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Un pequeño reencuentro
TIEMPO LIMITE INSCRIPCIONES: VIERNES A LAS 00:00 (JUVES NOCHE)
CARACTERISTICS DEL ROL
Esta isla, no otorgara expriencia, la creo solo por le gusto al rol.
No tendra rol belico, solo escenico (bueno algun puñetazo siempre nos pegamos).
PARTICIPANTES Confirmados:
User ---->Nombre PJ ----> Fruta
Xavier---->Xavier ----> Fruta del teleport (Pirata)
Wilchild---->Alexi Liaho ----> Fruta de las notas musicales (invitado novato) (Pirata)
Sami---->Sonicus D. Sami ----> Fruta del sonido (Pirata)
Uracha---->Uracha ---->Fruta de las características(fuerza-agilidad...) (Pirata)
Dragon---->Stark ----> Ciborg (Cazador)
Dain---->Dain ----> Fruta de la roca (Cazador)
Mortis---->Nombre PJ ----> Fruta del algodón (Pirata)
Nocturne---->Mihasy Hayato ----> Fruta del platino (Cazador)
Roman---->Haruto Shoda ----> Fruta del cemento (Marine)
Misu---->Misu ----> Fruta de titanio (Cazador)
Black---->El chocolatero ----> Fruta del chocolate (Pirata)
Eon---->Argon D. Eon ----> Fruta de la sangre (Pirata)
Guti---->Sora Natsumi ----> Fruta del condor (Marine)
SHIGA---->Negoru ----> Fruta de la energia solar (Cazador)
CORLEONE---->El Chico Dorado ----> Fruta del dorado (Marine)
ASENSI---->Marumarashi D. Asensi ----> Fruta del dolor (Marine)
KARMA---->Towers D. Karma ----> Fruta del acido (Pirata)
LEGAN LEGIM ---->Legan Legim ----> Fruta de Basilisco (Marine)
DROMP ---->Dromp Dromp ----> Es un gigante (Pirata)
BAIX ---->Nombre PJ ----> Diales (Cazador)
SAWN ---->Sawn White ----> Fruta de agujeros de gusano (Cazador)
CREA-VIUDAS ---->Yakimato Tomato ----> Fruta de la materia (Cazador)
VIC D LA DIZ CROIX --->Vic D la Diz Croix ----> Fruta del oso polar (Pirata)
Clima: Soleado con ciertas nubes en el cielo.
Habitantes: Miles de marines y soldados del gobierno de rango bajo-medio y sus familias.
Situación: Enies Loby tiene una importante reunión en donde se encuentra el almirante en flota Asensi, con la flota dorada capitaneada por el Almirante Corleone, teniendo en sus filas a grandes marines como Haruto Shoda, Legan Legim y a Sora Natsumi.
Estos tratan de establecer nuevas estrategias para cazar a varios piratas, sin embargo, Xavier el pirata haciendo uso de sus habilidades había logrado teletraportarse hasta la reunión, y una vez obtenida la noticia, huir hasta los grandes capitanes piratas llamándoles a la guerra en Enies Loby. El Vice-almirante Legan Legim pudo identificar al sujeto rápidamente con sus habilidades como Zoan y de inmediato informó a sus superiores, los cuales convocaron de inmediato a multitud de cazadores, siendo el primero en ser llamado, el Shichibukai Baix Duncan.
Al cabo de pocas horas, desembarcan en Enies Loby las grandes tripulaciones piratas al comienzo de la isla de la justicia, los cazadores llegaban algunos por una ruta especial predispuesta por el gobierno en su llamada, y otros, ignorando esta ruta, decidieron ir por otro camino propio con el fin de sorprender a Piratas antes de lo previsto aun a riesgo de perder en número.
… Comienza la gran batalla, una que puede cambiar la historia del mundo.
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Esta isla, no otorgara expriencia, la creo solo por le gusto al rol.
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Misu---->Misu ----> Fruta de titanio (Cazador)
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Eon---->Argon D. Eon ----> Fruta de la sangre (Pirata)
Guti---->Sora Natsumi ----> Fruta del condor (Marine)
SHIGA---->Negoru ----> Fruta de la energia solar (Cazador)
CORLEONE---->El Chico Dorado ----> Fruta del dorado (Marine)
ASENSI---->Marumarashi D. Asensi ----> Fruta del dolor (Marine)
KARMA---->Towers D. Karma ----> Fruta del acido (Pirata)
LEGAN LEGIM ---->Legan Legim ----> Fruta de Basilisco (Marine)
DROMP ---->Dromp Dromp ----> Es un gigante (Pirata)
BAIX ---->Nombre PJ ----> Diales (Cazador)
SAWN ---->Sawn White ----> Fruta de agujeros de gusano (Cazador)
CREA-VIUDAS ---->Yakimato Tomato ----> Fruta de la materia (Cazador)
VIC D LA DIZ CROIX --->Vic D la Diz Croix ----> Fruta del oso polar (Pirata)
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Habitantes: Miles de marines y soldados del gobierno de rango bajo-medio y sus familias.
Situación: Enies Loby tiene una importante reunión en donde se encuentra el almirante en flota Asensi, con la flota dorada capitaneada por el Almirante Corleone, teniendo en sus filas a grandes marines como Haruto Shoda, Legan Legim y a Sora Natsumi.
Estos tratan de establecer nuevas estrategias para cazar a varios piratas, sin embargo, Xavier el pirata haciendo uso de sus habilidades había logrado teletraportarse hasta la reunión, y una vez obtenida la noticia, huir hasta los grandes capitanes piratas llamándoles a la guerra en Enies Loby. El Vice-almirante Legan Legim pudo identificar al sujeto rápidamente con sus habilidades como Zoan y de inmediato informó a sus superiores, los cuales convocaron de inmediato a multitud de cazadores, siendo el primero en ser llamado, el Shichibukai Baix Duncan.
Al cabo de pocas horas, desembarcan en Enies Loby las grandes tripulaciones piratas al comienzo de la isla de la justicia, los cazadores llegaban algunos por una ruta especial predispuesta por el gobierno en su llamada, y otros, ignorando esta ruta, decidieron ir por otro camino propio con el fin de sorprender a Piratas antes de lo previsto aun a riesgo de perder en número.
… Comienza la gran batalla, una que puede cambiar la historia del mundo.
Albertiito
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Akuma no mi
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Al viento hondeaba una bandera negra, izada en lo alto de un mástil. Podía decirse que tocaba el cielo osada, con la libertad resplandeciendo en cada una de sus hebras. La calavera dibujada en dicho pañuelo sonreía, con un sol tras ella, dos huesos cruzados, unas gafas de sol y un pañuelo lleno de notaciones musicales. ¡Era la bandera de los Piratas del Nuevo Amanecer, que con fuerza y valor sacudía al viento -a favor- toda su bravura!
Bajel pirata que llaman "La Peregrina", veloz y apacible, repleta de sueños. Y ve el capitán pirata, cantando alegre en cubierta, la infinidad a un lado, al otro la inmortalidad, y allá, a su frente, tierra firme. Olas de plata y azul guiaban el camino del navío, que su perfecto ritmo, guiado por el albedrío de la brisa salina, no lograban torcer.
-Yoho, yoho, un gran pirata soy... -ajustéme las gafas, con un ademán del dorso de la mano aparté mis cabellos del rostro.
Inspirando profundamente la plenitud del ancho mar, miré al cielo con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Dónde terminaría? Solo el genio que sabe que tiene el mundo a sus pies lo sabría. El sol a un lado velaba por mi viaje, o al menos se asomó a su balcón a otear y atender. Le guiñé un ojo y eché una carcajada a la brizna que abanicaba mi espíritu imperecedero sediento de aventura. Soplos de aire frescos acompasaban la travesía, acariciaban las maderas del barco y hacían a las velas cantar. Qué magnífica empresa la libertad.
Desparramado por donde pudiere, más en popa, el gigante de cuarenta metros Dromp Dromp buscaba la comodidad. Perdido por donde pudiere, más en las nubes, el oso poeta Víc De la Dix Croix "Thalar" buscaba la emoción.
El amparo del timón entre mis manos, tuerce a un lado, tuerce al otro. Y la marea, llena de deseo, cargada de voluntad y soltura, portaba la maravilla de la piratería a futuros destinos, ninguno escrito.
-Qué poco me gusta atracar. ¡Aaah, la tierra! ¡Yo tengo aquí, por mío, cuanto abarca el mar bravío, a quien nadie impuso leyes! -cité y recité, extendiendo la mano para señalar a la infinidad del océano.
Suspiré magnificencia. Apreté los puños en los salientes de la rueda que regía; sentimiento.
- Spoiler:
Bajel pirata que llaman "La Peregrina", veloz y apacible, repleta de sueños. Y ve el capitán pirata, cantando alegre en cubierta, la infinidad a un lado, al otro la inmortalidad, y allá, a su frente, tierra firme. Olas de plata y azul guiaban el camino del navío, que su perfecto ritmo, guiado por el albedrío de la brisa salina, no lograban torcer.
- Spoiler:
-Yoho, yoho, un gran pirata soy... -ajustéme las gafas, con un ademán del dorso de la mano aparté mis cabellos del rostro.
Inspirando profundamente la plenitud del ancho mar, miré al cielo con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Dónde terminaría? Solo el genio que sabe que tiene el mundo a sus pies lo sabría. El sol a un lado velaba por mi viaje, o al menos se asomó a su balcón a otear y atender. Le guiñé un ojo y eché una carcajada a la brizna que abanicaba mi espíritu imperecedero sediento de aventura. Soplos de aire frescos acompasaban la travesía, acariciaban las maderas del barco y hacían a las velas cantar. Qué magnífica empresa la libertad.
Desparramado por donde pudiere, más en popa, el gigante de cuarenta metros Dromp Dromp buscaba la comodidad. Perdido por donde pudiere, más en las nubes, el oso poeta Víc De la Dix Croix "Thalar" buscaba la emoción.
El amparo del timón entre mis manos, tuerce a un lado, tuerce al otro. Y la marea, llena de deseo, cargada de voluntad y soltura, portaba la maravilla de la piratería a futuros destinos, ninguno escrito.
-Qué poco me gusta atracar. ¡Aaah, la tierra! ¡Yo tengo aquí, por mío, cuanto abarca el mar bravío, a quien nadie impuso leyes! -cité y recité, extendiendo la mano para señalar a la infinidad del océano.
Suspiré magnificencia. Apreté los puños en los salientes de la rueda que regía; sentimiento.
Shigamaki
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Akuma no mi
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Todo el mundo hablaba de lo mismo: el gran torneo de lucha de Enies Lobby. Era el principal tema en prensa y en boca de la gran mayoría de las personas de todo el mundo. Las mejores bandas piratas, las mejores flotas de marines, los mejores gremios de cazarrecompensas se juntarán todos en un solo torneo para decidir cual de todos será el grupo más poderoso del planeta. Debido al elevadísimo nivel de destrucción que suman los participantes, se optó por dejar completamente vacía la isla judicial, porque es claro que entre todos ellos son capaces de destruirla por completo.
Entre esos grupos que se dirigen hacia allí para disputar este torneo de tan alto calibre, nos encontrábamos nosotros, el mejor gremio de cazarrecompensas del momento: "Héroes Bravos". Nuestras hazañas ya eran narradas y contadas por aquellos que tanto admiraban nuestra forma de actuar. Encabezado por mí, Negoru Roguetsu y seguido de los hombres más cualificados para su oficio, dispuestos a darlo todo para demostrar nuestra valía.
Me encontraba en mi camarote, revisando los nuevos carteles de "Wanted". Menudos novatos, su recompensa no sobrepasaba de los 30 millones. Pensé en los grandes piratas a los que me había enfrentado y solté una carcajada para burlarme de la gran diferencia de poder que había entre aquellos piratas de los carteles y mis rivales.
Alguien llamó a la puerta. Se escuchaba detrás de la puerta ruidos de maquinaria y un tecleo rápido. Era Stark, no había duda alguna. Así que mientras me dirigía hacia la puerta y mientras la abría le dije:
-¿Qué quieres Stark?
Stark: Negoru, tierra a la vista.
-Muy bien, prepararos. Dile a Mihasi que tenga mucho cuidado. No me gustaría nada que se destrozase el barco cayéndose por ese pozo sin fondo...
Stark: ¡Por eso no te preocupes! ¿No recuerdas que te dije que reformé el barco de nuevo con mejoras?
-¿Ah sí? Le has hecho tantas cosas al barco ya que... Bueno, ya lo hablamos luego.
Stark: Eso está hecho.
Cerré la puerta de mi camarote y me dirigí a cubierta. Allí estaban todos, esperando mi llegada. Mihasi en el timón discutía con Stark sobre cuestiones técnicas del barco. Dain estaba comiendo en la mesa, siempre dice que nunca hay que librar una batalla con el estómago vacío. Yakimato y Sawn estaban corriendo por cubierta haciendo payasadas, como de costumbre, son únicos. Al acercarme hacia ellos, se fueron colocando en posición preparándose para la que se avecinaba. Me coloqué en proa y grité:
-¡¡Héroes Bravos!! ¡Allá vamos!
Entre esos grupos que se dirigen hacia allí para disputar este torneo de tan alto calibre, nos encontrábamos nosotros, el mejor gremio de cazarrecompensas del momento: "Héroes Bravos". Nuestras hazañas ya eran narradas y contadas por aquellos que tanto admiraban nuestra forma de actuar. Encabezado por mí, Negoru Roguetsu y seguido de los hombres más cualificados para su oficio, dispuestos a darlo todo para demostrar nuestra valía.
Me encontraba en mi camarote, revisando los nuevos carteles de "Wanted". Menudos novatos, su recompensa no sobrepasaba de los 30 millones. Pensé en los grandes piratas a los que me había enfrentado y solté una carcajada para burlarme de la gran diferencia de poder que había entre aquellos piratas de los carteles y mis rivales.
Alguien llamó a la puerta. Se escuchaba detrás de la puerta ruidos de maquinaria y un tecleo rápido. Era Stark, no había duda alguna. Así que mientras me dirigía hacia la puerta y mientras la abría le dije:
-¿Qué quieres Stark?
Stark: Negoru, tierra a la vista.
-Muy bien, prepararos. Dile a Mihasi que tenga mucho cuidado. No me gustaría nada que se destrozase el barco cayéndose por ese pozo sin fondo...
Stark: ¡Por eso no te preocupes! ¿No recuerdas que te dije que reformé el barco de nuevo con mejoras?
-¿Ah sí? Le has hecho tantas cosas al barco ya que... Bueno, ya lo hablamos luego.
Stark: Eso está hecho.
Cerré la puerta de mi camarote y me dirigí a cubierta. Allí estaban todos, esperando mi llegada. Mihasi en el timón discutía con Stark sobre cuestiones técnicas del barco. Dain estaba comiendo en la mesa, siempre dice que nunca hay que librar una batalla con el estómago vacío. Yakimato y Sawn estaban corriendo por cubierta haciendo payasadas, como de costumbre, son únicos. Al acercarme hacia ellos, se fueron colocando en posición preparándose para la que se avecinaba. Me coloqué en proa y grité:
-¡¡Héroes Bravos!! ¡Allá vamos!
Sawn
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Me encontraba en cubierta, todo el gremio de los Héroes Bravos nos encontrábamos allí, esperando a que el capitán saliese de su camarote y nos diese órdenes. No sabía porque Yakimato me perseguía, a lo mejor era porque se aburría.
Siempre que Yakimato me perseguía, yo salía corriendo y a veces creaba agujeros de gusano, metiéndome y apareciendo en otro lado del barco, pero Yakimato siempre me encontraba.
En este momento me estaba persiguiendo por puro aburrimiento, siempre miraba por donde iba, porque una vez haciendo lo mismo, me choqué contra la mesa y tiré toda la comida al suelo. Dain al ver que le tiré toda la comida se enfureció bastante y si no llega a ser por el capitán, me hubiese dado una buena tunda.
Ahora cada vez que paso cerca dela mesa, me teletransporto para irme a un sitio lejos de la mesa. En ese instante el capitán apareció, nada más verle se acercó y paré de correr por cubierta. Solo dijo una cosa.
-¡¡Héroes Bravos!! ¡Allá vamos!
Sabía donde ibamos, hace un tiempo se publicó que se iba a realizar en la isla judicial un torneo de los mejores hombres, ahí íbamos los Héroes Bravos. Estaba nervioso, me iba a enfrentar a piratas, revolucionarios, muy fuertes.
Siempre que Yakimato me perseguía, yo salía corriendo y a veces creaba agujeros de gusano, metiéndome y apareciendo en otro lado del barco, pero Yakimato siempre me encontraba.
En este momento me estaba persiguiendo por puro aburrimiento, siempre miraba por donde iba, porque una vez haciendo lo mismo, me choqué contra la mesa y tiré toda la comida al suelo. Dain al ver que le tiré toda la comida se enfureció bastante y si no llega a ser por el capitán, me hubiese dado una buena tunda.
Ahora cada vez que paso cerca dela mesa, me teletransporto para irme a un sitio lejos de la mesa. En ese instante el capitán apareció, nada más verle se acercó y paré de correr por cubierta. Solo dijo una cosa.
-¡¡Héroes Bravos!! ¡Allá vamos!
Sabía donde ibamos, hace un tiempo se publicó que se iba a realizar en la isla judicial un torneo de los mejores hombres, ahí íbamos los Héroes Bravos. Estaba nervioso, me iba a enfrentar a piratas, revolucionarios, muy fuertes.
El periódico OPD
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Sora Natsumi, se alza en vuelo y de una manera impresionante logra capturar al capitán de los Piratas del Nuevo Amanecer, Towers D. Karma, entre sus fauces y lo lleva hasta la posición de los marines, la antigua edificación, un palacete, donde hace mucho tiempo uno miembro de los Mugiwara, Nico Robin, y el CP9 se hospedaron.
Nada mas llegar Sora le coloca unas esposas de Kairoseki a Karma, dejándolo inmóvil y a merced de los miembros de la marina, entregandolo frente a sus camaradas, a la atenta mirada sobre todo de su capitán Corleone.
Nada mas llegar Sora le coloca unas esposas de Kairoseki a Karma, dejándolo inmóvil y a merced de los miembros de la marina, entregandolo frente a sus camaradas, a la atenta mirada sobre todo de su capitán Corleone.
Legim
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- Spoiler:
Para que exista una ligera idea de como era mi pj en una de las formas híbrida:
~HACE 3 HORAS~
- Banda sonora 1#:
Aguardaba en silencio y con semblante serio, no era una reunión apta para bromas, pero al poco tiempo de empezar la reunión mi olfato pudo captar un olor nuevo en la sala, uno familiar.
