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Kaín se sorprendió algo cuando Alex cayó sobre sus rodillas, pero al momento se relajó un poco y le preguntó con la bestia.
-¿El aspecto? Si te soy sincero, no conozco nada salvo su rugido, que acabamos de escuchar.- Era obvio que el chico estaba preocupado y, dado que fue el quien lo había arrastrado a aquella situación, se sentía responsable. Se acercó a Alex con calma y clavó sus rojos ojos en los del médico.- Mírame a los ojos, Alex. Te he dicho que no debes temer nada de una simple bestia...-Evidentemente, unas simples palabras de ánimo no servirían de nada, así que Kaín resolvió poner las cartas sobre la mesa y sacó una esfera anaranjada de su bolsillo.-¿Sabes que es esto? Es una Rumble Ball, una medicina especial que permite a usuarios de frutas del tipo Zoan, como yo, cambiar de forma y hacer cosas asombrosas. Lo que quiero decir es que, si hay un monstruo terrorífico y peligroso en este bosque, sin duda alguna ese soy yo.
Tras decir eso se guardó la Rumble Ball y le tendió la mano a Alex para ayudarlo a levantarse.
-Pero hasta los monstruos podemos tener amigos, Empanadilla.
-¿El aspecto? Si te soy sincero, no conozco nada salvo su rugido, que acabamos de escuchar.- Era obvio que el chico estaba preocupado y, dado que fue el quien lo había arrastrado a aquella situación, se sentía responsable. Se acercó a Alex con calma y clavó sus rojos ojos en los del médico.- Mírame a los ojos, Alex. Te he dicho que no debes temer nada de una simple bestia...-Evidentemente, unas simples palabras de ánimo no servirían de nada, así que Kaín resolvió poner las cartas sobre la mesa y sacó una esfera anaranjada de su bolsillo.-¿Sabes que es esto? Es una Rumble Ball, una medicina especial que permite a usuarios de frutas del tipo Zoan, como yo, cambiar de forma y hacer cosas asombrosas. Lo que quiero decir es que, si hay un monstruo terrorífico y peligroso en este bosque, sin duda alguna ese soy yo.
Tras decir eso se guardó la Rumble Ball y le tendió la mano a Alex para ayudarlo a levantarse.
-Pero hasta los monstruos podemos tener amigos, Empanadilla.
AlexEmpanadilla
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Alex observó la extraña píldora. Una Rumble Ball. Creyó recordar que había leído algo sobre aquella sustancia. Obviamente no sabía los detalles, pero sí que era útil saber que contaban con aquella píldora con ellos. Pero el hecho que de verdad le hizo tranquilizarse fue lo que dijo Kaín. Era un usuario, y del tipo Zoan. Ahora Alex tenía curiosidad. Desde que había consumido su Akuma no mi había empezado a buscar información sobre ellas. Por lo que había descubierto, las Zoan permitían al que las consumía transformarse en un animal. Alex pensó en qué tipo de animal se transformaría aquel hombre. Por lo que le había dicho, seguramente sería un animal volador. Sí eso era lo más probable. De todos modos, decidió no preguntarle. Seguramente lo viera pronto. Pero dado que el hombre le había dicho su poder, se sentía en la obligación de mostrarle el suyo, por insignificante que fuera.
- No puedo evitar tener miedo, Kaín. No soy un cazador, no tengo fuerza, no estoy acostumbrado a pelear, como parece que tú sí. Sin embargo, no voy a huir. He dicho que te acompañaría. Y si se da el caso, utilizaré mi propio poder. Al igual que tú, yo soy un usuario. -sonrió levemente mientras revelaba eso-. Tal vez mi poder no sea el más útil del mundo, pero puede servirme para ganar algo de tiempo a veces. Admito que no estoy acostumbrado a pelear, pero si no hay más remedio, puedo defenderme. -esto último lo dijo con un tono algo más comedido, ya que no sabía como era la criatura.
Observó el lago frente a ellos. Tenían que cruzarlo o rodearlo. No parecía ser muy grande, pero el dar un rodeo les llevaría tal vez un par de horas. Por otro lado, tal vez fuera buena idea el dar el rodeo, ya que el día avanzaría y podrían pelear con la mejor visión.
