Una visita a la meseta misteriosa (Privado Ocelot y Kaín)

Rukongai, una isla "todo en uno" tratándose de flora y fauna, lo cual sería muy raro de no ser por la existencia del Grand Line y de todas las cosas que pueden pasar en él. En la parte este, que era una pequeña sabana africana, se encontraba un muelle de madera y unas cuantas personas pintando un barco ya construido en cuyas velas estaba la insignia de Fox Hound (que podría ser confundido con un Jolly Roger hasta que se volviera famoso).

En aquél muelle se encontraba Ocelot con ambos brazos tras la espalda agarrándose una mano con la otra examinando el barco y a los trabajadores que lo pintaban, dando pasos lentos, uno tras otro parando de vez en cuando para mirar interesado la como quedaba el barco de cerca, pero siempre le importaba más ver aquél pantano sobre una meseta queriendo confirmar lo que decían los científicos sobre el lugar, cosas como caimanes el doble de grandes que la media, peligrosos canales estrechos y sobre todo "extrañas criaturas" sobre las que nadie ha hablado antes, ni siquiera los científicos han podido dar una buena descripción.

Era una necesidad para Ocelot hacer una expedición allí, y en la misma postura caminó alejándose del muelle mirando para abajo hasta encontrar una trampilla de metal y abrirla, para bajar cuidadosamente por una larga escalera, cerrar la trampilla, y deslizarse hacia el fondo y volver a la misma expresión para caminar por una habitación llena de carteles de recompensa y seguir por el pasillo vacío donde sonaban sus pasos con un eco hasta llegar a una mesa de madera con 6 asientos, para sentarse y esperar a su segundo al mando, que algo estaría haciendo en los alrededores de la isla puesto que no había ningún transporte hacia fuera de ella y lo más seguro es que en se estuviera entreteniendo destrozando dummies en la sala de entrenamiento.

Kaín se encontraba en la sala de entrenamiento golpeando muñecos con la misma combinación de golpes una y otra vez. Iba vestido como siempre, con su chaleco sobre el pecho desnudo, su corbata roja, sus pantalones negros y sus botas negras con cordones a juego con la corbata. Si no fuera porque la base estaba casi desierta en aquel momento y que los sentidos de Kaín se agudizaban cuando entrenaba, no hubiera escuchado el eco de unas pisadas. Seguramente era su jefe, pues los demás estaban trabajando en el barco. O tal vez fuera que Fox Hounds aún era muy pequeña. Se secó el sudor con una toalla y se dirigió con paso lento pero seguro al lugar donde siempre se reunían. Efectivamente, su jefe le estaba esperando.

Kaín se cuadró y lo saludó con el típico saludo militar por un instante, luego se sentó en uno de los asientos y le dio un trago a su petaca. Al acabar emitió un sonoro suspiro.

-¿Alguna novedad, Boss?

Aquellas palabras activaron a Kaín que, como movido por un resorte, saltó de su asiento y comenzó a hacer sonar los huesos de sus nudillos.

-Estoy harto de entrenar con esos deprimentes muñecos. Me vendrá bien algo de acción de la buena, Boss. Te sigo.

Kaín comenzó a impacientarse mientras esperaba la reacción de su jefe. La sola idea de peligro y un buen combate hacían hervir su sangre.

Kaín siguió a su jefe hasta la escalera y, al ver que se detenía, subió el primero sin dudarlo. Una vez arriba, esperó con los brazos cruzados a que su jefe ascendiera la escalera.

Una vez hubo subido, Kaín se situó un paso por detrás de el, a su derecha, y lo siguió.

Luego de subir, Ocelot cerró la trampilla empujándola con su pie y empezó a caminar hacia la meseta con su S&W Mágnum 500 en su mano derecha girando alrededor de su dedo hasta ver una pantera negra entre unas hierbas muertas, en donde sostuvo firmemente el arma cuyo cañón empezó a tener el aura verde y entonces disparó atravezandole el cuello de lado a lado, casi sin tener retroceso.

La pantera, por su posición antes del disparo se sabia que iba a atacar, siendo que el disparo que la hizo caer haya sido completamente justificado. Luego de ello no hubo más molestias de la fauna del lugar como serpientes y mas panteras durante el camino hasta la meseta. La casi nula inclinación la hacia muy difícil de escalar, y el barco después de la larga caminata se veía del tamaño de un ratón, volver habría sido desperdiciar el tiempo, y habia que ver una forma de subir hasta el pantano y ver que clase de monstruos allí habitaban, y si era verdad.

Kaín observó con pasividad como su jefe acababa con la pantera. No era un defensor de los animales, menos aún si te van a atacar.
Siguió a su jefe hasta que se detuvo cerca de la meseta y comenzó a estudiar un modo para subir. Kaín pudo percibir que su jefe estaba algo cansado por la larga caminata, aunque el, acostumbrado a entrenar de sol a sol, se sentía como si acabase de calentar. Pero el joven peliblanco no tenía intención de dejar descansar a su jefe, pues estaba ávido de acción. Se acercó a el y se transformó. Le salió un segundo par de brazos, unas antenas, un poderoso par de mandíbulas y unas alas membranosas y transparentes. Comenzó a volar y agarró a su jefe sin dificultad, ascendiendo con velocidad hacia la meseta.

-Subir no será un problema, Boss.- Dijo mientras lo agarraba.

Kaín decidió adentrarse en el túnel de ramas, unos pasos por delante de su jefe. Decidió mantenerse transformado, pues de ese modo sus sentidos aumentaban considerablemente.

Continuó caminando durante unos minutos sin que sucediera nada raro, pero, de improvisto, el joven peliblanco sintió una vibración en el suelo. Era muy leve, pero parecía que algo estaba viajando bajo ellos.

-Boss...- Dijo señalando al suelo con la mano.- Aquí abajo hay algo, aunque no se que es.

Ocelot seguia a su segundo al mando, que era notablemente más poderoso que él, en especial en su forma de hormiga en la cual sus sentidos se agudizaban notablemente.

Mientras ambos iban por el túnel, Kaín paró unos segundos, como si hubiera notado algo, y habló -Boss...- mientras señalaba, algo
que no se podía notar muy bien por que básicamente no es fácil acostumbrarse a un animal haciendo movimientos humanos por más zoan y animales parlantes magicos que se vean -Aquí abajo hay algo, aunque no sé que es-. Ocelot dirigió su mirada hacia abajo, entre las fuertes ramas que soportaban el peso de ambos y vio tierra, que indicaba que el pantano estaba lejos por lo seca que estaba, de la cual algunos granos saltaban de un lado a otro ¿Crees que podamos llegar a ese algo? ¿O que ese algo llegue a nosotros?

-No lo se con certeza...- Dijo el peliblanco.- Pero si se que viene hacia aquí, que es rápido y que es muy grande. Tal vez sería una buena idea apresurarse en salir de este "túnel", boss. Si esa cosa, sea lo que sea, nos caza aquí...- De pronto el preocupado rostro de hormiga se tornó alegre y contento.- Seguro que sería muy interesante... jejeje.

Mientras Kaín hablaba el suelo comenzó a temblar con la violencia suficiente como para que un humano normal lo notase, pero aun distaba mucho de un terremoto.