Haine Rammsteiner
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¿Quién le iba a decir a Haine Rammsteiner que se podría construir una ciudad tan interesante como Water Seven? Su estructura era sorprendente, y por lo que había preguntado por ahí era para evitar las inundaciones de una corriente marina o algo así. Cosas de tipos listos, no era algo que el albino pudiera comprender sin dedicarle mucho esfuerzo, pero lo que sí le quedaba claro es que pasara por donde pasara había canales de agua, lagos artificiales, cascadas... Y todo ello era agua, agua marina, su mayor y probablemente única debilidad. Bueno, las mujeres bonitas y la comida también le perdían un poco, pero eso era algo que podía obviar. Ah, y por supuesto realizar locuras con su akuma, así como su compañero Shiro. Pero bueno, lo que estaba claro era que estaba en un terreno hostil para él y que debía andarse con mucho cuidado para no caer en un pozo de agua y morir ahogado.
El método de transporte por allí era a través de unos animales que desde luego Haine ni podía ni quería alquilar, por lo que comenzó a desplazarse a pie por lugares peatonales, los cuales no cubrían toda la zona y muchas veces tenía que dar un gran rodeo para poder llegar a su destino. ¿Cuál era este destino? Ni el propio Haine lo sabía, aunque sabía que quería subir hasta lo más alto de aquella ciudad para poder observar lo que le rodeaba, además de conocer a los afamados carpinteros que aquella ciudad poseía. Era un turista al fin y al cabo, curioseaba por las callejuelas como un perro olfateaba en busca de rastros. Más de una vez tuvo que dar un gran salto para atravesar un canal y así evitar perder un excesivo tiempo, pero otras veces no le quedaba más remedio que buscar puentes o pasarelas que le ayudaran en esta función. Shiro, su más fiel acompañante canino, parecía no comprender lo complicado de la situación y jugueteaba alegre y nervioso de un lado a otro, siguiendo siempre a Haine por su trayecto.
El Sol permanecía en lo más alto del firmamento, era mediodía. A pesar de haber tanta agua a su alrededor y quizás en parte por esto, Haine comenzó a sentir mucha sed y a buscar a su alrededor algún sitio donde saciarla. De inmediato localizó un puesto de venta de refrigerios y comidas típicas del lugar, el lugar perfecto para contrarestar la sed que le había entrado. Sin embargo no llevaba ni un Berrie encima, por lo que solo le quedaba acudir a su habilidad con la fruta del diablo para aprovecharse de la situación. - Hey, ¿cómo va eso? ¿Qué tienes para aliviar la sed a un marinero como yo? - dijo Haine con voz amable y para tratar de evitar llamar la atención. De inmediato el tendero le ofreció una gran galería de licores, cervezas, refrescos e incluso agua dulce. Haine, actuando como si estuviera confuso, tomó una botella del vino más caro entre las manos y lo observó con detenimiento. - Uhm... Tiene buena pinta... Pero no puedo permitírmelo... Muchas gracias, en cualquier caso. - dijo Haine largándose de allí, dejando la botella mientras el tendero intentaba venderle otras cosas. Sin embargo y a pesar de marcharse con las manos vacías, Haine había logrado su objetivo.
Dobló la esquina más cercana junto a Shiro y con un simple chasquido de dedos la botella, inadvertida para la mayoría de la gente, tomó vida. Pequeñas patitas y bracitos aparecieron en su cuerpo y con la nueva movilidad que había adquirido comenzó a correr hasta donde estaba Haine, en la esquina de aquel edificio. El tendero se dio cuenta y, sin saber muy bien qué estaba pasando, al ver su botella más cara marcharse por la cara comenzó a gritar "¡Al ladrón, al ladrón!". Escuchando los gritos, Haine tomó la botella en cuanto estuvo a su alcance y salió corriendo hasta el interior del edificio por una puerta abierta, subiendo todas las escaleras que encontró hasta salir a la azotea del mismo, un lugar totalmente plano como si fuera una terraza para los que en aquel edificio vivían. Parecía que el tendero no lo había seguido, y aquella carrera había mermado sus energías levemente durante unos segundos. A su lado, Shiro parecía divertirse y querer correr más para gastar energías.
