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- Es una simple introduccion. En el siguiente comentairo se alargaran las descripciones. Una vez comenteis recordad el orden pues es el que se seguira.
Saint Reia. Un lugar lleno ahora por revolucionarios y antiguamente gobernada por el gobierno mundial. El tiempo parece estar amable pues el sol luce fuerte iluminando con gran fuerza y provocando calor en la zona. Apenas hay nubes en el cielo y corre un poco de brisa por el lugar. Los pájaros sobrevuelan la isla piando felices y tranquilos en el hermoso día.
Un objetivo os había traído a los tres a la isla. Se decía que un antiguo pirata que murió hacia ya cuarenta años había dejado un tesoro de incalculable valor en alguna parte de la isla. Los tres decidís ir a por dicha fortuna cada uno por su cuenta. Lo que ninguno de vosotros sabia es que no iban a ser los únicos que irían tras dicho tesoro. Esta noticia no solo ha llegado a vuestros oídos sino también a la de los propios habitantes de la isla. Unos creen que es una tontería y una mentira para atraer a la gente. Otros piensan que es verdad y hay mucha cantidad de oro escondida en la isla. Vosotros habéis decidido cada uno por su lado viajar a la isla a comprobar si es cierto.
Llegáis cada uno por vuestro propio medio a la isla. Habéis llegado por sitios distintos. Jallial y Ikaru están más cerca el uno del otro. Altair está algo más alejado de ellos. Hay muchos sitios por donde buscar información, bosques y pueblos incluidos. Pero cuidado, los revolucionarios no se tomaran bien que unos piratas vengan a intentar llevarse dicho tesoro.
Ikaru
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Acababa de llegar al puerto. El día era bastante agradable; calido, con un gran sol sin ningún tipo de nube ni nada que impidiese que sus rayos luminosos llegaran donde estaba yo ahora mismo. Además hacia una pequeña brisilla suave que simplemente hacia que el día fuese muchísimo mas agradable que cualquier otra vez. Lo que se podría decir que era un día hermoso, un día lo suficientemente bueno para poder salir a buscar un tesoro, pues es justamente lo que había venido a hacer aquí en ese preciso instante. Durante un tendido tiempo había escuchado varios rumores e historias sobre el posible tesoro que se encontraría en esta isla. Siempre se hablaba sobre un pirata que hacia ya muchos años llego aquí dejando sus tesoros, pero ese pirata ya estaba muerto por lo que quien encontrase el tesoro primero se quedaría con él o al menos hasta que muriese. Seria una oportunidad perfecta para conseguir un dinero que realmente me hacia falta, sobre todo para comprar nuevo equipamiento, o incluso dentro de ese tesoro ya podría haber armas y demás cosas que también me interesaban un montón. Tenia que buscarlo como fuese y por eso vine a la isla. Ya estaba saliendo del puerto, llegando a la pequeña ciudad que había bastante antes del campamente revolucionario. Si en esta isla se encontraba un tesoro esos revolucionarios estarían buscandolo seguro de eso no debía de tener ninguna duda A si que seria mucho mejor que tuviese cuidado mientras que buscaba.
Tras una hora de caminata desde el puerto caminando hacia el norte, finalmente llegue a la ciudad, que mas que una ciudad era simplemente un pueblo. No tenia grandes edificios, ni grandes lugares. Desde las afueras ya se podía observar la magnitud que podía llegar a tener el pueblo y no era todo lo grande que cabria esperar. Mientras que andaba por una de las calles pensé en preguntar a alguien si sabia sobre el rumor del tesoro y tuviese algo de información pero debía de tener en cuenta que si me ponía a decirlo en alto en la calle los revolucionarios se me echarían encima y eso si que no seria demasiado conveniente a sabiendas de que otros piratas buscarian el tesoro también. En ese preciso momento pensé que lo que mejor que podía hacer era entrar en una taberna y mientras que tomaba algo preguntar al tabernero. Se que es algo muy..."cliche" preguntar las cosas al posadero de turno que misteriosamente todo lo sabe, pero a si es como transcurrió la primera parte de la historia. Me pase otro buen momento en encontrar una taberna o posada en el lugar, parecía que no había ninguna por lo pequeño del pueblo pero finalmente lo encontré algo apartada, casi a las afueras y en una esquina en la que daba bastante poco el sol.
Abrí la puerta y entre dentro. El ruido de la puerta al cerrarse sonó viejo y chirrioso, como si estuviese oxidado. La taberna era oscura y lúgubre, no muy bien cuidada y con una gran falta de luz, pero parecia bastante llena. Las mesas cercanas a la entrada estaban repletas de gente y la barra casi igual. Había varios camareros y luego estaba el que parecía ser el jefe a la barra. Me senté en un taburete que estaba casi en la esquina de la barra y espere mirando al panorama. La gente bebía pero casi no hablaba y el aspecto oscuro se mantenía aunque la gente estuviese allí, cuando te girabas y no las mirabas parecía que estabas solo...todo demasiado raro.
Se acerco a mi el tabernero y aprovechando ya le empecé a preguntar.
-Buenas, pongame una cerveza bien fresquita si puede hacerme el favor...y bueno ya de paso; Sabes algo sobre el tesoro que hablan de hace tanto tiempo... es que estoy interesado en él y puede que tú supiese algo jejeje-
Le comente mientras me acomodaba al taburete...no era demasiado cómodo la verdad.
Tras una hora de caminata desde el puerto caminando hacia el norte, finalmente llegue a la ciudad, que mas que una ciudad era simplemente un pueblo. No tenia grandes edificios, ni grandes lugares. Desde las afueras ya se podía observar la magnitud que podía llegar a tener el pueblo y no era todo lo grande que cabria esperar. Mientras que andaba por una de las calles pensé en preguntar a alguien si sabia sobre el rumor del tesoro y tuviese algo de información pero debía de tener en cuenta que si me ponía a decirlo en alto en la calle los revolucionarios se me echarían encima y eso si que no seria demasiado conveniente a sabiendas de que otros piratas buscarian el tesoro también. En ese preciso momento pensé que lo que mejor que podía hacer era entrar en una taberna y mientras que tomaba algo preguntar al tabernero. Se que es algo muy..."cliche" preguntar las cosas al posadero de turno que misteriosamente todo lo sabe, pero a si es como transcurrió la primera parte de la historia. Me pase otro buen momento en encontrar una taberna o posada en el lugar, parecía que no había ninguna por lo pequeño del pueblo pero finalmente lo encontré algo apartada, casi a las afueras y en una esquina en la que daba bastante poco el sol.
Abrí la puerta y entre dentro. El ruido de la puerta al cerrarse sonó viejo y chirrioso, como si estuviese oxidado. La taberna era oscura y lúgubre, no muy bien cuidada y con una gran falta de luz, pero parecia bastante llena. Las mesas cercanas a la entrada estaban repletas de gente y la barra casi igual. Había varios camareros y luego estaba el que parecía ser el jefe a la barra. Me senté en un taburete que estaba casi en la esquina de la barra y espere mirando al panorama. La gente bebía pero casi no hablaba y el aspecto oscuro se mantenía aunque la gente estuviese allí, cuando te girabas y no las mirabas parecía que estabas solo...todo demasiado raro.
Se acerco a mi el tabernero y aprovechando ya le empecé a preguntar.
-Buenas, pongame una cerveza bien fresquita si puede hacerme el favor...y bueno ya de paso; Sabes algo sobre el tesoro que hablan de hace tanto tiempo... es que estoy interesado en él y puede que tú supiese algo jejeje-
Le comente mientras me acomodaba al taburete...no era demasiado cómodo la verdad.
Jallial Reezek
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Después de otra posesión de Red me había levantado en una isla recóndita, alejada de la mano de Dios, con una nota en un pequeño pergamino que venía a decir: “Aquel que encuentre mi tesoro podrá librarse de todos los males que lleve dentro pues yo poseo…” Y hasta ahí se podía leer, lo otro era prácticamente ilegible, así que tan sólo me ceñí a lo que había leído para deducir algo que podría ser mi salvación. Si me podía librar de todos mis males, de todo el mal que yo tenía dentro, igual, con suerte, podría hacer que Red desapareciera para siempre de mi vida, que abandonara mi cuerpo por siempre y ser al fin libre. Era una posibilidad minúscula, pero tenía que intentarlo, así que me armé de valor y decidí ir en busca de aquel tesoro.
