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El cielo estaba calmado ese día. Las nueves blancas y escasas por aquel atardecer que daba señal de que pronto empezaría la noche. Por el pueblo de la zona se podía ver un grupo de marines caminando por una de las calles, serian unos cinco. A saber que se tramaban. Sobre uno de los rejados se pudo ver a una chica. Es una chica que llega a medir los 1,76. Es de complexión delgada y de buen pecho, ni muy grande ni muy pequeño y bien firme. Su piel es pálida y sus ojos de un color morado claro casi llegando a un tono rosado. Su pelo es largo llegando hasta la parte baja de su espalda. Es de un color morado oscuro bastante apagado, por la frente le caen varios mechones de su flequillo. Su ojo izquierdo suele llevarlo tapado por un parche. Este parche es de un tono negro y tiene los filos de un verde militar oscuro. Bajo él, esta su ojo que es de cristal pero parece uno normal a simple vista y es del mismo color y tono que el otro ojo. Viste una camiseta negra de tirantes que hace resaltar su pecho. Por encima de esta suele llevar un chaleco verde oscuro que acaba en su cintura. Dicho chaleco suele ir cerrado en los días de frio y abierto en los de calor. Su cremallera es de color grisácea y tiene varios bolsillos en los lados. Dos en el derecho y dos en el izquierdo de una profundidad de seis centímetros. Su cinturón marrón en su cintura tiene en el centro una hebilla negra y dicho cinturón es donde residen sus tres fundas de Katanas. Cada vaina esta a un lado de la cintura amarrada al cinturón. La del lado derecho es una vaina negra. Deja a la vista el mango del arma que es blanco. La vaina del lado izquierdo blanca y el mango negro. La tercera vaina de color gris y mango gris también está situada detrás en forme horizontal atada al cinturón. Sus pantalones de un color verde militar oscuro llegan hasta los tobillos. También tienen un bolsillo a cada lado pero en este caso de ocho centímetros de profundidad. En la parte de atrás por la zona de los muslos tiene otro dos bolsillos, pero tan cortos que no les da uno alguno. Finalmente sus botas marrones oscuras de tacón las cuales tienen unos cordones del mismo tono que las propias botas.
Observaba al grupo de marines. Ella estaba echada sobre el tejado con una expresión seria. Su misión era obtener información sobre ellos pues al parecer se habían reunido a hablar sobre algo que podía ser interesante. No sabía de qué, pero se fiaba del chivatazo que le había dado un mendigo a cambio de un poco de dinero. Esperaba ansiosa el momento de actuar a cuando los vio entrar en una taberna. Ella hizo una mueca de desagrado y saltó elegantemente al suelo cayendo con una mano por delante colocándola en el suelo al caer. Tras eso se levanto y entró también a la taberna donde los vio sentarse en una mesa. Ella se colocó en otra de las mesas más alejadas. Era un sitio de dos pero ella se sentó sola y empezó a observarles disimuladamente mientras cogía una carta de la mesa para disimular. Entre ellos parecía haber uno bastante musculoso y alto. Lo que le impresionaba un poco y le pondría las cosas difíciles si la pillaban. Los demás parecían de complexión normal. El camarero se acercó a ella para preguntarle a lo que se quedó en blanco mirándolo sin saber bien que pedir pues no tenía dinero. Al menos ahí pues se lo había dado al mendigo para saber que planeaban los marines en esa isla. Tras unos segundos suspiro sin saber bien que decir y de repente dijo
- Pues creo que voy a esperar a que venga mi novio claro está. Después pediré señor
Dijo muy tranquila y con tono serio. A lo que el hombre asintió y se fue a atender a los marines. Ella suspiro aliviada tras haberse librado del caso de que pedir mientras estaba allí. Vaya mente tenía el camarero, se había tragado el cuento del novio así de fácil. Pero lo importante ahora era saber lo que tramaban los marines.
Observaba al grupo de marines. Ella estaba echada sobre el tejado con una expresión seria. Su misión era obtener información sobre ellos pues al parecer se habían reunido a hablar sobre algo que podía ser interesante. No sabía de qué, pero se fiaba del chivatazo que le había dado un mendigo a cambio de un poco de dinero. Esperaba ansiosa el momento de actuar a cuando los vio entrar en una taberna. Ella hizo una mueca de desagrado y saltó elegantemente al suelo cayendo con una mano por delante colocándola en el suelo al caer. Tras eso se levanto y entró también a la taberna donde los vio sentarse en una mesa. Ella se colocó en otra de las mesas más alejadas. Era un sitio de dos pero ella se sentó sola y empezó a observarles disimuladamente mientras cogía una carta de la mesa para disimular. Entre ellos parecía haber uno bastante musculoso y alto. Lo que le impresionaba un poco y le pondría las cosas difíciles si la pillaban. Los demás parecían de complexión normal. El camarero se acercó a ella para preguntarle a lo que se quedó en blanco mirándolo sin saber bien que pedir pues no tenía dinero. Al menos ahí pues se lo había dado al mendigo para saber que planeaban los marines en esa isla. Tras unos segundos suspiro sin saber bien que decir y de repente dijo
- Pues creo que voy a esperar a que venga mi novio claro está. Después pediré señor
Dijo muy tranquila y con tono serio. A lo que el hombre asintió y se fue a atender a los marines. Ella suspiro aliviada tras haberse librado del caso de que pedir mientras estaba allí. Vaya mente tenía el camarero, se había tragado el cuento del novio así de fácil. Pero lo importante ahora era saber lo que tramaban los marines.
llegué a baterilla con el fin de asistir a una reunión de algunos miembros destacados de la armada revolucionaria, se tratarían variados temas de interés global, y realmente sentía mucha curiosidad y ansias de conocer los resultados de dicha tertulia, por desgracia me había adelantado a la fecha pues acabé mis misiones antes de tiempo, y no tenía nada mejor que hacer, así que me dediqué a deambular por los cuarteles en busca de algo interesante para pasar el rato, y fue cuando tras un mostrador distinguí un rostro familiar, era mi viejo amigo Rugal, un verdadero veterano de la armada, una leyenda retirada. Luego de saludarlo me enteré que ahora se dedicaba a asignar misiones para los reclutas de esta sede de la revolución, una vez que intercambiamos las buenas nuevas Rugal comenzó a capturar mi atención con sus incomparables anécdotas den el campo de batalla, su vida era realmente un ejemplo a seguir y disfrutaba mucho con esas historias. Ni siquiera me di cuenta cuando ya estaba sentado bajo el mostrador sosteniendo mi estomago de la risa por las cientos de chorradas que me contaba el ya retirado soldado de la revolución. El tiempo se me pasó muy rápido entre las experiencias que me transmitía aquél respetable sujeto, y pronto fue momento de que él hiciera su trabajo de entregar misiones a los soldados, y como no tenía nada más que hacer, solo tomé una lata de comida y la abrí para merendar ahí mismo, bajo el mesón de las encomiendas.
Mientras disfrutaba de mi comida, al no tener más distracciones comencé a oír las tareas que mi camarada estaba entregado al publico, en general era cosas comunes... patrullaje, investigaciones, escoltas, en fin, nada que no hubiera realizado en mis años de novato. Comenzaba a hundirme en el aburrimiento por la monotonía del momento cuando Rugal se agachó frente a mi y me preguntó...
¿hey Leo, podrías hacerme un favor?
me tomó por sorpresa, pero el tipo era mi amigo y no dudé en responder.
Claro Rug, lo que quieras!
dijé levantando mi dedo pulgar y sonriendo. el también sonrió y volvió a su labor sin decirme nada, confundido traté de ver con quien hablaba para tratar de comprender lo que pasaba... Se trataba de una mujer bastante atractiva con un parche en el ojo y muy bien dotada, por lo que oí su misión no era complicada, una clásica interrupción de información en un bar de la zona, simple rutina... pero cuando la chica dejó el salón dispuesta a realizar la tarea que se le asignó, mi viejo amigo se me acercó nuevamente, esta vez para pedirme que siguiera la chica, de preferencia sin que esta lo notara por el momento, habían sospechas de que este tema era algo mucho más complejo de lo que parecía, y si las cosas se tornaban difíciles, alguien debía respaldar a la muchacha.
acepté con gusto y me monté una capa para pasar desapercibido, luego me acerqué a la puerta y antes de salir Rugal me advirtió...
Ten cuidado chico, no te confíes, realmente no se casi nada de esos sujetos
algo preocupado me dispuse a seguir a la chica sin que se percatara de mi presencia, con mi basta experiencia en espionaje sería fácil escoltarla sin que notara mi cercanía.
vi como entraba al bar, muy segura aun que un poco descuidada, el camarero le tomó la orden y por un instante creí que metería la pata, pero salió del problema con gran habilidad, sin mencionar que me dio una entrada perfecta, un bello comodín que podría usar a nuestro favor más adelante. por el momento solo me mezclé entre los ebrios y dejé que la chica cumpliera su deber, pues realmente me parecía un elemento prometedor... y nunca dejo de lado la posibilidad de adquirir nuevos talentos bajo mi tutela. Pero por el momento solo cumpliría el papel de espectador encubierto...
Mientras disfrutaba de mi comida, al no tener más distracciones comencé a oír las tareas que mi camarada estaba entregado al publico, en general era cosas comunes... patrullaje, investigaciones, escoltas, en fin, nada que no hubiera realizado en mis años de novato. Comenzaba a hundirme en el aburrimiento por la monotonía del momento cuando Rugal se agachó frente a mi y me preguntó...
¿hey Leo, podrías hacerme un favor?
me tomó por sorpresa, pero el tipo era mi amigo y no dudé en responder.
Claro Rug, lo que quieras!
dijé levantando mi dedo pulgar y sonriendo. el también sonrió y volvió a su labor sin decirme nada, confundido traté de ver con quien hablaba para tratar de comprender lo que pasaba... Se trataba de una mujer bastante atractiva con un parche en el ojo y muy bien dotada, por lo que oí su misión no era complicada, una clásica interrupción de información en un bar de la zona, simple rutina... pero cuando la chica dejó el salón dispuesta a realizar la tarea que se le asignó, mi viejo amigo se me acercó nuevamente, esta vez para pedirme que siguiera la chica, de preferencia sin que esta lo notara por el momento, habían sospechas de que este tema era algo mucho más complejo de lo que parecía, y si las cosas se tornaban difíciles, alguien debía respaldar a la muchacha.
acepté con gusto y me monté una capa para pasar desapercibido, luego me acerqué a la puerta y antes de salir Rugal me advirtió...
Ten cuidado chico, no te confíes, realmente no se casi nada de esos sujetos
algo preocupado me dispuse a seguir a la chica sin que se percatara de mi presencia, con mi basta experiencia en espionaje sería fácil escoltarla sin que notara mi cercanía.
vi como entraba al bar, muy segura aun que un poco descuidada, el camarero le tomó la orden y por un instante creí que metería la pata, pero salió del problema con gran habilidad, sin mencionar que me dio una entrada perfecta, un bello comodín que podría usar a nuestro favor más adelante. por el momento solo me mezclé entre los ebrios y dejé que la chica cumpliera su deber, pues realmente me parecía un elemento prometedor... y nunca dejo de lado la posibilidad de adquirir nuevos talentos bajo mi tutela. Pero por el momento solo cumpliría el papel de espectador encubierto...
