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Jallial Reezek
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Has sido llamado por la marina para formar parte de uno de los cuarteles del South Blue, dónde se te instruirá para que puedas mejorar en el combate. Recibiste la notificación hace un par de días, junto con la cual venía un lugar, próximo a tu posición, dónde te recogería un barco de la marina, y ahora estás ya llegando al cuartel en cuestión. La ciudad espera todo un nuevo regimiento, una guarnición de marines prometedores, a los que han preparado una fiesta, es tu decisión participar en ella o no.
Cuando llegas al puerto una gran multitud con pancartas de ánimo os recibe, todos saben que sois la esperanza de la marina y, por tanto, del bien. Se esfuerzan en transmitiros su apoyo moral y sus fuerzas, con gritos eufóricos y cánticos. En el barco en el que vienes viajan decenas de marines con rangos variopintos, sargentos sobretodo, que se alegran mucho de ver las pancartas. Uno de ellos se acerca a ti y comienza a contarte su vida, aunque lo ha pasado muy mal, pues ha perdido a su esposa e hijos, sigue sonriendo para no preocupar a las personas que le rodean. Tras una charla te dice que él irá a la fiesta en honor de los nuevos y te sugiere que vayas con él y con el resto de marines. Si lo haces podrás conocer a algunos reclutas más que, cómo tú, han venido a entrenarse para estar listos para la batalla, entablando amistad con ellos y ganándote su apoyo. Por otro lado, estarás cansado al día siguiente y eso te puede pasar factura, pues es el día en que conocerás a tu superior a partir de ahora y el que será encargado de instruiros a todos, además puedes hacer alguna tonterías si vas y te emborrachas. Eres tú quien tiene que decidir qué valora más, a los compañeros, o el éxito. Elige con cuidado.
Cuando llegas al puerto una gran multitud con pancartas de ánimo os recibe, todos saben que sois la esperanza de la marina y, por tanto, del bien. Se esfuerzan en transmitiros su apoyo moral y sus fuerzas, con gritos eufóricos y cánticos. En el barco en el que vienes viajan decenas de marines con rangos variopintos, sargentos sobretodo, que se alegran mucho de ver las pancartas. Uno de ellos se acerca a ti y comienza a contarte su vida, aunque lo ha pasado muy mal, pues ha perdido a su esposa e hijos, sigue sonriendo para no preocupar a las personas que le rodean. Tras una charla te dice que él irá a la fiesta en honor de los nuevos y te sugiere que vayas con él y con el resto de marines. Si lo haces podrás conocer a algunos reclutas más que, cómo tú, han venido a entrenarse para estar listos para la batalla, entablando amistad con ellos y ganándote su apoyo. Por otro lado, estarás cansado al día siguiente y eso te puede pasar factura, pues es el día en que conocerás a tu superior a partir de ahora y el que será encargado de instruiros a todos, además puedes hacer alguna tonterías si vas y te emborrachas. Eres tú quien tiene que decidir qué valora más, a los compañeros, o el éxito. Elige con cuidado.
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Al parecer Krauser había sido seleccionado para una especie de mejora en el cuartel del South Blue. No iba a estar solo pero le sorprendió que le eligieran pese a sus macabras habilidades en el arte del asesinato. Una vez su mirada observó como el barco aparecía, montó en él. La gente gritaba eufórica con pancartas dándoles ánimos, a lo que el gran espada permanecía serio y cruzado de brazos con su mirada siempre fría. No le interesaba el ánimo de la gente ni de sus compañeros para nada. Solo quería acabar aquella instrucción que le tenían preparada. De repente un hombre se acercó a él a contarle su vida. Al parecer era otro compañero, de no ser así lo hubiera lanzado por la borda literalmente por pesado. Pero había sufrido mucho en la vida, Krauser le escuchó atentamente y luego su oferta de ir a una fiesta que estaban preparando para los que se iban a someter a aquella especie de entrenamiento.
Una fiesta no era el sitio donde Krauser encajaría, no le gustaban para nada y las veía algo ridículas. Tampoco quería ser grosero con aquel hombre que formaba parte de sus compañeros, lo que hizo fue dar un suspiro y negar varias veces con la cabeza. No había forma de convencerle pues prefería descansar para la formación. Podría ser muy dura y si comía demasiado o bebía demasiado podía pasarle factura al día siguiente. No convenía hacerlo mal el primer día fuese lo que fuese. Tal vez habría rangos muy altos y no quería que estos se llevaran una mala impresión con él. Había trabajado mucho para llegar a donde estaba. Un sargento mayor, no era algo fácil de conseguir y se había tirado tiempo entrenando y perfeccionando sus técnicas para llegar hasta ese rango. La vida de marine no era nada fácil. Todo este tiempo se había dedicado a eliminar piratas y revolucionarios. También a cumplir las órdenes que se le mandaban y en unos cuentos meses ya había sido seleccionado sargento mayor. Aunque ahora su objetivo era aumentar su fuerza con este entrenamiento y futuramente su rango a almirante. Algo que parecía imposible pero él estaba decidido.
Tampoco quería arriesgarse a que algún imbécil se emborrachara y le metiera boca para empezar una pelea. No era muy calmado y si le provocaban sin duda se liaría a golpes con la otra persona sin dudarlo. Con todos estos pensamientos en un instante miró a la otra persona a los ojos con una expresión algo más amigable no muy vista en el marine. Tras unos segundos comenzó a hablarle tranquilamente con un tono calmado y amable para que no se ofendiera.
- No me gustan las fiestas mucho camarada. Además tenemos la instrucción pronto y no me gustaría estar cansado para mañana. Te recomiendo que hagas como yo o mañana no podrás tirar ni de tu cuerpo ni de tu alma. Suerte amigo.
Dijo por última vez antes de volver a sus pensamientos tranquilamente caminando por la cubierta sin mirar a nadie.
Una fiesta no era el sitio donde Krauser encajaría, no le gustaban para nada y las veía algo ridículas. Tampoco quería ser grosero con aquel hombre que formaba parte de sus compañeros, lo que hizo fue dar un suspiro y negar varias veces con la cabeza. No había forma de convencerle pues prefería descansar para la formación. Podría ser muy dura y si comía demasiado o bebía demasiado podía pasarle factura al día siguiente. No convenía hacerlo mal el primer día fuese lo que fuese. Tal vez habría rangos muy altos y no quería que estos se llevaran una mala impresión con él. Había trabajado mucho para llegar a donde estaba. Un sargento mayor, no era algo fácil de conseguir y se había tirado tiempo entrenando y perfeccionando sus técnicas para llegar hasta ese rango. La vida de marine no era nada fácil. Todo este tiempo se había dedicado a eliminar piratas y revolucionarios. También a cumplir las órdenes que se le mandaban y en unos cuentos meses ya había sido seleccionado sargento mayor. Aunque ahora su objetivo era aumentar su fuerza con este entrenamiento y futuramente su rango a almirante. Algo que parecía imposible pero él estaba decidido.
Tampoco quería arriesgarse a que algún imbécil se emborrachara y le metiera boca para empezar una pelea. No era muy calmado y si le provocaban sin duda se liaría a golpes con la otra persona sin dudarlo. Con todos estos pensamientos en un instante miró a la otra persona a los ojos con una expresión algo más amigable no muy vista en el marine. Tras unos segundos comenzó a hablarle tranquilamente con un tono calmado y amable para que no se ofendiera.
- No me gustan las fiestas mucho camarada. Además tenemos la instrucción pronto y no me gustaría estar cansado para mañana. Te recomiendo que hagas como yo o mañana no podrás tirar ni de tu cuerpo ni de tu alma. Suerte amigo.
Dijo por última vez antes de volver a sus pensamientos tranquilamente caminando por la cubierta sin mirar a nadie.
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Tu negativa no sentó para nada bien a aquel chico, que se había abierto emocionalmente a ti y había sido tan cruelmente rechazado. Al ver que tú no ibas a ser ese amigo que él buscaba se va a un grupo de marines, todos ellos sargentos, igual que él mismo, y entabla amistad con ellos. Antes de desembarcar ya se han formado los "grupos" de amigos en el barco, y te has quedado completamente sólo. Al bajar del barco la gente se da cuenta de esto y te miran entre extrañados y asustados, y tu aspecto no ayuda demasiado. Corean sin embargo al resto de marines, que se detienen y se presentan ante la gente, todos sonrientes y con ganas de dar su mejor esfuerzo para proteger a aquellas personas, lo cual la gente agradece. Al fin y al cabo, mientras haya tal cantidad de marines en la isla es difícil que ataquen a los civiles que hay en esta.
De pronto se oye una sirena, que tanto tú como el resto de los marines notáis que proviene del cuartel. Los nuevos en la isla no entienden que significa esto, por suerte un anciano se decide a explicárselo, y tú oyes la explicación. Les explica que eso es la llamada a los marines, para que vayan yendo hacia sus barracones, pues van a pasar revista. Todos se ponen en marcha hacia sus nuevas dependencias, despidiéndose afectuosamente de la gente que tan bien los ha recibido, y cuándo tú quieres ir hacia esta, una pequeña niña de 5 años se salta las protecciones, corre hacia ti, y se agarra a tu pierna, y luego, te mira a la cara, con una sonrisa en su pequeño rostro, al tiempo que te dice: -Si nos atacan, tú nos defenderás, ¿verdad? -La gente observa esta escena, algunos se preocupan por la niña pues creen que eres un loco y que le harás daño, puede que tengan razón. Con todos atentos a tus palabras y a tus actos, dime, ¿qué harás?
De pronto se oye una sirena, que tanto tú como el resto de los marines notáis que proviene del cuartel. Los nuevos en la isla no entienden que significa esto, por suerte un anciano se decide a explicárselo, y tú oyes la explicación. Les explica que eso es la llamada a los marines, para que vayan yendo hacia sus barracones, pues van a pasar revista. Todos se ponen en marcha hacia sus nuevas dependencias, despidiéndose afectuosamente de la gente que tan bien los ha recibido, y cuándo tú quieres ir hacia esta, una pequeña niña de 5 años se salta las protecciones, corre hacia ti, y se agarra a tu pierna, y luego, te mira a la cara, con una sonrisa en su pequeño rostro, al tiempo que te dice: -Si nos atacan, tú nos defenderás, ¿verdad? -La gente observa esta escena, algunos se preocupan por la niña pues creen que eres un loco y que le harás daño, puede que tengan razón. Con todos atentos a tus palabras y a tus actos, dime, ¿qué harás?
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Aquel hombre se lo había tomado mal y no le había faltado tiempo para acoplarse a otros marines. Krauser al parecer se había quedado solo, algo que hizo que agachará la cabeza para sonreír de lado pues estaba encantado. Así podría hacer las cosas a su manera y sin contratiempos no debía preocuparse por nadie que no fuera él. Todo marchaba genial y ya había conseguido lo que deseaba, mejor entrenar al máximo solo y mejorar que tener que cargar con pesos muertos de los que preocupare o tener que aguantar en ratos libres. Aquel hombre no necesitaba amigos ni nada por el estilo, solamente quería a su única amiga que siempre iba con él y nunca le abandonaría. Su enorme y poderosa espada la cual había sido la asesina ya de docenas de piratas y revolucionarios. Una cifra que el Gran Espada pretendía hacer llegar a cientos y con suerte a miles. En su camino hacia lo rangos superiores le esperaban muchas batallas y muchas peleas contra piratas y revolucionarios, aunque él los llamaba ratas pues creía que solo estaban en la tierra para molestar.
