La cólera del mar [Rol Moderado] [Káiser]

Al parecer, a pesar de que intenté no mostrarme, de que procurara no ser visto, era prácticamente imposible ocultar un gyojin de dos metros, de color negro y blanco y con manchas de sangre por todo el cuerpo. Varias personas me vieron, un grupo armado más bien, pero que atemorizado salió corriendo, pasando por un puente que se tambaleaba ante el paso de tantas personas, pero que aún así parecía resistir el peso de todas ellas. Al otro lado, donde se dirigía aquel batallón de cobardes, había otro aún peor. Disparando como si ni hubiese mañana, pero fallando todo tiro que hacía. Sus manos temblaban y su pulso era terriblemente irregular. No podía apuntar bien y parecía que en cualquier momento saldría huyendo con el rabo entre las piernas.

-Que empiece el espectáculo.- Dije yo, susurrando, con una sonrisa dibujada en mi rostro.

Me lancé de cabeza al lago. No era muy profundo, pero lo suficiente como para maniobrar antes de darme de bruces contra el fondo de este. Seguidamente, sin apartar la mirada de los ciudadanos, empecé a nadar a gran velocidad, intentando evitar los disparos de aquel hombre, que no era algo que fuese precisamente difícil, y una vez estuve debajo del puente, me hundí lo más que pude para coger fuerza y con un gran impulso, pegué un gran salto, saliendo del agua con el brazo derecho hacia atrás. Al llegar a la distancia perfecta, golpeé el puente, haciéndolo añicos y desestabilizando a todas aquellas personas. Varias llegaron a la otra plataforma, pero otras cayeron al agua.

-Vuestras armas serán inútiles aquí.- Comenté, a pesar de que probablemente nadie me escuchase. Estaban más centrados en huir como si les fuera la vida en ello, aunque en cierto modo, así era.

Como una orca ataca a su presa sin piedad, buscando saciar su apetito, me lancé contra la persona que estaba más lejos, la que parecía tenerlo más fácil para conseguir salir del agua y librarse de la pesadilla en la que se encontraba y de la cual no podía despertar. Estaba a punto de poner un pie sobre la tierra, pero lo agarré de la camisa y lo tiré hacia el agua de nuevo. Le propiné un par de puñetazos en el estómago seguido de un terrible codazo en el rostro. Dejó seguidamente a aquel hombre, sangrando por la nariz y por la boca, probablemente inconsciente y se fue a por su siguiente presa. Al siguiente simplemente lo hundí, y agarrando una piedra del fondo, le abrí una brecha en la cabeza. Su cuerpo salió flotando hasta la superficie, boca abajo y con un hilo de sangre que caía de su cabeza y se mezclaba con su cabello y el agua cristalina.

-¡¡Ten piedad de nosotros, no te hemos hecho nada!!- Exclamaba uno de los que había conseguido pasar el puente.

Agarré a otra de las personas que se había pegado un chapuzón y lo inmovilicé. Agarrándole los brazos e impidiéndole escapar. Lo temía en frente de mí, con la mirada puesta en el grupo que estaba a salvo por el momento. Sus ojos desprendían terror y lágrimas. Pedía lo mismo que su compañero, que fuera piadoso. -¿Piedad? ¿¡¡¡Piedad!!!?- Pregunté yo, dos veces y la segunda con un grito ensordecedor. -¿¡¡¡La misma que tuvisteis vosotros años atrás con nuestra raza!!!?- Seguía cuestionando a aquellas personas que pedían algo que yo había perdido hace mucho tiempo. -¡¡Nosotros no tenemos la culpa de lo que hicieron algunos humanos en aquellos tiempos. No todos somos iguales.!!- Respondía el hombre del fusil. -Ellos tampoco tenían culpa de nada, y sin embargo... ¡¡¡Vosotros los matasteis, los vendisteis como esclavos, nos mandasteis al fondo del océano!!!- Argumentaba yo, poco antes de acabar con la vida de aquella mujer con un mordisco en la yugular.

-Todos pagaréis. Me da igual si no fuisteis vosotros, todos seréis castigados por pertenecer a una raza tan sucia.- Fueron las últimas palabras que dije.

Aterrorizados por tus palabras y actos, salen corriendo en todas las direcciones. Sin embargo, de repente escuchas una serie de golpes, como si alguien saltase sobre madera. Entonces ves aparecer una figura sobre el techo de un edificio. Es un hombre alto y rubio. Tiene el pelo corto y disparado hacia arriba, como formando pinchos. Como vestimenta lleva unas gafas moradas, una cazadora marrón, camiseta blanca, pantalones vaqueros, botas y unos mitones color magenta. Parecía realmente enfadado. De repente todo, edificios, plataformas y agua, comenzó a temblar como si hubiese un pequeño terremoto.