Corrí todo lo que pude hasta la playa de aquella isla y cogí un bote que allí había, pensando que era el que había usado para venir hasta aquí, con el cual remé y remé durante más de una hora. Después de ese tiempo remando como un poseso me di cuenta de una cosa: Me había perdido. Y no sólo eso, sino que además no tenía ni idea de dónde se encontraba el tesoro, así que nunca lo podría encontrar, pero no me di por vencido, y en un vano intento por obtener alguna pista volví a coger aquel rasgado pergamino, que esta vez leí por el reverso y el anverso. La parte de atrás de aquella cita tenía la mitad de un mapa, al parecer de la isla donde aquel tesoro debía estar escondido, así que me volví a encontrar súper motivado para buscarlo y remé durante otra hora más hasta llegar… A ningún lado. A mí alrededor tan sólo agua y nada más. – ¡Menuda mierda de mapa, de tesoro, de barca y de océano, me cago en todo! –Exclamé yo, muy enfadado. De repente mi suerte cambió, y un pequeño barco pesquero apareció no muy lejos de dónde yo estaba. Remé hacia allí con todas mis ganas, pero al llegar resultó que reconocieron mi bote, el cual no era mío, sino suyo, y cuando subí me asaltaron entre todos y me rodearon. Estaba en franca desventaja, además estos tipos parecían duros, por suerte antes de empezar a pelear vino una gran tormenta que los obligó a centrarse en mantener a flote el barco, y no en hundirme a mí. – ¡Tú, sabandija, ayuda o salta por la borda! –Dijo el más grandote de aquellos rudos pescadores, cuya cara tenía más cicatrices que el cuerpo de Frankenstein. –Ayudo, ayudo. –Respondí yo rápido, antes de que él escogiera por mí. Me ocupé de evitar que la vela de mesana se volara, la tuve que mantener, junto con el mástil, lo más ladeada posible para que el viento no la desgarrara. La tormenta fue súbita, y en cuestión de unos minutos, volvíamos al panorama anterior, con todos discutiendo la mejor forma de matarme. No obstante, al haberlos ayudado a salvar su barco, decidieron perdonarme la vida, al menos “por ahora…” como dijo el grandullón, que también se presentó como Crokant. Me dijeron que se dirigían a buscar un tesoro, a lo que yo respondí: -Pues yo también, y seguro que el mío es más grande, tss… Además, yo tengo un mapa, y vosotros seguro que no. -De forma borde. Al saber esto todos me pidieron ver el mapa, por lo que les enseñé el reverso del mapa, pero no les dejé cogerlo por miedo a que se lo quedaran. Todos se quedaron muy sorprendidos pues, de hecho, la isla que se vislumbraba en el pergamino no era otra que a la que ellos se dirigían. –Chico, ese mapa es de la isla rebelde, Saint Reia. Es allí a dónde vamos, ese tesoro es lo bastante grande para todos, ¿qué te parece si lo compartimos? –Me propuso Crokant de forma amigable, así que acepté, al fin y al cabo no buscaba oro o joyas, sólo librarme de Red.
Finalmente, tras más de dos días de travesía, llegamos al puerto de la isla, dónde pudimos ver gran cantidad de barcos piratas, debía ser un tesoro muy buscado. Cuando bajé fui a preguntar a una niñita si sabía explicarme dónde estaba cada lugar marcado en el mapa del tesoro que yo llevaba, pero ella se echó a reír. – ¡Jajajajajajajaja! Señor, esto no es un mapa del tesoro, mire, tenga. –Dijo dándome un pergamino completo idéntico al mío, pero sin rasgar en la mitad inferior, en el cual pude leer la inscripción al completo.
“Aquel que encuentre mi tesoro podrá librarse de todos los males que lleve dentro pues yo poseo fibra natural, capaz de hacer que tu intestino funcione correctamente. Cereales “El tesoro”, para sacar todo lo malo que lleve dentro”
Tanto mi cara como la de Crokant y sus hombres eran un poema. Estábamos aquí buscando el tesoro de una caja de cereales ricos en fibra. Crokante me habría matado si no fuera porque la vergüenza lo había paralizado, cosa que aproveché para salir por patas de allí. Una vez a salvo, en un callejón cercano, pude ver como un par de individuos hablaban sobre el tesoro, discutiendo sobre si realmente existía o si era una atracción turística. Yo era imparcial, pero en parte era un pirata, un aventurero, así que debía creer que sí que existía, y aunque la posibilidad de que aquel tesoro “sacara el mal de mis adentros” fuera remota cuanto menos, era un tesoro al fin y al cabo, así que lo quería para mí.
Como todo un gran experto entré a una taberna a preguntar al posadero de esta por algo de información. –Soy un genio, seguro que él ha escuchado algo sobre el tesoro y me lo dirá, he tenido la mejor idea que nadie ha tenido jamás en toda la historia, ¡jajajaja! –Decía para mí, y reía triunfalmente, hasta que al entrar pude ver como un tipo iba directo al posadero y le preguntaba si por casualidad no sabría algo sobre “mí” tesoro. – ¡Maldito copiota! ¡Eso es lo que yo iba a hacer! ¡El tesoro será mío! –Y tras gritarle esto a la cara a aquel chico, en mitad de una taberna posiblemente llena de piratas, me quedé callado y quieto pensando en mi estupidez. Probablemente alegaría ser discapacitado mental o algo así para salir ileso de aquello...
Corrí todo lo que pude hasta la playa de aquella isla y cogí un bote que allí había, pensando que era el que había usado para venir hasta aquí, con el cual remé y remé durante más de una hora. Después de ese tiempo remando como un poseso me di cuenta de una cosa: Me había perdido. Y no sólo eso, sino que además no tenía ni idea de dónde se encontraba el tesoro, así que nunca lo podría encontrar, pero no me di por vencido, y en un vano intento por obtener alguna pista volví a coger aquel rasgado pergamino, que esta vez leí por el reverso y el anverso. La parte de atrás de aquella cita tenía la mitad de un mapa, al parecer de la isla donde aquel tesoro debía estar escondido, así que me volví a encontrar súper motivado para buscarlo y remé durante otra hora más hasta llegar… A ningún lado. A mí alrededor tan sólo agua y nada más. – ¡Menuda mierda de mapa, de tesoro, de barca y de océano, me cago en todo! –Exclamé yo, muy enfadado. De repente mi suerte cambió, y un pequeño barco pesquero apareció no muy lejos de dónde yo estaba. Remé hacia allí con todas mis ganas, pero al llegar resultó que reconocieron mi bote, el cual no era mío, sino suyo, y cuando subí me asaltaron entre todos y me rodearon. Estaba en franca desventaja, además estos tipos parecían duros, por suerte antes de empezar a pelear vino una gran tormenta que los obligó a centrarse en mantener a flote el barco, y no en hundirme a mí. – ¡Tú, sabandija, ayuda o salta por la borda! –Dijo el más grandote de aquellos rudos pescadores, cuya cara tenía más cicatrices que el cuerpo de Frankenstein. –Ayudo, ayudo. –Respondí yo rápido, antes de que él escogiera por mí. Me ocupé de evitar que la vela de mesana se volara, la tuve que mantener, junto con el mástil, lo más ladeada posible para que el viento no la desgarrara. La tormenta fue súbita, y en cuestión de unos minutos, volvíamos al panorama anterior, con todos discutiendo la mejor forma de matarme. No obstante, al haberlos ayudado a salvar su barco, decidieron perdonarme la vida, al menos “por ahora…” como dijo el grandullón, que también se presentó como Crokant. Me dijeron que se dirigían a buscar un tesoro, a lo que yo respondí: -Pues yo también, y seguro que el mío es más grande, tss… Además, yo tengo un mapa, y vosotros seguro que no. -De forma borde. Al saber esto todos me pidieron ver el mapa, por lo que les enseñé el reverso del mapa, pero no les dejé cogerlo por miedo a que se lo quedaran. Todos se quedaron muy sorprendidos pues, de hecho, la isla que se vislumbraba en el pergamino no era otra que a la que ellos se dirigían. –Chico, ese mapa es de la isla rebelde, Saint Reia. Es allí a dónde vamos, ese tesoro es lo bastante grande para todos, ¿qué te parece si lo compartimos? –Me propuso Crokant de forma amigable, así que acepté, al fin y al cabo no buscaba oro o joyas, sólo librarme de Red.