Este notaba al levantar la cabeza las miradas de la gente, pero le daban lo mismo y seguía con su expresión fría de siempre escuchando los coreos de la gente. No pretendía obtener nada que no fuera aquella instrucción para mejorar en el combate. Cosa que agradecía pues si algo le gustaba era pelear y más potencia en las peleas le venía genial. Sobre todo porque siempre estaba peleando allí a donde iba. Por el bien de la marina siempre pues hasta ahora solo había peleado con piratas y revolucionarios salvo una vez que tuvo que pelear con un compañero por un malentendido. Los finos oídos del castaño escucharon una especie de sirena, desconocía este sonido y pensaba que era una especie de ataque pero al escuchar las palabras de un hombre se enteró de que era a señal de que debía partir hacia los barracones.
Este se puso de inmediato en camino sin pensárselo cuando de repente notó algo agarrarse a su pierna. Sus ojos observaron que era una pequeña niña y se quedó algo confuso sin saber bien qué hacer. Cuando escuchó las palabras de aquella niña hacia él se quedó pensativo unos segundos. Su deber era entrenar no protegerlos, o al menos por ahora, pero estaba claro que en caso de ataque si debería hacerlo por lo que bajó su mano acariciándole a la cría la cabeza despacio y mirándola.
- Tranquila pequeña, puedo asegurarte de que no os va a pasar nada, yo me ocupare de ello. Tienes mi palabra.
Tras decirle eso a la niña con su tono de siempre ignoró las miradas de la gente y suspiró para después dirigirse hacia los barracones donde estaba pitando la alarma para que acudieran. No quería llegar tarde y recibir la bronca por lo que se dio prisa y empezó a caminar a paso ligero hacia aquel lugar donde la alarma sonaba.
Este notaba al levantar la cabeza las miradas de la gente, pero le daban lo mismo y seguía con su expresión fría de siempre escuchando los coreos de la gente. No pretendía obtener nada que no fuera aquella instrucción para mejorar en el combate. Cosa que agradecía pues si algo le gustaba era pelear y más potencia en las peleas le venía genial. Sobre todo porque siempre estaba peleando allí a donde iba. Por el bien de la marina siempre pues hasta ahora solo había peleado con piratas y revolucionarios salvo una vez que tuvo que pelear con un compañero por un malentendido. Los finos oídos del castaño escucharon una especie de sirena, desconocía este sonido y pensaba que era una especie de ataque pero al escuchar las palabras de un hombre se enteró de que era a señal de que debía partir hacia los barracones.
Este se puso de inmediato en camino sin pensárselo cuando de repente notó algo agarrarse a su pierna. Sus ojos observaron que era una pequeña niña y se quedó algo confuso sin saber bien qué hacer. Cuando escuchó las palabras de aquella niña hacia él se quedó pensativo unos segundos. Su deber era entrenar no protegerlos, o al menos por ahora, pero estaba claro que en caso de ataque si debería hacerlo por lo que bajó su mano acariciándole a la cría la cabeza despacio y mirándola.
- Tranquila pequeña, puedo asegurarte de que no os va a pasar nada, yo me ocupare de ello. Tienes mi palabra.
Tras decirle eso a la niña con su tono de siempre ignoró las miradas de la gente y suspiró para después dirigirse hacia los barracones donde estaba pitando la alarma para que acudieran. No quería llegar tarde y recibir la bronca por lo que se dio prisa y empezó a caminar a paso ligero hacia aquel lugar donde la alarma sonaba.
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La gente te ve acariciar a la niña, pero no atisba a oír tus palabras de ánimo hacia esta, por lo que muchos creen que la estás seduciendo y, además de monstruo, ahora te llaman violador. Los padres de la niña se acercan corriendo a abrazarla en cuanto te alejas hacia el cuartel, y esta los mira sonriente. Le preguntan qué le has dicho, y ella responde: "Es un chico bueno y nos protegerá", aunque los padres creen que le has comido la cabeza para que crea eso. Definitivamente, la gente no termina de fiarse de ti, no encajas allí.
Llegas al final al cuartel justo a tiempo de presentaros. El teniente instructor es quien os da la bienvenida. Es un hombre alto (1,86m), con el pelo negro y corto, que no viste uniforme militar, sino una camisa azul y un pañuelo púrpura. Tiene una cicatriz en el mentón, no es demasiado grande pero es apreciable a simple vista, y luce unos ojos cansados y hundidos, de color castaño. Conforme vais llegando os ordena formar en fila e ir presentándoos. Quiere saber tres cosas: Nombre, Rango y motivo por el que sois marines. El primero de ellos responde con su nombre y su rango y, en cuanto a su motivo, dice querer ser más fuerte para no perder ninguna pelea. El teniente le da un golpe en la frente con el dedo y le dice que es un sueño tonto, pues no tiene ningún sentido pelear si no es para proteger algo que se quiere. El segundo dice su nombre y rango, homólogo al de su compañero anterior, y en su sueño dice querer ser más fuerte para poder pelear para defender a los débiles y defender la paz. El teniente le golpea aún más fuerte que al anterior y le dice que en una pelea no se debe preocupar por los débiles, sino por él, y que no puede querer pelear por defender algo que desconoce, haciendo alusión a la paz. Finalmente llega a ti, que formaste el tercero en la fila, y te plantea las mismas tres preguntas que a tus compañeros. -"¡Nombre, Rango y Motivo por el que no debería mandarlo a casa a dormir, soldado!".
De ti depende qué respondes, pero ten cuidado al escoger las palabras...
Llegas al final al cuartel justo a tiempo de presentaros. El teniente instructor es quien os da la bienvenida. Es un hombre alto (1,86m), con el pelo negro y corto, que no viste uniforme militar, sino una camisa azul y un pañuelo púrpura. Tiene una cicatriz en el mentón, no es demasiado grande pero es apreciable a simple vista, y luce unos ojos cansados y hundidos, de color castaño. Conforme vais llegando os ordena formar en fila e ir presentándoos. Quiere saber tres cosas: Nombre, Rango y motivo por el que sois marines. El primero de ellos responde con su nombre y su rango y, en cuanto a su motivo, dice querer ser más fuerte para no perder ninguna pelea. El teniente le da un golpe en la frente con el dedo y le dice que es un sueño tonto, pues no tiene ningún sentido pelear si no es para proteger algo que se quiere. El segundo dice su nombre y rango, homólogo al de su compañero anterior, y en su sueño dice querer ser más fuerte para poder pelear para defender a los débiles y defender la paz. El teniente le golpea aún más fuerte que al anterior y le dice que en una pelea no se debe preocupar por los débiles, sino por él, y que no puede querer pelear por defender algo que desconoce, haciendo alusión a la paz. Finalmente llega a ti, que formaste el tercero en la fila, y te plantea las mismas tres preguntas que a tus compañeros. -"¡Nombre, Rango y Motivo por el que no debería mandarlo a casa a dormir, soldado!".
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Una vez el marine había llegado a su objetivo se colocó el tercero en la fila. Por fin se había librado de la gente, idiotas a los que tenía que proteger. Vaya desperdicio pensó el Gran Espada mientras suspiraba con su mirada fría de siempre. Le habían dado ganas de partir a todos en dos y largarse pero no podía hacerlo lamentablemente. Era un marine y no un pirata de tres al cuarto ni ningún idiota revolucionario. Aquella niña le había caído bien por su inocencia, pero con unos años más seria como toda esa estúpida gente que solo sabia gritar y demás. A veces le gustaría darles a todos los ciudadanos un arma y ponerlo a pelear en batalla contra él y reírse aplastándolos y eliminándolos.
Ahora había llegado la hora de presentarse, un hombre preguntaba el rango, el nombre y el motivo por el que querían ser marines. Sabía que le tocaría el tercero por el orden que tomó aquel hombre que era un poco más bajo que él. El enorme marine llegaba a los dos metros casi y era bastante alto. El primero dijo que quería ser el más fuerte para no perder ninguna pelea, en opinión de Krauser solo era un idiota mas, para no perder una pelea nunca debía enfrentarse a muchos antes y entre ellos al asesino de la niebla. No permitiría que alguien dijera que era invencible pues solo era una tontería que muchos se creían ser y ninguno lo era, ni siquiera el propio Krauser el cual seguía en su postura de seriedad absoluta.
El segundo quería hacerse fuerte para proteger a las personas. Esto era un tontería mucho mayor. No merecía la pena estar en la marina para proteger a idiotas que no se lo merecían, y mucho menos a la gente que había fuera. Personas que daban su integridad física por salvada solo por el hecho de que la marina los protegería. La marina no podía proteger a todos y no era siempre la mejor opción. Pronto le tocaría y una vez llegó hacia él empezó a hablar en tono serio y sin cambiar nada en su mirada pues es la que tenia, una mirada fría y sin sentimientos que había logrado tras muchas malas pasadas. Ahora más que una persona era una máquina de matar sin escrúpulos. Cosa que le venía genial a la marina tener entre sus filas.
- Me llamo Krauser, mi rango es de Sargento Mayor. En cuanto a mi motivo de entrar en la marina es básicamente por dos razones. La primera es porque no tengo a un lugar al que ir o regresar, y así sirvo a la marina y a mí mismo para mejorar y entrenar. Pero sobre todo por la diversión de quitar las vidas de los piratas y revolucionarios. El segundo motivo es por mi padre ya que le prometí que me alistaría y llegaría a ser alguien importante dentro de este mundo. La razón principal es el primer motivo ya nombrado señor.
Ahora había llegado la hora de presentarse, un hombre preguntaba el rango, el nombre y el motivo por el que querían ser marines. Sabía que le tocaría el tercero por el orden que tomó aquel hombre que era un poco más bajo que él. El enorme marine llegaba a los dos metros casi y era bastante alto. El primero dijo que quería ser el más fuerte para no perder ninguna pelea, en opinión de Krauser solo era un idiota mas, para no perder una pelea nunca debía enfrentarse a muchos antes y entre ellos al asesino de la niebla. No permitiría que alguien dijera que era invencible pues solo era una tontería que muchos se creían ser y ninguno lo era, ni siquiera el propio Krauser el cual seguía en su postura de seriedad absoluta.
El segundo quería hacerse fuerte para proteger a las personas. Esto era un tontería mucho mayor. No merecía la pena estar en la marina para proteger a idiotas que no se lo merecían, y mucho menos a la gente que había fuera. Personas que daban su integridad física por salvada solo por el hecho de que la marina los protegería. La marina no podía proteger a todos y no era siempre la mejor opción. Pronto le tocaría y una vez llegó hacia él empezó a hablar en tono serio y sin cambiar nada en su mirada pues es la que tenia, una mirada fría y sin sentimientos que había logrado tras muchas malas pasadas. Ahora más que una persona era una máquina de matar sin escrúpulos. Cosa que le venía genial a la marina tener entre sus filas.
- Me llamo Krauser, mi rango es de Sargento Mayor. En cuanto a mi motivo de entrar en la marina es básicamente por dos razones. La primera es porque no tengo a un lugar al que ir o regresar, y así sirvo a la marina y a mí mismo para mejorar y entrenar. Pero sobre todo por la diversión de quitar las vidas de los piratas y revolucionarios. El segundo motivo es por mi padre ya que le prometí que me alistaría y llegaría a ser alguien importante dentro de este mundo. La razón principal es el primer motivo ya nombrado señor.
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OFF-Perdón la demora :P -OFF
Comienzas a dar tus motivos y él los escucha, pero después te dice que son unos motivos pésimos. El primero le parece la respuesta de un idiota, pues dices que estás aquí porque no tienes a dónde ir, lo cual significa que la marina fue tu última opción, y que estás sólo por diversión, así que no tienes disciplina. En la segunda se enfada más aún, pues con la primera siendo como era nunca llegarías a cumplir la segunda, fallando a tu padre. No obstante, ahora te mira sonriendo y exclama. -¡Pero al menos tienes pelotas!- y te da una palmada en el hombro, mientras sigue pasando revista al resto de sargentos.