- ¡Tú... maldito asesino! ¡Te voy a destrozar por lo que has hecho!

De repente se saca dos cuchillos del forro interno de la cazadora, y te mira con odio.

- ¡Ven aquí si tienes agallas, pescado!

La gente, al oírme, empezó a correr aleatoriamente. Cada uno hacia un lado, atemorizados por el destino que yo mismo les había prometido, sin embargo, el sonido de la mdera crujir, me desconcertó. Dirigí mi mirada hacia uno de los edificios que allí había. Un hombre rubio, de cabello puntiagudo y corto, con unas gafas moradas tapando sus ojos y vestido con una ropa bastante más peculiar que los civiles, una cazadora marrón, abierta, dejando ver una camiseta blanca por debajo. En sus manos portaba mitones de un tono magenta y en la parte inferior, unos vaqueros y unas botas. Empezó a gritarme, diciendo que me iba a destrozar. La madera chirriaba y se movía de forma inusual, incluso el suelo parecía tamblar mínimamente. Estaba a punto de subir allí arriba, tranquilamente, a bajarle los humos a mi estilo cuando una palabra me sacó de mis casillas. "Pescado". Arrojé el cuerpo de la última mujer que había matado hacia aquel tipo, con furia, poco antes de nadar a gran velocidad y pegar un enorme salto con el que llegué a la plataforma de aquel edificio. Esta se agrietó un poco y parecía no ser muy estable, pero poco me importaba.

-¿Pescado?- Pregunté de forma retórica. -Yo... ¡¡¡No soy un jodido pescado!!!- Exclamé, mientras me saltaba al techo donde él estaba y me lanzaba a por él de cabeza, intentando placarle de forma violenta. Tendría que tener cuidado con los cuchillos que había sacado, pero un par de filos tan cortos no serían suficientes para matarme.

Sin embargo, el techo cedió. ante el peso de ambos y el impacto de su salto junto al mío, aquella pieza de la casa no aguantó más. Se desmoronó con nosotros encima y caí sobre una mesa, partiéndola en dos y haciéndome algo de daño. Se levantó una nube de polvo, aunque no tardó en disiparse, pues en cuanto me levanté, pude visualizar a aquel hombre. Mi primer intento había fallado, pero no fue mi culpa ni su habilidad, si no un error de cálculos. Cogí una de las mitades de la mesa que había partido con mi espalda y me tiré contra él, moviendo dicho mueble en horizontal, con una fuerza descomunal que le rompería los huesos a cualquier humano ordinario, esperando darle.

(Golpe con media mesa) [AMF]

Al verte saltar hacia el techo, el recién llegado se pone en posición sujetando un cuchillo con el filo hacia arriba, y el otro hacia abajo. Pero entonces el techo se desploma, y cae en el suelo. Ambos cuchillos salen disparados y se pierden por la habitación. Rápidamente recoge sus gafas del suelo y se las pone. Parece un poco aturdido, y aun no ha visto tu ataque. Sin embargo, de repente se levanta lanzándose en tu dirección. Su puño comienza a brillar con una luz azul, y con un simple puñetazo la mitad de la mesa estalla en pedazos. Estaba mirando al suelo, ¿cómo ha hecho para saber exactamente cual era tu ataque y contraatacar con esa precisión? No lo tienes muy claro.

- Escoria, ¿crees que me vas a derrotar con un ataque tan simple? Mi nombre es Adam, Adam el rubio, gyojin. Piden por mi cabeza 40.000.000 de berries. No vas a derrotarme tan fácilmente.

Rápidamente da un salto hacia atrás y se pone en una posición estrambótica, con los brazos retorcidos y flexionados hacia los lados, una pierna flexionada en el aire y la otra totalmente extendida, de puntillas sobre esta. De repente levanta totalmente la pierna que tiene en el aire, apuntando con ella hacia el cielo. Te fijas en que está vibrando.

- ¡Vibrokick!

Velozmente baja la pierna, golpeando el suelo. Toda la sala se destroza y la madera se hace pedazos. Aprovechando el momento salta hacia a ti tratando de lanzarte una doble patada en el pecho con la que impulsarse hacia atrás.