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Ya no podía soportar más esto. Otra vez más, y ni de lejos la última, amanecía tirado en una playa, cubierto de sangre, sin saber por qué o recordar dónde estaba realmente. -Maldito Red... Algún día se las devolveré todas juntas... -Me decía a mi mismo, tratando de buscar consuelo o amparo en mis palabras a aquel suplicio. Me levanté, dolorido y exhausto, y sobretodo, hambriento. Pude ver a lo lejos una pequeña taberna o bar. No estaba muy lejos, y lo mejor, este pueblo parecía ser bastante apacible, sin guerras y sin estar inmiscuido en el caos del mar de ahí fuera, de modo que creía que podría llegar a pasar desapercibido por aquí, obviamente, antes debería limpiar la sangre que cubría mi cuerpo, así que me metí en el mar hasta poco menos de las rodillas. -Mierda... Incluso aquí estoy ya débil... Maldita maldición de las akuma no mi, uff...- Una vez me terminé de limpiar me sequé bien y me encaminé a aquella taberna. Yo no llevaba dinero, o eso pensaba yo... Cuando iba de camino comprobé mi fardo, quería ver si conservaba todas mis pertenencias, y pude ver un montón de fajos de billetes. Imaginé que había sido cosa de Red, que los robó, pese a que ese no era su estilo, aunque bueno, realmente era muy poco lo que sabía de Red, incluso a estas alturas... Daba igual, no le di mayor importancia. Usaría una pequeña parte para pagar la comida que iba a tener ahora y devolvería el resto a las autoridades competentes, yo en el fondo era muy buena persona, todo lo malo estaba, tal vez, en Red...
Llegué entre duda y duda a las puertas de aquella taberna, y entré dentro de esta, medio cabizbajo, como pensativo. En un alarde de estupidez me tropecé mientras caminaba hacia la barra, yendo a caer sobre una mesa de marines que se encontraban en aquel bar. Por suerte yo era un completo desconocido, no corría ningún peligro real, aunque a uno de ellos le sentó muy mal y me cogió del brazo y me lanzó al suelo con fuerza. No iba a responder a ese ataque, no tenía ni ganas ni fuerzas para pelear, de modo que me disculpé y fui a la barra a pedir algo de comer. -Lo... Lo siento mucho, estaba pensando en mis cosas, de verdad, lo siento... -Decía mientras iba caminando hacia atrás y trataba de quitarle hierro al asunto. No vi, por tanto, al camarero que venía a traer bebidas a la mesa de los marines, y acabé chocando con él y cayendo, y haciéndole caer a él también, junto a su bandeja, tirándoles así todas las bebidas encima a estos. Ahora sí estaba muerto, de modo que comencé a huir a gatas del lugar antes de que me vieran, por debajo de todas las mesas, hasta que llegué a la mesa de una chica y me agarré fuertemente a sus piernas, mientras le decía: -Ocúltame, por favor... Si me ven, me matan... - En verdad no parecían demasiado fuertes, incluso podría haberles plantado cara, pero el hambre, y sobretodo que quería abrazarme a las piernas de la joven, me habían llevado a hacer esto. Quedé mirando a la joven poniendo cara triste y esperando su respuesta.
Llegué entre duda y duda a las puertas de aquella taberna, y entré dentro de esta, medio cabizbajo, como pensativo. En un alarde de estupidez me tropecé mientras caminaba hacia la barra, yendo a caer sobre una mesa de marines que se encontraban en aquel bar. Por suerte yo era un completo desconocido, no corría ningún peligro real, aunque a uno de ellos le sentó muy mal y me cogió del brazo y me lanzó al suelo con fuerza. No iba a responder a ese ataque, no tenía ni ganas ni fuerzas para pelear, de modo que me disculpé y fui a la barra a pedir algo de comer. -Lo... Lo siento mucho, estaba pensando en mis cosas, de verdad, lo siento... -Decía mientras iba caminando hacia atrás y trataba de quitarle hierro al asunto. No vi, por tanto, al camarero que venía a traer bebidas a la mesa de los marines, y acabé chocando con él y cayendo, y haciéndole caer a él también, junto a su bandeja, tirándoles así todas las bebidas encima a estos. Ahora sí estaba muerto, de modo que comencé a huir a gatas del lugar antes de que me vieran, por debajo de todas las mesas, hasta que llegué a la mesa de una chica y me agarré fuertemente a sus piernas, mientras le decía: -Ocúltame, por favor... Si me ven, me matan... - En verdad no parecían demasiado fuertes, incluso podría haberles plantado cara, pero el hambre, y sobretodo que quería abrazarme a las piernas de la joven, me habían llevado a hacer esto. Quedé mirando a la joven poniendo cara triste y esperando su respuesta.
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La chica allí sentada observaba a los marines de forma seria. Su mirada ahora se centraba en uno de ellos que parecía estar a punto de decir algo importante. La razón por la que dedujo esto fue la de que aquel hombre tomara a sus compañeros de los hombros y agachara sus cabezas para hablarles. Todo parecía ir perfecto. En ese momento un chico había entrado al bar y había tropezado con uno de los marines que lo arrojó al suelo. Algo molesta no pudo enterarse de nada pues el que parecía el cabecilla dejó de hablar al ver esto. Una vez el chico se había disculpado ella volvió a lo suyo, pero segundos después de nuevo el mismo chico había tirado accidentalmente al camarero que había volcado las bebidas sobre los marines. No fue lo único que pasó, le había vuelto a joder el plan. Lo observó meterse bajo las mesas y aquel chico hizo aquel acto. Se agarró a sus piernas pidiendo ayuda. El ceño de Uryuu se frunció de una forma exagerada y se levantó de un grito dándole un puñetazo a la mesa tirándola a un lado. Parecía estar furiosa y apretaba los dientes, no soportaba que un hombre de buenas a primeras la tocara y menos las piernas.
- Me has fastidiado el plan de espionaje pervertido estúpido!
Encima le había fastidiado el plan y posiblemente la regañarían por haber fallado. Se echó unos pasos atrás mirándolo mosqueada y después se fijó en que los marines miraban hacia ellos. Para colmó se levantaron con una sonrisa. Al haber dicho aquella frase tan alto la habían escuchado y posiblemente descubierto. Todo se había ido al garete y por la culpa de aquel sujeto. Uryuu al ver la primer marine acercarse a ella sacó una katana de color negra totalmente y de un elegante movimiento recto la atravesó por el pecho de aquel marine. Tras eso sacó el arma de su pecho y la guardó en su funda. El marine mas fornido se rio de manera sádica y corrió a por ella lanzando un puñetazo a su cara. Este puño le dio en la cara tirándola al suelo, pero en unos dos segundos ya estaba de pie. Pegó un pequeño salto hacia él y de una patada en la cara lo tiró de espaldas contra una mesa provocando que este empezara a sangrar por la boca. La gente estaba realmente asustada por lo que había pasado. Ella misma sangraba por la nariz. Cosa que cortó enseguida cogiendo una servilleta de una mesa y limpiándose. El marine se levantó enseguida y los otros tres sacaron tres armas de fuego. Ella al ver esto agarró una silla y salió corriendo hacia una ventana. Dieron varios tiros que chocaban y atravesaban la madera de la silla, dándole una bala de roce en el hombro. De un salto dejó la silla caer al suelo y atravesó la ventana rodando después por el suelo y colocándose en pie.
- Tss maldición
Ella empezó a correr por una de las calles como podía. Mientras se desplazaba a grandes zancadas observó una caja junto a un puesto de verduras cerrado. Puso el pie derecho en la caja y se impulsó con el izquierdo saltando a un tejado. Una vez allí arriba salió corriendo a toda velocidad saltando varios más hasta llegar a ver un callejón oscuro. De un salto bajó hasta dicho callejón y se quedó allí agachada con una mano en el hombro limpiándose la sangre originada por la herida del roce de la bala. Respiraba algo agitada y realmente enfadada. Su plan se había ido al garete por culpa de aquel chico. En otras circunstancias le habría arreado un puñetazo en toda la cara pero no tenía tiempo. Su misión ahora era un fracaso y no había podido enterarse de nada. Encima la habían descubierto y se había visto forzada a matar a uno de los marines y a golpear a otro. Un error por su parte haber gritado aquella frase en voz tan alta. Pero el chico le había puesto de los nervios fastidiándole la misión. Ahora debería atender a las consecuencias de su fracaso y esperaba que el castigo no fuera muy cruel. Golpeó levemente el suelo, furiosa consigo misma también. Tras unos segundos cerró sus ojos calando y relajando su respiración. No sabía qué hacer en ese momento. Estaba entre dos opciones. Quedarse allí toda la noche y esperar al amanecer o volver con mucho cuidado y verificar que había pasado.
- Me has fastidiado el plan de espionaje pervertido estúpido!
Encima le había fastidiado el plan y posiblemente la regañarían por haber fallado. Se echó unos pasos atrás mirándolo mosqueada y después se fijó en que los marines miraban hacia ellos. Para colmó se levantaron con una sonrisa. Al haber dicho aquella frase tan alto la habían escuchado y posiblemente descubierto. Todo se había ido al garete y por la culpa de aquel sujeto. Uryuu al ver la primer marine acercarse a ella sacó una katana de color negra totalmente y de un elegante movimiento recto la atravesó por el pecho de aquel marine. Tras eso sacó el arma de su pecho y la guardó en su funda. El marine mas fornido se rio de manera sádica y corrió a por ella lanzando un puñetazo a su cara. Este puño le dio en la cara tirándola al suelo, pero en unos dos segundos ya estaba de pie. Pegó un pequeño salto hacia él y de una patada en la cara lo tiró de espaldas contra una mesa provocando que este empezara a sangrar por la boca. La gente estaba realmente asustada por lo que había pasado. Ella misma sangraba por la nariz. Cosa que cortó enseguida cogiendo una servilleta de una mesa y limpiándose. El marine se levantó enseguida y los otros tres sacaron tres armas de fuego. Ella al ver esto agarró una silla y salió corriendo hacia una ventana. Dieron varios tiros que chocaban y atravesaban la madera de la silla, dándole una bala de roce en el hombro. De un salto dejó la silla caer al suelo y atravesó la ventana rodando después por el suelo y colocándose en pie.
- Tss maldición
Ella empezó a correr por una de las calles como podía. Mientras se desplazaba a grandes zancadas observó una caja junto a un puesto de verduras cerrado. Puso el pie derecho en la caja y se impulsó con el izquierdo saltando a un tejado. Una vez allí arriba salió corriendo a toda velocidad saltando varios más hasta llegar a ver un callejón oscuro. De un salto bajó hasta dicho callejón y se quedó allí agachada con una mano en el hombro limpiándose la sangre originada por la herida del roce de la bala. Respiraba algo agitada y realmente enfadada. Su plan se había ido al garete por culpa de aquel chico. En otras circunstancias le habría arreado un puñetazo en toda la cara pero no tenía tiempo. Su misión ahora era un fracaso y no había podido enterarse de nada. Encima la habían descubierto y se había visto forzada a matar a uno de los marines y a golpear a otro. Un error por su parte haber gritado aquella frase en voz tan alta. Pero el chico le había puesto de los nervios fastidiándole la misión. Ahora debería atender a las consecuencias de su fracaso y esperaba que el castigo no fuera muy cruel. Golpeó levemente el suelo, furiosa consigo misma también. Tras unos segundos cerró sus ojos calando y relajando su respiración. No sabía qué hacer en ese momento. Estaba entre dos opciones. Quedarse allí toda la noche y esperar al amanecer o volver con mucho cuidado y verificar que había pasado.
