Isla de Milos [Pasado][Privado] {Vie 22 Nov 2013 - 11:03}

19/11/2013

Imagen de la isla:

Nota: La trama de este tema se orienta hace 1 año.

Como una de las pocas personas de su aldea que sabían manejar una espada, Kazuo era frecuentemente contratado para realizar escoltas a pequeños barcos comerciantes y así impedir que fueran asaltados por piratas. Evidentemente, el pelirrojo estaba allí para impedir los robos del material por manos de aquellos ladrones, pues contra un cañón no podría hacer nada. Era una tarea arriesgada teniendo en cuenta que era la única defensa que se interponía entre los materiales que transportaban y aquella gente con oscuros intereses. Sin embargo aquella travesía no había tenido ningún percance, ni siquiera una pequeña lluvia en los dos días de viaje que había durado, manteniendo alta la moral de los hombres que navegaban en la Goleta. El barco había zarpado al amanecer de la isla natal de Minato con intención de comerciar unos materiales excedentes de producción, pues sino se echarían a perder. Una vez la embarcación atracó en el puerto de la Isla de Milos, los comerciantes e incluso el propio Kazuo desempaquetaron los fardos de grano cultivado con tanto esfuerzo y sudor en aquel año.

La Isla de Milos poseía una única ciudad, del mismo nombre que la Isla en la que se encontraba, y que era un gran afluente de ingresos y comercio por aquella región del West Blue. Su gente vivía de forma acomodada y confiada, pues los piratas no solían atacar el puerto debido a una torre de vigilancia con poderosos cañones en su interior. Hay quien dice que la razón del desarrollo de la ciudad y de que no se vea envuelta en esos conflictos no es sino que envía y protege piratas, mas eso eran solo rumores de envidiosos a ojos de Kazuo. Una vez desembarcó del puerto ayudó en la entrega de productos por la ciudad, pues los mercados locales debían recibir las mercancías en pos de dar un pago a cambio. Todo aquel dinero iba destinado al fondo de los comerciantes, Minato ya recibiría su parte cuando llegaran de nuevo a su isla natal. Las ventas estaban siendo satisfactorias para aquellos que se llenaban las manos de Berries por lo que el viaje no podía haber sido más provechoso.

El capitán del barco comerciante le dijo a Kazuo que para celebrarlo los tripulantes se habían ido a una taberna cercana por lo que partirían en unas cuantas horas o quizás al día siguiente, lo que le daba tiempo al joven para explorar la ciudad a placer. No era la primera vez que estaba en la Isla de Milos, pero nunca había tenido la oportunidad de explorarla. Sus blancas paredes, el suelo formado por multitud de pequeñas piedras rectangulares y pulidas, la acomodada gente de un lado a otro realizando sus compras matutinas o simplemente paseando... Era una ciudad que a simple vista parecía muy pura.

Sin embargo Kazuo no era un hombre que se dejara impresionar por estas características, sino que apreciaba construcciones mucho más colosales, las construcciones que la caprichosa naturaleza había realizado en el terreno. Una enorme montaña en el centro de la isla hacía que fuera visible desde cualquier punto de la misma, rocosa como ninguna y escarpada como las que más. Recibiendo un impulso de exploración infantil caminó hasta el borde de la ciudad y se adentró en la naturaleza por un camino que, de no ser por la fama que tenía la isla de ser muy segura, muchos no se habrían adentrado. Era un camino de tierra como cualquier otro, repletos de asaltantes que buscaban hacerse con todos los bienes de los transeúntes que despistados no sabían que se habían metido en la boca del lobo. Sin miedo alguno continuó caminando, contemplando bajo la sombra de los árboles del camino la enorme montaña que no podía ocultarse tras el espeso follaje de las hojas.

El joven iba con su ropa de entrenamiento, pues era la que utilizaba en situaciones serias como aquella en las que era contratado para un servicio de escolta. Esta consistía en un mono de color azul con grandes franjas de azul oscuro, fabricado de una tela muy básica pero que era muy ligera, elemento que Kazuo sabía apreciar. Este se cortaba en las mangas para permitirle un mayor actuación sin verse interrumpido por la fricción entre la telas y sin ningún tipo de holguras que entorpecieran su movimiento pues estaba prácticamente hecho a medida. Por último habría que destacar que no llevaba el casco que utilizaba para combatir, pues estaba totalmente confiado en cuanto a que no sería asaltado en aquel maravilloso día, dejando su cabello rojo caer sobre sus hombros. Y por supuesto no se había olvidado de sus armas, pues aunque confiado tampoco había que ser estúpido.