- Caballeros, no estamos solos- Dije a medida que me levantaba de un salto.
Tan rápido como pude lancé un puñetazo a la pared que había a nuestra izquierda con objetivo de atrapar al desagradable invitado por cuenta propia, sin embargo, apenas logré verlo tras el agujero y pude coger un trozo de su camisa. La rabia me consumía por momentos y la sangre me hervía por pura desesperación e impotencia.
- Almirante en flota Asensi, Almirante Corleone, había un individuo espiándonos, Xavier Foster... lamento no haberle dado caza a tiempo, ya que aprovechó su poder de teletrasportación... no detecto su olor por ninguna parte cercana, así que sospecho que volvió a su barco... si logró enterarse de todo esto... estamos en una gran desventaja caballeros... ¿Qué podemos hacer?
Lleno de rabia contenida me giré a ver el océano y saqué de mi bolsillo un Den Den Mushi.
- Sora Natsumi, al habla Legim... hemos sufrido la intrusión de Xavier Foster, usuario de la teletransportación, ten los ojos bien abiertos en la guardia, cualquier cosa puede pasar... si lo ves, no dude en notificarlo y darle caza-Dicho esto colgué y resignado me llevé la mano derecha a mi rostro y emití un largo suspiro.
~HACE 1 HORA~
La incertidumbre me mataba, no sabíamos aún que podía hacer Xavier con esa información y Corleone ya avisó a diversas flotas de buscar a Xavier Foster por todos los mares.
-Puru puru puru ... ... ... Puru puru puru ... ... ... Puru puru puru... -Cat-chap-
Era el Den Den Mushi del almirante en Flota, Marumarashi Asensi... ¿Qué sería? ¿Algo relacionado con Xavier Foster? Ojala, minutos después él mismo nos informó del asunto de la llamada, un asunto de gravedad, varias de las bandas piratas más poderosas venían en camino hasta Enies Loby, era una clara llamada a la guerra.
- Entonces no dudar ni un segundo, hay que estar preparados.... - Me detuve unos segundos mirando a Corleone y asentí- Hay que llamarle a él... le necesitamos...
Él era Baix, el famoso shichibukai que sin ningún poder ni armas mágicas había logrado a tal puesto y aún mayor renombre, solo él podía hacer frente a todo lo que se nos avecinaba asegurándonos fidelidad por su parte. Era nuestro mejor aliado sin duda alguna.
- Corleone... se avecina una gran batalla para nuestra flota... ¿Unas palabras para animar a los Golden Dreams? - Le dije sonriendo con una mirada que rebosaba admiración y respeto.- ¿Y usted Asensi? No es la primera vez que nos ve pelear, pero si la cosa se tuerce quizás sea la primera vez que pelee junto a nosotros.
Cogí el Den Den Mushi guiñando un hojo a Haruto Shoda y carraspee un poco antes de llamar a nuestro excepcional vigía.
- Sora, se avecinan grandes problemas... vienen a nosotros varias bandas según nos acaban de informar, esto tiene pinta de ser una guerra... podrás pasar a la historia con esto mi buen amigo... así que estate atento, cuando veas el primer barco, ven de inmediato a informarnos, hay que estar preparados y juntos.- Sin esperar respuesta colgué aún sabiendo lo que esto le iba a molestar, así era más divertido.
~PRESENTE~
- Banda sonora 2#:
- ¿Dónde diantres estará? Le deje bien claro que viniese de inmediato cuando viese los barcos... ¿Y el shichibukai? ¿Dónde está él?
Una vez más me podía la impotencia y la desesperación, pero por suerte, esta terminó en ese preciso instante. Como un cañón entró Sora Natsumi por el ventanal.
- Ey pajarito, baja ese ritmo ¿Dónde diantres te habías metido? Estaba empezando a preocu...- Mi frase no pudo ser acabada al ver entre sus garras al Yonkou Karma.
Sin pronunciar ni una palabra más desenvainé mi espada de Kairuoseki hacia él a medida que me lanzaba encima hasta llegar a clavarle la punta en el hombro.
- Towners. D. Karma... que grata sorpresa...- Le dije a un debilitado Karma debido al kairouseki que había en el interior de su hombro. - Buen trabajo lechuza barata, estoy orgulloso de ti... date prisa y esposale, quizás nos has salvado la vida con esto amigo... buen trabajo ¿Verdad chicos?- Pregunté mirando a mi banda y al Almirante en Flota que parecía no creerse con que facilidad le habíamos capturado.
- Marumarashi, Corleone... esperamos ordenes. - Dije sonriendo mientras encendía un cigarro en mi boca. - ¿Qué hacemos ante el ataque y qué hacemos con esta joyita que nos trajo la gallina?
Nocturne93
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La suave caricia del viento me relajaba mientras empinaba el codo haciéndo resbalar por mi garganta el dulce licor que aquella botella translúcida contenía. No hay nada como dejarse mecer por las olas y sentir el viento mientras te relajas. Casi me podía quedar dormido sintiendo los grandes placeres de la vida. Solo me faltaba tener las katanas impregnadas en el cálido icor de la sangre.
Unos pasos acelerados me hicieron sobresaltarme. Los dos ineptos de turno estaban correteando y haciendo los tontacos por cubierta. Malditos y ruidosos nakamas. Ya me podía haber buscado un gremio menos molesto. El robot de pronto largó un "Tierra a la vista" y se adentró a hablar con Negoru... ¿Que coño? Si no lo ha escuchado con ese gritito suyo es por que esta sordo el tío sol.
Era un maldito incordio tener que levantarme ahora para llevar bien el timón y no estrellar el jodido barco. Casi que me importaba una mierda si lo llevaba el borrego de Dain, aunque se haga mierdas contra las vallas de Ennies Lobby, no tenía yo ganas de moverme ahora mismo. Estaba medio borracho, y no me gusta dejar las cosas a medias.
Me levanté preparándome para entrar al interior de las bodegas y coger una segunda botella de ron... La primera la acababa de arrojar a la mar vacía. Pero de pronto el robot salió de dentro de los camarotes y comenzó a hablarme de cómo ponerme a atracar en el puerto por que había hecho nosequé mierdas en el puto casco del jodido barco y le había metido otras tantas cosas en toda la estructura. Tan solo se que cuando más cómodo estaba él hablando, y sin callarse, no se me ocurrió otra cosa más que:
-¿Me estás enseñando cómo coño atracar el jodido Salvador a estas alturas? Mira robotito. Soy el puto timonel y navegante de esta jodida embarcación. Si quieres enseñarme cómo atracar llegas unos cuantos años tarde. Así que a no ser que quieras otra ronda de cortes en tu jodido culo metálico no trates de joderme.
No supe si me diría algo más, tan solo se que Negoru estaba ya rondando por cubierta, y si no llega a pegar ese grito llamándonos ni me entero de él... Habría seguido discutiendo con Stark si no hubiese entrado en escena el caluroso tío sol.
Entonces recordé por qué estábamos allí. Una guerra, los piratas se habían unido en contra de la marina por fin. Tal vez fuese el día en el que Negoru nos hiciera descubrirnos como enemigos de la marina. Grandes guerreros y luchadores de todo el mundo se reunían hoy en Ennies Lobby para una gran masacre. No entiendo cómo coño la gente es tan ingenua... Son piratas y no se les ocurre otra cosa que una guerra en la maldita isla judicial, si esa maldita isla que no va a estar defendida por ningún marine capaz de partirte la boca como te pille desprevenido. Que inútiles. Verás tú como encuentre y enganche a ese marine... Se va a enterar de quién soy.
Aunque por desgracia no podía tocar a los jodidos marines. No entendía el por qué, pero de momento debíamos de hacer el papel de cazadores buenos y tocar solo a los cabrones con recompensa por su cabeza. Es decir, los piratas que irán a Ennies Lobby. ¡Joder! Como si no tuviesen bastante la de marines que van a haber allí, será una escabechina y no podré divertirme mucho. Será una gran mierda. Negoru pasaba por delante, no se me ocurrió otra que decirle:
-Oe. ¿Y si peleamos con los piratas? Están en desventaja, así se hará más entretenida la pelea.
No esperaba una afirmación por su parte. Cuando se le mete algo en la cabeza a ese maldito cabezón no hay forma de convencerle de otra cosa. Y ahora mismo el tío sol parecía que iría con los marines, aunque realmente no entendía el porqué. No obstante no dudaba de él, nunca nos había traicionado ni fallado en sus estrategias, de modo que le daría un voto de confianza y le seguiría. Tan solo esperaba no sentirme decepcionado, por lo menos tendría que enfrentarme algún Yonkou para que ésto no fuese ningún muermo.
Por alguna razón, en cuanto pensé en enfrentarme a un Yonkou su figura pasó delante de mis ojos. El debía acudir, debía encontrarme con él. Cumpliría finalmente mi venganza, acabaría con él y vengaría mi pasado, el porqué de mi actual yo, mi propia existencia. Towers D. Karma, dime que acudirás a tu propia muerte. Prometí encontrarte, y haré lo que sea por acabar contigo, aunque tenga que enfrentarme al grueso de la piratería solo para llegar a tí. Acabaré contigo como tú acabaste con mi familia, mi pasado y mi vida.
Sin darme cuenta me había enfurecido terriblemente. Mis dientes apretados, mi ceño fruncido y mis puños apretados. El platino emergía de todo mi cuerpo formando automáticamente mi armadura protectora de platino. Estaba preparado para el combate, y estaba terriblemente tenso. Una mosca sería atravesada ahora mismo por mil espinas como osase posarse sobre mi armadura.
Entonces recordé que debía atracar el barco. ¡A la mierda el ron! Lo primero es lo primero, y hay un yonkou esperándome en el campo de batalla. Me dirigí hacia el timón y comencé a guiar el barco hasta el muelle de la isla judicial, lo atracaría con cuidado por pura rutina, ya no recordaba ni mi discursión contra el robot. Ahora mi mente tan solo se hallaba ocupada por una temible imagen.
Llamas, dolor, llanto, destrucción... Todo eso en la misma imagen. El día de mayor dolor en mi vida, el día en el cual el poder de Towers D. Karma arrasó mi aldea natal, acabando con todos. Mi familia, amigos, conocidos. Todos y cada uno de los hogares que en el pequeño poblado había sucumbieron ante las llamas que el ácido causaba. Los árboles caían envueltos en llamas, la gente se abrasaba viva. El pánico cundía entre los vivos... Y mientras yo como un jodido cobarde agazapado en el sótano especial creado por mi padre. Temeroso, dolorido. Jamás me recuperaría de ese dolor que no tardaría en consumirse para materializarse en odio y sed de sangre. La imagen de mi pueblo decía todo eso y mucho más, sentimientos indescriptibles, sensaciones imposibles. La misma pérdida de la esperanza.
Sin querer agrieté el timón de tanto apretarlo inconscientemente. Daba órdenes a los más inútiles para que plegasen las velas y atasen los cabos, y al maldito borrego para que echase el ancla, todo cuando estuviésemos preparados. Pronto llegaríamos. No podía seguir esperando para dar rienda suelta a mi más profundo deseo. Mi venganza.
Unos pasos acelerados me hicieron sobresaltarme. Los dos ineptos de turno estaban correteando y haciendo los tontacos por cubierta. Malditos y ruidosos nakamas. Ya me podía haber buscado un gremio menos molesto. El robot de pronto largó un "Tierra a la vista" y se adentró a hablar con Negoru... ¿Que coño? Si no lo ha escuchado con ese gritito suyo es por que esta sordo el tío sol.
Era un maldito incordio tener que levantarme ahora para llevar bien el timón y no estrellar el jodido barco. Casi que me importaba una mierda si lo llevaba el borrego de Dain, aunque se haga mierdas contra las vallas de Ennies Lobby, no tenía yo ganas de moverme ahora mismo. Estaba medio borracho, y no me gusta dejar las cosas a medias.
Me levanté preparándome para entrar al interior de las bodegas y coger una segunda botella de ron... La primera la acababa de arrojar a la mar vacía. Pero de pronto el robot salió de dentro de los camarotes y comenzó a hablarme de cómo ponerme a atracar en el puerto por que había hecho nosequé mierdas en el puto casco del jodido barco y le había metido otras tantas cosas en toda la estructura. Tan solo se que cuando más cómodo estaba él hablando, y sin callarse, no se me ocurrió otra cosa más que:
-¿Me estás enseñando cómo coño atracar el jodido Salvador a estas alturas? Mira robotito. Soy el puto timonel y navegante de esta jodida embarcación. Si quieres enseñarme cómo atracar llegas unos cuantos años tarde. Así que a no ser que quieras otra ronda de cortes en tu jodido culo metálico no trates de joderme.
No supe si me diría algo más, tan solo se que Negoru estaba ya rondando por cubierta, y si no llega a pegar ese grito llamándonos ni me entero de él... Habría seguido discutiendo con Stark si no hubiese entrado en escena el caluroso tío sol.
Entonces recordé por qué estábamos allí. Una guerra, los piratas se habían unido en contra de la marina por fin. Tal vez fuese el día en el que Negoru nos hiciera descubrirnos como enemigos de la marina. Grandes guerreros y luchadores de todo el mundo se reunían hoy en Ennies Lobby para una gran masacre. No entiendo cómo coño la gente es tan ingenua... Son piratas y no se les ocurre otra cosa que una guerra en la maldita isla judicial, si esa maldita isla que no va a estar defendida por ningún marine capaz de partirte la boca como te pille desprevenido. Que inútiles. Verás tú como encuentre y enganche a ese marine... Se va a enterar de quién soy.
Aunque por desgracia no podía tocar a los jodidos marines. No entendía el por qué, pero de momento debíamos de hacer el papel de cazadores buenos y tocar solo a los cabrones con recompensa por su cabeza. Es decir, los piratas que irán a Ennies Lobby. ¡Joder! Como si no tuviesen bastante la de marines que van a haber allí, será una escabechina y no podré divertirme mucho. Será una gran mierda. Negoru pasaba por delante, no se me ocurrió otra que decirle:
-Oe. ¿Y si peleamos con los piratas? Están en desventaja, así se hará más entretenida la pelea.
No esperaba una afirmación por su parte. Cuando se le mete algo en la cabeza a ese maldito cabezón no hay forma de convencerle de otra cosa. Y ahora mismo el tío sol parecía que iría con los marines, aunque realmente no entendía el porqué. No obstante no dudaba de él, nunca nos había traicionado ni fallado en sus estrategias, de modo que le daría un voto de confianza y le seguiría. Tan solo esperaba no sentirme decepcionado, por lo menos tendría que enfrentarme algún Yonkou para que ésto no fuese ningún muermo.
Por alguna razón, en cuanto pensé en enfrentarme a un Yonkou su figura pasó delante de mis ojos. El debía acudir, debía encontrarme con él. Cumpliría finalmente mi venganza, acabaría con él y vengaría mi pasado, el porqué de mi actual yo, mi propia existencia. Towers D. Karma, dime que acudirás a tu propia muerte. Prometí encontrarte, y haré lo que sea por acabar contigo, aunque tenga que enfrentarme al grueso de la piratería solo para llegar a tí. Acabaré contigo como tú acabaste con mi familia, mi pasado y mi vida.
Sin darme cuenta me había enfurecido terriblemente. Mis dientes apretados, mi ceño fruncido y mis puños apretados. El platino emergía de todo mi cuerpo formando automáticamente mi armadura protectora de platino. Estaba preparado para el combate, y estaba terriblemente tenso. Una mosca sería atravesada ahora mismo por mil espinas como osase posarse sobre mi armadura.
Entonces recordé que debía atracar el barco. ¡A la mierda el ron! Lo primero es lo primero, y hay un yonkou esperándome en el campo de batalla. Me dirigí hacia el timón y comencé a guiar el barco hasta el muelle de la isla judicial, lo atracaría con cuidado por pura rutina, ya no recordaba ni mi discursión contra el robot. Ahora mi mente tan solo se hallaba ocupada por una temible imagen.
Llamas, dolor, llanto, destrucción... Todo eso en la misma imagen. El día de mayor dolor en mi vida, el día en el cual el poder de Towers D. Karma arrasó mi aldea natal, acabando con todos. Mi familia, amigos, conocidos. Todos y cada uno de los hogares que en el pequeño poblado había sucumbieron ante las llamas que el ácido causaba. Los árboles caían envueltos en llamas, la gente se abrasaba viva. El pánico cundía entre los vivos... Y mientras yo como un jodido cobarde agazapado en el sótano especial creado por mi padre. Temeroso, dolorido. Jamás me recuperaría de ese dolor que no tardaría en consumirse para materializarse en odio y sed de sangre. La imagen de mi pueblo decía todo eso y mucho más, sentimientos indescriptibles, sensaciones imposibles. La misma pérdida de la esperanza.
Sin querer agrieté el timón de tanto apretarlo inconscientemente. Daba órdenes a los más inútiles para que plegasen las velas y atasen los cabos, y al maldito borrego para que echase el ancla, todo cuando estuviésemos preparados. Pronto llegaríamos. No podía seguir esperando para dar rienda suelta a mi más profundo deseo. Mi venganza.
Byron
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Rumbo a la isla de la justicia, Enies Loby, demasiadas habían sido ya las veces que habíamos pisado esas tierras los piratas de chocolate. Desde lo alto del mástil, donde se encontraba mi camarote, observaba el inmenso e infinito cielo azul, sin apenas nubes, el mar en calma, y una pequeña brisa que alborotaba mi pelo dejando caer mi trenza sobre mi hombro izquierdo. Entre tanto aun recordaba las feroces batallas que había tenido con mis nakamas, duras victorias, pero también crueles derrotas, todo esto ahora solo era parte del pasado, un pasado con el que siempre tenía que cargar.
Cerré los ojos, para centrarme mejor en mis recuerdos, permaneciendo concentrado, pensando en cada uno de los errores que tuvimos en el pasado, para así, hoy enmendarlos y triunfar, en la última y definitiva batalla que todos tendríamos, esta vez, sería o la marina o la piratería, vivir o morir, no había más opciones. Por fin iba a acabar todo esto, si, no siempre se reunían las tripulaciones piratas más poderosas, y mucho menos para una total unión, dirigidas por los tres grandes yonkous del momento, Towers D. Karma, Sandor y Black Fire, las esperanzas de todos los piratas estaban puestas sobre estos, y lo más importante, la libertad y sueños de todas las personas del mundo.
