Una nueva aventura[Privad-pasado](Crimson-Sweet Dead)

Toc Toc Toc...

Un niño estaba en mitad del camino golpeando con un palo a un hombre tendido en el suelo, sin pantalones y vestido con un tutú rosa en lugar de llevar éstos junto a sombrero vaquero a juego. Una y otra vez le golpeaba con el trozo de madera en la espalda. El hombre del suelo se levantaba poco a poco debido a los repetidos y continuos toques que recibía en la zona baja de la espalda por parte del crío. Se despertó con la cabeza adolorida, le daba vueltas y estaba un poco mareado.

Se sentó en el camino de tierra. El niño dejó de molestarle. Abrió los ojos y pudo ver a ese infante delante suyo, le había despertado y no sabía por qué yacía en el suelo, ni por qué no se acordaba de nada aunque tenía una ligera idea del porqué podría estar ahí.

-Una noche dura ¿eh?-dijo el niño mirándole fijamente, curioso.-

-Supongo que sí porque no me acuerdo de nada-respondió con la mano en la cabeza.-No sabrás porqué estoy aquí ¿verdad?.-

-Cuando yo llegué estabas ya en el suelo con éste raro olor-musitó el niño aún dándole con el palo, casi riendo.-

-Mierda, esperaba que tú me lo dijeras-contestó ya un poco más harto.-

Se levantó aún con la cabeza adolorida, apartando el palo, y con la mano sobre la frente quitándose algunas ramas o hierba seca que tenía. Al incorporarse pudo observar que tenía puesto el tutú rosa, y el sombrero, además se dio cuenta de que olía a alcohol. Seguramente abría sido otra de sus locas noches de juerga y diversión. Por lo que podía observar había sido de las intensas. No sabía ni la hora. Levantó la vista, ignorando al chaval, y por el sol rojizo debía de estar atardeciendo. Bajó la mirada moviendo la cabeza hacia los lados, buscando su ropa habitual y no la que llevaba en ese momento.

Cerca, encima de un árbol colgaban sus pantalones y en la base del tronco estaba su abrigo. El niño continuaba observándole, aunque ya había parado de incordiar. Él en cambio lo ignoraba totalmente. Caminó un poco hasta el árbol para coger su ropa, recogiendo la del suelo y saltando un poco para coger la de la rama. Se quitó el tutú y aunque se quedó con el sombrero rosa, y se cambió sin ningún pudor de ser observado.

-¿Qué haces?, no te desnudes delante mío-gritó el niño.-

-¡Oh, Cállate!-respondió.- Vete a jugar por ahí, no me eres de utilidad.-

El niño se fue corriendo, Crimson no vio hacia dónde, no le importaban los críos. Al contemplar el árbol con más tranquilidad pudo ver que era un naranjo y las frutas parecían estar en su punto. Al coger su abrigo recuperó sus armas, así que lanzó unos cuantos cuchillos para bajar las naranjas. Cayeron cinco, las recogió, las peló sin mucho cuidado y se las comió. El ácido cítrico de éstas camuflaba el olor a alcohol que desprendía, al menos ya empezaba bien el día, o la noche pues no faltaría mucho para que lo hiciese.

No sabía muy bien qué hacer, aún era temprano para volver a un bar y era muy tarde para estar sitios más "decentes", así que simplemente se dirigiría a la tienda de armas blancas de esa pequeña isla para ver si podía encontrar algún nuevo puñal interesante para su colección, aunque aún no sabía muy bien cómo llegaría a esa lugar al no saber con exactitud su ubicación.

Empezó a caminar sin rumbo fijo por aquel prado, avanzando paso a paso por aquella escasa hierba baja con el sol carmesí de fondo que no hacía sino aumentar la gracia del paisaje. Terminó llegando hasta un camino, ahora simplemente debía confiar en su suerte para tomar aquél camino hacia la izquierda o hacia la derecha y aunque su sentido de la orientación no era su punto fuerte tampoco era un negado que se pedía con nada. Eligió el dirigirse hacia el lado izquierdo, pura intuición. En condiciones normales se convertiría en su forma completa, una majestuosa águila real, y llegaría con rapidez al pueblo. Pero no tenía ninguna prisa en hacerlo pues aún no era la hora de irse a un bar por lo que estar en la armería sería simplemente una pequeña distracción hasta que anocheciera y pudiera volver a festejar que había conseguido recientemente una tripulación.

