Trance en Arabasta. Desalojemos el reino arenoso. [Rol moderado: Sawaki,Drake,Kiseki]

Un pequeño bote se acercaba por el mar. En este se veía un chico vestido con una camiseta de tirantes negra. Su pantalón era largo y negro y llevaba unas sandalias. Era un chico bastante fornido y musculoso, incluso se podría decir que su musculatura era increíble y prodigiosa. Su pelo era castaño oscuro y sus ojos verdes aceitunados. En su espalda portaba una enorme guadaña negra y en su cintura dos guanteletes de acero los cuales tenían un pincho en el nudillo del dedo corazón. Estos estaban atados en su cinturón blanco por una cuerdecita roja. Este chico era Drake, el que era más bien conocido como ``La bestia´´. El sol le empezaba a molestar y fue el motivo por el que se quitó la camiseta. Mientras llegaba se puso a estirarse un poco y a bostezar. El motivo por el que estaba allí era porque había escuchado en su último viaje a Loguetown que por la zona a donde ahora se dirigía se podían encontrar riquezas y tesoros antiguos. El dinero le daba igual y tan solo buscaba algo especial que llevar consigo y que le animara a seguir sus viajes buscando más cosas parecidas.

En poco tiempo llegó a la orilla y bajó del bote sacándolo un poco de la arena para que no se lo llevara la corriente. Dejó la camiseta dentro y tras una ojeada al mar sonrió de lado sádicamente. Había comenzado su aventura en aquel lugar, ya había estado antes una vez y no le apetecía volver pero los rumores le pudieron. Tranquilamente empezó a caminar hasta llegar a donde había civilización. La gente paseaba por las calles haciendo sus cosas de cada día con tranquilidad y sin preocuparse por nada. El castaño observaba curioso a la gente con una amable sonrisa mientras olfateaba la comida que se estaría preparando en las tabernas, sus sentidos de rastreador desarrollados por su akuma eran la principal razón por la que se metía en problemas. Mientras comienza a caminar va observando los edificios y las caras de la gente buscando a alguien con pinta de delincuente para poder preguntarle algo sobre lo que busca. Su estomago ruge en un momento y su vista logra alcanzar un pequeño puesto de fruta.

Pega varias zancadas con una velocidad media y llega enseguida esperando a que le atiendan. Una vez le toca compra tres manzanas pagándolas con el poco dinero que había traído y quedándose sin nada tras comprar también una botella de agua que se ata al cinturón. Se dirige caminando hasta un pequeño callejón donde hay dos formas de entrar, por donde él lo ha hecho y otra que conduce a otra calle. Su elección ha sido esa ya que en dicho callejón hay sombra, tranquilamente sonríe de lado descansando un poco de aquella maldita calor y deja las manzanas a su lado una vez se sienta pegando la espalda a la pared. Coge la primera manzana pensando en devorarla en segundos y tras tres bocados lo hace quedándose tranquilamente allí sentado pensando en interrogar después a algún mendigo o algún idiota que se encontrase.

- Estas manzanas están buenísimas.

OFF:

El chico estaba tranquilo en aquel callejón donde el sol no llegaba, su sonrisa era amplia y notoria pero comenzó a sentir algunas molestias en los pies. Se trata de la arena del desierto y es que al llevar sandalias como era normal le entraba. No le gustaba la sensación y le parecía bastante molesta a decir verdad, de forma tranquila se quitó las sandalias y las vació de arena para después ponérselas de nuevo.

- Maldita arena, mira que me pasó lo mismo la última vez que estuve aquí. Creo que debería traer las botas la próxima vez. No espera, las botas me cocerían los pies y habría quesos fritos. De modo que seguiré con estas, aún así será mejor que me quite la arena de vez en cuando.

Una de las costumbres de Drake era que de buenas a primeras le daba por ponerse a hablar solo y aquello resultaba raro y demente. Había veces que se tiraba horas hablando consigo mismo solo por mero aburrimiento. Era algo que a muchos les parecía de locos y raro como era normal, pero para el joven chico lobo era algo muy normal y que le hacía relajarse bastante. Cogió otra de las manzanas oliéndolas antes con su increíble habilidad de rastreador y después se la comió de nuevo como si nada. De repente sintió un extraño ruido, al girar su vista pudo observar unas ratas que se dirigían hacia él. Sus ojos se abrieron como platos y se levantó rápidamente cogiendo la última manzana y mirando a aquellos animales con una pequeña gota de sudor cayendo por su frente.