Se detuvo en un pequeño claro del camino, contemplando el cielo azul que envolvía la escarpada montaña de Milos como si quisiera hacerle un abrigo de una tela del color del mar. Sonriente, se quedó plantado observando la montaña que, pese a que no era tan especial como Kazuo creía que lo era, le traía muchos recuerdos de cuando era niño, recuerdos de cuando iba con su padre de aventura a una colina cercana y el este siempre le ayudaba a subir a una pequeña roca.

14/11/2013

Hiren acababa de desembarcar en la isla Milos. Estaba realizando otro de sus viajes con su padre y los marines del escuadrón X36. Hans quería que su hijo se convirtiese en un gran almirante de la marina. El primer viaje que realizó fue cuando tenía 17 años recién cumplidos. Ahora tenía 20 años. Se sentía fuerte y con ganas de cambiar el mundo. En esa isla existía un grupo de revolucionarios que tenían sus bases en las catacumbas de la ciudad. Sabían que no eran bienvenidos y mostrarse demasiado en público no les haría demasiado bien. A pesar de ello contaban con gran apoyo popular, que veía con malos ojos la desastrosa gestión de gobierno. Hiren viajó a esa isla con el objetivo de reunirse con los insurgentes e intentar derrumbar al gobierno de esa isla. Sabía que no sería nada fácil ya que era necesario juntar el poder necesario como para derrocar al jefe de la zona. Eran menos, pero tenían mayor conocimiento del terreno para organizar emboscadas.

La división “kakumei” estaba formada por alrededor de 50 revolucionarios. Idearon un plan, un barco cargado de marines debía de llegar a la costa en aquella semana. Los espías montaron guardia hasta que lo vieron amarrar en el puerto. Acto seguido lo comunicaron a todos los miembros que enseguida fueron a poner en práctica la emboscada. En el claro del camino vieron avanzando a un hombre solitario, de aspecto joven pero adulto, con el pelo rojo y cara sonriente. En ese instante Hiren salió a su encuentro, debía de asegurarse que se trataba de un marine, si mataban o secuestraban a un ciudadano su reputación podría venirse abajo.

-Alto amigo, espero que disfrutes de las buenas vistas que ofrece la montaña, pero he de pedirte que te identifiques, los caminos no son seguros y habitan bandidos en las cercanías, capaces de sacarte los intestinos por unas míseras monedas-dijo mientras mostraba una sonrisa y realizaba una suave referencia.

El resto de revolucionarios aguardaban mientras escondidos en arbustos y árboles, esperando una respuesta del caminante…

19/11/2013

Una voz lo despertó de su ensoñamiento, haciendo que bajara la vista de la montaña y volviera a mirar adelante. Sus ojos se encontraron con los de otro hombre que inmediatamente le pidió que se identificara, haciendo que Kazuo frunciera el ceño. Sus palabras le sonaron algo extrañas, ¿por qué un hombre que se encontraba en el camino hacía esa clase de preguntas? Si Kazuo fuera un ladrón, aquella pregunta le habría incitado a cortarlo en pedazos y esconder su cuerpo. Había algo raro en aquel hombre, quizás se tratara de alguna autoridad local o de un vigilante del camino. Sin embargo no confiaba en él, por lo que sus palabras quizás sonaron algo más desconfiadas que de costumbre.

- Gracias por el aviso, te agradará saber que no llevo nada encima que a un ladrón le pueda interesar. Mi nombre es Kazuo, y soy un mercante que ha llegado hoy a la ciudad. - le explicó con calma pero con ciertos toques de desconfianza. - Y ahora, si no le importa, ¿quién es usted? ¿Quién me dice que no es uno de los ladrones que se encuentran por estos senderos? - le preguntó cruzando los brazos, molesto. En su cabeza, él era el ladrón del que le había advertido.

Respiró lentamente tratando de evitar que sus nervios se crisparan, tenía la sensación de que algo de allí no estaba bien. Estaba listo para llevar su mano a una de sus ninjato, por si aquel hombre era un asaltante buscando pillar desprevenido al joven pelirrojo. Sin embargo no demostró su inquietud pues no quería poner nervioso a la otra persona. Si era un asaltante y se ponía nervioso podría salir herido, y si era una persona normal de nada serviría que desconfiara de Minato.

