Traficando con droga [priv Sawaki]

Loguetown, una bonita ciudad, llena de gente y edificios. Si, sin duda sería una bonita ciudad en la que crear algo de caos. Solo había una cosa que necesitaba saber, como hacerlo, pero la respuesta vino a mi mente viendo a dos niños pelearse por un caramelo. Podría traficar un poco con droga si la conseguía y hacer que la gente se peleara y matara por ella. En ocasiones como estas, iba bien tener algunos contactos en algunos lugares aunque era algo extraño que el dueño de una librería que conociera pudiera obtener drogas para venderlas.

Iba vestido con una camisa blanca, un chaleco negro y unos pantalones negros. Llevaba la kodachi y la katana colgando del cinturón al lado izquierdo de mi cintura y unos guantes negros en mis manos. Empecé a andar por la ciudad, me daba igual lo que los demás pensarán de mí por llevar esas dos espadas, ahora la prioridad era llegar a la biblioteca de allí. Tardé unos diez minutos en llegar y allí hablé con el dueño para que me diera unas cuantas bolsas de opio. Se las pagué con algo de dinero que llevaba para luego salir del lugar y empezar a caminar por callejones buscando gente a la que darle el opio.

La gente no tardó en venir y a pedírmelo así que les di el opio con una sonrisa a los primeros que vinieron. Luego escondí las bolsas dentro de un barril y los segundos que vinieron me preguntaron si me quedaba, a lo cual les negué con la cabeza, pero les dije quien tenía más. Aquella gente no dudo en sacar unas pistolas y ir a por los primeros. No podía evitar reírme por ello, pero no era suficiente, quería mas destrucción, mucha más. -Bueno, ahora debo mirar en donde más lo doy... sería divertido ver como los marines se pelean por esto... pero aun no, primero los ciudadanos, y después ellos...- Dije mientras me reía y guardaba las bolsas de opio en mis bolsillos.

Salí de aquel callejón para luego entrar a un bar, por allí seguro que escucharía algo interesante, pero primero me iba a tomar algo. Me senté en la barra y le pedí una jarra de ron al chico que atendía la barra, el cual no dudo en darme la jarra. Solo bebí un poco esperando hacer algo mas de caos y destrucción en aquel lugar, era tan divertido que aun no había podido borrar mi sonrisa de la boca.

Seguía en el bar bebiendo con tranquilidad sin tener nada que hacer en ese momento y esperando a que pasará algo aun más interesante. Pero no parecía que fuera a ser así, ya que solo habían borrachos en el lugar y nadie más a parte de ellos. Era realmente tedioso tener que aguantar a gente discutir sin que hubiera ninguna muerte, así que me acabé la jarra y salí del bar. -Bueno, quizás vaya a ver si hay algo nuevo en el puerto...- Dije mientras empezaba a caminar hacia este, sin tener muchas ganas de hacer nada más salvo destrucción y muertes. La gente había dejado un bonito rastro de sangre antes por culpa de la pelea del opio, eso, eso era lo que quería, ver como la gente derramaba sangre por algo tan estúpido como una droga, era demasiado divertido como para poder contenerse la risa.

No tardé mas de unos minutos en llegar al puerto y ver algo que no sabía bien si reír, acariciar a esa criatura o pasar de largo. Un gyojin estaba desembarcando sin ocultarse ni nada, como si fuera lo mas normal del mundo, pero quizás pudiera usarlo para cumplir algún que otro objetivo mío. Decidí acercarme a él con una pequeña sonrisa, estaba por acariciarle pero me contuve y le miré. -Es inusual ver a un gyojin por aquí, ¿puedo ayudarte en algo?- Le dije mientras le miraba con una sonrisa, dependiendo de que me contestará, sabría bien si podría usarlo o no para mis planes. Si contestaba que si, no lo podría usar porque eso indicaba que era demasiado confiado, pero si contestaba cualquier otra cosa quizás si que podría usarlo de alguna manera.

Dijo lo que me esperaba en ese instante y con un tono algo tímido al parecer. -Es fácil, me gustan los animales, por eso no te tengo miedo.- Le dije con una pequeña sonrisa mientras le miraba, aunque aun no sabía como usarlo. -Pero me sorprende que vengas aquí y no hayas hecho ninguna destroza aún... después de todo, aquí solo viven humanos, seres que solo se pelean por droga y que maltratan a otros que no son como ellos... ¿no te gustaría vengarte?- Le pregunté aun con esa sonrisa, si lograba hacer que ese chaval cayera en la sed de venganza, sería una buena baza para conseguir completar mi sueño. -Si aun tienes dudas, no me importaría enseñarte que tan malvados pueden ser los humanos.- Le dije a ese chico mientras empezaba a caminar por donde había venido, esperando a que el otro me siguiera, aunque si no lo hacía, no importaba demasiado, después de todo, aun tenía las bolsas de opio y mis planes seguían en marcha.