Finalmente, tras más de dos días de travesía, llegamos al puerto de la isla, dónde pudimos ver gran cantidad de barcos piratas, debía ser un tesoro muy buscado. Cuando bajé fui a preguntar a una niñita si sabía explicarme dónde estaba cada lugar marcado en el mapa del tesoro que yo llevaba, pero ella se echó a reír. – ¡Jajajajajajajaja! Señor, esto no es un mapa del tesoro, mire, tenga. –Dijo dándome un pergamino completo idéntico al mío, pero sin rasgar en la mitad inferior, en el cual pude leer la inscripción al completo.
“Aquel que encuentre mi tesoro podrá librarse de todos los males que lleve dentro pues yo poseo fibra natural, capaz de hacer que tu intestino funcione correctamente. Cereales “El tesoro”, para sacar todo lo malo que lleve dentro”
Tanto mi cara como la de Crokant y sus hombres eran un poema. Estábamos aquí buscando el tesoro de una caja de cereales ricos en fibra. Crokante me habría matado si no fuera porque la vergüenza lo había paralizado, cosa que aproveché para salir por patas de allí. Una vez a salvo, en un callejón cercano, pude ver como un par de individuos hablaban sobre el tesoro, discutiendo sobre si realmente existía o si era una atracción turística. Yo era imparcial, pero en parte era un pirata, un aventurero, así que debía creer que sí que existía, y aunque la posibilidad de que aquel tesoro “sacara el mal de mis adentros” fuera remota cuanto menos, era un tesoro al fin y al cabo, así que lo quería para mí.
Como todo un gran experto entré a una taberna a preguntar al posadero de esta por algo de información. –Soy un genio, seguro que él ha escuchado algo sobre el tesoro y me lo dirá, he tenido la mejor idea que nadie ha tenido jamás en toda la historia, ¡jajajaja! –Decía para mí, y reía triunfalmente, hasta que al entrar pude ver como un tipo iba directo al posadero y le preguntaba si por casualidad no sabría algo sobre “mí” tesoro. – ¡Maldito copiota! ¡Eso es lo que yo iba a hacer! ¡El tesoro será mío! –Y tras gritarle esto a la cara a aquel chico, en mitad de una taberna posiblemente llena de piratas, me quedé callado y quieto pensando en mi estupidez. Probablemente alegaría ser discapacitado mental o algo así para salir ileso de aquello...
Steve
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¿Qué hacía allí? Recuerdo que había escuchado un rumor sobre un tesoro de un pirata que era famoso y que había muerto recientemente, al escucharlo no le di mucha importancia pero este se prolongo durante dos meses así que un día decidí ponerme rumbo Saint Reia, donde se suponía que estaba el tesoro, esta isla había pertenecido al gobierno mundial y ahora estaba en manos de los revolucionarios, si tenía suerte y no habían encontrado el tesoro, eso había sido varios días antes de llegar y ahora estaba en la isla preparado para aventuras a pesar de mi usual vagancia que haría que no me moviera de una isla en tres meses, me baje de la barca que me había traído hasta la isla y la deje medio escondida entre unos escollos, tras esto me puse en marcha hacía una especie de pueblo que había visto antes de llegar aunque por culpa de una resaca me aleje del pueblo pero me podía orientar bien y sabía hacía donde tenía que ir.
-Joder, tendré que caminar.-Tras decir esto suspire y me puse a andar hacía donde se suponía que debía estar el pueblo.
Tras 30 minutos de camino pude divisar el pueblo, estaría a una distancia considerable pero ahora tenía una referencia hacía donde ir, ya estaba pensado que me había perdido. Pero por suerte ahí estaba, así que reanude mi paso pero esta vez empecé a correr hambre y sed una posada o al menos un bar en el que no me echaran a patadas si me dormía borracho estaría bien como parada antes de encontrar más información, mientras caminaba me pude fijar como el sol estaba enorme en medio del cielo, no había ni una nube pero no hacía un calor sofocante ya que había una brisa que me daban ganas de echarme a dormir pero ya había llegado hasta la isla, no me iba a echar a dormir por que hiciera un buen día, tenía que encontrar ese tesoro.
El pueblo estaba relativamente más cerca de lo que tuve que caminar antes así que no me queje, eso sí, debía apartarme del sol o me daría un icto solar, me puse la mano sobre los ojos y busque un local o al menos un sitio a la sombra, como no vi nada cerca me moví varias calles más y encontré una taberna a la sombra en una esquina, parecía que había mucho ruido la puerta chirrió con un sonido metálico y escuche el cacho de una conversación de uno de los presentes que me incitó a quedarme en la puerta no sea que tuviera un problema, en la que alguien le gritaba a otro que el tesoro era suyo, lo que provoco que alguno de los presentes de empezara a levantar de sus asientos, eran revolucionarios seguro, y aquel que lo dijo no era muy listo al gritarlo en voz alta.
-Mierda, me da que esto no va a acabar bien
Y tras decir eso pose mi mano sobre la empuñadura de la espada no fuera que tuviera un problema en esa taberna, cosa que parecía muy probable.
-Joder, tendré que caminar.-Tras decir esto suspire y me puse a andar hacía donde se suponía que debía estar el pueblo.
Tras 30 minutos de camino pude divisar el pueblo, estaría a una distancia considerable pero ahora tenía una referencia hacía donde ir, ya estaba pensado que me había perdido. Pero por suerte ahí estaba, así que reanude mi paso pero esta vez empecé a correr hambre y sed una posada o al menos un bar en el que no me echaran a patadas si me dormía borracho estaría bien como parada antes de encontrar más información, mientras caminaba me pude fijar como el sol estaba enorme en medio del cielo, no había ni una nube pero no hacía un calor sofocante ya que había una brisa que me daban ganas de echarme a dormir pero ya había llegado hasta la isla, no me iba a echar a dormir por que hiciera un buen día, tenía que encontrar ese tesoro.
El pueblo estaba relativamente más cerca de lo que tuve que caminar antes así que no me queje, eso sí, debía apartarme del sol o me daría un icto solar, me puse la mano sobre los ojos y busque un local o al menos un sitio a la sombra, como no vi nada cerca me moví varias calles más y encontré una taberna a la sombra en una esquina, parecía que había mucho ruido la puerta chirrió con un sonido metálico y escuche el cacho de una conversación de uno de los presentes que me incitó a quedarme en la puerta no sea que tuviera un problema, en la que alguien le gritaba a otro que el tesoro era suyo, lo que provoco que alguno de los presentes de empezara a levantar de sus asientos, eran revolucionarios seguro, y aquel que lo dijo no era muy listo al gritarlo en voz alta.
-Mierda, me da que esto no va a acabar bien
Y tras decir eso pose mi mano sobre la empuñadura de la espada no fuera que tuviera un problema en esa taberna, cosa que parecía muy probable.
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Todo parecía ir bien para el joven Ikaru. El hombre al verlo con esa energía y esas ganas le sonrió con amabilidad y le sirvió lo que había pedido. Cuando estaba a punto de hablarle entró aquella persona gritando y dijo aquello. La gente empezó a mirarlo con mala cara y esto hizo que el tabernero se asustara un poco y retrocediera sin decir nada.
