Ashura
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Era un dia bastante relajado, con temperaturas de unos veintipocos grados, cielo provisto de algunas nubes pero sin amenaza de lluvia inminente, de vez en cuando una rafaga de aire fresco proveniente del mar... Alli estaba yo, en la isla mas paradisiaca del South Blue como emisario de La Marina esperando llegar a un "acuerdo comercial" con los habitantes de la isla de Õkyū Mazushī. Aun a pesar de lo que pueda parecer todo aquello era una pesadilla que pocos querrian estar viviendo. La isla era practicamente una selva habitada por toda clase de animales salvajes, desde los mas inofensivos hasta lo mas mortales caracteristicos del habitat, la unica manera de acceder hasta la cima de la isla era atravesando un canal por el cual estaba en ese momento navegando con un bote de mediano tamaño de una sola vela y con espacio para tres personas como maximo, y para colmo los lugareños no eran precisamente proclives a este acuerdo.
¿Entonces que se supone que hacia un recluta en solitario en ese paraje tan hostil? La respuesta era tan sencilla como estupida. Habia estado investigando en mis tiempos libres sobre los acontecimientos de todo el mar y las islas que no estaban bajo el mando de la faccion de la justicia, encontrandome con esta en la cual se mencionaba que estaba siendo gobernada bajo el yugo de una sola tribu. "¿Y por que no intentar razonar con ellos y conseguir un acuerdo que nos permita establecernos aqui?" me dije a mi mismo. Y como respuesta acabe realizando turnos dobles y guardias nocturnas para acumular dias y tener 5 libres.
Me habia tomado un dia entero en llegar alli en la roñosa embarcacion que habia tomado de las dependencias de la base en el puerto, la unica que podia permitirme coger para mi solo sin gastarme un duro aun a pesar de pertenecer al cuerpo. Y ahora estaba mas tenso que los hilos de una tejedora, atravesando dicho canal camino a la cima para ver al lider de una tribu capaz de mantener a raya a un barco entero de marines bien preparados. Cada dia que pasaba mis ideas eran mas brillantes.
¿Entonces que se supone que hacia un recluta en solitario en ese paraje tan hostil? La respuesta era tan sencilla como estupida. Habia estado investigando en mis tiempos libres sobre los acontecimientos de todo el mar y las islas que no estaban bajo el mando de la faccion de la justicia, encontrandome con esta en la cual se mencionaba que estaba siendo gobernada bajo el yugo de una sola tribu. "¿Y por que no intentar razonar con ellos y conseguir un acuerdo que nos permita establecernos aqui?" me dije a mi mismo. Y como respuesta acabe realizando turnos dobles y guardias nocturnas para acumular dias y tener 5 libres.
Me habia tomado un dia entero en llegar alli en la roñosa embarcacion que habia tomado de las dependencias de la base en el puerto, la unica que podia permitirme coger para mi solo sin gastarme un duro aun a pesar de pertenecer al cuerpo. Y ahora estaba mas tenso que los hilos de una tejedora, atravesando dicho canal camino a la cima para ver al lider de una tribu capaz de mantener a raya a un barco entero de marines bien preparados. Cada dia que pasaba mis ideas eran mas brillantes.
Saiiko Naoto
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Dos días atrás había avistado tierra, más específicamente, Okyu Mazuyi, mi próxima parada. Sin duda habían sido los dos días más aburridos desde mi partida, ya que no había sucedido absolutamente nada. Los aldeanos de la isla eran tan felices y comprometidos que no se mojarían en absoluto en un combate por nada del mundo. Tanto era, que yo había decidido no robarles e ir personalmente de caza al bosque, y de lo que estaba segura era de que no pasaría un día más allí, lo que necesitaba era algo de acción y probablemente lo único que conseguiría si me quedaba sería una riña con alguna rata.
Vestía unos jeans cortos y una blusa oscura, con unas botas negras que subían hasta por encima de la rodilla. Sin poder faltar, mi cinturón, del que colgaban simplemente mis dos cuchillos y el aro de acero afilado, con la cuerda enrollada.
