crea-viudas vs whitedog y Arlong Schwarzenegger

Escenario: Jaya

Turnos: whitedog, Arlong Schwarzenegger, crea-viudas, whitedog, Arlong Schwarzenegger, crea-viudas.


Llevaba algún tiempo navegando con el barco sin pisar tierra firme, necesitaba salir ya algo de acción y de salir de mi barco que ya me parecía pequeño del tiempo que llevaba en el. De repente vi que había tierra a la vista, esto me alegro bastante.

Cuando me acerque a aquella isla, resultaba que era aquella ciudad sin ley, Jaya, me preguntaba a cuantos tipos me cargue en mi anterior visita. La verdad es que aquella ciudad no era de mi agrado pero bueno al menos habían actividades interesantes.

Al poco de desembarcar caminando por aquella ciudad de rufianes un tipo se me paro delante de mi sonriendo con un puñal en la mano.
- ¡Oye dame el dinero que tengas! -dijo aquel maldito tipo.

Parecía que ya empezaba la marcha, no le conteste solamente saque una de mis espadas y le hice un gran corte en el pecho. Odiaba aquellos rufianes que no te dejaban en paz, pero al fin y al cabo era la ciudad sin ley aquí había que usar la fuerza para razonar.

En una isla de nombre sin importancia, en una calle de tantas que hay en las ciudades, buscando la oscuridad y la soledad se encontraba un hombre encapuchado, aislado, callado, silencioso, rechazando cualquier contacto con el resto de gente.

Envuelto en su capa y sus ropajes desgarrados, se encontraba lo que en su día fue el Capitán Suspiro, un Marine respetable, conocido y respetado, e incluso temido por aquellos que se habían cruzado en su camino, pobre de aquel que no era camarada suyo.

Nada o poco quedaba de reconocible de lo que fue en lo que es ahora, muchos lo confundirían por un vagabundo, y por sus ropajes y su expresión corporal, evitaban cruzar palabra con él. Y eso era perfecto para Suspiro, puesto que era lo que quería.

En su marcha solitaria por las calles, se cruzó sin pretenderlo con un asalto, un hombre rajando a otro al fondo de la calle, a unos 20m. Desconociendo el motivo del ataque, el Capitán Suspiro decidió intervenir, porque a pesar de todo lo que es y lo que fue, el Capitán Suspiro siempre ha sido de recios ideales sobre la justicia.

-¡Tú! ¡El de la espada!- dije sin casi levantar la voz, pero perfectamente audible por el tipo del cuchillo -Suelta la espada y lárgate de aqui.-

Cuando corte aquel tipo hubo alguien que me llamo diciendo "¡Tú! ¡El de la espada!" mire a ver quien era, se trataba de un tipo encapuchado, la verdad es que tenía pintas de vagabundo también me dijo que me fuera pero yo soy una persona libre y puedo estar donde quiera, pensé que sería algún refuerzo de ese maldito tipo que me intentaba robar.

- ¿Este tipo es tu amigo? -le dije muy seriamente.

Ese hombre parecía ser bastante más fuerte que al idiota que había cortado, tenía que estar alerta por si habían mas de uno, en aquella ciudad pueden atacarte por cualquier lado en cualquier momento. Lo que mas me extrañaba es que ese hombre de la capucha hablaba desde bastante distancia y además no gritaba los criminales de aquí no suelen comportarse así.

- Si quieres dinero no tengo, hablando conmigo solo puedes conseguir que te corte. -le explique con mi tranquilidad natural.

Así que guarde mi espada pensando en que se iría con mis palabras.

- ¿Este tipo es tu amigo? - dijo el de la espada-Si quieres dinero no tengo, hablando conmigo solo puedes conseguir que te corte.

-No me interesa tu dinero, ni siquiera me importa quién era ese tipo, solo me importa la igualdad, y tu has atacado a ese tipo, por lo que puede ser en defensa propia, o en provecho propio, y ante la duda de si te defendías o asaltabas, elijo que te largues- Dije mientras me acercaba.

Mientras andaba, sonó un disparo, un tio que estaba cerca del de la espada calló al suelo, el movimiento de algo lanzándose al aire llamó mi atención, fijando mi mirada en un tio con una pistola, seguramente el que acababa de disparar.

Tras cargar la pistola, me apunta a mi, y por acto reflejo, compacté oxigeno del aire formando una pequeña barrera delante de mi, cuando disparó, la bala chocó contra el muro, era algo curioso puesto que la bala estaba detenida en el aire, con grietas alrededor de ella, sin nada que lo mantuviera suspendida (aparentemente).

Tras unos segundos, lo justo para asimilar lo ocurrido, deshice el muro, dejando caer la bala, que rebotaba contra el suelo.

Oí unos pasos alejándose de mi a mi espalda, seguramente de unos tipejos que estaban en la calle.

Clavé mi mirada en el de la pistola, el chico estaba con cara de sorprendido y anonadado sin comprender lo sucedido.

-Hay que ser muy hombre para disparar un arma, pero más hombre es el que sabe que si falla el tiro, puede ocupar el lugar del otro como cadaver- ¡Sagitta mortalis! [AM]

Con mi mano derecha lancé un cuchillo recubierto de una capa de oxigeno en dirección al de la pistola.

Aquel tipo encapuchado había empezado a caerme bastante mal, era un tanto grosero y quería que me fuera cosa que no iba a hacer ya que yo soy un hombre libre y nadie me iba a impedir a estar en un sitio. Lo mas extraño era que no le importaba aquel ladrón.

- Me voy a ir, pero a la taberna. -le dije al hombre encapuchado mientras estaba a punto de irme de aquella calle.

De repente se escucharon dos disparos, observe que un tipo que había detrás del encapuchado cayo al suelo, me gire y vi que un hombre con un cuchillo en la mano estaba en el suelo herido por un disparo. Mire a mi alrededor y vi quien era el hombre que había disparado. No sabía el motivo pero me había salvado, así que le debía una.

- No se quien eres, pero gracias. -le dije al chico que había disparado.

Entonces el hombre encapuchado lanzo un cuchillo contra el hombre que me había ayudado, tenía que devolverle el favor así que vi que una de las bolsas de uno de los ladrones tenía mucho oro, la cogí y la lance rápidamente para desviar la trayectoria del cuchillo. Cuando aquella bolsa choco con el cuchillo, el cuchillo se desvió pero el oro de la bolsa empezó a oxidarse rápidamente. Sin duda aquel tipo tenía alguna fruta del diablo.

- Le debo una a ese hombre, así que voy a acabar contigo. -dije mientras sacaba una de mis espadas.

Puse mi espada en forma vertical y fui contra el tipo encapuchado.

Técnica de una espada, ataque ala cortante [AID]

Vi como una bolsa de oro se interpuso entre la trayectoria del cuchillo con un misterioso viento alrededor, la bolsa se rajo y el oro se estaba oxidando lentamente así que supuse que era un usuario de oxígeno, lo que sería muy peligroso para mí y para quien me ayudó, me giré y vi a un hombre pelirrojo que llevaba consigo una bolsa de oro, tirando esta una y otra vez en sus manos así que supuse que era el, luego se preparó para hacer un ataque con sus espadas así que pensé una buena estrategia, así que cogí 3 cartuchos y los lancé de modo que quedaron detrás del encapuchado, una vez en el aire les disparé a los cartuchos, de modo que tendría que recibir uno de los dos ataques si o si, un montón de metralla de escopeta o un gran corte en el pecho por parte de este misterioso espadachín, solo quedaría ver en como reaccionaría este.