14/11/2013

Hiren consideró su respuesta. ¿Mercader? ¿Un comerciante vestiría aquellas ropas? ¿Llevaría armas? ¿Caminaría solo por un sendero en el que podían asaltarle? Las dudas surgieron entorno a él. "Probablemente será un marine" pensó con desprecio. Asquerosos servidores del gobierno, ratas que se aprovechan del trabajo ajeno para alimentarse ellos. Con un gesto de asco sacó su estoque y apuntó al desconocido al contrario:

-Vamos amigo, a ver esos puños-dijo mostrando una descarada sonrisa-.

Clavó su espada en el suelo para demostrar que no le haría ningún daño, armado, además se llevó la mano a la cabeza y se rascó la nuca, señal de que los demás no debían intervenir en ningún caso.
Se quitó la capa para que no le molestara en el combate. Con delicadeza la dejo en el suelo para que no se arrugara. Se arremangó y se dirigió directo hacia su oponente.

-Veamos qué sabes hacer-dijo Hiren mientras lanzaba una patada a su rodilla derecha…

19/11/2013

Su sorpresa fue magnánima al darse cuenta que aquel nombre desenfundaba su espada y lo apuntaba con ella. Movió su pierna derecha hacia atrás y se llevó las manos a los mangos de sus dos Ninjato, esperando un movimiento de este para comprender qué estaba ocurriendo allí. Por su mente pasearon varias posibilidades: Que él fuera el bandido del que le había advertido, que creyera que el propio Kazuo era un bandido o que estuviera ido de la cabeza y no supiera razonar. En cualquier caso, parecía que la situación se había complicado por el momento, puesto que le estaban apuntando con un arma. Analizando la situación creía poder defenderse de aquel hombre con sus dos Ninjato, mas su sorpresa fue mayor cuando su rival clavó la espada en el suelo y lo incitó a combatir con sus propios puños, desarmado.

Minato no podía comprender qué estaba pasando, por lo que evitando ser objetivo de una nueva trampa no se deshizo de sus Ninjato, pero tampoco las sacó de la funda que colgaba a su espalda. Si aquel hombre quería pelear el pelirrojo no podría negárselo, pues prácticamente estaba ya atacándole. Se puso en guardia con sus puños en alto y lo observó a través de los mechones de pelo que caían sobre su rostro, buscando vislumbrar un movimiento de su rival y defenderse de él. Sus ojos estaban demasiado concentrados en los puños del rival por lo que tardó en percibir como el rival ejecutaba una patada, mas supo aprovechar la situación y adelantó su pierna izquierda para colocarla justo al lado de la pierna en la que se estaba apoyando aquel hombre.

Acto seguido recibió la patada de aquel hombre a la altura de su rodilla, ocasionándole cierto dolor que pudo disimular mientras seguía ejecutando su ataque. Lanzó su brazo izquierdo en forma horizontal buscando embestir con él al cuerpo del rival y, si tenía suerte, empujarlo lo suficiente para tirarlo al suelo. Para ello contaba con el factor de que había colocado su pierna a modo de zancadilla en la única pierna que su enemigo tenía pegada al suelo, por lo que su equilibrio era mucho menor que el de una persona con los dos pies en el suelo. Básicamente, se había aprovechado de que su contrincante se había quedado con una sola pierna para ponerle la zancandilla y empujarlo, buscando tirarlo al suelo.

- ¿¡Qué narices te pasa!? ¿Quién eres? ¡Tengo derecho a saberlo, yo te he dicho mi nombre! – le preguntó casi ofendido, como si hubiera roto una norma de conducta nunca escrita. – ¡Si eres un ladrón ya puedes salir corriendo de aquí antes de que te lleve a las autoridades locales! ¡Y si no lo eres más te vale tener una buena razón para atacarme! – le dijo tras haber realizado su ataque. La rodilla se le resintió un poco al apoyar de nuevo su peso en ella, debido a la patada en la articulación que había recibido de su contrincante. No era suficiente para impedirle andar, ni siquiera para que no pudiera disimular una leve cojera, pero había una última cosa que tenía que decir. - ¿¡Qué mosca te ha picado!? - le gritó enfadado.

