aquí hace unos días comencé mi aventura, pero solo paso por aquí a beber algo de sake-

El chico habló con demasiada claridad pero todo podría salir bien, por eso decidió investigar más, tal vez una pregunta incomoda para Karl podría ayudar.

- Y dime ¿Qué hace un marine de tu nivel en esta isla?.

Su interlocutor parecía algo inquieto. ¿Le habría reconocido por su nombre? ¿Podía ser que no se hubiese percatado de quién era hasta que se presentó? También podía ser por otro motivos. Tal vez el otro pensaba que él pretendía capturarlo o algo así, en el caso de que fuese un criminal. Otra opción era que simplemente se sintiese intimidado por su tamaño y corpulencia, pero de ser así no le hubiese saludado de primeras. En todo caso, algo ocurría. De repente su rival se identificó como un lugareño que acababa de comenzar su aventura y que volvía de visita.

- Sake, ¿eh? Sin embargo bien que le dais a la cerveza, mi amigo espadachín - comentó Karl, mientras se reía con una voz atronadora - Después de todo, no hay nada mejor que una jarra de cerveza fresca.

El joven de seguido le preguntó de manera directa qué hacía en aquella isla. La pregunta había sido formulada de tal forma que parecía una pregunta inocente, pero Karl intuía por el nerviosismo que le había percibido mientras lo observaba que los tiros no iban precisamente por ahí. Contuvo una sonrisa mientras pensaba "Has sido demasiado directo, amigo mío."

- Estoy de paso. Me he quedado sin destino tras la disolución de mi flota y estoy patrullando sin un rumbo definido el East Blue hasta que me reasignen a alguna flota o me den alguna tarea a desempeñar.

Siguió bebiendo de su jarra con calma, mientras pensaba cómo podía sonsacarle más información a Melhen para saber qué era realmente y qué se proponía. Ya se le había pasado su momento de vagancia, ahora su atención se centraba en el espadachín. Además, le apetecía calentar un poco, y si descubría que era un criminal, le atacaría para calentar. No lo arrestaría por pereza, tendría que rellenar más papeleo del que le interesaba y no ganaba nada con ello. Le bastaría con derrotarlo y dejarlo después a su bola... pero para ello necesitaba encontrar una excusa para atacarle. Decidió que le haría una pregunta trampa para averiguar quién era realmente. Si era un revolucionario o pirata posiblemente estaría en una banda. Los cazadores que había conocido a pesar de ser de gremios eran más bien independientes, así que suponía que podría establecer unas bases para conjeturar qué era a partir de esa pregunta trampa.

- Y bien, Melhen, ¿Dónde habéis dejado a vuestros nakamas? - preguntó en tono amistoso.

Como siempre Melhen estaba contento, moviendo sus cuerpo de un costado a otro, esa era su manera de divertirse, el marine lo miraba de manera rara analizando al joven pirata; Melhen parecía nervioso pero no lo estaba, esa es su manera de ser, después de todo tiene una actitud muy rara, a pesar de ser raro es amigable y no piensa mucho las cosas a primera vista, es un sujeto agradable. Todo iba tranquilo, el desolador tomaba una su cerveza con mucha tranquilidad mientras movía su cuerpo repetidamente de un lado a otro balanceandose y sonriendo, pero eso estaba por cambiar, Karl estaba buscando pelea o una excusa para exterminar piratas, se lo notaba por su actitud, aunque el joven pirata no se precavió de eso y luego de que respondiera su pregunta de qué estaba haciendo en esta isla, el marine formuló una sabia pregunta. -Donde están tus nakamas?-

Melhen, sin pensar la pregunta, respondió como siempre

- Mis nakamas?, solo tengo uno y esta en la playa, debe estar durmiendo jiji -

Era la típica respuesta de Melhen, como siempre dejaba a a la persona con la que discutía sin conjeturas y eso podría ser peligroso para el mismo, aunque al no ser tan precavido pero podía salvarse de alguna manera.

Después de responder, el joven siguió tomando sake y moviendo su cuerpo de un lado a otro con su sonrisa en la cara, algo que molestaba al marine de alguna manera, esa era su actitud, no había otra cosa que demostrar al respecto.

