Sangre fresca. Peligro en la isla del poder. [Rol moderado: Alex,Isma]

La lluvia golpeaba con fuerza la piel de Alex. Era una lluvia torrencial que parecía sobrenatural en un lugar como este. El cielo estaba encapotado y negro como si de un castigo divino se tratara. La nota decía que el clima llevaba así varios días. Que oportuno, venir a cazar y encontrarse algo así. Había veces en las que la lluvia reconfortaba al moreno pero, normalmente, odiaba los días grises y nublados porque le afectaban anímicamente y lo dejaban en un estado como apagado. Pero el trabajo era trabajo y esto parecía prometedor. Había varios piratas y se ofrecía una buena recompensa por ellos. Todo saldría bien.

-Bueno, el día es una mierda y la situación no pinta nada bien. Entramos, arrasamos con los piratas, cobramos la recompensa y nos vamos- Le dijo a Isma.

Farkas tenía todo el pelaje mojado. Parecía cualquier cosa en vez de un lobo. Intentaba refugiarse bajo Alex, pero ambos se mojaban sin remedio. Habría sido una buena idea llevar algo para protegerse de las lluvias, pero no esperaba que fuesen tan potentes. Ahora se arrepentía de no haberlo previsto. La nota lo dejaba muy claro. Buscó algún edificio abierto para refugiarse e la lluvia. Aunque no parecía que fuera a parar en un futuro próximo estaría bien secarse un poco y comer algo caliente. El agua estaba fría y el viento fresco no ayudaba. Necesitaba entrar en calor y el lobo querría comer algo de carne. Para variar.

Cerca de ellos había una taberna, pero parecía cerrada. Con la situación en la que se encontraba la ciudad no era de extrañar, pues nadie tendría ganas de salir a la calle por miedo a que les robaron o mataran. Era comprensible. Aunque esperaba que el lugar estuviera abierto o pasarían bastante frío y se mojarían aún más. Si eso era posible. Miró a su compañero y le hizo una señal para que entraran. Tras acariciar al lobo y notar como el agua se había acumulado en su grisáceo pelaje, empezó a andar. No tenía muchas posibilidades de que estuviera abierta, pero peor sería quedarse quietos esperando fuera o mirando la fachada.

La pared estaba bien cuidada y las ventanas remachadas correctamente. Parecía un lugar agradable, aunque la puerta de madera vieja chirrió al empujarla. Aquel sonido chocaba con la buena imagen que daba el edificio en general. AL entrar se sorprendió, pues no solo estaba abierto el establecimiento, si no que estaba casi lleno. Entonces supuso que, en tiempos tan malos, la gente se refugiaba en estos lugares y en la bebida. Aunque era temerario salir con un tiempo y situación así. La desesperación debía ser muy grande y el alcohol muy barato. Ahora se daría cuenta si sus suposiciones eran ciertas o estaba equivocado.

Una mujer se acercó a los cazadores y empezó a hacer preguntas- Era demasiado curiosa para el gusto de Alex, aunque comprendía el interrogatorio. Los ciudadanos de la isla debían estar atemorizados y cualquier rayo de esperanza para ellos era una gran noticia. Suponía que cualquier extraño era, para ellos, una oportunidad más para arreglar su situación. Se compadeció de la chica, ella no tenía la culpa pro querer saberlo. Observó el lugar y a la gente que lo había frecuentado en ese momento .No esperaba encontrar allí a aquellos que venían a cazar, pero nunca había que ser descuidado.

-Sí, somos cazadores de recompensas y hemos venido por la noticia. Si no es molestia me gustaría tomar un whisky y dos platos de la mejor carne. Uno poco hecho y el otro completamente crudo- Le pidió.

Después de hacer su pedido dejó a Isma hacer el suyo y acarició al lobo para que se tranquilizara, pronto les traerían la comida. Después volvió a echar un vistazo al lugar. Había un grupo de gente que no le gustaba y parecían interesados en los dos cazadores, aunque siempre podía ser imaginación de Alex. A veces era un poco paranoico. Además, sería un poco idiota por parte de los criminales meterse en una taberna tan a la vista de todos. Eso los convertiría en un blanco fácil para cualquiera que fuera a por ellos. Y, pro desgracia, las cosas nunca eran tan fáciles. Peor no significaba que algunos no quisieran problemas.

Se levantó de la mesa y se acercó a la muchacha que les había tomado pedido. Si algo era conocido es que en las tabernas se sabía todo y de todos. Y no había nadie mejor para conocer todos esos secretos que una camarera curiosa y amable como la que los había atendido. Quizás podía sacar algo provechoso de ella para facilitarles el trabajo. La chica había preguntado antes y ahora le tocaba a él. Una vez estuvo a su alcancé le tocó el brazo con suavidad para no asustarla y después le habló con toda la tranquilidad que pudo. Esta gente estaba muy alterada y lo último que necesitaba era que los asustaran más.

-Discúlpame, preciosa, pero quería preguntarte algo. No quiero ser molesto, pero si pudieras facilitarnos algo de información sobre la misión sería mucho más fácil hacerlo bien- Le dijo sonriendo.

No estaba seguro si le respondería la verdad o una mentira o si, simplemente, no le respondería. De todas formas no podía pedirle nada, ella no tenía la culpa y estaría aterrada. Aunque Alex confiaba en que pudiera decirles algo que les sirviera de ayuda. Normalmente la gente solía colaborar con él cuando se trataba de algo así. ¿Quien no querría ser ayudado? Aunque también comprendía que el hecho de ser dos desconocidos no aportaba mucha confianza a los lugareños y podía jugar a su favor. Pero no perdía nada, más perdidos de lo que estaban en ese momento no podían estarlo por hacer unas preguntas sencillas.