14/11/2013

Hiren intuyó que le intentaría derribar de alguna manera, así que cuando vio esa zancadilla se dejó caer, actuando para que pareciera que lo había tumbado, poniendo las manos justo antes de tocar el suelo para no caer de morros. Acto seguido se levantó sacudiéndose el polvo de su ropa, puesto que el resto del cuerpo sí que había tocado el piso.
-¿Llamarás a las autoridades locales? ¿En serio? Quizás después de hacerles perder su precioso tiempo y obligarles a mover su gordo trasero hasta aquí piensen en detenerte a ti también-comentó a su rival mientras dedicaba una sonrisa sarcástica a su enemigo.

Conforme terminó su frase atrasó la pierna derecha y adelantó la izquierda, flexionando levemente sus musculosas piernas y consiguiendo bajar su centro de gravedad a modo de ser más complicado su derribo con la intención de que en caso de un contraataque guardar mejor el equilibrio. Acto seguido lanzó su puño izquierdo contra la cara del contrincante a modo de finta, con la intención de que su enemigo fuera a pararlo y dejar al descubierto su estómago, donde enviaría poco después su puño derecho rápidamente para intentar noquearlo de un poderoso golpe.

-¿ Comerciante eh? Te mueves demasiado bien como para ser un mercader, ¿ no tendrás nada que ver con la marina verdad? Te vi desembarcando de un barco lleno de ellos-dijo gritando en medio de la confusión de la batalla, esperando una respuesta convincente de su adversario...

19/11/2013

Las palabras de su rival sonaban vacías y carentes de sentido en su cabeza, sin poder comprender lo que su rival le estaba diciendo. Lo había logrado tirar al suelo como método de defensa, a costa de recibir un golpe en la rodilla algo doloroso. Pero con eso parecía no haber sido suficiente, parecía que el otro hombre quería seguir peleando contra Minato por lo que este mantuvo su guardia alta, esperando a que le atacara o a que se calmara de una vez. - ¿Por qué iban a arrestarme a mí si tú eres el que me está atacando? - le preguntó antes de ser atacado. Esta vez su rival había optado por golpear directamente la cara de Minato, por lo que el pelirrojo flexionó ligeramente sus rodillas y apartó la cara de la trayectoria de su golpe. Logró esquivar el puñetazo con gran habilidad e inmediatamente dio un paso hacia adelante para hacer un contraataque lanzando su puño izquierdo de forma ascendente, para golpearlo en la base de la mandíbula.

Sin embargo, antes de que pudiera elevar el brazo recibió un segundo golpe en el estómago, totalmente descubierto, que lo dejó inmóvil impidiendo que su ataque se realizara. Le había cortado la respiración con aquel ataque, por lo que se separó de él con cuatro pasos cortos y clavó las rodillas en el suelo, mientras se sujetaba el estómago con ambos brazos. Tras aproximadamente dos segundos que en su mente fue una eternidad pudo volver a respirar, poniéndose de pie de nuevo. – No se qué mosca te ha picado, pero se acabaron las contemplaciones… Soy un mercader encargado de la defensa de asaltantes como tú, y pienso cumplir mi función aunque me vaya la vida en ello. – le dijo una vez pudo volver a hablar. Se colocó en posición erguida, con su pierna derecha muy adelantada y los brazos en alto: El derecho casi extendido totalmente y el izquierdo doblado completamente y apuntando a su rival. – Kage no Michi. – dijo tras tomar aquella extraña posición de combate.

Imagen de la posición:

Aquel era el estilo de combate que siempre había utilizado para lidiar con problemas, un estilo de combate que manejaba pero que aún no dominaba completamente debido a la dificultad de hacer tantos ataques y que el verdadero golpeara en su objetivo. Poniendo en práctica todo lo aprendido se lanzó contra su rival lo más rápido que pudo y con las manos abiertas lanzó un golpe hacia su pecho mientras que la otra mano, la izquierda, trataría de golpear a la altura de su hígado. Sin embargo estos dos eran golpes señuelos, rápidos pero que no impactarían en su rival o si acaso lo tocarían levemente. El verdadero golpe fue el siguiente, un fuerte golpe extendiendo todo el brazo derecho a la altura del hombro izquierdo de su rival, que en caso de impactarle podría ocasionar daños pasajeros en la articulación o, si tenía suerte, la propia dislocación del hombro.

