La formacion de Akatsuki. Llegó la hora del terror. (Privado solo Akatsuki)

El castillo de Drum estaba en aquella isla llamada El Reino De Sakura. La nieve abundaba en el lugar y el tiempo que hacia ese mismo día era calmado y sin señales de lluvia ni de nada por el estilo. Una figura bajaba por una enorme escalera de caracol que había en el interior de dicho castillo. Esta figura tenía el rostro oculto por una máscara de color naranja donde solo se podía ver un ojo de color rojizo por el lado derecho de esta. Su paso era tranquilo y sin prisa, no tardó mucho en llegar al vestíbulo de aquel lugar y abrir una puerta que conducía a la entrada. Se dirigía a la salida esperando a unas personas.

Había entablado una falsa amistad con varios revolucionarios y estos le habían hecho un favor que él mismo les había pedido hacer. Los había manipulado para su objetivo pues para él no eran compañeros revolucionarios sino unos idiotas que iban a hacer sus mensajeros para traerle a sus verdaderos compañeros. Estos tenían la misión de ir por los mares anunciando a todo el mundo que no fuera marine la información sobre una organización revolucionaria llamada Akatsuki. Les había dejado bien claro que dijera que no quería debiluchos ni cobardes y que solo vinieran tipos con agallas y con algo que demostrar al respecto. El que no estuviera a la altura seria eliminado por él. Llegar hasta el castillo ya era algo difícil de por si y no muchos conseguían llegar por lo que eso sumado al frio seria una perfecta prueba para comprobar la resistencia de sus nuevos miembros.

Se había propuesto crear dicha organización y no le había sido muy fácil tomar la decisión pues se había dado muchos quebraderos de cabeza para decidirlo. Por suerte ya tenía a la que sería la sublíder por el momento y se trataba de una chica peli rosa que había llegado en primer lugar. Por ese simple hecho ya la había hecho la sublíder. Algo absurdo pero tenía esa forma de pensar, le había dicho a la chica que esperara fuera y seguramente ella estaría en la entrada del enorme portón. Jin portaba unos papeles en la mano y se dirigía hasta el portón. Una vez abrió observó a la chica peli rosa que efectivamente estaba allí esperando. Tenía planeado organizar un pequeño combate para los recién llegados para comprobar su nivel y asignar los puestos. Porque el tercero al mando y los cargos de confianza eran algo muy importante y no podía dárselos a cualquiera. Había visto algo en la chica que le daba seguridad y por ahora ella tendría ese cargo.

Su mirada ahora estaba observando al frente sin decir nada mas, ni siquiera había saludado a la chica. Tan solo esperaba a que llegara el resto de su equipo. Tras varias investigaciones el revolucionario de la máscara había podido informarse de varias bandas que tenía en el punto de mira. Unas para negociar y otras a las que eliminar sin pensárselo.

Se dio cuenta en seguida de que llegaba a Sakura por las espesas nubes de tormenta invernal que envolvían la isla. Dado que era demasiado llamativo por su brillante plumaje y el fuego que le envolvía, ascendió bastante hasta quedar tapado por pequeñas nubes bajas. De vez en cuando bajaba el tiempo justo para ver dónde se hallaba, y a pesar del intenso frío no descendió más de lo estrictamente necesario. Una vez vio que estaba sobre el castillo lo rodeó desde las alturas y descendió hacia un torreón de la parte trasera para evitar ser visto. Había visto a gente en la parte delantera, y no quería que le viesen llegar. Además, si eran las personas que creía, no quería que supiesen aun de sus poderes. No si no era necesario.

Había llegado a allí enviado por sus superiores. Habían oído algo de que un revolucionario quería formar una organización, y sin saber si se trataba de un proyecto serio o de un simple chalado charlatán, enviaron a Ryushu. El agente era la persona idónea para la misión. No era aun especialmente fuerte ni hábil, ni había logrado dominar el rokushiki. Sin embargo había destacado por sus dotes de espía, y sus superiores consideraban que Ryushu con su carácter rebelde y juvenil encajaría muy bien entre las filas revolucionarias. Era alguien de quien no desconfiarían a la primera de cambio, vaya. Tal vez incluso se ganase su confianza.

Sus superiores sin embargo sabían poco de Ryushu. No sabían nada sobre su verdadera personalidad, pues el agente en realidad no era como se había mostrado ante el CP, además de que tenía sus propias intenciones con respecto a aquella misión. Sabía que su padre tenía aliados en la Revolución, y quería usar a aquella "organización" para localizarle y ponerse en contacto con él. Si resultaban ser aliados potenciales para los planes de su padre, les ayudaría en serio. Si no, cumpliría con su misión en el CP sin más, reportando todo aquello de lo que se enterase. A lo mejor incluso decidía ayudarles de todos modos sin que el CP se enterase, si decidía que le gustaban. Sin embargo pondría prioridad a mantenerse como agente del CP, pues su padre le necesitaba dentro.

Se posó sobre el torreón y entró en el castillo velozmente para huir del frío. El interior no era mucho mejor, pero al menos no había viento. A pesar del azote de los elementos, había podido apreciar que aquel castillo era un lugar realmente bello. Le encantaban aquellos lugares. En aquel momento se hallaba en lo alto de una escalera de caracol que descendía de la torre. Ryushu se tumbó en el suelo apoyado contra la pared y sacó un cigarrillo. Lo encendió y cerró los ojos un momento, disfrutando del tabaco y de tener al fin un momento de descanso. Había sido un vuelo muy largo y estaba cansado. Exhaló una bocanada de humo y abrió los ojos, observando con la mirada perdida cómo se dispersaba.

El agente iba vestido con su habitual chaqueta de cuero, la cual le abrigaba en aquel frío entorno. Por pantalones llevaba unos ajustados del mismo material que la chaqueta. Eran negros. Además de eso llevaba botas, guantes negros abiertos por los dedos con chapas de metal en los nudillos y un cinturón de pinchos. A su lado reposaba una katana con el mango rojo y nubes dibujadas. La guarda tenía forma de sol, y la vaina tenía una correa para llevarla a la espalda. Su ropa remarcaba su aspecto de adolescente rebelde, remarcado por su larga melena negra despeinada. El color del mango de la katana era curiosamente idéntico al color de sus ojos, rojos como la sangre.

Tras un rato de descanso, se levantó y recogió a Sōrāeji (su katana) colocándola a su espalda. Recorrió el castillo sin perder más tiempo hasta encontrar una ventana que diese al lado delantero del mismo. La halló en una habitación pequeña que supuso que pertenecería al servicio. La abrió y saltó por ella a una cornisa. Con gran agilidad descendió por la pared hasta uno de los techos inferiores, desde el cual se situó justo encima de la puerta. Se asomó al borde y saltó, cayendo encima de una cornisa. Un par de metros justo por debajo de él estaban una mujer con el pelo rosa, un enmascarado y un chico de su edad con el pelo rubio y largo.

- ¿Quién de vosotros es el líder de Akatsuki? - preguntó, en un tono de voz neutro.

-Y esa es nuestra petición, Calgara. O mejor dicho, Klein.- Decía una figura oscura, que apenas podía distinguir, pues se ocultaba bajo una capucha y unas gafas para no ser reconocido ni por sus propios vasallos.

-Así, será.- Respondí yo, tajante y de forma breve.

Tenía que vigilar a un novato. Habían enviado a un miembro del Cipher Pol a investigar a los revolucionarios, y a pesar de que confiaban en sus habilidades y que pensaban que era un buen fichaje, un solo espía era demasiado poco y más aún cuando no tenía experiencia previa, o al menos ellos, no lo sabían a ciencia cierta. Tenía que hacerme pasar por otra persona completamente distinta, por alguien que no era yo, e incluso tenía que fingir sera como ellos, no podría demostrar mi poder bajo ninguna circunstancia. La única manera de hacerlo, era entrenarlo de nuevo. Era como comenzar de cero, pero sabiendo que estaba empezando a vivir mi propia mentira. El lugar del destino era la Isla de Drum. Por lo visto un idiota había enviado a más idiotas para que fueran pregonando que iba a crearse una banda nueva de revolucionarios. Era algo que no debía llegar a oídios del Gobierno, pero a esos hijos de puta no se les escapaba una. Ofrecieron llevarme en barco, pero cantaría demasiado, así que cogí mi Waver, me abrigué bien, con una gabardina negra, con pelo por dentro y una capucha, la cual me puse, y me fui directo hacia allí.