Me adentré en el bosque y al tacto, mi cabello ya comenzaba a volverse de un color verde azulado, que pronto acabaría en verde intenso y, en vez de pelos finísimas ramas y hojas desapercibidas del mismo color. Eso era algo que solía pasarme en cuanto entraba en contacto con la naturaleza o hacía uso de mi akuma no mi. Evidentemente no era algo que me molestara, todo lo contrario, el hecho de 'cambiar de color' el cabello resultaba hasta gracioso.
Habían pasado casi treinta minutos desde que había dejado su bote, así que tampoco es que hubiera caminado poco. Avanzó unos pasos y se agachó detrás de hojas que la ocultaban perfectamente, aprovechándose de que ahora su cabello también formaba parte del uniforme de camuflaje. Logró visualizar una multitud de personas negras, mirando todos a un punto específico. Por sus ropajes y sus pinturas faciales, tardó poco en asimilar que estaba delante de una tribu, pero tardó mucho más en darse cuenta de que lo que estaba esperando recibir aquella tribu, era un barco cargado de Marines.
Vestía unos jeans cortos y una blusa oscura, con unas botas negras que subían hasta por encima de la rodilla. Sin poder faltar, mi cinturón, del que colgaban simplemente mis dos cuchillos y el aro de acero afilado, con la cuerda enrollada.
Me adentré en el bosque y al tacto, mi cabello ya comenzaba a volverse de un color verde azulado, que pronto acabaría en verde intenso y, en vez de pelos finísimas ramas y hojas desapercibidas del mismo color. Eso era algo que solía pasarme en cuanto entraba en contacto con la naturaleza o hacía uso de mi akuma no mi. Evidentemente no era algo que me molestara, todo lo contrario, el hecho de 'cambiar de color' el cabello resultaba hasta gracioso.
Habían pasado casi treinta minutos desde que había dejado su bote, así que tampoco es que hubiera caminado poco. Avanzó unos pasos y se agachó detrás de hojas que la ocultaban perfectamente, aprovechándose de que ahora su cabello también formaba parte del uniforme de camuflaje. Logró visualizar una multitud de personas negras, mirando todos a un punto específico. Por sus ropajes y sus pinturas faciales, tardó poco en asimilar que estaba delante de una tribu, pero tardó mucho más en darse cuenta de que lo que estaba esperando recibir aquella tribu, era un barco cargado de Marines.
Ashura
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Llego un momento en mi recorrido por el rio en el que comence a escuchar el murmullo de una multitud que se fue haciendo cada vez mas y mas ruidoso. Me incline para alzar la vista por encima del bote y pude ver como una gran cantidad de personas de piel oscura se aglomeraba en un lado del canal alzando sus lanzas y arcos por encima de sus cabezas como si estuvieran vitoreando mi llegada. Obviamente sabiendo de la clase de sociedad en la que vivian era imposible que aplaudieran mi llegada a su territorio, mas bien estos vitores eran en señal de que estaban preparados para la batalla a la que pasara por su lado. Me comence a poner algo nervioso por la excitacion y la posibilidad de acabar con la cabeza en una pica al mismo tiempo, pero me levante con algo de dificultad por el continuo valanceo de aquella temible embarcacion y cuando estuve a unos diez metros de la multitud levante el ancla y lo solte por la borda para frenarme en seco en la misma orilla que ellos.
"Si me acerco a ellos directamente en lugar de huir creo que dudaran... " pense con algo de reticencia a mi gran optimismo. "Veamos si mi dotes de orador siguen siendo tan efectivas como en mi pueblo. Al fin y al cabo, no debe haber mucha diferencia de costumbres." rei solo ante tal afirmacion, lo cual me calmo un poco.