Tras terminar de pasarla aparece el capitán, a quien el teniente instructor saluda llevándose la mano a la frente y gritando “¡Señor!”. Es un hombre muy gordo y medio calvo, bastante anciano y grande, que parece que en sus tiempos fue bastante duro de roer, con el pelo cano y un bigote que cae hasta debajo de su barbilla. Este comienza a miraros uno por uno, y cuando llega a ti mira al teniente, que le responde afirmando con la cabeza, como si confirmara sus sospechas de algo. Mandan ir a todos a sus barracones, excepto a ti, al cual le ordenan quedarse un poco más. El teniente imbuye su dedo en haki y te da un golpe en la frente con él, explicándote que eso se llama haki, que viene de la ambición, y que, si entrenas lo suficiente, podrías llegar a despertarlo. Creen que puedes llegar a lograrlo, pero no terminan de estar convencidos de si entrenarte a ti individualmente en eso o no, por suerte, o por desgracia, se presenta la oportunidad de demostrarlo.
La sirena se oye en toda la ciudad, un pequeño barco pirata se acerca, quizás tenga treinta o cuarenta piratas en él, al parecer lo bastante tontos para venir a una isla con base marine, o tal vez sean muy fuertes y sepan exactamente lo que hacen, de todas formas al capitán le da igual, pues ya lo ha decidido.
-Si te enfrentas a esos piratas tú sólo y ganas te enseñará él mismo a dominar tu haki. Da la orden para que no hundan el barco, pero que evacuen a los civiles de las cercanías al puerto por si acaso, y se sienta en su terraza, en su sillón de vigía, desde dónde ve cómo vas hacia el puerto a encargarte de estos. Además, los ciudadanos verán que eres un héroe, y salvar un pueblo de unos piratas siempre viene bien para los méritos.
-Si te niegas a enfrentarte a ellos verá que tienes carácter, pero no valor o ambición, y no podrá, no querrá, enseñarte nada. No obstante el teniente sí te enseñará, pero su nivel es menor, así que no podrás aprenderlo tan bien y las pruebas serán más duras. Además, te ganarás la enemistad de todos, incluido el capitán, y puede que te echen del cuartel.
Comienzas a dar tus motivos y él los escucha, pero después te dice que son unos motivos pésimos. El primero le parece la respuesta de un idiota, pues dices que estás aquí porque no tienes a dónde ir, lo cual significa que la marina fue tu última opción, y que estás sólo por diversión, así que no tienes disciplina. En la segunda se enfada más aún, pues con la primera siendo como era nunca llegarías a cumplir la segunda, fallando a tu padre. No obstante, ahora te mira sonriendo y exclama. -¡Pero al menos tienes pelotas!- y te da una palmada en el hombro, mientras sigue pasando revista al resto de sargentos.
Tras terminar de pasarla aparece el capitán, a quien el teniente instructor saluda llevándose la mano a la frente y gritando “¡Señor!”. Es un hombre muy gordo y medio calvo, bastante anciano y grande, que parece que en sus tiempos fue bastante duro de roer, con el pelo cano y un bigote que cae hasta debajo de su barbilla. Este comienza a miraros uno por uno, y cuando llega a ti mira al teniente, que le responde afirmando con la cabeza, como si confirmara sus sospechas de algo. Mandan ir a todos a sus barracones, excepto a ti, al cual le ordenan quedarse un poco más. El teniente imbuye su dedo en haki y te da un golpe en la frente con él, explicándote que eso se llama haki, que viene de la ambición, y que, si entrenas lo suficiente, podrías llegar a despertarlo. Creen que puedes llegar a lograrlo, pero no terminan de estar convencidos de si entrenarte a ti individualmente en eso o no, por suerte, o por desgracia, se presenta la oportunidad de demostrarlo.
La sirena se oye en toda la ciudad, un pequeño barco pirata se acerca, quizás tenga treinta o cuarenta piratas en él, al parecer lo bastante tontos para venir a una isla con base marine, o tal vez sean muy fuertes y sepan exactamente lo que hacen, de todas formas al capitán le da igual, pues ya lo ha decidido.
-Si te enfrentas a esos piratas tú sólo y ganas te enseñará él mismo a dominar tu haki. Da la orden para que no hundan el barco, pero que evacuen a los civiles de las cercanías al puerto por si acaso, y se sienta en su terraza, en su sillón de vigía, desde dónde ve cómo vas hacia el puerto a encargarte de estos. Además, los ciudadanos verán que eres un héroe, y salvar un pueblo de unos piratas siempre viene bien para los méritos.
-Si te niegas a enfrentarte a ellos verá que tienes carácter, pero no valor o ambición, y no podrá, no querrá, enseñarte nada. No obstante el teniente sí te enseñará, pero su nivel es menor, así que no podrás aprenderlo tan bien y las pruebas serán más duras. Además, te ganarás la enemistad de todos, incluido el capitán, y puede que te echen del cuartel.
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Las palabras de Krauser no había agradado aquel hombre que parecía enfadado, pero después pareció ser lo contrario al alabarle por supuestamente tener pelotas. Después aquel hombre siguió pasando revista con los demás, desde que había llegado parecía haber estado todo en su contra, cosa que le daba igual, pero parecía que algo le iba bien. Ahora había aparecido un tipo que daba risa, era grande pero parecía un anciano. Este se frenó donde Krauser y asintió con la cabeza, una pequeña gota de sudor cayó por el cuello del Sargento Mayor que ahora estaba acojonado. Esperaba que aquel tipo no le cogiera manía o algo por el estilo. Bastante estaba ya haciendo por contenerse la risa. Cosa que no se notaba gracias a sus vendajes, para colmo ahora habían mandado a todos a sus barracones menos a él. Lo habían dejado allí solo y este se temía lo peor. Tras unos momentos aquel hombre le dio en la frente con el dedo, este notó aquel dedo bastante duro y una sensación extraña. Aquello por lo que habían explicado se llamaba Haki y creían que aquel castaño podía despertarlo de alguna forma pues solo le habían dejado a él allí. Pero después de unos momentos algo bueno había pasado, una alarma había sonado. Piratas se acercaban, ahora ya sabía qué hacer. Sin dudarlo salió corriendo hacia el puerto. Al divisar el barco ya tenía su estrategia planeada pues el marine era un verdadero estratega y un autentico asesino. Solo debía subir al barco y por lo demás estaría hecho.
- Estúpidos piratas, es hora de empezar el terror. Mira que atacar precisamente el sitio donde estoy yo, y encima me habéis fastidiado el entrenamiento. Daros por muertos estúpidos, no voy a tener piedad con ninguno de vosotros, voy a partiros en pedazos y a echaros al agua para que seáis pasto de los peces.
Una vez había llegado observó un carro que era arrastrado por un toro, era la suya. Corrió hacia el muelle donde estaba el carro y saltó colocando su pierna derecha en el lomo del animal que estaba pegado al mar. Desde ahí cogió impulso y saltó a la parte trasera del barco esperando a no ser visto. Una vez llegó rápidamente colocó sus manos sobre el suelo de madera empezando a formarse una densa niebla que cubriría veinticinco metros de diámetro y veinte de altura. Quedaría totalmente escondido y podría empezar la fiesta, todo estaba planeado. La niebla ya había invadido el lugar y cegado aquellos tipos, a continuación Krauser sacó su espada y la puso de forma recta delante de él esperando a escuchar cualquier ruido para comenzar el festival de terror que tenía planeado hacer sin dudarlo. Quería impresionar a aquellos hombres que habían confiado en él. No corría mucho peligro al estar oculto y si pasaba algo solo tenía que saltar al muelle y correr desapareciendo en su propia niebla. Parecía un buen plan pero ahora faltaba ver como se desarrollaban los acontecimientos en aquel lugar.
- Estúpidos piratas, es hora de empezar el terror. Mira que atacar precisamente el sitio donde estoy yo, y encima me habéis fastidiado el entrenamiento. Daros por muertos estúpidos, no voy a tener piedad con ninguno de vosotros, voy a partiros en pedazos y a echaros al agua para que seáis pasto de los peces.
Una vez había llegado observó un carro que era arrastrado por un toro, era la suya. Corrió hacia el muelle donde estaba el carro y saltó colocando su pierna derecha en el lomo del animal que estaba pegado al mar. Desde ahí cogió impulso y saltó a la parte trasera del barco esperando a no ser visto. Una vez llegó rápidamente colocó sus manos sobre el suelo de madera empezando a formarse una densa niebla que cubriría veinticinco metros de diámetro y veinte de altura. Quedaría totalmente escondido y podría empezar la fiesta, todo estaba planeado. La niebla ya había invadido el lugar y cegado aquellos tipos, a continuación Krauser sacó su espada y la puso de forma recta delante de él esperando a escuchar cualquier ruido para comenzar el festival de terror que tenía planeado hacer sin dudarlo. Quería impresionar a aquellos hombres que habían confiado en él. No corría mucho peligro al estar oculto y si pasaba algo solo tenía que saltar al muelle y correr desapareciendo en su propia niebla. Parecía un buen plan pero ahora faltaba ver como se desarrollaban los acontecimientos en aquel lugar.
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- Buenas soy Sawaki. Yo tomaré tu moderado. Cualquier duda o consulta, por MP o Skype.
Los piratas al verse rodeados por la niebla empiezan a asustarse sin saber qué demonios los mantenía ocultos. Muchos de ellos empiezan a agruparse en grupos para tener algo más de protección ante el futuro ataque, otros en cambio se van a la orilla del barco esperando ahí estar más protegidos. Sin embargo, un hombre de unos treinta y tantos, de cabello rojo y una gran cicatriz que traspasaba su ojo izquierdo. Mediría 1,90 se quedo tranquilamente en el centro del barco, escuchando todo con mucha atención. Todo indicaba que era el capitán del navío y que sabía o por lo menos tenía la leve impresión de que es lo que pasaba en su barco. Pero sus nakamas eran novatos y muchos tenían miedo.
-Camaradas míos. No hagan movimientos bruscos y traten de estar quietos. Es lo mejor que hacer en esta situación.
Eso dejaba claro que era la voz de mando. Tras terminar esas palabras se movió del lugar para evitar ser detectado. Sin embargo muchos al estar cegados pensaron que se trataba de una mentira, así que muchos empezaron a caminar sin rumbo fijo por el barco. Se ponen unos cinco cerca de tu posición, los cinco están armados y el miedo es algo que un asesino podría oler fácilmente. Están armados de diferentes formas, dos están con rifles, uno en sus nudillos deja ver el acero de lo que parece ser algo para golpear más fuerte, mientras que los otros que quedaban con espadas. Tú decides que hacer, o los dejas pasar o los asesinas de forma silencia aprovechando tu habilidad. Debes ser cuidadoso, porque no están tan separados. Se deja apreciar que están a pocos metros de cada uno. Y los cuerpos cayendo podría alertar a los otros. Tú eliges.
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La voz de aquel tipo llegó a los oídos de Krauser que sonrió de lado, después escuchó cómo se movía y cambiaba de sitio. Los fríos ojos del castaño miraban la niebla fijamente y de repente escuchó como algunos idiotas se aproximaban a su posición. Por las pisadas eran un grupo y no estaba muy lejos unos de otros. Pensó en eliminarlos de forma tranquila, envolvió su puño en energía cortante y tapo la boca de nuevo para después golpearle en la nuez y matarle, agarró el cuerpo y lo puso de forma silenciosa en el suelo. Notaba lo movimientos de los demás y sacó una tétrica sonrisa, repitió aquel acto con dos más cortándoles el cuello y dejándolos en el suelo.
Presentía a dos idiotas aún cerca suya y de repente uno de ellos pareció descubrir uno de los cuerpos pues hizo un ruido de impresión, en ese momento el castaño sacó su espada y lo partió en dos de un solo tajo. Rápidamente hizo lo mismo con el que le quedaba antes de que hiciese algo. Los sonidos secos de las victimas cayeron al suelo y en ese momento el peligroso asesino de la niebla se tumbó para después empezar a rodar de forma lenta alejándose de la zona de la muerte. Notó mientras rodaba como una croqueta la borda del barco en su espalda y se quedó allí totalmente callado. Ahora a esos idiotas les esperaba otra sorpresa, quería que hablaran para descubrirles y sabía cómo lo iba a hacer. Cerró los ojos concentrándose en el poder de su fruta del diablo. En ese momento la niebla se volvió más pesada para todo el que estuviera expuesto a ella salvo para el propio asesino. A los otros les costaría andar y moverse y por lo tanto no podría reaccionar de forma rápida a sus ataques.
