La ciudad que nunca duerme (Privado-pasado)(Necro-Sweet Dead)

Loguetown una isla muy bonita y apreciada para mí ya que de pequeña venía por vacaciones alguna vez con mi madre, Hacía un par de años que no volvía y que mejor que hacer que venir a ver como estaba esto, acababa de desembarcar y estaba en el puerto no me acordaba de mucho y ahora mismo me sentía perdida y sola, me había alejado del puerto y adentrándome más en la ciudad seguramente buscaría una posada para quedarme unos días de todas formas no tenía nada que hacer y tampoco tenía prisa, mientras iba por la calle veía a los niños jugar felizmente y una señora me paró en la calle y me dijo:
-Chica, me parece que eres nueva aquí en la ciudad y te sientes un poco desorientada-yo asentí con la cabeza y me pregunté como lo había adivinado-vete hasta el final de dos calles que se cruzan allí encontrarás todo que necesites
-Gracias-le dije amablemente y seguí mi camino. Llegué allí en un momento ya que no estaba tan lejos, era una posada y tenía buena pinta así que decidí adentrarme.

Me había perdido cuando me hice a la mar. No era, ni de lejos, el mejor navegante, e ir solo en una barca no había sido desde luego mi mejor idea... Tras desembarcar, por la vía menos agradable, en una pequeña isla, pude notar como había muchos marines por todos lados... -Malo. -Me dije a mi mismo, y eché a andar hacia el lado que iba cuesta abajo, no por orientación, sino porque era más fácil que ir cuesta arriba...

Tras un rato caminando, comenzó a llover de forma estrepitosa. La lluvia caía sobre mi, y no era una sensación del todo desagradable, pero no me apetecía mojarme, no tras haber naufragado en aquella pequeña barca y haber llegado a la costa flotando, de milagro pues no podía nadar al haber comido una fruta del demonio. Decidí entonces refugiarme en algún lugar, y vi a lo lejos una especie de posada y taberna, a la cual me dirigí.

Una vez que llegué a aquella posada pude ver que la puerta estaba cerrada. Pensé algo muy básico: -Estoy fuera... Quiero estar dentro...Abro. -Y tras eso le di un cabezazo a la pared, resquebrajándola pero no llegando a romperla, aunque de seguro que el ruido habría despertado al dueño o incluso a los huéspedes, o habría molestado a los borrachos...

Un rato más tarde me había registrado en la posada y en ese instante comenzó a llover a raudales, me fui a mi habitación y estuve preparando cosas pero de repente oí un estruendo en la parte baja pensé que sería un rayo a causa de la tormenta pero no lo era así que decidí bajar a ver.

A estas horas ya estaba todo el mundo durmiendo, que raro nadie se había inmutado por el golpe salvo yo y cuando llegué a la entrada vi a peculiar chico y dije:
-¿Sabes que no está bien romper el moviliario de otras personas?
El chico se me quedó mirando pero de pronto comenzaron a abrirse las luces y puertas para saber lo que pasaba.

Una vez entré una joven muy guapa salió a ver el escándalo que estaba causando y me regañó por este, pero yo, lejos de oír sus palabras, continué andando por dentro de aquella posada, mientras me alejaba rápidamente muchas personas salieron de sus habitaciones y se encontraron a la joven enfrente del agujero en la pared, por lo que empezaron a echarle todos la culpa a ella. Mientras tanto yo seguí avanzando y llegué a la cocina y a la despensa de aquella posada, que comencé rápidamente a desvalijar, no me llevaría más de 10 o 12 minutos acabarme las reservas de comida, y acto seguido me fui a la que era la habitación de la joven, aunque no lo sabía, donde me tumbé en su cama, haciendo que las patas de esta se quebraran por mis más de 300 kilos de peso. –Tengo…Sueño… -Y tras un bostezo, me dormí.