- ¡Hola, amigos! -empece saludando, tras lo que me baje de la nave si es que podia recibir tal nombre. Espere a que alguno se pronunciara por encima del resto como lider, pero se limitaron a mirarme y a acercarse con sus armas en alto esperando algun gesto amenazante. Eran como animales, asi que pense en enseñarles la palma de mi mano para calmarles, metaforicamente hablando.- ¿Alguno habla mi idioma? Hooooolaaaaa -termine con un suave movimiento de derecha a izquierda a modo de saludo.
- ¡Por que tu aqui! -se pronuncio alguien entre la el barullo de gente sin dejarse ver.- ¡Fuera! ¡¡MUKALA!! ¡¡MUKALA!!
De pronto todos empezaron a rodearme y a gritar como posesos, ante lo que yo no pude mas que levantar las manos lo mas despacio que pude y empece a pensar en alguna forma de razonar con los miembros de la tribu. El mayor problema era que nunca se me habia dado bien eso de pensar en estrategias, todo me surgia por flashes de brillantez al hablar, pero ¿Como hacerlo si son incapaces de escucharte? En cualquier momento se abalanzarian sobre mi si no partia, pero esa no era mi intencion para nada... Esperaba un milagro en el infierno.
"Si me acerco a ellos directamente en lugar de huir creo que dudaran... " pense con algo de reticencia a mi gran optimismo. "Veamos si mi dotes de orador siguen siendo tan efectivas como en mi pueblo. Al fin y al cabo, no debe haber mucha diferencia de costumbres." rei solo ante tal afirmacion, lo cual me calmo un poco.
- ¡Hola, amigos! -empece saludando, tras lo que me baje de la nave si es que podia recibir tal nombre. Espere a que alguno se pronunciara por encima del resto como lider, pero se limitaron a mirarme y a acercarse con sus armas en alto esperando algun gesto amenazante. Eran como animales, asi que pense en enseñarles la palma de mi mano para calmarles, metaforicamente hablando.- ¿Alguno habla mi idioma? Hooooolaaaaa -termine con un suave movimiento de derecha a izquierda a modo de saludo.
- ¡Por que tu aqui! -se pronuncio alguien entre la el barullo de gente sin dejarse ver.- ¡Fuera! ¡¡MUKALA!! ¡¡MUKALA!!
De pronto todos empezaron a rodearme y a gritar como posesos, ante lo que yo no pude mas que levantar las manos lo mas despacio que pude y empece a pensar en alguna forma de razonar con los miembros de la tribu. El mayor problema era que nunca se me habia dado bien eso de pensar en estrategias, todo me surgia por flashes de brillantez al hablar, pero ¿Como hacerlo si son incapaces de escucharte? En cualquier momento se abalanzarian sobre mi si no partia, pero esa no era mi intencion para nada... Esperaba un milagro en el infierno.
Saiiko Naoto
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
En un momento como ése, la peliazul tenía muy pocos movimientos válidos y mínimamente útiles, por lo que sería mejor esperar allí, de todas formas, casi era un árbol más. Como estaba sentada con una pierna arrodillada sobre el suelo y otra sostenida por el pie en cuclillas, se sujetó de las ramas del arbusto para no perder el equilibrio, aprovechando para apartarlas de su vista.
Echó una mirada al cielo: estaba cubierto por una capota gris que bastante amenazante, y sin duda, en una isla con toda aquella fauna lo más probable fuera que en poco tiempo se abriera paso una tormenta. La chica volvió rápidamente su atención al navío Marine en cuanto oyó una voz grave. Uno de los uniformados se había adelantado e intentaba diplomar con la tribu, que parecía no querer responder, y también daba la impresión de que no tenían líder o algo parecido, pues se limitaban a mirar atónitos. Saiiko se centró durante unos segundos en uno de los hombres negros: estaba mugriento, tapado con hojas sucias y la cara manchada de barro seco y algo de pintura roja. Puso una mueca de asco, pero tardó poco tiempo en darse cuenta de que ella estaba en las mismas condiciones. Se llevó una muñeca a la nariz y se olfateó a ella misma, agudizando aún más su expresión.