Tras haber desaparecido durante un largo tiempo volvía a la carga, volvía a formar una nueva tripulación desde cero ya que consiguió volver a encontrar su barco, el Red Love Machine, barco en el cuál había tenido incontables juergas, la mayoría proporcionadas por su antiguo amigo Deadpool. Salió de sus pensamientos por ver un resplandeciente rostro de una madre que llevaba a su hijo de la mano por el camino mismo camino, en sentido opuesto al que iba él. Eso podría significar que simplemente seguía yendo hacia el lado contrario del pueblo, debía comprobarlo.

-¿No eres un poco joven para tener un hijo?-preguntó con una sonrisa en su cara para no intimidarla.-

-¿Cuántos crees que tengo, muchacho?-respondió aquella mujer riendo ligeramente.-

-No la suficiente como para que no me sienta atraído por ti-añadió inclinando ligeramente la cabeza hacia atrás.-

-Eres muy joven para mí, quizás si tuviera diez años menos y no estuviera casada...-dijo enseñando un anillo muy simple.-

-¿Vuelves a casa o vas al pueblo?-preguntó ya seguro de que no llegaría a nada con ella.-

-Pues estoy de vuelta, mi esposo me esper...-

-Gracias-la interrumpió marchándose hacia el pueblo.-

Al cabo de poco tiempo legó a la ciudad, estaba ya iluminada pues anochecería en cuestión de minutos. ahora ya parecía recordar mejor las calles y los lugares, aunque aún seguía algo descolocado y confuso, aunque no le importaba mucho, ignorando totalmente su resaca. No tardó en encontrar la armería a la cuál quería entrar.

Ésta tenía muy poca gente dentro, unas tres personas de entre las que resaltaba una chica mucho menor que él por su arrolladora belleza y llamativa melena rojiza, tal y como las prefería. Ella se hallaba a un lado de la estantería mirando algunos complementos para katanas. Eso indicaba que podría ser una espadachina, o que al menos se sentía atraída por ese tipo de armas. él se acercó a ellas, estando del lado opuesto de la estantería, tocando también los objetos, como buscando algo que comprar.

Intencionadamente provocó que sus manos chocasen ·accidentalmente" con las de la chica, creando un situación en la cual ella debía fijarse irremediablemente en él, tanto para bien como para mal, pero lo importante era no pasar desapercibido. Se dibujó una media sonrisa en la cara del pirata, bajo aquél ridículo sombrero rosa.

-Perdona...-dijo en el momento en que sus manos rozaron.- ¿Conoces de Tsukas?-preguntó por las empuñaduras de las katanas.- Estaba interesado en conseguir alguno de buena calidad. No se por cuál decidirme. Quizás puedas ayudarme-concluyó.-

Tal y como sospechaba aquella chica tenía cierta afición por las armas, como él, y conocía perfectamente la terminología de las partes de una katana, así que sólo tenía que seguir con fu falso desconocimiento de las mismas para que ella siga siendo la que le ayude a poder conseguir de buena calidad para su espada. La pelirroja caminó alrededor de la estantería colocándose junto a él con una arrebatadora sonrisa que no hizo más que reflejar una también en la cara del pirata que estaba encantado con ella.

Le dijo cuáles eran las mejores de la tienda, indicándolas. Estaba en lo correcto, sólo con verlas y tocarlas se podía conocer el gran valor que tenían, pudiendo notarse con claridad su gran diseño y excelente calidad, eran baratas en comparación a su precio. Quizás compre alguna.

Llegó el dueño de la tienda con una katana en las manos que se la entregó a la joven de cabellos rojos (una melena que le encantaba), afirmando que no era nada y que si quería podía comprar alguna de las empuñaduras que estaban delante de los dos sobre el mostrador. Ella le agradeció, parecía ser bastante amigable con todas las personas, o al menos eso demostraba su actitud. Entonces aquella joven le avisó que ya tenía que irse, toda una lástima pero es normal que una chica de tan temprana edad se vaya pronto a su casa, se equivocaba. Para su sorpresa ella afirmaba que iba a ir a una taberna y le dijo su nombre, Dark D. Rose, preguntando inmediatamente después por el suyo.

-Bonito nombre, a juego con esa cabellera que tienes-dijo halagando a la chica.- Soy Crimso...-fue interrumpido.-

El grito del dueño invadió todo el local cuando un ladrón, encapuchado, le había quitado de las manos una de sus espadas más valiosas, robándola y saliendo corriendo hacia la entrada para llevarse ese preciado botín.