Era una técnica de distracción para tratar de mermar las capacidades de su rival, buscando que se enfocara en los primeros golpes pero con el objetivo de golpear ese hombro con el tercer golpe. – ¡Será mejor que te largues ahora que puedes! – le dijo tras realizar aquella cadena de golpes. Se había puesto serio y lo daría todo para evitar recibir una paliza, nadie le impediría ir a ver aquella montaña más de cerca. Si no se daba prisa, el capitán del barco le haría volver para partir o peor aún, se iría con él.

14/11/2013

El rubio combatiente vio cómo su poderoso golpe alcanzaba a su rival en pleno estómago, retrocediendo este y posándose de rodillas. El primer pensamiento de Hiren fue “este combate está acabado” pero vio como tras recibir el puñetazo se ponía de pie y le formulaba una serie de preguntas, más bien cargadas de cierta rabia por el intrusismo en su paseo por el monte.

“-¿Porque iban a arrestarme si eres tú el que me está atacando?”-preguntó el joven pelirrojo.

-Quien sabe, quizás por el mero hecho de estar junto a un revolucionario te consideren como tal, ellos no necesitan excusas para arrestar a alguien y torturarle hasta la extenuación, después de…- Hiren no pudo terminar la frase, pues vio cómo su oponente adoptaba una extraña posición de combate, con un brazo adelantado y el izquierdo ligeramente flexionado. Le lanzó varios golpes dirigidos hacia él, por lo que Hiren se vio obligado a bloquear esos rápidos puños que se le venían encima;

-¿Cómo es posible que de unos puñetazos tan rápidos? Apenas he tenido tiempo de reacción-pensó mientras en su mente concebía un contraataque relámpago para ejecutar después de su ataque. Su sorpresa fue mayúscula cuando advirtió que esos dos directos que iba a bloquear eran realmente una finta, y que justo después recibió una acometida en el hombro. A punto estuvo de desencajarle el brazo, si no fuera porque estaba en tensión, si lo hubiera pillado en un momento más relajado sin duda alguna se lo hubiera hecho añicos. Afligido y sonriente, Hiren castigó a su rival con un gran contraataque justo a la mandíbula de su contrario buscando la incapacitación de este por K.O.

-No soy muy bueno en el cuerpo a cuerpo, ¡pero aún me quedan agallas!-gritó mientras buscaba derribarlo de un solo golpe con todas sus fuerzas, a la vez que recibía ese puñetazo en su hombro…

19/11/2013

Sintió un leve crujido en el hombro de su rival, no estaba roto pero estaba seguro que le dolería utilizarlo durante unas cuantas horas. Como respuesta a su ofensiva, el rubio hizo un contragolpe que de acertar en su objetivo le causaría un gran daño del que era posible que no se levantara. Un gancho que buscaba golpear al pelirrojo en la mandíbula, pero que por suerte para él pudo anticipar debido a la lentitud de ejecución del mismo. Depositar tanta fuerza en un ataque con un recorrido tan largo era una mala opción cuando se peleaba contra alguien que basaba sus movimientos en la agilidad, por lo que flexionó sus rodillas hacia atrás de modo que todo su cuerpo cayó como un peso pluma hacia el suelo, golpeando suavemente con su espalda en la arena del sendero. Acto seguido rodó hacia atrás, alejándose de su rival para no ser golpeado por más ataques, pues parecía que era bastante fuerte si había impedido que su hombro se saliera con un ataque tan preciso y directo como el que había realizado.

- ¡Así que eres un revolucionario! He oído hablar de vosotros… ¡Buscáis derrocar el Gobierno Mundial por medio de la fuerza! Traéis la desgracia allá donde vais… – dijo serio como un moai, recordando como su familia había sucumbido al tener que proteger a unos revolucionarios bajo amenaza de muerte. La marina llegó y mató a los revolucionarios, incluyendo a su padre que no tenía nada que ver. Tenía mala experiencia con los revolucionarios. Había llegado el momento de pasar de nuevo a la ofensiva, de tratar de golpear a ese hombre hasta que se marchara de allí pidiendo perdón por molestar a un apacible transeúnte.