- Demonios, apesto... -Murmuró, casi para sus adentros.
Una vez más, volvió a oírse una voz más allá de su posición, pero esta vez no era un tono amigable o diplomático, sino que amenazante. La tribu comenzó a gritar un nombre extraño tras haber echado al Marine sin dejarle tiempo si quiera de dar un paso hacia su barco. Escandalosos, rodearon al individuo mientras sacudían las armas afiladas que llevaban encima. La peliazul se compadeció del hombre y bufó, ahora le tocaría esperar a que lo mataran para salir a cazar, y con suerte aún no habría comenzado a llover.
Una espesa gota cayó en la cabeza de la chica, una gota caliente mucho más grande y pesada de lo normal. Arrugó la nariz y se llevó la mano al cabello, sacándose el líquido pringoso. Después de ésa, cayó otra gota, seguida de un tenue rugido. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Saiiko, y poco a poco levantaba la cabeza hacia arriba, hasta encontrarse justo debajo de las babas de una bestia gigante.
- ¡AAAAAAGH! - La chica se levantó sobresaltada, y el tigre blanco, que doblaba el tamaño de cualquier animal normal, sacó las garras amenazante.
Sin pensarlo mucho hizo brotar de la tierra, justo debajo de la posición de la bestia, unas gruesas enredaderas que se enredaron rápidamente en sus cuatro patas. Saiiko, segura de lo que acababa de hacer, se dio un segundo para respirar y, seguidamente estiró un brazo con el dedo índice en paralelo a su oponente.
- ¡Pedazo de idiota! -Soltó, dibujando una sonrisa victoriosa en su rostro - ¿Crees que puedes conmigo, eh? -Finalizó, soltando una carcajada que, en pocos segundos, se quedó en un grito de dolor.
El tigre había conseguido librarse de su obstáculo y había saltado hacia la peliazul, que de la mano de la suerte, había logrado salvarse el pellejo..., o por lo menos, la mayor parte. Tenía todo el brazo arañado, una herida profunda, sin duda. Se la apretó con la mano opuesta y rechinó los dientes.
-Tú.. gato estúpido... te vas a arrepentir... -Amenazó, clavando la vista en el suelo y aprovechando la distracción del tigre. No mucho tiempo después, la peliazul había salido corriendo por patas en una dirección completamente al azar y, viendo lo mal que le había salido el plan, su nuevo amigo estaba persiguiéndola detrás.
La sangre, cada vez más fría, recorría su brazo en espiral hasta la punta de sus dedos y después, caía sobre la hojarasca. Hubiera dado lo que fuera por parar un segundo y apretarse la herida con algún paño. Sus piernas no la dejarían correr durante mucho tiempo más, y aun que tuviera muchísima resistencia, con un brazo inutilizable poco podía hacer con ella. Aprovechaba la cantidad de árboles juntos para que la bestia se retrasara en venir, pues todos aquellos se mostraban como un obstáculo más para él.
Saiiko, en un lapsus de desesperación, tramó un plan que estaba segura de que funcionaría. No era la primera vez que se enfrentaba a animales tan grandes, pero sí era la primera vez que la pillaban tan desapercibida y hambrienta, por lo que sólo requeriría algo de esfuerzo y conseguiría cenar una carne estupenda esa noche.
Necesitaba distancia y estar completamente en paralelo a su próxima víctima. Aceleró el paso, muy a cuestas y giró la cabeza para ver la posición del tigre. Posó su mano sobre sus cuchillos, lista para desenfundarlos y, sin darse cuenta, los árboles comenzaban a desaparecer poco a poco: tenía que hacerlo cuanto antes.
La chica dio una vuelta con un único brazo extendido y, en el segundo en que se encontraba frente a frente con la bestia, lanzó ambos cuchillos seguido uno del otro, a una velocidad bastante buena. Paró de correr, pero no de sopetón, sino que derrapó uno o dos metros sobre la tierra hasta verse completamente quieta y, para desgracia suya, el tigre seguía corriendo y no se había percatado de que había salido a la luz, donde estaba la tribu y el navío marine. No podía creerse que no le hubiera dado.