Soru

Prácticamente desapareció por unos instantes moviéndose a gran velocidad al utilizar una de las seis técnicas del rokushiki que le permitía moverse a velocidades tan altas que el ojo humano normal era casi incapaz de percibir. Se colocó delante del bribón, sin que  éste note apenas sus presencia, y con un demoledor golpe con punta de la funda de la katana hacia la boca de su estómago, devolviéndole hacia el centro de la tienda, volando algunos metros. Finalmente se estrelló contra el suelo inconsciente y sangrando por la boca, soltando la espada que había robado que el dueño rápidamente recuperó.

Con esa misma pasmosa velocidad volvió al lado de la chica, en otro abrir y cerrar de ojos con su katana enfundada puesta nuevamente en su cintura.

-Como iba diciendo, me llamo Crimson. Un placer de encontrarme contigo, una mujer poco corriente-afirmó.- Lo mínimo que puedo hacer por ti es acompañarte al haberme ayudado con las empuñaduras-continuó.-

La empujó sutilmente con la palma de la mano en la zona baja espalda, las lumbares, hacia fuera del establecimiento para salir a la calle y continuar.

-Rose, hoy te dejo elegir el bar al que prefieras ir-dijo Crimson con una media sonrisa muy confiado.-

Ella le contestaba diciendo que había un bar cerca de ahí y se dispusieron a avanzar en esa dirección por las calles de ese pequeño y acogedor pueblo. Si no se equivocaba, era muy probable que ya hubiese entrado en aquella taberna. De hecho era más difícil encontrar una en la que no se haya emborrachado al ser ese pueblo tan pequeño y tener él cierta tendencia a ir a todos los bares posibles.

Mientras caminaban por las calles pudo notar que la gente les observaba, en concreto a ella, y murmuraban entre ellos de una forma que no le gustaba nada a él. Si querían decir algo que lo dijese alto y claro en lugar de ir hablándolo por lo bajo o a escondidas. Entonces ella hizo un comentario que le sorprendió. Ella se disculpaba por estar siendo observados, algo que a Crimson no le importaba, de hecho le gustaba ser el centro de atención, es como más cómodo se encontraba, no era de los que quisieran ser uno más, otro simple pirata. Él iba a ser el que esté encima del escenario y no una cara más entra la multitud.

-No debes disculparte. Simplemente te tienen envidia por esa magnífica melena-dijo guiándole un ojo.-

Siguieron caminando y al poco rato llegaron ambos al bar. No se equivocaba, ya había estado en ese local y le traía muy bueno y gratos recuerdos... en realidad sólo se acordaba de la entrada una vez dentro su mente quedó incapacitada por las ingentes cantidades de alcohol. En ese momento Rose le ofreció entrar con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

-Por supuesto encanto, vayamos dentro -le dijo rodeándola con el brazo por el hombro.- Mírales, ahora mismo se mueren por ser nosotros-le dijo al oído refiriéndose a la gente de las calles.-Así que tranquila, pueden decir lo que quieran, que los que lo hacen sólo demuestran su propia inferioridad.-

Entraron dentro de la cantina, bastante espaciosa y con bastante gente bebiendo y hablando. Nada más acercarse a la barra le saludó el barman por su nombre, obviamente le conocía, aunque él no le recordaba de nada, sin embargo el siguió el juego como si lo conociera de toda la vida, saludándole con la mano, aunque algo desganado. Se sentó en una de las butacas, de lado y apoyando el brazo estirado sobre la barra.

-Ponme lo mismo que la otra noche-le dijo al tabernero, en gran parte para saber qué es lo que se había bebido, pues no se acordaba.- ¿Tú qué vas a pedir?-preguntó después.-

Ella pidió un copa de Ron al tabernero que se marchó para traer ambos pedidos. Él, por su parte, esperaba saber qué es lo que le había dejado en ese estado, qué era lo que había conseguido tumbarle a él y dejarlo en ese estado de amnesia momentánea. Entonces aquella chica que le tenía algo cautivado inquirió riéndose en el hecho de que parecía ya conocer ese bar y que era obvio que su presencia en el local no era nueva. él fue moviendo lentamente su mano hasta que rozó con la de Rose, de forma mucho más sutil que cómo lo había hecho antes, en la tienda de espadas. Ella añadió a su primer comentario, preguntando curiosa, sobre si era así de halagador con todas la chicas. El joven de ojos grisáceos no pudo evitar sonreír de forma pícara ante aquella pregunta.

