Haciendo una banda en el desierto (pasado)(privado) (Crimson, Jack White, Silver D Teach y Whitedog)

Allí seguía con mi viaje por aquella gran isla donde todo era un desierto, Arabasta. Caminaba por la arena en busca de algún poblado para comer y descansar. Allí solo habían cactus y algunas rocas, la desesperación por llegar algún sitio donde hubiera gente crecía.

De repente vi a un hombre montado en un camello, tal vez iría a su pueblo, tenía que pedirle que si podía llevarme con el porque si tenía que ir yo solo dudo que llegará.
- Disculpe buen hombre,¿puede ayudarme? -le dije con educación y con mucho cansancio encima.
- Me imagino, lo que necesitas, sube encima de el camello te llevare a el poblado más cercano. -me dijo el hombre sonriendo.
- ¿En serio? ¡Muchas gracias! -le conteste muy contento.

Me subí al camello y me llevaron, la verdad es que en camello se desplazaba a más velocidad por el desierto y además me cansaba menos. Al poco tiempo divise una ciudad a lo lejos, menos mal, al fin podría comer y beber.
- Gracias, pero ya continuo yo. Espero no haber sido una molestia. -le dije mientras bajaba del camello.

Tenía la sensación de que en aquella ciudad pasaría algo importante.

Por circunstancias de la vida y sus ganas de explorar Teach llegó a Arabasta. Tras varios días de viaje por el desierto encontró una ciudad, algo pequeña, pasó por su cabeza sembrar el kaos en ella ya que no había mucha guarnición pero de momento decidió contenerse. Empezó a caminar por las calles de un modo tranquilo y se acerco al mercado. Ahí podría robar lo que necesitaba y ademas enterarse de las ultimas noticias, así que de momento no había un destino mejor.

Había una multitud en el mercando gritando y abucheando que eran contenidos por varios soldados, toda la atención se centraba en ese espectáculo. Debía de estar alguno de los dirigentes de la ciudad o algo por el estilo. Teach aprovecho la situación, paso caminando por al lado de cada puesto al pasar cerca del puesto de fruto se llevó una manzana con total tranquilidad a la que empezó a darle bocados.

Se alejo hacia un callejón en busca de una taberna pero antes de entrar al callejón un ciudadano que lo había visto robar la manzana, empezó a perseguirle y a gritarle. Hizo demasiado ruido y se estaba poniendo muy pesado cosa que molesto a Teach e hizo que este le clava su puñar en el estomago, el ciudadano cayó rendido de rodillas y el joven de cabello plateado se alejo tranquilamente.

Arabasta, uno de los reinos más extensos del Grand Line, o al menos de las pocas islas que conocía en su corta estancia en ese tumultuoso mar. Ahí es donde se encontraba Crimson, en un bar de ese reino, más concretamente en Alubarna, la capital de éste reino, que está situada al norte de la isla, totalmente amurallado encima de una especia de meseta.

El bar en cuestión estaba bastante abarrotado de gente. Era extraño pues había gran diversidad de personas en un mismo local sin que intentaran matarse a golpes, aunque obviamente sin tener una relación de cordialidad entre ellos. Allí mismo se reunían piratas, ciudadanos, bandidos, estafadores, cazadores, algunos marines y, por supuesto, también miembros de la guardia real. Que se junten tantos y de tan diversos bandos... pronto estallaría algún conflicto en ese bar. Al menos es lo que él creía, aunque poco le importaba lo que pasase mientras el siguiera con su bebida y con una camarera de pelo de color café que le acompañaba.

Lo cierto es que llevaba varios meses en racha y pocas podían resistirse a su encanto de pirata rebelde, arrogante y "malote". Normalmente era todo lo que necesitaba, pero en muchas ocasiones también debía hacer valer su talento para conquistarlas, pues no todas era iguales, obviamente. Así que desde el fondo del bar; con la mesa lena de whikey y con aquella loca y jovenzuela muchacha bajo su brazo izquierdo que la rodeaba por alrededor del hombro; Crimson observaba todo aquél panorama, esperando que al fin ocurriese algo interesante, además de su conquista de aquella vez.

Tras un pequeño paseo al fin llegué a Katorea, aquella ciudad agobiaba un poco ya que era muy pequeña y las calles estaban llenas de gente en los mercadillos. Supuse que sería un buen sitio para pasar inadvertido por un pequeño tiempo, después de haber luchado contra un hombre importante para la armada no era muy recomendable que me descubrieran.

Tras haberme perdido por aquella ciudad tan pequeña acabe encontrando una taberna, la verdad es que estaba bastante llena de gente aunque no me importaba comería y bebería algo y me iría de allí. Me dirigí hacía a la barra ya que todas las mesas estaban llenas y me senté en una banqueta que estaba libre.

- Disculpe, ¿puede traerme algo de comer y de beber? -le dije con educación al camarero.
- ¿Pero que desea tomar? -me dijo el camarero que quería que le dijera que quería exactamente.
- Tráeme lo que quieras, no tengo ningún problema con la comida. -le dije sonriendo.

Mientras esperaba la comida pegué una ojeada a alrededor de la taberna, la verdad es que había mucha gente costaría bastante si tuviera que buscar a alguien especifico entre tal muchedumbre, pero la mesa que más me llamo la atención era la de un hombre que bebía mientras abrazaba a una chica joven, parecía un tipo bastante fuerte aunque de todas había ido allí a comer la gente que estaba allí me daba un poco igual.