Cruzando medio mundo por un encargo [Pasado]

El sol, la brisa y el sonido de las olas, eran aquellas pequeñas sensaciones agradables las que hacían de aquel largo viaje por mar algo mas llevadero para el joven de cabellos oscuros. Se encontraba tumbado sobre la cubierta de proa de un pequeño barco velero, con los ojos cerrados, pero sin estar dormido, con una expresión relajada en el rostro y una pequeña sonrisa de bienestar. Llevaba la ropa de siempre, una camiseta de tirantes de color naranja y una estrella blanca en el pecho, sus pantalones marrones, sobre los que resaltaban las correas de color mas oscuro de las fundas de sus armas, y sus botas de cuero color beis, bajo la cabeza se encontraba su gabardina sin mangas, doblada a modo de almohada improvisada. Tenía la melena ,oscura con sus características puntas azules, como de costumbre,algo alborotada pero recogida en una coleta y el suave viento la mecía al acariciarla. Ya había pasado una semana desde que había zarpado de la isla en la que residía Mianna, situada en el North Blue, casi a medio mundo de donde se encontraba. La razón  por la que estaba tan lejos de su casa era un encargo hecho por un cliente de su maestro y padre adoptivo, al parecer el cliente era un reputado arqueólogo que había caído gravemente enfermo y necesitaba conseguir datos de unas ruinas situadas en el South Blue, la razón por la que había recurrido a un herrero y su aprendiz era porque su investigación se basaba en el uso de metales preciosos por parte de aquella civilización perdida en el tiempo, necesitaba dibujos, bocetos, análisis de los metales usados y métodos empleados, si se podía incluso traer alguna muestra.

Adam: -Tsk. Ese viejo siempre me encarga todo el trabajo sucio, así no hay quien siga con mi investigación-

Refunfuñaba en voz baja Adam mientras se incorporaba para observar el mar, el clima era distinto al de Mianna, aunque era agradable hacía mas calor y el aire se estaba volviendo cada vez mas húmedo, algo que no le gustaba mucho.

Adam: -Jefe, ¿cuanto nos falta para llegar?-

Capitán: -Si las corrientes y el viento siguen siendo favorables como hasta ahora no creo que tardemos mas de una hora-

Contestaba el capitán de aquel pequeño velero, una embarcación de tamaño reducido, pero de una estructura resistente y fiable, el capitán era un viejo lobo de mar, un conocido del maestro de Adam que viajaba por el mundo y no le importaba llevar algo de compañía en el viaje, siempre y cuando no molestara y estuviera dispuesta a pagar el coste de las provisiones.

Al poco tiempo y confirmando las predicciones del capitán se empezó a distinguir en el horizonte una isla, no muy grande, de unos 6 o 7 kilómetros, quizá llegara a los 8 en su parte mas ancha. Al acercarse ya se podía distinguir una frondosa vegetación tropical y algunos de sus accidentes geográficos como colinas cerca de la orilla, las cuales resaltaban por su falta de vegetación, se podía distinguir una elevación bastante pronunciada y rocosa en el centro de la isla, pero a aquella distancia sólo se distinguían los detalles generales. Al llegar el joven se dirigió a su camarote, cogió sus cosas, entre las que se encontraban sus armas, un cuaderno y lápiz, y provisiones para una estancia de unos 2 o 3 días. Se puso su gabardina sin mangas, junto con los guantes que llegaban hasta su codo, acabados en mitones en los dedos y con protecciones metálicas en los codos y las muñecas a modo de brazaletes. Dio un salto lo mas grande que pudo para evitar tocar el agua del mar y aterrizó sobre la fina arena de la playa, se incorporó y observó aquella salvaje isla desconocida, la cual se disponía a explorar, según los datos que le habían dado, las ruinas se encontraban en el centro de la isla, sería difícil llegar hasta allí, pero para eso le habían enviado a él.

Capitán: -Espera Adam, toma ésto.- Dijo el viejo capitán mientras lanzaba algo pequeño al joven, el cual lo atrapó al vuelo sin ningún problema. -Es un den-den mushi en miniatura, úsalo para llamarme cuando quieras que te venga a buscar, yo tendré que ir a una isla cercana a por provisiones, espero que encuentres lo que buscas.-

Adam: -Entendido, no creo que me lleve mas de dos días-

Dijo el joven algo confiado mientras se guardaba el aparato en uno de los bolsillos de su gabardina y veía como el barco que lo había traído se alejaba de la orilla.

-Bien, por donde empiezo a buscar-

Pensó mientras se adentraba en la isla hacia lo desconocido.

El barco que lo había traído se alejaba cada vez más, adentrándose en el mar y dejando a Adam solo en aquella remota isla. El calor del sol se veía intensificado por el que reflejaba la arena de la playa, algo que, junto con la humedad, hacían que el joven de cabellos oscuros sintiera una necesidad  de entrar en el bosque, por lo menos para tener algo de sombra.

-Muchos matarían por tener unas vacaciones en una remota y paradisiaca isla del sur, pero a mí estas  “vacaciones” son las que me están matando-

Pensó molesto por el calor mientras se acomodaba sus cosas para adentrarse en la isla, pero sólo pasó un par de minutos desde que desembarcó y ya encontró una razón para detenerse. Había un hombre delante de él, mirándolo fijamente a cierta distancia, era relativamente alto, de casi dos metros, de pelo y rubio y ojos azules, con una barba recortada; vestía una camisa azul abierta, unos pantalones cortos marrones y una cinta azul en la cintura.