La situación avanzaba a la perfección y la chica estaba llevando la misión sin problemas, al menos así era antes de la entrada del delgado sujeto que trajo el caos a la misión de la hermosa novata. El chico no solo se interpuso en el camino de los marines retrasando la obtención de sus secretos o lo que fura que iban a decir antes de su impertinente llegada llegada que sin duda alborotó el lugar derramando unos tragos sobre los oficiales para luego saltar a abrazarse a las piernas de la recluta parchada de un ojo, la cual reaccionó muy mal al hecho, en ambos sentidos de la frase, la patética búsqueda de auxilio de parte del torpe sujeto sin duda ofendió mucho a la señorita, que estaba decidida a darle su merecido, pero claramente el autocontrol no era lo suyo, pues no solo llamó exageradamente la atención de la concurrencia sino también reveló su misión a viva voz, y ante esto solo pude llevar la palma de mi mano a mi rostro con decepción...
cuando alcé la mirada esperando ver como retomaba el control del entorno, me encontré con una escena aun peor, la muchacha había desenfundado su arma y herido gravemente a uno de los marines, me puse de pie y me acerqué lentamente a la chica por si notaba que necesitaba ayuda, rápidamente recibió un golpe directo lo que me alteró mucho y decidí desenfundar mi arma con sutileza y sin perder la calma, la chica asestó un golpe al tipo que parecía más fornido y luego corrió para evadir los disparos de los marines.
Con un hábil movimiento de su mano derecha liberó una ráfaga de tres disparos, cada uno de ellos mortales para los marines armados, dos disparos fueron a parar a la cabeza de dos de los marines y el tercero en el pecho del soldado restante, casi al mismo tiempo dos naipes descendieron de su manga hasta su mano izquierda y luego de efectuar los disparos arrojó estas cartas al tipo fornido que se hallaba en el piso sangrando por la fuerte patada de la chica, uno de los naipes liberó una descarga eléctrica que incapacitó al musculoso marine, y el segundo liberó una suave explosión que cubrió de humo el estrecho entorno en solo unos segundos.
Aun dentro del humeante bar me acomodé sobre los ojos mis gafas con visión de calor, gracias a ellas pude distinguir a las personas que me rodeaban aun entre el grisáceo y sofocante gas. Rápidamente tomé al electrocutado marine sobreviviente y dejé el lugar sin demora... lo arrojé por la ventana que había roto previamente mi compañera revolucionaria y le seguí para luego correr del lugar mientras arrastraba al sujeto tras de mi.
Después de varias misiones de seguimiento e investigación ya había desarrollado algunas efectivas técnicas de rastreo por lo que no tardé en encontrar a la guapa chica del ojo parchado y la sorprendí sosteniendo su hombro herido, ignorando esto arrojé frente a ella al inconsciente miembro de la marina quien aun estaba paralizado por la descarga que le propiné, acto seguido me quité la capucha y me senté en una roñosa caja frente al la muchacha.
Debo admitir que me decepcionaste recluta... pero no podemos permitirnos fallar una misión, mucho menos una de información confidencial... tendrás que hacerlo por las malas..
pero por ahora hay que sacarlo de aquí, te dí algo de tiempo, pero no mucho..
dije mientras le miraba con seriedad y decepción en el rostro
Luego me acerqué a ella y le extendí la mano, tanto para saludarla como también para ayudarle a ponerse de pie y cambiando totalmente mi forma de actuar y expresarme le mostré una sonrisa y le dije amablemente...
Leonel Racovich, es un gusto señoritaaaa....
dejé la frase incompleta esperando que ella completara mi exclamación.
cuando alcé la mirada esperando ver como retomaba el control del entorno, me encontré con una escena aun peor, la muchacha había desenfundado su arma y herido gravemente a uno de los marines, me puse de pie y me acerqué lentamente a la chica por si notaba que necesitaba ayuda, rápidamente recibió un golpe directo lo que me alteró mucho y decidí desenfundar mi arma con sutileza y sin perder la calma, la chica asestó un golpe al tipo que parecía más fornido y luego corrió para evadir los disparos de los marines.
Con un hábil movimiento de su mano derecha liberó una ráfaga de tres disparos, cada uno de ellos mortales para los marines armados, dos disparos fueron a parar a la cabeza de dos de los marines y el tercero en el pecho del soldado restante, casi al mismo tiempo dos naipes descendieron de su manga hasta su mano izquierda y luego de efectuar los disparos arrojó estas cartas al tipo fornido que se hallaba en el piso sangrando por la fuerte patada de la chica, uno de los naipes liberó una descarga eléctrica que incapacitó al musculoso marine, y el segundo liberó una suave explosión que cubrió de humo el estrecho entorno en solo unos segundos.
Aun dentro del humeante bar me acomodé sobre los ojos mis gafas con visión de calor, gracias a ellas pude distinguir a las personas que me rodeaban aun entre el grisáceo y sofocante gas. Rápidamente tomé al electrocutado marine sobreviviente y dejé el lugar sin demora... lo arrojé por la ventana que había roto previamente mi compañera revolucionaria y le seguí para luego correr del lugar mientras arrastraba al sujeto tras de mi.
Después de varias misiones de seguimiento e investigación ya había desarrollado algunas efectivas técnicas de rastreo por lo que no tardé en encontrar a la guapa chica del ojo parchado y la sorprendí sosteniendo su hombro herido, ignorando esto arrojé frente a ella al inconsciente miembro de la marina quien aun estaba paralizado por la descarga que le propiné, acto seguido me quité la capucha y me senté en una roñosa caja frente al la muchacha.
Debo admitir que me decepcionaste recluta... pero no podemos permitirnos fallar una misión, mucho menos una de información confidencial... tendrás que hacerlo por las malas..
pero por ahora hay que sacarlo de aquí, te dí algo de tiempo, pero no mucho..
dije mientras le miraba con seriedad y decepción en el rostro
Luego me acerqué a ella y le extendí la mano, tanto para saludarla como también para ayudarle a ponerse de pie y cambiando totalmente mi forma de actuar y expresarme le mostré una sonrisa y le dije amablemente...
Leonel Racovich, es un gusto señoritaaaa....
dejé la frase incompleta esperando que ella completara mi exclamación.
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Todo pasaba muy deprisa. En apenas unos segundos aquella muchacha tiró de un golpe la mesa y llamó la atención de los marines. Por un momento me veía muerto, me debían odiar por haber derramado sus cervezas! No obstante, me ignoraron completamente. No sabía si sentirme alegre, por haber esquivado esa bala, o molesto, por el hecho de que me hubieran ignorado, así que decidí sentirme enfadado, pero con la chica, por no haberme dejado estar agarrado a sus piernas –Maldita chavala, yo solo quería su ayuda! Ahora esos locos me... -Pero nada más decir esto para mí mismo los marines, que habían quedado sorprendidos mirándola, comenzaron a atacarla. Yo me llevé una sorpresa descomunal, al parecer era una chica bastante interesante, que bien, si no nos mataban trataría de hablar con ella. La chica atravesó a uno de los marines y después fue golpeada, pero rápidamente se repuso del golpe, lo que confirmaba que era una chica especial, y le devolvió el golpe al marine. –Vaya, ella es... Genial… -Decía yo con una mirada perdida en aquella chica, a la que parecía que la viera a cámara lenta y con una luz especial. Después de haberse lucido los marines se hartaron y comenzaron a disparar, cosa muy común en los marines, no entienden nunca las bromas, y la chica tuvo que correr por su vida, usando de escudo a la vez una silla de aquel local. Yo, por mi parte, me limité a echarme al suelo con el culo en pompa hacia arriba y la cabeza apoyada en ambos brazos, un método de defensa tan cobarde como efectivo al parecer. Una vez la muchacha se fue, los marines parecían dispuestos a seguirla, pero entonces apareció otro sujeto más en el juego. –Vaya, éramos pocos y parió la abuela… En fin, a ver qué hace este ti… -Antes de poder terminar mi frase los marines ya estaban o muertos o a poco de estarlo, el grandullón estaba inconsciente, parecía ser que electrocutado por la reacción de espasmos al ataque, y el único en pie era aquel extraño hombre, pues todos los demás, incluido un servidor, nos habíamos tirado al suelo. Una especie de bomba de distracción llenó después todo de humo, lo cual me molestó bastante. –Creía que aquí no se podía fumar! –Así que después de eso salí corriendo por la puerta del local a respirar el aire puro. Pude ver como un tipo enorme, al que reconocí como el marine, caía por la ventana del local, seguido de cerca por aquel tipo que tan peligroso parecía. En ese momento tenía dos opciones, seguir a ese tipo y complacer mi curiosidad, o… No, bueno, realmente esa era la única opción que me planteé, ni por un momento pensé en no hacerlo.
Después vino un poco de seguimiento, nada fácil pues aquel tipo era rápido y hábil, y probablemente de no haber estado llevando un peso muerto tan considerable y haber estado, parecía ser, centrado en buscar a la muchacha, me habría descubierto rápidamente. Por suerte para mí, pude seguirlo más o menos bien desde lejos, si en algún momento perdía su rastro, tan solo sacaba mi hocico y lo rastreaba de nuevo, junto con la señorita, de la cual recordaba mucho mejor el aroma, debo decir que mucho más agradable que el de aquel hombre. Mientras le seguía pensaba en aquella joven y en cómo se había puesto, era una reacción muy infantil ciertamente, pero aun así me parecía una chica fuerte y seria, aunque claro, mis gustos con las mujeres dejaban mucho que desear…
Después de un rato de persecución, de recorrer la ciudad como un loco en busca, además, de un tipo peligroso y una desconocida, finalmente los encontré en una especie de callejón oscuro. Me sentía un poco marginado en aquella escena, dónde ambos se veían muy compenetrados y que se entendían mucho, así que en cuanto vi que yo estaba de más, pues pensé incluso que esos dos podían ser pareja, decidí largarme de allí. No obstante, nada más darme la vuelta pude ver desde mi pequeño puesto de observación, el tejado de una verdulería cercana al callejón, un grupo de marines que se acercaban. Estos ya no eran cuatro o cinco tipos uniformados en un abr, era toda una tropa lista para pelear, y a la cabeza iba un tipo que parecía ser también muy duro. Por mi cabeza pasó el largarme de allí y dejar que se ocuparan ellos solos, pero aquella joven estaba malherida, y en parte era por mi culpa, aunque hubiera sido ella la que gritó y atrajo a los marines, así que me sentía muy mal, y así, decidí quedarme a echar una mano al menos. Con mi cadena cogí a uno de aquellos tipos del cuello y lo subí al tejado. –Ven aquí a mi ladito, muchacho…- Y una vez lo tuve a mi lado le di un fuerte golpe en la cabeza y quedó inconsciente. Tras esto le quité la ropa y me la puse yo. –Guapísimo, soy todo un marinerito- Me decía a mí mismo al verme en una ventana que había tras de mí. Tras esto bajé de un salto y me coloqué detrás de la tropa, como apoyo para aquellos dos por si me necesitaban. – Espero que no me confundan con un enemigo…- Me iba repitiendo a mí mismo.