Yo, como mano derecha de Black y sub-capitán de los piratas de chocolate, no podía quedarme atrás, estaba dispuesto a morir en esta batalla, aun tenía varias cuentas pendientes con varios miembros de la marina, entre otros, el almirante Corleone, aun podía sentir esa vergüenza, esa pérdida del honor cuando fuimos derrotados por él y sus lacayos en Enies Loby, definitivamente nunca podría olvidarlo, y hoy era nuestra oportunidad para hacer ver al mundo, lo frágil que era él, y sus aspiraciones al poder, al ser derrotados por nosotros.
Abrí los ojos, estos ardían, estaba totalmente dispuesto a cumplir nuestras aspiraciones, no solo por mí, o los chocolateros, solo por esa oportunidad que todo el mundo debía tener, la libertad. Saqué de mi bolsillo un pequeño catalejo, podía verlos, los barcos de aquellos que ahora eran nuestros aliados, no pude evitar sonreír, esta batalla estaba ganada. El viento ondeaba con fuerza nuestras banderas, nosotros orgullos y decididos a cualquier cosa, al fondo, ya podía divisarse, aunque fuese poco, aquella bandera blanca con el símbolo de la justicia, mi reacción ante esto, fue relamerme, estaba deseando destruir todo.
Ahora que estábamos tan cerca, era hora de prepararlo todo, entré a mi camarote que estaba situado a mis pies y agarré aquella barra de Kairosheki con forma de llave, sonreí levemente y me la colgué en la espalda, después salté por la ventana. Caí en medio de la cubierta, y me dirigí hacia el timón, era el único capad de manejar el barco en aquella tripulación, bueno al menos tenía más funciones que regañar a mis nakamas como superior suyo. Lo mejor era unirse todos los barcos juntos, por lo que llevé el rumbo para acercarnos al barco de los nuevo amanecer, que era el más cercano, cuando llegamos, mis ojos no pudieron creer lo que había visto.
Ante mis ojos, el capitán de los nuevo amanecer, Towers D. Karma, había sido raptado por Sora Natsumi, un marine del escuadrón de Corleone, con el que también teníamos cuentas pendientes. No podía creerlo, se habían esfumado ante mis ojos y no había podido hacer nada, con esto, con Karma como rehén nuestro poder ofensivo se había menguado bastante, ahora, las cosas, bajo mi punto de vista, estaban realmente desequilibradas. Con la ayuda que tendrían de los cazadores y si habían decidido llamar a Baix, realmente nos superaban en potencia, mas aun no estaba todo perdido.
Aun debía varios favores a Karma, aun recordaba nuestro primer encuentro, en aquella mansión cuando luché contra el Shichibukai barba-azul y me tendió la mano cuando estaba a punto de ser derrotado, y por si fuera poco, me invitó a su barco a tomar algo de ron. Si, le debía mucho, por eso, esto no podía quedarse allí, agarré el primer Den Den Mushi y contacté con todos los aliados. En estos momentos tenía que tener cuidado, la rabia podía hacerme destrozar el Den Den Mushi y sería difícil trazar un plan sin comunicación.
-¡A todos los barcos!- Grité seriamente y enfurecido mientras agarraba con fuerza el DDM.- ¡Han capturado a Towers D. Karma, la lucha será mucho más difícil, pero tenemos una motivación más! ¡Sacarlo con vida de allí! Espero una estrategia señores.- Dije terminando y dejando el DDM en una mesa.
Tras esto, tomé la iniciativa, y plantándonos a escasos metros de la isla judicial, sonreí y di la orden a Sami de que comenzase a lanzar cañonazos a la alambrada, para así abrir un camino, por el cual pasaríamos todos los piratas. Esta era mi jugada, ahora solo quedaba ver cual era la respuesta de la marina, y de mis aliados.
Cerré los ojos, para centrarme mejor en mis recuerdos, permaneciendo concentrado, pensando en cada uno de los errores que tuvimos en el pasado, para así, hoy enmendarlos y triunfar, en la última y definitiva batalla que todos tendríamos, esta vez, sería o la marina o la piratería, vivir o morir, no había más opciones. Por fin iba a acabar todo esto, si, no siempre se reunían las tripulaciones piratas más poderosas, y mucho menos para una total unión, dirigidas por los tres grandes yonkous del momento, Towers D. Karma, Sandor y Black Fire, las esperanzas de todos los piratas estaban puestas sobre estos, y lo más importante, la libertad y sueños de todas las personas del mundo.
Yo, como mano derecha de Black y sub-capitán de los piratas de chocolate, no podía quedarme atrás, estaba dispuesto a morir en esta batalla, aun tenía varias cuentas pendientes con varios miembros de la marina, entre otros, el almirante Corleone, aun podía sentir esa vergüenza, esa pérdida del honor cuando fuimos derrotados por él y sus lacayos en Enies Loby, definitivamente nunca podría olvidarlo, y hoy era nuestra oportunidad para hacer ver al mundo, lo frágil que era él, y sus aspiraciones al poder, al ser derrotados por nosotros.
Abrí los ojos, estos ardían, estaba totalmente dispuesto a cumplir nuestras aspiraciones, no solo por mí, o los chocolateros, solo por esa oportunidad que todo el mundo debía tener, la libertad. Saqué de mi bolsillo un pequeño catalejo, podía verlos, los barcos de aquellos que ahora eran nuestros aliados, no pude evitar sonreír, esta batalla estaba ganada. El viento ondeaba con fuerza nuestras banderas, nosotros orgullos y decididos a cualquier cosa, al fondo, ya podía divisarse, aunque fuese poco, aquella bandera blanca con el símbolo de la justicia, mi reacción ante esto, fue relamerme, estaba deseando destruir todo.
Ahora que estábamos tan cerca, era hora de prepararlo todo, entré a mi camarote que estaba situado a mis pies y agarré aquella barra de Kairosheki con forma de llave, sonreí levemente y me la colgué en la espalda, después salté por la ventana. Caí en medio de la cubierta, y me dirigí hacia el timón, era el único capad de manejar el barco en aquella tripulación, bueno al menos tenía más funciones que regañar a mis nakamas como superior suyo. Lo mejor era unirse todos los barcos juntos, por lo que llevé el rumbo para acercarnos al barco de los nuevo amanecer, que era el más cercano, cuando llegamos, mis ojos no pudieron creer lo que había visto.
Ante mis ojos, el capitán de los nuevo amanecer, Towers D. Karma, había sido raptado por Sora Natsumi, un marine del escuadrón de Corleone, con el que también teníamos cuentas pendientes. No podía creerlo, se habían esfumado ante mis ojos y no había podido hacer nada, con esto, con Karma como rehén nuestro poder ofensivo se había menguado bastante, ahora, las cosas, bajo mi punto de vista, estaban realmente desequilibradas. Con la ayuda que tendrían de los cazadores y si habían decidido llamar a Baix, realmente nos superaban en potencia, mas aun no estaba todo perdido.
Aun debía varios favores a Karma, aun recordaba nuestro primer encuentro, en aquella mansión cuando luché contra el Shichibukai barba-azul y me tendió la mano cuando estaba a punto de ser derrotado, y por si fuera poco, me invitó a su barco a tomar algo de ron. Si, le debía mucho, por eso, esto no podía quedarse allí, agarré el primer Den Den Mushi y contacté con todos los aliados. En estos momentos tenía que tener cuidado, la rabia podía hacerme destrozar el Den Den Mushi y sería difícil trazar un plan sin comunicación.
-¡A todos los barcos!- Grité seriamente y enfurecido mientras agarraba con fuerza el DDM.- ¡Han capturado a Towers D. Karma, la lucha será mucho más difícil, pero tenemos una motivación más! ¡Sacarlo con vida de allí! Espero una estrategia señores.- Dije terminando y dejando el DDM en una mesa.
Tras esto, tomé la iniciativa, y plantándonos a escasos metros de la isla judicial, sonreí y di la orden a Sami de que comenzase a lanzar cañonazos a la alambrada, para así abrir un camino, por el cual pasaríamos todos los piratas. Esta era mi jugada, ahora solo quedaba ver cual era la respuesta de la marina, y de mis aliados.
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Legim: Corleone... se avecina una gran batalla para nuestra flota... ¿Unas palabras para animar a los Golden eaDrms?
-Vaya, hacia tiempo que no escuchaba ese nombre... - Dije entre bostezos producidos por el mal sueño y la resaca -
No había dormido bien esa noche, algo me inquietaba... Miré un momento al techo, relajando un cuello agarrotado por la mala postura en la que intenté dormir anoche.
Estaba muy tranquila entonces, ni un pájaro en el cielo... ni un rey marino en el océano, ni una gota de sake en mi calabaza...
Volví a reincorporar la cabeza para seguir la conversación de la reunión que confirmaba mis nervios nocturnos. Mis compañeros sabían que en mi estado acutal no debían hablarme mucho pues me irritaba.
¿Guerra?, ¿Piratas?... ¿Queda más sake?, ¿habrá mas..?-
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Legim me guiñó el ojo y cogió un den-den-mushi.
-Esto va a empezar. Me pido primer
Pasó unas horas, yo ya estaba con mi calabaza llena de sake otra vez, no puedo luchar sin sake. De los nervios previos al asunto de esta batalla épica, que marcaría un antes y un después en la historia, como lo sucedido en Impel Down aquella vez...
- Pensé mientras sonreía a Corleone -
Decidí beber un poco de sake, para ir calentando el cuerpo y que no me pillase desprevenido nada y, mientras abría y levantaba la calabaza...
-BOOOM-
-¡¡¡¡ME CAGO EN LA P....!!!!
Me caí de la silla de espaldas calleándose todo el sake encima de mi, sería el paraíso si no fuese a causa de un susto.
-Pero que cojones...
Mientras me levantaba y secaba toda mi ropa, mis copñaeros Asensi, Corleone y Legim seguían dando imagen de tipos duros y serios.
Unos minutos después, me reincorporé por segunda vez a la conversación.
-Hola Sora, nos traes un regalito ¿eh?
Legim: ¿Qué hacemos ante el ataque y qué hacemos con esta joyita que nos trajo la gallina?
Escuché aquella interesante pregunta que Legim hizo a los superiores se me herizó la piel...
Legim: Corleone... se avecina una gran batalla para nuestra flota... ¿Unas palabras para animar a los Golden eaDrms?
-Vaya, hacia tiempo que no escuchaba ese nombre... - Dije entre bostezos producidos por el mal sueño y la resaca -
No había dormido bien esa noche, algo me inquietaba... Miré un momento al techo, relajando un cuello agarrotado por la mala postura en la que intenté dormir anoche.
Estaba muy tranquila entonces, ni un pájaro en el cielo... ni un rey marino en el océano, ni una gota de sake en mi calabaza...
Volví a reincorporar la cabeza para seguir la conversación de la reunión que confirmaba mis nervios nocturnos. Mis compañeros sabían que en mi estado acutal no debían hablarme mucho pues me irritaba.
¿Guerra?, ¿Piratas?... ¿Queda más sake?, ¿habrá mas..?-
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando Legim me guiñó el ojo y cogió un den-den-mushi.
-Esto va a empezar. Me pido primer
Pasó unas horas, yo ya estaba con mi calabaza llena de sake otra vez, no puedo luchar sin sake. De los nervios previos al asunto de esta batalla épica, que marcaría un antes y un después en la historia, como lo sucedido en Impel Down aquella vez...
- Pensé mientras sonreía a Corleone -
Decidí beber un poco de sake, para ir calentando el cuerpo y que no me pillase desprevenido nada y, mientras abría y levantaba la calabaza...
-BOOOM-
-¡¡¡¡ME CAGO EN LA P....!!!!
Me caí de la silla de espaldas calleándose todo el sake encima de mi, sería el paraíso si no fuese a causa de un susto.
-Pero que cojones...
Mientras me levantaba y secaba toda mi ropa, mis copñaeros Asensi, Corleone y Legim seguían dando imagen de tipos duros y serios.
Unos minutos después, me reincorporé por segunda vez a la conversación.
-Hola Sora, nos traes un regalito ¿eh?
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Me encontraba sobre los railes del trén rumbo Enies Lobby utilizando los diales para desplazarme sobre ellos a gran velocidad.
Hace apróximadamente una hora me encontraba en Water 7 ya que me quedaba cerca del Archipiélago Shabondy(también dicho Sabaody) al que me dirigía para asustar a cualquier pirata incauto que se encuentre pero recibí una inesperada noticia a através del Den Den Mushi facilitado por la Marina: el legendario Towers D. Karma había sido capturado y se encontraba en Enies Lobby. Sin duda anulé mis planes de ir al archipiélago y me dirigí directamente hasta la estación de tren.
Sin embargo, la marina ya había dado órdenes de movilización por lo que vi como varios agentes de la marina bajaban antes de mi hacia la estación de tren ya que los altos cargos de ésta decidieron parar los normales viajes del tren a aquellos trenes que viajen directamente o que haga escala en Enies Lobby con la intención de no volver a repetir acontecimientos pasados.
Sabía que los agentes no me dejarían pasar, aunque eran novatos no sabian distinguir a los que estaban superior a ellos... y menos con las ropas que llevo. Parece que si no te pones traje no saben respetarte.
- Lo siento señor, coger el tren está prohibido para todo aquel no relacionado con la marina.-dijo un soldado de la marina amablemente, mientras el resto se colocaba delante de las puertas para que nadie pudiera pasar-.
Sin siquiera mirarle saqué mi patente de corso y se lo puse en la cara.
- Si no quieres un problema, dejame pasar -dije friamente-.
Sin duda, me dejaron pasar pero una vez ya estaba cerca del tren gritaron detrás mia con tono de miedo.
- Lo siento señor, pero tenémos órdenes de que no salga ningún tren de aqui...
Sin girarme ni responderme seguí caminando hasta varios metros por delante de la cabina del trén, encendí los diales de viento, salté a la via y me propulsé en dirección Enies Lobby. Durante el camino cogí mi Den Den Mushi y llamé a la central de Enies Lobby.
- Aqui Baix. Confirmo mi asistencia en Enies Lobby por el asunto de Towers D. Karma. En 20 minutos estaré en la puerta principal. Cambio y corto.
Hace apróximadamente una hora me encontraba en Water 7 ya que me quedaba cerca del Archipiélago Shabondy(también dicho Sabaody) al que me dirigía para asustar a cualquier pirata incauto que se encuentre pero recibí una inesperada noticia a através del Den Den Mushi facilitado por la Marina: el legendario Towers D. Karma había sido capturado y se encontraba en Enies Lobby. Sin duda anulé mis planes de ir al archipiélago y me dirigí directamente hasta la estación de tren.
Sin embargo, la marina ya había dado órdenes de movilización por lo que vi como varios agentes de la marina bajaban antes de mi hacia la estación de tren ya que los altos cargos de ésta decidieron parar los normales viajes del tren a aquellos trenes que viajen directamente o que haga escala en Enies Lobby con la intención de no volver a repetir acontecimientos pasados.
Sabía que los agentes no me dejarían pasar, aunque eran novatos no sabian distinguir a los que estaban superior a ellos... y menos con las ropas que llevo. Parece que si no te pones traje no saben respetarte.
- Lo siento señor, coger el tren está prohibido para todo aquel no relacionado con la marina.-dijo un soldado de la marina amablemente, mientras el resto se colocaba delante de las puertas para que nadie pudiera pasar-.
Sin siquiera mirarle saqué mi patente de corso y se lo puse en la cara.
- Si no quieres un problema, dejame pasar -dije friamente-.
Sin duda, me dejaron pasar pero una vez ya estaba cerca del tren gritaron detrás mia con tono de miedo.
- Lo siento señor, pero tenémos órdenes de que no salga ningún tren de aqui...
Sin girarme ni responderme seguí caminando hasta varios metros por delante de la cabina del trén, encendí los diales de viento, salté a la via y me propulsé en dirección Enies Lobby. Durante el camino cogí mi Den Den Mushi y llamé a la central de Enies Lobby.
- Aqui Baix. Confirmo mi asistencia en Enies Lobby por el asunto de Towers D. Karma. En 20 minutos estaré en la puerta principal. Cambio y corto.
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En mi camarote tumbado leyendo el diario de abordo de dos tripulaciones y recordando viejas batallas. Justo leyendo la parte en la que dos grandes capitanes se unieron bajo la misma bandera tras la lucha de la libertad. Ese gran momento cuando comencé a formar parte de los piratas del Nuevo Amanecer. Los Cold Bears fusionamos nuestras fuerzas tras un gran hombre. Nunca quise llamarle capitán y el lo acepto. Permitió que fuera en su barco, con su tripulación un igual. Y fue eso lo que me hizo verlo como alguien por encima de todos aquellos que nos encontrábamos en este ancho mar.
Ahora, aun sin faltar a su palabra de ser ambos capitanes, prefería ser su segundo de abordo. Ser la mano colmillada de aquel muchacho. Grandes momentos en mi corazón vividos hay en estos dos libros.
De repente note como sonaba una especie de aleteo rápido que se acercaba al barco y soltando los cuadernos con cuidado sobre mi cama me levante raudo y me puse las botas. Subí corriendo las escaleras y cuando llegue la furia corrió por mi sangre al ver como un miserable y a traición se llevaba a aquel muchacho al que entregue mi vida. Corrí hacia ellos mientras me transformaba en mi forma completa y salte en el ultimo momento dando una dentellada que rozo la bota de Karma, pero no logre alcanzarle.
"¡¡DEVUÉLVEMELO!! ¡¡¡SUCIO MISERABLE. AUNQUE SEA LO ULTIMO QUE HAGA TE COGERÉ Y TE TORTURARE TANTO QUE ME PEDIRÁS TU MUERTE, PERO NO TE LA DARÉ!!!"
Mire con odio el cielo mientras se convertían en una pequeña mancha debido a mi pequeña ceguera, pero aun seguía oliéndolos y eso me guiaría hasta ellos. Rugí con tanta fuerza y rabia que resonaría como mil rayos en el mar escuchándolo todo el mundo.
Los que me conocían ya sabían que eso solo significaba una cosa. Alguien había enfadado al oso, y eso no era una buena idea. Hasta algunos marines lo sabían con claridad.
"CHICOS... ES HORA DE CREAR UN INFIERNO. NO OS ALIMENTÉIS DEMASIADO. HOY CENAREMOS SANGRE DE OFICIAL"
Grite a mis hombres con una mirada realmente aterradora y me gire a coger el timón. Mi olor nos llevaría justo al punto donde estaba nuestro querido capitán.
De repente sonó el DDM. Se escucho por todo el barco el mensaje que daban los piratas de chocolate y de repente sus cañones tronando. Eso me hizo sonreír y pensar que puede que no fuera un ataque kamikaze al fin y al cabo.