Tardé varias horas, pero finalmente y tras un aburridismo viaje, llegué a aquel país invernal. Una isla donde predominaba el blanco y el frío era tan notable que aquella gabardina parecía inútil. Sin embargo, era soportable, mas seguía sin gustarme. Prefería los climas templados o un poco más áridos. Odiaba este lugar, pero era mi misión y no podía hacer nada. Tenía que ir a la cima de la montaña más alta, mas no podía usar mi poder en todo su esplendor, por lo que a pesar de saber volar, tendría que buscar otro método, algo bastante ridículo, pero así eran las cosas. Llegué hasta el valle de aquella empinada montaña con cierta semejanza a un cilindro, con bastante dificultad por toda la nieve que había, pues el Waver no podía ir deprisa en aquel lugar, mas por mi suerte allí había mucha menos profundidad y podía maniobrar mejor, cosa que me venía bastante bien para la idiotez que había pensado. Retrocedí unos cien metros y me preparé para lo peor. De mi espalda salieron un par de alas, creando dos agujeros en el abrigo, cosa que no me hacía especial gracia, pero no me importaba en ese momento. Puse a toda marcha el Waver y me dirigí directo a aquel enorme pilar. Una vez estuve a punto de colisionar, lo elevé un poco hacia atrás y me di un impulso con las alas, quedando boca arriba y con el Waver conduciendo en aquella pared. Me ayudé del batir de mis alas y pequeñas cantidades de ráfagas de viento que usaba para impulsarme, de lo contrario, caería.

Finalmente pude ver la cima. Guardé mis alas y pude ver como salía disparado hacia el aire. Pudiendo ver un enorme castillo cubierto de nieve y varias personas en la puerta principal. Al no poder usar mis alas, ni manejar el viento, no podía aterrizar, así que lo único que me quedaba, era esperar a ver que pasaba, y no fue precisamente mi mejor idea. Empecé a caer hacia el suelo en picado. -¡¡¡La puta madre que me parió!!!- Exclamé, mientras veía como estaba a punto de estamparme contra el suelo, y así fue. El Waver se paró en seco en la nieve y yo salí despedido, rodando por esta hasta llegar al lugar donde se encontraban aquellas personas.

-Menuda ostia...- Dije, pensando en voz alta. Tras esto me levanté y observé a los presentes. Un chico de pelo rubio alborotado y de ojos azules, una chica de buen ver con el pelo rosado y los ojos verdosos, otro tipo, este moreno y bastante más peculiar, pues tapaba su rostro con una máscara naranja con espirales que solo dejaba ver por el ojo derecho. El otro sujeto era el novato. Un tipo de pelo semi largo, negro y de ojos rojos, sin duda, era él. -¿Quién es el jefe?- Pregunté, sacudiéndome la nieve.

Hace un par de días que había llegado a mis oídos el rumor de que un sujeto estaba ideando conformar una nueva organización dentro de los revolucionarios y que andaba buscando gente fuerte, a decir verdad aquella forma de comunicación, no me parecía la más adecuada para un grupo revolucionario serio pues cualquiera podría llegar al lugar pactado y causar problemas, pero en fin ese no era mi problema.

Pensando un poco mientras me encontraba en una cantina empinando el vaso, tome la decisión de que iría a echar un vistazo a aquella nueva organización tal vez ellos seria capases de lidiar con mi personalidad explosiva.   En ese momento y al mencionar mentalmente la palabra explosiva, inconscientemente saque una de aquellas bombas de mi propia fabricación de una no mis bolsillos y encendí la mecha, mientras toda la gente en el lugar miraba preocupada, algunos optaron por cubrirse y otros por correr cuando lance mi pequeña creación hacia el techo del lugar mientras sonreía. Al explotar y ver semejante bola de fuego solamente fui capaz de decir.

Qué hermoso!,jajaja

Tras este incidente los consumidores y el locatario quien al parecer tenía ganas de matarme por los daños hechos a su local me sacaron del lugar, dejándome en el pueblo, ya recuperando la compostura recordé que debía ir al supuesto encuentro con esta nueva organización, que según recordaba se realizaría en el reino de sakura.

Ese mismo día tome un barco en dirección a mi nuevo destino, a decir verdad el viaje se me hizo bastante corto, pues había un buen clima, buenas provisiones y tuvimos la suerte de no toparnos con ningún obstáculo.

Cuando finalmente logre divisar aquella isla de invierno, cubierta por grandes nubes que dejaban caer una hermosa tormenta blanca por sobre todo el lugar, mientras  nos acercábamos comenzaba a bajar la temperatura, por lo que abrí mi bolso y comencé a buscar mi chaqueta negra que se encontraba entre todas las botellas con químicos con los cuales confecciono mis bombas, una vez llegamos al puerto, ya estaba preparado tenía mi abrigo puesto y mis pistolas cargadas en cualquier caso, aunque como siempre llevaba conmigo un par de bombas, ya sea para mi defensa o diversión.

Me baje del barco y comencé la búsqueda del lugar donde podría ser la reunión,  estaba caminando en dirección a donde parecía haber un pueblo pues desde aquel lugar se elevaban una gran cantidad de columnas de humo gris, probablemente de algunas chimeneas, mi paso era lento debido a que era bastante pesado caminar por aquel terreno tan nevado y mis zapatos no era especialmente aptos para aquella misión, por lo que lo único que quería era llegar pronto a algún lugar cálido. Estuve caminando un par de minutos hasta que llegue a aquel apacible pueblo, por lo que opte por preguntarle a algunos aldeanos si es que alguien sabría sobre una reunión que se realizaría en esta isla, la mayoría mi miro extrañados y un poco confundidos así que el único motivo para que eso sucediera era que la reunión seria en otro lugar, por lo que pregunte si es que había otro pueblo a lo que todos respondieron que no, que lo único que había fuera del pueblo era un castillo a las afueras, en ese momento todo comenzó a tener sentido, mi destino era aquel
castillo en la montaña.

Me puse en marcha de inmediato avanzando con dirección a las montañas, lleva un rato por aquel camino cuando empezaron a aparecer unos extraños animales similares a conejos bastante grandes, que para mi sorpresa resultaron ser bastante agresivos al punto de que tuve que encargarme de ellos con un par de mis bombas, preferí la utilización de estas por sobre mis pistolas pues el hecho de utilizarlas me causaba satisfacción y placer al ver tan hermoso y ruidoso espectáculo aunque tal vez no era la mejor idea teniendo en cuanta que podría provocar avalanchas o llamar la atención de algún enemigo, pero nada de eso importaba tras disfrutar del espectáculo.

Seguí mi camino subiendo y escalando la montaña hasta que por fin logre llegar a la entrada del castillo, este era imponente y se veía mucho más grande de lo que se distinguía desde la distancia y las tormentas de nieve. al acercarme a la puerta vi a un grupo de personas reunidas, por lo que a modo de protección saque dos bombas redondas que tenia en mi bolsillo y las coloque en mi mano izquierda, para comenzar a realizar malabares con ellas, mientras al mismo tiempo tenia listo mi encendedor en mi mano derecha.
Poco a poco comencé  a acercarme al grupo de sujeto, y me le quede mirando sin dejar de lanzar mis bombas una sobre otra con mi mano izquierda y pregunte.