Caminaba perdido por las calles sin saber donde iba. Como me he podido perder en una villa tan pequeña.- me dije a mi mismo cabreado. Continuaba caminando y me entro hambre. Decidí buscar un bar para comer y beber algo. le pregunte a unos lugareños. Me dieron unas indicaciones, las fui siguiendo hasta que me liaba y le preguntaba a otros. Se agradecía que la gente fuera tan amable sobretodo después de haber estado en Shelltown donde la gente nos temía. Finalmente encontré el bar y entre. Mire a todos los lados y en una esquina vi a un marine, tenía aspecto de parecer muy fuerte no le dí importancia hasta que vi que Melhen estaba sentado con el. Así que decidí ir a ver que pasaba.
-Buenos días, cabe uno mas?- les dije sonriendo.

- ¿Mis nakamas? Sólo tengo uno y está en la playa, debe estar durmiendo jiji - le respondió.

"Retiro lo del nerviosismo. Es terriblemente despreocupado." Pensó Karl. Ahora sí que estaba perdido. Siendo dos bien podrían ser cazarrecompensas. No le apetecía darle más vueltas a todo el tema, así que decidió ir a saco. Le apetecía algo de acción, y aquel aventurero parecía un objetivo interesante. Mientras pensaba esto, se acercó un chico bastante más joven con dos espadas, vestido con una camiseta roja y pantalones vaqueros, pelo corto castaño y un bigote incipiente. Este preguntó:

- Buenos días, ¿cabe uno más?

Para un conspirador y un mentiroso como Karl, era más que obvio que ese debía ser el nakama de Melhen. Era de constitución atlética tirando a delgado... tal vez más bien delgado. Era de mediana altura. No parecía tener la forma física suficiente para encajar uno de sus puñetazos y seguir en pie, pero a lo mejor le daba una sorpresa si combatían. Entonces se le ocurrió una idea que le pareció atractiva a la vez que divertida.

- Saludos, mi buen amigo. Vos debéis ser el nakama de Melhen. Llegáis justo a tiempo, pues estaba a punto de proponerle a vuestro amigo una apuesta interesante, en la que podéis meteros... - se quedó un momento callado y exhibió una sonrisa mientras los ojos le brillaban fieramente - Nos jugaremos a un combate de entrenamiento la comida. Vosotros dos juntos contra mi, los dos a la vez o uno de cada, como prefiráis. Si vosotros ganáis, os pagaré la comida. Si gano yo, vosotros me pagáis la comida. ¿Os parece justo?

La verdad es que lo único que le interesaba a Karl en ese momento era matar el aburrimiento, y quería ver qué podían hacer esos novatos. Tal vez le daban una sorpresa. Allen debía tener la edad del bigotudo, y sin embargo ya le había derrotado en más de una ocasión. En todo caso, no dejaba de ser una forma de calentar un poco y entretenerse... y de paso ganarse una comida gratis. Su sueldo de oficial no era gran cosa, y últimamente no ganaba mucho dinero en sus tramas de corrupción pues llevaba un tiempo apartado del tema para no despertar sospechas. Esperó pues, ansioso, la respuesta de los dos jóvenes. En ese momento echó en falta su guitarra, la cual había dejado en la posada. Habría estado bien tocar un par de canciones antes de combatir.

Ambos quisieron que me sentara con ellos así que les acompañe en la comida. Mientras comíamos el marine me estaba mirando y notaba como si me estuviera analizando, aunque tenía hambre y la comida era más importante que lo pudiera pensar ese hombre sobre mi.
Luego el marine tubo la propuesta de hacer una pelea entre Melhen y yo contra el y quien perdía pagaba la comida. No era una buena idea ya que si perdíamos nuestro honor quedaría chafado y si vencíamos nos pondrían recompensas aunque era poco probable ya que este hombre parecía bastante importante y no creo que informará de que había perdido contra unos novatos. Melhen rechazo el duelo y propuso de jugar a atrapar al perro usando mis poderes. Sinceramente no me apetecía correr para jugar soy bastante vago, pero pensándolo bien era mejor que pelear contra un hombre oficial de la armada, además esto me ayudaría a mejorar mis habilidades de agilidad.
-Esta bien si los dos aceptáis jugaremos a cazar el perro, jajaja- les dije mientras reía.