No tardé demasiado en llegar a ese callejón, aunque ahora estaba peor que antes, había gente muerta por todos lados y grandes charcos de sangre. Eso me hizo soltar una gran risa, era demasiado divertido como para no reírse. -¿Ves? Así es la gente, les da igual matarse entre ellos para conseguir lo que quieren... incluso aunque eso pueda costarles la vida.- Dije mientras seguía riendo, luego miré a ver si había mas gente allí. -Imagínate si de repente empezará una guerra entre los habitantes de esta ciudad... ¿quien crees que ganaría?- Le pregunté aunque tampoco era como si supiera que me había seguido, simplemente, esperaba que si para no parecer que hablase solo. -Nadie, todos morirían y solo habría algo... caos, solo eso... imagina, las llamas envolviendo la ciudad, los gritos de terror de la gente y las muertes incontables que eso causaría... sería divertido demostrar la verdadera naturaleza de la gente con ese método, ¿no crees?- Dije mientras seguía teniendo aquella sonrisa en mi cara, la cual parecía demostrar que si, estaba algo loco.

Desde luego, esa acción, si que no me la esperaba. El joven gyojin se me quedo mirando con desprecio mientras me soltaba lo que parecía ser un sermón. -No tuve nada que ver, solo les vendí algo de opio y se pelearon por este... así que la culpa es suya mayoritariamente.- Le contesté al joven mientras le miraba con una mirada confiada y una sonrisa pequeña como la que tenía. -Pues la verdad es que sí, disfruto mucho, y no se que es el remordimiento, hace tiempo que olvide su significado... y la verdad, eso de desprecio, no entiendo porque no se lo tienes a los humanos, después de todo, fueron crueles y algunos siguen siéndolo con vuestra raza.- Dije mientras le observaba con esa pequeña sonrisa, casi como si fuera un demonio intentando devorar el alma de ese joven. -Pero bueno, si quieres, puedo mostrarte mas cosas para que cambies de opinión... o quizás si me haces un pequeño favor, dejaré de abusar de la gente como lo estoy haciendo.- Le dije con otro objetivo en mente, crear una gran guerra entre gyojins y humanos.

-La tarea es sencilla, mata a un niño en medio de la plaza, me da igual como lo hagas, pero hazlo y que sea bien visible... si no, me aseguraré de crear una guerra entre todas estas personas.- Dije con una pequeña sonrisa aún, estaba claro que lo que quería era hacer que aquel joven matará a un niño para que el odio hacia los gyojins incrementara y si no lo hacía, siempre había la posibilidad de meter a toda la gente en una gran guerra. -Tu decides, la vida de un simple niño o la vida de varias personas... puede que a ti no te divierta, pero a mi, me divierte hacer esto, después de todo, todos los humanos son iguales, gente de la cual no sabes sus intenciones y muchas veces acaban siendo asesinos que matan solo por placer.- Le dije aun con esa sonrisa mientras le miraba y ponía mi izquierda en la funda de mi kodachi por si acaso. -Y bien, ¿que decides?- Le pregunté aun con esa sonrisa macabra y con esa mirada.

-Infierno, ¿eh? tiene risa, porque justo quiero eso, hacer del lugar un infierno.- Dije mientras me dejaba sujetar por el cuello y luego me soltaba con fuerza. Ese joven era algo idiota, al parecer por sus acciones era imposible que fuera capaz de matar a alguien. Le seguí hasta la plaza y vi la escena, la gente corriendo y un niño aparentemente muerto por culpa de aquel gyojin. -La verdad es que ahora mismo me da igual eso... además, ya viste que yo no hice nada, fueron ellos los que se mataron entre ellos y ahora ven, tengo otro trabajito para ti.- Le dije aun con esa sonrisa, me divertía tanto usarlo como quería y chantajearle de esa forma. -Aunque si no quieres, puedes negarte y hacer que una guerra estalle en la ciudad.- Le dije con mas confianza de la normal, aunque mas que eso, eran ansías por usarlo de diferentes formas.