Observó el lugar buscando todas las posibilidades. Por el lugar por el que había venido, es decir las escaleras, había una escoba, una fregona y un cubo de metal, pero aparte de eso el resto de la azotea estaba desierta. La salida más cercana en caso de tener que huir era saltar a otro edificio, pero la distancia tanto de caída como de llegada al siguiente edificio eran bastante grandes, algo que podía suponer un riesgo muy peligroso en caso de que tuviera que escapar. Por otro lado parecía que nadie lo había seguido por lo que descorchó la botella de vino y bebió un gran trago que acabó con 1/3 de su contenido. Soltó una bocanada de aire y de inmediato respiró de forma agitada. - Vaya, está buenísimo... - dijo recobrando el aliento. De inmediato el albino le ofreció bebida al perro, pero no parecía tener sed en aquel momento.
El método de transporte por allí era a través de unos animales que desde luego Haine ni podía ni quería alquilar, por lo que comenzó a desplazarse a pie por lugares peatonales, los cuales no cubrían toda la zona y muchas veces tenía que dar un gran rodeo para poder llegar a su destino. ¿Cuál era este destino? Ni el propio Haine lo sabía, aunque sabía que quería subir hasta lo más alto de aquella ciudad para poder observar lo que le rodeaba, además de conocer a los afamados carpinteros que aquella ciudad poseía. Era un turista al fin y al cabo, curioseaba por las callejuelas como un perro olfateaba en busca de rastros. Más de una vez tuvo que dar un gran salto para atravesar un canal y así evitar perder un excesivo tiempo, pero otras veces no le quedaba más remedio que buscar puentes o pasarelas que le ayudaran en esta función. Shiro, su más fiel acompañante canino, parecía no comprender lo complicado de la situación y jugueteaba alegre y nervioso de un lado a otro, siguiendo siempre a Haine por su trayecto.
El Sol permanecía en lo más alto del firmamento, era mediodía. A pesar de haber tanta agua a su alrededor y quizás en parte por esto, Haine comenzó a sentir mucha sed y a buscar a su alrededor algún sitio donde saciarla. De inmediato localizó un puesto de venta de refrigerios y comidas típicas del lugar, el lugar perfecto para contrarestar la sed que le había entrado. Sin embargo no llevaba ni un Berrie encima, por lo que solo le quedaba acudir a su habilidad con la fruta del diablo para aprovecharse de la situación. - Hey, ¿cómo va eso? ¿Qué tienes para aliviar la sed a un marinero como yo? - dijo Haine con voz amable y para tratar de evitar llamar la atención. De inmediato el tendero le ofreció una gran galería de licores, cervezas, refrescos e incluso agua dulce. Haine, actuando como si estuviera confuso, tomó una botella del vino más caro entre las manos y lo observó con detenimiento. - Uhm... Tiene buena pinta... Pero no puedo permitírmelo... Muchas gracias, en cualquier caso. - dijo Haine largándose de allí, dejando la botella mientras el tendero intentaba venderle otras cosas. Sin embargo y a pesar de marcharse con las manos vacías, Haine había logrado su objetivo.
Dobló la esquina más cercana junto a Shiro y con un simple chasquido de dedos la botella, inadvertida para la mayoría de la gente, tomó vida. Pequeñas patitas y bracitos aparecieron en su cuerpo y con la nueva movilidad que había adquirido comenzó a correr hasta donde estaba Haine, en la esquina de aquel edificio. El tendero se dio cuenta y, sin saber muy bien qué estaba pasando, al ver su botella más cara marcharse por la cara comenzó a gritar "¡Al ladrón, al ladrón!". Escuchando los gritos, Haine tomó la botella en cuanto estuvo a su alcance y salió corriendo hasta el interior del edificio por una puerta abierta, subiendo todas las escaleras que encontró hasta salir a la azotea del mismo, un lugar totalmente plano como si fuera una terraza para los que en aquel edificio vivían. Parecía que el tendero no lo había seguido, y aquella carrera había mermado sus energías levemente durante unos segundos. A su lado, Shiro parecía divertirse y querer correr más para gastar energías.