El joven que entró por la posada iba como si no fuera a pasar nada, y más tarde se metió en mi habitación y se tumbó en la cama, eso me puso de los nervios, los ciudadanos comenzaron a mirarme como si fuera la culpable del agujero así que decidí irme de allí y cuando llegué a la habitación le dije:

-Oye sal de ahí, es que estas sordo-dije enfadandome-has hecho que me acusen de culpable y no te lo voy a consentir, todavía no sabes quien soy yo.

El se había dormido y entonces decidí coger mis cosas y buscarme otra posada, ese chico me estaba empezando a causar problemas y no quería volver a cruzarme con el en esta isla.

Ahora que me había dormido pude oír, a medias, a una muchacha regañarme. Era la misma joven que me regañó al romper el muro, y de nuevo volvía a echarme una bronca, de modo que me había enfadado. Me levanté y comencé a desperezarme, bostezando y estirándome. Dado que aquella joven me decía que era su habitación, esta debía ser su cama, y de la mezcla de lo que algunos llaman "pensar" junto con el hecho de estar enfadado por haberme levantado y haberme regañado, en mi cabeza solo apareció una idea: Devolverle su cama.

Así me levanté, me separé de la cama y la cogí a pulso con una mano. Asomado a la ventana pude ver como la chica se iba alejando con todas sus cosas, y tan solo se olvidaba de una: La cama. De modo que, decidido a devolvérsela, y con buenas intenciones, le lancé la cama, soporte incluido, con todas mis fuerzas. La cama caía rápido sobre ella y yo, para recibir su gratitud por devolvérsela, o eso pensaba yo, di un salto por la ventana también para ir cerca de la muchacha.

Había salido de la posada muy enfadada aquel joven me arruinó la noche, cuando oí un ruido y vi que el estaba asomado a la ventana, me iba a tirar una cama, venía en dirección hacia mí así que decidí coger mi espada y con un golpe certero la corté por la mitad, luego tambien venia el joven hacia mí así que le dije:

-Y ahora que quieres de mí, no te bastó con tirarme una cama-le dije, pero luego se me pasó el enfado y me volví alegre otra vez-Eres pirata? lo digo por que yo tambien lo soy, además de tu forma de comportarte dice mucho, bueno me tengo que ir o es que tambien me vas a seguir.

Decidí volver a coger mis cosas y seguir mi camino, no sabía si volvería a verle en esta isla pero quien sabe el destino está escrito y no se puede cambiar.

Ante sus palabras me limité a mirarla con una cara impasiva, y tras ello tan solo ladeé mi cabeza. Ella comenzó a andar, alejándose lentamente de mi, y yo comencé pues a seguirla, a una distancia prudencial, pues pese a ser una joven pequeña y adorable, resultó ser bastante fuerte, y lo demostró al cortar aquella cama con tanta facilidad, lo cual me había terminado de dejar sorprendido. Tras eso fuimos andando, ella delante, como huyendo, pero sin demasiada prisa, la verdad. Habían pasado ya un par de minutos desde que cortó la cama y me preguntó si era pirata, pero yo ahora acababa de procesar la pregunta, por lo que, en mitad de un silencio solo roto por el sonido de las gotas de lluvia chocando con el suelo, me acerqué a ella, colocando mis brazos sobre su cabeza para detener la lluvia hacia ella, y le dije: -Pirata... -Dando a entender que, efectivamente, era un pirata. Tras ello me quedé mirándola. Estaba realmente prendado de ella, me había fascinado esta joven...

Yo seguí andando, pero el tambien comenzó a caminar detrás de mí, tras un rato andando comenzó a llover y el se acercó a mí puso sus brazos sobre mi cabeza para que no me mojara, y me dijo pirata supongo que quería decirme que el también era pirata y yo le entendí, luego se me quedó mirando y volví a caminar, me paré y le dije:

-Soy Dark D. Rose, ahora mismo mismo me dirijo a aquella posada-dije con una sonrisa-¿quieres venir conmigo? creo que no tienes donde quedarte, sobre todo por lo que hiciste.