Esta es la gran reunión?, dije en todo sarcástico, y si entramos esta un poco helado aca afuera

Una barca se acercaba flotando a la deriva hacia aquella extraña isla. Un pequeño bote de no más de dos metros de largo y uno de ancho surcaba los mares, a merced de las corrientes marinas y los vientos alisios que en raras ocasiones azotaban aquella zona. Una persona, rubia y de ojos claros levantó la cabeza, mirando hacia ambos lados, anodadado creyendo imposible la situación en la que se encontraba. ¿Cómo demonios había acabado allí? Obviamente no por una borrachera, desde pequeño sabía que era inmune al alcohol. ¿Una pelea quizás? No, lo más probable es que hubiera acabado mal en alguna isla y hubiera tenido que escapar, o quizás había envenenado a alguien en uno de sus intentos culinarios… fuese cual fuese el motivo, tenía que llegar a tierra cuanto antes, aquella zona era muy húmeda y fría y con gran probabilidad existirían afiladas rocas congeladas en la costa. Sus temores se volvieron realidad, una poderosa corriente comenzó a hacer zozobrar la embarcación, provocando que esta se volviera inestable y peligrosa. La pequeña barcaza cogió velocidad y en cuestión de pocos minutos, sin que Hiren pudiese hacer nada se estrelló contra la costa…
 
…
 
Mareado y confuso Hiren se levantó ayudándose de su estoque, apoyando la rodilla derecha en la fría arena que le produjo un tremendo crujido que le hizo asustarse durante unos segundos;

“No ha sido nada, esta vieja lesión no va a impedirte avanzar” se dijo a si mismo mientras se erguía y se quitaba la nieve de sus brazos. “Estoy mojado y tengo frío, necesito secarme antes de hacer nada”. Con determinación se dirigió hacia el puerto, con la esperanza de que en alguna tienda o en alguna casa alguien se dignase a ayudarle. Tardó algo más de una hora en llegar hasta la población más cercana. Observó detenidamente, él era un revolucionario y sin ninguna duda no podría relacionarse con gente de clase alta o se metería en algún lio, así que resuelto caminó hacia un barrio el cual parecía pobre y llamó a una de las casas.
TOC TOC golpeó con el puño. Una chica amable se dignó a abrirle, iniciando una conversación con Hiren:

-Hola muchacha, me preguntaba si por casualidad serías tan amable de prestarme algo de fuego para calentar mis ropas, he naufragado en esta isla y tengo frío-. La chica sonrió y le dejó pasar, tendiéndole una manta y dándole un poco de comida invitándole a que se relajara junto al fuego. El espadachín, agradecido por todos los favores se dispuso a dormir un poco para recuperar fuerzas. No habían pasado más de dos horas cuando la chica lo despertó bruscamente.

-Señor, debe de huir, decenas de marines se dirigen hacia aquí, parece ser que alguien ha debido de dar el chivatazo de que un revolucionario estaba en la ciudad-. Con el gesto un poco mareado y aún sorprendido por las declaraciones de aquella belleza se levantó agarrando todas sus pertenencias para salir de aquella ciudad cuanto antes, mas cual fue su sorpresa cuando al salir de la puerta vio diez marines apoyados contra la pared, mostrando una sonrisa que asquearía a cualquiera, con trozos de comida entre los dientes, y eso los que los tenían. En un abrir y cerrar de ojos levantaron sus arcabuces contra él y le dispararon decenas de perdigones. Hiren ni se movió, todas las balas erraron su objetivo, traspasándole e incrustándose en la pared.

-Parece que os sorprende- dijo el rubio mientras sonreía. Furioso por no dejarle descansar sacó su espada poniéndose en una pose chulesca y se lanzó por el primer objetivo, incrustándole el estoque en pleno estómago, para acto seguido hacer un barrido apoyándose en el cuerpo del contrincante y tirar a dos enemigos que bloqueaban el paso. Atravesó el pequeño hueco que dejaron y echó a correr hacia la montaña, seguro de que allí no lo encontrarían. Corrió y corrió hasta que el pueblo comenzó a desaparecer de su vista. Se alegró y se dispuso a sentarse para tomar el aliento cuando de repente algo captó su atención. Una extraña brisa helada le hizo estremecerse, y pensó que posiblemente ese aire congelado proveniese de alguna montaña (efecto Foehn). Alzó su cabeza y observo la gigantesca montaña que se alzaba ante él. “¿Porque no?” se preguntó a sí mismo, allí no lo encontrarían de momento, por lo que inició su escalada. No era muy buen deportista por lo que tardó varias horas en escalarla. Al llegar a la cima, exhausto y con la lengua fuera observó que varios personajes se situaban de pie, hablando entre ellos. Lo primero que hizo Hiren fue desconfiar. “Que hará gente en la montaña, probablemente se traten de gente fuera de la ley, y por lo tanto peligrosos”. Con un gesto de confianza levantó la mano y emitió un agradable saludo:


-Estúpida es la gente que vive en la cima de una montaña-, dijo mientras observaba el castillo,-¿acaso no hay sitios mejores para edificar una enorme y siniestra edificiación como esta?- comentó para tratar de rebajar la tensión allí existente, y esperando algún tipo de respuesta se sentó en la nieve y sacó una botellita para beber un poco y entrar en calor…

El castillo de Drum conocido por su gran cantidad de nieve y por el frío que suele hacer, a lo lejos una joven pelirrosa se acercaba despacio para encontrarse con el hombre de la mascara el cual la había llamado, ella se dirigía hacia el llamándolo casi siempre por el nombre de el hombre de la máscara, en nada llegarían más revolucionarios para reunirse con Jin y así podría comenzar todo.

Jin la había mandado esperar fuera mientras no llegasen todos, ella se olvidó de todo lo que la rodeaba durante un momento pensando en su pasado y recordando todo lo que le había echo mucho daño una vez.

Al cabo de un rato un chico de pelo rubio y ojos azules llegó, se llamaba Minato Uzumaki, y parecía que tenía claras intenciones de saber quienes eran, un poco impaciente, pero Yuko decidió ignorarlo, poco a poco iban llegando, un hombre entró de un salto por la ventana, venía buscando también al capitán, pero nadie decía nada, finalmente llegaron dos últimas personas, bastante raras para su gusto, ella era demasiado curiosa y no podia evitar pensar sobre la gente. La chica seguía mirando los papeles y rompió el silencio de una vez, acercándose al grupo dijo:

-Debemos esperar a los que quedan, no creo que tarden mucho y en nada se podrá empezar.

Todo lo que pasó después fue bastante rápido, un chico rubio había llegado. Sus ojos eran azules y nada más llegar ya iba de listo llamando a Jin idiota. Encima decía que si él era el tipo que les había llamado. Hablaba en plural refiriéndose a la gente fuerte que este buscaba, en ese momento ignoró las estúpidas palabras de aquel rubio que ya había desvelado su nombre. Se llamaba Minato Uzumaki. Un nombre ridículo según la opinión del chico de la máscara. Como si no hubiera nadie pasó de él observando al cielo tranquilamente. Sabía que con la habilidad de la Mera Mera era muy poco probable que fuera golpeado, pero eso era un secreto que no iba a desvelar tan pronto. En unos momentos escuchó una voz detrás de él. Por el tono no era la chica peli rosa. Se giró lentamente y observó al tipo que estaba sobre las cornisas. Su pelo era moreno y sus ojos rojos, eso era algo que el tipo de la máscara poseía por lo que le recordó un poco a él. Sin embargo ¿Por dónde había entrado aquel chico? Jin estaba seguro de que no había visto a nadie pasar por al lado sin haber escuchado ningún ruido. Había sido algo que le había impresionado un poco, la pregunta que había formulado el moreno era la de quien era el líder de los que había allí. El enmascarado le respondió con un tono seco y despreocupado.

Yo soy el líder de Akatsuki.