Ahora, aun sin faltar a su palabra de ser ambos capitanes, prefería ser su segundo de abordo. Ser la mano colmillada de aquel muchacho. Grandes momentos en mi corazón vividos hay en estos dos libros.
De repente note como sonaba una especie de aleteo rápido que se acercaba al barco y soltando los cuadernos con cuidado sobre mi cama me levante raudo y me puse las botas. Subí corriendo las escaleras y cuando llegue la furia corrió por mi sangre al ver como un miserable y a traición se llevaba a aquel muchacho al que entregue mi vida. Corrí hacia ellos mientras me transformaba en mi forma completa y salte en el ultimo momento dando una dentellada que rozo la bota de Karma, pero no logre alcanzarle.
"¡¡DEVUÉLVEMELO!! ¡¡¡SUCIO MISERABLE. AUNQUE SEA LO ULTIMO QUE HAGA TE COGERÉ Y TE TORTURARE TANTO QUE ME PEDIRÁS TU MUERTE, PERO NO TE LA DARÉ!!!"
Mire con odio el cielo mientras se convertían en una pequeña mancha debido a mi pequeña ceguera, pero aun seguía oliéndolos y eso me guiaría hasta ellos. Rugí con tanta fuerza y rabia que resonaría como mil rayos en el mar escuchándolo todo el mundo.
- Rugido:
- En el 1min 6seg
Los que me conocían ya sabían que eso solo significaba una cosa. Alguien había enfadado al oso, y eso no era una buena idea. Hasta algunos marines lo sabían con claridad.
"CHICOS... ES HORA DE CREAR UN INFIERNO. NO OS ALIMENTÉIS DEMASIADO. HOY CENAREMOS SANGRE DE OFICIAL"
Grite a mis hombres con una mirada realmente aterradora y me gire a coger el timón. Mi olor nos llevaría justo al punto donde estaba nuestro querido capitán.
De repente sonó el DDM. Se escucho por todo el barco el mensaje que daban los piratas de chocolate y de repente sus cañones tronando. Eso me hizo sonreír y pensar que puede que no fuera un ataque kamikaze al fin y al cabo.
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Tras la reunión con Asensi y Legim en el despacho dispuesto para este tipo de acontecimientos, tocaba moverse más rapido de lo esperado en un principio pues el siempre escurridizo y problematico Xavier Foster habia interrumpido la reunion y ahora conocia información vital que provocaria la llegada de multitud de piratas y demás mercenarios... Karma D. Towers habia sido capturado para su ejecución.
Se trataba de un mito de la pirateria y los 7 mares, por lo que sus nakamas, aliados y demas piratas que le guardaran respeto o admiración se matarian por salvar a esta leyenda.
- Legim, pon a Karma en una de las zonas de prision mejor vigiladas y de más dificil acceso. No podemos correr riesgos. Una vez este en la celda, asigna a unos 5 hombres y un capitan su vigilancia.
- Sora, vuela hasta la puerta principal, que la cierren y no abran bajo ningun concepto, sin antes preguntar y recibir aprobación mia o de Asensi. Baix ya ha respondido a nuestra llamada y en breves momentos llegará a la entrada. Ambos cojer un grupo de hombres expertos y algunos soldados y patrullar las inmediaciones de la entrada. Conformareis la primera linea de defensa, no os hagais los heroes, si lo veis mal recular hasta la primera plaza y cerrar su avance con tiradores y emboscadas.
Haruto, hermano, cuando dejes de tirarte de la silla y de emborracharte. Es decir, cuando estés a tono para lo que viene, accede a la sala de maquinas y con mi clave de acceso, cierra todas las puertas de la justicia, levanta los puentes de acceso a la zona de oficinas y da la señal de alerta maxima a Marineford, que manden soldados y esten preparados por si necesitamos cualquier cosa, que no descarten siquiera una posible Buster Call, hundiré esta isla antes de verla bajo una bandera negra.
Legim, Sora, Haruto... señores, hermanos.. hacia bastante tiempo que no rockanrolleabamos todos juntos. Sabeís que somos los mejores, no por que yo lo diga, ni por que tengamos el pecho lleno de medallas y ademas tengamos cajas en casa con las repetidas o menos bonitas, sino porque la historia se escribe con nuestros nombres y nuestra fue una gran parte de ella. Durante nuestro reinado en la Marina, la pirateria sufrio una depresión. Creo es momento de dar un último conciertazo, pero eh va a ser muy duro y lo sabeis, aunque podeis no os confieis de nada ni nadie.
Y ahora cada uno a lo suyo y a matar o morir, no queda otra, mañana seremos los que hicieron la mayor gesta de la Marina o los que murieron por mantener los principios de la misma, seremos heroes de una u otra forma, no admito otra designación. Somos la vieja escuela, y no hay escuela como la vieja escuela y nosotros somos sus putos directores. Si lo vemos mal levantamos la mano, utilizamos el Den Den Mushi y acude un compañero!
Señores, somos Gold Dreams, el sueño dorado del mundo que protegemos! A MATAR O MORIR HIJ0S DE PUTA!
Se trataba de un mito de la pirateria y los 7 mares, por lo que sus nakamas, aliados y demas piratas que le guardaran respeto o admiración se matarian por salvar a esta leyenda.
- Legim, pon a Karma en una de las zonas de prision mejor vigiladas y de más dificil acceso. No podemos correr riesgos. Una vez este en la celda, asigna a unos 5 hombres y un capitan su vigilancia.
- Sora, vuela hasta la puerta principal, que la cierren y no abran bajo ningun concepto, sin antes preguntar y recibir aprobación mia o de Asensi. Baix ya ha respondido a nuestra llamada y en breves momentos llegará a la entrada. Ambos cojer un grupo de hombres expertos y algunos soldados y patrullar las inmediaciones de la entrada. Conformareis la primera linea de defensa, no os hagais los heroes, si lo veis mal recular hasta la primera plaza y cerrar su avance con tiradores y emboscadas.
Haruto, hermano, cuando dejes de tirarte de la silla y de emborracharte. Es decir, cuando estés a tono para lo que viene, accede a la sala de maquinas y con mi clave de acceso, cierra todas las puertas de la justicia, levanta los puentes de acceso a la zona de oficinas y da la señal de alerta maxima a Marineford, que manden soldados y esten preparados por si necesitamos cualquier cosa, que no descarten siquiera una posible Buster Call, hundiré esta isla antes de verla bajo una bandera negra.
Legim, Sora, Haruto... señores, hermanos.. hacia bastante tiempo que no rockanrolleabamos todos juntos. Sabeís que somos los mejores, no por que yo lo diga, ni por que tengamos el pecho lleno de medallas y ademas tengamos cajas en casa con las repetidas o menos bonitas, sino porque la historia se escribe con nuestros nombres y nuestra fue una gran parte de ella. Durante nuestro reinado en la Marina, la pirateria sufrio una depresión. Creo es momento de dar un último conciertazo, pero eh va a ser muy duro y lo sabeis, aunque podeis no os confieis de nada ni nadie.
Y ahora cada uno a lo suyo y a matar o morir, no queda otra, mañana seremos los que hicieron la mayor gesta de la Marina o los que murieron por mantener los principios de la misma, seremos heroes de una u otra forma, no admito otra designación. Somos la vieja escuela, y no hay escuela como la vieja escuela y nosotros somos sus putos directores. Si lo vemos mal levantamos la mano, utilizamos el Den Den Mushi y acude un compañero!
Señores, somos Gold Dreams, el sueño dorado del mundo que protegemos! A MATAR O MORIR HIJ0S DE PUTA!
Xavier Pirata
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Akuma no mi
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Joder que incomodo se esta aquí, sin nada mas que escuchar a estos sucios marines.... Con lo a gusto que estaría yo en un barco con unas deliciosas botellas bien llenas y una rubia sobre el regazo, pero no me tenia que tocar a mi colarme en el barco a ver que se cocía dentro.... No dejaba de pensar en esa posibilidad mientras al otro lado de la pared algunos de los mas grandes marines estaba reunidos.
¡¡CRASSSHH!!
De golpe de la pared del cuarto donde están reunidos los marines se abre un boquete y sale una mano que me coge de la ropa, y se ve la expresión de triunfo del pajarraco de Legan.
En esa situación no puedo hacer otra cosa que desaparecer de allí. Concentradome en un segundo en la posición del pirata Argon D. Eon desaparezco de allí, eso si con un bonito agujero en mi ropa. Ese maldito Legim, ya me encargare de que me pague mi ropa nueva, que a medida como la pido no es nada barata como para que venga un triste marine a rompérmela.
Tras aparecer en la cubierta del barco, me acerque al puente y mire al rededor hasta localizar a Eon, para contarle lo poco que había escuchado antes de que los marines se enterasen de mi presencia.
¡¡CRASSSHH!!
De golpe de la pared del cuarto donde están reunidos los marines se abre un boquete y sale una mano que me coge de la ropa, y se ve la expresión de triunfo del pajarraco de Legan.
En esa situación no puedo hacer otra cosa que desaparecer de allí. Concentradome en un segundo en la posición del pirata Argon D. Eon desaparezco de allí, eso si con un bonito agujero en mi ropa. Ese maldito Legim, ya me encargare de que me pague mi ropa nueva, que a medida como la pido no es nada barata como para que venga un triste marine a rompérmela.
Tras aparecer en la cubierta del barco, me acerque al puente y mire al rededor hasta localizar a Eon, para contarle lo poco que había escuchado antes de que los marines se enterasen de mi presencia.
Sami
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Akuma no mi
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Era una tarde tranquila, más el viento soplaba debilmente, moviendo mis cabellos y haciendo que el humo de mi cigarrillo acariciase mi rostro. Entre las nubes, un devil rayo de Sol se reflejaba en el agua, dandome su reflejo en los ojos, haciendome cerrarlos levemente mientras escuchaba cada palabra de Eon.
Según tenía entendido nos dirigíamos hacia Enies Lobby, la isla de la justicia. A mi mente no hacian más que llegar imagenes de la destrucción de la aquella isla, la destrucción de la marina, piedras cayendo al suelo mientras el estruendo de mis gritos de furia e ira ensordecían a toda la marina, mi rostro lleno de salpicaduras de sangre de aquellos que peleaban contra la libertad de los piratas, no podía evitar sentirme ansioso por esa sensación de sentir la sangre en mi rostro, no pude evitar esbozar una sonrisa por esa satisfacción que me daba el simple echo de pensarlo.
De repente un estruendo me asustó, un golpe resonó por toda la cubierta, sin lugar a dudas, Eon, estaba haciendo alguna de las suyas. Lentamente, fuí caminando hacia el timón, viendo como Eon se encontraba allí, acercandose hacia el barco de los piratas del nuevo amanecer.
-Eon, ¿alguna orden para mi?Dije esperando ansioso su respuesta, pero antes de que pudiese si quiera contestarme, una sorpresa sucumbió mi cuerpo, el marine, Sora Natsumi agarró con sus garras a Karma, el capitán del barco al que nos habíamos acercado.
Eon, rapidamente, me ordenó ponerme al mando de los cañones y derribar la alambrada al puro estilo chocolatero, a cañonazos... -A tus ordenes, pero hazme un favor, cuando entremos, dejenme ocuparme de Sora con mis propias manos, hay asuntos que quiero resolver con el.
Según tenía entendido nos dirigíamos hacia Enies Lobby, la isla de la justicia. A mi mente no hacian más que llegar imagenes de la destrucción de la aquella isla, la destrucción de la marina, piedras cayendo al suelo mientras el estruendo de mis gritos de furia e ira ensordecían a toda la marina, mi rostro lleno de salpicaduras de sangre de aquellos que peleaban contra la libertad de los piratas, no podía evitar sentirme ansioso por esa sensación de sentir la sangre en mi rostro, no pude evitar esbozar una sonrisa por esa satisfacción que me daba el simple echo de pensarlo.
De repente un estruendo me asustó, un golpe resonó por toda la cubierta, sin lugar a dudas, Eon, estaba haciendo alguna de las suyas. Lentamente, fuí caminando hacia el timón, viendo como Eon se encontraba allí, acercandose hacia el barco de los piratas del nuevo amanecer.
-Eon, ¿alguna orden para mi?Dije esperando ansioso su respuesta, pero antes de que pudiese si quiera contestarme, una sorpresa sucumbió mi cuerpo, el marine, Sora Natsumi agarró con sus garras a Karma, el capitán del barco al que nos habíamos acercado.
Eon, rapidamente, me ordenó ponerme al mando de los cañones y derribar la alambrada al puro estilo chocolatero, a cañonazos... -A tus ordenes, pero hazme un favor, cuando entremos, dejenme ocuparme de Sora con mis propias manos, hay asuntos que quiero resolver con el.
romaniko123
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-Veo que sigues siendo tan directo como siempre, hermano, esperemos que la hora de las hostias no seas tan rápido.
Oído cocina.
Con unas ordenes ya en la cabeza y, sin mediar más palabras, me fuí de aquella habitación tan intimidante, pues ahí, entre esas 4 paredes, se cocía uno de los mejores planes jamás realizado...
Antes de irme, sol asentí con la cabeza mirando a Legim y al jefazo y, sin más, me fuí
Me puse uno de mis paraguas en el hombro derecho, listo para la guerra y sediento de sangre...
Salí de aquella habitación, rumbo a la sala de máquinas...
Oído cocina.
Con unas ordenes ya en la cabeza y, sin mediar más palabras, me fuí de aquella habitación tan intimidante, pues ahí, entre esas 4 paredes, se cocía uno de los mejores planes jamás realizado...
Antes de irme, sol asentí con la cabeza mirando a Legim y al jefazo y, sin más, me fuí
Me puse uno de mis paraguas en el hombro derecho, listo para la guerra y sediento de sangre...
Salí de aquella habitación, rumbo a la sala de máquinas...
Lykanrock94
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Entré a toda ostia por el ventanal, con Towers D Karma en mis garras. Puse las esposas de Kairoseki al Yonkou a regañadientes por lo que me había dicho legim:
- Lechuza barata?? Luego ajustaremos cuentas tu y yo.
Al poco rato Corleone empezó a dar isntrtuciones de hacia donde deberíamos de ir.
- Sora, vuela hasta la puerta principal, que la cierren y no abran bajo ningun concepto, sin antes preguntar y recibir aprobación mia o de Asensi. Baix ya ha respondido a nuestra llamada y en breves momentos llegará a la entrada. Ambos cojer un grupo de hombres expertos y algunos soldados y patrullar las inmediaciones de la entrada. Conformareis la primera linea de defensa, no os hagáis los héroes, si lo veis mal recular hasta la primera plaza y cerrar su avance con tiradores y emboscadas.
En cuanto acabó de decir eso, me puse firme y dije:
- Señor si señor.
Me fui por el ventanal por el que había entrado y baje a toda velocidad hacia donde estaban todos los marines formando. Una vez llegué, en mi forma completa les dije:
- Al habla Sora Natsumi, que vengan conmigo soldados y hombres expertos en lucha, iremos a la puerta principal. Rápido, subiros encima mio, ¡no tenemos todo el día!
Dicho y hecho, lo hicieron y nos dirigimos a toda ostia hacia la puerta principal de Ennies Lobby. Allí nos esperaría el Shichibukai Baix Duncan, sin duda un gran apoyo para esta guerra. Nos dirigíamos a toda ostia hacia la puerta principal, llegaríamos en nada porque estabamos casi muy cerca de ella.
- Lechuza barata?? Luego ajustaremos cuentas tu y yo.
Al poco rato Corleone empezó a dar isntrtuciones de hacia donde deberíamos de ir.
- Sora, vuela hasta la puerta principal, que la cierren y no abran bajo ningun concepto, sin antes preguntar y recibir aprobación mia o de Asensi. Baix ya ha respondido a nuestra llamada y en breves momentos llegará a la entrada. Ambos cojer un grupo de hombres expertos y algunos soldados y patrullar las inmediaciones de la entrada. Conformareis la primera linea de defensa, no os hagáis los héroes, si lo veis mal recular hasta la primera plaza y cerrar su avance con tiradores y emboscadas.
En cuanto acabó de decir eso, me puse firme y dije:
- Señor si señor.
Me fui por el ventanal por el que había entrado y baje a toda velocidad hacia donde estaban todos los marines formando. Una vez llegué, en mi forma completa les dije:
- Al habla Sora Natsumi, que vengan conmigo soldados y hombres expertos en lucha, iremos a la puerta principal. Rápido, subiros encima mio, ¡no tenemos todo el día!
Dicho y hecho, lo hicieron y nos dirigimos a toda ostia hacia la puerta principal de Ennies Lobby. Allí nos esperaría el Shichibukai Baix Duncan, sin duda un gran apoyo para esta guerra. Nos dirigíamos a toda ostia hacia la puerta principal, llegaríamos en nada porque estabamos casi muy cerca de ella.
Sandor
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Akuma no mi
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Y ahí estaba yo, en proa, mirando al frente, con el cuello alto y la espalda ancha. La brisa empezaba a dejar de ser marina por culpa de unas construcciones que se alzaban por delante, pero mi aliento joven aliñado con el alcohol olía a verdadero pirata. A un pirata hambriento que había dejado de comer los dos días de antes para tener todos sus instintos de cazador a la máxima potencia cuando llegase la batalla. Incluso un poco de dentelladas no le harán mal a nadie más que a quien se lo merezca.
Y ahí estaban, mis camaradas de Nibelung... o lo que quedaba de ellos, que poco a poco iban desapareciendo y dejaban de existir, a tal provecho de la suerte que no me quedaba más remedio que enjuagar mis lágrimas con más agua salada, la que me devuelve la vida y la que debiera de devolvérsela a todo el mundo.
Pero no era tonto, no iba yo solo a Ennies Lobby a enfrentarme plenamente contra los miembros más poderosos de la marina y el gobierno mundial. Si bien ellos saben que les podría hacer frente, también deberían saber que acabarían ganando la batalla. Es algo que no podrán comprobar, porque alrededor mío se encuentran los barcos de las bandas piratas más poderosas aliadas, contra la muerte. Los Piratas de chocolate, los Piratas del nuevo amanecer y los Piratas de Nibelung blandíamos la misma espada, y conscientes de lo que se avecinaba, decidimos no amedrentarnos y mandar al infierno a todo aquel que quisiera frenarnos.
No, no éramos tontos, y nos íbamos a comer esa roca flotante.