La gente que se levanta enseguida se sienta cuando ven que se levanta una persona en concreto salvo algunos que se van. Era un hombre alto de unos 1,87. Su pelo era azulado y cogido con una coleta y sus ojos de color verdes claros. Vestía un chaleco negro y una camiseta blanca de manga corta. Sus pantalones eran negros y sus botas del mismo color. Desenvainó una katana de color negra mientras miraba a Jallial.
- Deja de gritar estúpido, no quiero que los revolucionarios se enteren de esto, si es que siempre tiene que haber alguien liándola.
En aquella taberna no había revolucionarios por suerte para vosotros y el hombre que tenéis delante parece ser otro pirata buscando el tesoro del que tanto se habla. Tras unos segundos aquel hombre pasa por la puerta y se va de aquella taberna sin ni siquiera pagar. El tabernero mira a Jallial y a Ikaru ya que no se había fijado mucho en el otro chico que permanecía en la puerta.
- Chicos largaos de aquí, la gente habrá ido a avisar a los revolucionarios y no es bueno que os encuentren. Os mataran sin dudarlo. Yo no puedo ayudaros, no quiero meterme en ningún lio.
Tras lo ocurrido la gente sigue comiendo y el tabernero continúa a lo suyo. Si no os largáis del lugar llegaran pronto los enemigos. Altair se ha conseguido librar por no armarla pero vosotros dos estáis ya ``fichados`` por la gente.
La gente que se levanta enseguida se sienta cuando ven que se levanta una persona en concreto salvo algunos que se van. Era un hombre alto de unos 1,87. Su pelo era azulado y cogido con una coleta y sus ojos de color verdes claros. Vestía un chaleco negro y una camiseta blanca de manga corta. Sus pantalones eran negros y sus botas del mismo color. Desenvainó una katana de color negra mientras miraba a Jallial.
- Deja de gritar estúpido, no quiero que los revolucionarios se enteren de esto, si es que siempre tiene que haber alguien liándola.
En aquella taberna no había revolucionarios por suerte para vosotros y el hombre que tenéis delante parece ser otro pirata buscando el tesoro del que tanto se habla. Tras unos segundos aquel hombre pasa por la puerta y se va de aquella taberna sin ni siquiera pagar. El tabernero mira a Jallial y a Ikaru ya que no se había fijado mucho en el otro chico que permanecía en la puerta.
- Chicos largaos de aquí, la gente habrá ido a avisar a los revolucionarios y no es bueno que os encuentren. Os mataran sin dudarlo. Yo no puedo ayudaros, no quiero meterme en ningún lio.
Tras lo ocurrido la gente sigue comiendo y el tabernero continúa a lo suyo. Si no os largáis del lugar llegaran pronto los enemigos. Altair se ha conseguido librar por no armarla pero vosotros dos estáis ya ``fichados`` por la gente.
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El tabernero me sirvió la cerveza en cuanto se la pedí, eso me hizo mostrar una sonrisa bastante grande y comencé a beber un poco. Parecía que había semignorado mi pregunta, y por eso no me hice derogar con volverle a preguntar de nuevo, no quería tener malos royos con la gente de este pueblo la verdad. Aunque la verdad... a lo mejor no me había ignorado completamente pues vi que se acerco a mi y con una posición con la que se suele susurrar cosas fue a hablarme. Yo también me acerque a el para intentar escucharle lo que decía, pero justamente algo alejado, seguramente en la entrada del bar puede escuchar lo que parecía ser un grito bastante poderoso hacia mi persona. Parecía cabreado, como si le hubiese quitado algo...bueno realmente se quejaba de eso, de que justamente le había "robado" la idea de preguntar a un tabernero por el tesoro. Esas palabras me cabrearon bastante y estuve por levantarme y darle una buena paliza como se debería de haber merecido y me calme, dandome la vuelta y mirándole aun sentado en el taburete a lo que le dije unas pequeñas palabras en voz alta, no sabía si me iba a tomar mucha atención pues él estaba ahí parado como si de un mohino de tratase.
-Sabes chico...eres bastante imbécil, ¡¿Como que copiota? pero si idea es tan general que incluso una rana la pensaria! Y no te quedes ahí mirandome como un pazguato, que mira que eres tonto, ahora mismo si tuviese ganas te cortaría en rodajitas, pero no quiero problemas en esta isla así que...
Otra persona había entrado en la taberna también, pero no la estaba haciendo el mismo caso que si hice a la persona que se levanto en ese preciso instante y como efecto domino todas las demás personas de la sala se quedaron calladas sin decir ni pío. Era un tío bastante alto y fortote que tenia un extraño pelo azul que sobresaltaba sobre todo lo demás. Seguí sentado mientras que escuchaba como también, al igual que yo, le echaba la regañina al tipejo que había entrado gritando en la taberna. Solté una pequeña sonrisita y me levante finalmente mientras que ese hombre alto saliera del lugar. Parecía que sabia algo del tesoro y ahora que se habia marchado podría seguirle los pasos y a lo mejor llegar hasta una pista interesante que me aclarase un poco el camino que había de tomar para llegar al tesoro. Antes de salir el tabernero nos dijo directamente que nos fuésemos, pero ya estaba bastante alejado, casi a punto de llegar a la puerta en donde, de forma intencionada le pegue un hombrazo al tipejo que me había gritado ni hacia dos minutos.
-Sabes chico...eres bastante imbécil, ¡¿Como que copiota? pero si idea es tan general que incluso una rana la pensaria! Y no te quedes ahí mirandome como un pazguato, que mira que eres tonto, ahora mismo si tuviese ganas te cortaría en rodajitas, pero no quiero problemas en esta isla así que...
Otra persona había entrado en la taberna también, pero no la estaba haciendo el mismo caso que si hice a la persona que se levanto en ese preciso instante y como efecto domino todas las demás personas de la sala se quedaron calladas sin decir ni pío. Era un tío bastante alto y fortote que tenia un extraño pelo azul que sobresaltaba sobre todo lo demás. Seguí sentado mientras que escuchaba como también, al igual que yo, le echaba la regañina al tipejo que había entrado gritando en la taberna. Solté una pequeña sonrisita y me levante finalmente mientras que ese hombre alto saliera del lugar. Parecía que sabia algo del tesoro y ahora que se habia marchado podría seguirle los pasos y a lo mejor llegar hasta una pista interesante que me aclarase un poco el camino que había de tomar para llegar al tesoro. Antes de salir el tabernero nos dijo directamente que nos fuésemos, pero ya estaba bastante alejado, casi a punto de llegar a la puerta en donde, de forma intencionada le pegue un hombrazo al tipejo que me había gritado ni hacia dos minutos.
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Aquel chico se enfadó mucho conmigo, pero lo peor de todo es que dijo que mi idea no era original, y eso me enfadó mucho. Me habría liado a golpes con él allí mismo, lo habría despellejado, pero finalmente un momento de cordura hizo acto de presencia en mí. Me pude dar cuenta que todos en aquella taberna me miraban, algunos sorprendidos, otros asustados, pero la gran mayoría cabreados, e incluso algunos se fueron del lugar, puede que a buscar refuerzos, entre ellos el copiota, que se fue chocando contra mí, así que no tenía ganas de pelear contra todo aquel local entero, por lo que me callé y disimulé mis palabras de antes, fingiendo una borrachera, cambiando el tono de mi voz al de un ebrio y desvariando. -Y eso le dijo la patata al camarero, puuuahjajaja, camarero copiota, maldito copiota... -Dije fingiendo que me caía de tan borracho que iba, agarrándome a un taburete para no caer contra el suelo.
Ahora que mi imitador se había ido de allí el resto dejaría de darnos tanta importancia, pero por si acaso los revolucionarios ya estaban en camino, me fui de la taberna, haciendo eses, esperando que les dijeran que sólo había sido una disputa de borrachos, tal y como les hice pensar que fue. Nada más salir subí al tejado de aquella taberna y me transformé en forma híbrida, para localizar a mi imitador y a aquel tipo que perseguía cuando se fue, para después perseguirlo corriendo por los tejados de aquella ciudad, saltando de unos a otros. No obstante antes de encontrarlo encontré algo mejor, un par de marineritos separados de su unidad, seguro que estos sabían muchas cosas sobre aquel supuesto tesoro, así que bajé del tejado y, mirándolos desde arriba gracias a mi sorprendente envergadura, sonreí y los cogí por el cuello a ambos. -Bien, ahora vamos a charlar los tres, ¿verdad?... -E hice que me contaran todo lo que supieran acerca de aquel tesoro.