Una vez lo había dejado claro escuchó un ruido detrás y al girarse despacio se quedó un poco pillado. Un chico rubio con un tatuaje bajo el ojo se había dado un buen golpe, aquel hombre preguntó lo mismo que el moreno y cuando este fue a responderle pudo divisar a otro hombre que se acercaba haciendo malabares con unas bombas y con un mechero al lado. Encima este llegaba exigiendo ya la entrada por el frio que hacía. Las llevaba un poco claras si pretendía entrar ya de buenas a primeras al castillo. Un nuevo sonido alertó al enmascarado que rápidamente giró la cabeza hacia la posición donde se había oído, otro chico el cual decía y se quejaba del sitio donde estaba el castillo. Este último se sentó y se puso a beber así sin más tranquilamente. Tras aquello la chica dijo que se esperara a los que faltaban por llegar para empezar a explicar todo. Jin iba a comenzar ya y cualquiera que llegara tarde ya se lo explicaría de nuevo, no le importaba hacerlo. Sin decir nada se dio la vuelta y caminó hasta el enorme portón abierto, una vez allí se agachó un poco cogiendo impulso y después saltó usando la mano derecha para agarrarse al borde con agilidad. Una vez en lo alto del borde del portón los observó a todos. Tenía a todos bajo él menos al moreno que estaba un poco más cerca de su posición.

Las primeras impresiones que se había llevado de aquellas personas eran algo extrañas. La chica con su silencio y respeto se había llevado buena impresión. El chico rubio que se había caído también estaba en lista buena. El chico de las bombas y el rubio de ojos azules, llamado Minato estaban un poco más abajo en la lista del enmascarado por sus actitudes. El chico que se había puesto a beber también estaba en buena posición respecto a lo que esperaba el chico. Y por último el que se había llevado la mejor sensación de Jin había sido el moreno. No solo por haberse colocado en una posición tras el enmascarado pasando desapercibido sino por su disciplina de permanecer serio y callado. Por ahora habían llegado seis y cuatro habían entrado en las cualidades del hombre de la máscara. Los demás deberían currárselo un poco por sus ``entraditas heroicas`` que no habían agradado aquel chico. Una vez allí arriba se quedó observándolos a todos para comenzar a hablar en un tono tranquilo.

- Bienvenidos a mi morada, antes de nada quería agradeceros el haber venido a todos. Como bien sabéis esto es una organización revolucionaria. Por lo que vuestras vidas estarán en peligro contra la marina y el gobierno mundial. Si estáis aquí es porque os interesa, aunque no sé si alguno ha venido a eliminarme. Si ese el caso estaré encantado de recibirle. Dado que no creo que sea el caso, o tal vez me equivoque. En fin, si estáis aquí es porque sois lo mejor de lo mejor o al menos creéis serlo. Eso lo vais a demostrar, necesito integrantes con buenas dotes para el combate y con la suficiente sangre fría para llevar a cabo los propósitos de esta organización. Los que quieran entrar van a tener que mostrarme mediante un pequeño combate lo que saben hacer para ubicarlos. Los combates serán en esta misma isla y entre vosotros. El orden lo diré al azar y los emparejamientos también los voy hacer al azar. Todos vais a pelear contra todos en una especie de liga para debatir vuestros puestos dentro de Akatsuki. En caso de victoria se otorgaran tres puntos que yo mismo apuntare, en caso de derrota se dará un punto. El empate estará premiado con dos puntos. Una vez todos os halláis enfrentado, según los puestos de la liga así será vuestro poder aquí dentro. Creo que se ha entendido todo. Antes de que realice los emparejamientos quiero que rellenéis estos papeles con vuestro nombre, un poco de vuestra historia, la edad y si tenéis alguna fruta en vuestro poder. También algunas de vuestras habilidades si es posible. Lo de la organización creo que ya lo sabréis pues si no dudo que estuvierais aquí.

Una vez dicho esto se levantó sobre el borde y saltó a las cornisas donde estaba el moreno de ojos rojos. El ojo rojizo de aquel hombre se clavó en los del chico y dejó sobre sus rodillas los papeles junto con un lápiz. Era la señal de que comenzara él a ponerlo. Después de eso saltó al suelo donde estaba la nieve y se dirigió al interior del castillo a paso normal.

- Cuando lo rellenéis dárselo a la chica y dirigíos todos al interior. Segundo piso ultima sala al final del pasillo. Después ella me lo dará.

Dijo tranquilamente mientras se dirigía el mismo a esa ubicación. Al llegar abrió la puerta y había una mesa bastante grande con sillas alrededor. Este se sentó en la más lejana y la que se situaba en medio. Tras él solo había una enorme ventana por donde se veía un bosque nevado. En cada lugar de la mesa donde había una silla se hallaba una copa de cristal. Había también varias botellas dispersas por la mesa de distintos vinos y algunas cervezas. También había simples botellas de agua. Este fue esperando a sus huéspedes, sentado tranquilamente en su sitio cruzado de brazos. Había aún más cosas que hacer y cosas que debía decir pero prefería saber los datos de aquellas personas y prefería también que fuera dentro del castillo. Parecían tipos poderosos y dispuestos a darlo todo, pero eso lo comprobaría en la pequeña liga que iba a organizar.

El enmascarado se giró hacia él, hablándole en un tono autoritario y imponente, declarándose como el líder. "No hace falta que lo jures. Tu forma de expresarte y hablar te delatan como una persona de carácter manipulador y controlador." En el Cipher Pol les enseñaban entre otras cosa a estudiar a la gente por su forma de comportarse y ir calando su forma de ser. Era parte de la tarea de un agente secreto conocer a sus enemigos. Además, sabiendo cómo eran de carácter era más fácil anticiparse a sus jugadas y actuar contra ellos. Poco a poco fue llegando más gente, a cada cual más estrafalario. "¿Tal vez debería haber exagerado mi entrada o mi papel? Entre esta gente yo soy el más "normal" de todos."

Entonces el enmascarado comenzó a hablar. Sus palabras iniciales dejaban claro lo obvio, pero que era juicioso recalcar. Demostraba por sus palabras ser una persona combativa y dispuesta a darlo todo por la causa... aunque seguía sin saber cual era su causa real. Después comenzó a dar instrucciones sobre una serie de combates entre todos los integrantes de Akatsuki para determinar sus habilidades y decidir su puesto en la banda. Sería una buena oportunidad para probar sus habilidades y ir conociendo el estilo de lucha de sus rivales. Las últimas palabras del enmascarado sin embargo no le gustaron. Debían poner por escrito sus habilidades y su akuma de poseerla. El tema del nombre no sería un problema. Ya tenía uno falso preparado. Observó al enmascarado marchar hacia el interior del castillo, y descendió de un salto dando unas volteretas en el aire. Cayó con una mano enguantada sobre la nieve y las piernas encorvadas. Se acercó sin dudar a la pila de papeles, cogió uno y un lápiz y comenzó a escribir.

Solicitud escribió:Nombre: Ryuga

Historia: Me gustaría mantener el anonimato, aunque a grandes rasgos puedo decir que soy de una orden de guerreros del South Blue a la cual ha pertenecido toda mi familia. Fuimos exterminados por el Gobierno Mundial por apoyar a la Revolución, y tras eso he vagado de un lado a otro luchando allá donde se me necesitara. Esta me parece una buena ocasión para devolver el golpe al Gobierno y entrenar mis habilidades.

Edad: 17

¿Posees akuma? Indicar cual: Tori Tori no mi: modelo fénix.

Habilidades: He sido entrenado en el combate con katana. Además de eso tengo dotes de infiltración, como he demostrado apareciendo en vuestro castillo sin ser detectado. Por último tengo conocimientos de medicina.

Terminó de escribir el papel y se lo entregó a la chica del pelo rosa. Tras eso, se giró hacia los demás y los miró con ojo crítico. Eran muy jóvenes en su mayoría, prácticamente de su edad. La excepción era el hombre que había llegado estrellándose contra el suelo, que debía rondar la treintena. Entonces se fijó en uno de ellos, el que había llegado quejándose, y contuvo una expresión de sorpresa. Logró mantener apariencia de calma solo gracias a su habilidad para controlar su expresión facial (prácticamente impecable) pero la sorpresa fue mayúscula. "¡Es Hiren, el alborotador que comenzó una revolución en la isla Golden! Pero, ¿no estaba en prisión?" A sus jefes les encantaría conocer aquel dato. Pero en todo caso, aquel era momento de representar su papel de adolescente rebelde y pasota.