Observó el lugar buscando todas las posibilidades. Por el lugar por el que había venido, es decir las escaleras, había una escoba, una fregona y un cubo de metal, pero aparte de eso el resto de la azotea estaba desierta. La salida más cercana en caso de tener que huir era saltar a otro edificio, pero la distancia tanto de caída como de llegada al siguiente edificio eran bastante grandes, algo que podía suponer un riesgo muy peligroso en caso de que tuviera que escapar. Por otro lado parecía que nadie lo había seguido por lo que descorchó la botella de vino y bebió un gran trago que acabó con 1/3 de su contenido. Soltó una bocanada de aire y de inmediato respiró de forma agitada. - Vaya, está buenísimo... - dijo recobrando el aliento. De inmediato el albino le ofreció bebida al perro, pero no parecía tener sed en aquel momento.
- Detalles:
- Bueno, lo he hecho así para darte muchas posibilidades, que tú ya estuvieras en la azotea, que veas el robo y quieras impedirlo, que quieras que te de un trago... Lo que sea. Por otro lado, elegí Water Seven porque encajaba con lo que quedamos, y subí a la azotea para que tengamos un poco más de espacio al pelear (ya que ambos somos usuarios de akumas según creo, y no nos conviene darnos un baño en los canales).
Te recomiendo que mires mi ficha para ver como es Shiro (mi mascota) y Haine, así como las armas que tengo. Sin embargo ya te aviso que no llevo la torreta "ABR [Armed Bipedal Robot]", está justo al final de mi ficha pero decidí no incluirla en este tema porque no pegaría mucho corriendo por ahí conmigo.
(Por si no encuentras mi ficha en el hover de mi firma: https://www.onepiece-definitiverol.com/t7193-haine-rammsteiner-id# )
Si hay algo que esté mal avisa y lo cambiamos.
Kanae Takamire
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Ese día hacía muy buen tiempo, habíamos parado Legim y yo en Water Seven para hacer unas compras y algo de turismo. No me agradaba mucho el hecho de que ahora no pudiese nadar por lo que no me agradaba demasiado estar en partes rodeados de agua. Pero era una ciudad bonita y muy pintoresca. Las gentes andaban por las estrechas calles y navegaban en una especie de animal por los canales.
El sol era intenso pero agradable, la suave brisa mecía mis cabellos mientras miraba aquel hermoso lugar. Legim y yo mirábamos todo de modo totalmente turístico, Legim quería mirar unos temas de mecánicos por lo que le sugerí que nos separásemos a ver cada cual nuestras cosas y nos reuniésemos en la entrada al anochecer.
Era mediodía y el Sol permanecía en lo más alto del cielo. Yo me encontraba mirando una serie de tiendas, curioseando un poco todo aquello. Mirando pequeñas bisuterías y tiendas con cosas de adornos, no muy lejos de allí había una tienda de comidas y refrigerios. Un chico peliblanco se acercó al tendero.
-Hey, ¿cómo va eso? ¿Qué tienes para aliviar la sed a un marinero como yo?- Dijo el chico con una voz amigable.
Lo cierto es que no le resté mucha atención, en realidad la más mínima, lo que más me llamó la atención era su cabello y sus ojos. Por lo que me fijé un instante. Aunque pronto volví a lo mío, mirando pequeños objetos bastante lindos a mi parecer. Mientras tanto el chico cogió una botella, la miró y luego la soltó diciendo:
- Uhm... Tiene buena pinta... Pero no puedo permitírmelo... Muchas gracias, en cualquier caso. – Tras eso el muchacho se levantó y se fue.
Ese comportamiento me llamó un poco la atención , ¿si no tenía dinero porque irse directamente a por la más cara? Me acerqué a la tienda de refrigerios con la intención de comprar algo. Mi mirada estaba fija en unos refrescos y unas botellas de sake para esa noche, estaba a punto de pagarle al tendero cuando le escuché gritar. "¡Al ladrón, al ladrón!". Cuando dijo eso miré a mi alrededor y pude ver a la botella escapándose... ¿sola?
En ese momento caí en la cuenta… ¿ un usuario de akuma? En cualquier caso no estaba nada bien robar, seguí a la botella hasta una esquina donde la perdí de vista un segundo. Aunque pude ver al chico peliblando entrando en un edificio corriendo. No tardé en atar cabos… sin duda era el ladrón de la botella. Ese chico podía darle vida a objetos in animados. Por un lado tenía suerte.. Yo sabía cuál era su poder pero él no el mío.