Pasó el turno de utilizar los pies, y cogiendo una pequeña carrerilla se lanzó a por su rival. Realizó una sucesión de dos patadas, las dos por el lado izquierdo del rubio, cuyo objetivo no era sino el de distraer a su rival de la misma forma que había hecho con los puñetazos. Eran patadas muy rápidas, pero que ni siquiera rozarían a su objetivo sino que servirían para tomar inercia y, con un gran salto, elevarse hacia el cielo para caer con un fuerte golpe de talón de su pierna derecha acompañado con la fuerza de la gravedad. Tantos años entrenando le había permitido realizar movimientos como aquellos, aunque algunos decían que eran más bonitos que efectivos. En cualquier caso, al rubio le caería una potente patada en su cabeza si no se apartaba de su trayectoria.

14/11/2013

El combate estaba llegando a su final, o eso tenía pensado Hiren. No estaba dispuesto a seguir gastando más tiempo en un contrincante que, contrariamente a lo que pensaba, le había ofrecido una gran resistencia y diversión sin igual desde hace muchísimo tiempo. Ser de familia respetada era aburrido para él por lo que muy pocas veces había tenido diversión en combates. Esa era una de las razones por las que había viajado a la isla, y no se arrepentía para nada.

Su contrincante lanzó varias patadas de las que el rubio intento defenderse adelantando los codos para que en el brutal choque de ambas extremidades intentar que su articulación interfiriera con las espinillas del contrincante e intentar provocarle un dolor del que seguramente no podría recuperarse con facilidad.

“Te he calado amigo, nadie me gana en juego de pies, lo esquivaré fácilmente y acabaré con esto” pensó mientras ejecutaba su plan a la perfección. Mas la sorpresa fue mayúscula cuando vio que el pelirrojo solo utilizaba ese ataque para coger impulso y de esa forma proporcionarle un gran golpe con el talón en su cabeza.

-¡Pararé tu patada con mi cabeza si es necesario para derrotarte!-dijo Hiren mientras apuntaba con la mano izquierda, usando el hueco entre el dedo índice y pulgar para señalar a su objetivo, a duras penas debido al dolor que sentía en los hombros, y entretanto cargaba el puño derecho para soltarlo en la cara de su adversario.

-¡¡JUST ÉPIC!!-gritó mientras lanzaba su último ataque con todas sus fuerzas.

Ambos combatientes recibieron el golpe, Hiren sintió como su cabeza vibraba por el gran golpe recibido en la parte superior de esta. Su adversario recibió de lleno el ataque del rubio espadachín, sintiendo como se le hundía en su cara provocándole un dolor insoportable. Por el gran choque entre ambos se produjo una expansión de polvo y aire que tiró a muchos de los revolucionarios que a la redonda se situaban esperando ver cuál de los dos era el vencedor de aquél extraño duelo. A los pocos segundos la polvareda se disipó dejando ver una situación que ninguno de los allí presentes se esperaba…

Spoiler:

Era de noche cuando Minato y Hiren recuperaron la conciencia. Este último levantó la cabeza mirando alrededor suyo, para ver donde se encontraban;

-Parece que hemos quedado empate eh colega-dijo a su digno contrincante que a su lado yacía tumbado en una cama junto a él.

-Creo que te debo una disculpa, mi nombre es Hiren, soy un revolucionario que ha venido para completar una misión que nos han asignado, creo que no debería darte más detalles, pero puesto que te hemos asaltado de esta forma mereces una explicación. Hemos venido a capturar a un miembro del gobierno de esta ciudad que abusa de su cargo, roba impuestos, ordena asesinatos y todo con el objetivo de lucrarse. El pueblo reclama justicia y hemos sido llamados para ocuparnos de esta situación. Sentimos todo lo que te hemos causado, pero pensamos que podrías ser uno de sus guardaespaldas, que vaya, pudieras serlo perfectamente viendo como peleas- rió Hiren de forma amistosa esperando que su nuevo acompañante no tuviera rencor por la batalla ocurrida hace pocas horas…

19/11/2013

Notó como su talón golpeaba en el cráneo de su rival con gran intensidad, haciendo que su completo ataque fuera recibido y provocando un pensamiento de victoria, "¡Lo conseguí!". Sin embargo, antes de que pudiera cantar victoria o incluso siquiera tocar el suelo sintió como su mandíbula era golpeada desde abajo y su cuerpo recibía una energía que luchaba contra la de la gravedad para elevarlo hacia arriba. Sintió como su mente se apagaba lentamente y lo último que percibió fue el suelo al golpear contra él. - Just Stupid... – dijo justo antes de quedar inconsciente. El resultado de aquel combate se había definido como un doble k.o, resolviéndolo como un empate para ambos combatientes. El pelirrojo había caído haciéndole imposible cumplir su deseo de visitar aquella montaña antes de partir de nuevo a su isla.