OFF: -Drake, decide tú que me cuentan jaja -OFF
Ahora que mi imitador se había ido de allí el resto dejaría de darnos tanta importancia, pero por si acaso los revolucionarios ya estaban en camino, me fui de la taberna, haciendo eses, esperando que les dijeran que sólo había sido una disputa de borrachos, tal y como les hice pensar que fue. Nada más salir subí al tejado de aquella taberna y me transformé en forma híbrida, para localizar a mi imitador y a aquel tipo que perseguía cuando se fue, para después perseguirlo corriendo por los tejados de aquella ciudad, saltando de unos a otros. No obstante antes de encontrarlo encontré algo mejor, un par de marineritos separados de su unidad, seguro que estos sabían muchas cosas sobre aquel supuesto tesoro, así que bajé del tejado y, mirándolos desde arriba gracias a mi sorprendente envergadura, sonreí y los cogí por el cuello a ambos. -Bien, ahora vamos a charlar los tres, ¿verdad?... -E hice que me contaran todo lo que supieran acerca de aquel tesoro.
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Steve
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Frente a mis ojos una escena extraña y un poco cómica aconteció, una pelea se había formado nada mas había llegado a aquel cuchitril que se hacía llamar taberna pues uno de los presentes le había dicho al otro que le había copiado la idea de venir a buscar un tesoro, el otro se cabreo y le espeto que la idea no era lo más original del mundo, cosa en la que tenía bastante razón yo también estaba ahí por el tesoro y al parecer otro hombre bastante alto y de cabellera azulada que les apunto con una espada negra y después de echarles la bronca se marcho por la misma puerta por la que yo había entrado pocos minutos antes y tras varios segundos de silencio el otro salió detrás de el peliazul, mientras el otro parecía estar borracho y no saber lo que decía mientras hacía eses antes de salir de la taberna. Tenía poco que hacer tras este lamentable espectáculo puesto que todo el mundo en ese lugar estaba revolucionado por lo que acababa de pasar y no creo que el mesero tuviera ganas de que pasara lo mismo dos veces en un día lo mejor que podía hacer era salir de ese antro de mala muerte y buscar otra manera de encontrar el tesoro, la más fácil era seguir a el peliazul ya que parecía saber algo del tesoro y por sus palabras no parecía un revolucionario, si no más bien un pirata y era eso o salir a la calle a buscar alguien que supiera algo. Tras uno o dos minutos me decante por esta segunda opción, me parecía más viable ya que el hombre de pelo azul y espada extraña había desaparecido de mi campo de visión y no sabía donde había ido pero poder podía buscar a gente que supiera algo, la calle en la que me encontraba no era la de una metrópoli pero podría tener suerte, si no tendría que buscarme la vida y dar con el tesoro a tientas, instintivamente me iba moviendo por las calles, y acabe en una bastante grande, supuse que era la calle principal.
-Puede que tenga suerte.
Me di esas palabras de ánimo en un susurro casi imperceptible y me empecé a mover entre la gente esperando oír algo que me diera alguna pista.
-Puede que tenga suerte.
Me di esas palabras de ánimo en un susurro casi imperceptible y me empecé a mover entre la gente esperando oír algo que me diera alguna pista.
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- Ikaru:
- Al salir ves al tipo del pelo azul que camina por la calle tranquilamente. Se dirige hacia un bosque de la zona. Sus pasos son lentos y tranquilos. Justo dos revolucionarios le paran hablándole y le dicen que les acompañe. Este se gira ignorándolos y negándose a sus peticiones. Estos mosqueados insisten y sacan dos espadas mientras corren a por él. El tipo saca su katana negra y de dos tajos los mata a los dos, su mirada es seria y fría como el hielo. Patea los cadáveres a dentro del bosque y sigue caminando. En poco tiempo llega frente a una enorme roca. Con cuidado toca un botón y sale una pantalla oculta muy pequeña, este toca algunas teclas y una puerta se abre de la roca por donde entre. Después se cierra y el panel se oculta. Por suerte has visto donde está el botón.
- ¡Eh tu!
Detrás de ti puedes ver a tres revolucionarios con espadas en sus manos. Parecen enfadados y te culpan de la muerte de los otros dos. Se lanzan rápidamente a por ti lanzando tajos tratando de matarte o herirte en sitios graves. Ten cuidado o te puedes llevar heridas serias o en el peor casi la muerte. Defiéndete joven Ikaru.
- jallial:
- Los marineros no les ha dado tiempo a reaccionar al ver semejante bestia caer sobre ellos. Te miran con pánico y de repente el de tu mano derecha se desmaya por el miedo que ha sentido al ver como un hombre lobo lo coge del cuello. El otro tipo asustado empieza a balbucear sin saber que decir. De repente te mira a los ojos, asustado y en un tono de total pánico comienza a hablarte con miedo sin saber qué hacer.
- Yo no sé nada, lo juro. Por favor no me haga daño, solo sé que un tipo de pelo azul sabe más cosas de la cuenta y es el que puede saber todo lo que necesitas. Por favor no me hagas daño.
Una vez te ha hablado notas unas voces detrás de ti donde puedes ver a dos hombres vestidos con el uniforme de la marina. Hay un barco anclado cerca y están aquí para dar algo de guerra a los revolucionarios. Te han confundido con un asesino, irónico pues lo eres. Los dos son dos simples reclutas y ahora corren a por ti con sus espadas dispuestos a eliminarte, demuéstrales quien manda.
- Altair:
- Mientras caminas por la calle puedes oír una conversación de dos tipos parados a tu lado que hablan mosqueados en voz alta.
- Joder tenemos doble problema, la marina está dando la lata y hay que combatir. Por otro lado ese estúpido de pelo azul sabe lo del tesoro y debemos hacer algo para que no diga nada.
- Si lose, pero no podemos dividirnos, ahora lo importante es acabar con esos estúpidos de la marina cuanto antes así que vamos.
Una vez acaban de hablar se largan, tal vez el tipo del pelo azul al que se refieren es el que estaba en la taberna. Es tu turno de decidir caballero. Ante ti tienes varias tiendas y tabernas abiertas y por lo que sabes la marina ataca. Ahora haz lo que desees, si te interesa lo del tesoro deberías investigar sobre el hombre de pelo azul del que hablan. Pero claro llegados a este punto la decisión es tuya. Puedes hacer lo que desees con total libertad y ya sabes cuáles son tus opciones. Eres un pirata, haz lo que debas y sin remordimientos. Cuidado con la marina pues pueden llegar a atacarte confundiéndote con un revolucionario.
Ikaru
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Abrí la puerta de la taberna fuertemente y tras salí de allí pegue un portazo para que la personita que me había llamado idiota se diese cuenta de que no tenia que molestarme demasiado, o al menos no hoy ya que lo cortaría en pedacitos como me enfadase. Por si no se me nota el cabreo os diré que estaba realmente cabreado y enfadado pero intente tranquilizarme y poder seguir al tipo fornido del pelo azul que parecía tener bastante información del tesoro rebelde de la zona. Mire a los dos lados de la calle y pude encontrarle a mi derecha, aunque primero mire a la izquierda que soy patoso incluso para esto, Tras localizarle por fin comencé a andar detrás suya, intentando disimular que le seguía para que no me pillase. El hombreton se metía por muchos callejones y callejuelas y de vez en cuando le perdía de vista, pero salia a otra calle y le volvía a encontrar, Muchas veces parecía que ya me había visto y que intentaba perderme de vista, pero que le encontrarse con tanta facilidad me hacía pensar totalmente lo contrario. Comencé a notar un leve frío a mi alrededor, no era totalmente de noche por lo que el cambio de temperatura me parecía totalmente inusual. Mire a mi alrededor por si algo había pasado en los tejados...pero no encontré nada. Tampoco es que hubiese super buscado por todo los recovecos y todos las esquinas de los tejados, por que si me ponía a hacer eso en ese preciso instante perdería totalmente la pista del hombre peliazul que estaba siguiendo. Comencé a correr un poco más y situarme casi en la espalda de mi perseguido, conforme nos alejábamos de las calles y empezaba lo que seria el delimitante de la ciudad el frío se iba pasando... algo totalmente extraño a mi parecer, pero no le di mucha mas importancia que eso... un leve frío por el empezar de la noche seguramente.