Me tomé mi tiempo para subir las escaleras. No tenía prisa los edificios estaban muy separados por lo que saltar sería un riesgo que no querría comerter siempre que fuese necesario. Dejé que bebiese un poco de la botella al fin y al cabo seguramente ya no podía devolverla pues ya estaba abierta para cuando terminé de subir las escaleras, por lo que cojí una ramita de una maceta que había por el camino y me la metí en la boca para tener algo que masticar mientras. Con 1/3 de la botella bebida a ese ritmo cualquiera se emborracharía al menos se marearía un poco. Más si es del bueno. Esas cosas se aprenden cuando vives cerda de alguien con alcohol todo el santo día.
Crucé la puerta tranquilamente a paso lento y tranquilo poniendo mi mano en una de mi katana. Y le vi sentado bebiendo tan ricamente de su botín.
-No deberías robas ¿sabes? Robar está mal… Y es muy feo… deberías ir a disculparte con el hombre al que le has robado eso como mínimo. – Le dijo en un tono seco y tajante.
Cuando el joven peli-blanco miró vio a una hermosa joven Kanae de una estatura media , con unos largos cabellos ondulados color morados generalmente en forma de coleta y dos largos flequillos a cada lado de su rostro, uno de ellos tapando una enorme cicatriz que atraviesa la cavidad del ojo izquierdo el cual ella mantiene cerrado, el otro pasa justo al lado de su único ojo bueno color rojo como el rubí, el cual está a adornado con algunos tatuajes tribales. A pesar de todo esto la cara bien formada y tersa de la mujer estaba en perfecta sincronía con el tatuaje y la cicatriz dándole un toque peligroso a la vez que sensual al rostro de la joven terminando en unos labios gruesos y rosados resaltando su rostro femenino. El cuerpo de la joven era delgado y esbelto ligeramente atlético debido a sus entrenamientos, el kimono que porta como vestimenta se abre en la parte del escote dejando ver un gran busto de tamaño considerable y dejando ver su piel clara y tersa que contrastaba con el color de sus ojos y su pelo , el quimono caía por su cuerpo dejando notar sus curvas femeninas y sensuales atado a su cintura para luego caer por sus caderas y empezar a abrirse justo por debajo de las partes importantes para dejar enseñar sus largas piernas que terminan con unas sandalias atadas en sus pies. En su cinto lleva atado la funda de su preciada katana en el lado izquierdo de la cintura para poder agarrarla con su única mano, la derecha, ya que en su brazo izquierdo fue amputado en unos 10 cm por encima del codo. Para compensar la carencia de su brazo ordenó atornillar en él una placa de metal con un mecanismo retráctil de cadena, la cual termina en un enorme gancho de unos 40 cm de longitud en forma de garra con 3 uñas. Que en ese momento tenía cubierto con el kimono.
El sol era intenso pero agradable, la suave brisa mecía mis cabellos mientras miraba aquel hermoso lugar. Legim y yo mirábamos todo de modo totalmente turístico, Legim quería mirar unos temas de mecánicos por lo que le sugerí que nos separásemos a ver cada cual nuestras cosas y nos reuniésemos en la entrada al anochecer.
Era mediodía y el Sol permanecía en lo más alto del cielo. Yo me encontraba mirando una serie de tiendas, curioseando un poco todo aquello. Mirando pequeñas bisuterías y tiendas con cosas de adornos, no muy lejos de allí había una tienda de comidas y refrigerios. Un chico peliblanco se acercó al tendero.
-Hey, ¿cómo va eso? ¿Qué tienes para aliviar la sed a un marinero como yo?- Dijo el chico con una voz amigable.
Lo cierto es que no le resté mucha atención, en realidad la más mínima, lo que más me llamó la atención era su cabello y sus ojos. Por lo que me fijé un instante. Aunque pronto volví a lo mío, mirando pequeños objetos bastante lindos a mi parecer. Mientras tanto el chico cogió una botella, la miró y luego la soltó diciendo:
- Uhm... Tiene buena pinta... Pero no puedo permitírmelo... Muchas gracias, en cualquier caso. – Tras eso el muchacho se levantó y se fue.
Ese comportamiento me llamó un poco la atención , ¿si no tenía dinero porque irse directamente a por la más cara? Me acerqué a la tienda de refrigerios con la intención de comprar algo. Mi mirada estaba fija en unos refrescos y unas botellas de sake para esa noche, estaba a punto de pagarle al tendero cuando le escuché gritar. "¡Al ladrón, al ladrón!". Cuando dijo eso miré a mi alrededor y pude ver a la botella escapándose... ¿sola?