Fue entonces cuando un marine volador fue al barco que más destacaba por la existencia de un gigante en él. Se llevaban al capitán de los Piratas del Nuevo Amanecer, Towers D. Karma. Mal por nosotros, bien por los marines. Miraba con ojos serenos aquel acontecimiento que podía ser más que crucial para todo ser vivo en el mundo, mintiendo a todo aquel que me mirase a la cara en busca de conocer mis pensamientos furiosos. Pero la ira no debía cegarme hasta estar dentro del fragor de la batalla. Eso sería caer en la trampa, y aún tendríamos menos posibilidades de victoria.
Los piratas de chocolate abrieron a fuerza de cañones un agujero en la alambrada. Dando saltos de barco en barco, llegué al suyo y, sin mirarles, dije - Gracias - Y desde él salté hacia el suelo, que estaba lleno soldados marines lo suficientemente débiles como para derrotarles sin esfuerzo. En el aire saqué una de mis espadas y lancé un tajo rápido, que bastó para hacerles caer a todos ellos y que no molestasen al resto de piratas.
Llegué al suelo de aquel sitio y, sin poder sonreir, me di la vuelta y miré a todo el mundo. Levanté la mano derecha, con mi espada desenfundada, y grité, con todas mis fuerzas.
- ¡COMPAÑEROS! ¡Todos hemos tenido nuestras diferencias a lo largo del tiempo, todos hemos matado a muchos y perdido a otros, todos hemos perseguido nuestros objetivos y sueños hasta el final, todos hemos hecho un largo camino incesante buscando la libertad! ¡Y es todo eso lo que nos ha TRAIDO HASTA AQUÍ! ¡Hoy, nos enfrentamos de golpe contra todos los obstáculos de nuestra vida, los malos recuerdos, las malas experiencias, nuestras derrotas! ¡PERO NO OS ACOBARDÉIS! ¡Es hoy, en el que nuestras vidas cobran sentido! ¡Es ahora cuando tenemos que realmente estamos a la altura de nuestros sueños! ¡Es en este momento en el que escogemos VIVIR, o MORIR! ¡COMPAÑEROS, MIRAOS AL ESPEJO! ¡Vuestro enemigo es el mundo, Y NO VAIS A PERDER!
Con lágrimas en los ojos volteé para mirar la puerta. La señalé con la espada, dando la orden a mi barco de disparar contra ella, al mismo tiempo que lanzaba otro tajo, esta vez más potente, en vertical, para derribarla.
Hecho, envainé y saqué una bandera pirata, una Jolly Roger sin ningún detalle que nos designaba a todos nosotros, y la dejé ondeante al viento, y miré al cielo.
- ¡¡¡¡¡Para matarnos a uno, TENDRÁN QUE MATARNOS A TODOS!!!!!
Y ahí estaban, mis camaradas de Nibelung... o lo que quedaba de ellos, que poco a poco iban desapareciendo y dejaban de existir, a tal provecho de la suerte que no me quedaba más remedio que enjuagar mis lágrimas con más agua salada, la que me devuelve la vida y la que debiera de devolvérsela a todo el mundo.
Pero no era tonto, no iba yo solo a Ennies Lobby a enfrentarme plenamente contra los miembros más poderosos de la marina y el gobierno mundial. Si bien ellos saben que les podría hacer frente, también deberían saber que acabarían ganando la batalla. Es algo que no podrán comprobar, porque alrededor mío se encuentran los barcos de las bandas piratas más poderosas aliadas, contra la muerte. Los Piratas de chocolate, los Piratas del nuevo amanecer y los Piratas de Nibelung blandíamos la misma espada, y conscientes de lo que se avecinaba, decidimos no amedrentarnos y mandar al infierno a todo aquel que quisiera frenarnos.
No, no éramos tontos, y nos íbamos a comer esa roca flotante.
Fue entonces cuando un marine volador fue al barco que más destacaba por la existencia de un gigante en él. Se llevaban al capitán de los Piratas del Nuevo Amanecer, Towers D. Karma. Mal por nosotros, bien por los marines. Miraba con ojos serenos aquel acontecimiento que podía ser más que crucial para todo ser vivo en el mundo, mintiendo a todo aquel que me mirase a la cara en busca de conocer mis pensamientos furiosos. Pero la ira no debía cegarme hasta estar dentro del fragor de la batalla. Eso sería caer en la trampa, y aún tendríamos menos posibilidades de victoria.
Los piratas de chocolate abrieron a fuerza de cañones un agujero en la alambrada. Dando saltos de barco en barco, llegué al suyo y, sin mirarles, dije - Gracias - Y desde él salté hacia el suelo, que estaba lleno soldados marines lo suficientemente débiles como para derrotarles sin esfuerzo. En el aire saqué una de mis espadas y lancé un tajo rápido, que bastó para hacerles caer a todos ellos y que no molestasen al resto de piratas.
Llegué al suelo de aquel sitio y, sin poder sonreir, me di la vuelta y miré a todo el mundo. Levanté la mano derecha, con mi espada desenfundada, y grité, con todas mis fuerzas.
- ¡COMPAÑEROS! ¡Todos hemos tenido nuestras diferencias a lo largo del tiempo, todos hemos matado a muchos y perdido a otros, todos hemos perseguido nuestros objetivos y sueños hasta el final, todos hemos hecho un largo camino incesante buscando la libertad! ¡Y es todo eso lo que nos ha TRAIDO HASTA AQUÍ! ¡Hoy, nos enfrentamos de golpe contra todos los obstáculos de nuestra vida, los malos recuerdos, las malas experiencias, nuestras derrotas! ¡PERO NO OS ACOBARDÉIS! ¡Es hoy, en el que nuestras vidas cobran sentido! ¡Es ahora cuando tenemos que realmente estamos a la altura de nuestros sueños! ¡Es en este momento en el que escogemos VIVIR, o MORIR! ¡COMPAÑEROS, MIRAOS AL ESPEJO! ¡Vuestro enemigo es el mundo, Y NO VAIS A PERDER!
Con lágrimas en los ojos volteé para mirar la puerta. La señalé con la espada, dando la orden a mi barco de disparar contra ella, al mismo tiempo que lanzaba otro tajo, esta vez más potente, en vertical, para derribarla.
Hecho, envainé y saqué una bandera pirata, una Jolly Roger sin ningún detalle que nos designaba a todos nosotros, y la dejé ondeante al viento, y miré al cielo.
- ¡¡¡¡¡Para matarnos a uno, TENDRÁN QUE MATARNOS A TODOS!!!!!
Blacky
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En ese preciso momento mi cuerpo estaba ahí tirado sobre la cama que ocupaba gran parte de mi camarote, durmiendo. Me desperté pensando que este sería un dia como muchos otros, no aburrido, pero emocionante tampoco ni mucho menos. Aun despierto, seguía tumbado en el catre con la mente en blanco y los ojos achinados y legañosos cuando sonó ese peculiar zumbido que caracterizaba nuestros cañones desengrasados, acompañado de un ligero temblor del barco y la posterior explosión que había producido la bala.-Pobre del personajillo al que fuera destinada esa bala.- Pensé sonriendo. Aún así después de la tremenda explosión y extruendoso sonido yo seguía impávido sabíendo en que esto era el pan nuestro de cada día y seguramente el artífice de esto sería Byron que se picaba a la mas mínima.
Cuando salí del cama ví todo el panorama aún con la mirada nublada aunque poco a poco fui viendo con normalidad. Ahí estaba el picao de Byron que en efecto había sido el causante de dicha explosión. Cuando vi ese boquete justo en frente nuestra y a algo menos de una centena de marines tirados en el suelo lo recordé, hoy era ese día en el que la historia de los piratas cambiaría, ya fuera para bien o para mal, en cuestión de minutos daría comienzo una batalla de dimensiones épicas.
Me acerqué a Byron para que me pusiera al tanto de lo ocurrido mientrás dormía. Sami estaba con él, asi que ya estabamos juntos, el trío de piratas que más estragos había causado en todo la historia de Ennies Loby, junto con otras tripulaciones piratas como los del Nuevo amanecer o los Nibelung, cuyo capitán se encontraba al frente de nuestra vista, con una de sus espadas desenfundadas, seguramente fuera él el motivo de aquellos cadáveres de marines que yacían en el asfalto.
Cuando salí del cama ví todo el panorama aún con la mirada nublada aunque poco a poco fui viendo con normalidad. Ahí estaba el picao de Byron que en efecto había sido el causante de dicha explosión. Cuando vi ese boquete justo en frente nuestra y a algo menos de una centena de marines tirados en el suelo lo recordé, hoy era ese día en el que la historia de los piratas cambiaría, ya fuera para bien o para mal, en cuestión de minutos daría comienzo una batalla de dimensiones épicas.
Me acerqué a Byron para que me pusiera al tanto de lo ocurrido mientrás dormía. Sami estaba con él, asi que ya estabamos juntos, el trío de piratas que más estragos había causado en todo la historia de Ennies Loby, junto con otras tripulaciones piratas como los del Nuevo amanecer o los Nibelung, cuyo capitán se encontraba al frente de nuestra vista, con una de sus espadas desenfundadas, seguramente fuera él el motivo de aquellos cadáveres de marines que yacían en el asfalto.
Legim
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La situación era cada vez más tensa, en el propio ambiente podía olerse, y mis deseos de repartir justicia estaban hirviendo, dejar suelto mi espíritu animal y atacar a todos los sucios piratas que vienen a atacarnos. Sin embargo, mi capitán, Corleone, me acababa de encomendar una misión.
- Legim, pon a Karma en una de las zonas de prisión mejor vigiladas y de más difícil acceso. No podemos correr riesgos. Una vez este en la celda, asigna a unos 5 hombres y un capitán su vigilancia.
Asentí orgulloso nada más escuchar su orden y me puse manos a la obra sin dejar de escuchar lo que tenía que decir al grupo.
- Legim, Sora, Haruto... señores, hermanos.. hacia bastante tiempo que no rockanrolleabamos todos juntos. Sabeís que somos los mejores, no por que yo lo diga, ni por que tengamos el pecho lleno de medallas y ademas tengamos cajas en casa con las repetidas o menos bonitas, sino porque la historia se escribe con nuestros nombres y nuestra fue una gran parte de ella. Durante nuestro reinado en la Marina, la pirateria sufrio una depresión. Creo es momento de dar un último conciertazo, pero eh va a ser muy duro y lo sabeis, aunque podeis no os confieis de nada ni nadie.
Y ahora cada uno a lo suyo y a matar o morir, no queda otra, mañana seremos los que hicieron la mayor gesta de la Marina o los que murieron por mantener los principios de la misma, seremos heroes de una u otra forma, no admito otra designación. Somos la vieja escuela, y no hay escuela como la vieja escuela y nosotros somos sus putos directores. Si lo vemos mal levantamos la mano, utilizamos el Den Den Mushi y acude un compañero!
Señores, somos Gold Dreams, el sueño dorado del mundo que protegemos! A MATAR O MORIR HIJ0S DE PUTA!
Me giré sobre mi mismo tras escuchar las palabras de Corleone con una sonrisa y alzando el puño bien alto.
- ¡¡Si es necesario, moriré por ustedes en nombre de la justicia y la ley!!
Ahora más entusiasmado partí a mi tarea, no sin antes ver como Haruto me miraba diciéndomelo todo con la mirada, y yo le respondí con otra que claramente decía: "Estoy deseando volver a combatir codo con codo contigo amigo."
Sin más preambulos me eché al hombro al debilitado Karma y cargué con él hacia los calabozos, tal y como me indicó el almirante.
Por el camino, un par de recuerdos me vinieron a la mente, los cuales comencé a decir en voz alta para que él prisionero me escuchase.
- ¿Sabes?... Me entristece un poco todo esto... tú fuiste el primero que me dio una soberana paliza... pero no te tengo rencor por ello... más adelante, coincidimos junto a otros piratas y marines en una extraña isla desahabitada... ahí no estaba en horas de servicio, y solo era un hombre que se divertía con otros hombres, en concreto, dos de ellos... Vic y tú... jamás olvidaré esa gran batalla que tuvimos a modo de juego por ser el rey de la roca... me lo pasé bien a decir verdad...
Sabía que él no podría contestarme por el Kairouseki, que solo podría escuchar y nada más... quizás sea por eso que me solté un poco junto a él sin miedo, no quería escuchar ni una palabra suya, ni siquiera mirarle a la cara... me sentía avergonzado, sucio y un traidor al estar llevandolo hasta allí, a la sala donde pasaría las últimas horas antes de morir.
- Lo siento.... buen amigo... definitivamente serás el último juglar... - Dije justo antes de entrar en la gran sala de prisión, junto a varios marines que me miraron exaltados al observar a quién cargaba. - Chicos, espabilar, hoy tenemos trabajo.
- Legim, pon a Karma en una de las zonas de prisión mejor vigiladas y de más difícil acceso. No podemos correr riesgos. Una vez este en la celda, asigna a unos 5 hombres y un capitán su vigilancia.
Asentí orgulloso nada más escuchar su orden y me puse manos a la obra sin dejar de escuchar lo que tenía que decir al grupo.
- Legim, Sora, Haruto... señores, hermanos.. hacia bastante tiempo que no rockanrolleabamos todos juntos. Sabeís que somos los mejores, no por que yo lo diga, ni por que tengamos el pecho lleno de medallas y ademas tengamos cajas en casa con las repetidas o menos bonitas, sino porque la historia se escribe con nuestros nombres y nuestra fue una gran parte de ella. Durante nuestro reinado en la Marina, la pirateria sufrio una depresión. Creo es momento de dar un último conciertazo, pero eh va a ser muy duro y lo sabeis, aunque podeis no os confieis de nada ni nadie.
Y ahora cada uno a lo suyo y a matar o morir, no queda otra, mañana seremos los que hicieron la mayor gesta de la Marina o los que murieron por mantener los principios de la misma, seremos heroes de una u otra forma, no admito otra designación. Somos la vieja escuela, y no hay escuela como la vieja escuela y nosotros somos sus putos directores. Si lo vemos mal levantamos la mano, utilizamos el Den Den Mushi y acude un compañero!
Señores, somos Gold Dreams, el sueño dorado del mundo que protegemos! A MATAR O MORIR HIJ0S DE PUTA!
Me giré sobre mi mismo tras escuchar las palabras de Corleone con una sonrisa y alzando el puño bien alto.
- ¡¡Si es necesario, moriré por ustedes en nombre de la justicia y la ley!!
Ahora más entusiasmado partí a mi tarea, no sin antes ver como Haruto me miraba diciéndomelo todo con la mirada, y yo le respondí con otra que claramente decía: "Estoy deseando volver a combatir codo con codo contigo amigo."
Sin más preambulos me eché al hombro al debilitado Karma y cargué con él hacia los calabozos, tal y como me indicó el almirante.
Por el camino, un par de recuerdos me vinieron a la mente, los cuales comencé a decir en voz alta para que él prisionero me escuchase.
- ¿Sabes?... Me entristece un poco todo esto... tú fuiste el primero que me dio una soberana paliza... pero no te tengo rencor por ello... más adelante, coincidimos junto a otros piratas y marines en una extraña isla desahabitada... ahí no estaba en horas de servicio, y solo era un hombre que se divertía con otros hombres, en concreto, dos de ellos... Vic y tú... jamás olvidaré esa gran batalla que tuvimos a modo de juego por ser el rey de la roca... me lo pasé bien a decir verdad...
Sabía que él no podría contestarme por el Kairouseki, que solo podría escuchar y nada más... quizás sea por eso que me solté un poco junto a él sin miedo, no quería escuchar ni una palabra suya, ni siquiera mirarle a la cara... me sentía avergonzado, sucio y un traidor al estar llevandolo hasta allí, a la sala donde pasaría las últimas horas antes de morir.
- Lo siento.... buen amigo... definitivamente serás el último juglar... - Dije justo antes de entrar en la gran sala de prisión, junto a varios marines que me miraron exaltados al observar a quién cargaba. - Chicos, espabilar, hoy tenemos trabajo.
Misu Shuyutsu
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Akuma no mi
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Brillos por todos lados. El pirata se encontraba cegado por pequeñas briznas metálicas que salían del suelo y reflejaban la luz del sol cegando sus ya molestos ojos. No podía pelear en condiciones por que ya no era capaz de distinguir qué había detrás de las manchas oscuras de sus ojos.
¡Maldito seas! ¡No conseguirás nada así! Aunque ya no me pueda fiar de mis ojos, no conseguirás vencerme con éstos pobres trucos. Me desharé de ti de un solo golpe.
El enorme y musculoso pirata levantó una enorme maza medieval y dejando ver su enorme fuerza física asestó un duro golpe al suelo que hundió la maza hasta la mitad generando una pequeña onda expansiva que por suerte de sus habilidades consiguió aumentarla hasta hacer explotar el aire a su alrededor, levantando el suelo a 15 metros a la redonda y destruyendo todo lo que hubiera dentro de ese rango. Tras acabar el ataque, el pirata jadeante y sudoroso, pudo ver cómo el polvo de su alrededor fue posándose lentamente. Las briznas metálicas que antes le cegaban, ahora aparecían clavadas en los árboles de alrededor del claro en el que se encontraba, y bajo un árbol, la figura de un hombre magullado y terriblemente herido, descansaba su espalda contra el tronco luchando por tomar cada bocanada de aire.
El enorme hombre que había provocado la explosión, se acercó a su rival mientras recuperaba el aliento. Ésta técnica exigía mucha energía y siempre le costaba recuperarse. Pero valía la pena usarla con tal de deshacerse de gente con tan poco honor en la batalla que era capaz de utilizar sucios trucos como el de cegar al adversario y deshacerse vilmente de él antes de tener una justa y valerosa lucha cuerpo a cuerpo con todo el honor y la gloria que eso conlleva. Odiaba a ese tipo de gente, y se lo demostraría a ese ruin villano con toda la fuerza de sus brazos. Levantó de nuevo la maza por encima de su cabeza asiéndola con ambas manos dispuesto a dar el golpe de gracia la sanguinolenta persona que tenía delante de él.
Di tus últimas palabras desagradable criatura, por que no vas a poder escapar de ésta.
¿Últimas palabras? ¡JA! Vamos, no tienes valor pirata de pacotilla, sabes que si asesinas a alguien la marina ira a por ti y no eres rival para cualquier marine entrenado. Sólo eres un rudo cabeza hueca que espera que alguien le de caza y lo entregue a los marines. Sabes que eso es lo único a lo que puedes aspirar.
Las palabras que dijo aquel despojo le hicieron enfadar. ¿Cómo podía ser capaz un hombre en sus condiciones de insultar a alguien de cuya mano dependía su vida? Estaba pidiendo que le mataran. Claro, seguro que eso es lo que buscaba. No era capaz de resistir el deshonor de una derrota tan completa. Incuso utilizando sucios trucos había sido derrotado. Pero no iba a conseguir acabar tan pronto con su desdicha.