Finalmente la tropa entró al callejón por la única entrada y salida de este. El que parecía ser el mandamás de aquella unidad se colocó en primera fila y comenzó a hablar con aquellos dos, cosas suyas sobre espionajes o algo así, no lo pude oír claramente, lo único que oí, al igual que el resto de uniformados, fue un sonoro “Matadlos!!” de boca del mandamás, que hizo que todos desenfundaran sus armas, los tiradores les apuntaran y yo, directamente, me acojonara. –A ver cómo demonios los saco yo ahora de esta…-
Después vino un poco de seguimiento, nada fácil pues aquel tipo era rápido y hábil, y probablemente de no haber estado llevando un peso muerto tan considerable y haber estado, parecía ser, centrado en buscar a la muchacha, me habría descubierto rápidamente. Por suerte para mí, pude seguirlo más o menos bien desde lejos, si en algún momento perdía su rastro, tan solo sacaba mi hocico y lo rastreaba de nuevo, junto con la señorita, de la cual recordaba mucho mejor el aroma, debo decir que mucho más agradable que el de aquel hombre. Mientras le seguía pensaba en aquella joven y en cómo se había puesto, era una reacción muy infantil ciertamente, pero aun así me parecía una chica fuerte y seria, aunque claro, mis gustos con las mujeres dejaban mucho que desear…
Después de un rato de persecución, de recorrer la ciudad como un loco en busca, además, de un tipo peligroso y una desconocida, finalmente los encontré en una especie de callejón oscuro. Me sentía un poco marginado en aquella escena, dónde ambos se veían muy compenetrados y que se entendían mucho, así que en cuanto vi que yo estaba de más, pues pensé incluso que esos dos podían ser pareja, decidí largarme de allí. No obstante, nada más darme la vuelta pude ver desde mi pequeño puesto de observación, el tejado de una verdulería cercana al callejón, un grupo de marines que se acercaban. Estos ya no eran cuatro o cinco tipos uniformados en un abr, era toda una tropa lista para pelear, y a la cabeza iba un tipo que parecía ser también muy duro. Por mi cabeza pasó el largarme de allí y dejar que se ocuparan ellos solos, pero aquella joven estaba malherida, y en parte era por mi culpa, aunque hubiera sido ella la que gritó y atrajo a los marines, así que me sentía muy mal, y así, decidí quedarme a echar una mano al menos. Con mi cadena cogí a uno de aquellos tipos del cuello y lo subí al tejado. –Ven aquí a mi ladito, muchacho…- Y una vez lo tuve a mi lado le di un fuerte golpe en la cabeza y quedó inconsciente. Tras esto le quité la ropa y me la puse yo. –Guapísimo, soy todo un marinerito- Me decía a mí mismo al verme en una ventana que había tras de mí. Tras esto bajé de un salto y me coloqué detrás de la tropa, como apoyo para aquellos dos por si me necesitaban. – Espero que no me confundan con un enemigo…- Me iba repitiendo a mí mismo.
Finalmente la tropa entró al callejón por la única entrada y salida de este. El que parecía ser el mandamás de aquella unidad se colocó en primera fila y comenzó a hablar con aquellos dos, cosas suyas sobre espionajes o algo así, no lo pude oír claramente, lo único que oí, al igual que el resto de uniformados, fue un sonoro “Matadlos!!” de boca del mandamás, que hizo que todos desenfundaran sus armas, los tiradores les apuntaran y yo, directamente, me acojonara. –A ver cómo demonios los saco yo ahora de esta…-
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La chica abrió los ojos bastante cuando notó como le tocaban el hombro herido para después ver como aquel tipo tiraba a un hombre al suelo frente a ella. Era el tipo del bar, aquel maldito marine. Tras eso aquel hombre se sentó en una caja y empezó a regañarle, el rostro de decepción era claro en el rostro de aquel chico. Pero estaba claro que era un compañero revolucionario. Ahora le había dicho que tenía que sacar la información por las malas. Algo que haría si era necesario. Pero ver la cara de aquel peli azul le bajó la moral un poco. Su rostro ahora era algo enfadado y a la vez algo melancólico. Se había llevado una mala impresión de ella y todo por la culpa de aquel estúpido chico que se le aferró a las piernas. Pero aquel hombre tras unos momentos se presentó amablemente y dijo aquella frase esperando a que la chica del parche la completara mientras le extendía la mano para que ella la estrechase.
- Uryuu. Uryuu Minene.
La chica rápidamente estrechó su mano amablemente y tras unos segundos escasos se separó un poco dando unos pasos atrás. Agachando la cabeza con una expresión de rabia, cerrando su único ojo visible y apretando los dientes al igual que los puños comenzó a hablar en un tono que se notaba que le costaba usar. Era un tono de disculpa
- Lo siento mucho. No volverá a ocurrir… no soporto a los tíos que nos tocan con cualquier excusa y mucho menos a uno que se me abraza a las piernas. Esa clase de personas son las que más odio aparte de los propios marines y cuando lo noté abrazándome a las pierna me entró una rabia que no pude controlar. Como has podido ver tengo un pésimo autocontrol y no puedo resistirme a ponerme como me puse. Perdóneme no volverá a ocurrir compañero. Se lo prometo Leonel, aceptare cualquier castigo una vez que haya acabado la misión.
Se dispuso a acercarse al hombre cuando de repente observo como varios marines entraban por la única salida del callejón. Entre ellos la chica pudo observar perfectamente al tipo que se le había abrazado a las piernas. Aquel hombre se había ganado su odio claramente y no sería nada fácil eliminar ese odio que ahora sentía sobre él. Cuando escuchó la orden del superior sobre que los iban a matar por acto reflejo sacó su katana de color blanco y puso el filo de esta en el cuello del hombre inconsciente. Así podría usarlo como rehén y ellos no podrían disparar. Además por ahora creía que el tío que le había fastidiado todo en el bar era un marine también. Era raro pues antes huía de ellos. Pero ella pensaba que había podido ser una trampa. En ese momento dio un enorme grito
- ¡Tú, maldito pervertido!
Al decir esto varios de los marines que iban a disparar giraron la cabeza por curiosidad para observar que aquel hombre no era su compañero. De esta forma atacarían también aquel chico ya que podía camuflar sus ropas pero no su cara. Aprovechando esto se estuvo quieta esperando a que su compañero pudiera hacer algo ahora que varios de los que iban a disparar estaban distraídos. Pero algunos aún les apuntaban a ellos dos.
- Uryuu. Uryuu Minene.
La chica rápidamente estrechó su mano amablemente y tras unos segundos escasos se separó un poco dando unos pasos atrás. Agachando la cabeza con una expresión de rabia, cerrando su único ojo visible y apretando los dientes al igual que los puños comenzó a hablar en un tono que se notaba que le costaba usar. Era un tono de disculpa
- Lo siento mucho. No volverá a ocurrir… no soporto a los tíos que nos tocan con cualquier excusa y mucho menos a uno que se me abraza a las piernas. Esa clase de personas son las que más odio aparte de los propios marines y cuando lo noté abrazándome a las pierna me entró una rabia que no pude controlar. Como has podido ver tengo un pésimo autocontrol y no puedo resistirme a ponerme como me puse. Perdóneme no volverá a ocurrir compañero. Se lo prometo Leonel, aceptare cualquier castigo una vez que haya acabado la misión.
Se dispuso a acercarse al hombre cuando de repente observo como varios marines entraban por la única salida del callejón. Entre ellos la chica pudo observar perfectamente al tipo que se le había abrazado a las piernas. Aquel hombre se había ganado su odio claramente y no sería nada fácil eliminar ese odio que ahora sentía sobre él. Cuando escuchó la orden del superior sobre que los iban a matar por acto reflejo sacó su katana de color blanco y puso el filo de esta en el cuello del hombre inconsciente. Así podría usarlo como rehén y ellos no podrían disparar. Además por ahora creía que el tío que le había fastidiado todo en el bar era un marine también. Era raro pues antes huía de ellos. Pero ella pensaba que había podido ser una trampa. En ese momento dio un enorme grito
- ¡Tú, maldito pervertido!
Al decir esto varios de los marines que iban a disparar giraron la cabeza por curiosidad para observar que aquel hombre no era su compañero. De esta forma atacarían también aquel chico ya que podía camuflar sus ropas pero no su cara. Aprovechando esto se estuvo quieta esperando a que su compañero pudiera hacer algo ahora que varios de los que iban a disparar estaban distraídos. Pero algunos aún les apuntaban a ellos dos.
La muchacha correspondió a mi saludo y luego de estrechar mi mano me dio a conocer su peculiar pero bello nombre, sonreí explicandole que los castigos estaban en contra de mi ideología de justicia comparando el acto de tiranía con la corrupción de la supuesta ley que rige en el mundo y me dispuse a ayudarla con su misión y torturar rápidamente al marine con el fin de obtener la información que andábamos buscando, pero no estuvimos ni cerca de iniciar el interrogatorio pues un escuadrón no encontró rápidamente y nos rodearon con sus armas de fuego mientras uno de ellos parecía liderar al grupo.
La situación se complicaba y no había conseguido tanto tiempo como me hubiese gustado, por otro lado, no teníamos tiempo de lamentos, la situación era peligrosa y debía asegurar la seguridad y tratar de continuar y culminar la misión...
Escapar de esos reclutas novatos era pan comido para mi, pero no sería igual de simple llevar con migo a la chica y el peso muerto del marine, así que por ahora no tenía más remedio de derrotar a los amenazantes oficiales con la ayuda de mi compañera y tal vez el flacucho que inició todo esto podría ser de ayuda pues hace mucho aprendí que el enemigo de mi enemigo es mi amigo.
sin perder el tiempo aproveché la confusión para levantar las manos fingiendo convincentemente mi rendición, y mientras alguno de los uniformados me dirigía la palabra, gritando algunas de sus basuras de rutina yo concentré mi energía en mis manos y comencé a moverlas levemente para aflojar los mazos de naipes de trébol que ocultaba en mis mangas...
Quedate quieto, camina lentamente con las manos en alto y tírate al suelo
Fue todo lo que oí antes de descargar toda mi energía en una instantánea ráfaga de naipes vacíos que viajaron en dirección a las armas que nos rodeaban amenazantes con sus grisáceos y helados cañones de acero.
[All In Disarm]
Esté movimiento aun que consistió en lanzar una grán cantidad de cartas una por una con certeros movimientos de brazo no demoró más de un parpadeo, y por ello, los ahora "indefensos" miembros de la marina no tuvieron tiempo de reaccionar, esquivar o contra atacar en respuesta a dicho movimiento en el cual mis brazos logran igualar la velocidad del soru y solo pudieron apreciar como sus armas reglamentarias se esfumaban entre sus brazos y en su lugar solo quedaba un pequeño trozo de cartón que se alejaba de ellos a gran velocidad dejando una estela de energía tras de él hasta llegar a su destino que en todos los casos era mi mano derecha,
Nadie supo lo que pasaba hasta que mi mano estaba repleta de naipes y el grupo de soldados desarmados y desconcertados no sabían como reaccionar ante las desventajosa situación propuesta. desenfundé mi arma y comencé a herir las piernas de los sujetos más cercanos a mi posición, pues ahora que los había despojado de sus armas de fuego y por tanto el movimiento más conveniente era mantener mi distancia y volar sus remojados cerebros de mono...
Su turno señorita... necesitaré de sus servicios, el plan es simple, les partimos la madre y luego buscamos un lugar seguro para interrogar al idiota este, ¡y finito! nos largamos a comer y beber por la gloria.
Aclarado esto comencé a recargar mi arma, aun había muchos marines en pie así que retrocedí confiando en que la chica me cubriría de cualquier marine que intentara atacarme mientras preparaba mi pistola para continuar con la Limpieza.
La situación se complicaba y no había conseguido tanto tiempo como me hubiese gustado, por otro lado, no teníamos tiempo de lamentos, la situación era peligrosa y debía asegurar la seguridad y tratar de continuar y culminar la misión...