-Sólo con las que me gustan-le respondió mirándola fijamente a los ojos y mordiéndose ligeramente el labio inferior.-

Ella nuevamente volvió a preguntar acerca del moreno, se la veía algo interesada por él, un punto a su favor. Entonces llegó el camarero con las dos copas que aquel dúo pidió con anterioridad. Era sorprendente lo rápido que había preparado el cóctel de Crimson que era de un color rojo sangre por arriba y de una tonalidad naranja más suave por debajo, con una rodaja de naranja, por redundante que sea, sobre la copa. No sabía exactamente que tipo de bebida era esa, de hecho ni siquiera parecía tener tanto alcohol como para borrar de su memoria. Bueno, si quería saber de qué se trataba sólo tenía que beber.

-Sé que he estado en este bar antes-dijo dando un primer sorbo a la bebida.- Pero para ser sincero no me acuerdo de casi nada de anoche, a excepción de la entrada del local-continuó con otro sorbo más de aquel cóctel que poco a poco estaba maravillándole.- Por eso he pedido ésto-dijo señalando a la bebida- busco pistas de lo que hice ayer.-

Ahora comprendía mejor el porqué de sus pérdida de memoria, no era los grados de alcohol de aquella bebida, era la adicción que causaba en él, con ese envidiable sabor a naranja y cereza mezclada con vodka. Sin duda pediría otra y tras la primera muchas más caerían, no eran los grados, era la cantidad lo que le había tumbado. Se acercó un poco más a ella, casi invadiendo su espacio personal.

-Voy a contarte un pequeño secreto-le dijo muy lentamente y pegando sus labios a su oído.- Tengo cierta debilidad por las pelirrojas-concluyó soltando toda una declaración de intenciones.-

Tras susurrarle aquellas palabras a los oídos de la pelirroja regresó a su posición inicial bebiendo otro sorbo más de aquel cóctel del que aún desconocía su nombre. Su acompañante hizo lo mismo, pues escasos instantes antes también había pedido la misma bebida bicolor que el pirata al camarero tras la barra. Ella también parecía estar encantada con ese delicioso elixir y, aún mejor, también con la compañía de aquel joven, intento de Don Juan. Justo entonces volvieron a estar más próximos, siendo en esta ocasión ella la que se acercó, primero a los labios y después al oído de Crimson. Le dijo que también tenía debilidad por ciertos hombres, aunque no terminó de especificar por que tipo exactamente le gustó esa declaración. Volvió a alejarse justo después aconsejándole que no volviese a beber pues le pasaría igual que la noche anterior y acabaría olvidándolo todo, además añadió que ella le ayudaría a recordar todo lo que ocurrió el día anterior.

No era alguien que solía seguir los consejos de nadie, pero esa chica llevaba la razón y por una vez dejaría su ego a un lado. Pero lo más importante y por lo que no volvería a emborracharse igual que el día anterior era que quería olvidarse de esa pelirroja, no abundaban las chicas así y no quería perder la oportunidad de quedarse con un grato recuerdo de aquella velada. Sonrió afirmativo a la sugerencia de Rose, dejaría que lo ayudase a buscar pistas y así seguir pasando más rato junto a ella con ese sutil juego que tenían formado poco a poco. El pelinegro se giró levemente hacia el tabernero y le hizo un gesto con la mano para que viniese.

-¿Dónde estuve sentado ayer aparte de en esta barra?-preguntó intrigado, buscando algunas respuestas.-

-En la mesa del fondo, en la que estado aquél hombre-advirtió limpiando la barra con un trapo húmedo.-

Volvió la mirada hacia dónde le habían indicado. Se encontraba un enorme individuo sentado ahí, barbudo, gordo y bastante feo, casi parecía cumplir todos los clichés de un pirata. Más que un hombre sería más propio decir que era un enorme y burdo mamut antropomorfo. Tenía con la mesa llena de jarras de cerveza y rodeado por varios hombres con aspecto nada amigable bebiendo alrededor de él.