- Podéis tener todos más o menos mi edad menos tú - dijo señalando a Klen - pero que sepáis que para mi hasta que demostréis lo contrario prácticamente todos sois escoria para mi por lo que os he visto, y no mostraré piedad en las peleas - se sacó un pitillo, se lo puso en la boca y le prendió fuego con su zipo, cerrándolo con un elegante movimiento - me voy adentro. Este sitio está congelado.

Entró en el castillo sin darles tiempo a contestar. Soltó una calada, pensando en su actuación. Esperaba que hubiese sido convincente. En otra circunstancias le hubiese gustado conocer a aquella gente. Algunos parecían agradables a su manera, pero no era ese el papel que debía interpretar. Ser una persona agradable con todo el mundo haría sospechar a los más inteligentes y le acabarían cazando. En cambio, comportarse como un capullo integral y luego demostrar ser de confianza siendo eficaz y colaborando con la organización le llevaría a ganarse la confianza de todos. "Que desconfíen de mi al principio no será un problema." Entró en la sala indicada por el líder y se sentó en la primera silla, sirviéndose cerveza y colocando los pies encima de la mesa. Era una organización revolucionaria, así que dudaba que los modales fuesen algo a tener en cuenta. Había también vino, pero Ryushu lo detestaba.

- Decidme, líder - dijo, dirigiéndose a Jin - ¿qué pretendéis hacer para hacer crecer la organización? Me refiero, los comienzos son siempre difíciles, y somos pocos. Y si me lo permitís, algunos de vuestros subordinados tienen pinta de no saber por cual extremo se clava la espada.

Después de mi ridícula aparición, llegaron dos más. Uno que lanzaba al aire y recogía bombas como si hiciese malabares con ellas. Suponía que era consciente de lo que llevaba, y la verdad, esperaba que fuese una broma y fuesen simples imitaciones, un movimiento en falso y podríamos acabar muy mal. El otro se sentó en el suelo y empezó a beber, diciendo que era una idiotez contruir un castillo en aquel lugar, cosa que no venía mucho al caso, pero que tenía parte de razón, pues el frío era abrumador y la forma de subir, bastante curiosa, a no ser que hubiese algún otro modo escondido de llegar, mas no era tampoco una mala idea. Un castillo como a que tenía una defensa casi impenetrable por estar encima de aquella montaña, de hecho, me sorprendía que tantos hubiesen llegado hasta allí.

El moreno de la máscara empezó a hablar. Por lo visto, aparte de ser el más raro, era el líder. Hablando con gran seguridad y aires de grandeza. A simple vista parecía alguien prepotente y bastante seguro de sí mismo, probablemente con grandes dotes de liderazgo, o como mínimo ganas de ir dando órdenes, mas eso eran simples suposiciones. No podía juzgar a una persona por la primera impresión, pese a que mucha gente dijese que era la más importante. Tras una explicación de lo que tenía pensado hacer, dejó unos papeles sobre una cornisa para que pudiésemos poner algunos datos. Yo era un simple actor, una identidad falsa, por la que escribir algunas cosas sobre Klein, no sería problema. El moreno de ojos rojos y el rubio de ojos azules se me adelantaron, fueron los primeros en rellenar aquellos formularios. Me acerqué, cogí uno junto a un lápiz y empecé a escribir.

Klein escribió:
Nombre: Klein

Historia: Nada del otro mundo. Nací en una isla del North Blue, viví en paz durante varios años hasta que el gobierno atacó mi isla. Según ellos había piratas escondidos, estos de gran peligro e invocaron una buster call. Muchos ciudadanos, entre ellos, yo, fuimos evacuados, pero muchos murieron. Fue algo terrible, desde entonces, decidí que aquello era imperdonable y me uní a la revolución. Eso es lo más importante.

Edad: 30.

¿Posees akuma no mi? Indica cual en caso de ser afirmativo: Hebi Hebi no mi, modelo Quetzalcoatl.

Habilidades: No me gusta juzgarme a mí mismo, preferiría que fueseis vosotros quien vieseis con vuestros ojos mis habilidades, aunque mi fuerte es el cuerpo a cuerpo.

El primero en coger uno de los papeles, se dirigió a nosotros, diciendo que todos eramos escoria hasta que le demostrásemos lo contrario y se adentró en el castillo, no pude evitar esbozar una sonrisa y quedarme algo pensativo. -Vaya como se las gasta el rookie.- Pensé, mientras terminaba de escribir las últimas palabras. Tras acabar aquel formulario, donde la única verdad era mi habilidad con el cuerpo a cuerpo y mi fruta del diablo, le entregué el papel a la chica y me dirigí hacia mi Waver. Lo saqué de la nieve, pues estaba clavado y lo aparqué delante de la puerta. Seguidamente me puse bien el gorro y me adentré en aquel palacio invernal. Siguiendo las indicaciones que nos había dado el enmascarado, llegué a una sala donde había una gran mesa con copas de cristal y diferentes bebidas.. En una de las sillas estaba el líder y en otra el rookie del cipher pol.

Me senté en una de las sillas del medio. -Con vuestro permiso.- Dije antes de servirme un poco de vino en la copa que tenía más cerca. Removí un poco la copa, me la acerqué a la nariz para captar el aroma y di un pequeño sorbo. -Un buen vino, sin duda.- Añadí, quitándome el gorro poco después y dejándolo en el respaldo de la silla.

Una vez había llegado al lugar me quede observando a todos los sujetos que ahí se encontraban, todos parecían ser tipos duros, a excepción clara de una muchacha que se encontraba al lado del sujeto de la máscara, la verdad el hecho de ocultar su rostro era algo que no me provocaba mucha confianza, y en una banda supongo que la confianza debía ser algo primordial, por lo que no me daba una buena impresión.

Tras de mi llego otro sujeto, que al igual que llego trato de romper un poco la tensión con su comentario, para luego sentarse y tomar un poco, pero la verdad es que no funciono demasiado pues la tensión en el aire se podría cortar con un cuchillo, entonces oí que la chica señala que debíamos esperar al resto, por lo cual tome asiento en la nieve mientras seguía jugando con mis bombas.

Pasó un rato y no apareció nadie, entonces el sujeto de la máscara comenzó a hablar, al parecer este era el líder, la situación no podía ser peor, aquel que parecía ser aquel en que menos se debía confiar resultaba ser el líder, en realidad no me daba buena espina esto, pero supuse que lo mejor sería llegar al fin de esto después de todo si no resultaba ser lo que esperaba podría informarlo a mis superiores y se encargarían de este lunático.

Luego de su presentación explico que deberíamos probarnos a nosotros mismos en combates uno contra uno, en lo que parecía ser un torneo, se notaba que era una persona de pensamiento básico pues la valía de las personas no las puedes evaluar en el combate uno a uno, yo conocía mis capacidades y tenía claro que el combate individual no era mi fuerte pero participaría para ver como proseguiría todo. Pero antes de empezar debíamos rellenar unos papeles, tome el lápiz y comencé a escribir.

Pero mientras me encontraba en aquella labor el sujeto, de ojos rojos comenzó a hablarnos creyéndose superior, pero decidí no darle importancia, la verdad este grupo de personas cada vez me daba menos confianza. En fin seguí
rellenando el papel

Nombre: Pairow Fullbuster

Edad: 21 años

Historia: Naci en una isla prospera y avanzada en tecnología en el south blue, donde aprendi y estudie como demoler y explotar las cosas, y por este conocimiento fui raptado por el gobierno y posteriormente rescatado por los revolucionarios.

¿Posees akuma no mi? Indica cual en caso de ser afirmativo: Negativo

Habilidades: Hacer explotar cosas :)

Tras escribir la pequeña carta se la entregue a la muchacha  que aun seguía ahí parada, para luego seguir mi camino hacia el interior del castillo, mientras repetía dentro de mi cabeza las instrucciones para llegar a donde se encontraba el supuesto líder.