- Bien, ¿qué propones? ¿Tratamos de cruzar el lago o mejor lo rodeamos? -preguntó al cazador alzando una ceja.
- No puedo evitar tener miedo, Kaín. No soy un cazador, no tengo fuerza, no estoy acostumbrado a pelear, como parece que tú sí. Sin embargo, no voy a huir. He dicho que te acompañaría. Y si se da el caso, utilizaré mi propio poder. Al igual que tú, yo soy un usuario. -sonrió levemente mientras revelaba eso-. Tal vez mi poder no sea el más útil del mundo, pero puede servirme para ganar algo de tiempo a veces. Admito que no estoy acostumbrado a pelear, pero si no hay más remedio, puedo defenderme. -esto último lo dijo con un tono algo más comedido, ya que no sabía como era la criatura.
Observó el lago frente a ellos. Tenían que cruzarlo o rodearlo. No parecía ser muy grande, pero el dar un rodeo les llevaría tal vez un par de horas. Por otro lado, tal vez fuera buena idea el dar el rodeo, ya que el día avanzaría y podrían pelear con la mejor visión.
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Kaín arqueó una ceja. Así que aquel joven médico errante era un usuario. Aquello despertó la curiosidad del cazador.
-Pues me quitas un peso de encima, la verdad. Confío plenamente en mis habilidades, pero saber que no depende todo exclusivamente de mi resulta relajante, Alex.
Se acercó y bebió un poco de agua del lago. Era agua dulce de un manantial cercano, por lo que era potable. Entonces cerró los ojos y se concentró en utilizar su haki observación, centrando su atención al otro lado del lago. Pudo sentir innumerables presencias de diferentes animales inofensivos, pero no sintió ninguna presencia hostil.
-Bueno, la verdad es que no tengo ni idea de por donde ir, ya que los dos caminos son, más o menos, lo mismo. Así que propongo que bordeemos el lago por el lado oeste. No tengo ninguna razón en particular, es solo que la izquierda siempre resulta ser más siniestra, peligrosa y, en definitiva, entretenida.
-Pues me quitas un peso de encima, la verdad. Confío plenamente en mis habilidades, pero saber que no depende todo exclusivamente de mi resulta relajante, Alex.
Se acercó y bebió un poco de agua del lago. Era agua dulce de un manantial cercano, por lo que era potable. Entonces cerró los ojos y se concentró en utilizar su haki observación, centrando su atención al otro lado del lago. Pudo sentir innumerables presencias de diferentes animales inofensivos, pero no sintió ninguna presencia hostil.
-Bueno, la verdad es que no tengo ni idea de por donde ir, ya que los dos caminos son, más o menos, lo mismo. Así que propongo que bordeemos el lago por el lado oeste. No tengo ninguna razón en particular, es solo que la izquierda siempre resulta ser más siniestra, peligrosa y, en definitiva, entretenida.
AlexEmpanadilla
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Alex carraspeó un poco ante aquella respuesta. No era un amante del peligro precisamente. Sin embargo, se sentía seguro al lado de aquel hombre. Y ciertamente, ninguno de los dos lados del lago parecía especialmente tentador o peligroso. Empezó a caminar por el borde izquierdo del lago, dejándolo a su derecha. Mientras tanto, buscaba las plantas a su alrededor. Entre la hojarasca crecían setas y plantas variadas, de todos los colores y formas. Pero no aparecían aquellas florecillas. Seguramente tendrían que internarse más en la guarida de la criatura para encontrarlas. Se encogió de hombros. Caminaba en silencio, atento a los ruidos y a las plantas de los alrededores. Hacía un rato que no escuchaba los rugidos de la criatura. Y la verdad, no sabía si preocuparse por ello. De todos modos, confiaba en que una vez llegaran a su guarida podrían acabar con ella. Mas bien confiaba en que Kaín pudiera acabar con ella.
El borde del lago estaba lleno de rocas planas y cantos rodados. Al caminar hacían un ruido como si fueran pequeños chasquidos al entrechocar las piedras pulidas entre si. El sol empezaba a estar alto en el cielo, y se reflejaba sobre la superficie del lago, era un espectáculo para la vista.