¿Tanto deseas que acabe con tu vida?- Dijo el enorme pirata mientras bajaba su maza- Pues no, no voy a matarte, pero no por que no quiera tener a la marina detrás de mí, si no por que vas a tener que vivir con ésta derrota en tu memoria y en tu cuerpo. Tus piernas están destrozadas y no vas a poder recuperarlas, y en cuanto a tus brazos ya no te servirán de mucho tampoco. Te llevaré y te dejaré cerca de un cuartel marine para que te curen y cuentes que he sido yo quien te ha dejado así, ya es hora de que me forje una fama por encima de un ratero cualquiera de una isla.
El vencedor miró con aire triunfante al lisiado que tenía delante y se agachó para portarlo hasta el poblado más cercano, pero el pequeño cuerpo del vencido se convulsionó y sacó fuerzas de donde no parecía que hubiera nada para lanzarle un escupitajo al gigantón que le dio en todo el ojo. El gigante notó el golpe del líquido en el ojo y se asustó. Dio media vuelta tapándose el ojo con las dos mano mientras un escozor que no había notado nunca le llenaba el ojo. Tardó un par de segundos en rehacerse mientras el miserable que estaba tendido en el suelo reía entre esputos sanguinolentos de su atrevimiento y su suerte de hacérselo pasar tan mal a aquel grandón.
Jajaja... cof cof.. jajaajjjj cofcofcof... hehe, ¿ves como eres un cabezahueca?
Eso ya era más de lo que su paciencia podía soportar. Su corazón se aceleró y su cabeza y su cuerpo estaban de acuerdo en una urgencia sin medida. Mátale. Lo único que podía pasar ahora por su cabeza era la muerte de aquel deshonroso personaje. Había vuelto a engañarle con otro truco, pero éste sería el último que le daría tiempo de usar. Asió de nuevo la maza que yacía delante de él y con un rápido movimiento en arco por encima de su cabeza terminó hundiendo la maza en la cabeza de aquel hombre provocando una nueva explosión que desintegró el cuerpo de ese desagradable rival y terminando con la pelea.
Aquel metal brillante estaba por todas partes. Clavado en los árboles, desparramado por el suelo líquido y formando placas sólidas. Era bastante desagradable, pero era lo que evidenciaba que allí había habido un combate a vida o muerte y que alguien había muerto. Que él le había matado. Que era el vencedor y que por fin comenzarían a tomarle en cuenta. De nuevo el ojo le molestaba. El escozor de antes se había convertido en un irritante ardor que le estaba sacando de sus casillas. Sacó su cantimplora con el fin de lavarse el ojo, pero algo atrajo su atención. Una risa a su espalda le avisaba de un nuevo enemigo. Se giró y la sorpresa fue mayúscula cuando vio al mismo hombre al que acababa de hacer volar en mil pedazos de pie ante él sin un rasguño. Su risa se le hincaba en el alma y hacía que pensara en toda la energía que había gastado en acabar con él como inútil. Un gasto inútil que ahora le hacía estar en una siuación muy difícil con sus fuerzas reducidas en gran parte contra un enemigo que estaba al 100% de su capacidad.
El pequeño hombre que le miraba parecía no haber peleado. Su ropa no estaba raída ni su piel marcada de cicatrices como había visto hacía un momento. Una enorme serpiente se enroscaba alrededor de él y asomaba su cabeza del tamaño de un puño del gigante al lado derecho del cuello del cazarrecompensas amenazando al pirata con sus fauces abiertas.
¿Ves como eres un cabeza hueca? Nunca podrás acabar conmigo.
La mente del pirata se puso en blanco de nuevo. Su cuerpo ya se movía solo. Ni el escozor de su ojo era ya un impedimento para asestar un golpe con el resto del poder que le quedaba al hombre que se burlaba de él otra vez. Dio un salto directo hacia el hombre que estaba a punto de ganarle con la esperanza de darle el golpe que acabaría con él. Se lo estaba jugando todo a una carta y no podía fallar. Para asegurarse de que no fallaba, hizo un amago hacia un lado y rápidamente se giró hacia el otro para que aquel miserable no tuviera defensa posible. Y desde su posición a un metro escaso de aquel enano le lanzó de nuevo su mejor golpe.
Algo que no llegaba a comprender falló. El golpe no llegó a su blanco. Un frío le recorría el brazo y medio torso, y consiguió entenderlo. Aquel metal le había cubierto el brazo y le impedía moverlo. Rápidamente y a la desesperada, asestó un duro golpe con aquel poder explosivo contra el metal que le cubría el brazo mientras ponía un pie en el suelo para estabilizarse y lanzarse de nuevo contra el enemigo haciendo volar el metal en mil añicos y con el brazo derecho de nuevo liberado, se lanzaría contra su rival para culminar al fin su ataque. Pero de nuevo hubo un impedimento. Ahora eran sus pies los que estaban atrapados haciendo que el impulso que había tomado se volviera en su contra provocando que diera con sus huesos en el suelo. Pero estaba seguro que gracias a su estatura y la longitud de su brazo la maza llegaría hasta el enemigo cargando el golpe con toda la fuerza que podía reunir haciendo que el suelo explotara de nuevo a varios metros a la redonda.
El metal había dejado de expandirse por su cuerpo, quizás el duelo había acabado y había conseguido acabar con aquel tramposo que pretendía ganar un duelo sin mover un dedo. Eso es deshonroso, no entendía cómo podía ser capaz alguien de semejante estrategia absurda y vomitiva. El polvo caía como la vez anterior. Pero la pesadilla no terminaba. Aquel hombre continuaba de pie ante él. El enorme pirata a cuatro patas en el suelo y derrotado ya no podía mas que esperar a que sus fuerzas se restablecieran lo justo para poder escapar y huir de aquel hombre diminuto e insignificante que le había derrotado. La cabeza de aquel horripilante hombrecillo estaba a la misma altura que la del pirata a pesar de que éste estuviera arrodillado y el primero de pie. Mientras le hablaba miraba y acariciaba la cabeza de la enorme serpiente que se enroscaba a su alrededor.
¿No te parece hermosa? Oh sí, es preciosa. ¿Sabes lo que es? Para un cabeza hueca como tú, quizás sólo sea una serpiente, pero para cualquiera que entienda un poco, puede reconocerla como uno de los animales más venenosos del reino animal, una serpiente taipan... Pero tranquilo, no te asustes, no voy a dejar que te muerda, ya no es necesario.
En ese momento, la serpiente comenzó una metamorfosis que le llevó a hacerse de ese metal fundido que había por todas partes y convertirse en unos guanteletes que cubrían los dorsos y antebrazos de aquel enano.
Qué tal tu ojo, ¿escuece mucho?
En ese momento el enorme pirata se dio cuenta de que el ojo le ardía. En el fragor de la batalla había dejado de notar todo ese dolor, pero ahora con tan solo una frase le habían devuelto la percepción del ojo. El ardor era cada vez más intenso y casi insoportable.
Seguro no te diste cuenta, pero cuando te escupí en el ojo lo que llegó a tu córnea no era sólo saliva. Una pequeña porción del veneno de mi serpiente estaba mezclado con ella y te está desintegrando los tejidos del globo ocular. Dentro de poco el dolor te hará desmayarte. Afortunadamente, tus glándulas lagrimales terminarán limpiando el veneno y, quizás si tienes suerte, no perderás el ojo, depende de si eres capaz de segregar suficientes lágrimas. ¡Jajajaja! Qué irónico, que el ojo de un fortachón como tú dependa de si es capaz de llorar ¡JAJAJAJA!
El brillante metal comenzó a trepar por sus brazos y sus piernas forzando sus músculos y sujetando sus extremidades para que no se pudiera mover. Tras inmovilizarlo el resto del cuerpo también quedó cubierto por el metal rodeando al pirata indefenso y haciendo un estrecho capullo alrededor de su cuerpo. De aquel pesado capullo surgieron ocho apéndices a modo de patas de araña que le daban movilidad y hacían que el transporte no fuera un problema.
Apropósito, no te preocupes por escapar, no vas a poder recuperarte en un tiempo por que éste veneno también paraliza. Relájate, ésto no va a ser un viaje agradable pero al final podrás descansar en los calabozos del cuartel de la marina.
El hombre diminuto se subió encima del arácnido y éste comenzó su viaje hacia el cuartel. Era hora de cobrar por su trabajo.
A su paso por el pueblo, todo el mundo se apartaba horrorizado por la visión de aquel enorme arácnido. Todos le agradecían al último descendiente del Clan Shuyutsu su aportación deshaciéndose de los indeseables que se acercaban a la isla con intenciones no muy decentes, pero temían de verdad sus formas y su carácter marcadamente antisocial y un tanto despreciativo hacia la vida humana en general. Nadie había tratado con él, pero todos habían visto como capturaba un bandolero tras otro siempre y cuando hubiera un precio por su cabeza. Lo que les había hecho temerle era cómo entregaba a los criminales. Mutilaciones y exceso de saña era lo más normal en él hasta el punto que el pueblo comenzaba a mirar de forma lastimera a todo el imprudente que caía en manos del aquel sanguinario cazador. Muchos incluso no sabían si era mejor vivir con el miedo a los matones y piratas o con el miedo a aquel cazarrecompensas.
Debido al tamaño de la araña, no pudo atravesar la puerta de entrada, pero él entró y fue derecho a reclamar su dinero. Maldita burocracia. Siempre le hacían esperar, con lo sencillo que sería venderlo a algún tratante de esclavos, pero el precio de éste era más alto en los cuarteles de la marina puesto que era un esclavo difícil de controlar. Mientras esperaba una conversación entre dos marines llamó su atención. Al parecer una inminente batalla entre la marina y las fuerzas revolucionarias y algunos piratas traía de cabeza a toda la flota. Eso era una oportunidad que tenía que aprovechar. Una batalla era perfecta para encontrar raras habilidades o especímenes humanos lo suficientemente interesantes como para dedicarles un libro de experimentos sólo para ellos. Tenía que ir.
El problema era entrar en Enies Loby, pues allí sólo entraban las fuerzas de la marina y algunos casos extraños de invitados por algún tipo de emergencia. Tenía que conseguir que le llamaran a filas para la batalla, pero al no estar en un gremio, era invisible para la marina, sólo era un cazador de tres al cuarto para la flota, lo que se alejaba de la realidad. Todos esos años de no llamar la atención se volvían contra él. Pero tenía la forma perfecta de conseguir un pase para Enies Loby. Misu Shuyutsu se levantó en el acto y fue derecho a la oficina del sargenteo encargado de aquel cuartel. Hacía tiempo que nadie se interponía en su camino, podía leer miedo en los ojos de los soldados que habían en aquel cuartel cuando se cruzaban con él. Miradas huidizas y cambios de dirección para evitar cruzarse con él le decían que podía ir donde quisiera de aquel lugar sin que nadie se lo impidiera.
Llegó al despacho que buscaba. En la puerta el letrero de “Sargento Shibo Aburagitta” declaraba que allí es donde conseguiría su pase. Sin llamar siquiera, abrió la puerta y entró. El sargento levantó la cabeza y no pudo evitar un respingo cuando vio aquella desagradable visita.
¿De... deseaba algo señor Shuyutsu? Ya sabe que para cobrar su recompensa debe de ir a la ventanilla de cazadores, ¿no?
Claro Sargento, claro que lo sé. Pero no estoy dispuesto a perder más tiempo. Quiero que me mande a Enies Loby como una ayuda para la guerra que está a punto de tener lugar allí.
¿Cómo se ha enterado de ello?
Puede comprobar que tengo oídos y en éste cuartel la gente susurra en grito cualquier chisme que haya... era cuestión de tiempo que me enterara.
Pero señor Shuyutsu, eso será peligroso, no puedo mandarle allí por las buenas, usted hace aquí una labor increíble con todos esos cuatreros de poca monta, pero no sé si podrá ser rival para la gente que va a luchar en Enies Loby.
Señor mío, ya sé quienes van a ir a pelear allí y le aseguro que ya les conozco a casi todos, incluso he peleado con alguno de ellos. El que yo me encuentre aquí todavía tiene más que ver con lo fácil que tengo aquí las cosas para mis experimentos y la comodidad de la casa de mis ancestros que con mi falta de habilidad para pelear. Además, ¿qué mas le da? Va a matar dos pájaros de un mismo tiro. Se va a librar de mí y va a poder quedarse con mi pieza y reclamarla como suya... Por que eso es lo que estaba pensando, ¿verdad? Que si me voy la intranquilidad de la ciudad se esfumará y que el pirata que he capturado ya no lo podré reclamar como mío y usted podrá apuntarse el tanto... Vamos sargento, ¿no le gustaría que lo ascendieran a Mayor? Conseguiría una buena cantidad de puntos por ésta captura.
Es cierto Señor Misu pero...
Ya comprendo... Usted tiene miedo de quedar mal si yo hago algo impropio en Enies Loby. No se preocupe por ello, le prometo matar sólo a los malos.
¿Está usted seguro?
¡Por supuesto! Se lo promento por el honor de la familia Shuyutsu. Vamos, no demore más mi marcha o no llegaré a tiempo, sabe que es un buen trato.
Hay algo que no termina de convencerme señor Shuyutsu, pero acepto su propuesta, de todas formas cualquier ayuda es útil, y todos conocemos el talento de su clan. De acuerdo, pásese mañana y tendrá un pase preparado para...
¿Mañana? No, creo que no me ha entendido Sargento. Deme el pase ahora para poder partir ésta misma tarde.
¿Está usted loco Shuyutsu? Acaba de capturar a un pirata buscado por múltiples asaltos y ya quiere partir a su muerte? ¡No tendrá ninguna posibilidad!
¿De verdad cree que ha conseguido si quiera despeinarme éste mequetrefe? ¡Vamos, si era como un aperitivo! Quiero mi plato fuerte, y en éstos momentos se encuentra en Enies Loby. Deme el pase ahora mismo o se lo tendré que arrancar de sus orondos y grasientos dedos.
El Sargento improvisó un pase rápidamente y lo firmó de inmediato concediendo a Misu el pase para Enies loby. Cumpliendo su parte del trato hizo trepar a la araña con el pirata dentro por la fachada del edificio y liberó al pirata de su prisión.
Ya puede llamar a sus soldados para que se lo lleven.
En un instante cogió un den den mushi y llamó a una patrulla para que trajeran cadenas y se lo llevaran a los calabozos.
Gracias Señor Shuyutsu, ha sido un placer hacer negocios con usted. Si no le importa, preferiría que me encontraran a solas con él...
Lo entiendo, si me encuentran aquí pueden dudar de que haya sido usted quien lo cogiera. Muy bien señor, Nos vemos pronto. Y a propósito, tenga cuidado con él, aún creo que es capaz de dar un susto si se descuida.
Misu Shuyutshu se subió al marco de la ventana dispuesto a saltar fuera y se giró. Pudo ver cómo el enorme pirata abría los ojos y le veía marcharse, estaba a punto de dejarlo a su suerte en el cuartel de la marina sin posibilidad de defenderse, pero aún tenía un plan para él que no podía ni imaginarse. Una red de hilos de titanio comenzó a cubrir el cuerpo de aquella enorme persona y comenzó a moverse bajo el mandato de éstos como un marioneta levantando la maza que había portado con él y dejándola caer directamente sobre la cabeza del Sargento. El pirata abrió el ojo que aún le quedaba sano y entendió lo que pasaba. Ahora el asesinato de aquel oficial recaería sobre él y era incapaz de defenderse de modo que los subordinados del marine lo matarían en cuanto lo vieran quedando impune aquel personaje tan astuto como sádico.
Ésto es un regalo para tí. Vas a morir de todas formas, pero vas a ser recordado por haber sido capaz de colarte en un cuartel y haber asesinado a un Sargento... ¿No es eso lo que querías, fama? Pues ahí la tienes, disfruta de ella.
Misu saltó por la ventana y trató de pasar lo más desapercibido que pudo. Retiró todo el titanio que había en el despacho del Sargento y al poco tiempo escuchó los gritos y disparos que le indicaban que su plan había dado resultado. Ya nadie podría llamar al cuartel de Enies Loby y avisar de cual era su carácter. Podría ir con la ficha completamente limpia como un cazarrecompensas reconocido.
Su viaje a Enies Loby no tubo ningún traspié. Fue derecho a Water Seven y de allí cogió el Umi Resha con destino a aquel lugar en que tan desesperadamente quería estar. Tuve que salvar algún problema para que el tren partiera pues no dejaban subir a cualquiera que no estuviera relacionado con la marina, pero mostrando el pase que me había dado el Sargento no me pusieron más impedimentos. Cuando llegué a la puerta, extendí el pase al guarda y éste rápidamente dio la orden de entregárselo al Almirante Corleone o al Almirante de flota Asensi para proceder a dejarle entrar. Sabía que le tocaría esperar. Era algo que entraba en sus planes y debía de portarse como un chico bueno, de modo que decidió sentarse en un lado.
Miró al mar y pudo ver cómo un barco atracaba dentro de la verja exterior y cuatro barcos más se acercaban por el horizonte, las cosas se ponían interesantes. Estaba a punto de comenzar todo y se había encargado de conseguir un buen asiento para la fiesta. Pero la mayor sorpresa se la llevó cuando miró al cielo para ver como un engendro volador llevaba el cuerpo de uno de los yonkou, Towers D. Karma era presa de aquella bestia que seguramente sería un marine usuario de Akuma no mi. Era una oportunidad que no podía dejar pasar. ¡Towers D. Karma preso! Tenía que aprovecharse. Se fijó en que todo el mundo estuviera ocupado y no le prestaran atención y rápidamente lanzó una pequeña porción de titanio que se ocultaría bajo la ropa de Karma para poder localizarlo más adelante.
Oh si, ésto se ponía muy interesante, casi excedía lo que esperaba de aquella situación. Iba a ser una gran batalla y si no conseguía mucho dinero iba a tener unos especímenes más que interesantes para sus pruebas y experimentos... No podía imaginar nada mejor.
¡Maldito seas! ¡No conseguirás nada así! Aunque ya no me pueda fiar de mis ojos, no conseguirás vencerme con éstos pobres trucos. Me desharé de ti de un solo golpe.