- Spoiler:
En ese momento caí en la cuenta… ¿ un usuario de akuma? En cualquier caso no estaba nada bien robar, seguí a la botella hasta una esquina donde la perdí de vista un segundo. Aunque pude ver al chico peliblando entrando en un edificio corriendo. No tardé en atar cabos… sin duda era el ladrón de la botella. Ese chico podía darle vida a objetos in animados. Por un lado tenía suerte.. Yo sabía cuál era su poder pero él no el mío.
Me tomé mi tiempo para subir las escaleras. No tenía prisa los edificios estaban muy separados por lo que saltar sería un riesgo que no querría comerter siempre que fuese necesario. Dejé que bebiese un poco de la botella al fin y al cabo seguramente ya no podía devolverla pues ya estaba abierta para cuando terminé de subir las escaleras, por lo que cojí una ramita de una maceta que había por el camino y me la metí en la boca para tener algo que masticar mientras. Con 1/3 de la botella bebida a ese ritmo cualquiera se emborracharía al menos se marearía un poco. Más si es del bueno. Esas cosas se aprenden cuando vives cerda de alguien con alcohol todo el santo día.
Crucé la puerta tranquilamente a paso lento y tranquilo poniendo mi mano en una de mi katana. Y le vi sentado bebiendo tan ricamente de su botín.
- Spoiler:
-No deberías robas ¿sabes? Robar está mal… Y es muy feo… deberías ir a disculparte con el hombre al que le has robado eso como mínimo. – Le dijo en un tono seco y tajante.
Cuando el joven peli-blanco miró vio a una hermosa joven Kanae de una estatura media , con unos largos cabellos ondulados color morados generalmente en forma de coleta y dos largos flequillos a cada lado de su rostro, uno de ellos tapando una enorme cicatriz que atraviesa la cavidad del ojo izquierdo el cual ella mantiene cerrado, el otro pasa justo al lado de su único ojo bueno color rojo como el rubí, el cual está a adornado con algunos tatuajes tribales. A pesar de todo esto la cara bien formada y tersa de la mujer estaba en perfecta sincronía con el tatuaje y la cicatriz dándole un toque peligroso a la vez que sensual al rostro de la joven terminando en unos labios gruesos y rosados resaltando su rostro femenino. El cuerpo de la joven era delgado y esbelto ligeramente atlético debido a sus entrenamientos, el kimono que porta como vestimenta se abre en la parte del escote dejando ver un gran busto de tamaño considerable y dejando ver su piel clara y tersa que contrastaba con el color de sus ojos y su pelo , el quimono caía por su cuerpo dejando notar sus curvas femeninas y sensuales atado a su cintura para luego caer por sus caderas y empezar a abrirse justo por debajo de las partes importantes para dejar enseñar sus largas piernas que terminan con unas sandalias atadas en sus pies. En su cinto lleva atado la funda de su preciada katana en el lado izquierdo de la cintura para poder agarrarla con su única mano, la derecha, ya que en su brazo izquierdo fue amputado en unos 10 cm por encima del codo. Para compensar la carencia de su brazo ordenó atornillar en él una placa de metal con un mecanismo retráctil de cadena, la cual termina en un enorme gancho de unos 40 cm de longitud en forma de garra con 3 uñas. Que en ese momento tenía cubierto con el kimono.
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Su apasionante amorío con aquella botella fue interrumpido por una curiosa, pero bella mujer que aparentemente lo había seguido hasta lo más alto de aquella azotea. La miró sin demasiado interés en un principio, con los ojos ligeramente entrecerrados por la luz solar de aquel brillante día. Sin embargo, abrió los párpados tanto como pudo para observar el impresionante cuerpo que tenía aquella mujer, por el cual muchos hombres darían su alma al diablo. Haine la observó con descaro de arriba a abajo, haciendo que solo sus orbes oculares se movieran durante al menos cinco segundos. No obstante algo pareció no gustarle, ya que entrecerró los ojos de nuevo y dio un pequeño trago a la botella de nuevo, apartando la vista. - Bah, demasiado pecho... - murmuró tras beber de la botella como si no pudiera oírlo, pese a que era muy posible que lo hubiera hecho. Haciendo uso del propio recipiente para apoyarse en el suelo y levantarse pues se había sentado unos segundos para beber el vino con mayor calma.