Según iban bordeando el lago, los árboles estaban más apretados entre sí, la zona tenía una vegetación mucho más densa, y la luz del sol no lograba atravesar las copas de los árboles. Era bastante siniestro, la verdad.
- Debemos estar bastante cerca ya... -murmuró mientras seguía buscando plantas en los bordes del lago.
El borde del lago estaba lleno de rocas planas y cantos rodados. Al caminar hacían un ruido como si fueran pequeños chasquidos al entrechocar las piedras pulidas entre si. El sol empezaba a estar alto en el cielo, y se reflejaba sobre la superficie del lago, era un espectáculo para la vista.
Según iban bordeando el lago, los árboles estaban más apretados entre sí, la zona tenía una vegetación mucho más densa, y la luz del sol no lograba atravesar las copas de los árboles. Era bastante siniestro, la verdad.
- Debemos estar bastante cerca ya... -murmuró mientras seguía buscando plantas en los bordes del lago.
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Kaín avanzaba unos metros por delante de Alex, que parecía ponerse nervioso según se acercaban al sorprendente silencio que rodeaba la guarida de la bestia. Aquel silencio solo podía significar una cosa... la bestia los había detectado.
El cazador aguzó sus sentidos y trató de sentir algo con su haki, con bastante éxito.
-Tengo noticias, Alex. La bestia sabe que estamos aquí, puedo sentir su hostilidad hacia nosotros... Pero no tengo ni idea de su posición actual, por lo que ten los ojos y los oídos bien abiertos y... ¡Mira!- Gritó de pronto, interrumpiendo la frase y señalando con un dedo al borde del lago, a unos trescientos metros de su posición.- En ese matorral hay algunas de las plantas de las que te hablé.
El cazador echó a correr hacia el matorral y, en cuanto lo alcanzó, se agachó a su lado y las examinó con cuidado.- Definitivamente son estas, ahora solo me queda la parte divertida del trabajo...
Una ligera vibración en el suelo advirtió a Kaín de que la bestia andaba cerca. Aquella vibración tan peculiar le resultó extrañamente familiar, pero no fue consciente de lo que sucedía hasta que escuchó el lejano rugido de la bestia. Nunca podría olvidar aquel extraño rugido, extremadamente grave pero con un ligero pitido de fondo. Kaín sabía perfectamente lo que se les venía encima, por lo que esbozó una gran sonrisa. Aquello sería divertido. Pero más divertido sería ver como reaccionaba Alex. Aquella era su oportunidad para descubrir los poderes del médico.
El cazador avanzó hasta estar a unos ocho metros del seto, casi diez del lago, y allí se puso en guardia, preparado para saltar en cuanto la bestia hiciera acto de presencia mientras el temblor del suelo aumentaba hasta alcanzar la intensidad de un seísmo leve.
El cazador aguzó sus sentidos y trató de sentir algo con su haki, con bastante éxito.
-Tengo noticias, Alex. La bestia sabe que estamos aquí, puedo sentir su hostilidad hacia nosotros... Pero no tengo ni idea de su posición actual, por lo que ten los ojos y los oídos bien abiertos y... ¡Mira!- Gritó de pronto, interrumpiendo la frase y señalando con un dedo al borde del lago, a unos trescientos metros de su posición.- En ese matorral hay algunas de las plantas de las que te hablé.
El cazador echó a correr hacia el matorral y, en cuanto lo alcanzó, se agachó a su lado y las examinó con cuidado.- Definitivamente son estas, ahora solo me queda la parte divertida del trabajo...
Una ligera vibración en el suelo advirtió a Kaín de que la bestia andaba cerca. Aquella vibración tan peculiar le resultó extrañamente familiar, pero no fue consciente de lo que sucedía hasta que escuchó el lejano rugido de la bestia. Nunca podría olvidar aquel extraño rugido, extremadamente grave pero con un ligero pitido de fondo. Kaín sabía perfectamente lo que se les venía encima, por lo que esbozó una gran sonrisa. Aquello sería divertido. Pero más divertido sería ver como reaccionaba Alex. Aquella era su oportunidad para descubrir los poderes del médico.