Mientras caminaba y observaba aquella hermosa estructura, no podía evitar pensar en cómo sería la mejor forma de demolerla, en mi mente veía la imagen de una gran explosión que haría volar las bases del castillo para hacerle caer parte por parte, de hecho ya me estaba mentalizando en que componentes utilizar y sus cantidades  necesaria para lograrlo. Entonces llegue a la sala, en esta ya estaba el sujeto de la máscara, el rubio, el sujeto del sombrero y el de los ojos rojos, sentado en una mesa donde habían varios tipos de bebidas, entre caminando con las bombas aun en mis manos, tome asiento y las guarde en mi bolso al igual que el mechero. Entonces me serví un poco de cerveza y comencé a beber mientras me balanceaba en la silla esperando a que el resto entrara.

Ciertamente el jefe tenía cierto toque autoritario. No le gustaba. La idea de la revolución es que todos estuviesen al mismo nivel, aunque él sabía que eso era una tontería pero le interesaba estar en una división revolucionaria, pues era la forma de cumplir sus sueños. Observó como el dirigente se subía a una posición mas alta para hablarles a todos. Hiren tenía dos teorías para ello, o bien lo hacía para que todos lo viesen y escuchasen mejor, o por el contrario quería mostrarse desde un principio que estaba por encima de los demás. Se decantó por la segunda.

-No hace falta que te pongas por encima de nosotros para intentar demostrar que estas un nivel por encima. Si quieres que estemos unidos debes mostrarte accesible al resto-, expresó Hiren haciendose oír por encima de la voz de su jefe. 

Acto seguido observó a la cuadrilla que lo rodeaba. Sin duda el más divertido, o al menos lo parecía era el sujeto de las bombas, Pairow. Parecía pretender querer captar la atención del resto de personas con sus malabares. "Joven y además de ello aparenta la edad mental de un niño pequeño que juega y disfruta con sus juguetes sin madurar nunca". Sin duda querría formar equipo con el, seguro que pasaría momentos divertidos; le gustaban aquel tipo de personas, sin ninguna duda. Siguió con la mirada a mas personajes que se habían presentado a aquella reunión. Reconoció enseguida a Minato, aquel joven rubio que lo ayudó a escapar de la prisión tiempo atrás. Sin duda era una persona muy poderosa y de la que andarse con cuidado. A Hiren no le caía demasiado bien, lo ayudo por que con él tenía mas probabilidades de salir de la prisión, si no problablemente no se hubiera aliado con Hiren. No confiaba en él, utilizaba a la gente para sus propósitos y aquello no lo satisfacía nada en absoluto, y menos para una facción revolucionaria cuyo objetivo era obtener el bien para todos los ciudadanos quitando al enfermo y corrupto gobierno mundial y acabar con sus privilegios; además ya conocía su fruta, ventaja que tendría si tenía que combatir contra el. Continuó observando con la mirada al resto de integrantes de akatsuki. El mas normal de todos le parecía aquel hombre de edad joven pero avanzada, en plena madurez de la vida. O al menos eso le pareció, puesto que no hizo nada ni dijo nada fuera de lo corriente. Vió tambien a otra persona llamada Ryushu. A simple vista le pareció un estúpido prepotente y chulo con ganas de querer llamar la atención... o querer ocultar algo. Sea lo que fuere no confiaría demasiado en una persona que una de las primeras frases que dijo fuera en cierto tono despectivo contra el resto. Pero quien sin duda marcaba la diferencia y sobresalía por encima del resto era la chica de pelo rosa. Se quedó plasmado por la belleza de ella y de que hubiese una mujer en el grupo. Finalmente dedicó sus ultimos pensamientos para el jefe. Le pareció una persona fría y distante. Ya de primeras quiso parecer que podría aniquilarlos a todos de un golpe. Obedecería sus normas y dictámenes siempre que no entrasen en conflicto con su propio juicio mental y sirviesen realmente para acabar con el gobierno mundial. Aquella máscara simbolizaba el deseo de parecer otra persona. "¿Bipolaridad, quizás?" pensó Hiren. ¿Si no por que querría ocultarse del resto? "Quizás tenga miedo a mostrarse como es realmente, de que no lo respetemos y le tomemos el mando". Le resultó una persona inteligente, aunque no por ello le gustase.
 
Terminado este pequeño reconocimiento continuó con sus quehaceres. Debía de rellenar una hoja con datos sobre su persona. "No confia en nosotros, quiere saber nuestros poderes y nuestra historia, nuestras debilidades y puntos fuertes, a fin de tenernos bajo una soga. 
A saber cuantos de los aquí presentes han mentido". Empezó a rellenarla.

Nombre: Hiren

Historia: Hijo de marine retirado con alto cargo dentro de la marina. Deseo eliminar al gobierno mundial. Revolucionario desde temprana edad. Creo que no es necesaria mas información.

Edad: 22

¿Posees alguna Akuma? Indicar cual: Petro-petro. Capacidad de convertirse en petróleo.

Habilidades: Cocinero , arqueólogo en ratos libres y espadachín desde joven. El resto de habilidades las demostraré en el campo de batalla y dentro de la organización.

Consideró que si el jefe no daba mayores indicaciones de la organización, por el momento el tampoco las daría. Estaba helado y Jin los invitó a entrar. Aceptó con gusto. Se estaba quedando congelado y la bebía no le hacía entrar en calor. Entró dentro del castillo y se dirigió a la sala donde, al parecer, les esperaba una comida. "Trata de parecer amable con nosotros ofreciendonos pan y agua". Hiren se sentó al lado del chico de las bombas. "Sin duda este personaje será un espectáculo". 

-Hola, chaval. Soy Hiren. Mucho gusto-, dijo tendiendo la mano a modo de parecer amable y amistoso. 
Uno de los allí presentes, el chico prepotente que montó un numerito en la entrada puso los pies en la mesa, como si por ser revolucionarios no existiesen los modales.

-Tú, ya se que eres el mas malote de por aquí, pero el resto agradeceríamos no tener que soportar tus malolientes pies junto a la comida-dijo algo molesto Hiren. No soportaba los malos modales.
Cogió una cerveza y se dispuso a a dar un trago, mientras realizaba una pregunta a su nuevo jefe.

-Jin, me gustaría que nos explicases cual va a ser el objetivo de la organización... y si podemos confiar en tí, nadie que cumpla el marco de la ley construye un castillo en plena montaña, si no pretende esconderse de algo...o de alguien-, concluyó finalmente Hiren.

Poco a poco iban llegando todos los que quedaban, Jin había ordenado que cubriesen unas hojas para saber los datos y que me los entregaran, me apoyé hacia un ventanal, mientras veía como caía la nieve lentamente esperando a que me pasasen los documentos.

Un rato después fueron pasándome uno por uno las hojas, el ambiente estaba bastante tenso, lo sentía, sabía conocer el ambiente de los lugares, era algo de lo que había echo desde que era una niña, cuando finalmente me las habían dado todos, estes habían entrado a una sala en la que se estaría mejor y no se moriría uno de frío, así que me paré a mirar en todas las hojas de cada uno Minato, Ryushu, Klein, Pairow, Hiren y Takeru... era interesante saber sobre ellos pero era difícil confiar en aquellas personas, aunque por el momento habría que ganarse la confianza. Quedaba yo sola por rellenar la ficha así que cogí la hoja y empecé a poner mis datos.

Akane escribió:Nombre: Yuko Akane

Historia: En parte no se acuerda de su pasado, solamente que una mujer con un par de gemelas se la llevó a su casa y la trataron como una sirvienta maltratada hasta los 13 años y ahi fue cuando mato a su madrastra y huyo lejos de la isla.

Edad: 20

¿Posees alguna Akuma? Indicar cual: Kami Kami no mi. Paramecia de papel.

Habilidades: A Yuko no le gusta hablar sobre sus habilidades, le hacen sentirse bastante superficial, por lo tanto solo se dedica a ser enferma porque es lo que le gusta por vocación

Cuando acabé de escribir en el papel los junté con los otros y me fui a la habitación en la que estaban, entré despacio y cerrando lentamente y observé la sala estaban bebiendo. Caminé despacio hasta acercarme a Jin y le entregué los papeles.

-Ten, ya están todos-dije esbozando una sonrisa, era la primera que echaba desde que había llegado, después de eso cogí una silla, me senté y me crucé de piernas, con seriedad otra vez.