-Y podrías decirme qué tipo de cóctel es éste-inquirió Crimson al camarero.-

-"Sex on the Beach"-respondió.-

-Vaya, que curiosa coincidencia-comentó con un tono irónico.- Ahora entiendo porque es tan adictivo-le comentó guiándole un ojo a la pelirroja.- Ven conmigo, quiero comprobar algo-continuó cogiéndola por la mano para llevársela grácilmente.-

Caminaron hacia la mesa en donde estaba el barbudo pirata. Sin si quiera presentarse o pedir permiso Crimson apartó las jarras y cogiéndo la vela del centro de la mesa y acercando la llama de la misma cobre la madera, haciendo pequeños círculos hasta que una zona se pscureció dejando entrever unas letras escritas sobre la superficie. Lo que había sucedido es que el solía escribir con zumo de limón, invisible a la vista y casi impeceptible para olfatos no expertos. Esta sustancia al acercarse el calor se oscurece y es totalmente visible, sirviendo así par poder dejar mensajes ocultos o descifrados, algo perfecto para dejar sutiles pistas para otro espía como él. En quella inscripción decía el bar anterior en el que había estado y al posterior al que iría. Eran "Taberna del cazador" y "Puzzle" respectivamente.

-A cuál de los dos prefieres ir primero-le preguntó sonriente señalando los dos nombres que habían aparecido y dando la espalda a los enfadados piratas.-

El enorme individuo que parecía ser el jefe de los que se encontraban ahí, cogió un hacha que tenía bajo la mesa y la levantó con pesadez, volcando la mesa y dispuesto a partir al confiado joven de rojo.

Tras su oferta ella eligió Puzzle, alegando a que todavía no había estado en ese lugar y que quería conocerlo. Justo después fue interrumpida por el barbudo que atacaba al capitán con su enorme hacha. Ella, defendiéndolo le lanzó una patada para derribarle. Tal movida surtió efecto, provocando que la arma pesada se incruste en la tarima de la taberna rozando levemente la gabardina roja del pirata, causando un leve corte en la manga e incrustándose en el suelo.

Rápidamente desenfundó sus dos pistolas apuntando a todos directamente, casi por acto reflejo, dispuesto a pegarles un tiro en la sien a cada uno de esos rufianes en busca de pleitos con quien no debían. No obstante Rose le detuvo diciendo que ella se encargaría de todo. Él por esta vez le haría caso. quería comprobar qué es lo que haría esa interesante damisela con la que se había encontrado, cómo podía desenvolverse sola frente a tantos hombres, aunque obviamente en caso de que no sea capaz él la ayudaría. Para su sorpresa, con tácticas muy buenas de seducción logró dejar K.O. al gigantón y amenazó al resto, que parecían intimidados por la fiereza de la chica que les amenazaba con una botella. El pelingro no podía hacer otra cosa más que sonreír, aquella chica era lo suficientemente capaz como para desenvolverse con soltura en un mundo lleno de peligros como ése y le resultaría muy útil alguien con esas capacidades en su tripulación, sólo tendría que convencerla y teniendo en cuenta lo bien que estaban congeniando no debería ser tan complicado.

Entonces ella le ofreció ir a Puzzle dejando aquel alborotado bar para ir a su siguiente destino. Volvió en enfundar sus pistolas, pues parecía que ya no le harían falta, al menos no de momento. Antes de irse preguntó al barman, sorprendido por el desarrollo de la acción que habían hecho Rose y Crimson con descaro. Éste algo temeroso le respondió el sitio por dónde estaba, un lugar no muy apartado de ahí, a unas cinco o seis calles.

-Vámonos-exclamó contento abriéndole la puerta para que saliera por ella.-

Después ambos se encaminaron hacia aquel local de nombre de rompecabezas, caminando por las oscuras calles, pues ya había anochecido del todo, con un tenue alumbrado de las farolas, dando un aspecto más que agradable a esas calles, que por lo demás solían ser bastante corrientes. El pirata la miró fijamente a los ojos con todo ese paisaje de fondo, maravillado por la espléndida figura de esa joven muchacha y sobretodo por esa melena escarlata que resplandecía en ese momento gracias a resplandor irradiado. La cogió de las manos con suavidad, sosteniéndolas entre las suyas.

-Tengo que decirte algo-comentó todavía mirando a sus penetrantes ojos azules.- ¿Irías con un apasionado y loco pirata surcando los mares y viviendo fascinantes aventuras-dijo refiriéndose obviamente a él.- Tengo una tripulación que estaría encantada de recibir a una chica tan talentosa como tú... Y por cierto el sitio que buscamos está a la vuelta de la esquina.-