Con esto planeaba que al sentirse pesados dijeran algo y así el Gran Espada los localizaría. Activó su haki de observación notando meras presencias con calma, aún no distinguía bien las presencias entre humanos o animales. No había entrenado sus habilidades lo suficiente todavía para eso. Sin embargo confiaba en el poder de su niebla y en su espada, sus fríos ojos analizaban la poca visibilidad que había la cual le daba un par de centímetros sobre el suelo del barco. Pero aquello no servía de nada. Tras un rato allí tumbado se levantó de forma sigilosa deslizando sus sandalias de suela fina por la cubierta buscando a sus presas. Llevó la mano a su bolsillo sacando el mango extensible de su espada y se lo puso despacio para que así esta fuera más larga de lo que era y los matara más fácilmente. Su principal objetivo ahora era acabar con la voz que había escuchado alertando a los demás, parecía ser la voz de un capitán por la forma de expresarse ante los demás. Ese sería el objetivo del marine ahora, eliminar a ese tipo y después a los que quedaran.
Presentía a dos idiotas aún cerca suya y de repente uno de ellos pareció descubrir uno de los cuerpos pues hizo un ruido de impresión, en ese momento el castaño sacó su espada y lo partió en dos de un solo tajo. Rápidamente hizo lo mismo con el que le quedaba antes de que hiciese algo. Los sonidos secos de las victimas cayeron al suelo y en ese momento el peligroso asesino de la niebla se tumbó para después empezar a rodar de forma lenta alejándose de la zona de la muerte. Notó mientras rodaba como una croqueta la borda del barco en su espalda y se quedó allí totalmente callado. Ahora a esos idiotas les esperaba otra sorpresa, quería que hablaran para descubrirles y sabía cómo lo iba a hacer. Cerró los ojos concentrándose en el poder de su fruta del diablo. En ese momento la niebla se volvió más pesada para todo el que estuviera expuesto a ella salvo para el propio asesino. A los otros les costaría andar y moverse y por lo tanto no podría reaccionar de forma rápida a sus ataques.
Con esto planeaba que al sentirse pesados dijeran algo y así el Gran Espada los localizaría. Activó su haki de observación notando meras presencias con calma, aún no distinguía bien las presencias entre humanos o animales. No había entrenado sus habilidades lo suficiente todavía para eso. Sin embargo confiaba en el poder de su niebla y en su espada, sus fríos ojos analizaban la poca visibilidad que había la cual le daba un par de centímetros sobre el suelo del barco. Pero aquello no servía de nada. Tras un rato allí tumbado se levantó de forma sigilosa deslizando sus sandalias de suela fina por la cubierta buscando a sus presas. Llevó la mano a su bolsillo sacando el mango extensible de su espada y se lo puso despacio para que así esta fuera más larga de lo que era y los matara más fácilmente. Su principal objetivo ahora era acabar con la voz que había escuchado alertando a los demás, parecía ser la voz de un capitán por la forma de expresarse ante los demás. Ese sería el objetivo del marine ahora, eliminar a ese tipo y después a los que quedaran.
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Si bien lograste matar casi sin problemas a los cinco piratas que se acercaron a tu posición, los ruidos de los cuerpos cayendo sobre la madera alertaron a todo el mundo. Así que los piratas mostrando su gran inexperiencia en los mares, se empezaron a agrupar para así sentirse protegido y cubrir con sus ojos todos los puntos ciegos posibles. Pero al activar el poder de tu niebla y hacer que todos se sintieran mucho más pesados que antes, los hizo quedarse muy pálidos. Algunos tiritaban del miedo ante lo desconocido. El peli rojo ahora estaba muy preocupado, pues sabía o tenía alguna idea de lo que estaba pasando. Así que se movía cuidando de sus pasos, de hecho era el único que lo hacía puesto que los otros idiotas de sus camaradas, estaban aun sumidos en el miedo.
De la nada, un grupo esta vez mucho más grande que el anterior. Eran cerca de siete u ocho personas, se empiezan a acercar a ti. Algunos empuñando su arma, estaban seguros de que podrían sobrevivir, pero el miedo era tal que sus armas hacían un leve sonido al moverse de manera temblorosa. De hecho, más de alguno hacía pequeños gritos para saber que aun seguía con su grupo. Si siguen caminando, prontamente se encontraran con los muertos y darán el aviso a los demás. Pero claro, es tu terreno y tienes la ventaja de aparte tener un arma enorme. De poder hacer los movimientos más lentos de los otros. Podrías dejarlos pasar y así enfocarte únicamente en el capitán, que por si fuera poco, se encontraba tranquilamente en una de las esquinas de la cubierta. Pero si los dejas pasar, encontraran los cuerpos de sus amigos y darán el aviso a la tripulación de que alguien anda por el barco y esta asesinando a sus nakamas a diestra y siniestra. Debes pensar muy bien qué hacer. ¿Qué opción elegirás? Elige con cuidado, marine.
De la nada, un grupo esta vez mucho más grande que el anterior. Eran cerca de siete u ocho personas, se empiezan a acercar a ti. Algunos empuñando su arma, estaban seguros de que podrían sobrevivir, pero el miedo era tal que sus armas hacían un leve sonido al moverse de manera temblorosa. De hecho, más de alguno hacía pequeños gritos para saber que aun seguía con su grupo. Si siguen caminando, prontamente se encontraran con los muertos y darán el aviso a los demás. Pero claro, es tu terreno y tienes la ventaja de aparte tener un arma enorme. De poder hacer los movimientos más lentos de los otros. Podrías dejarlos pasar y así enfocarte únicamente en el capitán, que por si fuera poco, se encontraba tranquilamente en una de las esquinas de la cubierta. Pero si los dejas pasar, encontraran los cuerpos de sus amigos y darán el aviso a la tripulación de que alguien anda por el barco y esta asesinando a sus nakamas a diestra y siniestra. Debes pensar muy bien qué hacer. ¿Qué opción elegirás? Elige con cuidado, marine.
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Por ahora los piratas habían caído como moscas ante los ataques del marine. Su fría mirada la cual observaba la niebla era la del mismísimo diablo, parecía estar matando con sus ojos debido a la expresión de estos. El asesino había nacido para matar y estaba haciendo lo que mejor se le daba que era eso. Sus superiores iban a tener que quedarse impresionados, aunque el castaño estaba molesto con ellos. No era de muy profesional decirle a un solo marine que no conocen que se ocupe de un barco pirata él solo. Todavía no tenía mucho rango y ya le hacían hacer esas cosas donde se jugaba la vida como si fuera algo fácil. Aunque cuantos más cayeran mas iban a alimentar a la espada del Gran Espada. Llevó su mano un momento a su extraña cinta del pelo levantándola un poco para poder estar más cómodo, ahora a sus oídos estaban llegando sonidos. De acero de las armas de aquellos tipos. Sonidos de pequeños gritos que se daban entre ellos.
Notaba los pasos de aquellos tipos acercándose y precisamente a donde estaban los cadáveres. Según lo oído eran más de cuatro fijos. El marine deslizó sus finas sandalias por la cubierta hasta ver una silueta pasar por su lado. Sin pensárselo tapó su boca con la mano y envolvió su otra mano en energía cortante metiéndole la nuez a dentro con un puñetazo. Aquel hombre murió y este lo dejó de forma tranquila en el suelo. Sabía que tenía al lado el puerto y tenía otro plan. Si seguía así los mataría fácilmente y no se iba a divertir. Su plan estaba casi listo por lo que se deslizó hacia atrás concentrándose en lo que iba a hacer. ``Voy a partir este barco por la mitad y a hundirlo´´. Pensó mientras con su espada a la espalda apretaba los puños con fuerza.
Había llegado el momento de eliminar aquel barco para que esos idiotas salieran a la calle. En dicho lugar tal vez mandarían refuerzos o tal vez seguiría solo. Pero moverse por calles era mucho mejor que una cubierta que resultaba muy aburrida. Ahora el asesino estiró su mano derecha formando un pequeño haz de energía, rápidamente tomó la forma de un shuriken de tres puntas del tamaño de un plato. Deshizo la niebla de forma tranquila para quedar a la vista y ver aquellos tipos. Rápidamente saltó y lanzó su shuriken de energía contra un grupo de piratas para que una vez los atravesara el poderoso ataque de energía estirara las tres puntas un metro y destrozara la cubierta del barco lo suficiente para hundirlo. No sabía la dureza del barco pero tenía que probar aquel ataque haber si funcionaba. Una vez lo hizo supo que le verían por lo que salió corriendo hasta la borda y saltó aterrizando en el puerto y mirando desde la calle de forma seria esperando a ver si el barco se inundaba o no. Aún así prefería pelear allí fuera y los esperaría mientras tenía su haki alerta y su espada ahora en mano.
Notaba los pasos de aquellos tipos acercándose y precisamente a donde estaban los cadáveres. Según lo oído eran más de cuatro fijos. El marine deslizó sus finas sandalias por la cubierta hasta ver una silueta pasar por su lado. Sin pensárselo tapó su boca con la mano y envolvió su otra mano en energía cortante metiéndole la nuez a dentro con un puñetazo. Aquel hombre murió y este lo dejó de forma tranquila en el suelo. Sabía que tenía al lado el puerto y tenía otro plan. Si seguía así los mataría fácilmente y no se iba a divertir. Su plan estaba casi listo por lo que se deslizó hacia atrás concentrándose en lo que iba a hacer. ``Voy a partir este barco por la mitad y a hundirlo´´. Pensó mientras con su espada a la espalda apretaba los puños con fuerza.
Había llegado el momento de eliminar aquel barco para que esos idiotas salieran a la calle. En dicho lugar tal vez mandarían refuerzos o tal vez seguiría solo. Pero moverse por calles era mucho mejor que una cubierta que resultaba muy aburrida. Ahora el asesino estiró su mano derecha formando un pequeño haz de energía, rápidamente tomó la forma de un shuriken de tres puntas del tamaño de un plato. Deshizo la niebla de forma tranquila para quedar a la vista y ver aquellos tipos. Rápidamente saltó y lanzó su shuriken de energía contra un grupo de piratas para que una vez los atravesara el poderoso ataque de energía estirara las tres puntas un metro y destrozara la cubierta del barco lo suficiente para hundirlo. No sabía la dureza del barco pero tenía que probar aquel ataque haber si funcionaba. Una vez lo hizo supo que le verían por lo que salió corriendo hasta la borda y saltó aterrizando en el puerto y mirando desde la calle de forma seria esperando a ver si el barco se inundaba o no. Aún así prefería pelear allí fuera y los esperaría mientras tenía su haki alerta y su espada ahora en mano.
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Los piratas al verte salir de aquella niebla, se relajan en parte porque te pueden ver y también porque ahora estaban en su terreno, pero al ver tu ataque muchos retroceden, aunque pocos logran sobrevivir y ponerse a salvo. Pero el barco recibe mucho daño, no era de esos barcos muy duros así que tu ataque le hace bastante daño. Tanto que casi lo partes por la mitad, el agua empieza a entrar como si no hubiera mañana, inundando todo a su paso. La presión del agua hace lo suyo y termina de partir el barco, los gritos de los piratas son muchos que inundan todo el puerto. Aunque la gran mayoría logra salvarse y tocar la tierra del puerto. Muchos se quedan arrodillados y besan el suelo, es como si se aferraran a él de forma que no quisieran despegarse.