- Maldición, ratas del averno vienen a por mí. ¡Alejaos de aquí seres rastreros, no quiero que me comáis!

Drake lanzó la ultima manzana para que se comieran la fruta y le dejaran en paz. De todas formas no iba a arriesgarse a que le mordieran por lo que empezó a lanzar puñetazos al aire. Parecía un loco haciendo eso pues parecía que golpeaba un saco invisible o algo así. Estaba ondulando el aire y formando unas ondas de choque. De repente estas ondas fueron hacia ellas lanzándolas por los aires junto con la manzana para que le dejaran en paz o al menos eso intentaba.

¡Volad! (Ai)

Suspiró de forma tranquila y decidió salir de aquel callejón tras haber descansado un poco más, caminaba por las calles de forma tranquila. Si aquello hubiera hecho efecto o no se hubiera largado de todas formas para no ser mordido. No quería pillar nada y había oído que las ratas transmitían enfermedades, ahora lamentaba su querida manzana. Deseaba comérsela apetitosamente y se la habían arrebatado. Aunque más bien fue él quien la tiro para salvar su pellejo de aquellos pequeños demonios con cola. Mientras caminaba por el pueblo se estiraba y bostezaba aburrido tratando de buscar a alguien que le diera información valiosa. Al menos las manzanas le habían llenado algo y tenía agua para que no se muriera de sed por si le entraba.

Off:

El castaño caminaba tranquilo con algo de calor de nuevo por aquellas calles, había derrotado a las ratas y ahora estaba algo aburrido. Desde su combate contra aquel peliblanco en Baterilla no había tenido mucha diversiones ni peleas serias. Ahora pensaba en poder descubrir algo interesante para poder seguir días después con su entrenamiento y mejora muscular. El sol era algo que le molestaba pues el chico siempre había preferido la lluvia y los sitios húmedos. Mientras caminaba bostezando sus ojos captaron a una figura vestida con extrañas ropas, no podía ver crédito a lo que veía. No sabía si esa persona se estaría muriendo de calor por llevar semejante vestimenta o algo parecido. Le resultaba ciertamente sospechosa y comenzó a olfatear usando su habilidad de rastreador para tratar de quedarse con su olor y poder seguirla, no sabía si aquella persona podría ser alguien especial o algún bandido. Tras olisquearle cuando pasó por su lado notó como se alejaba ahora a prisa y decidió seguirla para ver lo que planeaba.

- Hay muchos olores por aquí, si le pierdo de vista será muy difícil volver a captar su olor, debo ser rápido.

Decía en voz baja, el chico estaba dispuesto a seguirlo cuando de repente una voz llegó a sus finos oídos, su mirada ahora veía a una mujer semidesnuda recorriendo unos metros tras un hombre que corría con la ropa de la mujer y una bolsa. El castaño no sabía que había en la bolsa pero no permitiría que un maldito ladrón se saliera con la suya. Sabía que perdería a su objetivo probablemente pero no podía dejar aquello así como así. Sus ojos empezaron a iluminarse en un color dorado y su piel a recubrirse de pelo blanco al mismo tiempo que se colocaba a cuatro patas. Unos dientes afilados salían de su boca y sus orejas se estiraban, una cola surgió de la parte inferior de su espalda tomando finalmente la forma de un lobo blanco ártico algo más grande de lo normal. Tras un gruñido salió corriendo tras aquel hombre que había robado la ropa de la mujer, era algo torpe en ese terreno pero más rápido que un humano al fin y al cabo.

- ``Me estoy quemando las patas joder.´´

Pensó sintiendo en ellas algo de dolor por el suelo caluroso de aquella isla, de repente cuando estaba algo más cerca de aquel hombre llegó el momento de su ataque. Decidió aprovechas la velocidad que llevaba para impulsarse y sin pensárselo saltó a por aquel tipo, en mitad del salto volvió a su forma humana y ahora tenía la pierna estirada hacia arriba. Lanzó su ataque bajando la pierna con fuerza hacia abajo con la intención de golpear la cabeza de aquel sujeto con fuerza y estamparlo de boca contra el suelo o al menos a intentarlo. Lo consiguiera o no caería al suelo rodando por la velocidad que llevaba y se levantaría observando a ver si su ataque había dado resultado. Si no funcionaba se dispondría a pelear pero si lo había logrado devolvería las cosas a su dueña.