El cazador avanzó hasta estar a unos ocho metros del seto, casi diez del lago, y allí se puso en guardia, preparado para saltar en cuanto la bestia hiciera acto de presencia mientras el temblor del suelo aumentaba hasta alcanzar la intensidad de un seísmo leve.
AlexEmpanadilla
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Alex observó como el peliblanco se acercaba a un grupo de plantas. Sin duda, aquellas plantas eran pequeñas y discretas, le habría costado detectarlas aun cuando estuvieran al lado. Se sorprendió al ver como el cazador había detectado las plantas a aquella distancia.
En ese momento, empezó a escuchar un sonido que enseguida asoció a la bestia. Kaín se colocó a cierta distancia del seto, y se puso en posición de guardia. El suelo empezó a temblar. Aquello no pintaba bien para el médico. Se acercó al seto y guardó las plantas en su bolsa. Su tarea allí había terminado. Pero aquel temblor no auguraba nada bueno. Esperaba ver qué iba a hacer Kaín para pelear contra la criatura. Tenso como estaba, empezó a generar una nube de gas en sus pies. La nube se extendía como una niebla baja, cubriendo el suelo y despidiendo un penetrante olor. Con un poco de suerte, el cloro ocultaría su olor y le serviría para ocultarse de la criatura. Aunque seguramente ya había sido detectado hacía un rato. Siempre podría confiar en su cañón clórico para atacar a la criatura en caso de emergencia. "Esto no puede ser bueno. Este seísmo... ¡ese bicho debe ser enorme!".
En ese momento, empezó a escuchar un sonido que enseguida asoció a la bestia. Kaín se colocó a cierta distancia del seto, y se puso en posición de guardia. El suelo empezó a temblar. Aquello no pintaba bien para el médico. Se acercó al seto y guardó las plantas en su bolsa. Su tarea allí había terminado. Pero aquel temblor no auguraba nada bueno. Esperaba ver qué iba a hacer Kaín para pelear contra la criatura. Tenso como estaba, empezó a generar una nube de gas en sus pies. La nube se extendía como una niebla baja, cubriendo el suelo y despidiendo un penetrante olor. Con un poco de suerte, el cloro ocultaría su olor y le serviría para ocultarse de la criatura. Aunque seguramente ya había sido detectado hacía un rato. Siempre podría confiar en su cañón clórico para atacar a la criatura en caso de emergencia. "Esto no puede ser bueno. Este seísmo... ¡ese bicho debe ser enorme!".
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Kaín no pudo evitar distraerse momentaneamente, sintiendo curiosidad por la nube de gas que se había formado bajo sus pies. Si no fuera por sus conocimientos de farmacéutico, no habría podido reconocer el olor. Era cloro. Una fruta del diablo de cloro. Kaí sonrió. Alex el médico cuervo escondía más secretos de los que parecía.
El temblor se hizo más intenso, pero Kaín sabía como evolucionarían los acontecimientos, pues ya había luchado antes con aquellas criaturas, y en profundidad. Sonriendo, esperó unos segundos y el temblor cesó. Entonces abrió los brazos y se giró hacia Alex con una gran sonrisa en su cara.
-Alex, prepárate, porque estás a punto de contemplar una de las mayores monstruosidades jamás creadas por la naturaleza.- En ese momento el suelo tras Kaín explotó y una enorme nube de tierra y polvo cubrió toda la zona mientras el extraño y aterrador rugido sonaba más fuerte que nunca. La bestia había emergido. Cuando la nube de polvo se disipó, Alex pudo divisar perfectamente a la criatura que se encontraba a la espalda del cazador. Medía casi doce metros de alto y tenía la forma de una hormiga. Poderosas mandíbulas afiladas y duras como el metal, seis patas sosteniendo su abdomen y otras dos a modo de brazos, pues la criatura se encontraba erguida. Antenas y un exoesqueleto negro como el azabache... y una melena de pelo rojizo alrededor del cuello y en la punta de una cola también recubierta de aquel exoesqueleto.
El cazador sonrió y alzó aún más los brazos, intentando captar la atención de Alex.