El pelirrojo se alza sobre ellos, ahora que lo puedes ver mejor. En su espalda se ve una gran espada, que seguramente sea del mismo tamaño de aquel capitán, este empieza a caminar y lentamente sus nakamas empiezan a abrirle paso, este te mira con una cara de enfado evidente. Los piratas de atrás empiezan a reírse a lo loco, puesto que el capitán es alguien muy fuerte y también buscado, aunque claro…en los mares poca información llega del Grand Line o bien del Nuevo Mundo. Este pone la mano derecha en su enorme espada, para luego sonreír de manera maliciosa, sus ojos están clavados en ti y lentamente la distancia se reduce entre ambos.
- Pagarás esto maldito mocoso. Lamentarás hacerle frente al gran Ryota…sentirás como es que el filo de mi espada traspasa tu carne.
Fueron sus palabras, su tono era con mucha confianza y también con mucho ego, cosa que haría enfadar a cualquiera. Se notaba que era un experto provocando a las personas. Sin pensarlo dos veces, este empieza a correr hacia ti mientras desenfunda su espada de su espalda, la toma con ambas manos para luego elevarla y hacerla bajar, era un corte en diagonal que si te daba partiría desde el hombro derecho y terminaría a la altura de tu pecho. La espada es grande, así que la distancia entre ambos es relativamente larga. El capitán mientras te ataca ríe a lo loco, mientras sigue mostrando la misma sonrisa sádica de antes. Los demás no hacen nada más que mirar.
Corte en diagonal [AIF]
El pelirrojo se alza sobre ellos, ahora que lo puedes ver mejor. En su espalda se ve una gran espada, que seguramente sea del mismo tamaño de aquel capitán, este empieza a caminar y lentamente sus nakamas empiezan a abrirle paso, este te mira con una cara de enfado evidente. Los piratas de atrás empiezan a reírse a lo loco, puesto que el capitán es alguien muy fuerte y también buscado, aunque claro…en los mares poca información llega del Grand Line o bien del Nuevo Mundo. Este pone la mano derecha en su enorme espada, para luego sonreír de manera maliciosa, sus ojos están clavados en ti y lentamente la distancia se reduce entre ambos.
- Pagarás esto maldito mocoso. Lamentarás hacerle frente al gran Ryota…sentirás como es que el filo de mi espada traspasa tu carne.
Fueron sus palabras, su tono era con mucha confianza y también con mucho ego, cosa que haría enfadar a cualquiera. Se notaba que era un experto provocando a las personas. Sin pensarlo dos veces, este empieza a correr hacia ti mientras desenfunda su espada de su espalda, la toma con ambas manos para luego elevarla y hacerla bajar, era un corte en diagonal que si te daba partiría desde el hombro derecho y terminaría a la altura de tu pecho. La espada es grande, así que la distancia entre ambos es relativamente larga. El capitán mientras te ataca ríe a lo loco, mientras sigue mostrando la misma sonrisa sádica de antes. Los demás no hacen nada más que mirar.
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El barco había sido destruido por el ataque del marine, sus fríos ojos ahora observaban a los idiotas que se habían salvado. Por fin el hombre del pelo rojo daba la cara y los demás le abrían paso. La hora del combate había llegado. Ahora solo quedaba comprobar el poder de ambos y que viviera el mejor. Las palabras de aquel estúpido eran de puro egocentrismo y bravuconería. Si creía que así haría enfadar al demonio de la niebla estaba equivocado. Quizás una persona normal hubiera caído en aquel jugo psicológico pero el frio asesino no tenía sentimientos y hacerle enfadar era realmente complicado. Aquel imbécil había delatado su nombre y eso era algo que le podía perjudicar si lograba escapar pues se ganaría una hoja de la guía de referencia del Gran Espada. Ahora ese tipo sacaba su arma y se disponía a atacar a Krauser con un rajo diagonal hacia abajo.
- Idiota.
Interpuso en el último momento su enorme espadón bloqueando perfectamente el corte, cuando miró a su hombro se dio cuenta de que tenía un corte en este. La sangre salía de este de forma lenta, al parecer no había parado el ataque del todo. Hizo fuerza con su espada hacia delante para poder separarse y pegó varios pasos hacia atrás. Su mirada se clavó en los ojos de aquel tipo mientras sonreía sádicamente, cosa que no se podía notar por los vendajes que este llevaba consigo en el rostro. Cogió su arma por el mango y comenzó a girarla a bastante velocidad mientras fruncía el ceño y comenzaba a hablar en un tono tétrico que ponía realmente los pelos de punta, al menos a una persona normal.
- Ya llega el momento, es hora de que acabe la tontería. Estáis frente al demonio de la niebla, el marine más poderoso de esta isla. Ha llegado el momento de todos afrontéis vuestro juicio final escoria. El tiempo del demonio, el tiempo del Gran Espada, el tiempo de vuestra muerte.
Apretó la mano haciendo fuerza y girándola a más velocidad. Sus castaños ojos estaban fijos en el tipo del pelo rojo y ahora era su principal objetivo eliminarlo. Sus intenciones de partirlo en pedazos se veían reflejadas en la maldad de sus ojos. La espada seguía girando con fuerza preparada para aquel ataque que el marine estaba a punto de realizar. Por fin salió corriendo a por aquel tipo. Sus pasos iban haciendo mucho ruido y no paraba de girar la espada mientras corría. Por fin llegó hasta su objetivo y llegaba la hora de lanzar su poderoso ataque. Dejó de girar la hoja lanzando un poderoso tajo de forma recta contra el pecho de su objetivo, tras aquello lanzaría dos tajos mas, uno en diagonal de arriba abajo por la parte derecha del torso y por ultimo trataría de partirlo en dos con un poderoso tajo por la cintura.
A mala idea. (AIF)
Una vez realizara aquel ataque saltaría hacia atrás a esperar que había pasado y a ver si lo había logrado.
- Idiota.
Interpuso en el último momento su enorme espadón bloqueando perfectamente el corte, cuando miró a su hombro se dio cuenta de que tenía un corte en este. La sangre salía de este de forma lenta, al parecer no había parado el ataque del todo. Hizo fuerza con su espada hacia delante para poder separarse y pegó varios pasos hacia atrás. Su mirada se clavó en los ojos de aquel tipo mientras sonreía sádicamente, cosa que no se podía notar por los vendajes que este llevaba consigo en el rostro. Cogió su arma por el mango y comenzó a girarla a bastante velocidad mientras fruncía el ceño y comenzaba a hablar en un tono tétrico que ponía realmente los pelos de punta, al menos a una persona normal.
- Ya llega el momento, es hora de que acabe la tontería. Estáis frente al demonio de la niebla, el marine más poderoso de esta isla. Ha llegado el momento de todos afrontéis vuestro juicio final escoria. El tiempo del demonio, el tiempo del Gran Espada, el tiempo de vuestra muerte.
Apretó la mano haciendo fuerza y girándola a más velocidad. Sus castaños ojos estaban fijos en el tipo del pelo rojo y ahora era su principal objetivo eliminarlo. Sus intenciones de partirlo en pedazos se veían reflejadas en la maldad de sus ojos. La espada seguía girando con fuerza preparada para aquel ataque que el marine estaba a punto de realizar. Por fin salió corriendo a por aquel tipo. Sus pasos iban haciendo mucho ruido y no paraba de girar la espada mientras corría. Por fin llegó hasta su objetivo y llegaba la hora de lanzar su poderoso ataque. Dejó de girar la hoja lanzando un poderoso tajo de forma recta contra el pecho de su objetivo, tras aquello lanzaría dos tajos mas, uno en diagonal de arriba abajo por la parte derecha del torso y por ultimo trataría de partirlo en dos con un poderoso tajo por la cintura.
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Una vez realizara aquel ataque saltaría hacia atrás a esperar que había pasado y a ver si lo había logrado.
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El pelirrojo al ver tú rápido ataque, no duda en interponer su espada para bloquearlos. Aunque no puede evitarlos todos y se lleva un corte en su cintura, no era nada de otro mundo y tampoco era algo muy profundo como para que el capitán se preocupara, te miro de forma fría de una forma más fría que tu mirada actual, ahora había perdido sus emociones y atacaría como nunca antes, empuño su espada con más fuerza para luego dirigir una mirada a sus nakamas, estos entendieron y rápidamente desenfundaron sus armas. Eran pistolas de largo alcance y sus balas estaban modificadas para hacer más daño, estos se pusieron alrededor del capitán para apuntarte, mientras tanto el capitán se cubría de sus hombres.
Acto seguido, todos empezaron a dispararte, el capitán no perdió el tiempo y en cuanto cesó el fuego , sin esperar si acaso saldrías vivo de eso, uso una de sus técnicas elevo su espada para luego bajarla de un tirón y de ahí salir una pequeña onda cortante que iba dirigido a ti, era un ataque partía el suelo a su paso y sin dudas era su mejor técnica. El capitán estaba sonriendo mientras ponía su enorme espada en sus hombros, sus nakamas también estaban sonriendo al parecer nadie sobrevivía a ese ataque.
Disparos de balas modificadas + Onda cortante [técnica del capitán] [AMF]
Acto seguido, todos empezaron a dispararte, el capitán no perdió el tiempo y en cuanto cesó el fuego , sin esperar si acaso saldrías vivo de eso, uso una de sus técnicas elevo su espada para luego bajarla de un tirón y de ahí salir una pequeña onda cortante que iba dirigido a ti, era un ataque partía el suelo a su paso y sin dudas era su mejor técnica. El capitán estaba sonriendo mientras ponía su enorme espada en sus hombros, sus nakamas también estaban sonriendo al parecer nadie sobrevivía a ese ataque.
Disparos de balas modificadas + Onda cortante [técnica del capitán] [AMF]
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El ataque del marine había sido bloqueado por aquel tipo que tan solo se había llevado un pequeño corte en su cintura. Su mirada ahora era fría como la que Krauser o puede que hasta mas. La diferencia que había entre aquellos dos hombres es que uno había perdido la compostura y parecía estar fuera de sí. Sin embargo el Gran Espada estaba en perfectas condiciones ahora, estaba calmado y sabía lo que debía hacer, sus fríos ojos clavados en los del pelirrojo no tardaron en cerrarse y abrirse mostrando una mirada sádica. Aquel tipo no sabía lo que le esperaba ahora y el castaño estaba a punto de usar su habilidad especial de canalización de nuevo cuando de repente aquel pelirrojo dirigió una mirada a sus hombres, estos le apuntaron con armas de fuego de repente. Los malditos cobardes pretendían fusilarlo, ahora deberían estar seguros de tener buena puntería.
Krauser giró de nuevo su espada a mucha velocidad para después clavarla en el suelo dejándola a su altura debido al tamaño del arma. Al ser tan ancha el marine se agachó colocándose de lado y metiendo estomago a la vez que se encogía de hombros para cubrirse con su arma. Dos balas fueron las que le dieron, una le rozó la rodilla derecha provocándole una quemadura de roce y la otra le pegó en el hombro izquierdo. El ceño del marine estaba mucho mas fruncido que antes y cuando cesaron los tiros salió de su escondite mirando con furia aquellos hombres. Ahora el pirata estaba lanzando una poderosa onda que iba arrasando con todo a su paso. Este sacó su arma del suelo y salió corriendo a toda velocidad hacia atrás hasta colocase delante de la ventana de una casa. A continuación saltó colocando su arma delante y colocando los pies en la parte ancha del arma usándola de escudo, aquella poderosa onda lo lanzó hacia atrás atravesando la ventana de aquella casa y cayendo contra unas estanterías con unos leves cortes por su cuerpo.