Cientos de cosas se le pasaron por la cabeza en un sólo instante, pero se quedó con una sola: mentir, y se le daba de fábula. Se alejó unos pasos en cuanto volvió a escuchar los pasos de la bestia, esta vez menos resonantes. Se hizo paso por entre la oscuridad, caminando y con la espalda encorvada: tenía un cuchillo clavado en una pata y otro en el lomo derecho, cerca del hombro. La bestia, a unos metros de la peliazul cayó, y ella pudo retirar sus armas, satisfecha y casi habiéndose olvidado del dolor: tenía un problema más importante y se encontraba justo detrás suya.
Echó una mirada al cielo: estaba cubierto por una capota gris que bastante amenazante, y sin duda, en una isla con toda aquella fauna lo más probable fuera que en poco tiempo se abriera paso una tormenta. La chica volvió rápidamente su atención al navío Marine en cuanto oyó una voz grave. Uno de los uniformados se había adelantado e intentaba diplomar con la tribu, que parecía no querer responder, y también daba la impresión de que no tenían líder o algo parecido, pues se limitaban a mirar atónitos. Saiiko se centró durante unos segundos en uno de los hombres negros: estaba mugriento, tapado con hojas sucias y la cara manchada de barro seco y algo de pintura roja. Puso una mueca de asco, pero tardó poco tiempo en darse cuenta de que ella estaba en las mismas condiciones. Se llevó una muñeca a la nariz y se olfateó a ella misma, agudizando aún más su expresión.
- Demonios, apesto... -Murmuró, casi para sus adentros.
Una vez más, volvió a oírse una voz más allá de su posición, pero esta vez no era un tono amigable o diplomático, sino que amenazante. La tribu comenzó a gritar un nombre extraño tras haber echado al Marine sin dejarle tiempo si quiera de dar un paso hacia su barco. Escandalosos, rodearon al individuo mientras sacudían las armas afiladas que llevaban encima. La peliazul se compadeció del hombre y bufó, ahora le tocaría esperar a que lo mataran para salir a cazar, y con suerte aún no habría comenzado a llover.
Una espesa gota cayó en la cabeza de la chica, una gota caliente mucho más grande y pesada de lo normal. Arrugó la nariz y se llevó la mano al cabello, sacándose el líquido pringoso. Después de ésa, cayó otra gota, seguida de un tenue rugido. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Saiiko, y poco a poco levantaba la cabeza hacia arriba, hasta encontrarse justo debajo de las babas de una bestia gigante.
- ¡AAAAAAGH! - La chica se levantó sobresaltada, y el tigre blanco, que doblaba el tamaño de cualquier animal normal, sacó las garras amenazante.
Sin pensarlo mucho hizo brotar de la tierra, justo debajo de la posición de la bestia, unas gruesas enredaderas que se enredaron rápidamente en sus cuatro patas. Saiiko, segura de lo que acababa de hacer, se dio un segundo para respirar y, seguidamente estiró un brazo con el dedo índice en paralelo a su oponente.
- ¡Pedazo de idiota! -Soltó, dibujando una sonrisa victoriosa en su rostro - ¿Crees que puedes conmigo, eh? -Finalizó, soltando una carcajada que, en pocos segundos, se quedó en un grito de dolor.
El tigre había conseguido librarse de su obstáculo y había saltado hacia la peliazul, que de la mano de la suerte, había logrado salvarse el pellejo..., o por lo menos, la mayor parte. Tenía todo el brazo arañado, una herida profunda, sin duda. Se la apretó con la mano opuesta y rechinó los dientes.
-Tú.. gato estúpido... te vas a arrepentir... -Amenazó, clavando la vista en el suelo y aprovechando la distracción del tigre. No mucho tiempo después, la peliazul había salido corriendo por patas en una dirección completamente al azar y, viendo lo mal que le había salido el plan, su nuevo amigo estaba persiguiéndola detrás.