El tipo enmascarado se encontraba observando tranquilamente la sala desde su sitio. Poco a poco pudo apreciar cómo iba llegando la gente. El moreno fue el primero, puso las piernas sobre la mesa aunque eso le daba igual al revolucionario. Tras este llegó el que se había comido el suelo literalmente y después fueron llegando los demás. Algunos bebían de las botellas que había puesto, si las hubiera envenenado más de uno hubiera caído seco. Una vez entró la chica le entregó los papeles y tomó asiento. Este empezó a ojearlos con calma y dirigió la mirada al rubio de ojos azules. Ya entendía porque le daba igual ser tan chulo, no le daba miedo llevarse un puñetazo pues era de goma. Siguió ojeándolas en pleno silencio sin pensar en que había más gente. La ficha del moreno indicaba que era un espadachín joven y con una fruta muy poderosa. La fruta mitológica de un fénix. Ya entendía porque le había sorprendido antes, seguramente había llegado volando y por eso no le había visto llegar. Su historia era interesante pues el gobierno había eliminado a los suyos. Lentamente le dirigió una mirada al chico y tras eso pasó a la siguiente hoja. Pero antes de que pudiera leer escuchó las palabras del moreno.

- Puede que seamos pocos, pero eso es lo que pretendo por ahora. Cualquiera que quiera entrar a partir de ahora será enviado a una pequeña división que haré para uno de vuestros equipos. Así es, formareis equipos de dos en dos y yo diré cuales. Puede que seamos pocos, pero no sabes el poder que pueden llegar a tener estos pocos. Algo me dice que muchos de los de aquí presentes tienen buenas capacidades y por estas fichas lo creo más aún. De todas formas iremos conquistando islas y demás. Algunos revolucionarios de bajo nivel serán el medio que empleare para todo.

Tras sus palabras continuó con una ficha interesante. Se llamaba Klein, y por lo que ponía la dicha era el más mayor por lo que supo que era el rubio de ojos verdes. Su fruta era interesante y su historia también, estaba deseando verle en acción. La siguiente ficha que leía se trataba de alguien que le gustaba explotar cosas y no tenia fruta, estaba claro que era el de las bombas. Sabia de quien era la ficha fácilmente, el moreno por poder volar y por aparecer de repente. Eso le daba la pista de que era él. El rubio que llegó en primer lugar desveló su nombre y el segundo rubio más bien por la edad. El chico de las bombas por llevarlas en la mano y poner en la ficha que le gustaban las explosiones. Antes de proseguir escuchó al chico que antes le había levantado la voz, lo ignoraba como si nada pues en todos lados había un gritón. Este chico le regañaba al moreno por haber puesto los pies en la mesa y ahora le pedía explicaciones de nuevo.

- Si estás aquí es que puedes confiar en mí, de lo contrario la bebida que estas tomando llevaría veneno y ya estarías muerto. Ahora chico deja que los demás hagan lo que quieran, esta es mi morada. Además yo no construí el castillo, me lo encontré, pero no tengo por qué dar explicaciones sobre porque estamos en un castillo. Es un sitio momentáneo.

Al leer la siguiente ficha supo que era la del chico que acababa de hablar. Lo supo por un sencillo dato. `` Creo que no es necesaria más información.´´ Esa forma de poner en un papel solo la podría poner aquel chico que hablaba en alto y regañando a los demás. Su fruta era petróleo, algo que le haría muy útil pero a la vez un peligro para sí mismo. La siguiente ficha era la de la chica por el nombre y al leerla se dio cuenta de que papel, petróleo y fuego era una peligrosa combinación. Tras aquello observó la última ficha, por eliminación ya solo debía ser del último tipo que llegó. Un buen luchador según lo que había en la ficha. Tras terminar de leerlas las dejó sobre la mesa y se cruzó de brazos de forma seria.

- Los combates por ahora serán entre Ryuga y Hiren.  Entre Takeru y Minato. Entre Yuko y Klein. Pairow por ahora esperara a la siguiente ronda.

Había mirado a cada uno de ellos mientras decía los nombres para dar a demostrar que había averiguado quien era quien mediante su análisis. A continuación se estiró un poco y observó seriamente a todos.

- Mi nombre es Vader. Tengo veinte años, mis habilidades son el manejo de armas como kunais atados a una cadena. Son las que mejor domino y en cuanto a mi principal habilidad es esta.

Cogió un pequeño cubierto y lo lanzó al aire a unos dos metros por encima de su propia cabeza. Cuando aquel cubierto iba a darle en el hombro lo atravesó dejando un hueco del que salieron unas pequeñas llamas y después cayó al suelo. El ojo rojo del enmascarado observó de nuevo al resto. Les había dado el voto de confianza de saber su habilidad pero el nombre y la edad eran falsos.

- Mera Mera No Mi. Logia de fuego.

Así que en parejas. Interesante. Entonces tendría que ganarse la confianza del que fuese a ser su compañero en la organización. "En el peor de los casos, si descubre mi tapadera, siempre puedo asesinarlo. Nadie nunca sabría nada." Ignoró a Hiren, que le echó bronca por poner los pies en la mesa, pues el enmascarado le había respaldado. Observó al resto de los presentes. Ninguno parecía representar una serie amenaza, a excepción de Hiren, el rubio y tal vez el espadachín de melena negra. Además del propio Vader. "Una logia de fuego. Debo ser precavido. Podría derrotarme en un instante sin que yo pudiese hacerle nada."

- Creo que está claro que todos los que estamos aquí vamos contra el Gobierno Mundial. Nada más nos une, y los objetivos personales de cada uno importan poco mientras no influyan al resto de camaradas - dijo Ryushu, sentándose bien y entrecruzando las manos.

No le gustaba la actitud en general que veía. A pesar de que no era precisamente el paradigma de la obediencia, ni mucho menos, había aprendido a guardar las apariencias en lo que respectaba a la disciplina y la jerarquía. Por muy revolucionarios que fuesen, no eran anarquistas. Sin una organización correcta y que cada uno cumpliese su función, ya podía irse cada uno a su casa a plantar calabazas. A pesar de que no era su interés que aquella organización funcionase, se sentiría frustrado si tuviese que perder el tiempo espiando en una organización en que ni siquiera se respetaba al líder.

El enmascarado parecía muy seguro de sí mismo. Dijo que un grupo pequeño no era un problema, si no un beneficio, que pocos miembros significaba un gran poder y que haría pequeñas divisiones de grupos en las que metería a los demás que fuesen uniéndose a partir de aquel momento. Sonreí al escuchar que podíamos confiar en él pues de lo contrario varios habríamos muertos envenenados a causa de la bebida, mas no era así y era algo que a mí no me hubiese pillado de sorpresa. La gente creía que olía el vino por el aroma, para sentir si era bueno, pero no era así. Gracias a mi akuma era capaz de distinguir el olor y el sabor de aquella sustancia que podría acabar conmigo, no me pillarían tan fácil con un truco tan sucio. Aunque bueno, eso no fue lo más importante, si no los combates que realizaríamos para ver quienes eran los más fuertes, en los cuales no podría emplearme a fondo y su peculiar aunque no tan extraña, fruta del diablo. Poseía el poder de la mera mera no mi, la logia de fuego, sin duda, un poder increíble. Yo no había despertado el haki de la armadura, por lo que si tuviese que enfrentarme a él, pocas serían las formas de tocarle.

-Logia de fuego... Interesante poder, sin duda, nos será de gran ayuda en combate.- Comenté yo, dando otro pequeño sorbo a la copa de vino, segundos después.

El rubio de ojos azules, preguntó si había algún motivo más aparte de ir contra el gobierno mundial, que era la lógica aplastante de la revolución. Normalmente todos tenían una razón personal, aunque no tenía porque ser así, después de todo, su objetivo era cambiar por completo a aquella organización corrupta o más bien borrarla del mapa. Como miembro del Cipher Pol, debía fidelidad a esa gente, pero tenía las mismas ganas de que desapareciesen como la mayoría de aquellas personas o incluso más. Trabajar forzado bajo amenaza, no era algo que me gustase en especial, pero no podía fallar. Ya solo me quedaba la mitad, pronto sería libre...