Escapar de esos reclutas novatos era pan comido para mi, pero no sería igual de simple llevar con migo a la chica y el peso muerto del marine, así que por ahora no tenía más remedio de derrotar a los amenazantes oficiales con la ayuda de mi compañera y tal vez el flacucho que inició todo esto podría ser de ayuda pues hace mucho aprendí que el enemigo de mi enemigo es mi amigo.
sin perder el tiempo aproveché la confusión para levantar las manos fingiendo convincentemente mi rendición, y mientras alguno de los uniformados me dirigía la palabra, gritando algunas de sus basuras de rutina yo concentré mi energía en mis manos y comencé a moverlas levemente para aflojar los mazos de naipes de trébol que ocultaba en mis mangas...
Quedate quieto, camina lentamente con las manos en alto y tírate al suelo
Fue todo lo que oí antes de descargar toda mi energía en una instantánea ráfaga de naipes vacíos que viajaron en dirección a las armas que nos rodeaban amenazantes con sus grisáceos y helados cañones de acero.
[All In Disarm]
Esté movimiento aun que consistió en lanzar una grán cantidad de cartas una por una con certeros movimientos de brazo no demoró más de un parpadeo, y por ello, los ahora "indefensos" miembros de la marina no tuvieron tiempo de reaccionar, esquivar o contra atacar en respuesta a dicho movimiento en el cual mis brazos logran igualar la velocidad del soru y solo pudieron apreciar como sus armas reglamentarias se esfumaban entre sus brazos y en su lugar solo quedaba un pequeño trozo de cartón que se alejaba de ellos a gran velocidad dejando una estela de energía tras de él hasta llegar a su destino que en todos los casos era mi mano derecha,
Nadie supo lo que pasaba hasta que mi mano estaba repleta de naipes y el grupo de soldados desarmados y desconcertados no sabían como reaccionar ante las desventajosa situación propuesta. desenfundé mi arma y comencé a herir las piernas de los sujetos más cercanos a mi posición, pues ahora que los había despojado de sus armas de fuego y por tanto el movimiento más conveniente era mantener mi distancia y volar sus remojados cerebros de mono...
Su turno señorita... necesitaré de sus servicios, el plan es simple, les partimos la madre y luego buscamos un lugar seguro para interrogar al idiota este, ¡y finito! nos largamos a comer y beber por la gloria.
Aclarado esto comencé a recargar mi arma, aun había muchos marines en pie así que retrocedí confiando en que la chica me cubriría de cualquier marine que intentara atacarme mientras preparaba mi pistola para continuar con la Limpieza.
Jallial Reezek
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
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Akuma no mi
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No podría decir cómo era posible, pero el caso es que pensé que aquella joven me había descubierto. Mirando al grupo de marines comenzó a insultar, nada más y nada menos que llamando pervertidos, a alguno de nosotros, y como era lógico pensé que se refería a mí. Para mi sorpresa uno de los marines se dio por aludido, se miró la bragueta, y vio que llevaba el pito asomando por fuera. Todos los marines se asustaron y se hicieron a un lado de aquel hombre asqueados, quedando él colorado de la vergüenza e incluso llorando. En ese momento todo comenzó, como aquella vez, a hacerse muy peligroso. El “mago”, no se me ocurre otra palabra para definir sus capacidades, comenzó a hacer gala de estas y rápidamente había dejado desarmados a todos los marines, que comenzaron a enfadarse, cosa que él arregló rápido, disparando a las piernas de aquellos que se atrevían a avanzar contra él. No obstante, ellos eran marines al fin y al cabo, y eran valientes, así que sacaron sus espadas y se lanzaron a la carga sin temor alguno. Yo quedé maravillado por estas acciones que realizaban aquellos hombres, dignas de loanzas, morían por su causa, ellos eran hombres, eran valientes… O eso pensaba yo. No tardé mucho en darme cuenta de cuál era la razón para que todos estuvieran atacando hasta el final, pues a mi espalda se manifestó una sombra que tapó toda la luz de aquel pasillo. Era un hombre grande, más que grande, enorme. Al parecer era el capitán de aquella zona, que no tardó en poner su mano sobre mi hombro y, con un tono paternal, amable, cálido, se refirió a mí.
-Hijo, ¿Por qué no estás peleando con todas tus fuerzas…? –Dijo mientras, poco a poco y de forma gradual, apretaba con más y más fuerzas mí hombro. –¿Acaso eres un cobarde? –Dijo aumentando de nuevo su fuerza y también, de forma gradual igual que la fuerza, cambió su tono de voz cada vez a uno más agresivo. –Pues si eso es lo que eres, si no puedes luchar, ¡¡muere parando alguna bala dirigida a los hombres que sí!! –Y tras decir esto, donde su tono de voz era lo más parecido a la voz del diablo y su fuerza sobre mi brazo capaz de hacer que se entumeciera, me lanzó con fuerza a la mitad del campo de batalla, con intención de que sirviera de escudo a sus hombres. En medio del aire me quité aquel disfraz, quedando al descubierto ante todos, y saqué mi cadena para aferrarme a un saliente del balcón que había tras la pared donde la joven se había reclinado momentos antes, para después dejarme caer justo al lado de esta. –Hola, pasaba por el barrio y me he dejado caer… Por cierto, me llamo Reezek, Jallial Reezek, es un placer conocerla “formalmente”, señorita. –Dije con una amplia sonrisa en mi cara, tendiéndole mi mano esperando que ella no me guardara demasiado rencor por haberme agarrado asustado a sus piernas.
-Hijo, ¿Por qué no estás peleando con todas tus fuerzas…? –Dijo mientras, poco a poco y de forma gradual, apretaba con más y más fuerzas mí hombro. –¿Acaso eres un cobarde? –Dijo aumentando de nuevo su fuerza y también, de forma gradual igual que la fuerza, cambió su tono de voz cada vez a uno más agresivo. –Pues si eso es lo que eres, si no puedes luchar, ¡¡muere parando alguna bala dirigida a los hombres que sí!! –Y tras decir esto, donde su tono de voz era lo más parecido a la voz del diablo y su fuerza sobre mi brazo capaz de hacer que se entumeciera, me lanzó con fuerza a la mitad del campo de batalla, con intención de que sirviera de escudo a sus hombres. En medio del aire me quité aquel disfraz, quedando al descubierto ante todos, y saqué mi cadena para aferrarme a un saliente del balcón que había tras la pared donde la joven se había reclinado momentos antes, para después dejarme caer justo al lado de esta. –Hola, pasaba por el barrio y me he dejado caer… Por cierto, me llamo Reezek, Jallial Reezek, es un placer conocerla “formalmente”, señorita. –Dije con una amplia sonrisa en mi cara, tendiéndole mi mano esperando que ella no me guardara demasiado rencor por haberme agarrado asustado a sus piernas.
Al desarmar a los marines, mis intenciones en primera instancia eran darle la oportunidad a la muchacha de cumplir su misión como una miembro respetable de la armada revolucionaria, sin embargo mis esfuerzos por darle la oportunidad de enmendar sus errores fueron en vano, la chica a pesar de mis expectativas era un caso perdido.. así que me concentré en defenderme de los múltiples soldados que, aunque osados, atacaban temerosos e inseguros, eran una clase de soldados bastante común que luchan con miedo y desesperación... la peor manera de luchar.
Mientras los uniformados se abalanzaban sobre mi con sus simplonas espadas, tratando de golperme con los ojos cerrados y con gritos sin fundamentos para liberar su estress, yo disfrutaba jugando al tiro al blanco e incapacitando al grupo de inutiles que me atacaban. Entre mi constante contraataque cargué en mi arma de fuego una de mis balas incendiarias que impactó contra un marine obeso que estaba en frente de todos y tube un descanso mientras el resto de los oficiales trataban de extinguir las llamas que rodeaban a su camarada. Aproveché la instancia para mirar a mi alrededor a mis posibles apoyos, es decir la chica que estaba shoqueada en el piso sin soltar palabra ni gesto alguno, y el sujeto delgado que estaba siendo sermoneado por el marine neandertal que lideraba el desorganizado escuadrón, y quise recalcar la estupidez del representante de la ley, pues había confundido al flacucho con uno de sus subordinados y con severidad lo habia enviado a pelear bajo sus ordenes, el chico habilmente regresó a su vestimenta anterior mientras viajaba por los aires y se sentó junto a la chica.
-pero que par de lastres- murmuré mientras de mi muñeca se liberaba una de mis espadas, utilicé esta para contener un ataque de los marines que ya habían se habían recuperado de mi ultimo ataque y venían en busca de más.
A estas alturas, y luego de los ultimos hechos, se me hacía imposible seguir tomando la pelea con alguna clase de seriedad y aproveché la incompetencia de mi adversario para acabar con esto con algo de estilo, comencé a defenderme con una espada en la mano derecha y mi pistola en la izquierda, una combinación muy poco habitual que era realmente efectiva.
Esperé el momento ideal y luego de burlarme un poco de mis iracundos enemigos, enfundé mi pistola de precisión e hice regresar mi espada a su particular escondite e inmediatamente saqué tres naipes del bolsillo trasero de mi pantalón. el primero lo dejé caer a mis pies donde estaba inconsciente el soldado de mayor rango que manejaba la información de importancia y así la carta absorbió al sujeto en un parpadeo, y lo mantendría cautivo en su interior al menos mientras estuviera inconsciente, el segundo lo lancé al piso frente a mi, liberando así una nueva pantalla de humo que dificultaría la visibilidad de los soldados, y el naipe restante liberó mi disfraz de recluta marine el cual me coloqué con celeridad y de un solo salto me ubiqué entre el grupo de oficiales, para luego recoger una de sus espadas del suelo y adoptar una posición de guardia con ella entre mis manos...
Para cuando el humo se había disipado yo me había mimetizado como uno más de los reclutas, y le imitaba mientras mirábamos en todas direcciones con preocupación para tratar de ubicar al sujeto de las pistolas que nos había estado atacando.
Por dentro me retorcía de la risa, pero en mi exterior solo mostraba desconcierto imitando las expresiones de los uniformados que no podían entender lo ocurrido, y ajustaba disimuladamente mi gorra marine, para que cubriera mis ojos y no me reconocieran ahí entre ellos.
Por desgracia al no encontrarme, no tuvieron más opción que enfocarse en el sujeto delgado y mi colega revolucionaria, que sería expulsada de las lineas gracias a mi reporte si no hacía algo decente, y pronto.
Mientras los uniformados se abalanzaban sobre mi con sus simplonas espadas, tratando de golperme con los ojos cerrados y con gritos sin fundamentos para liberar su estress, yo disfrutaba jugando al tiro al blanco e incapacitando al grupo de inutiles que me atacaban. Entre mi constante contraataque cargué en mi arma de fuego una de mis balas incendiarias que impactó contra un marine obeso que estaba en frente de todos y tube un descanso mientras el resto de los oficiales trataban de extinguir las llamas que rodeaban a su camarada. Aproveché la instancia para mirar a mi alrededor a mis posibles apoyos, es decir la chica que estaba shoqueada en el piso sin soltar palabra ni gesto alguno, y el sujeto delgado que estaba siendo sermoneado por el marine neandertal que lideraba el desorganizado escuadrón, y quise recalcar la estupidez del representante de la ley, pues había confundido al flacucho con uno de sus subordinados y con severidad lo habia enviado a pelear bajo sus ordenes, el chico habilmente regresó a su vestimenta anterior mientras viajaba por los aires y se sentó junto a la chica.
-pero que par de lastres- murmuré mientras de mi muñeca se liberaba una de mis espadas, utilicé esta para contener un ataque de los marines que ya habían se habían recuperado de mi ultimo ataque y venían en busca de más.