Ya salimos de la ciudad y el hombre se metió en el bosque justamente después. Yo como sabía perfectamente que ahora no podría esquivar su mirada gracias a las paredes por lo que me subí a uno de los arboles y desde allí comencé a avanzar saltando de copa de árbol en copa de árbol y así no ser visto por el. El camino fue bastante largo y duro. Tenía que ir como un saltimbanqui gastando bastante energía mientras que procuraba no perderle de vista en ningún momento y así poder seguirle a la perfección por todo el bosque. En un momento dado de nuestra "travesía" el Hombreton de pelos color mar se encontró con dos personas que le dijeron que les acompañasen... Pero el hombre con una buena destreza pudo matarlos con el mínimo esfuerzo y siguió su camino. Ahora que yo había podido contemplar esto tenía que tener bastante más cuidado por si me viese, parecía un enemigo duro de roer. Finalmente y ya tras varios minutos dando saltitos entre árbol y árbol y él mientras andando, se encontró con una roca de un buen tamaño que estaba en medio del bosque. Pulso un botón que perfectamente pude ver y justo después una pantalla se encendió en la roca y salio lo que parecía ser una especie de teclado. Pulso unas cuantas teclas y la roca se abrió dejándole pasar y después se cerro completamente.
Baje del árbol tras ver eso para acercarme a la roca y tocar el botón aunque si os digo la verdad luego no sabría que hacer con la combinación del teclado pero podría probar combinaciones al azar hasta dar con la adecuada aunque me tirase una vida entera para hacerlo también. Una especie de grito sonó a mis espaldas, parecían ser unas cuantas personas algo cabreadas por el tono de voz. Me gire instantáneamente para ver de que se trataba y eran tres personas , que como ya me supuse anteriormente venían super cabreadas. Tenían espadas en sus manos y al estar bastante cerca de mí se tiraron a atacarme con varios tajos. Rápidamente al ver sus intenciones intente alejarme lo que pude mediante unos cuantos saltos ágiles que me valieron para poder esquivarles y mientras hacía eso mismo desenvaine una de mis Katana y les apunte con ella un solo segundo para así, mediante un movimiento bastante ágil gracias a mi habilidad de sound, posicionarme detrás de ellos tres , habiéndoles rodeado, Les apunte con la katana de nuevo mostrando una sonrisa y les dije.
- Bueno...chicos, No se por qué estaréis tan cabreados conmigo, pero os aconsejo que no volváis a atacarme de nuevo sino queréis morir, y no, no lo digo de coña, un movmiento en falso y vuestro cuello no tendrá que sujetar vuestra cabeza nunca mas...
Ya salimos de la ciudad y el hombre se metió en el bosque justamente después. Yo como sabía perfectamente que ahora no podría esquivar su mirada gracias a las paredes por lo que me subí a uno de los arboles y desde allí comencé a avanzar saltando de copa de árbol en copa de árbol y así no ser visto por el. El camino fue bastante largo y duro. Tenía que ir como un saltimbanqui gastando bastante energía mientras que procuraba no perderle de vista en ningún momento y así poder seguirle a la perfección por todo el bosque. En un momento dado de nuestra "travesía" el Hombreton de pelos color mar se encontró con dos personas que le dijeron que les acompañasen... Pero el hombre con una buena destreza pudo matarlos con el mínimo esfuerzo y siguió su camino. Ahora que yo había podido contemplar esto tenía que tener bastante más cuidado por si me viese, parecía un enemigo duro de roer. Finalmente y ya tras varios minutos dando saltitos entre árbol y árbol y él mientras andando, se encontró con una roca de un buen tamaño que estaba en medio del bosque. Pulso un botón que perfectamente pude ver y justo después una pantalla se encendió en la roca y salio lo que parecía ser una especie de teclado. Pulso unas cuantas teclas y la roca se abrió dejándole pasar y después se cerro completamente.
Baje del árbol tras ver eso para acercarme a la roca y tocar el botón aunque si os digo la verdad luego no sabría que hacer con la combinación del teclado pero podría probar combinaciones al azar hasta dar con la adecuada aunque me tirase una vida entera para hacerlo también. Una especie de grito sonó a mis espaldas, parecían ser unas cuantas personas algo cabreadas por el tono de voz. Me gire instantáneamente para ver de que se trataba y eran tres personas , que como ya me supuse anteriormente venían super cabreadas. Tenían espadas en sus manos y al estar bastante cerca de mí se tiraron a atacarme con varios tajos. Rápidamente al ver sus intenciones intente alejarme lo que pude mediante unos cuantos saltos ágiles que me valieron para poder esquivarles y mientras hacía eso mismo desenvaine una de mis Katana y les apunte con ella un solo segundo para así, mediante un movimiento bastante ágil gracias a mi habilidad de sound, posicionarme detrás de ellos tres , habiéndoles rodeado, Les apunte con la katana de nuevo mostrando una sonrisa y les dije.
- Bueno...chicos, No se por qué estaréis tan cabreados conmigo, pero os aconsejo que no volváis a atacarme de nuevo sino queréis morir, y no, no lo digo de coña, un movmiento en falso y vuestro cuello no tendrá que sujetar vuestra cabeza nunca mas...
Jallial Reezek
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El primero de los dos, más cobarde que persona, no tardó en desmayarse al verme. -*Patético…*-Pensé yo. El segundo, no obstante, atisbó a darme algo de información, nada realmente relevante, pero algo era algo. Habló de un tipo con pelo azul que sí podía saber más cosas de aquel tesoro, y apenas tardé unos segundos en chocar las cabezas de aquellos dos hombres y dejarlos así inconscientes. Tras esto me puse a pensar en el tipo de pelo azul, pero no pude hacerlo demasiado tiempo, pues unas voces a mi espalda interrumpieron aquellos pensamientos.
-¡Eh, tú! ¡Eres un asesino! ¡En nombre de la marina de guerra y de la justicia te detendremos! –No pude evitar soltar una carcajada al oírlos, volteándome a ver como dos simples reclutas, armados con una espada normal y esmirriada, osaban oponerse a mí, y a mi locura.
-Patéticos… -Susurré mientras fruncía el ceño, enfadado por el hecho de que aquella escoria se atreviera siquiera a mirarme. –Creo que os arrancaré el corazón y os lo enseñaré antes de que sus latidos cesen… Apuesto a que será grotescamente hermoso… -Concluí, con aquella voz grave que mi forma híbrida otorgaba, para después saltar sobre ellos con violencia. Al primero lo abrí en canal de un zarpazo, bañando con sus tripas al que lo acompañaba, que quedó tan traumado que sus ojos perdieron la luz, el brillo de la cordura, y cayó de rodillas al suelo, bajando su cabeza contra este y empezando a suplicar por su vida.
