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Genesis
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Akuma no mi
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Uno de los presentes, dijo que podría otorgarnos una base mejor que aquel castillo helado en la cima de una montaña, sin embargo, no nos daría su ubicación por el momento. Supuse que se debía a la desconfianza que había por el momento y a la posibilidad de traidores que había, por muy mínima que fuese, que de hecho, era cierta. Seguidamente se levantó y se dirigió a una chimenea, donde soltó unas pequeñas manchas negras que cayeron sobre los troncos emblanquecidos por la nieve que no tardaron en prender cuando este les acercó un encendedor. Volvió a su puesto y sin sentarse, empezó a hablar para todos. Mencionando algo muy interesante, que me abstendría de comentárselo al Gobierno. Supuestamente estaba de su parte, pero no tenía intención de otorgarles tan valiosa información para hacerlos más fuertes y peligrosos. Por lo visto había diez planos esparcidos en antiguas civilizaciones que ocultaban el secreto para crear una arma de un poder colosal. Sería muy interesante encontrar dichos tesoros.
El chico mostró uno de los planos para corroborar su teoría. Por lo visto ya había conseguido el primero, por lo que solo quedaban nueve. Tras él, habló de nuevo el líder, que parecía de acuerdo con iniciar aquella búsqueda de los planos y aseguró que si alguien era un miembro del gobierno, lo mataría sin dudar. Si no fuera un experto actuando, probablemente me encontrase en problemas, pero tantos años de entrenamiento como espía me habían dado la habilidad para camuflarme entre aquellos revolucionarios sin problemas, al menos por el momento. Apareció un anciano, interrumpiendo su discurso y le entregó una carta. Este se fue y el enmascarado siguió hablando como si nada. Probablemente era un asunto que solo tenía que ver con él o simplemente no era de nuestra incumbencia. Tras decir que empezáramos los combates, el joven rubio de ojos azules, salió el primero, asegurando que vencería con facilidad a su oponente. El ego de aquella persona era sumamente grande, y eso podría pasarle factura.
Yo tenía que pelear con Yuko, por lo que deduje que mi batalla sería contra la mujer pelirosa. Salí del castillo sin mencionar palabra y esperé a mi rival, la cual tras un intenso combate, mostró un gran potencial y un poder inusual, dado por una fruta del diablo que le permitía crear papel a su antojo, bastante más peligroso de lo que pudiera parecer, sin embargo, y a pesar de que me contuve, su inexperiencia por lo joven que era fue su punto flaco y obtuve la victoria, eso sí, con varias prendas menos de ropa por la transformación que tuve que realizar a forma híbrida, que rasgó todas mis prendas de la parte superior, de modo que volví a la sala de la reunión con el torso desnudo, mostrando claramente los rasguños del combate y mi tatuaje en forma de serpiente que empezaba en el rostro y bajando por todo el brazo izquierdo, se unía a la cintura para acabar en el pecho.
-Un combate menos.- Dije yo, sentándome en mi sitio y bebiéndome otra copa de vino.
El chico mostró uno de los planos para corroborar su teoría. Por lo visto ya había conseguido el primero, por lo que solo quedaban nueve. Tras él, habló de nuevo el líder, que parecía de acuerdo con iniciar aquella búsqueda de los planos y aseguró que si alguien era un miembro del gobierno, lo mataría sin dudar. Si no fuera un experto actuando, probablemente me encontrase en problemas, pero tantos años de entrenamiento como espía me habían dado la habilidad para camuflarme entre aquellos revolucionarios sin problemas, al menos por el momento. Apareció un anciano, interrumpiendo su discurso y le entregó una carta. Este se fue y el enmascarado siguió hablando como si nada. Probablemente era un asunto que solo tenía que ver con él o simplemente no era de nuestra incumbencia. Tras decir que empezáramos los combates, el joven rubio de ojos azules, salió el primero, asegurando que vencería con facilidad a su oponente. El ego de aquella persona era sumamente grande, y eso podría pasarle factura.