Lo más impresionante es que el marine no había soltado su arma. Rápidamente se puso en pie dolorido y salió de la casa caminando hasta donde estaban todos. Observó la posición en la que estaban todos y sonrió de lado clavando de nuevo su espada en el suelo. Ahora puso su mano en el suelo mientras la niebla invadía el lugar y realizaba su habilidad de ralentizarles dentro de ella. Estiró ambos brazos formando en cada mano un shuriken de energía que lanzó aumentándolo hacia un grupo de piratas o al menos a donde estaban, el otro lo lanzó a otro grupo donde había piratas anteriormente. Ahora quedaba el pelirrojo, este cogió su arma y se había quedado con la posición donde estaba el pirara, ahora saltó en el aire para no hacer ruido y lanzó un poderoso tajo de arriba abajo tratando de partirlo en dos, usó tanta fuerza que si el pirata tratara de bloquearlo su arma podría sufrir daños. Contaba con la ventaja de que no le vería y con la ventaja de que se movería más lento por la habilidad de esa niebla del marine conocido como el Gran Espada.
Demasiado lento (AF)
Krauser giró de nuevo su espada a mucha velocidad para después clavarla en el suelo dejándola a su altura debido al tamaño del arma. Al ser tan ancha el marine se agachó colocándose de lado y metiendo estomago a la vez que se encogía de hombros para cubrirse con su arma. Dos balas fueron las que le dieron, una le rozó la rodilla derecha provocándole una quemadura de roce y la otra le pegó en el hombro izquierdo. El ceño del marine estaba mucho mas fruncido que antes y cuando cesaron los tiros salió de su escondite mirando con furia aquellos hombres. Ahora el pirata estaba lanzando una poderosa onda que iba arrasando con todo a su paso. Este sacó su arma del suelo y salió corriendo a toda velocidad hacia atrás hasta colocase delante de la ventana de una casa. A continuación saltó colocando su arma delante y colocando los pies en la parte ancha del arma usándola de escudo, aquella poderosa onda lo lanzó hacia atrás atravesando la ventana de aquella casa y cayendo contra unas estanterías con unos leves cortes por su cuerpo.
Lo más impresionante es que el marine no había soltado su arma. Rápidamente se puso en pie dolorido y salió de la casa caminando hasta donde estaban todos. Observó la posición en la que estaban todos y sonrió de lado clavando de nuevo su espada en el suelo. Ahora puso su mano en el suelo mientras la niebla invadía el lugar y realizaba su habilidad de ralentizarles dentro de ella. Estiró ambos brazos formando en cada mano un shuriken de energía que lanzó aumentándolo hacia un grupo de piratas o al menos a donde estaban, el otro lo lanzó a otro grupo donde había piratas anteriormente. Ahora quedaba el pelirrojo, este cogió su arma y se había quedado con la posición donde estaba el pirara, ahora saltó en el aire para no hacer ruido y lanzó un poderoso tajo de arriba abajo tratando de partirlo en dos, usó tanta fuerza que si el pirata tratara de bloquearlo su arma podría sufrir daños. Contaba con la ventaja de que no le vería y con la ventaja de que se movería más lento por la habilidad de esa niebla del marine conocido como el Gran Espada.
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Los piratas sonrieron de manera macabra al verte de esa forma, pero luego al volver a ver la niebla invadiendo el lugar sus caras se transformaron a una de miedo y pánico, muchos disparaban a la niebla para ver si lograban darte. Pero al ver que sus movimientos eran mucho más lento sabían que ya era tarde como para salvarse. Tu ataque logra derribar a todos los piratas, de hecho solo quedo en pie el capitán que por experiencia y algo de instinto puso su espada como escudo, también logro escuchar como corrías así que se preparo para una gran defensa. Pero cuando tus pasos dejaron de ser escuchados, el capitán freno en seco y trato de adivinar la trayectoria del golpe, cuando logro hacerlo ya era tarde, aunque su instinto lo hizo alejarse para atrás para evitar parte del daño, aunque fue inútil ya que un gran tajo se hizo presente a la altura del pecho terminando cerca de la cintura, la sangre salía a grandes velocidades y el capitán había caído sobre una rodilla, se resignaba a perder pero se notaba que ya no daba para más.
-Maldito bastardo…no sabes…en…el…problema…que te has metido….mi capitán…
No alcanzo a terminar su frase ya que su vida había acabado, sin más se logra escuchar un gran ruido proveniente de las afueras de tu habilidad, eran marines que venían con armas y estaban listos para pelear, aunque claro se quedaron fuera del margen de la niebla solo por si era un peligro. Al parecer vienen a buscarte a ti para empezar de una vez por todas el entrenamiento, puedes ir con ellos o bien descansar y recuperarte de tus heridas y del cansancio, para así estar al cien al momento de entrenar, tú decides.
-Maldito bastardo…no sabes…en…el…problema…que te has metido….mi capitán…
No alcanzo a terminar su frase ya que su vida había acabado, sin más se logra escuchar un gran ruido proveniente de las afueras de tu habilidad, eran marines que venían con armas y estaban listos para pelear, aunque claro se quedaron fuera del margen de la niebla solo por si era un peligro. Al parecer vienen a buscarte a ti para empezar de una vez por todas el entrenamiento, puedes ir con ellos o bien descansar y recuperarte de tus heridas y del cansancio, para así estar al cien al momento de entrenar, tú decides.
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Por fin había eliminado aquellos estúpidos y su tajo había rajado parte del cuerpo de aquel hombre ahora la sangre salía de su cuerpo y estaba hincado sobre una rodilla. El marine guardó su espada en la espalda con el sudor cayendo por su frente y observándole fijamente, aquellos piratas que se estaban riendo habían caído y ahora el capitán había tomado la misma suerte. Las últimas palabras de aquel hombre le dieron algo que pensar. Había dicho algo de su capitán, este pensó que tal vez no era el verdadero capitán del barco, pero ahora eso daba igual pues el enorme ataque cortante del castaño había eliminado el barco.
Sus oídos escucharon algo de jaleo y por lo que se podía escuchar debían ser los marines que llegaban para ayudar. Aún estaba mosqueado con sus superiores por mandarle a él solo a pelear contra tantos piratas. Suspiró agotado e hizo desaparecer la niebla. Todo volvió a la normalidad y allí solo estaban los cadáveres por todos lados. Los ojos del marine estaban ahora en una expresión mal calmada y los cerró cayendo al suelo de espaldas tras la pelea. Respiraba algo cansado tras haber tenido que pasar por aquello. Le dolían las heridas de las balas y aquella onda del pelirrojo le había hecho daño físicamente aunque hubiera parecido que no. Ahora miró a uno de los marines mientras suspiraba y abría los ojos y le habló en un tono tranquilo e inexpresivo.
- Necesito descansar un poco… que alguien me dé algunas vendas y desinfectantes. Las balas podrían hacer más daño y en este estado caeré de un simple empujón.
Dijo con los ojos entrecerrados levantándose un poco y caminando hasta ellos. Se había mantenido en pie en el combate por fuerza de voluntad pues una bala era algo a tomar en cuenta y aquel ataque del pelirrojo también. Si entrenaba ahora sería derribado de un simple empujón como bien dijo o de un simple ataque. Necesitaba descansar pues sus músculos no le respondían. Los vendajes los usaría para tapar sus feas heridas y el desinfectante para prevenir. Además necesitaba unas pinzas para sacar la bala de su hombro izquierdo pues no podía dejarla allí dentro. Mientras se acercaba a ellos estuvo a punto de caer al suelo pero resistió y consiguió llegar a donde estaban. Los miró mientras resoplaba y se quitaba los vendajes del rostro para respirar mejor. Sus afilados dientes salieron a la vista, lo que podía provocar quizás algo de temor en aquellos hombres. Se quedó con las vendas en la mano y tomó aire cerrando después la boca. Ahora les habló en un tono tranquilo mientras se llevaba la mano derecha a su hombro izquierdo haciendo fuerza contra la herida.
- Estaré listo para entrenar hoy mismo. Solo pido una condición si son tan amables. Dejadme al menos unas dos horas de descanso y un botiquín, me reuniré en el barracón con los superiores en ese tiempo y devolveré el botiquín. ¿podría ser?
Sus oídos escucharon algo de jaleo y por lo que se podía escuchar debían ser los marines que llegaban para ayudar. Aún estaba mosqueado con sus superiores por mandarle a él solo a pelear contra tantos piratas. Suspiró agotado e hizo desaparecer la niebla. Todo volvió a la normalidad y allí solo estaban los cadáveres por todos lados. Los ojos del marine estaban ahora en una expresión mal calmada y los cerró cayendo al suelo de espaldas tras la pelea. Respiraba algo cansado tras haber tenido que pasar por aquello. Le dolían las heridas de las balas y aquella onda del pelirrojo le había hecho daño físicamente aunque hubiera parecido que no. Ahora miró a uno de los marines mientras suspiraba y abría los ojos y le habló en un tono tranquilo e inexpresivo.
- Necesito descansar un poco… que alguien me dé algunas vendas y desinfectantes. Las balas podrían hacer más daño y en este estado caeré de un simple empujón.
Dijo con los ojos entrecerrados levantándose un poco y caminando hasta ellos. Se había mantenido en pie en el combate por fuerza de voluntad pues una bala era algo a tomar en cuenta y aquel ataque del pelirrojo también. Si entrenaba ahora sería derribado de un simple empujón como bien dijo o de un simple ataque. Necesitaba descansar pues sus músculos no le respondían. Los vendajes los usaría para tapar sus feas heridas y el desinfectante para prevenir. Además necesitaba unas pinzas para sacar la bala de su hombro izquierdo pues no podía dejarla allí dentro. Mientras se acercaba a ellos estuvo a punto de caer al suelo pero resistió y consiguió llegar a donde estaban. Los miró mientras resoplaba y se quitaba los vendajes del rostro para respirar mejor. Sus afilados dientes salieron a la vista, lo que podía provocar quizás algo de temor en aquellos hombres. Se quedó con las vendas en la mano y tomó aire cerrando después la boca. Ahora les habló en un tono tranquilo mientras se llevaba la mano derecha a su hombro izquierdo haciendo fuerza contra la herida.
- Estaré listo para entrenar hoy mismo. Solo pido una condición si son tan amables. Dejadme al menos unas dos horas de descanso y un botiquín, me reuniré en el barracón con los superiores en ese tiempo y devolveré el botiquín. ¿podría ser?
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Algunos marines se asustan al ver la continuación de tu rostro, aunque los que tiene más experiencia se quedan tranquilos y no muestran ninguna otra expresión más que de sorpresa al ver como es que derrotaste a los piratas. Sin dudarlo un segundo, un hombre alto de pelo castaño y ojos azules eleva la mano para que los marines capturen a los marines que aun estén con vida, son tan pocos que se pueden contar con las manos, esos piratas que por un milagro estaban con vida apenas respiraban y si no los atendían rápido iban a terminar como sus amigos, dormidos para siempre. El mismo hombre se acerca a ti con una leve sonrisa.
- Haremos lo que pides, felicidades marine. Tienes dos horas luego de eso prepárate para que tu infierno comience.
Dice con la misma sonrisa y un tono algo cantarín, como si su voz tuviera algo de ritmo, sin más hace que un marine te ayude a caminar hasta el Cuartel donde empezaría tu entrenamiento. Una vez ya estaban listos para partir, empiezan a caminar de forma lenta pero segura, puedes ver como es que el pueblo empieza a salir y la gente esta asombrada ante la actitud de los marines. Aunque ahora se nota que están más tranquilos, sus caras demuestran que la primera impresión que se llevaron de ti era equivocada. Nada demoro el viaje al cuartel, los marines te ayudan a llevarte a las habitaciones donde te dejan frente a una puerta con el botiquín a un lado de tus pies. Puedes elegir entrar y recuperarte, o bien irte por tus cuentas y explorar un poco las instalaciones. Tú decides.
- Haremos lo que pides, felicidades marine. Tienes dos horas luego de eso prepárate para que tu infierno comience.