-Te presento al Antoleón.- Dijo con voz solemne y, tras hacerlo, se giró y armó el puño derecho mientras el guantelete de este cambiaba de forma y adoptaba el aspecto de una cabeza de león con la boca abierta. -Ahora retrocede, estos bichos tienen la concha más dura que he visto jamás.- El cazador hincó una rodilla en el suelo y apoyó su otro puño en el suelo. Su cuerpo comenzó a despedir un humo rojizo y un pequeño tornado envolvió su pierna izquierda, más adelantada que la otra. Así mismo, su puño derecho, que estaba armado y listo, comenzó a palpitar.- Points One, Two, Three...- El cazador salió disparado hacia su enemigo utilizando su Burst y aprovechando el aumento de velocidad de su Point One y, a medio camino, todo su cuerpo pareció encoger un poco, mientras que su brazo derecho aumentaba varias veces de tamaño hasta alcanzar un diámetro de un metro. En el interior de la boca del león brillaba una luz azulada. El cazador descargó aquel poderoso golpe de puño derecho con su haki a máxima potencia, golpeando en el abdomen de la terrorífica criatura. -¡Armed Flurry Hurricane Hades Fist!- El tornado atravesó todo su cuerpo hasta girar con gran violencia alrededor de su puño y salir disparado contra la criatura en el momento del impacto, transportando en su interior el fuego azul de los guanteletes.
El cazador pudo sentir perfectamente como el caparazón de la criatura se resquebrajaba en cuanto su enorme puño impactó contra el, por lo que el viento huracanado que transportaba el fuego se había colado, al menos en parte, al interior de la bestia, causándole dolorosas quemaduras internas. Kaín había combatido bastante a aquellas criaturas como para saber que aquello no bastaba, ni de lejos, para acabar con su vida pero, al igual que en su estancia en la isla de los cactus, el antoleón rugió, dolido, y se dispuso a huir por el agujero, herido, a recuperarse en su cubil antes de volver al ataque.
El temblor se hizo más intenso, pero Kaín sabía como evolucionarían los acontecimientos, pues ya había luchado antes con aquellas criaturas, y en profundidad. Sonriendo, esperó unos segundos y el temblor cesó. Entonces abrió los brazos y se giró hacia Alex con una gran sonrisa en su cara.
-Alex, prepárate, porque estás a punto de contemplar una de las mayores monstruosidades jamás creadas por la naturaleza.- En ese momento el suelo tras Kaín explotó y una enorme nube de tierra y polvo cubrió toda la zona mientras el extraño y aterrador rugido sonaba más fuerte que nunca. La bestia había emergido. Cuando la nube de polvo se disipó, Alex pudo divisar perfectamente a la criatura que se encontraba a la espalda del cazador. Medía casi doce metros de alto y tenía la forma de una hormiga. Poderosas mandíbulas afiladas y duras como el metal, seis patas sosteniendo su abdomen y otras dos a modo de brazos, pues la criatura se encontraba erguida. Antenas y un exoesqueleto negro como el azabache... y una melena de pelo rojizo alrededor del cuello y en la punta de una cola también recubierta de aquel exoesqueleto.
El cazador sonrió y alzó aún más los brazos, intentando captar la atención de Alex.
-Te presento al Antoleón.- Dijo con voz solemne y, tras hacerlo, se giró y armó el puño derecho mientras el guantelete de este cambiaba de forma y adoptaba el aspecto de una cabeza de león con la boca abierta. -Ahora retrocede, estos bichos tienen la concha más dura que he visto jamás.- El cazador hincó una rodilla en el suelo y apoyó su otro puño en el suelo. Su cuerpo comenzó a despedir un humo rojizo y un pequeño tornado envolvió su pierna izquierda, más adelantada que la otra. Así mismo, su puño derecho, que estaba armado y listo, comenzó a palpitar.- Points One, Two, Three...- El cazador salió disparado hacia su enemigo utilizando su Burst y aprovechando el aumento de velocidad de su Point One y, a medio camino, todo su cuerpo pareció encoger un poco, mientras que su brazo derecho aumentaba varias veces de tamaño hasta alcanzar un diámetro de un metro. En el interior de la boca del león brillaba una luz azulada. El cazador descargó aquel poderoso golpe de puño derecho con su haki a máxima potencia, golpeando en el abdomen de la terrorífica criatura. -¡Armed Flurry Hurricane Hades Fist!- El tornado atravesó todo su cuerpo hasta girar con gran violencia alrededor de su puño y salir disparado contra la criatura en el momento del impacto, transportando en su interior el fuego azul de los guanteletes.