A estas alturas, y luego de los ultimos hechos, se me hacía imposible seguir tomando la pelea con alguna clase de seriedad y aproveché la incompetencia de mi adversario para acabar con esto con algo de estilo, comencé a defenderme con una espada en la mano derecha y mi pistola en la izquierda, una combinación muy poco habitual que era realmente efectiva.
Esperé el momento ideal y luego de burlarme un poco de mis iracundos enemigos, enfundé mi pistola de precisión e hice regresar mi espada a su particular escondite e inmediatamente saqué tres naipes del bolsillo trasero de mi pantalón. el primero lo dejé caer a mis pies donde estaba inconsciente el soldado de mayor rango que manejaba la información de importancia y así la carta absorbió al sujeto en un parpadeo, y lo mantendría cautivo en su interior al menos mientras estuviera inconsciente, el segundo lo lancé al piso frente a mi, liberando así una nueva pantalla de humo que dificultaría la visibilidad de los soldados, y el naipe restante liberó mi disfraz de recluta marine el cual me coloqué con celeridad y de un solo salto me ubiqué entre el grupo de oficiales, para luego recoger una de sus espadas del suelo y adoptar una posición de guardia con ella entre mis manos...
Para cuando el humo se había disipado yo me había mimetizado como uno más de los reclutas, y le imitaba mientras mirábamos en todas direcciones con preocupación para tratar de ubicar al sujeto de las pistolas que nos había estado atacando.
Por dentro me retorcía de la risa, pero en mi exterior solo mostraba desconcierto imitando las expresiones de los uniformados que no podían entender lo ocurrido, y ajustaba disimuladamente mi gorra marine, para que cubriera mis ojos y no me reconocieran ahí entre ellos.
Por desgracia al no encontrarme, no tuvieron más opción que enfocarse en el sujeto delgado y mi colega revolucionaria, que sería expulsada de las lineas gracias a mi reporte si no hacía algo decente, y pronto.
Jallial Reezek
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Precisión
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Para mi sorpresa aquel hombre aún tenía varios ases bajo la manga, y aquella joven no parecía dispuesta a responderme, de modo que ante el incesante ataque por parte de los marines no me quedó más remedio que dejarla atrás y pelear contra estos, tratando a toda costa de evitar que la dañaran a ella. De repente cayó shockeada al suelo, sin que yo pudiera hacer nada, mientras los marines seguían viniendo con más y más ganas y yo soportaba a duras penas sus acometidas. En un momento el tipo de los naipes hizo una jugada que nadie esperaba. Con gran maestría lanzó una especie de bomba de gas, no sin antes hacer desaparecer, quien sabe cómo, al marine inconsciente. Tras esto había desaparecido, y ahora quedaba solo yo en frente de los marines. –Esto es malo… No me va a quedar más remedio… -De un momento a otro mi cuerpo comenzó a aumentar su tamaño, hasta el punto de duplicarlo, y gané la forma y apariencia de un lobo, o más bien, un licántropo, u hombre lobo. Ante las estupefactas miradas de asombro y terror de aquellos hombres me lancé a acabar con sus miserables vidas, pero antes pude reconocer un olor entre ellos. Era aquel tipo, el chalado de los naipes, que se había disfrazado. -*Podría desenmascararlo y huir en la confusión… Pero… Creo que cabrear a ese tipo sería casi peor que enfrentar a los marines…* -Pensaba mientras me debatía sobre qué debería hacer entonces. En un momento lo vi todo claro. Si quería salir de allí la mejor opción era hacer que los marines se ocuparan de otra cosa, que me restaran importancia, pero pocas cosas podrían hacer que alguien quitara los ojos de encima a un enorme hombre lobo, así que me tuve que calentar mucho la cabeza hasta dar con la forma. Finalmente me di cuenta de una pequeña posibilidad, era realmente difícil de lograr pero debía intentarlo. Lo primero que hice fue dar un poderoso golpe contra el suelo que, al desprenderse la arenisca de este, levantó una nube de polvo. Era el modo rudo y básico de efectuar una jugada similar a la que el mago de las cartas había realizado, pero resultó igualmente efectiva. Ante la confusión volví a mi forma humana y cogí a la joven. Después de esto me volví a disfrazar con las ropas que antes me había quitado, quedando de nuevo como un marine, pero esta vez no me inmiscuí entre los marines, si no que me quedé tumbado en el suelo. A aquella chica la metí también dentro del uniforme, quedando este muy apretado y dando la impresión que, quien lo llevaba, era un hombre musculoso. Mi idea era dar el pego, fingiendo ser el musculoso marine que aquel mago había hecho desaparecer, y por suerte para mí, y para la joven que ahora yacía acostada conmigo, estos marines fueron lo bastante tontos como para ignorarme y pasar a la búsqueda de todos nosotros por toda la isla, sin saber que estábamos todos allí mismo. – ¡Cabrones! ¡Vamos a buscarlos, no pueden haber ido lejos! –Gritó uno de los marines, y en cuestión de segundos todos se habían esfumado ya.
Mientras aguantaba la risa fingiendo estar buscándome a mi mismo en los alrededores para engañar a los marines el sujeto de antes se puso en guardia para combatir con los marines e inmediatamente se transformó en una grandulona y feroz bestia peluda, que se acercaba al aspecto de un canis lupus común... lo más lógico era pensar que el sujeto había comido una simple akuma tipo zoan de lobo, pero eso no explicaba el gran tamaño que había adquirido...
mis infundados análisis que no me llevaban a nada fueron interrumpidos cuando mi atención se centró en el hocico de la bestia semi-humana, el monstruoso sujeto estaba olisqueando en el grupo de marines en el que yo me ocultaba, era claro que él ya conocía mi identidad, y me molestaba la posibilidad que usara esto en mi contra por cualquier motivo, sin embargo lejos de ocurrir esto, el mitad lobo levantó una repentina pantalla de polvo, gracias a mis entrenados sentidos, pude oír entre el ajetreo como sus imponentes pasos bestiales regresaban a ser los livianos pasos del flacucho de antes, era fácil deducir que había regresado a su forma humana, pero al disiparse el polvo no le i parado frente a nosotros, si no que le vi en el piso recostado boca abajo con la muchachita entre sus ropajes de uniformado, era un disfraz terrible. Pero por suerte una vez más la incompetencia de la marina llegaba más allá de mis predicciones y cayeron rápidamente en el insulso engaño, realmente esta tropa de retazados habían confundido a dos personas en un traje de marine, con su musculoso compañero caído.
Era realmente increíble los niveles de idiotez que podía alcanzar el ser humano,pero no era momento para mis interminables e innecesarias reflexiones, el chico me había dado la oportunidad de deshacerme del resto de la tropa, lo que me era urgente, pues de despertar el verdadero marine robusto que cargaba con la importante información que necesitaba la armada... este cabeza de musculo saldría disparado de mi naipe sin poder yo hacer nada para evitarlo, y pues claro eso me pondría en evidencia acabando con mi precioso escape.
Dispersense para dar con esos maleantes. Yo me quedaré aquí a proteger a nuestro musculoso amigo, y me aseguraré de hacer contacto con la base para pedir refuerzos
dije distorsionando un poco la voz y expresándome con inquietud, para que no notaran mi incomprensible presencia en una tropa en la que nadie ha visto mi rostro, pero confiado en que la incompetencia que ya habían demostrado, sumada a la acción del momento serían suficiente para que todos se alejaran confiados en que pronto llegaría la ayuda.
Todo parecía estár bien, los marines se alejaban entre las calles del pueblo y me dejaban solo junto al delgado sujeto, teníamos tiempo de sobra para huir, sin embargo, un pequeño detalle llegó a mi mente, y por las ironías de la vida, ese mismo detalle puso su mano en mi hombro.
Deprisa recluta!, comunícate con la base para que vengan los refuerzos!, no tenemos todo el día!
el corpulento líder de los marines se había quedado a cuidar a su compañero junto a mi, parecía complacido por mi liderazgo e iniciativa, seguramente solo por eso no me golpeó por demorar tanto.
es queeeeee.... no tengo un dendenmushi... creo que lo olvidé
dije titubeante, su imponente presencia me había intimidado, y al estar tan cerca de sus destructivos puños no pude reaccionar con agresividad, mi instinto de supervivencia me llevó a ocultarme... Aun que no salió como esperaba
Por que no lo dijiste antes?... Toma!, usa el mio.
vociferó sonriendo mientras estiraba su enorme mano que empuñada tenía el tamaño de mi cabeza, y en el medio de su palma había un dendenmushi que hacía el efecto visual de ser muy pequeño, le con duda en mis movimientos y lo miré fijamente, el pequeño caracol tenía las mismas características del monstruoso hombre que tenía a mi lado, y sin saber que hacer para zafarme de ese embrollo reaccioné con la primera idiotez que vino a mi cabeza, algo muy raro en mi.
MIRA ESOO!!!
exclamé muy fuerte y fingiendo terror mientras con mi dedo señalaba una zona vacía en las alturas tras el grandote, su simple y bruto cerebro actuó por inercia y volteó agresivamente con la seguridad que encontraría alguna amenaza inminente, y yo aproveché la instancia para sacar un as de corazones de mi manga y arrojarlo hacia el lado más oscuro callejón, pero justo antes que el naipe dejara de tocar mis dedos, me absorbí a mi mismo dentro de él, viajando en su interior hasta el lugar donde yo lo había lanzado, luego solo me quedé ahí a observar hacia afuera del pequeño naipe para admirar lo que ocurría.
[Teleport]
mis infundados análisis que no me llevaban a nada fueron interrumpidos cuando mi atención se centró en el hocico de la bestia semi-humana, el monstruoso sujeto estaba olisqueando en el grupo de marines en el que yo me ocultaba, era claro que él ya conocía mi identidad, y me molestaba la posibilidad que usara esto en mi contra por cualquier motivo, sin embargo lejos de ocurrir esto, el mitad lobo levantó una repentina pantalla de polvo, gracias a mis entrenados sentidos, pude oír entre el ajetreo como sus imponentes pasos bestiales regresaban a ser los livianos pasos del flacucho de antes, era fácil deducir que había regresado a su forma humana, pero al disiparse el polvo no le i parado frente a nosotros, si no que le vi en el piso recostado boca abajo con la muchachita entre sus ropajes de uniformado, era un disfraz terrible. Pero por suerte una vez más la incompetencia de la marina llegaba más allá de mis predicciones y cayeron rápidamente en el insulso engaño, realmente esta tropa de retazados habían confundido a dos personas en un traje de marine, con su musculoso compañero caído.
Era realmente increíble los niveles de idiotez que podía alcanzar el ser humano,pero no era momento para mis interminables e innecesarias reflexiones, el chico me había dado la oportunidad de deshacerme del resto de la tropa, lo que me era urgente, pues de despertar el verdadero marine robusto que cargaba con la importante información que necesitaba la armada... este cabeza de musculo saldría disparado de mi naipe sin poder yo hacer nada para evitarlo, y pues claro eso me pondría en evidencia acabando con mi precioso escape.
Dispersense para dar con esos maleantes. Yo me quedaré aquí a proteger a nuestro musculoso amigo, y me aseguraré de hacer contacto con la base para pedir refuerzos
dije distorsionando un poco la voz y expresándome con inquietud, para que no notaran mi incomprensible presencia en una tropa en la que nadie ha visto mi rostro, pero confiado en que la incompetencia que ya habían demostrado, sumada a la acción del momento serían suficiente para que todos se alejaran confiados en que pronto llegaría la ayuda.