-No creo que haga falta adelantar acontecimientos. El objetivo principal está claro y las sorpresas, que vengan después.- Dije yo, manteniendo mi sonrisa, contestando a la pregunta del rubio, aunque no era precisamente el indicado.

Todos habían sido llamados por alguna razón, salvo a excepción de unos pocos que llegaron por casualidad, como Hiren. Todos eran muy fuertes sin duda alguna, y aunque la diferencia de nivel entre algunos era algo grande en un futuro no muy lejano obtendrían un poder grupal inmenso.

-Todos somos fuertes, eso lo sabemos, o ninguno estaríamos vivos aquí -dijo Hiren.

Se encontraban sentados bebiendo en la mesa. Eran pocos, estaba claro, pero mejor tener un grupo exiguo que uno gigantesco. No había más que ver a la marina, como a pesar de tener tanta gente a su disposición tenían a medio mundo en contra suya.

-Este castillo es una buena base, yo dispongo de algo aún mejor para escondernos, pero de momento no os contaré su localización- planteó el rubio mientras daba un trago de la cerveza que se había servido recientemente,- A mí me gustaría ir con alguno de los que podéis crear fuego, creo que conmigo seríamos una combinación interesante-finalizó Hiren.

La duda más grande que tenía era cuál era el objetivo de la organización. No les habían explicado nada, únicamente les invitaron a sentarse en aquella sala, que por cierto estaba helada; no había calefacción, ni chimeneas ni nada que ardiera para calentar. Hiren se levantó, exhalando el típico vapor condensado saliendo de su boca, pareciendo que estaba fumando. Se dirigió hacia la gran chimenea central donde unos trozos de madera se encontraban deseosos de que alguien les prendiera. Hiren extendió la mano y desprendió unas motas de petróleo que impregnaron de forma vaga los troncos. A continuación sacó con la mano derecha su encendedor y lo arrimó a la sustancia, comenzando a arder casi de inmediato. El fuego empezó a consumir los troncos de madera, saliendo de estos un humo de color negro que ascendía rápidamente por la chimenea, sin propagarse por la habitación.

-Bueno, ahora que estamos calientes podemos continuar la reunión-dijo esbozando una sonrisa cálida al encontrarse en un entorno más a gusto. Sin llegar a sentarse atrajo la atención de todos hablando en voz alta:

-Compañeros, ya que vamos a trabajar todos juntos creo que deberíamos exponer nuestros planes. Esta organización es la manera perfecta de cumplir nuestros propósitos. El vuestro no sé cuál será pero el mío es destruir al gobierno mundial. Esa panda de zarrapastrosos solo quieren poder, sin preocuparse del resto de las gentes del mundo. Yo os propongo, aquí ahora, que cuantos queráis cumplir este sueño contesteis con energía. Como nuestro señor enmascarado no nos ha hablado mucho de momento, os expondré un plan- Hiren hizo una pausa para dar otro trago a la cerveza. –Existen unos planos, repartidos por todo el mundo, que muestran la existencia de una arma tan poderosa que podría decantar la guerra hacia uno de los lados. El bando que obtenga esta susodicha herramienta podrá acabar con el gobierno mundial, o por el contrario gobernarlo con mano férrea. Son 10 planos. Se encuentran en diversas civilizaciones antiguas. Se cuenta que son del siglo vacío, y fue un arma tan potente que obligó al gobierno mundial a ocultarla. Yo os animo, amigos, a encontrarla. Y para que me creáis aquí tengo la primera parte del rompecabeza – terminó Hiren mientras alzaba la mano mostrando una parte mapa. –Claro está, si no compartís el objetivo no pienso dejároslo ver. Los perros guardianes del Gobierno Mundial, el cipher pol, están detrás de esto, por lo que no me extrañaría que si se enteran de la creación de esta banda intentasen colarnos a alguno-..

Satisfecho con su monólogo volvió a tomar asiento, esperando una respuesta de los asistentes.

Mientras seguía esperando en la silla mientras veía caer la nieve por la ventana, Jin empezó a hablar y a dar todos los datos que debían saber todos, aunque parecían extrañados, ¿acaso no se esperaban eso?

Nos iban a colocar por parejas para luchar y enfrentarnos, me tocaba con Klein el hombre de pelo rubio y ojos azules, sería interesante luchar contra el, mientras tanto todos iban haciendo preguntas, algunos tenían akuma pero no parecían muy contentos, sobre todo a la hora de elegir rangos, ¿tan difícil era? yo no había tenido esas dudas, me parecían buenas elecciones, aunque tampoco habia tenido la ocasión de utilizarlas alguna vez, por tanto no sabría si llegarian a ser efectivas.

Decidí seguir esperando sentada a ver si lograban solucionar eso de una vez y ponernos en marcha, no quería seguir esperando en un lugar tan frio.

Todo estaba saliendo tal y como estaba planeado. El rubio había preguntado las metas del enmascarado las cuales, no iba a decir. Por suerte el moreno actuó rápido y le respaldó tal y como había hecho él antes. Ahora el chico del petróleo encendió la chimenea del castillo para calentar la sala. Esa actitud de levantarse en mitad y hacer lo que quisiese era algo que agradaba al tipo enmascarado. No quería soldados, quería gente independiente que solo trabajasen junto a él. Por lo que no dijo nada, cuando aquel chico empezó hablar el ojo rojizo del chico se fijó en él. Según decía existía un arma que el gobierno escondió por miedo y que decidiría el final de la guerra. No sabía si esa información era cierta pero si lo era debían conseguirla como fuera. De modo que existían unos planos y había que lograr conseguir algunos más para encontrar dicha arma. Las siguientes palabras alertaron algo más al chico de la máscara. Colar agentes del CP en la organización era un suicidio pero no era imposible. Esas palabras dieron mucho que pensar al enmascarado y ya estaba planeando algo para ocuparse de descubrir eso.

- Eso sería muy lamentable. Si algún miembro del gobierno estuviera aquí y yo me enterara esa persona tendría un destino peor que la muerte.

Cuando pronunció esas palabras de su ojo empezó a brotar un brillo intensó dándole un aire tétrico. Enseguida se colocó la mano en el ojo y volvió a mirar a los demás ya sin aquel extraño brillo. Su habilidad Tyrant del ojo casi había salida sola por instinto al escuchar lo de posibles miembros del gobierno ocultos en aquel castillo.

- He confiado ciegamente en vosotros así que espero que no haya ninguno por aquí. No suelo confiar en nadie. Ya me quemé la cara una vez en un combate contra dos agentes del gobierno antes de tener mi fruta y no me hace gracia que un perro del gobierno esté aquí. En cuanto a lo de los planos me parece bien y yo estoy a favor de eso Hiren. Ahora debo deciros…

Antes de que continuase un hombre entró por la puerta. Era un anciano que caminaba con un bastón y tenía heridas en toda la cara. Caminó despacio hasta el enmascarado y le dejó una carta la cual este empezó a leer mientras le hacía una señal aquel hombre para que se fuera. Tras leerla sonrió de lado y volvió a mirar a sus camaradas.

- Bien, a lo que iba. Al parecer tenemos otro posible integrante en nuestras filas. Cuando finalicéis los combates quiero que os toméis un descanso y os preparéis para partir cuanto antes. Yo veré vuestros combates y decidiré los puestos por ahora en la organización. Claro que si alguien quiere subir solo tiene que derrotar a alguien con un rango mayor y el puesto será suyo. Será por números, yo soy número uno, según vea los combates daré los demás rangos. También vais a recibir un tatuaje para que solo podamos identificarnos. Habrá bases donde para entrar será necesario mostrar el tatuaje. No quiero tonterías con este asunto.

Se levantó de forma tranquila mirando a los suyos y señaló la puerta mientras caminaba hacia ella.

- Podéis pelear en las afueras del castillo, iré con vosotros para evaluar el nivel con el que vais a pelear.