Cuando despertó su primer pensamiento fue que había sido atrapado y encerrado en algún tipo de alojamiento por parte de aquellos revolucionarios. Por aquella razón mantuvo la calma, fingiendo estar todavía inconsciente sin abrir siquiera los párpados, hasta que se dio cuenta que no había grilletes o cuerdas sobre sus muñecas ni sobre ninguna parte de su cuerpo, por lo que no estaba apresado. Una luz era visible por su mente incluso con los ojos cerrados, pues esta se filtraba a través de la piel de los mismos. Abrió los ojos muy despacio, tratando de ver a algún guardia que lo vigilara para cuando se despertara, mas al único que encontró fue al revolucionario contra el que había peleado tumbado en una cama cercana a la suya. Inmediatamente levantó la cabeza para observar el resto de la habitación, reconociendo el terreno para obtener una ventaja. Era una habitación bastante oscura, de madera tallada y con una única ventana en el extremo contrario al que estaban las camas por la cual se filtraba la luz de la luna. Un candelabro encendido encima de una mesilla era la única fuente de luz de la sala, y el suelo estaba cubierto por una alfombra de color rojizo.

Trató de encontrar dónde estaban sus Ninjato, las armas que llevaba a su espalda y que no había desenfundado por respeto a aquel combate desarmado, mas no pudo localizarlas antes de escuchar un movimiento a su lado, el del revolucionario despertándose. Tras la mención del empate, Minato abrió los ojos y lo miró sin moverse, pese a que su cuerpo estaba listo para levantarse y asesinarlo aunque fuera con las manos. Le dolía la mandíbula, lugar donde le había impactado aquel gancho que lo había dejado fuera de combate, pero era algo pasajero que podía soportar y que no reduciría su movimiento en ningún sentido. El monólogo que el denominado Hiren le había realizado no le causó sino todavía una peor impresión. Si bien era cierto que sus intenciones parecían nobles, derrocar un sistema de Gobierno era un delito muy grave y no le correspondía a un grupo de bandidos (como había quedado demostrado) realizarlo. - Creo que quedó bastante claro cuando dije que era un mercader escolta... – le dijo cuando terminó de hablar.

Se levantó y caminó hacia la ventana, observando la luna a través de ella. No se iría sin sus Ninjatos, eran un tesoro muy preciado. - No es tu responsabilidad. Si quieres que las cosas se hagan bien, hazlo de forma civilizada. Lo único que has hecho es manchar tu nombre al atacar a alguien que no tenía nada que ver... A propósito, ¿cómo he llegado hasta aquí? ¿Dónde están mis armas? – le preguntó tranquilamente, no quería que se pusiera nervioso y lo volviera a atacar pues había demostrado ser un completo estúpido en cuanto a técnicas de combate.

14/11/2013

Hiren se levantó cansado, un poco mareado. Se dirigió hacia el mueblecito de la habitación y sacó una botella de alcohol, llenandose un vaso con mucho hielo para apurarla de un trago;

-Tus armas están en el armario-dijo señalando a un armario que se situaba enfrente de ellos, -además por las molestias te daremos una bolsa con algunos berries para reparar tu ropa, será más que suficiente, puede que incluso sobre algo-dijo intentando sonar lo más amable posible. Siguió prestando atención al pelirrojo. Por buen muchacho que pareciera no se fiaba de que cogiera sus armas y lo apuñalara por la espalda.