Una vez estuvo de pie se sacudió un poco los pantalones haciendo que el ruido metálico de una cadena se escuchara por todo el tejado. Shiro, el perro blanco, permanecía a su lado esperando ver cómo se iba desarrollando la situación, pero ya fuera por instinto o porque el tono de voz de aquella mujer no le había agradado, no había ido a identificarla y se había quedado al lado de su compañero esperando. - Bueno, no es técnicamente robar cuando es la botella la que sale corriendo hasta tus manos... - dijo acompañado de una risilla tonta, mezcla de la diversión que le producía decir eso y que el alcohol le hacía un poco de efecto. Se encogió de hombros y negó con la cabeza sin mirarla fijamente, como si le quitara importancia a la situación y él se lavara las manos.
Extendió un poco la mano con la botella hacia donde se encontraba la mujer, mirándola mientras sonreía enseñando sus ligeramente afilados dientes. - ¿Has venido a probarlo? Está muy bueno, te lo aseguro. Por otro lado, si has venido a hacerme pagar por él... - dijo mirando la katana que poseía aquella mujer, dudando unos segundos de sus palabras. - Supongo que llegaremos a un desacuerdo, tú me atacarás y yo tendré que tumbarte... Ahh... Tantos ilusos juntos... - decía poniéndose un poco más serio, casi demostrando verdadera molestia por aquello. - Uno ya no puede ni hidratarse en un caluroso día aunque no tenga ni un mísero zeny, pero qué se le va a hacer... - continuaba. La miró, alzando sus dos brazos de manera que se pusieran en ángulo recto respecto al suelo y en cruz respecto a lo que Kanae veía si le mirara.
- ¿Qué va a ser entonces? ¿Te apetece lamer la botella o que te haga lamer el suelo? - dijo sin alterar demasiado su rostro, tras lo cual tomó un trago más dejándola a 1/2 de su capacidad y se limpió los labios con la otra manga, cruzándose de brazos mientras la miraba esperando una respuesta.
Una vez estuvo de pie se sacudió un poco los pantalones haciendo que el ruido metálico de una cadena se escuchara por todo el tejado. Shiro, el perro blanco, permanecía a su lado esperando ver cómo se iba desarrollando la situación, pero ya fuera por instinto o porque el tono de voz de aquella mujer no le había agradado, no había ido a identificarla y se había quedado al lado de su compañero esperando. - Bueno, no es técnicamente robar cuando es la botella la que sale corriendo hasta tus manos... - dijo acompañado de una risilla tonta, mezcla de la diversión que le producía decir eso y que el alcohol le hacía un poco de efecto. Se encogió de hombros y negó con la cabeza sin mirarla fijamente, como si le quitara importancia a la situación y él se lavara las manos.
Extendió un poco la mano con la botella hacia donde se encontraba la mujer, mirándola mientras sonreía enseñando sus ligeramente afilados dientes. - ¿Has venido a probarlo? Está muy bueno, te lo aseguro. Por otro lado, si has venido a hacerme pagar por él... - dijo mirando la katana que poseía aquella mujer, dudando unos segundos de sus palabras. - Supongo que llegaremos a un desacuerdo, tú me atacarás y yo tendré que tumbarte... Ahh... Tantos ilusos juntos... - decía poniéndose un poco más serio, casi demostrando verdadera molestia por aquello. - Uno ya no puede ni hidratarse en un caluroso día aunque no tenga ni un mísero zeny, pero qué se le va a hacer... - continuaba. La miró, alzando sus dos brazos de manera que se pusieran en ángulo recto respecto al suelo y en cruz respecto a lo que Kanae veía si le mirara.
- ¿Qué va a ser entonces? ¿Te apetece lamer la botella o que te haga lamer el suelo? - dijo sin alterar demasiado su rostro, tras lo cual tomó un trago más dejándola a 1/2 de su capacidad y se limpió los labios con la otra manga, cruzándose de brazos mientras la miraba esperando una respuesta.