La sangre, cada vez más fría, recorría su brazo en espiral hasta la punta de sus dedos y después, caía sobre la hojarasca. Hubiera dado lo que fuera por parar un segundo y apretarse la herida con algún paño. Sus piernas no la dejarían correr durante mucho tiempo más, y aun que tuviera muchísima resistencia, con un brazo inutilizable poco podía hacer con ella. Aprovechaba la cantidad de árboles juntos para que la bestia se retrasara en venir, pues todos aquellos se mostraban como un obstáculo más para él.
Saiiko, en un lapsus de desesperación, tramó un plan que estaba segura de que funcionaría. No era la primera vez que se enfrentaba a animales tan grandes, pero sí era la primera vez que la pillaban tan desapercibida y hambrienta, por lo que sólo requeriría algo de esfuerzo y conseguiría cenar una carne estupenda esa noche.
Necesitaba distancia y estar completamente en paralelo a su próxima víctima. Aceleró el paso, muy a cuestas y giró la cabeza para ver la posición del tigre. Posó su mano sobre sus cuchillos, lista para desenfundarlos y, sin darse cuenta, los árboles comenzaban a desaparecer poco a poco: tenía que hacerlo cuanto antes.
La chica dio una vuelta con un único brazo extendido y, en el segundo en que se encontraba frente a frente con la bestia, lanzó ambos cuchillos seguido uno del otro, a una velocidad bastante buena. Paró de correr, pero no de sopetón, sino que derrapó uno o dos metros sobre la tierra hasta verse completamente quieta y, para desgracia suya, el tigre seguía corriendo y no se había percatado de que había salido a la luz, donde estaba la tribu y el navío marine. No podía creerse que no le hubiera dado.
Cientos de cosas se le pasaron por la cabeza en un sólo instante, pero se quedó con una sola: mentir, y se le daba de fábula. Se alejó unos pasos en cuanto volvió a escuchar los pasos de la bestia, esta vez menos resonantes. Se hizo paso por entre la oscuridad, caminando y con la espalda encorvada: tenía un cuchillo clavado en una pata y otro en el lomo derecho, cerca del hombro. La bestia, a unos metros de la peliazul cayó, y ella pudo retirar sus armas, satisfecha y casi habiéndose olvidado del dolor: tenía un problema más importante y se encontraba justo detrás suya.
Ashura
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuando ya creia que estaba completamente atrapado y me iba a ver obligado a enfrentarme de primeras a alrededor de diez personas armadas hasta los dientes, el milagro se manifesto en forma de rugido, proviniendo este desde las cercanias de la selva que se encontraba a nuestras espaldas. El sonido fue tan impactante para los presentes que sin darse cuenta se quedaron mirando espectantes hacia la masa de arboles a la vez que retrocedian poco a poco presas de un miedo inexplicable, olvidandose completamente de mi existencia por tanto y dejandome algo atonito, sobre todo por la suerte que acababa de tener.
"¿Que hago ahora? Son demasiados como para sorprenderlos por la espalda..." pensaba mientras me pegaba cada vez mas al barco para seguir pasando desapercibido, retrocediendo a la vez que ellos. "Si quiero mantener una buena relacion con la tribu debere asumir riesgos, ¡Ahora es el momento de actuar!"
Echandole un par de narices al asunto, me meti entre los hombres de color hasta llegar al frente del tumulto y plante los dos pies en la arena, alzando los brazos y formando una cruz con todo mi cuerpo a modo de escudo para interponerme entre lo que fuera que saliera de aquellos arboles y mis "nuevos amigos". Cual fue mi sorpresa al ver que, despues de tanto grito y ruidos, una chica bastante desaguisada se precipitaba por entre las ramas para acabar de frente a la selva de nuevo tras derrapar unos metros. Estaba inquieta, observando el lugar de donde venia como si supiera que algo acabaria por aparecer, ignorando que habia caido en zona habitada.