Tras dedicarle estas palabras anduvo hacia la puerta saliendo por esta, y sin que esta llegara a cerrarse le dijo a Minato:

-¿No querías visitar las montañas antes de irte de la isla? Pues bien, te trajimos a uno de nuestros escondites en la sierra, espero que disfrutes de las vistas-dijo Hiren mientras invitaba a su acompañante a salir a tomar el aire, - y tranquilo muchacho, no busques apuñalarme ahora que estamos solos, los demás compañeros están por los alrededores. Han ido a buscarte una montura para que llegues rápidamente hasta el puerto, espero que no tengamos problemas nunca más en esta isla- habló Hiren, con una formalidad seria que hubiese desconcertado a cualquiera…

19/11/2013

Escuchó al que había sido su rival algo molesto, había perdido toda la tarde en aquella cama pudiendo estar haciendo cosas más útiles. Le reventaba estar parado sin hacer nada, ya tenía bastante con tener que dormir para poder descansar como para quedarse inconsciente porque un idiota no se había defendido. - Está bien, no necesito tus Berries. Me habría venido mejor que en vez de eso no me hubieras atacado, ya sabes. – le dijo mientras recogía sus armas del armario a gran velocidad. Se había levantado de la cama de un salto con el propósito de estar cerca de sus queridas Ninjato. - Escúchame, Hiren. Lo que ha pasado esta tarde ya ha pasado. Con suerte no volveremos a vernos nunca más, pero en el caso de volver a vernos te trataré como a alguien normal, con total neutralidad. Puedes tener tus razones para hacer lo que has hecho, pero no seré tan amable la próxima vez. – le dijo antes de despedirse.

Cuando salió por la puerta le dijo unas últimas palabras acerca de que se encontraban en la montaña. Giró la cabeza para comprobarlo y descubrió que era cierto, observando que la zona en la que estaba no era para nada conocida pero podía ver rocas similares a las que había visto hacía unas cuantas horas en la montaña. - Diles que volveré por mi propio pie. – no quería tener nada que ver con aquellos revolucionarios, si los comerciantes de su isla lo veían con ellos pensarían que se le había ido la cabeza. Por ello salió por la ventana y aterrizó en una enorme roca, encadenando esos saltos entre diferentes rocas hasta llegar al camino en el que había sido atacado.

Había sido un día muy extraño. La buena suerte que había tenido a lo largo del día parecía haberse compensado por mala suerte a la tarde, pero esperaba que ya hubiera terminado y que no se viera envuelto en más peleas de niños. Minato observó la montaña cuando la luna llena parecía apoyarse entre las rocas de aquella estructura geológica. Era muy espectacular ver aquellas rocas bañadas por la luz que reflejaba la luna. - Maldito Hiren... de no ser por él me habría perdido esta vista... – murmuró antes de partir de nuevo al puerto.

Minato Kazuo sale del tema.

14/11/2013

Entonces observó como Minato comenzaba a alejarse. Sus palabras de desagradecimiento le habían sentado un poco mal, pero luego recordó que la emboscada que le tendieron en el sendero del camino no había sido como para hacerse amigos para siempre. Sin embargo se alegró de luchar contra él. En Isla Golden no tenía mucha acción últimamente, los delincuentes eran demasiado débiles y por el momento no podían realizar más actos revolucionarios en la capital, debido al aumento de tropas por orden del gobernador;

“Un excelente combatiente” pensó cuando ese joven pelirrojo estaba a punto de desaparecer de su vista.

-Espero que te conviertas en un hombre de bien y no te unas a la escoria de la marina-gritó mientras se alejaba entre la densa vegetación que era el bosque. Hacía demasiado frío, “solamente vinimos aquí por que pudiera ver las vistas, vaya “ murmuró para sus adentros. Con un pequeño escalofrío Hiren se dio media vuelta y volvió a meterse dentro de la cabaña.

-Volver todos de nuevo, mañana nos espera un glorioso día en la capital-dijo levantando la voz para que el resto de revolucionarios que estaban por la zona fueran a descansar. Un duro día les esperaría a todos…

HIREN SALE DEL ROL. ROL FINALIZADO

Isla de Milos [Pasado][Privado]

Isla de Milos [Pasado][Privado] {Vie 22 Nov 2013 - 11:03}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Vie 22 Nov 2013 - 16:54}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Vie 22 Nov 2013 - 19:14}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Vie 22 Nov 2013 - 20:03}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Sáb 23 Nov 2013 - 13:59}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Sáb 23 Nov 2013 - 20:30}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Dom 24 Nov 2013 - 15:16}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Dom 24 Nov 2013 - 18:56}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Dom 24 Nov 2013 - 19:18}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Lun 25 Nov 2013 - 20:23}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Lun 25 Nov 2013 - 21:11}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Mar 26 Nov 2013 - 17:57}

Re: Isla de Milos [Pasado][Privado] {Miér 27 Nov 2013 - 20:31}

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