El cazador pudo sentir perfectamente como el caparazón de la criatura se resquebrajaba en cuanto su enorme puño impactó contra el, por lo que el viento huracanado que transportaba el fuego se había colado, al menos en parte, al interior de la bestia, causándole dolorosas quemaduras internas. Kaín había combatido bastante a aquellas criaturas como para saber que aquello no bastaba, ni de lejos, para acabar con su vida pero, al igual que en su estancia en la isla de los cactus, el antoleón rugió, dolido, y se dispuso a huir por el agujero, herido, a recuperarse en su cubil antes de volver al ataque.
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Alex observó el devenir de los sucesos atónito. En un abrir y cerrar de ojos, la criatura había salido de la tierra, y en apenas un instante, se retiraba de nuevo a su guarida subterránea huyendo del peliblanco. El médico no sabía que pensar. Sin duda Kaín era un hombre poderoso, y no le había costado nada hacer frente a la criatura. Sin embargo, esto lejos de tranquilizar a Alex, lo hizo ponerse más nervioso. "¿Qué clase de monstruo es este hombre? Apenas le ha dado un puñetazo y esa monstruosidad ha huido.".
Intentando ocultar sus impresiones, se agachó y continuó recolectando las hierbas del arbusto, guardando una buena porción en su faltriquera. Observó a Kaín frente a él. No parecía en absoluto cansado. Verdaderamente tenía una monstruosidad de potencia. Alex estaba enormemente intimidado por ello. Se sacudió la cabeza y observó el lago. El lugar volvía a estar calmado. Tras unos instantes, logró decir:
- Bueno, parece que hemos acabado aqui... tu has acabado con tu presa y yo he conseguido mis hierbas... No creo que sea necesario quedarnos más tiempo aquí. -obviamente, pese (o tal vez debido a) lo que acababa de ver, la idea de permanecer en el territorio de aquella criatura no le agradaba lo más mínimo.
Intentando ocultar sus impresiones, se agachó y continuó recolectando las hierbas del arbusto, guardando una buena porción en su faltriquera. Observó a Kaín frente a él. No parecía en absoluto cansado. Verdaderamente tenía una monstruosidad de potencia. Alex estaba enormemente intimidado por ello. Se sacudió la cabeza y observó el lago. El lugar volvía a estar calmado. Tras unos instantes, logró decir:
- Bueno, parece que hemos acabado aqui... tu has acabado con tu presa y yo he conseguido mis hierbas... No creo que sea necesario quedarnos más tiempo aquí. -obviamente, pese (o tal vez debido a) lo que acababa de ver, la idea de permanecer en el territorio de aquella criatura no le agradaba lo más mínimo.
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Kaín pudo ver perfectamente la impresión en los ojos de Alex. Al parecer se había sorprendido del poder del peliblanco. Kaín había lanzado su golpe más poderoso con la intención de que el monstruo huyera, pues en un combate directo las cosas no serían tan fáciles. Por suerte, le había funcionado, pero eso era algo que Alex no tenía por que saber.
Recogió el mismo unas cuantas de aquellas extrañas plantas y se las guardó en una de sus bolsas mientras miraba al médico cuervo.
-Bueno, creo que ya hemos terminado nuestro trabajo. ¿Volvemos?
(OFF: Lo acabamos cuando quieras, que ya llevamos lo nuestro xd)
Recogió el mismo unas cuantas de aquellas extrañas plantas y se las guardó en una de sus bolsas mientras miraba al médico cuervo.
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- Por supuesto... volvamos. -respondió en un medio titubeo el médico. No quería estar más tiempo allí, con aquel monstruo rondando. El camino de vuelta era bastante largo, y tal vez si se apuraban llegaran para la hora de comer... y Alex quería invitar a tomar una bebida a Kaín. Algo así como un pago por haberle ayudado en la búsqueda de aquella planta. Comenzó a caminar por el sendero, en dirección a la ciudad. Ahora mismo necesitaba relajarse un poco y tratar de olvidar aquel bicho monstruoso.
(OFF: Si quieres lo dejamos aquí mismo)
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