Dice con la misma sonrisa y un tono algo cantarín, como si su voz tuviera algo de ritmo, sin más hace que un marine te ayude a caminar hasta el Cuartel donde empezaría tu entrenamiento. Una vez ya estaban listos para partir, empiezan a caminar de forma lenta pero segura, puedes ver como es que el pueblo empieza a salir y la gente esta asombrada ante la actitud de los marines. Aunque ahora se nota que están más tranquilos, sus caras demuestran que la primera impresión que se llevaron de ti era equivocada. Nada demoro el viaje al cuartel, los marines te ayudan a llevarte a las habitaciones donde te dejan frente a una puerta con el botiquín a un lado de tus pies. Puedes elegir entrar y recuperarte, o bien irte por tus cuentas y explorar un poco las instalaciones. Tú decides.
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El marine observaba como los demás se dirigían a los pocos supervivientes que había en el lugar, aquel tipo castaño que le concedió el permiso al demonio de la niebla parecía ser buena persona. Su tono cantarín era algo que no se esperaba pero le daba igual, ahora solo quería descansar ese tiempo. Cuando aquel marine le ayudó a caminar no hizo nada por evitarlo y caminó junto a él. Podía notar las miradas de la gente, se notaba que ya no pensaban mal de él pero eso le daba lo mismo. Sus ojos se medio cerraban por el cansancio que llevaba encima y caminaba gracias a la ayuda de aquel hombre y la fuerza de voluntad del marine. El entrenamiento empezaría tras las dos horas según dijo el tipo de ojos azules, al parecer sería un infierno, el lugar apropiado para alguien como Krauser. Cuando por fin llegaron le dejaron frente a una puerta y le dejaron el botiquín al lado.
Durante unos segundos el marine no sabía si entrar o no. Parecía tan agotado que se iba a caer allí mismo. Sin embargo consiguió bajar la mano hasta coger su equipo de curación y abrió con la otra la puerta girando el pomo despacio y con parsimonia. Tras entrar cerró la puerta y se quedó mirando aquella sala. Parecía la pequeña típica sala de un hospital con una pequeña cama, una ventana y una pequeña mesita en medio la cual tenía un jarrón con dos flores rosas. Había también un armario y unas cortinas junto a la ventana. Rápidamente se tumbó sobre la cama cayendo boca abajo agotado y respirando más despacio. No podía perder el tiempo y se reincorporó con mucho coste. Abrió el equipo médico y se dispuso a curarse despacio. Primero extrajo la bala con aquellas pinzas y aplicó desinfectante haciendo un gruñido de dolor después. Se echó varias botellas de agua por el cuerpo y la cabeza refrescándose las heridas. Había limpiado la sangre y se había vendado bastantes partes como el hombro, la rodilla y algunas zonas del torso. Ahora sin pensárselo cerró aquel maletín metiendo antes las cosas en él y se dejó caer sobre el colchón cerrando sus ojos y quedando profundamente dormido.
A las dos horas abrió los ojos, era increíble, como si de un despertador se tratase había despertado a tiempo. Su instinto había sido el responsable y eso le era bastante útil en muchas ocasiones. Aún tenía algo de sueño pero eso podía esperar ya que ahora debía dirigirse hacia su entrenamiento. Salió de la cama caminando hacia la puerta y abriéndola despacio cerrando al salir y caminando de forma lenta mientras bostezaba. En poco tiempo se dirigió al patio de aquella base buscando al castaño, cuando llegó al patio el sol le deslumbró un poco y se puso las manos en los ojos pero en pocos segundos las apartó mirando a su alrededor. Había comenzado el momento de empezar a ponerse serio en lo que se refería a su entrenamiento.
Durante unos segundos el marine no sabía si entrar o no. Parecía tan agotado que se iba a caer allí mismo. Sin embargo consiguió bajar la mano hasta coger su equipo de curación y abrió con la otra la puerta girando el pomo despacio y con parsimonia. Tras entrar cerró la puerta y se quedó mirando aquella sala. Parecía la pequeña típica sala de un hospital con una pequeña cama, una ventana y una pequeña mesita en medio la cual tenía un jarrón con dos flores rosas. Había también un armario y unas cortinas junto a la ventana. Rápidamente se tumbó sobre la cama cayendo boca abajo agotado y respirando más despacio. No podía perder el tiempo y se reincorporó con mucho coste. Abrió el equipo médico y se dispuso a curarse despacio. Primero extrajo la bala con aquellas pinzas y aplicó desinfectante haciendo un gruñido de dolor después. Se echó varias botellas de agua por el cuerpo y la cabeza refrescándose las heridas. Había limpiado la sangre y se había vendado bastantes partes como el hombro, la rodilla y algunas zonas del torso. Ahora sin pensárselo cerró aquel maletín metiendo antes las cosas en él y se dejó caer sobre el colchón cerrando sus ojos y quedando profundamente dormido.
A las dos horas abrió los ojos, era increíble, como si de un despertador se tratase había despertado a tiempo. Su instinto había sido el responsable y eso le era bastante útil en muchas ocasiones. Aún tenía algo de sueño pero eso podía esperar ya que ahora debía dirigirse hacia su entrenamiento. Salió de la cama caminando hacia la puerta y abriéndola despacio cerrando al salir y caminando de forma lenta mientras bostezaba. En poco tiempo se dirigió al patio de aquella base buscando al castaño, cuando llegó al patio el sol le deslumbró un poco y se puso las manos en los ojos pero en pocos segundos las apartó mirando a su alrededor. Había comenzado el momento de empezar a ponerse serio en lo que se refería a su entrenamiento.
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No paso mucho tiempo en el que aquel hombre castaño y poderoso hiciera acto de presencia, pero no fue algo normal ya que se encontraba justo en tu espalda, apareciendo de la nada con una tétrica sonrisa, mientras que con su mano derecha la apoyo lentamente en tu hombro mientras acercaba su nariz a tu oreja y empezaba a respirar de forma calmada en tu oreja, mientras hacía todo eso empezó a liberar aquel instinto asesino que lo caracterizaba entre los marines Logras escuchar una pequeña risita algo macabra. Pero no duro mucho ya que sin pensarlo dos veces se puso delante de ti, logras ver como es que en sus ojos se demuestra que un experto en matar y torturar personas.
Con una simple vista te indica que lo sigas, aquel fuerte marine empieza a caminar y es posible percatarse que cojea con la pierna derecha, seguramente una herida en una batalla de antaño más no es posible descartar alguna teorías. El camino es un largo pasillo iluminado meramente por velas dando un aspecto tétrico y sacado de la peor película de terror, al final de aquel pasillo se deja ver un enorme patio de entrenamiento. El castaño se detiene a un par de metros delante de ti, a su lado hay una pequeña fuente con algo de agua, con la misma sonrisa tétrica de antes empieza a hablar:
- Bien en la primera fase pelearás contra varios marines…pero tienes dos condiciones. La primera es que será sin tu gran espada y la segunda será que tienes prohibido usar tu Akuma no mi. Ya que así mediré tu fuerza en un cuerpo a cuerpo.
Al finalizar sus palabras, como si fuera un arte de magia para invocar personas aparecer diez marines, siete están armados con espadas, uno es un luchador cuerpo a cuerpo y los otros están detrás de rodillas con los rifles cargados y listos para disparar en cualquier momento. Sin perder un segundo de tiempo, cinco de ellos te atacan. Los que son los francotiradores disparan, y los dos espadachines salen casi al unisonó del disparo para luego de coordinarse de forma perfecta, tratar de hacer un tajo en diagonal en tu pecho. Si te dan las espadas se formaría una cicatriz en forma de X.
Con una simple vista te indica que lo sigas, aquel fuerte marine empieza a caminar y es posible percatarse que cojea con la pierna derecha, seguramente una herida en una batalla de antaño más no es posible descartar alguna teorías. El camino es un largo pasillo iluminado meramente por velas dando un aspecto tétrico y sacado de la peor película de terror, al final de aquel pasillo se deja ver un enorme patio de entrenamiento. El castaño se detiene a un par de metros delante de ti, a su lado hay una pequeña fuente con algo de agua, con la misma sonrisa tétrica de antes empieza a hablar:
- Bien en la primera fase pelearás contra varios marines…pero tienes dos condiciones. La primera es que será sin tu gran espada y la segunda será que tienes prohibido usar tu Akuma no mi. Ya que así mediré tu fuerza en un cuerpo a cuerpo.
Al finalizar sus palabras, como si fuera un arte de magia para invocar personas aparecer diez marines, siete están armados con espadas, uno es un luchador cuerpo a cuerpo y los otros están detrás de rodillas con los rifles cargados y listos para disparar en cualquier momento. Sin perder un segundo de tiempo, cinco de ellos te atacan. Los que son los francotiradores disparan, y los dos espadachines salen casi al unisonó del disparo para luego de coordinarse de forma perfecta, tratar de hacer un tajo en diagonal en tu pecho. Si te dan las espadas se formaría una cicatriz en forma de X.
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Krauser caminaba después de su pequeño descanso mientras pensaba en lo que había tenido que pasar. Eliminar a aquellos piratas no había sido algo fácil, sobre todo con aquel estúpido pelirrojo. Por suerte lo peor ya había pasado y ahora debía empezar su entrenamiento para conseguir despertar el Haki de color armadura, de esa forma podría tocar a los logias sin tener que usar su espada hecha de kairokiseki. Ahora se dirigía tranquilamente en línea recta buscando aquel tipo para comenzar de una maldita vez. Mientras caminaba notó en su hombro como alguien le agarraba, de no ser por lo cansado que estaba aún le habría golpeado sin pensárselo, tras aquello notó la respiración de alguien en su oreja. Un leve escalofrió le recorrió el cuerpo al sentir aquello para después fruncir el ceño. Finalmente la persona se puso frente a él y este pudo ver que se trataba del castaño. Había estado detrás de él todo el rato o al menos eso parecía. Tras unos segundos hizo lo que le dijo y le siguió hasta un patio donde había una fuente.
Ahora debía pelear con varios marines pero había un pequeño inconveniente por no decir que había dos. El primero era algo más molesto que el otro. No podía tocar su espada para aquella pelea, era un asesino y su forma de defenderse por lo que no le gustó nada la idea. Sin embargo lanzó su espada a un lado clavándose esta en el suelo de forma bestial. La segunda norma la podía soportar pero no podría paralizar a sus oponentes. Ahora los marines salían colocándose frente al marine. Eran un total de diez pero los primeros en caer serian los tiradores. En primer lugar lo primero que hizo fue sonreír de lado algo sádico mientras se crujía de forma calmada sus nudillos. Tras aquello su mano tomó un pequeño brillo dando así a entender que estaba envuelta en energía cortante.
Si usaba su shuriken los mataría por lo que al ver llegar el ataque de los espadachines interpuso la mano en la trayectoria de una parando la hoja con su energía mientras saltaba hacia atrás. Llevándose un roce en el pecho leve donde salía un poco de sangre. Este de repente pegó un salto enorme pasando por encima de varios marines y golpeando la cabeza de uno de los tiradores, a continuación con la rodilla golpeó la cara del segundo. Recibió un tiro en el hombro herido de nuevo del tercer tirador y tras un gruñido le golpeó con la pierna en la cara dejándolo inconsciente. Ahora le quedaban siete, el siguiente fue el luchado pues pegó un salto hacia él con el puño envuelto en energía y de un golpe le partió la ceja y lo tiró al suelo dejándolo fuera de combate totalmente.
- Ya solo quedáis seis, adelante venid a por mí con vuestras espaditas.
Dijo de forma seria mientras su puño aún en vuelto en energía se levantaba haciéndoles una señal de provocación bastante insultante.