-Per… ¡Perdóneme! Lo siento, de verdad, ¡lo siento! Si no me matas… ¡Si no me matas te diré todo lo que he oído acerca del tesoro! –Aquellas palabras me hicieron entrar en razón, sería más útil vivo que muerto si realmente sabía algo sobre mi tesoro, así que decidí no matarlo, aún, y oír lo que tenía que decirme. Asentí y me agaché, cogiendo su cabeza por el pelo para levantar su mirada a mis monstruosos ojos, dándole la señal de que había aceptado aquel trato, y esto hizo que una sonrisa se dibujara en su rostro y que sus labios comenzaran a moverse para darme toda la información que pudiera a fin de salvar su patética y mísera vida. –Un… Un hombre de pelo azul es quien ha empezado el rumor sobre el tesoro… Se dice que vive en el bosque, fuera de la ciudad, aunque cada vez que enviamos hombres no regresan con vida… -Sus palabras fueron valiosas, podían valer su vida, pero tanto tiempo con Red me había ido cambiando y ahora en sus ojos de lamento sólo podía ver frustración e ira, que lo harían llamar a más marines, más problemas para mí, y no me apetecía lamentarme por haberlo dejado con vida, y mucho menos oír el sermón de Red por esto mismo, así que acabaría con él…
-Oye… En agradecimiento haremos una cosa… Te daré 10 segundos de ventaja. Corre. Corre tan rápido como puedas, no mires atrás, porque después de esos diez segundos… Si te alcanzo, acabaré contigo. –Mis palabras hicieron que su cuerpo comenzara a temblar de pavor y nada más mirarme supo que iba completamente en serio. –Uno… -Dije de forma lenta, iniciando la cuenta que medía el tiempo que le restaba de vida en esto cruel mundo, lo cual le hizo levantarse y comenzar a correr, gritando, luchando contra todos los instintos de su cuerpo que le decían que mirara atrás, tratando de huir más y más lejos de mí, de su muerte. Todo fue un esfuerzo vacío, los diez segundos pasaron y sólo había alcanzado a salir de aquel callejón y apenas recorrer quince o veinte metros más. –*Patético…* -Pensé de nuevo al tiempo que cogía impulso y, en apenas dos zancadas, en poco más de dos segundos, alcanzaba a aquel marine y lo ensartaba con mis garras por la espalda, viendo como su cuerpo se retorcía de dolor al ser atravesado y cómo su vida iba separándose de aquel cuerpo cada vez más frío y rígido, más vacío, carente de vida… Aquel cuerpo que ahora era ya un cadáver. –En fin… Será mejor apresurarse, no quiero que nadie me robe mi tesoro… -Dije mientras volvía a mi forma humana e iba limpiando mis manos en un pañuelo que cogí del cuello del marine, que ahora yacía muerto y sangrante en el suelo de la calle mientras yo me iba alejando de la escena, pensando que yo había visto a alguien de pelo azulado, aunque no sabía dónde, no era capaz de recordar bien lo sucedido en la taberna pues apenas sí presté atención a algo.
Apenas una hora después llegué a la entrada de un bosque, a las afueras de la ciudad. Con la información que aquel marine me dio no fue difícil encontrar el lugar, bastaba seguir un olor intenso de sangre que había en aquella zona. A mi llegada me encontré algo de lo más divertido, pues unos hombres armados con espadas se estaban enfrentando a otro, que parecía ser muy duro y peligroso, y al que no tardé en reconocer. -*Es el idiota de la taberna… Hmm… Creo que le seguiré a ver qué sucede, parece ser que realmente busca lo mismo que yo, será lo mejor… Una vez encuentre mi tesoro… Bueno, ya no me será de utilidad…* -Pensé tensando mi cadena con una sonrisa tétrica, muy sádica. Realmente Red estaba ganando en el pulso por mi cuerpo, ya incluso estaba presente cuando no estaba en mí…
-¡Eh, tú! ¡Eres un asesino! ¡En nombre de la marina de guerra y de la justicia te detendremos! –No pude evitar soltar una carcajada al oírlos, volteándome a ver como dos simples reclutas, armados con una espada normal y esmirriada, osaban oponerse a mí, y a mi locura.
-Patéticos… -Susurré mientras fruncía el ceño, enfadado por el hecho de que aquella escoria se atreviera siquiera a mirarme. –Creo que os arrancaré el corazón y os lo enseñaré antes de que sus latidos cesen… Apuesto a que será grotescamente hermoso… -Concluí, con aquella voz grave que mi forma híbrida otorgaba, para después saltar sobre ellos con violencia. Al primero lo abrí en canal de un zarpazo, bañando con sus tripas al que lo acompañaba, que quedó tan traumado que sus ojos perdieron la luz, el brillo de la cordura, y cayó de rodillas al suelo, bajando su cabeza contra este y empezando a suplicar por su vida.
-Per… ¡Perdóneme! Lo siento, de verdad, ¡lo siento! Si no me matas… ¡Si no me matas te diré todo lo que he oído acerca del tesoro! –Aquellas palabras me hicieron entrar en razón, sería más útil vivo que muerto si realmente sabía algo sobre mi tesoro, así que decidí no matarlo, aún, y oír lo que tenía que decirme. Asentí y me agaché, cogiendo su cabeza por el pelo para levantar su mirada a mis monstruosos ojos, dándole la señal de que había aceptado aquel trato, y esto hizo que una sonrisa se dibujara en su rostro y que sus labios comenzaran a moverse para darme toda la información que pudiera a fin de salvar su patética y mísera vida. –Un… Un hombre de pelo azul es quien ha empezado el rumor sobre el tesoro… Se dice que vive en el bosque, fuera de la ciudad, aunque cada vez que enviamos hombres no regresan con vida… -Sus palabras fueron valiosas, podían valer su vida, pero tanto tiempo con Red me había ido cambiando y ahora en sus ojos de lamento sólo podía ver frustración e ira, que lo harían llamar a más marines, más problemas para mí, y no me apetecía lamentarme por haberlo dejado con vida, y mucho menos oír el sermón de Red por esto mismo, así que acabaría con él…
-Oye… En agradecimiento haremos una cosa… Te daré 10 segundos de ventaja. Corre. Corre tan rápido como puedas, no mires atrás, porque después de esos diez segundos… Si te alcanzo, acabaré contigo. –Mis palabras hicieron que su cuerpo comenzara a temblar de pavor y nada más mirarme supo que iba completamente en serio. –Uno… -Dije de forma lenta, iniciando la cuenta que medía el tiempo que le restaba de vida en esto cruel mundo, lo cual le hizo levantarse y comenzar a correr, gritando, luchando contra todos los instintos de su cuerpo que le decían que mirara atrás, tratando de huir más y más lejos de mí, de su muerte. Todo fue un esfuerzo vacío, los diez segundos pasaron y sólo había alcanzado a salir de aquel callejón y apenas recorrer quince o veinte metros más. –*Patético…* -Pensé de nuevo al tiempo que cogía impulso y, en apenas dos zancadas, en poco más de dos segundos, alcanzaba a aquel marine y lo ensartaba con mis garras por la espalda, viendo como su cuerpo se retorcía de dolor al ser atravesado y cómo su vida iba separándose de aquel cuerpo cada vez más frío y rígido, más vacío, carente de vida… Aquel cuerpo que ahora era ya un cadáver. –En fin… Será mejor apresurarse, no quiero que nadie me robe mi tesoro… -Dije mientras volvía a mi forma humana e iba limpiando mis manos en un pañuelo que cogí del cuello del marine, que ahora yacía muerto y sangrante en el suelo de la calle mientras yo me iba alejando de la escena, pensando que yo había visto a alguien de pelo azulado, aunque no sabía dónde, no era capaz de recordar bien lo sucedido en la taberna pues apenas sí presté atención a algo.
Apenas una hora después llegué a la entrada de un bosque, a las afueras de la ciudad. Con la información que aquel marine me dio no fue difícil encontrar el lugar, bastaba seguir un olor intenso de sangre que había en aquella zona. A mi llegada me encontré algo de lo más divertido, pues unos hombres armados con espadas se estaban enfrentando a otro, que parecía ser muy duro y peligroso, y al que no tardé en reconocer. -*Es el idiota de la taberna… Hmm… Creo que le seguiré a ver qué sucede, parece ser que realmente busca lo mismo que yo, será lo mejor… Una vez encuentre mi tesoro… Bueno, ya no me será de utilidad…* -Pensé tensando mi cadena con una sonrisa tétrica, muy sádica. Realmente Red estaba ganando en el pulso por mi cuerpo, ya incluso estaba presente cuando no estaba en mí…
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Y allí estaba, en medio de una calle esperando para ver si escuchaba algo interesante sobre el tesoro y hoy parecía que tenía suerte ya que escuche hablar a dos personajes que pasaban por ahí hablar sobre la Marina y que había un peliazul dando por culo, yo automáticamente pensé en el chaval del revuelo de la taberna, pero llegado a este punto ya no me importaba para nada el tesoro, había perdido el interés en él y otro sentimiento se abría paso en mi, cada vez con más fuerza, dominándome completamente, quería armar revuelo, quemar todas esas casas, tiendas y demás mobiliario urbano.