Zan´ Nin´ Na: Kid of Wolf. (AI)

La poderosa patada del chico lobo musculoso había conseguido estampar al criminal contra el suelo. Sus ojos ahora eran de un tono dorado mientas fruncía el ceño, aquel estúpido ladrón había hecho algo que el castaño odiaba con toda su alma, robar la ropa de una pobre chica. Durante los siguientes segundos se estuvo pensando si acabar con la vida de aquel idiota partiéndole el cuello o atravesándole el puño por la boca. También se le venía a la mente la idea de ahogarlo en su propia sangre o la de arrancarle el corazón y comérselo delante suya. La sádica y enfermiza para muchos mente del lobo era algo que nadie entendía pues solía ser una persona confiable y muy amable con la gente pero a veces le daban prontos de acabar con todo lo que se moviera, eso se trataba de la parte maligna que había en su mente la cual le decía que matar era la solución para todo. Sin embargo el chico luchaba con todas sus fuerzas por no hacer caso de aquella maldita voz que le torturaba noche y día.

Cada vez la soportaba menos y pensaba que se iba a volver loco, mas de una vez había pensado en el suicidio pero la imagen de la muerte de sus padres en su cabeza y de los criminales que acabaron con ellos le hacían darse cuenta de que debía vengarlos fuera como fuera. Sus manos ya casi estaban cerca del cuello de aquel hombre cuando de repente paró apretando los puños y cerrando los ojos algo melancólico sin entender lo que le estaba pasando. Él no era ningún asesino pero mataba sin ser dueño de sus actos, aquella fruta no solo le había convertido en un animal sino que su propia mente había tomado una personalidad asesina y mezquina. Su mirada volvía a estar tranquila y sus ojos dorados volvieron a su tono de color verde aceitunado. Tras unos segundos se giró escuchando las palabras de la chica la cual le costaba mucho hablar, este sin entenderla esperó a que terminara la frase para después llevar la mano a su cabeza para saber qué era lo que pasaba. Al llevar pudo notar un tacto suave, agarró aquel objeto y observó que se trataban de la ropa interior de la chica. Este simplemente se la dio sin decir nada más y se quedó unos segundos callados.

Tras unos escasos momentos se giró haciéndole un gesto con la mano de despedida, no estaba ahora para hablar con nadie y no necesitaba las gracias ni nada parecido. Ahora en su mente estaba aquella figuro que anteriormente cruzó y con la que se había quedado con su olor gracias a su gran habilidad de rastreador. Sin pensárselo comenzó a olisquear disimuladamente tratando de descubrir el olor de aquella figura. Había muchos olores y era muy difícil pero si aquella figura seguía cerca podría olerla fácilmente por lo que no se rindió y siguió caminando olisqueando a su alrededor mientras estaba alerta a todo lo que pasara también a su alrededor.

El chico seguía avanzando después de haberle entregado a la chica su ropa interior. Su mente pensaba ahora en investigar un poco la zona de forma tranquila. Aquel castaño era una máquina de matar y por ahora se estaba controlando. No solía atacar a gente que no fueran marines pues fue en Arabasta donde comenzó a odiarlos tiempo atrás por abusones. Sus verdosos ojos observaban la calle de forma calmada cuando de repente se frenó en seco agachando la cabeza pensando. Ese olor que le había venido era parecido al de la figura que vio. Sin embargo el lobo era tan buen rastreador que se dio cuenta de que había algo distinto en el olor. No sabía que podía ser pero ahora quería localizar aquel aroma. Permanecía con la cabeza agachada de manera tranquila cuando de repente una tétrica sonrisa apareció en su rostro. Giró la cabeza observando hacia de donde le procedía el olor y observo la figura de antes.