De pronto un tigre blanco enorme que por lo menos doblaba el tamaño de cualquier felino adulto de su familia que hubiese visto jamas, mas permaneci a la espera en mi lugar de protector puesto que al instante vi como este solo avanzaba por pura inercia. Su sangre brotaba como un manantial rojo a traves de su hombro y su pata a una velocidad demasiado grande como para que pudiera sobrevivir mucho mas. Sin mas remedio, el gato sobredimensionado cayo al suelo sin fuerzas para continuar a unos diez metros de nuestra posicion. Mucho mas cerca se encontraba nuestra misteriosa chica, a la cual describiria como una persona en su conjunto bastante... ¿Unica? Parecia un mounstruo sacado de las profundidades de algun lago.
- Esto... -dude como comenzar a dirigirme a ella, ¿Y si era otra nativa?.- ¿Quien eres? Respondeme en mi lengua si la coneces, mujer. ¿Eres de la tribu?
Mientras tanto los hombres de piel oscura no hacian mas que murmurar entre ellos a mis espaldas, esperando por una respuesto o una reaccion de la nueva visitante y señalandola constantemente. Uno de ellos llego a acercarse al animal para comprobar su estado y verificar su muerte, cosa que parecio no hacerle mucha gracia...
"¿Que hago ahora? Son demasiados como para sorprenderlos por la espalda..." pensaba mientras me pegaba cada vez mas al barco para seguir pasando desapercibido, retrocediendo a la vez que ellos. "Si quiero mantener una buena relacion con la tribu debere asumir riesgos, ¡Ahora es el momento de actuar!"
Echandole un par de narices al asunto, me meti entre los hombres de color hasta llegar al frente del tumulto y plante los dos pies en la arena, alzando los brazos y formando una cruz con todo mi cuerpo a modo de escudo para interponerme entre lo que fuera que saliera de aquellos arboles y mis "nuevos amigos". Cual fue mi sorpresa al ver que, despues de tanto grito y ruidos, una chica bastante desaguisada se precipitaba por entre las ramas para acabar de frente a la selva de nuevo tras derrapar unos metros. Estaba inquieta, observando el lugar de donde venia como si supiera que algo acabaria por aparecer, ignorando que habia caido en zona habitada.
De pronto un tigre blanco enorme que por lo menos doblaba el tamaño de cualquier felino adulto de su familia que hubiese visto jamas, mas permaneci a la espera en mi lugar de protector puesto que al instante vi como este solo avanzaba por pura inercia. Su sangre brotaba como un manantial rojo a traves de su hombro y su pata a una velocidad demasiado grande como para que pudiera sobrevivir mucho mas. Sin mas remedio, el gato sobredimensionado cayo al suelo sin fuerzas para continuar a unos diez metros de nuestra posicion. Mucho mas cerca se encontraba nuestra misteriosa chica, a la cual describiria como una persona en su conjunto bastante... ¿Unica? Parecia un mounstruo sacado de las profundidades de algun lago.
- Esto... -dude como comenzar a dirigirme a ella, ¿Y si era otra nativa?.- ¿Quien eres? Respondeme en mi lengua si la coneces, mujer. ¿Eres de la tribu?
Mientras tanto los hombres de piel oscura no hacian mas que murmurar entre ellos a mis espaldas, esperando por una respuesto o una reaccion de la nueva visitante y señalandola constantemente. Uno de ellos llego a acercarse al animal para comprobar su estado y verificar su muerte, cosa que parecio no hacerle mucha gracia...
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
- llegando a una isla solida? (Rol privado Izayoi - Ann)
- [Privado] (Shioon, Emperador Amarillo y Yo) Segundo amanecer en Torino.
- Tengo carne, ¿quieres? [Pasado ♦ Privado][Saiiko]
- [Pasado] Fiesta, Disfraces y Máscaras [Privado Saiiko y Rayder]
- El comienzo de un prospero acuerdo. [Úrsula Vander Decken XIII y Guldrik]
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.