Empecé a andar de nuevo por aquel callejón, esperando a que el otro me siguiera, quería ver de que era capaz aquel joven con tal de evitar lo que quería, aunque todo estaba saliendo según lo planeado. No tardamos mucho en llegar al bar en el que estaba antes, entré en él y esperé a que el otro me siguiera, si no lo hacía, ya sabía lo que podría pasar. -Bien, un descanso no va mal de vez en cuando...- Dije mientras le pedía un vaso de agua al señor de la barra, el cual no dude en beber. Ahora debía de pensar de que otras maneras usarlo, si fuera humano, ya tenía claro que le habría hecho, pero al ser un gyojin, pues no me iba demasiado la zoofilia. Así que tendría que usarlo para generar mas odio y por si no quería pelear con según quien, que él pelease por mí. -Ahora mismo, solo quiero disfrutar de tu compañía en verdad, y solo quiero que cuando necesite algo, estés aquí para mí.- Le dije al chico, aunque ni siquiera sabia si me había seguido o no.

El chico me siguió y me preguntó mi nombre, cosa que no me esperaba, pero no me había dicho nada por lo que le dije. -Yoru... quédate con ese nombre de momento... y la verdad, solo te necesitaba para estar con menos gente... no me gusta para nada si no se matan entre ellos, aunque bueno, siendo un gyojin, no debes de haber visto a la gente siendo tan malvada y cruel como la vi yo.- Le dije mientras le observaba y volvía a beber agua. Fue entonces cuando tres de los individuos que estaban allí se nos acercaron, seguramente serían reclutas de la marina, mas que nada por los uniformes que llevaban. Uno de ellos se acercó a mí sin cuidado y me iba a tocar el hombro para llamar mi atención. Saqué la katana de su funda y le hice un corte en el cuello causando su muerte instantánea. -Lo siento, no me gusta que me toquen los perros del gobierno.- Les dije con una sonrisa algo maliciosa y entonces me fije en el gyojin, si, eso sería perfecto, así que me acerqué a él.

-Esta será tu siguiente tarea, mata a uno de ellos y al otro, solo arrancale un brazo y dile que los gyojins empezarán a cobrarse su venganza desde este momento.- Le susurré al gyojin mientras me sentaba de nuevo y esperaba a que empezará la función. Podía ser que lo del niño me la hubiese jugado y aun estuviera vivo, pero bueno, si le pedía que le arrancase el brazo a alguien, en eso no me iba a poder engañar. Y si por algún casual intentaba ponerse del lado de los marines siempre estaba la prueba de que había atacado a un niño de cinco años para que los marines no confiarán en él. No podía borrar mi sonrisa de la boca, era demasiado divertido ver como alguien que venía solo para acabar con un odio tenía que generar mas odio por culpa de un chantaje.

El gyojin fue capaz de hacer lo que le pedí, mató a uno de los marines y al otro solo le arrancó el brazo. -Así que te has decidido... bien, eso me ha divertido...- Dije mientras le observaba, era raro que no hubiera decidido matarme aún, pero me era mejor así. Ahora ya había logrado lo que quería, no tenía ninguna razón mas para estar en aquel bar. -Bueno, ha sido un placer usarte, pero ahora ya no te necesito... así que... vete, no creo que quieras estar en mi banda.- Le dije al chico mientras me iba del lugar después de haber causado el caos que había causado. Primero el opio, luego el gyojin mató a un niño y finalmente amenazó a unos marines. Si no hubiera sido por su personalidad lo habría hecho unirse a mi banda, pero con la personalidad que tenía me hubiera sido mas un estorbo que otra cosa. -Ah, antes de que se me olvide, yo no soy el único que trafica esa droga... y no, no están bajo mis órdenes, lo hacen porque quieren.- Le dije al chico antes de salir por la puerta sin pagar y caminando rápido por los callejones.

Empecé a caminar hasta que me encontré con un chico que se estaba arrastrando por el suelo hacia mi pierna, pidiéndome opio. Desenfundé la katana y la clavé en su cuello para evitar que siguiera hablando y luego murió. Quité la espada de su cuello mientras esta goteaba la sangre del hombre y tocaba el suelo. La guardé en su funda de nuevo y seguía caminando. Llegué después de andar un buen rato a una biblioteca abandonada. Llegué y me senté en una silla, una biblioteca era el mejor lugar que había para que descansará por el momento, o eso creía. Saqué el opio que tenía y lo guardé en un cajón de una mesa en el cual había mas bolsas de opio. -Y ahora a descansar, mañana ya pensaré en que hacer.- Me dije a mí mismo mientras sacaba un libro y empezaba a leerlo esperando a que me entrará el sueño y dormirme allí.