- ¡Hanma! [AF]

De un golpe partió el mueble de madera con el que intenté golpearle, mas eso no fue lo que más me sorprendió, si no su extraña posición de combate, que parecía demasiado inestable, sin embargo, no podía juzgarle, pues menudo golpe le había dado a la mesa, además, provocó la destrucción entera de aquel pequeño edificio, con solo una patada en el suelo, cosa que me dio a pensar que las vibraciones y temblores cuando este entró en escena, no eran una simple casualidad. Era él quien las producía, pero... ¿Cómo? -Debe ser usuario de una akuma no mi, del o contrario, dudo que fuese capaz de hacer algo así.- Pensaba yo, pero no era lo único impresionante. También lo fue su velocidad de reacción, no esperaba que tuviese tiempo a hacer nada. Al parecer era un tal Adam, apodado Adam el rubio, lo cual no era un mote demasiado rebuscado, seguramente se lo hubiera puesto él mismo por tener un renombre, algo con lo que intentar infundir respeto. Además mencionó su recompensa, ni nada más ni nada menos que 40.000.000 de berries. Una cantidad increíble. Con aquel dineral podría hacer mil cosas, sin embargo, para mí era imposible cobrar su recompensa, así que me limitaría a descuartizarlo y si alguien encontraba sus restos, sería libre de hacer con ellos lo que quisiera.

-¿Intentas atemorizarme por tener recompensa por tu cabeza?- Preguntaba yo, sin esperar respuesta, pues rápidamente respondí yo mismo. -Si quisiera podría doblar esa cantidad, bastardo.- Añadí, viendo como destrozaba la casa y volvía a llenarse de una estela blanca de polvo, con el cual no tuve tiempo de ver venir su ataque. Una patada azotó contra mi pecho, provocándome gran dolor por la herida de la explosión y una segunda patada me golpeó en el hombro, puesto que me había girado por el daño ocasionado.  

Tendría que tener mucho cuidado si aquel hombre era usuario de una fruta del diablo. No sabía exactamente el poder que podría alcanzar, pero por lo pronto, sabía que la mayoría otorgaban habilidades increíbles. Con la mano izquierda en el pecho, miré enfadado a mi contrincante, no podía recriminarle actuar de forma tan sucia, pues yo no tendría compasión si supiera su punto débil, mas no me gustaba ser yo el que tenía tan vistosa aquella debilidad. Seguidamente me lancé a por él, con una repetición de puñetazos por varios ángulos, no demasiado rápidos, pero devastadores, si alguno le alcanzaba estaría satisfecho.

Combo de puñetazos. [AF]

El revolucionario comienza a retroceder esquivando tus ataques, pero uno le encaja de lleno en la cara destrozándole las gafas y rompiéndole la nariz. Este da unos pasos hacia atrás, chorreando sangre y algo aturdido. Se lleva la mano a la cara y se le empapa el mitón de sangre. Lo ve y parece no creérselo. Entonces levanta la vista, con los dientes apretados y visiblemente enfadado.

- ¡Maldito seas, gyojin!

De repente se coloca haciendo el pino y comienza a girar en el sitio con las piernas extendidas. Mientras gira comienza a avanzar hacia ti, y sus piernas comienzan a brillar con un resplandor azul.

Torbellino mortal [AIF]

El revolucionario se pone en pie tras un impulso con los brazos. Entonces se pone en una pose extraña con los brazos flexionados en una guardia básica de artes marciales y la pierna derecha levantada. Te observa fijamente, con una expresión totalmente neutra y fría. Su expresión resulta inquietante, pues frente a la rabia de antes, ahora parecía totalmente concentrado en el combate y perfectamente tranquilo. ¿Qué motivaría esa tranquilidad? Cuando vas a darle tu golpe, por un momento hace una breve mueca y dice:

- Costillas.

Se aparta con una agilidad increíble de tu patada haciéndose a un lado. Parecía como si ya supiera de antemano que ibas a darle la patada. Entonces te agarra velozmente la pierna, sujetándote por el tobillo y la rodilla. Parece sinceramente decepcionado, y te mira con el ceño fruncido. Suspira y dice:

- ¿Ni siquiera puedes usar haki? Esperaba más de ti. Adiós, guerrero del mar.

Con un veloz movimiento, tirando de ti, trata de lanzarte por los aires contra una pared. Entonces su pierna derecha empieza a temblar mientras brilla con un azul intenso. Corre hacia ti a una velocidad increíble y en mitad del aire trata de mandarte una patada descendente en mitad del torso para aplastarte contra el suelo. El golpe es lo bastante potente como para destrozar la madera del piso y la casa entera.

Seigi o utsu (Golpe de justicia) [AB]

Mientras me lanzaba para darle aquella patada en las costillas, cambió su expresión. Dejó la ira que le consumió por un momento para pasar a un estado de serenidad y seriedad increíbles. Pocas personas eran capaces de calmarse con tal facilidad. Adoptó una de esas posiciones extrañas y tras intentar ofenderme una vez más alegando que esperaba más de mi. Me cogió y con una fuerza espasmosa que no había demostrado hasta el momento, me lanzó por los aires, haciendo que chocara contra la pared, la cual cedió y caí en el suelo, rompiendo gran parte de la casa. La plataforma que la sostenía empezaba a tambalearse, era cuestión de tiempo que con todo el revuelo, acabara cayendo como el edificio en cuestión.