Me dirigí a donde estaban los marines más cercanos, con mi espada desenfundada lanzándole un tajo a uno en el pecho y le provoque un corte en de lado a lado en todo el torso, una explosión de líquido carmesí salió de su cuerpo, manchándome a mí, a los civiles que estaban cerca y a su compañero, directamente me lance contra el otro que iba a su lado y se había quedado paralizado por el movimiento tan repentino. Este otro perdió la cabeza por la muerte de su aliado, nunca mejor dicho, porque lo que hice fue cortarle la cabeza con un corte limpio.
-Espero que esto sea suficiente para que os fijéis en mí- Dije yo, mientras veía como la calle se iba vaciando poco a poco entre gritos de terror, je, no los mataba porque alguno alertaría a la marina.
Y esperando a que vinieran más marineritos, me senté sobre el cuerpo del descabezado y con su cabeza cercenada en la mano me pregunte.
-¿Matar o no matar? Esa es la cuestión- Y tras esto solté una carcajada psicótica mientras tiraba la cabeza sobre mi hombro y rebotaba varios metros más lejos detrás de mi “asiento”.
Y ya que estaba, porque no robar, si total, ya los había matado y en la avenida solo estábamos las tiendas abandonadas de los vendedores ambulantes, esos timadores, los cuerpos sin vida de los marines y yo. Con este pensamiento me acerque a los tenderetes que tenían montados, cogí una manzana de uno que tenía fruta a la vista e iba mirando a ver si había algún berry suelto, mientras canturreaba alguna canción pirata, me reía a carcajadas o simplemente estaba en silencio. Y así estaba entretenido mientras esperaba que llegara “la ley”, cosa en la que no estaba nada de acuerdo pero podría tener una pequeña charla con ellos para aclarar las cosas.
Me dirigí a donde estaban los marines más cercanos, con mi espada desenfundada lanzándole un tajo a uno en el pecho y le provoque un corte en de lado a lado en todo el torso, una explosión de líquido carmesí salió de su cuerpo, manchándome a mí, a los civiles que estaban cerca y a su compañero, directamente me lance contra el otro que iba a su lado y se había quedado paralizado por el movimiento tan repentino. Este otro perdió la cabeza por la muerte de su aliado, nunca mejor dicho, porque lo que hice fue cortarle la cabeza con un corte limpio.
-Espero que esto sea suficiente para que os fijéis en mí- Dije yo, mientras veía como la calle se iba vaciando poco a poco entre gritos de terror, je, no los mataba porque alguno alertaría a la marina.
Y esperando a que vinieran más marineritos, me senté sobre el cuerpo del descabezado y con su cabeza cercenada en la mano me pregunte.
-¿Matar o no matar? Esa es la cuestión- Y tras esto solté una carcajada psicótica mientras tiraba la cabeza sobre mi hombro y rebotaba varios metros más lejos detrás de mi “asiento”.
Y ya que estaba, porque no robar, si total, ya los había matado y en la avenida solo estábamos las tiendas abandonadas de los vendedores ambulantes, esos timadores, los cuerpos sin vida de los marines y yo. Con este pensamiento me acerque a los tenderetes que tenían montados, cogí una manzana de uno que tenía fruta a la vista e iba mirando a ver si había algún berry suelto, mientras canturreaba alguna canción pirata, me reía a carcajadas o simplemente estaba en silencio. Y así estaba entretenido mientras esperaba que llegara “la ley”, cosa en la que no estaba nada de acuerdo pero podría tener una pequeña charla con ellos para aclarar las cosas.
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- Ikaru y Jallial:
Los tres revolucionarios fruncen el ceño mirando al joven ikaru, no le iban a hacer caso. Jallial mientras tanto está detrás de un árbol espiando tras haber llegado. Los dos podéis ver a los revolucionarios. Sin embargo antes de que estos ataquen a Ika, detrás de ellos sale otra figura aún más imponente. Es un hombre de dos metros, su cuerpo es fuerte y parece aterrador, de piel es negra y lleva unas gafas de sol. Viste con una camiseta de tirantes negra y en los brazos tiene tatuajes de perros salchicha. Su pantalón es largo y gris y en sus pies lleva unas botas. Este pega un puñetazo al primer revolucionario dejándolo inconsciente. El segundo asustado retrocede y corre, pero tropieza por casualidad en el árbol donde se oculta el moreno llamado Jallial. Este al verle grita.
- ¡¿Qué es esto?!
Eso hace que el tipo de piel oscura frunza el ceño y coge un pedrusco lanzándoselo a la cabeza al revolucionario y dejándolo dormido en el acto. Tras aquello sonríe de lado y retrocede unos pasos para, de ese modo puede veros a los dos, cara a cara. Parece ser un tipo en contra de la revolución, de repente os guiña un ojo. Cosa que no pedisteis ver por las gafas de sol.
- La contraseña de esa piedra es `` Di no a la piratería`` me llamo TJ, un placer chicos, no sé que hacía el moreno tras el árbol espiando pero si querías violarme mal asunto. Ahora seguiré a lo mío. Debo averiguar dónde está el tesoro.
Tras deciros eso empieza a trotar alejándose.
[TJ, Npc Nivel 25, Luchador (camino del buey) Navegante (las dos ramas) Facción: desconocida]
- Altair:
Maldito loco, te has cargado a los marines. Ahora has montado un buen escándalo y hay ciertas personas que te han visto y se han puesto a gritar, si es que eres de lo que no hay. Ahora se escuchan unas pisadas cercanas y puedes ver a un tipo que viene corriendo del bosque. Es de piel negra y lleva gafas de sol además de tatuajes de perros salchicha en los brazos. Es muy alto llegando a los dos metros y bastante musculoso, este te mira con una media sonrisa un poco sádica.
- Oh, tú eres el cretino que la está liando, creo que debo tomar represalias y eliminarte o puede que solo te encierre, eso lo decidiré sobre la marcha socio.
[TJ, Npc Nivel 25, Luchador (camino del buey) Navegante (las dos ramas) Facción: desconocida]
El luchador sonríe de lado mirándote listo para el combate, no puede esperar más y empieza a reír mientras suspira.
- ¡Te voy a destrozar, te has metido con el sargento equivocado!
Dijo de repente mientras corría hacia ti. Al llegar a tu posición, lanzó unos tres puñetazos, el primero iba con fuerza a tu pecho, el segundo iba a tu estomago y el tercer golpe que parecía el más fuerte, iba a tu rostro.
I am the Game (AF)
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Me quede parado, esperando a que uno de los revolucionarios me atacase o que estos se fueran para poder continuar con lo que me proponia, pero justamente en ese momento un hombre fornido oscuro y con un aspecto bastante amenazador sale de detras de los arboles y sorprende a los tres rovucionarios dejando a la mayoria de ellos K.O Por no decir directamente que los destroza un poquitin. Parecia que seguramente él estaba buscando también el tesoro de esta isla por lo que en el fondo iba a ser más un obstaculo que una ayuda por mucho que me quitase a los revolucionarios de encima. Entonces comence a pensar que realmente esta busqueda era una idiotez, teniendo en cuenta cuanta gente estaba buscando el maldito tesoro y rapidamente decidi que tenia que marcharme. Era simplemente una perdida de tiempo y en el fondo no queria matar a nadie o que bueno...que me matasen asi que directamente ignore al tipo y comence a volver al puerto para asi irme de una por todas de aqui
- Spoiler:
- - Finalizo el rol de mi parte, realmente no tengo ganas de postear a si que si ha sido algo cortito, hasta otra
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