De repente la figura empezó a correr, esta vez no se iba a escapar. El chico pensó que le estaban siguiendo y eso era algo que le estaba molestando. Sin pensárselo se colocó en el suelo a cuatro patas colocando sus manos en el suelo arenoso ardiendo y comenzó a gruñir. Sus ojos cambiaron de un color verde aceitunado a un color dorado intenso. Sus dientes se volvieron completamente afilados y una tétrica sonrisa apareció en su rostro mientras reía de forma calmada y tranquila. Sus orejas comenzaron a estirarse y ponerse de punta y su cuerpo a tomar la forma del de un lobo cubierto de pelo blanco. De la parte baja de su espalda comenzó a salir una cola peluda que se movía despacio. Su hocico ahora era el de un lobo y sus dedos eran garras negras afiladas. Ahora en su forma completa arrugó el hocico gruñendo dándose un aire siniestro y terrible. No iba a permitir que su objetivo se fuera y la mejor forma de correr más rápido era en su forma completa.

Sin pleno aviso el lobo salió corriendo detrás de la figura dándose cuenta de que abandonaba el pueblo. Eso le daba igual y seguía detrás de su presa mientras gruñía. Quería que la figura se parase y este la seguiría a donde fuese necesario. Separaba mucho las patas y las subía muy rápido para apenas tocar el suelo y no quemarse. Pensaba que tal vez podría ser un espía del gobierno pues su cabeza tenía ya un buen precio. Cabía la posibilidad de que también fuera un cazador tras su cabeza o un revolucionario. Fuera como fuera debía atrapar aquella persona como fuera posible. Después de haber calentado con la patada al maldito ladrón estaba listo para lo que sea. Si le estaba llevando alguna trampa solo debía dejar salir su poder y transformarse en algo monstruoso. También poseía sus rumble ball en el bolsillo del pantalón por si debía usarlas y volver a una forma peor. Pero ahora seguía corriendo a la figura de forma calmada.

El rubio seguía sentado, pensando en alguna forma de escapar del calor de la zona y hacer para que su cuerpo volviera a la normalidad, de hecho esperaba que esto pasara con un buen trago de agua ya que empezaba a sentir demasiada sed se notaba que el calor era una de sus mayores debilidades y lamentablemente no podía hacer nada por esto, ya que era algo que simplemente no podía tocar, así que suspiro de forma pesada para luego empezar a levantarse de forma lenta y pausada, a decir verdad este era por lejos el mejor lugar donde había estado en toda su estancia en la isla del desierto eterno.

Se levanto y aprovecho de estirar las piernas, y también los brazos para luego darse la vuelta y mirar hacia el pueblo, muchas personas caminaban de lo más normal haciendo prácticamente como si el calor ni existiera cosa que causaba cierta envidia a Sawaki, estaba a nada de empezar a caminar nuevamente por el calor cuando una voz proveniente de sus espaldas lo hizo girar y ver como es que la punta de un revolver estaba apuntando a su cabeza, escucho las palabras de ese sujeto y entonces lanzó una cantimplora a sus pies, cosa que sin dudar recogió de forma lenta y sin quitarle la vista.

Se la llevo a la boca para hacer que el agua empezara a bajar lentamente hacía su cuerpo, la sensación que recorría el cuerpo del rubio era espectacular, es como si hubiera vuelto a la vida, mientras tomaba pensaba en qué diablos querría ese sujeto y al escuchar sus palabras, una especie de sonrisa algo burlona, para luego de tomar un largo trago devolverle la cantimplora prácticamente vacía hacía el tipo del revólver, y entonces le dijo:

Sawaki: ¿Y qué querrías de mi? Te escucho, puede que sea interesante. Pero es de mala educación apuntar a alguien con un arma de fuego.

Al finalizar sus palabras, toco la punta del arma para luego simplemente reír de forma inocente. Sus palabras trataron de sonar lo más agradable posible pero aun así sonaron algo secas, pero entonces guardo silencio para que aquel sujeto hablara ya que todo podría derivar a algo muy divertido o bien a alguna especie de trampa y también podría ser que el agua estuviera con alguna clase de veneno, cosa que dudaba porque cuando la tomo tuvo la sensación de que estaba demasiado fresca como para ser verdad, pero eso ya no importaba ahora escucharía a ese tipo y ya vería que hacer.