-Que raro, según la información que me dieron esta isla estaba desierta, ¿será algún naufragó?-

Era lo que parecía a primera vista, pero al fijarse mejor en ciertos detalles se dio cuenta de que no era así. Las ropas de un náufrago estarían sucias y con algún que otro roto, no mostraba signos de desnutrición, de hecho estaba jugando con una fruta, y a pesar de tener barba ésta no mostraba signos de falta de mantenimiento. Por qué alguien viviría en una isla supuestamente desierta, para que no le encontraran, y eso sólo  le dejaba un par de opciones, aquel hombre de cabellos rubios se trataba de un pirata o un revolucionario; de todas formas se decantó más por la opción de pirata, dado que los revolucionarios tienen terrenos y bases propias no necesitaban esconderse en dicha isla.
Mientras Adam sacaba sus conclusiones pasaron unos segundos de un tenso silencio entre ambos, ninguno apartaba la mirada del otro. Aquella tensión tan estática fue rota por el sujeto de azul, el cual lanzó lo que quedaba de su fruta a medio comer a Adam, no iba rápido, pero tampoco la lanzaba de una manera muy hospitalaria. La reacción del joven de cabellos oscuros fue sencilla y algo inesperado, en vez de esquivar la fruta la atrapó la vuelo entre sus dientes y apretó sus mandíbulas para saborear el delicioso jugo.

Adam: -Jería una fena que una fruta fan jelijiosa se jesperdijiara… jontra el juelo…¿no crees?- Dijo con la boca llena mientras cogía la fruta con una mano izquierda y sonreía.

¿¿¿: - ¿Quién eres y qué haces aquí? -  preguntó, de forma seca. - Después de contestar, puedes largarte por donde has venido.-

Adam:  -Primero me ofreces comida y luego me dices que me vaya… en cuanto a lo de irme me va a resultar un poco difícil dado que mi embarcación no volverá hasta dentro de un par de días por lo menos, además tengo ciertos asun…-

Su pequeño discurso se vio interrumpido por una distracción, una gaviota se había posado a un metro escaso de él y había empezado a limpiarse el plumaje de debajo del ala derecha.  Inmediatamente cogió su cuadernillo y un lápiz y empezó a hacer bocetos rápidos del ave y su forma, sobretodo de la alas.
Adam: -Ya veo la forma y longitud de las gaviotas del sur es ciertamente distinta, será por la climatología, unos datos bastante útiles- Pensó en voz alta mientras dibujaba. -Oh, cierto donde están mis modales. Mi nombre es Adam Winwalker, tranquilo simplemente vengo a investigar las ruinas de esta isla, si fuera por mí nunca hubiera venido a este sitio, pero el trabajo es el trabajo.-  Explicó mientras se acercaba caminando. -No tienes por qué preocuparte, no he venido a dar problemas, y por si te lo preguntas, no soy ni de la marina ni del gobierno… digamos que no somos muy afines-
Dijo en un tono bastante calmado al pasar a su lado y situarse unos metros un poco por detrás de él.

Adam: -Bueno, ¿serías tan amable de conducirme hasta las ruinas?- preguntó tras una breve pausa con una sonrisa, quizás algo inocente y crédula dada la situación.

OFF:

Durante nuestra travesía por la selva mi nuevo amigo me tranquilizó al decirme que aquellos babuinos no serían una amenaza, siempre y cuando no hiciera nada que los alterase. Al parecer llevaba un tiempo en aquella isla y había entablado amistad con aquellas criaturas. Más que eso, deduje que era casi como un líder para ellos al ver cómo los dispersaba con un simple movimiento de su brazo.

Ave. Rey de los babuinos – Pensé sorprendido a la par que algo divertido

Durante nuestra conversación mi guía se presentó como Suzaku Shakkin, el antiguo capitán de los Pitaras de Barbarubia. Parecía estar orgulloso de ese título quizá fuera una banda famosa de piratas, aunque la verdad, no tenía ni ideas sobre los piratas famosos de ahora o del pasado, era un tema que no despertaba mi interés. Sin mencionar que pasé más de la mitad de mi vida aislado del mundo.

–Lo siento… no me suena. Quizá sea porque pasé media vida metido en una burbuja hahaha, aunque en mi isla natal los piratas no suelen ser un problema, por lo que no suele llegar hasta allí el nombre de muchas bandas.– Dije algo divertido, mi pasado era algo difícil de contar, pero a estas alturas ya podía hasta bromear con el.

Mientras hablábamos avanzamos un buen trecho hacia el interior de la isla, parecía que no llegaríamos nunca. Pero mis temores se disiparon al llegar a un claro. Al principio la diferencia de luz entre la selva y el claro me dejó parcialmente cegado, pero luego pude vislumbrar lo que había venido a buscar. Las ruinas estaban delante de mí, magníficas e imponentes estructuras de piedra parcialmente derruidas, y en donde la naturaleza había reclamado en parte lo que era suyo. Suzaku me invitó a realizar mi investigación, parecía que ahora confiaba bastante en mí, tanto como para mostrarme aquel tesoro escondido en medio de la selva. Inmediatamente saqué mi cuaderno y lápiz y empecé a hacer unos bocetos rápidos, aunque éstos eran más cono recuerdo. Lo que de verdad me interesaba no estaba en ninguna de aquellas gigantescas estructuras piramidales de piedra, estaba seguramente en alguno de los edificios más pequeños.

–Te agradezco que me hayas traído hasta aquí, la investigación me tomará algo de tiempo, las ruinas son bastante grandes. ¿Te importa que acampe aquí esta noche?– Pregunté.

Adam: pensamiento
Adam: Diálogos

Off: