Rol privado ( Krauser y Sami) ¿Objetivo? no ser la cena

Una figura estaba observando el lugar. Su posición era la arena de la playa. Sus ojos estaban fijos en la extensa vegetación que allí se podía ver. Había escuchado rumores de que en esa isla había gente que al parecer le gustaba comer carne. Pero no la carne de animal como todo el mundo. Sino la carne humana, al menos eso había oído de los viajeros. Era algo realmente aterrador e inhumano. Le parecía algo realmente monstruoso y fuera de sí. Aunque no sabía aun si esa teoría era cierta. Las olas de la playa se azotaban contra la arena de forma violenta hasta que la espuma blanca del mar llegaba a los pies de esta persona. Cosa que a decir verdad no le importaba mucho. Llevó la mano ligeramente hasta el mango gris que sobresalía de su espalda. Este era el mango de su enorme espada. Lo acaricio durante unos segundos pero sin la intención de agarrarlo y después alejó la mano. Estaba seguro de que lo necesitaría, pero ahora mismo en ese momento no. Empezó a soplar una brisa la cual hacia que las vendas las cuales atadas desde su nariz a su cuello se movieran. Esa brisa le agradó bastante ya que tenía algo de calor y esta le refrescó un poco. Cerró sus ojos unos segundos para pensar en que debía hacer. Si entrar el solo sin preocuparse por lo escuchado o simplemente darse la vuelta y afirmar que no había nada de nada. Su orgullo le hacía rechazar la segunda opción por lo que suspiro y dio un paso hacia delante. Tras de sí dejó una huella enorme en la arena digna de él y de sus dos metros casi.

- Tal vez debería esperar un poco al anochecer.. pero ir ahora también es una opción. Bueno dejare que el destino decida.
Observó una pequeña rama seguramente atraída allí por el viento. La cogió con sumo cuidado y la lanzo al aire echándose otros dos pasos hacia atrás. La ramita cayó al suelo y señaló con su extremo hacia el hombre que al ver eso suspiró de nuevo y asintió con la cabeza despacio observando la rama la cual le había señalado. Una prueba de que el destino según él le había dicho que fuera a investigar ahora mismo. Una corriente de aire hizo girar la ramita que por casualidad le volvió a señalar. Este la observo extrañado y dijo alzando un poco el tono hablando solo.

- Ya, ya, ya, ya voy tranquila

Dijo tranquilamente para después dar unos pasos más y aplastar la ramita con su sandalia. Esta persona era Krauser. Un marine el cual estaba investigando la zona buscando piratas a los que encerrar y se encontró con el rumor de que había gente carnívora en la isla. Precisamente en la isla donde sus pies estaban ahora depositados con calma esperando un poco mas antes de adentrarse en la zona selvática.

Krauser caminaba por aquella zona selvática donde se movía con destreza y en silencio. Deslizaba las suelas de sus sandalias para no hacer tanto ruido mientras iba pensando en la posibilidad de entrar en combate. Sus ojos vigilaban cada zona por la que pasaba observando hasta el más mínimo detalle con total seriedad. La frialdad de su mirada era algo bastante inquietante para cualquiera que le observara. Tras unos segundos caminando encontró en el suelo lo que parecía ser una lanza totalmente rota. Tenía un poco de sangre en el extremo de la punta la cual era una piedra afilada. Un signo que demostraba que había sido utilizaba para cazar. El marine ignoro la lanza rota pasando por encima y continuando su camino tranquilamente. Sus pensamientos se centraban en los rumores y en la posibilidad de que fueran ciertos. Pero en ese caso ¿ serian muchos aquellos caníbales?.Si eran mucho tal vez debía replantearse la huida. Cosa que Krauser no usaría por pereza u orgullo. Su expresión no había cambiado nada de nada, esa frialdad en la mirada que le definía perfectamente seguía allí. Tras unos minutos más apoyo su manó en lo que parecía la superficie de un árbol bastante hueco. Al hacerlo escucho un extraño sonido, como de algo agrietarse. En un rápido movimiento salto hacia atrás. Una flecha salió del árbol de al lado directa a su antigua posición. Tras eso dos más salieron del árbol anterior a por él. Este se agacho y le pasaron por encima. Parecía una buena trampa, Krauser se acerco hacia el árbol y comprobó el mecanismo. Al parecer el que tocara ese árbol activaba la trampa. Ahora si que la teoría de los caníbales la tenia dada ya por verdadera. Nadie que no quisiera matar a otro ser montaría semejante trampa. Y estaba claro de que era una trampa construida por una raza con razonamiento. Por lo que si no era un gigante o un Tritón tendría que haber sido un ser humano y con buen propósito de matar. Este frunció el ceño mientras de un salto se engancho al tronco de otro árbol y subió con sumo cuidado quedándose allí de pie observando la situación. Su mirada era ahora inexpresiva y sus cabellos eran movidos por la simple brisa que se podía apreciar en la zona en la que estaba.