- Detalles a leer:
- Dijiste que te provocara, espero que haya sido suficiente xD
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Pero ante la perspectiva de combatir con aquella mujer, no, contra aquellas dos mujeres... Espera, ¿estaba viendo doble? ¿Estaba borracho o aquella mujer, aquellos senos se iban multiplicando por momentos? Sacudió la cabeza como un perro mojado mientras Shiro lo observaba sin entender qué le estaba pasando. —¡Señorita! Lamento comunicarle que no me encuentro bien para que usted y yo bailemos... ¡Será mejor que dejemos que el viento nos lleve y nos deje caer lenta, muy lentamente!— decía perdiendo el control de sus palabras. Al parecer el contenido de aquella botella le había afectado y le estaba subiendo la tasa de alcoholemia en sangre por las nubes, por lo que si no hacía nada para salir de allí hasta una niña de diez años le daría una paliza en un combate. No dejó que se notara demasiado su estado de embriaguez, pero fuera como fuese tenía que salir de allí.
Con un gesto y una mirada el perro pareció comprender lo que estaba pasando, o mejor dicho, las intenciones del albino de salir de allí lo más pronto posible. El animal se asomó a la azotea y comenzó a ladrar desde el borde llamando la atención de Haine que parecía estar despidiéndose de la mujer sin acercarse demasiado por precaución. —¡Mi señora! ¡Lamento terminar con esta conversación tan rápido, pero el destino me llama en otra parte... Tome, le dejo este exquisito licor para que pueda disfrutarlo, pero tenga cuidado y no lo beba demasiado rápido o se le subirá a la cabeza...— dijo tras lo que soltó una risotada. Había dejado la botella en el suelo y se encontraba en el borde de la azotea, con una de sus armas desenfundada para evitar que se le pudiera acercar fácilmente e intentar pararlo. —Auf Wiedersehen!— dijo tras lo cual se dejó caer de espaldas.
Antes de comenzar la caída libre disparó a la botella que explotó en mil pedazos y derramó el escaso contenido que todavía poseía por todo el suelo de la azotea, buscando crear confusión y que no pudiera beberse lo que él había robado. Shiro caía ahora junto a él, eran muchos metros y no estaba claro si sobreviviría a la caída pues nisiquiera había comprobado lo que había debajo. Solo había confiado en su peludo nakama y había depositado su vida en aquel movimiento que él había decidido, aunque tuvo un exitoso resultado. Ambos cayeron al mismo tiempo sobre una gran lona procedente de una tienda que se dobló y casi destruyó aquel puesto pero que salvó la vida de Haine y Shiro que se apresuraron a la carrera de vuelta al puerto donde esperaba poder colarse en algún barco y seguir con su travesía por aquel peligroso mar.
Con un gesto y una mirada el perro pareció comprender lo que estaba pasando, o mejor dicho, las intenciones del albino de salir de allí lo más pronto posible. El animal se asomó a la azotea y comenzó a ladrar desde el borde llamando la atención de Haine que parecía estar despidiéndose de la mujer sin acercarse demasiado por precaución. —¡Mi señora! ¡Lamento terminar con esta conversación tan rápido, pero el destino me llama en otra parte... Tome, le dejo este exquisito licor para que pueda disfrutarlo, pero tenga cuidado y no lo beba demasiado rápido o se le subirá a la cabeza...— dijo tras lo que soltó una risotada. Había dejado la botella en el suelo y se encontraba en el borde de la azotea, con una de sus armas desenfundada para evitar que se le pudiera acercar fácilmente e intentar pararlo. —Auf Wiedersehen!— dijo tras lo cual se dejó caer de espaldas.
Antes de comenzar la caída libre disparó a la botella que explotó en mil pedazos y derramó el escaso contenido que todavía poseía por todo el suelo de la azotea, buscando crear confusión y que no pudiera beberse lo que él había robado. Shiro caía ahora junto a él, eran muchos metros y no estaba claro si sobreviviría a la caída pues nisiquiera había comprobado lo que había debajo. Solo había confiado en su peludo nakama y había depositado su vida en aquel movimiento que él había decidido, aunque tuvo un exitoso resultado. Ambos cayeron al mismo tiempo sobre una gran lona procedente de una tienda que se dobló y casi destruyó aquel puesto pero que salvó la vida de Haine y Shiro que se apresuraron a la carrera de vuelta al puerto donde esperaba poder colarse en algún barco y seguir con su travesía por aquel peligroso mar.
- Kanae:
- He decidido cerrar este tema marchándome, si algún día quieres volver a rolear/pelear tan solo dímelo :3
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