Todo parecía estár bien, los marines se alejaban entre las calles del pueblo y me dejaban solo junto al delgado sujeto, teníamos tiempo de sobra para huir, sin embargo, un pequeño detalle llegó a mi mente, y por las ironías de la vida, ese mismo detalle puso su mano en mi hombro.
Deprisa recluta!, comunícate con la base para que vengan los refuerzos!, no tenemos todo el día!
el corpulento líder de los marines se había quedado a cuidar a su compañero junto a mi, parecía complacido por mi liderazgo e iniciativa, seguramente solo por eso no me golpeó por demorar tanto.
es queeeeee.... no tengo un dendenmushi... creo que lo olvidé
dije titubeante, su imponente presencia me había intimidado, y al estar tan cerca de sus destructivos puños no pude reaccionar con agresividad, mi instinto de supervivencia me llevó a ocultarme... Aun que no salió como esperaba
Por que no lo dijiste antes?... Toma!, usa el mio.
vociferó sonriendo mientras estiraba su enorme mano que empuñada tenía el tamaño de mi cabeza, y en el medio de su palma había un dendenmushi que hacía el efecto visual de ser muy pequeño, le con duda en mis movimientos y lo miré fijamente, el pequeño caracol tenía las mismas características del monstruoso hombre que tenía a mi lado, y sin saber que hacer para zafarme de ese embrollo reaccioné con la primera idiotez que vino a mi cabeza, algo muy raro en mi.
MIRA ESOO!!!
exclamé muy fuerte y fingiendo terror mientras con mi dedo señalaba una zona vacía en las alturas tras el grandote, su simple y bruto cerebro actuó por inercia y volteó agresivamente con la seguridad que encontraría alguna amenaza inminente, y yo aproveché la instancia para sacar un as de corazones de mi manga y arrojarlo hacia el lado más oscuro callejón, pero justo antes que el naipe dejara de tocar mis dedos, me absorbí a mi mismo dentro de él, viajando en su interior hasta el lugar donde yo lo había lanzado, luego solo me quedé ahí a observar hacia afuera del pequeño naipe para admirar lo que ocurría.
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En cuestión de instantes los marines, encabezados dios sabe por qué por el otro sujeto enemigo a ellos, comenzaron a buscarnos a aquella joven y a mí. Por suerte para nosotros el otro tipo, que al parecer era bastante hábil, los mandó a todos a buscarnos por la ciudad. En un despiste por su parte uno de ellos no se fue, el peor, el que lideraba a aquel escuadrón, que no sólo no abandonó el lugar si no que procuró que su gran marine, que no era más que un impostor, continuara su gran labor y llamara al cuartel para que vinieran refuerzos y en ese momento, en un alarde de ingenio, o estupidez, no sabría decir, el impostor engañó a aquel gran hombre y desapareció como el marine anteriormente. Este quedó mirando al infinito, atontado y distraído, y ahí vi mi oportunidad para salir de allí. De un salto me convertí en mi forma híbrida y arremetí con fuerza contra la nuca de aquel hombre, que cayó desmayado en el suelo. Ahora teníamos vía libre, así que cogí a aquella joven en brazos y la llevé a una posada cercana dónde la dejé reclinada, llamé a la puerta, y eché a correr. Ahora la chica estaría bien, una cosa menos de la que preocuparme, quedaba la minucia de huir de una isla llena de marines y no perder la vida en el intento.
Tras dejar a aquella joven me escondí dentro de un gran edificio industrial abandonado que, a mi parecer, podía ser un lugar seguro. No tardaron en entrar un grupo de marines buscándome, por suerte me había subido a los andamios y pasaron de largo. -Genial, reportarán que esta zona está limpia, esto me hará ganar algo de tiempo... Veamos... Lo mejor que puedo hacer para salir de aquí es... -No pude terminar la frase porque Red tomó el control de mi cuerpo y lo hizo él. -...acabar con todos esos idiotas! -Tras decir esto salió corriendo por la puerta, cadena en mano, dispuesto a pelearse con cualquier marine que se cruzara en su camino.
Tras dejar a aquella joven me escondí dentro de un gran edificio industrial abandonado que, a mi parecer, podía ser un lugar seguro. No tardaron en entrar un grupo de marines buscándome, por suerte me había subido a los andamios y pasaron de largo. -Genial, reportarán que esta zona está limpia, esto me hará ganar algo de tiempo... Veamos... Lo mejor que puedo hacer para salir de aquí es... -No pude terminar la frase porque Red tomó el control de mi cuerpo y lo hizo él. -...acabar con todos esos idiotas! -Tras decir esto salió corriendo por la puerta, cadena en mano, dispuesto a pelearse con cualquier marine que se cruzara en su camino.
Luego de que el estúpido marine calló en mi absurda pero inesperadamente eficaz táctica de evasión el naipe en el que escapé fue a parar a un rincón del oscuro callejón, y como la ventana de un mirador, tenía una vista de todo lo que ocurría en el lugar sin tener que salir de mi diminuto y discreto escondite, y fue así como logré notar que bajo el uniforme alvino que cubría el cuerpo del muchacho delgado y mi compañera revolucionaria
Comenzaba a ocurrir algún extraño movimiento que en un principio fue muy complicado de comprender. Todo fue más claro cuando estas prendas fueron rasgadas y de su interior saltó ferozmente una peluda bestia semi-humana que agresivamente atacó la espalda desprotegida del ingenuo y corpulento miembro de la marina, pues el aparente neandertal seguía perdido en el horizonte tratando de divisar aquello que tan expresivamente advertí tras su espalda, claramente sus salvajes habilidades de caza rindieron frutos, haciéndolo caer inconsciente al piso al representante de la justicia, tal como un lobo acechante despoja de su existencia a una distraída ovejita.
Bajo los pliegues del despedazado uniforme aun podía distinguirse la figura femenina de la ahora inconsciente revolucionaria por tanto era el aparente enclenque de antes el que se había transformado en tan implacable y bestial cazador, rápidamente mis sospechas fueron confirmadas cuando el sujeto al ver completado su ataque exitoso regresó a su forma humana y con celeridad recogió del suelo a la bella mujer y se la llevó en sus brazos del lugar. Realmente la inesperada situación me descolocó un poco por lo que me limité a quedarme oculto y luego solo pude ver como se alejaban del lugar.
Salí del naipe en el que me refugiaba y el que alguna vez había sido un singular campo de batalla ahora solo era un callejón vacío con un uniforme roto y un marine desmallado. Fue cuando me percaté que esta situación había puesto en peligro mis planes, ya que para que se realizasen correctamente ningún miembro de la marina podía tener registros de mi existencia. Así que me paré junto al cuerpo inconsciente del grandulón mientras mirando hacía la calle desenfundé mi arma y le acomodé un silenciador que traía en el bolsillo de mi abrigo, en ese momento una sonrisa sádica se dibujó en mi rostro y sin dejar de observar la entrada del callejón con mi sadista rostro llevé el cañón de mi arma en dirección al suelo a mi izquierda y le di un rápido y limpio tiro en la cabeza al sujeto que había pasado de inconsciente a cadáver.
Luego salí a las calles en busca del resto de los uniformados que habían visto mi rostro y por tanto pudieran informar de mi participación en el altercado, para evitar confusiones caminé en dirección opuesta a la que había tomado el “chico bestia”, y luego de caminar un par de minutos me crucé en una esquina con un recluta de los de antes. Con lenguaje kinésico le indiqué que tenía algo importante que decirle al oído, y cuando se acercó le murmuré discretamente…
El jefe te necesita, ve a hacerle compañía.
Dije cortando la frase con otro silencioso disparo que disimuladamente acomodé en su vientre en una estrecha diagonal hacia arriba, un sonido seco acompañó al disparo que luego de ingresar un poco más debajo de su ombligo emergió de su nuca perdiéndose en el firmamento. Luego de eso y con mi uniforme puesto era muy sencillo fingir que auxiliaba al condenado recluta mientras esperaba que la conmoción invitara al resto de mis victimas al sector, condenando sus pobres existencia. La gente comenzaba a aglomerarse por el sangrado del uniformado y la red comenzaba a tejerse lentamente.
Comenzaba a ocurrir algún extraño movimiento que en un principio fue muy complicado de comprender. Todo fue más claro cuando estas prendas fueron rasgadas y de su interior saltó ferozmente una peluda bestia semi-humana que agresivamente atacó la espalda desprotegida del ingenuo y corpulento miembro de la marina, pues el aparente neandertal seguía perdido en el horizonte tratando de divisar aquello que tan expresivamente advertí tras su espalda, claramente sus salvajes habilidades de caza rindieron frutos, haciéndolo caer inconsciente al piso al representante de la justicia, tal como un lobo acechante despoja de su existencia a una distraída ovejita.
Bajo los pliegues del despedazado uniforme aun podía distinguirse la figura femenina de la ahora inconsciente revolucionaria por tanto era el aparente enclenque de antes el que se había transformado en tan implacable y bestial cazador, rápidamente mis sospechas fueron confirmadas cuando el sujeto al ver completado su ataque exitoso regresó a su forma humana y con celeridad recogió del suelo a la bella mujer y se la llevó en sus brazos del lugar. Realmente la inesperada situación me descolocó un poco por lo que me limité a quedarme oculto y luego solo pude ver como se alejaban del lugar.
Salí del naipe en el que me refugiaba y el que alguna vez había sido un singular campo de batalla ahora solo era un callejón vacío con un uniforme roto y un marine desmallado. Fue cuando me percaté que esta situación había puesto en peligro mis planes, ya que para que se realizasen correctamente ningún miembro de la marina podía tener registros de mi existencia. Así que me paré junto al cuerpo inconsciente del grandulón mientras mirando hacía la calle desenfundé mi arma y le acomodé un silenciador que traía en el bolsillo de mi abrigo, en ese momento una sonrisa sádica se dibujó en mi rostro y sin dejar de observar la entrada del callejón con mi sadista rostro llevé el cañón de mi arma en dirección al suelo a mi izquierda y le di un rápido y limpio tiro en la cabeza al sujeto que había pasado de inconsciente a cadáver.
Luego salí a las calles en busca del resto de los uniformados que habían visto mi rostro y por tanto pudieran informar de mi participación en el altercado, para evitar confusiones caminé en dirección opuesta a la que había tomado el “chico bestia”, y luego de caminar un par de minutos me crucé en una esquina con un recluta de los de antes. Con lenguaje kinésico le indiqué que tenía algo importante que decirle al oído, y cuando se acercó le murmuré discretamente…
El jefe te necesita, ve a hacerle compañía.
Dije cortando la frase con otro silencioso disparo que disimuladamente acomodé en su vientre en una estrecha diagonal hacia arriba, un sonido seco acompañó al disparo que luego de ingresar un poco más debajo de su ombligo emergió de su nuca perdiéndose en el firmamento. Luego de eso y con mi uniforme puesto era muy sencillo fingir que auxiliaba al condenado recluta mientras esperaba que la conmoción invitara al resto de mis victimas al sector, condenando sus pobres existencia. La gente comenzaba a aglomerarse por el sangrado del uniformado y la red comenzaba a tejerse lentamente.