Mientras estaba en el aire, empecé a irradiar un aura oscura. No necesitaba haki ni ningún poder fuera de lo normal para vencer a aquel hombre. Con esforzarme un poco más de lo usual sería suficiente. Sonreí de medio lado, mientras mi cuerpo mostraba varios rasguños sangrantes, así como un hilo de esta bajando por la comisura de mis labios. -Dark Fury.- Murmuré antes de poner mis manos para parar la patada que ya estaba a punto de alcanzarme. Al sentir el pie impactar contra mis manos, lo agarré con todas mis fuerzas, sin embargo, no pude evitar la colisión ni el dolor que este producía. Fuimos directos al suelo, rompiendo cualquier obstáculo que hubiese de por medio y finalmente destrozando la base que sostenía la casa, o lo que quedaba de ella, en el momento que la pasamos, concentré mucha energía en el brazo derecho y usé una de mis técnicas más fuertes. -¡¡¡Killer Whale Cannon!!!- Exclamé, mientras le daba un tremendo impacto en la pierna con al que me había alcanzado, esperando romperle algún hueso, sin dejar de agarrarlo.

[AB] (Técnica de canalización: Killer Whale Cannon)

-Y yo creía que eras un poco más avispado.- Dije antes de soltar algo de sangre por la boca y notar el agua en mi espalda al zambullirme en esta.

Si mi teoria era cierta, aquel hombre era usuario de una akuma no mi, por lo que el agua le debilitaría y no podría actuar con sus plenas facultades. El golpe había hecho mella en mí, pero por lo menos no había alcanzado mi pecho. Si conseguía zafarse, por lo menos no estaría al cien por cien de su forma, pero si lo hacía, tendría grandes dificultades para derrotarlo.

La casa y la paltaforma entera se derrumbaron con ambos en ella. Mientras los cachos de madera caían a vuestro alrededor, trató de revolverse con fuerza y comenzó a lanzarte fuertes patadas con su pierna libre mientras hacía vibrar con intensidad la otra, intentando soltarse. Cuando le lanzas tu ataque, se escucha un sonoro "crack" y el hombre comienza a gritar de dolor. Incapaz de debatirse más, se dejar caer sin tratar de agarrarse a nada y ambos caéis al agua. El hombre se hunde lentamente, ahogándose. Mientras, un montón de aldeanos armados comienzas a aparecer en las plataformas, apuntando al agua con sus fusiles. No parece buena idea permanecer allí por más tiempo.

Finalmente, y aun a pesar de sus intentos por zafarse de mi agarre a base de patadas y del uso de su extraño poder, no consiguió librarse y mi golpe fue devastador. Dejó sus intentos en vano, probablemente porque le había roto la pierna con tremendo ataque. Caímos al agua y lo solté. Pude ver como se hundía hasta el fondo. Podía sentir como su vida se acababa poco a poco sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Era tan placentero sentir como aquel idiota estaba a punto de morir de una forma tan patética... Sin embargo no tardaron en llegar más civiles, cargados con fusiles y otras armas de fuego, dispuestos a matar a la bestia que había arrasado su hogar y había sesgado tantas vidas en un solo día. Disparaban sin ton ni son, pero mi velocidad era mayor en el agua que sus reflejos, aunque estaba haciendo un esfuerzo increíble por mantener dicha velocidad con las heridas que tenía.

-Al final no he podido quemaros vuestro estúpido pueblo, pero algún día volveré para reanudar aquello que dejé a medias...- Susurré mientras mi sombra se alejaba cada vez más, saliendo del lago poco después y corriendo hacia la costa para alcanzar el mar donde ya sería imposible cogerme.

Tras llegar a la costa, donde pude apreciar como el sol empezaba a marcharse, dejando el cielo de un frío anaranjado, me lancé rápidamente al agua salada que tanto esperaba. Aquella en la que desaparecería sin dejar rastro para aquellos humanos. Había hecho una gran matanza en aquel lugar, ya era hora de marcharse a disfrutar del triunfo. La sangre se desprendía de mí conforme buceaba. Las heridas escocían, pero se curarían rápido en aquel entorno y no tenía que preocuparme por los depredadores pues estaba en un lugar donde pocos eran los verdaderos peligros para mí, dentro del agua.

-Esos humanos jamás olvidarán mi nombre, incluso si no se lo he mencionado, acabarán por saberlo, muy pronto...- Pensaba yo, con una sonrisa macabra.

Kaiser tiene un 8. Por lo que gana 1600 de exp.

Karl gana un 30% se lleva 480 de exp.


Kaiser gana un total de 22.500.000 por su cabeza

- Asesinato de 20 civiles
- Alteración mayor
- Derrotar a Adam del rubio que tenía 40.000.000 y gana el 50%

Hojas de personaje actualizadas.