El enorme y musculoso pirata levantó una enorme maza medieval y dejando ver su enorme fuerza física asestó un duro golpe al suelo que hundió la maza hasta la mitad generando una pequeña onda expansiva que por suerte de sus habilidades consiguió aumentarla hasta hacer explotar el aire a su alrededor, levantando el suelo a 15 metros a la redonda y destruyendo todo lo que hubiera dentro de ese rango. Tras acabar el ataque, el pirata jadeante y sudoroso, pudo ver cómo el polvo de su alrededor fue posándose lentamente. Las briznas metálicas que antes le cegaban, ahora aparecían clavadas en los árboles de alrededor del claro en el que se encontraba, y bajo un árbol, la figura de un hombre magullado y terriblemente herido, descansaba su espalda contra el tronco luchando por tomar cada bocanada de aire.
El enorme hombre que había provocado la explosión, se acercó a su rival mientras recuperaba el aliento. Ésta técnica exigía mucha energía y siempre le costaba recuperarse. Pero valía la pena usarla con tal de deshacerse de gente con tan poco honor en la batalla que era capaz de utilizar sucios trucos como el de cegar al adversario y deshacerse vilmente de él antes de tener una justa y valerosa lucha cuerpo a cuerpo con todo el honor y la gloria que eso conlleva. Odiaba a ese tipo de gente, y se lo demostraría a ese ruin villano con toda la fuerza de sus brazos. Levantó de nuevo la maza por encima de su cabeza asiéndola con ambas manos dispuesto a dar el golpe de gracia la sanguinolenta persona que tenía delante de él.
Di tus últimas palabras desagradable criatura, por que no vas a poder escapar de ésta.
¿Últimas palabras? ¡JA! Vamos, no tienes valor pirata de pacotilla, sabes que si asesinas a alguien la marina ira a por ti y no eres rival para cualquier marine entrenado. Sólo eres un rudo cabeza hueca que espera que alguien le de caza y lo entregue a los marines. Sabes que eso es lo único a lo que puedes aspirar.
Las palabras que dijo aquel despojo le hicieron enfadar. ¿Cómo podía ser capaz un hombre en sus condiciones de insultar a alguien de cuya mano dependía su vida? Estaba pidiendo que le mataran. Claro, seguro que eso es lo que buscaba. No era capaz de resistir el deshonor de una derrota tan completa. Incuso utilizando sucios trucos había sido derrotado. Pero no iba a conseguir acabar tan pronto con su desdicha.
¿Tanto deseas que acabe con tu vida?- Dijo el enorme pirata mientras bajaba su maza- Pues no, no voy a matarte, pero no por que no quiera tener a la marina detrás de mí, si no por que vas a tener que vivir con ésta derrota en tu memoria y en tu cuerpo. Tus piernas están destrozadas y no vas a poder recuperarlas, y en cuanto a tus brazos ya no te servirán de mucho tampoco. Te llevaré y te dejaré cerca de un cuartel marine para que te curen y cuentes que he sido yo quien te ha dejado así, ya es hora de que me forje una fama por encima de un ratero cualquiera de una isla.
El vencedor miró con aire triunfante al lisiado que tenía delante y se agachó para portarlo hasta el poblado más cercano, pero el pequeño cuerpo del vencido se convulsionó y sacó fuerzas de donde no parecía que hubiera nada para lanzarle un escupitajo al gigantón que le dio en todo el ojo. El gigante notó el golpe del líquido en el ojo y se asustó. Dio media vuelta tapándose el ojo con las dos mano mientras un escozor que no había notado nunca le llenaba el ojo. Tardó un par de segundos en rehacerse mientras el miserable que estaba tendido en el suelo reía entre esputos sanguinolentos de su atrevimiento y su suerte de hacérselo pasar tan mal a aquel grandón.
Jajaja... cof cof.. jajaajjjj cofcofcof... hehe, ¿ves como eres un cabezahueca?
Eso ya era más de lo que su paciencia podía soportar. Su corazón se aceleró y su cabeza y su cuerpo estaban de acuerdo en una urgencia sin medida. Mátale. Lo único que podía pasar ahora por su cabeza era la muerte de aquel deshonroso personaje. Había vuelto a engañarle con otro truco, pero éste sería el último que le daría tiempo de usar. Asió de nuevo la maza que yacía delante de él y con un rápido movimiento en arco por encima de su cabeza terminó hundiendo la maza en la cabeza de aquel hombre provocando una nueva explosión que desintegró el cuerpo de ese desagradable rival y terminando con la pelea.
Aquel metal brillante estaba por todas partes. Clavado en los árboles, desparramado por el suelo líquido y formando placas sólidas. Era bastante desagradable, pero era lo que evidenciaba que allí había habido un combate a vida o muerte y que alguien había muerto. Que él le había matado. Que era el vencedor y que por fin comenzarían a tomarle en cuenta. De nuevo el ojo le molestaba. El escozor de antes se había convertido en un irritante ardor que le estaba sacando de sus casillas. Sacó su cantimplora con el fin de lavarse el ojo, pero algo atrajo su atención. Una risa a su espalda le avisaba de un nuevo enemigo. Se giró y la sorpresa fue mayúscula cuando vio al mismo hombre al que acababa de hacer volar en mil pedazos de pie ante él sin un rasguño. Su risa se le hincaba en el alma y hacía que pensara en toda la energía que había gastado en acabar con él como inútil. Un gasto inútil que ahora le hacía estar en una siuación muy difícil con sus fuerzas reducidas en gran parte contra un enemigo que estaba al 100% de su capacidad.
El pequeño hombre que le miraba parecía no haber peleado. Su ropa no estaba raída ni su piel marcada de cicatrices como había visto hacía un momento. Una enorme serpiente se enroscaba alrededor de él y asomaba su cabeza del tamaño de un puño del gigante al lado derecho del cuello del cazarrecompensas amenazando al pirata con sus fauces abiertas.
¿Ves como eres un cabeza hueca? Nunca podrás acabar conmigo.
La mente del pirata se puso en blanco de nuevo. Su cuerpo ya se movía solo. Ni el escozor de su ojo era ya un impedimento para asestar un golpe con el resto del poder que le quedaba al hombre que se burlaba de él otra vez. Dio un salto directo hacia el hombre que estaba a punto de ganarle con la esperanza de darle el golpe que acabaría con él. Se lo estaba jugando todo a una carta y no podía fallar. Para asegurarse de que no fallaba, hizo un amago hacia un lado y rápidamente se giró hacia el otro para que aquel miserable no tuviera defensa posible. Y desde su posición a un metro escaso de aquel enano le lanzó de nuevo su mejor golpe.
Algo que no llegaba a comprender falló. El golpe no llegó a su blanco. Un frío le recorría el brazo y medio torso, y consiguió entenderlo. Aquel metal le había cubierto el brazo y le impedía moverlo. Rápidamente y a la desesperada, asestó un duro golpe con aquel poder explosivo contra el metal que le cubría el brazo mientras ponía un pie en el suelo para estabilizarse y lanzarse de nuevo contra el enemigo haciendo volar el metal en mil añicos y con el brazo derecho de nuevo liberado, se lanzaría contra su rival para culminar al fin su ataque. Pero de nuevo hubo un impedimento. Ahora eran sus pies los que estaban atrapados haciendo que el impulso que había tomado se volviera en su contra provocando que diera con sus huesos en el suelo. Pero estaba seguro que gracias a su estatura y la longitud de su brazo la maza llegaría hasta el enemigo cargando el golpe con toda la fuerza que podía reunir haciendo que el suelo explotara de nuevo a varios metros a la redonda.
El metal había dejado de expandirse por su cuerpo, quizás el duelo había acabado y había conseguido acabar con aquel tramposo que pretendía ganar un duelo sin mover un dedo. Eso es deshonroso, no entendía cómo podía ser capaz alguien de semejante estrategia absurda y vomitiva. El polvo caía como la vez anterior. Pero la pesadilla no terminaba. Aquel hombre continuaba de pie ante él. El enorme pirata a cuatro patas en el suelo y derrotado ya no podía mas que esperar a que sus fuerzas se restablecieran lo justo para poder escapar y huir de aquel hombre diminuto e insignificante que le había derrotado. La cabeza de aquel horripilante hombrecillo estaba a la misma altura que la del pirata a pesar de que éste estuviera arrodillado y el primero de pie. Mientras le hablaba miraba y acariciaba la cabeza de la enorme serpiente que se enroscaba a su alrededor.
¿No te parece hermosa? Oh sí, es preciosa. ¿Sabes lo que es? Para un cabeza hueca como tú, quizás sólo sea una serpiente, pero para cualquiera que entienda un poco, puede reconocerla como uno de los animales más venenosos del reino animal, una serpiente taipan... Pero tranquilo, no te asustes, no voy a dejar que te muerda, ya no es necesario.
En ese momento, la serpiente comenzó una metamorfosis que le llevó a hacerse de ese metal fundido que había por todas partes y convertirse en unos guanteletes que cubrían los dorsos y antebrazos de aquel enano.
Qué tal tu ojo, ¿escuece mucho?
En ese momento el enorme pirata se dio cuenta de que el ojo le ardía. En el fragor de la batalla había dejado de notar todo ese dolor, pero ahora con tan solo una frase le habían devuelto la percepción del ojo. El ardor era cada vez más intenso y casi insoportable.
Seguro no te diste cuenta, pero cuando te escupí en el ojo lo que llegó a tu córnea no era sólo saliva. Una pequeña porción del veneno de mi serpiente estaba mezclado con ella y te está desintegrando los tejidos del globo ocular. Dentro de poco el dolor te hará desmayarte. Afortunadamente, tus glándulas lagrimales terminarán limpiando el veneno y, quizás si tienes suerte, no perderás el ojo, depende de si eres capaz de segregar suficientes lágrimas. ¡Jajajaja! Qué irónico, que el ojo de un fortachón como tú dependa de si es capaz de llorar ¡JAJAJAJA!
El brillante metal comenzó a trepar por sus brazos y sus piernas forzando sus músculos y sujetando sus extremidades para que no se pudiera mover. Tras inmovilizarlo el resto del cuerpo también quedó cubierto por el metal rodeando al pirata indefenso y haciendo un estrecho capullo alrededor de su cuerpo. De aquel pesado capullo surgieron ocho apéndices a modo de patas de araña que le daban movilidad y hacían que el transporte no fuera un problema.
Apropósito, no te preocupes por escapar, no vas a poder recuperarte en un tiempo por que éste veneno también paraliza. Relájate, ésto no va a ser un viaje agradable pero al final podrás descansar en los calabozos del cuartel de la marina.
El hombre diminuto se subió encima del arácnido y éste comenzó su viaje hacia el cuartel. Era hora de cobrar por su trabajo.
A su paso por el pueblo, todo el mundo se apartaba horrorizado por la visión de aquel enorme arácnido. Todos le agradecían al último descendiente del Clan Shuyutsu su aportación deshaciéndose de los indeseables que se acercaban a la isla con intenciones no muy decentes, pero temían de verdad sus formas y su carácter marcadamente antisocial y un tanto despreciativo hacia la vida humana en general. Nadie había tratado con él, pero todos habían visto como capturaba un bandolero tras otro siempre y cuando hubiera un precio por su cabeza. Lo que les había hecho temerle era cómo entregaba a los criminales. Mutilaciones y exceso de saña era lo más normal en él hasta el punto que el pueblo comenzaba a mirar de forma lastimera a todo el imprudente que caía en manos del aquel sanguinario cazador. Muchos incluso no sabían si era mejor vivir con el miedo a los matones y piratas o con el miedo a aquel cazarrecompensas.
Debido al tamaño de la araña, no pudo atravesar la puerta de entrada, pero él entró y fue derecho a reclamar su dinero. Maldita burocracia. Siempre le hacían esperar, con lo sencillo que sería venderlo a algún tratante de esclavos, pero el precio de éste era más alto en los cuarteles de la marina puesto que era un esclavo difícil de controlar. Mientras esperaba una conversación entre dos marines llamó su atención. Al parecer una inminente batalla entre la marina y las fuerzas revolucionarias y algunos piratas traía de cabeza a toda la flota. Eso era una oportunidad que tenía que aprovechar. Una batalla era perfecta para encontrar raras habilidades o especímenes humanos lo suficientemente interesantes como para dedicarles un libro de experimentos sólo para ellos. Tenía que ir.
El problema era entrar en Enies Loby, pues allí sólo entraban las fuerzas de la marina y algunos casos extraños de invitados por algún tipo de emergencia. Tenía que conseguir que le llamaran a filas para la batalla, pero al no estar en un gremio, era invisible para la marina, sólo era un cazador de tres al cuarto para la flota, lo que se alejaba de la realidad. Todos esos años de no llamar la atención se volvían contra él. Pero tenía la forma perfecta de conseguir un pase para Enies Loby. Misu Shuyutsu se levantó en el acto y fue derecho a la oficina del sargenteo encargado de aquel cuartel. Hacía tiempo que nadie se interponía en su camino, podía leer miedo en los ojos de los soldados que habían en aquel cuartel cuando se cruzaban con él. Miradas huidizas y cambios de dirección para evitar cruzarse con él le decían que podía ir donde quisiera de aquel lugar sin que nadie se lo impidiera.
Llegó al despacho que buscaba. En la puerta el letrero de “Sargento Shibo Aburagitta” declaraba que allí es donde conseguiría su pase. Sin llamar siquiera, abrió la puerta y entró. El sargento levantó la cabeza y no pudo evitar un respingo cuando vio aquella desagradable visita.
¿De... deseaba algo señor Shuyutsu? Ya sabe que para cobrar su recompensa debe de ir a la ventanilla de cazadores, ¿no?
Claro Sargento, claro que lo sé. Pero no estoy dispuesto a perder más tiempo. Quiero que me mande a Enies Loby como una ayuda para la guerra que está a punto de tener lugar allí.
¿Cómo se ha enterado de ello?
Puede comprobar que tengo oídos y en éste cuartel la gente susurra en grito cualquier chisme que haya... era cuestión de tiempo que me enterara.
Pero señor Shuyutsu, eso será peligroso, no puedo mandarle allí por las buenas, usted hace aquí una labor increíble con todos esos cuatreros de poca monta, pero no sé si podrá ser rival para la gente que va a luchar en Enies Loby.
Señor mío, ya sé quienes van a ir a pelear allí y le aseguro que ya les conozco a casi todos, incluso he peleado con alguno de ellos. El que yo me encuentre aquí todavía tiene más que ver con lo fácil que tengo aquí las cosas para mis experimentos y la comodidad de la casa de mis ancestros que con mi falta de habilidad para pelear. Además, ¿qué mas le da? Va a matar dos pájaros de un mismo tiro. Se va a librar de mí y va a poder quedarse con mi pieza y reclamarla como suya... Por que eso es lo que estaba pensando, ¿verdad? Que si me voy la intranquilidad de la ciudad se esfumará y que el pirata que he capturado ya no lo podré reclamar como mío y usted podrá apuntarse el tanto... Vamos sargento, ¿no le gustaría que lo ascendieran a Mayor? Conseguiría una buena cantidad de puntos por ésta captura.
Es cierto Señor Misu pero...
Ya comprendo... Usted tiene miedo de quedar mal si yo hago algo impropio en Enies Loby. No se preocupe por ello, le prometo matar sólo a los malos.
¿Está usted seguro?
¡Por supuesto! Se lo promento por el honor de la familia Shuyutsu. Vamos, no demore más mi marcha o no llegaré a tiempo, sabe que es un buen trato.
Hay algo que no termina de convencerme señor Shuyutsu, pero acepto su propuesta, de todas formas cualquier ayuda es útil, y todos conocemos el talento de su clan. De acuerdo, pásese mañana y tendrá un pase preparado para...
¿Mañana? No, creo que no me ha entendido Sargento. Deme el pase ahora para poder partir ésta misma tarde.
¿Está usted loco Shuyutsu? Acaba de capturar a un pirata buscado por múltiples asaltos y ya quiere partir a su muerte? ¡No tendrá ninguna posibilidad!
¿De verdad cree que ha conseguido si quiera despeinarme éste mequetrefe? ¡Vamos, si era como un aperitivo! Quiero mi plato fuerte, y en éstos momentos se encuentra en Enies Loby. Deme el pase ahora mismo o se lo tendré que arrancar de sus orondos y grasientos dedos.
El Sargento improvisó un pase rápidamente y lo firmó de inmediato concediendo a Misu el pase para Enies loby. Cumpliendo su parte del trato hizo trepar a la araña con el pirata dentro por la fachada del edificio y liberó al pirata de su prisión.
Ya puede llamar a sus soldados para que se lo lleven.
En un instante cogió un den den mushi y llamó a una patrulla para que trajeran cadenas y se lo llevaran a los calabozos.
Gracias Señor Shuyutsu, ha sido un placer hacer negocios con usted. Si no le importa, preferiría que me encontraran a solas con él...
Lo entiendo, si me encuentran aquí pueden dudar de que haya sido usted quien lo cogiera. Muy bien señor, Nos vemos pronto. Y a propósito, tenga cuidado con él, aún creo que es capaz de dar un susto si se descuida.
Misu Shuyutshu se subió al marco de la ventana dispuesto a saltar fuera y se giró. Pudo ver cómo el enorme pirata abría los ojos y le veía marcharse, estaba a punto de dejarlo a su suerte en el cuartel de la marina sin posibilidad de defenderse, pero aún tenía un plan para él que no podía ni imaginarse. Una red de hilos de titanio comenzó a cubrir el cuerpo de aquella enorme persona y comenzó a moverse bajo el mandato de éstos como un marioneta levantando la maza que había portado con él y dejándola caer directamente sobre la cabeza del Sargento. El pirata abrió el ojo que aún le quedaba sano y entendió lo que pasaba. Ahora el asesinato de aquel oficial recaería sobre él y era incapaz de defenderse de modo que los subordinados del marine lo matarían en cuanto lo vieran quedando impune aquel personaje tan astuto como sádico.
Ésto es un regalo para tí. Vas a morir de todas formas, pero vas a ser recordado por haber sido capaz de colarte en un cuartel y haber asesinado a un Sargento... ¿No es eso lo que querías, fama? Pues ahí la tienes, disfruta de ella.
Misu saltó por la ventana y trató de pasar lo más desapercibido que pudo. Retiró todo el titanio que había en el despacho del Sargento y al poco tiempo escuchó los gritos y disparos que le indicaban que su plan había dado resultado. Ya nadie podría llamar al cuartel de Enies Loby y avisar de cual era su carácter. Podría ir con la ficha completamente limpia como un cazarrecompensas reconocido.