Ahora debía pelear con varios marines pero había un pequeño inconveniente por no decir que había dos. El primero era algo más molesto que el otro. No podía tocar su espada para aquella pelea, era un asesino y su forma de defenderse por lo que no le gustó nada la idea. Sin embargo lanzó su espada a un lado clavándose esta en el suelo de forma bestial. La segunda norma la podía soportar pero no podría paralizar a sus oponentes. Ahora los marines salían colocándose frente al marine. Eran un total de diez pero los primeros en caer serian los tiradores. En primer lugar lo primero que hizo fue sonreír de lado algo sádico mientras se crujía de forma calmada sus nudillos. Tras aquello su mano tomó un pequeño brillo dando así a entender que estaba envuelta en energía cortante.
Si usaba su shuriken los mataría por lo que al ver llegar el ataque de los espadachines interpuso la mano en la trayectoria de una parando la hoja con su energía mientras saltaba hacia atrás. Llevándose un roce en el pecho leve donde salía un poco de sangre. Este de repente pegó un salto enorme pasando por encima de varios marines y golpeando la cabeza de uno de los tiradores, a continuación con la rodilla golpeó la cara del segundo. Recibió un tiro en el hombro herido de nuevo del tercer tirador y tras un gruñido le golpeó con la pierna en la cara dejándolo inconsciente. Ahora le quedaban siete, el siguiente fue el luchado pues pegó un salto hacia él con el puño envuelto en energía y de un golpe le partió la ceja y lo tiró al suelo dejándolo fuera de combate totalmente.
- Ya solo quedáis seis, adelante venid a por mí con vuestras espaditas.
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El castaño esboza una sonrisa al ver tu fuerza, pero sabe que aun no es toda tu fuerza así que simplemente se queda mirando mientras ve como es que sus marines son amenazados con tu gesto, cosa que le hizo sacar una carcajada pues tipos como tú hace tiempo que no veía. Esa personalidad “única” entre los marines hizo que de momento se fuera en sus pensamientos, sin embargo pronto volvió a la realidad para seguir viendo lo que pasaba. Mientras tanto los otros marines, ya estaban con espadas empuñadas listos para atacar aunque ya era obvio que estaban con mucho miedo sobre todo de esa energía muy extraña que emanaba de tu puño, sin embargo todos dejaron ese miedo atrás para al mejorar sus miradas todos empezaron a correr y formar una estrella de cinco puntas contigo al centro, era una formación algo extraña pero se veía muy fuerte.
Así que sin dudarlo mucho, todos fueron atacarte al mismo tiempo, fue un ataque sincronizado y rápido, los de al frente venían a atacar tres partes distintas, la base del cuelo, el pecho y una pierna, la derecha para ser más precisos. Los de atrás en cambio solo venían a atravesar tus dos pulmones para así acabar contigo, era un ataque muy coordinado y prácticamente dejando cero posibilidad de esquivar. Y sin tú arma estás en graves problemas, sin embargo tienes que pasar esta prueba ya que sino nunca podrás aprender el Haki que tanto anhelas para hacerte más fuerte.
Así que sin dudarlo mucho, todos fueron atacarte al mismo tiempo, fue un ataque sincronizado y rápido, los de al frente venían a atacar tres partes distintas, la base del cuelo, el pecho y una pierna, la derecha para ser más precisos. Los de atrás en cambio solo venían a atravesar tus dos pulmones para así acabar contigo, era un ataque muy coordinado y prácticamente dejando cero posibilidad de esquivar. Y sin tú arma estás en graves problemas, sin embargo tienes que pasar esta prueba ya que sino nunca podrás aprender el Haki que tanto anhelas para hacerte más fuerte.
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Poco a poco aquellos marines iban tomando una posición más estratégica que la anterior. Habían formado una estrella de cinco puntas, el castaño frunció el ceño observando aquello mientras apretaba los puños. Por lo que veía aquel ataque estaba pensando para ser imposible de esquivar debido a que venían por todos sus flancos. En ese momento cerró los ojos apenas unas decimas de segundo para volver abrirlos. Los ataques iban a su cuello y pecho, con su mano izquierda metió la mano en el bolsillo sacando el mango de acero de su espada. Tras aquello se dejó caer al suelo rodando ya que el suelo era la única forma de salir, bloqueó una de las espadas con el mango cuando un dolor agudo se notó en su rodilla derecha. Uno le había alcanzado y le había hecho un buen corte, por suerte al rodar se había librado de un daño menor. Se levantó rápidamente lanzando con el puño de la energía cortante un puñetazo a uno en el pecho y tirándolo a dos metros con cortes serio en el pecho.
- Esto es demasiado, maldito loco.
Dijo en un susurro a través de sus vendas observando al castaño. Tras unos momentos se quitó los vendajes de la cara y se ató con ellos la rodilla presionando en la herida. Sus afilados dientes salieron a la luz mientras fruncía el ceño. Guardó el mango de nuevo observando aquellos tipos con una mirada fría y seria. Esos malditos marines cumplían órdenes de ir a matar por lo que parecía. Si querían jugar con fuego iban a llevarse una buena sorpresa, el castaño se cansó de tonterías y apretó los dientes colocándose en una posición de ataque. Derribaría a dos más en el próximo ataque para no tener que sufrir daños como el que había sufrido en la rodilla. Con su puño envuelto en aquella energía se puso a analizar las partes del cuerpo de cada uno mientras les hablaba en un tono siniestro y macabro.
- Corazón, hígado, pulmón, espina dorsal, riñón, vena aorta, estomago, yugular, cráneo. Me pregunto a cuál de esos puntos atacare primero.
Aquellas tenebrosas palabras pondrían la piel de gallina a cualquiera, si se ponían demasiado chulos el shuriken de energía hablaría por el castaño. Krauser salió corriendo a por ellos con los dos ojos bien abiertos. Tras esquivar un tajo de uno de ellos, lo golpeó en la nuez haciéndole sangrar y de un cabezazo lo tiró al suelo. Justo otro de ellos le dio una patada en el hombro pero el gran espada solo sonrió de lado. El marine probó la misma técnica y le lanzó una patada. Esta vez el castaño agarró su pierna y de un golpe seco en la rotula le partió la rodilla. Lo gritos de aquel marine se escucharon por todos lados, para finalizar el castaño le pisó el pecho y de una patada en el rostro lo dejó inconsciente. Lo cogió de nuevo de una pierna lanzándolo a unos metros para después mirar a los demás con el ceño fruncido y relamiéndose mostrando aquellos dientes.
- Esto es demasiado, maldito loco.
Dijo en un susurro a través de sus vendas observando al castaño. Tras unos momentos se quitó los vendajes de la cara y se ató con ellos la rodilla presionando en la herida. Sus afilados dientes salieron a la luz mientras fruncía el ceño. Guardó el mango de nuevo observando aquellos tipos con una mirada fría y seria. Esos malditos marines cumplían órdenes de ir a matar por lo que parecía. Si querían jugar con fuego iban a llevarse una buena sorpresa, el castaño se cansó de tonterías y apretó los dientes colocándose en una posición de ataque. Derribaría a dos más en el próximo ataque para no tener que sufrir daños como el que había sufrido en la rodilla. Con su puño envuelto en aquella energía se puso a analizar las partes del cuerpo de cada uno mientras les hablaba en un tono siniestro y macabro.
- Corazón, hígado, pulmón, espina dorsal, riñón, vena aorta, estomago, yugular, cráneo. Me pregunto a cuál de esos puntos atacare primero.
Aquellas tenebrosas palabras pondrían la piel de gallina a cualquiera, si se ponían demasiado chulos el shuriken de energía hablaría por el castaño. Krauser salió corriendo a por ellos con los dos ojos bien abiertos. Tras esquivar un tajo de uno de ellos, lo golpeó en la nuez haciéndole sangrar y de un cabezazo lo tiró al suelo. Justo otro de ellos le dio una patada en el hombro pero el gran espada solo sonrió de lado. El marine probó la misma técnica y le lanzó una patada. Esta vez el castaño agarró su pierna y de un golpe seco en la rotula le partió la rodilla. Lo gritos de aquel marine se escucharon por todos lados, para finalizar el castaño le pisó el pecho y de una patada en el rostro lo dejó inconsciente. Lo cogió de nuevo de una pierna lanzándolo a unos metros para después mirar a los demás con el ceño fruncido y relamiéndose mostrando aquellos dientes.
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El castaño se limito a sonreír de lado mientras veía como es que derrotabas a sus hombres con mucha facilidad, ya estaba satisfecho de esto y como esperaba ya estabas en la categoría de “monstruo” y también había tomado la decisión de enseñarte el Haki que tanto anhelabas, así que dio un paso al frente y al hacer eso los que estaban aun de pie, se dieron cuenta de que ya la prueba había finalizado, así que agarraron a sus compañeros heridos y se los llevaron a la enfermería. El marine veterano, empezó a avanzar hacia ti con una gran tranquilidad, mientras tanto se desvió para coger tu enorme espada y tomarla con una simple mano para lanzártela hacia ti.
Te lanza una mirada asesina, pero guardo su calma y se quedó frente a ti con gran maestría y mostrando todo sus años en la marina con solo estar de pie, se notaba que ni siquiera podrías hacerle un rasguño, sin más te toco el hombro mientras sonreía para luego con su habitual tono de siempre decirte:
- Lo hiciste bien, pero ahora empieza el infierno. Según tengo entendido vienes a entrenar el Haki ¿verdad?
No espero respuesta alguna, y mostro su puño y este empezó a tornarse de un color negro, mientras hacía eso sonreía de medio lado. Estaba usando el Haki justo frente a tus ojos, pero no podrías saberlo. Sin más luego de aquella pequeña representación, te dio la espalda para luego volver a hablar:
- Este es el Haki de Armadura, un haki poderoso y que te permite tocar el cuerpo físico de los Logias o en algunos casos específicos de paramecias, en teoría, es un Haki muy difícil de obtener pero tiene el mismo sentido que aquella energía que usaste en la pelea, ya que solo tienes que hacer que tú espíritu salga y cree una armadura. Una vez que lo tengas, guarda la sensación, pero claro para que llegues a lo que hago yo te falta mucho todavía pero por lo menos crea una débil armadura. Espero lo logres, novato.
Sus palabras no podían ser más confusas, sin darte un segundo para responder se fue a sentar en la sombra de un pequeño árbol que estaba dejándote solo a ti y a tu espada en el lugar, donde el sol ya empezaba a molestar. Ahora solo te queda tratar de descifrar el mensaje oculto y ponerte a entrenar este nuevo poder.
Te lanza una mirada asesina, pero guardo su calma y se quedó frente a ti con gran maestría y mostrando todo sus años en la marina con solo estar de pie, se notaba que ni siquiera podrías hacerle un rasguño, sin más te toco el hombro mientras sonreía para luego con su habitual tono de siempre decirte:
- Lo hiciste bien, pero ahora empieza el infierno. Según tengo entendido vienes a entrenar el Haki ¿verdad?
No espero respuesta alguna, y mostro su puño y este empezó a tornarse de un color negro, mientras hacía eso sonreía de medio lado. Estaba usando el Haki justo frente a tus ojos, pero no podrías saberlo. Sin más luego de aquella pequeña representación, te dio la espalda para luego volver a hablar:
- Este es el Haki de Armadura, un haki poderoso y que te permite tocar el cuerpo físico de los Logias o en algunos casos específicos de paramecias, en teoría, es un Haki muy difícil de obtener pero tiene el mismo sentido que aquella energía que usaste en la pelea, ya que solo tienes que hacer que tú espíritu salga y cree una armadura. Una vez que lo tengas, guarda la sensación, pero claro para que llegues a lo que hago yo te falta mucho todavía pero por lo menos crea una débil armadura. Espero lo logres, novato.
Sus palabras no podían ser más confusas, sin darte un segundo para responder se fue a sentar en la sombra de un pequeño árbol que estaba dejándote solo a ti y a tu espada en el lugar, donde el sol ya empezaba a molestar. Ahora solo te queda tratar de descifrar el mensaje oculto y ponerte a entrenar este nuevo poder.
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