- Vaya vaya…

Musito simplemente tras haber pasado lo que pasó y tras eso se puso a observar la zona con calma, vigilando cada rincón. Pegó su espalda al tronco del árbol por la parte superior para cubrirse la espalda de cualquier ataque y cubrirse de ser visto por detrás. Sabía que no podía ir a la ligera tras lo visto y que de seguro esa no sería la última trampa que encontraría. Y lo peor aún no había pasado. Esperaba no encontrar a un gran número de caníbales al menos hasta el anochecer. Donde se podría mover con más facilidad y emplear su técnica del asesinato silencioso. Dos ideas le vinieron a la mente ahora. La primera era armar ruido y esconderse para atraer a los seres de la isla allí y camuflarse para eliminarlos. Era bastante complicada pero era una de las dos opciones. Finalmente se decanto por la segunda opción la cual era seguir investigando de forma tranquila y estando alerta a cualquier movimiento que notara en la zona. Cerró sus ojos unos segundos para pensar en sus cosas y tras mas o menos unos seis segundos más abrirlos y saltar al suelo depositando sus suelas sobre las hojas de forma sencilla y simple. Así se aseguraría de no hacer ningún ruido que le delatase. Se reincorporo observando un poco a su alrededor y empezando a caminar en línea recta rumbo al centro de la isla. Para observar allí más desde una posición centralista el resto de la selva con más facilidad y con más indicio de encontrar a los supuestos caníbales. Sus pasos lentos comenzaron a desplazarle por la jungla metiéndose más en esta sin miedo aparente pero si con algo de nervios. La mano la deslizaba despacio por su costado preparada para sacar su arma si era necesario para cualquier caso. Su gran espada siempre le ayudaba en cualquier situación y siempre le acompañaba. No se la quitaría de encima nunca a no ser que a esta le pasara algo. Cosa que dudaba pues su metal era muy difícil de romper y si se destrozara buscaría rápidamente un herrero y le llevaría los trozos. Le tenía demasiado aprecio a esa espada en concreto. Más valor sentimental que otra cosa. Aunque también le era muy útil en combate claro está. Por dentro de su pantalón enganchado al lado derecho de su cintura portaba su mango flexible para su espada. Haciendo esta un arma temible pues le añadía más centímetros al arma. Y bastante grande era ya. Era casi de grande como una persona adulta y con ese mando llegando al tamaño de esta. Pesaba muchísimo pero para Krauser el cual llevaba años entrenando su cuerpo de buena forma apenas le pesaba. Su espalda bien fuertes podían resistir su peso fácilmente sin nada de dolor en esta. Y podía manejarla fácilmente con una sola mano, por lo que en aquella isla a la hora de pelear, si es que era necesario le serviría de mucha utilidad. Llevaba un rato caminando y la selva no se acababa ni observaba nada raro en esta por ahora.

Krauser llevaba ya un rato caminando cuando se frenó de golpe. Clavó su rodilla derecha en el suelo y cerró sus ojos unos segundos. Intentó de esta forma poder escuchar algo y poder seguir alguna indicación pero no escucho nada de nada. Estuvo así un poco más hasta que suspiro. Pensaba tranquilamente en que esa isla no tenia peligro de caníbales. Para buscar a esos Caníbales debías ser un experto o algo así. Así pensaba pues llevaba ya bastante caminando y allí no había nada de nada. Consiguió divisar una pequeña montaña cuando abrió sus ojos. Al parecer aquel sitio le podría servir perfectamente para ver desde arriba de mejor forma la zona. Debía tener cuidado de donde pisaba pues ya le había ocurrido el accidente de antes y no podía volver a repetirse. Sus pasos eran lentos y se movían despacio y su mirada seguía siendo fría como siempre. Estaba ya harto de aquella isla y quería acabar aquella investigación cuanto antes y volver. La tripa le rugió durante unos segundos y este suspiro mirando al frente.


- Si esto sigue así el caníbal voy a ser yo cuando les encuentre y si es que existen maldita sea!


Realmente hablaba en serio con el hambre que tenia ahora era capaz de comerse a una persona pero no estaba tan loco para eso. Su nivel de paciencia se iba agotando. Si desde la montaña no veía nada rápidamente abandonaría esa maldita isla de una vez por todas. No habían pasado más de unos tres minutos cuando se frenó en seco. Frente a el estaba lo que parecía ser un cráneo de persona. Se agacho lentamente y lo agarró despacio y sin ningún tipo de asco. Su sádica mirada ahora parecía estar más emocionada. Por fin había logrado encontrar un indicio de que aquello no solo era un rumor sino que parecía ser la verdad. Perfecto entonces pensó Krauser mientras que observaba el cráneo ahora con mayor motivación. Lo lanzó lejos de él chocándolo contra un árbol y observando como el cráneo se hacía pedazos. Parecía llevar ya tiempo ahí tirado, se estaba acercando a su objetivo, lo que le hacía estar más despierto y atento a su alrededor por si le tendían una emboscada. Krauser seguía su camino cuando pudo apreciar como frente a él se formaba en el aire una persona cayendo. Dio un salto hacia atrás con el que recorrió dos metros por si era una trampa. Frente a él había un chico. Dudaba si podía ser uno de ellos tendiéndole la típica trampa de la persona herida o también podía ser un explorador que visitaba esa zona y se había cansado de buscarlos al igual que él. Fuese quien fuese Krauser lo observaba con calma sin musitar palabra hasta que el chico le habló a él. Al parecer le preguntó por su identidad. Este no sabía la del chico pero aún así le respondió en un tono tranquilo y normal con su voz grave y casi ronca.


- Mi nombre es Krauser. Miembro de la brigada disciplinaria de la marina. ¿Y tú?.



Preguntó observándole tranquilamente.