Su viaje a Enies Loby no tubo ningún traspié. Fue derecho a Water Seven y de allí cogió el Umi Resha con destino a aquel lugar en que tan desesperadamente quería estar. Tuve que salvar algún problema para que el tren partiera pues no dejaban subir a cualquiera que no estuviera relacionado con la marina, pero mostrando el pase que me había dado el Sargento no me pusieron más impedimentos. Cuando llegué a la puerta, extendí el pase al guarda y éste rápidamente dio la orden de entregárselo al Almirante Corleone o al Almirante de flota Asensi para proceder a dejarle entrar. Sabía que le tocaría esperar. Era algo que entraba en sus planes y debía de portarse como un chico bueno, de modo que decidió sentarse en un lado.
Miró al mar y pudo ver cómo un barco atracaba dentro de la verja exterior y cuatro barcos más se acercaban por el horizonte, las cosas se ponían interesantes. Estaba a punto de comenzar todo y se había encargado de conseguir un buen asiento para la fiesta. Pero la mayor sorpresa se la llevó cuando miró al cielo para ver como un engendro volador llevaba el cuerpo de uno de los yonkou, Towers D. Karma era presa de aquella bestia que seguramente sería un marine usuario de Akuma no mi. Era una oportunidad que no podía dejar pasar. ¡Towers D. Karma preso! Tenía que aprovecharse. Se fijó en que todo el mundo estuviera ocupado y no le prestaran atención y rápidamente lanzó una pequeña porción de titanio que se ocultaría bajo la ropa de Karma para poder localizarlo más adelante.
Oh si, ésto se ponía muy interesante, casi excedía lo que esperaba de aquella situación. Iba a ser una gran batalla y si no conseguía mucho dinero iba a tener unos especímenes más que interesantes para sus pruebas y experimentos... No podía imaginar nada mejor.
Byron
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Comenzábamos, por fin la gente parecía moverse, ahora era cuando la batalla iniciaba y solo el más fuerte se alzaría. Sonreí mientras ocultaba mi rostro por la capucha de mi gabardina carmesí, todo estaba preparado, la alambrada había caído y nos habíamos abierto paso, Sami se encontraba en los cañones y por fin el capitán Black parecía haberse despertado, el trío estaba preparado, solo quedaba dejar el barco y lanzarnos a la lucha. Descolgué de mi espalda mi espada de kairosheki y di un pequeño tajo al aire como calentamiento, posteriormente, expliqué a Black la situación, para finalmente saltar por la borda y caer por el agujero que habíamos hecho.
-¡PREPARAOS PARA LA GUERRA!-Grité nada más tocar el suelo.
No tardaron en rodearme un pequeño grupo, malditas sabandijas, fue lo que pensé de inmediato mientras con mi espada iba abriendo cráneos de marines. No podían pararnos, y menos si nos atacaban con esa fuerza, y perder el tiempo acabando con meros reclutas no nos llevaría a ningún lado, lo importante era acabar con los altos cargos. Agarré la cabeza de uno de los reclutas que me rodeaban y comencé a filtrar mi sangre por sus orejas y fosas nasales, hasta hacer que su cabeza estallase, después usé aquel cuerpo como escudo mientras me iba adentrando cada vez más por las calles de la ciudad que había en aquella isla.
- ¡Vayamos hacia el juzgado!¡No podemos perder el tiempo con carroña!- Grité con el DDM encendido para que todos lo oyesen.
Me adelanté, dejé a Sami y a mi capitán atrás, teníamos que centrarnos en los grandes, lo podíamos malgastar energías con aquellos reclutas, y lo peor de todo, no podíamos malgastar el tiempo, Karma aun estaba en sus manos. Corrí por aquellas calles, tenía que llegar al juzgado lo más rápido posible, suerte que me conocía esta isla como la palma de mi mano, demasiadas partidas en el mismo tablero, si, aun recordaba la última vez que habíamos pisado este lugar, aun queríamos tomar aquella venganza, mas yo tenía una más personal, y su nombre era Haruto Shoda.
Aun maldecía el maldito día en que dejé marchar a ese gran compañero, prometí que algún día lo volvería a traer a la piratería, hoy podía ser ese día, aunque tuviese que reventarle la cara a hostias. Seguramente ahora él estaría tranquilo, bebiendo y esperando la llegada de la alianza pirata para destruirnos, no pude evitar sonreír y seguir corriendo, no me quedaba mucho trayecto y a los marines que habían salido a mi paso habían acabado con el cráneo reventado. Al horizonte ya podía divisar el juzgado, ahí sería donde comenzaría la verdadera batalla.
-“Karma, espéranos vamos a por ti”-Pensé mientras corría.
-¡PREPARAOS PARA LA GUERRA!-Grité nada más tocar el suelo.
No tardaron en rodearme un pequeño grupo, malditas sabandijas, fue lo que pensé de inmediato mientras con mi espada iba abriendo cráneos de marines. No podían pararnos, y menos si nos atacaban con esa fuerza, y perder el tiempo acabando con meros reclutas no nos llevaría a ningún lado, lo importante era acabar con los altos cargos. Agarré la cabeza de uno de los reclutas que me rodeaban y comencé a filtrar mi sangre por sus orejas y fosas nasales, hasta hacer que su cabeza estallase, después usé aquel cuerpo como escudo mientras me iba adentrando cada vez más por las calles de la ciudad que había en aquella isla.
- ¡Vayamos hacia el juzgado!¡No podemos perder el tiempo con carroña!- Grité con el DDM encendido para que todos lo oyesen.
Me adelanté, dejé a Sami y a mi capitán atrás, teníamos que centrarnos en los grandes, lo podíamos malgastar energías con aquellos reclutas, y lo peor de todo, no podíamos malgastar el tiempo, Karma aun estaba en sus manos. Corrí por aquellas calles, tenía que llegar al juzgado lo más rápido posible, suerte que me conocía esta isla como la palma de mi mano, demasiadas partidas en el mismo tablero, si, aun recordaba la última vez que habíamos pisado este lugar, aun queríamos tomar aquella venganza, mas yo tenía una más personal, y su nombre era Haruto Shoda.
Aun maldecía el maldito día en que dejé marchar a ese gran compañero, prometí que algún día lo volvería a traer a la piratería, hoy podía ser ese día, aunque tuviese que reventarle la cara a hostias. Seguramente ahora él estaría tranquilo, bebiendo y esperando la llegada de la alianza pirata para destruirnos, no pude evitar sonreír y seguir corriendo, no me quedaba mucho trayecto y a los marines que habían salido a mi paso habían acabado con el cráneo reventado. Al horizonte ya podía divisar el juzgado, ahí sería donde comenzaría la verdadera batalla.
-“Karma, espéranos vamos a por ti”-Pensé mientras corría.
Sami
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Despues de dar lanzar los cañonazos, Black, el capitán de los chocolateros, salía de su camarote con los ojos aún rasgados a causa del sueño. En mi rostro pudo contemplarse un pequeño resquicio de felicidad, estabamos los tres juntos, preparados para reventar lo que nos habíamos inculcado como justicia. Lentamente, saqué otro cigarrillo, encendiendomele con una cerilla para más tarde, lanzarla al mar.
Tras escuchar el sonido de la cerilla apagandose, pude escuchar las palabras de Eon, parecía que la cosa comenzaba, estaba entusiasmado, no podía aguantar más tiempo para sentir la sangre acariciando mi rostro. Silencioso cual felino salté de la cubierta, cayendo en el suelo con una rodilla incada i la otra semiflexionada, comenzando a correr al instante lo más rapido que mi cuerpo me permitía.
A medida que avanzaba iba dando puñetazos en los craneos de miseros marines debiles, impulsando el brazo con una onda sónica que chocaba con fuerza contra mi codo, produciendo así una mayor fuerza de impacto, que esta sumada a la velocidad a la que me estaba desplazando, conseguía fracturar el craneo en algunos casos, en los casos más flojos quedaban insconscientes.
-Tranquilo, todos nos hemos unido, te rescataremos, puedes estar seguro de ello. Pensaba mientras seguía golpeando los craneos de los marines.
Sin esperarlo, noté como una gota de sangre acariciaba mi mejilla, esta situación no pudo evitar hacerme sentir un éxtasis en mi interior que había estado ansiando todo el día. Frente a mí, se hayaba un marine, con el sable agarrado con ambas manos pero aún así tembloroso por el miedo.
Sin pensar ni un momento, creé una onda sónica en mis plantas de los pies, impulsandome hacia las alturas mientras que el marine miraba hacia todos los lados. Cuando estaba en la parte más alta en la cual podía llegar, creé otra onda sónica impulsandome hacia el marine a una velocidad pasmosa, girando mi cuerpo gentilmente y con ambos brazos estirados, dando una imagen de elegancia que era rara en mí, aunque esta imagén rápido se pasó, ya que tras unos segundos de larga espera para el marine, caí sobre su cabeza con ambos pies por delante, haciendo así que toda la sangre salpicase por todos lados mientras que se escuchaba el crugir del craneo del marine.
-Ahora si que ha empezado.
Tras escuchar el sonido de la cerilla apagandose, pude escuchar las palabras de Eon, parecía que la cosa comenzaba, estaba entusiasmado, no podía aguantar más tiempo para sentir la sangre acariciando mi rostro. Silencioso cual felino salté de la cubierta, cayendo en el suelo con una rodilla incada i la otra semiflexionada, comenzando a correr al instante lo más rapido que mi cuerpo me permitía.
A medida que avanzaba iba dando puñetazos en los craneos de miseros marines debiles, impulsando el brazo con una onda sónica que chocaba con fuerza contra mi codo, produciendo así una mayor fuerza de impacto, que esta sumada a la velocidad a la que me estaba desplazando, conseguía fracturar el craneo en algunos casos, en los casos más flojos quedaban insconscientes.
-Tranquilo, todos nos hemos unido, te rescataremos, puedes estar seguro de ello. Pensaba mientras seguía golpeando los craneos de los marines.
Sin esperarlo, noté como una gota de sangre acariciaba mi mejilla, esta situación no pudo evitar hacerme sentir un éxtasis en mi interior que había estado ansiando todo el día. Frente a mí, se hayaba un marine, con el sable agarrado con ambas manos pero aún así tembloroso por el miedo.
Sin pensar ni un momento, creé una onda sónica en mis plantas de los pies, impulsandome hacia las alturas mientras que el marine miraba hacia todos los lados. Cuando estaba en la parte más alta en la cual podía llegar, creé otra onda sónica impulsandome hacia el marine a una velocidad pasmosa, girando mi cuerpo gentilmente y con ambos brazos estirados, dando una imagen de elegancia que era rara en mí, aunque esta imagén rápido se pasó, ya que tras unos segundos de larga espera para el marine, caí sobre su cabeza con ambos pies por delante, haciendo así que toda la sangre salpicase por todos lados mientras que se escuchaba el crugir del craneo del marine.
-Ahora si que ha empezado.
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Estaba a un minuto de llegar a la parada de tren cuando se empezaron a escuchar el ruido de los cañones de fondo y se escuchaba el bullicio de los marines dentro de Enies Lobby preparándose para el combate en unos momentos.
- Vaya con estos piratas... no lleva ni medio día aquí y ya la noticia ha recorrido los cuatro mares. Lo que pensaba ser una ejecución tranquila y emotiva... no saben respetar nada. -Dije bromeando-.
No podían ejecutar a un piratilla de tres al cuarto, tenía que ser a Towers D. Karma, seguro que tendrá a medio Grand Line tras él para recuperarle... si no para que llamarme.
No tardé en llegar a la parada y mientras apagaba los diales de viento una vez en tierra observé como abrían la puerta y una hilera de marines salió para recibirme. Mientras subía las escaleras tranquilamente cogí mi Den Den Mushi y volví a llamar a la sede.
- Aqui Baix, me encuentro en la entrada. Necesito saber las órdenes que debo seguir porque veo que la cosa está animada. Iré hasta la torre principal mientras las espero. Cambio-
La ciudad era muy distinta a la que pintaban, no parecia distinta a un barrio de Water 7 si no fuera el precipicio a ambos lados y el incesante sonido del agua al caer. Algo me decía que la acción no iba a tardar mucho más, asi que aceleré el ritmo apartado a algún que otro marine para poder avanzar hasta la torre principal.
- Vaya con estos piratas... no lleva ni medio día aquí y ya la noticia ha recorrido los cuatro mares. Lo que pensaba ser una ejecución tranquila y emotiva... no saben respetar nada. -Dije bromeando-.
No podían ejecutar a un piratilla de tres al cuarto, tenía que ser a Towers D. Karma, seguro que tendrá a medio Grand Line tras él para recuperarle... si no para que llamarme.
No tardé en llegar a la parada y mientras apagaba los diales de viento una vez en tierra observé como abrían la puerta y una hilera de marines salió para recibirme. Mientras subía las escaleras tranquilamente cogí mi Den Den Mushi y volví a llamar a la sede.
- Aqui Baix, me encuentro en la entrada. Necesito saber las órdenes que debo seguir porque veo que la cosa está animada. Iré hasta la torre principal mientras las espero. Cambio-
La ciudad era muy distinta a la que pintaban, no parecia distinta a un barrio de Water 7 si no fuera el precipicio a ambos lados y el incesante sonido del agua al caer. Algo me decía que la acción no iba a tardar mucho más, asi que aceleré el ritmo apartado a algún que otro marine para poder avanzar hasta la torre principal.
Sawn
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Me encontraba en mi habitación, preparándome para los acontecimientos futuros en Enies Loby. Negoru nos contó que iban a ejecutar a un pirata llamado Towers D. Karma y que debíamos acudir, ya que era un acontecimiento muy importante. Mi habitación no era muy grande, pero lo suficientemente espaciosa para poner dentro una cama, un armario y un baúl que depositaba debajo de la cama. En el armario siempre guardaba ropa tipo camisetas, pantalones y demás, mientras que en el baúl solo guardaba los guantes que llevaba cuando tenía mis armas y la capa que llevaba la mayoría del tiempo puesta.
La verdad no tenía prisa, la prisa la tendría cuando el capitán chillase alguna orden y de momento no había pasado eso. La cosa estaba tranquila por lo menos por mi zona, seguramente alguno estaría montando una fiesta fuera mientras llegábamos a Enies Loby. Hablando de esas tierras, había escuchado historias o acontecimientos importantes que habían pasado allí hace un tiempo. Me sentía algo nervioso, ya que iba a ir a una isla muy importante de la marina y también porque allí se iban a encontrar un montón de personas poderosas y no sabía si estaría a la altura de ellos.
Terminé de ponerme los guantes, ahora tocaba la capa, la saqué con cuidado del baúl y me la puse de igual manera, con cuidado ya que ese trozo de tela le tenía mucho cariño. Ya estaba totalmente preparado para la batalla, por lo menos físicamente, ya que mentalmente no me sentía mu convencido de lo que iba a hacer. Recogí un poco la habitación y salí a cubierta con las armas a la espalda, mis dos shurikens. Al salir, pude ver a Mihashi al mando del barco mientras los demás estaban recogiendo velas y sacando el ancla, parecía que ya habíamos llegado a nuestro destino.
No sabía que hacer, solo se me ocurrió ir al lado de Mihashi, tenía algo que preguntarle, una duda importante que tenía. Sin moverme creé un agujero de gusano delante mía, avancé posicionandome justamente a la izquierda de Mihashi, quien estaba muy serio y parecía que algo calmado. No había tenido mucha conversación casi nunca con él, no había tenido la oportunidad, lo mismo pasaba con la mayoría de mis compañeros de mi banda, ya que solía estar solo pensando en mis cosas y tampoco había hecho misiones con ellos a solas, solo individualmente o todos juntos. Individualmente me desenvolvía bien, pero en equipo, solo me utilizaban para que les llevase rápidamente de un sitio a otro, ya que ellos se encargaban de las cosas fuertes, como derrotar a alguien poderoso.
Finalmente me decidí en formular la pregunta a Mihashi: -¿En realidad cual es nuestro papel aquí en Enies Loby?- Tras formular la pregunta me quedé en silencio mirando hacia delante tranquilo y a espera de su respuesta. Seguramente no obtendría respuesta alguna de él, pero bueno, si no obtendría respuesta, haría lo que quisiera por la isla judicial. En ese momento pude ver que el timón se estaba rompiendo, ¿habría hecho o dicho algo incomodo? No sabía si ese roto era por mi culpa o no, así que pasé de eso.
La verdad no tenía prisa, la prisa la tendría cuando el capitán chillase alguna orden y de momento no había pasado eso. La cosa estaba tranquila por lo menos por mi zona, seguramente alguno estaría montando una fiesta fuera mientras llegábamos a Enies Loby. Hablando de esas tierras, había escuchado historias o acontecimientos importantes que habían pasado allí hace un tiempo. Me sentía algo nervioso, ya que iba a ir a una isla muy importante de la marina y también porque allí se iban a encontrar un montón de personas poderosas y no sabía si estaría a la altura de ellos.
Terminé de ponerme los guantes, ahora tocaba la capa, la saqué con cuidado del baúl y me la puse de igual manera, con cuidado ya que ese trozo de tela le tenía mucho cariño. Ya estaba totalmente preparado para la batalla, por lo menos físicamente, ya que mentalmente no me sentía mu convencido de lo que iba a hacer. Recogí un poco la habitación y salí a cubierta con las armas a la espalda, mis dos shurikens. Al salir, pude ver a Mihashi al mando del barco mientras los demás estaban recogiendo velas y sacando el ancla, parecía que ya habíamos llegado a nuestro destino.
No sabía que hacer, solo se me ocurrió ir al lado de Mihashi, tenía algo que preguntarle, una duda importante que tenía. Sin moverme creé un agujero de gusano delante mía, avancé posicionandome justamente a la izquierda de Mihashi, quien estaba muy serio y parecía que algo calmado. No había tenido mucha conversación casi nunca con él, no había tenido la oportunidad, lo mismo pasaba con la mayoría de mis compañeros de mi banda, ya que solía estar solo pensando en mis cosas y tampoco había hecho misiones con ellos a solas, solo individualmente o todos juntos. Individualmente me desenvolvía bien, pero en equipo, solo me utilizaban para que les llevase rápidamente de un sitio a otro, ya que ellos se encargaban de las cosas fuertes, como derrotar a alguien poderoso.
Finalmente me decidí en formular la pregunta a Mihashi: -¿En realidad cual es nuestro papel aquí en Enies Loby?- Tras formular la pregunta me quedé en silencio mirando hacia delante tranquilo y a espera de su respuesta. Seguramente no obtendría respuesta alguna de él, pero bueno, si no obtendría respuesta, haría lo que quisiera por la isla judicial. En ese momento pude ver que el timón se estaba rompiendo, ¿habría hecho o dicho algo incomodo? No sabía si ese roto era por mi culpa o no, así que pasé de eso.
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