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- Cucú:
- A ver si acabamos este rol de una vez, siento la brevedad >_< Nos queda ahora 1 post a cada uno, ánimo! ^^
Red ahora se había manifestado, y no sería tarea sencilla evitar que acabara con todos en aquella isla. Mi control sobre mi cuerpo pasó a ser totalmente nulo, convirtiéndome así en un mero espectador de los actos de otra persona a través de mis ojos. Sólo podía ver y tratar de evitar en la medida de lo posible aquella carnicería, pero mis intentos fueron vanos pues mis intentos por retomar el control de mis actos eran inútiles, Red se había despertado y quería sangre…
Cadena en mano comenzó a atacar todas las estructuras de aquella ya derruida nave industrial, lo cual no tardó demasiado en atraer a un grupo de marines que al verme, y sin pensarlo demasiado, me apuntaron con sus rifles. Craso error, no hicieron más que enfadar a Red, aunque al mismo tiempo aquello le divertía, siempre era curioso ver insectos tratar de matar a un demonio. Transformándose en forma híbrida para ganar una sobrehumana fuerza, se abalanzó sobre aquellos pobres infelices que sólo hacían su trabajo. No tardó en deshacerse de ellos, un par mutilados, otros desmembrados y todos muy gravemente heridos, por suerte ningún muerto más para su cuenta particular, al parecer no le apetecía perder el tiempo matándolos, quería hacer algo, y no tardé en darme cuenta de sus intenciones: Estaba buscando al tipo “mago” de antes.
Recorrió toda la ciudad a base de su gran olfato, saltando de tejado en tejado y ocupándose de los marines que obstaculizaban su camino. Fue una verdadera sangría, cada uno duraba menos que el anterior, pobres hombres. En cuestión de unos minutos di con él, que estaba rodeado de gente mientras, al parecer atendía a un herido. Red rápidamente se acercó para ver lo que estaba por ocurrir, si ese tipo había sido “pillado” seguramente no fue una casualidad, además, estaba perfectamente seguro de haber oído el disparo sin el tiempo suficiente para que nadie abandonara aquel lugar, aquel tipo era el que había apretado el gatillo casi sin ninguna duda, pero no le importaba a aquel amasijo de odio y muerte, para nada, de hecho aquel tipo le caía bien, y si hacía lo que él pensaba que haría y mataba a todos los testigos, una vez hubiera acabado bajaría para tener unas palabras con él…
el uniformado, se desangraba en mis brazos mientras lentamente lo dejaba en el piso, mientras tanto la gente se alborotaba la mayoría se escondían y el resto se aglomeraba morbosamente para ver de cerca la heridas del marine muerto..., me puse de pie y miré a mi alrededor en busca de marines que vinieran a investigar, y era claro, los marines se acercaban a mi trama ingenuamente, por un lado venían 2 corriendo en la lejanía y por el otro se acercaba lentamente un marine que arrastraba a uno de sus compañeros gravemente herido, caminé lentamente hacia el grupo con el tipo herido, y en el camino me percaté de una presencia extraña, alce la mirada y me encontré con la bestial criatura de antes, pero esta vez se veía distinto, mas agresivo... más peligroso..
Sonreí al verle -Perfecto! esto servirá- pensé mientras apuntaba con mi arma de fuego al marine que traía a su compañero para auxiliarle, en mi rostro una fingida expresión de confusión y terror -Lo lamento muchacho. espero no te ofendas- murmuré ante de iniciar con mi teatro...
AUXILIOOO!!, NO PUEDO CONTROLARME, ESA BESTIA EN EL TEJADO CONTROLA MIS MOVIMIENTOS!- vociferaba fingiendo desesperación, mientras ponía temblorosamente mi fusil en dirección a los marines, todos los presentes voltearon a mirarme y a la vez divisaron a mi monstruoso amigo que venia acercándose por los techos...
BANG!, BANG! disparé a sangre fría contra el marine y su colega herido... y procedí a voltearme lentamente mientras fingía temblores en mis manos, para que todos creyeran que luchaba contra alguna clase de fuerza sobrenatural.... el caos de desató sin demora, la gente huyo despavorida en busca de refugio mientras los marines debido a su compromiso con la sociedad se quedaron a tratar de detener la matanza.
NO ME HAGAN DAÑO, YO NO ME CONTROLO, ESA COSA EN EL TEJADO TIENE EL CONTROL DE MIS MUSCULOS, PERDONENMEEE!
convencidos de mi historia apuntaron al usuario de akuma tipo zoan que había inculpado por mis crímenes, pero no era mi intención que lo hiriesen por lo que rápidamente procedí a matarles... BANG!, chick! el primer tiro acabo con uno de los ingenuos marines,sin embargo el arma se quedó sin tiros, y cegado por el miedo el marine entró en pánico y sudoroso trataba de decidir entre dispararme a mi o a mi peludo amigo.
Sonreí al verle -Perfecto! esto servirá- pensé mientras apuntaba con mi arma de fuego al marine que traía a su compañero para auxiliarle, en mi rostro una fingida expresión de confusión y terror -Lo lamento muchacho. espero no te ofendas- murmuré ante de iniciar con mi teatro...
AUXILIOOO!!, NO PUEDO CONTROLARME, ESA BESTIA EN EL TEJADO CONTROLA MIS MOVIMIENTOS!- vociferaba fingiendo desesperación, mientras ponía temblorosamente mi fusil en dirección a los marines, todos los presentes voltearon a mirarme y a la vez divisaron a mi monstruoso amigo que venia acercándose por los techos...
BANG!, BANG! disparé a sangre fría contra el marine y su colega herido... y procedí a voltearme lentamente mientras fingía temblores en mis manos, para que todos creyeran que luchaba contra alguna clase de fuerza sobrenatural.... el caos de desató sin demora, la gente huyo despavorida en busca de refugio mientras los marines debido a su compromiso con la sociedad se quedaron a tratar de detener la matanza.
NO ME HAGAN DAÑO, YO NO ME CONTROLO, ESA COSA EN EL TEJADO TIENE EL CONTROL DE MIS MUSCULOS, PERDONENMEEE!
convencidos de mi historia apuntaron al usuario de akuma tipo zoan que había inculpado por mis crímenes, pero no era mi intención que lo hiriesen por lo que rápidamente procedí a matarles... BANG!, chick! el primer tiro acabo con uno de los ingenuos marines,sin embargo el arma se quedó sin tiros, y cegado por el miedo el marine entró en pánico y sudoroso trataba de decidir entre dispararme a mi o a mi peludo amigo.
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Para su sorpresa aquel tipo comenzó a vociferar algo sobre que éramos nosotros quienes le controlábamos, una estupidez como la copa de un pino, pero a Red al menos le pareció gracioso, y no hacía más que reír como un poseso y fingir estar controlando un títere con las manos, llevando cada paso de aquel tipo extraño con un hilo invisible. –Jiejiejiejie, esto es muy divertido, aunque preferiría acabar yo mismo con ellos… -Suspiraba Red, y al ver que uno de ellos lo apuntó, se ilusionó, aunque rápidamente el otro tipo acabó con este, así que su diversión se esfumaba. –Hmm… No me gusta que te quedes tú toda la diversión… ¡Ese es mío! –Dijo señalando al otro marine que allí había, que ahora se debatía por quien disparar, cosa que tuvo más clara tras el grito de Red, que lo convirtió en la elección del joven recluta. Este levantó su rifle hacia el tejado, pero fue muy lento, pues en ese mismo tiempo Red saltó del tejado y ya estaba prácticamente en el suelo, corriendo hacia él, que bajó de nuevo su arma para tratar de dispararle. A escasos dos metros su fusil disparó, pero el miedo y los temblores del joven le hicieron disparar demasiado descentrado, lo cual le permitió a Red evitar el tiro con facilidad, para después colocarse a la espalda de aquel marine.
Red ahora era más de tres metros de músculo y odio, contra un despavorido marine recién enlistado y sin arma alguna, pues aquel fusil sólo podía disparar un tiro. La muerte de este segundo era ya un hecho, pero en ese momento Red abandonó mi cuerpo. –*Esto es demasiado fácil para mí, mátalo tú…* -Me dijo mentalmente. No sé si lo que podía querer era ver si yo estaba dispuesto a matar a otra persona o no, pero si era así, saldría desilusionado, pues a mí no me gustaba para nada arrebatar vidas ajenas, no de esta manera y sin ninguna razón. –Ey, tú… -Dije mirando al joven marine. –Huye, anda, no pretendo hacerte daño, pero vete a un lugar seguro… -Concluí. Aquel tipo, asustado, e incrédulo, se volteó y trató de golpearme con su rifle a modo de bate, pero detuve este con facilidad y lo partí en dos. El marine me miró a los ojos y saltó sobre mí, colgándose de mi cuello, mientras me repetía una y otra vez “No escaparás”, era muy molesto, además oía los pasos en la lejanía de otro grupo de marines, y no quería más revuelo. –Lo siento… Pero no me has dejado otra alternativa… -Y tras decir aquello, y callarlo, lo separé de mi cuello y lo atravesé con mi garra, justo a la altura del pecho. Tras aquello dejé caer su cuerpo, inerte, y me dirigí al otro tipo raro de antes. –Ha sido un placer, pero yo me largo de esta isla, y espero que tú hagas lo mismo, porque van a venir muchos más marines, y estos no parecen reclutas e idiotas de uniforme. Ojalá nos volvamos a encontrar, si es así, asegúrate de recordar mi nombre… Soy Jallial Reezek. Adiós. –Dije mientras me alejaba lentamente para, después de terminar mi despedida, dar un portentoso salto hasta el tejado de uno de los edificios cercanos, por los cuales me fui corriendo, saltando de tejado en tejado, hasta el puerto, donde robé un bote para salir de nuevo al mar… ¿Qué me depararía la fortuna esta vez…?
Red ahora era más de tres metros de músculo y odio, contra un despavorido marine recién enlistado y sin arma alguna, pues aquel fusil sólo podía disparar un tiro. La muerte de este segundo era ya un hecho, pero en ese momento Red abandonó mi cuerpo. –*Esto es demasiado fácil para mí, mátalo tú…* -Me dijo mentalmente. No sé si lo que podía querer era ver si yo estaba dispuesto a matar a otra persona o no, pero si era así, saldría desilusionado, pues a mí no me gustaba para nada arrebatar vidas ajenas, no de esta manera y sin ninguna razón. –Ey, tú… -Dije mirando al joven marine. –Huye, anda, no pretendo hacerte daño, pero vete a un lugar seguro… -Concluí. Aquel tipo, asustado, e incrédulo, se volteó y trató de golpearme con su rifle a modo de bate, pero detuve este con facilidad y lo partí en dos. El marine me miró a los ojos y saltó sobre mí, colgándose de mi cuello, mientras me repetía una y otra vez “No escaparás”, era muy molesto, además oía los pasos en la lejanía de otro grupo de marines, y no quería más revuelo. –Lo siento… Pero no me has dejado otra alternativa… -Y tras decir aquello, y callarlo, lo separé de mi cuello y lo atravesé con mi garra, justo a la altura del pecho. Tras aquello dejé caer su cuerpo, inerte, y me dirigí al otro tipo raro de antes. –Ha sido un placer, pero yo me largo de esta isla, y espero que tú hagas lo mismo, porque van a venir muchos más marines, y estos no parecen reclutas e idiotas de uniforme. Ojalá nos volvamos a encontrar, si es así, asegúrate de recordar mi nombre… Soy Jallial Reezek. Adiós. –Dije mientras me alejaba lentamente para, después de terminar mi despedida, dar un portentoso salto hasta el tejado de uno de los edificios cercanos, por los cuales me fui corriendo, saltando de tejado en tejado, hasta el puerto, donde robé un bote para salir de nuevo al mar… ¿Qué me depararía la fortuna esta vez…?
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