Yo tenía que pelear con Yuko, por lo que deduje que mi batalla sería contra la mujer pelirosa. Salí del castillo sin mencionar palabra y esperé a mi rival, la cual tras un intenso combate, mostró un gran potencial y un poder inusual, dado por una fruta del diablo que le permitía crear papel a su antojo, bastante más peligroso de lo que pudiera parecer, sin embargo, y a pesar de que me contuve, su inexperiencia por lo joven que era fue su punto flaco y obtuve la victoria, eso sí, con varias prendas menos de ropa por la transformación que tuve que realizar a forma híbrida, que rasgó todas mis prendas de la parte superior, de modo que volví a la sala de la reunión con el torso desnudo, mostrando claramente los rasguños del combate y mi tatuaje en forma de serpiente que empezaba en el rostro y bajando por todo el brazo izquierdo, se unía a la cintura para acabar en el pecho.
-Un combate menos.- Dije yo, sentándome en mi sitio y bebiéndome otra copa de vino.
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Debates, discusiones y planes, todos hablando de lo que pretenden lo que quieren de la organización y algunos buscan saber lo que pretenden los demás, algo que al joven Takeru no le interesa ni tampoco piensa revelar, al parecer el que los ha reunido,Vader, piensa igual pues no parece interesado en revelar su intención con la organización, pero los hay que sí revelan sus intereses, como uno que planea conseguir los planos de un arma ancestral, de los cuales él ya posee uno y hay diez, por lo que solamente restarían nueve por encontrar, también hablan de la posibilidad de la presencia de agentes del gobierno, lo que hace que el joven sonría levemente, al final había hecho bien al no revelar sus intenciones en esa organización. Pero lo que más importa en el momento es la división de combates, se supone que estos serían separadores según niveles de fuerza, lo que hace que el joven sonría aún más y de una forma sádica, no le interesa por el puesto, sino por la posibilidad de provocar sufrimiento en alguien en los combates.
En eso un hombre ya anciano entra a la sala a entregarle una carta a Vader, para luego retirarse mientras este último lee la carta, parece ser que no es algo que les incumba a los demás pues de ser así se lo habría dicho a todos nada más leerla. Poco después un joven rubio, el que parece sería su primer contrincante, se levanta y se marcha, no sin antes afirmar que arrasaría con todos en los combates. |~Debería guardarse las palabras pequeño, no subestimes a los demás antes de tiempo.~| Dice el joven con una voz fría y distante mientras se levanta sutil y ágilmente de su asiento y marchándose por la puerta hasta el exterior, lugar en el que combatiría con el joven rubio.
Poco después vuelve casi intacto sin rasguños en sus ropajes al mismo lugar en el que se había sentado antes. |~ ¿Este tipo de gente será mi compañera?...Menuda organización entonces…~| Dice el joven en una voz baja mientras suspira mirando por la ventana.
En eso un hombre ya anciano entra a la sala a entregarle una carta a Vader, para luego retirarse mientras este último lee la carta, parece ser que no es algo que les incumba a los demás pues de ser así se lo habría dicho a todos nada más leerla. Poco después un joven rubio, el que parece sería su primer contrincante, se levanta y se marcha, no sin antes afirmar que arrasaría con todos en los combates. |~Debería guardarse las palabras pequeño, no subestimes a los demás antes de tiempo.~| Dice el joven con una voz fría y distante mientras se levanta sutil y ágilmente de su asiento y marchándose por la puerta hasta el exterior, lugar en el que combatiría con el joven rubio.
Poco después vuelve casi intacto sin rasguños en sus ropajes al mismo lugar en el que se había sentado antes. |~ ¿Este tipo de gente será mi compañera?...Menuda organización entonces…~| Dice el joven en una voz baja mientras suspira mirando por la ventana.
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